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Psicología Conductual, Creencias

Vol. 7, Nºinfantiles
1, 1999,sobre
pp. 49-73
la separación parental 49

CREENCIAS INFANTILES SOBRE LA SEPARACIÓN PARENTAL

Marta Ramírez1
Juzgados de familia, Madrid
Juan Botella y José A. Carrobles
Universidad Autónoma de Madrid

Resumen
Se aborda el estudio de las creencias infantiles sobre la separación/divorcio
parental mediante una adaptación de la escala desarrollada por Kurdek y Berg en
1987 (CBAPS). Los resultados ponen de relieve que los hijos presentan creencias
más problemáticas respecto a la separación parental cuando ésta se produce de
forma contenciosa en vez de por la vía de la mediación familiar y que los hijos de
padres separados contenciosamente tienden a culpabilizar más por el conflicto al
progenitor no custodio, aunque la regularidad de visitas con éste aminore tales
atribuciones culpabilizadoras. También se estudia el efecto del tiempo transcurrido
desde la separación sobre tales creencias infantiles relativas a la separación parental
y su relación con el ajuste emocional y social de los niños. Finalmente, se aprecia la
necesidad de más investigación para clarificar el papel que las nuevas parejas de
los progenitores pueden desempeñar en la comprensión filial de la separación
parental.
PALABRAS CLAVE: Evaluación de la custodia infantil, adaptación infantil después del
divorcio.

Abstract
This paper proposes the study of children’s beliefs about parental divorce through
an adaptation of Kurdek and Berg’ scale —CBAPS—. Results emphasize that children
show more problematic beliefs when parental divorce is litigious instead of by
mediation. Moreover, in these cases, children blame the conflict on the no custodial
parent rather than the custodial, although regular visitation decreases these
problematic attributions. We also analize the effect of the time passed since divorce
over the children’s beliefs and their personal and social adjustment. Additionally,
an in-depth investigation to clarify stepparents’ role in the child’s understanding of
divorce is needed.
KEY WORDS: Child custody evaluation, children’s postdivorce adjustement.

1 Correspondencia: Marta Ramírez González, Gabinete de psicólogos de los Juzgados de Familia,


Juzgados de Primera Instancia, c/ Capitán Haya, 66, 2ª planta. 28020 Madrid (España).
Agradecimientos: Agradecemos a Pilar de Luis, psicóloga de la Administración de Justicia, y a Trini-
dad Bernal, directora del Centro ÁPSIDE, su inestimable colaboración en la obtención de las muestras de
este estudio.
50 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

Introducción

La presente investigación se centra en el estudio de las creencias y la compren-


sión infantil sobre la separación/divorcio parental y el consiguiente desarrollo de
instrumentos apropiados de medida de tales aspectos. Este tema ha despertado hasta
el momento poco interés, en comparación con la ingente cantidad de investigacio-
nes y publicaciones existente sobre los efectos del divorcio en los niños.
Los hijos han recibido poca atención como «objeto de evaluación» en los asun-
tos de custodia disputada. Se ha pretendido siempre salvaguardar el mejor interés
de los hijos, pero a menudo siguiendo la máxima de «todo por ellos, pero sin contar
con ellos», con sus puntos de vista y con su propia experiencia sobre la ruptura
parental, pese a que ésta puede determinar en buena medida sus motivaciones de
custodia y visitas, que han sido un tema clásico en las evaluaciones forenses en este
ámbito (Ramírez, 1992).
Este aparente descuido parece tanto menos justificado teniendo en cuenta que
el divorcio es una experiencia cada vez más frecuente en todas las sociedades desa-
rrolladas y para cuyo afrontamiento, por tanto, habrá que ir entrenando a padres e
hijos, como una estrategia más de prevención de problemas de salud mental. En
este empeño habrán de jugar un papel decisivo los aspectos cognitivos (creencias
erróneas, estilos de atribución, etc.) dadas las relaciones causales ampliamente de-
mostradas entre éstos y un amplio número de desórdenes afectivos y conductuales
en la infancia. Teorías como la de Beck, sistematizando la contribución de los fallos
en el procesamiento de la información a la depresión, o abordajes terapéuticos como
la Terapia Racional Emotiva de Ellis, dan razón de la estrecha vinculación existente
entre procesos cognitivos y psicopatología. Y en este campo en concreto ya se
empieza a investigar sobre posibles mediadores cognitivos del ajuste infantil post-
divorcio (Kurdek, 1988).
Multitud de terapeutas han señalado que con frecuencia los hijos construyen
creencias problemáticas o hacen atribuciones erróneas sobre la separación parental
(Gardner, 1976; Wallerstein y Kelly, 1980; etc.). Pero pocos psicólogos parecen ha-
berse aventurado a buscar y publicar formas sistemáticas de evaluación de dichas
creencias más allá de su «ojo clínico». Hay algunos precedentes de técnicas
proyectivas, por ejemplo el test «embrión» del empleado en este estudio (Kelly y
Berg, 1978), alguna medida objetiva con formato de escala Likert, pero de baja validez
según indicaba ya el propio autor (Reinhard, 1977) y entrevistas con diverso grado
de estructuración, por ejemplo la de Kurdek y Siesky (1980) o la de Hingst (1981).
En esta investigación hemos empleado el instrumento desarrollado hace una déca-
da por Kurdek y Berg (1987) para la estimación de las creencias infantiles sobre la
separación/divorcio parental y cuya descripción detallada se incluye en la parte co-
rrespondiente al Método.
El Estudio pretende, en síntesis, poner a prueba las siguientes hipótesis:
1. Las creencias problemáticas que presentan los niños sobre la separación de
sus padres guardan relación con la forma o procedimiento por el que tiene lugar
dicha separación. Por tanto, existirán bastantes diferencias entre las creencias que
presenten los hijos de padres separados mediante un procedimiento judicial con-
Creencias infantiles sobre la separación parental 51

tencioso y las de aquellos cuyos padres se hayan separado siguiendo un programa


de Mediación Familiar, siendo previsible que estos últimos presenten comprensiones
menos problemáticas de la separación.
2. La mayor presencia de creencias problemáticas estará asociada a valores
mayores en los indicadores de inadaptación personal y social que presenten los ni-
ños. Hipotetizamos que la correlación será especialmente significativa en el caso de
creencias tales como los Sentimientos de Abandono y la Autoculpa con la Inadap-
tación Personal y el Miedo al Ridículo/Rechazo con la Inadaptación Social.
3. Las culpabilizaciones unilaterales que hagan los hijos a propósito de la sepa-
ración, correlacionarán con sus percepciones de las figuras parentales. En concreto,
esperamos observar como unas mayores culpabilizaciones unilaterales estarán aso-
ciadas a una mayor percepción negativa del progenitor culpabilizado y positiva del
otro. A su vez, valores mayores de culpabilización unilateral estarán asociados a una
menor percepción positiva del progenitor culpabilizado y negativa del otro. Por tan-
to la actitud maniquea de los niños (uno es el bueno y otro el malo en la separa-
ción) correlacionará positivamente con la discrepancia con que perciban a sus pro-
genitores y negativamente con los conflictos de lealtad que presenten.
4. Las variables temporales inciden en las creencias infantiles sobre la separa-
ción parental. En este sentido suponemos, concretamente, que las Esperanzas de
Reconciliación serán menores cuanto mayor sea el tiempo transcurrido desde la
separación, la Autoculpa será menor cuanto mayor sea la edad de los hijos y los
Conflictos de Lealtad experimentarán un aumento considerable después del primer
año post-ruptura.
5. Igualmente, se postula que los niños que mantienen un contacto regular con
el progenitor no custodio, presentarán unas concepciones menos culpabilizadoras
de la separación y experimentarán menos Sentimientos de Abandono.
6. Las creencias filiales sobre la separación no estarán en función del sexo de los
hijos ni del progenitor custodio, pero la condición de custodia será determinante en
lo que a culpabilizaciones unilaterales se refiere, preveyéndose que el progenitor no
custodio será, con diferencia, más culpabilizado por la separación que el progenitor
custodio.
El estudio incluye también, adicionalmente, el análisis de la posible influencia
que pudieran ejercer variables tales como el grado de conflicto, el objeto de la dis-
puta parental o el reemparejamiento de los progenitores sobre las creencias filiales
en torno a la separación parental.

Método

Sujetos

La investigación incluyó la participación de dos muestras distintas de sujetos. La


primera de ellas que denominaremos muestra del juzgado (MJ), estaba compuesta
por 76 niños, 40 varones y 36 mujeres, con edades comprendidas entre los 8 y los
13 años (X = 10,30 años), todos ellos hijos de familias en situación de separación/
52 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

divorcio y remitidas para su evaluación psicológica por dos Juzgados de Familia de


Madrid en el transcurso del correspondiente procedimiento judicial.
La segunda muestra que llamaremos de mediación familiar (MM) se incluyó para
contrastar algunas de las hipótesis planteadas
_
y estaba compuesta por 23 niños, 8
varones y 15 mujeres, entre 8 y 14 años (X = 11,04 años), hijos de parejas separadas
siguiendo un programa de Mediación Familiar.
En la MJ la media de tiempo transcurrido desde la ruptura parental era de 28,82
meses y en la de MM la media era de 12,26 meses.

Material

El instrumento de evaluación empleado en esta investigación fue la «Escala de


creencias infantiles sobre la separación parental» (Children’s Beliefs About Parental
Divorce Scale, CBAPS; Kurdek y Berg, 1987). La elección de esta escala en el presen-
te estudio responde a dos razones básicas:
1. Se trata de un autoinforme, técnica adecuada para la exploración de varia-
bles cognitivas y que parece más útil que los informes parentales para conocer los
auténticos puntos de vista de los niños, teniendo en cuenta las considerables discre-
pancias entre las valoraciones parentales y las filiales del ajuste post-divorcio de los
hijos apuntadas en numerosos trabajos realizados en este campo (Fulton, 1979;
Wallerstein y Kelly, 1980; Stangeland, Pellegreno y Wantz 1989; etc.). Esta discre-
pancia es en general atribuida por los diversos autores a que los progenitores
informadores «son juez y parte» en el conflicto y sus propias emociones y el estrés
al que se ven sometidos interfieren en su capacidad de observación del comporta-
miento y las emociones de los hijos, viéndose comprometida la fiabilidad de sus
informes.
2. Es una escala objetiva más acorde con modelos de evaluación familiar con
rigor científico y dado su reducido tamaño exige un tiempo de aplicación razonable
para ser usada en el contexto de una evaluación pericial de un Juzgado de Familia.
Además, como señalan los autores de la escala, pese al pequeño número de ítems,
la escala presenta cualidades psicométricas aceptables.
El instrumento original ha sido traducido y adaptado al efecto a la lengua y cul-
tura españolas, constando la versión de la escala finalmente empleada (CBAPS-R)
de siete subescalas de seis ítems SI/NO cada una, en vez de las seis subescalas de
que consta el original, ya que en nuestra versión se ha añadido una subescala rela-
tiva a un aspecto no recogido en la escala original pese a su frecuente mención en
la literatura sobre adaptación infantil al divorcio (p.ej., Shiller, 1986; Hetherington,
1979) como son los conflictos de lealtad.
Es posible que la omisión de este contenido en la escala original se deba a su
consideración como una dimensión más afectiva que cognitiva, pero tal apreciación
también podría hacerse de los sentimientos de abandono o del miedo al ridículo/
rechazo, que, sin embargo y con toda razón, forman parte del CBAPS, ya que unos
y otros son sentimientos que implican comprensiones problemáticas de la separa-
ción parental. De hecho, nuestra práctica profesional en los Juzgados de Familia nos
Creencias infantiles sobre la separación parental 53

muestra que, para los niños, experimentar sentimientos de abandono equivale a


creer que uno o ambos progenitores han dejado de quererles por el hecho de sepa-
rarse, al igual que experimentar conflictos de lealtad equivale a creer que la separa-
ción parental les plantea a ellos una disyuntiva, les obliga a elegir a uno de sus pro-
genitores a costa de sacrificar al otro. Y esto, sin lugar a dudas, es una creencia
problemática sobre la separación parental y de hecho suele ser uno de los focos de
interés de los programas de intervención con niños de padres divorciados (Alpert-
Gillis, Pedro-Carroll y Cowen, 1989).
La medición del resto de las variables a las que se hace referencia en el estudio
se llevó a cabo a través del instrumento de Hernández (1983): «Test Autoevaluativo
Multifactorial de Adaptación Infantil: TAMAI» (Manual de la edición de 1987; Ma-
drid: TEA, Ediciones) y del «Inventario de Percepción Parental» (Parental Perception
Inventory: PPI; Hazzard, Christensen y Margolin, 1983; traducido por Ángeles Sanz
del Centro de Investigación y Terapia de Conducta y sin publicar).

Procedimiento

La Muestra de Mediación (MM) sólo se utilizó a efectos de comparación en cuanto


a creencias infantiles sobre la separación parental se refiere, aplicándosele por ello
únicamente el CBAPS-R. Esta aplicación corrió a cargo de la propia plantilla del Centro
de Aplicación de la Psicología al Derecho y a la Empresa (ÁPSIDE) en el que se lleva-
ba a cabo un Programa de Mediación Familiar.
En la muestra MJ, la obtención de las medidas que se relacionan a continuación
se llevó a cabo en el transcurso de la pericia psicológica realizada para el Juzgado.
Las medidas utilizadas de este modo son las siguientes, obtenidas todas ellas a tra-
vés de los autoinformes contestados por los propios niños:
Creencias problemáticas sobre la separación parental obtenidas con el CBAPS-R,
que incluye las siguientes subescalas o factores: Miedo al Ridículo/Rechazo de los
iguales (MR); Culpabilización Paterna (CP); Culpabilización Materna (CM); Autoculpa
(AC); Esperanzas de Reconciliación (ER); Miedo al Abandono (MA) y Conflictos de
Lealtad (CL). El rango de puntuación en cada subescala abarca de 0-6.
La Inadaptación personal y social, evaluadas mediante las correspondientes es-
calas del TAMAI.
La percepción de las figuras parentales, evaluada mediante las escalas de Educa-
ción Asistencial Personalizada y Restricción del TAMAI y las escalas de Percepción
Positiva y Negativa del PPI.
Complementariamente, también se registraron los datos correspondientes a las
siguientes variables: Sexo y Edad de los niños, Progenitor custodio (o que ejercía la
guarda de hecho del menor), Regularidad de visitas con el progenitor no custodio,
Tiempo transcurrido desde la ruptura parental, Objeto de la disputa parental, Grado
de conflicto familiar y Condición de reemparejamiento de los progenitores.
54 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

Resultados

A fin de poner a prueba la primera de las hipótesis planteadas, se efectuó la


comparación de los datos obtenidos en las 7 subescalas del CBAPS-R, entre la muestra
de niños de padres separados contenciosamente (Muestra Juzgado=MJ) y la de
aquellos cuyos padres se habían separado siguiendo un proceso de mediación (Mues-
tra Mediación=MM). Los resultados obtenidos por la prueba t de Student apoyan la
hipótesis de que son bastantes las subescalas del CBAPS-R en las que se reflejan
efectos significativos del procedimiento de separación parental (véase la Tabla 1). En
todos los casos, a excepción de la subescala ER, la diferencia, llegue o no a ser sig-
nificativa, es favorable a la MM2. Las diferencias entre ambos grupos fueron siem-
pre en la misma dirección: medias superiores en la MJ que en la MM, tal como
puede apreciarse en la Tabla 1.

Tabla 1
Promedios en las subescalas del CBAPS-R en función de la procedencia de la
muestra. Al lado entre paréntesis figuran las desviaciones típicas. En la parte
inferior las t obtenidas y entre paréntesis los grados de libertad

CL MR CP SA CM ER AC

MJ 2,55(1,408) 1,27(1,196) 1,71(2,208) 1,31(1,349) 1,61(2,078) 1,32(1,620) 1,06(1,258)

MM 2,04(1,296) 0,60(0,783) 0,82(1,230) 0,60(,783) 0,52(0,846) 1,52(1,563) 0,65(0,647)

t 1,55 3,13 * 2.45 * 3,14 ** 3,79 *** 0,50 2,9 *

(97) (55,86) (67,09) (64,11) (88,84) (97) (73,04)

* p<,05
** p<,01
*** p<,001

Como puede observarse, no se encontraron diferencias significativas entre los dos


grupos en las subescalas Conflictos de Lealtad (CL) y Esperanzas de Reconciliación (ER),
aunque en el primer caso las medias se ordenen también según lo esperado.
El contraste de la segunda hipótesis se llevó a cabo con el cálculo de los coefi-
cientes de correlación de Pearson entre las puntuaciones dadas en las 7 subescalas
del CBAPS-R y las puntuaciones obtenidas en las escalas de Inadaptación Personal
(INADPERS) e Inadaptación Social (INADSOC) del TAMAI por los niños de la MJ. Se
obtuvieron correlaciones positivas significativas (α= 0,001) entre INADPERS y las
subescalas MR (rxy=0,4007) y SA (rxy=0,4147), así como entre INADSOC y MR
(rxy=0,4721).
2 En adelante siempre se informará de análisis estadísticos realizados con pruebas paramétricas,
con objeto de poder incluir los análisis de la interacción. No obstante, se ha hecho siempre la correspon-
diente prueba no paramétrica, cuyos resultados son en general convergentes con los obtenidos en la
paramétrica. En las ocasiones en que excepcionalmente no haya sido así, se hará constar en el lugar
apropiado. Así, por ejemplo, en este primer análisis con la prueba de rangos U de Mann-Whitney las
diferencias en las subescalas CP y AC no resultaban significativas.
Creencias infantiles sobre la separación parental 55

Con objeto de estudiar la relación existente entre las percepciones infantiles sobre
sus figuras parentales y sus creencias sobre la separación parental, se calcularon las
correspondientes correlaciones entre las 7 subescalas del CBAPS-R y las escalas de
percepción parental del TAMAI (las dos positivas, ATPEPA y ATPEMA, y las dos nega-
tivas, RESTPA y RESTMA). De forma complementaria, se calcularon también las co-
rrelaciones con las escalas de percepción parental del PPI (las dos positivas, PPOS y
MPOS, y las dos negativas, PNEG y MNEG) para la submuestra de los niños de la MJ
en que dicho instrumento se había utilizado también (concretamente 49 de los 76
sujetos de la MJ). Se obtuvieron las correlaciones que se reflejan en la Tabla 2.

Tabla 2
Correlaciones entre las subescalas del CBAPS - R y las escalas de percepción
parental del TAMAI y del PPI

ATPEMA(1) ATPEPA(1) RESTPA(1) RESTMA(1) PPOS(2) MPOS(2) PNEG(2) MNEG(2)


CL 0,0699 0,2185 -0,1691 0,0521 0,2933 -0,0447 -0,3376* -0,0391

MR -0,0052 0,0561 -0,0748 0,1148 0,2603 -0,2512 -0,2892 0,0291


** ** ** * ** ** **
CP 0,3641 -0,6560 0,7469 -0,3164 -0,7187 0,5192 0,7067 -0,4020*
SA -0,1327 0,2447 0,0267 0,3762** 0,2334 -0,3090 -0,1333 0,3910*

CM -0,6708** 0,3084* -0,3395* 0,6729** 0,4830** -0,6513** -0,2572 0,6370**


ER 0,1009 0,0787 0,0244 -0,0872 0,0277 -0,2241 -0,0666 0,0732

AC -0,0007 0,1858 -0,0452 0,0463 0,1847 -0,2126 0,0097 0,1355

(1) N = 76 * p < ,01


(2) N = 49 ** p < ,001

Posteriormente, una vez calculada la Discrepancia (DIS) entre las percepciones


parentales (suma de las diferencias en valores absolutos entre ATPEMA y ATPEPA y
entre RESTPA y RESTMA) y el Indice Maniqueo (IM) (diferencia en valores absolutos
entre CP y CM), se encontró entre ambos índices (DIS e IM) una estrecha correlación
positiva (rxy= 0,7247 ; p< 0,001) y entre estos índices y las subescalas del CBAPS-R
se obtuvieron las correlaciones que se recogen en la Tabla 3.

Tabla 3
Correlaciones entre las subescalas del CBAPS-R y las variables Discrepancia e
Índice Maniqueo

CL MR CP SA CM ER AC
* ** ** *
DISCREPA -0,2957 -0,0204 0,3632 0,0894 0,4226 -0,2792 -0,1458
* ** **
MANIQUEO -0,3031 -0,0609 0,5229 -0,0878 0,4459 -0,2380 -0,2234

N = 76 * p < ,01
** p < ,001
56 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

Con el fin de estudiar la incidencia de las variables temporales Edad de los Hijos
y Tiempo Transcurrido desde la ruptura parental, en las creencias de los niños sobre
la separación de sus padres, según se planteaba en la hipótesis cuarta de esta in-
vestigación, se calcularon los coeficientes de correlación de Pearson, no encontrándo-
se correlación alguna entre el Tiempo Post-ruptura y las subescalas del CBAPS-R en
ninguna de las dos muestras (MJ y MM) y únicamente una correlación positiva
(a= 0,01) entre la edad de los hijos y las puntuaciones en CM en la Muestra del
Juzgado (MJ).
Con objeto de profundizar más en el posible efecto de estas variables tempora-
les se procedió a su recodificación como variables discretas, para poder calcular si
existía diferencia entre las medias dadas para las diversas subescalas del CBAPS-R
por grupos de diferente edad o de mayor o menor tiempo post-ruptura. Así pues,
una vez categorizada la Edad en Menores o iguales de 10 años y Mayores de 10
años, los resultados en la prueba t de Student para la Muestra MJ señalaron que
ambos grupos únicamente diferían en cuanto a CM [t(54,54)=2,37; p<0,03] siendo
en esta variable mayor la media del grupo de niños de más de 10 años, como era
de esperar dada la correlación positiva hallada anteriormente entre CM y Edad.
A su vez, la variable Tiempo Transcurrido desde la ruptura fue categorizada con-
forme a estudios precedentes en el área en: Inferior a 1 año, Entre 1 y 3 años y Más
de 3 años postruptura. Los datos se analizaron mediante un Análisis de Varianza,
encontrándose para la muestra MJ diferencias significativas únicamente también en
CM [F2,73=3,9574; p<0,03]. Las pruebas posthoc realizadas según el procedimiento
de Scheffé mostraron que es el grupo de tiempo de ruptura inferior a un año el que
difiere del de 1 a 3 años (p<0,05). Si bien con la prueba Kruskal-Wallis los grupos
también diferían entre sí, la aplicación a posteriori del procedimiento de Scheffé en
este caso mostraba que el grupo de tiempo de ruptura inferior a un año difería de
los otros dos (p<0,01).
Para la muestra MM no se halló ninguna diferencia de medias significativa entre
los diversos grupos de Tiempo Post-ruptura y sólo respecto a AC entre los dos gru-
pos de Edad (U=21; p<0,01) pero en el sentido contrario al esperado, ya que el
promedio es más alto en el grupo de mayor edad.
Así pues, no se obtuvieron los resultados hipotetizados respecto a las subescalas
ER, AC y CL. En el primer caso, no obstante, la correlación entre ER y Tiempo Post-
ruptura era negativa. Por tanto, aunque no llegase a ser significativa iba en la direc-
ción esperada. Sin embargo, la correlación entre AC y Edad además de ser insigni-
ficante era, en contra de lo esperado, positiva. Por este motivo, obtuvimos un diagra-
ma de dispersión a fin de observar la distribución de las puntuaciones en AC según
edades en la MJ. La representación gráfica de los datos se recoge en la Tabla 4, que
pone de relieve una distribución «en meseta»; es decir, con valores máximos de AC
en las edades intermedias y valores inferiores tanto para los más pequeños como
para los más mayores.
Por otra parte, en contra de lo esperado, se observa que el nivel de CL tiende a
una discreta reducción con el tiempo, aunque la diferencia entre los tres grupos en
que se ha recodificado la variable Tiempo Transcurrido desde la ruptura no sea sig-
nificativa.
Creencias infantiles sobre la separación parental 57

Tabla 4
Distribución de las puntuaciones en Autoculpabilización según edades

PLOT OF AC WITH EDAD

6 1

4 3 1 1
1 1
2 1 3 4 3
4 6 5 2 7 3
0 4 7 7 7 3 2

8 9 10 11 12 13

Respecto a la quinta de las hipótesis formuladas, se han encontrado, efectiva-


mente, diferencias significativas en cuanto a Culpabilización del progenitor no cus-
todio entre el grupo con visitas regulares y los de visitas irregulares o nulas. Los
datos se obtuvieron mediante un Análisis de Varianza [F2,71=9,72; p<0,003] y la
aplicación a posteriori del procedimiento de Scheffé (p<0,01), siendo la culpabilización
del progenitor no custodio notoriamente menor en el grupo de niños que mantenía
visitas regulares con dicho progenitor. Sin embargo, la variable Regularidad de Visi-
tas no establecía diferencias significativas en cuanto a Sentimientos de Abandono.
Tal como se había previsto en la hipótesis sexta, no se encontró ninguna diferen-
cia significativa en las creencias filiales sobre la separación parental en función del
sexo de los niños en ninguna de las dos muestras (MJ y MM), una vez aplicada la
prueba t de Student. Tampoco los ANOVAS Sexo x Edad y Sexo x Custodia arrojaron
datos significativos.
La incidencia del sexo del progenitor custodio, o lo que es igual de la Condición
de Custodia, fue estudiada comparando mediante la prueba t de Student el grupo
de niños bajo Custodia Materna con el grupo de Custodia Paterna (despreciándose
los dos casos en que todavía existía convivencia parental pese a estar en trámites de
separación), comprobándose que ambos grupos únicamente diferían entre sí en las
subescalas referidas a culpabilizaciones unilaterales (CP y CM), siendo mayor la
Culpabilización Paterna (CP) en el grupo de Custodia Materna [t(67,03)=4,05;
p<0,001] y la Culpabilización Materna (CM) mayor en el grupo de Custodia Paterna
[t(44,52)=4; p<0,001].
A fin de profundizar más en el posible papel desempeñado por la condición de
custodia en las creencias que los niños desarrollan sobre la separación de sus pa-
dres, se estudió su interacción con otras variables relevantes, tales como la Edad de
los niños y la regularidad de Visitas mantenidas con el progenitor no custodio. El
58 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

análisis de varianza efectuado con las variables Condición de Custodia (Materna versus
Paterna) y Edad del niño (Menores y Mayores de 10 años) arrojó un efecto signifi-
cativo de la interacción en las subescalas CM [F1,70=12,415; p<0,03] y AC [F1,70=1,653;
p<0,04]. Los estadísticos adicionales indicadores de los casos y medias para cada
cruce, revelan, en el primero de los casos, que si bien la CM siempre es mayor bajo
Custodia Paterna que bajo Custodia Materna, los niveles de CM se disparan nota-
blemente en el grupo de niños bajo Custodia Paterna que son mayores de 10 años.
En el segundo caso los resultados indican que la AC es menor en los niños más
pequeños cuando están bajo Custodia Materna, mientras que en el grupo de niños
de menos de 10 años la AC es menor bajo Custodia Paterna.
El ANOVA efectuado con las variables Condición de Custodia x Visitas con el
progenitor no custodio, mostró un efecto significativo de la interacción en la subescala
CM [F1,70=18,106; p<0,001], en el sentido de que cuando existen visitas regulares
los niños bajo Custodia Paterna presentan niveles muy similares de CM a los dados
por niños bajo Custodia Materna, pero muy superiores a éstos cuando no existen
visitas o éstas son irregulares (Figura 1). En el mismo sentido, se observa un efecto
interactivo respecto de la variable CP, pero sólo marginalmente significativo
[F1,70=3,886; p<0,053] (Figura 2).

Custodia Paterna
5 Custodia Materna
Culpabilización Materna

0
Sin visitas Con visitas
regulares regulares

Figura 1: Valores de Culpabilización Materna en función de la Condición de Custodia y la


Regularidad de Visitas.
Creencias infantiles sobre la separación parental 59

6
Custodia Paterna

5 Custodia Materna
Culpabilización Paterna

0
Sin visitas Con visitas
regulares regulares
Figura 2: Valores de Culpabilización Paterna en función de la Condición de Custodia y la
Regularidad de Visitas.

En otro orden de cosas, cabe señalar que únicamente se encontraron diferencias


significativas relacionadas con el objeto de la disputa parental (Custodia versus Ré-
gimen de Visitas) en las subescalas MR y CM, como resultado de la aplicación de la
prueba t de Student [t(42,99)=3,42; p<0,002] y [t(57,86)=3,96; p<0,001] respecti-
vamente, pareciendo que en los casos en los que se disputa legalmente la custodia
los niños presentan unas medias de Miedo al Ridículo y Culpabilización Materna
claramente superiores a las que aparecen en los casos en los que sólo se disputan
cuestiones relativas al régimen de visitas. No obstante, con la prueba de rangos U
de Mann-Whitney la diferencia de medias entre grupos en la subescala CM no lle-
gaba a ser significativa.
Igualmente, sólo se encontraron diferencias significativas relacionadas con el
Grado de Conflicto (Conflicto versus Sin indicadores de conflictividad extrema) en la
subescala ER, como resultado de la aplicación de la prueba t de Student
[t(73,86)=2,81; p<0,007]. Los resultados indican que en los casos menos conflicti-
vos los niños mantienen más Esperanzas de Reconciliación de sus padres, que en los
casos en los que concurren indicadores de alta conflictividad.
Por último, también se estudió el efecto de la variable Condición de
Reemparejamiento de los progenitores categorizada en: Reemparejamiento del pa-
dre, Reemparejamiento de la madre, Reemparejamiento de ambos y Sin
reemparejamiento. Estos grupos fueron comparados tanto mediante la prueba de
60 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

Kruskal-Wallis como con un Análisis de varianza, sin que entre ellos se encontrasen
diferencias significativas en ninguna de las subescalas del CBAPS-R en función de la
Condición de Reemparejamiento de los progenitores.
Sin embargo, sí se ha comprobado que la variable Condición de Reemparejamiento
interactúa con otras variables tales como la Condición de Custodia, la Regularidad
de Visitas o el Tiempo transcurrido desde la ruptura. El ANOVA efectuado con las
variables Condición de Reemparejamiento y Condición de Custodia arrojó un efecto
significativo de la interacción en la subescala CP [F2,68=3,160; p<0,05]. Estos resul-
tados parecen indicar que bajo custodia materna la condición de reemparejamiento
incide notoriamente, en el sentido de que si ninguno o ambos progenitores tienen
nueva pareja, la CP es mucho mayor que si sólo la tiene uno de ellos, mientras que
bajo la custodia paterna la condición de reemparejamiento no parece incidir (Figura
3). Aunque sobre la subescala CM el efecto no llegase a ser significativo, puede
apreciarse un patrón similar pero invertido en lo que se refiere a que bajo la custo-
dia materna la condición de reemparejamiento no parece incidir, no así en cuanto a
que bajo custodia paterna los valores más altos de culpabilización no son los de los
casos en que ambos o ningún progenitor tiene nueva pareja, sino aquellos en que
sólo la tiene el padre (Figura 4).

6
Reemparejamiento de ambos/ninguno

5 Reemparejamiento del padre


Culpabilización Paterna

Reemparejamiento de la madre
4

0
Custodia Paterna Custodia Materna

Figura 3: Valores de Culpabilización Paterna en función de las Condiciones de


Reemparejamiento y de Custodia.
Creencias infantiles sobre la separación parental 61

6
Reemparejamiento de ambos/ninguno

Reemparejamiento del padre


5
Reemparejamiento de la madre
Culpabilización Materna

0
Custodia Paterna Custodia Materna
Figura 4 : Valores de Culpabilización Materna en función de las Condiciones de
Reemparejamiento y Custodia.

También se estudió el efecto de la variable Condición de Reemparejamiento aten-


diendo no a qué progenitor/es tenía/n nueva pareja, sino a qué papel desempeñaba
el progenitor reemparejado (custodio o con visitas). Para ello se recodificaron las
variables según la Condición de Reemparejamiento del progenitor Custodio (Custrepa)
y/o del que tenía Visitas (Visirepa), independientemente de su sexo. El ANOVA co-
rrespondiente muestra que su interacción resulta significativa en la subescala SA
[F1,70=4,071; p<0,05]. Estos resultados parecen sugerir que cuando el progenitor
custodio no tiene una nueva pareja, los Sentimientos de Abandono que experimen-
tan los niños no varían en función de si el progenitor con visitas la tiene o no, pero
cuando el custodio sí tiene nueva pareja, dichos sentimientos de abandono son
superiores si el progenitor con visitas no la tiene (Figura 5).
El análisis de varianza realizado con las variables Condición de Reemparejamiento
y Regularidad de Visitas precisó de la recodificación de éstas y la reducción del nú-
mero de casillas (3x4) a fin de tener un número de datos suficiente en cada casilla.
La Condición de Reemparejamiento fue recategorizada en los casos en los que ambos
progenitores o ninguno estuviese reemparejado y en aquellos otros casos en los que
sólo uno (padre o madre) lo estuviese. Igualmente se recodificó la variable referida
a la Regularidad de Visitas en Nulas o Irregulares y Regulares. El ANOVA efectuado
mostró un efecto significativo de la interacción en las subescalas CP [F1,70=4,454;
p<0,04] y CM [F1,70=4,165; p<0,05]. Los estadísticos adicionales revelan que habiendo
visitas regulares la condición de reemparejamiento prácticamente no incide en nin-
62 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

6
Progenitor Visitas CON Reemparejamiento
Sentimientos de Abandono

5
Progenitor Visitas SIN Reemparejamiento

0
Progenitor Progenitor
Custodio Custodio
SIN Reemparejamiento CON Reemparejamiento

Figura 5: Valores de Sentimientos de Abandono en función de la Condición de


Reemparejamiento del Progenitor Custodio y del Progenitor con Visitas.

6
Reemparejamiento de ambos/ninguno

5 Reemparejamiento del Padre o de la Madre


Culpabilización paterna

0
Sin visitas Con visitas
regulares regulares

Figura 6: Valores de Culpabilización Paterna en función de la Condición de


Reemparejamiento y la Regularidad de Visitas.
Creencias infantiles sobre la separación parental 63

6
Reemparejamiento de ambos/ninguno

5
Reemparejamiento del Padre o de la Madre
Culpabilización Materna

0
Sin visitas Con visitas
regulares regulares

Figura 7: Valores de Culpabilización Materna en función de la Condición de


Reemparejamiento y la Regularidad de Visitas.

6
Reemparejamiento de ambos

5 Reemparejamiento del Padre

Reemparejamiento de la Madre
Miedo al ridículo

4
Ninguno con reemparejamiento

0
Inferior a 1 Entre 1 y 3 Superior a 3
año años años
Figura 8: Valores de Miedo al Ridículo en función de la Condición de Emparejamiento y el
Tiempo transcurrido desde la Ruptura.
64 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

guna de las dos subescalas (CP y CM), pero cuando no existen visitas o éstas son
irregulares su incidencia es diferente para cada subescala (Figuras 6 y 7). En concre-
to, la inspección visual de estas figuras sugiere que la CP podría ser más elevada si
ninguno tiene nueva pareja, mientras que la CM podría ser mayor cuando la que
tiene nueva pareja es la madre.
Finalmente, el cruce Tiempo Post-ruptura x Condición de Reemparejamiento
resultó significativo en la subescala MR [F5,65=2,901; p<0,03]. Pese a la compleja
representación gráfica de este análisis, los estadísticos adicionales parecen sugerir
que el Miedo al Ridículo (MR) es mayor cuanto más tiempo pasa desde la ruptura
cuando ambos progenitores tienen nueva pareja, no se ve afectado por el tiempo
post-ruptura si el reemparejamiento es del padre o si ninguno tiene nueva pareja,
pero es considerablemente mayor en el período intermedio (entre 1 y 3 años desde
la ruptura) si es la madre quien tiene nueva pareja, estabilizándose en niveles simi-
lares a los casos de reemparejamiento del padre o de ninguno de los dos en el gru-
po en que ya habían transcurrido más de 3 años desde la ruptura (Figura 8).

Discusión

De acuerdo con lo que planteábamos en la introducción, el procedimiento a tra-


vés del cual se separan los padres tiene una notable influencia en la frecuencia y
magnitud de las creencias problemáticas que los niños desarrollan al respecto. Es
importante hacer notar que los niños cuyos padres se separan de forma contencio-
sa presentan medias más altas en todo tipo de razonamientos problemáticos sobre
la separación de sus padres que los niños cuyos padres siguen al separarse un pro-
ceso de mediación, excepto en lo que a esperanzas de reconciliación se refiere. Este
dato, unido al hecho de que tampoco ambas muestras diferían de forma significa-
tiva en cuanto a conflictos de lealtad, hacen pensar que el clima amistoso y dialo-
gado en la separación parental favorece que los hijos desarrollen visiones más
ecuánimes y menos culpabilizadoras al respecto aunque no aminore los conflictos
de lealtad ni las esperanzas de reconciliación.
Posiblemente, los niveles equiparables de conflictos de lealtad presentados por
los niños de ambas muestras tengan su explicación en que el moverse entre dos
seres queridos pero enfrentados entre sí (como ocurre con los padres que se «pe-
lean» judicialmente) exige el mismo ejercicio de equilibrio que el tratar de permane-
cer considerado y ecuánime con ambos progenitores. Prueba de ello es que en es-
tudios sobre custodia compartida se ha constatado que bajo esta fórmula los niños
siguen experimentando también conflictos de lealtad (Shiller, 1986).
Por otro lado, parece lógico pensar que el clima amistoso y de no enfrentamien-
to abierto entre los padres que eligen la vía de la mediación para dirimir sus diferen-
cias puede contribuir, en cierta forma, a que los niños alberguen más esperanzas de
reconciliación entre sus padres. De hecho, también se ha visto que en los casos en
los que, pese a ser una separación contenciosa, no concurren indicadores de
conflictividad extrema (como, por ejemplo, episodios violentos que requieran la in-
tervención de fuerzas de orden público) los niños también albergan más esperanzas
Creencias infantiles sobre la separación parental 65

de reconciliación que en aquellos en los que la conflictividad interparental es muy


elevada. No obstante, podría decirse que éste es un «precio» muy bueno a pagar
en las separaciones amistosas, pues las esperanzas de reconciliación no parecen ser,
desde luego, la creencia más nociva o preocupante que los niños pueden tener res-
pecto a la separación de sus padres.
Estos datos, en conjunto, deberían considerarse más bien como una ventaja más
de la Mediación Familiar, como ya han apuntado algunos expertos en el tema (Pearson
y Thoennes, 1982, 1986; Shapiro y Caplan, 1983) y contribuyen a justificar que
instituciones públicas de protección de la infancia impulsen programas de Media-
ción Familiar, como de hecho ya viene ocurriendo en los últimos años en nuestro
país (Bernal, 1993).
Por otro lado, aunque la correlación positiva hallada entre las subescalas de Miedo
al Ridículo/Rechazo y Sentimientos de Abandono con las escalas de Inadaptación
Personal y Social del TAMAI no permite, obviamente, establecer relaciones causales
entre ellas, si que apunta a la posible utilidad de considerar dichas subescalas como
indicadores de adaptación infantil en muestras de familias separadas, mientras que
las puntuaciones referidas a Culpabilizaciones unilaterales del conflicto no parecen
trascender el plano familiar, correlacionando únicamente con las escalas de Percep-
ción Parental del TAMAI y del PPI en la dirección esperada: positivamente con las
escalas negativas del progenitor al que se culpabiliza de la separación y con las es-
calas positivas referidas al otro; así como negativamente con las escalas positivas de
aquel al que se culpabiliza y con las negativas del otro progenitor. Pero hay dos
datos que merecen una atención especial:

1. Que la correlación positiva hallada entre los sentimientos de abandono y la


percepción negativa de la madre medida con ambos instrumentos tal vez apunte a
la concepción sociológica que habitualmente se mantiene de la madre como el prin-
cipal soporte afectivo de los hijos, dada la mayor resonancia que para éstos parece
tener la existencia de un mal concepto sobre la madre que sobre el padre. Sin em-
bargo, en nuestro estudio no se halló una correlación significativa entre sentimien-
tos de abandono y culpabilización materna, salvo en la muestra de mediación, pero
no en la del Juzgado, probablemente porque la bipolarización de los niños en estos
casos hace que culpabilizar a uno de los progenitores no equivalga tanto a experi-
mentar sentimientos de abandono al «santificar» al otro progenitor. Este maniqueísmo
(un progenitor es «el bueno» y otro «el malo» en la separación) se corresponde con
un nivel muy elevado de discrepancia en la percepción de las figuras parentales,
apuntado ya en otras investigaciones (Ramírez, De Luis e Ibáñez, 1994) y, por ende,
con un bajo nivel de conflictos de lealtad al haberse decantado los niños claramente
hacia un lado.
2. Por su parte, la ausencia de correlación entre los sentimientos de Autoculpa y
la Inadaptación Personal resulta ser un dato especialmente sorprendente no sólo
porque los sentimientos de culpa han sido considerados tradicionalmente en el campo
clínico como un componente, por ejemplo, de trastornos afectivos, sino, también,
porque la propia escala de Inadaptación Personal del TAMAI incluyen factores tales
como la «Intrapunición».
66 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

Precisamente, otra muestra del inesperado funcionamiento de la subescala


Autoculpa es que no correlaciona negativamente con la edad y la distribución de
frecuencias en esta variable dibuja una «U» invertida que parece contradecir la creen-
cia general de atribuciones infantiles más egocéntricas en niños pequeños
(preoperacionales en términos de Piaget) y, si acaso, en adolescentes, éstos no por
su estadío cognitivo puesto que han alcanzado ya el pensamiento formal, sino por
el «protagonismo percibido» y el sentido de responsabilidad propio de esta etapa.
Es posible que el papel que juegue la variable edad en la comprensión infantil de la
separación parental sólo pueda ser esclarecido a través de estudios con muestras
que abarquen un mayor rango de edad, aunque esto plantearía, a su vez, el proble-
ma de tener que usar un mismo instrumento de evaluación con preescolares y ado-
lescentes; o bien mediante estudios longitudinales que por su propia naturaleza
escapan a la evaluación puntual que realiza el perito psicólogo de un Juzgado de
Familia.
Es probable también que este tipo de estudios longitudinales arrojase datos más
interesantes que el estudio transversal realizado sobre la incidencia del tiempo trans-
currido desde la ruptura en las creencias infantiles en torno a la separación parental.
En todo caso, llaman la atención claramente dos cuestiones. La primera de ellas
tiene que ver con que las correlaciones observadas entre el tiempo post-ruptura y
todas las creencias problemáticas de los niños sobre la separación, a excepción de la
culpabilización materna, sean nulas, lo que viene a corroborar una observación
general de los profesionales que trabajan con familias que se separan
contenciosamente, y es que cuando se cronifica el conflicto interparental «el tiem-
po no lo cura todo» y los hijos se ven antes o después implicados de lleno en éste
(Gómez, García y González, 1992). La segunda cuestión, también muy interesante,
es la observación de que sendas variables temporales (edad y tiempo post-ruptura)
sólo guardan relación con la subescala de culpabilización materna, de tal forma que
el tiempo siempre parece jugar en contra de la madre, ya que cuanto mayores son
los hijos y cuanto más tiempo pasa desde la ruptura, más alta es la culpabilidad que
los hijos atribuyen a la madre sobre la separación. Estos datos son tanto más sor-
prendentes si se tiene en cuenta que el 59,38 % de los niños mayores de 10 años
y el 51,66 % de los casos en que había transcurrido más de un año desde la rup-
tura, en la muestra de este estudio, estaban bajo custodia materna y es precisamen-
te la condición de custodia la variable que parece más determinante de las
culpabilizaciones unilaterales.
Precisamente en relación con el papel desempeñado por la variable condición de
custodia en la comprensión de los hijos de la separación habría que destacar tam-
bién otras dos cuestiones:
1. El progenitor no custodio es, con notable diferencia, al que los hijos atribuyen
más culpa sobre la separación. Por tanto, la variable condición de custodia parece
jugar aquí el mismo papel que el apuntado en una anterior investigación (Ramírez
et al., 1994) respecto a las percepciones filiales de las figuras parentales, con la misma
peculiaridad, incluso, que entonces, en el sentido de que la media de culpabilización
materna bajo custodia paterna es aún mayor que la culpabilización del padre bajo
custodia materna. Por tanto, cabría hacerse las mismas preguntas que en la anterior
Creencias infantiles sobre la separación parental 67

ocasión: ¿subyace en estos casos el prejuicio social de culpabilizar más a una madre
no custodia que a un padre no custodio?; ¿reproducen incrementadamente los padres
custodios los mismos defectos que las madres cuando tienen la custodia, fomen-
tando las atribuciones culpabilizadoras sobre el otro progenitor? Pero también re-
sulta posible pensar en otras interpretaciones basadas en el concepto de apego, en
el sentido de que, tal vez, la separación tenga mayor resonancia para los hijos en
aquellos casos en que comporta mayor distanciamiento de la figura principal de
apego, que con mayor frecuencia suele ser la madre, según ponen de manifiesto
estudios ya clásicos (Ainsworth, 1979; Bowlby, 1986).
2. El cruce de la Condición de Custodia con la Edad de los Hijos puso de relieve,
por su parte, que los niños que presentan menor autoculpa por la separación parental
son los de menos de 10 años cuando están bajo custodia materna y los de más de
10 años que están bajo custodia paterna. Este dato debería ser contrastado en fu-
turos estudios, a ser posible con muestras mayores y medidas diferentes de la varia-
ble Autoculpa, pero de confirmarse este dato sería un criterio objetivo a tener en
cuenta en la toma de decisiones sobre custodia infantil, lejos del debate ideológico
sobre la alternativa de custodia preferente que, de forma general, no ha encontra-
do apoyo alguno en los resultados de esta investigación, al no diferenciarse entre sí
los grupos de custodia materna y custodia paterna más que en las puntuaciones
medias correspondientes a culpabilizaciones unilaterales, como ya se apuntó ante-
riormente. Luego, por desgracia, no cabe deducir, por tanto, que de modo general
una alternativa de custodia favorezca comprensiones filiales sobre la separación menos
problemáticas que la otra.
Tampoco el Sexo de los hijos parece ser una variable que implique diferencias
decisivas en cuanto a las creencias de estos sobre la separación parental, como ya
apuntaba el estudio original realizado con el CBAPS.
Sin embargo, la variable Objeto de la Disputa Parental sí arrojó algunos datos de
interés. El hecho de que en aquellos casos en los que se disputa legalmente la cus-
todia los niños presenten puntuaciones más altas en el factor Miedo al Ridículo/
Rechazo que en aquellos en que la contienda sólo abarca cuestiones relativas al
régimen de visitas, parece apuntar a que los niños perciben que las disputas de
custodia tienen una mayor trascendencia en el plano social.
Otra aportación interesante de esta investigación es la confirmación de que los
niños que mantienen visitas regulares con el progenitor no custodio presentan menos
atribuciones culpabilizadoras que aquellos cuya relación con este progenitor es nula
o al menos irregular. Aunque esta influencia se observa en ambas condiciones de
custodia, es más notorio el efecto modulador de las visitas regulares en el caso de
las culpabilizaciones hacia las madres que hacen los niños bajo custodia paterna.
Este hecho constituye, sin duda, un dato empírico que avala la consideración del
mantenimiento de un marco regular y no conflictivo de visitas como predictor del
ajuste infantil postdivorcio (Hess y Camara, 1979; Forehand, Middleton y Long, 1991)
o, como se ha apuntado en otros estudios (Wallerstein y Kelly, 1980; Long y Forehand,
1987; Camara y Resnick, 1988; Shaw, 1991; Ramírez et al., 1994) aunque dicho
marco de relaciones parento-filiales no esté tan libre de tensiones como para ser en
términos generales beneficioso, al menos parece que podría ser predictor de visio-
68 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

nes menos culpabilizadoras y, por tanto, algo más equilibradas de la separación


parental.
Sin embargo, la aparente ausencia de relación entre la regularidad de las visitas
y los sentimientos de abandono que experimentan los niños nos lleva a sugerir que
en concordancia con la bipolarización observada en este tipo de muestras, tal vez
las variables referidas a la vinculación/alianza con el progenitor custodio miti-
guen los sentimientos de abandono que la pérdida de contacto con el otro
progenitor pudiera producirles, sugerencia que sería necesario comprobar en
futuros estudios.
Por último, respecto al papel desempeñado por las nuevas parejas de los proge-
nitores en la comprensión filial sobre la separación parental, las conclusiones que
pueden extraerse de este estudio deben tomarse con reservas, ya que el tamaño
limitado de la muestra ha obligado a hacer recodificaciones de los datos con el
consiguiente riesgo de poder enmascarar resultados en los análisis de varianza efec-
tuados. No obstante, de forma tentativa podrían hacerse las siguientes considera-
ciones.
Por sí sola, la condición de reemparejamiento no parece incidir en las creencias
infantiles sobre la separación. Nuestra investigación no parece corroborar el resulta-
do encontrado en el estudio original, en el sentido de que los niños de familias en
las que existe reemparejamiento (del padre y/o de la madre) presentan mayores
sentimientos de abandono que aquellos de familias en las que no se da este
reemparejamiento, si bien parece avalar el hecho de que el que el progenitor custo-
dio tenga nueva pareja y no así el otro progenitor, incrementa los sentimientos de
abandono que experimentan los hijos. Estudios futuros deberán esclarecer si el im-
pacto de las nuevas parejas depende de su efecto sobre otras variables, tales como
las mencionadas por Shaw en su revisión de 1991: régimen de visitas, hostilidad
interparental, etc. Los datos de nuestro estudio únicamente apuntan a una discreta
influencia de los prejuicios sociales, ya que la puntuación media mayor en senti-
mientos de abandono, al igual que en la mayoría de las subescalas del CBAPS-R, la
presentaba el grupo de niños cuya madre tenía nueva pareja, por encima, incluso,
del grupo en que ambos progenitores la tenían, aunque las diferencias entre ellos
no fuesen estadísticamente significativas.
El hecho de que los hijos bajo custodia materna culpabilicen más al padre cuan-
do ninguno o ambos progenitores se han reemparejado podría significar que los
niños bajo custodia materna utilizan la existencia de nueva pareja del padre para
justificar la separación, mientras que cuando no existe tal reemparejamiento o de
haberlo es por ambas partes, no encontrarían otra explicación a la separación que
la posible culpa intrínseca del padre. De nuevo, cabe explicar estos datos recurrien-
do a la influencia de los prejuicios sociales o al efecto diferencial de la separación en
base a cual sea la figura principal de apego de los hijos.
Igualmente, la regularidad de visitas con el progenitor no custodio parece actuar
de modulador, del impacto de la condición de reemparejamiento sobre las
culpabilizaciones unilaterales que hacen los hijos sobre la separación. De no existir
visitas regulares, las culpabilizaciones más drásticas parecen darse en los casos de
madres con nueva pareja y padres sin ella.
Creencias infantiles sobre la separación parental 69

La condición de reemparejamiento no parece, tampoco, incidir en el Miedo al


Ridículo/Rechazo social que experimentan los niños en los primeros momentos post-
ruptura, probablemente porque es demasiado pronto para que hayan percibido la
respuesta social de sus iguales y de otras personas significativas de su entorno sobre
su situación familiar concreta. Pero después, parece darse un período crítico, entre
1 y 3 años después de la ruptura, en que el miedo al ridículo es claramente superior
cuando la que tiene nueva pareja es la madre, probablemente porque la ideología
circundante hace que los niños teman más la aceptación social si es su madre la que
ha establecido nueva pareja. Pasado este período crítico, el miedo al ridículo parece
situarse a niveles similares bajo cualquier condición de custodia, salvo en los casos
en que ambos progenitores tienen nueva pareja, en cuyo caso el miedo al ridículo
en vez de aminorar parece ser mayor con el tiempo, dato, este último, al que no
encontramos explicación, salvo la de que pudiera deberse a un mero artificio de la
muestra, ya que en ella no había casos en los que la ruptura hubiera tenido lugar
hacía menos de un año y ambos progenitores estuvieran ya reemparejados.
En el presente estudio, sólo se registró si había o no reemparejamiento de algu-
no de los progenitores en el momento de efectuarse la recogida de datos, pero
como puede deducirse de las anteriores consideraciones y de acuerdo, también, con
las conclusiones de otros estudios relevantes sobre el tema (Ganong y Coleman,
1987), una estimación más certera del impacto de los reemparejamientos parentales
en las creencias infantiles sobre la separación precisaría también de estudios
longitudinales, a fin de comparar dichas creencias de los niños antes de que sus
padres establezcan nuevas parejas, en los primeros momentos de la ocurrencia de
éstas y una vez producida o consolidada la reestructuración familiar.
Así pues, en síntesis, entre las principales conclusiones que pueden extraerse de
esta investigación se encuentran las siguientes:
Cuando la separación parental se produce de forma contenciosa, los hijos pre-
sentan creencias más problemáticas sobre la misma que si los padres resuelven sus
diferencias por la vía de la mediación familiar.
Algunas de estas creencias infantiles problemáticas sobre la separación parental
correlacionan directamente con el ajuste emocional y social de los niños en estas
circunstancias familiares.
Los niños de padres separados contenciosamente tienden a culpabilizar del con-
flicto considerablemente más al progenitor no custodio, si bien la regularidad de las
visitas con este progenitor aminora tales atribuciones culpabilizadoras.
El tiempo por sí solo no parece contribuir al desarrollo de comprensiones menos
problemáticas de la separación parental en este tipo de muestras en las que concu-
rre generalmente una alta conflictividad interparental. No obstante, para poder rea-
lizar una estimación más adecuada del efecto de las variables temporales sobre di-
chas creencias de los niños, sería necesario la realización de estudios longitudinales.
Igualmente, parece necesaría la realización de más investigaciones sobre el pa-
pel que los reemparejamientos de los progenitores puede jugar en la evolución de
las creencias filiales sobre la separación parental, bien directamente o bien
mediatizado por variables tales como el sexo del progenitor con nueva pareja o por
la condición de custodio o no custodio de éste.
70 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

En resumen, la consideración de las creencias/comprensión de los hijos sobre la


separación de sus padres parece constituir una razón adicional para la promoción
social de vías alternativas a la separación contenciosa y un elemento fundamental a
tener en cuenta a la hora de desarrollar programas de intervención dirigidos a los
propios hijos, a los padres en proceso de separación y a sus educadores, como los
que desde hace años llevan funcionando en EE.UU. (King y Goldman, 1988; Tedder,
Scherman y Wantz, 1987; Strauss y Mc Gaumn, 1987; Pedro-Carroll y Cowen, 1985;
entre otros). En nuestro país se echan en falta programas de intervención
estructurados e integrales dirigidos a mejorar la adaptación infantil ante el hecho
de la separación/divorcio parental. Con el fin de prevenir los importantes problemas
tanto emocionales como socio-escolares que suelen tener lugar en esta porción de
la población infantil progresivamente en aumento.

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72 RAMÍREZ, BOTELLA Y CARROBLES

ANEXO 1

ESCALA DE CREENCIAS INFANTILES SOBRE EL DIVORCIO PARENTAL*

Nombre y apellidos ................................................................................................

Edad ...................... Nº de hijo que ocupas .................... Curso escolar ..............

INSTRUCCIONES:

Las siguientes frases son opiniones de chicos y chicas como tú sobre la separa-
ción de sus padres. Queremos que nos digas SÍ estás de acuerdo o no con cada una
de esas opiniones.

Es muy sencillo: — Te lees cada frase.


— SÍ estás de acuerdo, rodeas el SÍ.
— SÍ no estás de acuerdo, rodeas el NO.

¡Atención!: — Nunca rodees a la vez el SÍ y el NO.


— No dejes ninguna frase sin contestar.

No hay respuestas buenas ni malas, está bien lo que tú opines. CONTESTA CON
SINCERIDAD, tus padres no van a conocer tus respuestas.

CUANDO TERMINES
ASEGÚRATE DE HABER CONTESTADO TODAS LAS PREGUNTAS.

MUCHAS GRACIAS.

• Versión traducida y modificada de la Escala de Kurdek y Berg (1987), por Marta


Ramírez.
Creencias infantiles sobre la separación parental 73

ANEXO 1

1. A veces me siento mal porque tengo que elegir entre mi padre y mi madre. SÍ NO
2. Me suele molestar que otros chicos o chicas me pregunten mucho por mis padres. SÍ NO
3. Generalmente tenía la culpa mi padre cuando mis padres se peleaban. SÍ NO
4. A veces me preocupa pensar que en el futuro mis dos padres quieran vivir sin mí. SÍ NO
5. Cuando mi familia era infeliz, normalmente era por culpa de mi madre. SÍ NO
6. Mis padres ya siempre vivirán separados. SÍ NO
7. Mis padres a menudo discutían entre ellos después de que yo me hubiese portado mal. SÍ NO
8. Cuando disfruto con uno de mis padres siento como SÍ traicionara la confianza del otro en mí. SÍ NO
9. Me gusta charlar con mis amigos y amigas ahora tanto como antes. SÍ NO
10. Mi padre en general es una persona agradable. SÍ NO
11. Es posible que ninguno de mis padres quiera volver a verme más. SÍ NO
12. Mi madre en general es una persona agradable. SÍ NO
13. SÍ me comportase mejor, podría conseguir volver a tener junta a mi familia. SÍ NO
14. Mis padres probablemente hubieran sido más felices SÍ yo no hubiera nacido. SÍ NO
15. Pienso que para ser un hijo justo debería pasar exactamente la misma cantidad de tiempo con cada uno de mis padres. SÍ NO
16. Me gusta jugar con mis amigos y amigas ahora igual que antes. SÍ NO
17. Cuando mi familia tenía problemas normalmente era por algo que mi padre había dicho o hecho. SÍ NO
18. A veces me preocupa que pueda quedarme totalmente solo. SÍ NO
19. A menudo paso un mal rato cuando estoy con mi madre. SÍ NO
20. Mi familia probablemente hará junta en adelante tantas cosas como antes. SÍ NO
21. Mis padres probablemente discutían más cuando yo estaba con ellos que cuando no. SÍ NO
22. Me molesta que me pregunten con quién prefiero vivir, es mejor que lo decidan mis padres o el Juez. SÍ NO
23. Me gustaría estar solo más que jugar o salir con chicos y chicas. SÍ NO
24. Mi padre provocó la mayoría de los problemas en mi familia. SÍ NO
25. Siento que mis padres todavía me quieren. SÍ NO
26. Mi madre causó la mayoría de los problemas en mi familia. SÍ NO
27. Mis padres probablemente se darán cuenta de que han cometido un error y volverán a juntarse otra vez. SÍ NO
28. Mis padres son más felices cuando yo estoy con ellos. SÍ NO
29. Sigo prefiriendo a mi madre para unas cosas y a mi padre para otras. SÍ NO
30. Mis amigos o amigas y yo, seguimos haciendo muchas cosas juntos. SÍ NO
31. Hay un montón de cosas de mi padre que me gustan. SÍ NO
32. A veces pienso que cualquier día tendré que irme a vivir con algún amigo o pariente. SÍ NO
33. Mi madre tiene más cosas buenas que malas. SÍ NO
34. A veces pienso que mis padres un día volverán a vivir juntos. SÍ NO
35. Yo puedo hacer que mis padres estén descontentos el uno con el otro, con lo que yo digo o hago. SÍ NO
36. Creo que para mí no es un problema decir en cada momento con cual de mis padres me apetece estar. SÍ NO
37. Mis amigos y amigas comprenden cómo me siento con lo de mis padres. SÍ NO
38. Mi padre tiene más cosas buenas que malas. SÍ NO
39. Siento que a mis padres todavía les gusta tenerme con ellos. SÍ NO
40. Hay muchas cosas de mi madre que me gustan. SÍ NO
41. A veces pienso que cuando mis padres se den cuenta de cuánto les quiero, volverán a vivir juntos. SÍ NO

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