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1-* Situación económica: La RDA entró en los ochenta con una balanza de pagos desajustada

debido al aumento del precio de las materias primas y de las fuentes energéticas. Se trató de
contrarrestar esta situación fomentando la exportación, pero esto solo produjo una mayor
reducción de la oferta y el encarecimiento de los productos de primera necesidad. Durante
esta década, el ritmo de crecimiento de la RDA se había venido desacelerando y llegó al
estancamiento, a la par que contrajo una importante deuda externa, especialmente con
Occidente y con la RFA, que llevó a la crisis que acabaría con el colapso del régimen del
SED. La deuda continuó creciendo a lo largo de la década hasta sobrepasar los 40 mil
millones de marcos a Occidente, una suma no astronómica en términos absolutos (el PIB de
la RDA era de unos 250 mil millones de marcos) pero mucho mayor en relación a la
capacidad de la RDA para exportar suficientes bienes al Oeste como para conseguir la divisa
fuerte que pagase la deuda.

El problema más serio era que el elevado nivel de los pagos de intereses había reducido la
capacidad de inversión y contribuido al deterioro de la infraestructura y de la industria, por lo
que sus empresas manufactureras seguían perdiendo terreno en el mercado internacional. Esa
situación empeoró cuando la crisis petrolera de esa misma década llevó al gobierno soviético
a poner fin al abastecimiento de petróleo por debajo de los precios del mercado internacional,
lo que incrementó el déficit en balanza de pagos y provocó un crecimiento de la deuda a un
nivel muy alto en relación a su capacidad exportadora. Para fines de esa década, las tasas de
crecimiento manufacturera y de construcción declinaron abruptamente, mientras que el
déficit en balanza de pagos, la deuda, el déficit presupuestal y el precio de las importaciones
aumentaron mucho. Estos problemas ocasionaron tensiones dentro de la cúpula del SED.

*Situación política: La situación política pasaba más que nada por el SED, ya que fue la
principal formación política de la República Democrática Alemana (RDA), desde la
fundación del estado el 7 de octubre de 1949 hasta las elecciones del 18 de marzo de 1990.
Aunque oficialmente la RDA era un estado multipartidista, en la práctica el SED tenía el
monopolio político sobre el resto de partidos y organizaciones. Es claro que un sistema
socialista necesita un proceso permanente de reformas y de renovación, que fue imposible en
la RDA hasta octubre de 1989, lo que de cierta forma perjudicaba la situación política. Las
causas principales de esta, fueron el rígido sistema político jerárquico y su centro de poder
absoluto. Este sistema no permitió ninguna innovación espiritual o práctica desde las bases de
la sociedad. Es por esto, que, El 10º Congreso del Partido, que tuvo lugar en abril de 1981, se
centró en estabilizar el sistema socialista, conseguir éxitos en política exterior y fortalecer las
relaciones con Alemania Occidental. Presentando al SED como la fuerza dirigente en todas
las áreas de la sociedad alemana oriental, y así poder llevar a cabo una política más abierta y
menos conservadora como la que se estaba dando anteriormente.

*Los factores que precipitan su caída fueron los cambios políticos en varios países del
llamado Bloque del Este, en especial las reformas emprendidas por el mandatario soviético
Mijaíl Gorbachov. La apertura de la frontera de Austria con Hungría, que permitía el libre
paso de ciudadanos por el llamado «telón de acero», fue considerada determinante. Helmut
Kohl, tras su triunfo en las elecciones a la cancillería de la RFA en 1989, se embarcó en el
proceso de la unificación durante trece meses, el cual se concretó simbólicamente con la
caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 y quedó oficializado casi un año
después.

Más detalladamente: las reformas políticas y económicas impulsadas por el Presidente de la


Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, y la transición democrática en otros países de Europa
Oriental tuvieron como consecuencia indirecta el éxodo migratorio hacia la RFA a través de
Checoslovaquia y Hungría, y la posterior inestabilidad social en la RDA. Estos eventos
forzaron la dimisión del Politburó del Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA), que
luego fue ilegalizado. También propiciaron la apertura de las fronteras entre las Alemanias, lo
que desencadenó la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.

Los prerrequisitos internos de la reunificación los estipuló el Programa de los Diez Puntos, que
perseguía la democratización y la estabilidad económica en Alemania Oriental. El convenio
entre los representantes de los partidos de oposición y el gobierno de la RDA concluyeron tras
la celebración de las primeras elecciones democráticas y pluripartidistas el 18 de marzo de
1990. El Tratado de la Unión Monetaria, Económica y Social el 1 de julio fue aprobado luego
de convenir con los gobiernos de la RDA, la RFA y el Bundesbank (banco central de la RDA).

Tras una serie de acuerdos, cumbres y visitas oficiales, y el reconocimiento de la frontera


germano-polaca en la línea Oder-Neisse, los gobiernos de los Estados Unidos, el Reino Unido,
Francia y la Unión Soviética firmaron el Tratado Dos más Cuatro, que falló a favor de la
reunificación. También convalidó el Tratado de Unificación, instrumento legal que autorizó la
adhesión de la RDA en la RFA según la Ley Fundamental de Alemania el 3 de octubre de 1990.
Desde 1991, esa fecha se celebra el Día de la Unidad Alemana .

2- El malestar laboral y el aumento de los precios en los establecimientos comerciales, que


recibieron grandes cantidades de mercancías a precios muy superiores- hasta el 60%- a los de
las tiendas subvencionadas por el Estado, ponen en marcha, de forma casi simultánea, huelgas
en las fábricas de Varsovia y otras ciudades, a primeros de julio de 1980, pidiendo aumento de
salarios y congelación de precios.Gdansk es incomunicada del resto del país, lo que provoca la
extensión de movimientos de solidaridad a toda Polonia. Los obreros organizan comités de
vigilancia, de abastecimientos, de limpieza, de orden, de emergencia. Para evitar los
enfrentamientos con la milicia y la policía en las calles - causa de las masacres en anteriores
levantamientos -, las movilizaciones quedan circunscritas a las fábricas, que son ocupadas por
los obreros. Solo los huelguistas ocupan los astilleros. Hay piquetes en las entradas de las
fábricas las 24 horas del día, controlando las idas y venidas, las visitas de delegados de otras
empresas, o de periodistas. Prohiben el alcohol, como instrumento de desmovilización del
Gobierno. La democracia de la organización es asegurada por la elección de los comités de
huelga en cada fábrica, y de la coordinación para el MKS. En gdansk hay más de 700 delegados
y 3.000 empresas ocupadas. La "delegación de poder" es controlada permanentemente con la
discusión de todos los textos en asamblea general, y la renovación frecuente de los delegados.
Se instalan altavoces en la fábrica y lugares de reunión, para que las asambleas y negociaciones
sean seguidas en directo desde la calle por toda la población. Se relanzan las manifestaciones
disciplinadas en las calles. Todo ello permite crear un equilibrio de fuerzas que hace posible la
negociación. Pero para evitar las trampas del poder, los obreros ponen como condiciones
previas mantener los altavoces en las fábricas y levantar el bloqueo telefónico y de
comunicaciones a que está sometido Gdansk. Se producen las primeras concesiones: hay
aumento salarial, y el Gobierno accede a construir un monumento a los obreros muertos en
1970 en los astilleros. ; pero no da contestación a las reivindicaciones centrales sobre sindicatos
independientes, cuya consecución los obreros plantean como innegociable.

Las huelgas se han extendido a Silesia- zona de apoyo tradicional al gobierno de Gierek-, y a
toda la nación. El 22 de agosto el Gobierno reconoce como interlocutor válido al MKS, y el
24, se producen importantes reajustes. La URSS, habla de elementos antisocialistas. Aparece
el temor a la intervención armada. En Silesia se plantea la huelga general si no se acepta la
formación de sindicatos libres, y, el 30 de agosto se firman los "Acuerdos de Gdansk", entre
una delegación del Gobierno, presidida por el vice-primer ministro Jagielscki, y el MKS,
presidido por Wallesa. Las discusiones son públicas y retransmitidas en directo para los
astilleros Lenin, y por la emisora local de radio en donde los acuerdos de Gdansk, plantean
ciertas reivindicaciones. Con el compromiso de publicarlos inmediatamente en los medios de
comunicación, y a escala nacional, el texto íntegro del Protocolo del acuerdo, el MKS da por
terminada la huelga, el 31 de agosto.

El 22 de septiembre de 1980, 35 comités de huelga, transformados en sindicatos locales,


deciden fusionarse en uno, y constituyen SOLIDARIDAD, que convoca una huelga general de
1 hora de duración para el 3 de octubre, exigiendo concreción del aumento, acceso real a los
medios de información, y libertad sin trabas para la creación de sindicatos. La huelga fue
masiva en toda Polonia, con una espectacular fuerza organizativa.

Solidaridad se convirtió en el primer sindicato independiente en un país del bloque soviético y


dio lugar a un movimiento social anticomunista y no violento, que en su mayor auge unió a
aproximadamente a 10 millones de miembros y contribuyó enormemente a la caída del
comunismo en Europa del este.

3-* La Revolución rumana de 1989 consistió en una serie de protestas, batallas callejeras y
manifestaciones en Rumania, entre el 16 y 25 de diciembre 1989, que condujo a la caída del
presidente Nicolae Ceausescu y al final del régimen comunista en Rumania. Las
manifestaciones cada vez más grandes acabaron con un proceso y la ejecución de la pareja
Nicolae y Elena Ceausescu. Antes de la revolución rumana, todos los demás estados de Europa
del Este habían transcurrido pacíficamente a la democracia; Rumania fue el único país del Este
que pasaron por una revolución violenta y fueron ejecutados los dirigentes comunistas.

El proceso se da a comienzos de diciembre de 1989, importantes demostraciones en contra del


régimen estallaron en la ciudad de Timisoara, cercana a la frontera con Hungría. El día 17, la
Securitate y las fuerzas armadas comenzaron a reprimir las manifestaciones. Ceaucescu, en
tanto, tuvo que volver anticipadamente de una gira a Irán. El día 20, denunció en un discurso
televisado que los sucesos de Timisoara eran producto de la "interferencia extranjera en los
asuntos internos de Rumania" y que constituían un "ataque a la soberanía de la Nación". La
población, por su lado, se informaba sobre la verdadera dimensión de los acontecimientos a
través de las estaciones de radio occidentales y por el simple, eficaz e incensurable sistema del
boca a boca. La realidad, naturalmente, era muy distinta. Ceaucescu comenzó a repetir las
virtudes del comunismo y los logros de sus veinticinco años "revolucionarios". Calificó a las
protestas en Timisoara como "agitaciones fascistas de quienes quieren destruir el socialismo".
El tirano, sin embargo, había comprado su propia mentira: la población, esta vez, le daba la
espalda.
Acostumbrado a un pueblo manso, sometido y sojuzgado, creyó que le hablaba nuevamente,
como siempre, a una multitud indefensa y domesticada. Sin embargo, a los pocos minutos, su
pueblo se estaba revelando. Ceaucescu y su mujer huyeron del palacio presidencial a bordo de
un helicóptero. Intentaron escapar del país, buscando un exilio involuntario, pero bien provisto
por los cientos de millones de dólares depositados en cuentas secretas en paraísos financieros.
Sin embargo, el destino les jugaría una mala pasada.
Los miembros de su guardia, de pronto, pasaron a ser sus carceleros. Detenidos por ex
integrantes de sus fuerzas armadas, los Ceaucescu fueron sometidos a un juicio sumario, en la
mañana del 25 de diciembre de 1989. El tribunal militar, formado de urgencia, los declaró
culpables de haber practicado un "genocidio y de haber robado los bienes del país sometiendo
a la población a la escasez y la miseria" y los fusilaron.

*Checoslovaquia: A finales de la década de 1980, estimulados por la política aperturista de


Gorbachov en la Unión Soviética, y sobre todo por los cambios que ocurrieron en la República
Democrática de Alemania, un número creciente de ciudadanos tomaron parte en las actividades
de protesta ejercidas por los sectores estudiantiles. El 17 de noviembre de 1989, la difusión
pública de un vídeo que mostraba la brutal represión de una manifestación pacífica de
estudiantes por el Ejército desencadenó grandes manifestaciones al mes siguiente que
culminaron con la dimisión del gobierno comunista. Progresivamente, la mayoría de la
población comenzó a mostrar su descontento hacia los políticos comunistas en el poder. Los
dirigentes de la nueva organización, Foro Cívico y su rama eslovaca, Público Contra la
Violencia, dirigidos por Václav Havel, negociaron en debates televisivos con el gobierno.
Veintitrés días después del inicio de las manifestaciones, el gobierno comunista, esta vez
abandonado por sus aliados soviéticos, dimitió. La elección de Václav Havel como presidente
de la República el 29 de diciembre de 1989 selló la victoria de lo que los medios de difusión
internacionales denominaron revolución de Terciopelo. Los nuevos dirigentes del país
iniciaron el proceso de democratización, al introducir una economía de mercado y
reincorporarse a Europa. Se restablecieron la libertad en los medios de difusión y otras
libertades políticas; se aprobaron las leyes para eliminar la herencia del comunismo del sistema
jurídico, legalizar la propiedad privada e indemnizar a las víctimas del régimen comunista. En
junio de 1990 se celebraron elecciones libres. Una de las primeras medidas tendentes a la
introducción de la economía de mercado fue el plan de privatización garantizado que permitió
a los ciudadanos la compra de bonos a muy bajo coste que podían ser cambiados por acciones
en antiguas compañías estatales, ahora privatizadas. Casi todos los ciudadanos participaron en
este plan.
Los nuevos dirigentes del país también reorientaron la política exterior de Checoslovaquia;
establecieron buenas relaciones con Estados Unidos y con los países limítrofes occidentales, y
mostraron su interés en incorporarse a instituciones occidentales como la UE y la OTAN. Sin
embargo, los dirigentes checos y eslovacos eran incapaces de ponerse de acuerdo sobre la
división de poder entre los gobiernos federales y el gobierno central de la República.

Diferenciación:

Aunque estos dos procesos se parecen mucho, poseen claras diferencias. Como por ejemplo
que en Rumania estaba establecido un presidente dictador comunista, lo que en
Checoslovaquia no se daba, si no más que nada un gobierno comunista. El presidente de
Rumania no se retiró del poder como lo hizo el Chescolovaco, si no que tras intentar escapar
fue encarcelado y llevado a juicio donde se dictaminó su fusilamiento y el de su esposa.

Sin embargo, estos procesos tuvieron más semejanzas que diferencias, ya que ninguno de los
dos países era libre, sus presidentes les reprimían las manifestaciones y a de más de esa forma
fue que el comunismo empezó a caer.

4-Tras la muerte de Tito en 1980 las cosas comenzaron a cambiar y fue principalmente
porque en los 80 Yugoslavia comenzó a sufrir una crisis de deuda y desempleo.

Durante toda la década de 1980, la economía y la sociedad yugoslavas sufrirían esta crisis
financiera y económica. Como en aquellos momentos Yugoslavia seguía siendo un socio
privilegiado de Occidente, el Fondo Monetario Internacional continuó refinanciando sus
pagos y sus acreedores fueron aceptando quitas de deuda. Sin embargo, con la caída del
Bloque del Este entre 1989 y 1991, países como Polonia o Checoeslovaquia se situaron como
socios preferenciales de Occidente. Si Yugoslavia quería seguir disfrutando de la categoría de
nación más favorecida, debería adaptarse a los tiempos, olvidarse del socialismo y moverse
hacia el capitalismo. Después de todo, con el fin de la Guerra Fría, Yugoslavia ya no tenía
ningún valor geoestratégico.

Por otro lado, el ascenso de los movimientos nacionalistas en las repúblicas constituyentes a
finales de los años 1980 llevó al desencuentro entre los múltiples grupos étnicos, seguido por
el fracaso de las conversaciones entre las repúblicas para la transformación del país y también
por el reconocimiento de independencia hecho por algunos estados europeos en 1991.
Básicamente, después de la muerte del mariscal, en Yugoslavia aumentaron los conflictos
étnicos ya que su fallecimiento terminó con lo que muchos yugoslavos y occidentales veían
como la principal fuerza unificadora del país. El legado de la Constitución de 1974 se utilizó
para convertir el sistema de toma de decisiones en un estado de parálisis, cada vez más
desesperanzador a medida que el conflicto de intereses se fue volviendo más irreconciliable.
La crisis constitucional que surgió después de la muerte de Tito incrementó el nacionalismo
en todas las repúblicas y provincias: la mayoría albanesa en Kosovo demandó el estatus de
república mientras que Serbia comenzó a ejercer control sobre sus provincias autónomas.
Además, las administraciones de Eslovenia y Croacia demandaron desligarse de la
federación, en contraste con el líder serbio, quien demandó que todo lo gobernase un solo
partido político.

En la década de 1980, un 77 % de la población de Kosovo era de etnia albanesa, constituían


la mayoría. El número de serbios en Kosovo había bajado a lo largo del siglo como resultado
de una "limpieza étnica" llevada a cabo por los albaneses durante la Segunda Guerra Mundial
y por el acoso subsiguiente hacia las autoridades y la población albanesa. Los conflictos
etnicos, que siempre habían estado en aumento, eran directamente proporcionales con la
tendencia y hacia 1999 los servios conformaban sólo un 10% de la población total.

5-* Proceso:

La desintegración de Yugoslavia se refiere a los hechos ocurridos en la antigua Yugoslavia


entre el 25 de junio de 1991 y el 5 de junio de 2006, que condujeron a esta disolución y a la
formación de seis nuevas repúblicas soberanas (Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina,
Montenegro, Macedonia y Serbia), y que para algunos expertos también incluyen la
independencia no reconocida internacionalmente de la provincia serbia de Kosovo y Metohija
ocurrida en 2008. La disolución de Yugoslavia se produjo como resultado de una serie de
agitaciones políticas y conflictos durante la década de 1990. Las repúblicas constituyentes de
la República Federal Socialista de Yugoslavia se separaron, después de sufrir un período de
crisis política en la década de 1980 tras la muerte de Tito, pero los problemas no resueltos
causaron una serie de cruentos conflictos bélicos, conocidos como guerras yugoslavas que
afectaron principalmente a Croacia, Bosnia y a la zona de Kosovo.

La RFS Yugoslavia era un país que ocupaba un territorio que abarcaba desde Europa Central
hasta los Balcanes, con un conflicto étnico histórico. El país era una conglomeración de seis
repúblicas regionales y dos provincias autónomas, que estaba dividido según las etnias y que
en la década de 1990 se separó en varios países independientes. Estas ocho entidades
federativas pasaron a ser seis repúblicas: Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina,
Macedonia, Montenegro, Serbia, y dos provincias autónomas dentro de Serbia: Kosovo y
Metohija y Vojvodina. Bosnia y Herzegovina no habían existido como un estado mezclado
étnicamente desde 1465, y además no tenía una mayoría étnica clara, con "44 % de
musulmanes, 33 % de serbios, 18 % de croatas y otras minorías La distribución geográfica de
los grupos étnicos que componían Yugoslavia representaba el hecho de que cada nación tenía
una población en cada una de las seis repúblicas. Yugoslavia pasó a ser un país con siete
fronteras, seis repúblicas, cinco nacionalidades, cuatro idiomas, tres religiones, dos alfabetos
y un líder.

La agitación nacionalista serbia iniciada por Milosevic a finales de la década de 1980 es


considerado la clave del inicio de la disolución de este estado. Hubo muchos detonantes, pero
los principales fueron la abolición de la autonomía de Kosovo por Milosevic en 1990, y sobre
todo que los serbios de la región croata de la Krajina declararan su separación de Croacia en
marzo de 1991, lo que llevó a Croacia y a Eslovenia declarar unilateralmente su
independencia y producir un efecto contagio en el resto de repúblicas yugoslavas. Debido al
choque entre el nacionalismo serbio, el croata y el bosnio se degeneró en una guerra muy
violenta. Meses después el 15 de enero de 1992 los países europeos de la CE y la comunidad
internacional reconocen la independencia de Eslovenia y Croacia, provocando el fin de
Yugoslavia, aunque Serbia y Montenegro seguirán usando esta denominación (sin
reconocimiento internacional) hasta el 2003.

Ya que la estructura demográfica de Bosnia comprendía una población de serbios y croatas


cercana al 50 % y con ideas de independencia basadas en las etnias más que en la nación, el
control del territorio volvió a abrirse a diferentes interpretaciones, y grandes zonas de Bosnia,
Croacia y Serbia se denominaron como zonas en disputa. Los elementos más importantes que
fomentaron la discordia fueron la formación del Reino de Yugoslavia, la guerra civil y el
genocidio llevada a cabo por el Estado Independiente de Croacia durante la Segunda Guerra
Mundial, la idea de la "Gran Serbia", y las adaptaciones balcánicas del Paneslavismo.

La desintegración de Yugoslavia está claramente relacionada en el contexto del fin de la


guerra fría y la disolución de otros países del bloque oriental como la disolución de
Checoslovaquia y la disolución de la URSS.

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