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re mantener, que aprenda a la teoría viene en ser co11si- El guiño de las citas no podía escapar a cualquier conocedor de la obra de

poder no ser bueno y a usar derada como más divergellle Maquiavelo en el fuertemente politizado mundo de la Holanda del siglo
o no usar de esta capacidad de la práctica ... Al dedicar- XVII; por lo demás, no es Espinosa autor de aquéllos que gustan de camu-
en función de la necesidad. me al estudio de la Política, flar sus referencias y sus dudas teóricas. ¿Por qué, entonces, la voluntad
Dejando, pues, a un lado 110 he querido, pues, aprobar
explícita de desviar la atención de la filiación maquiaveliana del análisis
las cosas imaginadas a pro- nada que pueda considerarse
pósito de un príncipe, y dis- propio? Sin duda porque, pese a todos los·paños calientes del capítulo V
nuevo ni desconocido, sino
curriendo acerca de las que del Tractatus Politicus, Maquiavelo sigue siendo, en lo esencial, intragable
tan sólo establecer, mediallle
son verdaderas, sostengo razones ciertas e indudables, para los teóricos de la actividad política del XVII, incluso en el tolerante
que todos los hombres aquello que se ajuste mejor a mundo amstelodamo. Tanto más en el horizonte de la Nar;áo. A la vista
cuando se habla de ellos - la práctica. En otros térmi- tiene, sin duda, Espinosa, cuando escribe, las fórmÚlas rotundas de
y especialmente los prínci- nos, deducirla del estudio de Abraham Pereyra:
pes, por estar puestos en un la naturaleza humana y,
lugar más elevado- son para aportar en este estudio
designados con algunos de la misma libertad de espíritu
los rasgos... que les aca- "...entre las cuales [herejías], la peor y mas abominable (que el Salan ha
de la que se acostumbra a
rrean censura o alabanza ... inventado) es la que llaman Politicos, siendo indignos de tal nombre; desci-
usar en las investigaciones
Yo sé que todo el mundo re- pulos de aquel perveso Machavelo y sus sequaces salida de aquel tenebroso
matemáticas, he puesto to-
conocerá que sería algo dig- lugar, donde assiste, y procuro abrasar de una vez todo el mundo, y dicipar
dos mis cuidados en no ha-
no de todos los elogios el todas las virtudes, y todo lo que es piedad, y temor Divino, propio atributo
cer irrisión de las acciones
que un príncipe estuviera en los Israelitas, que confiessan todas las demas naciones, pues todas cono-
de los hombres, no lloriquear
en posesión [de todos aque- cen y reverencian una primera causa, y le dan deydad, la qua! este infernal
acerca de ellas, no detestar-
llos rasgos] que son tenidos Machavelo niega, que al oir las blasfemias, que contra el Señor mueve, se
las, sino adquirir de ellas un
por buenos. Pero, puesto que alteran tanto los animas, que deven inflamarse en el divino Amor, por bolver
conocimiento verdadero: he
no se pueden tener ni obser- por su sagrado Nombre; viendo una Secta 118 bis tan perniciosa, quanto su
considerado, para ello, las
var enteramente, ya que las maldad fomenta: porque alagando mata, y quando mas asegura, entonces
afecciones humanas, tales
condic10nes humanas no lo en mas traydor" 119 •
como el amor, el odio, la en-
permiten, le es necesario ser vidia, la soberbia, la piedad
tan prudente que sepa evitar y los demás movimientos del Y que el propio Pereyra no deja de pensar explicitamente en la tesis del
el ser tachado de aquellos vi- alma, no como vicios, sino joven Espinosa al fulminar el maquiavelismo amstelodamo parece sufi-
cios que le arrebatarían el es- como propiedades de la na- cientemente claro si consideramos el juego de palabras muy explicito de
tado y mantenerse a salvo de turaleza humana: modos de
los que no se lo quitarían, si
la página 29, en la que, en fórmula casi idéntica a la más conocida de
ser que le pertenecen tanto
le es posible; pero si no le es, Barrios, escribe: "Qué es este mundo sino tierra esteril, campo lleno de abro-
como el calor y el frío, la
puede incurrir en ellos con tempestad, el trueno y todos
jos y espinos, prado verde lleno de serpientes venenosas".
menos miramientos" 118 • los meteoros pertenecen a la Méchoulan ha señalado ya la influenica que algún autor cristiano, como
naturaleza del aire. Y sea Claudia Clemente, ha podido ejercer sobre el autor de La Certeza del Cami-
cual fuere el desagrado que no. Más notable -y, que yo sepa, hasta ahora no subrayado- me parece
puedan tener para nosotros constatar que, en lo referente a Maquiavelo, el Abraham Pereyra del Espe-
tales intemperies, son nece- jo se ha limitado a plagiar literalmente -con la sola mutación de los
sarias, tienen causas deter- referentes cristianos por su equivalentes judíos- los párrafos del conoci-
minadas mediante las cuales dísimo Anti-Maquiavelo del jesuíta Pedro de Ribadeneyra, quien, en 1601,
nos es posible estudiar su había escrito lo siguiente:
naturaleza y, cuando el alma
tiene un verdadero co110ci-
miento de estas cosas, goza "... Y no menos por la turbación y calamidad de los tiempos que corre por
de ello al igual que del cono- .nuestros pecados, de heregias, y errores inuetados por hombres amigos de si
cimiento de las que nos so11 mismos, crueles, viciosos y desalmados: que tienen por propia ganancia la
agradables" 117 • perdición agena, y por propio interesse, la destruycion de toda Religion y

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