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tienen permiso para tentar y afligir a los hijos de los hombres. Estas ideas han
jugado un papel importante en el curso de la historia humana, de su influencia
religiosa y moral en la vida social de los pueblos.
«La doctrina católica obliga a creer que la Trinidad es un solo Dios que ha hecho y
creado todos los seres existentes en cuanto existentes, de manera que toda
creatura, ya sea intelectual, ya sea corpórea, o, para decirlo brevemente, según
los términos de las divinas Escrituras, visible o invisible, no pertenece a la
naturaleza divina, sino que ha sido
Demonología. Rama de la teología y de la mitología que se encarga del
estudio e investigación sistemática de los demonios, los malos espíritus y
sus relaciones, haciendo alusión a sus orígenes y naturaleza.
Contenido
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1 Orígenes
2 Demonología y religión
3 Curiosidades
4 Enlaces externos
5 Fuentes
Orígenes
La manifestación más importante de la demonología cristiana occidental
es el Malleusmaleficarum (1486) (del latín: Martillo de las Brujas), de
los dominicos inquisidores Jakob Sprenger y Heinrich Kramer, que
demuestran de manera muy singular la existencia y el poder de
labrujería como parte integral de la fe católica romana y de un peligro real
para los fieles, aparte de ofrecer en su tratado toda clase de formas de
reconocer y procesar una bruja, convirtiéndose así durante dos siglos en
el manual para procesos de brujería.
En otro sentido, la demonología confecciona listados que intentan
nombrar y establecer una jerarquía de espíritus maléficos. Así, la
demonología es el opuesto de la angelología, que intenta recopilar la
misma información al respecto de los buenos espíritus. En la tradición
cristiana, los demonios son ángeles caídos,es por eso que la
demonología se considera como una rama de la angelología.
Sin embargo, muchas bases de datos demonológicas son conocimientos
capturados a aquellos supuestamente capaces de invocar tales
entidades, incluyendo las instrucciones sobre cómo convocarlos y en el
mejor de los casos someterlos a la voluntad del conjurador.
Losgrimorios de magia oculta son aquellos tomos que contienen los
conocimientos acerca de esta faceta de la demonología, más de una vez
estudiada con morboso deleite por aquellos que debían perseguir y
juzgar a diabolistas y brujas.
Demonología y religión
La existencia de una entidad sobrenatural maléfica que actúa en
contraposición a la voluntad de un Dios benévolo es uno de los ejes
centrales tanto del cristianismo como del Islam. Dichos credos adoptan la
figura de Satán del judaísmo, que para el islamismo es Shaytáno Iblís.
El Nuevo Testamento afirma explícitamente la existencia de espíritus
adversos menores, así como también lo hace el Corán, si bien este
último hace mención a una tercera raza creada (ni ángeles ni demonios),
los yinnūn (plural de yinn), de carácter amoral y conocidos en Occidente
como genios, aunque no siempre son malignos.
El Antiguo Testamento presenta a Satán como un ángel bajo la autoridad
de Dios, que actúa a modo de tentador, buscando la duda sobre la virtud
y provocando todos los males. Esto es debido a que el mismo concepto
del monoteísmo , así como el judaísmo proviene del mismo ámbito de
influencia cultural que otras culturas semíticas y el politeísmo que
compartieron hasta que fueron conocidos como el pueblo elegido y
abrazaron el culto único.
El territorio denominado Seol, equivalente al infierno, es, de hecho,
bastante moderno en la sistemática rabínica. Hay que entender al Seol
más en el sentido de tumba (en cuanto última morada que como el
infierno). Algunas ramas del budismo postulan la existencia de infiernos
habitados por demonios que atormentan a los pecadores y tientan a los
mortales, o actúan para perturbar su iluminación. También
el hinduismo contiene narraciones de combates entre dioses y una serie
de adversarios.
En ambos casos citados no hay una especial atención a la organización
de las huestes que encarnan el Mal, por lo que no se puede hablar de
demonología como tal, si bien su historia sagrada es tanto o más rica que
las tres grandes religiones monoteístas.
hecha de la nada por Dios»
En Super illius specula, elaborada por el papa Juan XXII en 1326, leemos:
“Hemos sabido con profunda pena, que muchas personas, que son
cristianas sólo de nombre, han pecado. Se relacionan con la muerte y
establecen alianzas con el infierno ya que ofrecen sacrificios a sus
demonios. Les adoran, hacen imágenes de ellos, anillos, espejos, frascos, o
cualquier otro objeto donde encierran a los demonios por arte de magia;
les interrogan, obtienen respuestas, piden ayuda para satisfacer sus
deseos perversos, se declaran esclavos fétidos en los fines más
repugnantes. ¡Oh, dolor! Es un mundo de hechos realmente insólitos que
poco a poco va contagiando a los rebaños de Cristo…”.
Quizá sea así, o quizá no… ¿quién sabe? Hay visiones muy complejas,
bastante vívidas, que vienen acompañadas de fenomenología paranormal.
Pero, al margen de posibles explicaciones racionales, lo cierto es que las
descripciones son tan detalladas, contienen tantos elementos arquetípicos
y generan una intensidad emocional tan considerable que, tengan el origen
que tengan, el perceptor vive dichas visiones como si fuesen reales. El
terror que les produce es absoluto. “Los ojos del Diablo son como la
estrella matutina. Del hueco de su boca salen lámparas encendidas y
hogares de fuego. El humo de un horno inflamado por las brasas de fuego
llamea en las ventanas de su nariz. Su aliento es de carbón y de su boca
salen llamas”, narra el obispo Atanasio en su obra Vida de Antonio, de
enorme difusión gracias a una traducción al latín en el año 388. Este libro,
que gozó de una gran influencia durante la Edad Media, relata visiones y
ataques diabólicos sufridos por el célebre ermitaño san Antonio. El diablo
se le manifestaba, en ocasiones, con el aspecto de una mujer lasciva.
Aunque había veces que le atacaba una jauría de demonios zoomorfos –
serpientes, lobos, leones, toros…–: Otros eremitas como Macario y Evagrio
Póntico también fueron asaltados por pequeños y pérfidos diablos que
habitan en el aire. San Cesario, prior del monasterio de Heisterbach,
fallecido en 1240, aseguraba que “el diablo puede aparecer en forma de
caballo, gato, perro, buey, simio y oso, pero también puede adoptar los
rasgos de un hombre bien vestido, de un soldado elegante, de un
campesino vigoroso o de una hermosa muchacha”.
Aunque en los primeros siglos del Cristianismo, Satán –el príncipe de este
mundo que mantendrá su dominio hasta el retorno de Cristo al final de los
tiempos– es representado generalmente como lo que es, un ángeln
expulsado del cielo –según ciertas versiones medievales, los ángeles caídos
alcanzaron la cifra de 133.306.668 y estaban divididos en jerarquías–, no
es hasta el siglo X, coincidiendo con ciertos conflictos sociales, brotes de
fanatismo religioso, expectativas escatológicas y temores milenaristas que
recorrieron toda Europa, cuando ya se fueron configurando sus rasgos
más horripilantes, adoptando la apariencia de una figura monstruosa,
híbrida entre humano deforme y animal, con mirada amenazante,
colmillos afilados, cuernos y demás atributos repulsivos. Un ser con
especial fijación hacia la lujuria. Ya decía Freud que el diablo personifica
pulsiones inconscientes y remueve los componentes sexuales.
Fuente: diarioelnorte@diarioelnorte.com.ar
Traición
Hacia finales del siglo XIV los que estaban acusados de traición eran
descuartizados.
Al que dañaba un haya se le arrancaban las tripas, se le sujetaba con ellas y
era obligado a correr dando vueltas alrededor del árbol en cuestión hasta que
quedara enroscado en el mismo.
Si uno talaba un roble se encontraría con la cabeza separada del resto del
cuerpo e insertada en el mismo. Incendiarios, ladrones y asesinos importantes,
eran ejecutados tras sufrir el tormento de la rueda (imagen a la derecha).
También era frecuente el castigo de ser enterrado con vida. “El delincuente era
colocado en una fosa que se cubría de tierra. Para alargar el sufrimiento del
reo se le colocaba en la boca una caña hueca que comunicaba con el exterior”.
Otros castigos
El sambenito: Era un tipo de camisa amarilla con una cruz roja de San Andrés.
El ofensor necesitaba llevar el hábito todo el tiempo, como una señal para el
público de que era un Marrano. Este sambenito destruyó las probabilidades de
encontrar trabajo o un lugar con estabilidad para la familia.
El cinturón de castidad: Se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas
durante los períodos de largas ausencia de los maridos, y sobre todo de las
mujeres de los cruzados que partían para Tierra Santa. Quizás alguna vez,
aunque no como utilización normal, la "fidelidad" era de éste modo "asegurada"
durante períodos breves de unas horas o un par de días, nunca por tiempo
más dilatado. No podía ser así, porque una mujer trabada de ésta manera
perdería en breve la vida a causa de las infecciones ocasionadas por la
acumulación tóxica no retirada, las abrasiones y las laceraciones provocadas
por el mero contacto con el hierro.
La jaulas colgantes
Hasta finales del siglo XVIII, en los paisajes urbanos de Europa no era extraño
encontrar abundantes jaulas de hierro y madera adosadas al exterior de los
edificios municipales, palacios ducales o de justicia, catedrales, murallas de las
ciudades o en altos postes cerca de los cruces de caminos.
Las víctimas, desnudas o semidesnudas, eran encerradas en las jaulas y
colgadas. Morían de hambre y sed; por el mal tiempo y el frío en invierno; y por
el calor y las quemaduras solares en verano. A menudo, anteriormente habían
sido torturadas y mutiladas para mayor escarmiento.
Normalmente los cadáveres se dejaban en descomposición hasta el
desprendimiento de los huesos, aunque a veces se cubrían herméticamente
con resina de pino, con el fin de retrasar los efectos de la descomposición, y se
rodeaban con correas para impedir el desprendimiento de los miembros. De
ésta manera, se utilizaban como escarmiento moral. Evidentemente, las
víctimas, una vez muertas, eran pasto de todo tipo de animales.
La edad media fue la época creativa para la creación de
instrumentos de tortura y ejecución, pues debido al ingenio
que poseían estos instrumentos convertía la agonía de sus
víctimas en una verdadera pesadilla.
Algunos de los artefactos más famosos por su crudeza vieron la
luz entre los siglos XVI y XVII, utilizados especialmente en
personas que eran acusadas de algún delito, que se les
interrogaba o juzgaba por traidores.
El potro
El mecanismo de este instrumento consistía en atar las
extremidades de la persona sobre una tabla mientras éstas eran
estiradas fuertemente hasta conseguir la dislocación de los
huesos.
Desgarrador de senos
El artefacto que lleva este nombre se trata de una pinza metálica
especialmente diseñada para triturar los pechos de las personas.
Comúnmente era utilizado con mujeres y en algunas ocasiones
con hombres. Además de tener que soportar el filo del
instrumento mientras desgarraba la carne, este objeto era puesto
al fuego con anterioridad para que también quemara la piel de la
víctima.
Pera de la angustia
Llamada así por su forma similar al de la fruta, esta herramienta
era utilizada con mujeres acusadas de algún delito, mentirosos y
homosexuales.
Su función consistía en ser insertada por la boca, el recto o la
vagina, dependiendo del caso, para después una vez adentro
comenzara a abrirse y girar desgarrando las entrañas con sus
afiladas puntas.
La sierra
Era un cruel método de tortura el cual consistía en colocar atada
a la persona al revés, mientras dos hombres usaban una sierra
para cortar a la persona en dos comenzando por la entrepierna.
En algunas ocasiones la persona no era totalmente cortada y
sólo se le dejaba hasta la mitad para que se agonía se
prolongara hasta que llegará el momento de su muerte.
Cuna de Judas
Una pirámide puntiaguda y de considerable tamaño es el objeto
que recibe el nombre de ‘Cuna de judas’.
Comúnmente era utilizado con prisioneros que se negaban a ser
interrogados o traidores.
El mecanismo de este artefacto consistía en atar a la persona y
dejarla caer justamente en la punta repetidas ocasiones,
desgarrando su recto o vagina. Personas que lograban sobrevivir
a esto normalmente terminaban con serias infecciones, pues la
pirámide nunca se limpiaba.
Toro de Falaris
Este instrumento se trata de una enorme figura hueca de un toro
construida con bronce. En su interior se colocaba al prisionero
mientras el exterior era expuesto al fuego para que comenzara a
calentarse. La víctima moría cocinado vivo dentro del animal
después de su terrible agonía que podía durar horas.
Su nombre se atribuye al tirano quién solicito la creación del
instrumento. Se dice que el inventor de este toro murió en su
propia creación por ordenes de Falaris.
Tortura de la rata
Es conocida por ser una de las más económicas, pero también
una de las más sanguinarias.
El procedimiento de esta tortura era sencillo, la persona era
acostada e inmovilizada completamente mientras se colocaba a
una rata en su estomago cubierta por una cubeta metálica.
La cubeta se exponía al fuego y a medida que se calentaba el
animal comenzaba a desesperarse por escapar, siendo su única
opción escarbar en las entrañas de su víctima para conseguir
salir.
Otro método era colocar al roedor hambriento en una jaula
especializada que conectaba con el rostro de la persona para
que comenzara a devorarlo.