Está en la página 1de 3

La educación es una acción esencial para el porvenir y la construcción del futuro,

brindando la oportunidad de una vida productiva, digna y más humana, llena de fe


y de esperanza.

Constituye la mejor inversión en cuanto a la promoción social.

Una sociedad en donde se reconoce la educación como uno de los medios


fundamentales para la transmisión de los valores culturales y democráticos, la
formación de ciudadanos, el desarrollo de la cultura de paz, la búsqueda del
crecimiento económico y el bien común, debe apostarle a una educación de calidad.

Asumiendo la calidad educativa como: “el poder contar con oportunidades


formativas para que las personas puedan desarrollar sus potencialidades, a lo largo
de cada etapa de su vida e integrarse a la sociedad como ciudadanos plenos y
felices” (UNESCO 2005)

Una educación de calidad ayuda a mejorar los indicadores sociales, a disminuir las
tasas de desnutrición y mejora los indicadores de salud nacional. Contribuye a la
reducción de la pobreza, mejora la inclusión social y las condiciones para una mejor
gobernabilidad y participación democrática, permite optar a mejores salarios y
responde al derecho de todos a tener una educación.

La calidad educativa se hace efectiva en el aula y el único que puede proporcionarla


es el docente. La calidad exige maestros con una sólida formación integral, bien
dirigidos y adecuadamente remunerados. Los países que han conseguido alcanzar
resultados elevados en materia de aprendizaje son los que han invertido
constantemente en la mejora de la profesión docente. De cómo se formen los
futuros docentes dependerá su desempeño en la profesión y su mejor medida será
el aprendizaje de sus estudiantes.

En ese sentido, como bien describe el licenciado Roberto Moreno en su artículo


Reforma Educativa del 26 de mayo del presente año en elPeriódico, se ha recorrido
un periodo de más de 15 años para lograr un mejoramiento sustancioso en la
formación de los docentes que se inicia con “El Diseño de Reforma Educativa”
(1998), aún vigente y ampliamente discutido a nivel nacional y, en lo referente a la
formación docente indica la necesidad de “… el establecimiento de programas con
las universidades y centros de educación superior para la formación, actualización
y acreditación docente; y fortalecimiento de las instituciones para la formación de
personal”, (numeral 1, pág. 71).
A partir de dicho Diseño y después de diversos esfuerzos de las autoridades
ministeriales de diferentes periodos gubernamentales, talleres de análisis y
discusión, presentación de propuestas ministeriales, diálogos con los diferentes
actores y sectores, análisis de convenios y estudios internacionales de las mejores
prácticas y propuestas de diversas organizaciones nacionales, en el año 2012, por
fin, el Mineduc resolvió que los futuros docentes de primaria serían formados en la
Universidad, después de un acuerdo entre las autoridades magisteriales, el
magisterio nacional, las escuelas normales, las universidades y otros sectores,
como se hace en todos los países de América Latina. Guatemala fue prácticamente
uno de los últimos países del mundo en hacer la reforma de la formación docente,
estando pendiente solo Haití y algunas regiones de África.

Para hacer la reforma también se tomó en cuenta el resultado de las pruebas


nacionales en lecto-escritura y matemática (2011) y las pruebas internacionales,
que evidencian que los maestros no se estaban graduando con los conocimientos,
competencias y destrezas requeridas en el aula.

Es importante señalar que ha sido un proceso muy difícil el llevar la formación inicial
docente a nivel universitario y que posiblemente hay que revisar competencias, la
formación de formadores y otros cambios que se consideren pertinentes para
mejorarlo, pero el considerar que dicha formación debe volver al nivel medio es
impensable pues sería un retroceso sin retorno, un rezago muy difícil de superar
que nos llevaría a no poder obtener la calidad educativa que necesita el país y
pondría en peligro la formación de los estudiantes de los diferentes niveles
educativos condenando al país a continuar a la zaga de todos los países del
continente.

La educación de Guatemala aún enfrenta grandes retos en el tema de calidad, los


cuales constituyen una prioridad impostergable que no se modificará solo con contar
o dar a conocer resultados de las evaluaciones nacionales o del lugar que como
país se ocupa internacionalmente, es necesario preguntarse ¿qué hacer con ellos?
y desarrollar acciones concretas, responsables y prontas que den respuesta a las
necesidades educativas del país y una de las respuestas más importantes es una
alta formación de docentes, quienes un día deberán ser los mejores profesionales
del país que estén a la vanguardia del conocimiento y la tecnología, ya que tienen
en sus manos la formación de los futuros ciudadanos que tendrán bajo su
responsabilidad la conducción del país y la participación democrática.

La búsqueda de medios para lograr que los alumnos obtengan resultados escolares
decorosos y adquieran valores y competencias que les permitan desempeñar un
papel positivo en sus sociedades, es una cuestión de plena actualidad en las
políticas de educación de la inmensa mayoría de los países”, (UNESCO-2005).

En este contexto y ante la resolución que recientemente emitieron los Magistrados


de la honorable Corte de Constitucionalidad, sobre el caso particular de la Escuela
Normal Bilingüe de Nebaj, de devolverle la formación del magisterio a dicha Normal,
es necesario que reflexionen sobre la importancia de que los docentes se formen y
reciban una sólida preparación universitaria que tome en cuenta el contexto
intercultural, lingüístico y multicultural de las comunidades sin ninguna exclusión y
la reforma que se ha logrado continúe bajo la rectoría del Ministerio de Educación
como lo demanda la Constitución Política de la República.

Ante esta resolución de la Corte de Constitucionalidad, es necesario asumir que la


educación con calidad no es responsabilidad exclusiva del Ministerio de Educación,
sino de todos los guatemaltecos y no podemos permitir un retroceso, sino exigir que
la educación de todos los niños, jóvenes y adultos del país sea de calidad tanto para
las áreas urbanas como para las áreas rurales y no continuar dando en las áreas
más vulnerables del país una educación pobre para pobres, ya que la calidad debe
ser la misma para todos respetando los contextos de cada región y comunidades.

También podría gustarte