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Años de bonanza y crisis; de ilusiones y desencantos: El salvador, 1923-1931


A lo largo de las dos primeras décadas del siglo XX, El Salvador había alcanzado un considerable
desarrollo económico, gracias a la sostenida expansión de la caficultura. En el campo político, se había
logrado reglamentar la práctica política, mediante el compromiso al formal respeto de la Constitución de
1886. No habían desaparecido los intentos de golpes de estado y los antagonismos caudillistas, pero estos
fenómenos no lograban alterar significativamente el orden constitucional. Poco a poco las masas urbanas
y rurales se fueron incorporando a la práctica eleccionaria, al grado que, para 1920 la participación
política era realmente considerable.

No obstante que para la primera mitad de la década de 1920, ya se percibían algunos signos de progresivo
deterioro social, en general, el panorama todavía era optimista. Aunque no se tienen datos cuantitativos
sobre la concentración de la propiedad, los relatos de viajeros y diplomáticos, dejan entrever que la
propiedad aún estaba bastante dividida. En 1924 Wallace Thompson consideraba que si bien había
propiedades grandes y pequeñas, la mayor parte la producción era debida a pequeños agricultores
independientes. Karl Sapper señalaba que había una equitativa distribución de la propiedad. Harry L.
Foster también consideraba que El Salvador era un país de pequeños propietarios.1 Esas visiones eran
compartidas por algunos estudiosos locales. Pedro S. Fonseca señalaba en 1924: "la propiedad está muy
fraccionada, la producción satisface en gran parte el consumo". Sin embargo, añadía una lista de los 19
principales productores de café; la mayoría de los apellidos estaban vinculados con la caficultura y las
familias gobernantes desde el siglo XIX; varios de ellos también tenían intereses en el cultivo de la caña
de azúcar. No obstante, Fonseca señalaba que el número de pequeños productores de café era grande.2

Sin un estudio sistemático de la propiedad de la tierra en la década de 1920 es muy arriesgado adelantar
cualquier conclusión, pero si se comparan las apreciaciones reseñadas anteriormente con las que se hacían
a finales de la década es fácil percibir que la situación había cambiado dramáticamente. En el transcurso
de unos pocos años la propiedad de la tierra se concentró, pero sobre todo, las condiciones de vida de los
trabajadores rurales y urbanos desmejoraron mucho. La migración hacia la ciudad aumentó,
extendiéndose incluso hacia Honduras, en donde las compañías bananeras ofrecían salarios mucho más
atractivos. Ya para entonces los dólares deslumbraban a los salvadoreños y muchos marcharon en su
busca. Algunos perecieron en las inhóspitas tierras hondureñas, pero otros se establecieron

1
Véase Aldo Lauria Santiago. An agrarian republic. Commercial agriculture and the politics of peasants
communities in El Salvador, 1823-1914. (University of Pittsburgh Press, 1999), págs. 8-10.
2
Pedro S. Fonseca. La república de El Salvador, Dirección General de Estadística. (Imprenta O'Brien Inc., New
York, 1924), págs. 113-115.
2

definitivamente allá.

En la década de 1920, la caficultura tuvo una expansión considerable; Usulután y San Vicente que hasta
entonces habían estado fuera de la dinámica cafetalera fueron incorporadas a ella y rápidamente
desarrollaron importantes plantaciones.3 En 1928 se tuvo la cosecha de café más alta hasta entonces
registrada. Sin embargo, la creciente dependencia de un solo producto de importación preocupaba a
algunos sectores; de allí que en este decenio se intentara diversificar la agricultura y promover la
industria, pero los logros de esos esfuerzos fueron mínimos. Por otra parte, con la entrada en
funcionamiento del ferrocarril de La Unión a San Salvador el país logró una efectiva integración
territorial; hasta entonces, la economía de la región oriental había funcionado un tanto al margen del resto
del país, con la apertura del ferrocarril se facilitó la circulación de personas y productos. Poco tiempo
después esa línea férrea fue conectada con los puertos del Atlántico guatemalteco, con lo que se tuvo otra
salida para el café que se exportaba a Europa y el este de los Estados Unidos.
Ilustración de la inauguración del ferrocarril a La Unión (3)

La población urbana aumentó a tal punto que para finales de la década por lo menos Santa Ana y San
Salvador enfrentaban serios problemas de vivienda y ampliación de los servicios públicos básicos. Para
1924, San Salvador contaba con 15 imprentas, 4 fábricas de bebidas gaseosas, 2 fábricas de hielo, 10
estudios fotográficos, 14 fábricas de jabón, 75 sastrerías, 82 zapaterías y 4 casas de préstamos. Los
vehículos automotores poco a poco iban invadiendo las calles capitalinas, lo cual era visto como una
muestra más del adelanto de la ciudad; ya funcionaban 3 empresas de alquiler de automóviles, 3 ventas de
gasolina y 10 talleres mecánicos. Hacia 1923 la red de carreteras nacionales alcanzaba 3,050 kms. y los
caminos vecinales 7,188. En 1924 funcionaron 236 oficinas telegráficas conectadas por 3,890 kms. de
líneas. El servicio telefónico en el interior era suplido por 223 oficinas. San Salvador contaba con 1,290
teléfonos y 1,636 más funcionaban en el resto del país. En 1923 se tendieron 200 kms. de líneas
telefónicas por parte de particulares, lo cual demuestra la demanda existente.4

Sin embargo, no todo era tan positivo. Buena parte del crecimiento de la población urbana se debía a la
migración rural. Para 1929, la población total de San Salvador ascendía 95,692 personas. La población
joven (entre 0 y 30 años) sumaba 68,537; de estos, solo un 28.7% era originario del municipio, el 71.3%

3
Sobre la expansión cafetalera a nivel nacional, véase Aldo Lauria Historia regional del café en El Salvador.
Revista de Historia, Universidad de Costa Rica, # 38, diciembre de 1998.
4
Véase Memoria de Gobernación del año de 1923. (San Salvador, Imprenta Nacional, 1924),pág. 17; y Memoria de
Gobernación de 1924. (San Salvador, Imprenta Nacional, 1925), págs. 28-29.
3

procedía de otros. Del total de la población de San Salvador, un 51.07% era domiciliada, pero no
originaria de allí.5 Este fenómeno trajo consigo una demanda de servicios difícil de satisfacer, pero más
preocupantes eran los riesgos a los que una población desarraigada y con poca preparación quedaba
expuesta. Hacia 1924, la capital albergaba 47 cantinas, algunas de ellas con nombres muy sugerentes, por
ejemplo, "El Otro Mundo", "La Copa de Oro", "La Perla Roja" y "La Papalota". En esos años el
alcoholismo, la prostitución, los juegos de azar proliferaron preocupando no solo a gobernantes e
intelectuales, sino a otros sectores menos privilegiados, como los obreros y artesanos que impulsaron por
su cuenta campañas contra esos males sociales.

Los mesones proliferaron; en 1924 se registraban 312;6 hacia 1929 habían subido a 526.7 En la mayoría
de ellos, el hacinamiento y la falta de condiciones higiénicas atentaban contra la salud de los inquilinos.
Asimismo la proliferación de ventas en San Salvador comenzaba a inquietar a las autoridades. "Los
mercados de la capital son ya insuficientes, en relación con su movimiento comercial, y de allí que las
vendedoras de frutas y menudencias han invadido las calles principales y adyacentes a los mercados,
obstaculizando el tráfico y ofreciendo un deplorable aspecto, contrariando las reglas de la higiene y
desdiciendo del ornato y cultura de la metrópoli".8 En general, las condiciones sanitarias no eran muy
halagüeñas. Un análisis del agua que se consumía en San Salvador realizado en 1923 señalaba que, "cada
centímetro cúbico podía contener hasta cinco millones de bacterias, lo cual significa un grave peligro para
la salud de los habitantes". Asimismo, la expansión de las enfermedades venéreas preocupaban a las
autoridades, que las asociaban con la inmoralidad, la pobreza y los vicios de lo que daban en llamar "las
clases incultas". En 1923 fueron inscritas 2,708 prostitutas de las cuales 1,189 correspondieron a la
capital. "Naturalmente el número de las inscritas no representa ni la mitad de las que faltan por inscribirse
en el Registro respectivo".9 Ante el aumento de la prostitución en 1927 se decretó un "Reglamento de
Profilaxis Venérea" que vino a sustituir al decretado en el siglo anterior.
Ilustración mercado de San Salvador (10)

ALFO-SO QUIÑÓ-EZ-MOLI-A: PROGRESO Y REFORMAS A MEDIAS

5
Sonia Baires y Mario Lungo. San Salvador (1880-1930): La lenta consolidación de la capital salvadoreña. En
Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, #7, 1981, pág. 80.
6
Véase Daniel S. Meléndez. (editor) Directorio de la República de El Salvador, 1924. (San Salvador, Imprenta
Nacional, 1924), págs. 637-659.
7
Rodolfo Barón Castro. La población de El Salvador. (San Salvador, UCA Editores, 2ª edición, 1978), pág. 539.
8
Memoria de Gobernación del año de 1923, págs. 6-7.
9
Memoria de Sanidad y Beneficencia, 1923, Diario Oficial, 29 de febrero de 1924, págs. 474 y 475. Para un estudio
más detallado de los mecanismos de control social en el periodo, véase Patricia Alvarenga. Los marginados en la
construcción del mundo citadino. El Salvador, 1880-1930. Revista de Historia, Instituto de Historia de Nicaragua,
4

Antes de los Meléndez-Quiñónez, las contiendas electorales fueron simples arreglos entre los grupos de
poder, en buena medida reediciones de las muy conocidas "juntas de notables". Con la "Dinastía", este
tradicional mecanismo no desapareció, pero a diferencia del pasado, las masas urbanas pasaron a jugar un
papel de primer orden en el montaje de los procesos eleccionarios. En la segunda mitad de la década de
1910 la política salvadoreña llegó a ser un asunto de masas. La masificación de la política no implicó
necesariamente democratización, pero sirvió para que la población urbana y rural se interesara cada vez
más en tales procesos, a la vez que dieron espacio para que la oposición se fortaleciera y ganara más
adeptos. Ya para las elecciones presidenciales de 1922 los partidos opositores tenían tanto apoyo que fue
preciso la represión abierta, tanto en sus actividades proselitistas como a nivel de militancia individual.

Quizá Alfonso Quiñónez-Molina —que era el "cerebro" del trío— percibió tempranamente esos cambios
y astutamente optó por buscar otras alianzas en el área rural. Wilson afirma que en 1918 el Partido
Nacional Democrático prometió a los nativos de Izalco distribución de tierras. Emilio Villacorta, un
simpatizante de Quiñónez, justificaba esta actitud afirmando que los indios izalqueños “habían sido
privados de la mayoría de su tierra y sus derechos civiles.”10 La decisión de Quiñónez de ampliar la
participación popular en la política mediante la incorporación de las comunidades indígenas y los
trabajadores del campo, fácilmente podría ser vista como una señal de una modernización de la práctica
política. Sin embargo, por lo menos en el caso de las comunidades indígenas y de acuerdo con los ideales
liberales de ciudadanía e individualidad, más bien era un retroceso, que recordaba las prácticas
caudillistas del siglo pasado.

Con esta "reincorporación" de las comunidades indígenas la política se complicó más, sobretodo cuando
hicieron su aparición las Ligas Rojas que en un principio contaron con el apoyo del gobierno, lo cual les
garantizaba impunidad; su inusitada violencia, que no respetaba ni a los miembros de los cuerpos de
seguridad y del ejército, las convirtió en un peligroso grupo que podía volverse muy difícil de controlar.
Además, sus acciones contribuían a aumentar el desprestigio de la "dinastía", por lo que Quiñónez decidió
disolverlas en 1923, después de haberse servido de ellas para llegar a la presidencia en las elecciones de
1922.11 Que las Ligas Rojas hayan sido disueltas no significa que sus militantes hubieran renunciado a la
lucha política; más bien optaron por otros medios. Reconocidos líderes indígenas que fueron miembros de
las Ligas, estuvieron involucrados posteriormente en el trabajo de la Federación Regional de

# 9, primer semestre de 1997.


10
Emilio Villacorta. Por la patria y su gobierno. Citado por Everett A. Wilson. The crisis of national integration
in El Salvador, 1919-1935. Tesis Doctoral inédita. (Stanford University, 1970), pág. 105.
5

Trabajadores de El Salvador (FRTS) y participaron en el levantamiento de 1932.12


Ilustración Alfonso Quiñónez-Molina (1)

Cuando 1923 Quiñónez-Molina inició su gestión presidencial era consciente de que no tenía muchas
simpatías. En su discurso inaugural se esforzó por limar asperezas: "...traigo la más acendrada voluntad
para unificar, con honor y decoro, las buenas aspiraciones, que no faltan, de los diversos círculos en que
nuestra política ha dividido y aún subdividido a los salvadoreños... De par en par abro las puertas a la
conciliación, y hago un formal llamamiento a los hombres aptos y patriotas para que echando en olvido
las pasadas divergencias —que no tuvieron razón de ser puesto que la devoción por la Patria y el deseo de
su dicha a todos los salvadoreños nos alienta— vengan a mí con su ayuda, a fin de efectuar en el país una
ansiada y ventajosa transformación."13 Asimismo, estableció las prioridades de su gestión: modernizar la
infraestructura, diversificar la actividad agrícola, modernizar el aparato burocrático y reorientar el sistema
educativo nacional.

Everett Alan Wilson sugiere que entre 1923 y 1927 Quiñónez-Molina rompió el esquema liberal
tradicional basado preferentemente en la iniciativa individual, intentando ampliar las esferas de acción del
Estado, para lo cual tuvo la ventaja de un clima económico de posguerra muy favorable. Los intentos de
diversificación agrícola se orientaron más hacia el algodón y el henequén. El primero sucumbió ante los
bajos precios y sobre todo por las plagas, para las cuales todavía no existían agroquímicos eficaces. Si
bien el henequén se sostuvo, nunca se desarrolló tanto como se esperaba. Se intentó tecnificar la
agricultura tradicional; se habló mucho de la importancia de los fertilizantes para aumentar la producción
e incluso se intentó establecer una fábrica en el país; también se montaron tres estaciones agrícolas
experimentales. Además, se buscó promover la industria local. Según algunos funcionarios El Salvador
podía convertirse en la Bélgica de la región. En el marco de las fiestas agostinas se celebraba una feria
industrial. Los principales productos exhibidos eran manufacturas de cuero, muebles, textiles, jabones,
candelas y cerveza producida en la planta de Meza Ayau.14 Asimismo, para apoyar la incipiente industria
se creó una escuela de Artes y Oficios.
Ilustración tiendas comerciales San Salvador (4)

11
Véase Patricia Alvarenga. Cultura y ética de la violencia. El Salvador 1880-1932. (San José, EDUCA,1ª
edición, 1996), págs. 260-270.
12
José Feliciano Ama fungió como Jefe de la Liga Roja de Izalco, Felix Turish fue Jefe de Grupo del Barrio Cruz
Galana del mismo lugar. La Liga Roja contaba en Izalco con 965 afiliados. Organización de la Liga Roja en la
República. Zona Occidental. Diario del Salvador, 30 de noviembre de 1922, pág. 3.
13
Manifiesto del señor doctor don Alfonso Quiñónez-Molina al hacerse cargo de la presidencia de la república.
Diario Oficial, 1 de marzo de 1923, págs. 422-423.
6

En esos años se discutió la posibilidad de desarrollar la generación de energía hidroeléctrica, como una
forma de bajar las altas tarifas impuestas por las compañías privadas. Se propuso además producir
combustibles a partir del alcohol, para lo cual se contaba con las crecientes plantaciones de caña de
azúcar, proyecto asociado con la preocupación de reducir la dependencia de las rentas estatales de los
impuestos sobre el aguardiente. Sin embrago, estos proyectos no dieron mayores frutos; en parte porque
no se elaboró un programa consistente y sostenible, sino medidas dispersas y a veces incoherentes; pero
más que todo, porque la clase propietaria se mostró poco interesada en aventurarse en otra actividad
agrícola que no fuera la caficultura.

El cultivo del café tuvo una fuerte expansión en la década de 1920, hasta 1929 los precios fueron buenos.
Pero las posibilidades de desarrollo del país enfrentaban el escollo de una creciente y cada vez más
inmanejable deuda. Para diciembre de 1927 la deuda pública se había elevado a ¢48,500,000.00 de
colones.15 En la memoria de Hacienda y Crédito Público de 1923 se reconocía que solo en el transcurso
de ese año se habían adquirido más de 15 préstamos con bancos, empresas de ferrocarriles y particulares;
tales medidas se justificaban en la necesidad de solventar compromisos adquiridos por el Estado. A pesar
de que se insistía en la necesidad de reducir los gastos públicos el 22 de junio de 1923 se aprobó una
contrata con los señores E. E. Huber & Co., representantes locales de la "Ford Motor Company" de
Detroit, en la que estos se comprometían a la construcción de un "automóvil especial, sistema o modelo
"Lincoln" para servicio del señor Presidente de la República, por la suma de $10,200.00 dólares, que le
será pagada en dos contados".16
Ilustración sección del cuerpo de bomberos de San Salvador (12)

Si el manejo de las finanzas públicas era errático, los acuerdos con las compañías extranjeras que
operaban en el país, lo eran más; por ejemplo, "The Butters Salvador Mines Limited" de Londres, y "The
Butter Divisadero Company" de San Francisco California; dejaron de operar en 1922. Su representante
legal lo notifico al gobierno en 1923, por lo que este procedió a la cancelación de los contratos firmados
en febrero de 1904 y modificados en los años de 1914 y 1915. Pero, resulta que el Estado había recibido
de ellas un anticipo de $80,000.00 sobre los impuestos que dichas compañías debían haber pagado, por lo
que "el gobierno se vio en la obligación de devolver a los concesionarios la suma de $36,611.39... que la

14
Véase Everett Alan Wilson. Op. Cit. págs. 76-84.
15
Memoria de hacienda, crédito publico y beneficencia, 1922, presentada por el Dr, Reyes Arrieta Rossi, el 22 de
febrero de 1923, Diario Oficial, 22 de febrero de 1923, pág. 351; y Memoria de hacienda, crédito publico y
beneficencia correspondiente al año de 1927. (San Salvador, Imprenta Nacional), pág. 22.
7

Tesorería General no alcanzó a amortizar".17

Por otra parte, la estructura impositiva del país no permitía que el Estado aumentara considerablemente
sus ingresos fiscales aún cuando el café alcanzara muy buenos precios. Si bien para entonces ya existía un
impuesto a la renta, este era mínimo, al igual que los impuestos a la exportación del grano. Además, eran
frecuentes las quejas de los ministros de hacienda sobre las evasiones fiscales, especialmente al impuesto
sobre la renta y las transacciones inmobiliarias. Tal y como se venía haciendo desde el siglo XIX, las
principales rentas del Estado eran los impuestos a la importación y al aguardiente. Para 1924 las rentas
del Estado ascendían a 17,888,755.38 de colones. Los impuestos a la importación representaban el 48%
del total; la renta de licores el 17.6%; los de exportación el 14.4%. Los impuestos directos apenas
llegaban a un 2.1% del total.18 Hacia 1929 este sistema no había variado mucho; para ese año los ingresos
del fisco se habían elevado a 26,147,159.74 de colones. El 49.6% correspondía a impuestos a la
importación; la renta de licores ascendía a un 17.30%; los ingresos por los impuestos a la exportación
bajaron a un 12.09%, pero los impuestos directos subieron levemente llegando a un 5.5%.19

El creciente problema del alcoholismo, principalmente entre obreros y campesinos, hizo que incluso en
las esferas estatales se cuestionara seria y repetidamente la renta de licores. A lo largo de la década se
hicieron varias propuestas para reformar la estructura fiscal. Destacados financistas elaboraron proyectos
de ley orientados a tal fin. Uno de los que más insistió en el tema fue José Esperanza Suay; propuso una
reforma fiscal que redujera la renta de licores y los impuestos indirectos, mediante una tributación directa
sobre la renta. Sin embargo, encontró mucha oposición, principalmente entre los cafetaleros y banqueros.
Después de años de infructuosas negociaciones, Suay afirmaba desencantado: "No hay labor más
complicada e ingrata para un Ministro de Hacienda, como la de intentar modificaciones fundamentales en
los sistemas financieros en vigencia, a cuya sombra han prosperado la rutina y los intereses materiales de
algunas clases en particular. Y son esos intereses materiales, los que generalmente oponen tenaz
resistencia a la actividades innovadoras."20
Ilustración saneamiento y pavimentación de San Salvador (17)

16
Diario Oficial, 28 de febrero de 1924, pág. 444.
17
Memoria de Gobernación, agricultura y fomento, correspondiente al año de 1923, Diario Oficial, 29 de febrero de
1924, pág. 468.
18
Memoria de Hacienda y Crédito Público correspondiente al año de 1927, presentada a la Asamblea por el señor
José E. Suay el 22 de marzo de 1928. (San Salvador, Imprenta Nacional, 1928), pág. 241.
19
Mensaje dirigido a la Asamblea Nacional por el señor presidente de la república Dr. Pío Romero Bosque en la
apertura de sesiones de 1930. (San Salvador, Imprenta Nacional, 1930), pág. 53.
20
Memoria de Hacienda y Crédito Público correspondiente al año de 1928, presentada por José E. Suay, el 18 de
marzo de 1929. (San Salvador, Imprenta Nacional, 1929), pág. 15.
8

Los resultados de los proyectos de Quiñónez variaron considerablemente; en San Salvador se


pavimentaron las principales calles y en el interior se construyeron y mejoraron varias carreteras,
especialmente en las zonas en donde se estaba dando la expansión del café, como el departamento de
Usulután. Estas obras tuvieron un alto costo para el país, pues se financiaron con préstamos en el
extranjero que, agregados a la deuda que se venía arrastrando desde finales del siglo XIX y aumentada
con el empréstito de 1922, constituyeron una pesada carga para las finanzas del Estado. La burocracia
estatal aumentó considerablemente y a juzgar por la detallada información de la gestión estatal de esos
años podría pensarse que se volvió más eficiente. Sin embargo, no fue así; muchos de los nuevos empleos
fueron otorgados como prebendas a los militantes del partido que apoyó a Quiñónez para llegar a la
presidencia; los detallados informes de labores escondían hábilmente los manejos sucios que se hacían.
Los gastos en educación aumentaron considerablemente, así como el número de escuelas, pero estas
mejoras no compensaron el crecimiento demográfico por lo que la cobertura educativa siguió siendo
deficiente, especialmente en el área rural.
Ilustración desfile escolar semana deportiva 1924 (14)

EL GOBIER-O DE PÍO ROMERO BOSQUE: ALBORES DE DEMOCRATIZACIÓ-


A pesar de que su candidatura a la presidencia en 1922 fue muy criticada por la estrecha relación de
parentesco con los hermanos Meléndez, cuando se acercaban las elecciones presidenciales, Quiñónez-
Molina, dejó entrever su intención de reelegirse, pero enfrentaba el obstáculo de que la constitución de
1886 no permitía la reelección. Para allanar ese inconveniente promovió por medio de sus allegados
iniciativas para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que reformaría la Constitución a fin de
hacer posible su reelección. El periódico "Evolución" trabajó abiertamente para lograr tal objetivo.21 A
pesar de que la propuesta pasó a consideración de la Asamblea Legislativa la iniciativa no prosperó,
principalmente por falta de tiempo.

Ante esa situación se optó por presentar la candidatura del Dr. Pío Romero Bosque, quien había sido un
cercano colaborador de la "Dinastía". Desde 1919 estuvo a cargo del importante Ministerio de Guerra.22
Su candidatura estuvo rodeada de maniobras e intrigas. Con todo el factor decisivo era el interés del
presidente saliente por retener, tras bambalinas, el poder político. Romero Bosque fue el único candidato
y obviamente contó con el apoyo del oficial Partido Nacional Democrático. A diferencia de los comicios

21
Véase Italo López Vallecillos. El periodismo en El Salvador. (San Salvador, UCA Editores, 2ª edición, 1987),
pág. 142-144.
22
Jorge Arias. Farabundo Martí. (San José, EDUCA, 1ª edición, 1996), pág. 71.
9

anteriores, en los que hubo mucha participación, esta vez la población se mantuvo más bien apática.

Así las cosas, nadie esperaba cambios significativos en la conducción política del país. Sin embargo, a los
pocos días Romero Bosque dio indicios de que su gestión rompería con la tradición de la dinastía. En su
mensaje inaugural dijo frases premonitorias de los sucesos que tendrían lugar en su administración. "No
es posible, en un documento de esta naturaleza, comprender todos los actos de gobernante que me
propongo realizar. Pero bien puedo resumir mi programa de gobierno en las siguientes palabras: La ley
será la norma de mis pasos". Como si anticipara que los cambios que se proponía llevar a cabo
encontrarían fuerte oposición dijo: "El Poder Público no permitirá bajo ningún concepto que la paz sea
alterada, y reprimirá con mano enérgica y firme, sin vacilaciones ni atenuantes, cuanto tienda a producir
desórdenes, funestos para los individuos en particular, y de dolorosas e incalificables consecuencias para
el país."23
Ilustración Pío Romero Bosque (2)

Para mayo de 1927 se había levantado el estado de sitio, vigente desde hacía varios años, a la vez que se
daba una amplia libertad de prensa. Estas medidas fueron muy bien recibidas por la población hastiada
del ambiente represivo en que había vivido hasta entonces. Este contexto favoreció a las organizaciones
populares, especialmente la FRTS, la Liga Antiimperialista y las organizaciones estudiantiles, cuyas
actividades se expandieron rápidamente. El año de 1927 fue de intensa actividad organizativa y política,
pareciera que los sectores populares estaban dispuestos a recuperar el tiempo perdido en el periodo de los
Meléndez-Quiñónez y a ganar cuanto espacio político fuera posible. Pero no todos los sectores estaban
contentos con la nueva administración. En diciembre de 1927 Romero Bosque tuvo que enfrentar un
intento de golpe de estado dirigido por el expresidente Jorge Meléndez con el apoyo de algunos militares.
Dos oficiales involucrados fueron capturados, sometidos a un rápido juicio y fusilados. El periódico La
Prensa decía: "El Coronel Leitzelar, Director General de Policía, informa que hay detenidos 140
individuos, encontrados con pistolas y machetes. Se persigue con órdenes de traer vivo o muerto a don
Jorge Meléndez."24 Al final Meléndez logró llegar a Honduras y posteriormente se radicó en Costa Rica.
Ilustración sección de cajistas de la Imprenta Nacional (15)

El gobierno de Romero Bosque ha sido destacado debido a que promovió una apertura política y

23
Manifiesto elevado a la Honorable Asamblea Nacional por el doctor Pío Romero Bosque, en el acto de asumir la
Presidencia Constitucional de la República de El Salvador. Diario Oficial, 2 de marzo de 1927, pág. 863.
24
La Prensa Gráfica. Libro de diamante (1915-1990). (San Salvador, Gráficos y Textos S. A., 1994), Tomo I, pág.
145.
10

promulgó leyes de carácter social. Se organizó una Secretaría de Trabajo y se crearon las Juntas
Departamentales de Conciliación, el Registro de Agrupaciones Obreras Gremiales y se decretó una Ley
de Protección a los Empleados de Comercio.25 A petición de las organizaciones de trabajadores, en junio
de 1928 se aprobó una ley que reglamentaba la jornada de trabajo, pero que entró en vigencia hasta el año
siguiente, siendo causa de continuos conflictos entre patronos y trabajadores. Los primeros resintieron el
hecho de ver reducida la jornada laboral y para resarcirse de tal pérdida rebajaron los salarios. Esta
medida era legalmente válida pues no existía una ley de salario mínimo. Las protestas de los trabajadores
no se hicieron esperar. En julio de 1929, la FRTS realizó una manifestación de protesta, “con motivo del
incumplimiento de la ley que establece las ocho horas de trabajo. Llegaron gentes de esta capital y de
distintos lugares del Departamento de La Libertad, habiendo tomado parte en la manifestación más de
10,000 trabajadores.”26

Las Juntas de Conciliación enfrentaron dificultades para ejercer sus funciones, pues muchas empresas
obstaculizaban su trabajo. Los problemas llegaron a tal grado que los miembros de las Juntas dieron un
ultimátum al gobierno exigiéndole que les dotara de los instrumentos legales y la autoridad necesaria a fin
de poder cumplir su cometido. Ante la actitud de rebeldía asumida por una compañía ferroviaria la Junta
departamental manifestó: “De ninguna manera podemos ocupar nuestros puestos en la Junta de
Conciliación de este departamento, si el ministerio a su digno cargo no nos autoriza a tomar las medidas
27
necesarias para que no se siga burlando la ley.” A pesar de la oposición patronal Romero Bosque
continuó insistiendo en la necesidad de legislar a favor de las clases trabajadoras urbanas. “En nuestros
tiempos ya no puede equipararse el trabajo con una mercancía sujeta sólo a las leyes de la oferta y la
demanda. Antes que todo están los derechos del trabajador como persona, como miembro del organismo
colectivo, y en tal aspecto, debe la Administración intervenir para que ciertos deberes morales a favor del
obrero se conviertan en obligaciones jurídicas exigibles.”28
Ilustración tranvía eléctrico, San Salvador (8)

Lo cierto es que las reformas no tenían mayores posibilidades de mejorar las condiciones de vida de los

25
Memoria de los actos del Poder ejecutivo en los ramos de Gobernación, Fomento, Agricultura y Trabajo,
presentada a la honorable Asamblea Nacional, por el señor Ministro doctor Manuel V. Mendoza. Diario Oficial, 27
de febrero de 1928, pág. 396
26
Más de 10,000 obreros participaron en la manifestación del domingo en Santa Tecla. Hubo un ligero
incidente con la policía local. Diario del Salvador, 23 de julio de 1929, pág. 1.
27
Ultimátum que la Junta de Conciliación ha dirigido al Gobierno. Desacato a la ley por parte de una compañía
ferrocarrilera. Diario del Salvador, 17 de octubre de 1929, págs. 1 y 8.
28
Mensaje dirigido a la Asamblea Nacional de El Salvador por el señor Presidente de la República Dr. don Pío
Romero Bosque en la solemne apertura de las sesiones ordinarias de 1930. San Salvador, Imprenta Nacional, pág. 21.
11

trabajadores, pero sí crearon muchas expectativas entre ellos. Esa contradicción condujo a un rápido
desencanto entre los trabajadores organizados que para entonces habían adquirido una actitud más crítica
y eran menos susceptibles a los paliativos. En realidad, las condiciones de vida de los sectores menos
favorecidos desmejoraban rápidamente. Ya para 1928 los periódicos daban cuenta de la tremenda escasez
de granos básicos que se estaba viviendo, al grado que el gobierno se vio obligado a importar grandes
cantidades de grano. La especulación agravaba la escasez. “La Prensa”, expresaba: "Los acaparadores que
obtienen ganancias enormes exprimiendo la sangre del pueblo se ríen de las multas que les imponen y que
resultan risibles en comparación con el daño que ellos hacen y las ganancias que obtienen. Nada de
multas. Decomiso del maíz que tengan en su poder y meses de cárcel. Medidas drásticas, es verdad, pero
las únicas que pueden dar resultados efectivos." 29

Para esos años no era posible aducir que la falta de cereales se debía únicamente a las malas cosechas.
Alberto Masferrer, uno de los intelectuales más influyentes de esos años, señalaba abiertamente que la
escasez de cereales era causada por la concentración de la propiedad y el cultivo excesivo del café. “A
medida que los terratenientes exportan mayores cantidades de café y los venden a precios fabulosos, sus
jornaleros, sus campesinos padecen cada día más la escasez de frijoles, de maíz, de frutas... ¿Progreso? Sí,
progreso y miseria: que tal es la cosecha del régimen social orientado y conformado por la Economía
Clásica, según el principio de la lucha; es decir, de la riqueza y el bienestar de los menos a costa de la
indigencia y de la degeneración de los demás.”30 Entre 1922 y 1926 el precio del maíz aumentó en un 100
por ciento, el arroz en un 300 por ciento y los frijoles en 225 por ciento. Aunque en los años siguientes
los precios bajaron un poco, siempre estuvieron muy altos para el bolsillo de los trabajadores.31
Ilustración aviación salvadoreña; aeropuerto de Ilopango (18)

En 1928 la cosecha de café llegó a 1,152,122 de quintales, la mayor producción alcanzada hasta entonces
y que, además, coincidió con muy buenos precios: 25 dólares por quintal. Sin embargo, el panorama
cambió drásticamente al año siguiente. El Ministro de Hacienda y Crédito público expresaba: "La
prosperidad económica del país marchó muy firme hasta el mes de junio de 1929. En julio se notó cierta
inquietud porque no hubo demanda del café; los precios eran nominales. En octubre bajaron súbitamente
dichos precios como un barómetro que anuncia mal tiempo. El café corriente tuvo una baja de 43%; el

29
El pueblo está expuesto a perecer de hambre. Urge que se tomen medidas de gran severidad. La Prensa, 24
de julio de 1928, pág. 1.
30
Alberto Masferrer. Así no se puede. Sobre la concentración de la tierra. (Colección de artículos sobre el
Vitalismo), en Obras de Alberto Masferrer. Tomo I. (Biblioteca Universitaria, volumen XI, Universidad Autónoma
de El Salvador, 1948), págs. 243-244.
31
Everett Alan wilson. Op. Cit. pág. 126.
12

lavado un 46%".32

La depresión económica de 1929 y el colapso de Wall Street, obviamente afectaron a las economías
latinoamericanas; pero en el caso de los países productores de café como El Salvador, los efectos de la
crisis fueron agravados por la sobreproducción brasileña del grano en la cosecha 1927-1928.33 Ya para
1930 la situación económica en El Salvador era muy difícil; las protestas de los trabajadores organizados
aumentaban y con ellas la represión gubernamental. La apertura política que se generó en el periodo de
gobierno de Romero Bosque fue muy relativa. Si bien es cierto que se otorgó libertad de prensa y se
levantó el estado de sitio, esto no significó una irrestricta libertad y democratización. La represión en el
campo fue muy fuerte, pues allí estaban los principales intereses económicos de la clase dominante.
Anderson señala que Romero Bosque: "estaba dispuesto a mantener el juego con el sindicalismo, siempre
y cuando este no afectara directamente a los principales sostenedores de su gobierno: los caficultores. Sin
embargo, cuando a mediados de 1930 descubrió que la FRTS, recién vuelta marxista, había organizado a
unos 80,000 trabajadores agrícolas, se sintió profundamente alarmado. El 12 de agosto de 1930, el
gobierno emitió un decreto prohibiendo la agitación y las reuniones de los trabajadores, así como la
impresión o la circulación de propaganda marxista."34 El 30 de octubre se pasó otro que complementaba
al anterior.
Ilustración campo de golf del Country Club (11)

El hecho de que el gobierno se viera obligado a emitir repetidos decretos contra los agitadores comunistas
y que a pesar de ello las protestas no decrecieran, revela hasta qué punto los trabajadores estaban
dispuestos a dar la lucha por aliviar su paupérrima situación. Una vez que los espacios políticos fueron
abiertos en los primeros dos años de la administración de Romero fue imposible contener el torrente de
agitación laboral. Ciertamente que el descontento era atizado por los líderes de la FRTS, pero por muy
hábiles que ellos fueran para la agitación política poco habrían podido hacer si la situación socio-
económica del país no se hubiera prestado a ello. Cuando los efectos de la recesión económica se hicieron
sentir con más fuerza, el descontento de los sectores populares aumentó, pero la campaña para las
elecciones presidenciales en cierto modo distrajo su atención y postergó la crisis, pues muchos

32
Memoria de Hacienda y Crédito Público correspondiente al año de 1929. (San Salvador, Imprenta Nacional 1930,
pág. 5.
33
Víctor Bulmer-Thomas. La crisis de la economía de agroexportación (1930-1945). En Historia General de
Centroamérica. (FLACSO, Editorial Siruela, Madrid, 1993); Tomo IV, capítulo 5, págs. 334-335. El mismo autor
hace un estudio más detallado de la depresión a nivel regional en: La economía política de Centroamérica desde
1920. (San José, BCIE-EDUCA, 1989).
34
Thomas Anderson. El Salvador. Los sucesos políticos de 1932. (San José, EDUCA, 2ª edición, 1982), pág. 65.
13

trabajadores creyeron que Arturo Araujo podría solucionar sus problemas.

ARTURO ARAUJO: ILUSIO-ES Y FRUSTRACIÓ-


Con una situación social en franco deterioro aunada a la creciente radicalización de las masas, llegó el
momento de convocar a elecciones. Romero Bosque rompió con la tradición de sus predecesores de
nombrar de antemano su sucesor, quien actuando como "candidato oficial" se aseguraba el "triunfo" en
los comicios. Una vez que se hizo claro que Romero Bosque no tenía intenciones de nombrar su sucesor,
el país se encontró con la paradójica situación de que no existían partidos políticos organizados. Sin
embargo, rápidamente se formaron seis partidos que, en realidad, eran agrupaciones creadas alrededor de
un caudillo más o menos reconocido.

El Partido Evolución Nacional postuló a Enrique Córdova, tradicional opositor de los Meléndez-
Quiñónez. El Partido Zaratista al Dr. Gómez Zárate, de fuertes vínculos con la “dinastía” y funcionario
del gobierno de Romero Bosque, por lo que trató de promocionarse como candidato oficial, pero el
Presidente lo obligó a renunciar a su cargo. Miguel Tomás Molina fue propuesto por el Partido
Constitucional; el Partido Fraternal Progresista postuló al general Antonio Claramount Lucero. El
pequeño Partido Nacional Republicano tuvo por candidato al general Maximiliano Hernández Martínez y,
por último, el Partido Laborista apoyó al ingeniero Arturo Araujo.35

El inusitado ambiente de libertades políticas generó un entusiasmo electoral. Esta vez la propaganda
partidista sufrió significativos cambios. Siguiendo el método de la FRTS, que tan efectivo se había
mostrado, los propagandistas actuaron no solo en las ciudades, sino que se dispersaron por el campo. En
un primer momento esta estrategia fue usada por los laboristas, pero rápidamente fue adoptada por los
demás partidos. Jorge Schlesinger afirma que los oradores araujistas "en su afán de aumentar el número
de prosélitos a la causa laborista, no vacilaron en presentar lo que era nada más que una de las tantas
luchas electorales, como una guerra de clases; y el pueblo que no juzgaba sino por las apariencias,
acuerpó decididamente la causa del laborismo."36 Más adelante, dice: "Corresponde al laborismo asumir
la responsabilidad histórica de haber provocado en un principio la lucha de clases en la nación
salvadoreña."37

35
Para una caracterización más detallada de estos partidos políticos y su ideología, véase Rafael Guidos Véjar. El
ascenso del militarismo en El Salvador. (San Salvador, UCA Editores, 4ª edición, 1985), págs. 113-116.
36
Jorge Schlesinger. Revolución comunista. (Guatemala, Editorial Unión Tipográfica Castañeda, Avila y Cia.,
1946), pág. 21.
14

La afirmación de Schlesinger es cierta a medias, la confrontación de clases en El Salvador no surgió de la


propaganda laborista. Además, el discurso exaltado y provocador no fue exclusivo de ese grupo; basta ver
el caso del Partido Evolución Nacional —que según Guidos Véjar representaba a los "grupos
conservadores de mayor peso económico del país"—38 para comprobarlo. Este partido tuvo entre sus
propagandistas a López Pérez de Freineda, un carismático e impulsivo orador de origen mexicano. Sus
discursos se caracterizaron por el tono provocador e incendiario. En una concentración realizada en junio
de 1930 en el parque Rafael Campo, de Sonsonate, decía a la concurrencia: "No pidáis misericordia. No
otorguéis misericordia, si queréis ser felices. A la hora de las grandes liquidaciones es cuando se cierran
definitivamente las cuentas enraizadas en el pasado. Nada dejéis entonces, porque la piedad os lo
aconseje, que pueda renacer más tarde y labrar otra vez vuestra ruina. Haced justicia, pedid justicia,
proclamad a la justicia, para que alcancéis vosotros la justicia y podáis vivir en ella. Sangre o lágrimas
caigan sin número si la justicia así lo ordena."39 El tono del discurso del propagandista del Partido
Evolución Nacional no podía ser más radical y exaltado. Sonsonate era uno de los bastiones de la
"Regional", nombre con el que también se conocía a la FRTS. A lo mejor los oradores se vieron obligados
a elevar el tono de sus discursos para tener audiencia, entre un público crecientemente descontento de la
precaria condición en que vivían. De cualquier modo este tipo de alocuciones revela hasta qué punto la
sociedad salvadoreña se había polarizado.
Ilustración Alberto Masferrer (6)

Anderson señala que los agitadores laboristas hicieron todo lo posible por demostrar que los objetivos de
Araujo eran revolucionarios, a tal punto que este se vio precisado a declarar públicamente que no tenía
vínculos con los radicales. Además, convenció a Alberto Masferrer de que se incorporaría la doctrina del
Mínimun Vital en el programa del Partido Laborista. Poco tiempo después Masferrer trabajaba
arduamente por la candidatura de Araujo. Aunque la FRTS expresó públicamente que no apoyaría
ninguna candidatura, muchos obreros y campesinos, atraídos por la propaganda vitalista del laborismo,
terminaron votando por Araujo, en parte por los ofrecimientos de reparto de tierras que hacían los
propagandistas.40 Sin embargo, cuando Araujo, ya ganador de las elecciones, presentó su "Plan de
Trabajo" nada dijo sobre el problema agrario.

Las elecciones se realizaron en un ambiente de entusiasmo y orden. Los seis partidos contendientes se

37
Idem., pág. 24.
38
Rafael Guidos Véjar, Op. Cit., pág. 113.
39
López Pérez de Freineda. Conferencias políticas. (México, Talleres tipográficos Previsión, 1934). Conferencia
pronunciada en el parque Rafael Campo, de la ciudad de Sonsonate, junio de 1930, pág. 66.
15

redujeron a cinco, pues el General Hernández Martínez terminó aliándose con Araujo, figurando como
candidato a la vicepresidencia. En San Salvador los partidos colocaron sus mesas receptoras de votos en
distintas calles adyacentes a la Alcaldía Municipal. “Se ordenó que por grupos de cincuenta ciudadanos
por cada partido pasarían a dar sus votos, al toque de una campana, a fin de que no hubieran choques
entre dichos votantes, y ya frente a las mesas electorales y ante delegados de todos los partidos, cada
votante de viva voz decía que votaba desde luego por su candidato y aunque entre los delegados o
fiscalizadores les hacían señas para que dieran su voto por otro candidato, no les hacían caso pues había
firmeza y conciencia ciudadana.”41 Los comicios duraron tres días, resultando ganador Araujo, pero por
no alcanzar mayoría absoluta, la voluntad popular debió ser confirmada por la Asamblea que lo declaró
presidente electo.

Así las cosas, Romero Bosque terminó entregando la presidencia a Arturo Araujo y logró uno de sus
mayores méritos: haber permitido que los salvadoreños, por primera vez en muchos años, ejercieran su
derecho de sufragio en una forma libre y sin la imposición de las autoridades. La toma de posesión tuvo
lugar el uno de marzo, en medio de grandes manifestaciones de júbilo popular. Inmediatamente Araujo
comenzó a organizar su gabinete. Sin embargo, pasados los momentos de euforia, el nuevo gobierno
comenzó a afrontar el enorme reto de conducir los destinos de un país en crisis. Según notas periodísticas,
el arreglo de las finanzas públicas era la preocupación central. Así, diez días después de la toma de
posesión se organizó un “Consejo Económico Consultivo” encargado de encarar la crisis, pero que muy
poco pudo hacer.

Tan solo tres semanas después de llegar a la presidencia, Araujo comenzó a sentir la presión de los
comunistas. El veinte de marzo, un grupo de desempleados se reunió en el Parque Dueñas para protestar;
la policía intervino y arrestó a varios de ellos, consignándolos a los tribunales. Ante tales hechos el
presidente declaró que “la propaganda desordenada compromete la paz pública y que el gobierno no es
indiferente a la suerte de los trabajadores, pero que no tolerará que al amparo de ellos se difundan teorías
disociadoras.”42

Este fue el inicio de una constante y creciente pugna entre los trabajadores dirigidos por la FRTS y el
gobierno. Al frente de los primeros se encontraba Agustín Farabundo Martí; los encarcelamientos y
exilios sufridos por el carismático líder no habían hecho sino agigantar su prestigio entre las masas, cuya

40
Véase Jorge Arias. Op. Cit., págs. 202-203.
41
Julio C. Castro. Estampas del viejo San Salvador. (San Salvador, Imprenta Cuzcatlán, 3ª edición, 1982), pág. 68.
42
Idem. pág. 198.
16

combatividad aumentaba cada día. Ante tal situación, Arturo Araujo decidió incrementar las medidas
restrictivas. Argumentando que se buscaba “garantizar el bienestar social un tanto amenazado por
elementos trastornadores del orden público”; decretó: “se prohiben las reuniones, propagandas o
manifestaciones de tendencias comunistas o bolcheviques y se reglamentan las actividades de carácter
político.”43 Tal decreto tenía por objeto darle mayor fuerza legal a la persecución de los comunistas que
ya se venía realizando. Uno de los dirigentes más perseguidos era por supuesto Farabundo Martí. A
mediados de marzo el gobernador de Sonsonate informaba al Ministro de Gobernación: "Tengo informes
del Alcalde de Izalco que Agustín F Martí dio conferencias en Cantón Piedras Pachas... y que según
pistas camina siempre de noche y dirígese para pueblos de la costa del departamento de La Libertad."44

Las capturas de líderes izquierdistas aumentaron y también se expulsó a varios extranjeros. El diez de
abril Martí fue capturado junto con otros agitadores. Inmediatamente se organizó una campaña para lograr
su libertad. Refiriéndose a tales hechos el Diario del Salvador informó que un movimiento comunista “fue
sofocado ayer por la mañana en uno de nuestros parques, habiéndose presentado la policía para dispersar
el grupo... el movimiento era de carácter simultáneo en toda la República, y tenía por objeto pedir la
libertad de Martí y otros que están detenidos en las cárceles penitenciarias por hacer labor comunista.”45
Las protestas continuaron. A mediados de mayo, una nota periodística informaba que: “elementos que
dicen ser ‘comunistas’, invitaban a sus simpatizadores, a reunirse en el parque Bolívar, ayer lunes a las
cinco de la tarde con el fin de deliberar la manera de conseguir la libertad del líder comunista Agustín
Farabundo Martí.”46 Este, a pesar de estar preso, no permanecía inactivo y recurría a una medida que ya
había probado ser efectiva: declararse en huelga de hambre.
Ilustración Arturo Araujo (9)

Desde el momento en que Araujo dio a conocer su “Plan de Trabajo” fue evidente que perdería mucho
apoyo popular. La cuestión agraria, que fue central en su propaganda, no era ni siquiera mencionada.
Además, la propuesta de gobierno defraudó las crecientes aspiraciones de los sectores urbanos medios,
que habían sido favorecidos por Romero Bosque y, lo que era más problemático, no ofrecía ninguna

43
Trascendental decreto emitido anoche por Supremo Gobierno en Consejo de Ministros. Diario del Salvador,
20 de marzo de 1931, pág. 1.
44
El gobernador del departamento de Sonsonate al señor Ministro de Gobernación, 14 de marzo de 1931. Archivo
General de la Nación (AGN), Ministerio de Gobernación (MG), Sección Sonsonate, caja 3. Un mes después el
alcalde de Izalco informaba al Gobernador departamental que una comisión había capturado en el Cantón Piedras
Pachas a Alberto Marín, "secretario del comunismo en aquel lugar", cuyo nombramiento había sido extendido por
Martí. El alcalde de Izalco al Gobernador departamental, 10 de abril de 1931. AGN, MG, Sección Sonsonate, caja 3.
45
Movimiento comunista que iba a tener consecuencias. Diario del Salvador, 14 de abril de 1931, pág. 1.
46
Para ayer se preparaba algo por elementos comunistas. Las autoridades dictaron eficaces medidas para la
17

acción específica a favor de los campesinos y asalariados agrícolas. Uno de los líderes laboristas que
pronto se separó de Araujo fue el diputado Alberto Masferrer, quien también había sido nombrado
“Colaborador Especial del Presidente”, pero ante la falta de decisión del Presidente para cumplir sus
promesas y quizá conmocionado por los sangrientos sucesos de Sonsonate, renunció a su puesto de
diputado el 27 de mayo.47

El 18 de mayo, una manifestación organizada por los comunistas terminó en un enfrentamiento con las
fuerzas militares que dejó varios muertos y heridos y muchos encarcelados. Fue el primer acto represivo
realmente grave, realizado bajo el gobierno de Araujo. La prensa informó ampliamente sobre tales
hechos: “Sangrienta manifestación comunista hubo ayer por la mañana en la ciudad de Sonsonate,
resultando varios muertos y heridos, cuando los revoltosos atacaron a la policía y al regimiento,
sosteniendo una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo... un fuerte destacamento de soldados llegó a reforzar
a la policía y fue así como se trabó formidable lucha cuerpo a cuerpo, después de las primeras descargas
de fusilería, siendo varios soldados despojados de sus fusiles por los comunistas. Por fin se logró vencer a
los revoltosos, de los cuales resultaron varios muertos y heridos, saliendo gravemente lesionado el Mayor
de la plaza y algunos soldados. Se logró hacer prisioneros a setenta individuos entre ellos a los cabecillas
Manuel Mojica y Gregorio Cruz Zaldaña.” 48

Dos días más tarde, José Castillo Valdés, Alcalde de Izalco, informaba al Gobernador departamental que
en su jurisdicción habían aparecido "banderas rojas y carteles del comunismo" en protesta por las
capturas realizadas por el ejército.49 El Socorro Rojo Internacional dio su versión de los hechos.
Curiosamente las acusaciones más fuertes no las hacía contra los cuerpos represivos, sino contra los
"civiles burgueses" que según el comunicado habían participado en la refriega. "Nuestros compañeros de
Sonsonate, fueron víctimas del odio de la burguesía quien desde sus balcones y desde dentro de sus casas
disparaban sobre los camaradas indefensos." 50 De este modo se buscaba darle al enfrentamiento un cariz
de lucha de clases en un momento en que la conflictividad social estaba llegando a su punto más alto.

Inmediatamente después de los sucesos referidos, Araujo pidió al General José Tomás Calderón un

prevención del orden. Diario del Salvador, 12 de mayo de 1931, pág. 1


47
Masferrer renunció en la sesión de ayer de la Asamblea. Diario del Salvador, 28 de mayo de 1931, pág. 1.
48
Sangrientos sucesos ayer en Sonsonate. Diario del Salvador, 19 de mayo de 1931, págs. 1 y 8.
49
El alcalde de Izalco al Gobernador del departamento de Sonsonate, 21 de mayo de 1931. AGN, MG, Sección
Sonsonate, caja 3.
50
Comunicado del Socorro Rojo Internacional a todos los trabajadores de la ciudad y del campo. AGN, MG, Sección
Sonsonate, caja 4.
18

informe sobre la situación del departamento sonsonateco. Después de conferenciar con el Gobernador, el
Comandante y el Director de policía, Calderón llegó a las siguientes conclusiones: “Deduzco
conveniencia dictarse providencias inmediatas que garanticen orden público contra posible reacción
comunista, dada la agresividad de ochocientos a mil hombres ocurrida día de ayer, con ostentación de
irrespeto a autoridades, tanto inferiores como superiores. Hay que reforzar la guarnición con una sección
ametralladoras a dos piezas que además de sus municiones traiga cada una mil quinientos cartuchos,
material que puede transportarse disimulado.”51 Un detalle interesante es la observación de Calderón
referente a que en esta protesta no participaron solamente comunistas: “Cabecillas comunistas no tienen
filiación política, pero en la masa agresiva han figurado de todos los bandos contendores en últimas
elecciones.”52 Esta afirmación confirma que la oposición hacia Araujo provenía de diferentes sectores
incluso de los mismos que antes lo habían apoyado.

Además de las medidas puramente represivas, el gobierno realizó otras de carácter más bien preventivo.
Se enviaron oradores al interior para dar conferencias anticomunistas, con el fin de hacer “ver a los
campesinos la inconveniencia de sustentar tales doctrinas, tanto en lo social como en lo político, y en
todas aquellas actividades de la vida nacional.”53 No obstante, resulta difícil creer que en el lapso de unos
pocos días los oradores enviados por el gobierno fueran capaces de lograr que las masas renegaran del
comunismo —mejor dicho de lo que se creía que era el comunismo— sobre todo considerando la paciente
y sacrificada labor de organización que los líderes de la “Regional” habían llevado a cabo. La "campaña
moralizadora”, como se le llamaba, más bien iba orientada hacia los sectores aún no organizados,
creándoles temor sobre el comunismo, especialmente en lo referente a la propiedad y la cuestión religiosa.

En los meses siguientes la agitación comunista siguió aumentando. La crisis económica no daba visos de
menguar y los diferentes sectores sociales eran cada vez más escépticos sobre la capacidad del presidente
para manejar el país.54 Wilson resume acertadamente el difícil panorama que Araujo enfrentó. “El rumbo
de los acontecimientos mostró que el titular falló en proveer el liderazgo demandado por un amplio rango
de intereses. Mientras las elites temían la disolución social, los grupos medios predecían el

51
José Tomás Calderón a Presidente de la República. En Joaquín Méndez. Los sucesos comunistas en El
Salvador. (San Salvador, Imprenta Funes y Ungo, 1932), págs. 183-184.
52
Idem. pág. 184.
53
Las doctrinas comunistas. Para destruirlas dictará el doctor Corado Arriaza varias conferencias. Diario del
Salvador, 16 de mayo de 1931, pág. 1.
Salieron a dar conferencias anti-comunistas en los paseos públicos de Sonsonate dos buenos oradores. Diario
del Salvador, 21 de mayo de 1931, pág. 1.
54
Un panorama más amplio y detallado la crisis aparece en: Alejandro D. Marroquín. Estudio sobre la crisis de los
años treinta en El Salvador. Anuario de Estudios Centroamericanos, N° 3, 1977, págs. 115-160 y Jorge Arias. Op.
19

empeoramiento de las condiciones económicas y las masas se sentían a sí mismas sin representación en la
vida nacional.”55 Al final el líder laborista había perdido representatividad para los actores políticos y su
aislamiento era cada vez mayor. Ciertamente que Araujo había heredado un país convulsionado por la
crisis social y económica, pero tampoco se mostró como un estadista capaz para enfrentarla. Tal y como
lo había dicho Pérez de Freineda en la campaña electoral, el país necesitaba que el futuro Presidente
tuviera algo más que “buen corazón”.

Por otra parte, la baja de los precios del café había llegado a niveles críticos. “Los productores, ante el
cierre de los mercados internacionales, ante la falta de créditos y los bajos precios, decidieron no cortar el
café, que se descompuso en los cafetos descuidados. El desempleo masivo y los salarios miserables fue la
otra cara de la moneda. El tono amenazador de los campesinos aumentaba día a día, sin que se hicieran
esfuerzos concretos para remediar la situación. Araujo se debatía, en forma insegura, entre la represión y
los paliativos ineficaces para aminorar las consecuencias de la crisis en el sector campesino y en el
obrero.”56 El desenlace estaba próximo.

I-TELECTUALES, IDE-TIDAD -ACIO-AL Y -ACIO-ALISMO


Cuando en marzo de 1923 el Dr. Quiñónez-Molina asumió la presidencia de la República, expresó: “En
este punto, viene la ocasión de que hable del ideal de la Unión de la América Central, tema antiguo y
siempre nuevo y que hace poco pareció que iba a convertirse en hermosa realidad. Lamentable fue el
fracaso, y ese patriótico pensamiento a la hora de ahora no es más que una esperanza, tanto más amada
cuanto más lejana.”57 Una vez que se evidenció la imposibilidad de consolidar la efímera existencia de la
República Tripartita, mínimo producto de gestiones que en un principio pretendían unificar a los cinco
Estados, los dirigentes del país tuvieron que asumir el hecho de que de allí en adelante El Salvador debía
dejar a un lado el inalcanzable ideal morazánico y esforzarse por fortalecer una identidad nacional que
definiera claramente el carácter y la idiosincrasia del ser salvadoreño.

Este esfuerzo se inició entre algunos escritores a finales del segundo decenio de este siglo, alcanzando su
mayor desarrollo hacia 1926, cuando gobierno, prensa e intelectuales se dieron a la tarea de promover por
diversos medios un discurso nacionalista que, a diferencia de las elaboraciones anteriores, dejó de lado la

Cit. págs. 211-220.


55
Everett Alan Wilson. Op. Cit. pág. 215.
56
Rafael Guidos Véjar. Op. Cit. pág. 122.
57
Manifiesto del Dr. Quiñónez Molina al hacerse cargo de la presidencia de la República el 1 de marzo de 1923. En
Manuel Andino. La obra del gobierno del doctor Quiñónez-Molina (1923-1927). Tomo 1. (San Salvador,
Imprenta Nacional, 1927), pág. 53.
20

tradición cívica y unionista que hasta entonces había prevalecido. En 1919 Miguel Angel Espino publicó
una obra titulada “Mitología de Cuzcatlán”. María de Baratta dice, refiriéndose a este hecho: “La
tradición y la leyenda fue cantada con un suspiro de poesía autóctona... Espino nos sorprendió con su
grito racial.”58 Luis Gallegos Valdés considera que esta obra es “una recreación poética y legendaria de
antiguos mitos y leyendas pipiles en la que aboga por un arte indígena”.59 En la introducción, Espino
expone claramente sus objetivos: “Como una arena en la obra de nacionalizar la enseñanza propongo esta
Mitología de Cuzcatlán”.60 En ella establecía una clara relación entre la literatura y la historia; “porque la
literatura de un pueblo, es la historia de ese pueblo. Las costumbres, las ideas en general, la cultura se
retratan en ella. De ahí una hermosa verdad: los escritores y los poetas son historiadores... Ese es el
porvenir de la literatura lógica y educadora, de tendencias nacionalistas, y el futuro del verso
americano.”61 Por esos mismos años otros intelectuales empezaron a escribir sobre temas indígenas y
campesinos, destacando entre ellos Arturo Ambrogi, Alfredo Espino y Salarrué.

A mediados de la década de 1920, María de Baratta inició minuciosas investigaciones sobre el folclore
indígena que varias décadas después serían publicadas con el título “Cuzcatlán Típico”. Puede afirmarse
que esta obra resume las preocupaciones culturales de esos años. La autora definía dicho trabajo como
“un esfuerzo de recuerdo histórico, para que no sea más profundo el olvido y más lejano el eco.” En 1930
el Subsecretario de Instrucción Pública, Dr. Sarbelio Navarrete, convocó a un concurso de la “Canción
Salvadoreña” y María de Baratta presentó algunas de las canciones que había recopilado en sus
investigaciones con el nombre de “Cuzcatlán Típico”. Aunque su trabajo no se ajustaba a las bases del
concurso fue muy bien recibido, otorgándosele una “Mención Especial”, a la vez que se recomendó su
impresión.62 Según la señora de Baratta, el material se obtuvo “directamente de los intérpretes originales
en su ambiente nativo de cada grupo y con la música ejecutada en su propio escenario”. Pero, además de
estas vivencias rescató tradiciones y sobre todo elaboró una concepción de lo que había sido y lo que era
en esos años el indígena salvadoreño.
Ilustración trabajadores extrayendo bálsamo (5)

A diferencia de la visión de los liberales de finales del siglo XIX, que consideraron al indio como un

58
María de Baratta. Cuzcatlán típico. Vol. 1. (San Salvador, Ministerio de Cultura, 1951), pág. 9.
59
Luis Gallegos Valdés. Panorama de la literatura salvadoreña. (San Salvador, UCA Editores, 4ª edición, 1996),
pág. 186.
60
Miguel Angel Espino. Prosas Escogidas. Mitología de Cuzcatlán y Cómo Cantan Allá. (San Salvador, UCA
Editores, 1976), pág. 19.
61
Idem., págs. 15 y 16.
21

obstáculo al progreso y vieron en el mestizaje la única opción para aceptarlo dentro de la sociedad, esta
vez se hacía énfasis en la conservación de lo poco que del indígena quedaba. Y basándose en esta
herencia se buscaron los elementos que ayudaran a definir los atributos de la nación salvadoreña, que
adquiría así los componentes culturales que los liberales habían rechazado. En 1926 Juan Ramón Uriarte
publicó un pequeño libro con un título muy sugestivo: “Cuzcatlanología”. Neologismo que según Uriarte
debía designar a una “ciencia” nacida para recoger, catalogar y estudiar el folklore salvadoreño. En uno
de sus acápites nominado “Salvadoreñidad y Cuscatlanología” el autor se dedicaba a discutir los
problemas de la nacionalización del país, tarea que consideraba urgente y necesaria.

“-acionalizar es individualizar el país, imprimiéndole personalidad y fisonomía por medio


del cultivo y superación de sus caracteres propios. En la nacionalización de El Salvador —
nuestro ideal de este siglo— ninguna ciencia contribuye tanto como la Cuzcatlanología, puesto
que por ella podemos saber cómo debemos imprimir esa personalidad y esa fisonomía a su
individualización que es preciso acentuar debidamente.” 63

En la mente de Uriarte ya no era posible concebir a El Salvador como una “sección disgregada” de la
antigua nación centroamericana, como fue entendido por los liberales. Cuando Uriarte hablaba de
nacionalizar el país ponía su énfasis en la individualización; atributo que sería elaborado a partir de
aquellos caracteres considerados propios y que llevarían al descubrimiento del “alma nacional
salvadoreña”. En un tono más enérgico que el usado por María de Baratta, Uriarte hizo una
reinterpretación de la historia y trató de borrar el estigma de ignorancia e inferioridad con que se había
marcado al indio. La idea, hasta entonces aceptada, de que la conquista había permitido la llegada de la
civilización a estas tierras por lo que los más bien estaban americanos en deuda con los conquistadores,
fue rechazada tajantemente por Uriarte. “Una de las trascendentales revelaciones, verbigracia, que la
investigación folklórica hará brotar bizarramente, será la de que la mentalidad del conquistador no era
superior a la del conquistado.”64 Como una consecuencia de esta afirmación vendría la recuperación de la
confianza y la voluntad perdidas.

62
Los trabajos ganadores del concurso fueron: “Romance cuzcatleco” de Carlos Bustamante, “Sentimiento pipil”
de Daniel García y “La siguanaba” de Domingo Santos y Alfonso Espino. La Prensa, 29 de noviembre de 1930.
63
Juan Ramón Uriarte. Cuzcatlanología. Tomo IX. (San Salvador, Imprenta Cuscatlania, 1926), pág. 24. El énfasis
es mío.
64
Idem. pág. 28. Espino asume una actitud similar: “La hez de España, felina y sanguinaria, vino a colonizar
América, y a dejar su simiente degenerada en estas tierras. El fondo moral de los indios sufrió menoscabo en su
descendencia, al mezclarse con la moral de los bandoleros hechos soldados... Los machos españoles saciaron su furia
sensual en las mujeres indias, corrompiéndolas e iniciando la prostitución.” Miguel Angel Espino. Op. Cit. Págs. 24 y
25.
22

Ilustración indígenas de El Salvador (16)

Estos no fueron esfuerzos aislados, sino que formaron parte de un programa más amplio, en el cual
estuvieron muy involucradas las instancias gubernamentales. Quiñónez-Molina y sus colaboradores
pusieron especial interés en reorientar el sistema educativo de tal manera que respondiera adecuadamente
a sus iniciativas. “Conviene, para mayor claridad y concreción, sustituir la palabra educación nacional por
estas otras: Educación Salvadoreña. Tal sustitución esclarece todos nuestros problemas educativos,
señalando con exactitud el fin y los caminos para llegar a él. ¿Qué es, en último análisis, o cuál debe ser
el primero, constante y predominante fin de la Educación Salvadoreña? Formar salvadoreños para El
Salvador. Nuestro interés, nuestra necesidad y nuestra aspiración debe concretarse a esta sencilla e
inmutable finalidad.”65

Este punto se relacionaba con otro, igualmente importante. Se consideraba que una de las causas de la
debilidad del sentimiento patriótico en El Salvador era la falta de una adecuada educación. “...nuestro
patriotismo tan frágil, parcial y voluble; tan confundido con móviles personales o con aspiraciones de
círculo o bandos, ya se habría cambiado en cosa firme, viva, desinteresada y general; si una siquiera de
las generaciones existentes hubiera sido educada siguiendo el concepto de lo que llamamos educación
nacional; es decir, preparación de los salvadoreños para El Salvador.”66 Siendo el fortalecimiento del
patriotismo popular una tarea muy relacionada con la enseñanza de la historia, no resulta extraño que, en
1926, Manuel Andino pidiera que solo se permitiera dar clases de historia a profesores nacidos en El
Salvador o nacionalizados salvadoreños. En un extenso artículo, señalaba: “En su marcha histórica hay
acontecimientos de suficiente valor par exaltar por entero el alma bravía y gentil de la Patria
Salvadoreña, y que, empequeñecidos o negados, por historiadores no salvadoreños, no tienen hasta ahora
su necesario y luminoso relieve.”67 Esta iniciativa fue apoyada por otros importantes intelectuales, entre
ellos, el Doctor Jorge Lardé. Pocos meses después se aprobó un decreto, según el cual, "La enseñanza de
la Geografía, la Historia y la Cívica salvadoreñas, en los colegios, escuelas y universidades del país,
solamente podrá ser impartida por profesores nacidos en El Salvador".68
Ilustración Escuela Normal de Varones (13)

65
Manuel Andino. La obra del gobierno del doctor Quiñónez-Molina (1923-1927). Tomo II (San Salvador,
Imprenta Nacional, 1927), pág. 419. El énfasis es del original. Por una sorprendente coincidencia la “Sociedad
Cuzcatlán” tuvo un lema parecido. “El Salvador para los salvadoreños”.
66
Idem. Pág. 420. El énfasis es del original.
67
Los maestros de Historia, Geografía y Cívica deben ser salvadoreños o nacionalizados salvadoreños. Diario
del Salvador, 13 de abril de 1926, pág. 3. El énfasis es mío.
68
Diario Oficial, 15 de junio de 1926, pág. 1045.
23

Como una continuación de estos esfuerzos en 1928 se fundó el Departamento de Historia con “amplias
atribuciones para investigar y dar a conocer la vida nacional de todas las épocas y en los diversos ramos
de la civilización y la cultura.”69 La labor de esta institución se orientó más hacia la investigación
arqueológica. En julio de 1929, publicó un informe sobre estudios realizados en las ruinas de Sihuatán, el
que fue ampliado en diciembre del mismo año. Igualmente se hicieron investigaciones en Ishuatán y
Quelepa. En 1930 Jacinto Paredes, decía al respecto: “Empeño inaudito de nuestro Departamento de
Historia ha sido el de reconstruir, en forma científica, todos los monumentos arqueológicos, que
hablándonos del pasado nos sirvan para edificar nuestra historia nacional.”70

Parte importante en los esfuerzos realizados en la década de 1920 por construir una identidad nacional fue
el rescate de Atlacatl, el mítico cacique indígena. Se elaboraron dos monumentos a su memoria; el más
conocido de ellos es la escultura hecha por Valentín Estrada. En sus memorias el escultor afirma que fue
en España donde concibió la realización de la que después llegó a ser conocida como la estatua de
Atlacatl. “En los últimos dos años en el taller de la Guindalera, empecé a darle forma a la idea de hacer la
escultura del indio Atlacatl, que en ese entonces no tenía nombre, sino que era mi propia imagen, ya que a
través de un espejo, yo mismo me modelaba. Era la expresión de un indio americano, que desea volver a
su patria y a su tierra, y es así que lo pongo en actitud de vigilia.”71 La estatua fue fundida en bronce y
sacada de España por vía diplomática, llegando a El Salvador en 1928. Estrada afirma: “Mi trabajo
escultórico del indio americano, o mejor dicho, mi autoretrato que había llegado algunos meses antes
pasaba desapercibido, aunque ya tenía un nombre. Los historiadores lo habían bautizado como
ATLACATL, que fue adquirida por el gobierno”.72

Quienes bautizaron la estatua no se preocuparon mucho por el hecho de que no hubiera sido concebida
con la idea de representar a un cacique, cuya existencia real no podía ser confirmada. Lo que ellos
buscaban era algo que “representara” la nacionalidad salvadoreña y la obra de Estrada encajaba
perfectamente en esa búsqueda, sin importarles detalles más o menos intrascendentes. Si bien la decisión

69
Mensaje a la Asamblea Nacional de El Salvador por el señor Presidente de la República, doctor don Pío Romero
Bosque, en la solemne apertura de las Sesiones Ordinarias de 1929. Diario Oficial, 21 de febrero de 1929, pág, 336.
El énfasis es mío.
70
Jacinto Paredes. Vida y obra del doctor Pío Romero Bosque. Apuntes para la historia de El Salvador. (San
Salvador, Imprenta Nacional, 1930), pág. 146. El énfasis es mío. Igualmente el Departamento de Historia rescató la
documentación colonial y federal que se salvó del incendio del Palacio Nacional y que estaba abandonada en las
bodegas del edificio de la Escuela de Medicina.
71
Armando Solís. Yo, Atlacatl. Valentín Estrada. Memorias de un escultor. (San Salvador, Editorial Abril Uno,
1996), pág. 14.
24

de convertir la escultura de Estrada en símbolo de la nacionalidad salvadoreña puede parecer poco seria,
esta no fue más que un paso entre otros, que condujeron a la “invención visual” de Atlacatl, tarea en la
cual el propio Estrada fue utilizado. Aunque esto sucedió ya bajo el régimen del general Hernández
Martínez merece ser considerado. En esos años se intensificó el culto al mítico cacique y de nuevo se
recurrió a Estrada. “En eso llega una comisión de la Alcaldía de San Salvador y me proponen tomar parte
de un desfile en una carroza, vestido de indio Atlacatl. La idea era que se quería insistir en la promoción,
digamos, de la leyenda del gran guerrero... Me agradó la idea, y gustosamente me disfracé de ‘indio
Atlacatl’. Me aplaudieron mucho, y la gente de la Alcaldía quedó tan contenta que me mandaron a otro
desfile que se realizó en Guatemala, y fui como mensajero de nuestra identidad nacional.”73

Fue de esta forma como la espontánea idea de aquel joven de hacerse una escultura para la cual modeló,
vino a convertirse en la tan buscada representación visual del legendario cacique cuzcatleco. No obstante,
para entender la actitud de quienes decidieron hacer de la escultura elaborada por Estrada, la
representación del mítico cacique y, por ende, de la llamada raza cuzcatleca, es preciso considerar lo
sucedido en 1926, cuando se erigió el primer monumento a Atlacatl. Ese año, conmemorando el 115°
aniversario del Primer Grito de Independencia, se decidió adornar la fachada principal del Palacio
Nacional con una escultura. Para ello se mandó a elaborar un medallón de bronce con la efigie de
Atlacatl, que fue colocado en el tímpano del portón oriental de dicho edificio.74 El Diario Oficial en su
sección editorial dio cuenta del acto: “Selecta concurrencia llenaba los asientos del palco presidencial, y
las avenidas y calles del Parque Bolívar veíanse colmadas de gente.” Agregaba que el poeta Carlos
Bustamante leyó un poema “en que, de manera inspirada y galana celébranse las proezas y virtudes del
inmortal cacique.” 75
Ilustración estatua de Atlacatl (20)

A diferencia de la solemnidad y magnificencia que hubo cuando se inauguró la estatua ecuestre de

72
Idem. pág. 63. El énfasis es del original.
73
Idem. pág. 71. El énfasis es mío. Con una muestra de candorosa ingenuidad Estrada agrega: “esos fueron años
maravillosos de gratos recuerdos”.
74
La idea de hacer esta obra provino del Presidente Quiñónez. “Conversando ayer por la mañana el señor Presidente
de la República con el Rector de la Universidad doctor Víctor Jerez, aquel reiteró a éste su plausible propósito de
colocar en el triángulo del frontispicio del Palacio Nacional el busto de Atlacatl, señor de Cuzcatlán.” Se colocará el
busto de Atlacatl, señor de Cuzcatlán, en el frontispicio del Palacio -acional. Diario del Salvador, 6 de marzo de
1925, pág. 1.
75
Sección editorial. Diario Oficial, 6 de noviembre de 1926, pág. 2017. El autor del medallón fue el escultor Joaquín
Aguilar Guzmán. Una discreta nota del Diario del Salvador aclara que dicho poema se titulaba “El Atlacátlida”. El
acto de ayer tarde frente al Palacio -acional. Descubrimiento del busto del Señor de Cuzcatlán. Diario del
Salvador, 6 de Noviembre de 1926, pág. 1.
25

Gerardo Barrios en 1910, esta vez el acto fue más bien intrascendente y dio lugar a duras críticas. Uno de
los colaboradores del Diario del Salvador elaboró un irónico artículo en el que manifestaba su rechazo al
monumento, por considerarlo de muy mal gusto. Además, hizo una irreverente descripción del medallón,
que provocó una fuerte polémica.

“En la cabeza donde todos tenemos la coronilla, Atlacatl tiene dos plumitas que le dan mucha
gracia. El señor de Cuzcatlán, no sé si por un descuido muy perdonable o por coquetería, se
olvidó de sumir las costillas cuando lo retrataron, por lo que salió con cierto aire de capotera o de
maestro de escuela... El busto del simpático cacique descansa sobre una sarta de bolas y bolitas
que no sabré decir si son chorizos o huevos de iguana. Sobre la cabeza del indio guerrero se
destaca un signo cabalístico... Supongo, aunque no lo garantizo, pues entiendo poco de
Atlacatología, que será el ojo de la providencia espiándolo detrás de una cortina.”76

Dicho artículo provocó la reacción de “El Salvadoreño”, que en los meses anteriores había mantenido una
pugna con el Diario del Salvador, por cuestiones relativas a la campaña nacionalista que por entonces se
desarrollaba. Aquel periódico consideró que el referido artículo era una burla, no solo para Atlacatl, sino
para los salvadoreños y sus sentimientos patrióticos. La nota aclaratoria que siguió al señalamiento de “El
Salvadoreño”, explicaba las razones del rechazo: “No me burlo del símbolo de una raza, que es la mía.
Critico, con razón, y creo que conmigo miles de salvadoreños, a quienes concibieron, modelaron y
fundieron ese espantoso armatoste, sin tener siquiera, nociones de perspectiva; armatoste que todo puede
ser, menos el símbolo de una raza, y de una raza altiva y noble: la raza cuzcatleca... Ignoro si Atlacatl
existió; pero si de él quiere hacerse el símbolo de una raza, erijámosle un monumento digno de la
idea, y no lo pongamos y nos pongamos en ridículo. ” 77

En realidad esta no fue la única muestra de rechazo a tal obra; incluso antes de que fuera colocada en el
Palacio ya habían surgido críticas. El Director de Obras Públicas pidió a Carlos A. Imery que le indicara
la mejor manera de colocar el medallón. Imery fue a verlo, quedando “extremadamente sorprendido al ver
una figura grotescamente modelada y de tan pésimo gusto estético”. Agregaba que consideraba un deber
patriótico gestionar ante las autoridades “para que esa obra anti-artística no sea colocada en el tímpano
del Palacio Nacional, ni en parte alguna de él, para evitar que el observador se forme una mala impresión
de nuestra cultura artística.” Uriarte contestó a las críticas, señalando en el arte el realismo era algo

76
El desnudamiento de Atlacatl. Diario del Salvador, 2 de Noviembre de 1926, pág. 4.
26

relativo y que los ejecutores del busto habían hecho un buen esfuerzo, sobretodo considerando que
carecían de recursos técnicos avanzados.78 Don Jorge Lardé, uno de los principales promotores del mito
del héroe indiano, también se unió a las críticas: “Atlacatl es uno de los próceres de nuestra patria, y bien
merece que se perpetúe en bronce su memoria, pero en una obra de arte que llene por completo las
aspiraciones nacionales.”79 Con tales antecedentes es comprensible la premura con se procedió, pocos
años después, a designar la estatua elaborada por Valentín Estrada como la representación de Atlacatl.
Esta era mucho más aceptable que el medallón del primer intento. Así lo entendieron quienes decidieron
colocarla al final de la entonces distinguida Avenida Independencia, entre la terminal del ferrocarril y la
fabrica de cervezas.

La prensa escrita apoyó los esfuerzos por fortalecer la identidad nacional. Algunos periódicos, haciendo
eco a la intelectualidad, optaron por darle mayor importancia a la cuestión cultural, pero otros
desarrollaron un discurso que, bajo apariencias nacionalistas, rápidamente degeneró en actitudes
xenofóbicas. Los inmigrantes chinos y turcos fueron blanco de duros ataques que se justificaban en la
defensa de los pequeños comerciantes nacionales. del acaparamiento que los chinos hacían de las ventas
al detalle.80 El desarrollo alcanzado por la prensa la hacía un instrumento idóneo para tratar de inculcar en
la población un renovado y fortalecido sentimiento de identidad nacional. Pero los impulsores de tales
iniciativas no se conformaron con usar solo ese medio y, adecuándose a la modernidad, se sirvieron de
otros adelantos tecnológicos, tales como la radio y la cinematografía. En febrero de 1926 comenzó a
transmitir la estación radiodifusora AQM, que fue inaugurada oficialmente el 1 de marzo del mismo año.
El 20 de febrero el Presidente Quiñónez utilizó sus frecuencias para transmitir el Mensaje que dirigió a la
Asamblea Legislativa en la apertura de las sesiones ordinarias. Ya en diciembre de 1926 la radio
transmitía un programa llamado “Noche Regional”. Precisamente en ese espacio, el escritor Miguel Angel
Espino, pronunció una alocución, que fue publicada en el Diario del Salvador y que iniciaba con estas
palabras: “Esta noche salvadoreña es una fiesta de cariño al genio artístico de la patria. Venimos a exaltar
la belleza humilde que en formas primarias, solemnes, puras, vive en el fondo de lo popular.” El tema
escogido fue el de la música popular y, como ya era tradición en Espino, reafirmó una vez más que la

77
Araños y Rasguños. Aquí te quiero escopeta. Diario del Salvador, 9 de Noviembre de 1926, pág. 1. El énfasis es
mío.
78
El señor de Cuzcatlán da origen a una controversia. Lo que opina el señor Imery y lo que dice don Juan
Ramón Uriarte. Diario Latino, 4 de septiembre de 1926. pág.1.
79
El Jefe Supremo del Señorío de Cuzcatlán. El Salvadoreño, 2 de septiembre de 1926.
80
Las primeras manifestaciones de este malestar se dieron en 1920, cuando en la Asamblea Nacional se presentó una
moción que buscaba prohibir la inmigración de chinos. Los argumentos para justificar tal medida eran, según una
nota aparecida en el Diario del Salvador, “que el chino es egoísta, que es una raza perniciosa y que acapara los
27

música más bella e inspirada era aquella surgida en el campo, y de preferencia la que cantaban los
indios.81
Ilustración séptima avenida. San Salvador (7)

Durante la gestión presidencial del doctor Pío Romero Bosque (1927-1931) continuó la campaña
nacionalista, aunque no con la intensidad del periodo anterior y su énfasis se centró en la cuestión
económica. A partir de 1922 las aduanas estuvieron intervenidas por agentes de los Estados Unidos, como
parte de las condiciones del préstamo negociado por el Presidente Jorge Meléndez. A causa de dicha
negociación el 70% de los impuestos recaudados quedaba en manos norteamericanas. Esta medida generó
mucho descontento y predisposición contra la contratación de nuevos préstamos. Los efectos de tales
acuerdos se hicieron sentir especialmente entre los empleados públicos, pues los frecuentes atrasos en el
pago de sus salarios estuvieron muy relacionados con el pago de dicho préstamo. Cuando en 1931 Arturo
Araujo, acosado por la crisis económica, trató de realizar otros préstamos, encontró una fuerte oposición.
Alberto Masferrer expreso que era preferible morir de hambre que contratar un empréstito con una casa
americana.82

Por otra parte, el capital nacional comenzó a ser desplazado por el extranjero. El rápido crecimiento
poblacional de San Salvador y Santa Ana demandaba mejoras en el servicio eléctrico. En 1927 una
compañía canadiense compró las acciones de la Compañía de Alumbrado Eléctrico de San Salvador y en
los dos años siguientes invirtió 3 millones de dólares en mejoras. Aunque hubo oposición se justificó la
medida con la mejora del servicio y con la posibilidad de que el producto de la venta fuera invertido en
otros negocios e industrias.83 Sin embargo, dos años después circuló el rumor de la posible venta de la
Compañía de Alumbrado Eléctrico de Santa Ana, propiedad de la viuda del expresidente Tomás
Regalado. Esta vez el periódico Patria, dirigido por Alberto Masferrer, se opuso abiertamente. "Nosotros
debemos oponernos a la venta de esta empresa con toda nuestra energía, porque los ríos pertenecen a la
nación, y por lo tanto no pueden ser alienados a intereses extranjeros."84 La creciente intromisión del
capital extranjero en rubros muy sensibles para el país fue motivo de preocupación para empresarios e
intelectuales. En agosto de 1928 se fundó la "Asociación Promotora de la Industria Nacional", entre sus
propósitos destacaban la creación de un Banco Hipotecario Nacional, la regulación de los existentes, la

pequeños negocios”. La inmigración china. Campaña que debería emprenderse. Diario del Salvador, 7 de abril
de 1920, pág. 6.
81
Mensaje al arte nacional. Diario del Salvador, 24 de Diciembre de 1926, pág. 7.
82
La Prensa Gráfica. Libro de... Op. Cit. pág. 202.
83
Everett Alan Wilson. Op. Cit., págs. 172-173.
84
Idem., pág. 174.
28

construcción de carreteras y el desarrollo hidroeléctrico del Río Lempa.85 La actividad de las compañías
aseguradoras también dio lugar a conflictos. En 1929, "La Centroamericana", de capital nacional, se
enfrentó abiertamente con las compañías extranjeras y pidió la intervención de la Asamblea Legislativa.

En estos conflictos los intereses en pugna eran de sectores de considerable poder económico, pero
también los comerciantes en pequeño se sentían amenazados por los extranjeros, principalmente chinos,
sirios, turcos y palestinos, aunque numéricamente estos grupos no eran muy grandes. Barón Castro afirma
que el censo de 1930 registró que en San Salvador residían ,224 extranjeros procedentes de Europa o los
Estados Unidos y “159 individuos originarios del extremo Oriente y 159 de los designados como turcos,
pero que en su mayoría son palestinos, sirios o libaneses.”86 Como una reacción contra estos inmigrantes
a quienes se acusaba de acaparar el comercio en pequeño, en 1930 se fundó la "Cámara de Comerciantes
en Pequeño de El Salvador". Para ser admitido en ella se exigía ser salvadoreño o centroamericano y tener
un capital que no excediera los cinco mil dólares.87

En la década de 1920 se trabajó intensamente por fortalecer la identidad nacional salvadoreña. Sin
embargo, la población rural se dejó al margen. La propaganda nacionalista se dirigió mayormente al
mundo urbano, pero para mediados de la década los sectores sociales subalternos más activos,
especialmente los obreros, ya estaban inmersos en un proceso de organización y radicalización bajo el
liderazgo de la FRTS. Un indicador de los cambios operados en el sector obrero es su alejamiento de las
festividades cívicas, a las cuales anteriormente había sido muy proclive. Además, el ambiente generado
por la apertura política propiciada por Romero Bosque, no contribuyó a la expansión del discurso
nacionalista. La discusión política, la creciente crisis económica y el entusiasmo de las contiendas
electorales, en síntesis, las demandas de cambios, crearon en las masas otros intereses mucho más
concretos e impostergables. En realidad, fueron los intelectuales quienes más se preocuparon por la
identidad nacional; al grueso de la población solo le llegaron algunos ecos, por medio de los medios de
comunicación, la escuela y la milicia. Así, el esfuerzo nacionalista más elaborado realizado hasta
entonces, vino a flaquear en una cuestión fundamental: llegar a ser un asunto de masas.

LOS SECTORES SUBALTER-OS: -UEVOS ACTORES SOCIALES


Uno de los sectores sociales subalternos con más presencia en la vida urbana salvadoreña en la década de
1920 fueron los obreros y artesanos. Años antes ambos grupos se confundían; las asociaciones

85
Idem., pág. 177.
86
Rodolfo Barón Castro. Op. Cit. pág. 542. El énfasis es del original.
87
Everett Alan Wilson. Op. Cit., pág. 181.
29

mutualistas los acogían en su seno sin mayor distinción. Poco a poco se fueron separando; mientras que
los artesanos —generalmente pequeños patronos dueños de su propio taller— permanecieron en las
mutuales, los asalariados optaron por la sindicalización.

En 1924 se fundó la FRTS, hecho que marca el inicio de una etapa muy importante en la historia de la
organización laboral en El Salvador. Esta organización condujo un proceso de radicalización ideológica y
política, que al final desembocó en los trágicos sucesos de 1932. La "Regional" vino a evidenciar las
limitantes que subyacían en los proyectos de cooptación de los trabajadores impulsados por la dinastía
Meléndez-Quiñónez. Las crecientes demandas de las organizaciones laborales, tanto en lo puramente
laboral como en lo político, obligaron a los gobernantes al cierre de los espacios y al aumento de la
represión. Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes para detener la organización de los
trabajadores. Fue precisamente en 1924 cuando se celebró por primera vez el "Día del trabajo" en San
Salvador.88

Pronto aparecieron fuertes diferencias ideológicas entre las organizaciones de los trabajadores. En
noviembre de 1926 la Confederación de Obreros de El Salvador, ordenó que la Universidad Popular
desocupara su local. El Diario del Salvador señalaba la causa de tal decisión: “Se dice, entre otras cosas,
que la labor que desarrolla la Universidad, no es vista con agrado por la Confederación, desde luego que
no está en un todo de acuerdo con las tendencias de dicha Sociedad.”89 La reacción no se hizo esperar, la
comisión de la Universidad Popular encargada de tratar el asunto presentó su protesta, a la vez que
amenazaba con llamar a todas la sociedades obreras y pedir “el no reconocimiento de dicha
Confederación como la representativa del obrerismo salvadoreño”.90 La disputa ideológica de la FRTS no
era solo contra otras organizaciones, sino que también se daba al interior de la misma. Miguel Mármol,
uno de los fundadores de la FRTS, expresaba: “La enconada lucha entre las corrientes en el seno de la
Regional nos convenció de la necesidad de que, persiguiéndose la unidad y la estabilidad de la

88
Confederación de Obreros del Salvador. Celebrando el día del trabajo. Diario del Salvador, 3 de mayo de
1924, pág. 1. Un año antes se había celebrado esta festividad, pero en el departamento de Santa Ana. Víctor Hugo
Acuña. Clase obrera, participación política e identidad nacional en El Salvador (1918-1932). Seminario Estado
Nacional y Participación Política en América Central, febrero de 1995. (inédito), pág. 8.
89
Lo ocurrido ayer en la Universidad Popular. Destitución de la Universidad del local de la Confederación de
Obreros. Diario del Salvador 8 de noviembre de 1926, pág. 1. Miguel Mármol caracteriza a la Universidad Popular
como: “una dependencia educativa de la Federación Regional, fuertemente politizada en un sentido antimperialista,
clasista y, de acuerdo con las inquietudes de la época, proSandinista.” Roque Dalton. Miguel Mármol. Los sucesos
de 1932 en El Salvador. (San José, EDUCA, 2ª edición, 1982), pág. 113. En realidad la Universidad Popular surgió,
en 1920 en el seno de la Sociedad de Obreros de El Salvador Confederada. Una nota del Diario del Salvador señala
que dicha organización “Ha acordado organizar una Universidad Popular de Conferencias, que serán en número de
40 y serán todos los domingos.” Diario del Salvador, 17 de enero de 1920, pág. 1.
30

organización, alguien debería ser arrojado por la ventana.”91

Por otra parte, en 1926 se organizó la “Liga Anti-imperialista” en reacción contra las intromisiones
estadounidenses en Latinoamérica. Sus acciones estuvieron muy relacionadas con las de la Regional y
coadyuvaron a ganar adhesiones para la última. El acta de instalación de la Liga afirmaba que su objetivo
era oponerse “a los actos atentatorios contra la autonomía de los pueblos hispanoamericanos.” La junta
directiva estaba integrada por destacados intelectuales, siendo el Presidente don Miguel Pinto,
vicepresidente el Dr. Rosendo Argüello. Entre los vocales figuraban el Dr. Salvador R. Merlos, el Dr.
José de Jesús Zamora.92 El año de 1927 fue de gran actividad para la Liga Anti-imperialista Aunque la
mayoría de sus dirigentes eran intelectuales, sus planteamientos rápidamente encontraron eco entre los
obreros y los estudiantes. La “Regional” organizó una manifestación con el fin de “manifestar su
adhesión al Presidente Calles por su política internacional, así como protestar contra la intervención
yanqui en Nicaragua”. Según el Diario del Salvador, más de diez mil personas marcharon por la capital.
Entre los oradores figuraban dirigentes obreros y de la Liga Anti-imperialista.93 En el occidente del país
también se realizaron muchas acciones de protesta.

Una de las características de este periodo es precisamente el acercamiento entre los intelectuales y
trabajadores. Muestra de ello fue la Universidad Popular, en donde se impartían conferencias abiertas
sobre diferentes temas, entre ellos el antiimperialismo. Mármol señala como la "Regional" aprovechó esas
circunstancias para fortalecerse: “El antimperialismo creció mucho en todos los sectores de la población
salvadoreña, nuestro trabajo organizativo se apoyó mucho en ese sentimiento y nuestra organización
contribuyó a extenderlo y profundizarlo. Es que en aquellos momentos hasta las fiestas de cumpleaños de
cualquier hija de vecino y las procesiones de la Virgen terminaban con gritos y consignas a favor del gran
guerrillero de las Segovias y contra los yanquis asesinos.”94 Ciertamente que la Regional contribuyó a la
expansión del antiimperialismo en El Salvador, pero también supo aprovechar en beneficio propio las
simpatías populares hacia dicho movimiento, de tal manera que al final fueron los planteamientos de la
FRTS los que pesaron más en la conducción de las masas.

90
El asunto de la Universidad Popular discutido anoche. Diario del Salvador, 10 de noviembre de 1926, pág. 5
91
Roque Dalton. Op. Cit. Pág. 144.
92
Acta de instalación de la Liga Anti-imperialista. Diario del Salvador, 23 de noviembre de 1926, pág. 2. Los
vínculos de la regional con la Liga Anti-imperialista fueron establecidos por los intelectuales. El 19 de septiembre de
1926 Salvador R. Merlos dictó una conferencia en la Universidad Popular en la que se refirió a la situación
revolucionaria que vivía Nicaragua, asegurando que “cuanto atañe a Nicaragua internacionalmente, se relaciona con
el futuro de Centroamérica.” La conferencia de ayer. Diario del Salvador, 20 de septiembre de 1926, pág. 1.
93
La gran manifestación de ayer contra el imperialismo. Desfilaron diez mil personas. Diario del Salvador, 17
de enero de 1927, pág. 8.
31

VI-CULARIO- DE LOS OBREROS CO- LOS TRABAJADORES DEL AGRO


Desde su fundación hasta 1932 la FRTS fue la principal organización de los trabajadores. Aunque
inicialmente su trabajo se dio principalmente en lo urbano, rápidamente se desplazó hacia el sector rural
organizando trabajadores asalariados de fincas y haciendas e incluso a pequeños propietarios del
occidente. En 1927 sus actividades en apoyo de la campaña antiimperialista se confundieron con aquellas
organizadas para celebrar el cambio de gobierno, el levantamiento del estado de sitio y las protestas
contra el expresidente Quiñónez-Molina. Sin embargo, sus mayores esfuerzos eran dedicados a organizar
los trabajadores urbanos y rurales.

Ya para estos años la ruptura entre las organizaciones sindicales y las tradicionales mutuales de artesanos
era evidente. Hacia 1927 la FRTS había dejaba en claro su posición sobre la forma de organización que
debían seguir los trabajadores. “Creemos que en un país como el nuestro, en el cual no han alcanzado los
jornales para satisfacer el miserable standard de vida de el jornalero, resulta ridículo hablar de
cooperativismo o de mutualismo... Y es por ello que únicamente una organización netamente sindical y
revolucionaria, en cuanto a la forma de lucha se refiere, es capaz de dar los resultados de que ha menester
el trabajador.”95 En agosto de 1929 la Regional realizó su V Congreso Federal Obrero, el cual fue clave
para la orientación del trabajo futuro y la profundización del trabajo de organización de los trabajadores
del agro. Según noticias del Diario del Salvador, asistieron setenta delegados de las diferentes
organizaciones de toda la República. “Varios delegados campesinos tomaron la palabra exponiendo la
crítica situación por la que atraviesan en los campos y el ardor que los alienta para anteponerse a ella.”96
Entre las conclusiones de dicho Congreso se destaca la aprobación unánime de la proposición de “llevar a
cabo el plan de organización de obreros y campesinos de toda la República, ocurra lo que ocurriese,
pasando por sobre la prohibición de las autoridades que se han opuesto en todo sentido a las
organizaciones mencionadas.”97 En realidad esta resolución simplemente venía a confirmar líneas de
acción que ya se venían ejecutando. Sin embargo, el manifiesto de la FRTS es importante en tanto que
evidencia la oposición del gobierno, y por ende de los terratenientes, a la organización de los trabajadores
del campo.

94
Roque Dalton. Op. Cit. Pág. 131.
95
El despertar del obrero. El Martillo. Organo de la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador, año 1,
N° 4, 15 de agosto de 1927, pág. 1.
96
Se inauguró el jueves en esta capital el V Congreso Federal Obrero. Anoche se celebró la primera sesión
ordinaria. Diario del Salvador, 10 de agosto de 1929, pág. 1.
97
El Congreso Obrero dispuso organizar a todos los trabajadores del país. Alegan que la Constitución permite
hacerlo. Diario del Salvador, 14 de agosto de 1929, pág. 1.
32

Incluso la iglesia se mostraba preocupada por el clima de agitación que se vivía. Ya en 1927 Monseñor
Belloso, arzobispo de San Salvador, había lanzado una pastoral en la que se ocupaba de la difusión del
socialismo. Aunque aceptaba que algunos puntos de la doctrina socialista “podrían discutirse y por
medios justos y pacíficos ponerse en práctica no sin provecho del orden social”; en general, su postura era
de abierto rechazo y condena: “Un católico que se aficione a cualquiera de los sistemas socialistas corre
grave riesgo de contaminarse de error y de herejía; riesgo tanto más mortal, cuando menor sea la
instrucción religiosa y menos intensa la vida cristiana del aficionado.”98

Pero las prédicas del prelado no iban a encontrar eco entre trabajadores organizados. A finales de
noviembre de 1929, la Regional organizó una manifestación en Santa Tecla en la cual fueron capturados
varios de los participantes.99 El Director de la Policía, General Leitzelar, declaró que la actividad tenía
planes subversivos. Según Leitzelar, “uno de los oradores, Luis Díaz, se dirigió a la policía uniformada
excitándolos a que siguieran su causa porque ellos, los policías, eran campesinos y trabajadores y
asalariados.” Agregaba como prueba adicional unas hojas sueltas que contenían planteamientos, tales
como: “No es posible que estemos siempre sumidos en la miseria, aguantando hambre, frío y desnudeces,
entretanto que los señores del dinero se dan una vida principesca a costa de nuestro sudor y nuestra
sangre.”100 Ante el encarcelamiento de estos obreros, La Unión Vitalista, que era dirigida por Alberto
Masferrer, publicó un manifiesto que, no obstante su tono conciliador, calificaba claramente ese acto
como arbitrario.101

Seguramente que los crecientes efectos de la crisis económica influyeron mucho para que las prédicas de
la FRTS encontraran buena recepción. Anderson considera que este acercamiento de la Regional a los
trabajadores del agro fue una muestra de práctico sentido revolucionario. “Para los comunistas estaba
claro que en un país todavía predominantemente rural, el socialismo sólo podía esperar el triunfo a través

98
En Ramón López Jiménez. Mitras salvadoreñas. (San Salvador, Ministerio de Cultura, 1960), pág. 147. Un
estudio más detallado de la posición de la Iglesia frente a la problemática social aparece en Carlos Gregorio López
Bernal. El proyecto liberal de nación en El Salvador (1876-1932). (Tesis de Maestría en Historia, Universidad de
Costa Rica, 1998), cap. 4.
99
Manifestación anti-imperialista que terminó con el arresto de los oradores. Se les envió de Santa Tecla a las
cárceles de San Salvador. Diario del Salvador 26 de noviembre de 1929, pág. 1.
100
Declara el Director de Policía que los oradores del mitin de Santa Tecla, fueron detenidos no por el
carácter antiimperialista que la manifestación tenía, sino porque entrañaba planes subversivos contra el
capital y el orden establecido en el país. Diario del Salvador, 27 de noviembre de 1929, pág. 1. Luis Díaz, de oficio
carpintero, fue Secretario General del primer Comité Central del Partido Comunista de El Salvador. Roque Dalton.
Op. Cit. pág. 152
33

de la organización de los trabajadores del campo.”102 El problema es que al organizar a los trabajadores
del campo se estaba amenazando la estabilidad de la base económica del país, constituida por la
caficultura. La contradicción entre las posturas de la FRTS y el gobierno eran muy marcadas. Mientras
que Romero Bosque legislaba a favor de los trabajadores urbanos, marginando a los rurales; la Regional,
sin descuidar sus bases obreras, realizaba grandes esfuerzos por organizar las masas rurales, demandando
mejoras salariales, de condiciones de trabajo y reforma agraria.

Arístides Larín señala que, para 1929, la Regional dirigía 31 sindicatos urbanos y semi-urbanos, 4 rurales
y 3 mixtos. Rafael Menjívar considera que esa lista es incompleta, especialmente en lo rural. Como
prueba de ello refiere los sindicatos que Mármol menciona en sus memorias y que no son enumerados por
Larín.103 Jorge Schlesinger, minucioso investigador del comunismo, hace una enumeración de las
organizaciones laborales dirigidas por la Regional en 1930, llegando a un mínimo de 42; de estas 35 se
denominaban “Sindicato” o “Unión Sindical”. Además, 15 funcionaban en el departamento de San
Salvador y la mayoría del resto en la zona occidental.104 La conflictividad social aumentó en 1931. El
descontento de las masas ante el débil gobierno de Araujo se acrecentaba y se manifestaba en acciones de
hecho, tales como, manifestaciones, huelgas en fincas y haciendas, mítines, etc. El país se debatía en una
espiral de contradicciones que el gobierno era incapaz de resolver. El desenlace estaba próximo.

EPILOGO
Para 1931 la polarización social y política, agravada por la crisis económica, había llegado a tal punto que
no se vislumbraba una salida. El presidente Araujo enfrentaba una situación caótica en la que ningún
sector social importante se mostraba dispuesto a apoyar su gestión. No resulta extraño que para muchos
un golpe de estado hubiera parecido la mejor alternativa. Quizá los únicos dispuestos a rechazar el golpe
eran los dirigentes comunistas, pero no contaban con los recursos para hacerlo y además, ante el
desprestigio de Araujo era posible que el golpe encontrara apoyo entre algunos sectores, como
efectivamente sucedió. Farabundo Martí, consideró que un nuevo gobierno que profundizara la represión
podría ayudar a crear mayor descontento entre las masas, lo cual ayudaría a la insurrección que ya se

101
Manifiesto de la Unión Vitalista con motivo de la prisión de los obreros del mitin de Santa Tecla. Diario del
Salvador, 13 de diciembre de 1929, pág. 1.
102
Thomas Anderson. Op. Cit. Pág. 46.
103
Véase: Arístides Larín. Historia del movimiento sindical en El Salvador. Revista La Universidad, N° 4, julio-
agosto de 1971, pág. 137; Rafael Menjívar. Formación y lucha del proletariado salvadoreño. (San José, EDUCA,
2ª edición, 1982), pág. 68, y Roque Dalton, Op. Cit. Págs. 118-139.
104
Jorge Schlesinger. Op. Cit. Págs. 78-79. El número de sindicatos pudo ser mayor. Schlesinger aclara que la
“Unión Sinidacal de Proletarios” de Sonsonate comprendía varios sindicatos.
34

planeaba.105 Al final, el anunciado golpe se produjo el dos de diciembre de 1931, con este hecho se
cerraba un periodo de lo más interesante.

Una comparación entre El Salvador de 1923 y el de 1931, demuestra como los cambios y las
continuidades se enlazan. A pesar de los intentos de diversificación productiva, el café seguía siendo la
base económica del país, pero hacia 1931, en lugar de generar optimismo, más bien era motivo de
preocupación. Y es que muchos culpaban, con razón o sin ella, a la caficultura de ser la causa de los
males que entonces aquejaban al país. Lo cierto es que para finales de la década de 1920, ya no era
posible que el café pudiera sostener el desarrollo del país. En ese sentido los llamados a la diversificación
productiva eran válidos. Sin embargo, la situación era mucho más compleja. El café ponía en movimiento
una serie de mecanismos que de uno u otro modo afectaban a buena parte de la población. Por ejemplo, es
posible que la creciente emigración hacia la ciudad se haya debido, no solo a factores demográficos, sino
a la concentración de la propiedad, lo cual también estaba vinculado con el crédito; un problema sobre el
cual se discutió mucho y se hizo muy poco. Muy relacionado con lo anterior está la cuestión rentística. El
Estado nunca tuvo la capacidad de formular una política impositiva que fuera más allá de los intereses de
los grupos de poder y que permitiera redistribuir los beneficios que el café producía. Si a esta incapacidad
se agrega la corrupción es lógico ver por qué el país hizo crisis.

A lo largo de la década de 1920 El Salvador adquirió rasgos que fueron definitorios. Se logró una efectiva
integración territorial y económica. La infraestructura básica se amplió a nivel nacional, permitiendo que
la mayoría de la población se sintiera parte de una comunidad que ya no se restringía al pueblo o la
ciudad más inmediata, sino al país entero. La población de las ciudades creció significativamente, lo cual
permitió una mayor circulación de productos y servicios, pero también de conocimientos e ideas. Una de
las características de este periodo es precisamente la masificación de la política y la intensa discusión
ideológica. La apertura política que se dio en el periodo de Romero Bosque, no respondió únicamente a la
buena disposición del gobernante, quizá más importante fue el hecho de que para entonces existía una
comunidad intelectual muy dinámica, que a la vez mantenía un interesante diálogo con otros sectores
sociales. Este fue un periodo de mucho debate y reflexión sobre la realidad del país; surgieron propuestas,
algunas utópicas, pero otras tenían mejores posibilidades. Hubo voces que alertaron con anticipación
sobre la tormenta que se avecinaba, pero no fueron escuchadas.

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105
Véase Roque Dalton. Op. Cit. pág. 251.
35

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