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CUADERNOS

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ARQUITECTURA Y CIUDAD
EDICION.DIGITAL_002

EL OCASO DE UN MODELO DE
CIUDAD MINERA:
UNA MIRADA A CERRO DE PASCO
Y LA OROYA
PABLO VEGA CENTENO
DEPARTAMENTO DE ARQUITECTURA
Departamento de Arquitectura - Pontificia Universidad Católica del Perú El ocaso de un modelo de ciudad minera: Una mirada a Cerro de Pasco y La Oroya
Cuadernos de Arquitectura y Ciudad - Edición.Digital_002 Pablo Vega Centeno

Dirección:
Pedro Belaúnde Martinez
Producción:
Departamento de Arquitectura - Jefatura
Diseño Gráfico:
Braulio Miki
Coordinador General:
Isabel Ruiz C.
Correspondencia:
Av. Universitaria 1801 San Miguel, Lima

Impreso en el Perú, Diciembre 2007


Departamento de Arquitectura - PUCP
e-mail: dptoarquitectura@pucp.edu.pe

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Departamento de Arquitectura - Pontificia Universidad Católica del Perú El ocaso de un modelo de ciudad minera: Una mirada a Cerro de Pasco y La Oroya
Cuadernos de Arquitectura y Ciudad - Edición.Digital_002 Pablo Vega Centeno

EL OCASO DE UN MODELO DE CIUDAD MINERA:


UNA MIRADA A CERRO DE PASCO Y LA OROYA

Pablo Vega Centeno

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Departamento de Arquitectura - Pontificia Universidad Católica del Perú El ocaso de un modelo dePaisajes
ciudad minera: Unaymirada
Culturales a Cerro
Desarrollo de Pasco
Territorial en ylos
La Andes
Oroya
Cuadernos de Arquitectura y Ciudad - Edición.Digital_002
Edición.Digital_001 José
PabloCanziani
Vega Centeno
Amico

I. Introducción: La minería y las ciudades en el Perú


Como es bien conocido, la minería pasó a ser la principal actividad económica del Perú con la
conquista española, ya que antes lo era la agricultura. Entre los impactos que generó esta
reorientación de la economía es importante considerar el reordenamiento del territorio, pues se
crearon poblados a proximidad de los yacimientos de esos recursos en el Virreinato del Perú.
Surgió entonces un tipo particular de aglomeración urbana, donde el paisaje y la calidad del
medio ambiente no formaban parte de las expectativas prioritarias del habitante. En efecto, el
minero aventurero, poblador propietario de estos nuevos establecimientos buscaba
enriquecerse en un corto plazo para luego marcharse a disfrutar su fortuna en otros lugares.
En la medida que no aspiraba a vivir en dichos lugares hasta la vejez poco importó la calidad
del medio de vida que se estaba generando.

El advenimiento del período republicano confirmó el carácter primario exportador del país,
donde la minería continuó jugando un rol central. La presencia del capital extranjero a partir de
inicios del siglo XX marcó una nueva etapa en este tipo de ciudades, que tuvo efectos
importantes en el significativo crecimiento poblacional de estas formaciones urbanas.

La vida cotidiana de estas ciudades presentaba características particulares por la


superposición de las necesidades urbanas con las necesidades laborales desarrollándose una
arquitectura urbana a base de campamentos para los obreros y zonas residenciales mejor
acondicionadas para el personal calificado y el cuerpo administrativo.

A inicios del siglo XXI, la explotación minera y la presencia del capital extranjero parecen
diseñar nuevas estrategias con relación al clásico tipo de ocupación del territorio llevado a cabo
en el siglo XX. En este caso, en el marco de la era de la información, por la disposición de
1
mayores recursos de movilidad tanto espacial como virtual, la minería ya no parece necesitar
Castells, Manuel. La sociedad red. Volumen 1. nuevos sitios urbanos, sino más bien aprovecha las aglomeraciones existentes en función de
Madrid, Alianza Editorial. 1997. sus diferentes necesidades, de manera que construyen una red de conexiones, siguiendo la
dinámica del espacio de los flujos que analizara Castells1.

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Se trata de un cambio de estrategia que tiene consecuencias enormes sobre un conjunto de


ciudades del sistema urbano peruano. Por una parte, aquellas ciudades que se formaron a
proximidad de asentamientos mineros y, de otro lado, las aglomeraciones que reciben el
impacto de la nueva minería. ¿Cuál es el futuro de las viejas ciudades mineras en la red
urbana peruana? ¿Qué se espera como desarrollo urbano para las ciudades que experimentan
los nuevos impactos mineros? Se trata de las preguntas guías que animan nuestro estudio.

El presente artículo tiene pues como objetivo interrogarse por el futuro social sostenible que se
puede avizorar para las formaciones urbanas que fueron producidas por la minería del siglo
pasado. Para ello, nos concentraremos en los casos de Cerro de Pasco y La Oroya,
formaciones urbanas que han sido paradigmas del impacto de la minería en el Perú en el siglo
XX. En primer lugar desarrollaremos una aproximación a los procesos sociales y económicos
que fueron dando forma a estas ciudades para posteriormente explorar las perspectivas que se
plantean para el futuro de estas urbes.

Esta aproximación no ahondará en el impacto medioambiental, una de las variables más


importantes que nos refieren al pasivo que ha generado la minería en el país, donde “Pasco,
2
Hualgayoc, La Oroya y Huancavelica evocan una imagen de daño ambiental y ausencia de
Bebbington, Anthony et al. Minería y Desarrollo desarrollo humano”2. Sin soslayar su importancia, interesa explorar cómo se plantea en la
en el Perú. Lima, IEP-CIPCA. 2007. p.6
actualidad el desarrollo urbano para las ciudades que fueron fruto de la “antigua minería”.

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II. Cerro de Pasco: de la ciudad de aventureros a la minería a tajo abierto3

La ciudad de Cerro de Pasco, situada en los andes centrales del Perú, es la ciudad que se
encuentra a mayor altitud (4300msnm) en nuestro país. Sus orígenes se remontan al siglo
XVII, cuando en esta zona de Puna se descubrieron importantes yacimientos de plata. A través
de la historia, su poblamiento ha estado marcado por la presencia de mineros y aventureros
que enfrentaban las inclemencias del clima por la ambición de riquezas. A inicios del siglo XX,
la presencia de una compañía supranacional, la Cerro de Pasco Copper Corporation, tuvo un
gran impacto en la ciudad, y fue el principal factor del desarrollo urbano de ésta, posición que
luego fuera heredada por la empresa estatal Centromin y finalmente por Volcan, la actual
propietaria privada de la unidad de producción.

La aglomeración vive actualmente los dilemas de su desarrollo por la explotación minera, pero
en un marco donde la población no necesariamente aspira a permanecer en la zona, lo que se
expresa en una alta tasa de emigración, que hace de esta ciudad una de las pocas del país
con tasa de crecimiento prácticamente negativa.

Por otra parte, el impacto de la minería en la ciudad no se limita a la presencia de un conjunto


de edificaciones relacionadas con el aparato productivo específico, sino también a zonas
residenciales destinadas a su personal, equipamientos y servicios urbanos, lo que ha llevado a
que las demandas de desarrollo urbano se suelan superponer con aquellas directamente
relacionadas a la actividad laboral.

El estudio de Cerro de Pasco tiene como objetivo indagar por las características que han ido
configurando su espacio urbano-arquitectónico así como las dinámicas sociales y económicas
3 que desarrolla la población, con el fin de estimar las fortalezas y debilidades que esta
Una versión inicial de esta sección fue aglomeración urbana ofrece actualmente. Se trata de conocer los desafíos urbanísticos que se
presentada como ponencia al V Congreso le abren en contextos donde la sostenibilidad ambiental se convierte en una variable importante
Europeo CEISAL de Latinoamericanistas. a considerar.
Bruselas, Abril 2007.

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Características del territorio y primeras ocupaciones

Cerro de Pasco se sitúa a 10º latitud sur y a una altitud de 4380 msnm. Se ubica en lo que
corresponde a la región natural de Puna, que se caracteriza por la escasa vegetación menor y
la inexistencia de árboles. La ciudad se extiende sobre una planicie rodeada de cerros y de
extensas pampas de ichu o paja.

Fig. 1
Paisaje de Puna de la provincia de Pasco.
Foto Archivo CIAC

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Su clima es bastante frío. La temperatura máxima promedio es de 12.4ºC mientras que la


temperatura mínima promedio es de 0.6ºC. La precipitación pluvial es importante entre los
meses de octubre y abril siendo el promedio de 1182.7mm. Por otra parte, se producen vientos
de moderada intensidad que soplan con dirección noreste, sobretodo en las tardes, pasadas
las 4pm.

Fig. 2
Mapa donde se aprecian las numerosas
lagunas próximas a la ciudad. Fuente: Mapa
IGN Perú.

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En contraste con la pobre vegetación, el potencial hídrico de la región es abundante. Se han


registrado 52 ríos, 646 lagunas y 6 fuentes de aguas termales. Destaca en particular la relativa
proximidad del lago Junín o Chinchaycocha, situado a 4100msnm y que es el segundo lago en
extensión del país. Sin embargo, ello no permite el desarrollo de actividades agrícolas por la
pobreza del suelo y la dureza del clima.

En suma, nos encontramos frente a una región que presenta parajes espectaculares, donde un
caso particular es el del famoso bosque de piedras de Huayllay; con una gran cantidad de
lagunas, imponentes montañas y amplias pampas, pero cuyas características climáticas hacen
muy difícil la ocupación humana de este territorio en forma permanente.

Fig. 3
Mapa del Departamento de Pasco con la
indicación de los sitios rupestres encontrados. Ausencia de sitios rupestres
Fuente: Hostnig, Rainer. Arte rupestre del alrededor de Cerro de Pasco
Perú. Inventario nacional. Lima, Concytec.
2003. p.279.

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El espacio que actualmente ocupa la ciudad no fue habitado durante los tiempos
prehispánicos, aunque se registran indicios de presencia del hombre en zonas cercanas. El
mapa de la provincia donde se indican los vestigios de arte rupestre en la región resulta muy
sugerente para observar las zonas donde existen indicios de presencia humana.

En la actual ciudad de Cerro de Pasco así como en sus alrededores no se encuentran pues
vestigios rupestres, aunque más adelante formaron parte de los territorios de culturas
prehispánicas como los Yaro. En efecto, las provincias actuales de Pasco, Daniel Alcides
Carrión y los distritos huanuqueños de Margos y San Rafael formaron parte del reino Yaro.
Existen algunos complejos arqueológicos, tales como Pumpu Tambo, que era un centro de
adoración; y también se encuentran vestigios prehispánicos en los alrededores de Ninacaca, a
30km de Cerro en un escenario de menor altitud y con un microclima más abrigador.

Con la llegada de los españoles ocurren grandes transformaciones en la ocupación del


territorio. Los pueblos prehispánicos eran eminentemente agrícolas y se preocupaban por
aprovechar eficientemente los recursos que ofrecen los variados pero poco abundantes pisos
ecológicos aptos. El principal objetivo de los españoles fue en cambio el de obtener fortuna en
corto tiempo por la explotación de minerales.
4

Se trata de un empleo temporal, por el que cada


Una de las prioridades de los conquistadores fue entonces la de descubrir yacimientos mineros
población entrega a sus jóvenes para que
trabajen en los yacimientos mineros que se para dedicarse a la extracción de mineral aprovechando la mano de obra indígena a través del
hallan en su región a manera de impuesto. Este sistema de empleo temporal forzado llamado mita4. La búsqueda de riquezas a través de la
sistema terminó convirtiéndose en uno de los minería será una de las principales causas de la formación de nuevos asentamientos en la
mayores medios de explotación abusiva de medida que se hallen a proximidad de los yacimientos descubiertos. Los ejemplos más
mano de obra, donde muchos indígenas emblemáticos de este tipo de formación urbana durante el siglo XVI fueron Potosí y
murieron en los yacimientos por las condiciones
infrahumanas a las que eran sometidos.
Huancavelica, principales productores de plata y mercurio respectivamente.
5

Salas, Miriam. “Mineros conquistadores y más La ocupación urbana en estos casos no obedeció pues a objetivos de control agropecuario, a
tarde encomenderos”. En: Del Busto, José redes mercantiles, a fines administrativos o a razones geopolíticas. Se forman lo que Salas
Antonio. Historia de la Minería en el Perú. define como las ciudades mineras, donde la permanencia del poblado depende de la riqueza
Lima, Milpo. 1997.
del asiento5. De esta manera las principales funciones de este tipo de aglomeración fueron de

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brindar infraestructura suficiente y servir como entidad reguladora de la actividad minera así
como las de proporcionar vivienda tanto a los dueños como a los operarios de mineros.

El segundo gran objetivo de los españoles giró alrededor de la necesidad de controlar


políticamente las poblaciones que se repartían en numerosas pequeñas poblaciones o ayllus.
La existencia de esta gran dispersión poblacional en pequeños asentamientos donde, por otra
parte, movidos por la necesidad del tradicional control de pisos ecológicos tornaba inevitable el
movimiento continuo de personas a lo largo de los caminos del incario, era fuente de
preocupaciones para el nuevo poder. En efecto, provenientes de una cultura occidental
sustentada en poblaciones importantes que casi no tienen mayor movimiento, salvo por las
peregrinaciones, las lógicas de ocupación del territorio de los aborígenes resultaban no sólo
poco comprensibles al conquistador, sino además peligrosas en el marco de su necesidad de
control político eficiente de los nuevos territorios del imperio español.

Es por ello, en este marco, que se legitima la política de reducciones, que fue llevada a cabo
de manera eficiente entre 1569 y 1581 por el Virrey Francisco de Toledo, quien es considerado
el gran organizador del Virreinato Peruano. En este contexto, como señala Aranibar, se
fuerzan desplazamientos masivos en función de nuevos intereses económicos, desarraigando
tierra y ayllu de la familia andina6. El virrey Toledo llevó a cabo durante las varias décadas que
duró su gestión visitas extensas al interior del territorio y dirigió personalmente varios de los
repoblamientos donde, de manera forzada, los viejos agrupamientos o ayllus eran reubicados
en asentamientos humanos que fueron denominados reducciones.

A través de las reducciones, se diseñó un nuevo trazo urbano, dominado en principio por una
organización de cuadrícula, con una plaza principal sobre la cual tienen fachada el templo
principal y las sedes administrativas o de poder político. Los templos católicos, íconos
arquitectónicos de la nueva dominación política y religiosa se erigieron como los principales
6
referentes de ocupaciones humanas en la región.
Araníbar, Carlos. “El principio de la
dominación”. En: Lumbreras et al., Nueva
historia general del Perú. Lima, Mosca Azul. El trazo actual de pueblos como el de Ninacaca, situado a 52km al sureste de Cerro de Pasco
1979. permite observar los orígenes coloniales de su trama reticular. Como señala Tromme, el tejido

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urbano es particularmente ortogonal, construido sobre la base de una red de vías secundarias
Tromme, Jean Philippe. Etude des typologies
des habitations et espaces publics dans la que delimitan las manzanas rectangulares7.
région de Cerro de Pasco. Memoria de fin de
estudios. Universidad de Lieja. 2005.

Fig. 4
Tejido urbano de Ninacaca. Fuente: Tromme,
Jean Philippe. Etude des typologies des
habitations et espaces publics dans la région
de Cerro de Pasco.

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Villa de Pasco, fundada en el siglo XVII como Nuestra Señora de las Nieves de Pasco será la
otra reducción importante formada a proximidades del actual Cerro de Pasco, a 20km al
sureste de la ciudad.

Fig. 5
Entre los vestigios arquitectónicos sobresale
nítidamente su templo colonial edificado a
inicios del siglo XVII y que todavía hoy
impresiona al viajero. Fotos Archivo CIAC

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Los orígenes de la ciudad

La región de Cerro de Pasco no tuvo más ocupaciones humanas importantes además de las
reducciones antes mencionadas hasta entrado el siglo XVII. El origen del poblamiento está
directamente relacionado con la minería cuando en 1630, según la tradición, un indio llamado
Huaricapcha, informa a don Juan Joseph Ugarte, hacendado de la quebrada de Huariacaca, de
la existencia de una rica veta de plata8. Este hacendado al descubrir el paraje abrió su propia
mina, la cual atrajo más adelante a numerosos aventureros9. Ello motivó la formación de un
8
pequeño poblado cuya dimensión casi no varió hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Para
Perez Arauco, César. Cerro de Pasco. Historia 1769, Cerro de Pasco era todavía un pequeño poblado que concentraba 90 españoles, 104
del “Pueblo Mártir del Perú”. Pasco, Instituto mestizos y 92 indios, sumando en total 286 habitantes10. Pese a que ya era reconocido como
Nacional de Cultura. 1996. un centro minero, se trataba de un yacimiento más entre los numerosos sitios que eran
9
explotados por los españoles. Será solamente el descubrimiento de la veta de Yanacancha lo
Según algunos autores, es probable que el que multiplicará el potencial minero de la región y convertirá a este humilde poblado en uno de
descubrimiento de minerales en Cerro de Pasco
se remonte al siglo XVI, para lo cual se basan
los centros urbanos más importantes del virreinato.
en una carta del Virrey Toledo a Felipe II
fechada en 1578. Cf: Pacheco, Marino. “Un La veta de Yanacancha y la proyección de posibilidades que ofrecía la extracción de plata llegó
documento inèdito sobre el descubrimiento de en un contexto muy importante para España, pues la decadencia de Potosí era completa, y
los minerales del Cerro de Pasco”. En: Boletín dicha ciudad para 1776 había disminuido su población en cerca de un 80% con relación a la
del Musio de Arqueología y antropología. 2005.
que tuvo en su época de apogeo del siglo XVII11.
Lo que es cierto, es que el descubrimiento de
estas primeras vetas no generò un impacto de
gran aglomeración sino hasta finales del siglo Por otra parte, la situación de la mano de obra había cambiado para finales del siglo XVIII. Ya
XVIII. no existía aquella abundante mano de obra indígena que fuera explotada bajo durísimas
10
condiciones a través de la mita. La población del virreinato se había diezmado notablemente, y
Espinoza, César y José Boza. Alcabalas y ante la escasez de mano de obra, la explotación minera en Pasco debió establecer nuevos
protesta popular: Cerro de Pasco 1780. Lima,
UNMSM. 1981. Informe monográfico.
sistemas de empleo de mano de obra. De esta manera, la minería pasqueña evolucionó con la
11 apertura de una nueva etapa como sistema laboral incorporando la mano de obra indígena
Fisher, John. Minas y mineros en el Perú como asalariada voluntaria, lo que marcaría las últimas décadas del dominio español así como
Colonial 1776-1824. Lima, IEP. 1977. p.34. toda la primera etapa republicana.

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Como señala Carlos Contreras, para finales del siglo XVIII se desató la crisis de los
mecanismos institucionales que legitimaban la mita y el tributo indígena, por lo que el sector
minero debe readecuar sus estrategias para operar con un mercado laboral estacional libre que
en principio no estaba interesado en laborar en la minería, por lo que se comenzará a instaurar
el sistema de pagos por adelantado, como mecanismo precursor de lo que en el siglo XX se
conocerá como sistema de “enganche”12.

Para fines del siglo XVIII el pequeño poblado había crecido considerablemente y concentraba
alrededor de 5,000 habitantes a los que en determinadas épocas se sumaban trabajadores
eventuales de las regiones aledañas atraídos por los elevados jornales que ofrecía la actividad
minera13. El subsuelo de la ciudad era altamente propicio, por lo que, según registros del
Tribunal de Minería, para 1799 se disponían de 116 minas, de las cuales 85 se hallaban en
producción14.

La importancia de Pasco no radicará solamente en el crecimiento de un poblado en alturas y


condiciones poco aptas para la vida humana, sino que, dadas las condiciones geográficas del
territorio, además de mano de obra, tampoco existían ni insumos para la minería como la
madera, herramientas o pólvora ni provisiones de alimentos o de vestido para asegurar la
presencia humana continua en aquel difícil escenario.

Se hizo necesaria entonces la generación de toda una red mercantil para proveer las
12 necesidades de esta nueva e importante población. Ello facilitará el surgimiento de pequeños
Contreras, Carlos. Mineros y campesinos en poblados como Rancas o Yanahuanca, pero también consolidará a ciudades como Huanuco,
los Andes. Lima, IEP. 1988. p.15. Ver también: Jauja o Tarma como parte de la red comercial que abastecía a Cerro de Pasco. En esta
Fisher, John. Op.cit. pp12-13. perspectiva, es ilustrativa la referencia de una serie de abastecimientos que la ciudad recibía
13
en 1780:
Cf: Fisher, John. Op.cit. p.38.
14

Ibidem.p.39.. … De Huanuco se transportaban coca y aguardientes; de Conchucos, Jauja y


15 Cajatambo harina diversas; de Lima se transportaba todo tipo de manufactura textil,
Espinoza y Boza op.cit. p54. fierro y azogue y pescado salado…15

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La minería significó pues no solamente la oportunidad de bonanza y riqueza para aquellos


aventureros o hacendados que se dedicaron a la minería, sino también para los que
desarrollaron una cadena comercial de abastecimiento para una ciudad situada en un paraje
inhóspito, carente de todo tipo de recurso. En otras palabras, el florecimiento de la minería de
Cerro de Pasco significó el auge de un conjunto de ciudades situadas en la región central del
país, que movieron buena parte de sus economías en torno a las necesidades de la ciudad
minera, donde el costo de vida era muy elevado16. Así, esta ciudad minera se constituyó en el
corazón de la economía de la zona central del país.

El crecimiento de la minería pasqueña no estuvo exento de obstáculos y desastres. A fines del


siglo XVIII se registró el derrumbe de un socavón en el que mueren alrededor de 300
trabajadores de mina, en la zona que actualmente, en memoria de esta tragedia, lleva el
nombre de Matagente. Este tipo de desastre fue en parte consecuencia de la explotación
desordenada de numerosos pequeños socavones sin condiciones elementales de seguridad.

De otro lado, uno de los principales problemas que debió enfrentar la explotación fue el drenaje
de estos socavones pues, como mencionáramos en un inicio, se trata de una región donde
encontramos numerosas lagunas, y donde la napa freática es alta.

En síntesis, hacia finales del siglo XVIII Cerro de Pasco se consolidó como el principal centro
de explotación minera del virreinato, ejerciendo un impacto económico notable en la región
central del país, que va a beneficiarse de las necesidades de los que habitan esta ciudad.

Apogeo y primera crisis de la ciudad: el fin de la minería argentífera

16 La primera mitad del siglo XIX consolidó una ciudad dinámica pese a las dificultades del
Como bien señala Contreras, la minería territorio. De acuerdo a registros de la producción de plata entre 1771 y 1824, Pasco
colonial, en este caso para la región central del concentraba en sus minas el 39% de la producción nacional. En ese contexto no es extraño
país, organizó el mercado interno. Cf: op.cit. p. que la ciudad se consolide como el principal polo urbano de la sierra central, con una población
23.

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aproximada de 10,000 habitantes para 1850 y ya en 1839 adquiriera el título de “Opulenta


ciudad de Pasco”.

Fig. 6
Fuente: Thorp, Rosemary y Geoffrey
Bertram. Perú : 1890-1977 : crecimiento y
políticas en una economía abierta. Lima,
Mosca Azul ed. 1988. Gráfico de elaboración
propia.

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El periodo de las guerras de independencia entre 1819 y 1824 generó una interrupción de la
explotación del mineral, así como la supresión de los subsidios que ofrecía España a la minería
desencadenaron una breve crisis, que finalmente pudo ser sobrellevada sobretodo con la
explotación del socavón de Quiulacocha.

En términos poblacionales, el nuevo apogeo pasqueño irá de la mano con un ambiente


cosmopolita muy particular. Como naciente república, las oportunidades de obtener riqueza a
través de la minería atrajeron aventureros de diferentes países europeos que desafiaron las
dificultades del territorio en búsqueda de conseguir fortuna en corto tiempo. Esta época
floreciente para la ciudad va de la mano con la importancia que adquiere como centro
administrativo, al designarle en 1823 capital del flamante Departamento de Junín, territorio que
incluía prácticamente los actuales departamentos de Júnín, Pasco y Huánuco.

En 1841 Von Tschudi describió la ciudad, cuya población estimó en 18,000 habitantes pero
cuya existencia sólo puede entenderla por la ambición de riquezas:

Este afán de construir una ciudad de esta importancia con un exterior tan colorido
en los trópicos, cerca del límite de la nieve permanente, de la naturaleza salvaje de
sus alrededores y el clima severo, casi insoportablemente frío, le convencen que
todos estos elementos en su conjunción tan íntima se tienen que deber a una fuerza
de cohesión muy poderosa. Y no se equivoca. Las ricas vetas de plata … han
podido reunir a las más diversas naciones en un solo punto y para un solo propósito
en una región inhóspita, donde la tierra no produce nada en la superficie, pero ha
abierto sus tesoros escondidos (pp.277-278)

De acuerdo al relato, la descripción de la ciudad se caracteriza por su carácter de ocupación


espontánea, libre de trazos regulares que indiquen presencia de ordenamiento urbano. Se
17 trata de un proceso de ocupación irregular, que ha producido calles angostas y filas irregulares
Cf: Von Tschudi, Johann. El Perú, esbozos de de viviendas sobre un suelo fangoso, dando una pésima imagen a los ojos de Tschudi y donde
viajes realizados entre 1838 y 1842. Lima, la mayoría de las bocaminas se encuentran en la misma ciudad, muchas veces dentro de las
PUCP. 2003. p.279. viviendas de los dueños de las minas17.

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La vida cotidiana hacia mediados del siglo XIX

Para Von Tschudi, la vida cotidiana en Cerro de Pasco era sumamente desagradable, por las
inclemencias de un clima de puna, con mucha lluvia y un aire frío. Por otra parte, como él
mismo señala, la ciudad produce plata, pero el conjunto de necesidades que permiten asegurar
la subsistencia de una población son traídas de fuera, lo que eleva enormemente el costo de
vida18.

Sin embargo, y gracias a la abundancia del metal, ello no significó la ausencia de posibilidades
de adquisición de productos. Como el mismo Von Tschudi señala, el mercado de la ciudad
contenía una abundancia y variedad de oferta de víveres sólo comparable con Lima.
Probablemente este tipo de dinámica comercial fue uno de los argumentos que llevó décadas
más tarde a Wiener a señalar que Cerro Pasco era de lejos la segunda ciudad más animada
que había visto en el Perú19. La frase de Wiener cobra mayor valor si consideramos que la
hizo en 1875, cuando ya la explotación de la plata se hallaba en declive, pero pese a ello, la
ciudad mantenía una población de unos 18,000 habitantes de los cuales alrededor de 12,000
eran mineros o trabajadores de las minas.

Por otra parte, cómo fuera mencionado líneas arriba, la variedad no se hallaba solamente en
los bienes, sino en los orígenes del conjunto de aventureros que se dedicaban a la minería. En
efecto, abolido el virreinato, los mineros ya no eran solamente españoles, sino que vinieron
europeos de distintas procedencias. Von Tschudi afirma que “sólo pocos países de Europa o
de las Américas no tendrán su representante”, aludiendo a la presencia de aventureros
18 provenientes de diferentes partes del mundo. Del mismo modo, Wiener nos refiere de la
Ibidem. p.283. existencia de viceconsulados en la ciudad:
19

Wiener, Charles. Perú y Bolivia. Lima, IFEA- Actualmente, en el cerro de Pasco, no hay más que una sola gran empresa
UNMSM. 1993. p.237 floreciente, y es la hacienda de minerales de la Esperanza, a cuya cabeza se
20
halla el señor Steel, agente consular de Inglaterra, de Francia, de Italia, de
Ibidem. P.238.
Bélgica y de otros países más, cuyas banderas forman un haz en su casa20.

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Por otra parte, los indios que trabajaban en las minas, procedían de diferentes poblados de la
región central del país. No existía entonces una identidad pasqueña en términos de una
identidad ligada al terruño, sino que se vivía una suerte de espacio cosmopolita, donde se
compartían ambiciones comunes de acumular riquezas unos o de conseguir dineros
necesarios para ciertas actividades comunales los otros.

Ahora bien, esta pluralidad de orígenes no fue necesariamente sinónimo de producciones


culturales diversas. Se trataba sobretodo de una población masculina, en busca de riquezas, o
de indígenas que se hallaban temporalmente trabajando en los socavones aprovechando el
alto precio que tenía su mano de obra. En este contexto, y en el marco de la dureza del trabajo
minero, las principales actividades recreativas de los mineros fueron la bebida y el juego21.

En el caso de los indios que trabajan, la situación parece similar pues de acuerdo a los relatos
de Tschudi la plata obtenida era despilfarrada en borracheras. Cabe precisar en estos casos
que, a diferencia de los aventureros europeos, los objetivos de los indígenas que iban a laborar
a Pasco, no tenían como objetivo el hacerse de una gran riqueza. Como bien señala
Contreras, la población indígena continúa movilizándose de acuerdo a los ciclos agrícolas y los
intereses de sus comunidades, por lo que la necesidad de obtener dinero, una vez que
desaparecieron el tributo indígena y la mita, obedeció a la necesidad de algunas comunidades
campesinas de recolectar fondos necesarios para cubrir los gastos que demandaban ciertas
actividades, como por ejemplo las fiestas patronales.

21 Resulta muy ilustrativo, siguiendo la hipótesis de Contreras, observar que los movimientos de
Según el testimonio de Johannn Von Tschudi, migración de mano de obra estacional hacia Cerro son más importantes en el valle del Mantaro
“En pocos lugares del mundo se juega tanto y que en las regiones físicamente más próximas a la ciudad. De acuerdo a registros
con apuestas tan altas como en Cerro de encontrados por dicho autor, los inmigrantes provenientes del departamento de Pasco
Pasco, donde la abundancia de la plata ha representaron un 25.2% contra el 43.4% de quienes provenían del actual departamento de
alimentado excesivamente este vicio nacional
de los españoles de sus descendientes.” Op.cit.
Junín22. Ello se explicaría por la presencia de un importante mercado dominado por el dinero
p.284. en dicho valle, que impulsaba a una mayor necesidad de obtener dinero, con relación a las
22 comunidades más próximas, donde el trueque y las economías de autosubsistencia eran
Contreras, Carlos. op.cit. pp.116-117. predominantes.

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La necesidad del intercambio monetario atrae entonces a la masa laboral durante el siglo XIX,
pero paradójicamente, lo hará de acuerdo a lógicas campesinas. Así por ejemplo, los operarios
manejaban el uso del tiempo de acuerdo al calendario comunal y durante las fiestas de los
pueblos, era usual la deserción de muchos trabajadores, situación que los mineros debían
afrontar con resignación. Los indígenas trabajadores de las minas eran entonces, todavía
campesinos antes que obreros, y mantenían patrones culturales que no resultaban funcionales
a una organización capitalista de la producción23. De esta manera, tenemos que el grueso de
una de las principales ciudades del Perú del siglo XIX está dominado por lógicas campesinas.
La gran novedad urbana está dominada por prácticas recreativas como el juego y el consumo
de alcohol.

Un caso similar al de Cerro aunque en menor escala, es el que vivió la ciudad de Hualgayoc en
Cajamarca. Con el descubrimiento de yacimientos de plata durante el siglo XVIII, creció de
manera abrupta una importante aglomeración donde los mineros no podían beneficiar del
sistema de mita por motivos similares a los que ocurrieron en los andes centrales. Por ello, los
mineros buscaron atraer mano de obra campesina de otros valles cajamarquinos. En este
contexto, los flujos de provisiones de mano de obra, alimentación e insumos permitirán el
florecimiento de la ciudad de Cajamarca, antes que el propio desarrollo urbano de Hualgayoc24.

Ni las lógicas laborales de la revolución industrial ni las prácticas de acumulación capitalistas


se hallan presentes, lo que probablemente causó mayor desagrado en observadores como Von
Tschudi, que vive el apogeo de la revolución industrial europea, y que en ese contexto le
resulta difícil comprender el despilfarro del dinero de parte de aquellos indígenas, a los que
calificó como los aborígenes más corrompidos del país.

En síntesis, pese a la existencia de una aglomeración urbana importante, la vida cotidiana no


23
recoge indicadores de calidad de vida que inviten a a establecerse familias en la zona. Los
Ibidem. pp.99-100 mineros que iban en busca de la plata generalmente lo hacían de manera individual, mientras
24 que los campesinos tampoco movilizaban sus familias, pues lo hacían como parte de un
Contreras, Carlos. Los mineros y el rey. Lima, trabajo estacional, dependiente de una lógica agrícola dominante, que tenía su centro de
IEP. 1995 gravedad en sus pueblos de origen, a los cuales retornaban luego e cumplir sus meses de

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estadía forzada. El crecimiento poblacional no fue entonces sinónimo del surgimiento de una
cultura urbana particular sino que resultó, al igual que su antecesora Potosí, muy dependiente
de la bonanza de la explotación minera, la cual comenzó a decaer durante la segunda mitad
del siglo XIX.

La decadencia de la explotación de la plata

Las características de la explotación minera en Cerro de Pasco no mostraron mayor variación


tecnológica con respecto a dos siglos atrás. Durante los estertores del virreinato, hubo un
intento de desarrollar innovaciones en la explotación con la venida de la Misión Nordenflich,
25
pero esta fracasó rotundamente pues el mayor impacto fue sobre el ahorro de mano de obra, lo
Cf: Fisher, John. Minas y mineros en el Perú cual no era percibido como lo principal, pese a que ya comenzaba a experimentarse la escasez
colonial. Op.cit.
de esta por la crisis demográfica que ocasionó la conquista25.

Fig. 7
Fuente: Thorp, Rosemary y Geoffrey
Bertram. Op.cit. Gráfico de elaboración
propia.

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El paulatino decrecimiento del recurso argentífero llevó a la decadencia a la ciudad. De


acuerdo a los registros retomados por Thorp y Bertham, este declive se inició entre 1870 y
1890, en que la producción de plata de Pasco pasa a tener menor importancia con relación a la
plata extraída en otras partes del país26.

Conforme la extracción de plata perdió su atractivo, la ciudad fue abandonada


progresivamente, por lo que su población se redujo y décadas más adelante inclusive perderá
la condición de capital del Departamento de Junín, título que recaerá sobre la floreciente
ciudad de Huancayo. Es en este contexto, sin embargo, que aparecerá un nuevo actor que
descubre una nueva veta de riquezas minerales que hará resurgir la minería en la región, esta
vez dominada por el cobre, metal que simboliza la apertura a una nueva etapa tecnológica de
la industria mundial.

La minería industrial y el segundo renacimiento de Cerro

Durante la última década del siglo XIX se tiene registros de la presencia de un grupo de
ingenieros norteamericanos realizando prospección en la zona. Ellos descubren inmensas
reservas de cobre y con la finalidad de explotarlas eficientemente fundan la Cerro de Pasco
Investment Company.

Este momento será crucial, porque se trata del renacer de la explotación minera en la zona
pero bajo el influjo de nuevas lógicas productivas. Se trata de la introducción de lógicas
industriales a la explotación minera, las cuales serán posibles por la gran inversión
desarrollada por capitales foráneos.

La presencia de esta nueva minería también traerá la mejora en los medios de comunicación
26 regional. En efecto, la lógica industrial requería de medios de transporte más eficientes y
Thorp, Rosemary y Geoffrey Bertham. Peru: veloces que las recuas de mulas que dominaban el escenario minero. Por ello, de la mano de
1890-1977. Crecimiento y políticas en una esta nueva minería se abrirán paso nuevas vías de comunicación gracias a la construcción del
economía abierta. Lima, Mosca Azul ed. 1988. Ferrocarril Central, que une Lima con Cerro de Pasco desde 1904. Por otra parte, la compañía

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minera buscará controlar buena parte del sistema mercantil de abastecimiento de la población
minera, para evitar las enormes pérdidas que un costo de vida exageradamente alto podría
generar.

La presencia del capital extranjero a través de la Cerro de Pasco Investment Corporation abrió
pues la minería peruana a dinámicas capitalistas. Poco a poco esta empresa fue adquiriendo
las concesiones de los numerosos mineros locales que dominaban el escenario pasqueño para
convertirse en el protagonista casi excluyente de la minería de Cerro de Pasco del siglo XX27.

Ello se expresó por una parte en la capacidad de realizar importantes inversiones que
significan la introducción de maquinaria pesada nueva y moderna para la extracción del
mineral, estableciendo un “complejo industrial ultramodeno”28 donde también participan en la
27
generación de nuevos espacios urbanos mediante la construcción de campamentos mineros y
Para 1901 ya habían adquirido el 70% de los una zona residencial para su equipo de profesionales. El objetivo era generar a proximidad
yacimientos de Cerro de Pasco y sus
alrededores. Cf: Sulmont, Denis, Marcel
una aglomeración urbana funcional a las necesidades de una empresa de proporciones
Valcárcel y Carlos Chuquimantari. Presencia de gigantescas. En esta perspectiva, la empresa invirtió también en el desarrollo de una
la minería en Pasco. p.19. fundición, para asegurarse la exportación de un producto con mayor valor agregado, dando
28
origen a la ciudad de La Oroya, a la que nos referiremos más adelante.
Halperin (1970). Citado por: Flores Galindo,
Alberto. Los mineros de la Cerro de Pasco
Finalmente la compañía, que en 1915 pasó a denominarse Cerro de Pasco Copper Corporation
1900-1930. Lima, PUCP. 1983 2ed. p.15.
29 y décadas más tarde se llamó simplemente Cerro de Pasco Corporation (CPC). La empresa
Flores Galindo, Alberto. op.cit. p.174. y Kapsoli, se preocupó por controlar los circuitos comerciales que abastecen la zona, formando lo que se
Wilfredo. Los movimientos campesinos en suele denominar una economía de enclave, como señalan Flores Galindo y Kapsoli29, tipo de
Cerro de Pasco. Huancayo, 1976. economía débilmente integrado al mercado local, y donde la empresa cubre los diversos
30
aspectos de la vida cotidiana. De acuerdo a Kruijt y Vellinga, el proceso interno de formación
KRUIJT, Dirk y Menno VELLINGA. Estado,
clase obrera y empresa transnacional: el caso
de enclaves se desarrolla mediante el monopolio del transporte, las instalaciones para la
de la minería peruana. México, Siglo XXI. concentración, fundición, procesamiento y abastecimiento de energía, dominando la cadena
1983. productiva30.

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El paisaje de la región se transformó pues con la introducción de esta nueva infraestructura.


Sin embargo, otro cambio fundamental será la búsqueda de imponer lógicas de asalariados a
trabajadores mineros que mantenían una mentalidad campesina. Para ello, la economía de
enclave no fue ajena a tales propósitos, pues el crecimiento de los latifundios propiedad de la
compañía fueron afectando a las comunidades, destruyendo sombríos e inutilizando ríos y
lagos por acción de los humos de la fundición o por el relave producido por la explotación del
mineral31.

Las primeras décadas del siglo XX se caracterizaron por el doloroso proceso de transición de
poblaciones campesinas a la condición de poblaciones obreras. Como bien señala Flores
Galindo, los trabajadores campesinos se resistían a ser mineros. Hay que recordar que para la
milenaria tradición prehispánica la actividad minera era sólo un trabajo temporal, dadas las
duras condiciones que se debe afrontar y la experiencia de la mita española fue sinónimo de
tragedia para el grueso de la población indígena. ¿Cómo sería posible que esa masa obrera
se convierta en proletariado minero? La estrategia de la Compañía fue, de alguna manera,
forzarla en la medida que vivir de la agricultura o la ganadería resultaría prácticamente inútil en
31 la región, que comenzaba a ser completamente dominada por la empresa transnacional. En
Como señalan Sulmont, Valcárcel y este marco, la Compañía empleaba para fines de los años 20 a más de 2,500 personas
Chuquimantari, La compañía adquirió las tierras solamente en Cerro de Pasco.
afectadas por la contaminación y consolidó una
extensa “división ganadera” que contaba con Hacia 1930, se registran numerosas revueltas y motines contra la empresa pero, según Flores
medio millón de hectáreas. Cf: Sulmont,
Denis... op.cit. p.20.
Galindo, ello no necesariamente expresaba la existencia de una fuerte conciencia de clase de
32 una gran masa obrera, pese a la introducción que en esa década tuvieron en la zona
Bourricaud. Francois. Poder y sociedad en el importantes dirigentes del partido comunista. Lo que en cambio sí expresan es una historia de
Perú. Lima, IEP-IFEA. 1989 (ed original de conflicto que superpone elementos laborales con otros más complejos que llevan a que cada
1976). p.95 desavenencia salarial pueda desembocar con gran facilidad en violencia, como bien señala
33
Bourricaud32. Por otra parte, el afán de la empresa por monopolizar las tierras de pastoreo
Scorza, Manuel. Redoble por Rancas. Lima,
Peisa. 1982. para ganado desencadenó un duro proceso de expulsión de la población del campo, lucha
desigual que es épicamente narrada por Manuel Scorza en su novela “Redoble por Rancas”33.

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Para 1940 la población de Cerro de Pasco llegaba a los 18,000 habitantes, esta vez con
presencia dominante de los asalariados de la mina. Los años que siguieron, coincidentes con
la segunda guerra mundial, fueron de floreciente progreso para las exportaciones de minerales,
que vieron subir enormemente sus precios. Este contexto permitió la inversión en nueva
infraestructura y la adopción de nuevas tecnologías extractivas. De otro lado, adquirió
nuevamente el rol de centro administrativo al crearse el Departamento de Pasco, erigiéndose a
Cerro como su capital.

Explotación minera “a tajo abierto” y crecimiento urbano

En 1943 la empresa Cerro de Pasco Corporation (CPC) inauguró su nueva planta


concentradora de Paragsha y en 1956 inició sus operaciones extractivas a tajo abierto. La
nueva estrategia minera será un símbolo de la envergadura que cobra la explotación minera
de la compañía, y tendrá enormes repercusiones en el destino de la ciudad.

En primer lugar, las operaciones extractivas se diversificaron, pues la empresa ya no se


limitaba sólo a la explotación del cobre, sino que a partir de 1963 se desarrolló también la
explotación del Zinc y del Plomo. El crecimiento de la escala de la explotación minera fue de la
mano con el crecimiento poblacional y para 1961 se registra 21,400 habitantes.

Sin embargo, en términos del desarrollo urbano el nuevo y floreciente sistema de extracción de
minerales implicaba la necesaria destrucción progresiva de la estructura urbana que se había
ido consolidando a través de los siglos. En efecto, el pueblo se fue conformando sobre su
propio potencial minero, hecho corroborado por los relatos del siglo XIX, que señalan que las
minas tenían sus entradas prácticamente dentro de las viviendas de los antiguos mineros.

Esta paradoja del potencial minero de la ciudad llevó a la necesidad imperiosa de generar un
nuevo espacio urbano, que reemplace aquel que paulatinamente sería “consumido” por la
inevitable expansión del tajo. Esta situación llevó a que la relación entre empresa minera y
desarrollo urbano adquiera un nivel de relación intensa que supuso la consolidación de un

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nuevo escenario urbano, donde los destinos de la ciudad no dependían de sus habitantes sino
del desarrollo que adquiría la explotación minera de la CPC.

Fig. 8
Vista aérea de la ciudad en 1963: El tajo inicia
su expansión y afecta la ciudad antigua.
Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

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Ante tal situación, el crecimiento inevitable del tajo comprometió a la empresa transnacional a
compensar los daños ocasionados a la ciudad a través de una importante contribución al
diseño de una nueva zona de crecimiento urbano. Durante la década del 60, un grupo de
especialistas discutió sobre el lugar aconsejable para tal desarrollo y por primera vez se
mencionó la posibilidad de que este nuevo núcleo urbano se construya en los alrededores de
Villa de Pasco, a 20km de la ciudad. Sin embargo, esta propuesta no prosperó pues hace 40
años, una distancia de esa naturaleza, era considerada como excesiva a los centros
neurálgicos de actividad por parte de la población.

La empresa por su parte también encontraba conveniencia en habilitar este espacio a mayor
proximidad de la ciudad antigua, tanto por abaratamiento de costos de habilitación urbana,
como porque ello formaba parte de una estrategia de ciudad empresa, donde el desarrollo de
la dinámica industrial no va de la mano con un desarrollo de la urbanización34.

Es en esta coyuntura, que primó el criterio de la proximidad espacial, por lo que se decide
desarrollar la expansión urbana hacia San Juan Pampa, que se hallaba a tan solo un kilómetro
y medio al norte de la ciudad antigua. Como parte del proceso de decisión de trasladar parte
de la ciudad, la CPC se comprometió a financiar parte de las viviendas y la infraestructura
urbana, así como la habilitación de locales para la nueva Universidad, anhelo de la población
cerreña.

En 1965 se aprueba el Plan Piloto y Regulador de la Nueva Ciudad y tres años más tarde se
dictan las normas que ordenarán el traslado hacia San Juan Pampa. Se forma así una
estructura urbana que demuestra características radicalmente distintas a la forma de la ciudad
antigua, donde se favorece una imagen de orden urbano y de modernidad, pero que por otra
34
parte demostrará ciertos inconvenientes para enfrentar las características del clima cerreño.
El caso de Cerro de Pasco adquiere
semejanzas con el modelo de ciudades con
En efecto, las vías amplias no permitían una buena protección de los vientos vespertinos sino
industrialización fuerte y urbanización débil que todo lo contrario, exponen al transeúnte a las inclemencias climáticas. Por otra parte, la
fue propuesto por Jean Remy y Liliana Voyé. habilitación de zonas residenciales con viviendas hechas de ladrillo y concreto armado si bien
Cf: La ciudad   : ¿hacia una nueva definición? cristalizaron la aspiración de muchos de conseguir viviendas “modernas” a base de materiales
Zaragoza, Bassarai 2007. “nobles”, no demostraron ser eficientes para proteger a los habitantes de las bajas

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temperaturas nocturnas de la ciudad. Es por ello que antiguos habitantes de la ciudad


recuerdan aún que San Juan era conocida como una “congeladora”.

De otro lado, la construcción de la Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión (UNDAC) en el


barrio de San Juan Pampa marcará un importante hito para la ciudad, pues generará un polo
de desarrollo para la región de relativa autonomía con relación a la empresa CPC.

El proceso de traslado de la población afectada por la extensión del tajo hacia la ciudad nueva
no fue sencillo y alimentó el resentimiento acumulado de parte de los cerreños contra la
empresa minera. Uno de los hechos más traumáticos, en términos culturales, fue la
destrucción del antiguo camposanto de la ciudad, por efecto de las necesidades de expansión
de la explotación de la mina.

Nuevamente, encontramos semejanzas con los patrones de comportamiento observados por


Remy y Voyé para el modelo de ciudad industrial35. Las relaciones que la población generó
con la empresa eran de carácter total, pues involucraban no solamente una posibilidad laboral,
sino que el conjunto de necesidades y problemas de la vida cotidiana en su conjunto giraban o
estaban relacionados con la marcha de la empresa. La relación se establece entonces en
términos afectivos intensos, y signados por una historia donde la empresa impuso sus
decisiones con el apoyo del Gobierno Central demostrando muy poco compromiso con las
poblaciones que ocupaban dichos territorios y con los efectos que sobre ese medio ambiente
podía generar los trabajos de explotación minera.

Nacionalización de la Cerro de Pasco Corporation

En 1974 se llevó a cabo la nacionalización de la empresa CPC, la cual pasó a denominarse


Centromin Perú. Este proceso ocurre durante el gobierno militar del General Velasco y tiene
como preámbulo la expropiación de las haciendas ganaderas de propiedad de dicha empresa,
35
hecho ocurrido en 1969, a pocos meses del golpe militar y en el marco de una Reforma
Remy, Jean y Liliane Voyé. Op.cit..
Agraria.

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Esta Reforma Agraria, que tuvo efectos negativos en la productividad agropecuaria de la región
significó por otra parte el final del control casi hegemónico que la empresa minera tenía sobre
la región central del país, donde constituía un enclave no sólo económico, sino inclusive con
cierto nivel de control político y social, lo cual se daba con el agravante de ser una empresa
extranjera. Esto llevó a que la decisión tomada por los militares de entonces fuera recibida con
gran beneplácito popular y aceptada políticamente en ese momento.

Las condiciones de explotación dejaron de ser tan ventajosas para la compañía lo que sumado
a un período donde los precios de los metales no eran particularmente altos llevó a que la CPC
se preparara para el paso siguiente, que era el de abandonar el país cediendo sus propiedades
al Estado Peruano luego de más de seis décadas ininterrumpidas de usufructo de la región
central.

En este contexto, la población continuará aumentando, en el marco de condiciones laborales


particularmente atractivas, pues las leyes laborales ofrecían mayor estabilidad laboral, hecho
que también facilitó el fortalecimiento de los sindicatos. Para 1972 la población ascendía a
35,000 habitantes.

El significativo crecimiento poblacional y el área de crecimiento seleccionada en San Juan


Pampa resultaron insuficientes para cubrir las necesidades de vivienda. De esta forma, se van
configurando barrios irregulares como producto de invasiones de terrenos. Estos
asentamientos, conocidos como Pueblos Jóvenes o Barriadas, se ubican en las faldas de los
cerros que circundan la ciudad antigua y la ciudad nueva, como son los casos de Túpac Amaru
en 1972 y José Carlos Mariátegui en 1980. Para 1981 la población del conjunto de la ciudad
se había incrementado a 50,000 habitantes, expresándose así el mayor auge demográfico de
la ciudad.

Sin embargo, este crecimiento floreciente no iba a durar mucho. A principios de la década de
1980 el país iba a experimentar un gran proceso de recesión de su economía, donde la

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empresa estatal tendrá serias dificultades para satisfacer el conjunto de compromisos


adquiridos con el desarrollo de la ciudad. Por otra parte, las condiciones que había alcanzado
su enorme masa laboral hacían poco rentable el desarrollo económico de la empresa.

Fig. 9
Los Asentamientos Humanos se consolidan
en las faldas de los cerros que rodean la
ciudad. Foto Archivo CIAC

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Hay que considerar que para 1983 la empresa contaba con más de 3,500 trabajadores, los que
sumados a sus familias, conformaban una población de más de 20,000 personas, es decir más
de la cuarta parte del total de la población cerreña, como señala Sulmont36. Asimismo, la
presencia de la Compañía, en este caso Centromin Perú, continuaba teniendo una ingerencia
hegemónica en la vida cotidiana de sus trabajadores, pues tenía participación directa en los
campos de la educación, la salud, la recreación e inclusive los medios de comunicación
social37.

Para colmo, la continuación de las operaciones hacía inevitable seguir ampliando el tajo, el
mismo que además de “engullirse” cerca de la mitad del trazo de la ciudad antigua se iba
aproximando peligrosamente a los linderos de la ciudad nueva. Es en estos contextos la tasa
de emigración se incrementa y por consiguiente el crecimiento demográfico se desaceleró
notablemente registrando el censo de 1993 57,500 habitantes.

El crecimiento del tajo y el actual presente urbano

La expansión del yacimiento minero en pleno corazón de la ciudad demandó nuevamente


evaluar la orientación del crecimiento de la ciudad. En 1995 el Instituto Nacional de Desarrollo
Urbano (INADUR) realizó un estudio donde concluye en la necesidad de llevar a cabo un
proceso radical de reasentamiento de la ciudad en los terrenos de la comunidad de Villa de
Pasco.

La posibilidad de mudar la población hacia Villa de Pasco, evaluada por el INADUR desde la
década de 1980 resulta sugerente en términos históricos, pues significa volver los ojos a la
36 antigua reducción de indios que fue el principal poblado de los alrededores hasta el siglo XVII.
Cf: Sulmont, Denis, Marcel Valcárcel y Carlos Ante esa eventualidad, la comunidad campesina, heredera de la antigua reducción, cedió al
Chuquimantari. Op.cit. p.46. Estado terrenos de su propiedad en las pampas de Villa de Pasco, donde hacia 1990 ENACE,
37
empresa del Estado, construyó un conjunto de módulos que serían la primera zona urbana de
Cf: Ibidem. p.54
la reubicación de la ciudad.

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Sin embargo, el éxito de esta obra se vio empañado por la falta de adecuación de estos
módulos con las características del clima de puna en pampa abierta y por la ausencia de
mayores encadenamientos urbanos. Es así que este conjunto habitacional, a más de 15 años
de su construcción aún no ha sido completamente ocupado, y ofrece una imagen triste, de
viviendas perdidas en las enormes pampas de Pasco y expuestas a los fuertes vientos
vespertinos.

Fig. 10
Módulos de vivienda construidos por ENACE,
donde sobresalen sus estrechas
dimensiones. Fotos Archivo CIAC
Fig. 11
Módulos de vivienda en las pampas de Villa
de Pasco. Fotos Archivo CIAC

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La poca simpatía que despertó esta propuesta así como el proceso de liberalización que vivió
el país en la década de 1990, donde el gobierno estaba preocupado por vender las empresas
Estatales hizo fracasar este proyecto de reubicación. A diferencia de la CPC treinta años
antes, el Estado y la empresa estatal no tenían voluntad ni capacidad de asumir la enorme
inversión que supondría trasladar en treinta años más de cincuenta mil habitantes a un terreno
que se hallaba carente de toda infraestructura urbana.

Por último en 1999 la unidad productiva de Cerro de Pasco fue vendida a la empresa Volcan
S.A. la que asume parcialmente la reubicación de parte de sus obreros ofreciéndoles viviendas
en Villa de Pasco. De otro lado, más que comprometerse en grandes inversiones de
infraestructura, la estrategia que se sigue es la de indemnizar a los propietarios urbanos cuyas
viviendas son afectadas por la expansión del tajo.

La empresa ha dejado parcialmente de lado el modelo de ciudad industrial para acogerse en


parte a un modelo de red de empresas donde puede liberarse de muchos costos de producción
aprovechando las posibilidades que ofrece la interconexión con los escenarios más
competitivos sin depender de la proximidad espacial. Siguiendo esta política, se ha venido
practicando una progresiva reducción de personal en la planilla de la empresa, para trabajar
con contratistas que atienden la provisión de diferentes insumos y servicios que ésta requiere
para su funcionamiento.

La explotación de la mina a tajo abierto continúa siendo rentable dada la naturaleza del
depósito de mineral y para el 2005 la compañía Volcan con su yacimiento de Pasco continuaba
siendo la primera productora de Zinc y Plomo en el país y la segunda en plata. Por otra parte,
la expansión del tajo continúa afectando terrenos ya urbanizados, mientras queda poco clara
cuál es la alternativa más satisfactoria para el futuro de la ciudad. Es en estos contextos que
resulta pertinente conocer las expectativas y opiniones de la población, antes de desarrollar
hipótesis sobre el futuro de este fenómeno urbano.

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Fig. 12
Vista del tajo el año 2005. La minería sigue
consumiendo espacios de la ciudad. Foto
Archivo CIAC

Población estable, población móvil

La presencia continua de población constituye un fenómeno relativamente reciente, que


consigue la Cerro de Pasco Corporation a mediados del siglo XX cuando proletariza la mano
de obra trabajadora, pero con el alto costo de generar hondos resentimientos en toda la región
central del país.

Esta empresa transnacional, que luego pasa a convertirse en la empresa Estatal Centromín,
para finalmente ser comprada por la empresa transnacional Volcan S.A. en 1997 constituyó
uno de los mejores ejemplos de economía totalizante o de enclave que ocurrieron sobre
territorio peruano, donde una aglomeración urbana como Cerro de Pasco pasó a ser
dependiente en su mayor parte de las marchas y contramarchas de una sola empresa minera,
que dominó el conjunto de necesidades no sólo laborales sino cotidianas de sus trabajadores,

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sus familias y en general de toda la población indirectamente involucrada por la economía que
esta empresa generaba.

Fig. 13

Fig. 14
Propaganda de la empresa al borde de la
mina que va consumiendo la ciudad. Foto
Archivo CIAC

Ello se expresa abiertamente en las percepciones de la población cerreña, que entiende que la
38 empresa es la principal institución responsable de resolver los problemas urbanos de la ciudad,
Cf: Sulmont, Denis y otros. Estudio de los estrechamente vinculados al crecimiento de la explotación minera, que se halla en pleno
impactos urbanos y sociales generados por la corazón urbano. En la misma perspectiva, ya en 1996 la población percibía que la empresa
expansión minera en Cerro de Pasco. Lima, era la institución con mayor influencia con un 54%, mientras que el municipio provincial apenas
CISEPA. 1996. Informe de consultoría.
recogía un 18.5%38.

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En la actualidad, el crecimiento de la población de Cerro parece relativamente estancado. Si


observamos el gráfico, observaremos que luego del auge que significó la expansión de la
producción minera a “tajo abierto”, luego de 1981, coincidiendo con la crisis económica el
atractivo laboral por la ciudad se fue reduciendo, para llegar en la actualidad a un crecimiento
demográfico anual inferior al 1%.

Fig. 15
Fuente: Censos Nacionales. Para el Censo
2005 se tomó la población de los distritos de
San Juan Pampa y Chaupimarca. Gráfico de
elaboración propia.

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La calidad de vida en la ciudad está deteriorada, sobretodo por los impactos visibles de la
convivencia de esa población con los relaves mineros. No es posible imaginar una vida digna y
de calidad en un marco de contaminación y degradación del territorio como el que ha
experimentado Cerro de Pasco, sin considerar las dificultados propias de su altitud y clima.

La ciudad actual ha sido producto de las diferentes estrategias de explotación de la mina,


pasando de la trama irregular de la ciudad antigua que se fue constituyendo entre el siglo XIX y
XX y que forma hoy en día el distrito de Chaupimarca, a la organización reticular de la
urbanización de San Juan Pampa en la década de 1960.

Fig. 16
Vida de barrio al pie del relave minero
acumulado. Foto Archivo CIAC

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Queda claro sin embargo que el deterioro del medio ambiente tiene carácter de irreversible y el
impacto sobre el casco urbano parece inagotable en la medida que la explotación de la mina,
continúa expandiéndose a expensas de la ciudad. Si se aspira proponer un futuro con calidad
de vida para la población que habita en la ciudad, se hace necesario discutir seriamente en la
necesidad de abandonar un modelo urbano minero fundado en la proximidad física de la
población con la unidad productiva.

A lo largo del proceso de conformación de Cerro de Pasco la mayor paradoja estuvo dada por
la preocupación de parte de los mineros propietarios de yacimientos de conseguir una
población estable y no estacional en la ciudad. Este objetivo, sólo fue conseguido por la
empresa transnacional Cerro de Pasco Corporation a mediados del siglo XX y permitió el
surgimiento de una población estable y con significativa conciencia de clase. Hoy en día, el
futuro de la población parece pasar por la necesidad de abandonar el lugar, para lo cual es
importante evaluar el costo social que puede significar el desarraigo de una población.

Fig. 17
La explotación minera continúa consumiendo
la ciudad hoy en día. Fuente: Diario el
Comercio

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El futuro de Cerro de Pasco: ¿oportunidad para las redes urbanas?

Se abre entonces una gran interrogante de cómo enfrentar urbanísticamente el futuro de esta
ciudad. Una propuesta como la del INADUR en 1995 de reubicar la ciudad paulatinamente, en
30 años, resultó inviable por sus altos costos y la falta de compromiso de los principales
actores. Nos parece, que el desafío exige pensar en soluciones inéditas y originales, donde
también hay que considerar el impacto regional, pues la historia revela la importancia que tuvo
esta ciudad minera para el desarrollo comercial tanto de Huánuco como de Jauja, Huancayo y
otras ciudades del Valle del Mantaro.

El desafío de construir una alternativa de desarrollo urbano viable para la población cerreña
ante el crecimiento del tajo ya fue enfrentado hace cuarenta años, pero los principales actores
involucrados, en el fondo, se resisten a invertir en una solución de largo plazo pues no querían
trasladar la ciudad lejos de las operaciones mineras. El poco interés que mostró la CPC por un
traslado a un lugar lejano era comprensible pues así evitaba realizar grandes inversiones en
infraestructura urbana. Sorprende en cambio la poca importancia que le dio la propia población
al hecho de convivir en un espacio de elevada contaminación ambiental por no alejarse de sus
espacios de trabajo. Esta actitud puede explicarse en parte por la escasa capacidad de
aceptación de un espacio laboral físicamente distante del espacio residencial.

Nos situamos entonces ante lógicas espacio-temporales donde la apropiación del espacio por
parte de la población se realiza bajo formas peatonales, que suponen una proximidad física de
la multiplicidad de actividades que construyen la vida cotidiana. Este tipo de comprensión del
territorio es la que Remy y Voyé señalan como la predominante en situaciones previas al
proceso de urbanización dominado por la movilidad espacial39. Si bien las prácticas cotidianas
39
de los sectores populares en territorios como el andino consideraron mayor movilidad espacial
Remy, Jean y Liliane Voye. Op.cit.
que la experiencia medieval europea, es indudable que la vida cotidiana se organizaba bajo
criterios donde la proximidad física era importante.

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Por su parte, la ciudad minera con gran desarrollo industrial que generó la CPC no alentó el
desarrollo de dinámicas cotidianas propias del proceso de urbanización, donde la movilidad
espacial tiende a reorganizar el espacio urbano. Esta gran empresa transnacional luchó
durante cerca de medio siglo contra las lógicas campesinas, que en el caso de la región central
se caracterizaban por sus movimientos estacionales a lo largo de la región central andina; el
mundo campesino era flexible a la movilidad, pero el proceso de proletarización condujo a que
la población laboral se afincara al territorio bajo lógicas de proximidad.

No obstante, existen algunos indicadores que expresarían que la movilidad de los habitantes
no se restringe a los límites de la ciudad. La movilidad regional sigue presente, no como en el
siglo XIX, pero ella permitiría una comprensión de la vida cotidiana que trasciende el territorio
urbano de Cerro de Pasco40.

Ello parece corroborarse en el interés de parte de los habitantes de la ciudad por mudarse,
más allá de un orgullo manifiesto por ser pasqueño. En un estudio llevado a cabo por el
CISEPA en 1996 por ejemplo, se realizó una encuesta en 6 barrios próximos al tajo y del total
de entrevistados, el 89.8% manifestó su deseo de mudarse de Cerro de Pasco. Esta
aspiración era inclusive mayor si se trata de expresar las expectativas que se tiene para con
los hijos, pues sólo al 2.2% le gustaría que sus hijos vivan en esta ciudad.

40
Del mismo modo, al momento de indicar el lugar para vivir al que se aspira, llama la atención la
CISEPA, Estudio de los impactos urbanos y importancia que adoptan, además de Lima, las ciudades de Huancayo y Huanuco, que se
sociales generados por la expansión minera en
sitúan dentro de la red territorial de la que históricamente formó parte Cerro de Pasco, como
Cerro de Pasco. Lima, CISEPA. 1996.
podemos observar en el siguiente gráfico:

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Fig. 18
Fuente: CISEPA. Encuesta setiembre 1996.
Gráfico de elaboración propia

Esta tendencia se acentúa cuando se trata de expresar la expectativa que tienen con relación
al futuro de los hijos, donde llama la atención la mayor importancia que adquiere Lima, en
comparación con el gráfico anterior.

Fig. 19
Fuente: CISEPA. Encuesta Setiembre 1996.
Gráfico de elaboración propia.

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Si existe tanta claridad de parte de los habitantes para señalar en más de un 80% de casos el
lugar donde desearían vivir ellos o sus hijos, es porque esos lugares son conocidos y/o porque
forman parte de sus redes de vida cotidiana. En el caso de Lima se expresa la aspiración de
acceder al centro neurálgico de la red urbana y económica del país, pero en el caso de
Huancayo y Huanuco, se está aludiendo a polos urbanos de desarrollo con los cuales Cerro
convivió desde el siglo XVII y prestarles atención podría darnos luces al analizar el futuro de la
ciudad.

Estas opiniones cobran mayor valor si se las contrasta con la disconformidad que manifestó
esa misma población ante la eventualidad de que hubiese procedido una reubicación a Villa de
Pasco, tal como había sido propuesto por el INADUR. En este caso, el 64.7% señaló en 1996
que no aceptaría mudarse al lugar dispuesto en aquel entonces, hecho comprensible por las
características ya indicadas de la urbanización realizada por el Estado mediante ENACE en
dicho paraje, como vimos páginas atrás. Ante esa posibilidad, se prefería mantener la
residencia en Cerro.

A fines del siglo XX el dilema de trasladar la ciudad continúa siendo un tema de discusión
importante en la medida que la expansión del tajo sigue necesitando “consumir” espacios
urbanos de la ciudad. ¿Cómo considerar alternativas futuras teniendo en cuenta las
particularidades del fenómeno urbano en la era de la globalización? Particularmente nos
interesa proponer un enfoque mixto que oriente las alternativas del futuro urbano de la ciudad.

Por una parte, creemos que es importante que la población recupere o ponga en valor la
capacidad de integrar la movilidad cotidiana a escala regional, que le permitiría ocupar
transitoriamente espacios laborales donde no se puede asegurar de manera permanente y
plena una calidad de vida digna a la vez que se desarrollan otras aglomeraciones regionales
como espacios residenciales. No se trata de una propuesta novedosa, en la medida que
hemos podido observar cómo los habitantes de la ciudad del siglo XIX que iban a trabajar
como mano de obra, vivían en Pasco sólo estacionalmente, y ella no constituía su principal
espacio residencial.

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Las prácticas cotidianas de movilidad precisan ser llevadas a cabo bajo parámetros espacio-
temporales contemporáneos, donde la población asuma los compromisos laborales regulares a
la vez que aprende a vivir dinámicas cotidianas residenciales en los marcos regionales.

Esta posibilidad no aparece necesariamente como una quimera, pues los flujos comerciales
entre Cerro y Huánuco o de Cerro con el Valle del Mantaro son intensos hoy en día, además de
guardar lazos históricos que merecen ser puestos en valor. Por otra parte, las opiniones
recabadas en el estudio del CISEPA con relación a los deseos de mudarse de la ciudad de los
pasqueños apuntan en la misma dirección.

El gran desafío es el de consolidar los lazos viales al interior de esta región, para facilitar la
multiplicación de los contactos. No se trata de invertir en caminos que aproximen Cerro de
Pasco a Lima o a la costa, sino de recuperar la intensidad de lazos comunicacionales que
caracterizaron a la región central del país durante el apogeo de la minería argentífera a fin de
que logre constituirse como un polo de desarrollo con relativa independencia de la influencia
metropolitana de Lima.

El proceso urbano de Cerro de Pasco, nos demuestra que su apogeo minero entre los siglos
XVIII y XIX no impactó únicamente el crecimiento de la ciudad minera, sino que varias
ciudades de la región andina se beneficiaron de la bonanza que la explotación del mineral
pasqueño significó. La experiencia de ciudad minera industrial formada a manera de enclave
por parte de la compañía Cerro de Pasco Corporation reiteró el interés por controlar la región
central andina en su conjunto con el objetivo de obtener el mayor beneficio del circuito de la
explotación del cobre y del mercado de abastecimientos que se desarrolla.

Hoy en día, la era de la globalización nos facilita las posibilidades de tender lazos virtuales en
tiempo real a diferentes puntos nodales dentro y fuera del país. Se corre el riesgo sin
embargo, de facilitar vínculos de la ciudad de Cerro con Lima Metropolitana antes de favorecer
la comunicación intraregional. Las lógicas liberales de libre mercado pueden orientar los
vínculos hacia el gran imán metropolitano antes que a la gran recuperación del área central
andina.

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La lectura del proceso urbano de Cerro nos estimula a proponer no obstante la necesidad de
considerar la inversión en la consolidación de vínculos de la región central andina como una
apuesta política del Estado que puede resultar una alternativa de desarrollo urbano más
sostenible para la población de Cerro de Pasco. ¿Por que no pensar que el futuro de Cerro no
se halla en el traslado físico de un espacio compacto, sino en una dinámica laboral
relativamente compacta, que conviva con dinámicas urbanas cotidianas dispersas en la región
central, pero a la vez integradas como parte de un nuevo tipo de fenómeno urbano-regional?

El espacio urbano que ha venido conformando Cerro de Pasco, se abre como un importante
polo de actividades económicas, la mayor parte de las cuales giran en torno a la minería. Sin
embargo, no parece capaz de ofrecer un escenario con calidad de vida para las diferentes
dimensiones cotidianas que ofrece una ciudad.

La observación de prácticas cotidianas permite abrir la hipótesis que los pasqueños que tienen
acceso a la movilidad (privada o colectiva), tienden a buscar segundas residencias o
mantienen vivos lazos familiares en otros espacios urbanos, ya sea en la región de los andes
centrales o en Lima. Los resultados del estudio realizado por el CISEPA nos orientan en la
misma dirección, donde los lazos con Lima y en particular con Huánuco y Huancayo merecer
ser estudiados con mayor detenimiento.

La identidad territorial de la población cerreña no tiene que significar un obstáculo para nuevas
proyecciones de la comprensión de lo urbano. Las transformaciones urbanas contemporáneas
demuestran que la generación de espacios compactos que concentren la diversidad de
actividades de una ciudad no es, necesariamente, la única expresión de calidad de vida
urbana. En el caso peruano, vale la pena imaginar creativamente propuestas que sepan
recoger las nuevas tendencias de la constitución de territorios urbanos y a la vez aprendan
también de las estrategias milenarias que supieron enfrentar la ocupación de territorios
accidentados y heterogéneos a través de la generación de redes territoriales.

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III. La Oroya: una ciudad industrial en la puna peruana1

A nuestro juicio la ciudad de La Oroya constituye un genuino ejemplo de formación urbana


producto de estrategias industriales en la explotación de recursos mineros en el territorio
peruano. La introducción de una gran fundición y una refinería en una zona agreste de los
andes peruanos fue toda una proeza de ingeniería, que introdujo en el país tecnología
metalúrgica de punta en ese momento.

A par de la innovación tecnológica y la producción industrial de metales para la exportación, las


plantas fabriles instaladas atrajeron la formación de una población urbana, cuyas dinámicas
económicas giraron en torno a la fundición y a los encadenamientos que sus habitantes podían
generar. Este tipo de vida cotidiana se desarrolló íntimamente vinculada a los destinos de la
principal actividad laboral del sitio. El comercio, las necesidades de infraestructura urbana, los
espacios de recreación estaban relacionados a empresa propietaria del complejo industrial
configurando lo que se conoce como una ciudad industrial o ciudad empresa2.

Tras casi un siglo de existencia, el paisaje natural ha sido afectado significativamente por la
1
presencia de la actividad industrial, y las dinámicas urbanas continúan aún fuertemente ligadas
Una versión inicial de este acápite formó parte al complejo metalúrgico ahí asentado. Se abre entonces una gran encrucijada para el futuro de
de la primera sección del estudio del impacto
urbano del Complejo Metalúrgico La Oroya,
la población, donde buena parte de la discusión gira en torno a los compromisos
elaborado por INNOVA-PUCP en el cual medioambientales de la actual empresa propietaria del complejo metalúrgico, ya que las
participamos (pp.137-147). Este estudio a su condiciones de vida han sido seriamente afectadas.
vez formó parte del Informe Final de la
Evaluación del Impacto Socioeconómico del Sin embargo, notamos que los actores involucrados prestan poca atención al hecho de que
Complejo Metalúrgico La Oroya – CMLO
para buena parte de la población la ciudad no es el único referente urbano sobre el cual se
elaborado por INNOVA-PUCP para Doe Run
Perú DRP en Junio de 2006. construye su vida cotidiana. Testimonio de ello es el aparente abandono de la ciudad cuando
2 no hay jornadas laborales en el sitio industrial. Consideramos que este hecho no debe
Cf: Chuquimantari, Carlos. Yauli-La Oroya: soslayarse al momento de pensar el futuro de aglomeraciones urbanas de esta naturaleza,
Minería y ciudades empresa. Adec-ATC, La pues las prácticas de movilidad de la población pueden ofrecer pistas innovadoras al momento
palabra escrita en sangre. La Oroya. 1992 de proyectar futuros urbanos con buena calidad de vida.

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La presente sección se organiza en tres momentos. En primer lugar se hará una breve
referencia a las características del territorio y a los primeros indicios de presencia humana en
él. En segundo lugar analizaremos las principales características del proceso urbano que ha
configurado la ciudad y por último, haremos una breve referencia a las características de la
estructura actual de la aglomeración y a las perspectivas para su desarrollo urbano.

Características del Territorio y primeras ocupaciones

El actual territorio de la ciudad no tiene antecedentes urbanos en la época prehispánica. Por


las características de su topografìa, en zona de Puna cercana a los 4000msnm, su clima no
permite el desarrollo de una agricultura intensa, pero sí el cultivo de tubérculos y algunos
cereales así como el desarrollo de la actividad ganadera.

Por otra parte, en términos geográficos estamos en un paso de la cordillera de los andes, en un
lugar que comunica a varios valles de los andes centrales y la costa. Por ello, fue paso
obligado para viajeros y chasquis hacia la región de Chinchaysuyo3.

El lugar adquirió importancia estratégica por ser un nodo de encuentro de caminos dentro de
las redes viales del mundo prehispánico. Es en este contexto que la propia toponimia más
aceptada para la zona se refiere a un particular tipo de puente utilizado por los antiguos
habitantes del Perú y que es definido por Charles Wiener como “puentes colgantes, especies
de barcas aéreas llamadas oroyas en el Perú y tarabitas en el Ecuador antiguamente incaico”4.
Una definición bastante detallada de ellos la recogemos de los viajes realizados por Johan von
Tschudi entre 1838 y 1842:

La Oroya está ubicada sobre la ribera izquierda del río que lleva el mismo
3
nombre, unido por la ribera derecha, por donde pasa el camino, con un gran
Cf: Chuquimantari, Carlos. Op.cit.
4
puente colgante (puente de soga). Estos puentes curiosos consisten de cuatro
Cf: Wiener, Charles. Op.cit. p.596. La sogas del grosor de un brazo humano hechas de pellejo de vaca, unidas por
introducción de negrillas es nuestra. otras sogas transversales más delgadas. La superficie está cubierta de ramas
de árboles, paja y raíces de agave. Una cuerda a cada costado, entre unos dos

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y dos y medio pies más alta que el puente, sirve de pretil. En ambas riberas las
sogas están amarradas en palos clavados o en las rocas. En tiempo de las
lluvias continuas estos puentes se alargan, por lo que requieren un ajustamiento.
Pero siempre están mucho más bajos en el centro dese ambos puntos de
partida y se balancean como las hamacas, cuando se les cruza5

Esta referencia a La Oroya como lugar de paso se verá reforzada en tiempos de la colonia
como etapa para las diferentes rutas de arrieros o viajeros por la región central del país. Así,
La Oroya fue etapa obligada para los trayectos entre Lima, flamante capital del virreinato con el
Valle del Mantaro, donde los españoles fundan la ciudad de Jauja y con Huánuco, región en
que fundan la ciudad del León de Huánuco. Los viajes por la región central se incrementaron
a finales del siglo XVII con el descubrimiento de los grandes yacimientos de plata en Pasco.

En lo que atañe a la ocupación permanente del territorio, la política colonial trastocó el antiguo
orden espacial mediante las reducciones, que reagruparon los más de 2000 ayllus estimados
en 1586 para Huarochirí y Yauyos en unos 39 pueblos. De esta forma, se sentaron las bases
de las principales instituciones de la región: las haciendas y las comunidades6, donde la fijación
al territorio será de neta influencia europea. Hay que añadir que en esta época surge una
nueva actividad en la región. Esta es la minería sobretodo argentífera, aunque desarrollada en
pequeña escala y en diversos yacimientos.

Para inicios de la República La Oroya tuvo importancia en términos estratégicos, como lugar de
tránsito importante dentro de las diferentes rutas del país. En esos términos, se recuerda la
presencia de montoneros guerrilleros hostilizando tropas realistas o el paso de personajes
5 históricos como el Libertador Simón Bolívar en el marco de las acciones militares centradas en
Cf: Von Tschudi, Johann. El Perú, esbozos de la región central del país que culminaron con la derrota definitiva del poder español en 1824.
viajes realizados entre 1838 y 1842. Lima,
Pontificia Universidad Católica. 2003. p.238. De esta forma, para mediados del siglo XIX, la importancia del lugar se confirma como
6
consecuencia de su carácter de encuentro de varios caminos importantes dentro del sistema
Cf: Chuquimantari, Carlos. Op.cit.
vial del país.

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Sin embargo, el poblado es aún pequeño y de poca importancia demográfica, como se


desprende de la narración de von Tschudi.

En la ribera derecha, cerca del puente de La Oroya, se ubica un tambo


razonablemente limpio, donde vive el puentero, que se encarga de la supervisión
del puente y cobra el impuesto del pase.
El pueblo dista un cuarto de hora del puente, en una falda del cerro, a una altura
(…) de 12,010 pies sobre el nivel del mar. Consta de poco más de cincuenta
chozas míseras y dispersas, donde viven unos cientos de indios pobres y muy
burdos7.

No existe pues una aglomeración significativa que nos indique la presencia de un asentamiento
urbano de mediana importancia. La Oroya, hasta 1870, fue básicamente una referencia
importante para las rutas, donde hasta el propio nombre es sobretodo un indicador de tipo
carretero antes que una referencia a elementos identitarios relacionados a una vida
comunitaria en el territorio8. Se trata de una referencia de etapa próxima al cruce de varios
caminos importantes, que verá justamente en esta ubicación estratégica las potencialidades
centrales de su futuro.

La construcción del Ferrocarril Central


7

Von Tschudi, op.cit. La finalización de la primera etapa del ferrocarril central abrió una nueva etapa en la historia del
8 proceso de constitución de este espacio urbano. Se trata de la confirmación de la importancia
En términos referenciales, para un viajero el estratégica del lugar a través de la construcción de una estación ferroviaria que, además de
término de La Oroya, antes que una referencia constituir etapa obligada para las rutas que partían de Lima, señala la bifurcación de la vía
a una aglomeración urbana, era básicamente férrea hacia diferentes destinos.
una imagen importante de la ruta.
Parafraseando imágenes urbanas
contemporáneas, sería como aludir a “un La presencia del Ferrocarril Central significó una transformación radical del espacio, tanto por
puente”, “un trébol” o “un óvalo”. las facilidades que significó para abaratar los costos de transporte de minerales por la mayor

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capacidad de carga y la reducción del tiempo del viaje, como también por la importancia que
adquirían las estaciones de tren9.

El Ferrocarril Central, también llamado trasandino, fue encargado al empresario Enrique


Meiggs y la construcción de la vía fue iniciada en 1870. Esta construcción fue una de las obras
de ingeniería más importantes del mundo en ese tiempo y la construcción avanzó hasta la
localidad de Chicla, antes del abra de Ticlio, en 1878, y se paralizó por efecto del estallido de la
guerra con Chile. Un testimonio ilustrativo del impacto de la obra y del contraste de la
magnitud del esfuerzo con la dimensión del pueblo destinado a acogerlo como estación
ferroviaria es el que narra Wiener:

Este ferrocarril, que bordea flancos abruptos, que salva por una treintena de
puentes abismos insondables, que atraviesa mediante unos cuarenta túneles los
esquistos pizarrozos, las doloritas y cuarzos de la cordillera, tiene como término
un villorrrio, La Oroya, situado lejos de todo centro de civilización, de toda vía
navegable, de todo gran camino de tránsito, y el silbato de la locomotora
entrando a la estación no es el grito de triunfo del progreso que llega, sino el
9
grito de angustia de la civilización que se siente extraviada, perdida en el
Un ejemplo notorio es el de la fundación de la desierto10.
urbanización “Nueva Chosica” en 1894, que de
ser terreno agrícola pasa a constituirse en uno
de los pueblos de esparcimiento más importante La importancia estratégica del lugar es refrendada con acciones militares que se registran
de la artistocracia peruana, llegando a competir durante la campaña de resistencia al invasor liderada por el general Andrés Avelino Cáceres,
con Miraflores. Cf: Vega Centeno, Pablo. destacando los enfrentamientos armados en la pampa de Huaymanta, donde hoy se ubica la
Movilidad y vida cotidiana en Chosica. Lovaina- refinería de cobre y plomo de la empresa Doe Run Perú11.
la-Nueva. 2005.
10

Cf: Wiener, Charles. Op.cit. p.486. En 1885 Manuel Grace, concesionario de los derechos de la compañía del Ferrocarril Central,
11 es facultado para continuar la obra y el 10 de enero de 1893 el ferrocarril alcanza finalmente la
Cf: www.oroya.com.pe/historia.htm. estación ferroviaria de La Oroya, 23 años después del inicio de la construcción de la vía férrea.

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Hasta este lugar eran trasladados a lomo de mula los minerales extraídos de Cerro de Pasco.
En 1904 se culminó el tramo que une La Oroya con Cerro de Pasco uniendo una distancia de
132 km12. De esta forma, para fines de la primera década del siglo XX se consolida un nuevo
escenario vial donde La Oroya reafirma su importancia como nodo vial, esta vez acogiendo el
sistema de transporte más rápido y eficiente de su tiempo. El ferrocarril era en aquel tiempo
uno de los mayores símbolos de la modernidad, expresión del proceso de urbanización al
servicio de la revolución industrial en Europa y Estados Unidos y que en el caso peruano
estuvo estrechamente vinculado a la extracción y transporte de los recursos minerales.

La construcción de la estación ferroviaria alentó la inversión en posibles áreas de impacto


económico, destacando la constitución en 1892 de la compañía mercantil Oroya, compuesta
por capitales nacionales y extranjeros y que tenía como objetivo la construcción de hoteles,
almacenes, depósitos y agencias mercantiles que pudieran ser de interés para los pasajeros en
tránsito13.

12 Hacia finales del siglo XIX la minería de Cerro de Pasco, como vimos en la sección anterior, se
Cf: Bromley, Juan y José Barbagelata. hallaba en franca decadencia por las dificultades tecnológicas que demandaba la explotación
Evolución urbana de la ciudad de Lima. de la plata. Es en este contexto que surgió en el escenario nacional la inversión de capitales
Consejo Provincial de Lima, 1945. pp.85-86 transnacionales en la minería de la región central atraídos por las importantes reservas de
13
cobre y con la capacidad de explotarlas gracias a la introducción de nuevas tecnologías14.
Cf: www.oroya.com.pe/historia.htm
14

A mediados del siglo XIX el interés del cobre De esta forma, ante la ausencia de capitales nacionales, el desarrollo capitalista de la zona
creció por sus cualidades como conductor de la estará dominado por la presencia del capital transnacional, que al buscar desarrollar autonomía
electricidad que permitieron el desarrollo de las en el conjunto del proceso productivo con el fin de abaratar sus costos, tendió a desarrollar una
comunicaciones y de la infraestructura de dinámica económica de enclave, lo que le granjeó numerosos conflictos sociales en las
alumbrado público y privado.
regiones en que se insertó.

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La Cerro de Pasco Corporation y la construcción de la fundición

La presencia del capital extranjero en la región cambió completamente la explotación de la


minería como vimos en el caso de Cerro de Pasco, que constituyó el principal escenario de
explotación del cobre en el Perú, nuevo mineral demandado por el mercando internacional.

La compañía Cerro de Pasco Corporation, no se limitó exclusivamente a la extracción de


minerales en los principales asentamientos de la región, sino que se convirtió en un importante
comprador de tierras. Asimismo, adquirió la compañía mercantil La Oroya. La posesión de
estos territorios así como el control del comercio, le permitió manejar el proceso de extracción y
transporte de minerales con relativa autonomía de cualquier empresa intermediaria,
acercándose su modelo al de un enclave económico.

En este contexto, un desafío importante para la empresa fue el poder dotar de un mayor valor
agregado al producto extraído a través de una fundición que facilitara la entrega de minerales
de mayor calidad y pureza. A mediados de la década de 1910 la Cerro de Pasco Corporation
decidió la construcción de una fundición y escogió hacerlo en las inmediaciones del pequeño
pueblo de La Oroya, que para ese entonces era sólo una pequeña aldea en la cual las únicas
instalaciones urbanas eran las del ferrocarril central, como señala Pajuelo15. En 1919 se inicia
la construcción de la fundición, que comenzará a operar a partir de 1922 y con el inicio de las
operaciones, la población creció vertiginosamente:

La industria de procesamiento se concentró en los años veinte, en La


Oroya. Este pequeño pueblo se convirtió en un gran centro de unos
15
25000 habitantes. ... De 1928 en adelante, al lado del cobre, también se
Pajuelo, Ramón. Medio ambiente y salud en La
procesaba plomo en La Oroya. Al año siguiente se creó un departamento
Oroya. Lima, Coperacción. 2005. de investigaciones para mejorar las técnicas de enriquecimiento y
16
refinación de metales. El enriquecimiento del plomo y el bismuto, en
Kruijt, Dirk y Menno Vellinga. Estado, clase particular, constituyeron parte importante del rango diferenciado de
obrera y empresa transnacional: el caso de la
minería peruana 1900-1980. México, siglo XXI. productos de la CPC que permitió a la empresa sobrevivir a la crisis
1983. p.54. económica mundial (de 1929-1930).”16

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Si bien no se puede afirmar la existencia de una ciudad antes de la implantación del complejo
metalúrgico, es importante recordar que a través de la historia La Oroya se fue consolidando
como un nodo estratégico para las comunicaciones de la región central del país con Lima y de
ahí con el exterior. No estamos hablando de un poblado con antecedentes históricos
relacionados con la agricultura sino que se trataba de un nodo visible, y era cuestión
simplemente de tiempo para que ello fuera explotado económicamente en contextos de un
desarrollo capitalista.

La infraestructura industrial construida tenía dimensiones importantes y un impacto que


trascendía largamente la región en que se insertaba. Como señala Sulmont, “se convirtió a
partir de 1922 en el primer complejo metalúrgico de América Latina, procesando los minerales
17
provenientes de las minas de toda la región”17. En 1924 se inicia el desarrollo del Complejo
Cf: Sulmont, Denis y Marcel Valcárcel. Vetas de Metalúrgico y en 1925 se consolidó su importancia, a través de la ley 5216, que designó a La
futuro. Lima, PUCP. 1993. p.225
Oroya como capital de la provincia de Yauli.

Fig. 1
Grabado de la fundición en sus inicios.
Fuente: Archivo DRP

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18 Las operaciones estuvieron desde un inicio signadas por problemas de contaminación


La Cerro de Pasco Corporation adquirió generados por las chimeneas de la fundición que perjudicaron a numerosas propiedades
alrededor de 320,000 hectáreas de propiedades aledañas. Esta situación, fue aprovechada por la compañía, que adquirió gran parte de estas
perjudicadas por la contaminación de las tierras para consolidar uno de los latifundios ganaderos más grandes del país y a la vez para
chimeneas lo que le permitió constituirse como sofocar las demandas en su contra indemnizando a los propietarios de las tierras afectadas por
el principal latifundio de la región, donde se
los humos de la fundición18. La contaminación de pastos afecto las comunidades andinas de la
llegó a criar 150,000 cabezas de ganado lanar.
Cf: www.oroya.com.pe región, que vivían básicamente del pastoreo, lo que generó grandes conflictos sociales y a la
vez llevó a muchos campesinos a buscar trabajo en la empresa, ante la imposibilidad de
sobrevivir con la ganadería. Es en este contexto que el gobierno solicita los primeros controles
de contaminación a la empresa en 1924 a través de la construcción de chimeneas con filtros
anticontaminantes, los que finalmente serán instalados entre 1936 y 1942 con los “Cottrell
Installations”. El paisaje contaminado por las emanaciones de humo con concentración de
ácido sulfuroso expresan a su vez paradójicamente el desarrollo industrial, convirtiendo a La
Oroya en un escenario semejante al de los inicios de la revolución industrial europea durante la
primera mitad del siglo XIX.

Fig. 2
La contaminación como parte del paisaje de
La Oroya. Fuente: Foto Archivo DRP

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Cabe sin embargo precisar que durante las primeras décadas en que operó la fundición era
poco probable que los principales actores sociales se hubieran preocupado por las posibles
consecuencias contaminantes de la fundición porque tanto la visión de los empresarios
norteamericanos como la del propio gobierno central entendían que el Perú contaba con un
vasto territorio por conquistar y dominar19. Se trataba de una zona muy poco poblada que
gracias a la metalurgia cobró una gran vitalidad y visibilidad económica para el país; sin
embargo, sus impactos económicos en la región se verían relativizados por el carácter de
enclave con el que operó la Cerro de Pasco Corporation.

El desarrollo del complejo metalúrgico demandó paulatinamente un mayor volumen de mano


de obra. Este es un hecho relevante, porque hasta las primeras décadas del siglo XX la fuerza
19 de trabajo estuvo compuesta por campesinos que migraban estacionalmente a las minas o a la
Esta visión es la que acertadamente Keneth fundición para desarrollar trabajo estacional. Era importante atraer a la población para que
Boulding suele definir como la “economía del permanezca de manera estable en la empresa, por lo que la inversión en equipamientos
vaquero”, explicable en la visión de pioneros
que colonizan extensos territorios de bajísima
urbanos tales como vivienda, escuelas y hospitales formó parte de una política de atracción de
densidad poblacional. Cf: Boulding, Keneth. mano de obra20. Ocurre pues un fenómeno similar al que experimentó Cerro de Pasco
“La economía futura de la tierra como un navío durante el siglo XIX e inicios del XX.
espacial”. En: Herman, Daly (comp) Ensayos
hacia una economía en estado estacionario. El desarrollo industrial en La Oroya estimuló de esta manera el crecimiento urbano,
México, FCE. 1989. Por otra parte, la bandera
incrementando el comercio y el transporte alrededor de las necesidades de la fundición y de
de defensa del medio ambiente es un tema que
es levantado por algunos partidos políticos y asegurarse mano de obra disponible suficiente. Este desarrollo se verá a su vez fortalecido
otras agrupaciones sólo a partir de la Cumbre con la construcción de la carretera central durante la década de 1930, que permitirá fortalecer
de la Tierra en Brasil en 1992, pues antes era las comunicaciones de Lima con la región central del país.
una problemática mirada con excepticismo,
como bien señala Chuquimantari. Cf: En esta época se inicia también un desarrollo económico paralelo al industrial, que es el de
Chuquimantari, Carlos. Medio Ambiente y
Desarrollo.
centro de conexiones de diferentes líneas de transporte colectivo de pasajeros, que en la
20 actualidad ha desarrollado su teatro de operaciones en Marcavalle, al oeste de la ciudad
Cf: Kruijt, Dirk y Menno Vellinga. op.cit. p.68 antigua.

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Fig. 3
Grabado de la fundición en sus inicios.
Fuente: Archivo DRP

La Oroya experimentó así un particular proceso de urbanización, donde el crecimiento urbano


dependerá sustancialmente de una sola gran actividad industrial: el complejo metalúrgico, lo
que lleva a Chuquimantari a definir La Oroya como una ciudad empresa:

“Transitar por ella (La Oroya) da la sensación de estar dentro de las


instalaciones de la empresa y no en una ciudad, un hábitat, un lugar de vida.
Los ferrocarriles y trenes cruzan por la ciudad con su estrepitoso silbato. No hay
límites visibles entre las zonas dedicadas a las instalaciones empresariales, ni
para la población. Las oficinas están dentro de la ciudad, y precisamente se
constituyen en centro de ella. Los carros metaleros, la refinería, el ritmo de vida
al compás del pito de la fundición, el ambiente cargado de humo, sus hombres
21 caminando con casco y mameluco por las calles, y su característica siempre
Cf: Chuquimantari, Carlos. Yauli-La Oroya, humeante nos grafica el concepto de ciudad-empresa. Lo productivo y lo
Ciudad empresa. op.cit. familiar se cruzan, se entremezclan21.

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Se trata de procesos urbanos donde la industrialización adquirió una enorme importancia, pero
donde paradójicamente el proceso de urbanización fue débil. No existe entonces un desarrollo
complejo de la dimensión urbana, sino que esta mantiene ritmos más propios de una ciudad de
corte tradicional, con poco movimiento aunque con la diferencia que en ésta se entablan
relaciones de asalariados, es decir, de clases sociales modernas. Este fenómeno facilita
22
superposiciones de las lógicas urbanas con las lógicas laborales, lo que conlleva a que las
Cf: Chuquimantari, Carlos. Yauli-La Oroya, solidaridades y los conflictos sociales suelan adquirir caracteres globalizantes y no
Ciudad empresa. op.cit.
sectoriales22.

Fig. 4
Ritmos de la ciudad al compás de refinería.
Foto Archivo CIAC

La no comprensión de este fenómeno de superposición ha llevado por una parte a que la


empresa suponga adscripciones y solidaridades laborales muy sólidas de parte de su masa de
obreros y también llevó a ciertos analistas a suponer un desarrollo de conciencia de clase
proletaria muy alto pese a no encontrarnos en una sociedad con capitalismo incipiente. En
realidad, cuando las dimensiones vitales se superponen, las solidaridades y conflictos suelen
perder capacidad de negociación, para situarse en un terreno pasional, donde lo afectivo se
puede superponer a las condiciones objetivas de los reclamos.

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La organización del espacio urbano tiene, por ello, estrecha relación con la organización de la
empresa, donde por una parte se organizan los barrios de obreros de la fundición, mientras
que de otro lado se instalarán los espacios administrativos de la empresa y el barrio residencial
para los profesionales y cuadros dirigenciales de ésta.

Fig. 5
Zona de viviendas de empleados. Foto
Archivo CIAC
Fig. 6
Edificio Administrativo de la empresa. Foto
Archivo CIAC

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La constitución del barrio de ingenieros en Chulec es en este contexto un ejemplo ilustrativo de


una manera de concebir la urbanización relacionada a la posición social. Así, a 3800msnm,
podemos observar un conjunto de viviendas que siguen patrones constructivos de chalets
norteamericanos de mediados del siglo XX, con un campo de golf instalado en las
proximidades.

Fig. 7
Modelo de vivienda de funcionarios en
Chulec. Foto Archivo CIAC

En la actualidad esta organización aún predomina en el escenario urbano, y expresa


cabalmente un modelo histórico de formación industrial que fue pionero de la historia de la
revolución industrial y que hoy en día, por efectos de la dispersión espacial y la movilidad
urbana que conllevó la urbanización, está en vías de desaparición en el primer mundo.

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Los cambios de propiedad de la fundición

El complejo metalúrgico mantuvo su imagen de “enclave minero”, propiedad de una empresa


transnacional hasta 1974, año en que fue nacionalizado por el gobierno militar de Juan Velasco
Alvarado y pasó a denominarse Centromín Perú, empresa creada en febrero de 1973. Antes,
en 1968 al instaurarse el proceso de Reforma Agraria, desapareció la división ganadera de la
Cerro de Pasco, lo que quebró la figura monolítica del monopolio con el que durante cerca de
medio siglo operó la compañía sobre la región conformada por Junín y Pasco.

Esta época de grandes transformaciones en las condiciones políticas del país coincidió con la
caída de los precios del cobre, por lo que el capital transnacional estaba interesado en
traspasar la empresa al Estado peruano, lo que finalmente ocurrió el 1 de enero 1974 por un
monto de 76 millones de dólares23.

En lo referente a la organización de la empresa, Centromín mantuvo la administración tanto de


las explotaciones mineras de la Cerro como el complejo metalúrgico, lo que ha llevado hasta
nuestros días a considerar La Oroya dentro de la problemática minera antes que situarla
propiamente dentro de una problemática industrial.

En términos sociales, durante la administración del Estado se desarrolló una conciencia de


clase proletaria entre los obreros de Centromín, favorecida por la estabilidad laboral impuesta
durante el régimen militar y por el importante número de empleados de la empresa, que llegó a
concentrar alrededor de 19,000. En el caso de La Oroya se formó la Federación Metalúrgica.
Es interesante retener este hecho, pues tendrá repercusiones en el comportamiento más
recientes de los actores urbanos. En efecto, nos encontramos ante situaciones paradójicas,
donde la conciencia obrera tardó en surgir entre los trabajadores de minas, para luego, una vez
23 desarrollada, consolidarse en oposición al Estado antes que contra la figura de una burguesía
Del Busto, José Antonio. Op.cit. nacional o transnacional. Así, toda conquista tanto laboral como urbana será el fruto de una
confrontación directa con el Estado y sus diferentes instancias representativas.

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Por otra parte, en términos de la protección al medioambiente, fue muy poco lo que la empresa
desarrolló en términos de prevención en manos tanto de la CPC como del Estado; la
contaminación del río y del aire por las chimeneas continuó imprimiendo su sello al paisaje
oroyino.

En el marco de las políticas neoliberales que dominaron el escenario político de la década de


1990, el Estado decidió privatizar sus empresas y para el caso de Centromín se optó por
vender la empresa dividida en varias unidades, luego de fracasar en su intento de vender todo
el complejo minero-metalúrgico de manera unitaria. Es en este contexto, que en 1997 el
gobierno central vendió el Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO) a la empresa
transnacional Doe Run. Cabe señalar que el escenario político y de leyes laborales era uno
completamente diferente a los vividos veinte años antes. En este contexto, los sindicatos que
fueron actores importantes perdieron su vigencia como actores políticos en la medida que
construyeron su identidad en oposición al Estado, teniendo poca experiencia y capacidad de
negociación con empresas privadas.

Doe Run y el escenario contemporáneo

La actual empresa propietaria del CMLO se plantea como objetivo el desarrollar una mejor
inserción de su actividad dentro de la dinámica económica local, buscando eliminar resabios de
la antigua dinámica económica de enclave que caracterizó al complejo, pero le toca también
enfrentar una coyuntura donde las expectativas por la sostenibilidad del medio ambiente son
muchísimo mayores a las que le tocó enfrentar a sus antecesoras, la Cerro de Pasco
Corporation y la propia Centromin Perú.

Los requerimientos medioambientales son innegables, pero es importante reconocer que la


empresa recogió un importante pasivo, fruto de una historia donde la contaminación fue
soslayada como problema en el marco de la aparente inmensidad del territorio peruano y no es
sino recientemente que el Estado comienza a aumentar su exigencia sobre los estándares
operativos de las empresas mineras y metalúrgicas.

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Por su parte, la empresa busca poner el énfasis en su importancia económica actual para el
desarrollo urbano de la ciudad donde efectivamente las cifras son impactantes. Para el año
2005 Doe Run gastó US$1’676,105 en bienes y US$23’603,072 en servicios dentro del distrito
de Yauli-La Oroya. Para la escala local son cifras muy importantes, que generan
encadenamientos importantes alrededor de la empresa.

De otro lado, el número de trabajadores que emplea el CMLO es de 2,360 cifra inferior a los
3,894 empleados que tenía Centromin A ellos se debe sumar el número de trabajadores de
las empresas proveedoras de bienes y servicios en la región, que ascienden a 3,598. Para el
escenario “oroyino”, estas cifras de empleo son muy elevadas, pues estamos haciendo
referencia a una ciudad que según el Censo del 2005 cuenta con 19,908 habitantes.

La importancia que mantiene el CMLO sobre la ciudad es innegable ya que aún no genera
capacidades para desarrollar encadenamientos económicos que se sostengan por sí solos a
excepción del generado por el transporte. Sin embargo, las características de ciudad empresa
que han configurado esta aglomeración parecen no ser atractivas como futuro de vida cotidiana
para sus habitantes, pese a los esfuerzos denodados de la empresa por desarrollar un activo
programa de responsabilidad social, invirtiendo en espacios públicos y áreas verdes para la
ciudad.

La población de la ciudad hoy en día es de aproximadamente a 20,000 habitantes, mostrando


una tasa de crecimiento negativo para los periodos 1981-1993 y 1993-2005. Si contrastamos
estas cifras con las de 1993, en que la ciudad tenía 29,783 personas, podemos comprobar que
la reducción demográfica es significativa. Este saldo migratorio negativo, se puede explicar
en parte por la paulatina disminución del personal estable empleado por la compañía.

La importancia que han adquirido en su reemplazo las empresas proveedoras de bienes y


servicios al Complejo Metalúrgico no parecen atraer población a la ciudad. Una probable pista
podemos encontrar al analizar ciertas prácticas cotidianas del personal empleado por la DOE
RUN, que podría decirse que es el principal motor de la economía urbana. En efecto, si

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observamos el siguiente cuadro, podemos notar que del total de montos gastados anualmente
por trabajadores y empleados, cerca de la mitad de estos ingresos se dirigen a
encadenamientos económicos generados por otras ciudades, principalmente Lima y luego
Huancayo.

Obreros % Empleados % Total %


Lima 17598677 22 25397719 46 31.8
Cuadro 1
Huancayo 9599278 12 3312746 6 9.5
Monto gastado por trabajadores del CMLO el Otra ciudad 1599880 2 3312746 6 3.6
año 2005 en Soles
Fuente: Innova PUCP 2005. La Oroya 51196151 64 23189221 42 55.0

El personal que trabaja en La Oroya muestra diferencias de comportamiento según su


condición laboral. Los empleados gastan principalmente en Lima, lo que indicaría que sus
expectativas de vida cotidiana urbana necesitan ser satisfechas en el escenario metropolitano.
Es sugerente el hecho de que gasten inclusive más en Lima que en la propia ciudad donde
trabajan. En el caso del personal obrero, si bien la orientación de los gastos sí se dirige
principalmente a alimentar la economía urbana de la ciudad, no deja de ser significativo que el
36% de sus ingresos se gaste en Lima o en otras ciudades.

Un segundo indicador es la existencia de envío de remesas de dinero a familiares. En el caso


del personal de Doe Run, 75.9% de su personal envía remesas a un familiar, que en más del
80% de los casos se trata de uno de los hijos. Mientras que el 52.9% de los que laboran en las
EPBS hace lo propio. Este importante flujo de dinero se dirige, al igual que el indicador
anterior, básicamente a Lima y en segundo orden a Huancayo, como se observa en el cuadro
siguiente.

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DRP EPBS
Lima 49.3 43.9
Huancayo 27.8 20.7
Tarma 6.9 3.7
Cuadro 2 La Oroya 3.7 12.2
Lugares a donde envía el dinero a miembros Jauja 2.4 3.7
de la familia que están fuera
Fuente: Innova PUCP 2005. Otra ciudad 9.8 15.9

Finalmente, otro indicador que llama la atención es el importante número de trabajadores, tanto
del CMLO como de sus empresas proveedoras, que poseen una segunda residencia. Si bien
la empresa Doe Run y sus empresas proveedoras ofrecen viviendas a un importante número
de sus obreros, es significativo que la población invierta en una segunda residencia.

Tiene otra vivienda CMLO EPBS


Cuadro 3 Si 46.5 31.7
Propiedad de una segunda vivienda
Fuente: Innova PUCP 2005. No 53.5 68.3

Esta inversión se lleva a cabo mayoritariamente en otros contextos urbanos, que van en
estrecha relación con los flujos de dinero que se ejecutan hacia otras localidades, como se
puede observar en el siguiente cuadro. De esta manera, Lima concentra las preferencias en
cerca de la mitad de los casos, mientras que Huancayo es el destino de un tercio de aquellos
que tienen una segunda vivienda.

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DRP EPBS
Lima 49.0 45.5
Huancayo 32.4 27.3
La Oroya 7.5 9.1
Cuadro 4
Ciudad donde está su segunda vivienda
Tarma 2.8 6.1
Fuente: Innova PUCP 2005. Otra ciudad 8.3 12.1

Este hecho confirma que para una parte importante de la población con empleo estable, la
aspiración a una buena calidad de vida está inversamente relacionada con su estadía en la
ciudad, pues invierten fuera de la ciudad. Esto es entendible en la medida que la
contaminación ambiental es históricamente el gran pasivo de la ciudad. Si bien actualmente la
política de la empresa ha mejorado sus estándares de control de la polución, ello no significa
que los habitantes apuesten por un proyecto de vida urbana a largo plazo en La Oroya.

Por otra parte, si bien existe un descenso poblacional en La Oroya, el desarrollo que ha venido
adquiriendo el distrito de Marcavalle merece mayor atención. En efecto, en esta zona cabe
destacar un desarrollo urbano que tiene autonomía relativa del complejo metalúrgico.
Marcavalle forma parte del conglomerado de la ciudad desde la última década; se ha venido
consolidando el nodo vial que comunica La Oroya con Lima, Cerro de Pasco, Tarma y
Huancayo, probablemente gracias al mejoramiento de la carretera durante la década de 1990.

Las potencialidades que genere este nodo urbano serán importantes para elucidar el futuro de
La Oroya. Actualmente la ciudad sigue demostrando una gran dependencia de la empresa por
efecto de esta superposición de lógicas urbanas con laborales, que si bien ha permitido el
crecimiento y consolidación de una pujante aglomeración urbana en parajes donde sólo
existían pequeños caseríos, demuestra poca capacidad para enfrentar su futuro sin el apoyo
del complejo metalúrgico. Sin embargo, la política de la empresa de estimular la generación de
encadenamientos con la economía local se presenta como un primer paso en el objetivo de

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conducir a la aglomeración de La Oroya a dar el salto, de pasar de los marcos de una “ciudad
empresa” a los de una “ciudad intermedia” o en su defecto de un “nodo urbano dentro de una
red de ciudades intermedias”.

El porvenir de una aglomeración urbana en tiempos contemporáneos, no puede depender de


una única dinámica empresarial, pues si bien las solidaridades totales permiten generar
grandes legitimidades en determinadas coyunturas, los riesgos de también verse expuestos a
conflictos sociales totales son muy altos. Un desafío que se abre entonces para la ciudad, es
el de alcanzar la adultez, a través de la cual pueda gestionar un futuro independiente de la
paternidad de la empresa, que hasta la actualidad le ha dado cobijo y orientación.

Ahora bien, los flujos desarrollados por los trabajadores de DOE RUN y sus empresas
proveedoras, núcleo fuerte de los encadenamientos económicos de la ciudad, nos indican que
no es posible observar el futuro urbano sin ignorar que la población invierte y genera redes en
el marco de otros contextos urbanos, tanto a nivel regional, como dependientes de la enorme
fuerza de atracción que ofrece Lima, situada a sólo 140km al Oeste, distancia que puede ser
cubierta en aproximadamente tres horas de carretera.

Las características medioambientales de la región inmediata han sufrido daños innegables por
la contaminación ejercida por el CMLO desde sus inicios. A su vez, existen estudios que hacen
evidente la presencia del plomo en niveles elevados entre la población oroyina24.

En este marco, las inversiones que se puedan desarrollar para enfrentar un mejor tratamiento
al medio ambiente de parte de la empresa responsable del complejo metalúrgico así como las
inversiones en desarrollo urbano que pueda llevar a cabo el gobierno municipal sobretodo
24
serán paliativos para una calidad de vida desarrollada en contextos de vulnerabilidad. Es difícil
Cf: Cederstav, A. op.cit. proponerse un proyecto de ciudad con calidad de vida en La Oroya, más allá de que así lo
sugieran políticas urbanas o de la empresa.

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Las estrategias de la población muestran que en la vida cotidiana, La Oroya es un núcleo


importante, pero para muchos no es el único escenario de vida cotidiana. La búsqueda de
calidad de vida lleva a invertir en segundas residencias ya sea en Lima Metropolitana o en el
Valle del Mantaro o en que los hijos estudien en esos destinos.

La Oroya mantiene entonces su carácter de escenario industrial, pero esta característica lleva
a que la búsqueda de calidad de vida urbana intente ser satisfecha en dos o más
aglomeraciones urbanas cotidianamente para un sector importante de la población. Este
hecho se hace evidente los fines de semana, en que la ciudad parece casi abandonada por sus
habitantes.

Las inversiones que se desarrollen en contextos urbanos de esta naturaleza, deberán entonces
precisar que se busca mejorar la calidad de vida de un núcleo urbano de tipo laboral, pero no
imaginar que se busca satisfacer las expectativas de desarrollo urbano de una ciudad con toda
la diversidad que ello pueda implicar. Se abre más bien la necesidad de pensar el desarrollo
urbano como un desafío de una red de sitios urbanos antes que un problema de cada
aglomeración. Las formas de apropiación de estos espacios de parte de la población parecen
así indicarlo.

IV. De la aglomeración industrial a la movilidad como criterio para el futuro


urbano

La lectura de ambos fenómenos urbanos demuestra cómo el interés por el aprovechamiento


del recurso natural existente fue capaz de superar los obstáculos naturales que ofrece el
territorio para generar concentraciones humanas en regiones inhóspitas. La audacia de los
aventureros mineros permitió así desarrollar la minería en Pasco a pesar de utilizar tecnologías
bastante rudimentarias, que experimentaron muy pocas innovaciones durante casi tres siglos.

Este modelo de explotación se agotó cuando los obstáculos naturales del abundante flujo de
aguas subterráneas la convirtieron en una empresa muy onerosa. Es en este contexto, que el

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desarrollo de la minería va a asociarse durante el siglo XX con la presencia de capitales


extranjeros, los que además de orientar la explotación hacia nuevos minerales, introdujeron
maquinarias nunca antes vistas, que fueron testimonio de la tecnología más avanzada utilizada
en América Latina.

Tanto Cerro de Pasco como La Oroya, estuvieron estrechamente vinculadas a la empresa


CPC, que se caracterizó por concentrar un dominio territorial polivalente, donde no solamente
concentró el control de las unidades productivas, sino que también se hizo de propiedades
agropecuarias y del control de las principales dinámicas comerciales de la región. Esta
estrategia es la que se suele caracterizar como sistema de enclave, en la medida que no se
articulada a ningún mercado interno.

Este sistema no obstante, demostró ser eficiente al momento de forzar a una población
importante de la región que se dedicaba a labores agrícolas o de pastoreo a depender
exclusivamente de su mano de obra para sobrevivir. La economía de enclave logró quebrar la
sólida lógica campesina de la mano de obra que abastecía la explotación minera y metalúrgica
de la región central del país y abrió paso al surgimiento de un proletariado minero.

De esta manera, se introducen relaciones laborales de tipo capitalista en los andes peruanos.

Cerro de Pasco y La Oroya fueron expresión entonces del surgimiento de ciudades donde el
obrero constituyó el motor de la economía urbana. Esta característica las hace ciudades
particulares, pues el fenómeno industrial que experimenta Lima, se insertó en una
aglomeración donde las actividades económicas eran mucho más diversas. Sin embargo, el
hecho de desarrollar relaciones de clase no permitirá desarrollar encadenamientos urbanos
basados en la acumulación por el carácter hegemónico que asumirá la gran empresa minera
en los andes centrales.

En efecto, el desarrollo urbano de la región fue tremendamente dependiente de las dinámicas


empresariales de los propietarios de los complejos extractivos y metalúrgicos. La Cerro de
Pasco Corporation se comportó como un líder polivalente, siguiendo el esquema de Remy y

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Voyé, que concentró responsabilidades no sólo laborales, sino también urbanas, incluyendo
vivienda, equipamientos comerciales, servicios de salud, instalaciones recreativas y
equipamientos públicos. Esto se hace evidente en La Oroya y en Cerro de Pasco, en San
Juan Pampa, cuya habilitación fue en gran parte concretada por la empresa minera.

Este tipo de concentración de responsabilidades permitió la generación de un gran poder de


control de la empresa sobre la población urbana, poder que aún se evidencia cuando se evalúa
el impacto que significaría una eventual paralización de sus obras sobre el entorno urbano en
el que se asienta. En el caso de La Oroya, fue muy sugerente la facilidad con que la empresa
que controla el complejo metalúrgico pudo recibir respaldo popular ante presiones del Estado y
organismos no gubernamentales por el cumplimiento del programa ambiental el año 2006.

Pero a la vez, permitió que el conjunto de demandas y conflictos urbanos se concentrasen


contra ella. De esta manera, todo conflicto que pueda tener orígenes urbanos, se expresa
inmediatamente en un conflicto de clases sociales, entre la “empresa transnacional” y el
“pueblo obrero”. Así como genera adhesiones, también puede generar oposiciones
innegociables. La animadversión que terminan generando puede tener consecuencias difíciles
de medir, donde la subjetividad puede terminar siendo incontrolable.

A inicios del siglo XXI las expectativas de calidad de vida son más exigentes en lo referido al
cuidado del medio ambiente. Es por ello que, pese a los innegables desarrollos por mejorar y
proteger el medio ambiente desplegados por Doe Run en lo que toca al entorno urbano de La
Oroya, resultan a la larga paliativos insuficientes con relación al impacto ecológico generado
durante cerca de un siglo de operaciones. Situación similar experimenta Cerro de Pasco,
donde los daños al medio ambiente son elevados e irreversibles.

En ambas dinámicas urbanas, existen indicadores que nos llevan a entender que para buena
parte de sus habitantes los ritmos cotidianos no giran exclusivamente en estas aglomeraciones
urbanas. Para buena parte de la población, la vida urbana supone estadías en ciudades que
se hallan relativamente próximas o en la metrópoli de Lima.

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Este hecho nos lleva a suponer que en realidad el fenómeno minero que produjo
aglomeraciones urbanas en ambos contextos es motor de desarrollo urbano pero a la vez es
incapaz de asegurar la integralidad de una calidad de vida urbana. Se torna entonces
importante examinar qué ocurre en esos entornos, pues se abre una disyuntiva.

Por una parte, es efectivamente la metrópoli de Lima la que indirectamente resuelve estas
necesidades de vida, beneficiando de inversiones de la población de estas ciudades en su
aspiración de cristalizar proyectos de vida familiares de calidad. Con ello, se está reforzando el
sistema urbano macrocéfalo que tenemos, consolidando el gran poder económico de la
metrópoli con relación al conjunto de las ciudades del Perú.

Sin embargo otras prácticas cotidianas indican que existe otra tendencia, que es la de
concretar inversiones en ciudades que se sitúan a proximidad de estos centros urbano-
mineros. De esta forma, tanto Cerro de Pasco como La Oroya dinamizan la red urbana que
existe en los andes centrales peruanos. Por otra parte, este hecho no representa una
novedad en el marco del proceso urbano de ambos contextos, pues los siglos XVIII y XIX
mostraron la importancia de Huánuco y el valle del Mantaro para abastecer de mano de obra,
insumos y alimentos a la floreciente Cerro de Pasco. Del mismo modo, La Oroya fue desde
tiempos prehispánicos un nodo estratégico de comunicaciones, situación que luego se
consolidó el siglo XX con la implantación de las redes ferroviarias del Ferrocarril Central.

Creemos entonces que el futuro urbano de estas ciudades, que fueron y aún son polos
importantes de la minería peruana pasa por entender que no pueden aspirar a constituirse
como aglomeraciones urbanas en su integralidad, sino en cómo contribuyen a consolidar sus
redes urbanas regionales, asegurando que los encadenamientos que generan, contribuyan al
desarrollo regional antes que a alimentar la enorme fuerza económica de Lima Metropolitana.

Los habitantes nos muestran que la movilidad interprovincial constituye una práctica cuyas
dimensiones aún no hemos trabajado a cabalidad y que tiene consecuencias directas en la
forma en que se planifique el desarrollo urbano regional. Se abre entonces un campo

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sugerente para llevar a cabo estudios urbanos que midan con mayor precisión las
consecuencias que tiene la movilidad cotidiana en las dinámicas urbanas que genera.

Durante el siglo XX, las ciudades mineras fueron expresión del poder de la minería en el país,
actividad que fue capaz de producir o desarrollar espacios urbanos en condiciones climáticas
difíciles para el hombre. Pese a las dificultades del medio físico, se formaron estos sitios
urbanos, atrayendo mano de obra de diferentes lugares y simbolizando de alguna manera el
desarrollo minero-industrial en el país.

En la actualidad, el deterioro del medio físico producido por la contaminación de la explotación


minera, pone en tela de juicio la sostenibilidad de una calidad de vida digna en estos parajes.
Es el momento de poner en cuestión un modelo de ciudad integrada a la zona minero-
industrial, que las mismas lógicas cotidianas de la población parecen ir dejándola de integrar a
sus proyectos y aspiraciones de vida.

Estas ciudades deberían ir limitándose paulatinamente a constituir espacios laborales,


integrados a una red de ciudades que ofrezcan posibilidades de una mejor calidad de vida.
Para ello es importante que la gestión urbana se oriente a mejorar el sistema regional de redes,
que pueda facilitar los desplazamientos cotidianos de la población. El orgullo de ser “cerreño”
u “oroyino” no está en discusión y es testimonio de la capacidad del habitante de enfrentar la
vida en territorios agrestes expuestos a altos índices de contaminación. Sin embargo, no
debemos olvidar que la ocupación urbana de esos territorios fue la consecuencia exclusiva de
una oportunidad económica y no el fruto de una oportunidad que suponga calidad de vida para
sus ocupantes.

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