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VAMOS: Otro intento por borrar el histórico lastre de la política y democracia burguesa.

La burguesía es la principal defensora de la democracia, siempre y cuando no se afecten sus


intereses, pero si unas elecciones los ponen en riesgo ésta utilizará los medios que tenga a su
alcance para evitarlo. Sin lugar a dudas, el nuevo partido político VAMOS no es más que una
alternativa u opción burguesa más a la lista.

El quehacer político actual resulta hasta contradictorio; por un lado se considera que hay
muchos partidos y, de otro, que hay una crisis de representación. Los partidos son esenciales
para la democracia representativa y han sido muchos los partidos que ya han desfilado por la
pasarela política.

Partidos como éste nacen en medio de un contexto de crisis institucional y absoluto descrédito
de la clase política. También, intentan oxigenar la política, evidentemente, bajo una falsa
proyección de la democracia. Aseguran estar al centro del espectro político para aprovechar
que la población no se siente representada ni por la "izquierda" ni por la derecha; siendo así, no
se puede perder de vista que un partido puede representar un poder político, pero también,
podría constituir un lucrativo negocio.

Por sus síntomas, podemos encajar a VAMOS como un partido con padecimiento de esta
enfermedad. Hay partidos que convierten su existencia, no en un proyecto político, sino en un
medio de influencia para conseguir objetivos menores y beneficiarse de las significativas
ventajas económicas y mediáticas del Estado y/o del mismo pueblo.

Siendo sinceros, hemos llegado al punto en que las diferencias entre los principales partidos,
anteriormente vistos como derecha e izquierda, son pequeñas: los vemos defendiendo ambos
el mercado y la democracia representativa, con distintos matices de regulación y proyectos de
profundización de la crisis, apoyado los asocios públicos-privados, impulsando políticas de
carácter neoliberal; esto por mencionar algunas, entre otras.

Las masas han llegado a dudar y calificar a VAMOS en su incursión a la política como una
inscripción bajo la mesa, cautelosa y en silencio, aunque todo el proceso ha sido,
aparentemente, bajo la legalidad y con apoyo de un grupo considerable de salvadoreños (más
de 50 mil firmas). Esta desconfianza ha sido así porque se ha matizado con la situación de
inscripción de Nuevas Ideas, que cuenta con un indiscutible respaldo del pueblo, pero que por
la burocracia del proceso y el atenimiento y confianza de su dirigentes en esa democracia
burguesa no ha logrado concretarse o acreditársele como partido político; y más bien, el
manejo mediático ha sido identificado como un "bloqueo". Esto ha sido de lo más recurrente en
los comentarios de las redes sociales de VAMOS.

Salir de las llamas y caer en las brazas.



Los partidos pequeños y/o emergentes se caracterizan por ser patrocinados por los mismos de
siempre, queriendo demostrar que sí hay una plenitud en el goce de la democracia en nuestro
país y en muestra de cómo “cualquiera” puede enrumbarse y conformar su propio partido
político.

La visión popular es que VAMOS surgió de la noche a la mañana. La carta es un partido sin
lastre político, con capacidad empresarial, con personas y rostros nuevos. La meta más
próxima que podría cumplir este partido político es la de contrarrestar votos a los partidos
mayoritarios. Si analizamos la situación no es más que las mismas ideologías, proyectos e
incluso tácticas de la política tradicional. Lo de rostros nuevos también es discutible: El
Secretario general es un ex integrante del Partido Demócrata Cristiano, PDC, Josué Alvarado
Flores. Su también candidato (y único) a la presidencia. 

Alvarado es un empresario que radica en Estados Unidos y que ya probó suerte en la política
en busca de una candidatura a diputado por San Miguel a las elecciones del 2015 con la
bandera del PDC. Al mismo, se le consultó sobre la ideología del partido pero se limitó a decir
que son partido abierto para quiénes nunca han ocupado un cargo público, no importando si
tienen ideología de izquierda o derecha.

En sus principios se identifican como acreedores de una “Ideología auténtica”. Son


indudablemente conservadores porque dentro de sus principios destaca el “Respeto a la vida
desde el momento de la concepción”, lo cuál quiere decir que están (o estarían) en negativa a
la aprobación de despenalización del aborto, sea ésta absoluta o en las cuatro causales.
Además, dentro de esos 20 principios que rigen al partido, podemos encontrar que,
concretamente, tienen un “Rechazo al comunismo, totalitarismo, al terrorismo en todas sus
manifestaciones, y al liberalismo deshumanizado".

Incluso, en los mismos hay un principio de “Promover la unión de América Central”, esto
evidentemente va por la vía de facilitar y ampliar relaciones mercantiles o acciones siempre de
carácter económico bajo el supuesto de que eso conlleve un auto sostenimiento de la región,
porque incluso manejan el discurso de llevar al país a ser “desarrollado”, aún cuando es
comprobada la dinámica global del sistema mundo y teniendo a toda Latinoamérica como parte
de la periferia facilitadora de materias primas y mano de obra barata que sostiene a ese Primer
Mundo desarrollado dentro del capitalismo.

No es posible encontrar soluciones para erradicar la pobreza, en tanto y en cuanto se recete a


los países y sus pueblos capitalismo y más capitalismo.

Respecto a la falacia de ser centro: Esto no es nada más que una estrategia para aglutinar
votos proyectando neutralidad, incluyendo a aquellos que no suelen participar activamente en
la política, en un supuesto de no formar parte de la preponderante partidocracia. Es similar a lo
del diputado independiente, Leonardo Bonilla que finalmente cede en mayor medida a los
intereses del gran capital y su partido oficial, ARENA; ello fue evidente cuando estuvo a favor
de la privatización del ente rector del agua y se le había visto en fotografías de fiesta junto a
Martha Evelyn Batres, principal impulsadora de la privatización en la Comisión de Medio
Ambiente de la Asamblea Legislativa. Eslóganes como "Es tiempo de dejar las confrontaciones
y trabajar juntos", "Vamos a romper las barreras de la polarización", son impulsados por los
mismos e incuso ya están trillados

Ser "centrista" implica la connotación de ser una posición vaga, careciendo de principios o
fundamentos filosóficos y basándose, a lo más, en una aspiración, incluso utópica, o de
beneficios personales.

En VAMOS, indicaron que no harán alianzas, ni coaliciones: “No creemos en líderes


mesiánicos, no somos el partido de nadie, pero sí somos el vehículo de los salvadoreños
interesados en trabajar por el país", afirmó el candidato a la presidencia.

Su mayor fuerza financiera radica en salvadoreños que viven en el exterior. Curioso es que
dentro de sus ejes principales se encuentre el de “hermanos en el exterior”, pero esto
incluyendo a los empresarios y emprendedores radicados en Estados Unidos; acá podemos
dar por comprobado que el partido sí es un vehículo para beneficios empresariales y
mercantiles de un sector minoritario que quiere acumular más capital.

El pasado 8 de julio realizaron su primera elección interna desde que el Tribunal Supremo
Electoral TSE, en noviembre de 2017, lo autorizara como partido político al validarle más de 50
mil firmas (57,300, según datos que ofrece VAMOS). Además, tienen claro que competirán en
las elecciones municipales del 2021, ya que su inscripción no salió a tiempo para hacerlo en
este 2018.

Un partido es la organización política de una clase social determinada, el FMLN representó en


el pasado las aspiraciones de cambio de la clase obrera, por otro lado, ARENA fue creado por
el desprestigio al que había llegado el PCN. Por ahora, la lucha dejó de ser ideológica y se
convierte en una lucha por el aparato y los mejores puest
s. No nos olvidemos que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores
mismo
.

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