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Monografia Resiliencia 2010 I
Monografia Resiliencia 2010 I
manera, se han examinado las diversas teorías que la explican, así como, sus factores
protectores y de riesgo, y aquellos mecanismos mediadores entre ambos. Además, se hace
referencia a la manera en que se desarrolla la resiliencia desde el nacimiento y durante todo el
proceso evolutivo de la persona hasta la adolescencia. Por otro lado, se han descrito las
características resilientes propias tanto de niños, como de jóvenes y adultos. Finalmente, se
menciona ciertas características de la cultura de la pobreza y su relación con la resiliencia.
Capítulo I
ASPECTOS BASICOS DE LA RESILIENCIA
Lara, Martínez & Otros (2000) señalan que el concepto de resiliencia se origina en un
término proveniente de la metalurgia, el cual hace referencia a la capacidad que poseen los
metales para resistir los impactos y reestructurarse, después de ser comprimido o
doblados. Este término es utilizado también en la medicina, en la que la osteología hace
uso de este concepto para referirse a la capacidad de los huesos para crecer en el sentido
correcto luego de una fractura.
Kotliarenco, Cáceres, & Álvarez (1996) señalan que adecuando, posteriormente, este
término a las ciencias sociales, para estas, la resiliencia atañería a la capacidad humana
para enfrentar y sobreponerse a las adversidades y construir sobre ellas, resurgir
fortalecido y transformado de estas, y acceder a una vida significativa y productiva.
Por otro lado, Rutter (1985) partió de un término empleado en la física, de resiliencia
como capacidad de un cuerpo para resistir, y lo adaptó al ser humano, resiliencia como
capacidad del hombre para ser fuerte y triunfar frente a las adversidades (Citado por
Salgado, 2005a).
A decir de este psiquiatra inglés, son personas resilientes aquellas que a pesar de nacer
y desarrollarse en situaciones de riesgo, evolucionan como individuos psicológicamente
sanos y exitosos.
1.2 Definición
Para Kalawaski & Haz (2003) en la actualidad este concepto es entendido como la
capacidad de una persona, grupo o sistema social, para salir adelante a pesar de las
adversidades.
Una vez desarrollado las definiciones que a lo largo de los años se han dado acerca de
resiliencia, es preciso establecer una diferenciación entre ésta y otros tres términos con los
que se le ha vinculado como la invulnerabilidad - vulnerabilidad, competencia y robustez.
Invulnerabilidad -Vulnerabilidad
Sin embargo, este concepto, según afirma Rutter (1985) resulta erróneo debido a las
siguientes tres razones. Primeramente, la resistencia de un individuo al estrés es relativa,
no es absoluta, varia acorde a la etapa de desarrollo del niño y no es estable en el tiempo.
Además, las raíces de la resistencia se originan en el ambiente y en lo constitucional.
Finalmente, el grado de resistencia es inestable, varia en el tiempo y según las
circunstancias que se presenten (Citado por Salgado, 2005a).
Competencia
Por otro lado, Luthar (1993) señala que comúnmente se centra la atención en el
desarrollo de la capacidad de competencia social, debido a que se afirma que esta posee
habilidades de afrontamiento. Esto queda desacreditado por algunos estudios que
muestran personas que si bien se comportan de manera competente frente a situaciones
riesgosas y son capaces de afrontarlas con éxito, pueden presentar vulnerabilidad al estrés,
frente a problemas físicos y mentales (Citado por Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla,
1997).
Robustez
Finalmente, al aludir al término robustez, tal y como lo señala Levav (1995), puede
considerarse como análogo al de resiliencia. Este término se ha definido como una
característica de personalidad que en algunas personas puede reforzar la resistencia al
estrés (Citado por Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1997).
Kobasa (1979) muestra evidencias de personas que a pesar de haber estado sometidas
a situaciones estresantes han desarrollado escasos síntomas de enfermedad (Citado por
Salgado, 2005a). El autor afirma que estas personas tienden a presentar mayores niveles
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de compromiso, control interno y desafío que sus pares que sí presentan síntomas de
enfermedad y estrés.
Este autor, Kobasa (1982), alega también que esta capacidad de robustez influye
significativamente en la forma en que la persona interpreta los acontecimientos que
suceden en su vida (Citado por Salgado, 2005a).
En primer lugar Edith Grotberg ( 2001) propone su Teoría del Desarrollo Psicosocial,
en la cual añade el término resiliencia dentro de la Teoría del Desarrollo de Erickson y
agrega un componente dinámico. Realiza un exhaustivo análisis de los factores propios de
la resiliencia y afirma que la interacción de estos permite la conducta resiliente, para
Grotberg ser resiliente o no serlo va a depender de la interacción que se produzca entre
los factores y el papel de cada factor en los distintos ámbitos en que el individuo se
desenvuelva.
La intervención del ambiente favorable, el cual lo define como una fuente externa de
defensa que envuelve las respuestas a las características del individuo, como la familia, la
comunidad y la nación. De la misma manera, señala la fortaleza intrapsíquica, como una
fuente interna, de la personalidad del niño, que se compone por el sentido de autonomía,
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De esta manera, Grotberg, plantea que un niño resiliente se caracteriza por gozar de
ciertos factores o fuentes de resiliencia: El soporte externo, las Fortalezas Intrapsíquicas y
Condiciones Personales y las habilidades interpersonales, los cuales se expresan en los
siguientes verbos: Yo tengo, Yo soy/ Yo estoy, Yo puedo.
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Características
genéticas
Fuerzas
Intrapsíquicas
Atención Confianza
Habilidades Sociales Autocontrol
Apreciación de la realidad Autonomía
Mantenimiento del Ambiente Control de Impulsos
Concentración Autoestima
Anticipación del futuro Ser querible
Expresión social Respuesta a las Empatía
Atención emocional características propias Altruismo
Uso adaptado de la fantasía de niño Control internalizado
Conducta pro – social Relaciones cariñosas Flexibilidad
Resolución de problemas Comunicación pre – verbal Esperanza
Manejo de estrés Sensibilidad simbólica Optimismo
Expresión creativa Aliento y entusiasmo Decisión ante riesgos
Soluciones alternativas Exposición controlada a la Iniciativa
adversidad Energía
Ayudas requeridas Valentía
Dar oportunidades
Ritos/ tradiciones
Disciplina
El Factor de Soporte Externo (“Yo tengo”) hace referencia al apoyo que el niño recibe
antes de que tome conciencia de quien es y de lo que es capaz de hacer, y que van a
continuar siendo significativos a los largo de su infancia. Este soporte le permite
desarrollar sentimientos de seguridad, los cuales van a conformar el núcleo central para el
desarrollo de la resiliencia. La autora menciona como soportes externos lo cinco
siguientes:
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d. Personas que animan al niño a ser autónomo, señala la presencia de adultos (en
especial los padres) que animan al niño a hacer las cosas por si mismo y a actuar
con iniciativa propia y autonomía, elogiándolo cada vez que esto sucede. Se
observa este soporte en el enunciado: “Yo tengo personas que quieren que aprenda
a desenvolverme solo”.
a. Ser una persona amada, es decir, el niño se percibe a si mismo como una persona
a la que otros aman, por ello realiza conductas para hacerse querer, el niño sabe
que esperar de los demás y es capaz de encontrar un balance entre la exaltación y
la quietud cuando responde a otros. Esta fortaleza interna se visualiza en la
expresión: “Yo soy una persona por la que otros sienten aprecio y cariño”.
b. Capacidad del niño de amar y ser altruista, el niño es capaz de amar a otras
personas y de expresar su amor, se preocupa por los otros y expresa esta
preocupación actuando de manera altruista. Percibe el sufrimiento de otros y busca
compartir su dicha. El enunciado: “Yo soy feliz cuando hago algo bueno por los
demás” esquematiza esta fortaleza.
c. Estar orgullosos de sí mismo, muestra como el niño se auto percibe como una
persona importante y se siente orgulloso de si mismo y de lo que puede lograr. El
niño goza de una sólida confianza en si mismo y autoestima, no permite que otros
lo degraden o humillen. Esta fortaleza se observa en la frase: “Yo soy respetuoso
de mi mismo y del prójimo”.
En cuanto a estos tres factores, Grotberg (1996) sostiene que las primeras fuentes
adquiridas son los factores de soporte externo (incluso antes de tener conciencia) y que
conforme van creciendo estos van disminuyendo y los cambian por Fortalezas
Intrapsíquicas y Condiciones Personales, para finalmente adquirir habilidades para
relacionarse en la etapa adolescente. Es decir, se produce una transición en la que van
abandonando el apoyo del entorno social (Yo tengo) para adquirir habilidades
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Otra teoría la constituye el Modelo del Desafío de Steven Wolin & Sybil Wolin
(1993). Esta teoría explica que frente a ciertas fuerzas negativas o daños, surgen las
resiliencias o escudos del niño o la comunidad. Las cuales van a modificar estas fuerzas
negativas en un desafío, un factor de superación.
Para explicar su teoría, los autores, se han apoyado en la creación de una figura, la
cual llaman “Mandala de las resiliencias”.
La palabra Mandala, es utilizada por esta pareja de autores para referirse a las fuerzas
que permiten que el individuo use su resistencia interna para recuperarse de una
enfermedad. Estas fuerzas vendrían a ser los pilares de la resiliencia, las cuales se
subdividen según etapas de ciclo vital. Un primer círculo de la resiliencia se centra en la
infancia o niñez, otro en la adolescencia y un tercero en la adultez (Citado por Salgado,
2005a).
En los niños, aparecen todavía sin formar, sin estar orientadas; son comportamientos
motivados intuitivamente. En la adolescencia, estos comportamientos se agudizan y llegan
a ser deliberados. En la edad adulta, se ensanchan y ahondan, hasta llegar a ser una parte
perdurable de la personalidad.
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Finalmente, la Teoría del Vínculo, la cual se basa en los estudios de Ainsworth (1978).
Esta autora hace uso de una técnica de laboratorio a la que nombró la situación de
desconocimiento, en la que se separa a los niños de sus padres por un periodo de tiempo y
posteriormente se observa las respuestas de los niños al regreso de sus padres. El vínculo
inseguro se ha asociado entre niños y padres como una señal de negligencia, maltrato y/o
privación psicosocial.
Esta teoría propone que los niños que cuentan con un vínculo seguro a lo largo de sus
dos primeros años de vida, muestran atributos propios de niños resilientes. Los cuales se
caracterizan por presentar un adecuado comportamiento social, regulación afectiva,
capacidad para resistir desafíos, habilidades cognitivas de ingenio y/o creatividad, y
además, se encuentran orientados hacia los recursos sociales (Citado por Reyes, 2006).
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En este sentido, los factores protectores son características del individuo o del
ambiente que van a mitigar el impacto negativo de las situaciones estresantes. Rutter
(1991) señala que son aquellas influencias que modifican o mejoran la respuesta del
individuo frente al peligro, el cual puede conducir a un resultado no adaptativo (Citado
por Salgado, 2005a).
Un factor protector se halla compuesto por tres aspectos. Puede o no ser un suceso
agradable. Incluye un componente de interacción. Y no necesariamente tiene que ser una
experiencia, puede ser una cualidad o una característica del individuo. (Citado por Del
Aguila, 2003). Por ejemplo las niñas parecen ser menos vulnerables que los niños frente a
los diversos riesgos psicosociales (Citado por Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1997).
Según Silva (1999) los factores protectores se pueden agrupar en internos y externos.
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Internos, son todos aquellos atributos que posee la persona. Estos son la autoestima,
la seguridad, la confianza en si mismo, la empatía, la facilidad para comunicarse, el
autoconcepto, la creatividad, la autonomía, la autoeficacia, el humor, la identidad cultural,
entre otros.
Los factores protectores externos se refieren a las condiciones del medio donde se
desarrolla el individuo, las cuales van a reducir las probabilidades de daño. Estos son la
familia y los lazos afectivos que se establece dentro de ella, la socialización y los sistemas
de apoyo externo a la familia como los amigos y la comunidad (Citado por Reyes, 2006).
Por otro lado, Kotliarenco & Dueñas (1992) establecen una clasificación de los
factores protectores en tres categorías: Personales, psicosociales de la familia y factores
socioculturales (Citado por Lamas, 2000).
o Humor positivo.
o Sentido de la vida.
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o Ambiente cálido.
o Presencia de la madre o sustituta protectora.
o Padres estimuladores.
o Pautas de crianza.
o Competencias comunicacionales.
o Manejo de redes.
Los factores de riesgo son aquellas circunstancias que van a ocasionar problemas en el
desarrollo del individuo.
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Grotberg (2006) afirma que un factor de riesgo lo constituye cualquier cualidad de una
persona o comunidad que se relaciona con una posibilidad de afectar la salud.
Para Panez (1997) estos son variables que denotan un riesgo biológico o psicosocial, y
aumentan el riesgo de la presencia de una consecuencia negativa en el desarrollo.
Lamas (2000) señala que es posible que una condición de riesgo afecte la estabilidad y
el óptimo desarrollo de las relaciones familiares, esto va a depender de variables como la
exposición al trauma, la clase social, la expansión y la calidad de la red de apoyo social,
las pérdidas sufridas.
Según Salgado et al. (2001) son factores adversos que constituyen un riesgo para la
integridad física y psicológica de la persona, y provocan problemas psicológicos y
psicosociales que afectan la interacción del individuo a su entorno (Citado por Del
Águila, 2003).
La población infantil, al ser la más vulnerable, es la que puede verse mucho más
afectada por situaciones riesgosas.
Al respecto, PROMUDEH (2001) propone que los factores de riesgo vendrían a ser las
amenazas biológicas (muertes, enfermedades), naturales (desastres naturales) o sociales
(pobreza, violencia y maltrato infantil, familia desintegrada o discriminación dentro de la
escuela) que acrecientan las probabilidades de que se produzca un resultado negativo en
el desarrollo infantil (Citado por Reyes, 2006).
La autora destaca cuatro de estos mecanismos (Citado por Kotliarenco, Cáceres &
Fontecilla, 1997).
Estos son, primeramente aquellos que reducen el impacto del riesgo, por medio de dos
formas: Modificando el significado que este posee para el niño, o alterando su
participación en la situación de riesgo.
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quien ejerza su función, fuente de afecto y cuidados para que la criatura pueda subsistir
biológicamente, desarrollarse psicológicamente e integrarse socialmente, siendo de
importante relevancia la figura del padre asignados por cada cultura.
Durante sus primeros años, adquiere destrezas y habilidades que le permiten mejorar
el manejo de su cuerpo y de los desplazamientos por el medio, afirmando el lenguaje
articulado lo cual amplía su posibilidad de comunicarse con los demás, y desarrollar la
sensación de confianza básica, como sentimiento positivo hacia el mundo, reconociendo
sensaciones de bienestar y asociándolas con la presencia de la madre o de sus cuidadores.
El niño de 4 a 7 años de edad: En esta etapa el niño es un ser muy activo donde el
juego viene a ser el centro de sus actividades, del juego solitario pasa al juego con los
pares, y luego al juego de roles que permite revivir situaciones, resolver conflictos,
anticipar conductas. Este juego de dramatismo nos permite que el niño ensaye y elabore
interacciones con la realidad. En esta etapa de la vida hay una identificación con el padre
del mismo sexo, porque hay un deseo de parecerse a ellos, imitarlos y trabajar con ellos.
Las relaciones de vínculo afectivo los refuerza positivamente, los ayuda a resolver
conflictos y a compensar carencias, los maestros juegan vital importancia en la vida del
niño precisando un afecto que no esté condicionado por sus logros escolares, la
tranquilidad de ser querido y aceptado les sirve como apoyo para intentar una superación.
Como la escuela refuerza o mengüa la confianza básica del niño, este puede sentirse
protegido al ofrecerle la escuela ser un medio de tranquilidad, rescatándose que tanto
aprender a superar dificultades, como encontrar que se dispone de habilidades no
reconocidas hasta el momento, incentiva los sentimientos de confianza, ayudando a
construir la resiliencia.
Esas conductas expresan un conflicto que llevará unos años resolver logrando la
propia identidad, para lo cual necesita desligarse afectivamente de las figuras paternales
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para ser una persona autónoma, con deseos, emociones y criterios propios para que a lo
largo de la adolescencia vayan modificándose.
Los pares juegan un rol importante pues son los anclajes sociales que le permiten
enfrentar los conflictos y la soledad que le acompañan, en situaciones de separación de
los seres queridos.
La afectividad familiar sigue siendo un apoyo para el adolescente en esta etapa, el cual
expperimenta una culpa por su conflicto familiar; frente a ello los padres deben responder
con afecto incondicional, más allá de los enfrentamientos que se produzcan reiterando su
amor por sus hijos, a pesar de no estar de acuerdo con ellos, los padres deben comprender
que el conflicto está dirigido a minimizar la imagen paterna.
Es necesario encontrar figuras de adultos que sirvan de puente para la salida del
círculo familiar, porque la presencia de un adulto significativo se considera como un
componente esencial de la resiliencia y cuando los adultos logran comprender los
conflictos del joven, y no se distancian de él, logran establecer vínculos afectivos de
necesidad.
Por otro lado, el logro de la autonomía a través del progreso constituye un avance
importante porque se propone metas trazando el camino para alcanzarlas, para la mayoría
de decisiones se precisa tener un adulto que lo aconseje o buscar a una persona que haya
estado en situaciones similares; es posible que al joven le sirvan los criterios para decidir
algo distinto a lo que el adulto espera. Esto le permite una integración institucional y
cumplir con las tareas a las cuales se ha comprometido, sin necesidad de un control
externo, pero con la orientación de los adultos de su entorno.
características que se van a detallar forman parte de las siete resiliencias propuestas por
Wolin & Wolin en su teoría acerca de la “Mandala de las resiliencias”.
Una persona resiliente puede contar con fortaleza intrapsíquica y habilidades sociales,
sin embargo, si el entorno no le brinda la oportunidad de educarse o trabajar para
desenvolverse exitosamente en su medio ambiente, estos recursos se verán limitados
(Citado por Lara, Martínez & Otros, 2000).
o Capacidad empática.
o Generalmente tranquilo.
o Capacidad de liderazgo.
Capitulo II
RESILIENCIA EN EL PERU
Enfoque Transcultural
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Los proyectos que parten de un enfoque transcultural tienen como finalidad intervenir
en una cultura particular, que no es la occidental, donde se forman los investigadores o
agentes interventores, para generar cambios en algún área del comportamiento de la
población blanco.
Teoría Funcionalista
La Teoría Funcionalista plantea que una cultura produce y cumple una función de
soporte para los miembros de la colectividad que los ha creado y para la supervivencia del
organismo social. La cultura es considerada como una superestructura, producto de una
antigua y permanente interrelación entre el sistema social, el eco-sistema y las vicisitudes
históricas por las que ha atravesado; por tanto, refleja la identidad del grupo social.
Cultura e identidad
La cultura es como la superestructura que crea un grupo social en interrelación con su
articular ecosistema, a lo largo de su proceso histórico. Esta se manifiesta en:
o Usos
o Costumbres
o Expresiones artísticas
o Recreacionales
La cultura, por lo tanto, es una creación colectiva, un sistema orgánico y coherente que
expresa a una sociedad y le otorga identidad. Esta abarca diversas dimensiones de la
expresión humana, particularmente, aquellas que son más permanentes como los usos,
costumbres, religión, lengua y sus expresiones artísticas o recreacionales.
Sistema de creencias
Es el conjunto de creencias religiosas, míticas que ha producido o incorporado en su
evolución, un colectivo. Ellas tienen influencia en:
o Conducta moral
o Ritos
o Costumbres
o Festividades
o Filosofía de vida
o Sentido de trascendencia
Sistema de comunicación
Es la lengua y forma de expresión que los miembros de una colectividad utilizan para
comunicarse. Ella es una producción social que nos habla de los orígenes y particular
evolución del grupo humano. Por otro lado, la lengua tiene estrecha relación con el
pensamiento, por ello, ésta nos permite conocer aspectos básicos de la mentalidad del
hombre de la región.
Sistema recreacional
Son el conjunto homogéneo y coherente de producciones creativas y auto-expresivas
de un colectivo que expresa diferentes dimensiones del mismo, y tiene como finalidad el
divertimiento y esparcimiento de sus miembros, algunas expresiones de la cultura
recreacional: la música, la danza, la literatura, el juego y otros divertimientos.
Proyectos
Proyecto “El Niño Emprendedor” (2005 - 2009)
Se trata de un proyecto financiado por la Fundación Bernard van Leer y la Fundación
Strømme que busca el desarrollo integral de niños rurales de 0 a 5 años de edad,
orientado a la promoción del “emprendimiento” a través de las variables: curiosidad,
creatividad, autonomía, autoestima, afán de logro y perseverancia, dentro del marco de la
propia cultura de los niños.
Como proyecto de desarrollo integral, busca promover el cambio en las diferentes
esferas vinculadas al desarrollo infantil: promoción de capacidades tempranas, nutrición,
salud y buen trato, dentro de un modelo participativo que involucra a la familia, la
comunidad, los profesionales de campo, los consultores, la universidad y las entidades
estatales del entorno.
Se trató de un programa financiado por la Fundación Bernard van Leer que tuvo como
objetivo monitorear diez proyectos de investigación sobre aspectos conceptuales,
metodológicos y técnicos relacionados con Resiliencia.
El programa, que inició en 1999 busca ayudar a la niñez a desarrollar sus capacidades
básicas, tales como auto-estima, autonomía, creatividad, humor correspondiente a su edad,
identidad cultural y habilidades de socialización, todas las cuales ayuden a forman una
base para el desarrollo psico-emocional saludable. Al construir sobre esta base, INAPRO
entonces, crea condiciones que favorecen el desarrollo de la capacidad de los niños y
niñas para participar responsablemente como ciudadanos en una democracia. INAPRO en
particular usa estrategias que son empíricas y enfocadas sobre juegos, tales como música,
danza, arte, drama y títeres, a fin de comprometer la inteligencia cognitiva, emocional y
para promover el auto-estima, creatividad, humor e identidad cultural.
INAPRO utiliza varias metodologías para motivar a los padres a reflexionar acerca de
sus propios patrones de conducta y tendencia con relación al abuso infantil, y para
fomentar las habilidades sociales saludables yendo más allá de estos patrones destructivos.
Promueve la introspección e incrementa la conciencia sobre estos temas por medio de la
utilización de videos y socio-dramas sobre el ciclo de violencia y los impactos del abuso
infantil, con actores quechua tomados del contexto local.
En el Perú, trabajan para que los niños, niñas y adolescentes puedan ejercer sus
derechos, específicamente, aquellos que son o están en alto riesgo de ser victimas de
violencia física, psicológica, sexual o por negligencia, así busca:
Este proceso se realiza en alianza con la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL)
de Pisco y con la colaboración de los Centros de Desarrollo Integral de la Familia
(DEMUNA) Túpac Amaru Inca, a fin de visibilizar el rol que tienen las docentes en el
aprendizaje para la vida de los niños, niñas y adolescentes del distrito.
Capitulo III
CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS
3.1 Conclusiones
La resiliencia no esta considerada como una capacidad fija, sino que puede
variar a través del tiempo y las circunstancias.
3.2 Sugerencias
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Por otro lado, la resiliencia esta ligada con la religión puesto que esta actúa
como un lugar de orientación, sentido de vida, seguridad y fortaleza. Además,
la Asociación Americana de Psicología piensa que la interacción con personas
que comparten las mismas creencias, ofrece apoyo social y fortalece la
resiliencia. Así mismo, autores como Baldwin (1995) han demostrado que
hogares que se desarrollan en ambientes de alto riesgo, mejoran su condición
cuando participan en un grupo religioso, ya que se refuerzan las políticas
parentales de la crianza y se incrementa la riqueza interna de la persona. Por
esta razón se sugiere conducir investigaciones a fin de determinar si la religión
influye significativamente en el desarrollo de la resiliencia a fin de que forme
parte de nuevos programas de promoción de resiliencia.
Contar con un mayor y más efectivo apoyo del Gobierno, para poder financiar
proyectos de intervención transcultural y estrategias socioeducativas eficaces y
de acciones propias a la sociedad frente a la crisis de valores que no solo
abarquen la sierra central de nuestro país sino todos los departamentos.