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Hacia la madurez

Clase 10: Sean fuertes y valientes

Piensa en todos los productos, servicios y actividades que se enfocan en mantener un


cuerpo físicamente sano. Es una realidad: la gente quiere estar saludable, es algo
deseable. 

Ahora, si nuestra salud y fortaleza física es importante en nuestra vida diaria, con mayor
razón nuestra salud espiritual debería serlo. Si queremos que el cuerpo de Cristo
funcione como debería hacerlo, necesitamos mantenernos fuertes y sanos en la Palabra.

¿Qué es la fortaleza espiritual?

Es una actitud de valor. Incluye cosas como el valor de la convicción, el valor de


confrontar el error y la falsa doctrina, el valor de ser inflexible.

Supongamos, por ejemplo, que un amigo creyente llega y te pide un consejo acerca de
su relación amorosa con una persona no creyente. Una reacción madura no sería decirle
que lo ore para pedir por la voluntad de Dios, sino compartirle lo que dice Dios en Su
Palabra acerca de la unión en yugo desigual. Hay asuntos en los que Dios es muy claro y
no deben ser tomados a diversas interpretaciones. Nuestra tarea como cristianos
maduros es mantenernos firmes en la Palabra.

Así mismo, un verdadero cristiano maduro vive por principios en lugar de hacerlo por
opiniones o caprichos. Yo no debo vivir por mis propias opiniones, sino por principios
basados en la Palabra.

El cristiano maduro no busca la salida fácil, confronta los diferentes desafíos, permanece
firme a la verdad y avanza cuando la lucha es dolorosa. 

Pero, ¿acaso eso quiere decir que voy a confrontar a la gente que no esté de acuerdo
conmigo? ¡Por supuesto que no!

1 corintios 16:13-14   “Todas vuestras cosas sean hechas con amor”

Pero la realidad es que, en un mundo guiado por el pecado, debemos mantenernos


fuertes y actuar con valentía. Enfrentaremos situaciones donde la única forma de salir
victoriosos, será siendo valientes y firmes en la Palabra.

Deuteronomio 31:6-7   Moisés cuando se preparaba para entregar la dirección de Israel


a Josué instruyó al pueblo a tener fortaleza y valor para llegar a la tierra prometida. 

1 Reyes 2:2-3  David exhorta a Salomón. Observa que el versículo 3 dice cómo podemos
ser fuertes y valientes: mediante ser una persona de la Palabra y obedecer todo lo que
Dios ha revelado.

Se puede resumir en estos pasajes:

Josué 1:5-9

Ser fuerte y valiente, en resumen, significa vivir a la altura de las circunstancias. El Señor
ha preparado nuestro camino y está con nosotros. Nuestra causa es justa, sólo
necesitamos ser fieles. 

Ahora, ¿cómo aplicamos estas verdades con respecto a la fortaleza?

¿Cómo aplicamos estas exhortaciones bíblicas y las convertimos en una actitud espiritual
eficaz?

1 Timoteo 2:1-7

Timoteo era el hijo espiritual de Pablo. Pablo había designado a Timoteo como su
sucesor en el ministerio. Mientras estaba en la cárcel, Pablo le dice a Timoteo que vaya a
Éfeso para encontrarse con él cuando salga, ya que Pablo sabía que en Éfeso se habían
desviado del camino. Luego de que Pablo enfrenta los problemas más graves en la
iglesia, se va a Macedonia y deja a Timoteo a cargo de otros problemas adicionales.
Después de su partida, Pablo envía una carta a Timoteo con instrucciones.

Cuando Timoteo empieza a poner en práctica las instrucciones de Pablo, se encuentra


con resistencia por parte de la iglesia. Muchos decían que era demasiado joven e
inexperto. Timoteo entonces luchó con el rechazo tanto dentro como fuera de la iglesia y
comenzó a dudar de su función y a volverse débil espiritualmente. Ahí es cuando Pablo
decide escribir 2 Timoteo para darle ánimo y lo invita a tomar una posición espiritual
firme. 

Para esto, Pablo le da una serie de ilustraciones y analogías para describir al


cristiano.

1.- El cristiano como maestro 

Enseñar a otros mejora nuestra propia comprensión de las Escrituras y fortalece la base
de nuestras convicciones.

• Para enseñar debemos estudiar la Palabra; es un incentivo para estudiar


minuciosamente.

• Ayuda a disciplinarte a ti mismo. Te coloca en una posición de responsabilidad.


Declaramos la importancia de lo que hemos dicho. Me hago responsable por lo
que enseño y así mismo los que nos escuchan se hacen responsables de lo que
oyen.

Debemos comunicar la sana doctrina con la práctica y enseñar a otros creyentes.

Esto no exige que tengamos el don de enseñanza, significa reconocer la responsabilidad


que tenemos que compartir la verdad a otros.

2.- El cristiano como Soldado

Desde el principio de la vida cristiana estamos en una batalla ideológica; tratamos con
personas que no conocen de Cristo. 

2 Corintios 4:4

• “Sufrimos penalidades” hay riesgos. Es una cuestión de prioridades, de poner a


Cristo por encima de todo.

• “No se enreda en los negocios de la vida” Hemos sido llamados a servir de tiempo
completo, es  un compromiso de toda la vida. No significa que ya no vayamos a la
escuela o el trabajo, sino que dentro de mi trabajo o escuela es mi responsabilidad
tomar mi posición de soldado de Cristo.

• “Procura agradar a aquel que lo tomó por soldado” Sólo hay una persona a la cual
debemos rendirle cuentas: Dios.  

Mateo 25:23     2 Timoteo 4:7-8

3.- El cristiano como Atleta

Tercer ilustración de un cristiano fortalecido es la de un atleta.

2 Timoteo 2:5

Athleo: el que compite para ganar.

Competir para ganar es algo esencial para cualquiera que participa en un deporte, si no
¿cuál es el punto?

Pablo en este pasaje sabe que luchar para alcanzar una meta final es necesario para el
cristiano. Nosotros corremos para ganar.   1 Corintios 9:24-25

1 Timoteo 4:7-10   “Piedad” = sumisión a Dios, esfuérzate por ser un buen discípulo.

• "Corre legítimamente” No es como algunos atletas que han sido eliminados por
utilizar esteroides. Debemos ser íntegros con respecto a lo que pensamos,
decimos y hacemos.

1 Corintios 9:26-27   Se requiere disciplina en esta carrera. Debemos dominar nuestro


propio cuerpo y mente para enfocarnos siempre en nuestra meta. (es parte de “renovar
nuestro entendimiento”)

4.- El cristiano como Labrador o agricultor

• La primera tarea del labrador es ocuparse de sembrar la semilla. 

Mateo 13:3-9 (18-23)

Se ilustran 4 tipos de terreno y sus niveles de receptividad a la semilla. Lo que más llama
la atención es que la parábola no dice nada acera del sembrador, ni su habilidad, o su
refinada técnica.  

A veces nos enfocamos mucho en el método que se usa para evangelizar o buscamos
una fórmula mágica para acercarnos y compartir el evangelio. Pero eso no vemos en esta
parábola, vemos que es una cuestión de terrenos.

No importa demasiado si la semilla es esparcida por un sembrador hábil o inexperto,


importa que haya sido esparcida. El Señor prepara el terreno, nosotros esparcimos la
semilla. Mientras más semillas, más probabilidad hay de que caiga en buena tierra. 

Ahora, no sólo el labrador espiritual siembra la semilla, sino que se encarga de regarla o
de edificar la siembra de alguien más.

Éste, a diferencia de los otros tres, es quizá el que requiere mayor paciencia. La mayor
parte del tiempo no va a pasar nada extraordinario; sin embargo tenemos la promesa de
las bendiciones de Dios si nos mantenemos fieles.

Nuestro trabajo y ministerio puede ser mal apreciado por los demás, pero esa no es la
reacción de Dios. 

1 Corintios 15:58

Nuestro trabajo no es en vano, pues es para Dios. 

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