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Lcdo. Juan Vicente de Goicoechea 1840-1841 Lcdo. Benigno Fernández García 1934-1936
Lcdo. Agustín M. de Sirgado 1842-1847 Lcdo. Mariano Acosta Velarde 1936-1938
Lcdo. Fernando José Montilla 1848-1849 Lcdo. Benicio Sánchez Castaño 1938-1943
Lcdo. Juan de Mata Aybar 1950 Lcdo. Samuel R. Quiñones 1943-1945
Lcdo. Juan de Mata Aybar 1951-1874 Lcdo. Rafael Rivera Zayas 1945-1946
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Lcdo. José S. Quiñones 1878-1880 Lcdo. Félix Ochoteco, Jr. 1954-1956
Lcdo. Hilario Cuevillas 1881-1902 Lcdo. Luis R. Polo 1956-1958
Lcdo. Rafael López Landrón 1901 Lcdo. Baldomero Freyre 1958-1959
Lcdo. Juan Hernández López 1903 Lcdo. Manuel Abreu Castillo 1959-1961
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Lcdo. Manuel Abreu Castillo 1962-1964
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Lcdo. Arturo Negrón García 1982-1984
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Lcdo. Manuel F. Arraiza Reyes 1996-1998
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Lcdo. Carlos Mondríguez Torres 2003-2004
Lcdo. Julio Fontanet Maldonado 2004-2006
Lcda. Celina Romany Siaca 2006-2008
JULIO-
SEPTIEMBRE 2008
DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE PUERTO RICO
F u ndada e l 1 ro de enero de 1 9 1 4
Editor
Lcdo. Carlos C. Gil Ayala
Otros miembros
Lcdo. Roberto A. Fernández Quiles
Lcda. Érika Fontánez Torres
Lcdo. José Ariel Nazario
Lcdo. Daniel Nina
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Subsecretaria Delegados
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Director Ejecutivo Lcda. María del Pilar Vázquez Muñiz
Lcdo. José M. Montalvo Trías Lcdo. Martín González Vázquez
Lcda. Marilucy González Báez
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Lcdo. Miguel Negrón Nieves
Lcdo. José Martínez Custodio
Revista
VOL. 69 NÚM.3
JULIO-
SEPTIEMBRE 2008
DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE PUERTO RICO
ÍNDICE
355 Introducción
Alberto Bernabe
2
Profesión
Carlos Gil
Editor
1
Para una discusión sobre el ethos de la profesión, véase Efrén Rivera Ramos,
Mensaje a los Nuevos Colegiados, 60 Rev. Jur. Col. Abog. PR 33 (1999).
2
Estas ideas se discuten detalladamente en dos artículos del Profesor Neil
Hamilton en los que enfatiza la necesidad de desarrollar una definición clara
del concepto de profesionalismo. Véase Neil Hamilton, Assessing Professiona-
lism: Measuring Progress in the Formation of an Ethical Professional Identity, 5
U. St. Thomas L. J.; Neil Hamilton, Professionalism Clearly Defined, 18 Prof.
Lawyer 4 (2008).
3
Esta es la primera obligación a la que hace referencia nuestro Código de Ética
Profesional. Código de Ética Profesional, 4 L.P.R.A. Ap. IX, C. I (1970, según
enmendado).
6
Introducción
Alberto Bernabe
The John Marshall Law School
Chicago, Illinois
8
Comentarios sobre la Alberto Bernabe*
profesión y el
profesionalismo
* Profesor de Derecho, The John Marshall Law School; B.A. Princeton Uni-
versity, 1984; J.D., Escuela de Derecho, Universidad de Puerto Rico, 1987;
LL.M., Temple University School of Law, 1994.
1
Véase, entre muchos otros, American Bar Association, In the Spirit of Pu-
blic Service, A Blueprint for the Rekindling of Lawyer Professionalism, Report
of the A.B.A. Commission on Professionalism 10 (1986) (professionalism
is an elastic concept the meaning and application of which are hard to pin
down); Fred Zacharias, Reconciling Professionalism and Client Interests, 36 Wm.
& Mary L. Rev. 1303, 1307 (1995) (professionalism is an abused term); Timo-
thy Terrell & James Wildman, Rethinking Professionalism, 41 Emory L.J. 403,
406 (1992) (professionalism is an elusive concept); Burnele V. Powell, Lawyer
Professionalism as Ordinary Morality, 35 S. Texas L. Rev. 275, 277-278 (1994)
(the concept of professionalism is little-defined); Deborah Rhode, Opening Re-
marks: Professionalism, 52 S.C. L. Rev. 458, 459 (2001) (central part of the
“professionalism problem” is lack of consensus about what exactly the problem
is); Warren E. Burger, The Decline of Professionalism, 61 Tenn. L. Rev. 1 (1993);
Richard C. Baldwin, Rethinking “Professionalism” and Then Living It!, 41 Emory
L. J. 433 (1992); Amy R. Mashburn, Professionalism as Class Ideology: Civility
Codes and Bar Hierarchy, 28 Val. U. L. Rev. 657 (1994); Susan Daicoff, Asking
Leopards to Change their Spots: Should Lawyers Change? A Critique of Solutions to
Problems with Professionalism by Reference to Empirically-Derived Attorney Per-
sonality Attributes, 11 Geo. J. Legal Ethics 547 (1998); John C. Buchanan,
The Demise of Legal Professionalism: Accepting Responsibility and Implementing
Change, 28 Val. U. L. Rev. 563 (1994); Robert L. Nelson, Professionalism from
a Social Science Perspective, S.C. L. Rev. 473 (2001).
2
Efrén Rivera Ramos, Mensaje a los Nuevos Colegiados, 60 Rev. Jur. Col.
Abog. P.R. 33, 36 (1999).
3
En un mensaje a abogados recién admitidos a la práctica de la profesión, el
Profesor Efrén Rivera Ramos explicó este sentir de la siguiente forma: “Así
que la respuesta a la pregunta de cuál es el ethos, o el carácter, de la profesión
jurídica puertorriqueña no podrá buscarse exclusivamente ni en el Código de
Ética, ni en el texto de la jurisprudencia interpretativa de los cánones, ni en las
Resoluciones de la Junta de Gobierno [del] Colegio de Abogados . . . Es decir,
el ethos, . . . no está en la retórica sobre la profesión”. Id. a la pág. 36.
10
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
I. La Profesión
4
Este es un principio básico recogido en el informe de la Comisión sobre Pro-
fesionalismo de la American Bar Association. Una de sus recomendaciones
principales fue: “All segments of the bar should . . . [r]esolve to abide by higher
standards of conduct that the minimum required by the Code of Professional
Responsibility and the Model Rules of Professional Conduct”. In the Spirit of
Public Service, supra nota 1, a la pág. 47.
5
Deborah Rhode & Geoffrey Hazard, Jr., Professional Responsibility and
Regulation, 2d. 1 (2007).
6
Id.
7
El informe de la Comisión de Profesionalismo de la American Bar Associa-
tion publicado en 1986 define el concepto “profesión” de la siguiente forma:
“An occupation whose members have special privileges, such as exclusive licen-
sing, that are justified by the following assumptions:
1.That its practice requires substantial intellectual training and the use
of complex judgments.
2.That since clients cannot adequately evaluate the quality of the ser-
vice, they must trust those they consult.
In the Spirit of Public Service, supra nota 1, a la pág. 4. Véase, además, James
Moliterno & John Levy, Ethics of the Lawyer’s Work 6 (1993) y Michael
Polelle, Who’s on First and What’s a Professional?, 33 U. of San Francisco L.
Rev. 205 (1999).
8
Las expresiones sobre este particular del Juez Warren Burger llevaron a la
American Bar Association a crear una Comisión sobre Profesionalismo. El
Juez Burger expresó que algunos miembros de la profesión estaban abando-
nando los principios de profesionalismo y que esa era la percepción del público
en general. In the Spirit of Public Service”, supra nota 1, pág. 47. Véase, además
William Rehnquist, The State of the Legal Profession, 59 NY St. Bar J. 18, 20
(1987).
9
Por ejemplo, en un mensaje a abogados recién admitidos a la profesión en
1999, el Profesor Efrén Rivera recalcó la falta de profesionalismo con la que
algunos abogados se desempeñan profesional y personalmente. Rivera Ramos,
supra nota 2, a la pág. 35.
12
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
10
Además de la American Bar Association, distintas entidades en 46 de los
estados de Estados Unidos se han manifestado sobre el tema. Para una lista
completa de los informes de comisiones de profesionalismo y de los códigos
profesionales existentes actualmente en Estados Unidos, véase http://www.aba-
net.org/cpr/professionalism/profcodes.html. Para una lista de las comisiones
de profesionalismo en los Estados Unidos, véase http://www.abanet.org/cpr/
professionalism/profcommissions.html.
11
Paulo VI, La Abogacía, Función Social de Primer Orden (Discurso del Papa al
Consejo de la Unión Internacional de Abogados), 25 Rev. Jur. Col. Abog.
P.R. 603 (1965).
12
Id. a las págs. 604-605.
a. Honestidad
Ser un profesional requiere honestidad y ésta se requiere no
sólo en la práctica de la profesión, sino también en todos los as-
pectos de nuestras vidas. En el ámbito profesional, nuestros Cá-
nones de Ética se refieren a este principio como una obligación
13
El preámbulo de las Reglas Modelo de Conducta Profesional de la American
Bar Association recoge esta idea al señalar que “[t]o the extent that lawyers
meet the obligations of their professional calling, the occasion for government
regulation is obviated”. A.B.A. Model Rules of Professional Conduct,
Preamble 11. Véase además, Neil Hamilton, Professionalism Clearly Defined, 18
Professional Lawyer 4 (2008). En este artículo, el profesor Hamilton desa-
rrolla la idea de que lo que define a una profesión es un contrato social mediante
el cual la sociedad y el Estado le permiten a la profesión desarrollar un sistema
de auto-reglamentación a cambio de la obligación de velar que se cumplan las
funciones sociales que se esperan de los miembros de la profesión. Por ello,
cuando la falta de profesionalismo afecta la confianza de la sociedad en cuanto a
cómo se están llevando a cabo estas funciones se puede argumentar que la pro-
fesión no está cumpliendo su parte del contrato y el Estado puede imponer re-
glamentación. Para ilustrar su punto, el profesor Hamilton señala cómo luego
de cierto número de escándalos corporativos relacionados con la profesión de
la contabilidad, el Congreso intervino aprobando el estatuto Sarbanes-Oxley
mediante el cual redujo el poder de la profesión de contadores públicos para
auto-reglamentarse. Id. a la pág. 5.
14
Véase notas 1 y 10.
14
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
15
El Canon 35 señala:
“La conducta de cualquier miembro de la profesión legal ante los tribuna-
les, para con sus representados y en las relaciones con sus compañeros debe ser
sincera y honrada.
No es sincero ni honrado el utilizar medios que sean inconsistentes con
la verdad ni se debe inducir al juzgador a error utilizando artificios o una falsa
relación de los hechos o del derecho. Es impropio variar o distorsionar las citas
jurídicas, suprimir parte de ellas para transmitir una idea contraria a la que el
verdadero contexto establece u ocultar alguna que le es conocida.
El abogado debe ajustarse a la sinceridad de los hechos al examinar los tes-
tigos, al redactar afidávit u otros documentos, y al presentar causas. El destruir
evidencia documental o facilitar la desaparición de evidencia testifical en un
caso es también altamente reprochable. Código de Ética Profesional, 4 L.
P. R. A. Ap. IX, Canon 35.
16
El Canon 38 específicamente señala que la razón por la que se requiere ho-
nestidad y dignidad es por el hecho mismo de que los abogados son miembros
de una profesión. El canon establece que “[p]or razón de la confianza . . . de-
positada como miembro de la ilustre profesión legal, todo abogado, tanto en su
vida privada como en el desempeño de su profesión, debe conducirse en forma
digna y honorable.” Id., Canon 38.
17
Véase In re Padilla Rodríguez, 145 D.P.R. 536 (1998) (los Cánones 35 y 38
exigen a todo abogado ejercer su profesión con sinceridad y honradez, así como
conducirse en el desempeño de su profesión y en su vida privada de manera
digna y honorable); In re Roldán Figueroa, 106 D.P.R. 4 (1977) (un abogado
debe conducirse de forma digna y honorable tanto en la vida privada, como en
el desempeño de su función).
18
149 D.P.R. 790 (2000).
19
Id. a las págs. 798-99.
b. Respeto
20
148 D.P.R. 685 (1999).
21
Id. a la pág. 686.
22
Id. a la pág. 692. En Belk Arce, los abogados alegaron que mintieron sobre su
estado civil porque temían perder sus trabajos ya que su bufete tenía una regla
que prohibía la contratación de personas con lazos familiares. La decisión del
Tribunal esencialmente concluye que los abogados tienen que ser honestos, aún
si ello conlleva perder su empleo.
23
Véase nota 17.
24
148 D.P.R. 685, 692.
16
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
25
Véase, entre otros, Warren Burger, The Decline of Professionalism, 61 Tenn.
L. Rev. 1 (1993); Sandra Day O’Connor, Professionalism, 76 Wash. U. L.Q. 5
(1998); Clarence Thomas, A Return to Civility, 33 Tulsa L. J. 7 (1997); Melissa
Hung, A Non-Trivial Pursuit: The California Attorney Guidelines of Civility and
Professionalism, 48 Santa Clara L. Rev. 1127 (2008).
26
Rivera Ramos, supra nota 2, a la pág. 35.
27
Id. a la pág. 42.
28
Véase, por ejemplo, In re González Carrasquillo, 164 D.P.R. 813 (2005) (abo-
gado actuó de forma poco profesional e irrespetuosa cuando le sacó la lengua a
una abogada y amenazó a otro abogado durante una deposición); In re Valcárcel
Mulero, 142 D.P.R. 41 (1996); García Santiago v. Acosta, 104 D.P.R. 321 (1975).
En Estados Unidos, véase, por ejemplo, Paramount Communications Inc. v. QVC
Network Inc., 637 A.2d 34, 52-57 (Del.1994); Redwood v. Dobson, 476 F.3d 462
(7th Cir. 2007); Calzaturficio SCARPA v. Fabiano Shoe Company, 201 F.R.D.
33 (D. Mass. 2001); Morales v Zondo, 204 F.R.D. 50 (S.D. N.Y. 2001).
29
Código de Etica Profesional, supra nota 15, Canon 27.
30
Id., Canon 30. Véase además, el Canon 29, el cual señala: “Cualquier rencor
que exista entre los clientes no debe afectar la conducta de los abogados entre
sí ni las relaciones hacia el litigante contrario. Debe evitarse escrupulosamente
toda cuestión personal entre los abogados. En el trascurso de un juicio es im-
propio aludir a la historia personal o peculiaridades individuales o idiosincrasias
del abogado adversario. Los coloquios entre abogados que causan dilaciones
y provocan disputas deben también evitarse. Será altamente impropio de un
abogado hacer imputaciones falsas que afecten la reputación y el buen nombre
de un compañero…” Id., Canon 29.
31
Id., Canon 9.
32
Id., Canon 15.
33
Id., Canon 16.
34
Los abogados que necesitan que se les recuerde sobre este tipo de regla, lo
más probable no la cumplirían. Véase, Rhode supra nota 1, pág. 461 (It is
scarcely self-evident that those most in need of civility instruction will pay
attention to guidance in aspirational form).
18
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
c. Responsabilidad Profesional
El principio de responsabilidad profesional tiene a su vez tres
elementos: responsabilidad para con los clientes, responsabilidad
para con la profesión en sí y algo que se puede llamar “orgullo
propio.” Este último elemento en realidad no es otra cosa que
el deber de cada individuo de esforzarse por lograr la excelencia
en todo aspecto profesional.36 Aquél que se siente satisfecho con
35
State Bar of Arizona, A Lawyer’s Creed of Professionalism, C(1) (lawyer
should be a vigorous and zealous advocate on behalf of a client while recog-
nizing that excessive zeal may be detrimental to a client’s interests as well as
to the proper functioning of our system of justice); Oregon State Bar, State-
ment of Professionalism 368 (lawyers should represent clients zealously, but
in a responsible manner); Roger Cramton, Delivery of Legal Service to Ordinary
Americans, 44 Case Western Res. L. Rev. 531, 605, 611 (1994) (renewed
vision of professionalism will include a lawyer who cares about clients and en-
gages in moral dialogue with them while protecting client interests); The Se-
dona Conference Cooperation Proclamation 1 (2008) (cooperation does
not conflict with the advancement of clients’ interests – it enhances it. Only
when lawyers confuse advocacy with adversarial conduct do these twin duties
of loyalty present a conflict.)
36
Véase, Neil Hamilton, supra nota 13, citando a Conference of Chief Justi-
ces, A National Action Plan on Lawyer Conduct and Professionalism
(1999), en el cual se señala que “[p]rofessionalism ultimately is a personal, not
an institutional characteristic. . . . The institutional framwork of the legal com-
munity can create a climate in which professionalism can flourish, but indivi-
dual lawyers must be the ones to cultivate this characteristic in themselves.”
37
El informe del Task Force on Law Schools and the Profession de la Sección so-
bre Educación Legal de la American Bar Association, conocido como el “Mc-
Crate Report,” de julio de 1992 señala: “[A] lawyer should not be content with
simply attaining [a] level of competence. The mark of a dedicated professional
is that he or she seeks to achieve excellence…” American Bar Association Section
of Legal Education and Admissions to the Bar, Legal Education and Profes-
sional Development B An Educational Continuum 219 (1992) [McCrate
Report]. Así mismo, el párrafo 7 del Preámbulo de las Reglas Modelo de la
A.B.A. señala que los abogados deben aspirar a desarrollar sus destrezas al ma-
yor nivel. A.B.A. Model Rules of Professional Conduct, preamble [7].
38
Nuestro Código de Ética Profesional expresa este principio en el Canon 2
al señalar que todo abogado “debe realizar esfuerzos para lograr y mantener un
alto grado de excelencia y competencia en su profesión a través del estudio y la
participación en programas educativos de mejoramiento profesional.” Código
de Etica Profesional, supra nota 15, Canon 2. Véase, además, A.B.A. Model
Rules of Professional Conduct, R. 1.1 (lawyer must “engage in continuing
study and education”).
39
La competencia es uno de los valores básicos de la profesión por lo que, ob-
viamente, también es parte del concepto de profesionalismo. Este principio es
parte de todos los códigos de conducta profesional, incluyendo el Canon 18, el
cual señala que será impropio asumir una representación profesional cuando el
abogado está consciente de que no puede rendir una labor idónea competente
y que no puede prepararse adecuadamente. Código de Etica Profesional,
supra nota 15, Canon 18. Véase, A.B.A. Model Rules of Professional Con-
duct, R. 1.1 (a lawyer shall provide competent representation).
20
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
d. Responsabilidad Social
40
Código de Etica Profesional, supra nota 15, Canon 38 (todo abogado
deberá interesarse en hacer su propia y cabal aportación hacia la consecución de
una mejor administración de la justicia).
41
Roscoe Pound, The Lawyer from Antiquity to Modern Times 5 (1953).
42
In the Spirit of Service, supra nota 1, pág. 10.
43
A.B.A. Model Rules of Professional Conduct, Preamble [1].
44
Código de Etica Profesional, supra nota 15, Canon 1.
45
In the Spirit of Service, supra nota 1, pág. 48.
46
Pro bono in 2000, The Nat’ l Law J. A-10 (2000); Susan Martyn, Justice and
Lawyers: Revising the Model Rules of Professional Conduct, The Professional
Lawyer 20, 21 (2000); Rhode, supra nota 1, a la pág. 463, citando a A.B.A.
Consortium on Legal Servs. & the Public, Agenda for Access: The
American People and Civil Justice 23-32 (1996); Legal Services Corp.,
Serving the Civil Legal Needs of Low-Income Americans 12-13 (2000);
Alan W. Housman, Civil Legal Assistance for the Twenty-First Century: Achieving
Equal Justice for All, 17 Yale L. & Pol’y Rev. 369, 402 (1998).
47
Rhode, supra nota 1, a la pág. 465 (although accurate data are hard to come
by, recent surveys indicate that in most states less than one-fifth of lawyers
participate in pro bono programs for the poor) citando a Talbot D’Alemberte,
Tributaries of Justice: The Search for Full Access, 25 Fla. St. L. Rev. 631, 642 n.9,
646-47 (1998); David E. Rovella, Can the Bar Fill the LSC Shoes?, Nat’ l L.J.
A-26 (1996); State Bar of Texas, Civil Legal Services to the Poor in
Texas: Executive Summary, (2000), disponible en http://www.texasbar.com/
attyinfo/probono/legpoor.htm ( Jan. 14, 2000); State of N.Y. Admin. Bd. of
the Court, Report on Pro bono Activity of New York State Bar, disponible
en http://www.courts.state.ny.us/probono/pbrpt.htm (reporting that 47% of the
attorneys who responded to the survey perform pro bono services).
22
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
48
Joseph Zengerle, Everybody Loses Without Pro bono, The Nat’ l Law J. A-20
(2000); Lawrence Fox, Ethics 2000: Is It Good for Clients?, The Professional
Lawyer 17, 18 (2001).
49
Pro bono in 2000, The Nat’ l Law J. A-10 (2000); Lawrence Fox, supra nota
48, a la pág. 18 (surveys suggest that firms’ requirements of billable hours make
many lawyers feel they do not have time, or cannot afford, to undertake pro
bono work). McCrate Report, supra nota 37, págs. 79-80 (large law firms
have become more profit oriented resulting in a change in large firm culture).
El informe de la Comisión de Profesionalismo de la American Bar Association
publicado en 1986 sugirió que los bufetes privados consideraran las horas dedi-
cadas a trabajo pro bono como parte del total de horas facturadas para propósitos
de la evaluación de la productividad de los abogados. Report of the Commis-
sion on Professionalism, supra nota 1, pág. 48.
50
Rivera Ramos, supra nota 2, pág. 38. El Profesor Rivera Ramos también
menciona un artículo del abogado y profesor catalán Ramón Mullerat en el
cual señala que “[h]ay una tendencia preocupante entre algunos abogados de
someterse a la comercialización de hoy. Para ellos, la acumulación de riqueza
se ha convertido en el foco dominante de la vida profesional, quedándole poca
energía o compromiso para con el servicio público o el trabajo “pro bono” en
favor de los necesitados.” Id. a la pág. 39. Véase, además, Richard C. Baldwin,
Rethinking “Professionalism” – and Then Living It!, 41 Emory L.J. 433, 436
(1992) (the most important substantive value carried by our professional heri-
tage is access to justice for all members of society).
51
William Rehnquist, The State of the Legal Profession, 59 NY St. Bar J. 18,
20 (1987).
52
Código de Etica Profesional, supra nota 15, Canon 1.
24
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
53
El primer párrafo del preámbulo de las Reglas Modelo de la A.B.A señala:
“A lawyer, as a member of the legal profession, [has] a special responsibility
for the quality of justice.” A.B.A. Model Rules of Professional Conduct,
Preamble [1], [6]. Véanse, además, A.B.A. Model Rules of Professional
Conduct, R. 6.1 (every lawyer has a professional responsibility to provide legal
services to those unable to pay); Code of Professional Responsibility, EC
2-25 (every lawyer should find time to participate in serving the disadvanta-
ged).
54
A.B.A. Model Rules of Professional Conduct, Preamble [6]. La Juez
del Tribunal Supremo de Estados Unidos Sandra Day O’Connor también se
ha expresado sobre este tema. En un intento por distinguir la práctica de la
profesión de una empresa comercial señaló en su opinión disidente en Zauderer
v. Office of Disciplinary Counsel, 471 U.S. 626, 676-77 (1985):
55
El informe de la Comisión de Profesionalismo de la American Bar Associa-
tion publicado en 1986 recalcó la necesidad de aumentar la participación en
programas pro bono, pero rechazó claramente la idea de crear una regla man-
datoria:
There is a need for increasing the pro bono activities of the entire Bar, particu-
larly to serve the needs of those groups that are unable to afford representation.
...
Still, the Commission believes that.... such services are a moral obligation on
the part of the individual lawyer.
26
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
57
La Regla 8.1 del borrador de 1980 de lo que eventualmente se convirtió
en las Reglas Modelo contenía una obligación sobre trabajo pro bono que leía
como sigue:
A lawyer shall render public interest legal service. A lawyer may dis-
charge this responsibility by service in activities for improving the law,
the legal system or the legal profession, or by providing professional
services to persons of limited means or to public service groups or
organizations. A lawyer shall make an annual report concerning such
service to the appropriate regulatory authority.
58
Según aprobada eventualmente, la regla cambió la palabra “shall” a “should,”
eliminó el requisito de hacer un informe anual y reconoció la posibilidad de
cumplir con la obligación a base de contribuciones monetarias a organizaciones
que proveen servicios legales a personas de escasos recursos. Véase, A.B.A.
Model Rule 6.1.
59
Rotunda & Dzienkowski, supra nota 56, §6.1-2, pág. 1005.
60
Algunos de éstos son los siguientes. La imposición de una obligación de
prestar servicios a personas necesitadas puede resultar en la prestación de servi-
cios de baja calidad porque estaría a cargo de abogados obligados a representar
clientes en contra de su voluntad o porque no habría garantía de que los abo-
gados tienen experiencia en el area de derecho envuelta. Si se trata de evitar
esta situación mediante la imposición de la obligación a abogados con experien-
cia, la obligación recaería desproporcionalmente sobre cierto número limitado
de abogados. Finalmente, se ha argumentado que imponer una obligación de
prestar servicios pro bono va en contra de los valores altruistas sobre los cuales se
basa el deber de proveer ayuda voluntariamente y, por lo tanto, puede reducir la
satisfacción que se siente como resultado de prestar servicios voluntariamente.
Véase, Mary Coombs, Your Money or Your Life: A Modest Proposal for Mandatory
Pro bono Services in Richard Abel, ed., Lawyers: A Critical Reader 249, 250
(1997).
61
De hecho, se puede argumentar que esta aspiración (la de que todos los abo-
gados contribuyan monetariamente) debe ser una obligación mandatoria. So-
bre este tema, véase el artículo Your Money or Your Life: A Modest Proposal for
Mandatory Pro bono Services, mencionado en la nota 60. En ese artículo se
argumenta que la imposición de una obligación mandatoria de contribuir mo-
netariamente tiene varias ventajas sobre otros tipos de alternativas mandatorias.
Por ejemplo, un argumento en contra de una regla mandatoria es que su im-
plementación puede resultar en baja calidad de servicios porque algunos de los
abogados obligados a prestar los servicios lo hacen a regañadientes o porque los
servicios son en areas de derecho en las cuales los abogados obligados a llevar
la representación no tienen experiencia. Al darle la opción a los abogados de
cumplir con su obligación simplemente haciendo una contribución monetaria a
alguna organización que presta los servicios se asegura que solo aquellos aboga-
dos que sí quieren trabajar prestando esa clase de servicios son los que lo hacen.
Aquellos que no tienen experiencia o que no quieren, o no pueden, dedicar las
horas de trabajo no tienen que hacerlo pero si tienen que contribuir a financiar
a aquellos otros que sí quieren aceptar la representación.
62
Rivera Ramos, supra nota 2, pág. 34. (“. . . no es secreto para nadie la baja
estima en que muchos sectores de la población tienen a los abogados en todas
partes del mundo . . . Encuestas y estudios realizados en Europa, los Estados
Unidos y la América Latina avaluan esta percepción pública de la profesión con
abundancia de detalles.”)
28
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
63
Rotunda & Dzienkowski, supra nota 56, §1-7, pág. 43. Se ha dicho que hasta
Abraham Lincoln se quejó en una ocasión sobre “la percepción popular de que
los abogados son necesariamente deshonestos.” Richard Zitrin & Carol Lan-
gford, The Moral Compass of the American Lawyer 3 (1999).
64
Rotunda & Dzienkowski, supra nota 56, §1-7, pág. 45.
IV. Conclusión
65
Como señala el Canon 3 un elemento importante de la responsabilidad pro-
fesional que se espera de todo abogado es el deber de educar al público. Códi-
go de Etica Profesional, supra nota 15, Canon 3.
66
Para una discusión sobre estas y otras sugerencias, véase Rivera Ramos, supra
nota 2.
30
Comentarios sobre la profesión y el profesionalismo
67
Evidentemente esta expresión es una mala traducción de la famosa explica-
ción del Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos Potter Stewart quien, al
preguntársele su definición de pornografía, aceptó que no podía definir lo que
constituía pornografía pero que ... “I know it when I see it.” Jacobellis v. Ohio,
378 U.S. 184, 197 (1964) (Stewart, concurring) (I shall not today attempt fur-
ther to define [pornography]; and perhaps I could never succeed in intelligibly
doing so. But I know it when I see it, and the motion picture involved in this
case is not that.).
68
A.B.A. Standards for Approval of Law Schools, Standard 302 (students must
receive instruction in professional responsibility, or on the history, goals, struc-
ture, values, rules, and responsibilities of the legal profession and its members)
disponible en http://www.abanet.org/legaled/standards/20082009StandardsW
ebContent/Chapter%203.pdf. El único otro curso que se requiere específica-
mente es un curso sobre redacción en el contexto de la práctica profesional. Id.
*
Catedrática de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, autora
de la propuesta para la creación del Programa Pro Bono UPR y coordinadora
del programa durante el año académico 2007-2008. La autora desea agradecer
a las profesoras Glenda Labadie Jackson, Érika Fontánez Torres y María Jimé-
nez, sus recomendaciones y observaciones. También agradece a su ayudante de
cátedra, Raiza Cajigas, por la colaboración brindada en las labores de revisión
y cotejo del artículo.
1
William M. Sullivan, Anne Colby, Judith Welch Wegner, Lloyd Bond
& Lee S. Shulman, Educating Lawyers: Preparation for the Profession
of Law 85 (2007) (Informe Carnegie).
32
programa de estudios con el objetivo de atemperar la oferta acadé-
mica a las exigencias y necesidades de los tiempos, para así brindar
a sus alumnos las mejores y más diversas oportunidades de for-
mación y adiestramiento. A tenor con dicha política, en mayo de
2007 la Escuela de Derecho incorporó al programa académico un
nuevo ofrecimiento bajo el nombre de “El Programa Pro Bono de la
Universidad de Puerto Rico”.
Con la introducción de esta iniciativa, la Escuela se propu-
so enriquecer el currículo conducente al grado de Juris Doctor,
incorporando de forma aún más estructurada y visible que hasta
el presente, la dimensión del servicio público como componente
esencial de la formación profesional de los abogados y abogadas.
Al iniciar el Programa Pro Bono UPR, la Escuela de Derecho
se unió a un selecto grupo de otras escuelas que, receptivas a las
tendencias y desarrollos más recientes en materia de educación ju-
rídica, han redoblado esfuerzos para enfatizar en sus programas la
enseñanza de aquellos valores que deben distinguir a los abogados
y abogadas como profesionales comprometidos con el servicio y el
fin público.
Los principios antes esbozados sirven de telón de fondo al
presente artículo en el que se esboza el proceso de diseño, orga-
nización y puesta en marcha del Programa Pro Bono UPR. En la
Parte I se exponen los referentes internos y externos que sirvieron
de plataforma a la conceptualización y diseño del programa. En
la Parte II se examina cómo este tipo de programa se inserta en
las corrientes más vanguardistas en el campo de la educación jurí-
dica. En este respecto se le prestará particular atención al informe
Educating Lawyers; Preparation for the Profession of Law,2 publica-
do recientemente por la Carnegie Foundation y cuyos principales
señalamientos y recomendaciones coinciden plenamente con los
objetivos del Programa Pro Bono UPR. En la Parte III se discute
el modelo de programa adoptado, así como los proyectos desarro-
llados, las comunidades servidas, las experiencias de aprendizaje
y los logros obtenidos hasta la fecha. Por último, a un año de la
adopción del Programa Pro Bono UPR, tras un análisis intros-
2
Id.
3
Catálogo de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico
7 (2006).
34
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
4. Autoestudio 2001
El Informe de Autoestudio que la Escuela de Derecho adoptó
en el año 2001, en ocasión de la visita de sus agencias acreditadoras,6
expresamente incluyó como meta programática la creación de nue-
vos programas que propendan a un mejor y más diverso ámbito de
oportunidades y experiencias de aprendizaje para los estudiantes.
En el resumen de los principales objetivos a perseguir se incluyó
específicamente: “…the promotion of concerns relating to access
to justice in all our substantive, procedural and clinical courses”.7
4
Revisión del Programa de Estudios Conducente al Grado de Juris
Doctor, Anejo 5ª, pág. 7 (1999).
5
Id. a la pág. 1.
6
La Escuela de Derecho de la UPR está acreditada desde el 1945 por la Ame-
rican Bar Association (ABA) y es miembro de la Association of American Law
Schools (AALS) desde el 1948. Véase Hans Perl Matanzo, La Escuela de Dere-
cho de la Universidad de Puerto Rico: Un Legado de Manuel Rodríguez Ramos, 73
Rev. Jur. U.P.R. 1095, 1122-1123 (2004).
7
Autoestudio 2001-2002, Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto
Rico 187 (2002).
8
Plan Estratégico Visión Universidad 2016, Senado Académico de la Uni-
versidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras 2 (2006-2007).
9
Antonio García Padilla, Diez para la Década, Agenda para la Plani-
ficación 2006 -2016 14 (2005-2006).
10
Standards for Approval of Law Schools, Council of the Section of Legal Edu-
cation and Admissions to the Bar, American Bar Association, Section 302 (b)
(2008-2009), disponible en http://www.abanet.org/legaled/standards/200820
09StandardsWebContent/Chapter%203.pdf; Bylaws and Executive Committee
Regulations Pertaining to The Requirements of Membership, AALS, Bylaw 6-7.9
(2005) disponible en http://aals.org/about_handbook_requirements.php.
11
Standards for Approval of Law Schools, supra nota 11.
36
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
12
Id.
13
En la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico se llevan a cabo,
por conducto de organizaciones estudiantiles y directivas de clases graduandas,
actividades de naturaleza cívica o caritativa tales como aportaciones monetarias
a favor de asociaciones benéficas como la Asociación Americana contra el Cán-
cer, la limpieza de playas y recolectas de alimentos para personas damnificadas
por fenómenos naturales.
14
La Escuela de Derecho de la Universidad de Tulane se convirtió en el 1987
en la primera que estableció el servicio pro bono como requisito de graduación.
Véase Cynthia F. Adcock, A Handbook on American Law School Pro
Bono Programs 7 (2001).
15
La Clínica de Asistencia Legal de la UPR, fundada en 1952, se distingue
por ser, dentro de la comunidad de escuelas acreditadas por la ABA, uno de
los pocos proyectos que ofrece, desde la misma escuela y con un presupuesto
propio, una experiencia clínica en vivo que permite a los estudiantes representar
a clientes reales bajo la supervisión de un profesor o profesora. Véase Ana Ma-
tanzo Vicens, La Educación Jurídica Clínica en Puerto Rico: la Clínica de Asisten-
cia Legal de la Universidad de Puerto Rico, 60 Rev. Jur. U.P.R. 3, 12-13 (1991).
La reciente revisión curricular, que redujo a la mitad el número de los créditos
obligatorios, respetó el carácter mandatario del curso clínico, precisamente en
reconocimiento a la aportación que la experiencia clínica brinda a la iniciación
crítica del alumno al ejercicio de la profesión. Véase Revisión del Programa
de Estudios Conducente al Grado de Juris Doctor, supra nota 5, a la
pág. 20.
38
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
2. Jornadas Ambientales
Como parte de las Jornadas de Derecho Ambiental de la Aso-
ciación Nacional de Derecho Ambiental (“ANDA”) se han or-
ganizado actividades de asesoría y capacitación para beneficio de
diversas comunidades y organizaciones dedicadas a la defensa de
la justicia ambiental. Cabe destacar que en agosto de 2007, la Di-
visión Estudiantil de la ABA le concedió a ANDA el premio Judy
M. Weightman Memorial Public Interest Award en reconocimiento
a su extraordinaria aportación al servicio público.
3. Clínicas especializadas
En años recientes, la Escuela de Derecho ha ampliado y forta-
lecido su oferta clínica mediante la creación de sesiones dedicadas
a la representación de sectores que tienen una urgente necesidad
de servicios legales en determinadas áreas especializadas del de-
recho. Entre estas nuevas sesiones se encuentran las clínicas de
Desarrollo Comunitario, Derecho Ambiental, Inmigración, Salud
de Mujeres Confinadas, Mediación y Derechos Humanos; esta
última se dedica a la defensa de los derechos de homosexuales,
lesbianas, transexuales y transgéneros.
5. Ofrecimientos curriculares
En los últimos años se han ofrecido consistentemente, o se han
incorporado al currículo, cursos electivos tales como Sociología del
Derecho, Derecho y Pobreza, Derecho y Cambio Social y diversos
seminarios especializados sobre temas relacionados.16 También se
añadió al currículo medular del primer año de estudios el curso La
Profesión Jurídica, dedicado al estudio de la historia, valores, apti-
tudes y rol social de la profesión, el cual incluye un componente
especialmente dedicado al tema de acceso a la justicia.
ii.
La educación jurídica y la responsabilidad social
del abogado: nuevas tendencias y desarrollos
16
Académicas de la talla de la profesora Ellen Chapnik, Decana del Programa
de Iniciativas por la Justicia Social de la Escuela de Derecho de la Universidad
de Columbia, y la profesora Lucie White, Catedrática de la Escuela de Derecho
de la Universidad de Harvard, han ofrecido los cursos Pro Bono Practice and
Design (marzo 2007) y Community Action for Social and Economic Rights (abril
2008), respectivamente.
17
Richard C. Baldwin, Rethinking “Professionalism”- and Then Living It!, 41
Emory L.J. 433, 436 (1992); Fred C. Zacharias, Reconciling Professionalism and
Client Interests, 36 Wm. & Mary L. Rev. 1303, 1317-1318 (1995).
18
Código de Ética Profesional, 4 L.P.R.A. Ap. IX, C. I (1970, según enmen-
dado).
40
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
19
Jaime B. Fuster, La Misión del Abogado en el Mundo Contemporáneo y sus Impli-
caciones para las Escuelas de Derecho, el Tribunal Supremo y el Colegio de Abogados,
36 Rev. Jur. U.P.R. 579 (1967); Fuster, La Responsabilidad Social del Abogado,
Ley y Foro 15-19 (2003).
20
El Canon I textualmente dispone que: “[c]onstituye una obligación funda-
mental de todo abogado luchar continuamente para garantizar que toda persona
tenga acceso a la representación capacitada, íntegra y diligente de un miembro
de la profesión legal”. Véase Código de Ética Profesional, supra nota 19.
21
Sólo siete jurisdicciones estatales exigen informar el número de horas de ser-
vicio pro bono que rinden los abogados anualmente, a saber: Florida, Hawaii,
Illinois, Maryland, Mississippi, Nevada y New Mexico. Otras diez (10) han
adoptado normas de carácter voluntario. Véase Pro Bono Reporting, Standing
Committee on Pro Bono and Public Service and the Center Pro Bono, Ame-
rican Bar Association, disponible en http://www.abanet.org/legalservices/pro-
bono/reporting.html.
22
En 1998 el Tribunal Supremo aprobó el Reglamento para la Asignación de
Abogados y Abogadas de Oficio en Casos de Naturaleza Penal, 4 L.P.R.A. Ap.
XXVIII.
2. Informe MacCrate
El Informe MacCrate de 1992, también publicado por la ABA,
expresó que el deber de promover la justicia y brindar servicios
legales pro bono constituye uno de los principales valores de la
profesión.26
3. Informe Haynsworth
La ABA, a tenor con su objetivo de reforzar los valores pro-
pios de la profesión, publicó en 1996 el Informe Haynsworth con
23
Véase, en general, Deborah L. Rhode, Cultures of Commitment: Pro Bono for
Lawyers and Law Students, 67 Fordham L. Rev. 2415 (1999).
24
Para un análisis del surgimiento de las grandes firmas de abogados y sus efec-
tos en la práctica de la profesión, véase The Large Firm Phenomenon, an Edu-
cational Continuum, Report on the Task Force on Law Schools and the Profession:
Narrowing the Gap, 1992 A.B.A. Sec Legal Educ. and Admissions to the
Bar, Legal Educ. and Prof. Dev 75-88 (Informe MacCrate).
25
Véase “…In the Spirit of Public Service”: A Blueprint for the Rekindling of
Lawyer Professionalism, 1986 A.B.A. Commission on Professionalism (In-
forme de la Comisión Stanley).
26
Informe MacCrate, supra nota 25, a la pág. 125.
42
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
27
Teaching and Learning Professionalism, 1996 A.B.A. Sec. Legal Educ. and
Admissions to the Bar, Report of the Professionalism Commission 1 (In-
forme Haynsworth).
28
Learning to Serve: The Findings and Proposals of the AALS Commission on Pro
Bono and Public Service Opportunities, 1999 A.A.L.S. Commission on Pro
Bono and Public Service Opportunities.
29
Adcock, supra nota 15, a la pág. 4.
30
Pro Bono and Public Service and the Center for Pro Bono, disponible en http://
www.abanet.org/legalservices/probono/committeeinfo.html#cteinfo.
31
Renaissance of Idealism in the Legal Profession, 2006 A.B.A. Commission on
the Renaissance of Idealism in the Legal Profession 1.
32
Standards for Approval of Law Schools, supra nota 11.
33
Otras trece (13) escuelas exigen como requisito de graduación la participa-
ción del alumno en algún programa de servicio público. Cuatro (4) escuelas
exigen la prestación de servicios comunitarios. Hoy día, ciento diez (110) es-
cuelas ofrecen programas pro bono de participación voluntaria y veinticinco
(25) tienen programas independientes creados por estudiantes. Véase Chart of
Law School Pro Bono Programs, disponible en http://www.abanet.org/legalservi-
ces/probono/lawschools/pb_programs_chart.html.
34
Model Rules of Professional Conduct Preamble 1 (2007).
35
La Regla 6.1 lee: “[e]very lawyer has a professional responsibility to provide
legal services to those unable to pay.” Id. R. 6.1.
36
Id.
44
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
37
In re Aprobación del Nuevo Reglamento para la Asignación de Abogados y
Abogadas de Oficio en Procedimientos de Naturaleza Penal, 2008 T.S.P.R. 68.
Véase, además, Reglamento, supra nota 23.
38
Primer Congreso de Acceso a la Justicia en Puerto Rico de mayo de
2002 y XXII Conferencia Judicial (2005).
39
In re Comité para el Estudio de la Asignación de Abogados y Abogadas de
Oficio, 2004 T.S.P.R. 7.
40
In re Comisión de Acceso a la Justicia, 2003 T.S.P.R. 20.
41
Informe final: Propuesta plan estratégico Comité para el estudio de
la Asignación de Abogados y Abogadas de oficio (2005); Informe Comi-
sión de Acceso a la Justicia (2004).
42
Uno de los imperativos del Plan Estratégico de la Rama Judicial de Puerto
Rico 2007-2011 es garantizar el acceso a la justicia es. Entre las estrategias
adoptadas se incluye la creación de un organismo permanente para asesorar en
la formulación de la política pública en torno al acceso a la justicia. El docu-
mento está disponible en http://www.tribunalpr.org/Obra-JUSTICIA.pdf.
43
Informe de Reglas de Conducta Profesional de la Comisión Revisora
del Código de Ética Profesional, Colegio de Abogados de Puerto Rico
119-120 (2000).
44
Id.
45
Véase Arthur T. Von Mehren, Law in the United States: A General
and Comparative View 25-26 (1988).
46
Véase Robert Granfield, Making Elite Lawyers 28–29 (1992).
46
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
47
Gary Bellow, Looking at Law Schools: A Student Guide from the
Society of American Law Teachers 236, 237 (1984).
48
James E. Moliterno and Fredric I. Lederer, An Introduction to Law,
Law Study and the Lawyer’s Role 3 (1999). Véase, además, William Twi-
ning, “What are Law Schools For?,” Blackstone’s Tower: the English
Law School 52–53 (1994); Alberto Bernabe Riefkhol, Tomorrow’s Law Schools:
Globalization and Legal Education, 32 San Diego L. Rev. 137, 144 (1995).
49
Von Mehren, supra nota 46, a la pág. 26.
50
Id.
51
Id.
52
En 1968 la Fundación Ford financió la creación del Council on Legal Edu-
cation for Professional Responsibility, organización que impulsó el crecimiento
de los programas clínicos en las escuelas de derecho norteamericanas. Véase
Training for the Public Profession of the Law, A Report to the Association of Ame-
rican Law Schools, pt.1, § 2, a la pág. 56 (P. Carrington Report, AALS Annual
Meeting Proceedings, 1971).
53
Ante la naturaleza vicaria del método del caso, se contrastaban las ventajas
que para tales fines proponía el método clínico en el que el aprendizaje se deriva
de experiencias directas y no filtradas. Véase David Barnhizer, Clinical Educa-
tion at the Crossroads: The Need for Direction, B.Y.U.L. Rev. 1025, 1028 (1977).
54
Id. a la pág. 1034. Véase, además, Gary Bellow, On Talking Tough to Each
Other: Comments on Condlin, 33 J. Legal Educ. 619, 622 (1983); Charles H.
Miller, Living Professional Responsibility-Clinical Approach, Clinical Educa-
tion for the Law Student 99 (1973). Véase también Sullivan, supra nota 2,
a la pág. 92.
55
Bellow, supra nota 48, a la pág. 239.
56
Sullivan, supra nota 2.
48
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
57
Sullivan, supra nota 2, a las págs. 9, 13-14.
58
Id. a la pág. 74.
59
Id. a la pág. 84. Para un excelente análisis del significado de “profesionalis-
mo” en este contexto, véase Neil Hamilton, Professionalism Clearly Defined, The
Professional Lawyer, Vol. 18 No. 4 (2008).
60
Sullivan, supra nota 2, a las págs. 30 - 31.
61
Id. a la pág. 191; Matanzo, supra nota 16, a las págs. 16 y 22.
62
Roy Stuckey et al, Best Practices for Legal Education 125 (2007).
63
Peggy Cooper Davis, The Development of Professional Identity in
Law Students 124–126 (2006).
64
Sullivan, supra nota 2, a la pág. 200.
50
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
65
Id. a la pág. 30.
66
La Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard enmendó recientemen-
te su currículo para, entre otros cambios, añadir al plan de estudios del primer
año un curso intensivo para el desarrollo de las destrezas para la solución de
problemas (“problem solving skills”). El nuevo programa enfatiza el aprendizaje
en contexto y amplía significativamente los ofrecimientos clínicos. Además,
incorpora como requisito de graduación la participación en algún programa de
servicio pro bono. Véase Harvard Law School, Harvard Law Bulletin,
Vol. 59 No. 1, 17-23 (Winter 2008). Por su parte, la AALS dedicó su con-
ferencia anual en enero de 2008 al tema: Reassessing our Roles as Scholars and
Educators in the Light of Change.
67
Sullivan, supra nota 2, a las págs. 138-139.
68
Id. a las págs. 238-239.
69
Chart of Law Schools, supra nota 34.
70
Id.
52
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
71
Model Rules, supra nota 35.
54
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
4. Estudiantes
Con el fin de estimular la más amplia participación de los es-
tudiantes, se adoptó una política de admisión al programa muy
liberal. De ahí que los requisitos para participar en el programa se
72
Deborah L. Rhode, Pro Bono in Principle and in Practice, Standford Law
School, Public Law Working Paper No. 66, 18 (2003).
5. Profesores Participantes
La incorporación del mentor o mentora académica es proba-
blemente la característica más distintiva del Programa Pro Bono
UPR. Hasta donde tenemos conocimiento, muy pocos otros pro-
gramas, si alguno, se conducen con el beneficio de supervisión
académica directa.73 De hecho, uno de los principales hallazgos
del estudio de la Profesora Deborah Rhode; Pro Bono in Principle
and in Practice: Public Service and the Professions demostró que una
parte significativa de los estudiantes encuestados evaluaron nega-
tivamente sus experiencias de pro bono debido a la falta de interés
y participación de sus profesores y profesoras.74
Desde el inicio del programa se hizo hincapié en el propósito
esencialmente educativo del proyecto y para ello resultaba indis-
pensable la participación de los profesores y profesoras de la fa-
cultad. Este objetivo encontraba apoyo en las recomendaciones de
los diversos informes de la ABA antes mencionados.75 También
se utilizó como referencia el plan estratégico conocido como el
National Action Plan on Lawyer Conduct and Professionalism, adop-
tado en 1996 por la Conferencia Judicial de los Jueces Presidentes,
el cual reconoce la influencia positiva que las relaciones de mento-
73
Del mismo modo, ninguna escuela de derecho hoy día exige que la facultad
brinde servicios legales pro bono. Véase Pro Bono, supra nota 31.
74
Rhode, supra nota 73, a la pág. 97; Sullivan, supra nota 2, a la pág. 139.
75
Informe MacCrate, supra nota 25; Informe de la Comisión Stanley, supra
nota 26; Informe Haynsworth, supra nota 28.
56
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
76
A National Action Plan on Lawyer Conduct and Professionalism
(adoptado el 21 de enero de 1999 por la Conferencia de Jueces Presidentes).
Para un análisis a fondo sobre este tema, véase Neil Hamilton & Lisa Mont-
petit Brabbit, Fostering Professionalism through Mentoring, 57 J. Legal Educ.
1 (2007).
77
La convocatoria se extendió a abogados y abogadas de la práctica privada y a
centros de servicios legales gratuitos, invitándoles a apadrinar algún proyecto.
En el primer año del programa no se produjeron propuestas para proyectos
externos. No obstante, varios de los proyectos generados por propuestas de do-
centes contaron con la colaboración de profesores, profesoras y de abogados y
abogadas, que sin ser mentores, aportaron sus servicios profesionales en alguna
etapa del proyecto.
A. Proyectos
Constituyó una agradable sorpresa que en cuanto el programa
se anunció a la comunidad de la Escuela de Derecho, este recibió
la más entusiasta acogida por parte de los profesores. Además, a
partir de la primera reunión de orientación celebrada durante el
mes de septiembre de 2007, la iniciativa generó entre los estudian-
tes un interés de una magnitud insospechada.
Como producto de ese interés y energía, lo que comenzó cau-
telosamente con apenas cuatro (4) proyectos, al cabo de unos diez
meses había proliferado de tal forma que el año académico con-
cluyó con nueve (9) proyectos en operación y otros tres en eta-
pa de planificación, próximos a comenzar en el año académico
2008-2009.
Los proyectos cubren intereses diversos pero todos parten de
un mismo compromiso: promover el acceso a la justicia de aque-
llas personas de escasos recursos que tengan necesidad de recibir
servicios y orientación legal. Cuatro de los proyectos, por ejemplo,
procuran asesoría legal para diversas comunidades en distintos
sectores de la isla sobre controversias o problemas relacionados
con el derecho de propiedad, el derecho ambiental y el desarrollo
y revitalización social y económica.
El trabajo que se realiza en uno de estos proyectos se rela-
ciona específicamente con los temas de la justicia ambiental y la
capacitación de los ciudadanos y ciudadanas para lograr responder
y actuar efectivamente ante las diversas situaciones que puedan
58
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
78
Este proyecto está dirigido por la profesora Érika Fontánez Torres y cuenta
con la colaboración de las licenciadas Maritere Padilla y Laura B. Arroyo. Ade-
más de ofrecer en diversas comunidades talleres informativos en temas relacio-
nados con la protección del ambiente, los estudiantes del proyecto prepararon
un Manual de Derecho Ambiental para las Comunidades, con el fin de capacitar
a los ciudadanos en la defensa efectiva de la política pública y de la justicia
ambiental.
79
Este proyecto contó con la participación de diecisiete (17) estudiantes, que
laboraron bajo la dirección de la profesora Érika Fontánez Torres, y con la co-
laboración de los profesores Michel Godreau y Carlos Díaz Olivo y de la Lcda.
María Hernández.
80
Este proyecto, bajo la dirección de la autora del presente artículo, contó con la
colaboración de las profesoras Érika Fontánez Torres, María Jiménez y Ana C.
Gómez y de los abogados Alvin Couto y Víctor Pérez de Probono Inc.
81
La Lcda. Carmen Correa, profesora de la Facultad de Administración de
Empresas y quien también colabora con CAUCE, es la mentora de este pro-
yecto.
82
La profesora Patricia Otón es la mentora de este proyecto, el que además
cuenta con la colaboración de Carmen Rivera, Directora Ejecutiva de Pro Fa-
milia, y Blanca Cuevas, Directora del Programa de Educación de Pro Familia.
83
Los veinte y siete (27) alumnos y alumnas que participaron en este proyecto
bajo la supervisión del Profesor Ricardo Alfonso, dedicaron gran parte de sus
esfuerzos a cabildear ante la Legislatura en contra de la aprobación de la Certi-
ficación 99. EL grupo también contó con la colaboración del Dr. José Toro Al-
fonso, el Lcdo. Osvaldo Burgos Pérez, la Dra. Carmen Vélez, el Padre Manuel
Olmos de la Iglesia Metodista y la Iglesia Metropolitana Cristo Sanador y de
diversas organizaciones, tales como Puerto Rico para Tod@s, La Comisión de
Derechos Civiles, el Proyecto Tanamá.
84
Este programa contó con la mentoría de la profesora Myrta Morales Cruz,
quien laboró en colaboración con los abogados Fernando Zambrana, Julie Cruz
y Ángel Robles, Romelinda Grullón del Centro de la Mujer Dominicana y la
Escuela Graduada de Trabajo Social. Merece resaltarse que este fue el primer
proyecto creado por iniciativa de un grupo de estudiantes encabezado por Jesús
García Hernández. Los estudiantes formularon su propuesta y se encargaron
de su organización.
85
El mentor de este proyecto es el profesor Aníbal Rosario. Participaron 22
estudiantes de derecho que contaron con la colaboración de las siguientes es-
cuelas: Escuela Superior República de Colombia, Escuela Superior Ramón
Vila Mayo, Futuros Abogados de la Escuela Superior Ana Roque de Humacao,
Escuela Superior de Naranjito, Taller de Derechos Civiles UPR, Aula Verde,
Escuela Elemental de la Comunidad de Monte Hatillo. Escuela Superior José
Campeche de San Lorenzo, Escuela Superior de Ciales, la Escuela Superior de
Morovis, Escuela Superior de Coamo y Grupo Piloto de la Escuela Superior
de Barceloneta.
60
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
B. Logros obtenidos
Al concluir el primer año del programa Pro Bono UPR la
suma de las aportaciones que profesores, estudiantes y colabora-
dores habían logrado era verdaderamente impresionante. Ciento
cincuenta estudiantes participaron activamente en el programa y
contaron con la supervisión y guía de un total de nueve mentores
académicos y de otros catorce profesores y profesoras y abogados
y abogadas que colaboraron en varios de los proyectos. Los estu-
diantes brindaron un total agregado de 2,245 horas de servicio.
Más importante aún que las cifras antes esbozadas, las opor-
tunidades formativas que se ofrecieron a través de las experiencias
de servicio estimularon en los alumnos la voluntad y disposición
hacia el servicio público, integrando a ello la capacitación y forma-
ción profesional, sin tener que esperar al curso clínico en su último
año de estudios. Se pudo fomentar así el estudio y la acción en
torno a la causa del acceso a la justicia.
Además, y no menos importante, las experiencias del servicio
pro bono lograron que los estudiantes comenzaran a asumir el rol
profesional en una etapa temprana de sus estudios. Con ello se
consiguió exponerlos a los procesos multidimensionales del que-
hacer jurídico y sobre todo, al complejo proceso de toma de deci-
siones, característico del ejercicio profesional.86
Como expresó la Profesora Érika Fontánez Torres en el acto
de clausura que organizaron los estudiantes para informar los lo-
gros del proyecto, quedaba demostrado que el servicio pro bono:
• Genera una reflexión más rica sobre la creación y aplicación de normas
y de la jurisprudencia.
86
Matanzo, supra nota 16, a la pág. 16.
V. Conclusión
87
Mensaje de Clausura en la Noche de Logros a cargo de la Prof. Érika Fon-
tánez Torres, Catedrática Asociada de la Escuela de Derecho de la Universidad
de Puerto Rico, mentora académica de los proyectos Pro Bono Caño Martín
Peña y ANDA y actual Coordinadora del Programa Pro Bono.
88
El proyecto no hubiese sido posible sin el compromiso y dedicación de las si-
guientes profesoras y profesores; Érika Fontánez Torres, Patricia Otón, Aníbal
Rosario, María Jiménez, Myrta Morales y Carlos Concepción.
62
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
89
Durante el primer año del programa participaron como mentoras tres (3)
profesoras de derecho con nombramiento regular. La mentoría del resto de los
proyectos la ofrecieron cinco (5) otros profesores y profesoras adjuntos o por
contrato y una (1) profesora de la facultad de Administración de Empresas.
90
Erwin Chemerinsky, A Pro Bono Requirements for Faculty Members, 37 Loyo-
la of Los Angeles Law Review 1235 (2004).
91
Entre las recomendaciones formuladas por la AALS Commission on Pro
Bono and Public Service Opportunities en su informe “Learning to Serve” se
propone que toda escuela de derecho adopte una política formal que promueva
la prestación de servicios pro bono por los miembros de la facultad, incluyendo
el deber de reportar anualmente el servicio rendido. El documento está dispo-
nible en www.aals.org/probono/project2.
92
Melanie Kushnir, Building and Sustaining an Effective Law School Pro Bono
Program with a Baker’s Dozen Tips, Syllabus, ABA Vol. 39 No. 2, 7 (2008).
93
Entre los estudios más conocidos se encuentra el de la Profesora Deborah L.
Rhode, supra nota 73, y uno más reciente de Robert Granfield, The Pedagogy
of Public Service: Assessing the Impact of Mandatory Pro Bono on Young Lawyers,
Law School Admission Council (2004-2005).
64
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
94
Deborah L. Rhode, Access to Justice 5 (2004).
95
Scott L. Cummings, The Politics of Pro Bono, 52 U.C.L.A. L. Rev. 1, 6
(2004).
96
Véase, en general, Christine H. McGuire, Educating Professionals:
Responding to New Expectations for Competence and Accountability
(1993).
97
Dicho código se encuentra sometido ante la consideración del Tribunal Su-
premo desde el 2005.
98
El 1 de mayo de 2008 se circuló un proyecto de enmienda al Reglamento de
Abogados de Oficio que atiende algunos de los señalamientos de la Comisión.
No obstante, dista mucho de las principales recomendaciones que fueron so-
metidas, en especial las referentes a la necesidad de una mayor asignación de
fondos. También echamos de menos en el proyecto la mención del registro de
abogados que ordenó crear el Tribunal Supremo en el caso de Pueblo v. Mora-
les, 150 D.P.R. 123 (2000), para que los abogados que atienden asuntos civiles
y que han sido dispensados de la asignación de casos de naturaleza penal, en
efecto brinden servicios pro bono en casos de naturaleza civil. Véase In re: Apro-
bación del Nuevo Reglamento para la Asignación de Abogados y Abogadas de
Oficio en Procedimientos de Naturaleza Penal, ER-2008-03.
99
Model Rules, supra nota 35.
100
El Informe del Comité para Estudiar el Reglamento de Asignación de Abo-
gados y Abogadas de Oficio recopila importante información sobre el estado de
las cosas en los procedimientos de naturaleza penal.
101
Además del precursor estudio de la Profesora Rhode, las ramas judiciales y
los colegios de abogados han empezado a llevar a cabo estudios similares. Véase
2007 Pro Bono Contributions of Wisconsin Lawyers, State Bar of Wisconsin, dis-
ponible en http://www.wisbar.org/AM/Template.cfm?Section=Research_and_
Reports&TEMPLATE=/CM/ContentDisplay.cfm&CONTENTID=73212.
66
¿Por qué Sócrates debió integrar el servicio pro-bono a la discusión del caso?: Tendencias y desarrollos en los
nuevos modelos de educación jurídica
con los datos más básicos sobre el perfil demográfico del gremio
y mucho menos de las tendencias y desarrollos que se detectan en
su comportamiento.102
Los únicos estudios dirigidos a evaluar el perfil sociológico de
la profesión legal los dirigió hace más de cuatro décadas el Juez
Asociado del Tribunal Supremo, Honorable Jaime B. Fuster.103
Su memoria, como académico y como jurista, bien merece que la
Rama Judicial, las escuelas de derecho, el Colegio de Abogados
y los principales bufetes del país, aúnen esfuerzos para estudiar
sistemáticamente cómo los miembros de la profesión contribuyen
con sus servicios a garantizar un mejor acceso a la justicia para
todos los ciudadanos y ciudadanas por igual. Sin ello, resulta al-
tamente improbable que logremos institucionalizar, de forma más
efectiva y equitativa, la prestación de los servicios legales pro bono
que debemos proveer los abogados y las abogadas del país.
102
La autora lleva a cabo actualmente, desde la Escuela de Derecho, un estudio
de campo sobre los servicios legales pro bono que prestan los abogados y abo-
gadas en Puerto Rico.
103
Véase Jaime B. Fuster, Los Abogados de Puerto Rico, Fundamentos
para una Sociología de la Profesión Legal (1974).
Introducción
El Canon Primero de los Cánones de Ética Profesional de
Puerto Rico señala expresamente que todo abogado “debe acep-
tar y llevar a cabo toda encomienda razonable de rendir servicios
legales gratuitos a indigentes.”1 De esta manera se fomenta en
nuestra jurisdicción el que todo abogado y abogada realice trabajo
pro bono. Sin embargo, existe un gran debate en torno a si el deber
de realizar trabajo pro bono incluido en el Canon 1 de ética profe-
sional, es una aspiración o un mandato. Ante esta disyuntiva mu-
chos abogados y abogadas se enfrascan en su carácter individual en
el trabajo pro bono por diversos motivos, principalmente aquellos
relacionados a la satisfacción que genera el servir y representar a
personas que no tienen los recursos para obtener representación
legal.
El Canon también señala que “es obligación del abogado ayu-
dar a establecer medios apropiados para suministrar servicios lega-
68
les adecuados a todas las personas que no pueden pagarlos.”2 Sin
embargo, no está claro cuál debe ser el alcance de la participación
de los bufetes privados en Puerto Rico en el trabajo pro bono.
Este artículo busca proveer una respuesta a estas interrogantes
a base de una discusión de los preceptos básicos que reglamentan
el trabajo pro bono en Puerto Rico, España y Estados Unidos y del
estado actual del trabajo pro bono realizado por bufetes privados.
2
El Canon 1 del Código de Etica Profesional señala:
Constituye una obligación fundamental de todo abogado luchar
continuamente para garantizar que toda persona tenga acceso a la
representación capacitada, íntegra y diligente de un miembro de la
profesión legal.
En la consecución de este objetivo el abogado debe aceptar y
llevar a cabo toda encomienda razonable de rendir servicios legales
gratuitos a indigentes, especialmente en lo que se refiere a la defensa
de acusados y a la representación legal de personas insolventes. La au-
sencia de compensación económica en tales casos no releva al abogado
de su obligación de prestar servicios legales competentes, diligentes y
entusiastas.
También es obligación del abogado ayudar a establecer medios
apropiados para suministrar servicios legales adecuados a todas las
personas que no pueden pagarlos. Esta obligación incluye la de apoyar
los programas existentes y la de contribuir positivamente a extenderlos
y mejorarlos.
4 L.P.R.A. Ap. IX, Canon 1. El Canon añade que el deber de proveer
servicios a indigentes existe “especialmente en lo que se refiere a la defensa de
acusados” posiblemente porque la Constitución del Estado Libre Asociado de
Puerto Rico reconoce el derecho de todo acusado a tener asistencia de abogado,
Art II. Sección 11, Constitución Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Este
deber, a su vez, ha quedado plasmado en las Reglas de Procedimiento Criminal.
Regla 57 de Procedimiento Criminal, 34 L.P.R.A. Ap. II, R. 57.
3
Memorias Primer Congreso Acceso a la Justicia, XXII Conferencia
Judicial, 2 y 3 de mayo de 2002, San Juan, Puerto Rico, (Ed. 2005).
4
Id. a la pág. 213.
5
Resumen Ejecutivo Primer Congreso Acceso a la Justicia, XXII Con-
ferencia Judicial, 2 y 3 de mayo de 2002, San Juan, Puerto Rico (Ed. 2005),
a la pág. 12.
6
Id.
7
Id. a la pág. 13.
70
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
8
Resumen Ejecutivo, supra, nota 5.
9
Id.
10
133 D.P.R. 599, 609 (1993).
11
Reglamento para la Asignación de Abogados y Abogadas de Oficio de 30
de junio de 1998. Es necesario destacar que el 1 de mayo de 2008 el Tribunal
Supremo de Puerto Rico mediante resolución aprobó un nuevo Reglamento
para la Asignación de Abogados y Abogadas de Oficio en Procedimientos de
Naturaleza Penal el cual derogó el reglamento del 1998 y entró en vigor el 1 de
septiembre de 2008. En éste, se reducen las horas que los abogados de oficio
deben prestar gratuitamente antes de recibir compensación, de 50 a 30 y se
permite recibir créditos de educación continua equivalentes a una hora de cré-
dito por cada 5 horas de trabajo hasta un máximo de 6, estableciéndose que no
excederán de 8 horas en cada período de cumplimiento. Véase 2008 TSPR 68.
12
Resumen Ejecutivo, supra nota 5, a la pág. 13.
13
Informe Comité para el Estudio de la Asignación de Abogadas y
Abogados de Oficio, 9 de mayo de 2005, Tribunal Supremo de Puerto Rico.
14
Id. a la pág. 68.
15
Id. a la pág. 62.
16
Id. a la pág. 76.
17
Informe Final Propuesta Plan Estratégico Comisión de Acceso a la
Justicia, 30 de abril de 2004, a la pág. 6 (Tribunal Supremo de Puerto Rico,
2004).
72
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
18
Id. a la pág. 9
19
Id. a la pág. 9. (Enfasis suplido).
20
Id. a la pág. 16.
21
Id.
22
Id. a las págs. 16 y 17.
23
133 D.P.R. 599, 610 (1993).
24
El Tribunal Supremo ordenó a los Jueces Administradores que esbozaran
y elaboraran un plan mediante el cual se dividiera de una manera equitativa,
razonable y justa, la carga que la asignación de oficio representaba para los
abogados que practican lo criminal en cada región judicial de forma que todos
los abogados participaran en la distribución de casos y de tal manera que la
práctica individual privada de ninguno de ellos se viera afectada de forma irra-
zonable. Id. a la pág. 615.
74
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
25
Véase Resolución del 18 de junio de 1993, In Re Conferencia Judicial
de Puerto Rico, 133 D.P.R. 654 (1993). En este caso, el Tribunal Supremo
indica:
Cabe destacar que el Juez Negrón García emitió voto disidente en el cual rei-
teró la postura plasmada en su disenso en Ramos Acevedo v. Tribunal Superior,
supra, por entender que es inconstitucional imponerle sólo a los abogados cri-
minalistas la representación de oficio de los indigentes ya que el deber ético de
cumplir con esa encomienda es de todos los abogados. Id.
26
Pueblo v. Morales, 150 D.P.R. 123, nota al calce 1 (2000).
27
Reglamento para la Asignación de Abogados o Abogadas de Oficio en Pro-
cedimientos de Naturaleza Penal, que entró en vigor el 1 de julio de 1998. “El
propósito del reglamento fue establecer un sistema uniforme para la asigna-
ción de abogados o abogadas de oficio en procedimientos de naturaleza penal,
cuando la persona sometida a tal procedimiento fuera indigente, no pudiera
ser representada por la Sociedad para Asistencia Legal, por la Corporación
de Servicios Legales de Puerto Rico, Inc. u otra entidad análoga y no hubiera
renunciado expresamente a su derecho a asistencia de abogado(a))”. Informe
Comité para el Estudio de la Asignación de Abogados y Abogadas de
Oficio, supra nota 13, a la pág. 1.
28
Id.
29
Id.
30 Id. las págs. 82 y 83.
31
Resumen Ejecutivo, supra nota 5, a la pág. 15.
76
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
32
Pueblo v. Morales, supra nota 26.
33
Id. a la pág. 133.
34
El canon 18 versa sobre la competencia del abogado y consejo al cliente y
establece:
Es deber del abogado defender los intereses del cliente diligentemente, desple-
gando en cada caso su más profundo saber y habilidad y actuando en aquella
forma que la profesión jurídica en general estima adecuada y responsable. [...]
36
Id. a la pág. 133.
37
Id.
38
Id. a la pág. 132, citando a Ramos Acevedo v. Tribunal Superior, 133 DPR
599 (1993).
39
Id. a la pág. 133.
40
Id.
41
Id. a la pág. 133. (Enfasis suplido).
78
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
42
Id.
43
Memorias Primer Congreso Acceso a la Justicia, supra nota 3 a la pág.
106. (Enfasis suplido).
44
Carta con fecha del 6 de octubre de 2006 de la Honorable Sonia Ivette Vélez
Colón, Directora Administrativa de los Tribunales. Copia disponible con la
autora.
45
Los datos para las regiones judiciales de Bayamón, Carolina, Aguadilla y
Arecibo y San Juan no estuvieron disponibles. Correos electrónicos del Secre-
tariado de la Conferencia Judicial y Notarial de 15, 17, 21, 22 de noviembre de
2006 y 1 de diciembre de 2006. Copias disponibles con la autora.
80
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
46
El canon 4 establece en lo pertinente: “a lawyer assigned as counsel for an in-
digent prisoner ought not to ask to be excused for any trivial reason, and should
always exert his best efforts in his behalf ”. El canon 12 por su parte indica: “a
client’s ability to pay cannot justify a charge in excess of the value of the service,
though his poverty may require a less charge or non at all”. ABA Canons of
Professional Ethics, August 27, 1908 (preamble and Canons 1 through 32)
en http://www.abanet.org/cpr/mrpc/Canons_Ethics.pdf. Última visita 21 de
agosto de 2008.
47
ABA Model Code of Professional Conduct, EC-2-25 en http://www.
abanet.org/cpr/mrpc/mcpr.pdf. Última visita 21 de agosto de 2008.
48
Id.
82
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
49
El título oficial de la Comisión, cuyo presidente fue Robert J. Kutak, era
American Bar Association Commission on Evaluation of Professional Stan-
dards. Véase, American Bar Association, Discussion Draft, Model Rules of Profes-
sional Conduct, Commission on Evaluation of Professional Standards, January 30,
1980.
50
Deborah L. Rhode, Pro Bono in Principle and in Practice, 53 J. Legal Edu-
cation 413, 426 (2003).
51
David L. Shapiro, The Enigma of the Lawyer´s Duty to Serve, 55 NYU L.
Rev. 735, 736 (1980). La regla 8.1 del borrador de 1980 señalaba:
A lawyer shall render public interest legal service. A lawyer may dis-
charge this responsibility by service in activities for improving the law,
the legal system or the legal profession, or by providing professional
services to persons of limited means or to public service groups or
organizations. A lawyer shall make an annual report concerning such
service to the appropriate regulatory authority.
53
Informe de la Sub Comisión de Estudio del Canon Primero del Códi-
go de Etica Profesional, Tribunal Supremo, Comisión Acceso a la Jus-
ticia, Anejo I Informe Final Propuesta Plan Estratégico Comisión de
Acceso a la Justicia 4 (2004).
54
ABA Model Rules of Professional Conduct, R. 6.1.
84
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
55
ABA Model Rules of Professional Conduct R. 6.1 (1993). (Enfasis
suplido). Varios estados adoptaron la versión original de la Regla Modelo 6.1,
entre estos Alabama, Alaska, Arkansas, Indiana, Kansas, Louisiana, Michigan,
North Dakota, Oklahoma, Pennsylvania, Rhode Island, South Carolina, Was-
hington, West Virginia y Wisconsin. Informe de la Sub Comisión de Estu-
dio del Canon Primero del Código de Etica Profesional, supra nota 53, a
la pág. 7. En otros estados se ha incorporado la Regla 6.1 según enmendada en
1993, entre ellos Minnesota, Mississippi y Vermont. Id., a la pág. 6. En algu-
nos estados el trabajo voluntario es acreditado a las horas de educación jurídica
continua requerida para ejercer la profesión. Colorado, Delaware, New York,
Tennessee, Washington, Wyoming. Pro Bono & Public Service en http//:www.
abanet.org./legalservices/probono/clerules.html.
56
Véase, Deborah L. Rhode, supra nota 50 a la pág. 427.
57
La propuesta señalaba: “A lawyer shall render unpaid public interest legal
service.”... Discussion Draft, Model Rules of Professional Conduct,
American Bar Association, Commission on Evaluation of Professional
Standards, January 30, 1980, Regla 8.1 titulada Pro Bono Publico Services.
Véase, Shapiro supra nota 51, nota al calce 49.
58
Informe de la Sub Comisión supra nota 53, a la pág. 4.
59
“[R]esponsibility set forth in this Rule is not intended to be enforced through
(the) disciplinary process”. ABA, Annotated Model Rules of Professional Con-
duct, 5th Ed. Rule 6.1, p. 407, 508 (Chicago 2002). Véase supra nota 53 a la
pág. 7.
60
Informe de la Sub Comisión supra nota 53, a la pág. 6.
61
Id.
62
Prefacio al Proyecto Reglas de Conducta Profesional, aprobado por la Asam-
blea General el 10 de septiembre de 2005, disponible en www.tribunalpr.org/
reglas-de-conducta/index.htm. Ultima visita 28 de julio de 2008.
63
Id.
86
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
64
El periodo abierto para comentarios del público y miembros de la profesión
legal se extendió hasta el 31 de mayo de 2006.
65
Prefacio al Proyecto Reglas de Conducta Profesional, supra nota 62.
66
Informe de la Sub Comisión, supra nota 53, a las págs. 16-17.
67
Cummings, supra nota 52, a la pág. 33.
68
Id. a la pág. 35.
88
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
69
Véase, por ejemplo, The American Lawyer, July 2008, www.americanlawyer.
com. La firma Jenner & Block de Chicago obtuvo el primer lugar en la edición
de julio 2008 al obtener una puntuación de 133.8, con un promedio de 174.8
horas dedicadas al trabajo pro bono por abogado y con un 92.8 por ciento de
abogados que dedican más 20 horas al servicio pro bono al año. The Honor
Roll, Claire Duffett, The American Lawyer, July 2008. (Hoja informativa divul-
gada por el bufete Jenner & Block).
70
Cummings, supra nota 52, a la pág. 40.
71
Id.
72
Id. a la pág. 41
73
Id.
74
Al momento de la profesora Rhode redactar su artículo, sólo tres estados,
Florida, Illinois y Maryland, requerían de manera compulsoria el informe so-
bre nivel de contribución de trabajo pro bono. Rhode, supra nota 50 a las
págs. 427 y 428. En la actualidad, los siete estados que requieren el informe
de manera compulsoria son Florida, Hawaii, Illinois, Maryland, Mississippi,
Nevada y New Mexico. Para un listado de las jurisdicciones y sus reglas, véase
Pro Bono Reporting, Standing Committee on Pro Bono and Public Service
and the Center Pro Bono, American Bar Association, disponible en http://
www.abanet.org/legalservices/probono/reporting.html. Ultima visita el 10 de
septiembre de 2008.
75
Id. a la pág. 429.
76
Id.
77
Id.
78
Id. a la pág. 430.
90
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
79
Id.
80
Id.
81
Deborah Rhode, Pro Bono in Principle and in Practice, 535 Legal Educ. 413
(2002).
82
Id. a la pág. 443.
83
Id. Todos los datos sobre servicio pro bono estaban disponibles al público.
84
Rhode, supra nota 50, a la pág. 444.
85
Id. a la pág. 446.
86
Id
87
Id.
88
Id. a las págs. 446- 447.
89
Id. a las págs. 447- 448.
90
Id. a la pág. 450.
91
Id.
92
Id.
93
Id.
94
Id. a la pág. 451.
92
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
95
Id.
96
Id. a la pág. 416.
97
Id. a la pág. 421.
98
Id. a la pág. 422.
99
Id. a la pág. 423
100
Id.
101
Id.
102
Joanisabel González, McConnell Valdés abre una división “pro bono”, El Nue-
vo Día, 24 de agosto de 2006, pág. 49.
103
Información compartida con la autora por representantes de bufetes que
asistieron al Encuentro convocado por la Escuela de Derecho el 13 de marzo
de 2007.
104
González, supra nota 102.
105
Véase supra nota 103.
106
Memorias Primer Congreso Acceso a la Justicia, supra nota 3, a la
pág. 89
94
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
107
Id. a la pág. 90.
108
Id. a la pág. 91.
109
Rhode supra nota 50, a la pág. 434.
96
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
110
La información en este párrafo es el resultado de una entrevista realizada
al licenciado Luis Rodríguez, Director de Pro Bono Inc. el 6 de diciembre de
2006.
111
Id. Véase además, Folleto informativo de Pro Bono Inc., copia disponible
con la autora.
112
Para que los abogados y abogadas puedan participar del programa de prácti-
ca compensada, tienen que ser parte de Pro Bono Inc.
113
Información provista por el Lcdo. Rodríguez a la autora.
El modelo de España
114
Id.
115
Una medida similar se propuso en el Proyecto del Senado 1608 del 2 de
agosto de 2006. Este proyecto disponía para la creación de un panel voluntario
de abogados compensados en procedimientos de naturaleza penal. Se establecía
la cancelación de un sello especial de $5 dólares a ser cancelado en querellas
radicadas bajo la Ley Núm. 140 de 23 de julio de 1974, Ley sobre Controver-
sias y Estados Provisionales de Derecho y mediante un fondo recurrente que
surgiría de la imposición de un sello especial de $20 dólares a ser cancelado por
las compañías de fianzas al momento de prestar la fianza. Art. 6 P del S. 1608.
El proyecto fue aprobado por la Cámara de Representantes el 7 de noviembre
de 2006 con 46 votos a favor y 0 en contra, y por el Senado el 14 de noviembre
de 2006 con 25 votos a favor, 0 en contra y 2 abstenidos. La medida fue enro-
lada y posteriormente enmendada. Sin embargo, no se convocó un Comité de
Conferencias por lo que no se aprobó. Véase, historial legislativo P del S. 1608
(2002).
98
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
116
Constitución Española del 1978, Art. 119 .
117
En España la colegiación de abogados y abogadas es compulsoria. Art. 11,
Estatuto General de la Abogacía Española, 22 de junio de 2001, Real Decreto
658/2001 de 22 de junio. BOE núm. 164, 10 de julio 2001 24913. Los Cole-
gios de Abogados envían los listados de los abogados egresados a los distintos
Tribunales del país. Existen varios Colegios de Abogados a través de las dis-
tintas regiones de España. El Consejo General de la Abogacía Española es
el órgano representativo, coordinador y ejecutivo superior de los ochenta y tres
Ilustres Colegios de Abogados de España que agrupan un total de 116,394
abogados practicantes. Véase http://www.cgae.es. Ultima visita el 27 de julio
de 2008.
118
Reglamento de Asistencia Jurídica Gratuita, 2103/1996 de 20 de septiem-
bre y modificado por el Real Decreto 1455/2005 de 2 de diciembre.
119
Se utiliza actualmente el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples
(IPREM) en lugar del salario mínimo interprofesional (SMI) que se utilizó
hasta julio de 2004. Para el año 2007 el IPREM fue de 13.977.60 euros al
año.
120
Reglamento de Asistencia Jurídica Gratuita, supra nota 118.
121
Véase http://www.cgae.es supra nota 117. Ultima visita el 27 de julio de
2008.
122
La Ley 1/1996 de 10 de enero de Asistencia Jurídica Gratuita.
123
Id.
124
Id.
125
El Observatorio de la Justicia Gratuita CGAE-LA LEY, está dedicado a
la reflexión sobre los problemas y el análisis de los indicadores para mejorar el
servicio prestado por la abogacía a la sociedad. Anualmente publica un informe
sobre el servicio que se le brinda a la población indigente. En el informe se
incluyen datos económicos del costo incurrido por jurisdicciones y autonomías
en este tipo de servicio y otros análisis. Un Comité de Expertos independiente,
en el que están integrados representantes de la Administración de las diversas
profesiones jurídicas y de los sectores sociales afectados, elabora recomendacio-
nes. Estas recomendaciones se envían al Ministerio de Justicia, Consejerías de
Justicia de las distintas comunidades autónomas y demás instituciones implica-
das. La edición del informe, está disponible en las páginas de internet http://
www.abogados.es, http://www.laley.es y http://www.cgae.es/, y en Los Españo-
les Aprueban Justicia Gratuita, 18 de julio de 2008 http://www.cgae.es/. Ultima
visita 27 de julio de 2008.
126
Justicia Gratuita, Informe del Observatorio de la Justicia Gratuita,
CGAE-La Ley 2006, en http://www.cgae.es/portalCGAE/archivos/fiche-
ros/1183641636382.pdf, última visita 27 de julio de 2008.
100
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
127
Id. a las págs. 12 y 13.
128
Id. a la pág. 7.
129
Id. a las págs. 12 y 13.
130
Id.
Conclusión
131
Los Españoles Aprueban Justicia Gratuita, 18 de julio de 2008 http://www.
cgae.es/. Ultima visita 27 de julio de 2008.
132
Id.
102
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
133
Reglamento para la Asignación de Abogados y Abogadas de Oficio, supra
nota 11.
134
150 D.P.R. 123 (2000).
104
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
135
Este texto fue propuesto en una carta enviada al Secretariado de la Confe-
rencia Judicial y Notarial el 31 de mayo de 2006 con comentarios a la propuesta
Regla 6.1 de Servicio Voluntario pro bono. Copia de la carta disponible con la
autora.
136
Véanse, Stacy DeBroff, Esq., Pro Bono Guide: An introduction to pro bono
opportunities in the Law Firm setting, 1st ed., en www.law.harvard.edu/students/
opia/docs/guide-pro-bono.pdf y Choosing a Law Firm: Critically evaluating pro
bono policies and programs, Yale Law School Career Development Office en
http://www.law.yale.edu/documents/pdf/CDO_Public/cdo-evaluatingprobo-
no.pdf. Ultima visita el 27 de julio de 2008.
106
El trabajo pro bono en los bufetes privados ¿deber o aspiración?
137
Ramos Acevedo v. Tribunal, 133 DPR a la pág. 653. (Enfasis suplido).
Introduction
108
seen as a machine, or a machine-extension, in the production of
sugar (Hartman, 1997; cr. ref. Fields, 1992).2
Historically in the case of Puerto Rico, the relation between
slavery and sugarcane production has been seen, fundamentally,
through two perspectives: the perspective of the mode of produc-
tion, on the one hand, and on the other, the perspective of the vio-
lation of the human rights of the slave (Díaz-Soler, 1974; Baralt,
1981; Segrera, 1973; Sued-Badillo, 2000; Trías-Monge, 1999).3
What I am proposing in this essay, however, is to explore a
“Third Alternative”, in which the disciplinary culture applied to
the body of the slave developed a know-how of body control and
discipline, which transcended the mode of production. In par-
ticular, I am proposing to explore the possibility that the body of
the slave was in itself a machine, or machine-extension, within
the mode of production. As is commonly understood about the
period of African slavery in the Americas, slaves did not have legal
rights and were not recognized as citizens. The notion of forced-
labor applied to the slaves created the bizarre experience in which
it was expected from them to work, work and work. It is in this
sense that I would like to address this “third alternative” in the
study of slavery: the perspective of the slave body as a machine on
which a disciplinary governmentality was inscribed.
As Foucault suggested in a very insightful way, the lessons that
emerge from the political economy of the body are never limited
to the phenomenon to which it is applied. I propose to analy-
ze how the lessons from slavery affected other sectors of society,
in particular the non-slave population (Foucault, 1996, 1977), in
a particular period of history in Puerto Rico where the lack of
sufficient forced-labor [of slaves] created an alternative free labor
demand-supply to which the lessons of the disciplinary culture
2
In a different context, Guterl refers to the Asian population as “machine-
like” (Guterl, 2002:49).
3
Puerto Rico was discovered in 1493 by the Spanish emerging empire. It was
kept as an in-transit-colony for many years, very little developed. As early
as 1508 slaves were introduced officially in Puerto Rico. Slavery lasted, as a
regulated and legal practice, until 1873, when it was officially abolished by the
Spanish state. Puerto Rico was ceded to the USA after the Spanish-American
War of 1898.
4
According to Baralt (1981:16), in 1789 there were 4657 brown (mulatto)
slaves and 6603 African slaves in Puerto Rico (for a total of 11260). In 1802,
there were, respectively, 11258 and 13333 for a total of 24,591).
110
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
5
This situation produced a shift in the logic of slavery. In 19th century, the
practice of making brown people slaves, increased due to the fact that the local
slave-master could not import slaves from Africa. For the first time in 19th,
more slaves were locally born from mixed races than been African pure (Negrón
Portillo & Mayo, 1992). It is important to mention that since 1526, through
an Edict of the Spanish King, people of different races should not engage in
process of mix-breeding. In this regard, the intention of the Spanish crown
was to keep separate the races. Moreover, this same edict established that those
people who were descendant of any person who happens to have an African
origin, will be consider as slave. Although this was in effect since early colo-
nization of Puerto Rico, its real impact was recognized in 19th century, when
for the first time, the color population was 50% of that of the white population
(Ruiz-Belvis and others, 1959; Díaz-Soler, 1974). The ideological discourse
of race in the case of Puerto Rico was, fundamentally, since early colonization
in 16th Century, based on a racist distinction between Europeans and African
(Thomas, 1997).
6
The idea of controlling races, was very much part of the Spanish colonialism
in the case of Puerto Rico. The Spanish Crown, did not allow from the very
beginning mix-race marriage, and it was totally forbidden to sexually interact
with slaves. However, in practice, this prohibition were not taken too seriously,
and a brown population of mulattos and metizage began to emerged. However,
what I think is important to consider, is the idea that race and ethnicity were
linked from an ideological perspective in order to discriminate. The impor-
tance of the 1526 edict has to be seen in the 19th Century, where the popula-
tion census were still conducted between the classification of white people and
people of color, in order to classify free black people and slaves. Moreover,
when the 1848 Edict of governor Juan Prim was issued on May 31, it was
clearly addressed to people of color, regardless of their status as citizens (Díaz
Soler, 1974).
7
The concept of “family” within the slave mode of production, will need to
be studied independently. However, what it is clear is that the notion of this
concept, within the perspective of people considered to be slave or free color
people, was different to the mainstream white people. The reasons for this are
two fold: on the one hand, the procreation within the slave institution always
belongs to the master or owner of the slave. In this sense, up to the late 1800s,
just before abolition, proprietary rights were higher than the rights of the slave
itself. On the other hand, it has been documented, that slaves and free people,
developed means of solidarity, and one of those was to send away the children
of slaves to the custody of free people of color, who will assist in taking care of
those children. Their citizen status was unknown (Negrón Portillo and Mayo
Santana, 1992).
112
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
8
It is important to note, that in 1848, as a result of the imposition of the Edict
of governor Juan Prim, the free color population of the island, complained
against their criminalization. The complain, curious enough, was raised by the
US consul in Puerto Rico, Mr George Latimer to the US President, James
Buchanan. It was stated, in official correspondence, that the “color population,
that until then was treated as white people, are complaining against the mea-
sures taken by Prim, causing a great deal of hostility and aggressive responses,
which will be difficult, if not impossible, to calm” (Morales Carrión, 1978:171,
translation provided).
ted in 1867), argue that the size of the black population in Puerto
Rico in the mid-1800s - both slave and free people of color - was
an interesting phenomenon. It is important to mention that these
three authors were leading forces in the anti-slavery pro-aboli-
tionist movement in Puerto Rico, which began in the late 1840s.
They provide the following statistics:
9
I am using the concept of “moral panic” as developed with Hall and other
in 1978, to address the emergence of a law and order discourse in the United
Kingdom (Hall and others, 1978). On the same token, Guterl has invoked a
similar panic in the late 1800s and early 1900s USA, when dealing with the
emergence of race and class in the American imagination (Guterl, 2002). In
both examples, the idea of a moral panic that defines an enemy, either black,
African or foreigner, allows us to understand the social construction of practices
of racism.
114
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
10
As from 1789, in the Real Cedula, the Spanish government defined certain
practices for allowing the slaves to achieve their independence. One of them,
was to purchase your freedom, either by one payment of by payment by ins-
tallments (this called in Spanish “coartación”). In addition, the slave master
can give freedom as a last will gesture, in his-her testament. Slaves that de-
nounce other slaves, who were conspiring for organizing a revolt, can also get
their freedom. Runaway slaves from other islands or countries, once arrive in
Puerto Rico and accepted Christianity, were granted their freedom (Díaz Soler,
1974).
11
The consequence of the 1848 was, in a way a remembering to all black people,
regardless of their status, of their potential slave condition. Interesting enough,
this was captured by the USA consul to Puerto Rico, George Latimer, who
pointed at this problem in his correspondence to the USA president, James
Buchanan (Morales Carrión, 1978).
12
Although the anti-slavery movement came to its peak in the 1860s, its foun-
dation are probably laid in the process post-1848. In particular, the general cap-
tain, Juan de la Pezuela, Earl of Cheste, who replaced Juan Prim, Earl of Reus,
on September 4, 1848, opened the conversation for a more negotiated transi-
tion to a post-slavery society. This has been defined as the “gradualist” appro-
ach, which encourage the idea of a transition process by way of reducing the
slave population in the island and allowing to increase the free-labor, although
through indenture labor practices in the island (Morales Carrión, 1978:178).
It is interesting to mention, that within his “gradualist” approach, Pezuela pro-
moted on June 11, 1849, through the executive order 40, the establishment
of forced-labor practices through the so-called “libretas the jornaleros” (this
equals to a very sui-generis system of indenture labor; Morales Carrión, 1978:
183). This was incorporated into this Police Code and Good Government of
December 15, 1849. This measure, within the “gradualist” approach inspired
by him, was attempting to promote a natural transition from slave labor into
free labor. However, the practice in itself, at least one year after Prim´s edict of
1848, was still very much oriented within the logic of extracting the concept of
“forced labor” and imposing it in an emerging free-labor culture.
116
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
13
It is very interesting, but in early 1800 (1820s in particular) the government
in Puerto Rico promoted selective immigration to the island of wealthy immi-
grants, to whom land will be given according to the capital investment that they
will be doing in Puerto Rico. In this regard, to import slaves, was a better assets
that was rewarded with more land. The ethnicity of these immigrants, as has
been suggested by historians, was white (Figueroa, 2005).
14
I can argue that the history of slavery so far that has been told in Puerto Rico,
with rare exceptions, from the point of view of the [white controlled] mode of
production. For example, Figueroa (2005), analyzes the slave conditions in the
town of Guayama (south of Puerto Rico), where one the three largest African-
slave population in mid-1800s was located. What is an interesting contribu-
tion of his research project is to analyze how the slaves acquired their freedom
(coartación). What became clear in his research, is that freedom was more
easily achieved for female domestic slaves rather than for agricultural male or
female slaves. His [plausible] argument to explain this rest on the facts that
domestic slaves have multiple means, some of them legal others not, to get
money (Figueroa, 2005:93-95).
15
From the traditional historical accounts (Ruiz Belvis and others, 1959) to
the historiography contributions (Morales Carrión, 1978; Díaz Soler, 1974),
including the human rights perspective, it is important to mention that it was
always present the argument free color population has shown their capacity to
socially integrated in a positive factor in the emerging culture of Puerto Rico.
However, this has to be seen as a patronizing attitude, which encourage a subtle
but clear way of controlling population. The opposite question can be asked:
why it was expected loyalty from the white person?
118
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
The revolts that took place were mainly by the slave popula-
tion inscribed in the agricultural world. The possibility, howe-
ver, that black people could be united, and the influence exercised
by different types of slaves (in particular the slaves-for-hire, who
were urban slaves), were recognized by those in power as a major
potential threat. In this sense, the 1800s, in particular the decades
leading to 1848, provoked a great deal of anxiety amongst those in
power, who believed their order was in crisis. Indeed, 1848 meant
the end of a particular interpretation of social order.
As historians have documented, resistance and organized re-
volts created the social imaginary, linking different types of people
of color in a common cause. The idea that the free –black- popu-
lation was unsympathetic to the cause of the slave population has
been challenged by historians in Puerto Rico. The participation
of that population, with different levels of interaction in the re-
volts was relevant, and it posed a problem to the white population,
which statistically was not
numerically more advantage to them. Moreover, from an
ideological perspective, the notion that white people’s fear of the
black population came to fruition in the early 1800s, needs to be
contextualized in relation to the other considerations raised before
in relation to challenges to the institution of slavery.
In 1848 Juan Prim, the military governor of Puerto Rico (a
Spanish colonial territory), issued a military edict named the
“Black Edict for African People in Puerto Rico”. This military
edict established, among other things, that any black person (free
16
A liberal translation from Spanish to English of the Black Edict on African
People in Puerto Rico states the followings:
The critical circumstances that are facing all the countries of the region,
of civil war and racial conflicts, force me to take measures to avoid reproducing
those situations in the island, affecting our peaceful and loyal environment. In
addition, I hereby instruct to take immediate actions to punish any criminal
activity that occurs. Using the powers that are conferred to me by the Queen
of Spain, I state the following:
Article 1: Crime of any kind committed by people of the African race living in
Puerto Rico, they may be slave or free people, will be prosecuted and punish by a mi-
litary tribunal organized by the general captain, excluding the jurisdiction of the local
tribunals.
Article 2: Any African person, slave or free person, who commits a physical crime
against a white person, in the case of the slave will be killed immediately; in the case of
the free African person, their right hand will be cut and if the white person was physi-
cally harmed, the free African person will be killed immediately.
Article 3: If an African person, free or slave, insults, threatens, or verbally abuse
a white person, will be in the case of the slave imprisoned for five years, and in the
case of the free African person, will be prosecuted accordingly to the prevalent civilian
penalties.
Article 4: The owners of the slaves are hereby authorized to handle misdemeanors
committed by the slaves, and it will be in my authority to decide how to prosecute, if
needed, the slave owners for abusing the right here conferred.
Article 5: If any slave decides to conspire against his master for inspiring a revolt,
the slave master will be authorized to kill the slave immediately, in order to stop the
action continuing spreading in the island.
Article 6: The eight military commanders of the island, are hereby authorized to
investigate the crimes committed by people of the African race against public security,
against people and property; and the process of investigation should be as fast as possi-
ble, and in no case should last more than 24 hours, period in which I should be informed
in order to take a decision consistent with this Edict.
And for avoiding any doubt, I should proclaim that this Edict be posted in
the capital city and publish in the Public Gazette of Government.
120
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
17
Since 1526, via Spanish legislation affecting their colonies in the new world
(America), black people were defined as those of African origin, as well as those
with African blood. By 19th century there were already more slave of brown
(mulatto) color (this means, mixed race) than from African origin (Negrón
Portilla & Mayo, 1992).
122
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
The body of the slave has not been analyzed in the case of
Puerto Rico. The slave mode of production has been analyzed es-
sentially as part of the sugar cane plantation, in which agricultural
18
The relation between free-color people and slaves, needs to be assessed in
an independent study. My arguments are based on the limited analysis that
the historians have made of this argument (Cr. Ref. Negrón Portillo and Mayo
Santana, 1992).
124
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
island of Puerto Rico, slaves as capital had more value than the
land itself (Figueroa, 2005).
The first feature that needs to be addressed, that conditions
the slave and modifies the perspective of the self, is that of be-
longing and ownership. To be a slave meant to be owned. As I
have argued, this ownership entailed subjugation, and implied an
understanding of the adequate behavior to which a person should
adhere. The slave had no autonomy. But in the 1800s, when slave
revolts aimed to destroy the mode of production, controls were
also imposed on the free-color population; many of the restric-
tions and disciplinary behavior were also extended to them.
The second consideration that needs to be explored here, in
defining the notion of the slave as a machine, is that associated (in
particular in the case of the agricultural slave) with productivity.
Díaz Soler (1974:154) is one of the few historians to examine
the relation between productivity and the sugar cane plantation
(the industrial part of the plantation), where slaves were requi-
red, amongst other things, to produce the sugar and its products.
However, this type of analysis varied in relation to the machinery
(fixed capital, in Marxist terminology) involved in production.
The less machinery, the more slaves. More machinery, fewer sla-
ves. Díaz Soler argues, nonetheless, that for the manufacturing
of sugar, an average of 21 slaves was needed (1974:155; Figueroa,
2005).
Even when historians have different perspectives on the rele-
vance or not of slaves (for example, Morales Carrión, 1978; Díaz
Soler, 1974), what is critical to argue is that production at the
factories (ingenios) did require slave hands. This forced-labor was
conceived as part of the fixed capital of the slave master. It was
part of his inventory of goods. It was, indeed, one of the big-
gest reasons not to abolish slavery: if the slaves became free, the
financial value of the sugar plantations would automatically de-
crease (Morales Carrión, 1978; Díaz Soler, 1974; Ruiz Belvis and
others, 1959). Historians have rarely researched or documented
the productivity of slaves depending on their physical or ethnic
19
There are many research to be conducted, which are beyond the scope of this
thesis. However, I found it interesting that in 1854 to 1956, a major cholera epi-
demic affected Puerto Rico (Díaz Soler, 1974; Figueroa, 2005). What is highly
problematic is the fact that 12% of the slave population died out of cholera.
Moreover, 78% of all 30 thousand dead people were either free color people
(56%) or slaves (22%). The questions that historians have not made until now,
is why such a high toll in the non-white population (Figueroa, 2005:74).
126
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
20
The concept of the “free community of people” is something that in Puerto
Rico has been associated with the inmate population and the way they talk
about the people who are not in prison. On the other hand, in the middle of
19 century, when you have already a slave population and a non-slave popu-
lation, the idea of freedom was an important “mirror” to which the slave look
for solutions, therefore the metaphor of the “free community of people”. It
is very interesting, but historians have pointed out that the slave-owner had
a particular interest in preserving its slave alive. In this regard, for any type
of job that has risks involved, the slave-master will prefer to use “free labor”,
instead than a slave (Díaz Soler, 1974:149). This poses the interesting element
of preserving the life of the slave, as part of the inventory of assets that the
slave-master had.
21
As from 1820s the government in Puerto Rico began a practice of organizing
a census on vagrants .- which were required to have a job. In 1840s, it develo-
ped an additional census named Libreta de Jornaleros (the passbook of wor-
kers) to which all people, black or white, where obliged to register, establishing
their work-affiliation. It was mandatory (Sued-Badillo, 2000).
22
I borrow ideas here from Bruno Latour’s work on modernity, and the contra-
dictory idea that as much as we were attempting to be modern, we keep in place
practices which are really not-modern (Latour, 1993). For example, for the
“dual citizen” of the colonial plantation, who was a European, modernity meant
rights in Europe vis a vis the idea of non-rights for the slave in the plantation.
In this regard, and borrowing ideas from Agamben (1999) for modernity the
Caribbean experience of the sugar plantation and slavery meant the develop-
ment of a permanent culture of state of exception, which locus of power was the
body of the slave-machine.
128
Mirrors of modernity The slave-machine: body of knowledge, body of discipline
23
Díaz Soler (1974; 1854; 1957) who is recognized as the historian of slavery,
in contradictory ways documents, with some slave testimonies, the life of the
agricultural slaves, and their relation with the slave-master. It particular, he
documented the rules of dressing of the slave (blue and black stripes clothes;
three sets a year provided by the slave-master); the housing of the slaves (by
law two slaves by room, by practice up to six slaves in a room); and the marital
practices, by which the children of slaves belong to the slave-master . All the-
se practices, amongst other, established a disciplinary society that defined the
behavior of the slaves.
24
For me this constitutes a very novel argument of my line of enquiry in this
research, as much as contemporary literature review, on this history of slavery
in Puerto Rico, do not address the mode of production from the perspective of
the body of knowlege-body of discipline paradigm (Pico, 1983; Baralt, 1981;
Sued-Badillo, 2000; Segrera, 1973). .
25
As a matter of fact, until the end of the 18th Century, slaves were not allowed
to get married; in particular, until the enactment of l the 1789 Slave Treatment
Rules. In the early 1800, in particular the laws against vagrancy of 1841, they
were issued to enforce that vagrant people cannot have “communal marriage”,
but can only be together after officially (and religiously) getting married. A
condition to which it was needed to have employment (Sued-Badillo, 2000).
I argue that the logic behind this “civilian” legislation emerged from the slave
mode of production.
26
This argument is quite interesting although in the literature reviewed on
the topic, I have not found any indication of applying a cross-reference to the
indenture laws based on the lessons of slavery. Although the authors reviewed
recognized that the financial crisis and the crisis in labor force, drove the slave
master and the state into other sources of labor, it is not seen as part of exten-
sion of the “slave-machine culture” into other sectors of society (Pico, 1983;
Sued-Badillo, 2000).
27
The history of slavery, 16th Century to 19th Century European-led process,
resurfaces continuously in different ways. Perhaps, in the 2000 onward, it has
been very critical the conversation around issues of moral and financial com-
pensation to the people (countries) and descendants of slaves (Wickham, 2001;
William, 2001; Tertsch, 2001; Krauthausen, 2001; Gómez, 2001). However, I
would like to problematize in this research project, from Foucault´s perspective,
what was the consequence of the disciplinary world imposed to the slaves in the
rest of the population. In this regard, I borough a concept from Stephen Carter
(1988) when he introduced the concept of “racialism”. It is one of my argu-
ments that slavery, developed a negative memory that affected all of us, which
states how do we treat a person that is classified as slave – this mean, black and
with limited freedom and dignity.
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Conclusion
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