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Persits Y Voronkov - Ajedrez Errores Tipicos
Persits Y Voronkov - Ajedrez Errores Tipicos
ERRORES TÍPICOS
Introducción
1 LA TÁCTICA 9
La red de mate 9
El mate en la última fila 14
«Mate a la dama» 19
La clavada 25
El ataque a la descubierta 27
El ataque doble 35
Peones que avanzan con ganancia de tiempo 40
La jugada intermedia 42
El jaque inesperado 44
2 ERRORES POSICiONALES 47
Debilitamiento de la posición del rey 48
Las casillas débiles 51
El peón débil 53
La columna abierta 55
La séptima fila 58
3 ERRORES EN EL FINAL 61
El peón pasado lejano 62
La ruptura de peones 66
¿Alfil o caballo? 68
Alfiles «buenos» y «malos» 73
Finales de torres 77
ERRORES PSICOLÓGICOS 85
La pieza olvidada 86
El excesivo apetito 88
El peligro del éxito 92
La jugada natural 94
El afán de belleza 97
El arma de la astucia 100
La prematura capitulación psicológica 103
INTRODUCCIÓN
Todo el mundo comete errores. XV.ª Olimpíada entre dos gran-
Los principiantes, los jugadores des maestros.
expertos, los maestros y aun los
ajedrecistas de categoría supe-
rior. Pero hay muchas clases de N.° 1
errores. En el caso de un maestro Gligoric Filip
se trata las más de las veces de 1962
inexactitudes que, consideradas
en sí mismas, no llegan a aca-
rrear consecuencias catastróficas.
En cambio, en las partidas ju-
gadas por principiantes suelen
cometerse errores de un calibre
tal que cada uno de ellos basta-
ría para decidir inmediatamente
el resultado de la contienda, pero
el adversario no los aprovecha y
la partida continúa.
Por supuesto, tales casos de-
safortunados se dan a veces tam-
bién en partidas de jugadores
fuertes. Son casos sorprendentes
de «ceguera ajedrecística», que
empero en estas altas categorías
obedecen a motivos totalmente La posición está aproximada-
distintos. mente igualada, pero aquí empie-
zan las maravillas.
Veamos, por ejemplo, lo que
sucedió en una partida de la 1. C5A?
Sólo puede entenderse este sa- Pero para aprender no es for-
crificio de peón a la luz de la zoso cometerlos uno mismo. Po-
siguiente jugada de las negras. demos reducir considerablemen-
te el número de los nuestros si
2. AxC A1R?? sustituimos dicho «material de
estudio» por un examen atento
¡Ahora vemos de qué se trata! de los errores más típicos (¡co-
Las negras no se imaginan que metidos por otros!).
pierden un peón, puesto que, se- Los ejemplos que aparecen en
gún creen, capturan el alfil ene- este libro se han tomado de par-
migo. Piensan que dicho alfil ha tidas jugadas en diferentes épo-
quedado clavado en 4AD (no sa- cas y por ejedrecistas de diver-
bemos por qué se han podido ol- sas categorías (¡desde jugadores
vidar de que la torre blanca está de tercera clase hasta grandes
defendida) e intentan capturarlo maestros!). En los diagramas in-
con toda tranquilidad... dicamos solamente los nombres
de jugadores de cierta fama. Las
3. A1A restantes posiciones han tenido
por fuente la práctica pedagógi-
Filip cayó aquí en la cuenta ca de los autores. Algunas de
de su terrible error y abandonó las posiciones tratadas aparecen
la partida. ligeramente modificadas respecto
¿Cómo es que un jugador de a lo que literalmente sucedió en
primera clase no acertó a ver que sus respectivas partidas de pro-
la torre enemiga en 1A se halla- cedencia. Esto se ha hecho para
ba defendida por un alfil situa- que el error estudiado resalte con
do junto a ella? mayor relieve y para que la aten-
Apresurémonos a decir que los ción del lector no se distraiga
errores de este tipo no constitu- con motivos secundarios.
yen el objeto de nuestro estudio Naturalmente, los ejemplos
en esta obra, aun cuando el error aducidos son de complejidad di-
que hemos visto pueda también versa. Es posible que algunos de
explicarse por razones psicológi- ellos no parezcan fáciles al lec-
cas. El presente trabajo se pro- tor. Así, por citar algunos, los
pone mostrar qué errores del ad- números 57, 72, 94, 96, 105, 114,
versario pueden ayudarnos (¡o 115. Al estudiarlos, lo mejor de
qué errores nuestros pueden ayu- todo sería aprovechar la ayuda
darle a él!) a llevar a cabo cier- que pudiera prestarnos algún
tos golpes tácticos, pequeñas com- amigo más experimentado, o tam-
binaciones o ideas posicionales, bién, al acabar el libro, repasar
y también cuáles son los erro- de nuevo estos ejemplos.
res de orden psicológico que con Los entrenadores de ajedrez y
más frecuencia se repiten en la pedagogos podrán asimismo utili-
práctica. zar en su trabajo todos los ejem-
Uno de los aforismos del gran plos de este libro, repartiéndolos
maestro S. Tartakover reza asi: convenientemente según el grado
«En ajedrez sólo se aprende de de preparación, nivel y conoci-
los errores». ¡Qué bien dicho está! mientos de sus alumnos.
1
LA TÁCTICA
La red de mate El ajedrecista ha de estar en
guardia ante una posición ya de
¡Recibir mate! ¿Qué puede ha- por sí restringida de su rey. Un
ber de más terrible para el ju- rey limitado en sus movimientos
gador de ajedrez? De donde se puede ser objeto de ataque.
desprende que nunca ha de apar- Nada parece augurar un trági-
tar de su mente este peligro. La co desenlace en la siguiente po-
posibilidad de organizar la llama- sición de una partida jugada en
da «red de mate», es decir, una el Palacio de Pioneros de Moscú
posición en que se amenaza mate entre ajedrecistas de segunda ca-
al rey enemigo restringido en su tegoría.
libertad de movimientos, surge
con bastante frecuencia en las
partidas. No deja de ser asom- N.' 2
broso que posiciones de este tipo,
con el rey tan inseguro, sean tra-
tadas con descuido por algunos
jugadores, a veces no precisamen-
te principiantes. Se dan casos en
que la amenaza más fuerte, la de
mate, pasa inadvertida en cir-
cunstancias normalísimas de jue-
go: sin apuros de tiempos y sin
que la lucha sea especialmente
aguda. Desarrollar, pues, en sí
mismo este tipo de atención ha-
cia el «estado de amenaza», la
capacidad de sentir el peligro,
es asunto de primera importan-
cia en ajedrez.
Las blancas tienen la calidad modarse al conocido principio
y dos peones de ventaja. Es ver- de que en los finales debe llevar-
dad que, después de 1. R4T, se el rey al centro.
P x P , el negro recupera un peón, Tenida en cuenta la regla, tam-
pero tras 2. P4T seguido de la poco han de olvidarse las posi-
penetración de la torre por la bles excepciones a ella. El rey
columna CD la victoria se con- es la pieza más fuerte en el fi-
sigue sin mayores dificultades. nal, pero conserva su «capacidad»
Las blancas, naturalmente, vie- de recibir mate.
ron esta posibilidad, pero, desean-
do conservar el PAR, jugaron:
Nº 3
1. R4A
y recibieron mate:
1. ... P4C mate.
Recibir semejante mate en el
centro del tablero, y más aún en
una posición completamente ga-
nada no puede menos de ser muy
desagradable. Pero si reflexiona-
mos sobre el motivo por el que
las blancas llegaron a pasar por
alto una amenaza tan manifies-
ta, aparecerá claro que no se tra-
ta de una simple distracción or-
dinaria. Imaginemos por un mo-
mento que tanto las blancas como
las negras disponen todavía de 1. R6R?? D4D mate.
varias piezas: dama, alfiles, ca-
ballos. Tocándole jugar al blan- Las blancas, claro está, debie-
co examinaría éste con mucha ron jugar 1. R4R o 1. R4D (a 1.
más atención la posibilidad de R6D seguiría el mismo mate que
que su rey fuera objeto de un en la partida). Cuando el rey
ataque enemigo y consideraría está en el centro, hay que man-
en primer lugar la jugada 1. tenerse atento incluso en el fi-
R3T, con el fin de replegarse rá- nal, como lo ponen de manifies-
pidamente a la segunda línea ho- to algunos de los ejemplos que
rizontal. Pero la posición del dia- siguen.
grama es tan sencilla y el núme-
ro de piezas existentes tan redu- (Diagrama núm. 4)
cido que la posibilidad misma de
una amenaza de mate no pasó 1. R4R??
por la mente del derrotado. Esto
supuesto, la jugada 1. R4A no Lo correcto era 1. R2C, y pro-
sólo defiende el peón amenaza- bablemente la partida hubiera
do, sino que incluso parece aco- acabado en tablas.
N/ 4 guna resistencia. Por ejemplo: 2,
CxA, T1R-1D; 3. T5C, A6A. Aho-
ra en cambio caen en una red de
mate.
2. CxA T1R-1D
3. T4D!
N.' 6
N.* 5
R4A?»
Permitiendo una desagradable
Después de 1. ..., R3T, las ne- irrupción de la dama enemiga.
gras, aunque con un peón de me- Había que jugar 41. D4R o 41.
nos, todavía podían ofrecer al- D5C, o incluso 41. P4CR (para si
41 D7D+ continuar 42. D2A). dable para ias negras ia penetra-
ción de la dama enemiga en sus
1. ... D7D + filas: 2. D7A+, R3T (de otro
2. R3T D8D modo, jaque continuo); 3. D8D
amenazando a su vez mate. Aho-
Todo está ahora en contra de ra, en cambio, .as biancas que-
las blancas, que a causa de a dan en posición precaria.
amenaza de mate 3. ..., D8TR- ;
4. R4C. D4T mate i se ven inca- 1. D7A!
paces de defender el PAR.
La dama bianca no puede ir
3. R2C D7R + lejos a causa del mate en 3AR.
4. R3T D x PA Además, las negras atacan el PA.
5. D6D
2. D3CR D8A +
Podía prolongarse la resisten- 3. R4C P4R!
cia mediante 5. R2T.
Este peón no puede capturarse
5. D8T + debido al mate en una jugada.
7. ... D8A +
8. R4C P4A +
9. R5C D8D!
Han surgido dos amenazas de
mate: 10. ..., D4T y 10 D1D.
Xo hay defensa.
10. P x P
Dejando libre para el rey la
casilla 4A y salvándose, al pare-
cer, de los dos mates amenaza-
dos. Pero...
1. R3T? 10 D7D +
¡Negligente jugada! Después de Hay que obligar a las blancas
1. R3A, la partida derivaba rápi- a tapar este agujero.
damente hacia las tablas. Si 1.
..., D x P , podía resultar desagra- 11. D4A D1D mate.
N.' 8 N.* 9
Réti Colle
1926
D4C?
2 ... D8C+
3. R2A A4D Era necesario jugar 1. P x P y
4. D8C+ R2C no se ve cómo puedan ganar las
5. C6A! negras. Por ejemplo: 1 A5R;
2. D2D.
Las negras sólo pueden defen-
derse del mate a costa de gran-
des pérdidas materiales. En la 2. R2C A8A +
partida se jugó 5 C2R: 6. 3. R1C A6T +
D5R. D4A; 7. C5T4-, RÍA; 8.
D8C + , CÍA; 9. D x C t , R2R; 10. mate a la siguiente jugada.
D7A + , R1A; 11. D8D. mate.
N.» 11
El mate en la última fila Botvinnik Pomar
1926
Los jugadores inexpertos a me-
nudo reciben mate en su prime
ra fila. Estas posiciones de mate.
en que casi siempre, en la prác-
tica de las partidas, el rey se
halla restringido en sus movi-
mientos por sus propios peones,
no son difíciles de recordar. En
general, consciente de tal peligro,
el jugador suele tomar a tiempo
las oportunas medidas para con-
jurarlo. Pero, a pesar de todo,
ocurren desgracias, y no con poca
frecuencia.
N.» 10
1. C5A??
Las negras hubieron debido
examinar esta jugada minuciosa-
mente. Quizá no fuese malo 1
D2C, haciendo real la amenaza
2 C5A (3. T6AXC, D X A + ) ,
o 2. D5A, C5T.
2. T6 A x C P x T
3. AXPA +
Las negras abandonaron, pues
a 3. ..., R1T sigue 4. D8A mate.
La subestimación de las ame-
nazas del adversario en la últi-
ma línea puede llevar a una ines-
1. DxP?? perada catástrofe.
N/ 12 Las blancas tienen ventaja de
Vid mar Bernstein material. Además amenazan 1.
1911 TxC seguido de 2. DxPT+ y
M. DxP mate. Y a pesar de todo
han de proceder con cuidado: Las
torres negras pueden irrumpir en
la octava fila. En este momento
la jugada correcta era 1. T1D,
protegiendo dicha horizontal. En
lugar de ello, las negras se apre-
suraron a llevar a efecto su ame-
naza y tomaron el caballo.
1. TxC??
1. DxP?
Parece que la octava fila estu-
viera sólidamente defendida. La
casilla de penetración (8D de las
blancas) se halla controlada por
la torre y el alfil negros. Y, sin
N.* 14 N.' 15
«Mate a la dama»
N.' 23
3. P5C D4A
4. A4C D X PA N.º 25
5. TD1A abandonan.
N.° 24
N.° 27
4 ... C2A
5. A5T CxD
6 AxD CxA
Las negras tienen ventaja su-
ficiente para ganar.
(Diagrama núm. 29;
1. ... DxPT?
Había que abstenerse de cap-
turar este peón. Era más sólido
1. ..., TD1D.
1. D7C? 2- A x PT PxA
N.º 29 Esta posición de apertura se
produce después de las cuatro
primeras jugadas, que pueden
efectuarse en diverso orden.
En una partida Tarrasch-Fritz
1889) se jugó la siguiente con-
tinuación:
5. DxP(?) ...
Tablas.
Como vemos, aquí no ha habi-
do precisamente «mate» a la
dama, sino «jaque continuo». Las
negras no se atrevieron a recha-
zar las tablas para intentar ga-
nar una pieza. En efecto, después
de 8 T x C ; 9. P x T , C7A + ,
seguido de 10. ..., CXT, son las
blancas quienes podrían lograr
ventaja.
La clavada 1 CID?
Se dice que una pieza está cla- Era necesario 1. C5D, aunque
vada (lo mismo puede aplicarse después de 1 CxC; 2. P x C ,
a un peón) cuando se halla ata-
cada y, al mismo tiempo, se in- A2D, la posición de las blancas
terpone en la línea de ataque cu- es mejor debido a la posibilidad
briendo a otra pieza de más va- de efectuar la jugada ..., P4A.
lor.
La clavada es un elemento 1 ... CxP
esencial en muchas combinacio- 2. TxC P4A
nes y amenazas veladas. La pie-
za o peón clavados se encuentran La torre ha quedado clavada
sumamente limitados en sus mo- y se pierde, dejando a las ne-
vimientos, cuando no de manera gras con gran superioridad de
absoluta. Si nos olvidamos de material.
esto, no podremos menos de co- He aquí otro ejemplo caracte-
meter errores. Para prevenirlos rístico.
(aquí no hablamos de esos casos
desgraciados, debidos a los apu-
ros de tiempo) bastará un poco N.° 32
de entrenamiento y el estudio de
una serie de ejemplos. De espe-
cial utilidad puede ser aquí tra-
tar de resolver problemas y fi-
nales artísticos, ya que en tales
composiciones se hace abundan-
te uso de este tema.
Resulta muy eficaz el ataque
de un peón a una pieza clavada.
N.' 31
1 P4CD?? ...
1. ... CXA
2. DxC P4K
El ataque a la descubierta
1. PxP?? AxPT + !
Las blancas tienen ventaja de 2. RxA DxD
material, pero la posición del ne-
gro es más activa. Con todo, des- Las blancas abrieron descuida-
N/ 37 1.... C4R??
En la columna de dama se en-
cuentra esta importante pieza
por parte de ambos bandos. En-
tre las dos damas hay un caba-
llo y un peón. Precisamente este
último parece inamovible. A ello
quizá se debió que las negras no
sintieran suficientemente el peli-
gro de un ataque a la descubier-
ta. ¡Pero la columna fue abierta
rapidisímamente!
2. TxC! PxT
3. CxC +
damente la columna en que se De nuevo una pieza se aparta
encontraba su dama y la perdie- dando jaque.
ron. Con la jugada l . . . . , A x P T + ,
las negras llevaron a cabo un 3. ... AxC
ataque a la descubierta. 4. DXD
Hemos de proceder siempre con
cautela en posiciones en que una y las blancas ganan.
pieza propia y otra enemiga se En los dos ejemplos que aca-
encuentran situadas en la misma bamos de examinar (números 37
columna (o diagonal), no exis- y 38), una pieza se retira ata-
tiendo entre ambas sino una o cando al rey, con resultado deci-
dos piezas. En tales casos con- sivo. Puede también suceder que
viene preguntarse: ¿No habrá po- el jaque no lo dé directamente la
sibilidad de un ataque a la des- pieza que se aleja, sino la que
cubierta? queda detrás. Esto se llama «ja-
que a la descubierta» y no es
N.° 38 sino un aspecto o caso particular
del mismo ataque.
(Diagrama núm. 39)
1. CxPD?
También es malo para las
blancas 1. DxPD, AXP+; o 1.
DxPA, DxD; 2. TxD, P3TD; 3.
CxP, T8R+; 4. TÍA, AxP+ se-
guido de mate. Pero es posible
1. P3TR.
1. ... DxC!
2 DxD AxP+
N.* 39 N.° 40
5. R1T CxD
y las negras ganan.
Naturalmente, para efectuar un
ataque a la descubierta no es
siempre forzoso dar jaque.
(Diagrama núm. 40)
1. CxPR? N.« 45
En apariencia se trata del mis-
mo caso que hemos visto en ios
números 42 y 43. Aunque el ca-
ballo blanco en 4R queda ame-
nazado, también lo está el de su
adversario en 4T, y, por si fue-
ra poco, se amenaza también la
dama negra. Sigue, sin embargo,
una sorpresa desagradable.
1. C4T-5A!
El cuadro ha cambiado. El ca-
ballo negro se va y, a su vez,
ataca la dama blanca amenazan-
do capturarla con jaque. ¡Y el
caballo de las blancas sigue «en
prise»! 1. ... A5C?
N.* 47
2. ... AxA
1. ... CxC
2. AxA CxA
No se sabe por qué nos olvi-
damos tantas veces de esta cua-
lidad que tiene el caballo de sal-
tar hacia atrás. Ahora las negras
tienen una pieza de ventaja. Si
el blanco hubiese jugado 2. AxC
o 2. P x C , el resultado seguiría
siendo el mismo tras 2. ..., AxA.
(Diagrama núm. 48)
1. ... P4AR?
2- CxP 1. 0-0? CXP!
Un golpe característico. Esta clase de combinación está
al alcance incluso de los princi- 1. ... A1T??
piantes.
Siguió:
2. AXA CxC
3. D4C 2. C5D!
4. PxC R1A
N." 50
Bonch-Osmolovsky Ragozin
1951
1. P4CD?
2. C5D!
N." 52
1. P4E?
3. P x P C5C
4. P6R.
¡La pinza! El blanco recupera
su pieza y queda con un peón
de más.
N.' 54
1. C5C?
La jugada evidente 1. A4A ga-
naba el PR negro sin problemas
(por ejemplo, 1 D3D; 2. C5C).
Como lo explicaron las blancas al
acabar la partida (los conten-
dientes eran de primera catego-
ría), no se les pasó por alto di-
cha posibilidad, pero pensaron
que la jugada 1. C5C no era peor,
1. ... PXP ya que 1. ..., D4R no da nada a
las negras a causa de 2. P4AR,
El deseo comprensible de man- y si 1. ..., P4R, era muy bueno
tener compacta la cadena de peo- 2. A4A + .
nes lleva aquí a las negras a la Todo esto sería cierto si no
derrota. Lo correcto era 1 existiera la posibilidad de un
A x P (o previamente 1 ataque doble...
P7D+). Las negras no han visto
el ataque doble subsiguiente. 1. P6D!
1. R1A? 1. A2R
Las blancas amenazaban 2.
DXC y 2. D X P . El negro se de- Las negras no se percatan de
fiende de estas amenazas, pero una velada amenaza de ataque
cae en otra trampa. Era necesa- doble.
rio jugar 1. ..., R2T.
2. C X C T X C
2. D4AR! 3. A2R TxT
4. D x T D4C
Ataque doble. Amenaza tanto 5. P4TR!
3. D X T como 3. C6C+ (ataque a
la descubierta) ganando la dama. Las blancas acosan a la dama
Las negras no pueden evitar pér- enemiga para privar de defensa
didas materiales. al alfil en 2R.
2. ... D2R
5. ... D3A
3. D X T A X A
6. P5R!
4. D2R
N.° 59
7. D7D AxPCR
8. RxA AxPT
9. D3D D x D
10. AxD
1. 0-0?
Y las blancas, al tener ventaja
decisiva de material, ganaron la Atacando al mismo tiempo la
partida. dama y torre enemigas, las ne-
La práctica demuestra que no gras realizan el más sencillo de
pocas veces surge la posibilidad los ataques dobles.
de un ataque doble como resul-
tado de un cambio. Al parecer, la 1. C6R
causa de esto reside en que, des-
pués de un cambio, se ve repen- Si ahora las blancas intentan
tinamente modificada la relación salvar la calidad, sufrirán otro
de las fuerzas existentes y aun ataque doble algo más compli-
el carácter mismo de la posición. cado.
Así pues, es preciso examinar
a tiempo con atención la posi- 2. D2D?? DXPT + !
ción resultante tras una opera- 3. RxD CxT+
ción de cambio, tanto desde el 4. R1C C X D
Lo correcto en la posición del de 5. ..., CxD). También es posi-
diagrama era jugar previamente ble 3. .... A4AR; 4. A5CD+,
1. D2R. P3AD; 5. A4T, C6D+; 6. RÍA,
La posición inicial de las pie- DxP.
zas pesadas: R1R. T1TR, T1TD
y D1D es terreno abonado para 2. ... A4AR
las «pinzas» de un caballo ene-
migo. En este caso los puntos crí- Y las blancas no tienen sufi-
ticos son 2AD y 2AR, que en nu- ciente defensa contra la amena-
merosas partidas sirven de so- za 3. ..., C7A+, con ataque doble.
porte a ataques dobles de ca- Veamos ahora un ejemplo más
ballo. complicado de ataque doble con
un caballo.
N.« 60
N." 61
1. P4D?
Parece como si no hubiera di-
Las negras amenazaban mate ferencia sustancial entre captu-
en una jugada (1 C6D mate), rar una u otra de las dos piezas
y al blanco le era indispensable blancas atacadas. Las negras de-
mover 1. C3C. Si a pesar de todo cidieron tomar el alfil.
1. ..., C6D+, podía seguir 2.
AxC, DxA; 3. D2R y a conti- 1. PxA?!
nuación 0-0.
Lo correcto era 1 PxC, y
1. ... PxP si 2. AxC, PxA, la calidad de
2. P x P ventaja por parte del negro se
iría imponiendo poco a poco has-
En caso de 2. C x P las negras ta lograr la victoria. En cambio,
seguirían 2 CxC; 3. PxC, después de la jugada del texto,
D x P (¡golpe típico!) ganando un surge en la partida la posibilidad
peón (4. DxD, C7A+, seguido de realizar una brillante combi-
nación, a base de aprovechar las N.° 62
cualidades del caballo.
2. DxPT + ü CxD
3. C6C + ! R1C
¡Hay que retirarse precisamen-
te a esta casilla!
4. C x T + R2A
5 CxD
y las blancas quedan con una
piezas de más.
2. A2A P3TR
3 A4T P4C
4. A3C P4A
N.' 67
1. C5C?
N.' 69
1. CXPT+? ...
1. C3A
N.' 76
3. A6T T1E
4. C5C
Amenazando tomar el PAR.
Las negras debían contestar aho-
ra 4 A3R.
ca enemigo. A las negras se les
4. ... C4D? imponía reforzar dicha posición
5. CxPA mediante 1 A2C y 2. ..., AIR
y tratar de iniciar lo antes posi-
También era bueno 5. PxC, ble su propio contra juego en el
AxC; 6. AxA, DXA; 7. P x C ala de dama. En lugar de ello
con una pieza de ventaja. jugaron:
3. ... D4D
4. P x P ?
El peón débil
N.' 82
P4CD?
Siguió;
2. D4TR T1AD
Las negras renuncian ya al
PR. Pero el blanco con razón hace
caso omiso de esta oferta para
proseguir su ataque.
1. P4C?
N.° 92
2. D3CR+! DxD +
3. ExD!
2 P6A! PxP
3 P4A! R6T
4. R1C R5C
5. P5C!
¿Alfil o caballo?
4. ... C5A
5. P4C PxP
6. PxP C3D
1. A5R!
N.° 100
7. R5A C4D
8. B6C C6R!
9. A2B! P5A
10 RxP P6A
12 AxP CxA
13. R6C C5D!
8. C4C R2T
9. R2D A4C
7. ... A4D
8. P4C! P3AD
9. P5C:
8. ... P3T!
9. R2D A5T
10. R3R P4C!
Amenazando 11 P x P ; 12.
AxP, A4C! y el ali'il blanco no
puede retirarse debido a 13. ...,
A8A.
11 P x P PxP
12. A3A
A 12. P4A seguiría 12. ...,
P x P ; 13. AxP, A7A y a conti-
nuación 14. .... A5R. creando dos Las negras tienen un peón de
peones pasados y ligados en el ventaja y buenas posibilidades
centro. de ganar la partida. Pero lo echan
todo a perder al adoptar un erró-
12. ... A6C neo plan de juego.
13 A2R A5A!
1. P4A?
De este modo las negras fuer-
zan el paso a un final favorable Esta jugada «natural» es ya un
de peones. La última fase de la error. Las negras debían situar
partida tiene carácter de final ar- sus peones en casillas de color
tístico: 14. A XA, P x A ; 15. P4TD, opuesto al del propio alfil. Esto
RXP; 16. P5T, R3A; 17. R4R, se conseguía mediante 1.
P4D+! (todo lo que sigue fue P4CD, que al mismo tiempo im-
calculado cuidadosamente por las pedía 2. T4T. En tal caso no era
negras cuando hicieron la jugada bueno para las blancas continuar
13 A5A!); 18. R5R, P5D; 19. 2. AXP, en vista de 2 TÍA;
PXP, P6A!; 20. P5D+, R2D!. A lo 3. A4A, TXP.
que parece, las negras se habían
conformado con hacer tablas, Z. T4T! P4TD
3. T4R P4CR? consiste en el. hecho de -Que a
menudo una superioridad posieio-
Nuevamente una mala jugada. nal tiene más importancia que las
Las negras no sólo debilitan la ganancias materiales.
estructura de sus peones, sino
que permiten a las piezas blancas
ocupar posiciones activas. N.° 109
4. A7A! A1D
5. A6D T1T
6. R2R!
El rey blanco inicia su marcha
hacia el centro, mientras el ne-
gro todavía tiene que buscar un
modo de poner en juego sus pie-
zas.
6. P4T!
2. R4C T8T
3. T6T+ R2A
4. R5C!
4. ... P7T
5. P4C R2R
6- T7T +
N.° 112
1. P3A + ?
2. ... T7C+!
3. R1R R6R!
4. R1D R6D
5. R1A T7AD-
6. R1C R6A
7. P4TD
N.« 119
El excesivo apetito
Las partidas entre principian-
tes a menudo se caracterizan por
la gran ventaja de material de
uno de los dos bandos. El método
más sencillo para hacer valer di-
cha ventaja consiste, como es na- incrementar su ventaja de mate-
tural, en simplificar la posición. rial y capturó el alfil.
Al provocar y efectuar cambios,
nosotros mismos reducimos el nú- 2. PxA
mero de piezas que participan en
la lucha. Otro método, igualmen- Al hacer esta jugada, las blan-
te posible, de realizar la mencio- cas debieron haberse fijado en
nada ventaja de material es em- que al rey negro no le quedan -
prender un ataque directo contra ahora casillas de escape y que,
el rey enemigo. Pero si dispone- por otra parte, todos los peones
mos de una gran superioridad de negros se hallan bloqueados. El
fuerzas, hemos de poner especial hecho mismo de que el alfil ene-
atención en las posibilidades tác- migo se pusiera a tiro del peón
ticas de nuestro adversario y en blanco, debió hacer sospechar a
sus aparentes «distracciones» o las blancas que aquí había «gato
jugadas hechas «sin interés». Mu- encerrado». Y en efecto, la par-
chos jugadores, al quedar en tida acaba en tablas.
mala posición, comienzan a ha-
cer verdaderos alardes de inge- 2. ... D6A + !
nio, explotando todas sus posibi- 3. R1C D8A +
lidades. La captura de un peón 4. R2T DXPT +
o pieza «abandonados a su suer-
te» puede dar al resultado de la El rey blanco no puede poner-
batalla un sesgo totalmente im- se a cubierto de la persecución
previsto. de la dama enemiga, y en caso
de capturarla el rey de las ne-
(Diagrama núm. 120) gras queda ahogado.
En el ejemplo siguiente las ne-
Las negras acaban de retirar gras, que tienen considerable
su dama de 3AR jugando 1 ventaja de material, emprenden
D2A. El blanco decidió entonces una maniobra destinada a ganar
todavía más... y pierden la par- N.« 122
tida. Voronkov Chistiakov
1959
N.» 121
Soloviev Kuzin
1959
3. ... AxC
4. AxA
A esta posición se llegó en una
partida Fedorov - Weingold, juga- Nueva sorpresa. Las negras no
da en el campeonato juvenil de pueden jugar 4 T1AR debido
la URSS (Vilna, 1970). La posi- a 5. C6A+, R1T (5. .... PxC; 6.
ción de las negras es preferible. A x P seguido de 7. D6T y mate);
La iniciativa de las blancas en el 6. D4T!. Y si 4 R2C las blan-
flanco de rey ha llegado a un cas ganan con la bonita jugada
punto muerto, mientras que las 5. A6A+!, PxA; 6. D6T-r segui-
posibilidades del negro en la otra do de 7. CXP.
ala son mucho más reales. Espe-
cialmente bien situado está el 4. ... P3A
caballo en 4R, casilla desde la 5. AXP! P4T
que controla importantes puntos.
Continuando 1. ..., T1D-1C segui- A 5. ..., Px A seguiría 6. DxPA
do eventualmente de ..., P5A y y no se ve defensa satisfactoria
..., C4AD, las negras podrían ir contra la amenaza 7. C6T mate.
reforzando poco a poco su posi- Y si 5. ..., T1AR, entonces sigue
ción sin permitir que el blanco inmediatamente 6. C6T mate.
active sus piezas. Empero juzgan-
do incorrectamente el estado de 6. C6T+ R2T
cosas las blancas prosiguieron: 7. C5A!
1. C6D? y después de 7 PxA; 8.
D6T+, R1C; 9. D x P C + , R1T; 10.
Con esta jugada las negras ga- DXPA+, R2T; 11. C7R las ne-
nan la calidad. Pero para ello ha gras abandonaron.
tenido que alejarse de su exce- La iniciativa de las blancas,
lente puesto el caballo de 4R, que volvió a cobrar vida en for-
cosa que permite a las piezas ma de un poderoso ataque, se re-
blancas reanudar sus activas ope- veló más importante que la ven-
raciones en el flanco de rey. taja material del negro.
A veces resulta muy difícil dis- do en 2D; ni siquiera las amena-
tinguir entre una pérdida obliga- zas de mate en la octava fila con-
da de material y un sacrificio. seguirá evitar que las blancas su-
Uno de los dos bandos piensa que fran pérdidas decisivas.
se trata de una superioridad bien
lograda de material, mientras 3. DXD TlAxD
que el otro contempla su pérdida
como un sacrificio. Amenazando 4. ..., A6A. Y si
En el ejemplo que sigue ambos 4. A4C. entonces decide 4. ...,
contendientes aprecian de modo P4T!.
diferente la posición que surge
tras la captura de una pieza por 4. A2C T6D!
las blancas.
No inmediatamente 4. ..., T5D
a causa de 5. A3AR! y las blan-
N.° 124 cas se liberan.
Goiovko Averbach
Moscú, 1950 5. A1AR T5D!
1. T7A
El peligro del éxito
Si ahora 2. C3C, sigue 2. ...,
El deseo de ganar lo antes po- D5D+ ; 3. RÍA, D7A mate. Y es
sible una partida «ganada» pue- fácil de ver que tampoco se sal-
de provocar un inesperado desas- van las blancas con 2. C2A, D5D;
tre. «Se mide siete veces, pero se 3. T8T+, R2T; 4. TÍA, A6D y
corta una sola»; este antiguo pro- todo se acabó.
verbio ruso debe recordarse tam- Pero la jugada de la torre ne-
bién cuando jugamos al ajedrez. gra, además de amenazar peligro-
¡Cuántas veces aun los jugadores samente al rey enemigo, debilita
más experimentados, después de su propia primera fila. Es cierto
haber conseguido una ventaja que las blancas no conseguirían
material o posicional, relajan su nada con 2. T8T+, pero existe
atención y pasan por alto las sen- una bonita combinación.
cillas amenazas tácticas de su ad-
versario! A este respecto ofre- 2. C6A+!! ...
cen un peligro especial las lla-
madas «posiciones ganadas». Inesperadamente las blancas
ganan: 2 P x C ; 3. T8R mate;
(Diagrama núm. 125) o bien 2 R1A (o 2. ..., R1T);
3. T8R mate.
De hecho, las blancas pueden ¿Por qué perdió el negro la par-
ya rendir armas. El negro no sólo tida? Después de todo, tenían a
su disposición más de un camino 2. ... PxC
para obtener la victoria. Gana- 3. TxP P7A??
ban sencillamente con 1. ...,
AxC; 2. PxA, T7A, o con 1 ¡He aquí a lo que nos refería-
T8A. A lo que parece, la circuns- mos al hablar del peligro del éxi-
tancia misma de que la posición to! Seguras de su triunfo, las ne-
enemiga se hallaba destruida por gras quieren forzar rápidamente
completo y la abundancia de mé- los acontecimientos y no se to-
todos para ganar hizo que las ne- man la molestia de calcular de-
gras relajaran su vigilancia. bidamente las variantes. La sen-
cilla captura 3. ..., DxC les ase-
guraba la victoria, al quedar con
N.° 126 una pieza de ventaja, aunque en
Voronkov Vasiliev este caso se veían obligadas a ju-
Sverdlovsk. 1953 gar un «engorroso» final después
de 4. D5R+.
4. D5B+!
4. ... A2C
5. TxA!
[Esto es lo que no esperaban!
Al proyectado movimiento 5
P8A = D+ seguiría 6. T1C+!,
T2C; 7. D x T mate.
5. DxC
La jugada natural
«Jamás hemos de ceder al en-
canto aparente de las jugadas na-
turales», escribió en su tiempo el
campeón del mundo A. Alekhine.
Todos los manuales de ajedrez
destinados a principiantes hablan
El enemigo se resiste a aban- del peligro de las jugadas llama-
donar la partida, y por ello las das naturales, es decir, que sal-
blancas deciden cambiar las da- tan a la vista. Y, sin embargo,
mas para obligarle a que cese en miles y miles de aficionados de
su inútil empeño de continuar la diversa fuerza capturan o defien-
lucha. den instintivamente piezas ataca-
das, olvidando que tales respues-
1. D6C+ E1T?! tas «evidentes» distan a veces
mucho de ser ventajosas.
Las negras dejan su dama in-
defensa, y precisamente este he- (Diagrama ni'un. 128)
cho debió poner en guardia al
blanco. Pero este último, respi- Las blancas acaban de jugar
rando ya los aires de la gloria, C5CR, amenazando capturar el
la capturó tranquilamente. alfil negro en 3R y deteriorar la
estructura de los peones negros.
2. DxD?? El segundo jugador se defendió
de esta amenaza retirando dicho
Y estalló el trueno. alfil.
1. . P5C! .
Esta jugada natural resultó ser Ahora, en caso de 2. DXT, de-
un gravísimo error. cide 2 PXC; 3. RÍA, P7T.
Y el caballo no puede moverse
2. C5D! debido a 2 DxPA+.
A veces no es nuestra impul-
La irrupción de este caballo siva jugada natural la que pro-
decide inmediatamente el resulta- voca la catástrofe, sino el con-
do de la lucha, al tener las ne- vencimiento de que el adversario
gras que soportar graves pérdi- hará la jugada natural que es-
das de material. peramos.
N." 131
N.° 132
Krutikhin Voronkov
Odessa, 1952
6. DXD + TxD
7. P3C
La respuesta natural 7. A5C no
salva la pieza a causa de 7 La posición de las blancas es
P3TD. desesperada. Las piezas negras
han invadido su segunda fila ho-
7. C4D! rizontal, y después de la conti-
nuación evidente 1. ..., TxPT; 2.
También era posible, por su- TIC (no hay otra defensa contra
puesto, 7 CX A; 8. PXC, T3T. 2 D7CR mate), 2. ..., T7CR;
pero la jugada del texto es mu- 3. PxA, TxT; 4. AXT, D7CR+;
cho más fuerte. Después de 8. 5. R3R, DXA+ el blanco no tie-
T2D, P6A; 9. T2D-2R, P3TD; 10. ne más remedio que abandonar.
P4CD, P4C; 11. A3C, CxP; 12. En vez de esto, las negras ini-
T3R, T1AD las negras no tarda- cian una combinación a base de
ron en conseguir el triunfo. sacrificar la torre y pasan por
Así es como una «buena» ju- alto una defensa del blanco úni-
gada de desarrollo llevó a las ca, pero del todo suficiente.
blancas a una mala posición.
1. ... T6C + ??
2. P x T D7CR +
El afán de bellota 3. R4C T1D
El arma de la astucia
En manos de un jugador in-
ventivo el arma de la astucia es
la celada. Con la ayuda de una
celada es posible ganar la parti-
da rápida y brillantemente. En
posiciones desesperadas permite
a veces salir repentinamente de
apuros. El conocimiento de las
celadas, especialmente en las
aperturas, nos ayuda a evitar no
pocas sorpresas desagradables.
La celada se caracteriza ante
cas sólo pueden defenderse del todo por la presencia de un cebo.
mate (6. ..., T1TR) entregando la Si el adversario se deja seducir
dama. por dicho cebo, cae entonces en
la trampa. En la mayoría de los
1. ... TxP? casos la celada va unida a una
2 TxT combinación oculta y bien disi-
mulada. La jugada introductora
Esta captura con la torre es de la celada no es forzosa para el
forzada, pues si 2. CXT decide adversario. Por esta razón no
2. ..., C6C+!; 3. PxC, D6T+; 4. conviene tender celadas cuando
R1C, DXP+; 5. R1T, T7R. la respuesta correcta de nuestro
oponente puede ser causa de que
2. C5A se empeore la propia posición.
Pero la celada «propicia», que se
Una posición curiosa. A 3. presenta por sí sola y no ofrece
TXC seguiría 3. ..., T8R+ con peligro de deteriorar el propio
mate. También llevaría al desas- juego, es un arma temible en el
tre 3. A4R, TxA; 4. T8D+, contexto de la lucha táctica.
T1R+!. Pero la sencilla retirada
(Diagrama núm. 137)
3. D1C!
Con su última jugada: C3A las
para inesperadamente todas las blancas se han defendido del
amenazas del adversarlo. Las ne- mate en su primera íila horizon-
gras no encontraron nada mejor tal. Al mismo tiempo atacan la
que cambiar las damas: 3 dama del adversario y tienden a
DXD+; 4. RxD, lo que después éste una disimulada trampa, ten-
de 4 CxT; 5. A2T!, T4R (se tándole a que capture un peón.
N.' 137 Nº 138
Sfein Uhlmann
Moscú, 1971
1. DxPA??
Las negras piensan que dicha La celada dio resultado. Las
entrega de peón es forzada para negras han caído en la red que
su adversario, y lo capturan tran- se les tendía. Ganaba con toda
quilamente. facilidad I T6D; 2. D8R +
R2T y ahora no es posible 3.
2. T8D + R2T P8D = D a causa de 3. ..., D x P
3 C5C + ! mate.
Y sólo ahora las negras se dan 2. P5A! DxP +
cuenta de que en caso de 3 3. R1T
R3C <3. ..., PxC? 4. D5T mate)
pierden irremisiblemente la da- No es difícil percatarse de que
ma: 4. C6R+! (pero no 4. la transformación del peón blan-
C4R+?, R2T; 5. CxD??. T8R co en otra dama es del todo ine-
mate), 4. ..., R3A; 5. D x P + , vitable.
RxC; 6. DXD. En los encuentros de jugado-
res fuertes, las celadas suelen te-
(Diagrama num 138) ner, por regla general, una base
psicológica. El gran maestro
La posición de las blancas es Bronstein nos habla de esto de
desesperada. El negro amenaza un modo cautivador y hasta poé-
1. ..., T7A. Echando mano de su tico.
último recurso, Stein tiende una
celada a su adversario, confiando (DIAGRAM. NUM.139)
en que éste responda automática-
mente y haga la jugada más na- Las blancas tienen un peón
tural. de más y su rey está más prote-
gido. Además, el peón negro en
1. P7D! D3C + ?? 6C es débil y será difícil de de-
N/ 139 Entonces Bronstein tiende a su
Bronstein Korchnoi rival una brillante celada psico-
Match Moscú - Leningrado, 1962 lógica: le permite llegar con la
torre a la séptima fila (segunda
de las blancas) y crear amenazas
contra el rey blanco.
Sigue comentando Bronstein:
«La torre negra no pierde de vis-
ta la séptima fila, y su bando,
como es natural, arde en deseos
de activarla. Hay que ayudarle.
Si el blanco descuida el control
de la casilla 2D, ¿qué torre será
capaz de resistir a la tentación
de ocuparla?»
Pero en tal caso también las
piezas blancas tendrán la oportu-
nidad de atacar al rey negro; por
ello las negras no jugarán su
torre a 7D a menos de estar con-
fender en caso de que se cambien vencidas de que no existen ame-
las damas y llegue a surgir un nazas reales y concretas contra
final de torres. Por consiguiente, su propio rey. He aquí como des-
el plan natural para las blancas cribe Bronstein su actitud inter-
consiste en simplificar la posi- na en este momento: «Comencé a
ción, tratando de cambiar las da- mirar el tablero como quien está
mas. Pero escuchemos al propio satisfecho de ver que todo va
Bronstein. bien, tratando de dar la impre-
«¡Cuántas veces me habré re- sión de que no examinaba de cer-
petido a mí mismo que más vale ca ninguna variante en particu-
pájaro en mano que ciento vo- lar. Tenía la esperanza de que
lando, y cuántas, en consecuen- mi adversario pensara que no es-
cia, me habré propuesto no mi- taba calculando variantes, sino
rar tanto al cielo! Pero, en cuan- simplemente apreciando las ca-
to me veo en el universo de la racterísticas generales de la po-
combinación ajedrecística, me ol- sición: el rey está bien situado
vido de todo. ¡Qué placer, en cam- y... ¡ya veremos lo demás! Con
bio, cuando uno descubre de re- todo, tuve un momento de vaci-
pente una serie afortunada de ju- lación. ¿Y si lo ve? Se me ocu-
gadas, una idea! rrió de repente la idea: ¡Dios
»Esto sucedió una vez más en mío! ¡Qué fantástica simulación
mi partida contra Korchnoi. El de un descuido! Si yo allí, él aquí,
reloj no era motivo de preocupa- y yo allí... ¡Sí! Desde luego, ten-
ción; me puse a pensar y... ¡mi go que aparentar que me descui-
corazón dio un brinco! Veo nada do en esta jugada, pero de mo-
menos que un delicioso final ar- mento el peón está doblemente
tístico. ¿Qué haré para adorme- defendido.»
cer la vigilancia de mi adversa-
rio?» 1. P4C
Con esto el rey blanco queda difícil pasar por alto una jugada
protegido contra los jaques even- semejante. En efecto: «Se ha sa-
tuales. crificado la última torre. Pero ¿a
quién se le pasa por la cabeza
1. ... R1T defenderse contra el sacrificio de
2. D6C T7D la última pieza disponible? ¡No
se puede dar mate con la dama
«Ahora lo principal —sigue es- sola!»
cribiendo Bronstein— es que e) Las negras abandonaron, ya
adversario crea que no he visto que tanto después de 6. ..., P x T ;
la jugada ..., DxP.» 7. D8C+, R3A; 8. D8AR+, como
tras 6. ..., RXT; 7. D8TR+, R3C;
3. D8C+ R2T 8. D5T+, R3A; 9. P5C+ pierden
4. T8R la dama.
Así pues, la celada es un arma
Con la amenaza 5. T8T+ y astuta y efectiva. Pero sólo con-
luego más jaques con la dama. viene utilizarla cuando no se
Pero el rey negro puede mar- pone en peligro la propia posi-
char hacia adelante sin peligro, ción. Excepcionalmente puede
por lo que Korchnoi captura el justificarse su uso indiscrimina-
peón. do, como es natural, en una po-
sición perdida. En este caso no
4. DxP? queda ya nada que perder, y mu-
chas veces una trampa bien disi-
¡Con esta jugada natura] con- mulada puede ofrecernos la única
taban las blancas! posibilidad de salvación.
5. T8T+ R3C
6. T x P + ü La prematura capitulación
psicológica
N.° 140
El abandono prematuro de la
partida, o la aceptación de tablas
en una posición ganada, no son
hechos tan infrecuentes como sue-
le suponerse. Creyéndose en una
situación desesperada, muchos
jugadores comienzan a «echarlo
todo por la borda» y, en efecto,
no tardan en ser derrotados. Tal
capitulación psicológica es fre-
cuente cuando un ajedrecista se
enfrenta a otro mucho más fuer-
te o a un adversario desagra-
dable.
Saber movilizar las fuerzas dis-
ponibles en un momento difícil
de la partida es una importante
En el ardor de la lucha no es cualidad, que distingue a los ju-
gadores de gran clase. Steinitz, después de 1. ..., CxC; 2. T1R
Lasker, Capablanca, Alekhine, su adversario quedaba con una
Botvinnik, eran capaces de ofre- pieza de ventaja. Si hubiesen con-
cer en posiciones difíciles una siderado más atentamente la po-
larga y tenaz resistencia, ago- sición, sin duda habrían dado
tando todas las posibilidades de con la jugada 2. ..., C6C!, con la
salvar la partida. Claro está que que no sólo recuperaban la pie-
no se debe prolongar inútilmen- za, sino que incluso conseguían
te una resistencia desesperada en un final mejor: 3. TxT, C8A+
espera de que el adversario co- seguido de 4 CxT. Conviene
meta un error de bulto, pero hay observar que si las blancas, en
que agotar todas las posibilida- lugar de 1. R2D hubieran jugado
des razonables y luchar hasta el 1. R2A, el negro también dispo-
final. Muchas veces una jugada nía de una réplica suficiente a
inesperada de nuestro contrin- 2. T1R, a saber, 2 C6A!; 3.
cante provoca en nosotros cier- TxT, C8D+. Al parecer, viéndo-
ta depresión o desánimo. En ta- se en situación difícil, las negras
les casos, un pequeño desvío de se habían ya resignado a la de-
la atención hacia temas ajenos rrota y consideraron la jugada 2.
al juego o un breve descanso, T1R como una lógica conclusión
que nos aparte momentáneamen- de la lucha.
te del tablero, son cosas que ayu- No hay que creer que tales de-
dan en gran manera a relajar cisiones erróneas sólo son posi-
la tensión psicológica y a con- bles en partidas de jugadores
templar la nueva situación con inexpertos.
ojos distintos. Un caso infrecuente de cegue-
ra mutua se dio en la partida
Rudenko - Rootare (Lugansk,
N.º 141 1956)
N.º 142
N.° 144
Capablanca Thomas
1930
Después de esta jugada, las ne- las negras llegan antes que su
gras quedaban con dos peones de adversario a la casilla de promo-
ventaja y no pocas posibilidades ción. ¡No era tan difícil calcular
de obtener la victoria. esta variante!
La aceptación u ofrecimiento En la posición siguiente son in-
injustificados de tablas en posi- teresantes los errores cometidos
ciones superiores, e incluso gana- por ambas partes.
das, también se encuentra fre-
cuentemente en la práctica. N.º 146
(Diagrama núm. 145)
1. ... R5A!
Las blancas jugaron: después de 4 R3D; 5. R4D,
P3A; 6. R3D no se ve manera en
1. TxT + ? que las negras puedan hacer va-
ler su peón de ventaja. Y, sin em-
con la idea de disponer sus peo- bargo, tal decisión fue prematura
nes en el final que sigue a modo por parte del negro. Continuan-
de fortaleza, impidiendo asi toda do 4. ..., P5D!; 5. R x P . R3D!; 6.
penetración del rey negro más R3R, R4D; 7. R3D, P3A (¡el tiem-
allá de esa barrera. Pero esta de- po de reserva!), las negras po-
cisión es dudosa, ya que las ne- nen a su adversario en zugzwang
gras tienen un peón de ventaja. y ganan fácilmente la partida.
Además, después de la jugada
del blanco P4A, a las negras les
queda un tiempo de reserva, cosa Nuestro estudio panorámico de
muy importante en los finales de los errores característicos, que se
peones. cometen en la partida de ajedrez,
ha llegado a su fin. Es posible
1. ... PxT que el lector conociera ya mu-
2. P4CD P4C chas cosas de las aquí expuestas.
3 P4A Es posible también que algunos
de nuestros ejemplos hayan pare-
Ya tienen las blancas su for- cido excesivamente difíciles al
taleza central. Las casillas 5TD. principiante. Pero, sin duda, tan-
5AD, 5R, 5CR y 4TR están bajo to un jugador como el otro ha-
el control de los peones blancos, brán aprendido algo nuevo, es
mientras que su propio monarca decir, algo que habrá contribui-
se encargará de impedir que su do a su perfeccionamiento.
adversario irrumpa por el cen- Si esta pequeña obra llega a
tro. conseguir que el amable lector
reflexione un poco sobre sus fra-
3. ... P5C casos ajedrecísticos, alegrías y
4. R3D. desilusiones, que mire con ojos
algo diferentes su manera de ju-
Ambos contendientes acordaron gar, no habrá sido escrita en
aquí las tablas, considerando que vano.