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1.

-CONTEXTO INTRODUCTORIO

Para Patrice Pavis (1989), semiólogo teatral, la puesta en escena resulta la puesta en relación de
los distintos elementos significantes que componen el espacio escénico, a través de la puesta en
mirada o punto de vista. Pavis (1989) plantea lo siguiente: “…la puesta en escena, tal como la
concebimos aquí es en efecto una “puesta a la mirada” sincrónica de todos los elementos
significantes cuya relación produce sentido para el espectador.” (Pavis, 1989 p. 173).

De esta forma, la puesta en escena también incluye el discurso y la opinión del director en la
creación. Esto además debe tener en cuenta que la puesta en escena se puede entender como un
espacio legible y por lo tanto y semiotizable, en el que tanto el director (entendido como ente que
organiza e instala un punto de vista en la materialidad escénica, y no tan solo como el traductor del
texto a la escena), como el espectador construyen un sistema de significados y significantes. Es
decir, el director ordena y plantea un sistema de signos, que luego el espectador interpretará bajo su
propia construcción.

Esta postura desprende un punto base para el análisis del teatro contemporáneo, entendiendo
este como un teatro que pone principal énfasis en la puesta en escena como espacio democrático
en el que todos los elementos que la componen tienen una equidad de valores, es decir, tanto el
texto, como la actuación o la iluminación se vuelven elementos significantes y por lo tanto
constructores de discurso. Todo esto para construir lo que llamamos poética o autoría. Alonso de
Santos (2018) se refiere a la puesta en escena contemporánea de la siguiente forma:

“Para hablar de las poéticas de la escena de hoy, y de las puestas en escena del teatro
contemporáneo, hemos de tener en cuenta en primer lugar que en la puesta en escena se da
siempre una correlación entre los procesos poéticos (teoría) y el manejo de los materiales
(práctica). “(Alonso, 2018, p.17)

Ahora bien, si abstraemos y fragmentamos la puesta en escena en dos subcategorías: la primera;


materialidad o puesta en relación de los elementos escénicos (incluyendo en esto la sonoridad o la
palabra), y la segunda; discurso o contenido (sea este político, filosófico o social), podemos notar
que existen diversas opiniones y metodologías al momento de su creación. En este sentido podemos
observar que en la praxis existen distintas subdivisiones metodológicas en la dirección escénica, y
podemos mencionar dos grandes ejemplos: el primero el del levantamiento de un posicionamiento
discursivo previo, es decir, establecer los parámetros discursivos y políticos del ejercicio escénico a
realizar, para luego ordenar todos los elementos materiales en pos de lograr determinado objetivo
discursivo, es decir, poner en primer lugar lo que se quiere contar o problematizar en la obra por
sobre el ordenamiento material de la escena. En este método normalmente se establece el discurso
a través de profundas investigaciones que luego se levantan escénicamente. Y el segundo gran
ejemplo es el de levantar discurso a través de la exploración y el juego de los elementos materiales,
ya sean lumínicos, sonoros, palabra, cuerpo, texto, objetos, etc… En esta segunda categoría no se
impone un discurso estricto previo, sino que se juega con la materialidad a partir de esbozos
discursivos, con la puesta en relación de elementos con el fin de que el discurso sea puesto en tela
de juicio por los elementos que componen el espacio escénico.

En el teatro chileno, específicamente el de Santiago, de los últimos diez años (2009-2019), es


posible visualizar distintas metodologías al momento del enfrentamiento entre el discurso y la puesta
en relación de las materialidades escénicas en el ejercicio de la producción teatral. Esto entendido
desde el contexto del siglo XXI, en el que la fragmentación, la globalización y la competencia
concreta con los medios de comunicación y su vorágine, nos llevan al estudio de la búsqueda de las
compañías actuales por redefinir la relación entre discurso y puesta en relación de las
materialidades, como también de posibles soluciones a la crisis de la representación. Carolina
Hernández (2014) para referirse al teatro de Manuela Infante plantea lo siguiente:

En el siglo XXI la escena nacional comienza a utilizar otras estéticas que cuestionarán las
relaciones de subordinación entre significante-significado. Para representar la idea de
fragmentación y globalización, propias de la posmodemidad, el teatro ha establecido mecanismos
capaces de problematizar la representación en sí misma. Un ejemplo de ello es el teatro
posmoderno, que intenta desjerarquizar los elementos teatrales dando paso a la posibilidad de
pensar el teatro como un proceso de creación, en donde el texto no es el componente más
importante y debe dialogar, al mismo nivel, con una pluralidad de códigos: música, danza, video,
performance. (Hernández, 2014, p.5)

Tal como lo plantea Hernández, al hablar de un teatro posmoderno o contemporáneo, y al ubicar los
elementos escénicos en una democracia valórica en el espacio, surgen distintas miradas en la
escena en la forma de ubicar la relación significado-significante. Y por ello una multiplicidad de
visiones metodológicas a la hora de construir discurso. Para este posicionamiento en cuanto a forma
y contenido de la creación escénica, podríamos asumir el termino de poéticas artísticas de cada
autoría, en tanto que cada compañía teatral desarrolla su propia poética.

En cuanto a esta problemática pretendemos analizar la compleja red de relaciones que contienen los
elementos significantes y materiales de la puesta en escena del siglo XXI en Chile, y como esta
relación desde distintas metodologías creativas construyen discurso, ya sea desde la predisposición
discursiva, la creación colectiva, la investigación material, o todas sus posibles conjugaciones y
relaciones.

1.2.-JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA.

El análisis propuesto sobre la construcción de la relación entre puesta en escena y discurso en la


creación escénica del teatro contemporáneo chileno resulta necesario para poder comprender como
se construye el teatro chileno desde distintas ópticas y autorías, en un contexto en el que la
predominancia de las compañías independientes produce una multiplicidad de miradas en torno a la
escena. La relación entre puesta en escena y discurso tiene una raíz común con la típica “forma y
contenido”, pero esta ayuda a entender las lógicas de creación escénica, en un contexto en el que el
teatro se hace mayoritariamente desde la autoría de compañías teatrales independientes, y en el
que la autoría afecta las formas y metodologías del levantamiento de la obra teatral.

La heterogeneidad creativa en el contexto del teatro chileno contemporáneo resulta problemática al


momento de sistematizar patrones comunes metodológicos, por lo mismo nos parece necesario
tomar esta misma heterogeneidad al momento de investigar sobre el ejercicio de la creación
escénica. Asimismo, podemos notar un escaso registro académico que aborde la puesta en escena
como eje principal, sin imponer el protagonismo histórico del texto. Por ello en esta investigación se
busca encontrar distintas miradas ya sea disimiles o en común, de diversas compañías o directores
respecto al rol que cumple el discurso en la puesta en escena, esta entendida como el principal lugar
de investigación creativa.
1.3.-PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN.

¿Cómo se construye la relación entre puesta en escena y el discurso en las compañías de teatro
independiente del teatro contemporáneo chileno? (2009-2019)

1.4.-OBJETIVO GENERAL.

Analizar cómo se construye la relación entre puesta en escena y discurso en la dirección escénica
del teatro contemporáneo chileno (2009-2019).

1.5.-OBJETIVOS ESPECÍFICOS.

1.-

2.-

3.-
2.-BIBLIOGRAFÍA.

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