Está en la página 1de 47

INTRODUCCION

La realidad psicosocial actual señala una serie de problemáticas socioculturales, tales


como la delincuencia, el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, la violencia
intrafamiliar, la prostitución adulta e infantil, crisis y confusión de identidad tanto personal,
nacional como religiosa en la juventud peruana, embarazos no deseados, condiciones
laborales injustas, la pobreza extrema, el escaso acceso de la mayoría de la población a una
educación adecuada, entre otros. En la actualidad existen más de 15 millones de niños en
Latino América, que están obligados a trabajar por sus condiciones económicas y sociales
(OIT, 1997). Todo ello genera un ambiente poco propicio para el desarrollo de la persona,
puesto que resultan innumerables los factores de riesgo que la rodean a lo largo de su vida,
condicionando de este modo el logro de sus metas y objetivos, y delimitando, de alguna
manera, su futuro.

El interés en el estudio de la resiliencia surge cuando se percibe que estos factores no


tienen porque limitar a la persona y determinar su desarrollo físico, emocional y social futuro,
sino que esta puede desarrollar ciertas capacidades que le permitan enfrentar
satisfactoriamente las condiciones adversas que a lo largo de la vida se le presenten. Al
respecto, Cyrulnik et al. (2004) señalan que, por ejemplo, luego de una catástrofe, entre un 40
y 60% de la población desarrolla un trauma psicológico, sin embargo, si reciben ayuda para
recuperar su estado de bienestar en menos de dos o tres años ya no experimentarán efectos
postraumáticos, por el contrario, el daño se agrava considerablemente si las personas
permanecen en el abandono.

A pesar de que nuestro país se encuentra en el grupo de países latinoamericanos, junto


con Chile, Argentina y Colombia, que más han desarrollado importantes líneas de
investigación dentro del área de la resiliencia, aún se requiere de trabajos que ayuden no solo
a terminar de definir este concepto, sino a identificar aspectos de la persona que se necesitan
fomentar a fin de lograr una sociedad compuesta por personas resilientes.

Para la presente monografía se ha realizado una exhaustiva revisión teórica,


analizándose en un primer capitulo los orígenes y antecedentes en el estudio de la resiliencia,
sus definiciones y su deslinde conceptual entre otras definiciones con las que se le ha
relacionado como invulnerabilidad - vulnerabilidad, competencia y robustez. De la misma
2

manera, se han examinado las diversas teorías que la explican, así como, sus factores
protectores y de riesgo, y aquellos mecanismos mediadores entre ambos. Además, se hace
referencia a la manera en que se desarrolla la resiliencia desde el nacimiento y durante todo el
proceso evolutivo de la persona hasta la adolescencia. Por otro lado, se han descrito las
características resilientes propias tanto de niños, como de jóvenes y adultos. Finalmente, se
menciona ciertas características de la cultura de la pobreza y su relación con la resiliencia.

En un segundo capitulo se realiza un análisis sobre el modelo peruano de promoción


de resiliencia, enfatizándose en la iniciativa de INAPRO para la promoción de resiliencia en
niños de la zona andina.

Finalmente, el tercer capitulo se orienta a señalar aquellas conclusiones que se infieren


a partir de la discusión del presente tema, así como las sugerencias que de este se desprenden.
3

Capítulo I
ASPECTOS BASICOS DE LA RESILIENCIA

1.1 Antecedentes y Etimología del término Resiliencia

Lara, Martínez & Otros (2000) señalan que el concepto de resiliencia se origina en un
término proveniente de la metalurgia, el cual hace referencia a la capacidad que poseen los
metales para resistir los impactos y reestructurarse, después de ser comprimido o
doblados. Este término es utilizado también en la medicina, en la que la osteología hace
uso de este concepto para referirse a la capacidad de los huesos para crecer en el sentido
correcto luego de una fractura.

Según Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, (1997) el vocablo resiliencia se origina en el


término latín resilio, es decir, volver atrás, resaltar o rebotar.

La Real Academia de la Lengua Española define a la resiliencia como “la resistencia


de un cuerpo a una rotura o golpe” (Citado por Salgado, 2005a: 11).

En la Enciclopedia Hispánica se afirma que tanto en francés como en español se hace


uso del término de resiliencia para señalar la capacidad de un material de recobrar su
estado original luego de haber sido deformado. Constituye, además, una castellanización
de la palabra inglesa resilience o resiliency, la cual sirve para definir ciertas cualidades
humanas que cumplen con esta definición propia de la ingeniería (Citado por Kotliarenco,
Cáceres & Fontecilla, 1997).

Un antecedente en el estudio de la resiliencia lo constituye el aporte de la reconocida


psicóloga, norteamericana, Emy Werner quien en 1954 en la isla de Kauai en Hawai,
llevo a cabo un estudio longitudinal desde el nacimiento hasta los cuarenta años a más de
quinientos niños nacidos en situación de pobreza. El objetivo de este estudio era conocer
las consecuencias a largo plazo del estrés prenatal y perinatal, y los efectos de ambientes
tempranos adversos en el desarrollo psicológico de los niños. Esta autora encontró que
muchos niños nacidos en familias disfuncionales en esta isla, lograban convertirse en
adultos productivos y felices, logrando una vida plena, estos niños fueron definidos como
4

resilientes. Caracterizando a aquellos sujetos que a pesar, de nacer y vivir en condiciones


de alto riego, se desarrollan psicológicamente sanos (Citado por Borbaran, Contreras &
Otros, 2005).

Kalawaski & Haz (2003) propugnan que en el campo de la Psiquiatría y la Psicología,


este término se presentó por primera vez en el artículo de Scoville en 1942. En este trabajo
la autora empleó este concepto para señalar como las situaciones peligrosas de la vida no
afectaban a los niños y niñas, mientras que el desarraigo familiar si lo hacia. Para estos
autores, es recién en la década de los setenta que este término comienza a ser más
estudiado. En un principio los investigadores utilizaron el término de invulnerabilidad,
niños invulnerables, para referirse a la capacidad de algunos niños para resistir y superarse
frente a condiciones adversas, resistir el estrés.

Kotliarenco, Cáceres, & Álvarez (1996) señalan que adecuando, posteriormente, este
término a las ciencias sociales, para estas, la resiliencia atañería a la capacidad humana
para enfrentar y sobreponerse a las adversidades y construir sobre ellas, resurgir
fortalecido y transformado de estas, y acceder a una vida significativa y productiva.

Por otro lado, Rutter (1985) partió de un término empleado en la física, de resiliencia
como capacidad de un cuerpo para resistir, y lo adaptó al ser humano, resiliencia como
capacidad del hombre para ser fuerte y triunfar frente a las adversidades (Citado por
Salgado, 2005a).
A decir de este psiquiatra inglés, son personas resilientes aquellas que a pesar de nacer
y desarrollarse en situaciones de riesgo, evolucionan como individuos psicológicamente
sanos y exitosos.

Actualmente, existen diversas definiciones del termino resiliencia, que dependen de


cada autor y su enfoque teórico.
Para Gonzales, (2005), Resiliencia significa rebotar de las experiencias difíciles. Esta
no es algo que se adopte o no sino que cada individuo va desarrollándola de acuerdo a sus
necesidades. El concepto de la resiliencia o facultad de recuperación implica dos factores:
a) la resiliencia frente a la destrucción, es decir, la capacidad de proteger la vida propia y
la integridad ante las presiones deformantes, y b) la capacidad para construir conductas
vitales positivas pese a las circunstancias difíciles.
5

Finalmente cabe destacar, que en un inicio se consideraba a las respuestas de


resiliencia como inusuales y hasta patológicas, puesto que se afirmaba que no era normal
que una persona frente a una situación traumática no evidencia síntomas de estrés post
traumático, actualmente se conoce a la resiliencia como un fenómeno común entre las
personas que se enfrentan a situaciones adversas y su aparición no indica patología alguna
sino por el contrario un ajuste saludable a la adversidad.

1.2 Definición

Luego de haber detallado brevemente los orígenes y antecedentes en el estudio de la


resiliencia, es preciso revisar algunas de las definiciones que a lo largo de las últimas
décadas han ido brindando los autores respecto a esta variable.

Rutter (1992) define a la resiliencia como un conjunto de procesos intrapsíquicos y


sociales que permiten al individuo disfrutar de una vida sana dentro de un ambiente
insano. Señala además, que la resiliencia no constituye una cualidad con que el ser
humano nace, por el contrario esta se va adquiriendo a lo largo del desarrollo, mediante un
proceso interactivo del niño con su medio ambiente familiar, social y cultural (Citado por
Salgado, 2005a).

Vanistendael (1994) brinda una definición de resiliencia más amplia, señalándola


como la capacidad del ser humano para realizar las cosas bien pese a las dificultades que
se le puedan presentar (Citado por Lara, Martínez & Otros, 2000).
Este autor distingue dos componentes dentro de esta definición. La resistencia ante la
destrucción, la capacidad para proteger nuestra integridad; y la capacidad para construir
un comportamiento vital positivo más allá de las circunstancias desfavorables o adversas.
Vanistendael (1994) refiere además, que este concepto de resiliencia incluye la
capacidad del individuo o sistema social para enfrentar de una forma socialmente
aceptable las adversidades (Citado por Escobar, Gaviria & Velásquez, 2007).

Otra definición de resiliencia importante la constituye la esbozada por Grotberg (2001)


como aquella capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida,
aprender de ellas, superarlas y salir transformado de estas. Recalca que esta implica un
proceso en el cual intervienen factores, comportamientos y resultados resilientes. Al ser un
6

proceso involucra la promoción de factores resilientes, así como la interacción de estos


factores, la identificación de la adversidad, la selección de la clave de respuesta resiliente
y la valoración de los resultados que conllevan a un sentido de bienestar y al
mejoramiento de la calidad de vida. Señala además que la resiliencia forma parte del
proceso evolutivo, por lo que debe ser promovida desde la niñez (Citado por Lara,
Martínez & Otros, 2000).
Por otro lado, Harvey (1997) la define como la capacidad mediante la cual un
sobreviviente de un trauma se adapta o enfrenta positivamente un acontecimiento
traumático (Citado por Kalawaski & Haz, 2003).

Luthar (2000) considera a la resiliencia como un proceso dinámico que resulta en la


adaptación positiva dentro de contextos de adversidad. Se distinguen tres componentes
dentro de esta definición de resiliencia como proceso. La noción de adversidad, la
adaptación positiva o superación de la adversidad y el proceso dinámico entre
mecanismos emocionales, cognitivos y socioculturales que intervienen en el desarrollo
humano (Citado por Salgado, 2005a).
El primer componte, adversidad, constituye un sinónimo de riesgo, trauma o amenaza
del desarrollo humano. Concibe a la resiliencia como capacidad del ser humano para
enfrentar la adversidad. El segundo componente de adaptación positiva, proviene del
equilibrio entre la capacidad de afrontamiento, de la disponibilidad de recursos sociales y
del grado de amenaza de la situación ambiental. El último componente, la noción de
proceso, es el que permite entender la adaptación resiliente en función a la interacción
dinámica entre los factores de riesgo y los protectores.

Para Kalawaski & Haz (2003) en la actualidad este concepto es entendido como la
capacidad de una persona, grupo o sistema social, para salir adelante a pesar de las
adversidades.

Desde el punto de vista de la psicología Positivista, la resiliencia es la capacidad de


una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos
desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves. La
resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de fomento de la
salud mental y parece una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas
que, aún habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir
7

desenvolviéndose y viviendo, incluso, en un nivel superior, como si el trauma vivido y


asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados. Aunque durante
mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido consideradas como inusuales e
incluso patológicas por los expertos, la literatura científica actual demuestra de forma
contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología,
sino un ajuste saludable a la adversidad.

1.3 Deslinde conceptual con otros términos

Una vez desarrollado las definiciones que a lo largo de los años se han dado acerca de
resiliencia, es preciso establecer una diferenciación entre ésta y otros tres términos con los
que se le ha vinculado como la invulnerabilidad - vulnerabilidad, competencia y robustez.

Invulnerabilidad -Vulnerabilidad

Sobre el concepto de invulnerabilidad y su asociación con la resiliencia, es pertinente


destacar que en la década de los setenta adquirió renombre el concepto de niño
invulnerable. Este aludía a niños con una constitución física tan fuerte que eran capaces de
resistir el estrés y la adversidad.

Sin embargo, este concepto, según afirma Rutter (1985) resulta erróneo debido a las
siguientes tres razones. Primeramente, la resistencia de un individuo al estrés es relativa,
no es absoluta, varia acorde a la etapa de desarrollo del niño y no es estable en el tiempo.
Además, las raíces de la resistencia se originan en el ambiente y en lo constitucional.
Finalmente, el grado de resistencia es inestable, varia en el tiempo y según las
circunstancias que se presenten (Citado por Salgado, 2005a).

El concepto de vulnerabilidad, se distingue del de desadaptación. Ser desadaptado se


refiere a un desvío del comportamiento en relación al promedio.

Por todo lo expuesto, en la actualidad se emplea el término de resiliencia, y si bien en


un principio distintos autores lo utilizaron como equivalente al de invulnerabilidad, las
diferencias encontradas entre estos han permitido que el término de invulnerabilidad se
oriente al campo de la psicopatología.
8

Competencia

Otro concepto importante y que ha sido asociado con la resiliencia es el de


competencia.

Competencias son aquellas habilidades y conductas medibles que son fuente de


excelencia y diferenciación, una de ellas, la capacidad de recuperación, entendida como
la capacidad de recuperarse rápidamente ante frustraciones o fracasos, se relaciona de
alguna manera con el concepto de resiliencia ya que una persona resiliente tendrá una
mayor capacidad de recuperación. Además, muchos de las características de la resiliencia
pueden ser utilizados como competencias.

Por otro lado, Luthar (1993) señala que comúnmente se centra la atención en el
desarrollo de la capacidad de competencia social, debido a que se afirma que esta posee
habilidades de afrontamiento. Esto queda desacreditado por algunos estudios que
muestran personas que si bien se comportan de manera competente frente a situaciones
riesgosas y son capaces de afrontarlas con éxito, pueden presentar vulnerabilidad al estrés,
frente a problemas físicos y mentales (Citado por Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla,
1997).

Robustez

Finalmente, al aludir al término robustez, tal y como lo señala Levav (1995), puede
considerarse como análogo al de resiliencia. Este término se ha definido como una
característica de personalidad que en algunas personas puede reforzar la resistencia al
estrés (Citado por Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1997).

El concepto de robustez hace referencia a una serie de rasgos personales combinados


de carácter adaptativo, entre estos se incluye el sentido de compromiso, del desafío y la
oportunidad, así como, el control interno, todos los cuales se presentan ante situaciones
difíciles.

Kobasa (1979) muestra evidencias de personas que a pesar de haber estado sometidas
a situaciones estresantes han desarrollado escasos síntomas de enfermedad (Citado por
Salgado, 2005a). El autor afirma que estas personas tienden a presentar mayores niveles
9

de compromiso, control interno y desafío que sus pares que sí presentan síntomas de
enfermedad y estrés.

Este autor, Kobasa (1982), alega también que esta capacidad de robustez influye
significativamente en la forma en que la persona interpreta los acontecimientos que
suceden en su vida (Citado por Salgado, 2005a).

1.4 Teorías sobre la Resiliencia

Seguidamente, luego de haber conceptualizado y distinguido la resiliencia de otros


términos con los que se le asocia. Es fundamental, exponer detalladamente las diferentes
teorías que se han encargado de explicarla para lo cual se hará referencia a Del Aguila
(2003).

1.4.1 Teoría de Edith Grotberg

En primer lugar Edith Grotberg ( 2001) propone su Teoría del Desarrollo Psicosocial,
en la cual añade el término resiliencia dentro de la Teoría del Desarrollo de Erickson y
agrega un componente dinámico. Realiza un exhaustivo análisis de los factores propios de
la resiliencia y afirma que la interacción de estos permite la conducta resiliente, para
Grotberg ser resiliente o no serlo va a depender de la interacción que se produzca entre
los factores y el papel de cada factor en los distintos ámbitos en que el individuo se
desenvuelva.

Plantea tres fuentes fundamentales agrupadas en base a características genéticas y


temperamentales del sujeto. Estas características reúnen aspectos tales como la fisiología
y la neuroquímica, los cuales van a influir en la vulnerabilidad del niño frente a los
desafíos que enfrente, a la ansiedad y al estrés.

Grotberg enfatiza también otros aspectos que intervienen en las características


genéticas. (Ver Figura 1)

La intervención del ambiente favorable, el cual lo define como una fuente externa de
defensa que envuelve las respuestas a las características del individuo, como la familia, la
comunidad y la nación. De la misma manera, señala la fortaleza intrapsíquica, como una
fuente interna, de la personalidad del niño, que se compone por el sentido de autonomía,
10

la autoestima, el control de impulsos, los sentimientos de afecto y de empatía. Finalmente,


destaca las habilidades adquiridas y orientadas a la acción, las cuales las considera como
conductas adecuadas a la interacción social, como lo son la capacidad de resolución de
problemas, la expresividad social, el manejo de estrés, entre otros.

De esta manera, Grotberg, plantea que un niño resiliente se caracteriza por gozar de
ciertos factores o fuentes de resiliencia: El soporte externo, las Fortalezas Intrapsíquicas y
Condiciones Personales y las habilidades interpersonales, los cuales se expresan en los
siguientes verbos: Yo tengo, Yo soy/ Yo estoy, Yo puedo.
11

Características
genéticas

Fuerzas
Intrapsíquicas

Atención Confianza
Habilidades Sociales Autocontrol
Apreciación de la realidad Autonomía
Mantenimiento del Ambiente Control de Impulsos
Concentración Autoestima
Anticipación del futuro Ser querible
Expresión social Respuesta a las Empatía
Atención emocional características propias Altruismo
Uso adaptado de la fantasía de niño Control internalizado
Conducta pro – social Relaciones cariñosas Flexibilidad
Resolución de problemas Comunicación pre – verbal Esperanza
Manejo de estrés Sensibilidad simbólica Optimismo
Expresión creativa Aliento y entusiasmo Decisión ante riesgos
Soluciones alternativas Exposición controlada a la Iniciativa
adversidad Energía
Ayudas requeridas Valentía
Dar oportunidades
Ritos/ tradiciones
Disciplina

Figura 1. Teoria de Edith Grotberg.

Fuente: Del Águila. (2003)

A continuación se pasará a describir cada uno de los factores.

El Factor de Soporte Externo (“Yo tengo”) hace referencia al apoyo que el niño recibe
antes de que tome conciencia de quien es y de lo que es capaz de hacer, y que van a
continuar siendo significativos a los largo de su infancia. Este soporte le permite
desarrollar sentimientos de seguridad, los cuales van a conformar el núcleo central para el
desarrollo de la resiliencia. La autora menciona como soportes externos lo cinco
siguientes:
12

a. Relaciones estables, referido a la presencia tanto de los padres como de otros


adultos, ya sea amigos, profesores u otros familiares que compensan la falta del
amor de los padres, que aman y aceptan al niño de manera incondicional. Este
soporte se expresa en la verbalización: “Yo tengo personas alrededor en quienes
confió y que me quieren incondicionalmente”.
b. Estructura y reglas de la casa, destaca a los padres como los encargados de
establecer y promover estructuras y normas claras que el niño debe seguir, de
delimitar claramente los limites y consecuencias, con el fin que el niño los
comprenda y aprenda. Al violar una regla al niño se le castiga (sin infringir daño)
siempre y cuando este entienda la razón por la que esta siendo castigado, del
mismo modo, cuando sigue las reglas se le elogia. Este soporte se visualiza en la
expresión: “Yo tengo personas que me ponen limites para que aprenda a evitar
peligros o problemas”.

c. Modelos, es decir de los padres, pares u otros adultos que a través de su


comportamiento le muestran al niño conductas deseables y aceptables, y lo
motivan a que las imite. Se expresa en la frase: “Yo tengo personas que me
muestran por medio de su conducta la manera correcta de proceder”.

d. Personas que animan al niño a ser autónomo, señala la presencia de adultos (en
especial los padres) que animan al niño a hacer las cosas por si mismo y a actuar
con iniciativa propia y autonomía, elogiándolo cada vez que esto sucede. Se
observa este soporte en el enunciado: “Yo tengo personas que quieren que aprenda
a desenvolverme solo”.

e. Acceso a la salud, educación, bienestar y servicios de seguridad, la presencia de


personas que le brinden al niño acceso inmediato a la salud, educación y
seguridad. La expresión “Yo tengo personas que me ayudan cuando estoy enfermo,
en peligro o cuando necesito aprender”, refleja este soporte.

Otro factor lo constituye el de las Fortalezas Intrapsíquicas y Condiciones Personales


o Internas (“Yo soy / Yo estoy”), se encuentra referido a las actitudes, creencias y
sentimientos que posee el niño resiliente. Dentro de estos factores internos se puede
encontrar los cinco que se describirán a continuación:
13

a. Ser una persona amada, es decir, el niño se percibe a si mismo como una persona
a la que otros aman, por ello realiza conductas para hacerse querer, el niño sabe
que esperar de los demás y es capaz de encontrar un balance entre la exaltación y
la quietud cuando responde a otros. Esta fortaleza interna se visualiza en la
expresión: “Yo soy una persona por la que otros sienten aprecio y cariño”.
b. Capacidad del niño de amar y ser altruista, el niño es capaz de amar a otras
personas y de expresar su amor, se preocupa por los otros y expresa esta
preocupación actuando de manera altruista. Percibe el sufrimiento de otros y busca
compartir su dicha. El enunciado: “Yo soy feliz cuando hago algo bueno por los
demás” esquematiza esta fortaleza.

c. Estar orgullosos de sí mismo, muestra como el niño se auto percibe como una
persona importante y se siente orgulloso de si mismo y de lo que puede lograr. El
niño goza de una sólida confianza en si mismo y autoestima, no permite que otros
lo degraden o humillen. Esta fortaleza se observa en la frase: “Yo soy respetuoso
de mi mismo y del prójimo”.

d. Ser autónomo y responsable, el niño es conciente de su capacidad para actuar y


tomar decisiones por si mismo y asume las consecuencias de su acciones.
Reconoce y admite los límites que posee sobre el control de los eventos y sabe
distinguir cuando otros son responsables. Esta fortaleza interna se manifiesta en la
expresión verbal: “Yo estoy dispuesto a responsabilizarme de mis actos”.

e. Capacidad del niño de tener esperanza, fe y confianza, el niño logra diferenciar


lo correcto de lo incorrecto, cree fielmente que lo correcto siempre vencerá y se
dedica a ello. Tiene confianza plena en la moralidad y la bondad, lo cual
usualmente lo expresa como una creencia en Dios. Esta última fortaleza persona se
expresa en la siguiente verbalización: “Yo estoy seguro que todo saldrá bien”.

Un último factor que plantea Grotberg es el de las Habilidades Interpersonales (“Yo


puedo”), conformado por cinco distintas habilidades las cuales son principalmente
adquiridas de los padres y de quienes brindan la educación, estos incluyen:

a. Capacidad de comunicarse, mediante esta el niño puede expresar abiertamente lo


que piensa y siente, así como puede escuchar lo que otros dicen y percibir lo que
14

sienten. Se visualiza esta habilidad social en la expresión verbal: “Yo puedo


hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan”.
b. Capacidad del niño para solucionar problemas, de analizar la naturaleza de un
problema, pensar en las formas de solucionarlo y darse cuenta si requiere o no de
la ayuda de otros para su solución. El niño es capaz negociar con otros, así como
de encontrar soluciones nuevas y creativas al problema, siendo persistente hasta
llegar a la solución. Esta habilidad interpersonal se manifiesta en la verbalización:
“Yo puedo buscar la manera de resolver mis problemas”.

c. Controlar los sentimientos e impulsos, demuestra como el niño puede no solo


reconocer sus propias emociones sino darles nombre y expresarlas adecuadamente,
de manera controlado y cuidando que no atropelle los derechos de los demás. El
niño es capaz de controlar los impulsos referidos a golpear, huir, o a infringir daño
a la propiedad ajena. Esta habilidad se expresa en la frase: “Yo puedo controlarme
cuando tengo ganas de hacer algo que no este bien”.

d. Capacidad del niño para reconocer su propio temperamento, es decir, de


poseer insight, lo cual lo va ayudar a tomar conciencia de cuan rápido debe actuar
o de cuanto tiempo va a requerir para comunicarse. Esta habilidad interpersonal se
esquematiza en el enunciado: “Yo puedo buscar el momento apropiado para hablar
con alguien o actuar”.

e. Capacidad de buscar relaciones confiables, el niño es lo suficientemente


competente como para encontrar personas que lo ayuden y con quienes pueda
compartir sus sentimientos y preocupaciones. Además, puede explorar maneras
novedosas de resolver conflictos intrapersonales o familiares. Esta habilidad se
observa en la verbalización: “Yo puedo encontrar a alguien que me quiera cuando
lo necesito”.

En cuanto a estos tres factores, Grotberg (1996) sostiene que las primeras fuentes
adquiridas son los factores de soporte externo (incluso antes de tener conciencia) y que
conforme van creciendo estos van disminuyendo y los cambian por Fortalezas
Intrapsíquicas y Condiciones Personales, para finalmente adquirir habilidades para
relacionarse en la etapa adolescente. Es decir, se produce una transición en la que van
abandonando el apoyo del entorno social (Yo tengo) para adquirir habilidades
15

interpersonales (Yo puedo), y en paralelo, va formando y fortaleciendo sus fortalezas


internas (Yo soy).

Cabe destacar que un niño resiliente no ostenta necesariamente de todas estas


características así como tampoco el poseer solo una característica va a ser suficiente para
que sea considerado resiliente. No obstante, mientras más de estas características posea el
niño gozará de mayor flexibilidad al seleccionar una respuesta resiliente.

1.4.2 Teoría del Modelo del Desafío de Wolin & Wolin

Otra teoría la constituye el Modelo del Desafío de Steven Wolin & Sybil Wolin
(1993). Esta teoría explica que frente a ciertas fuerzas negativas o daños, surgen las
resiliencias o escudos del niño o la comunidad. Las cuales van a modificar estas fuerzas
negativas en un desafío, un factor de superación.

Para explicar su teoría, los autores, se han apoyado en la creación de una figura, la
cual llaman “Mandala de las resiliencias”.

La palabra Mandala, es utilizada por esta pareja de autores para referirse a las fuerzas
que permiten que el individuo use su resistencia interna para recuperarse de una
enfermedad. Estas fuerzas vendrían a ser los pilares de la resiliencia, las cuales se
subdividen según etapas de ciclo vital. Un primer círculo de la resiliencia se centra en la
infancia o niñez, otro en la adolescencia y un tercero en la adultez (Citado por Salgado,
2005a).

Los pilares de la resiliencia lo constituyen la noción de “siete resiliencias”, las cuales


son: Introspección (insight), independencia, interacción, iniciativa, creatividad, humor y
moral. Estas evolucionan progresivamente a través de cada una de las etapas del
desarrollo de la persona, adoptando diferentes manifestaciones en cada una de ellas.

En los niños, aparecen todavía sin formar, sin estar orientadas; son comportamientos
motivados intuitivamente. En la adolescencia, estos comportamientos se agudizan y llegan
a ser deliberados. En la edad adulta, se ensanchan y ahondan, hasta llegar a ser una parte
perdurable de la personalidad.
16

A continuación se detallará brevemente cada una de estas siete resiliencias y como se


expresa en cada etapa del ciclo vital.

La introspección, es entendida como la capacidad para autoexaminarse internamente


de manera honesta. Durante la etapa de la niñez, esta se expresa por la capacidad para
intuir cuando algo no se encuentra bien dentro de la familia. Mientras que en la
adolescencia, esta capacidad se manifiesta mediante la capacidad de conocer, saber y
comprender las situaciones que suceden a su alrededor, a fin de adaptarse a estas.
Finalmente, durante al adultez, la introspección es visible a través de la sabiduría y la
comprensión tanto de si mismo como de los demás.

La independencia, es la capacidad de instituir límites entre uno mismo y los


ambientes nocivos, de conservar una distancia emocional y física, sin necesidad de
aislarse. En la niñez, esta capacidad se refleja cuando el niño se mantiene alejado de
situaciones conflictivas dentro de su familia. Durante la adolescencia, se expresa en el
hecho de no involucrarse en situaciones problemáticas. Y durante la adultez, se manifiesta
a través de la capacidad del individuo para vivir autónomamente y tomar sus propias
decisiones.

La interacción, concebida como la capacidad para entablar lazos íntimos y


satisfactorios con los otros. En el niño, se observa en el ser adorable, querido y conectarse
con los demás. En el adolescente, se da por medio de la capacidad para reclutar a sus
pares, para edificar su propia red de apoyo y soporte social, más allá de la familia. En el
adulto, la interacción se expresa en la capacidad de intimar y de atracción, es decir, de
atraer a las personas en relaciones interpersonales gratificantes y reciprocas.

La iniciativa o el placer de auto exigirse y probarse en tareas gradualmente más


difíciles, se refiere a la capacidad para encargarse y ejercer control sobre los problemas.
En los niños, la iniciativa se manifiesta en la exploración. En el adolescente se refleja en
la preferencia por el estudio, participación en deportes y otras actividades extraescolares.
Y en el adulto a través de la generatividad, la cual alude a lo sentimientos de
autorrealización, el liderazgo, la capacidad para hacerle frente a los desafíos y la
participación en proyectos comunitarios.
17

El humor se refiere a la capacidad para hallar lo cómico o lo positivo en la tragedia,


la cual permite alejarse de la tensión. En la niñez, se realiza a través del juego. En la
adolescencia, se refleja en la capacidad para reír y jugar. En la adultez, en la capacidad
para reconocer el aspecto divertido y alegre de una situación.

La creatividad, alude a la capacidad para crear belleza y orden partiendo del


desorden, imponer un propósito y un orden a lo caótico. En el infante, se expresa mediante
la creación de juegos, lo cual le facilita revertir sentimientos negativos como la rabia, la
desesperanza, la soledad y el miedo. En el adolescente, se observa en el moldeamiento,
uso de la disciplina para producir arte, con el desarrollo de habilidades artísticas hacia la
pintura, el baile, etc. Y en el adulto, se manifiesta en su capacidad para componer y
reconstruir.

Por último, la moralidad o conciencia moral. Entendida como la capacidad para


comprometerse con ciertos valores. En la infancia, se hace notoria en la capacidad para
hacer juicios morales, discriminar entre lo bueno y lo malo. En la adolescencia, se
evidencia en el desarrollo de los propios valores y en la capacidad para realizar juicios
morales independientemente de los padres, así como en el desarrollo de la lealtad y la
compasión. En la adultez, la moralidad la constituye la capacidad para entregarse y servir
a los otros.

1.4.3 Teoría del Vinculo Ainsworth

Finalmente, la Teoría del Vínculo, la cual se basa en los estudios de Ainsworth (1978).
Esta autora hace uso de una técnica de laboratorio a la que nombró la situación de
desconocimiento, en la que se separa a los niños de sus padres por un periodo de tiempo y
posteriormente se observa las respuestas de los niños al regreso de sus padres. El vínculo
inseguro se ha asociado entre niños y padres como una señal de negligencia, maltrato y/o
privación psicosocial.

Esta teoría propone que los niños que cuentan con un vínculo seguro a lo largo de sus
dos primeros años de vida, muestran atributos propios de niños resilientes. Los cuales se
caracterizan por presentar un adecuado comportamiento social, regulación afectiva,
capacidad para resistir desafíos, habilidades cognitivas de ingenio y/o creatividad, y
además, se encuentran orientados hacia los recursos sociales (Citado por Reyes, 2006).
18

1.5 Factores que intervienen en la Resiliencia

Inmediatamente después de haber explicado las principales teorías que sobre la


resiliencia existen, es pertinente describir los factores vinculados a los comportamientos
resilientes.

La resiliencia, como concepto multidimensional, implica una serie de factores


personales, familiares y socio culturales, estos se sintetizan en dos grandes grupos:
factores protectores y factores de riesgo. Estos conceptos se encuentran siempre presenten
en el establecimiento de la resiliencia, interactuando permanentemente en el individuo.

1.5.1 Factores Protectores

A continuación, en primer lugar se esbozaran aspectos principales sobre los factores


protectores.

Como ya se mencionó, el concepto de resiliencia no implica ninguna invulnerabilidad,


sino una inmunidad frente a las presiones que surgen en la vida cotidiana; inmunidad que
se relaciona con ciertos factores protectores que derivan de recursos personales
(autoestima, resistencia a la frustración, etc.) y sociales (estructura y dinámica familiar
adecuadas, etc.).

En este sentido, los factores protectores son características del individuo o del
ambiente que van a mitigar el impacto negativo de las situaciones estresantes. Rutter
(1991) señala que son aquellas influencias que modifican o mejoran la respuesta del
individuo frente al peligro, el cual puede conducir a un resultado no adaptativo (Citado
por Salgado, 2005a).

Un factor protector se halla compuesto por tres aspectos. Puede o no ser un suceso
agradable. Incluye un componente de interacción. Y no necesariamente tiene que ser una
experiencia, puede ser una cualidad o una característica del individuo. (Citado por Del
Aguila, 2003). Por ejemplo las niñas parecen ser menos vulnerables que los niños frente a
los diversos riesgos psicosociales (Citado por Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1997).

Según Silva (1999) los factores protectores se pueden agrupar en internos y externos.
19

Internos, son todos aquellos atributos que posee la persona. Estos son la autoestima,
la seguridad, la confianza en si mismo, la empatía, la facilidad para comunicarse, el
autoconcepto, la creatividad, la autonomía, la autoeficacia, el humor, la identidad cultural,
entre otros.

Los factores protectores externos se refieren a las condiciones del medio donde se
desarrolla el individuo, las cuales van a reducir las probabilidades de daño. Estos son la
familia y los lazos afectivos que se establece dentro de ella, la socialización y los sistemas
de apoyo externo a la familia como los amigos y la comunidad (Citado por Reyes, 2006).

Por otro lado, Kotliarenco & Dueñas (1992) establecen una clasificación de los
factores protectores en tres categorías: Personales, psicosociales de la familia y factores
socioculturales (Citado por Lamas, 2000).

Los factores personales incluyen:

o Mayor coeficiente intelectual, verbal y matemático.


o Una aproximación activa hacia la resolución de los problemas de la vida.

o Humor positivo.

o Ritmicidad biológica estable, es decir, control de esfínteres, patrones


regulares de sueño y de alimentación.

o Mayor empatía, autoestima e independencia.

o Menor tendencia a sentimientos de desesperanza y al fatalismo en


situaciones difíciles.

o Satisfacción vital y en el hogar.

o Atribuciones de control sobre el ambiente (locus de control).

o Expectativas acerca del futuro.

o Sentido de la vida.
20

Los factores Psicosociales de la Familia involucran:

o Ambiente cálido.
o Presencia de la madre o sustituta protectora.

o Comunicación abierta al interior de la familia.

o Estructura familiar sin disfuncionalidades.

o Padres estimuladores.

o Adecuadas relaciones con los padres.

o Mayor soporte social (emocional, informativo, material, entrega de


valores).

o Pautas de crianza.

Los factores Socioculturales implican:

o Sistemas de creencias y de valores.


o Sistemas de relaciones sociales (espacios privados y públicos).

o Sistema político – económico.

o Sistemas educativos y de salud.

o Competencias comunicacionales.

o Manejo de redes.

o Ejercicio de influencias (liderazgo).

1.5 .2 Factores de Riesgo

Los factores de riesgo son aquellas circunstancias que van a ocasionar problemas en el
desarrollo del individuo.
21

Grotberg (2006) afirma que un factor de riesgo lo constituye cualquier cualidad de una
persona o comunidad que se relaciona con una posibilidad de afectar la salud.

Para Panez (1997) estos son variables que denotan un riesgo biológico o psicosocial, y
aumentan el riesgo de la presencia de una consecuencia negativa en el desarrollo.

Lamas (2000) señala que es posible que una condición de riesgo afecte la estabilidad y
el óptimo desarrollo de las relaciones familiares, esto va a depender de variables como la
exposición al trauma, la clase social, la expansión y la calidad de la red de apoyo social,
las pérdidas sufridas.

Según Salgado et al. (2001) son factores adversos que constituyen un riesgo para la
integridad física y psicológica de la persona, y provocan problemas psicológicos y
psicosociales que afectan la interacción del individuo a su entorno (Citado por Del
Águila, 2003).

La población infantil, al ser la más vulnerable, es la que puede verse mucho más
afectada por situaciones riesgosas.

Al respecto, PROMUDEH (2001) propone que los factores de riesgo vendrían a ser las
amenazas biológicas (muertes, enfermedades), naturales (desastres naturales) o sociales
(pobreza, violencia y maltrato infantil, familia desintegrada o discriminación dentro de la
escuela) que acrecientan las probabilidades de que se produzca un resultado negativo en
el desarrollo infantil (Citado por Reyes, 2006).

1.5.3 Mecanismos mediadores entre los factores de protección y los de riesgo

Finalmente, cabe mencionar el planteamiento de Rutter (1990) sobre la existencia de


mecanismos mediadores entre las variables de protección y las de riesgo.

La autora destaca cuatro de estos mecanismos (Citado por Kotliarenco, Cáceres &
Fontecilla, 1997).

Estos son, primeramente aquellos que reducen el impacto del riesgo, por medio de dos
formas: Modificando el significado que este posee para el niño, o alterando su
participación en la situación de riesgo.
22

En segundo lugar, los que reducen la posibilidad de las reacciones negativas en


cadena, es decir, que ocurren luego de haber estado expuesto a la situación de riesgo.

Luego están los mecanismos que promueven la autoestima y la autoeficacia; y


finalmente, aquellos considerados como experiencias y momentos claves en la vida de la
persona (Citado por Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1997).

1.6 Desarrollo de la Resiliencia

La resiliencia no es una capacidad fija o absoluta, esta es el resultado de un proceso


dinámico y evolutivo. Dinámico, porque es producto de la interacción del individuo con
su medio ambiente. Evolutivo porque deviene a lo largo de todo el desarrollo evolutivo
del ser humano, en función de cada etapa de desarrollo del hombre desde el embarazo
hasta la adultez. En definitiva, la resiliencia varia constantemente en base tanto a la etapa
de ciclo vital en que se ubica la persona, la cual le permite desarrollar ciertas
potencialidades, así como en función a los factores medioambientales que van influir de
una u otra manera en la adquisición de respuestas resilientes por parte de la persona.

A continuación se hará hincapié en la promoción de la resiliencia a través del


desarrollo psicosocial en el niño y el adolescente:

Embarazo y parto: Se ha logrado reconocer las múltiples capacidades del cerebro


fetal y las adquisiciones fundamentales en esta etapa, que vienen a ser de gran
importancia. Durante el desarrollo fetal de los 9 meses hay una unidad simbiótica niño-
madre, en donde el bebé para su desarrollo encuentra respuestas importantes del medio
como una buena aceptación familiar, espera afecto de parte de sus padres; es decir, la
estimulación es una necesidad que no debe dejar de atenderse, porque es importante para
que el cerebro continúe su proceso de desarrollo, el nacimiento es una verdadera prueba
de resiliencia biológica y psicológica acumulada hasta el momento del parto, porque esos
primeros momentos de la vida extrauterina son de gran influencia en su futura
personalidad y en el establecimiento del apego.

Algo a resaltar es el rítmico sonido familiar de los latidos de la madre al aproximarlo


al pecho materno, experimentando una sensación de seguridad en medio de la convulsión
que significa nacer, marcando un cambio, más lento, que se producirá en la relación
emocional entre ambos. La primera figura significativa en la vida afectiva es la madre, o
23

quien ejerza su función, fuente de afecto y cuidados para que la criatura pueda subsistir
biológicamente, desarrollarse psicológicamente e integrarse socialmente, siendo de
importante relevancia la figura del padre asignados por cada cultura.

El niño de 0 a 3 años de edad: Con el nacimiento se inicia un camino de


descubrimiento del medio que lo rodea y de sí mismo, a partir de una relación de
simbiosis se va definiendo gradualmente como individuo, este vínculo se fortalece con la
lactancia materna manteniéndola hasta los 4 o 6 meses de vida porque recibe el afecto
materno que se observa a través del lenguaje no verbal de la madre. A medida que crece
el niño desarrolla cariño, aprende a responder a las expresiones de la madre, la busca con
la mirada, pide una proximidad física, le dirige sonrisas y aprende a abrazarla y besarla.

Más adelante el lenguaje oral le permite intercambiar afectos y poder expresarlos de


distintas formas porque sentirse querido, para cualquier niño, es sentirse aceptado y
valorado debido a que puede intentar resolver o superar situaciones difíciles apoyándose
en la seguridad afectiva de ser aceptado, lo que llamamos el afecto incondicional, que es
aquel que perdura sin exigencias, y que no depende de su comportamiento. Este tipo de
amor muestra la valía del niño a pesar de que cometa errores y desobedezca, pero sin
perder el afecto. Es una fuente de tranquilidad, seguridad y autoestima, siendo
posiblemente, el pilar fundamental de la resiliencia.

Durante sus primeros años, adquiere destrezas y habilidades que le permiten mejorar
el manejo de su cuerpo y de los desplazamientos por el medio, afirmando el lenguaje
articulado lo cual amplía su posibilidad de comunicarse con los demás, y desarrollar la
sensación de confianza básica, como sentimiento positivo hacia el mundo, reconociendo
sensaciones de bienestar y asociándolas con la presencia de la madre o de sus cuidadores.

La confianza básica permite que surja también la confianza en sí mismo, con


posibilidades para hacer y transformar a partir de una sensación optimista esencial para la
formación de la resiliencia. La familia viene a ser orientadora de los primeros
aprendizajes, estimulando aciertos, marcando aquellos errores cuyas soluciones están al
alcance del niño, brindándole la confianza para que logre profundizarlo lo cual permite
tolerar frustraciones aceptando los límites y las prohibiciones que los adultos le colocan.
24

El proceso de crecimiento y desarrollo conduce al niño a un aumento gradual de


independencia, el que cometa errores no debe ser motivo para avergonzarlo y humillarlo,
al lograr rectificar sus equivocaciones, podrá volver más sólida su vinculación afectiva si
éste es incondicional y no depende de sus éxitos, algo a tomar en cuenta es el adecuado
manejo de las reacciones ante el fracaso como elemento para la formación de la
resiliencia.

El niño de 4 a 7 años de edad: En esta etapa el niño es un ser muy activo donde el
juego viene a ser el centro de sus actividades, del juego solitario pasa al juego con los
pares, y luego al juego de roles que permite revivir situaciones, resolver conflictos,
anticipar conductas. Este juego de dramatismo nos permite que el niño ensaye y elabore
interacciones con la realidad. En esta etapa de la vida hay una identificación con el padre
del mismo sexo, porque hay un deseo de parecerse a ellos, imitarlos y trabajar con ellos.

Las relaciones de vínculo afectivo los refuerza positivamente, los ayuda a resolver
conflictos y a compensar carencias, los maestros juegan vital importancia en la vida del
niño precisando un afecto que no esté condicionado por sus logros escolares, la
tranquilidad de ser querido y aceptado les sirve como apoyo para intentar una superación.

El afecto con los pares está más condicionado a la presencia de características


valoradas por el grupo porque se aprende a intercambiar afectos condicionados, de modo
que la corriente afectiva tiene momentos positivos y negativos, precisando que cada niño
necesita ocupar un lugar en el grupo, al ser aceptado y querido por alguna de sus
condiciones.

La afirmación de la confianza básica se ajusta al confiar en el mundo externo,


reconociendo los peligros que tiene que atender, y a medida que sus contactos se amplían
aprende a diferenciar las situaciones, conteniendo o no los riesgos, aprendiendo que hay
hechos y circunstancias de la realidad que no pueden cambiar porque estén más allá de su
voluntad. Esta perspectiva es vista de forma positiva en la medida que permite que la
confianza básica se instaure como un sentimiento de optimismo frente al mundo y a uno
mismo, condicionado por una realidad que marca límites. Es necesario que los límites
sean razonables y no dependan de la arbitrariedad del adulto, los adultos deben estar muy
atentos a las prohibiciones que colocan y acepten explicar a los niños las razones de
dichas prohibiciones, al ser bien fundamentadas y explicadas.
25

Como la escuela refuerza o mengüa la confianza básica del niño, este puede sentirse
protegido al ofrecerle la escuela ser un medio de tranquilidad, rescatándose que tanto
aprender a superar dificultades, como encontrar que se dispone de habilidades no
reconocidas hasta el momento, incentiva los sentimientos de confianza, ayudando a
construir la resiliencia.

La integración en el grupo de pares implica el reconocimiento y valoración de cada


uno de sus miembros, y si la interacción es apropiada, la confianza en la capacidad de
respuesta facilita tal integración grupal reforzando los lazos de unión, retroalimentando la
confianza.

El ingreso del niño a la escuela es de vital importancia para la adquisición de


independencia y autonomía, sin dejar de mencionar que para adquirir estas capacidades el
niño se apoyará en un sentimiento de confianza básica el cual le permita afrontar un
medio nuevo para poder adaptarse. Una vez lograda una relativa independencia producto
del reconocimiento social de actividades propias, el nino podrá conducirse en situaciones
en las que requiera manejarse de forma autónoma, con necesidad de ayuda y en donde
pueda ofrecer su ayuda.

El niño de 8 a 11 años de edad: Etapa del niño productor, destacándose por el


aprendizaje de habilidades de la vida diaria, especialmente de la vida escolar en donde se
visualiza: tener éxito en su aprendizaje proyectando una imagen positiva y de triunfo, el
anhelo por tener amigos íntimos y ser correspondido con aceptación y aprobación de sus
pares al desarrollar tareas individuales y colectivas. Si se le demuestra incapacidad se
sentirá inseguro y comenzará a dudar sobre sus merecimientos de afecto y sobre las
posibilidades de tener éxito en la vida; si llega a ser sobrevalorado afectará su autoestima
aminorando el deseo de avanzar y encontrar la plenitud vital.

Durante los cambios púberes aumentan los conflictos trastocando la estabilidad


alcanzada, al aparecer los rasgos sexuales secundarios surgen nuevas emociones e
intereses observándose cambios emocionales rápidos, se inicia entonces la etapa púbera.

Esas conductas expresan un conflicto que llevará unos años resolver logrando la
propia identidad, para lo cual necesita desligarse afectivamente de las figuras paternales
26

para ser una persona autónoma, con deseos, emociones y criterios propios para que a lo
largo de la adolescencia vayan modificándose.

La confianza alcanzada que le permitía una buena adaptación empieza a entrar en


inseguridad notando cambios afectivos que no puede explicar y un entorno que espera la
maduración creándole climas de inseguridad e incertidumbre por la crisis vital que
atraviesa. Para que la confianza se retroalimente es de gran ayuda que el púber conozca
los cambios que se producen en él y que comprenda que son parte de un proceso
maduracional.

Se llega a incrementar la independencia por el proceso de aprendizaje que se realizó en


la infancia, apoyándose en los sentimientos de confianza básica de sí mismo y en la
posibilidad de sobreponerse a las adversidades de la vida. El logro de independencia de la
infancia, de los adultos padres y cuidadores y la afirmación de la misma para la
integración laboral, afectiva y social, se encuentra con múltiples obstáculos debido a los
mecanismos complejos de la sociedad.

El ejercicio del criterio propio es importante para la toma de decisiones, permitiendo


que se desarrolle con plenitud, al abandonarlo se queda sin orientación en su aprendizaje
lo que lo conduce a sentirse desprotegido, prolongando su dependencia e interfiriendo en
su desarrollo de forma negativa.

Los pares juegan un rol importante pues son los anclajes sociales que le permiten
enfrentar los conflictos y la soledad que le acompañan, en situaciones de separación de
los seres queridos.

El adolescente de 12 a 16 años: Esta etapa incluye la adolescencia temprana y tardía.


Se caracteriza porque continúa la crisis de identidad y los cambios púberos. El
adolescente percibe la pérdida de su infancia cambiando la relación con sus padres para
transformarse al final en una relación de adultos buscando una identidad propia que lo
distinga de sus figuras paternales, al cuestionar las normas paternas buscan la diferencia
para llegar a la afirmación de lo propio esteriotipando una rebeldía que genera
dificultades en la vida cotidiana destacando la presencia del grupo de pares al cobrar
significado particular persistiendo tendencias a agruparse por sexo y en donde al amigo
idealizado es compañía inseparable, de apoyo y confidencia.
27

El contexto influye en las características de cada etapa, los problemas económicos


contribuyen en la adolescencia que se transforma en una etapa cada vez más compleja y
difícil de resolver, planteando la mayor contradicción entre necesidad psicológica de
independencia y dificultades para incrementar conductas en el medio social.

La afectividad familiar sigue siendo un apoyo para el adolescente en esta etapa, el cual
expperimenta una culpa por su conflicto familiar; frente a ello los padres deben responder
con afecto incondicional, más allá de los enfrentamientos que se produzcan reiterando su
amor por sus hijos, a pesar de no estar de acuerdo con ellos, los padres deben comprender
que el conflicto está dirigido a minimizar la imagen paterna.

Es necesario encontrar figuras de adultos que sirvan de puente para la salida del
círculo familiar, porque la presencia de un adulto significativo se considera como un
componente esencial de la resiliencia y cuando los adultos logran comprender los
conflictos del joven, y no se distancian de él, logran establecer vínculos afectivos de
necesidad.

El enamoramiento también constituye un vital lazo afectivo con personas ajenas al


círculo familiar, es necesaria la información sexual para que pueda optar por decisiones
responsables.

Por otro lado, el logro de la autonomía a través del progreso constituye un avance
importante porque se propone metas trazando el camino para alcanzarlas, para la mayoría
de decisiones se precisa tener un adulto que lo aconseje o buscar a una persona que haya
estado en situaciones similares; es posible que al joven le sirvan los criterios para decidir
algo distinto a lo que el adulto espera. Esto le permite una integración institucional y
cumplir con las tareas a las cuales se ha comprometido, sin necesidad de un control
externo, pero con la orientación de los adultos de su entorno.

1.7 Características de una persona resiliente

Después de haber esquematizado detalladamente los factores de riesgo y de protección


es pertinente explicar las cualidades y habilidades que caracterizan a los individuos
resilientes, según las diferentes etapas del ciclo vital: niñez, juventud y adultez, en base a
lo detallado por Grotberg et al. (1998). Tomando en cuenta que muchas de las
28

características que se van a detallar forman parte de las siete resiliencias propuestas por
Wolin & Wolin en su teoría acerca de la “Mandala de las resiliencias”.

Una persona resiliente puede contar con fortaleza intrapsíquica y habilidades sociales,
sin embargo, si el entorno no le brinda la oportunidad de educarse o trabajar para
desenvolverse exitosamente en su medio ambiente, estos recursos se verán limitados
(Citado por Lara, Martínez & Otros, 2000).

Características resilientes en los niños:

o La capacidad de hacer frente a las demandas del ajuste de su medio


inmediato, debe ser estimulada a nivel familiar, contextual y por grupos
pares, el medio es un influyente básico.
o Adecuada autoestima y autoeficacia.

o Mayor capacidad para enfrentar de manera constructiva la competencia y


aprender de los propios errores.

o Adecuados estilos de afrontamiento.

o Capacidad de recurrir al apoyo de los adultos cuando sea necesario.

o Actitud orientada al futuro.

o Optimismo y mayor tendencia a manifestar sentimientos de esperanza.

o Capacidad empática.

o Accesibilidad y buen sentido del humor.

o Una familia y entorno social estables.

o Generalmente tranquilo.

o Responsable de sus propias acciones.

o Capacidad de intuir que alguien o algo no anda bien en su familia.


29

Características resilientes en los jóvenes:

o Adecuado control de emociones en situaciones difíciles o de riesgo,


demostrando optimismo y persistencia ante el fracaso.
o Habilidad para manejar activamente los problemas cotidianos.

o Capacidad para obtener la atención positiva y el apoyo de los demás,


estableciendo amistades duraderas basadas en el cuidado y apoyo mutuo.

o Competencia en el área social, escolar y cognitiva, los cuales les permita


resolver creativamente los problemas.

o Mayor autonomía y capacidad de auto observación.

o Gran confianza en una vida futura significativa y positiva, con capacidad


de resistir y liberarse de estigmas negativos.

o Sentido del humor, flexibilidad y tolerancia.

o Capacidad de resolver conflictos.

o Pide ayuda cuando lo necesite.

o Expresa sus sentimientos y pensamientos en su comunicación con los


demás.

o Controla su comportamiento, sentimientos, impulsos al demostrar lo que


quieren buscar.

o Capacidad de conocer, saber lo que sucede en su entorno que le permite


comprender las situaciones y poder adaptarse a ellas.

Características resilientes en los adultos:

o Logra comprenderse a sí mismo


o Acepta sus limitaciones y dificultades sin culpar a los demás.
30

o Es independiente, vive de manera autónoma.

o Se plantea metas objetivas, claras.

o Toma sus propias decisiones.

o Valora las relaciones interpersonales.

o Capacidad de iniciativa; participar en proyectos comunitarios.

o Posee sentimientos de autorrealización.

o Capacidad de liderazgo.

o Capacidad de creatividad que se ve reflejada en su habilidad para


comprender y reconstruir.

o Cuanta con un espíritu alegre, es divertido, se aleja de la fuente de tensión,


relativiza, reflexiona.

o Elabora acciones lúdicas para no sentirse tensionado, ya que cuenta con un


buen sentido del humor.
31

Capitulo II

RESILIENCIA EN EL PERU

2.1 Análisis de la Resiliencia en la Realidad Psicosocial Peruana


Las personas se unen en comunidades y fomentan el desarrollo, al hacer esto fomentan
no solo su propio desarrollo sino el de otros más, esto debido a que las personas no
satisfacen sus necesidades aisladas sino que necesitan de otros para juntos satisfacerlas.

2.1.1 Análisis desde la Cultura de la Pobreza


Según Gissi, entre las características psicológicas de las personas pertenecientes a una
cultura de la pobreza se observa:

 Actitud fatalista, este grupo supone que su vida esta determinada


necesariamente por el destino siendo imposible cambiarlo. Define al destino
como una “especie de suerte” por la cual la persona es propensa a creer que
fuerzas extrínsecas controlan sus recompensas.
 Orientación al tiempo presente, lo que produce que las personas pobres se
alejen de sus aspiraciones, sus propósitos a mediano plazo a comparación con
otros grupos que planifican su futuro.

 Reaccionan haciendo uso de la compensación, agresión y resignación ante


la frustración. Estas personas presentan una desesperanza aprendida, se ven
envueltas en un sentimiento de impotencia que provoca su baja motivación
32

para lograr ciertos objetivos, emocionalmente se encuentran en un estado


depresivo y capacidad mínima para afrontar las frustraciones y solucionar sus
problemas.

La pobreza por lo general ejerce una influencia negativa en el desarrollo psicológico


de los niños que viven en sectores desfavorecidos, puesto que variables como el
desempleo, la desnutrición, las carencias materiales y culturales, los cuidados maternos
insuficientes, y el bajo nivel de educación, se encuentran íntimamente ligados y
determinan las capacidades ulteriores de las personas afectadas.

Sin embargo, la relación entre pobreza y resiliencia no es determinante ya que todo


ser humano cuenta con potencial de recursos latentes y/o manifiestos para vivir y
desarrollarse aún en la adversidad. Es así que la pobreza no es sinónimo de limitación
personal, dado que las personas que viven en situación de extrema pobreza, podrían
desarrollar la resiliencia.
La relación entre pobreza y resiliencia se evidencia a nivel de: Falta de oportunidades
y falta de redes de apoyo, más allá de su vínculo cercano.

En conclusión, es una realidad en nuestra sociedad que las condiciones ambientales de


la gran mayoría de los niños peruanos, por ser de riesgo, afectan de manera irreversible
sus posibilidades de desarrollo sano y de una inteligencia cabal, sobre todo en los
primeros años de vida, sin embargo, existen personas que dentro de un ambiente de
pobreza extrema evidencian características resilientes, así como otras que no siendo
pobres no presentan estas características.

2.1.2 Análisis a Nivel Educativo


El sistema educativo en el Perú genera jóvenes de pensamiento rígido con un pobre
nivel de análisis, crítica y autocrítica. Esta educación memorística y no razonada les
dificulta pensar fuera de los paradigmas tradicionales, reduciendo así la posibilidad de
buscar soluciones más adecuadas para una situación adversa. Por lo tanto éstos jóvenes se
ven despojados de recursos de afrontamiento ante las diversas situaciones en las que se
encuentran y lamentablemente fracasan.

2.1.3 Análisis a Nivel Psicológico


33

En el Perú muchas de las personas que viven en situación de extrema pobreza


presentan dificultades para manejar correctamente aquellas situaciones generadoras de
ansiedad o estrés, eso sumado a la presencia de una inadecuada autoestima y autocontrol
tiende a incentivar aquellos sentimientos de culpa y frustración que presentan producto de
su escasez de recursos económicos, educativos y de entretenimiento. Todo lo cual termina
por ser el origen de problemas sociales que aquejan a nuestro País, como el pandillaje,
crímenes pasionales, violaciones, violencia familiar, suicidios, etc.
En nuestra realidad psicosocial el joven peruano ve su desarrollo personal limitado
muchas veces por un ambiente familiar represor, un sistema educativo autoritario y/o un
Estado que no les brinda las condiciones económicas necesarias para fortalecer el
crecimiento de su calidad de vida. Todas estas condiciones impiden que el peruano cuente
con los mecanismos de afrontamiento necesarios frente a las adversidades que se le
puedan presentar. Sin embargo, es posible fomentar en los peruanos factores protectores y
características resilientes que le permiten un mejor manejo de la frustración y de las
situaciones estresantes.

2.1.4 Análisis Político


Las diferentes ONG que existen actualmente en el país y el Estado implementan
programas de desarrollo específico (vivienda, derechos humanos, etc) sin embargo no
demuestran resultados a nivel macro, por lo que se requiere trabajar en estructuras
esenciales de la sociedad como la escuela y la familia.
Estos dos núcleos indispensables para la transmisión de valores, el aprendizaje de
conductas de afrontamiento, el desarrollo de una adecuada autoestima, auto eficacia,
autonomía tolerancia a frustración, etc. no pueden ser menospreciados ya que de ellos
depende la adquisición de estas conductas y otras que influyen de una otro manera en el
desarrollo de la resiliencia.

2.2 Bases teóricas del modelo peruano de promoción de Resiliencia

2.2.1 Principios Teóricos


El modelo peruano de promoción de resiliencia se sustenta en los siguientes principios
teóricos: El Enfoque Transcultural y la Teoría Funcionalista.

Enfoque Transcultural
34

El Enfoque Transcultural parte del principio de la unicidad de las diferentes culturas


que demanda un acercamiento respetuoso al organismo social, puesto que se sabe que
dicha “unicidad” responde a complejos factores geográficos, sociales que se han ido
conformando en el proceso histórico. Esta es una capacidad humana sofisticada que
supone ponerse en el lugar “del otro”, comprender y respetar su carácter diferente e
individual. En ese sentido, es una forma de “vivencia empática” con las colectividades.

Los proyectos que parten de un enfoque transcultural tienen como finalidad intervenir
en una cultura particular, que no es la occidental, donde se forman los investigadores o
agentes interventores, para generar cambios en algún área del comportamiento de la
población blanco.

Teoría Funcionalista
La Teoría Funcionalista plantea que una cultura produce y cumple una función de
soporte para los miembros de la colectividad que los ha creado y para la supervivencia del
organismo social. La cultura es considerada como una superestructura, producto de una
antigua y permanente interrelación entre el sistema social, el eco-sistema y las vicisitudes
históricas por las que ha atravesado; por tanto, refleja la identidad del grupo social.

Asimismo, ambos enfoques integran dos aspectos fundamentales; el espacio donde se


desarrolla la comunidad y el tiempo con su particular acontecer histórico.
El espacio es más bien estable y, por lo tanto, ejerce una influencia permanente en el
grupo social y en su cultura. La ubicación y accidentes geográficas, el tipo de suelo, el
clima, la altitud determinan las formas de producción y recursos, y ello condiciona la
alimentación, las características de la vivienda, así como muchos de sus usos y costumbre.

Es así que es importante mencionar que el enfoque transcultural asociado al enfoque


funcionalista, considera la mutua interacción entre los diferentes componentes del sistema
social: niño, familia y comunidad, así como el ecosistema y el tiempo histórico. En el caso
de los proyectos sociales de intervención transcultural, con niños, debe tenerse en cuenta
que ellos se desarrollan dentro del “sistema familiar” que tiene un contexto comunal, el
mismo que ha producido una cultura propia, y que se quiere generar cambios en el sistema
niño todos estos sistemas deben ser considerados.
35

2.2.2 Otros factores que intervienen en el desarrollo de la resiliencia

 Cultura e identidad
La cultura es como la superestructura que crea un grupo social en interrelación con su
articular ecosistema, a lo largo de su proceso histórico. Esta se manifiesta en:
o Usos
o Costumbres
o Expresiones artísticas
o Recreacionales
La cultura, por lo tanto, es una creación colectiva, un sistema orgánico y coherente que
expresa a una sociedad y le otorga identidad. Esta abarca diversas dimensiones de la
expresión humana, particularmente, aquellas que son más permanentes como los usos,
costumbres, religión, lengua y sus expresiones artísticas o recreacionales.

 Sistema de creencias
Es el conjunto de creencias religiosas, míticas que ha producido o incorporado en su
evolución, un colectivo. Ellas tienen influencia en:
o Conducta moral
o Ritos
o Costumbres
o Festividades
o Filosofía de vida
o Sentido de trascendencia

 Sistema de comunicación
Es la lengua y forma de expresión que los miembros de una colectividad utilizan para
comunicarse. Ella es una producción social que nos habla de los orígenes y particular
evolución del grupo humano. Por otro lado, la lengua tiene estrecha relación con el
pensamiento, por ello, ésta nos permite conocer aspectos básicos de la mentalidad del
hombre de la región.

 Sistema de usos y costumbres


36

Formas de comportamientos estables y propios de un colectivo, que se han establecido


a través del tiempo y que se transmiten de generación en generación, de tal modo, que
pueden ser consideradas como una herencia cultural. Estos usos y costumbres son
funcionales al grupo que también reflejan aspectos esenciales de su identidad.

 Sistema recreacional
Son el conjunto homogéneo y coherente de producciones creativas y auto-expresivas
de un colectivo que expresa diferentes dimensiones del mismo, y tiene como finalidad el
divertimiento y esparcimiento de sus miembros, algunas expresiones de la cultura
recreacional: la música, la danza, la literatura, el juego y otros divertimientos.

2.2.3 Cultura y estrategias de intervención

Antes de abordar este tema resulta necesario definir algunos conceptos:


Estrategia: el arte de dirigir una acción para el logro de un objetivo, es decir son las
acciones que nos permitirán logar el objetivo.
Proyecto de intervención Social: Conjunto orgánico de acciones cuyo objetivo es
generar cambio en la población o al menos en un grupo de ella. Para lograr esto utiliza
estrategias que estén en función de los objetivos, respondiendo a las características de la
población a intervenir.

Estrategias de Intervención Transcultural: Son líneas de acción que se derivan de un


marco teórico transcultural y funcionalista.
Estas deben ajustarse a los objetivos del proyecto, a las características de la población
objetivo y ser pertinentes a la cultura en la que se opera.

 Proyectos de intervención financiados por la Fundación Bernard van Leer


en Perú
Los proyectos financiados por la Fundación Bernard van Leer que operan en Perú, en
comunidades rurales de los departamentos de Huancavelica, Ayacucho y Abancay
ubicados en los andes centrales, tiene como objetivo lograr cambios intrapsíquicos, en
poblaciones de niños de 0 a 7 años, desde la perspectiva de la resiliencia.

Estrategias transculturales de los proyectos


37

Por lo mencionado anteriormente, sus estrategias deben ser de naturaleza transcultural,


aplicando estos principios a los interventores, a la cultura intervenida y a la población
blanca. En base a estos aspectos las estrategias transculturales se clasifican de la siguiente
manera:
a. Estrategias de selección del equipo interventor
b. Estrategias de intervención en la cultura andina
c. Estrategias de participación de la comunidad
d. Estrategias de intervención en niños
e. Estrategias de intervenciones con padres, abuelos y hermanos

Proyectos
Proyecto “El Niño Emprendedor” (2005 - 2009)
Se trata de un proyecto financiado por la Fundación Bernard van Leer y la Fundación
Strømme que busca el desarrollo integral de niños rurales de 0 a 5 años de edad,
orientado a la promoción del “emprendimiento” a través de las variables: curiosidad,
creatividad, autonomía, autoestima, afán de logro y perseverancia, dentro del marco de la
propia cultura de los niños.
Como proyecto de desarrollo integral, busca promover el cambio en las diferentes
esferas vinculadas al desarrollo infantil: promoción de capacidades tempranas, nutrición,
salud y buen trato, dentro de un modelo participativo que involucra a la familia, la
comunidad, los profesionales de campo, los consultores, la universidad y las entidades
estatales del entorno.

Proyecto “Los Derechos del Niño desde la producción creativa infantil”


(2003 - 2004)
Se trató de un proyecto financiado por la Fundación Bernard van Leer y “Ayuda en
Acción” que tuvo como objetivo difundir “Los Derechos del Niño” en una población
infantil de 5 a 15 años de edad y auscultar el modo como los niños los habían incorporado
en su imaginario a través de su producción creativa: dibujos, pinturas y otras expresiones.

Programme Support Project “PSP” (1999 - 2000)


38

Se trató de un programa financiado por la Fundación Bernard van Leer que tuvo como
objetivo monitorear diez proyectos de investigación sobre aspectos conceptuales,
metodológicos y técnicos relacionados con Resiliencia.

Proyecto Antena de Capacitación (1999 - 2000)


Proyecto financiado por la Fundación Bernard van Leer que tuvo como objetivo la
capacitación de equipos de campo que ejecutaban programas de intervención infantil en
el Ande en base al marco teórico de Resiliencia.

2.3 Enfoque de INAPRO

2.3.1 Naturaleza y objetivos del Instituto para la Acción y el Progreso en los


Andes de Perú (INAPRO)

Organización comunitaria sin fines de lucro fundada en 1992 en Huancavelica. Esta se


encuentra conformada por un equipo multidisciplinario de profesionales que comparten el
objetivo común de abordar en forma conjunta las evidentes necesidades de las
comunidades alrededor de Huancavelica.

Al inicio INAPRO se enfocó en el desarrollo de una economía rural auto-suficiente y


en la construcción de infraestructura comunitaria. Después de los primeros seis años de su
trabajo, los fundadores de la organización se dieron cuenta que los objetivos de
crecimiento económico e infraestructura social eran tan solo una parte de las necesidades
de desarrollo expresadas por estas comunidades. En 1998 reformaron su estrategia y
objetivos hacia una definición más integral incluyendo todos los cuadrantes de “resiliencia
comunitaria”. Entendiendo a la resiliencia comunitaria como la capacidad emocional,
cognitiva y socio-cultural de personas y grupos, la cual les permite reconocer, enfrentar y
transformar de manera constructiva las situaciones que causan el sufrimiento y/o daños
que amenazan su desarrollo.
39

Hoy día el abordaje de INAPRO se enfoca en construir una capacidad mental y


emocional de las personas para ser capaces como un todo. Plantea un enfoque de
construcción de la capacidad, mediante el cual busca promover la auto-suficiencia y el
empoderamiento en estas comunidades, en lugar de inculcar una dependencia pasiva de la
ayuda. Este enfoque evidencia una mayor capacidad para impulsar la resiliencia
comunitaria.

 Implementación del Programa


Hoy día la misión de INAPRO como organización es:
Trabajar en las zonas de extrema pobreza, estimulando las capacidades innovadoras,
creativas y emprendedoras, fomentando el desarrollo autosuficiente, sostenible e integral
y la igualdad de los niños y niñas, familias y comunidades en las zonas andinas y en las
áreas urbanas marginales de la región.
 Un Enfoque a la Niñez
INAPRO se enfoca principalmente en el desarrollo de la salud psico-emocional,
cognitiva y socio-cultural de la niñez quechua, orientando su labor hacia la resiliencia
comunitaria a largo plazo. El programa se denomina Wawanchick Allin Kausanampaq, en
idioma quechua, que significa “Hagamos que nuestros niños vivan una vida mejor”.

El programa, que inició en 1999 busca ayudar a la niñez a desarrollar sus capacidades
básicas, tales como auto-estima, autonomía, creatividad, humor correspondiente a su edad,
identidad cultural y habilidades de socialización, todas las cuales ayuden a forman una
base para el desarrollo psico-emocional saludable. Al construir sobre esta base, INAPRO
entonces, crea condiciones que favorecen el desarrollo de la capacidad de los niños y
niñas para participar responsablemente como ciudadanos en una democracia. INAPRO en
particular usa estrategias que son empíricas y enfocadas sobre juegos, tales como música,
danza, arte, drama y títeres, a fin de comprometer la inteligencia cognitiva, emocional y
para promover el auto-estima, creatividad, humor e identidad cultural.

 Trabajando con Adultos


Aunque el enfoque principal es sobre la niñez, INAPRO reconoce que la viabilidad del
cambio requiere que su trabajo incluya a los padres y a la comunidad como un todo. Este
trabajo con adultos es también importante para la comunidad, para aceptar y creer en el
trabajo que INAPRO realiza con la niñez.
40

INAPRO utiliza varias metodologías para motivar a los padres a reflexionar acerca de
sus propios patrones de conducta y tendencia con relación al abuso infantil, y para
fomentar las habilidades sociales saludables yendo más allá de estos patrones destructivos.
Promueve la introspección e incrementa la conciencia sobre estos temas por medio de la
utilización de videos y socio-dramas sobre el ciclo de violencia y los impactos del abuso
infantil, con actores quechua tomados del contexto local.

 Trabajando con la Comunidad


INAPRO trabaja también a nivel comunitario, para promover el bienestar y la
identidad cultural. Esta entidad organiza un intercambio intercultural entre las
comunidades, realizando juegos, danzas y canciones tradicionales y exhibiendo artesanías
locales.
Se esfuerza por abordar las necesidades sociales, económicas y medioambientales, a
través de los esquemas de micro-crédito, proyectos medioambientales y de red social. Por
ejemplo en la actualidad, INAPRO tiene un proyecto comunitario en el que las personas
de la comunidad construyen invernaderos (hechos de adobe con una cubierta de plástico
transparente) para poder cosechar una serie de vegetales. Esto no solamente ayuda a
mitigar la desnutrición en la región, sino que también se enfoca en la capacitación de
habilidades, no solamente sobre cómo cuidar estos cultivos y guardar las semillas para la
siguiente cosecha, sino también sobre cómo cosechar lo suficiente para una familia, con
bastante excedente para venderla en el mercado.

2.3.2 La Interioridad de la Resiliencia Comunitaria


El enfoque de INAPRO promueve la resiliencia comunitaria, abordando ambas
necesidades de bienestar comunitario, la interna y la externa. En términos de necesidades
externas, sus intervenciones abordan temas tales como desnutrición y pobreza. En
términos de necesidades internas, su trabajo se enfoca en la construcción de la capacidad
emocional y mental y en promover la identidad cultural. Todos estos esfuerzos están
dirigidos a reducir la violencia y fomentar la resiliencia.

2.4 EVERYCHILD (2010: “Paz y Esperanza”)

2.4.1 Naturaleza de la Organización


41

Organización Internacional no gubernamental con sede en Inglaterra que trabaja en 17


países de América Latina, África, Asia y Europa del Este, incluido el Perú. En el Perú,
desde 1993 inicio su labor por la promoción y defensa de los derechos de la infancia, en
las zonas rurales y urbanas más excluidas, mediante proyectos que buscan asegurar la
protección de los niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia física, psicológica,
sexual y por negligencia, bajo un enfoque de atención integral y de desarrollo basado en
derechos.
Tiene como misión trabajar para que los niños, niñas y adolescentes más vulnerables,
separados de su familia o en riesgo de serlo, crezcan y se desarrollen plenamente en un
ambiente familiar sano y seguro, sobre la base del fortalecimiento de sí mismos, sus
familias, comunidades, gobiernos locales y regionales, responsables de implementar
programas que protejan a la infancia.

En el Perú, trabajan para que los niños, niñas y adolescentes puedan ejercer sus
derechos, específicamente, aquellos que son o están en alto riesgo de ser victimas de
violencia física, psicológica, sexual o por negligencia, así busca:

 Desarrollar capacidades en los niños, en sus familias y en las comunidades.


 Promover procesos de participación activa de los niños, niñas y adolescentes.
 Proteger a los niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia, discriminación
y explotación.
 Promover acciones preventivas desde su realidad y contexto.
 Incidir ante las autoridades y los actores claves para que contribuyan con el
mejoramiento de las políticas y prácticas públicas en concordancia con el
principio del interés superior del niño, asegurando su involucramiento y
participación.
 Generar oportunidades para que crezcan dentro de sus familias y comunidades,
en un ambiente sano y seguro, disfrutando de una mejor calidad de vida.
 Trabajar innovadoramente y con pericia para promover cambios sustanciales,
positivos y sostenibles, en alianza con las comunidades y gobiernos.

2. 4.1 EVERY CHILD en Pisco


 Proceso participativo para Módulos de Desarrollo de Resiliencia
42

El 3 de julio de 2008 en la ciudad de Pisco, EveryChild inició el proceso participativo


para el diseño de Módulos de Desarrollo de Capacidades de Resiliencia con la finalidad de
plantear con los docentes de inicial, primaria y secundaria las herramientas que permitan
el desarrollo de capacidades de niños, niñas y adolescentes para la afrontar la adversidad,
así como que sean incorporados en los planes de trabajo que éstos vienen ejecutando.

Este proceso se realiza en alianza con la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL)
de Pisco y con la colaboración de los Centros de Desarrollo Integral de la Familia
(DEMUNA) Túpac Amaru Inca, a fin de visibilizar el rol que tienen las docentes en el
aprendizaje para la vida de los niños, niñas y adolescentes del distrito.

Se contó con la participación de 74 docentes de los niveles de inicial, primaria y


secundaria a fin de generar módulos acordes con la realidad en que viven los niños.

 Pasacalle a favor de la resiliencia


En el mes de Junio 2008 Everychild organizó un pasacalle con la temática de
resiliencia en el distrito de Túpac Amaru. Este evento tuvo por finalidad el
reconocimiento de los Niños, Niñas y Adolescentes con su entorno y el desarrollo de
capacidades y de participación ciudadana.
43

Capitulo III
CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS

3.1 Conclusiones

 Es posible hallar manifestaciones de personas y grupos resilientes en diferentes


culturas y disciplinas a lo largo de la historia.

 La resiliencia es la capacidad de afrontar adecuadamente las situaciones


adversas, de forma tal que la persona se convierte en un adecuado modelo para
la sociedad.

 Implica dos aspectos: la capacidad de resistir y la facultad de transformar su


realidad en la opuesta.

 La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de


fomento de la salud mental.

 La resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino


un ajuste saludable a la adversidad.
44

 La familia como institución social es un sistema de fuerzas, constituye un


núcleo de soporte y apoyo para sus miembros y la comunidad.

 La resiliencia es un fenómeno común entre personas que se enfrentan a


experiencias adversas, no indica patología.

 La resiliencia está referida a la capacidad de adaptarse a diferentes situaciones.


No es algo estático, sino que forma parte del devenir de la propia persona, de
su propio desarrollo.

 La resiliencia no esta considerada como una capacidad fija, sino que puede
variar a través del tiempo y las circunstancias.

 Es la resultante de un balance sensible entre el riesgo y los factores protectores.


Estos factores protectores pueden no solamente ser inherentes al individuo
(recursos personales), sino que pueden brotar y desarrollarse (del medio que lo
rodea (factores sociales).

 Las condiciones ambientales de la gran mayoría de niños peruanos, por ser de


riesgo, afectan de manera irreversible sus posibilidades de desarrollo sano y de
una inteligencia cabal, sobre todo en los primeros años de vida.

 Personas resilientes que enfrentadas a un suceso traumático no experimentan


síntomas disfuncionales ni ven interrumpido su funcionamiento normal, sino
que consiguen mantener un equilibrio estable sin que afecte a su rendimiento y
a su vida cotidiana. A diferencia de aquellos que se recuperan de forma natural
tras un periodo de disfuncionalidad, los individuos resilientes no pasan por este
periodo, sino que permanecen en niveles funcionales a pesar de la experiencia
traumática.

 La resiliencia se presenta de manera potencial en los seres humanos. Sin


embargo no todas las personas reaccionan igual en las mismas situaciones, es
por eso que no se puede entender como una regla universal.
45

 Es el resultado de la interacción del individuo y su medio ambiente, por lo


tanto es un proceso dinámico, en tiempo y espacio.

 Se puede fomentar en niños por medio de la estimulación de las áreas: afectiva,


cognitiva y conductual.

 La resiliencia se puede abordar desde una perspectiva preventiva, de


rehabilitación y de promoción, tanto en ambientes educativos como familiares
y sociales.

 Los proyectos sociales de intervención transcultural ayudan a generar cambios


en algún área del comportamiento de una población blanco, haciendo uso de
un marco teórico ajustado a sus fines y objetivos.
 Para generar cambios utilizando estos proyectos sociales, se debe tener en
cuenta: la cultura a la que pertenecen, su identidad, sistema de creencias,
sistema de comunicación, sistema de usos y costumbres, sistema recreacional;
todo ello para poder diseñar las líneas de acción para lograr una intervención
adecuada.

 La educación es también un factor para la promoción de la resiliencia, pues por


las funciones que cumple, brinda herramientas que facilitan la solución de
problemas.

 Finalmente, Promover la resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las


personas a partir de sus propios significados, de los modos cómo perciben y
enfrentan el mundo. Entonces la primera tarea de todo intento por promover la
resiliencia se orienta a reconocer aquellas cualidades y fortalezas que han
permitido a las personas enfrentar positivamente experiencias estresantes
asociadas a la situación de pobreza. Estimular una actitud resiliente implica
potenciar estos atributos involucrando a todos los miembros de la comunidad
en el desarrollo, la implementación y la evaluación de los programas de acción.

3.2 Sugerencias
46

 Se recomienda en primer lugar, incorporar dentro de la enseñanza educativa el


conocimiento de la resiliencia tanto en los educadores como en los educandos.

 Si consideramos que una de las tareas pendientes en el Perú es el


enfrentamiento y superación de la pobreza, resulta indispensable dirigir los
esfuerzos hacia la comprensión de aquellas variables que se relacionan con la
resiliencia y que van a ayudar a fomentar el desarrollo de fortalezas resilientes
frente a la adversidad.

 La resiliencia se encuentra ligada estrechamente con la identidad cultural, la


cual implica conocer, reconocer y valorar la cultura y la historia del grupo o de
la comunidad donde se vive, todo ello genera en la persona un sentido de
pertenencia que contribuye al desarrollo de la propia identidad individual y
otorga seguridad. Esto posee una relación bidireccional con la resiliencia, ya
que sin lazos interpersonales no hay resiliencia y sin una identidad cultural y
sin pertenencia no existen lazos sociales. Por todo ello se sugiere realizar
investigaciones respecto a si esta variable influye significativamente en el
desarrollo de la resiliencia.

 Por otro lado, la resiliencia esta ligada con la religión puesto que esta actúa
como un lugar de orientación, sentido de vida, seguridad y fortaleza. Además,
la Asociación Americana de Psicología piensa que la interacción con personas
que comparten las mismas creencias, ofrece apoyo social y fortalece la
resiliencia. Así mismo, autores como Baldwin (1995) han demostrado que
hogares que se desarrollan en ambientes de alto riesgo, mejoran su condición
cuando participan en un grupo religioso, ya que se refuerzan las políticas
parentales de la crianza y se incrementa la riqueza interna de la persona. Por
esta razón se sugiere conducir investigaciones a fin de determinar si la religión
influye significativamente en el desarrollo de la resiliencia a fin de que forme
parte de nuevos programas de promoción de resiliencia.

 Se recomienda realizar estudios de resiliencia con muestras de niños víctimas


de desastres naturales, como es el caso de los niños que se vieron afectados por
47

el terremoto de Pisco en el 2007, con el objetivo de identificar el impacto que


dicho evento traumático ha podido generar en su nivel de resiliencia.

 Así mismo, resulta recomendable llevar a cabo estudios de resiliencia en


muestras de niños que han sido víctimas del terrorismo en el Perú, ello debido
a que son las personas que cuentan con esta capacidad las que van a poder
enfrentar y superar con éxito el trauma generado por estos hechos, por ello a
partir de los resultados obtenidos de estos estudios se podrían implementar
programas para promover conductas resilientes en la muestra señalada.

 Del mismo modo, se considera apropiado conducir investigaciones en niños


menores de 9 años ya que es a esta edad en que el niño va ir fortaleciendo sus
condiciones personales, en base al apoyo que le brinde su entorno social ; de
tal manera que en función de los hallazgos a los que se llegue se podrán
establecer programas para promover o reforzar capacidades y conductas
resilientes desde temprana edad a fin de que al llegar a la adolescencia cuenten
con las armas necesarias para enfrentar con éxito las adversidades de la vida.

 Finalmente, los niños victimas de abuso sexual o maltrato infantil constituyen


una población en alto riesgo de desarrollar patologías del comportamiento en
el futuro. Por ello, resulta fundamental llevar a cabo investigaciones que
permiten identificar la manera de promover factores y conductas resilientes
dentro de este grupo a fin de que el maltrato del que han sido víctimas no
delimite negativamente su vida.

 Los resultados obtenidos de todas estas investigaciones deberán servir para


elaborar programas de intervención en comunidades lejanas del Perú.

 Contar con un mayor y más efectivo apoyo del Gobierno, para poder financiar
proyectos de intervención transcultural y estrategias socioeducativas eficaces y
de acciones propias a la sociedad frente a la crisis de valores que no solo
abarquen la sierra central de nuestro país sino todos los departamentos.

También podría gustarte