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CONTINGENCIAS
5 desafíos de cambio para una nueva década
DESAFÍO I
Pocos meses antes de la crisis financiera global, el precio del petróleo había
duplicado su precio en una escalada que atentaba contra el futuro productivo de
muchas actividades en diferentes escalas. Al mismo tiempo, la escasez de
alimentos y el aumento de los precios de trigo y arroz (entre otros) intensificaban
"las revueltas del hambre" en países de África, Asia y en algunos países
importadores de América. Seis meses después de esta escalada, a pocas
semanas de la crisis financiera, el precio del petróleo se había desplomado más
de la mitad, al igual que los precios de los commodities agroindustriales El
presente pendular desplegaba un futuro resquebrajado en nuevos frentes de
conflicto social e inestabilidad económica. Por su parte, los gobiernos habían
volcado todos sus recursos a la salvación de las finanzas mundiales. Las
empresas multinacionales y los bancos regionales se dedicaron a mover sus
capitales, en un intento que al mismo tiempo buscaba frenar las cifras históricas
de despidos y aumentar la proyección de casi trescientos millones de personas
bajo la línea de alimentación.
Dentro de los sistemas sociales se dan muchos ciclos paralelos que conviven con
el "ciclo hegemónico" que protagoniza un momento histórico. Esto es lo que hace
que la sociedad sea una trama compleja de intereses y motivaciones que buscan
su espacio de desarrollo. Por lo tanto, los ciclos paralelos de conformaciones
contrapuestas o contradictorias son procesos normales que forman parte de la
dinámica compleja de un sistema social. Esta convivencia se transforma en una
estructura disfuncional por la imposición forzada de determinados procesos
(económicos, políticos, sociales, culturales, etc.) y la simplificación extrema de su
complejidad inherente. Las contradicciones naturales se convierten en estructuras
disfuncionales y sintomáticas cuando se fuerza a los sistemas sociales a actuar
como una máquina programada, estructurada y rígida. La convivencia se torna
disfuncional cuando las contradicciones se resuelven a través de síntomas que en
determinado momento estallan y generan profundas rupturas en la estructura
social. ¿Por qué son sintomáticas? Porque abortan la posibilidad de una
transformación de la estructura hacia un nivel de organización diferente. Bajo
estructuras disfuncionales, la única forma de integración en el sistema es a través
de síntomas.
Los ciclos paralelos son movimientos que tienen una conformación distinta al ciclo
hegemónico imperante y conviven en un mismo espacio de tiempo. Los ciclos
paralelos nos sitúan en diferentes dimensiones sociales y económicas que tienen
que ver con procesos productivos, culturales, ideológicos, intelectuales,
tecnológicos, etc. que están presentes en la historia, muchas veces sin cruzarse o
sin encontrarse con el ciclo hegemónico. El problema no es la convivencia de con-
tradicciones. En la dinámica de un sistema complejo, lo importante es cómo se
resuelven sus contradicciones internas. Lo que sucede es que generalmente se
fuerza la dinámica natural de un sistema para mantener estructuras excluyentes.
procesos unívocos, cosmovisiones imperantes y modelos dominantes.
Pensar los momentos históricos como un ciclo homogéneo que se extiende en una
línea recta sin interferencias es una ilusión post medieval. Distintos movimientos
sociales con diferentes unidades de tiempo, ideologías, estructuras económicas y
culturales conviven con las conformaciones imperantes (ideológicas, económicas y
políticas) en un mismo período de tiempo. En la dinámica de los contextos
sociales, una estructura hegemónica comparte la historia con ciclos paralelos que
se generan, crecen y reproducen sobre los márgenes de las condiciones
imperantes. La capacidad para entender la dinámica de los ciclos paralelos define
las posibilidades de intervención en determinado contexto, porque podemos
comprender el entramado de intereses que se juegan en determinado momento
histórico. Se trata de un juego de posiciones, donde el objetivo no consiste en
sacar a otros de la competencia sino en mantenerse operativo bajo estas
condiciones de inestabilidad.
Los procesos humanos tienen una dinámica de cambio intrínseca que les permite
mantener una sintonía y adaptación al contexto de relaciones en el cual viven.
Todos los procesos humanos se autoorganizan en diferentes instancias de cambio
con distintos niveles de profundidad. La homogeneidad de los ciclos imperantes se
redefine o se termina en algún momento porque no se puede sostener una
dinámica de procesos .sociales sin cambios estructurales a lo largo del tiempo.
Estas perturbaciones estructurales surgen del movimiento de los ciclos paralelos.
La historia oficial, en algún momento, se corre hacia los márgenes y se cruza con
ciclos paralelos. Lo que estaba conviviendo en 'los márgenes" de la historia, de
pronto, por diferentes causas, aparece protagonizando la historia oficial de un
sistema social. Justamente en este entrecruzamiento está la riqueza de una
sociedad que introduce rupturas y cambios en su dinámica y en la diversidad de
factores estructurales que lo componen.
En estas últimas dos décadas hemos generado, como sociedad, una diversidad
enorme de encuentros de diferentes procesos económicos, culturales, políticos y
sociales, pero con mucha resistencia hacia nuevos órdenes posibles. Los
síntomas de la historia que hoy estamos viviendo han sido generados al forzar la
implantación de modelos unívocos y excluyentes para mantener la permanencia
de determinados ciclos hegemónicos. Estas estructuras disfuncionales se
sostienen explícitamente (por los protagonistas y beneficiarios directos de los
síntomas) e ingenuamente (por los beneficiarios secundarios de los síntomas). De
todas formas, este no es un proceso exclusivo de esta década. En diferentes
ciclos históricos se han generado convivencias disfuncionales que estallan en una
situación de ruptura que abre el sistema a nuevos órdenes. Hoy estamos en el
final de un ciclo con numerosos síntomas financieros, productivos, sociales y
políticos. La historia, en estas últimas décadas, fue marcando señales del
movimiento de los ciclos paralelos conviviendo que podrían generar encuentros
históricos para la sociedad. Uno de los acontecimientos convencionalmente
definido como un punto de bifurcación histórica ha sido la caída del muro de Berlín
en 1989. Este acontecimiento, hace veinte años, significó un momento de cambio
tanto como factor geopolítico (en la integración de las dos Alemania y el comienzo
de la desintegración de la URSS); como un factor simbólico (el final de la
polarización y de los límites claros entre los polos opuestos del mundo). A partir de
este hecho histórico, la geografía artificialmente repartida entre los dos estados
protagonistas de "la Guerra Fría" se desintegró. Desde ese momento, muchos
analistas comenzaron a plantear una transición en la historia relacionada con los
nuevos procesos económicos y sociales que se vislumbraban como posibles
tendencias del momento. La BBC de Londres hablaba del "día que cambió la
historia" haciendo referencia a la caída del muro como símbolo del fin de la Guerra
Fría, de los enfrentamientos ideológicos, del final del estado comunista; pero
también como el paso a un nuevo mundo, regido por nuevas reglas, nuevos retos
y nuevas esperanzas. Así mismo planteaba, "el comienzo de un difícil período de
transición para la economía mundial y la consolidación de viejos problemas como
la pobreza, las guerras étnicas y las desigualdades". Hacia finales de los años
noventa ya aparecían más claras las tendencias de transformación. Ya se habían
consolidado determinados procesos como la mundialización del mercado, el
desarrollo e intercambio de la información, el avance de la tecnología, la
aceleración de los fenómenos migratorios, el debilitamiento de numerosos
referentes de pensamiento, entre otros factores, que fueron conformando el nivel
de incertidumbre que viven nuestras sociedades de hoy.
En esta primera década del siglo XXI, estos fenómenos de transición no han
tomado una forma definitiva y, lejos de encontrar una dimensión de equilibrio, su
desarrollo ha generado mayor inestabilidad e incertidumbre. Estamos viviendo una
transición inconclusa que representa el pasaje desde un orden económico social
conocido (el ciclo histórico de la Era Industrial), con márgenes de estabilidad y
previsión, hacia un modelo global de negocios aún indefinido, con tendencias y
rupturas desafiantes. Es un momento de la historia mundial en el que están
cambiando profundamente algunos procesos y, paralelamente, está cambiando el
modo en que se producen los cambios. Esta trama de nuevos condicionamientos
es un desafío para las concepciones clásicas de proyección estratégica basada en
contextos económicos estables, con actores conocidos, niveles de interacción
controlada y previsibilidad de resultados.
Entonces, ¿a qué contexto nos enfrentamos? Esta pregunta habría tenido una
respuesta relativamente accesible unas décadas atrás. Probablemente los líderes,
en momentos de decisiones importantes, se enfrentaban con un panorama de
variables más claras sobre su entorno y con mayor previsibilidad sobre el devenir
de los procesos económicos y sociales. En este momento, la certeza sobre el
desarrollo de los acontecimientos es una ilusión. Frente a las condiciones de
inestabilidad estructural, la perdurabilidad de los ciclos hegemónicos imperantes
es cada vez más efímera por la multiplicación de ciclos paralelos que amplían la
diversidad de condiciones de vida.
El incipiente siglo XXI aparece como un período de transición histórica debido a la
convergencia de profundos cambios simultáneos en diferentes dimensiones. En
esta transición está claro el contexto de producción industrial como punto de
partida de la transformación económica, el pasaje reciente por la era del
conocimiento y la generación de los llamados trabajadores "de cuello blanco".
Pero aún es incierto el destino final y las repercusiones de este desarrollo. Hace
más de dos décadas que se está planteando un momento de transición y aún hoy
no sabemos muy bien qué figura tomará este proceso histórico. Por el contrario,
cada día se amplían los diferentes escenarios y se hace más compleja aún la
imagen deseada de un nuevo orden mundial homogéneo, o de nuevos órdenes de
ese tipo. De allí la obsesión de muchos analistas y la ilusión de directivos por tratar
de entender dónde estamos parados y a qué procesos nos vamos a enfrentar,
como un intento por encontrar formas definidas a la historia que posibiliten un
marco de referencia más claro para diseñar intervenciones operativas en medio de
la inestabilidad. Más allá de los estudios, ensayos y tendencias sobre la definición
del desarrollo mundial, el futuro se despliega en muchos estados posibles,
ampliando los ciclos paralelos, que conviven sin certezas de resolución
homogénea.
Bajo este marco de múltiples estados posibles como paisaje de las decisiones
actuales, la inestabilidad deja de ser un factor de transición (de crisis
momentánea) para establecerse como un estado permanente. Desde este punto
de vista, los momentos de estabilidad se están transformando en períodos
transitorios en un contexto de inestabilidad estructural. Lo más estable es lo
inestable. La tranquilidad de lo conocido y lo previsible se está reduciendo, y en
los límites de la estabilidad conviven contradicciones, disrupciones, entre otros
procesos, que marcan los cambios en nuestro entorno. Forzar la ilusión de
estabilidad es lo que ha llevado, por una parte, al desarrollo de todas estas
situaciones sintomáticas (económicas, sociales, políticas, ambientales, culturales,
tecnológicas, etc.) que están ampliando las contradicciones del sistema; y por otra
parte a la proliferación de actores (políticos, económicos, sociales, académicos,
periodísticos, etc.) que resultan funcionales y necesarios para sostener la
perdurabilidad de las estructuras disfuncionales.
Entender el juego del contexto tiene que ver con la identificación de los patrones
repetitivos que se dan en determinados sistemas económicos.
Convencionalmente, "entender" se relaciona con "predecir" los acontecimientos de
un sistema o las decisiones de determinados actores. Pero esta posición clásica
de lectura tiene muchas limitaciones frente a las características actuales de los
sistemas económicos, políticos y sociales. Aún en condiciones de inestabilidad
todo sistema tiene patrones repetitivos que definen su comportamiento. Entender
el juego del contexto implica, para una empresa u organización, aprender a leer
esos patrones de movimiento que le permitirán definir posiciones en un tablero de
condicionantes (económicos, políticos, financieros, sociales, ambientales, etc.).
Este momento histórico está generando un avance de las rupturas sobre espacios
conocidos de estabilidad, por lo tanto la progresión de las tendencias tienen más
probabilidades y menos certezas. Esta situación de cambios tan profundos en
creencias, hábitos de trabajo y estilos de vida marca esta etapa en la que factores
históricos tradicionales se transforman, se redefinen y hasta desaparecen. La
ruptura es un momento de inflexión tan profundo que desarma la estabilidad y nos
deja sin puntos de referencia para afrontar las situaciones que van apareciendo en
lo cotidiano. Una situación de ruptura marca un punto de cambio significativo en la
vida del sistema. Hacia atrás, no hay retorno a las condiciones del pasado y hacia
delante aparece un espacio multiforme con una diversidad de escenarios y
estados difusos de situación.
Nuestra percepción define lo que podemos ver y lo que no. Nos posicionamos
frente a los acontecimientos a través de percepciones, cogniciones, emociones y
experiencias pasadas, pero también a través de intuiciones, expectativas,
proyecciones sobre el futuro. Entonces, lo primero que resulta interesante revisar,
para trasformar una mirada sesgada, es cómo estamos mirando la realidad que
nos rodea para reflexionar acerca de la posición desde donde ordenamos los frag -
mentos que luego se traducen en hipótesis y acciones.
Mirar está relacionado directamente con la percepción del mundo, es decir, con la
construcción (personal o grupal) que tenemos de la realidad (lo que hemos dado
en llamar "el constructo"). Para ver otras cosas es necesario entrar y salir de
nuestro propio mapa para explorar los límites de nuestras percepciones. Es
necesario cambiar de posiciones para trascender las barreras de nuestros
modelos y paradigmas.
La mayoría de los eventos que nos rodean ocurren fuera del espacio construido.
Si estamos atentos a esta dinámica podemos acceder a determinadas señales
(demoras, desconcierto, contradicciones e intuiciones), con el fin de explorar las
dimensiones paralelas e integrar estos aspectos al espacio construido. Las
dimensiones paralelas muestran que entre lo que existe y lo que no existe
aparecen otros puntos ciegos en la lectura de la realidad. Generalmente
deambulamos entre extremos, entre lo que conocemos y lo que hipotéticamente
podría pasar. Como primer paso trabajaremos para identificar estos puntos ciegos
en el análisis de situaciones cotidianas:
1. Describa una SITUACIÓN DE ANÁLISIS, puede ser de una problemática por
resolver como un problema específico o una instancia por crear como un nuevo
proceso, producto o servicio.
2. Concéntrese en la dimensión de LO INEXISTENTE y analice posibles
derivaciones (positivas y negativas) de esta situación. Al estilo de análisis de
escenarios, piense qué podría suceder con el paso del tiempo con esta
situación.
3. Analice LO IMPERCEPTIBLE. Revise resultados esperados que no se han
materializado. Esto implica determinadas situaciones inesperadas en sus
acciones que no encuentra en el desarrollo de los acontecimientos.
4. Analice la dimensión de LO INACCESIBLE, mediante la revisión de los
resultados que están apareciendo y que no había considerado en las hipótesis
planteadas inicialmente. La diferencia con la dimensión anterior es que estas
consecuencias aparecen como resultado de la dinámica de los
acontecimientos, más allá de lo previsto.
5. Analice sus factores relacionados con LO NEGADO mediante la revisión de
sus reacciones frente a las situaciones encontradas. Sean factores positivos o
negativos, siempre puede tener puntos negados que definen el clima de las
decisiones. En el caso de reacciones negativas pueden ser angustia,
impotencia, presiones, acciones reactivas, agresividad, etc. También puede
tener aspectos negados que se ven en los comportamientos eufóricos,
pensamiento mágico o en sobreestimaciones de los procesos.
El cambio del contexto está representado por una transición que marca el pasaje
desde un orden conocido con márgenes previsión, hacia un modelo aún indefinido.
La inestabilidad deja de ser una crisis momentánea para establecerse como un
estado permanente relacionado con dos aspectos claves.
A. Los ciclos paralelos: movimientos distintos que conviven con el ciclo. Para
analizar estos puntos de transformación es necesario tener en cuenta: ¿qué
ciclos están conviviendo?, ¿cómo se encuentran en determinado momento?, y
¿qué surge de ese punto de bifurcación?
B. Dinámica del contexto: complejidad sectorial. Para analizar las posibilidades en
un sector es necesario: definir los límites de los ámbitos conocidos; identificar
los procesos que marcan tendencias, y proyectar situaciones de inflexión que
podrían cambiar el contexto.
Para ver otras cosas hay que actuar. Para tener una mirada diferente de las
situaciones hay que moverse dentro de las cogniciones y modelos establecidos
para encontrar distintas posiciones de lectura y vivencia de los acontecimientos.
De lo contrario todas las situaciones se naturalizan en frases estereotipadas y
posiciones excluyentes. La capacidad operativa del modelo subjetivo no depende
ni de la claridad de los procesos del contexto ni de la cantidad de información que
posea, sino que depende de la capacidad para interactuar con la dinámica del
contexto.
Para ver otras cosas hay que cambiar de posiciones de lectura, hay que moverse.
¿Cómo trasformar la mirada en acción? La mirada se transforma en acción
cuando podemos entrar en la multiplicidad de relaciones entre elementos,
identificar actores y comprender los condicionantes que sustentan los
acontecimientos.
El modelo de los cuatro círculos es una herramienta que permite abordar distintas
situaciones desde cuatro posiciones de análisis que permiten ampliar la capacidad
de lectura, diseñar perspectivas de intervención, generar una red de recursos y
diseñar alternativas de acción.
Fig. 6 Los cuatro círculos definen cuatro posiciones para abordar una situación.
En el trabajo de análisis, cada uno de los círculos son momentos por los que va
pasando una persona para trabajar un objetivo específico relacionado con el
análisis de la situación:
Las personas interactuamos con los hechos, desde una dimensión subjetiva. Es
decir que nos relacionamos con nuestra propia interpretación de los hechos. Suele
ser difícil reconocer esta subjetividad, porque operamos con un sistema de análisis
basado en la identificación de datos externos que responden a la siguiente
fórmula:
Pero con esta modalidad, solo es posible conocer lo que alcanzamos a "ver" y
esto siempre está filtrado por la subjetividad. Por lo tanto, es difícil conocer más
allá de "lo visible". Entonces, ¿cómo trascender percepciones predeterminadas?,
colocando a la persona como protagonista de las conexiones sobre los elementos
de la realidad. El resultado de la fórmula es diferente:
Así, la subjetividad está presente en las conexiones que realiza de todos los
elementos que identifica en su entorno. El resultado de sus observaciones ya no
es una representación objetiva de una realidad externa y previsible. Al colocar a
las personas como codiseñadores del entorno, la subjetividad se transforma en
una herramienta de acción porque, en el acto de percibir define, recorta y le da
significación a los hechos.
3. Trazar conexiones causales entre los elementos del tablero para definir un
posicíonamiento frente a la dinámica de actores condicionantes y
contingencias.
Los factores del contexto (actores, condicionantes y situaciones nuevas) que están
presentes en la situación de análisis se categorizan en tres niveles de impacto:
Fig. 10 Ejes estratégicos resultado de las conexiones entre elementos del mapa.
Tercer paso: diseñar programas de intervenciones
El primer trabajo fue la conformación del tablero, identificando los factores claves,
su nivel de influencia, las "reglas de juego" del contexto actual y posibilidades
derivaciones de la situación en el tiempo. En el segundo paso, conectando
tendencias, actores y procesos actuales, se define una jugada estratégica dentro
de ese contexto proyectado para resolver la situación planteada. En este tercer
paso se diseñan programas específicos y acciones para llevar adelante esa
"jugada estratégica" en el contexto. La definición de las acciones depende de dos
elementos de análisis que aparecen como tendencias:
Los distintos factores se conectaron con base en las tres preguntas analizadas
anteriormente: ¿Sobre qué oportunidades concentrar objetivos de desarrollo y
gestión?, ¿cuáles son los actores protagonistas de estas tendencias? y ¿qué
procesos condicionantes es necesario abordar para potenciar recursos y gestionar
debilidades? Del análisis se definieron tres ámbitos estratégicos de intervención:
A. EJE DE RENTABILIDAD
Es un eje que tiene como objetivo AUMENTAR LA CAPACIDAD DE VENTA y
está centrado en las potencialidades de los productos actuales colocados en
nuevos mercados para ampliar la oferta de los mismos productos en nuevos
sectores industriales. Para ello se va a concentrar en alianzas con distintos
actores: nuevos proveedores de insumos y servicios de logística para ampliar
la asistencia a los clientes y responder a las exigencias de aplicación y
entrega. Dentro de los actores también se exploran nuevos mercados
internacionales y otras industrias para diversificar los sectores de venta en
función de las fluctuaciones productivas de las industrias específicas.
B. EJE DE INNOVACIÓN
Es el ámbito que tiene como objetivo AUMENTAR EL VALOR de los productos
actuales y la capacidad de producción con nuevos productos basados en
investigación y desarrollo a través de alianzas estratégicas con otras
organizaciones y producción en red con otras empresas para nuevos mercados
e industrias. Para ello es necesario ampliar las capacidades técnicas de los
cuadros medios gerenciales y la capacitación de operarios sobre la base de
nuevos diseños de producción. Asimismo, es necesaria la reestructuración de
la planta de producción, la renovación del personal técnico y la optimización de
los procesos administrativos y logísticos.
C. EJE DE REESTRUCTURACIÓN
Es el ámbito que tiene como objetivo PREPARAR A LA EMPRESA para
abordar estos cambios tanto en sus recursos financieros y técnicos como
humanos. El factor esencial es fortalecer la base de producción y logística para
lo cual es necesario el acceso a nuevos capitales para reestructurar la
situación financiera y transformar los procesos técnicos y administrativos
actuales. En este punto se trabajará para sub-contratar procesos
administrativos más eficientes e integrar nuevas competencias, en alianzas o
consultoría, para reforzar la capacidad de innovación sobre normas actuales de
calidad acorde a procesos técnicos de mayor exigencia.
No hay que perder de vista que el resultado de este ejercicio genera un esquema
que representa movimientos probables del sistema, por lo tanto no es la realidad.
Esta metodología es una forma de sistematizar la propia percepción que una
persona o equipo, con el objetivo de mirar de una manera más amplia los
acontecimientos, las reglas que definen la dinámica de las situaciones y los
posibles resultados de los movimientos de determinados actores.
DESAFÍO 2- RESUMEN
Ser competitivos en
la inestabilidad
Todo sistema tiene umbrales de tolerancia a las perturbaciones del entorno. En los
sistemas" humanos, es una propiedad que les permite absorber cambios cOn el
menor costo posible, es decir, sin generar procesos disfuncionales. Los patrones
de funcionamiento interno (la estructura simbólica) definen la capacidad de
adaptación externa de un sistema y determinan el grado de ansiedad que se vive
frente a las situaciones emergentes. A mayor rigidez, mayor ansiedad. A medida
que aumenta la ansiedad, el futuro se contrae, se pierde el rumbo, los patrones se
desordenan y por lo tanto se vive el presente con mayor carga de impotencia. Esto
a su vez genera más ansiedad, más paranoia y la percepción de menores
posibilidades de desarrollo.
A mediados de los años 90, el Conpenhagen Institute for Fu ture Studies definía
un concepto interesante respecto de la capacidad de las personas en relación con
la percepción de futuro y sus posibilidades de cambio frente a estas tendencias.
Dicho instituto presentó este concepto como "percepción del tiempo" con base en
dos parámetros: la actitud frente a los cambios (buenos o malos) y la percepción
de la propia capacidad de intervención en el desarrollo de los acontecimientos
(buena o mala). De acuerdo con este estudio, que se completó diez años después
con un trabajo del 2004, la "percepción del tiempo" es de crucial importancia para
entender cómo una persona se relaciona con su futuro y qué capacidad de
reacción tiene frente a los cambios.
Desde los años 90, cuando el mundo comenzaba a gestar las primeras rupturas,
la actitud frente al cambio ha pasado por diferentes estados y niveles corporativos.
El cambio ha sido negado, asociado a recortes y austeridad, abordado como
reestructuración técnica y tecnológica, o abordado como una carrera desbocada
por la renovación vacía de contenidos. Al frente de todos estos procesos siempre
estuvieron líderes mirando, interpretando y actuando.
En el libro Managing at the Speed ofChange, publicado por primera vez en 1992 y
actualizado en el 2006, Daryl Conner analiza las percepciones sobre el futuro de
los líderes estadounidenses y las agrupa en tres categorías según su visión del
contexto y el desarrollo de los acontecimientos:
NO HABRÁ CAMBIOS: Son las personas que creen que enfrentarán un futuro
de relativo equilibrio, ya que sus sectores y mercados son estables, y no se
vislumbra la aparición de nuevos competidores significativos. Además, no
estiman que se vayan a producir cambios en los escenarios económico y
político, sienten que es improbable que ocurra alguna fusión o adquisición, y
están satisfechos con el nivel de eficiencia de las operaciones internas.
SE PRODUCIRÁN CAMBIOS ESPORÁDICOS Y ESCALONADOS: Son las
personas que están más atentas a las tendencias. Observan la dinámica de
algunas variables que los lleva a pensar que enfrentarán un período de cambio
significativo pero acotado. Preven que durante ese período muchas mo-
dificaciones van a impactar en la organización, pero que las mismas afectarán
a ciertos grupos en momentos determinados o afectarán a todos pero solo
durante un tiempo limitado.
EL CAMBIO SERÁ CONTINUO Y CRECIENTE: Son las personas que
perciben los movimientos del sistema mucho más lejos de la estabilidad. Por
este motivo visualizan como poco probable un final cercano para las
turbulencias por las que están atravesando e intuyen una interminable
sucesión de procesos de cambio superpuestos. Estas personas piensan que
las organizaciones van a pasar más tiempo asimilando los cambios que
tomando ventaja de los períodos de estabilidad. Además, sostienen que para
muchas de estas organizaciones estos cambios no solo representarán un
quiebre de las expectativas, sino que también, para algunos, serán muy
difíciles de absorber.
No habrán cambios: 1%
Se producirán cambios esporádicos y escalonados: 24%
El cambio será continuo y creciente: 75%
Las respuestas corporativas a los primeros cambios del contexto, sobre finales de
los 80, fueron recortes y austeridad que pusieron de moda los términos
Reestructuración y Reingeniería. Según el texto clásico de Hamel y Prahalad de
1994, Competingforthefuture, hasta esa época el futuro estaba ausente en las
prácticas corporativas. Estas afirmaciones surgieron de una investigación donde
los autores planteaban tres preguntas en una encuesta a diferentes empresas
sobre su competitividad en el futuro: "¿Qué porcentaje de su tiempo dedica a
comprender situaciones externas de su contexto?, ¿cuánto de ese tiempo lo utiliza
en el análisis de los cambios en el sector para los próximos cinco o diez años? y
¿cuánto tiempo dedica a elaborar una perspectiva conjunta sobre el futuro en
oposición a un punto de vista individual?" 5 De los resultados definieron lo que
llamaron la regla: 40/30/20, es decir que alrededor del 40% de los ejecutivos
dedica tiempo para mirar el entorno, alrededor del 30% mira un poco más de tres
o cinco años en adelante y solo el 20% es partidario de una visión colectiva. El
80% considera que la visión corporativa es un tema de los directores. Los autores
encontraron que las organizaciones embarcadas en procesos de reestructuración
y reingeniería dedicaban en ese momento menos del 3% de su tiempo a buscar y
construir una perspectiva de futuro, y en muchos casos menos del 1%. La razón
principal era "que el futuro no era algo que estaba en sus manos", razón por la
cual las empresas dedicaban más energía y recursos a reorganizar el pasado que
a construir su futuro.
Todos los sistemas humanos (en sus diferentes escalas: personales, grupales o
corporativas) se abren y se cierran con base en distintos patrones o reglas que se
pueden reconocer porque se repiten en el tiempo. Esta propiedad implica cierto
orden aun dentro de contextos y sistemas muy inestables y caóticos. Este
concepto permite considerar principios de organización en todo sistema humano
dentro de su inestabilidad estructural. En los sistemas de mayor escala, como
sociedades o contextos socioeconómicos, el reconocimiento de estos patrones de
clausura y apertura permite analizar las posibilidades de desarrollo, ya que la
definición de estas "reglas de juego" actúa como una guía que lleva al sistema a
determinados comportamientos".
Las organizaciones, en esta dinámica de apertura y cierre de sus fronteras,
pueden tener diferentes modalidades de interacción, desde las unidades más
cerradas (basadas en un modelo más estricto y determinista) hasta aquellas más
abiertas (basadas en un mapa más dinámico y flexible). ¿Cuál es la diferencia
entre las empresas más cerradas y reactivas y aquellas más abiertas y flexibles?
La diferencia está en los patrones de orientación, en el modelo estratégico que
guían las acciones en determinado sector económico - social.
Ahora bien, ¿qué significa una promesa con valor?; ¿dónde está el valor de una
promesa? Aquí podríamos señalar dos aspectos. Desde la posición de la empresa,
el valor se genera en una secuencia de actividades, procesos y flujos de
información necesarios para proyectar, desarrollar y sostener su producto o
propuesta. Desde el punto de vista del contexto, el valor se genera en la
percepción de los diferentes actores participantes, en la experiencia y la confianza
que se desarrolla en la interacción a lo largo del tiempo.
El primer paso consiste en una evaluación general del sistema y, a partir de estos
resultados, identificar los puntos principales sobre los cuales potenciar la dinámica
interna de una unidad. Veamos en detalle cada uno de los ámbitos y las variables
de evaluación.
Visión estratégica
Dinámica de la cultura
Capacidad de innovación
Capacidad de producción
Con base en los resultados puede evaluar la competitividad del sistema tomando
un promedio de respuestas en cada ámbito de desarrollo. Sí consideráramos un
estado óptimo de respuestas competitivas, eso implicaría tener todo contestado
como "Alto" lo cual lleva un puntaje de 4 en las 3 respuestas de cada ámbito de
desarrollo. Por lo tanto el 100% de cada ámbito corresponde a 12 (4x3). Veamos
este ejemplo a continuación:
Tablero de intervención
2. ¿Cuáles son los factores con calificación intermedia (BUENO)? a. ¿De qué
manera se pueden consolidar estos procesos?
3. ¿Cuáles son los ámbitos con mayor desarrollo?
a. ¿Cómo mantener procesos de mejora continua en estos ámbitos?
Una calificación por encima del 60% o más indica procesos en desarrollo
competitivo
Una calificación del 50 al 60% representa dimensiones que están trabajando al
límite de su capacidad competitiva.
Las dimensiones con calificaciones menores al 50% son las que pueden entrar
en colapso cuando la unidad trabaja bajo exigencias extremas.
Los resultados del test permiten orientar las intervenciones en la unidad siguiendo
tres principios:
Áreas
Acciones Recursos Impacto
desarrollo
La capacidad competitiva se define por la forma en que una empresa organiza sus
recursos para mantener su participación en el ámbito en el que se desempeña. Es
la capacidad de ser percibido y valorado. Si una empresa no es percibida: no
existe; y si no es valorada: es fácilmente reemplazable.
El valor de un producto surge del encuentro entre lo que una empresa promete
con su diseño y lo que los diferentes actores perciben de esa promesa.
Transformar lo cotidiano
Cada una de las decisiones del presente condicionan el desarrollo de los futuros
alternativos. Las personas son protagonistas, por acción u omisión, de las nuevas
realidades del contexto. El futuro está plegado en cada decisión del presente. De
las elecciones individuales y grupales, depende que ese futuro se despliegue y
trasforme las condiciones del contexto. Pero de la misma manera, esas elecciones
también pueden dejar abandonado al futuro por falta de visión, decisión o
liderazgo, con lo cual el sistema comienza a manifestar dificultades de interacción
en el presente.
Crear nuevas realidades tiene que ver con la capacidad de explorar posibilidades
y diseñar alternativas de futuro en el presente. Esto no es un ejercicio de
adivinación donde se pueden establecer con seguridad la sucesión de los eventos.
Para explorar el futuro hay que desplazarse en el espacio desplegando aspectos
de lo desconocido en el presente. Enfrentarse a lo desconocido implica, además,
una experiencia de emociones mezcladas (ansiedad, miedo, expectativas,
esperanzas,) donde toman protagonismo las experiencias y las vivencias
personales. Lo racional, lo emocional (vivencias) y la historia (experiencias)
definen las decisiones en el presente condicionando rumbos y perspectivas hacia
el futuro.
Todos los sistemas humanos diseñan su propia realidad dentro de la cual conviven
con un entorno dinámico, complejo e inestable.
En este sentido, algunos errores que se suelen cometer están relacionados con:
Para ilustrar este proceso en dos tipos de organizaciones analizaremos dos casos
en la definición de los aspectos principales. En principio tomamos un ejemplo en
una organización civil dedicada a la formación empresarial:
DESAFÍO 4 – RESUMEN
TRANSFORMAR LO COTIDIANO
Lo cotidiano es una construcción subjetiva que se conforma en interacción con los
acontecimientos del entorno.
Las contingencias tienen que ver con los acontecimientos que tienen varias
estados posibles, que no tienen resoluciones predeterminadas en su dinámica. En
este sentido, la multiplicación de las contingencias implica la multiplicación de las
probabilidades y de la imprevisibilidad. Desde un esquema clásico de
pensamiento, el hombre ha intentado controlar las teorías o los modelos
hegemónicos, o las ha subestimado, menospreciado o negado.
El explorador es quien da el primer paso por fuera del mundo convencional. Ser
explorador lleva a aventurarse y arriesgarse en terrenos inciertos, a "conocer lo
nuevo". Para ello es necesario abandonar la seguridad de la rutina, desafiar la
protección de los modelos convencionales y adentrarse en un nuevo espacio. La
exploración es un camino abierto de bifurcaciones y decisiones; de posibilidades y
elecciones. El tiempo es irreversible, y aunque las personas vuelvan sobre sus
pasos, retomando al "mundo conocido", este ya no será el mismo. Nunca
volvemos al estado inicial del punto de partida. Salir del mundo conocido implica
un umbral que abre una brecha de alternativas sobre la complejidad del porvenir.
Los cartógrafos definen el paisaje a través de mapas sobre el territorio. Todo mapa
es una representación limitada del mundo cotidiano que refleja la imagen del
contexto, con sus elementos, texturas y relieves. Los cartógrafos hacen visible lo
invisible, establecen relaciones entre elementos y definen la perspectiva de
desarrollo en determinados espacios. Para ampliar estos mapas de la realidad es
necesario diseñar nuevos caminos y configurar nuevas representaciones del
mundo cotidiano. Para crear posibilidades, el primer factor de análisis es la propia
mirada del observador. La mirada es un entramado subjetivo que se pone en
juego, cada vez que los fenómenos de la realidad se entrecruzan con
percepciones, cogniciones, emociones y expectativas. Ix>s acontecimientos se
interpretan a través de mapas cognitivos que condicionan el modo de ver y por lo
tanto el modo de actuar. Los mapas cognitivos son unidades subjetivas que
forman un laberinto de creencias, vivencias y expectativas que conforman
nuestros modelos personales de la realidad. Así, el territorio físico de los
acontecimientos se despliega en mapas subjetivos. Las posibilidades de
exploración y la magnitud de las interpretaciones surgen de estos mapas (de lo
que incluyen, de lo que excluyen y las significaciones que cargan estos procesos).
Por ello, una "nueva cartografía de la realidad" parte del diseño de nuevas
modelos de realidad, de mapas alternativos que brinden nuevos caminos de
exploración.
La tarea como exploradores y cartógrafos extiende los límites del mundo conocido.
El trabajo del constructor es decidir y actuar para materializar estas posibilidades
en nuevas estructuras. Para ello, articulan recursos para "'materializar lo nuevo" y
sostener la permanencia de estas estructuras en el tiempo. Con el paso del tiempo
cambia el contexto, lo cual lleva a los sistemas humanos a renovar sus estructuras
Este es un gran desafío para el constructor porque sus decisiones marcan sus
diseños y esto se manifiesta en la capacidad para absorber los cambios, para
crear nuevas formas para adaptarse activamente a las condiciones del entorno.
Los colonos son las personas que conquistan nuevos territorios, .son las personas
que inician proyectas compartidos por fuera de los límites convencionales luego de
explorar, conocer, recorrer y experimentar nuevos espacios. Los colonos habitan
los márgenes de la historia, salen a "protagonizar lo nuevo". Para ello participan
en nuevas relaciones y desafían la concepción de un presente predeterminado y
un destino cerrado. El desuno es una definición que asumimos y materializamos
definiendo, decidiendo y escogiendo realidades posibles. Por lo tanto, somos
partícipes ele la definición de nuestro destino, en la medida en que podamos
asumir el acto de protagonizar las decisiones del presente. En cáela una ele las
decisiones definimos pasos y escogernos caminas que pueden llevarnos a
destinos predeterminados en el pasado o a la proyección de estados posibles en
el futuro. El colono es el creador de destinos, el habitante de nuevos territorios y el
artífice de proyectos compartidos.
CARTÓGRAFOS Creación DISEÑAR LO NUEVO Ampliar modelos PARADIGMAS: Mantener una representación
de realidad, explorar y arriesgar funcional de los modelos subjetivos para guiar
alternativas. eficazmente las intervenciones. CREATIVIDAD:
Explorar diferentes puntos de vista y materializar
nuevas formas, renovar modelos y estructuras.
TRANSFORMACIÓN: Gestionar la dinámica de los
cambios y organización de los sistemas.
CONSTRUCTORES Decisión MATERIALIZAR LO NUEVO Asumir FLEXIBILIDAD: Integrar las perturbaciones del
cambios, crear cambios y participar en la contexto para transitar las contingencias sin
dinámica del contexto. disfuncionalidad.
INCERTIDUMBRE: Afrontar decisiones sin certezas y
actuar con información Incompleta. PARTICIPACIÓN:
Ampliar la capacidad de adaptación activa para
mantener el protagonismo y valoración en el contexto.
Instancia de Dispositivos de
Objetivos
trabajo implementación
El diseño de las intervenciones cotidianas aparece cada vez más complejo frente
a este mundo globalmente fragmentado. Esto nos lleva a prepararnos para vivir
saltando entre distintos órdenes económicos, con diferentes escalas de
producción, con distintas estructuras geopolíticas y procesos sociales. En este
marco, si el abordaje de los acontecimientos es excluyente y determinista, también
lo serán las acciones, y por lo tanto frente a un mundo tan polarizado, las
paradojas se transformarán en una condena para las personas, los líderes y los
proyectos.
En cada decisión del presente condicionamos el diseño del futuro, y viceversa, las
perspectivas respecto del futuro condicionan las acciones del presente. El futuro
está presente en lo cotidiano, si no lo vemos es porque estamos buscando en otro
lado. Los métodos tradicionales para diseñar el futuro lo buscan, generalmente, en
el pasado, proyectando lo conocido sobre lo desconocido. Pero esto no alcanza en
la dinámica actual de los acontecimientos, porque trasladar estructuras
deterministas sobre un extenso territorio de situaciones probables no garantiza
espacios de estabilidad.
Desde el punto de vista colectivo, la razón de ser de una organización que define
su dimensión de futuro no la puede dar una fecha en el calendario. La dimensión
de futuro se define en un concepto con significado compartido y valorado. En ese
concepto un grupo sintetiza su destino, por lo tanto no es un factor de calendario
sino de visión. Ahora bien, lo que sucede generalmente en las organizaciones y en
las empresas, es que la declaración de visión es tan irreal o tan extensa e
intrincada que las personas no le creen, no la pueden integrar a su trabajo y por lo
tanto la abandonan. Es muy difícil transitar las turbulencias de este un momento
histórico inédito con un significado intranscendente. Cuando la organización no
define una imagen de futuro, queda atrapada en los saltos del calendario,
encerrada en una ilusión de estabilidad o en la paranoia de la anarquía. Muchas
organizaciones tienen un presente exitoso pero un futuro dudoso, en tanto solo
viven presionando sobre su entorno para obtener resultadas inmediatos, más allá
de una dimensión ética, sin reparo de los costos que ello implica. Solamente
acumulan y se agrandan, pero esto no significa crecimiento, ni mucho menos
garantiza permanencia. Al abandonar el futuro, por ignorancia, impotencia, desidia
o impunidad, se abandonan las posibilidades de desarrollo y crecimiento. Una
persona sin futuro asume cualquier presente a cualquier costo.
Las contingencias tienen que ver con los acontecimientos que tienen varios
estados posibles, que no tienen resoluciones predeterminadas en su dinámica. El
entrenamiento para las contingencias, está basado en cuatro arquetipos sintetizan
cogniciones y emociones materializadas en conductas específicas: