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LA ADMINISTRACIÓN Y EL TRABAJO DEL MUNDO

Peter Drucker

La administración no se limita a los negocios, se aplica a todo esfuerzo humano que reúna en una
organización a personas con diversos conocimientos y habilidades. Ésta ha producido un gran
impacto en las formas de vida del hombre. Ha permitido emplear gran número de personas
instruidas en el proceso productivo. El conocimiento avanzado, siempre es altamente
especializado, y no produce nada por sí sólo, pero la administración permite integrar esas labores
hacia un bien común. La administración convirtió el conocimiento, de ser un ornato social y un
lujo, en el verdadero capital de toda economía, el centro de la inversión capitalista.

La evolución administrativa partió del modelo de mando, de dónde surgieron la


departamentalización por funciones y la capacitación (que eliminó la anterior necesidad de cientos
de años para desarrollar tradición de mano de obra y experiencia en destrezas manuales y
organizacionales). En los años 20 y 30 apareció la descentralización, que combina las ventajas de lo
grande con las de lo pequeño dentro de una misma empresa.

Luego se descubrió que la línea de montaje sacrificaba el largo plazo en nombre del corto,
surgiendo la línea de pensamiento que convirtió a la automatización en la manera de organizar el
proceso de manufactura. Así fueron surgiendo la teoría Y, el trabajo en equipo, los círculos de
calidad, y la organización a base de información como manera de administrar los recursos
humanos. Estas innovaciones gerenciales representan la aplicación del conocimiento al trabajo, la
sustitución de la improvisación y la fuerza bruta por sistema e información.

El conocimiento de la administración es incompleto, y su propio éxito vuelve obsoleto ese


conocimiento, al acelerar el cambio de trabajo manual a trabajo de conocimiento dentro de las
organizaciones.
En el pasado, el protagonismo en la economía mundial se basó en liderazgo en innovaciones
tecnológicas, pero el surgimiento de Japón como gran potencia económica en este siglo, no se
debió a liderazgo tecnológico, sino al liderazgo en administración, que podría llamarse "tecnología
social". Japón entendió que el panorama económico había cambiado. El modelo mecánico de
organización y tecnología surgido al final del XVII con la máquina de vapor había muerto en 1945
con la bomba atómica, dando paso a un modelo biológico: interdependiente, de uso intensivo de
conocimientos, y organizado por el flujo de información.

La educación es el mayor reto administrativo de los países en desarrollo, dado que los países de la
tríada (Europa−EEUU−Japón) son esencialmente autosuficientes, excepto en lo tocante al
petróleo. Debido a la avanzada tecnología de automatización, y principalmente por la demanda de
personas preparadas en todas las áreas de administración, el desarrollo requiere de una base de
conocimiento que pocos países subdesarrollados tienen o pueden costear. Cómo crear
rápidamente una base adecuada de conocimiento gerencial es la cuestión vital para el desarrollo
económico actual, y no tiene hasta ahora solución.

Los retos actuales de la administración son: encontrar estructuras que funcionen para
organizaciones basadas en información; maneras de aumentar la productividad de los
trabajadores de conocimiento; técnicas para manejar los negocios existentes, y simultáneamente
desarrollar otros nuevos y muy distintos; maneras de crear y gerenciar negocios verdaderamente
globales, y otros.

Los problemas más importantes de la administración en los países desarrollados son los
relacionados con el "socialismo de las cajas de pensiones". Esto se refiere a que los asalariados son
actualmente los principales proveedores de capital en las economías desarrolladas, debido a que
éstos reciben alrededor del 90 % del PIB.

Los países requieren enormes cantidades de capital para mantener y crear nuevas industrias, y los
ricos ya no alcanzan para abastecerlo. Los trabajadores se han convertido en "capitalistas" y
propietarios de los medios de producción. La sociedad moderna requiere una identidad de
intereses entre la empresa y el empleado, pero también requiere la gerencia una autonomía
respecto de los empleados o dueños.

La propiedad de los medios de producción por parte de los trabajadores es sana e inevitable. El
poder sigue a la propiedad, y los asalariados tienen la propiedad, el poder tiene que venir por
añadidura. No obstante, el socialismo de las cajas de pensiones mantiene la autonomía y
responsabilidad de la empresa y la administración, la libertad del mercado, la competencia y la
capacidad de cambiar e innovar. Es un socialismo que aún no funciona de manera completa.

La empresa moderna, en especial la muy grande, puede desempeñar su tarea económica (incluso
realizar utilidades para los accionistas) sólo si se administra para el largo plazo. Es demasiado lo
que en la sociedad depende del futuro económico de las empresas, para que se pueda supeditar
por completo a los intereses de grupo alguno, así sea el de los accionistas.

La cuestión a resolver para el socialismo de las cajas de pensiones, es hacer compatibles los
intereses de los accionistas con las necesidades de la economía y la sociedad. Debe hacerse
responsable a la administración y a la vez permitirle administrar para el largo plazo.

La administración es unos pocos principios esenciales:

La administración trata con seres humanos. Su tarea es integrar a la gente para que pueda
conducirse en conjunto, haciendo eficientes sus puntos fuertes e inoperantes sus puntos débiles.

La capacidad de contribuir a la sociedad depende tanto de la administración de las empresas en


que labora el individuo como de sus propios esfuerzos, habilidades y dedicación.

Como la administración busca integrar a las personas en una empresa común, tiene hondas raíces
en la cultura. Lo que hacen los gerentes de cualquier parte del mundo es exactamente igual, lo
que varía es cómo lo hacen. Uno de los retos básicos que afrontan los gerentes en un país
desarrollado es encontrar e identificar aquéllas partes de la cultura, historia y tradición que
puedan utilizarse en su propio terreno cultural.

El deber de la administración es pensar a fondo, fijar y ejemplificar objetivos, valores y metas.


Toda empresa requiere objetivos sencillos, claros y unificadores. Su misión debe ofrecer una visión
común. Las metas tienen que ser claras, firmes y reafirmarse frecuentemente. La cultura de una
organización es el compromiso de toda la empresa con determinados objetivos y valores comunes,
compromiso que distingue a la empresa de una muchedumbre.
Toda empresa es una institución de aprendizaje y enseñanza, hay que incluir la capacitación y el
desarrollo permanentemente para adaptarse a medida que suceden cambios y aprovechar las
oportunidades.

La empresa debe construirse a base de comunicación y responsabilidad individual, ya que toda


empresa se compone de personas con conocimientos, habilidades y metas distintas, que realizan
trabajos diferentes. Cada cual debe pensar qué debe a los demás y qué necesita de ellos, así como
lo que se espera de cada persona.

El rendimiento tiene que incorporarse en la empresa y en su administración; tiene que ser medido
(a través de diversos métodos de evaluación) y mejorado continuamente. La posición en el
mercado, la innovación, la productividad, la formación de personal, la calidad y los resultados
financieros son cruciales para el rendimiento y supervivencia de una compañía.

Lo más importante es que en una empresa no hay resultados dentro de ella misma, los resultados
sólo existen en el exterior. El resultado de un negocio es un cliente satisfecho.

LA ADMINISTRACIÓN Y EL TRABAJO DEL MUNDO

Peter Drucker

(Crítica)
Aunque el concepto de administración era desconocido a principios del siglo XVIII, la
administración ha existido, aunque sin ese nombre, desde que el hombre tuvo la capacidad de
imaginar un futuro deseable y se decidió a trabajar por construirlo. Lo cierto es que se hizo notoria
su presencia a raíz de la aplicación de la máquina de vapor en los procesos productivos y las gratas
consecuencias de su aplicación. Resulta inconcebible considerar que las grandes obras de la
antigüedad fueron construidas, y que instituciones tan añejas como la Iglesia Católica y el Estado
hayan podido permanecer el tiempo que lo han hecho, en ausencia total de administración.

Es innegable que la influencia de la administración en el transcurso del tiempo ha modificado la


realidad socioeconómica de manera determinante, modificando las relaciones entre los individuos
y los países, pero es también cierto que la influencia no ha sido unilateral, sino multilateral, ya que
cada una de las instituciones (y no sólo la administración) ejercen una influencia decisiva que
incide en el estado futuro de las cosas. Es recomendable no olvidar que la administración surgió
como una necesidad de los grupos de hombres que se encontraban unidos para lograr algún fin
determinado, y que partiendo de ser un conjunto de reglas elementales que tenían efectividad
probada en la adecuada asignación de recursos de pequeños grupos sociales, se ha convertido en
un conocimiento global de la realidad interna y externa de las organizaciones, y que ha
demostrado históricamente su capacidad de modificar lo existente y dejarse modificar por aquello
que ocurre, manteniendo una relación de mutua alteración con la realidad socioeconómica.

Respecto de la afirmación hecha por Drucker acerca de que el Japón entendió primero el hecho de
que el panorama económico había cambiado, aquí cabe destacar el papel que desempeñó este
país modificando las reglas del juego de la competencia internacional, y en ese sentido este país
fue revolucionario al darle al consumidor un papel más activo en el diseño de los satisfactores
objeto de intercambio. Así pues, ni la administración cambió totalmente al mundo, ni el mundo
cambió a la administración, sino ambas cosas. De alguna manera el autor se contradice cuando
atribuye un papel en exceso activo a la administración sobre el mundo, al decir después que el
Japón descubrió primero las nuevas reglas del juego (lo cual implica que la administración se
subordina al mundo).

Pasando a la supuesta autosuficiencia "en lo esencial" de la llamada tríada, es importante pensar


qué tan esencial es el petróleo, porque como lo demuestra el sobrecalentamiento de las
economías de la tríada a causa de los altos precios del petróleo, el petróleo es lo suficientemente
esencial por ahora como para convertir en mito esa autosuficiencia de esas economías
desarrolladas.

Por último, la administración no ha logrado resolver aún en economías desarrolladas y con valores
acerca del rol social de las empresas (como es el caso de Japón), problemas sociales como la gente
sin hogar, que viven refugiados en carpas a sus 60 o 70 años, mismas personas que trabajaron muy
duro en los años 60's para colocar al Japón como segunda potencia económica. A Japón le aquejan
problemas como altas tasas de desempleo, delitos que son síntoma de la destrucción de la base
social de Japón, surgimiento de nuevas religiones fratricidas (como el grupo OUMU), aumentos de
suicidios, etc. Esto sucede mientras Japón destina más de doce billones de US dólares al año como
Ayuda Oficial para el Desarrollo, la contribución más grande en el mundo para los países
subdesarrollados. El futuro de la administración no es ya estar basada en el conocimiento, sino
superar esa etapa, abarcando ahora los valores y actitudes, para que se orienten al bienestar
colectivo, ya que mientras existan marginados, los miembros de la organización no tendrán el
compromiso con los fines de la organización, porque tendrán un sentimiento de desconfianza
hacia ella y hacia la sociedad.

Cuando los valores y actitudes se orientan hacia el bienestar colectivo, el individuo podrá
anteponer los objetivos sociales a los propios, y el despliegue de sus facultades de administración
y generación de conocimiento será automático. De la misma forma como la maquinaria se
automatizó gracias al conocimiento, el conocimiento puede automatizarse gracias a los valores y
actitudes de las personas, y ese, es el gran reto para la administración.

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