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SOBRE LA PROVIDENCIA
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POR QUÉ SUCEDEN ALGUNOS INCOVENIENrES A LOS HOMBRES


DE BIEN, AUN CUANDO HAY UNA PROVIDENC/. I
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M~ preguntaste, Lucili02, por qué, si el mundo está diri. I
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gido por una providencia, les suceden tantas desgracias a los
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, }/, ~~ '\ .). hombres de bien. A esto se contestaría con mayor propiedad
a lo largo de un tratado, al probar que una providencia pre- "
side el universo y que un dios se interesa por nosotros; pero
como es conveniente extraer una pequeña parte del todo y
solventar una sola cu~stión, en tanto que el litigio permane-
ce intacto, haré una cosa nada complicada: defenderé la cau-
sa de los dioses.

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B,S.R.
rlrLECCION: LE1RAS CLASICAS
\ \
EMMANUEL
RANGELLORIA
Por el momento es inútil exponer que una fábrica tan 2
grande no perdura sin ningún guardián y que toda esta re-
unión y agitación de los astros no son propias de un ímpetu
casual, que las cosas que el azar impulsa se ven a menudo
Diseño: Brugalla alborotadas y.chocan en seguida, que esta velocidad sin tra-
bas regulada por una ley eterna continúa moviendo gran

I Aunque es evidentemente un añadido posterior, parece bien mante-


ner este subtitulo en el que, a la moda medieval, se plantea escuetamente
ISBN 84-:!49-2553~X.
la cuestión ~ue se va a tratar.
De~sito Legal: B. ):;8O4-20GI. 2 Como ~s lógico, el nombre del destinatario aparece al principio
Impresión y encuadernación: mismo de todo¡¡Jos diálngos, exc7.2!~ú~mente en el de Tranquilidad.
CA YFOSA-QUEBECOR.lndustria Gráfica debido a Sil original comienzo. La falta de éste en Ocio y en una de las
Santa Perpetua de la Mogoda (Barcelona). Col/solaciones. la destinada a Polibio, no nos permite saber si se atenian
o no a esta costumbre.
Impreso en España - Printed in Spain.

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o DIÁLOGOS
SOBRE LAfROVIDENCIA 9
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su dí¡;.y hora, más altas o lás pequeñas según las atrae el


cantidad de cosas por tierra y mar, gran cantidad de luces astro lunar, a cuyo arbitrio se desborda el 0_cé".oo?4.Reser-
brillantísimas que refulgen según lo establecido; que este vemos estas Guestiones para ~: momento adecuado 5, sobre
orden no es propio de una materia inestable ni lo que se ha tode porquc tú de la providencia no dudassil1oque te quejas.
juntado por azar se caracteriza por una capacir1ad bastante 6. Volveré a cong:',darte con los dioses, excelentes para 5
para hacer que ía pesadísima masa de las tierras permanezca con los excelente:>.Pues lafhaturaleza no tolera que nunca lo
inmutable y contemple a su alrededor la huída a la carrera bueno perjudique a lo bueno; entre: los hombres buenos y
del cielo, para que los mares esparcidos por las caviJades los dioses hay amistad, pues la virtud la facilita. ¿Amistad
ablanden las tierras y no experimenten ningún incremento digo? Más aún, confianza y semejanza, puesto que t:n reali- I
dad el hombre bueno sólo por su duración es distinto al ).
por los rios, para que de elementos minúsculos surjan seres
. 3 co\.osales.Ni siquiera los fenómenos que parecen confusos e dios, discípulo como es suyo e imitador y legítima descen-
impreC;I¡;os (me refiero a las lluvias, nublados, caídas de des- dencia, a la que aquel progenitor espléndido, recaudador
tructores rayos Y los fuegos arrojados pc.,rlas cumbres re- nada blando de virtudes, educa con gran rigor, tal como los
ventadas de los montes, temblores de 'Jn suelo inestable y padres severos. Así pues, cuando veas que los hombres 6
otros q'.leprovoca la región turbulenta del cielo alrededor de buenos trabajan, sudan, suben por lugares' escarpados, que, "
las tierras) suceden, aunque sean imprevistos, sin razón, si- en cambio, los malvados se divierten y nadan en placeres,
no que incluso ellos tienen sus causas, no menos que aqué- piensa que nosotros disfrutamos con la modestia de los hi- ~
llos que, observados en lugares impropios prodigiosamente, jos, con la insolencia de los esclavos, que aquéllos se ven ~,
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causan maravilla, como unas aguas cálidas entre las olas y reprimidos por una disciplina más que severa, que se fo-
unas extensiO1~esnuevas de islas alzándose en el ancho menta la osadía de éstos. Que eso mismo te I.{uedeclaro con ~
mar], respecto al dios: no tiene al hombre bueno en la mo!~de, lo
4 Es más, si alguien se fija en que el mar, retiqíndose so- pone a prueba,lo endurece,lo preparapara sí. ;'
bre sí mismo, deja las playas al descubierto y que al poco «¿Por qué a los hombres buenos les ocurren innumera- 1
tiempo las vuC'lvea tapar, ¿creerá que las olas, a causa de bles contrariedades?» A un hombre bueno ningún mal pue-
una c.iegaagitación, tan pronto se encogen y se repliegan al de sucederle: no se mezclan los contrarios. Del mismo mo-
interior, tan pronto irrumpen y recuperan en veloz carrera su
. El propio Séneca, Clolas Cuestiones Naturales III 14, 3, propone
sitio, cuando en realidad crecen poco a poco y avanzan a
otra explicación para las mareas, atribuyéndola, eso sí, a Jos pensadores
- e¡;:pcios: según ellos, son unas corrientes subterráneas las que producen
J El fenómeno de las corrientes marinas cálidas era ya conocido en la los fl\.!josy reflujos del mar.
antir;üedad, cf. PI.INIO, 11 227. El mismo autor (ibid. 202) proporciona s A lo que parece Séneca se proponía escribir este tratado más amplio
una lista de islas surgidas en el mar, comenzando por las miticas (Delos y al que alude na~más iniciarse el diálogo. Que no lo tenía hecho es in-
otras) y concluyendo con una aparecida en su época, Thia, que quizá sea dudable, pues «el litigio p.:rmanece"iñfiiCto~);que llegara a hacerlo es, en
la misma que me.lciona, sin nombrarla, Séneca aquí y en sus Cuestiones cambio, muy discutible, aun aduciendo otras posibles referencias (en
Naturales VI 21, 1 (cfr. M. HI:NRY, «L'apparition d'une ile. Séneque et Epístolas 65, 1, por ejemplo).
Philostrate, un me me temoignage», L 'Ant. Class. 51 (1982), 174-192).
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-
10 DI.,'LOGOS SO ¡RE . PROVIDENCIA 11

do que tantos ríos, tantas lluvias caídas del cielo, tanta


abundancia de fuentes m~dicinales no cambian el sabor del
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viálmente, y dice: «Que e vean acosados por quehaceres,
penalidades y perjuicios, para que adquieran la auténtica
mar, ni siquiera lo mitigan, así el ataque de las contrarieda- fortaleza». Lo:; que engordan debido a su indolencia langui-
des no trastorna el espíritu del hombre r.1erte: se mantiene decen '/ desfallecen no sólo con el esfuerzo, sino con el mo-
en :;u posición y cuanto le sucede lo acomoda a su -3tHode vimiento y ':on su propio peso. Una prosperidad incólume
2 vida,pues es más poderoso que sus circunstancias. Y no di- no soporta ningún golpJ, ~n cambio, cuando ha mantenido
go «no las siente» sino «las vence» e incluso se alza, por lo un enfrentamiento continuo contra los inconvenientes, ha
demás tranquilo y calmo, contra las que lo acometen. Todas encallecido a f..lcfZade injusticias y no cede ante desgra.:a
las adversidades las toma como entrenamientos. De otro la- alguna siüo que, si cae, pelea incluso de rodillas. ¿Tú te ex- 7
do, ¿quién, con tal que sea un hombre dispuesto a la honra- trañas si el dios tan amantJ de los buenos, que quiere que
dez, no está deseando un trabajo adecuado, y preparado par¡i sean los mejores y más excelentes, les asigna una suerte con
tareas peligrosas? ¿Para qué persona industriosa no es el que puedan ejercitarse? Yo por mi parte no me extraño si de
3 ocio un castigo? Vemos que los atletas, a quienes toca ocu- vez en cuando (lo:; dioses) conciben el dese". de contemplar
parse de su fiJerza, luchart con los más vigorosos y exigen a a grandes hombres luchandccontra algún desastre. A veces 8
los que los entrenan para la competición que empleen contra nos causa placer qu.e un joven de espíritu firme afronte con'
ellos todas sus fuerzas; toleran que los.golpeen y maltraten <'..> la lanza a la fiera que lo acomete, que resista impasible la ~
,
y, si no encuentran contrincante de su categoría, se arrojan arremetida de un león, y este espectáculo es tanto más agra-
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4 I;ontra varios a la vez. Se marchita sin oponente la virtud: se dable cuanto más honorable es quien lo proporciona6. Co- '~
ve cuánta es su grandeza y cuánto su poder en el momento toasasí no son como para atraer sobre ellas la atención de i
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en que muestra de qué es capaz con su resistencia. Conviene los dioses, pasatiempos infantiles y de una ligereza típica
que sepas que los hombres buenos deben hacer lo mismo, del hombre: he aquí un espectáculo digno de que lo mire el 9
de modo que no se espanten ante circunstancias duras y di- dios, atento a su obra, he aquí un duelo digno del dios, un
ficHes y no se quejen del destino, sino que den por bueno hombre esforzado que afronta su mala suerte, sobre todo si
cuanto les ocurra, lo vuelvan bueno. Lo importante no es también la provocó. No veo, digo, qué puede tener Júpiter
qué soportas, sino de qué manera. en la tierra más bello, si es que quiere poner su atención en
ss ¿No ves hasta qué punto los padres son complacientes ella, que contemplar a Catón 7, con su partido ya destrozado
de una forma y las madres de otra? Ellos ordenan que sus --
hijos se despierten temprano para dedicarse a los estudios, 6 Ver nobles en lucha contra fieras o como gladiadores 110cra un es-
incluso en dí".Sfestivos no toleran que estén ociosos y los pectáculo raro~ Nerón ofreció uno e:¡ el que incluso lo~ encargados de I..s
hacen sudar y a las veces llorar; las madres, en cambio, tareas serviles eran senadores y caballeros (cf. SU¡'TONJO, Nerón 12, 1)
quieren estn;charIos en su regazo, conservarIos a su sombra, obligados a fiIcrza de regalos (cf¡,JkV2t.Anales XIV 14).
7 Marco Porcio Catón, llamado, para distinguirlo de su bisabuelo, de
que nunca se vean afligidos, nunca lloren, nunca trabajen. Útica, ciudad del norte de África en la que resistió un asedio ,(' las tropas
6 Ei dios tiene'con los hombres una actitud de padre y los ama de César en el curso de la guerra de éste contra Pompey", y- en la que
-,.,.,..

12 DL~LOGOS SOBRE LA PROVIDENCIA 13

no una ~ola vez, manteniéndose no obstante erguido entre mano 10.Por e30 creo yo qfe Sl,Jgolpe fue poco certero y efi- 12
10 las ruinas del estado. Y dice: «Aunque todo caiga en manos caz: a los dioser. inmortal1>,no les fue suficiente contemplar
de uno solo, las legiones vigilen las tierras, las escuadras los a Catón una sola vez: su valor fue retenido y reclamado para
mares y los soldados de César asedien las puertas, Catón que se mostrara en un ~apel más dificil; pues uno no encara
tiene pOi dónde escapar: con una mano abrirá a la libertad la muerte con ánimo tan firme como cuando la intenta de
un ancho camino. Este hierro, limpio e inocente incluso en nuevo. ¿Cómo no iban a contemplar gustosamente a su dis-
una guerra civil, por fin producirá obras buenas y nobles: cípulo evadiéndose en llIhfinal tan magnífico y memorable?
d:¡rá a Catón la libertad que no pudo dar a la patria. Em- La muerte consagr:l a lquellos" cuyo final alaban incluso I
prende, espíritu, csta acción tanto .iempo meditada, líbrate quienes lo~temían. .
de las cuéstiones de los hombres. Petreyo 8 y Juba 9 ya se Pero ya cuando avance mi discurso mostraré hasta qué 3
han trabado en combate)' ya)Jenmuertos el uno a manos del punto no son desgr.acias las que lo parecen: ahora afim..)
otro, un pacto del destino valiente e insigne, pero que no que ésas 'iue tú llamas <,margas,adversas y abominables son
conviene a nuestra grandeza: para Catón tan vergonzoso es provechosas primero a l{uienes les suceden y luego a la to-
11suplicar a alguien la muerte como la vida.» Para mi (¡stácla- talidad, de la que los dioses se cuidan más que de cada uno;
ro que los dioses miraron con gran gozo, mientras aquel tras esto, que suceden a quiene~ las desean y serían malditos
hombre, encarnizado libertador de si mismo, se preocupa de si las rel:hazaran. A esto añadiré que transcurren así por el
la salvación de los otro:>y organiza la fuga de los que se destino y ocurren a los buenos por la misma regla por la que
van, mientras se afana en sus estudios incluso en su "última son buenos. Luego te convenceré de que nunca compadez-
noche, mientras hunde la espada en su pecho venerable, cas a un hombre bueno: pues puede ser llamado infeliz, pero
mientras esparce sus entrañas y aquella su alma purísima e no puede ser/o. ~
inüigna de ser contaminada con el hierro la hace salir con su La más dificil de h .>cuestiones que he planteado p¡( ;ce 2
ser la que he dicho primero, esto es, que son provechosos a
acabó sus días suicidándose (año 45 a. C.). Es uno de los modelos favo- quienes les ocurren esos hechos que nos horrorizan y hacen
ritos de Séneca (cf. W. H. AI.I:XANJ>I:R, «Cato of Utica in the works of temblar. -¿Les es provechoso--, dices, -ser arrojados al
Sencca Philosophus», Trans. Roy. Soc. Canada 1112,40 (1946), 59-74), ~ d;:stierro, ser arrastrados a la necesidad, enterrar a los hijos,
lo cita frecuentemente, como se verá.
a la espo~a, sufrir una deshonra, pacec~; uáa mutilación?-.
I Marco Petreyo, lugarteniente de Pompeyo y uno de los principales
en los distintos escenarios de la guerra: a su cargo estuvo la campaña en Si te extraña que esto ~ea provechoso para alguien, te extra-
Hispania (año 49 a. C.) y participó en las batallas de Farsalia (año 48) y
'"- ñará que algunos quedo11curados por el hierro y el fuego, no
de Tapso (año 46). f
9 Juba, rey de Numidia, intervino en la gueIT~civil por agradecimien- 10Séneca sigue la versión común en todos los autores (cf., entre
to a Pompeyo, que habia asentado a su padre Jénsal "enel trono. T~ la otr"5, PUJT"RCO,Catón e/Joven 70, 8-10; DIÓNCASIO,XLIII 12, 1; VA-
derrota de Tapso, concertó con Petreyo un duelo para entrematarse y mo- LERIOMÁxiMO,V 1, 10), según la cual Catón fue curado de la herida que
rir honrosamente (cf. [CÉsAR), Guerra de África 94; según este autor, se hahíai!!f\igido, pero, al recuperar el sentido, desgarró el vendaje y se
Catón ya se habia suicidado). la volvió a abrir con sus pro~os.
~

14 DIÁLOGOS SOB~A PROVIDENCIA 1:


.
menos que por el hambre y la sed. Pero si piensas que a al- des, como diciendo: «¿Qué, pues? ¿Vaya tomar a ése de
gunos, para curados, les raspan los huesos y se los extraen y adversario? Depondrá en seguida las annas; contra él no
les extirpan las venas y les amputan algunos miembros que hay necesidad de todo mi poder, ull41ligera amenaza lo ahu-
I no podían continuar unidos sin echar a perder el cuerpo en- yentará, no puede sostener mi mirada. Habrá que aceché'- a
tero 11,convendrás que también te queda probado que algu- otro con el que pueda ifgar a las manos: da vergüenza en-
nos inconvenientes son provechosos a quienes les suceden, zarzarse COI!un hombre dispuesto a ser vencido.» El gladia- 4
tanto, por Hércules, como ciertos trances que son alabados y dar considera una deshonra verSeenfrentado a un inferior y
apetecidos resultan perjudiciales a quienes deleitaron, tran- sabe que es vencido sin gloria aquél que es vencido sin pe-
ces muy parecidos a las indigestiones, las borracheras y ligro. Igual suele la suC'.rte:se busca a los más esforzados
3 otros que matan a través del placer. Entre muchas expresio- como oponentes, a otro,. los da de lado con aversión. Ataca
nes espléndidas de m ~"tro Demetriol2 está también ésta, a los más tenaces e íntegros, contra los cuales puede dirigir
que tengo reciente (aún suena y vibr.aen mis oídos): «Na- su fuerza: ensaya el fuego en Mucio 13,la pobreza en Fabri-
da», dice, «me parece más desdichado que uno al que nunca cio 14, el destierro en Rlltilio I~,lj;ltortura en Régulo 16,el ve-
le ha ocurrido ninguna contrariedad.» Pues no ha tenido "
ocasión de ponerse a prueba. Aunque todo le haya salido 13 Gayo Mucio protagonizó una de esas anécdotas heroicas que exal-
tan el valor 'ndividual tan del gusto de los romanos: estando Roma ase-
según sus deseos, incluso antes de sus deseos, los dioses lo
diada por un ejército etrusco, Mucio se infiltró en el campamento enemi-
han juzgado desfavorablemente: les ha parecido indigno de go dispuesto a matar al Larte (títu!c etrusco del rey) Porsena; falló en su
derrotar alguna vez a la suerte, que rehuye a los más eobar- intento y se castigó abrasándose la mano derecha, con lo que adquirió el
cognomell de Escévola, esto es, el Zurdo. Relata este hecho más amplia~'
11Séneca fue un enfenna crónico (cf. P. RoDRiouEz FERNÁNDEZ, bellamente TITO LIVIO,1112-13, 1.
Séneca enfermo, Mieres del Camino, 1916, págs. 35-14) y por ello domi- 14 Gayo 'abricio Luscinio tomó parte enJa guerra contra Pirro (rey de
na la terminologia y usa las comparaciones médicas con profusión, equi- Epiro que en el s, " a. C. intentó la conquista de Italia), Fue tan pobre que
parando en numerosas ocasiones al sabio con el médico y las dolencias a su muerte el senado hubo de dotar a sus hijas (ef. V A/.I:RIO MÁXIMO,
fIsicas con las morales (cf. Firmeza 13, 2; Ira 1 6, 2; 16,4; Tranquilidad IV 4).
,1, 2, cte., dentro de estos diálogos; en otras obras, Sobre la clemencia 1 2, . 15 Publio, Rutilio Rufo, cónsul en el año 105 a. C., contemporáneo y
1; Sobre los beneficios V 22,3, cte.). Con ello no hace sino seguir un si- amigo de Cicerón; fue conden.ldo al destierro debido a las presiones de
mil muy utilizado, incluso e exceso, por Crisipc 'j los estoicos en gene- los recaudadores de impuestos, cuyos abusos y malversaciones había de-
ral (cf. CICERÓN, Tusculam IV 23 Y ~1); a Séneca le es muy útil, lo nunciado. Nuaca regresó a Roma, pese a que se lo solicitó Sila (cf. V A-
mismo que las comparaciom'; militares, para dar consistencia y claridad a LE/UO 1V.ÁXIMO,1110, S).
sus argumentos, cf. M. ALDAMONTE,«Su alcuni tipi di similitudine nelle 16 Marco Atilio Régulo, prisionero de los cartagineses en la primera
opere filoso fiche de Seneca»"Quad. Culto Trad. das,f. 1(1983),105-114. guerra púnica (s. m a. C.), fue enviado a Roma, bajo palabra de regres"J' a
:2 Demetrio el Cinico, contemporáneo de Séneca, que lo cita en repe- CaJ1ago, para negociar la paz; sin embargo, abogó ante el senado por lO-
tidas ocasiones tanto de los Diálogos como en otras obras (cf. Epístolas do lo contr~ Y. a sabiendas 4rJ~e esperaba. volvió a su prisión y
20, 9; 62, 3, etc.); fue seguidor de la escuela de Antistenes y tenemos murió en el tormento (cf. CICI:JlÓN, Sobre los deberes 11199-100). Más
otros detalles .;obre él en TÁcITo, Anales XVI 34-35; Historias IV 40, Y adelante (10) dice Séneca que fue en una cruz, pero él mismo, en otra
en SU/;TONIO, Yespasiano 13,4. olasión eo"que ofrece una serie idéntica de personajes (excepto los dos
WC. ..",

16 DIÁLOGOS

SOBRE ut.OVIDENCIA 17
neno en Sócrates 17,la muerte en CatA'n.Un ejemplo magní- co que no cedió en algo ante el dictador Sila19e, invitado a re-
fico no lo encuentra más que la mala suerte. gresar, simplemente no se echóp;1ra atrás y huyó más lejos?
s ¿Es desdichado Mucio porque pone su diestra sobre el «Ya verán», dijo, «ésos a quienes tu buena fortuna sorpren-
fuegü de los enemigos y él mismo se exige el castigo de su de en Roma: que vean sangre abundante en el foro y en
error, porque con la mano abrasada hace huir al rey al que ia superficie del lago ServiJio'w (pues es el espoliario de la
no pudo con ella arrr,ada? ¿Qué, pues? ¿Sería más dichoso proscripción de Sila) las catezas de los senadores y en todas
si c~lentara su mano en el seno de su amiga? partes m:madas de sicari0s vagando' por la ciudad y muchos
6 ¿Es desdichado Fabricio porque cavó su campo en miles de ciudadanos romanos pasados a cuchillo en un solo
cuanto se libró de la política? ¿Porque emprendió una gue- lugar, tras promesa de inmunidad, es más, a causa de la
rra tanto contra Pirro como contra la riqueza? ¿Porque junto promesa misma.; que vean esas cogas los que no pueden
al fuego cena las mismas raíces que desbrozando su campo desterrarse.» ¿Qué, pues? ¿Es dichoso Lucio Sila porque, 8
arrlncó ese anciano honrado con un triunfo? ¿Qué, pues? cuando baja al foro, le abren paso con la espada, porque to-
¿S(~ríamás feliz si acumulara en su vientre pescados de le- lera que le muestren cabezas de varones consulares y fija el
janos litorales y extraños volátiles, si estimulara la desgana precio de la muerte a través del cuestor y de los registros
de su estómago hastiado con marisco del Mar Superior e In- " ,'.
ferior 18,si con un enOlme montón de frutas guarneciera una ~'~
.
~
salvajina de primera calidad, capturada con gran mortandad ~
de los cazadores? ~
\,
19Lucio Comelio Sila (138-78 a. C.) adoptó el sobrenombre Felix, el \
,
7 ¿Es desdichado Rutilio porque quienes lo condenaron Afortunado, por su buena estrdla en cuantas acciones participó, ya fu,e-
han de defender su causa generación tras generación? ¿Por- ~I
ran guerras exlcriores como civile,: asi, en la que enfrentó al partido pc ,¡
que toleró ser arrebatado a su patria ccn mayor sereni- pular, acaudillado por su antiguo superior Mario (cf. Brevedad n. 58),
dad que quedarse privado del destie:rro?¿Porqu<:fue el úni- contra el aristocrático, cuyo jefe era él mismo, consiguió la derrota total
de sus enemigos y utilizó sus pode::es absolutos como dictador para pros-
cribirlos, lo que implicaba ejé,;ur:ión sumaria y requisa de bienes', dándo-
se lugar a innum~rabks abusos y atropellos (las cabezas de los proscritos
primeros, Epístolas 67, 7), afirma que flle en un arca, especie de doncclla tenian precio puesto, el'. PI.UTARCO, Catón el Joven 17, 5); además, esa
de hierro, lo que se corresponde mejor con los numerosos clavos y las persecución implacable alcanzaba también a los parientes y allegados de
múltiples heridas que describe. sus adversarios (ef. 1m 1134,3).
17 Sócrates, es sabido, fue condenado a ingerir cicuta. No sólo su lO A orillas del hgo Servilio (en realidad, un manantial que estancaba
muerte serena, rodeado de amigos con los que debatía sobre el trance (el'. sus aguas cerca del Campo de Marte), y no flotando en él, quedaron ex-
más abajo, 12), sino su vida también, despertaron la admiración de Séne- puestas las csbeza¡ de los proscritos asesinado~, según C¡CERÓN, Defensa
ea, que lo menciona repetidamente de modelo, en los Diálogos como en de Roscio de Ameria 89; sus bienes fueron subastados oficialmente, por
todas sus obras, e incluso a las veces le hace trascender ese papel pasivo
y le cede la palabra (el'. Vida feliz 25, 4-8; 26, 4-8; 27-28).
eso Séneca llama: al lugar «espoli~!!? es, lo identifica con la de-
pendencia del al' ¡teatro donde los gladiadores moribundos eran remata-
-
18 El Mar Superior se corresponde con el Adriático, y el Inferior con dos (estrangulándolos, según el propio filósofo, el'. Epístolas 93, 12) y,
el ¡meno.
junto con los ya cadáveres, eran despojados de sus armas y vestidos.
,;
/
18 DIÁLOGOS SOBRE LA . ROVJDENCIA '- 19
públicos? y todo esto lo hace él; que promulgó la Ley Cor-
nelia 21. .
t
te, ajado por los placeres y cnando por una dicha exagera-
da, más que lo que sufre 10 atormenta la causa de su sufrir.
9 Pasemos a Régulo. ¿En qué lo perjudicó la suerte al ha- No han alcanzado los vicios un dominio tal de! género hu- 11
cerla modelu de lealtad, modelo de resistencia? Los clavos mano que sea dudoso si, en caso de darse la posibilidad de
- p~nt:i.ransu piel y, ":.".":v.:¡uieraque reclim, 3Ucuerpo ex- elegir el destino, más quenjan nacer Régulo!: que Mecenas;
hausto, Ú: recuesta sobre una herida; sus ojos están someti- °, si hay' alguien que se atr~a a decir que hubiera preferido
dos a una perpetua vigilia: cuanto más tormentos, más gloria nacer Mecenas a Régulo, ése mismo, por más que se lo ca-
alcanzará. ¿Quieres saber hasta qué punto no se arrepiente lle, ha preferido nacer Terencia. .

de haber fijado este precio a la virtud? Reanímalo y mán- ¿Juzgas que Sócrates fue maltratado porque engulió 12
10 dalo al senado: expresará la misma (1pinión. ¿Consideras tú aquel bebedizo mixturado por el pueblo no de Qtraforma
por tanto más dichoso a Mecenas22, a quien, apurado de que si fuera el medicamento d( !a inmortalidad y debatió
amores y deplorando los desplantes ~otidianos de su displi- sobre la muerte hasta su propia muerte? ¿Se portaron mal
cente esposa, le procuran el sueño mediante la melodía de con él porque se heló su sangre y poco a poco, según se iba
orquestinas que resuenan levemente a lo lejos? Por más que extendiendo el frío, se detuvo el vigor de sus venas? ¡Cuán- 13
se amodorre con el vino y se distraiga con el fragor del agua to más hay que envidiar a éste que a aquéllos a quienes les .'
y engañe con mil placeres su mente apurada, tan insomne sirven en una gema, a quienes un invertido enseñado a pasar
estará en su lecho de plumas como aquél en su cruz; pero por todo, de virilidad cercenada o dudosa, les licúa en el oro
para aquél es un consuelo padecer crueldades por un punto nieve filtrada! Éstos devolverán en un vómito cuanto bebie-
de honor y del sufrimiento pasa a considerar su causa, a és- ron, tristes y con el n'.gusto de s' bilis, aquél, por el contra-
rio, apurará el veneno con gusto y ganas.
21 El uso romano era designar las leyes con el nombre de quien ¡as
hubiera promovido o promulgado; eso hace que las leyes que publicó Sila En lo que a Catón toca, se ha dicho suficiente y el 14
se ].amen todas Comelia, pero parece evidente que Séneca. alude a la de acuerdo común de los hombres reconocerá que le corres-
sieariis et ueneficiis, que castigaba asesinatos, envenenamientos y las pondió la dicha mayor a él, a quien la naturaleza escogió pa-
condenas capit31es contra derecho. ra con él andar a golpes contra trances terribles. «Las ene-
2' Gayo Cilnio Mecenas (ea. 69-8 a. C.), íntimo de Augusto, le ayudó
a alcanzar el poder y a mantenerse en él, abortando algunas conjuras
migas de los poderosos son penosas: que se enfrente a la
contra el cmpcrador (cf. Brevedad 4, 5), sustituyéndolo en ocasiones y, vez con Pompey023,con César, on Craso24. Es penoso ser
(

sobre todo, colaborando en el renacimiento literario que Augusto preten-


día. no sólo como protector de poetas y prosistas, sino como escritor él
23 Evidentc:mente, Gneo Pompeyo Magno, primero aliado y rival lue-
mísmo (cf. H. BARDON, La littérature..., págs. 13-19); su estilo, rebusca-
go de César, a SIl polític~ hegerrOl'ista se oponía Catór.. aunque más tarde
do y efectísta, lo critica duramente Séneca (ef. Epístolas 19, 9; 114,4-8) en la guen.. t:ivil tomó partido por (:I como mal menor. Séneca suele ci-
como reflejo de sus costumbres decadentes y su vida agitada, entre otros
tarlo para usar s~uerte de ejemplo ,~J.!:R..I1. n. 52) y jugar con el signi-
motivos. por los sucesivos repudios y reconciliaciones con su mujer, 1'1'.-
ficadodes'lIcognnmen. el Gland., (cf. nrel'edad 13. 7; Murcia 14.3)
,c"d., 'I"c Ic lob.b." el ""ello, Cf.. .in e",bi\fgo. 1'1.11"10VII 1'11, 'I"e ,1..
" COI! e.le lelt;ef luielllbro queda completo el llamado primer triunvi-
como causa de ese prolongado insomnio unas fiebres persistentes.
rato: Gayo licinio Craso (ea. ',"15,-53 a. C.), célebre tristemente por su
~-
-~;'.

20 DIÁLOGOS
. SOBRE L'iPROVIDENCIA 21
superado por las peores personas en los cargos públicos: cado para su valor, que ibala caer en el ol,..ido,una oportu-
que se vea pospuesto a Vatinio 25.Es penoso implicarse en nidadpara brillar.Disfrutan,digo, a veces los grandeshom- 4
guerras civiles: que sea soldado por el orbe entero en pro de bres con la adversidad, no de o1.'a forma que los soldados
una buena causa, con tanta desventura como te:;ón. Es peno- esforzados con la guerra; al mirmilón Triunf026 yo, durante
so atentar contra uno mismo: que lo haga. ¿Qué conseguiré el reinado de Tiberio César, lo oí quejándose de la escasez
con esto? Que todos sepan que no son desgracias éstas de de combates: «¡Qué bonita,poca», decía, «desaparece!».
las cuales consideré yo digno a Catón.» El valor está ansioso de peligros y piensa a dónde diri-
4 La felicidad va a parar a la plebe y a los de natural des- girse, no qué va a sufrir, puesto que incluso lo que V};a su- .

preciable: ptr el contrario, subyugar desatres y terrores hu- frir forma parte de su gloria. Los hombres aguerrid;is .se va-
manos es prorio del grande hombre. Ser siempre dichoso y naglorian de sus heridas, alardean contentos de su sangre
pasar la vida sin dentelladas en el espíritu es, de cierto, des- que maRa por una causa honorable: por más que los que re-
. ~ conocer el otro lado de la naturaleza. Eres un gran hombre: gresan ilesq~ del combate hayan realizado las mismas haza-
pero ¿cómo lo sé, si la suerte no te da ocasión de demostrar ñas, se mira más al que vuelve herido. El dios, digo, mira 5
tu valor? Has 1'-ajacoa los juegos olímpicos, pero nadie más por quienes desea que sean honrados lo más posible cada
que tú: tienes una corona, no tienc:suna victoria; no te feli- vez que les procuraocasiónde hacer algo animosay esfor- "
cito como hombre esforzado, sino como UO0lue ha alcan- zadamente, para lo cual es preciso cierta complicación:
- zado el consulado o la pretura: has salido ganando en honra. apreciarás al piloto en la tempestad, en el combate al solda-
3 Lo mismo puedo decir también a un hombre bueno, si nin- do. ¿Cómo puedo saber qué grande es tu ánimo frente a la \.,
\'1 .
guna circunstancia comprometida le ha dado oportunidad en pobreza, si rebosas de riquezas? ¿Cómo puedo saber cuánta
firmeza muestras frente a la deshonra y el descrédito y la d
que mostrar la fuerza de su ánimo: «Te tengo por un infeliz .L
porque nunca has sido infeliz. Has pasado ia vida sin un ad-
versario; nadie s¿¡~ráde qué has sido capaz, ni tú mismo si-
inquina de la gente, si envejeces entre aplausos, si te persi..
. guc su favor insobornable, propicio por alguna prop'ensión
~
quiera». Pues para el conocimiento de uno mismo es preciso de sus mentes? ¿Cómo sé con cuánta ecuanimidad vas a so-
pasar alguna prueba: nadie ha advertido de qué cm capaz :;i portar la pérdida de tus hijos, si tienes ante tus ojos a cuan-
no es intcntándolo. Así pu::s, algunos se han ofrecido es- tos has criado? Te he oído cuando consolabas a otros: me
pontáneamente a las desgracias que ya tardaban y han bus- habría hecho idea de ti si tc hubieras consolado a ti mislllO.
St 1\ti nlislllo le hubierus prohibido afligirte. Os lo ruego, no 6
dcl! ola ell Curras frellh: a los partos y la posterior muerte a tmición que
éstos le procuraron. Cónsul con Pompeyo en el año 54, ambos lograron. a 26 Este Triunfo era, a lo que dice Séneca. pues por otra fuente no es
fuerza de sobornos y maniobras arteras, que Catón no resultara elegid" eonvcido. un gladiador de los que iban armados eon espada, escudo y
prelor (cf. PI.U;ARCO, Catón el juven 40, 1-6). casco al estilo galo. rematado por la figura de un pez conocido en griego
25 Publio Vatinio. un deshonesto arribista (cf. CICEI:ÓN. Cartas a su como mórmylos. de"ífonde ellatin mu~ designarlos. Su queja la
hermano Quinto 114, 1). precisamente el rival de Catón en las elecciones provocan las reducciones en las partidas destinadas a los espectáculos
mencionadas en la nota anterior. impuestas por el ahorrador Tiberio (cf. SunoNlo, Tióáiu 34, 1).

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d), .

22 DIÁLOGOS
SOBRE LA P~OVIDENCIA 23
os espantéis de esas circunstancias que los dioses irunortales : 'siempre del viento las vidriels, cuyos pies se ~an calentado
aplican a los ánimos como aguijones: un desastre es una ~&1trefomentos renovados de continuo, cuyos comedores ha
oportunidad para el valor. Con razón uno llamaría infelices templado un calor subterráneo y repartido por las paredes 27,
a los que se embotan en una prosperidad exagerada, a 10$ a éste una Hgera brisa no lo acariciará sin peligro. Aun 10
que una calma chicha detieJ1e como en un mar apacible: cuando todo lo que ha svJ'.;J?asado su medida es perjudicial,
7 cuanto les soblevenga les vendrá de nuevas. Las situacion~s la desmesura más peligrosa ~s la de la prosp,:ridad: perturba
violentas abruman más a los inexpertosj pesado es el yugo el cerebro, incita a la mente a ensueños vanos, esparce gran
para una cerviz jóven; el novato palidece ante la suposición cantidad de niebla ambigua entre lo falso y lo verdadero.
de una herida, contempla con audacia su propia sangre el ¿Cómo no va a ser mejor sobrellevar una desdicha sin fin
veterano que sabe que a menudo ha resultado vencedor des- con ayuda del valor, que reventar de bienes infinitos e in-
. pués de derramada. Asi pues, el dios endurece, ejercita a los moderados? La muerte por inanición es más llevadera, por
que pone'a prueba, a los que ama; en cambio, a los C;,uepa- una indigestión explotan.
rece mirar con indulgencia, a los que parece perdonar, los Así pues, los dioses siguen con los hombres buenos el 11
conserva flojos para las desgracias venideras. 'Pues os equi- mismo sistema que con sus alumnos los maestros, que exi-
vocáis si creéis que alguno está exento: también al largo gen más trabajo a aquellos en quienes tienéil puestas mayo- "
tiempo dichoso le llegará su parte; quienquiera que parece res esperanzas. ¿Acaso crees tú que: a los espartanos les son .j
s
haber sido emancipado ha sido emplazado.
¿Por qué el dios molesta a los mejores Gon una mala
odiosos sus hijos, cuyo temple prueban con azotes adminis-
trados en público? Sus mismos padres los animan a que
,
é,
\"~r
\.
,
salud o con un kto o con otros inconvenientes? Porque en aguanten valientemente los golpes de los látigos y lei~Lle- '"
el campamento también las misiOnes peligrosas se encargan gan, ya desgarrados y exánimes, que perseveren en ~fr<:cer ,:~,
a los más esforzados: el comandante envía a los más selec- ,~
las heridas a otras heridas 28.¿Qué tiene de sorprendente que 12
tos a que acometan al enemigo en una emboscada nocturna el dios tantee los ánimos generosos con dureza? Un modelo
o exploren el Call".Ínoo desalojen de su posición a una guar- de valor nunca es blando. Nos azota y desgarra la suerte: su-
nición. Ninguno Je los que salen dice: «Mal me ha conside- frámoslo. No es saña, es una competición: cuanto más a
rado el general», sino «Bien me ha juzgado.» Que digan lo
fnismo cuantos reciben la orden de sufrir casos que hacen 27 Do:; medidas contra el frío en las casas de los pudienles: ventanas
cerradas con delgadas planchas de vidrio, y calefacción obtenida por el
llorar a los miedosos y cobardes: «Hemos parecido al dios
sistema llamado hipocausto; el vapor producido en una caldera de agua
dignos de ser en quienes se experimentara cuánto sabía su- hirviendo se repartia por debajo del piso, que era doble, y mediante tubos
frir la naturaleza humana.» por las paredes. El propio Séneca asegura que tanto el cristal como la "a-
9 Rehuid los deleites, rehuid la enervante prosperidad, de le facción empezaron a usarse en su época (c( Epístolas 90, 25).
la que se empapan los espíritus y, si no interviene algo que 2&Se trata de Viamastígosis «<flagelación»), de la que habla P,-u-
'TARCO, Antiguas costumbres de los ef;arla'ñbs 40: una ceremonia anual
les recuerde su condición humana, se embotan como amo-
en la que los niños competían por ver quién aguantaba más latigazos (cf.
dorrados en una borrachera sin final. A .:¡;.;:c"han defendido también C¡CERÓN, Tusculanas 1134; V 77).
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, "'~~i?¡

24 DIÁLOGOS

. ' menudo la entablemos,más esforzados seremos: la parte SOBRE LA ptVIDENCIA 25


dos? No hay árbol firme ni fuerte sino aquél sobre el que se
más firme del cuerpo es aquella que ha hecho mover un uso
abate un viento constante, pues por el maltrato mismo SI'.ve
reiterado. Debemos ofrecemos a la suerte, para que ella nos
obligado a sujetarse y hunde sus raíces con más resolución:
endurezca '.:ontraeIJamisma: poco a poco nos hará iguales a
son quebradizos 10,<;que han crecido en un soleado valle.
ella, la frecuencia de leu riesgos 110Sdará el desprecio de los
13peligros. Asi tienen los marineros los cuP-rposduros para Luego también es provechos¡ a los hombres buenos, para
que puedan mantenerse impasibles, meterse mucho en si-
soportar la mar, los campesinos las manos callosas, los
tuaciones pavorosas y soportar con ecuanimidad lo que no
músculos de los soldados son vigorosos para arrojar vena-
son males sino para quien mal los sobrelleva.
blos, tienen miembros ágiles los corredores: en cada UIi.Olo
más firme es lo que ha ejercitado. El espíritu llega a despre-
. Añade ahora el hecho de que es provechoso para todos s
.¡que los mejores,por así decir, esténde senici" y"llevenac-
ciar el sufrimiento de las desgracias gracias al sufrimiento;
ciones a cabo. Tiene el dios la misma intención que el sabio,
que sabrás qué puede lograr en nosotros si miras cuánto le
¿postrar que lo que el vulgo apetece, lo que lo aterra, no es
consigue el trabajo a los pueblos pobres y por esa indigencia
ni bueno ni malo; será, en cambio, evidente que es bueno si
14más esforzados. Considera todas las naciones en las que tie-
no lo aplica más que a los buenos, y que es malo si tan sólo
ne su término la paz romana, Jos gennanos digo y cuantas "
naciones nómadas se hallan cerca del Histr029: un invierno lo destina a los malos. La ceguera será detestable si no pier- 2 "

de los ojos nadie más que aquél a quien deben arrancárse-


,sin fin, un cielo sombrío los oprime, mal los sustenta un ~

los; así pues, que queden privados de la luz Api03Oy Mete-


suelo sin frutos, rechazan la lluvia con techumbres de paja y '!
n
hojarasca, saltan sobre lagos solidificados por el hielo, ca-
1031.La riquezas no son un bi~n; así pues, que las posea ,1
,
también el alcahuete Eli032, para que los hombres vean el
15zan alimañas para su alimento. ¿Te parecen infelices? No es t:L
infeliz nada que la costumbre ha introducido en el orden dinero, aun cuando !e consagran en los templos, también en .1
un burdel. De ningún mudo puede el dios alejar lo deseado
natural; pues poco a poco acaba causando placer lo que em-
mejor que si lo desvía hacia los más ruines y se lo hurta a
pezó por necesidad. Para ellos uo hay domicilio alguno ni
morada alguna más que los que la fatiga dispon~ para cada
]O Apio Claudio (finales del s. Iv-principios del 111a. C.) perdió la
día; su comida es vulgar y aun deben procurársela con sus
"vista en el ocaso de Sil intensa vida como refonnista y promotor de obras
propias manos, la inclemencia del cielo horrorosa, sus cuer-
publicas (entre otras, la vía que lleva su nombre, Apia), lo que le valió el
pos desprotegicios:esto que te parece un desastre es la vida cognomen Caecus. el Ciego.
16de tanta cantidad de gentes. ¿Por qué te extraña que los 31 De Lucio Cecilio MeteJo (s. 111a. C.) había una estatua en el Capi-
hombres buenos, para qu~ se fortalezcan, se vean zarandea- tolio tanto por sus victorias sobre los cartagin~ses (cf. Brevedad q, 8) y
los altos cargos que ocupó, como por haber salvado d Pal~d;o (I~.::,¡.¡gen
de Palas Atenea que protegía Troya y que Ene'!s llevó a Italia) >:el ~emplo
29 El Danubio, frontera natural con los pueblos gennanos cuyas rudas de Vesta incend'iíido, hazaña en Ja"gue qe;dió la vista (cfo PLlNIO, VII
141).
y austeras costumbres sirven a Séneca de parangón con frecuencia (cf.
Ira 1 11,2-4;11 15.1). 32 Quizá no se Irate de una persona en concreto; si lo fuera, no seria
conocida per otras referencias,
,,"",'~:
'-'.
l
26 DIÁLOGoS SOBRE LA p~ '. VIDENCIA 27

3 los mejores. «Pero es injusto que Wl hombre bueno se vea


mutilado o crucificado o encadenado, que los malvados se
t
tales, de que habéis hecho vues .. voluntad sin que me fuera
conocida de antemano; pues hubiern llegado primero a esta
pavoneen con sus cuerpos intactos, despreocupados y con- situaciones en las que me hallo ahora requerido. ¿Queréis
sentidos.» ¿Entonces, qué? ¿No es injlW.oque los hombres tomar mis hijos? Para vosotros' los crié. ¿Queréis alguna
esforzados tomen las armas y pernocten en el Gampamentoy parte de mi cuerpo':' Tomadla:#no 0S prometo gran cosa, en
estén de pie ante la empalizada tras vendarse las heridas, seguida lo abandrnaré por entJt.o. ¿Queréis mi vida? ¿Cómo
y que entre tanto estén a salvo en la ciudad los afeminados y voy a pretcader .1plazar que recuperéis lo que me disteis?
los q'.lepresumen de su indecencia? ¿Entonces, qué? ¿No es De buena gana os llevaréis de mí cuanto pidáis ¿Qué hay,
injusto que doncellas de noble linaje se despierten por las entonces? Habria preferido ofrecer a entregar. ¿Por qué era
.) noches para realizar sus tareas sagradas33,que les disolutas preciso an:.ebatármclo? Pudisteis recibido; pero ni siquiera
. 4 disfruten del sueño más profundo? El trabajo incita a los ahora me lo arrebataréis, porque no se quita nada sino al que
mejores: el senado a menudo delibera el-día entero, mientras pretende cons~rvarlo.»
durante ese tiempo ios más despreciables o distraen su ocio Nada se me impone, nada sufro mal de mi grado, ni soy 6
en el Campo 34o se esconden en ia taberna o malgastan su esclavo del dios, sino que me pongo de acuerdo con él,
tiempo en alguna tertulia. Lo rrJsmo pasa en esta gran repú- tanto mas, por ci~rto, cuanto que sé que todo transcurre se-
.' ,
blica: los hombres buenos trabajan, gastan, se gastan, y de gún una ley precisa y dictada para la eternidad. El destino 7 "
buena gana, por cierto; no se ven arrastrados por la suerte, le nos guía y la primera hora de los nacidos ha determinado .~ ¡
van detrás e igualan sus pasos; si hubieran podido, la hubie- cuánto tiempo le queda a cada cual. Una causa depende de ~~¡
5 ran adelantado. Recuerdo haber oído esta expresión, tam- otra causa, el interminable encadenamiento de los hechos \,:0
bién animosa, de Demetrio, hombre el más esforzado: «Sólo rll
arrastra consigo asuntos privados y públicos: r-')r 'lo tanto,
.~
de esto», dijo, «puedo quejaime de vosotros, dioses inmor- hay que sufrir cualquier cosa esforzadamente, porque todas
ellas no se precipitan, como pensamos, sino que van Ilegan-
33Son las Vest'iles, sacerdolisas de VeSta, para cuyo culto eran selec- d~ Hace tiempo quedó establecido de qué disfrutas, de qué
cionadas muy jóvenes entre las familias patticias y obligadas a mantener- te lamentas y, a pesar de que las vidas de los individuos pa-
se castas durante los treinta años que pcnnanecian al servicio del templo; rezcan ser variadá~ con grandes diferencias, el total viene a
éste básicamente consistía en conservar siempre encendido el fuego sa-
ser sólo esto: perecederos nosotros, recibimos bienes pere-
grado, símbolo de la diosa; en el aprendizaje de:estos ritos y otras fun-
ciones pasaban diez años, los practicaban otros diez y los últimos se de- cederos. Así pues, ¿por qué nos irritamos? ¿Por qué nos 8
dicaban a enseñarlos a las novicias (cf. Ocio 2, 2). quejamos? Para esto hemos sido preparados. Que la natura-
}4 Séneea no ha de precisar más para que se entienda que es el Cam~o leza se sirvü a su gusto de los cuerpos, que son suyos; no-
de Marte, una explanada más allá del pomerio (c~ 3revedad n. 49) em- sotros, contentos con todo, esforzados, pensemos que nada
pleada desde antiguo para fines militares, electoraks (ef. Ira 11n. 64) y
perece de lo nue~o. ¿Qué es p~e un hombre bueno?
religiosos; a partir de -Pompeyo se leVantaron en el Campo teatros, jardi-
nes portieados, monumentos y estadios (el de Domiciano, actualmente la Ofrecerse al destino. Es un profundo alivio ser arrebatado
plaza Navona). junto con el ü.niverso: sea lo que sea lo que ha ut:cretado que
( '--
t
28 DIÁLOGOS
SOBRE LA PRtvIDENCIA 29
vivamos así, que muramos así, obliga también a los dioses . ~AI oír esto, el animoso jov& dice 36:«Me gusta el cami- Ii
en la misma necesidad. Una carrera irrevocable transporta lo no, subo; vale la pena ir por él, aunque me pueda caer.» No
humano igual que lo divino: d mismo fundador y conductor deja de amedrentar con temores su ánimo ardiente:
de todo escribió de cierto el destino, pe-rose ciñe a él: siem-
Yaunque manter.gas el mmbo y ningún desvío te arrast,"e,
9 pre obedece, sólo una vez ordenó. «¿Por qué, sin embargo,
el dios en la adjudicación del destino fue tan injusto que a has de marchar sin emhargo afJ.ravésde le:;cuernos del toro
hostil, de los arcos de Hemonia y la faz del leó>¡sanguina
los hombre buenos les asignó la pobreza y los golpes y las
muertes prematuras?)~. El artesano no puede modificar la [rio37.
materia: no lo ha consentido ella nunca. Algunas cosas no
Tras esto dice: «E:1gancha el carro que me has prometi-
se pueden separar de otras, forman un conjunto, son indivi-
sibles. Los temperamentos lánguidos y proclives al sueño o do: lo que piensas que me arredra me anima; me agrada es-
a un dl!~m1evelamuy similar al sueño están entramados con tar allí donde el sol mismo tiembla.» Es propio del humilde
elementos inactivos: para que se produzca un hombre del y débil perseguir la seguridad: el valor marcha por las al-
que se deba hablar con consideración hace falta una índole .tUras. .
J.
«¿Por qué, sin embargo, consiente el dios que pase a los 6 "
más fue.-te.No le será llano el camino: es preciso que vaya
hombres buenús alguna desgracia?». Él, de cierto, no 10 .../
arriba y abajo, que quede a merced de las olas y guíe su na- '..
vío entre remc>Iitl°s.Contra su suerte debe él mantener el ponsiente. Aleja de ellos todas las desgracias, crímenes y '¡-
'escándalos y pen:,;amientosdeshonestos y ambiciosos pro- :,: ~
rumbo; tendrá muchc$ tropiezos duros, amargos, pero que
podrá ablandar y dulcificar él mismo. El fuego contrasta el yectos y pasión ciega y avidez espía de lo ajeno; los cuida y
:'4efiende: ¿acaso alguien exige al dios que también vigile el
~
10 oro, la desventura a los hombres csforzados. Mira qué alto p~'
ha de trepar la virtud: sabrás que no ha de avanzar por luga-
,bagaje de los hombres buenos? Ellos mismos alejaü del dios .¿J
res seguros. ~~ta-preocupación: menosprecian las apariencias. Demócri- 2

Es empinado primero el camino, el cual los cabal/os


frescos al aiba apenas ascienden; la parte más alta,
quisiera, y fue guiar el carro, desde la salida hasta que alcanza el mar,
en medio del cielo, de donde incluso a mí me da miedo
aqui personificado en Tetis, la titánide esposa de Océano y madre de to-
mares y tierras mirar y tiembla mi pecho con grande dos los ríos. '
pánico; alfin el camino es pendiente y precisa de guía 36 El animoso joven es Faetón, el hijo del Sol; esta intervención suya
firme; entonces también la que abajo me acoge en sus olas, y la siguiente son de ccsecha de Séneca, pues no se encuentra en el texto
Tetis la honda, suele temer que me caiga al abismo 35. de Ovidio 'a réplica de Faetón en estilo directo, sino resumida en dos ve-
sos (103-104), cuando su padre ha terminado de hablar. '

J7 OvmJo, ¡bid. '*81. En su recorris;\A j)QlJ¡ls constelac.;Qr~s del Zo-


3S Cita de OVIDJO, Metamorfosis U 63-69: el Sol describe las dificul- diaco el Sol ha de enfrentarse al toro,. al !",:jn y al centauro armado con
tades que halla en el trayecto diario con su carro tirado por caballos de un 3rco que, como él, es de Tes,1lia, llamada por su nombre antiguo, He-
fuego, para disuadir a su hijo: le había conced;';v .;i¡¡ pensar el deseo que monia.
G
\ 1

~
30 DIÁLOGOS

to 38rechazó 1.asriquezas, pues las consideraba un lastre para


una mente pura: ¿por qué te extrañas entonces, si el dios
SOBRE LA P

í VIDENCIA

aparecen por dentro. Así el undo ha menospreciado las


./ipariencias, contento con su propia contemplación. Dentro
31

consiente que al hombre bueno le suceda lo que el hombre he puesto todos los bienes: no necesitar la dicha es vuestra
bueno a las veces quiere que le suceda? Lc:; hombres bue- dicha.
nos pierden hijos: ¿cómo no, cuar.do a las veces h1mbién 'Pero nos caen encima muchas penalidades horrorosas, 6
los matan? Son enviados al destier:o: ¿cómo no, si a veces dificiles de toierar.' Puesto !4ue no podía yo sustraeros a
\ ; ellos mismos dejan la patria dispuestos a !lOregresar? Son ellas, armé vuestros ánimos contra todas ellas: soportadlas
asesinados: ¿cómo no, cuando a veces atentan contra sí serenamente. Esto es en lo que aventajáis al dios: él está
3 mismos? ¿Por qué razón sufren duros tropiezos? Para que más allá del sufrimiento de las desgracias, vosotros por en-
\ :
enseñen a otros a sufrir: han nacido para ser ejemplo. Así .Jcima del sufrimiento. Menospreciad la pobreza: nadie vive
pues, imagina que el dios dice: «¿Qué tenéis que podáis re- tan pobre como ha naci<.io.Menospreciad el dolor: o se des-
\
procharme vosotros que os complacéis en la rectitud? A los truye o destruye. Menospreciad la muerte: o bien os da fin o \
otros los he rodeado de bi~nes falsos y he burlado sus espío bien os cambia de lugar. Menospreciad la suerte: no le he \
ritus frívolos con una suerte de sueño largo y engañoso: los dado ningÚn venabio con el que pudiera malherir el espíritu. j
heiecorado con oro, plata y marfil, dentro no hay nada Ante todo he procurado que nadie os retuviera sin quererlo 1 ,. ,J
4 bueno. ÉS()Sque consideras dichosos, si los miras no por
donde se ofrecen a la vista sino por donde se ocultan, son
vosotros; la salida está expedita: si no queréis pelear, os es ,:: \
p,osiblehuir. Por lo tanto, de todas las cosas Cj.uehe querido :;. j
infelices, sucios, repugnantes, enlucidos por fuera a seme- qüe os fueran inevitables, nada he hecho más hacedero que 1.';\7;
\.. j
\ ""1
janza de sus paredes; ésa no es una dicha sólida y simple: es . el:morir. He puesto la vida cuesta abajo: avanza por sí mis- ~'LQ
un revestimiento y fino por demás. Así pues, mientras les es . roa; Tan sólo fijaos y veréis qué corto y despejado cami110 . lIt
\
\ posible estar de pie y mostrarse a su capricho, deslumbran y .: llé:vaa la libertad.No os h~ impuestoa la salidaunas dHa-
engañan; cuüüdo les cae encima algo que los descompone dones tan largas como a los que entran; de otro modo, la
\ y destapa, se hace entonces evidente cuánta profunda y ver-
";

°..suerte habría detentado un gran poder sobre vosotros, si el


s dadera fealdad ocultaba ese esplendor prestado. A vosotros ,;.:hombre muriera tan despacio como nace. Cualquier mo- 8
os he dado bienes seguros, perdurables, mejores y mayores mento, cu31quier lugar os puedl: enseñar qué fácil es renun-
cuanto más les dé uno vueltas y los examine por todos la- ciar a la naturaleza y arrojarle a la cara su regalo; entre los
dos: os he concedido menospreciar lo temible, sentir aver- altares mismos y los ritos solemnes de los sacrificantes,
sión por las pasiones; no brilláis por fuera, vuestros bienes mientras se desea h',vida, habituaos a la muerte. Los robus-
tos cuerpos de los toros se derrumban por una pe~ueña neri-
)8 Demócrito de Abdera, en Tracia, filósofo materialista contemporá- da~ el puñetazo de una persona hace tambalear animales de
neo y rival de Platón; al final de su prolongadisima vida se sacó los ojos enorme fuerza; u~ delgado hierro 'aesgarra la coyuntura
y descuidó lo poco que conservaba de su hacienda (cf. c.CI:RÓN, Del su-
premo bien y del supremo mal V 29, 87), que había gastad" casi entera-
de la testuz y cuando la articulación que une la cabeza y el
mente en sus numerosos viajes (cf. DIÓGENI:SLAERCJO,IX 35). cuello se corta, aq ella mole inmensa se desploma. No se 9
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32 DIÁLOGOS

esconde el espíritu en lo hondo ni ciertamente hay que ex-


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traerlo con el hierro; no hay que registrar las entrañas con
una herida profundamente infligida: la muerte está ahi cer-
ca, No he destinado un lugar concreto para estos golpes: por
SOBRE LA IRA
donde quieras es Itccesible. Eso mismo que se llama morir,
con lo qne el alma se separa del cuerpo, es tan breve que no
~
se puede percibir tamaña velocidad: bien sea que un lazo
estrangule :a i,"'b ~i:a,bien sea que el <.guaimpida la respi- LIBRO PRIMERO
ración, bien sea que la dureza del suelo que está debajo des-
pedace a los que se arrojoQ.nde cabeza; bien sea que la absor-
ción del fuego corte la entrada al aire al regresar, sea lo que
sea, va rápido. ¿Es que te ruborizas? ¡Teméis tanto tiempo Solicitaste de mí, Novato 1,que escribiera de qué manera t
algo que pasa tan pronto!» 39. podía amansarse la ira, y me parece que no sin razón has
temido mucho este sentimiento en particular, el más abomi-
nable y violento de todos. Pues en los demás hay algo de "
calma y placidez, éste está totalmente lanzado y en plena
acometida, rabiando del bien poco humano deseo de dolor,
39 El suicidio por imperativo moral es piedra angular de la ética estoi- \
ca; Séneca pone de relieve las ventajas que supone repetidas veces en sus de armas, de sangre y de suplicios, despreocupado de sí \
escritos: cfo,sólo en los Diálogos, 2, 10-12; Ira 1II 15,3-4; Tranquilidad rriismomientras haga dar) a otro, arrojándose incluso sobre
16. 1-4; Y Felicidad 19, 1. No obstante, se ha llegado, curiosamente, a ,l~propias lanzas y ávido de una venganza que va a arras-o
sostener todo lo contrario, es decir, que el filósofo desaconsejaba en rea- <ti'arconsigo al vengador.
lidad el suicidio: cf. N. TADlc-Gn.I.OTEAUX, «Séneque face au suicide»,
CAnt. Class. 32 (1963), 541-551. ¿~i;;Asípues, algunos de los hombres sabios calificaron la 2
Jlfa'de locura transitoria 2;pues al igual que ella no tiene do-
,:.~h>,
'. Lucio Ann~o Novato, hennano mayor de Séneca, se consagró a la
oo~rrera politica, culminándola f :>mocónsulenel año58d. C.y seismás
riírde procónsul de Acaya (non ;'re dado a Grecia como provincia roma-
'Da); Séneca lo apreciaba en gra manera, admiraba su carácter bondadoso
>' amable (cf. Cuestiones Naturales ¡Va prefo, 10-12), no falto de agudo
ingenio (cf. una muestra en DIÓN CASIO, LX 35, 3); además, este afecto
le. ;.asladó a la hija de Novato, Novatila, a quien tenia como hija propia
(cf. HeMa 18, ~ Esta estrecha relación envolvió a Novato en la caída de
Séneca y acabó, (;omo éste y Mela::'"'elotrb""hennano, suicidándose.
o',
. 2 Propiamente, «breve» (breuis): la misma definición en HORACIO,
Epístolas ¡ 2, 62. '

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