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Cecilia Campero 1
La RSE va más allá de la filantropía y de las exigencias de la ley. Es una forma de ser que
impacta en la filosofía de la empresa e implica un liderazgo visible de parte de la alta
dirección que asume para sí la frase de George Bernard Shaw “no hay progreso sin
cambio, y quien no puede cambiarse a si mismo no puede cambiar nada”.
1
Cecilia Campero es Asesora de la Fundación COBORSE.
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La Fundación COBORSE es una organización sin fines de lucro creada en el año 2004 como una red
Multi Institucional, con el propósito de promover y difundir el concepto y práctica de la RSE en nuestra
sociedad con el fin de contribuir en la construcción de una sociedad boliviana sostenible y justa, a partir
de la gestión responsable, la adopción de los principios del Pacto Global de las Naciones Unidas y el
ejercicio ciudadano de las empresas radicadas en Bolivia.
3
“RSE en Bolivia: Estado de Situación”, Fundación COBORSE y Fundación EMPRENDER, cuya
publicación está prevista para junio 2008.
4
Bolivian Business, Energy Press o Nueva Economía, por ejemplo.
comportamiento responsable y lo que ello implica como estrategia de negocios a largo
plazo. Los impactos, por lo tanto, son limitados y relativos al entorno empresarial
directo sin generar grandes cambios en la sociedad.
o Algunas empresas (por lo general, de buena fe) hacen marketing social presentando
sus acciones de filantropía o aportes como actividades socialmente responsables,
generando en la sociedad el efecto inverso al pretendido ya que son dos conceptos
totalmente distintos que “derivan en el descreimiento de parte los consumidores,
quienes intuitivamente cuestionan los motivos que llevan a la empresa a involucrarse
en iniciativas aisladas que poco tienen que ver con estrategias de RSE” 5 .
Aunque la RSE es aún un movimiento incipiente que está ganando cada vez más adeptos,
el contexto actual de creciente exclusión social y crisis político-institucional exige
desarrollar y profundizar como una alternativa más para contribuir a combatir estos
problemas. Sin embargo, desarrollar un sentido de RSE implica que las empresas y
organizaciones deben avanzar por diversas etapas en la curva de aprendizaje, antes de
considerarse y mostrarse como negocios responsables.
5
“Confusiones sobre la Responsabilidad Social Empresarial”, Alvaro Bazán, Nueva Economía No. 520,
del 23 de abril al 3 de mayo, 2008.
medioambientales, lo que implica dejar atrás viejas prácticas “rentistas” y proteccionistas
respecto del estado, y asumir un rol activo a partir de un cambio
Además, las empresas deben superar la actual falta de iniciativas proactivas y trascender
las donaciones estratégicas, que deben ser reemplazadas por medidas institucionalizadas
de RSE hacia los grupos de interés externos e internos. En otras palabras, se trata de
aprender la RSE como un nuevo paradigma centrado en un compromiso a largo plazo y de
toda la organización en su conjunto.
Es evidente, que la RSE sólo puede ser implementada efectivamente cuando ésta es
coordinada y goza del compromiso de la Alta Dirección de la empresa. Por lo tanto, la RSE
requiere, además del aprendizaje, de un liderazgo claro – la adopción de medidas que no
siempre aportan a los resultados financieros de la empresa y que incluso pueden ser tener
algún costo a corto plazo – y de una enorme capacidad de innovación organizacional.
Otra condición para mejorar el desarrollo de la RSE en nuestro país, es intentar revertir la
tendencia a trabajar aisladamente y a construir "alianzas", a fin de asegurar la continuidad,
sistematización y sustentabilidad de los programas de RSE, articulando las demandas e
intereses de los distintos stakeholders. Las buenas prácticas de alianzas entre empresas
y organizaciones de la sociedad civil (OSC) demuestran que éstas son capaces de generar
mucho más valor del que obtendrían las partes por separado, valor que tiene que ver con
la creación de capital social.
Las alianzas efectivas de empresas y OSC implican hacer frente a los problemas más
sentidos de la sociedad. Son asociaciones efectivas muy productivas en áreas como la
educación, la cultura, la generación de empleo, entre otras. Se enmarcan en la inclusión
social con una visión y compromiso de mediano y largo plazo que trasciende el
asistencialismo.
El camino hacia la responsabilidad social empresarial es aún largo, pero se presenta como
una espléndida oportunidad para ser un motor de cambio y transformar la calidad de vida
de miles de bolivianos que hoy viven sin esperanza y confluir hacia la construcción de una
sociedad más justa y equitativa pero también más eficiente y competitiva ya que “las
buenas prácticas de negocios hacen buenas compañías”. Para ello, será esencial realizar
una muy buena lectura de la diversidad, heterogeneidad e interdependencia del país.