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HISTORIA DEL MUNDO ANTIGUO

- ROMA -
Grandeza y caída del imperio romano
Marcel Le Gay

Primera parte – LOS GRANDES SIGLOS DEL IMPERIO ROMANO

1. El principado de Augusto

Augusto se esforzó en presentarse no como fundador de una monarquía sino como


restablecedor de la República. Suetonio nos dice que por dos veces pensó en restablecer la
república, pero, no lo hizo. Después de la victoria de Accio se entregó todo el poder a un solo
hombre.

En merito a la génesis e formación del principado: uno puede comprender el problema de la


génesis solo después de haber estudiado la crisis que atravesó la República romana a
mediados del siglo I, antes de nuestra era. En resumen, tenemos un mundo nuevo con una
vieja estructura política idéntica, inmutable, sacudida por crisis y sometida a las ambiciones
crecientes de los grandes imperatores.

Una fuente por leer, interesante, es Cicerón. En sus cartas nos habla de su pasamiento sobre
el jefe único (Princeps) y el poder de un jefe único. (Principado). La generación de romanos
que vivió entre los años 40 y el final del siglo fue educada por las ideas de Cicerón. De aquí…
sin duda, un estado de espíritu que no es contrario al poder personal.

Siempre es delicado buscar en las figuras pasadas modelos para tomar en consideración y
como ejemplo. Los modelos augusteos más importantes: Eneas, Rómulo, Camilo, Alejandro
Magno, César. Valiéndose de la experiencia de César, que había procedido por etapas para
alcanzar el poder soberano, Octavio empleó el mismo sistema de ascensión gradual.

Se considera el 27 la fecha de nacimiento del reinado de Augusto, pero, hay dudas y


opiniones distintas sobre las fechas.

Augusto, aceptó un reparto de poderes con el Senado. Primero, en la administración del


imperio. Imperium proconculare maius et infinitum: le dio autoridad sobre los procónsules
de las provincias senatoriales y para las otras provincias imperiales los tenía como delegados
y procuradores. Este poder les será prorrogado regularmente. No renunció nunca al poder

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consular, aunque tenía el poder del Senado. En el 19, de hecho, parece que asumió este
poder, así que podía estar encima a los cónsules.

Heredero de César, Augusto, valiéndose de la experiencia de su padre, no aceptó toda la


herencia, al menos formalmente. Más captó lo esencial para asentar sus propios poderes y
organizar el gobierno de las provincias. Lo que más cambió son en el fondo las formas y
condiciones en las que recibió sus poderes. El mejor ejemplo lo da el soberano pontificado.

Augusto es un realista y un pragmático que construyó a su régimen gradualmente y


considerando igualmente los acontecimientos, las renitencias de unos, los consejos de otros.
Además, César había permitido que sus generales celebraran algunos triunfos, Augusto se
reservó al monopolio triunfal. Respecto a los recursos y gastos Augusto tuvo que hacer cajas
muy especializadas (Por ejemplo para los soldados, ventas, ingresos etc.)

El IMPERIUM de Augusto estaba basado sobre la Potestas y auctoritas. El imperium con la


plenitud de la autoridad militar y ejecutiva, llega a ser un poder legalizado, dotado ya en 76
de un poder infinitum maius.

POTESTAS: designa el poder civil. Se fundamenta en la traición republicana. Se encontraba


repartida entre el poder de los censores, cónsules, tribunos. Pero, ahora, el prínceps tenía
muchas potestates que en la república estaban repartidas. Ahora estaban en las manos de
uno solo. Esta era la gran novedad.

AUCTORITAS: el Príncipe se convierte en una de las evidentes claves de su secreto político. el


régimen se define, según Augusto por un principio de auctoritas. La revolución introducida
por Augusto fue transferir a un hombre la auctoritas detenida colectivamente por los patres.

Octavio cuando llega a ser Augusto se convierte en él que por primera vez tiene “gracia
divina”.

Deberes y virtudes del príncipe: sabiduría, justicia, fuerza, moderación; clemencia ligada a
justicia, legalidad, indulgentia, Providencia, generosidad, munificentia.

Sensible a la superstición, Augusto tiene también un espíritu muy religioso vinculado a los
cultos y ritos antiguos.

2. El príncipe y el dominio del espacio y del tiempo

Su poder y su trabajo fue duradero, Augusto aseguró a Roma el dominio político y


administrativo, de un espacio geográfico llevado a los límites del mundo conocido. Convenció
a todos los pueblos de la superioridad militar, política y cultural de Roma. Persuadió al pueblo
de que él tenía el dominio del tiempo y en consecuencia la eternidad. Augusto es, por esto,
el general artífice de la grandeza de Roma. Con el ascenso de Augusto se restableció la paz
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civil. Se va desarrollando una “ideología augustea”; en el centro del Foro, había su estatua,
levantada en el centro de la plaza para presentar al Príncipe como Padre de la patria más que
como triunfador.

El imperio es una autocracia militar. El ejército es un factor importante para la romanización


del imperio; pero, tiene legiones y unidades auxiliares como ayuda. Al final, pero, uno queda
sorprendido por la escasez de los contingentes militares del Imperio romano: 400.000
soldados para una población de 50 millones de habitantes; su compito, de hecho, era
proteger el limes, los confines del imperio y el emperador mismo.

Augusto, llevaba un nombre que hasta él, era una denominación reservada a los
monumentos y a los objetos sagrados; pero, podemos considerar también que, el culto
imperial fue al mismo tiempo el cimiento de la idea dinástica, y, con la administración y con
el ejército, un fermento esencial de la unidad del imperio.

3. La romanización del mundo

El dominio del espacio y del tiempo que Augusto y sus sucesores quisieron establecer no
podía, por supuesto, durar a no ser que una cierta cohesión, por no hablar de cierta unidad,
reinara en un inmenso imperio, que no era ya además exclusivamente Mediterráneo desde
que comprendía Bretaña, Dacia y por un tiempo Mesopotamia. Esta cohesión, la
administración imperial, presencia del ejército, la aceptación de la religión del soberano
contribuían a darla. Pero, esto no bastaba. Es la romanización, el fruto de una amplia política
de aculturación, que podía de la mejor manera posible inculcar a pueblos heterogéneos, a
las instituciones tradicionales y a las mentalidades tan diferentes como los sirios y los galios.

Hablamos del sentimiento de pertenecer a un mismo mundo. No se trataba de lograr una


cohabitación pacifica, era ir más lejos y conseguir que todas estas culturas confluyan en un
mismo universo humano, político, económico y cultural. Es lo que los emperadores
consiguieron y mantuvieron durante dos siglos y medio, desarrollando la economía general
y las relaciones interprovinciales, asegurando la estabilidad social y difundiendo una misma
cultura, la cultura grecorromana.

Desarrollo económico, del comercio, relaciones interprovinciales, estabilidad de la sociedad,


unificación de las clases, sociedad más abierta a senadores novi que podían llegar a ser
cónsules. Estaba seguramente favorecida más la sociedad urbana que la rural. Hay expansión
y reequilibrio cultural, se expandió la literatura (Lucano, Seneca, Marcial, Juvenal). Uno se
sorprende por el número de fiestas y juegos reservados en el calendario romano. En
consecuencia al aspecto cultural nace el deseo de curiositas: el deseo de aprender.

4. La evolución del régimen imperial bajo los sucesores de Augusto

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El Principado augusteo que aportaba una solución a la crisis de la Republica y que tuvo el
gran merito histórico, no solo de salvar a Roma del desastre, sino de proporcionarle unos
siglos de grandeza política y de estabilidad social, no carecía, lejos de esto, de fallos
institucionales. El mayor del sistema consistía en la ambigüedad de los poderes del Príncipe.
Empezó a nacer mucha oposición por parte de la aristocracia y ambiciones personales se
juntaron en más de una ocasión para fomentar conjuraciones. Por ejemplo el caso de
Domiciano que murió asesinado.

Apaciguada bajo los antoninos, la oposición senatorial y filosófica reapareció con Cómodo,
cuando el hijo de Marco Aurelio cayó a su vez en el absolutismo. La estabilidad y
supervivencia de un régimen dependían de la solución encontrada a un problema
especialmente delicado. Augusto había podido sacar algo de los modeles anteriores de
régimen, pero, su poder era personal y vitalicio. Su auctoritas no podía transmitirse.

Algunos ejemplos: Calígula recibió todos juntos los poderes de sus predecesores; Nerón, llegó
al poder supremo de muy joven y por primera vez las legiones provinciales manifestaron
contra el poder imperial. Después, tenemos a Galba, Otón y Vitelio, con ambiciones
personales y un reinado muy encentrado sobre la potencia del ejercito. En fin, la dinastía
Julio – Claudios, lleva una política de orden y de autoridad, que en el fondo se orienta en una
política augustea.

En el fondo, cada régimen depende del carácter personal de cada Princeps. Sobre el ejercito,
baste recordar estos pasajes: reformado por Augusto siguió siendo el mismo el que era desde
Mario, Sila, Pompeyo, César: el ejercito del Príncipe. Es el ejército de Augusto más que el
ejército de Roma, le presta juramento, sus jefes son ligados al imperador. A partir de Claudio,
el ejército desempeña una función en el momento de la ascensión al trono del nuevo Príncipe.

Segunda parte - LAS DIFICULTADES Y LAS CRISIS DEL SIGLO III – cronología de los
emperadores y usurpadores

Lista - cronología de los emperadores: pág. 222.

1. Marco Aurelio: ¿El apogeo del Imperio o comienzo del fin? El emperador de la adversidad

Durante los reinados de Marco Aurelio y Cómodo se destruye el conjunto de equilibrios que
daba a la paz romana su armoniosa estabilidad. En este periodo, hay dificultades con el
Oriente (guerra contra los partos) y después tenemos otro problema: lo de la peste en el
Mediterráneo.

La dificultad más grande en Occidente fue la invasión barbárica. Nace el problema de los
cristianos. Va a suscitarse con cierta gravedad durante el periodo de Marco Aurelio. La
primera persecución fue con Nerón. Alcanzaron una cierta gravedad con el emperador Decio.
Como consecuencia nació el problema de las relaciones entre las provincias cristianas.
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2. La acumulación de las dificultades bajo el reinado de Cómodo y los Severos

A la muerte de Marco Aurelio, le sucedió su hijo Cómodo, que fue acusado generalmente de
tiranía. De aquí se abrió una crisis de cuatro años. Una crisis del poder que cuestionaba no
solo la función del pretor, sino también la de los ejércitos provinciales. Luego, hay también
varios golpes de Estado que se sucedieron en el 193 e que desembocan en guerras entre las
provincias. Hay problemas en el campo de la agricultura, artesanía, comercio, etc.

Un emperador de origen africano, Septimio Severo, salvó la situación e impuso una nueva
dinastía que llevó a cabo importantes reformas entre dificultades crecientes. Septimio pone
fin al poder de las ilustres familias. La primera preocupación por Septimio fue encontrar una
solución para evitar la repetición de los problemas de los años 193 – 197. Cambia el ejército:
licencia la vieja guardia pretoriana y la remplaza por hombres escogidos en las legiones;
después, otra cosa que hace es mejorar las condiciones de los hombres para ponerlos en
condiciones de servir a la nueva estrategia de defensa de las fronteras.

El periodo de la revolución es con la constitución Antonina de 212: todos los habitantes no


tenían la misma condición, pero, ahora si. En el 235 se concluye el reinado de los Severos,
que había comenzado de esta manera y que durante cuarenta y dos años se había apoyado
en un ejército mimado pero infiel, la situación general del mundo romano sin ser mala, está
dominada por graves peligros. La gran crisis que se abre para medio siglo va a ver que estos
peligros adquieren importancia en todos los campos, hasta el punto de poner en peligro la
unidad del imperio.

3. La gran crisis del imperio

En el desarrollo de la larga historia del régimen imperial romano que duró cinco siglos, el siglo
III señala una etapa decisiva, una separación de dos épocas como fueron : La paz romana y
la Antigüedad tardía. No se puede entender la importancia del siglo que transcurre desde la
muerte de Severo Alejandro al comienzo del reinado de la primera tetrarquía (Diocleciano
con Maximiano, ambos Augustos y sus dos Cesares Constancio y Galerio).

Sin embrago, es muy importante ante todo preguntarse cuando nació la idea de una crisis y
si se trata realmente de una crisis de los modernos u de los históricos antiguos. Varios son
los aspectos de esta crisis:

- Político militar: después de la desaparición del último de los Severos los acontecimientos
militares y políticos están tan estrechamente vinculados que, sin pretender analizarlos
detalladamente, no parece posible presentarlo por separado. Los movimientos por las
fronteras acarrearon en gran medida la anarquía política. Esta a su vez estimuló a los
enemigos del orden romano. Maximino se esforzó también contra el peligro bárbaro.

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Mientras que en Roma y en muchos lugares del Imperio se desencadenaba una nueva ola de
persecuciones contra los cristianos, se reanudan las invasiones por todos los lugares.

- Reformas políticas y militares: el peligro en las fronteras era elevado. Casi todos los príncipes
fueron generales, elegidos por los demás por sus tropas y dispuestos a correr el riesgo en el
perder su vida en el limes romano para defender el imperio. (Reformas de Galieno y
Aureliano)

Aureliano: Durante su reinado, derrotó a los alamanes, godos y vándalos y el Imperio fue
reunificado íntegramente, después de 15 años de rebelión, que habían llevado a la pérdida
de dos tercios de su territorio en favor de Estados separatistas. También fue el responsable
de la construcción de las murallas aurelianas en Roma; Aureliano era célebre por la disciplina
y conducta ejemplar que exigía en su ejército.

Galieno: La excepción la marcó Galieno. Ambos impusieron su autoridad sobre un territorio


menos extenso, lo que permitía un control más exhaustivo y la omnipresencia del sistema
imperial. Otra causa probable del éxito de Galieno pudo ser el ser capaz de convencer a Roma
de que él impondría el orden.

- Crisis económica y social: es sin duda el plano financiero, fiscal donde se hicieron sentir más
directamente los efectos de la crisis del imperio del siglo III. Como el Antiguo Régimen, el
Imperio Romano no tuvo nunca buenas financias. Empezó una elevada inflación monetaria.
Después, con la aparición de nuevos talleres, cada provincia y lugar del imperio empieza a
tener moneda propia. La burguesía empieza a tener cierta importancia en el ámbito
municipal.

- ¿Una crisis de la demografía?: el fenómeno demográfico, por algunos historiadores es


considerada una de las causas de la caída del Imperio. El primer problema que se plantea es
lo de la natalidad: casarse es uno de los deberes del ciudadano para asegurar la especie.
(Igual, el aborto era habitual). A pesar de todo se sabe que el final de la Republica y el
comienzo del Imperio conocieron una grave crisis moral, por los aumentos de los círculos y
del celibato, con una frecuente inestabilidad de las uniones legitimas, aumento del
concubinato y del adulterio y divorcio. El infanticidio era también habitual, las guerras y las
enfermedades como las epidemias, así que el taso de mortalidad era elevado.

- ¿Una crisis intelectual, religiosa y moral?: La evolución artística, es especialmente bajo


Galieno. Hay un retorno a la tradición helenística. El arte del retrato es importante. En el arte
hay como una atención al divino y un olvido del mundo. Como en el arte, también en el
ámbito religioso y del culto, se desarrolla la presencia del cristianismo y de la vida cristiana.
La organización de la Iglesia, de hecho, fue una de las grandes preocupaciones de las
autoridades. Así, que, con varios emperadores empezaron las persecuciones. (Especialmente
con Decio y Valeriano). Pero, ya en el siglo II habían empezado a popular los grupos
heterodoxos. Ciertamente las primeras herejías se remontaban a los tiempos del Evangelio.
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Había nacido muy pronto el gnosticismo y se había adherido a él y a las diversas doctrinas
heterodoxas.

Tercera parte – EL NACIMIENTO DE UN MUNDO NUEVO (SIGLOS IV – V)

Año 284. Fecha importante, porque se inaugura un nuevo periodo: el bajo imperio. El Alto
imperio era considerado el periodo de la paz, de la prosperidad material, artística. El bajo
imperio, al contrario presenta crisis económica, social, decadencia intelectual, difusión del
cristianismo. En resumen, una época de decencia que concluye con la destrucción de Roma
y del mundo romano, pero, no solo de un mundo, sino de una civilización.

1. La fundación de un sistema político nuevo

Dos grandes emperadores son el origen de las profundas reformas que salvaron a Roma de
la anarquía y fundaron un Imperio nuevo:

Diocleciano: 284 – 305 – fundador del sistema tetrárquico. Diocleciano eligió a sus colegas. El
primero en ámbito militar fue Maximino. Es evidente la importancia ideológica del muevo
sistema: el imperio es unido, la función imperial es divina. El poder del emperador es absoluto
y escapa de toda intervención de los hombres, sobre todo el ejército que no es más que el
testimonio de la decisión divina.

Constantino: 306 – 337 – salvador de la unidad política y primer imperador cristiano.


Vencedor en la batalla de Ponte Milvio. Después de un poco de su reinado se convirtió al
cristianismo modificando todos los medios que puso Diocleciano contra los que no se
adecuaban a la religión pagana del imperio.

Con Constantino tenemos el edicto de Milán en el 313. Los fieles podían tener lugares de
culto y practicarlos. Conocido también como La tolerancia del cristianismo, fue promulgado
en Milán en el año 313 y en él se establecía la libertad de religión en el Imperio romano,
dando fin a las persecuciones dirigidas por las autoridades contra ciertos grupos religiosos,
particularmente los cristianos. El edicto fue firmado por Constantino I el Grande y Licinio,
dirigentes de los imperios romanos de Occidente y Oriente, respectivamente.

Concilio de Nicea con Constantino: 325. En esos momentos, la cuestión principal que dividía
a los cristianos era la denominada controversia arriana, es decir, el debate sobre la naturaleza
divina de Jesús.

El balance de obras de reformas con Constantino y Diocleciano fue impresionante. Lo que


mayormente se notó es la salvaguardia de los bienes del imperio y de su orden.

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Sigue Juliano y la proclamación de la dinastía constantiniana. Flavio Claudio Juliano nació en
Constantinopla, 18 años después del edicto que promulgó Constantino, de quien era sobrino,
y que abrió el camino al triunfo del cristianismo en el Imperio romano. La muerte de
Constantino, en 337, cuando Juliano tenía seis años de edad, originó una serie de luchas de
poder entre los tres hijos del difunto emperador que provocaron la muerte de la mayor parte
de su familia. Juliano siempre consideró a Constancio II, quien reinó en solitario, el autor de
esta matanza.

El joven Juliano recibió una educación cristiana, pero descubrió el esplendor de las letras
griegas y se sintió totalmente fascinado por los cultos mistéricos y el paganismo, aunque
mantuvo en secreto su conversión. En la Galia derrotó a la tribu germana de los alamanes
contra todo pronóstico y posteriormente fue proclamado Augusto por sus tropas. Tras la
muerte de Constancio, en 361, entró triunfalmente como emperador en Constantinopla,
aunque su atuendo y aspecto coincidían más bien con la austeridad propia de un filósofo.

Su edicto del 17 de junio de 362 impedía el acceso de los cristianos a la enseñanza de las
letras clásicas. También apoyó a los judíos, enemigos de los cristianos, promoviendo su culto
y la reconstrucción del templo de Salomón en Jerusalén, aunque resultó infructuosa. La
muerte de Juliano el Apóstata fue prematura, cuando tenía poco más de 30 años de edad,
durante la campaña contra el Imperio parto, que concebía como una reedición de la guerra
de Troya y de las expediciones de Alejandro Magno.

Joviano: era un oficial cristiano del ejército de Juliano. El decreto de tolerancia que publicó
fijó que, mientras el ejercicio de ritos mágicos sería castigado severamente, sus temas debían
gozar de la libertad de la conciencia completa. Aunque ordenó quemar la biblioteca de
Antioquía en el año 364. El 11 de septiembre de ese año, en un edicto imperial, ordena la
pena de muerte para todos los que rindan culto a sus dioses ancestrales o practiquen la
adivinación.

Dinastía valentianana (Valentiiano – Occidente y Valente – Oriente) llamada así por el


nombre de su fundador, Valentiniano I, e integrada por cuatro emperadores. Valentiniano
fue elegido por el estado mayor del ejército, que resolvió con buen criterio la difícil elección
del sucesor de Joviano.

Emperadores occidentales:
Valentiniano I (364-375)
Sus hijos Graciano (375-383) y Valentiniano II (375-392)

Emperadores orientales:
Valente, hermano de Valentiniano (364-378).
Teodosio I, yerno de Valentiniano

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Catástrofe de Adrianopolis: La batalla de Adrianópolis fue un enfrentamiento armado que se
libró el 9 de agosto de 378 d. C. en las llanuras al noroeste de la ciudad romana de
Adrianópolis. En ella se enfrentaron las fuerzas de Fritigerno, jefe de los tervingios, y el
ejército del Imperio romano de Oriente comandado por el propio Emperador Flavio Julio
Valente (328-378), que murió en la batalla.

Teodosio que impone unidad religiosa convirtiendo el catolicismo como región de estado.
Las instituciones y la administración del Imperio tardío eran administradas por el emperador
como monarca absoluto y su corte adulatoria. El Senado siempre tenía su función de ayuda.
El emperador es una persona divina y sagrada y su poder tiene fundamento religioso. El
emperador es delegado por Dios, como también es sagrada su casa y su dormitorio y su
ciudad: Constantinopla.

Los cambios en la administración de las provincias con Diocleciano y Constantino:

 División de las provincias


 Provincialización de Italia integrada en la administraron del Imperio
 Se crearon doce diócesis con vicarii con poderes civiles. Los vicarii trasmitían los
impuestos. Solo esto. Roma y Constantinopla tenían un estatuto especial.

Nace en fine, la figura de los curiales en la curia. Durante su expansión, los romanos
exportaron el modelo de la curia a cada una de las ciudades que obtenía el estatus de
municipium, de forma que éstas tenían su propio senado y sus propios funcionarios
encargados de la administración local. Durante el periodo imperial, una curia pasó a ser
cualquier edificio donde un gobierno local realizara sus funciones, por ejemplo, los procesos
judiciales, las reuniones de gobierno o la burocracia. Pronto, el término empezó también a
ser utilizado para referirse a las personas encargadas de la administración local.

2. La aceptación d nuevos valores de vida

En este siglo hay una cristianización del Imperio. (IV siglo). Algunos rasgos característicos de
la vida cultural y religiosa fueron la aparición de un código. La aparición de la lectura. El
interés por la lectura, cultura y desarrollo de las universidades, entonces el desarrollo de la
intelectualidad.

En merito al paganismo, a veces se habla de decadencia del paganismo, no es verdad que


decae. Es muy vivo y diversificado. Especialmente la clase aristocrática. Las prácticas mágicas
y astrológicas eran vivas. Los neopaganos aumentaban los ritos para oponerse a los cristianos.

Tenemos también, en el ámbito artístico – arquitectónico un nuevo estilo y aumenta el


interés por la decoración artística. Un arte muy refinada. Se privilegiaban sujetos claramente
en relación la la corte imperial. Había vinculación con el paganismo en el arte también. Pero,
con Constantino tenemos un desarrollo de arte nueva: un arte cristiana. También la literatura
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y el florecimiento de la doctrina y el pensamiento de los padres de la Iglesia. Solo después,
con la continuación de la dinastía de Constantino se empieza a evidenciar una distinción entra
el paganismo y el cristianismo. (Teodosio).

3. El nacimiento de un nuevo orden económico y social

Con Constatino y Diocleciano en este periodo las palabras claves son:

Liberalitas, largitio, munificentia.

Reformas de Diocleciano es la denominación que ha dado la historiografía a un proceso


reformista acometido por el emperador Diocleciano, que abre el periodo del Bajo Imperio
Romano que se conoce con el nombre de Dominado, tras la anarquía militar y el inicio de la
crisis del siglo III. Se prolongaron durante todo su mandato (284-305) y continuaron bajo el
emperador Constantino (reformas de Constantino).

Las reformas afectaron a los campos administrativo, económico, social o militar, todas ellas
complementadas entre sí. Su fin era sanear los ingresos estatales, el mantenimiento de la
integridad territorial del Imperio y la continuidad de la propia civilización romana (romanidad
o romanización). Una de las fuentes más importantes en la cual se basaba era la agricultura.

Su rigidez convirtió al estado romano en una pesada y costosa maquinaria, que si bien
consiguió prolongar la existencia del Imperio por más de un siglo, contribuyó en gran medida
a la decadencia de las formas de vida urbana, especialmente en Occidente. Los puestos de
gobierno municipal, que antes eran honores ávidamente buscados, se convirtieron en cargas
hereditarias, principio que también se extendió a los oficios artesanales, haciendo que la
sociedad entera perdiera dinamismo.

Las clases altas (nobilissimus, clarissimus, splendissimus) dejaron de encontrar estimulante


el ejercicio de la política urbana, cada vez más onerosa, y optaron por retirarse a sus villas
rurales, cada vez más convertidas en latifundios autosuficientes cuya conexión con el
comercio a larga distancia se fue enrareciendo; iniciándose una tendencia a la feudalización
que se fue intensificando durante los siguientes siglos, el periodo denominado Antigüedad
Tardía.

Novedad: En la sociedad del alto imperio un buen esclavo podía esperar de pasar en segunda
categoría, porque, la gente no debe su posición social a sus antepasados, sino a su mérito
personal, sus capacidades y sus disposiciones. Al final del siglo, lo que se verificó fue la
inmovilidad social.

4. Los barbaros y la caída de Roma

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Mientras que desde Diocleciano a Teodosio se esforzaban en dar al imperio nuevas
estructuras, se imponían nuevos valores de vida y el imperio estaba expuesto a las amenazas
de los barbaros en las fronteras. Capaces ya en el siglo III de penetrar en el interior, las fuerzas
bárbaras van pronto a expandirse con fuerza irresistible por Occidente y Oriente y crear
graves dificultades. Eran las legiones que se ocupaban de defender el limes y los confines de
Roma.

Peligros del Oriente: Persia


Peligros del Occidente: Populaciones barbáricas

El periodo de las invasiones barbáricas llegó. La conquista y el saqueo de roma, trajeron


muertos, decadencia, con sentimientos anti barbáricos. Aunque renovado, no pudo
enfrentarse a las grandes invasiones de los primeros anos del siglo V, marcadas por la
conquista de Roma, acontecimiento que, uno pone en duda, tuvo una enorme repercusión y
fue el preludio al establecimiento en Occidente de Estados nacionales que no rechazaron en
su totalidad el ideal de la Romania.

El auge del imperio bizantino lo tenemos con Anastasio y después Justiniano que, no obstante
todo intentaron reforzar el imperio. Roma estuvo cerca del entorno de Clodoveo y de
Carlomagno. La Historia de la decadencia y caída del Imperio romano narra la historia del
Imperio romano en el período que va desde la muerte del emperador Marco Aurelio hasta la
Caída de Constantinopla, desde el año 180 hasta 1453, y concluye con una retrospectiva de
la ciudad de Roma en 1590.

El Imperio romano sucumbió a las invasiones bárbaras principalmente debido a la pérdida de


las virtudes cívicas tradicionales romanas por parte de sus ciudadanos. Estos se habrían
vuelto débiles, delegando la tarea de defender el Imperio en mercenarios bárbaros que se
hicieron tan numerosos y arraigados en el Imperio y sus estructuras que fueron capaces de
tomarlo al fin porque estaba desestabilizado.

Al abundar en las causas de la decadencia cívica, se encuentra un culpable en el cristianismo,


que según él predicaba un modo de vida incompatible con el sostenimiento del Imperio.
Argumenta que con el auge del cristianismo surgió la creencia en una existencia mejor tras
la muerte, lo que fomentó una mayor indiferencia sobre el presente entre los ciudadanos
romanos, haciendo que desapareciera su deseo de sacrificarse por el Imperio. El pacifismo
cristiano habría acabado con el espíritu marcial que había dominado la sociedad romana, y
la intolerancia de los cristianos para consigo mismos y para con los demás habría sido una
fuente continua de inestabilidad.

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