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MECANISMOS DE ENDURECIMIENTO.

Es innegable que la estructura granular de un material es un factor


primordial para definir el comportamiento mecánico de los sólidos. Este parámetro
depende de la composición química, los procesamientos térmicos y mecánicos
posteriores, entre los que se incluyen fundición, sinterizacion, trabajo en caliente y
tratamientos térmicos. Estas etapas de la producción afectan las propiedades mecánicas
debido a su efecto en el tamaño de grano, gradientes de concentración, inclusiones,
huecos, fases metaestables, fases dispersas y otros tipos de imperfecciones cristalinas.
Los mecanismos de endurecimiento tienen como función restringir o
dificultar el movimiento de las dislocaciones, generando un aumento en la dureza y
resistencia de los materiales metálicos, estas propiedades se pueden alcanzar mediante
distintas metodologías que a continuación se describen:

1.- Afinamiento del grano

El endurecimiento por afino del grano (también denominado “de Hall-Petch”) es


consecuencia de que los bordes de grano actúan como una barrera infranqueable para el
movimiento de las dislocaciones, y que el número de dislocaciones dentro de un grano,
afecta a cómo éstas pueden transmitir su efecto a granos vecinos a través de los bordes.
El tamaño del grano de un material depende del tratamiento térmico posterior a la
deformación plástica, o bien de la velocidad de solidificación.

Fig. 1 Apilamiento de dislocaciones en un borde de grano

El borde de grano actúa como punto de fijación impidiendo la propagación de las


dislocaciones. Por un lado, la estructura reticular de los granos adyacentes difiere en la
orientación por lo que se requeriría más energía para cambiar de dirección de
deslizamiento. Además, el límite de grano es una región desordenada con campos de
tensión muy elevados. Cuando varias dislocaciones que se mueven en el sentido indicado
en la Fig. 1 por efecto de un esfuerzo aplicado, se encuentran con esos campos elásticos
y se detienen cada vez a mayor distancia provocando un apilamiento de las mismas. Esto
aumenta la tensión interna acumulada y obstaculiza el inicio de la plasticidad,
aumentando la resistencia a la fluencia del material.
La relación entre el tamaño de grano y la tensión de fluencia, está dada por la
relación de Hall-Petch.

Donde 𝜎𝑦 es la tensión de fluencia, 𝜎0 es una constante del material relacionada con la


tensión necesaria para iniciar el movimiento de las dislocaciones (o resistencia de la red
cristalina al movimiento), 𝑘𝑦 es el coeficiente de endurecimiento (constante para cada
material), y 𝑑 es el diámetro promedio de los granos.

2.- Deformación plástica en frío

En la laminación, estirado y otros procesos de deformación en frío,


aproximadamente el 90% de la energía aplicada se disipa como calor, el resto se
almacena en la red cristalina aumentado así la energía interna entre 0,01 a 1,0
calorías/gramo, según el punto de fusión o el contenido de aleación en el material. La
energía almacenada aumenta con la cantidad de deformación aplicada hasta alcanzar un
valor de saturación, y es mayor cuando la temperatura de deformación es menor, parte de
este almacenamiento puede atribuirse a la formación de vacancias y parte a energía de
maclado y de fallas de apilamiento, pero en su mayoría se debe a la generación e
interacción de las dislocaciones. Su densidad aumenta de 106 a 1012 dislocaciones por
centímetro cuadrado al pasar de un material totalmente recocido a uno severamente
endurecido.
Por lo general, la dureza y el límite elástico aumentan con la deformación
en frío. Los granos de un material deformado en frío tienden a alargarse y a adquirir una
orientación cristalográfica preferente (“textura”). Si la deformación es elevada, la densidad
disminuye ligeramente; al mismo tiempo disminuye la conductividad eléctrica y aumenta la
expansión térmica. Además produce un importante aumento en la reactividad química que
conduce a una mayor velocidad de corrosión.
Los efectos nocivos de la deformación en frío pueden eliminarse por
medio de un tratamiento térmico: recocido de cristalización.

Fig. 2 Modificación de las propiedades durante la deformación y recocido posterior.


En este tratamiento se distinguen tres etapas: recuperación,
recristalización y crecimiento de grano (Fig. 2). Durante la recuperación no se observan
cambios en la estructura de los granos. La conductividad eléctrica se aproxima a la del
metal recocido y los rayos X indican, sin lugar a dudas, la disminución de tensiones
internas en la red cristalina. Esto explica por qué los tratamientos térmicos de
recuperación tienen tanta aplicación industrial.
La fuerza promotora de los procesos de recuperación y
recristalización es la energía de deformación almacenada.
A una temperatura superior a la de recuperación, se inicia un proceso
de sustitución de la estructura deformada, por granos totalmente libre de tensiones. Esto
indica el comienzo de la recristalización. Este valor se determina fácilmente por medios
mecánicos ya que la dureza y la resistencia disminuyen muy rápidamente mientras que la
ductilidad aumenta. Como es de esperar la densidad de dislocaciones disminuye de forma
apreciable. Un aumento de la temperatura de tratamiento térmico a niveles superiores a
los del intervalo de recristalización produce un aumento rápido en el tamaño de grano.
Desde un punto de vista práctico, la temperatura de recristalización se define como
aquella a la cual se obtiene una estructura de granos totalmente nueva (o bien, un 95% de
granos recristalizados) en un período de una hora. Normalmente se encuentra alrededor
de 0,4 de la temperatura de fusión (en K) de la aleación.

3.- Endurecimiento por solución sólida (solutos)

Es reconocido que las aleaciones son, generalmente, más resistentes


mecánicamente que los metales puros, esto debido a la incorporación de otros elementos
que permiten aumentar su resistencia a la deformación.
Cuando átomos extraños están en solución sólida en un metal puro,
pueden insertarse en vacíos de la malla cristalina, átomos intersticiales, o pueden sustituir
a átomos primarios. (Fig.3.a)

Fig.3 (a) (b)

El primer caso corresponde a una solución sólida sustitucional, donde los


átomos vecinos, para hacer espacio a la impureza, se acomodan quedando traccionados
y el segundo caso corresponde a una solución sólida intersticial y provoca una respuesta
de la red cristalina, en este caso de compresión en los átomos vecinos de la impureza
(Fig. 3b).
Los campos de tensión generados interactúan con las dislocaciones
perturbando sus deslizamientos.
Las impurezas se difunden de manera preferencial, energéticamente y por
espacio en las vacancias (espacios vacíos) de las dislocaciones formando una
segregación que las inmoviliza (Fig.4)
Fig.4 Fijación o anclaje de las dislocaciones

4.- Endurecimiento por precipitación (envejecimiento)

Es un tratamiento térmico para aumentar la dureza y resistencia mecánica


de las aleaciones. Se basa en la deposición de fases metaestables en forma finamente
dividida, de modo que forma una barrera eficaz contra los movimientos de las
dislocaciones. A diferencia del temple, las aleaciones deben mantenerse a temperatura de
difusión (infiltración de partículas ajenas al material procesado) durante horas para permitir
que la precipitación tenga lugar. Este retardo de tiempo se denomina envejecimiento.
Dos tratamientos térmicos diferentes que implican precipitados pueden
alterar la resistencia de un material: tratamiento térmico por solución sólida y el
tratamiento térmico de precipitación. Endurecimiento por solución sólida implica la
formación de una solución sólida de una sola fase a través de temple.
El tratamiento térmico por precipitación implica la adición de partículas de
impurezas para aumentar la resistencia de un material.

a.- Coherente b.- Incoherente

Fig.5 Agrupación de átomos como impurezas

El movimiento de las dislocaciones se ve dificultado por la presencia de


una distribución uniforme de precipitados muy finos y coherentes con la matriz (Fig.5a).
Los precipitados en la Fig.5b no tienen la misma orientación cristalográfica que la matriz,
es decir no existe una continuidad en los planos de deslizamiento y las dislocaciones
tendrán que saltar este precipitado que actúa como un subgrano.

5.- Transformación martensítica

La transformación martensítica se presenta en un gran número de


aleaciones entre las que se incluyen Fe-C, Fe-Ni, Fe-Ni-C, Fe-Mn, Cu-Zn, Au-Cd, y en algunos
metales puros como Li, Zr, Co, pero solo produce endurecimiento en los aceros con contenido
de carbono superior al 0,3%.
Este proceso se caracteriza por experimentar transformaciones sin
difusión, ocurre casi instantáneamente.
El enfriamiento rápido del acero austenizado, hasta temperatura
próxima a la ambiental, origina otro microconstituyente denominado martensita, que
resulta como una estructura de no equilibrio de la transformación sin difusión de
la austenita. La transformación martensítica tiene lugar a velocidades de temple muy
rápidas que dificultan la difusión del carbono. Si hubiera difusión se formarían las fases
ferrita y cementita.
La transformación martensítica no es bien conocida. Sin embargo,
gran número de átomos se mueven de modo cooperativo, lo que representa pequeños
desplazamientos de un átomo respecto a sus vecinos. Esta transformación significa que la
austenita FCC experimenta una transformación polimórfica a la martensita tetragonal
centrada en el cuerpo (TCC). La celdilla unidad de esta estructura cristalina es un cubo,
alargado en una de sus tres dimensiones, centrado en el cuerpo BCC; esta estructura es
diferente de la ferrita BCC. Todos los átomos de carbono permanecen como solutos
intersticiales en la martensita y constituyen una disolución sólida sobresaturada capaz de
transformarse rápidamente en otras estructuras si se calienta a temperaturas que implican
una apreciable velocidad de difusión. La mayoría de los aceros retienen la estructura
martensítica casi indefinidamente a temperatura ambiente.
Los aceros con microestructura martensítica son los más duros y
mecánicamente resistentes, pero también los más frágiles y menos dúctiles. La dureza de
estos aceros depende del contenido en carbono; aun así, son más tenaces que los aceros
perlíticos. La martensita es un compuesto ferrítico sobresaturado en carbono.

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