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B IB L IO T E C A DEL PE N SA M IE N T O ACTVAL
L IB E R T A D O IGUALDAD
LA DISYUNTIVA DE NUESTRO TIEMPO
ERIK R. V. K UEH N ELT. LEDD1HN
LIBERTAD O IGUALDAD
LA D IS Y U N T IV A DE N U ESTRO T IE M P O
NOTA EDITORIAL
Traducción de
J o sé M a r ía V é l e z C a n t a r e l l
I. LIBERTAD O IGUALDAD:
ACLARACION DE CONCEPTOS
2. LA QUIMERA DE LA IGUALDAD
3. EL ANTILIBERALISMO DE LA DEMOCRACIA
5. EL LEVIATÁN
3. EL PORVENIR
1. EL PROBLEMA FUNDAMENTAL
3. DIFICULTADES E ILUSIONES
6. CIENCIA
«La «cólera de los imbéciles» devasta hoy
la tierra.»
G e o r g e s B e r n a n o s , Francia
contra los robots.
7. SOMBRAS DE TIRANÍA
-
testantes constituyen únicamente un octavo de la po
blación 455. Por eso el relativismo y el subjetivismo del
mundo protestante y liberal es un fenómeno muy «lo
cal», cuyas irradiaciones más allá de las fronteras del
ámbito protestante no son demasiado intensas. El mun
do no protestante 456 insistirá siempre en que cuando
A tiene razón y B le contradice B está necesariamente
equivocado. Un demócrata fervoroso no se adheriría
tan pronto a esta actitud «dogmática». Y la significa
tiva falta de demócratas convencidos entre los pensa
dores continentales de primera categoría viene también
de que éstos no pueden ponerse con indiferencia fren
te a las leyes de la lógica. Sería muy difícil encontrar
entre la «élite» intelectual europea más de una do
cena dé demócratas de convicción; por nuestra parte
no hemos podido descubrir más de cuatro. Hablamos
de pensadores, no de literatos, los cuales no sólo pre
cisan de un público, sino que frecuentemente se sien
ten atraídos por los aspectos sentimentales y «artísti
cos» de Ja democracia, que tan fácilmente reviste las
cualidades de un credo secularizado. El subjetivismo,
a que acabamos de aludir, y que todo pensador claro
y lógico ha de rechazar, desempeña, con todo, un papel
muy importante en la esfera espiritual y política de
la democracia liberal. Aquí, dos personas que se con
tradicen mutuamente con apasionamiento creen cada
una a «su modo» tener razón. Dejamos a los psicólo
gos el precisar la naturaleza femenina de tal actitud.
En ella corren parejas el subjetivismo y la disposición
para el compromiso. El negarse constantemente a con
traer compromisos en cosas fundamentales detendría
pronto el mecanismo de la democracia. Dentro del ám
bito católico las coaliciones políticas de democracias
«interinas» es lo que más ha contribuido a minar el
prestigio moral de los hombres políticos. Pero los di
versos gobiernos de coalición con sus «combinaciones»
no son las únicas fuentes de compromisos. Efectiva
mente, el elector ha de encontrar un «áureo término
medio» entre sus propios puntos de vista y los de par
tido; el candidato se encuentra en una situación aná
loga; los partidos de una coalición deben también uni
ficar sus propósitos; por su parte, la coalición ha de
hacer las paces, con la ruda realidad, es decir, bien
o mal ha de aguar su programa y tener en cuenta las
oscilaciones de la opinión pública. Este placer del com
promiso ejerce, además, desde los puntos de vista mo
ral y psicológico, un influjo sumamente destructor so
bre las masas, que son así indirectamente preparadas
para la pérdida del carácter y consiguientemente, para
la futura esclavitud. Es significativo que la resistencia
a la invasión nazi llegase a su máximo en los países
«atrasados» que apenas tenían tradición democrática.
La resistencia de franceses, belgas, holandeses y dane
ses difícilmente admite parangón con los éxitos béli
cos de los servios, griegos, polacos e incluso de los ita
lianos.
No debe sorprender que la «herejía liberal» o libe
realismo, compañera inseparable del relativismo, sea un
lubricante mejor para un funcionamiento sin voces de
la democracia que las teologías y filosofías apoyadas
en lo absoluto. En la esfera religiosa, el liberalismo se
lleva lo mejor posible con el protestantismo liberal de
ayer. Pero desde el momento en que se impugna la exis
tencia de una verdad absoluta o la capacidad del hom
bre para conocerla—y ésta es la esencia de la here
jía liberal, no del pensamiento liberal—. el aferrarse
firmemente a una convicción carece de todo sentido
y mérito 457 . Involuntariamente se acuerda uno de la
tragedia de Pilato. En el Evangelio de San Juan (18,
37-38) leemos que Jesucristo ratificó en su presencia
que era efectivamente el rey de los judíos venido a
este mundo para dar testimonio de la verdad. Todo
aquel que ha renacido en la verdad oirá sus palabras.
Pero Pilato formula la pregunta desesperada: «¿Qué es
la verdad?» Y está tan convencido de que no hay res
puesta posible a ella, que abandona al Hijo del Hom
bre, sale hacia la multitud enfurecida y traslada este
ingrato asunto del dominio de la duda herético-liberal
a la esfera del procedimiento democrático. ¡Que decida
la mayoría! Y la mayoría decidió la muerte de Dios.
8. OTRAS CUESTIONES
2. LA ESENCIA DE LA MONARQUÍA
«La monarquía parece ser la forma de
gobierno más natural, porque todo lo que
nace en la naturaleza con más de una ca
beza es considerado como monstruoso.»
The Athetian Mercury, Londres,
final del siglo XVII.
«Cuanto más ocultos entre el pueblo vi
ven los príncipes, tanto más firme es la
m onarquía: sólo amamos y comprendemos
lo que somos o podemos ser. El pueblo,
abajo; luego, un gran espacio vacío; arri
ba un Dalai-Lama de uniforme: no es así
como entendemos la monarquía.»
Paul de Lagarde, Deutsche Schriften.
3. LA CARICATURA DE LA MONARQUÍA
5. ¿MONARQUÍA O MONOCRACIA?
INTRODUCCIÓN
☺
La situación en épocas eminentemente cristianas
L
☺ a situación pagano-totalitaria. Fase inicial
2. ¿QUÉ ES EL ESTADO?
6. LA TRANSMISIÓN DE LA AUTORIDAD
9. OJEADA RETROSPECTIVA