Está en la página 1de 5

Celebración del Matrimonio

La Santa Misa se celebra como de costumbre salvo las partes


que a continuación se describe. Se da después de la homilía

Monición

S. Queridos hermanos:

Estamos aquí, junto al altar, para que Dios


garantice con su gracia vuestra voluntad de
contraer Matrimonio ante el ministro de la
Iglesia y la comunidad cristiana ahora reunida.
Cristo bendice copiosamente vuestro amor
conyugal, y él, que os consagró un día con el
santo Bautismo, os enriquece hoy y os da fuerza
con un Sacramento peculiar para que os
guardéis mutua y perpetua fidelidad y podáis
cumplir las demás obligaciones del Matrimonio.
Por tanto, ante esta asamblea, os pregunto
sobre vuestra intención.

Escrutinio

S. NN y NN, ¿Venís a contraer Matrimonio sin


ser coaccionados, libre y voluntariamente?

R. Sí, vengo libremente.


S. ¿Estáis decididos a amaros y respetaros
mutuamente, siguiendo el modo de vida propio
del Matrimonio, durante toda la vida?

R. Sí, estoy decidido.

S. ¿Estáis dispuestos a recibir de Dios


responsablemente y amorosamente los hijos, y a
educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?

R. Sí, estoy dispuesto.

Consentimiento

S. Así, pues, ya que queréis contraer santo


Matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad
vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia.

Se dan la mano derecha.

Esposo:

Yo, NN, te recibo a ti, NN, como esposa y me


entrego a ti y prometo serte fiel en la
prosperidad y en la adversidad, en la salud y
en la enfermedad, y así amarte y respetarte
todos los días de mi vida.

Esposa:
Yo, NN, te recibo a ti, NN, como esposo y me
entrego a ti y prometo serte fiel en la
prosperidad y en la adversidad, en la salud y
en la enfermedad, y así amarte y respetarte
todos los días de mi vida.

Confirmación del consentimiento

S. El Señor, que hizo nacer en ustedes el amor,


confirme este consentimiento mutuo, que han
manifestado ante la Iglesia.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el
hombre.
Bendición y entrega de los anillos

S. El Señor bendiga † estos anillos


que vais a entregaros uno al otro
en señal de amor y de fidelidad.

R. Amén.

Esposo:

NN, recibe esta alianza, en señal de mi amor y


fidelidad a ti.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu


Santo.

Esposa:

NN, recibe esta alianza, en señal de mi amor y


fidelidad a ti.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
PARA LEER JUNTOS Y REFLEXIONAR…

LOS PRIMEROS AÑOS DE LA VIDA


MATRIMONIAL

La decisión está tomada. El período de verificación


del amor en que el noviazgo consiste ha cumplido su
misión y ha permitido exclamar: ¡es él!, ¡es ella!
Durante ese tiempo, los novios se han ayudado a
adquirir las virtudes necesarias para lograr la
posterior comunión matrimonial de vida y de por
vida.

No nos hemos enamorado de un retrato robot


precocinado en nuestra imaginación. Si así fuera,
habríamos bloqueado la experiencia del amor, pues
el amor aparece siempre como una revelación, como
una llamada inédita e imprevisible, por eso es
maravilloso. Hay alguien real ante nosotros y se
inaugura una apasionante tarea: el descubrimiento
gradual del otro: pues, amar, en cierto modo, es
desvelar y desvelarse ante el amado o la amada.

La tarea de amar, que es una liberalidad, es también


un arte que sugiere un programa para la vida entera.
“Primero, que os queráis mucho (…) —recomendaba
san Josemaría—. Después, que no tengáis miedo a la
vida; que améis todos los defectos mutuos que no son
ofensa de Dios”. Y más adelante: “ya te han dicho, y
lo sabes muy bien, que perteneces a tu marido, y él a
ti”. En este mismo sentido aconsejaba: “rezad un
poquito juntos. No mucho, pero un poquito todos los
días. No le eches nunca nada en cara, no le vayas con
pequeñeces, mortificándolo”

También podría gustarte