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Sincronismo contextual.

Mientras las hermanas Quispe viven en el sector cordillerano de Copiapó, y son asediadas por el
temor a la modernización de las relaciones humanas en el campo, y por la migración de sus
cohabitantes (vecinos), en Santiago tenemos una dictadura militar que acaba de instalarse en el
poder por la fuerza. Estas hermanas intentan alejarse, ocultarse y protegerse de esta
modernización, la evaden y postergan su inevitable roce con la realidad de la metrópolis y del país.

En Chile, la migración de campo a ciudad se venían llevando a cabo desde 1850 y ya en 1950 se
podían considerar en su etapa cúlmine, esto nos da a entender que las hermanas Quispe nacen en
un contexto en el que la gente que habitaba las cercanías de su casa, habían terminado de partir
unos años antes, por lo que su contacto con la ciudad solo se ve reflejado con el contacto que
tienen las brutas con los vendedores de paso: como don Javier, o con los compradores de sus
quesos y animales, que mencionan en la obra.

La ciudad y la modernización las persiguen como un monstruo, las persigue la crisis económica
implantada por EEUU al gobierno de la Up, y esto queda en evidencia cuando hablan de que de
hace ya tiempo que nadie tiene para comprar sus productos, y también las persigue la dictadura,
que comienza a especular y cambiar el precio de los animales, dejando a los animales de las
hermanas Quispe con un precio absurdo. (*Recordar la parte en que Don Javier habla de la
enfermedad de los animales).

Si bien, la versión de Radrigan afirma que esto es un suicido con un carácter existencial, en el que
las hermanas se vieron envueltas en la desolación, también existen teorías que dicen que los
militares mataron a las hermanas, esto nos da a entender que no sirvió mucho que las hermanas
arrancaran poooo.

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