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14.

De los bienes (cosas y derechos)

I. Del objeto de los derechos en general

Ya dijimos, supra Sumario 1, párrafo 3, que en toda relación de derecho existe siempre, al lado
del sujeto activo y del sujeto pasivo, el objeto del derecho, y que estos objetos, numerosos por
cierto, podemos agruparlos en tres: las cosas, la persona humana y los derechos. En esta tercera
parte nos ocuparemos del objeto de los derechos, pero concretando nuestro estudio solamente
a las cosas en relación con el concepto de bienes.

II. Concepto de cosas y bienes.

En el lenguaje corriente cosa es todo lo que existe en la naturaleza: un árbol, una casa, una
montaña, el sol, las estrellas, las nubes. En el lenguaje filosófico, cosa es sinónimo de "ser"; por
tanto, es todo lo que existe en la naturaleza o es resultado de la actividad humana: además del
árbol, de la casa, de la montaña, etc., son cosas el derecho, el arte, la poesía, el ensueño, etc.,
en fin, todo cuanto puede crear la actividad humana. En lenguaje jurídico, cosa es todo objeto
material o inmaterial que puede ser soporte de derechos.

Nuestro Código civil (art. 74 - ID) define a los bienes diciendo que son "las cosas materiales e
inmateriales que pueden ser objeto de derechos".

Estos conceptos de cosa y bien quedarán aclarados luego del estudio que haremos de ellos a
través de romano, pasando por el alemán y el italiano, para luego detenernos en el francés y en
la solución dada por el código civil vigente.

III. Concepto de cosas y bienes en el Derecho romano.

La doctrina romana tenía una precisión impresionante en cuanto a las cosas como objeto de los
derechos reales.

Las cosas eran concebidas como porciones determinadas del mundo exterior, económicamente
valiosas y apropiables. Es decir, un objeto material, que ha de contar su corpus, y ha de ser
apropiable y con valor económico. O sea, los quae tangi possunt útiles y apropiables por la
persona. "Decir cosas corporales importaba en el Derecho romano clásico un pleonasmo"
(SPOTA, T. I, V. 13°, p. 163).

En consecuencia, en el más puro Derecho romano, sólo son cosas las que reúnen estas
condiciones: 1° corporeidad, o sea, posibilidad de ser aprehendidas con nuestros sentidos; y 2°
valor económico, o sea, objeto separable de la persona y aislada con respecto al mundo exterior.
Reunidas estas condiciones, sólo entonces puede esta materia cae bajo la regulación del
Derecho; en efecto, para los romanos no eran cosas "las que no son susceptibles de apropiación
como la luz solar, ni tampoco el aire, ni los miembros de la persona, ni el mar que tampoco les
parece utilizable más allá de cierto límite a partir de la cosa" (BETT!, Derecho Romano, p. 690)

El Derecho romano reconocía los bienes incorporales. Tales eran los derechos considerados en
sí mismos o como objeto de otros derechos; son incorpóreas las que no pueden tocarse, cuales
son las que consisten en un derecho, como la herencia, el usufructo, las obligaciones.

IV. Concepto de cosas y bienes en el código civil Alemán

La doctrina alemana distingue entre el objeto (GEGENSTAND) u objeto del derecho


(RECHTOBIEKT) y la cosa (SACHE). El objeto comprende a todos los objetos del derecho (Bienes
corporales e incorporales, por tanto incluyendo a las cosas) menos las personas; las cosas, en
cambio, son solamente los objetos corporales, "o más exactamente: son partes de la naturaleza
dominable, impersonales, corporales con sustantividad propia" (H. LEHMANN, V. I, p. 530). Este
concepto es conforme con el artículo 90 del BGB. Que dice: "cosas son sólo los objetos
corporales". El mismo LEHMANN cita una Sentencia del Tribunal del Reich, 87, 45, que
manifiesta: "Son partes de la naturaleza dominable, impersonales; corporales, con sustantividad
propia" (V. I, p. 531).

Por tanto para la doctrina alemana son cosas: 1, sólo los objetos impersonales; el cuerpo
humano vivo no es una cosa, ni tampoco un objeto, pero sí su cadáver; 2, sólo los objetos
corporales; no es necesaria la perceptibilidad por el sentido del tacto, es suficiente la
perceptibilidad por cualesquiera de los sentidos. Las que carecen de naturaleza corporal no son
cosas; 3, sólo las que poseen sustantividad propia, es decir, que tengan una existencia
delimitada. No es cosa, por consiguiente, el mar, pero sí es cosa el agua recogida en un
recipiente, porque así queda delimitada.

V. Concepto de cosas y bienes en el código civil italiano.

En el Código civil italiano de 1942, subsiste la ya famosa distinción romana, entre cosas
corporales e incorporales, puesto que su artículo 810 define a los bienes expresando que son las
cosas que pueden constituir objeto de derechos. Lo que claramente significa que la materialidad
no es indispensable MESSINEO manifiesta que "a veces se habla de bien, no de cosa; sin
embargo el artículo 810 hace consistir el bien en una cosa que puede constituir objeto de
derechos y además, el legislador de 1942 usa varias veces el cosa indistintamente con el de
bienes" (T. II, p. 258). Llega a incluir entre las cosas corporales la energía eléctrica y aun la
térmica, siempre y cuando tenga un valor económico "incluso, debe decirse inmediatamente
que las energías se han de considerar cosas, y cosas (muebles) corporales que son perceptibles
por los sentidos (ei tangi possunt de les romanos debe aceptarse en toda la extensión lógica de
que es capaz)" (T. II, p. 285).

Por supuesto, la cosa incorporal o cosa inmaterial es algo no perceptible por los sentidos, "pero
cognoscible con el pensamiento" (MESSINEO, T. II, p. 286). Entonces para la doctrina italiana
sólo puede hablarse de cosas incorporales en el sentido de las producciones del intelecto, que
provienen del intelecto del hombre. TRABUCCHI resume esta doctrina así: "...cosa no es
solamente lo que forma parte del mundo exterior y sensible, lo que ocupa espacio o se percibe
por los sentidos (las cosas sólidas, líquidas, gaseosas, y los fluidos y las energías como la
electricidad) son todas ellas res corporales, sino también todo aquello que únicamente tiene
vida en el mundo del espíritu, como la creación inventiva y la idea que da origen a la obra
artística o técnica (res incorporales, o "bienes inmateriales curando entramos en el concepto....
de bienes" (V. I, p. 400)

VI. Concepto de cosas y bienes en el código civil francés y en el código civil boliviano abrogado.

La clasificación de los bienes del Código Napoleón ha pasado al Código civil boliviano vigente
hasta el 2 de abril de 1976, con la traducción de los textos del original francés. En consecuencia,
conviene realizar un estudio conjunto de lo que se entiende por cosa y por bien en ambos
cuerpos legales, considerando que a los artículos 516 al 536 del Código francés corresponden
los artículos 266 al 288 del Código abrogado.

El artículo 516 del Código civil francés (266 Código abrogado) dice: "Todos los bienes son
muebles o inmuebles". En consecuencia, todas las cesas y todos los derechos están contenidos
en esta clasificación. El artículo 517 (267 Código abrogado) enumera los bienes muebles, siendo
éstos por su naturaleza o por disposición de la ley, en este caso solamente los primeros son
cosas, los segundos son derechos mobiliarios. El artículo 529 (278 Código abrogado), todos las
cosas y todos los derechos están contenidos en esta clasificación. El articulo 517 (267 código
abrogado) enumera los bienes muebles, siendo estos por naturaleza o por disposición de la ley,
en este caso solamente los primeros son cosas, los segundos son derechos mobiliarios el articulo
529 (278 código abrogado) enumera esos derechos; pero la enumeración no es limitativa puesto
que no son inmobiliarios son necesariamente mobiliarios.

Los bienes inmuebles por su naturaleza se fundan en un principio de inamovilidad: el suelo y


todo lo que se adhiere a él. Los bienes inmuebles por su uso o destino, son cosas muebles por
su naturaleza pero que, por su uso o destino, la ley les considera como inmuebles, por aplicación
de la regla "accesorium sequitur principale". Los inmuebles por el objeto a que se aplica son los
derechos que recaen sobre los inmuebles por su naturaleza. Tanto el Código civil francés, cuanto
el Código civil boliviano abrogado, mencionan al usufructo de las cosas inmobiliarias, a las
servidumbres o servicios prediales y a las acciones que tienden a reivindicar un inmueble.

Los bienes muebles por su naturaleza se fundan en el principio de la movilidad, es decir, el de


poder trasladarse o ser trasladados de un lugar a otro. Los bienes muebles por disposición de la
ley son derechos: derechos reales que recaen sobre cosas muebles (usufructo de un rebaño de
ovejas, prenda, etc.; derechos de crédito, representados generalmente por una suma de dinero;
derechos intelectuales por ejemplo, los derechos de autor, derechos de patente de invención,
etc.

Por lo estudiado precedentemente, ambos códigos no definen lo que es cosa, aunque es


evidente que suelen emplearse esta palabra como sinónimo de bien, pero solamente de los
bienes corporales. Así suele decirse: las cosas o bienes integrantes del patrimonio. Tampoco
definen lo que son los bienes. Tan sólo los estudian y clasifican a través de la summa divisio que
hacen de ellos en muebles e inmuebles.

VII. Concepto de cosas y bienesen el nuevo código civil boliviano

El artículo 74 del Código hace una división de las cosas en materiales e inmateriales, creemos,
para un mejor entendimiento. Cosa es una porción cualquiera del mundo exterior, o una
creación del espíritu humano, susceptible de ser utilizada o apropiada por el sujeto para la
satisfacción de sus necesidades económicas o también espirituales.

Al igual que su fuente principal, artículo 810 del Código civil italiano de 1942, el boliviano vigente
hace consistir el bien en una cosa que puede constituir objeto de derechos; pero, a diferencia
de aquél, hace notar expresamente la división de las cosas en materiales e inmateriales.

Si bien en un principio las cosas materiales fueron consideradas como los únicos objetos del
derecho, actualmente las propiedades inmateriales tienen un valor muy grande.

Las propiedades incorpóreas se parecen al derecho de propiedad en su carácter exclusivo y


difieren de él en que su objeto es inmaterialEntonces, en doctrina moderna, cosa es todo objeto
material o inmaterial que puede ser soporte de derechos.
VIII. Nociones generales sobre el patrimonio

A. CONCEPTO, COMPOSICION Y CARACTERISTICAS.

Antes de estudiar los bienes, es necesario que refiramos al patrimonio de las personas. Para
MESSINEO “por patrimonio debe entenderse no un conjunto de objetos o de cosas, sino un
conjunto de relaciones: derechos y obligaciones (por consiguiente: de elementos variables,
activos aún de futura realización, y pasivos), que tienen como titular a un determinado sujeto y
que están vinculados entre sí" (T. II, p. 261). Para JOSSERAND "es el conjunto de valores
pecuniarios positivos y negativos, pertenecientes a una misma persona y que figuran unos en el
activo, y otros en el pasivo" (T. I, Vol. I, p. 454). O también el conjunto de bienes, derechos y
obligaciones de una persona apreciable en dinero. Todo derecho que no sea apreciable en
dinero, no forme parte del patrimonio; por ejemplo, los derechos de la personalidad. El conjunto
de bienes y derechos forman el activo del patrimonio; el conjunto de obligaciones o cargas el
pasivo. Deducido el pasivo del activo, se tiene el monto líquido del patrimonio.

Las principales características del patrimonio, son:

1. SOLO LAS PERSONAS PUEDEN TENER UN PATRIMONIO.- En efecto, siendo las personas los
únicos sujetos de derecho, o sea entes capaces de adquirir derechos y contraer obligaciones,
sólo ellas pueden tener patrimonio

2. TODA PERSONA TIENE NECESARIAMENTE UN PATRIMONIO.- No se concibe una persona sin


patrimonio, por mucho que no sea poseedora de bienes de ninguna naturaleza. El concepto de
patrimonio guarda relación con la aptitud de las personas de adquirir derechos y contraer
obligaciones.

3. UNA PERSONA NO PUEDE TENER MAS DE UN PATRIMONIO Y SOLO UNO.- Este es el principio
de la unidad del patrimonio. Una persona posee bienes en Europa, America y Asia: no por ello
tendrá un patrimonio en cada uno de esos continentes, sino el conjunto de esos bienes
constituirá el patrimonio de esa persona, que es único.

La unidad del patrimonio fue criticada, y frente a ella apareció la teoría de la pluralidad del
patrimonio, consistente en que una persona puede afectar ciertos bienes de su patrimonio a un
fin determinado, que constituirá un patrimonio distinto al suyo propio. Estos son los llamados
patrimonios de afectación, como ocurriría, por ejemplo, con las empresas unipersonales y las
sociedades de responsabilidad limitada, en que una persona afecta parte de sus bienes a un giro
comercial determinado, y no responde a sus acreedores más que con esa suma, que constituye
un patrimonio distinto al suyo propio.

Dentro de la doctrina clásica de la unidad del patrimonio, desarrollada admirablemente por


AUBRY y RAU, existe una excepción: el beneficio de inventario acordado a los herederos por el
artículo 1041 del Código, beneficio por el cual el heredero tiene dos patrimonios: el suyo propio
y el del causante, patrimonios que no se confunden y permanecen separados. El artículo 1055
reconoce, además, el beneficio de separación de patrimonios pertenecientes al difunto y al
heredero en beneficio de los legatarios y de los acreedores del de cuius.

Las consecuencias de esta separación de patrimonios en el Derecho sucesorio son muy


importantes. Para ejemplo, bástenos indicar que el heredero beneficiario paga las deudas del
causante con los propios bienes de éste hasta donde alcancen, manteniendo el suyo totalmente
más el heredero mantiene sus créditos contra el causante puede hacerlos efectivos en los bienes
de éste (véase el citado artículo 1041 que enumera los efectos de beneficio de inventario).
4. EL PATRIMONIO ES INSEPARABLE DE LAS PERSONAS.- No se puede hacer transferencias a
título universal o donaciones de todos los bienes (salvo si el donante se reserve el usufructo de
ellos, art. 657), o vender la herencia de un hombre vivo (art. 114, segundo párrafo). Según la
teoría clásica, el patrimonio es considerado como un atributo de la personalidad, es decir, que
es, como acabamos de expresar, inseparable de la persona. Sin embargo, se ha observado que
en el derecho moderno el deudor no responde a sus deudas con su persona, como ocurría en
el primitivo Derecho, sino sólo y exclusivamente con sus bienes. Por eso ya no existe la prisión
por deudas, sino en señalados casos que se considerarían como delictivos.

En consecuencia, siendo el patrimonio inseparable de las personas, su transmisión total sólo


puede efectuarse en un caso: fallecimiento de una persona y en favor de sus herederos forzosos,
legales o testamentarios, en el orden y forma fijados por ley (art. 1002 I). Y esto debido a que
nuestro derecho sucesorio se funda en el principio de la continuidad de la personalidad del
causante: cuando muere una persona, se estima que jurídicamente no ha desaparecido sino que
pervive en la persona de sus herederos.

Esta es la teoría clásica o subjetiva del patrimonio, desarrollada por AUBRY y RAU y seguida por
un buen número de tratadistas, entre ellos MESSINEO, y varios autores franceses. Empero,
modernamente se han formulado críticas a la teoría subjetiva y, en su lugar, ha surgido la
objetiva que considera que hay, por una parte, un patrimonio personal, y por otra patrimonios
separados y patrimonios colectivos (ENNECERUS, FERRARA).

Los partidarios de la teoría objetiva, que cuenta con diversos matices, afirman
fundamentalmente: 1, que una persona puede carecer de patrimonio; 2, que puede tener más
de un patrimonio; 3, que el patrimonio es transmisible ínter vivos y 4, que el patrimonio no
forma una unidad distinta de los derechos que la componen.

Al respecto, MESSINO, manifiesta: "Pr lo general, el patrimonio es uno solo para cada sujeto: no
se conciben varias masas patrimoniales, teniendo como titular un sujeto, puesto que, aun
cuando el las mantenga separadas, por razones de comodidad o por expediente administrativo,
las mismas forman, a los ojos de la ley, una masa única: así por ejemplo, en el caso de varias
haciendas (individuales) pertenecientes a un mismo sujeto". Para concluir diciendo: “Y no podría
ser de otra manera, frente al principio según el cual el sujeto responde de las propias deudas
con todos sus bienes (responsabilidad ilimitada); si fuese posible, a arbitrio del sujeto, separar
del propio patrimonio núcleos de bienes para formar con ellos masas separadas, cada una podría
sustraer bienes a los propios creedores" (T. Il, p. 262)

Los MAZEAUD llegan más lejos, pues, al condenar la teoría clásica del patrimonio, afirmar: "...el
patrimonio es el continente de todos los derechos pecuniarios o no pecuniarios, que van a
fundirse en él; su influencia reciproca es demasiado grande para que puedan disociarse algunos
de sus elementos. El derecho francés repara el daño moral, y esa reparación, en casi todos los
casos, se dispone en dinero: ¿cómo se concluiría que fuera introducido así un valor pecuniario,
a título de reparación, en el patrimonio, si no fuera a reemplazar en él a otro valor pecuniario o
moral, que ha desaparecido?" (Parte I, Vol. II, n. 622, p. 263)

B. EL PATRIMONIO COMO GARANTIA COMUN DE LOS ACREEDORES.- Los bienes de las


personas se hallan afectados al cumplimiento de sus obligaciones. Es el principio consagrado en
la regla de que el patrimonio es la garantía de sus acreedores
El artículo 1335 del Código, que se halla en el Título II del Libro V, dice: "Todos los bienes muebles
e inmuebles presentes y futuros del deudor que se ha obligado personalmente constituyen la
garantía común de sus acreedores. Se exceptúan los bienes inembargables

Los acreedores hacen efectivo su derecho de garantía general sobre los bienes de su deudos,
de dos maneras: 1, mediante la ejecución de bienes, que se hace efectivo con el embargo
ordenado por autoridad judicial; y 2, mediante la conservación del patrimonio del deudor,
conservación que el deudor puede ejercer de dos maneras: mediante la acción oblicua, o sea el
ejercicio de los derechos del deudor, para conservar su patrimonio que puede disminuir o
perderse por negligencia del deudor; o mediante la acción pauliana, que tiene por objeto la
anulación de los actos del deudor hechos en fraude de los acreedores.

La acción oblicua está reconocida en el artículo 1445 del Código que dice: "I. El acreedor, para
preservar sus derechos, puede ejercer en general, por la vía de la acción judicial, los derechos
que figuren en el patrimonio de su deudor negligente, excepto los que, por su naturaleza o por
disposición de la ley, sólo puede ejercer el titular

La acción pauliana está consagrada en el artículo 1446 del Código que dice: "I. El acreedor puede
demandar que se revoquen declarándose ineficaces respecto a él, los actos de disposiciones del
patrimonio pertenecientes a su deudor..." Volveremos sobre estas acciones, al estudiar el fraude
de los actos jurídicos negociales.
15. Clasificación de los bienes

El Código civil en el artículo 74 - II, que da comienzo al Libro Segundo "De los bienes, de la
propiedad y de los derechos reales sobre cosa ajena", establece la división máxima de los bienes
en inmuebles y muebles, y luego en diversas normas se refiere a otras clases de bienes.

Desde un punto de vista sistemático pueden hacerse diversas clasificaciones de los bienes. Pero
nosotros, con fines de mejor comprensión, los estudiaremos en tres grupos: en el primero,
tomaremos a los bienes considerados en sí mismos; en el segundo, a los bienes con relación a
los que los poseen y a su alienabilidad; y en el tercero, a las otras clases de bienes de que habla
el Código civil.

I. División de los bienes considerados en sí mismos.

Desde este punto de vista, estudiaremos:

1. La división general en bienes corporales y bienes incorporales.


2. La división de los bienes corporales en: a, Consumibles y no consumibles; b, Divisibles e
indivisibles; y c, Fungibles y no fungibles.
3. La división de los bienes incorporables en: derechos reales, derechos personales o de
crédito y derechos intelectuales.
4. Finalmente, la división fundamental del Código en bienes inmuebles y muebles.

A. Bienes corporales y bienes incorporables

Se llaman bienes corporales a las cosas materiales susceptibles de apropiación que caen
directamente bajo el dominio de los sentidos: una casa, una mesa, un árbol. Es el criterio del res
quae tangi possunt de los romanos. En cambio, son bienes incorporales los derechos que tienen
un valor económico y que, no siendo apreciados por los sentidos, sólo pueden concebirse con
un esfuerzo de la inteligencia: una hipoteca, un crédito, el derecho de autor. Son los res quae
non tangi possunt del Derecha romano (supra 3 de este Sumario)

Se advierte, pues, sin esfuerzo, que la categoría de los bienes corporales corresponde a las cosas
materiales, y la categoría de los bienes incorporales, a la de los derechos que ordinariamente
tienen por objeto cosas corporales pero también cosas incorporales como las creaciones del
espíritu humano.

El Código hace esta distinción expresamente, en el artículo 74-I, que dice: "Son bienes las cosas
materiales e inmateriales que pueden ser objeto de derechos".

Esta clasificación carece actualmente de la importancia que tenía en, Roma. Sin embargo, tiene
ciertas aplicaciones prácticas en nuestro Derecho: por una parte, la regla del artículo 100 del
Código: "La posesión de buena fe de los muebles corporales vale por título de propiedad, salvo
la prueba contraria". Pero esta regla no es de origen romano sino del Derecho francés. Por otra
parte, hay ciertos modos de adquirir la propiedad de las cosas que sólo se aplica a los bienes
corporales tales como la accesión a inmuebles (arts. 127 y ss.) y a muebles (arts. 147 y ss.), y la
ocupación (art. 140).

B. División de los bienes corporales.

Los bienes corporales, en el sentido jurídico que hemos visto precedentemente, se subdividen
en consumibles y no consumibles, divisibles e indivisibles, y fungibles y no fungibles.
a. BIENES CONSUMIBLES Y NO CONSUMIBLES.- Son bienes consumibles aquellos que
desaparecen o se destruyen con el primer uso, ya sea materialmente como las bebidas o las
frutas, o ya jurídicamente, como la moneda. El que bebe un vaso de agua, consume este bien,
lo hace desparecer; igualmente el que paga una suma de dinero, lo consume jurídicamente, es
decir que, si bien el dinero no desaparece materialmente, deja de existir para quién realiza el
pago. En cambio, son bienes no consumibles aquellos que resisten a un uso más o menos
prolongado, aunque al final se destruyan o desaparezcan, o disminuya su valor, tales como una
casa, un libro, una mesa (v. art. 79)

Esta división tiene importancia en el usufructo, el que puede establecerse tanto sobre bienes
consumibles cuanto no consumibles. En el primer caso el usufructuario se hace dueño de la cosa
y puede disponer de ella como mejor parezca, con la única obligación a la terminación de su
derecho de restituir al propietario otra cosa de la misma naturaleza, en igual cantidad y calidad
o pagar el valor que tenga a la terminación del usufructo (art. 229); en el segundo caso la
obligación del usufructuario es conservar la substancia de la cosa y devolver a su dueño, a la
terminación de su derecho, esa misma cosa recibida en usufructo, y no otra semejante (art. 241)

b. BIENES DIVISIBLES E INDIVISIBLES.- Son bienes divisibles las cosas que pueden fraccionarse
sin alterar su sustancia con relación al todo (art. 80-1), o sea las que fraccionadas no pierden su
valor económico y pueden volver a reintegrarse en el todo. Indivisibles, por el contrario, son las
cosas que de hecho no pueden fraccionarse sin alterar su sustancia. Además, son también
indivisible) las cosas que no pueden fraccionarse por disposición de la ley (por ejemplo el solar
campesino o la pequeña pro según el artículo 169 de la Constitución Política del Estado y en los
casos señalados en el artículo 1238 en favor del conyuge sobreviviente, tal como el inmueble, y
su mobiliario, usados exclusivamente como vivienda por los esposos al morir el de cuius), o por
la voluntad humana, aunque de hecho sean pasibles de división.

La distinción se aplica en nuestro Derecho especialmente el régimen de las obligaciones


mancomunadas con prestación divisible (art. 429) o con prestación indivisible fart. 431)

c. BIENES FUNGIBLES Y NO FUNGIBLES.- Se dice que las cosas son fungibles cuando, según la
intención de las artes o por su naturaleza, tienen el mismo valor liberatorio en un pago (v. art.
78).

Esta división tiene importancia en el préstamo: el de cosas no fungibles se llama comodato o


préstamo de uso, es esencialmente gratuito, estando el comodatario obligado a restituir la
misma cosa, y no otra, a la terminación del contrato (arts. 880 y 889). El préstamo de cosas
fungibles se llama mutuo o préstamo de consumo, puede ser remunerado, y el mutuario se hace
dueño de la cosa y tiene la obligación, a la terminación de su contrato, de restituir cosas de igual
género, calidad y cantidad (arts. 895 y s.),

La fungibilidad o no fungibilidad de los bienes tiene su aplicación práctica en el cumplimiento de


obligaciones cuyo objeto es un género o es un cuerpo cierto. El deudor de cosas in genere, por
ejemplo, de cien kilos de trigo, se libera entregando al acreedor trigo del mismo peso y calidad
esto es, otros cien kilos de trigo. En cambio el deudor de cuerpo cierto, por ejemplo una casa,
se libera entregando a su acreedor precisamente la casa y no otra. En estos ejemplos, pues, el
trigo será fungible y la casa' será no fungible.
C. División de los bienes incorporales

Los bienes incorporales, o derechos, se subdividen, a su vez, en derechos reales, derechos


personales y derechos intelectuales.

Una profundización acerca de las teorías derechos corresponde el curso de Derechos reales. En
esta parte de Doctrinas Generales nos reduciremos a definir estos derechos y a exponer sus
características principales.

He aquí las definiciones habituales, que las adoptamos por su claridad, sencillez y exactitud.

El derecho real es una relación jurídica en virtud de la cual una persona tiene la facultad de
obtener de una cosa exclusivamente, y en forma oponible a todos, toda la utilidad que produce
o parte de ella. El derecho personal, de crédito u obligación es una relación jurídica en virtud de
la cual una persona, llamada acreedor, tiene el derecho de exigir de otra, llamada deudor, el
cumplimiento de una prestación determinada, positiva o negativa (BONNECASE, T. I, n. 591 y ss.
y T. II, n. 20 y ss.). El derecho intelectual es aquel que pertenece a una persona sobre toda
manifestación exterior de su actividad intelectual (H. CAPITANT Vocabulario Jurídico", p. 211,
Buenos Aires, 1972)

De las anteriores definiciones se desprenden las siguientes características del derecho real y del
derecho personal, que, a su vez, les distingue uno del otro:

1. Por su objeto.- El derecho real tiene por objeto una cosa material, individualizada, o también
una cosa inmaterial: usufructo de usufructo o también de un establecimiento comercial (art.
231); en cambio, el derecho personal tiene por objeto una prestación positiva o negativa, esto
es un entregar, un hacer o un no hacer. Al objeto del derecho real se aplica el artículo 74-I.

2. Por la relación que establecen.- Mientras que en el derecho real la relación se establece
objetivamente en forma directa e inmediata, bajo la protección social, entre el titular del
derecho y la cosa, en el derecho personal esta relación se encuentra entre dos personas
determinadas: una, el acreedor, titular del derecho, y otra, el deudor, que está obligado a
realizar una prestación determinada, positiva o negativa. En consecuencia, el titular del derecho
real puede ejercer directamente sus prerrogativas sobre la cosa sin necesidad de la
intermediación de otra persona, tal como el propietario que puede usar, gozar y disponer de su
cosa sin interferencia alguna; lo que no ocurre con el derecho personal en el cual el titular del
derecho, por ejemplo, el acreedor de una suma de dinero, no puede obligar al pago más que a
su deudor, ya conocido de antemano. Esta consecuencia se explica diciendo, como ya sabemos,
que los derechos reales son absolutos, es decir, que se ejercen erga omnes, y que los derechos
personales son relativos, o sea que sólo se ejercen entre personas anteladamente
determinadas: el acreedor y el deudor.

3. Por la fuerza de su realización- Mientras que el titular de un derecho real está investido del
derecho de persecución, es decir, el de seguir la cosa en cualquier mano que se encuentre, y del
derecho de preferencia, es decir, el de obtener que su crédito sea pagado con preferencia a
otros acreedores, nada de esto se encuentra en el derecho personal, pues el acreedor, que no
goza del derecho de persecución, sólo puede demandar a su deudor, y después de él a sus
herederos, y como tampoco goza del derecho de preferencia, por lo menos en principio, en caso
de concurso deberá pagarse a prorrata, es decir, que todos los acreedores se repartirán y
pagarán en proporción a sus respectivos créditos, tal como acontece con los acreedores
quirografarios.
Por último tenemos los derechos intelectuales, que son de carácter económico como los
anteriores derechos, y tienen como características principales el consistir en un monopolio de
explotación concedido al titular de un invento, de una obra literaria o artística, etc. Se diferencia
de los derechos de crédito en que los derechos intelectuales no se ejercitan contra un deudor
determinado, sino que son oponibles a todos, lo mismo que los derechos reales, pero a
diferencia de éstos los derechos intelectuales son temporales. Esta idea sostenida entre otros
por PICARD, COLIN y CAPITANT, ROUBIER, es combatida por JOSSERAND que la rechaza
reduciendo los derechos intelectuales al concepto de la propiedad, ampliamente entendido. El
ilustre Decano de Lyon caracteriza el derecho de propiedad por lo siguiente: a, confiere a su
titular el máximo de prerrogativa y de ventajas; b, tiene carácter de exclusividad; y c, es oponible
a todos.

Añade que todo derecho que responda a este triple carácter, es derecho de propiedad; y
concluye diciendo: ahora bien, no solo son las cosas, los bienes corporales los que se prestan al
establecimiento de una relación así comprendida, son también los bienes incorporales: un fondo
de comercio, los derechos de un autor o de un inventor sobre su una obra" (T. I, Vol. III, p. 138).

Para nosotros, los derechos intelectuales se distinguen de los derechos reales y de los
personales: 1, por su objeto: los derechos intelectuales tienen por objeto siempre una cosa
inmaterial, los derechos reales una cosa material o una cosa inmaterial y los derechos personales
una prestación 2, por las relaciones que establecen: esta relación existe en el derecho intelectual
entre el titular del derecho (artista, inventor, etc.) y la creación de su intelecto o espíritu; en el
derecho real, objetivamente entre el titular del derecho (de propiedad, de usufructo, etc.), y la
cosa sobre la que recaen estos derechos; y en el derecho personal, entre dos personas
determinadas de las cuales una es el acreedor y otra es el deudor.

D. Bienes inmuebles y muebles. Pertenencias muebles sujetos a registro

En el Derecho romano la res (cosa) era todo bien integrante del patrimonio. Se dividían en res
corporales igual cosa en sentido jurídico, tal como ya hemos definido, y res incorporales igual
derechos avaluables en dinero. Las cosas corporales se dividían, a su vez, en muebles e
inmuebles, distinción que se fundaba en la naturaleza de las cosas: eran inmuebles todas las
cosas no susceptibles de traslado (res inmóbiles), como tierra y las construcciones, y eran
muebles todas las demás cosas susceptibles de trasladarse de un lugar a otro sin menoscabo de
la cosa. Esta clasificación no se extendía los derechos, ni siquiera a los derechos reales.

En el antiguo Derecho francés, la división de las cosas en muebles e inmuebles se fundaba en su


valor económico: las tierras y sus edificaciones, y aún algunos muebles, como joyas y reliquias
de los príncipes, eran inmuebles, y por eso su valor económico, sujetos a una protección especial
de la ley; todas las demás cosas de escaso valor, eran muebles, casi sin protección de la ley: eran
"res mobilis res vilis”

En el Código civil Napoleón, se hizo la suma divissio; de la distinción de los bienes muebles e
inmuebles: todos los bienes son muebles o inmuebles. Se tomó como base la naturaleza de las
cosas, su principio de fijeza o de movilidad; pero junto a los bienes muebles por su naturaleza,
se reconocieron los muebles por disposición de la ley, esto es los derechos que recaen sobre
muebles; y al lado de los inmuebles por su naturaleza se pusieron los inmuebles por su uso o
destino, o sea muebles por su naturaleza que se los consideraba inmuebles por la ley, y además
se alinearon los inmuebles por el objeto a que se aplican, o sea los derechos que recaen sobre
inmuebles.
Esta distinción de los bienes del Código Napoleón ha pasado al código civil boliviano abrogado,
con la traducción de los textos de su original francés. Por eso el artículo 266 del Código abrogada
dice: "Todos los bienes son muebles, o inmuebles". Esto quiere decir que todos los bienes
cualquiera sea su naturaleza (todas las cosas y todos los derechos) son muebles o inmuebles, sin
excepción.

Según la distinción fundamental que el Código hace de los bienes muebles y muebles, (art. 74-
II) , podemos definir en la forma genérica siguiente: se llama inmueble el bien que no puede
trasportarse de un lugar a otro sin que sufra su integridad material. El artículo 75 del código,
dice: "I. Son bienes inmuebles la tierra y todo lo que está adherido a ella natural o
artificialmente". O sea que estimarse en forma enunciativa- incluídos en este artículo: el suelo,
los árboles (no derribados aún), los edificios y demás construcciones, aún cuando estén unidas
al suelo en forma transitoria y, en general, todo lo que está incorporado al suelo, ya sea
naturalmente o por obra del hombre.

En un segundo parágrafo considera también inmuebles a "las minas, los yacimientos de


hidrocarburos, los lagos, los manantiales y las corrientes de agua

Son bienes muebles "todos los otros bienes" (art. 76-I). En consecuencia, se llama mueble -por
exclusión- al que puede transportarse sin sufrir daño de un lugar a otro. Entre los bienes muebles
cabe señalar los muebles por anticipación: los frutos de los árboles, por ejemplo, los cuales se
consideran como muebles tomando en cuenta su naturaleza en el momento de la separación
del árbol (art. 83 - II). Son también muebles las energías naturales, siempre que tengan un valor
económico (art. 76).

El Código reconoce una categoría especial de bienes muebles: los sujetos a registro (art. 77).
Esos bienes en consideración a su importancia económica- son asimilado por la ley, en cuanto
al trato jurídico (publicidad y oponibilidad) a los bienes inmuebles. Si de hecho tales bienes
(auto-móvil, avión, motocicleta, velero, etc.) no se registran, debiendo registrarse, se les da un
tratamiento similar al de los bienes muebles comunes

Las pertenencias son cosas muebles por su naturaleza pero que por su uso o destino, esto es por
estar afectados a una cosa inmueble por su naturaleza, la ley las reputa como inmuebles. El
legislador ha juzgado conveniente someter estos muebles al mismo estatuto jurídico de los
inmuebles a los cuales han sido afectados, aplicándose la regla "accesoríum sequitur principale"

El Código civil en el artículo 82 - I dice que "Constituyen pertenencias los bienes muebles que sin
perder su individualidad están permanentemente afectados a un fin económico u ornamental
con respecto a otro bien mueble o inmueble"

Entonces, cl concepto de pertenencia exige:

1, una cosa principal, que puede ser an inimueble o un mueble

2, una cosa accesoria, la que debe tener las siguientes características:

a. Una cosa mueble de existencia independiente; por consiguiente, no debe ser parte
constituyente de la cosa principal.
b. La cosa accesoria está destinada a un fin ornamental o a servir permanentemente el fin
económico de la cosa principal. Entiéndase por fin económico la utilización efectiva de
la cosa principal
c. La cosa accesoria ha de estar en una relación especial con la cosa principal, que
corresponda a su destino.

"No se requiere que ya se haya empleado. Por ejemplo, el ganado destinado a la explotación
agrícola es pertenencia desde el momento que llega a la finca" (ENNEČERUS, Vol. I, p. 582).

Elementos de la pertenencia son:

La afectación puede disponerla el propietario de la cosa principal, o quién tiene otro derecho
real sobre ella art. 82 - II), b, los actos y relaciones jurídicas que tienen por objeto la cosa principal
comprenden también las pertenencias, si nada en contrario se ha dispuesto (art. 82 III); c, el
destino de una cosa o pertenencia no perjudica los derechos preexistentes sobre ella, a favor de
terceros (art. 82-III)

Citaremos algunos ejemplos de pertenencias, pasa una mejor comprensión: en un edificio


dispuesto para industria, las máquinas y todos los utensilios son pertenencias; en un fundo
rústico, todos los utensilios de labranza y animales destinados a la explotación de la finca, son
pertenencias: los muebles y útiles de un hotel, cuando el edificio está construido al efecto, son
pertenencias, etc.

II. División de los bienes con relación a quienes pertenecen y a su alienabilidad

A. DIVISION DE ESTOS BIENES

Por regla general, todos los bienes tienen un dueño: Estado, municipalidades, universidades,
sociedades, personas individuales. Teniendo en cuenta a quienes poseen los bienes, estos se
dividen en bienes públicos y bienes particulares.

Pero hay ciertos bienes sobre los cuales nadie puede alegar derecho de propiedad: o porque
pertenecen a todos son comunes, o porque no tienen dueño. Desde este punto de vista, los
bienes se dividen en cosas comunes y cosas nullius.

Por último, ciertos bienes públicos son inalienables, como igualmente ciertos bienes
pertenecientes a los particulares son también inalienables

Estudiaremos estas diversas categorías de bienes comenzando por aquellos que no tienen
dueño.

COSAS SIN DUEÑO.

Son de dos clases: las cosas comunes y las cosas nullius.

a. COSAS COMUNES.- Desde el Derecho romano se conocen ciertas cosas que no son
susceptibles de apropiación porque su uso es común a todos: el aire, las aguas del mar, de los
lagos y de los ríos. Sin embargo, es necesario precisar que cuando una persona toma una porción
de estos bienes, por ejemplo, un cubo de agua, sobre esta porción limitada se establece un
derecho de propiedad.

b. COSA NULLIUS.- Son las res nullius de los romanos, es decir, las cosas que no tienen dueño.
Son de dos clases

1. Cosas que nunca tuvieron dueño, como la pesca y la caza: cualquier persona puede hacerse
dueño de estas cosas mediante un modo originario de adquirir la propiedad: la ocupación (art.
140 y ss.)
2. Cosas abandonadas, como el tesoro y los desperdicios: antes tuvieron un dueño, pero
actualmente ya no lo porque han sido abandonados por sus propietarios y en consecuencia
cualquier persona puede apropiarse de ellas por ocupación (art. 1146). Son las res derelictae de
los romanos.

Si nos atenemos al artículo 35 de la Ley Orgánica de Municipalidades, al artículo 1111 del Código
y al artículo 65 del mismo cuerpo de leyes, deberíamos afirmar que no existen res nullius. En
efecto, el artículo 35 de la Ley Orgánica de Municipalidades dice: "Son bienes de las
municipalidades... 2. Las herencias vacantes y los bienes mostrencos; el artículo 1111 del Código
expresa: "I. A falta de otros llamados a suceder, la herencia se defiere al Estado", y el artículo 65
manifiesta: "II. Los bienes sobrantes se adjudicarán de conformidad a los estatutos, y cuando
éstos no dispongan nada al respecto, se atribuirán a la Universidad nacional del distrito". (Se
refiere a las asociaciones y fundaciones)

Pero esto es solamente verdad en lo que respecta a los bienes inmuebles, en los cuales no hay
res nullius: o pertenecen a los particulares o son de propiedad del Estado, de las municipalidades
o de las universidades. Igualmente son del Estado, de las municipalidades y de las universidades
de los bienes vacantes va sean inmuebles o muebles, a que se refieren los artículos 11 11 y 65
del Código. Todos los demás bienes muebles no comprendidos en una sucesión vacante, son res
nullius.

COSAS CON DUEÑO.

Son de dos clases: bienes del dominio público y bienes particulares. Los primeros se subdividen,
a su vez, en bienes del dominio público del Estado y bienes del dominio patrimonial del Estado
(v. arts. 136 y ss. de la C.PE.)

a. BIENES PUBLICOS.- Al decir de URQUIDI, C. W (Régimen legal boliviano, p. 581 y ss., La Paz,
1947, el Estado tiene una doble personalidad: es una persona de Derecho público, por una parte,
y como tal tiene un dominio público, y por otra parte, es una persona de derecho civil o privado,
y en esta calidad dispone de un dominio patrimonial o privado.

BIENES DEL DOMINIO PÚBLICO DEL ESTADO.

Son aquellos que pertenecen a todos los habitantes y que no pueden ser objeto de apropiación
particular. El artículo 85 del Código, dice. "Los bienes del Estado, de los municipios, de las
universidades y otras entidades públicas, se determinan y regulan por la Constitución y las leyes
especiales que les conciernen". En consecuencia, corresponden a este artículo numerosos
preceptos constitucionales y legales. El dominio público del Estado recae sobre bienes que por
ser indispensables a las necesidades de utilidad pública, se encuentran sometidos a un régimen
jurídico excepcional (inalienabilidad, imprescriptibilidad, inembargabilidad), tendente a impedir
que se desvíen de los fines a que están destinados. "En general: calles, avenidas, puentes, plazas,
parques, paseos, caminos, cementerios, parques nacionales, ríos navegables, etc, que muchas
legislaciones señalan nominatum" (BIELSA).

BIENES DEL DOMINIO PRIVADO DEL ESTADO.

El Estado en su calidad de persona de Derecho civil privado, como ya hemos dicho, tiene un
patrimonio del cual puede disponer con sujeción a ciertas normas legales, como veremos
después.
Este patrimonio privado está constituido por diversas clases de bienes, debiendo señalarse entre
los principales los siguientes: todas las sustancias del reino mineral, las aguas lacustres, aguas
fluviales, así como todas las fuerzas físicas susceptibles de aprovechamiento económico, los
grupos mineros nacionalizados, los yacimientos de hidrocarburos, los monumentos y objetos
arqueológicos, los bienes que se adquieren a título oneroso, las rentas provenientes del
arrendamiento de bienes fiscales, etc., los bienes mostrencos y las herencias vacantes. Además
son bienes propios de la Municipalidad respectiva los terrenos y solares baldíos comprendidos
dentro del radio urbano de la ciudad o pueblo, así como los aires de los ríos y quebradas

La enajenación de estos bienes se rige por diversas leyes especiales, siendo la norma más
importante la establecida en el artículo 59, atribución 7 de la Constitución: corresponde al Poder
Legislativo "autorizar la enajenación de bienes nacionales, departamentales, municipales,
universitarios y de todos los que sean del dominio público

b. BIENES PARTICULARES.- Diremos que, por exclusión, todos los bienes que no son del dominio
público, pertenecen a los particulares: sociedades, asociaciones, fundaciones, personas
individuales.

B. COSAS INALIENABLES

Cuando una cosa no puede ser vendida por su propietario, se dice que es inalienable. Por regla
general el propietario de una cosa puede venderla, en una palabra enajenarla. Pero hay ciertas
cosas que no pueden ser enajenadas, y entonces se dice que están fuera del comercio. Además
de las cosas inalienables, existen los derechos inalienables: en primer lugar, los derechos reales
que recaen cosas inalienables, y en segundo lugar todos los derechos extrapatrimoniales, como
por ejemplo, la autoridad s paterna, el derecho al nombre, la capacidad, etc.

a. BIENES DEL DOMINIO PUBLICO.- Todos estos bienes son inalienables y, además,
imprescriptibles, tal como ya hemos visto supra punto I, párrafo B) de este Sumario.

b. BIENES PRIVADOS (PERTENECIENTES A LOS PARTICULARES).- Algunos bienes pertenecientes


a los particulares se hallan gravados con una inalienabilidad. Esa una inalienabilidad puede ser
voluntaria o legal art. 109). Además, toda inalienabilidad apareja su inembargabilidad

INALIENABILIDAD VOLUNTARIA.

Esta inalienabilidad sólo es posible establecerla con motivo de la transmisión de un bien


(institución de heredero, legado, donación, venta). La voluntad del propietario, que no transmite
su bien, no puede hacerlo inalienable por la sencilla razón de que, siendo inembargable el bien
inalienable, sería fácil a una persona sustraerse de sus acreedores por ese medio.

La inalienabilidad voluntaria se originará, pues, unas veces en la voluntad unilateral (institución


de heredero, legado) manifestada en testamento, y otras en un contrato (donación, venta)

Para que la inalienabilidad voluntaria surta sus efectos legales, será necesario que concurran les
tres requisitos siguientes:

1. UN INTERÉS SERIO Y LEGÍTIMO.- Debe servir al interés del enajenante, del adquirente o de un
tercero. Del enajenante, por ejemplo del donante que se reserva usufructo de la cosa donada,
o del vendedor con saldo de precio no pagado; en ambos casos el enajenarte querrá entenderse
mejor con el adquirente y no con un tercero subadquirente. Del adquirente, por ejemplo, si éste
es menor o soteme que dilapide el bien. De un tercero, por ejemplo cuando se vende o dona
una cosa estableciendo una renta vitalicia en favor de un tercero.
2. TEMPORAL.- No son válidas las cláusulas de inalienabilidad perpetuas, pues, se atentaría
contra la libre circulación dé los bienes. Saber si una inalienabilidad es temporal, será una
cuestión de hecho librada al criterio de los jueces de grado: ¿10 años, 20 años, mientras la vida
del enajenante, del adquirente o del tercero beneficiario?

3. ESTIPULARSE CON OCASION DE UNA TRANSMISION.- Institución de heredero, legado,


donación o venta.

Ya hemos explicado sobre este requisito y allá nos remitimos

INALIENABILIDAD LEGAL

Establecida por la ley, se presenta en Derecho de familia: patrimonio familiar (arts. 198 CPE, y
31 C. f.), y en Derecho civil: uso y habitación (art. 252).

C. EL CUERPO HUMANO. EL CADAVER.

El cuerpo de la persona viva no es una cosa. En cambio, la persona humana puede ser objeto de
derechos (supra, Sumario 1).

Las partes separadas del cuerpo de una persona viva se transforman en cosas; así los cabellos
cortados, los dientes extraídos.

El, cadáver es una cosa. Empero, por razones religiosas, morales y sociales, no se presta para las
transacciones corrientes y debe dársele sepultura en la forma y modo acostumbrados.

Si el cadáver es una cosa, cada quién pertenece?, por supuesto que no a su heredero, "puesto
que el cadáver no es objeto de derechos patrimoniales de la persona misma por consiguiente,
no corresponde al heredero” (MESSI- NEO, T. 3, p.19). Entonces, ¿es res nullius?

III. De otras clases de bienes que se ocupa nuestro código civil

El Código civil, y otras normas no integrantes de este cuerpo legal, y aún la práctica judicial y
forense (que constituyen el Derecho civil positivo), conocen otras clases de bienes, además de
los que ya hemos estudiado, siendo los principales los siguientes:

A. BIENES HEREDITARIOS.- Son los que una persona recibe por sucesión mortis causa, ya
testamentaria o ab intestato (art. 1002).

B. BIENES INDIVISOS.- Ordinariamente una cosa sólo tiene un propietario; empero, una cosa
puede tener, por excepción, varios propietarios, como ocurre cuando hay pluralidad de
herederos o cuando una misma cosa es comprada por varias personas o donada a varias. En
estos casos se dice que hay mancomunidad o copropiedad ordinaria estado que se mantiene
hasta que desaparece por su división y partición, que puede pedirse en cualquier tiempo (art.
167 I). A los bienes en estado de mancomunidad o copropiedad se les llama indivisos.

C. BIENES MOSTRENCOS.- Son los que no tienen dueño conocido, y se aplica principalmente a
los animales domésticos escapados. Reciben este nombre porque hay que mostrar para que su
dueño pueda reclamarlos. No habiendo un dueño que acredite su propiedad, los mostrencos
pertenecen a la Municipalidad del lugar (Ley Orgánica de Municipalidades, art. 35, inc. 2)

D. BIENES RAICES.- Se dice de las cosas inmuebles por su naturaleza, en el sentido del artículo
75 del Código, en razón de que están adheridas al suelo enraizadas, como los árboles y plantas
que echan raíces en el suelo y las construcciones adheridas a él.

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