Está en la página 1de 191

Resumen Rapoport

Capitulo I El modelo agro-exportador (1880-1914)

1.1.- La economía mundial y el rol de Gran Bretaña. La Argentina se incorpora al


mercado mundial hacia 1880 basado en los principios del libre cambio. Había dos
polos, de los cuales, uno era Gran Bretaña (líder del libre cambio), siendo ésta la
principal potencia exportadora de manufacturas y centro financiero mundial junto a
los demás países industrializados y, en segundo lugar, los países periféricos, los
cuales eran proveedores de materias primas y alimentos. El reinado del libre cambio
alcanzo un pleno desarrollo entre la abolición de las leyes inglesas de granos, que
eliminaron el proteccionismo británico, en 1846, y la gran crisis que sacudió la
economía europea hacia 1873, originando una gran depresión entre 1873-1896. Esta
fue debido a la caída de los precios en los principales mercados mundiales, con una
mayor incidencia en los productos primarios. Este proceso fue resultado de los
incrementos masivos en producción y la exportación, junto con la disminución de los
costos en el transporte nacional como internacional. A partir de 1896 los precios
de eso bienes comenzaron a recuperarse, gracias a las innovaciones tecnológicas que
elevaron las tasas de rentabilidad, que habían caído, mejorando la productividad
del trabajo. Debido a esto hubo descenso en los salarios y aumento de la
desocupación, por lo que el movimiento sindical comenzó a imponer su presencia en
los países más industrializados, produciendo cambios en las legislaciones
laborales. Durante la etapa de la depresión, al disminuir la rentabilidad en las
actividades productivas de las naciones líderes llevo a volcar grandes masas de
capital en la especulación financiera en las regiones periféricos y coloniales.
Además se expandió la inversión directa, que eran grandes capitales destinados al
desarrollo de la industria en países periféricos que garantizaban los movimientos
comerciales. Hacia 1865 Alemania, Estados Unidos y Francia comenzaban a practicar
una política proteccionista, con el fin de desarrollar sus industrias, e
incrementar su participación en el comercio mundial. Las políticas liberales
constituyeron la consecuencia el alto nivel de desarrollo económico previa (y
protegido) de los países que la practicaban y que les daban condiciones superiores
de competitividad. Así se desacelero el ritmo de crecimiento de la economía
británica por la competitividad de sus rivales. Este proceso de declinación se
observa en los sectores básicos de la industria donde Gran Bretaña se vio
desplazada del primer lugar, hacía fines del siglo por otras naciones. Aun en la
industria carbonífera, se produjo una pronunciada declinación de la productividad
per. capita. El principal motivo se debe, por haber sido el primer poder industrial
del mundo y lo difícil de mantenerse durante largo tiempo en posiciones de
liderazgo, lo que le dificulto modernizar su estructura productiva. Las
acumulaciones de riqueza, la expansión colonial, la existencia de mercados cautivos
y el poder financiero de la city privaron de la economía inglesa de incentivos para
la renovación tecnológica o el cambio de sus estructuras. Entre 1870-1913
disminuyeron las exportaciones a Europa y los Estados Unidos, mientras que se
incremento la participación de los países periféricos. En la década de 1870 los
ingleses financiaban una parte de sus importaciones con los ingresos invisibles
(gran exportador de capitales para préstamos e inversiones). El retorno se estas
inversiones, altamente rentables, junto con los ingresos provenientes de fletes,
seguros y otros servicios financieros compensaron los déficit en la balanza
comercial. En 1890 en 1
Argentina se erradico el grueso de las inversiones de realizados por Gran Bretaña.
El sistema se completaba con la existencia del llamado patrón-oro, el cual se
instauro en 1816 y los demás países entre 1870-1890, el cual permitía establecer un
mecanismo de cambio fijo entre las distintas divisas con el oro como base, teniendo
también la circulación monetaria interna una relación fija con las reservas de oro.
El Reino Unido se había transformado en un banquero mundial, proveía al resto de
una divisa (Libra Esterlina), que financiaba el incremento del comercio y los
movimientos de capital. El libre comercio aseguro un mercado formidable para los
productos ingleses permitiéndole colocar sus productos en sus distintos imperios.
Por otro lado se conformaba el capital extranjero, que señalaba que la actividad de
distintas empresas y la acumulación de capitales pasaban a estar sujeta al dominio
de los grandes bancos; así crecía y se fusionaba el capital industrial. Debido a la
independencia tecnológica y financiera de los países europeos y de Estados Unidos,
la crisis de la agricultura británica, la gran disponibilidad de capitales, la
búsqueda de mayores rendimientos y la necesidad de ganar nuevos mercados para las
exportaciones, explican el interés de inversores y compañías británicas y de otros
países centrales hacía las naciones de la periferia en las últimas décadas del
siglo XIX. Gran Bretaña conservaba su predominio en las finanzas internacionales.
El comercio internacional estaba abandonando las formas típicas del libre cambio
para depender cada vez más de los movimientos de capital, de la creciente
concentración del poder económico de pocas empresas y de la expansión colonial.
Inglaterra compenso la perdida de mercados intensificando sus relaciones con los
países del imperio y con el mundo subdesarrollado. Para la primer guerra mundial
cae en forma abrupta la participación de Gran Bretaña en el comercio mundial y
crece la de otros países fundamentalmente EE.UU. Hacía fines del siglo XIX y
principios del XX, los factores de la producción, el capital y mano de obra se
movilizan a países periféricos de grandes recursos naturales y de escasa población.
Los ciclos económicos de las economías periféricas estaban subordinados a los
países industriales, impidiendo el manejo propio de instrumentos financieros y
económicos, los que ponían en evidencia las profundas crisis de la balanza de pago.
Cuando en Inglaterra empezaba la etapa depresiva, los capitales invertidos en la
periferia, retornaban a su país de origen descargando las consecuencias de la
crisis en dichos países. En Latinoamérica los productos que exportaban encontraban
sustitutos en los mercados mundiales, como el caucho, la plata o el guano. Las
estructuras internas (económicas, políticas e institucionales) heredadas de las
épocas coloniales y afectadas por las guerras de la independencia y la guerra
civiles, también obstaculizaron las posibilidades de un desarrollo económico
sostenido. Las naciones latinoamericanas carecieron de las oportunidades para
industrializar sus economías, ya que el mundo era más competitivo y con mayores
restricciones, y carecían de una política explicita que lo condujera hacía una
industrialización. 1.2 El marco ideológico interno. En 1853-1880 se establecen las
bases político-institucionales y económicas del proceso al cual se lo llama período
de transición. Desde la sanción de la constitución nacional (1853), y de los
códigos civil y comercial hasta la capitalización de Buenos Aires (1880), en el
país comenzó a darse el marco institucional y la estructura política propia de un
estado nacional. En esta época se elabora el cuerpo doctrinario de ideas,
desarrolladas por estadistas y políticos de la época (Alberdi, Sarmiento, etc.),
que se llamo "proyecto del 80´", que constituyo una asociación entre un conjunto de
ideas y hechos, que pugnaba por reorganizar el país con criterios modernos y una
visión más liberal. Alberdi (liberalista), señalaba la superioridad del empresario
privado sobre el estado como promotor del proceso económico. A partir de estas
ideas se consolido el modelo agro-exportador basado en el libre cambio. Así
surgieron nuevos métodos de organización de la producción en el sector rural, de
nuevas perspectivas de inserción internacional y de la concreción de un nuevo orden
político (proyecto del ´80). 2
Las bases del proyecto del ´80, fueron el fundamento del sistema constitucional
argentino y de los principios económicos sobre los cuales este se asienta. Los
Motivos que impulsaron el modelo agroexportador fueron: 1.- La constatación de que
el desarrollo económico argentino solo podía basarse en la inserción del país en el
mercado mundial, especializándose en actividades en las que se tenían ventajas
comparativas. 2.- Para que las riquezas provenientes del sistema económico pudieran
aprovecharse, era necesario suplir dos carencias básicas que sé tenia, la del
capital y la de la mano de obra.3.- Para que sean posibles ambas cosas, se debía
expandir la frontera agropecuaria, resolviendo el problema del indio y unificar el
mercado interno. Hasta 1870, predomino la colonización oficial tendiente a asentar
en el campo colonos que ayudados por el gobierno, pudieran llegar a ser
propietarios independientes y manejar sus tierras como empresarios. Luego comenzó a
prevalecer la colonización privada, para explotar tierras marginales, pero ninguna
recibo el impulso necesario y fueron abandonadas. Luego de la conquista del
desierto, las mejores tierras ya estaban repartidas, y el desarrollo agrícola se
baso en sistemas de tenencia precaria de las tierras, que marcaron el proceso
inmigratorio y la evolución del sector agropecuario. Desde el punto de vista
político, Argentina se caracterizo a partir de 1880 por la coexistencia de dos
republicas, una republica abierta (preámbulo), que proclamaba el imperio
irrestricto de las libertades civiles y la apertura más amplia hacia todos lo
hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino (se buscaba un aumento
poblacional proveniente de la inmigración), y una republica restrictiva, en las
cuales las libertades políticas estaban condicionadas por la estructura del poder
(por ejemplo el fraude electoral para mantenerse en el poder). 1.1. La evolución
política. El 12/10/1880 asume Roca como presidente, concentrando todos los
atributos del poder, luego de derrotar al ejército de Buenos Aires. Así las tropas
del ejército nacional disolvieron la legislatura provincial y una nueva legislatura
sanciono, en noviembre de 1880, la ley provincial que cedía las tierras de la
futura Capital Federal. Días después, una ley nacional disponía la capitalización
de Buenos Aires. Con la asunción de Roca, comenzó a consolidarse el proceso de
formación del estado nacional, iniciado en 1862 con la unificación del territorio
nacional, hasta entonces dividido, entre el estado de Buenos Aires y la
confederación Argentina. La reestructuración del estado nacional asumió la
formación de un aparato de seguridad que otorgo al poder central el monopolio
legitimo de la violencia frente a todo percance interior o peligro exterior que
amenazara la soberanía territorial. Entre otras cosas, el gobierno argentino acordó
en 1881, con el gobierno trasandino, el tratado definitivo de los límites en la
región patagónica que reconoce ese territorio para Argentina, aunque quedaron
limites pendientes. Entre 1884-1885, se sentaron las bases para un acuerdo con
Brasil acerca de los territorios situados al oeste de los ríos San Antonio y Pepirí
Guazú y las campañas militares contra los indígenas permitieron la ocupación
definitiva del sur argentino. Otras expediciones incorporaron las regiones de Chaco
y Formosa sometiendo a los indígenas de la región. El ejército nacional era
considerado como única fuerza militar del país luego de vencer al ejército de
Buenos Aires. En 1901 Roca instalo el servicio militar obligatorio y la
profesionalización de cuerpos de oficiales. La organización de una policía con
jurisdicción nacional aseguro el control del orden para el conjunto del territorio
y la creación de las policías provinciales el control para cada uno de los
distritos. También se formo un aparato administrativo que implico la expansión de
la burocracia central (administración publica nacional). También se conformo un
sistema de obtención y distribución de los

3
recursos fiscales de la nación y el gobierno pasó a controlar la salud pública. La
iglesia debió resignar funciones a favor del estado. Otros sucesos fueron la
administración de cementerios en 1881, la creación del registro civil en 1884 y la
ley de matrimonio civil en 1888. En 1884 se sanciono la ley 1420 que establecía la
educación gratuita, laica y obligatoria. Así la educación, en manos del estado
central, paso a constituirse en una importante fuente de poder y legitimación. La
constitución de una burocracia constitucional recorto las autonomías provinciales,
a lo que se sumo una estructura judicial, federal que limito aun más las autonomías
provinciales, así el poder ejecutivo nacional fue reforzado. Para reducir las
tensiones entre el gobierno nacional y los poderes locales, se recurrió a nombrar
gobernadores desde el poder ejecutivo central para tratar de garantizar el apoyo
provincial a la gestión de gobierno nacional. Bajo el lema "paz y administración",
Roca puso fin a las turbulencias políticas y los conflictos Inter. e intra
regionales. En 1886 asume al poder Juárez Celman (cuñado de Roca), el cual logra
establecer dos procesos: 1.- Excluir a la oposición peligrosa para el mantenimiento
del orden y hacer acuerdo con la oposición moderada, con la que se podía transar
sobre cargos y candidaturas. 2.- Los únicos que podían participar en el gobierno
eran aquellos que poseían riqueza, educación y el prestigio (oligarquía). La
construcción del estado nacional implico la integración social política y económica
del país en un orden coherente con las necesidades del crecimiento económico. Así
emergió un estado estrechamente ligado a determinados sectores económicos y
sociales. La alta burocracia gubernamental que condujo este proceso se integraba
con hombres provenientes de la U.B.A. sobre todo de la facultad de derecho y
sociales. Era típico que los hijos de las clases altas completasen su educación
formal con un diploma de abogados. Los políticos profesionales que operaban en el
orden nacional además de pertenecer a las familias en la que la educación
universitaria era una norma poseía orígenes sociales similares y formaban un
círculo muy cerrado, entre ellos familias tradicionales, estancieros, es decir,
personas pertenecientes a la oligarquía. Las dos terceras partes del congreso
pertenecían, por sus orígenes ocupacionales y educacionales, a la clase alta. Esta
era una oligarquía que se enriquecía y disponía del poder político. Los dos
factores que facilitaron a la elite dirigente su permanencia y su capacidad de
maniobra fueron: 1.- La fuerte expansión económica. 2.- Que la mayoría de la
población masculina fue extranjera y por esa razón estuviera excluida de la vida
política. Los inmigrantes tuvieron inmediata incorporación a la estructura
económica pero no a la política. Las elecciones eran manipuladas lo que provoco una
ruptura en 1890 durante el mandato de Juárez Celman. La profunda crisis iniciada el
año anterior, las controversias latentes desde 1880 y las divisiones del
oficialista P.A.N. (partido nacionalista nacional: clase de dirigente nacional
resultado de una alianza de Buenos Aires y el interior, con supremacía de los
sectores terratenientes pampéanos), desembocaron en la conformación de una
coalición opositora, conformada con el apoyo de sectores juveniles formando la
unión cívica. La unión cívica hacia responsable de la crisis al gobierno de Juárez
Celman atacando a la corrupción y las concesiones desmesuradas al capital
extranjero. También criticaban al régimen por fraude, reclamando la libertad de
sufragio y el fin de los "gobiernos electores" que auto-elegían a sus sucesores. Se
sostenía la necesidad de establecer el voto universal y el control de las finanzas
y cuestionaba el aumento de precios y alquileres. El movimiento estaba integrado
por militantes fieles a la tradición populista del autonomismo bonaerense, en su
mayoría seguidores de Mitre, cuyo lideres eran Yrigoyen y Alem. El movimiento
opositor derivo en una revolución el 27/07/1890 la cual fue conducida por el
general Campos y tuvo reducida participación de los sectores populares. El intento
revolucionario tuvo un acuerdo entre mitritas y roquitas. De esta manera sectores
marginados de la supremacía oligárquica (los mitritas entre otros) y aquellos que
seguían a los renegados, pero poderos, 4
Roca y Pellegrini lograron una redefinición de la alianza gobernante más inclusiva,
derivando en la renuncia de Juárez Celman y reemplazándolo Pellegrini. Así se
recupero la estabilidad política y se sentaron las bases de un plan económico que
permitió la continuidad del modelo agroexportador. El nuevo bloque de poder,
dominado por el roquismo, excluyo a la tendencia populista de Alem. Desde esos años
(1890) el poder dominante de la oligarquía, al no legitimar su proyecto de sociedad
mediante el consenso y la apertura política, estuvo acompañado por un componente de
debilidad. En 1891, la unión cívica se dividió en dos líneas opuestas: la unión
cívica nacional, respaldando el acuerdo de Mitre con el roquismo con el que se
cancelaba la posibilidad de lucha nacional y la unión cívica radical, orientada
hacia la intransigencia, bajo el liderazgo de Alem, luego este se suicida e
Yrigoyen lo sucede en la conducción de la U.C.R. a partir de entonces se acentuó la
actitud de intransigencia frente al oficialismo. Yrigoyen emprendió la revolución
para acceder a la libertad de sufragio, que derivo en dos nuevas sublevaciones en
1893 y 1905, las cuales fueron abortadas. En 1894 nace el partido socialista
liderado por Juan B. Justo, que sostenía un programa de reivindicaciones sociales
para los trabajadores y de reforma democrática del estado. Su desarrollo fue
dificultado por que esos trabajadores, eran, en su mayoría, extranjeros sin
derechos políticos. En 1908 bajo la inspiración de Lisandro de la Torre se fundo en
Rosario la liga del sur. Representando a la burguesía progresista, campesinos ricos
y alta media alta de la ciudad, para sostener los reclamos de los productores del
litoral que tenían contradicciones con la oligarquía de Buenos Aires. En 1914 esta
liga se integro al partido demócrata progresista, creado por L. de la Torre para
participar de las primeras elecciones presidenciales bajo la vigencia de la ley
Sáenz Peña. Las reformas propuestas durante el periodo vinieron desde las filas
oficialistas. En ciertas áreas (políticas, arancelarias y cambiarias) también fue
el oficialismo que adelanto las propuestas más heterodoxas. En las zonas urbanas y
rurales más avanzadas, surgieron asociaciones orientadas a la defensa de intereses
sectoriales. En 1866, bajo los efectos de la crisis lanera, un grupo de estancieros
funda la Sociedad Rural Argentina, donde tuvo comienzo el impulso hacia el
proteccionismo. En 1875, un grupo conformado por artesanos, pequeños patronos y
algún empresario industrial importante, mucho de ellos inmigrantes europeos, creo
el club industrial, exigiendo la protección. En 1887, esta entidad se funciono con
el centro industrial, que representaba a los propietarios agro-industriales
(estancieros, frigoríficos, etc.), así surgió la Unión Industrial Argentina. Cuyos
cargos relevantes fueron ocupados por miembros del centro industrial. En 1883 se
crea la bolsa de comercio, donde se concertaban los acuerdos comerciales y se
tomaban las decisiones más importantes del país. Los arrendatarios también se
organizaron en defensas de sus intereses y como repuesta al aumento del precio de
los arrendamientos iniciaron una huelga en 1912 en Santa. Fe que precipito el
nucleamiento de los arrendatarios en la Federación Agraria Argentina. Pellegrini
rompió con Roca en 1901, por sus diferencias respecto de una propuesta de hipotecar
las rentas aduaneras a un consorcio de bancos extranjeros para consolidar la deuda
pública, transformándose en partidario de una reforma electoral a fin de terminar
con los "gobierno electores" (Oligarquía), y permitir una mayor participación
ciudadana. Surgió así un sector reformista, encabezado por Alcorta y Roque Sáenz
Peña, que sentaría las bases para esa reforma electoral. Los sucesos provocaron
tensiones que precipitaron la división de las elites dominantes y la sanción, en
1912, de la ley electoral estableciendo el voto universal, obligatorio y secreto.
1.2. Las relaciones internacionales. En 1856 Urquiza enunciaba la prioridad de los
vínculos externos de un país que buscaba modernizarse. Sus sucesores ratificarían
una relación que se iría consolidando en la medida en que fueron fortaleciéndose
los flujos comerciales, financieros y humanos con el mundo trasatlántico. Los
mercados marcaban los perfiles de una relación privilegiada y cada vez más
excluyente con Europa, la agenda diplomática de la cancillería Argentina sostuvo
como prioridad la defensa del espacio territorial del 5
estado teniendo en cuenta una serie de dificultades con las naciones limítrofes.
Estas controversias interfirieron en la evolución económica de los países del cono
sur. Estos problemas limítrofes fueron con: 1.- Luego de la guerra de la tripe
alianza, Argentina tuvo una disputa con Paraguay entorno a la región chaqueña,
ubicada entre el rió Paraguay y el Pilcomayo. En 1878, mediante el arbitraje del
presidente norteamericano Hayes, quien falló a favor de Paraguay, se soluciono el
conflicto. 2.- Había conflictos sobre la antigua región de las misiones jesuíticas
y los ríos circundantes, pero en 1895 mediante el arbitraje de otro presidente
norteamericano (Clevelant), quien fallo a favor de Brasil, se soluciono el
conflicto. 3.- La cancillería Argentina tuvo una disputa con Uruguay por la
cuestión limítrofe en el rió de la Plata. 4.- Con Bolivia tuvo problemas, referido
a territorios chaqueños, la puna de Atacama y la provincia de Tarija. 5.- Con Chile
se estuvo a punto de llegar a un enfrentamiento por las controversias fronterizas
del espacio patagónico, hasta que en 1881, se firmo un tratado de límites con el
país vecino. Pero surgieron nuevos entre dichos lo que genero una carrera
armamentista por ambos países, hasta que en mayo de 1902 se firmaron los pactos de
mayo que pusieron fin al conflicto. Estas querellas repercutían de modo
desfavorable sobre la marcha de la economía, el clima de intranquilidad que
generaban estos acontecimientos desalentaban a los inversores y el gasto que
provocaba el equipamiento militar generaba un fuerte desequilibrio en las cuentas
públicas. Los intereses ligados a privilegiar el crecimiento económico se basaban
en preservar el clima de paz y orden para que el país pudiera dedicar su esfuerzo
en dinamizar los factores de producción. EE.UU. planteo un proyecto de conformar
una unión aduanera a la cual Argentina planteo fuertes resistencias, viendo esta
situación como absurda ya que el comercio, el crédito, los capitales y la
inmigración vienen de Europa y esos eran los factores reales del progreso del país.
Así la mayoría de sus integrantes opto por proteger al vinculo privilegiado con
Europa en general y Gran Bretaña en particular, quien hacia grandes inversiones en
Argentina. Entre 1904-1908se acerco Brasil a EE.UU. y a Chile, que chocaba con la
vocación europeísta de los gobiernos argentinos, que, para contrarrestar los
propósitos brasileños, se aproximo a Bolivia y Perú, en lo que se llamo la política
de las alianzas cruzadas. Finalmente la asunción de Roque Sáenz Peña distendió las
relaciones con Rió de Janeiro. 1.3. La conquista del desierto y la distribución de
la tierra. Los patrones de crecimiento de la producción Argentina se basaron en una
utilización extensiva de la tierra, como factor productivo principal. En 1826,
Rivadavia sanciona la ley de Enfiteusis, que era un sistema de arrendamientos que
permitió la apropiación de grandes extensiones de tierras por parte de pocos
enfiteutistas, que con el tiempo se convirtieron en propietarios. El crecimiento de
la producción agropecuaria dependía de la incorporación de nuevas tierras, lo que
llevaba una disputa por le espacio con el indio, para ampliar el espacio de
producción. Un inmenso territorio hacia el sur y el oeste del país, que comprendía
toda la región patagónica, parte de Buenos Aires y otras zonas del interior, estaba
bajo el dominio del indio, y que lanzaban invasiones llamadas malones, contra
estancias y poblados, para robar ganado y cautivos. Para contrarrestar esto hubo
dos campañas de conquistas, bajo las administraciones de Rivadavia y Rosas, que
permitieron desplazar la frontera. Luego Roca encabezó una nueva estrategia de
desplazamiento de frontera, que por los nuevos desarrollos tecnológicos favoreció
al ejercito de roca en lucha contra los indígena, entre ellos se encontraban el
telégrafo, los fusiles rémington, etc., además la debilidad de los indios frente a
enfermedades como la viruela contribuyó a debilitar su resistencia. Así se logro la
apropiación completa de la región pampeana, en una operación denominada conquista
del desierto. 6
La conquista demandaba un gran esfuerzo de recursos, por medio de la ley 1947, del
05/10/1878, en la que se autorizaba a emitir un empréstito internacional para tal
fin, garantizado por las tierras a conquistar. En 1882 se sanciono una nueva
legislación para realizar un remate en las embajadas argentinas en París y Londres,
que limitaba la compra de la extensión de las parcelas, imponiendo un tope de
hectáreas, aunque las disposiciones limitantes fueron eludidas con la utilización
de los testa ferros. En 1885 se sanciono una ley de premios para militares
participantes de las campañas, que, de acuerdo con su rango recibirían determinadas
hectáreas. En 1878-1885, la mayoría debió vender sus tierras a compañías
inmobiliarias, ya que no habían cobrado sus salarios en esa etapa y debían hacer
frente a las deudas que habían acumulado. Con esta ley también se autorizo al
gobierno a pagar con tierras las deudas con los proveedores del ejército. Entre
1878-1885, el proceso de apropiación de tierras fue veloz, la totalidad de las
tierras pampeanas ya tenía dueños para 1884. Desde este año el país no tenía más
tierra agrícola que ofrecer a los inmigrantes europeos que comienzan a llegar en
grandes oleadas, justamente por este motivo. El origen de los nuevos propietarios
comprendía a viejos terratenientes y comerciantes autóctonos, inversores
extranjeros, especialmente de nacionalidad inglesa y especuladores de todo tipo. En
el marco de una valoración en alza de la tierra, se asistió a una especulación
desenfrenada, que finalizo con la crisis del ´90, cuando se produjo una caída en
los movimientos especulativos y la rentabilidad paso a girar en torno a la apuesta
en producción de las tierras que en operaciones inmobiliarias y bursátiles. Aun así
muchos de los que adquirieron tierras en aquel momento mantuvieron sus propiedades
y participaron moderadamente en la especulación. La incorporación de tierras
presagiaba una expansión productiva importante, para esto se necesitaba conectar el
nuevo territorio con la expansión de la infraestructura de transporte, basado en el
aporte de capital extranjero. 1.4. Inversión extranjera. En sus primeros años, el
modelo agroexportador no tuvo como factor dinámico a las exportaciones
agropecuarias. Entre 1882 y 1890 el balance fue permanentemente deficitario, debido
a que en la década del ´80 hay un gran incremento de las exportaciones. Esto
ocurre, porque a partir de 1885 el valor de las exportaciones se encuentra
sobreestimado. La causa es que en ese año se suspendió la convertibilidad del peso,
la cual representaba una moneda interna devaluada. El boom de las importaciones
agropecuarias comenzaría recién después de la crisis de 1890. Los bienes de capital
y materias primas que entraron a la Argentina estaban ligados estrechamente a la
inversión extranjera en aquellos años y se hallaban destinados a desarrollarla
infraestructura que el país requería para poder incorporarse al mercado mundial
como productor exportador de alimentos y otros bienes de origen agropecuario, entre
ellos material ferroviario y para la construcción de obras publicas portuarias-
sanitarias, construcción de viviendas, desarrollo urbano, insumos, hierro, acero,
combustible, etc. El uso del crédito externo y la inversión extranjera directa es
lo que posibilito la expansión de las importaciones y permitió absorber, hasta la
crisis de 1890, el déficit comercial. La primera corriente de inversiones entre
1862 hasta la crisis de 1873-1875 fue de capitales británicos. El estado jugo un
papel relevante, ya que la mayor parte de estos capitales estaba destinado a
empréstitos gubernamentales., responsabilizándose el gobierno argentino por el
capital y los interese de los prestamos tomados. El destino de los empréstitos fue
muy variado en el cubrimiento de las necesidades presupuestarias, fue destinado a
gastos militares, obras de infraestructura y construcción de vías férreas. Además
hubo un flujo de inversiones directas a cargo de compañías privadas (FF.CC.,
empresas de servicios públicos, bancos y empresas industriales). Estas primeras
inversiones tenían el objetivo de expandir las exportaciones británicas y vender
servicios. Este capital extranjero ocupaba un lugar destacado en la economía
Argentina. Los recursos nacionales jugaron un rol significativo en la primera etapa
de formación de capital, ayudado por la inversión externa.

7
Estos capitales externos se radicaron en el país sin un control adecuado,
permitiendo en la década del ´80 el desenfreno especulativo que conduciría a la
crisis, por ejemplo los frigoríficos que tuvieron prácticas monopólicas que
perjudicaron a los productos nacionales. Lo que determino la conducta de los
inversionistas extranjeros, en especial los ingleses, fue la alta tasa de
rentabilidad de sus inversiones. Además el mercado ingles de capitales disponía de
una amplia masa de recursos financieros y estaba buscando la apertura de nuevas
áreas. Las inversiones inglesas en la Argentina representaban entre el 40 y 50% de
las inversiones totales de Inglaterra hacia 1889 en el mundo, desempeñando así un
papel primordial en la actividad industrial y financiera inglesa. La razón que
inducía a esperar una alta tasa de retorno de capital era la posibilidad de poner
en producción los enormes recursos potenciales de la pampa húmeda. La crisis marco
un punto de inflexión en la inversión extranjera que, sumado a la fuerte carga de
la deuda externa, origino un saldo negativo en la balanza de pago. Pero como en ese
momento comenzó el boom de las exportaciones agropecuarias, este hecho logro
equilibrar la balanza de pago. Recién a comienzo de 1900 el capital extranjero
volvió a entrar en el país con un origen más diversificado: británicos, alemán,
francés y norteamericano. Las inversiones extranjeras tuvieron un neto predominio
en ferrocarriles y en empréstitos públicos. La base era la construcción de una
amplia red ferroviaria que sirviera al desarrollo de la producción agropecuaria a
costos competitivos en el ámbito internacional. Para fomentar la inversión
extranjera en ferrocarriles, el estado comenzó a garantizar a las empresas
beneficios mínimos que llegaban hasta el 7% del capital empleado, las concesiones
adyacentes a las vías, la introducción de material libre de derechos y la ley Mitre
de 1907, que eximia a las empresas del pago de todo tipo de impuestos nacionales,
municipales o provinciales. Lo que constituyo un gran estimulo para la inversión
ferroviaria. El ferrocarril permitió la puesta en producción de extensas regiones,
incorporando nuevas economías regionales, y aseguro un transporte rápido y barato
de los productos agropecuarios exportables hacia los grandes puertos. También
facilito la introducción de manufacturas importadas en el interior del país,
completando así la integración en el esquema de división internacional del trabajo.
Consolido la situación de Buenos Aires como principal centro económico del país,
centralizando las terminales en dicha ciudad (país abanico). En 1914 las
principales compañías ferroviarias (FF.CC. Sud, Oeste y Central Argentino) eran de
capital británico y en segundo lugar las compañías (General de Buenos Aires y El
Rosario Puerto Belgrano) eran de capitales franceses. Los empréstitos públicos
nacionales, municipales y provinciales, realizados mediante la colocación de
títulos en mercados financieros internacionales, fueron bien vendidos y cotizados.
Aunque en 1890 la confianza de los inversores disminuyo, revelando la fragilidad
con que el estado controlo el proceso de endeudamiento extremo. Además el gobierno
emitió cedulas hipotecarias, con una tasa de interés, y doble garantía. Estas
tierras estaban hipotecadas y el gobierno las utilizaba como respaldo sobre
obligaciones de distintos bancos de origen estatal. Estas células fueron los
instrumentos de especulación más importante antes de la crisis de 1890. Las células
eran bonos al portador garantizados por el estado nacional, que cotizaban en
Londres y además eran vendibles en la bolsa de valores local. Las grandes
especulaciones por estos instrumentos hicieron que se sancione en 1888 la ley 2287
que fijaba los intereses en oro. Los servicios de la deuda externa se transformaron
en una pesada carga que solo pudo ser compensada temporalmente cuando la balanza
comercial comenzó a tener fuerte superávit a partir de 1891. Otros rubros de
inversión de capital extranjero, además de empréstitos y ferrocarriles, fueron los
bancos, compañías de seguro, empresas de servicios públicos, obras portuarias,
empresas industriales (casi todas de transformación de productos primarios, de las
cuales los frigoríficos constituyeron las más relevantes), compañías de tierras y
explotaciones agropecuarias.

8
Las instituciones financieras y de seguros fueron de las más lucrativas del
conjunto de inversión externa. Gracias a los frigoríficos, Argentina fue el pionero
en la exportación a Europa de carnes refrigeradas y congeladas, estando antes su
industria basada en la producción y exportación de lanas, cueros y carnes saladas
que competían en los mercados mundiales con productos de mayor calidad. El capital
británico primero y luego el norteamericano, tuvieron un papel decisivo en este
proceso. En la etapa inicial de la instalación de los frigoríficos, entre 1882-1906
los capitales eran nacionales o de Inglaterra. En 1907, la Swift adquirió un
frigorífico de origen ingles "la Plata Cold Storage", comenzando así la radicación
de empresas norteamericanas del llamado "Trust de Chicago", que se caracterizaba
por calidad, bajo precios de materias prima y los bajos costos de mano de obra. En
1912 Estados Unidos tenía predominio en capitales invertidos, controlando el 58% de
las exportaciones de chilled (carnes enfriadas). Así el capital extranjero tenia
una fuerte incidencia en la vida económica del país y contribuya a rediseñar su
perfil agroexportador. Como vemos tuvo un papel preponderante en la industria
ganadera pero no así en la producción agropecuaria donde tuvo en papel secundario.
1.5. Población e inmigración. El lema de Alberdi era "gobernar es poblar", que
manifestaba la necesidad del país en aquel momento. En 1810 la primera junta de
gobierno expreso que " los extranjeros que no estén en guerra con nosotros podrán
trasladarse a este país francamente, gozaran de todos lo derechos de ciudadanos y
serán protegidos por el gobierno los que se dediquen a las artes y las culturas del
campo". En 1876 se dicta la ley 817 (ley Avellaneda) que procuro vincular la
inmigración a la colonización de extensos territorios hasta entonces inexplorados,
creándose así un departamento de inmigración dependiente del ministerio de
agricultura, reglamentando el ingreso de inmigrantes y se estableció una serie de
medidas para estimular su radicación en el país. Las causas de la masiva
inmigración fueron: la eliminación del problema del indio con la campaña del
desierto de Roca, el fin de las guerras civiles y la consolidación del gobierno
nacional, contribuyendo así a acelerar las corrientes inmigratorias al estabilizar
la vida política y económica del país. También fueron factores en el orden
internacional las depresiones económicas de los años ´80 y ´90 que afecto a los
países europeos, mayoritariamente fueron inmigrantes campesinos italianos por la
fuerte competencia de los productos agrícolas en el mercado mundial. En el caso de
los españoles, por la definitiva decadencia del imperio colonial y la precariedad
de la base productiva. La inmigración mayoritaria que llega al país no presenta
ciertas características que pretendían nuestros gobernantes ya que no procedían de
países anglosajones o nórdicos. Entre 1885-1915 la tasa de inmigración supero a la
del crecimiento vegetativo. El movimiento de la inmigración refleja la capacidad de
Argentina de integrar la fuerza de trabajo extranjera. Entre 1890-1930 la creciente
demanda del sector urbano, especialmente en Buenos Aires y otras ciudades, como
consecuencia del desarrollo de infraestructura y de las actividades terciarias, fue
el polo de atracción de los inmigrantes. Se destaco el caso de la inmigración
golondrina, que desocupados durante el invierno del hemisferio norte, se
desplazaban para trabajar en las cosechas del verano del hemisferio sur. Estas
emigraciones golondrinas se debían a severas crisis económicas en sus lugares de
origen, y en menor medida por problemas de persecución política o racial. La
inmigración golondrina era atraída por los altos jornales abonados en las
actividades agrícolas del país, la ganancia obtenida por los trabajadores
inmigrantes durante una estadía de seis meses era equivalente a los jornales
europeos de hasta un máximo de cien días de labor. Las crisis económicas, en
especial la de 1890 produjeron un descenso pronunciado en el número de inmigrantes.
Los trabajadores se trasladaban a lugares donde estaban a su disposición muchos más
recursos de los cuales había en su patria, siendo determinante cuatro variables:

9
1.- disponibilidad de tierras. 2.- disponibilidad de capital. 3.- diferencias
saláriales. 4.- el volumen de la demanda de trabajo. Las tierras argentinas ya
habían sido apropiadas, antes de la expansión de las fronteras, por lo cual Estados
Unidos y Canadá, ofrecían mejores condiciones. Hacia 1880 la política de
colonización oficial Argentina había sido abandonada y la colonización privada
disminuía o estaba en manos de especuladores. El acceso a la propiedad de la tierra
se había vuelto difícil por que las principales tierras ya estaban distribuidas y
la valorización de sus precios imposibilitaba su adquisición. Por el contrario, la
creciente demanda del sector urbano (Buenos Aires y otras ciudades), como
consecuencia del desarrollo de la infraestructura, de las actividades terciarias y
de la paulatina ampliación del mercado interno, fue un polo de atracción para el
inmigrante, aunque no coincidiera con los objetivos de la política inmigratoria.
Así la población urbana creció a un ritmo más sostenido que la población rural. La
proporción de extranjeros se eleva, hasta la tercera parte de la población total.
Así la Argentina siendo un país agropecuario desde principios de siglo su población
era urbana, lo que refleja el crecimiento de actividades secundarias y terciarias
complementarias al modelo agro-exportador.   1.8. La situación social. 1.8.1 Las
condiciones de vida. Los propietarios terratenientes y quienes controlaban el
comercio exterior lograron incrementar de manera notable su riqueza, hecho que se
puso de manifiesto en el proceso de concentración de la tierra en muy pocas manos,
en la construcción de amplios palacetes o las excentricidades a la hora del
turismo. En los centros de placer europeos, la palabra argentino se convirtió en
sinónimo de riqueza y lujo. Los grandes palacios de la aristocracia en torno a la
plaza San Martín, en Buenos Aires y los petit Hotels de Barrio Norte eran
comparables con residencias urbanas de Inglaterra. El fomento y el desarrollo
desenfrenado de los negocios, de los capitales, las obras públicas, de las
concesiones, generaron una irresistible ola de especulación sobre los fondos
públicos, de tal suerte que convirtió al país en una inmensa casa de juego. Esto
trajo como consecuencia la corrupción, el despilfarro, el afán del oro, la riqueza
fácil y el lujo improvisado que dio lugar al tipo denominado rastacuero (rico que
deslumbra en Europa con excesivos gastos y la exhibición de su fortuna tan
rápidamente adquirida como gastada). En los sectores populares el tema resulta más
controvertido. Una parte de la riqueza se filtraba hacia las capas inferiores de
los principales centros urbanos como Buenos Aires y Rosario, donde, los sectores
populares habrían estado bien alimentados, decentemente vestidos y educados hasta
cierto grado. En el interior, había profundos desequilibrios regionales en la
calidad de vida. Esto se debe a que, el vertiginoso aumento de las poblaciones y el
desarrollo urbano impulsados por la inmigración produjeron en las principales
ciudades un considerable aumento de la mano de obra disponible, lo que origino una
paga baja y condiciones de trabajo precarias y extenuantes. A mediado de 1880
comienza un largo periodo de deterioro del salario real, como consecuencia de la
inflación creciente y los efectos de la crisis de 1890, situación que se prolonga
hasta promediar la ultima década del siglo. 1885-1891 el salario real del obrero
experimento una reducción del 54%. En 1886-1896 hubo un descenso de los salarios
reales, atribuido a la depreciación de la moneda. Se sostiene que los precios se
ajustaban a una velocidad mayor que los salarios. Esta situación se debe a la
desvalorización del peso frente al oro, cuya tendencia era reforzada por la
especulación de los comerciantes. Desde 1896 los salarios repuntan hasta 1899.
Entre 1899-1903 se volvió a deteriorar el salario, pero un incremento de la 10
demanda de mano de obra entre 1904-1906 favoreció un aumento general de salario.
Desde 1906-1914 se produjo una aceleración en precios y alquileres que anulo dichas
mejoras. Frente a estas circunstancias, las familias trabajadoras, recurrían al
trabajo de mujeres y niños y a la industria a domicilio como recurso para
suplementar sus magros ingresos y equilibrar sus presupuestos. En 1883-1911 se
produjo un incremento de los salarios reales que beneficio a los trabajadores
urbanos no calificados como a los rurales. Hay dos subperíodos entre 1883-1899 y
1901-1912: Entres 1883-1899, los salarios reales de ambas categorías de
trabajadores se incrementaron. Pese a la depreciación de la moneda y la fuerte
emisión monetaria, los precios subieron menos que en el siguiente subperíodo en el
que existió estabilidad monetaria Y el otro periodo entre 1901-1912, los salarios
iniciaron una declinación hasta 1909 para recuperarse entre 1910-1912. Los precios
de los artículos de consumo dependían de oscilaciones de la tasa de cambio y
también estaban influidos por los precios internacionales. La rápida expansión del
área cultivada entre 1880-1900 permitió la absorción de gran cantidad de mano de
obra, mientras que a partir de 1900 la expansión de cultivos se mantuvo, pero a un
ritmo decreciente. Los alquileres descendieron en los años ´90 y experimentaron una
fuerte alza a partir de 1907. El crecimiento poblacional y el masivo asentamiento
de los inmigrantes en la ciudad de Buenos Aires produjeron el aumento de los
alquileres. Esto motivo en 1907, una insólita huelga de inquilinos que se inicio en
Capital Federal y extendió al interior del país, en reclamo de una rebaja
sustancial de los alquileres y de la mejora de las condiciones higiénicas de los
inmuebles. Otro impacto negativo sobre las condiciones de vida de los sectores
populares urbanos fue que las casas de inquilinato o conventillos pasaron a ser las
viviendas de muchos inmigrantes extranjeros, de inmigrantes nacionales, artesanos,
pequeños comerciantes y vendedores ambulantes. Estos alojados en aquellos viejos
inmuebles sobrevivían aislados. En la zona rural pampeana el efecto del sistema de
arrendamiento condiciono las posibilidades de ascenso social de los inmigrantes.
Fueron muy pocos los casos en que pudo pasar del status de peón a propietario.
Estos construían una vivienda precaria, debido a que en las zonas agrícolas, la
corta duración del contrato de arrendamiento exigía al arrendatario que construya
su propia casa y, como no se le asegura más de cinco años de ocupación, no
construye una buena vivienda, aunque su situación financiera se los permita. Por
ende, la construye de adobe y techo de paja o zinc, así el interior del hogar del
agricultor reflejaba sus condiciones de vida inestable. En las proximidades de la
primera guerra mundial el precio de los arrendamientos aumento. El terrateniente
tenía el fin de proteger su nivel de beneficio y en lugar de intensificar la
explotación mediante mayores inversiones prefirió resarcirse realizando sucesivos
aumentos en los precios de los arrendamientos. En 1912 reaccionaron los
arrendatarios, cuya reacción agraria se denomino el "grito de Alcorta". Dichos
agricultores pidieron la unificación del precio de los arrendamientos. Reclamaron
la prolongación de los contratos y la rebaja de los arrendamientos en dinero, el
derecho para criar animales domésticos y dedicar una parte al predio del pastoreo,
la libertad para contratar seguros y maquinarias. Hubo una caída de salarios hacia
1904 lo que produjo que el inmigrante golondrina no valla al interior, ya que no
podrá economizar lo suficiente para su viaje de ida y vuelta. Las condiciones
laborales de los trabajadores eran realmente muy precarias, habiendo
características casi feudales del trabajo en los azucareros. El reclutamiento de
mano de obra indígena se hacia a través de contratos que solo beneficiaban al
reclutador, que los indios, carentes de instrucción, firmaban conforme a previos
entendimientos verbales, conque los reclutaban. Los salarios inferiores a los de un
trabajador urbano, se abonaban con vales que debían cambiarse por productos que
vendían en el almacén de la propia empresa, lo que era realmente un abuso. Así se
mantuvieron por muchos años condiciones de desigualdad y pobreza en gran cantidad
de regiones del país. 1.8.2. El Estado, el movimiento obrero y las corrientes
ideológicas.

11
Las organizaciones que antecedieron al movimiento obrero argentino se conformaron
con artesanos y trabajadores de origen inmigratorio, se constituyeron sobre la base
de los principales oficios artesanales y con propósitos mutualistas. Hacia fines
del siglo XIX había dos categorías de trabajadores: 1.- Los asalariados ocupados en
las pequeñas fábricas y talleres, en el transporte, en las empresas de construcción
y en el comercio mediano y grande. Sus condiciones de trabajo y remuneraciones
tendían a fijarse conforme a la oferta y la demanda del mercado laboral y a los
niveles de productividad. 2.- Trabajadores autónomos, empleados de servicio
domestico y estatales, que estaban sujetos a condiciones de contratación y
remuneraciones que respondían a una dinámica diferente de la del otro sector de
asalariados. A partir de 1880, aparecieron las primeras agrupaciones o sociedades
que reflejaban la resistencia de los trabajadores al sistema. A partir de 1887 se
incremento el número de huelgas, teniendo las primeras como objetivo principal el
aumento de los salarios, aunque luego se orientaría al logro de la reducción de la
jornada laboral. En junio de 1890, el comité internacional obrero eleva una
solicitud al congreso nacional. Pedía la limitación de la jornada laboral a un
máximo de 8 horas para adultos, a la prohibición del trabajo de los menores de 14
años, la abolición del trabajo nocturno, especialmente para mujeres y menores, la
prohibición de ciertas industrias y sistema de fabricación perjudiciales para la
salud de los trabajadores, en la prohibición del trabajo a destajo, la
implementación del seguro obligatorio para accidentes laborales, creación de
tribunales especiales para arbitrar sobre diferencias entre patrones y obreros,
etc. No obstante la crisis de 1890 produjo una disminución momentánea de la
protesta obrera. La evolución organizativa de los asalariados estuvo acompañada por
la actividad de las corrientes políticas e ideológicas. La Federación de
Trabajadores del la Republica Argentina gestada en 1891 se disolvió ya que no pudo
resistir la oposición de los anarquistas y la crisis del ´90, dicha federación
publico el periódico el obrero, luego en 1894, comenzó a publicarse la vanguardia
que asumía la defensa de la clase trabajadora. Había una fuerte lucha entre
anarquistas y socialistas por la dirección del movimiento obrero. La predica
anarquista no pudo ser contrarrestada por los socialistas determinando la
prevalecía anarquista en las primeras luchas sociales de la Argentina. Las
condiciones que favorecieron a la difusión del anarquismo gracias a la inmigración
fueron: 1.- Que los inmigrantes provenientes de Italia y España tenían influencia
anarquista. 2.- Debido a la precariedad en la que se encontraban por la crisis de
´90 y los ciclos recesivos. 3.- Ya que estaban marginados de la política, ya que no
podían votar, y a los únicos que podían acudir eran anarquistas. 4.- La predica
atraía mas a trabajadores artesanales que industriales. Su preferencia por la
acción directa era la huelga general como método de lucha de los sindicatos. El
periodo 1900/1910 se caracterizo una fuerte conflictividad. La sindicalización se
expandió acompañada de conflictos y huelgas generales, sobre la base de mano de
obra concentrada en talleres medianos y pequeños, al igual que los trabajadores del
sector del transporte. Así surgieron dos centrales obreras: 1.- La Anarquista
Federación Obrera (F.O.A.) creada en 1901, y luego denominada F.O.R.A. en 1904. 2.-
La socialista unión general de trabajadores (U.G.T.) en 1902. La FORA se transformo
en la central más dinámica y activa del periodo, con su predica anti-estadística y
apolítica. Entre 1902-1910 se produjeron 7 huelgas generales de importante
manifestaciones callejeras en una de las cuales un obrero anarquista asesino al
jefe de policía Ramón Falcón, lo que obligo al gobierno decretar el estado de
sitio, también se clausuraron locales gremiales, se impidió la edición y
circulación de la prensa obrera y se detuvo a numerosos dirigentes obreros. En 1910
se reanudo la agitación sindical. Antes de declarar otra huelga general el gobierno
estableció nuevamente el estado de sitio, reprimiendo y descabezando durante varios
meses al movimiento obrero. A partir de entonces, el anarquismo perdió su papel
dominante sobre el movimiento obrero y la organización 12
sindical se debilito. Así emerge el socialismo, que propuso como alternativa la
constitución de organizaciones obreras fuertes, estables, con un funcionamiento
orgánico, mejor pautado que los sindicatos anarquistas, etc. En lo político,
fomento la participación electoral de los argentinos y la naturalización de los
extranjeros con el mismo objetivo. En lo económico, propuso la organización de
cooperativas. Y en lo social, desarrollo el mutualismo, la educación del adulto y
el menor, trasmitiendo su fe en la ciencia y la moral. A través de la UGT, el
socialismo logro su supremacía. En 1906 se forma una nueva corriente ideológica
dentro del movimiento obrero "el sindicalismo revolucionario". Su ideología era la
acción directa y a la huelga general como método de lucha gremial. A fines de 1906,
desplazaron a los socialistas de la dirección de la UGT, aproximándose a la
posición anarquista. En 1909 se creo "la Confederación Obrera Regional Argentina",
dentro de la cual se disolvió la UGT, conservando la estructura organizada de esta
ultima. La política del Estado intervino en los conflictos laborales, reglamentando
la vida de los sindicatos, derechos y obligaciones. La actividad huelguista también
fue combatida por el gobierno mediante la represión legal. El 22/11/1899 el senado
aprobó la ley de residencia, dicha ley autorizaba al poder ejecutivo a expulsar a
todo extranjero cuya conducta fuera considerada peligrosa para la seguridad
nacional o el orden publico. Esta ley no logro solucionar la conflictividad social
y debió recurrirse a menudo a la declaración del estado de sitio cuando se
enfrentaran trabajadores y policías. En 1910 la cámara de diputados aprobó la ley
de defensa social, sancionada por el senado, debido a que estallo una bomba en el
teatro Colon. La ley prohibía el ingreso al país de aquellos extranjeros que
hubieran cumplido condenas por delitos comunes, de anarquistas y de quienes hallan
tenidos antecedentes contra funcionarios públicos. Además prohibía la existencia de
toda asociación con doctrinas anarquistas. Como consecuencia esta ley resulto ser
un instrumento efectivo para reprimir el anarquismo y en menor medida del
socialismo. En 1904 J. B. Gonzáles presento al congreso un proyecto de código
nacional de trabajo, que tendía a regular las relaciones entre empresarios y
asalariados. Dicho proyecto instituía el contrato de trabajo, sus formalidades, los
salarios, las condiciones de pagos, las responsabilidades de las partes, su
duración y extensión. Establecía la obligación empresaria de indemnizar los
accidentes de trabajo. Implantaba la jornada laboral de 8 horas (semana laboral de
48 horas para adultos y de 44 horas para menores entre 1618 años). Fijaba el
descanso dominical, regulaba las condiciones laborales de mujeres y menores, etc. A
partir de esta ley se creo la junta nacional de trabajo para asesorar al gobierno
en materia laboral. Luego se creo los tribunales de conciliación y arbitraje para
intermediar sobre posibles controversias en los contratos de trabajo. El FORA y la
U.G.T. repudiaron el proyecto, no siendo aprobado este primer intento de
legislación laboral en el congreso. En 1905 se sanciona la ley de descanso
dominical, aunque el beneficio quedaba limitado al ámbito capitalismo. En 1907 se
sanciona la ley que procuraba la protección de la salud, la seguridad, la
instrucción y la moralidad de los menores y las mujeres, estableciendo que los
menores de 16 no trabajen mas de 8 horas por día, ni más de 48 horas semanales,
prohibiendo el trabajo de estos en horarios nocturnos, y que las mujeres tendrían
un mes de licencia luego de dar a luz. Luego de 1912 se genero un excedente de mano
de obra que presiono sobre el movimiento obrero y sus posibilidades
reivindicativas. La crisis económica iniciada en 1913, como consecuencia de la
declinación de las exportaciones y la caída de la construcción provocada por el
cese de los prestamos y las inversiones extranjeras, se tradujo en un abrupto
crecimiento de la desocupación, luego con la primera guerra mundial se acentuaron
los efectos de la crisis. Las causas principales de la desocupación fueron: 1.-
Descenso de la actividad de la industria de la construcción. 2.- Deficiente
estructura de distribución de mano de obra, características del modelo
agroexportador.

13
El gobierno atendió a los desocupados mediante dos decretos en 1914. Formo una
comisión de socorros que coordinaba la acción de las instituciones de caridad. El
otro decreto ordeno a la Dirección de Inmigración, que provea de alojamiento y
manutención a los desempleados sin medio de subsistencia, dichos desempleados deben
estar certificados por la Comisión de Socorros. Además la municipalidad de Buenos
Aires estableció cocinas populares. 1.9. El sector agropecuario. 1.9.1 La
agricultura. Entre mediados de 1870-1914 la expansión de la agricultura fue
notable. El sector ganadero aunque de manera más lenta, también tuvo sus avances.
Los cambios en la agricultura estuvieron muy relacionados con la evolución de la
ganadería, ambos se condicionaron mutuamente a través de la interacción de los
cultivos de alfalfa y la siembra de cereales. En los años previos a 1880 la
producción agrícola era muy escasa y el mercado interno se abastecía importando
trigo y otros cereales. La falta de medios de transporte y su alto costo, la
existencia dominada por indígenas, impedía expandir la frontera agrícolaganadera y
creaba una permanente inestabilidad en las áreas de producción, donde la mano de
obra y el capital eran insuficientes. La introducción del FF.CC., la derrota total
del indio y la llegada masiva de inmigrantes resuelven en parte esos problemas y
hacia 1890 el sector agrícola comenzó a crecer aceleradamente. La expansión de la
frontera soluciono el problema de la escasez de la tierra y además permitió ampliar
el tamaño de las parcelas haciéndolas más rentables. Los precios de las tierras
aumentaron y esta estaba sustentada en gran propiedad terrateniente, por lo que la
explotación agrícola tendrá como base el arrendamiento. El FF.CC. disminuyo el
costo de los fletes, facilito la movilización de mano de obra y difundió el cultivo
de cereales, en especial el trigo. En sus adyacencias fueron apareciendo pueblos,
ciudades y obras de infraestructura que facilitaron la comercialización de los
granos. Así el mapa agrícola-ganadero experimento grandes cambios al incorporarse a
la agricultura por medio del FF.CC. zonas hasta entonces marginales o dedicadas
exclusivamente a la ganadería. El incremento de la exportación de carnes de buena
calidad, obligo mejorar al plantel ganadero, reemplazando los pastos duros por más
blancos. Se introdujo así el cultivo de la alfalfa y las tierras comenzaron a
dividirse en lotes y a arrendarse para dedicar los campos a la siembra del trigo y
del maíz dejándolo luego con alfalfa para el engorde del ganado vacuno. Hasta 1890
el aumento de la producción agrícola solo sirvió para cubrir la demanda interna,
pero en poco tiempo la Argentina se transformo en una gran exportadora de cereales.
Los bajos costos de producción, logrados por la disminución de los gastos de
transporte, la amplia disponibilidad de tierras y las formas predominantes de
exportación, basadas en el arrendamiento, hicieron posibles las exportaciones
argentinas y las volvieron competitivas. A su vez la crisis agrícola europea y la
desvalorización del papel moneda hicieron posible este resultado. El proceso de
mecanización del agro contribuyo a suplantar la falta de brazos y aumentar el
tamaño de las chacras. Las importaciones de maquinaria agrícola cubrieron esta
necesidad ante la carencia de una producción nacional, ingresando en gran numero al
país cosechadoras y trilladoras de 1891-1910. La tecnología apuntaba a reemplazar
mano de obra, considerada cara y escasa. También existían notables diferencias en
la incorporación de tecnología entre los distintos tipos de explotaciones. Las
explotaciones familiares disponían de una dotación de maquinarias notoriamente
inferior a la de los mediano y grandes propietarios o a la de los arrendatarios de
tipo capitalista. Había grandes dificultades para acceder a la propiedad de la
tierra, esa dificultad se debía al difícil acceso al crédito, lo que perjudica su
obtención. Además Argentina se encontraba subordinada a la ganadería, lo que
generaba un marco poco propicio para incorporar masivamente bienes de capital. Por
ultimo, la distribución de costos entre terratenientes (que absorbían los costos
fijos) y los arrendatarios (que se 14
hacían cargo de las variables) generaban un contexto desfavorable para la
incorporación de capital fijo, debido a que en su mayoría dependía de las
importaciones, teniendo que afrontar un alto costo. En Argentina no se podía
acceder a la producción interna de bienes de capital, ya que esta era bloqueada por
los terratenientes, elevando los costos con respecto a los bienes del exterior.
1.9.2 La ganadería. Hacia 1850 la Argentina inicio el llamado "ciclo de la lana",
basado en el reemplazo de la estancia vacuna tradicional, productora de cueros y
tasajos para la exportación, por la estancia lanar y el predominio de la producción
y exportación de lanas. El ganado lanar desplazo de las mejores tierras al lanar
que se trasladó a su vez a las regiones de frontera. Así las lanas se convirtieron
en el principal producto de exportación. Desde 1883 se crearon establecimientos
destinados a la a preparación de carnes congeladas. En esta etapa, el frigorífico
prefiere la carne ovina, más pequeña y refinada, a la vacuna. Las existencias de
ganado lanar aumentaron en forma continua. Entre tanto el ganado vacuno se exporto
como ganado en pie a Europa. La disminución de los costos de transporte terrestre y
marítimo, hizo posible esa exportación a pesar de la competencia de otros países,
debido al mejoramiento del plantel ganadero que hicieron a la carne vacuna al gusto
europeo. Los vacunos criollos disminuyeron entre 1880-1895, coincidiendo este
proceso con el aumento de los alfalfares, cultivo de trigo, lino y maíz. El
principal comprador de ganado en pie fue Gran Bretaña. Pero el progreso de la
industria frigorífica por la prohibición de ganado en pie a Inglaterra en 1900, con
el argumento de que el animal argentino estaba afectado por aftosa, hizo que se
inaugurara una nueva etapa, en la que predominaba la elaboración y exportación de
carnes vacunas congeladas y enfriadas. El desarrollo de la producción agropecuaria
en este periodo se caracterizo así por la fuerte concentración de la propiedad de
la tierra, la explotación extensiva, la mejora de los predios gracias al cultivo de
granos y alfalfa, el refinamiento del ganado vacuno junto al surgimiento y
expansión de la moderna industria frigorífica. 1.10. El sector industrial. Antes de
1880 la industria Argentina era muy rudimentaria, prácticamente no había
establecimientos fabriles y las industrias de ganadería tradicional como saladeros
y graserías, se hallaban en declinación, que se asentaría con la aparición del
frigorífico y la finalización del ciclo de la lana. Algunas artesanías del
interior, como las textiles todavía subsistían, pero en 1880 desaparecerían. Hacia
1876 se puso en discusión el modelo de país que se quería, proponiéndose una mayor
integración en los mercados mundiales sobre la base del desarrollo exclusivo de la
economía agroexportadora. Se planteaba sobre si, el modelo, debía ser
proteccionista. En 1877 se sanciona la ley de aduana con objetivos fiscales. Este
sistema arancelario no tuvo demasiados efectos sobre el sector industrial. Entre
1880-1914 evoluciono la industria manufacturera. La mayoría de las industrias
existentes no era verdaderas fábricas sino talleres basados en el trabajo manual,
con escasa o nula mecanización. La mayoría de ellos se dedicaba a la transformación
de materias primas producidas en el país y predominaban en especial las industrias
del cuero y de la madera. La industria textil era muy precaria, y la metalúrgica
estaba basada en talleres mecánicos, herrerías y hojalaterías. En el interior
existían industrias alimentarías basadas en productos locales, como el azúcar, la
harina y diversos licores. Por otra parte, en esos años se creaban los primeros
frigoríficos. En 1895 el número de empresas se duplica y los capitales aumentan en
valores constantes casi 4 veces. Las industrias alimentarías experimentaron un
crecimiento significativo en especial en el numero de establecimientos, la fuerza
motriz y el personal de empleado. El desarrollo de esta rama se debió a la
consolidación de la industria frigorífica y a la aparición de establecimientos
dedicados a la fabricación de lácteos, bebidas, etc., que satisfacían las
necesidades del creciente mercado interno. En las demás ramas, 15
la evolución fue mucho más lenta. Las industrias mecánicas progresaron por el
desarrollo de los talleres ferroviarios, que ocupaban numeroso personal. El avance
de la edificación, vías de comunicación y otras obras de mejoramiento de
infraestructura explica los cambios en el sector de la construcción. En la
industria de la metalurgia seguían predominando los pequeños establecimientos y su
grado de mecanización era muy bajo. La industria textil tenía muy escasa
envergadura. El retrazo textil se debía a la fuerte competencia de los textiles
importados y a la acción de los intereses ligados a esa importación. Hacia 1913 la
industria jugaba un papel secundario en el desarrollo económico del país y su
crecimiento era menor que el de las importaciones. Entre 1895-1913 se advierte un
cierto avance en personal empleado y fuerza motriz utilizada, ese progreso se
realizo en beneficio de las industrias ligadas a la importación (como los
frigoríficos), al transporte, a la construcción y al consumo local de alimentos. El
sector manufacturero permitiría iniciar un intenso proceso de sustitución de
importaciones al cerrar los mercados europeos al comienzo de la primera guerra
mundial, cambiando así el perfil industrial. 1.11. El comercio exterior. La
Argentina se convirtió en pocos años en una importante proveedora de alimentos en
los mercados mundiales y cubría sus necesidades internas con la importación de
bienes y servicios de otros países. Gran Bretaña logro estrechos brazos económicos
y comerciales con nuestro país, otorgando inversiones de capital y prestamos
financieros. Entre 1882-1890 la balanza comercial tuvo saldos negativos, habiendo
luego superávit comercial hasta principios de la segunda década de 1900. En los
primeros años de implementación del modelo agroexportador había predominio de
importaciones debido al gran flujo de bienes intermedios y de capital que acompaño
la corriente de inversiones, y del incremento de los bienes de consumo importados
resultante de la inmigración y la mayor disponibilidad de ingresos. Las
exportaciones comenzaron a arrojar saldos exportables al principio de la década de
1890, respondiendo al incremento de la producción. Luego en 1891 debido a la fuerte
disminución de importaciones por la crisis de 1890, aparece un superávit en la
balanza comercial. El ritmo de crecimiento de las importaciones será mayor que de
las exportaciones. Las exportaciones agrícolas se incrementaron notablemente hacia
1909 con respecto a la década del ´80, desplazando de su tradicional primacía a los
productos ganaderos. Mientras que la exportación de estos productos ganaderos
creció a un ritmo regular desde principios de 1890. En las exportaciones ganaderas
predomina las lanares hasta fines de siglo, pero a partir de 1905 las carnes se
convirtieron en el principal producto ganadero de exportación. En productos
agrícolas, los cereales representaron entre el 90-95% del total de los productos
exportados derivados de la agricultura, seguido por el trigo y el maíz en el
periodo 1880-1914. En la importación de bienes de consumo fue la más importante del
periodo, mientras que, la importación de bienes de capital tuvo una participación
irregular. Dentro de los bienes de consumo, los textiles tuvieron desde 1884 una
participación dominante en todo el periodo. Los bienes de capital dependieron de
las importaciones de material ferroviario. En el caso de las materias primas su
aumento se debió al fuerte crecimiento de los materiales para la construcción
(obras de infraestructura y urbanización) y de los combustibles, sobre todo carbón
para los FF.CC. Gran Bretaña se convirtió en un socio comercial privilegiado
completando y reforzando las corrientes de capitales y servicios que venían de ese
país. Se destaca la importancia de Francia y Bélgica como mercados de exportación
hasta fines del siglo XIX. Eran grandes compradores de lanas para la fabricación de
productos textiles y alfombras, su participación decae rápidamente cuan el ciclo de
la lana es reemplazado por el ciclo de las carnes mientras crece la de Gran
Bretaña. Los productos argentinos tenían como destino final Gran Bretaña en un 20
al 30% de esas exportaciones. En cuanto a importaciones, desde la década del ´80
había un predominio británico que representaba más de 1/3 de los bienes importados.
La ecuación comercial con Gran Bretaña se basaba con el intercambio de

16
carnes, y en menor medida de otros productos agropecuarios, contra tejidos de
algodón y lana, carbón, material ferroviario y hierro. La balanza comercial entre
ambas naciones fue deficitaria para la Argentina a lo largo del siglo XIX, para
equilibrarse luego, si se incluyen las exportaciones "por ordenes", al comenzar el
siglo XX, y empieza a arrojar un superávit casi permanente a partir de 1914, lo que
va a permitir financiar una parte de la deuda externa del flujo de intereses y
dividendos de las inversiones británicas en el país. 1.12. El sistema financiero y
bancario. 1.12.1 El sistema monetario y la crisis de 1885. En 1867 se estableció en
Buenos Aires una oficina de cambio anexa al banco de la provincia, cuya función era
dar papel por oro y viceversa al tipo de 25 por 1. El régimen de conversión tuvo
éxito hasta la crisis de 1873-1885. La corriente de empréstitos del exterior
supero, hasta la crisis, los compromisos del país con el mundo y la importación de
oro fue mayor que la demanda, produciendo una considerable importación de oro y
valorizando el papel de la moneda. Esto explica la relativa fortuna de la oficina
de cambios, hasta que la detención de flujos de capitales extranjeros origino un
movimiento inverso y redujo las reservas, que el gobierno en 1876 tuvo que decretar
la inconvertibilidad. En 1875 a pesar de la crisis, Avellaneda creo una unidad
monetaria de oro llamada peso fuerte. Pero la falta de metálico impidió que la
medida pudiera concretarse. En 1881 luego de consolidarse el país políticamente
bajo el gobierno de Roca, se dicto un patrón bimetálico entre peso-oro y peso-
plata. La intención de esta ley era proporcionar una moneda nacional que circulara
por todo el país y prohibiera la circulación de monedas extranjeras. A fines de
1883 se estableció definitivamente el patrón oro (abandonándose la plata), ahora
los billetes reemplazaban al oro. Su base era el oro que entraba al país o se
pensaba que iba a entrar, por los empréstitos extranjeros. La ausencia de un marco
institucional sólido en el terreno financiero y bancario, y la existencia de
intereses poderoso, como los productores agropecuarios y los exportadores que no
veían con agrado la estabilidad de la tasa de cambio y preferían un papel moneda
devaluado, contribuía a impedir el éxito de una política monetaria basada en la
vigencia del sistema patrón-oro y la libre convertibilidad. La emisión monetaria y
la inflación interna favorecían a esos grupos por que los precios de los productos
que vendían al mundo aumentaban con la devaluación de la moneda, mientras que los
salarios y otros costos pagos con moneda nacional crecían en menor proporción. El
ascendente déficit del comercio exterior a partir de 1881 fue compensado, hasta
1884, por la amplia corriente de inversiones extranjeras. Pero a fines de ese año
el sector externo entro en crisis y dicha corriente se detuvo debido a la perdida
de confianza que se produjo en el exterior. Una causa de la crisis fue el aumento
del emisionismo por la expansión del crédito. Luego el gobierno argentino llego a
un acuerdo con los banqueros extranjeros y la confianza se reestableció, pero la
conversión se suspendió ante la carencia de metálico en 1885. A partir de 1885 van
a existir en Argentina dos sistemas monetarios: el papel moneda nacional que se
usaba internamente, y el oro-libra esterlina, que se aplicaba a las transacciones
internacionales. Una de las razones del aumento del aumento de la emisión monetaria
fue el elevado incremento del gasto público, que sostuvo la expansión económica del
periodo. En 1884 los gastos superaban en un 56% a los ingresos, lo que generaba un
enorme déficit fiscal. 1.12.2. La creación de un sistema bancario. El sistema
bancario en la Argentina tuvo su origen en el banco de Buenos Aires (banco de
descuento) fundado en 1822, esta institución tras una crisis, se transformo en el
banco nacional en 1836, dando lugar a la casa de moneda. En 1854 se creo, sobre la
base de esta ultima, el banco de la provincia de Bueno Aires (denominado hasta
1863, banco y casa de moneda). Desde 1854 el nuevo banco provincial era un

17
establecimiento estatal, este desplegó una política crediticia que permitió la
multiplicación de los créditos. Desempeñaba hacia 1880 un papel central en la
financiación de las actividades comerciales y agropecuarias. Los bancos privados
comenzaron a crearse desde 1860 y en 1870, se instalaron numerosas entidades de
capitales extranjeros. Entre ellos el banco de Londres y Rió de la Plata fundados
en 1864 por comerciantes y banqueros ingleses, cuyos créditos se dirigieron
especialmente al comercio exterior, manteniendo altos niveles de encaje. Por ultimo
el banco de Italia y el Rió de la Plata, que estarían vinculados a la colectividad
italiana. Numerosas clases mercantiles y de comisión de carácter privado luego se
transformaron en bancos y asumieron la financiación del sector comercial. Durante
la presidencia de Sarmiento en 1872, fue creado el banco nacional, a partir de una
asociación de capitales del estado nacional con otros de origen privado. Abrió
sucursales en todas las provincias actuó como agente financiero del gobierno
nacional y contribuyo a la unificación del sistema bancario y monetario, pero cae
con la crisis financiera del ´90. En 1872 se fundo el banco hipotecario de la
provincia de Buenos Aires otorgando créditos hipotecarios con la tierra como
garantía, incluyendo a muchos especuladores. En 1885 se creo el banco hipotecario
nacional con el mismo propósito que el provincial. Estas nuevas entidades
crediticias, originaron una expansión del crédito mayor que la circulación
monetaria lo que junto al endeudamiento externo condujeron a la crisis financiera
de 1873 deteniendo el flujo de capitales extranjeros. 1.12.3. La crisis de1890 y la
balanza de pagos. En 1897 se produjo una mayor expansión del circulante debido a la
sanción de la ley de bancos garantidos (bancos con garantías) por el gobierno de J.
Celman. A este le interesaba más la continuidad y el éxito del programa de
inversiones extranjeras que la estabilidad monetaria y cambiaria. Esta ley
establecía que cualquier banco, estaba autorizado a emitir billetes con la
condición de realizar un depósito en oro en las arcas del tesoro nacional por la
cual recibiría una cantidad de bonos públicos que constituirían el respaldo de su
emisión. De esta forma se procuraba tener suficiente cantidad de oro para hacer
frente a los pagos de la creciente deuda externa. Dichos banco eran de capital
privado y publico, y los billetes que emitían tenían el nombre de cada uno de ellos
lo que contribuiría al desorden financiero. Con esta medida se dio una gran fiebre
especulativa por que muchos bancos que no disponían de oro, comenzaron a vender
bonos propios en el exterior para obtenerlo y poder emitir. Es decir que mientras
el gobierno recibía oro del sistema bancario para pagar la deuda externa, los
bancos se endeudaban en el exterior provocando un aumento de ella (los prestamos se
pagaban con nuevos prestamos). El centro de la actividad especulativa era la bolsa
de comercio. El crédito bancario se incremento espectacularmente entre 1881-1889.
Con ello también aumentaba el consumo, el lujo y los gastos improductivos se habían
multiplicado. El emisionismo excesivo y la especulación de todo tipo se asociaban a
un consumo que agravaban las cosas. Los bancos garantidos tuvieron un efecto
estimulante, sobre las economías provinciales. La causa determinante del descontrol
monetario y financiero se originaba en el endeudamiento con el exterior. La deuda
externa Argentina hacia 1881 estaba constituida por la deuda del estado nacional,
el de las provincias, la de los municipios, diversas obligaciones estatales,
garantías ferroviarias y la deuda privada. En 1890 a pesar del incremento del
circulante existió una gran iliquidez. Las exportaciones no lograron expandirse en
la medida suficiente para hacer frente a los servicios de la deuda y la crisis
debía estallar inevitablemente en cuanto el flujo de préstamos del exterior se
interrumpiera. Esto ocurrió cuando la desconfianza sobre la situación Argentina
empezó a propagarse en el exterior y la casa Baring Brothers, agente del gobierno
argentino, no pudo seguir vendiendo en Londres a costa de grandes perdidas. Al
mismo tiempo de la crisis ocurrió una revolución política dada por enfrentamientos
militares, que contribuyeron a tensar la situación económica.

18
En Argentina algunos de los principales bancos se declararon en bancarrota y,
entraron en liquidación. Finalmente se otorgó una moratoria general, mientras que
la cotización de títulos y acciones de los bancos y empresas más importantes
declinaban en forma espectacular. En 1890 Pellegrini asume como presidente, dando
un panorama negro de la situación. Se debía dinero a Gran Bretaña y reclamo ayuda
al pueblo en nombre de la patria. El compromiso fue asumido y se llego a un acuerdo
con los acreedores extranjeros, que se firmo en 1891. Por este trato, la Argentina
quedaba eximida de remitir fondos a Europa por 3 años y se le concedía un
empréstito de consolidación garantizado por sus rentas aduaneras. Además por igual
de años, las autoridades locales no podían solicitar préstamos al exterior. Luego
de este acuerdo fue sustituido por el "arreglo romero", alargándose los plazos de
la deuda, cuyos servicios completos volvieron a abonarse normalmente a partir de
1897. Desde 1891 la balanza comercial comenzó a hacerse positiva. Las inversiones
de los años anteriores estaban dando sus frutos, produciendo una rápida expansión
de la producción agropecuaria. También se creo el banco de la nación Argentina,
organizado sobre la base del liquidado banco nacional, que jugaría un rol central
en financiamiento al gobierno y de las actividades económicas y comerciales. En
1895 se reanudo la corriente de préstamos. Ahora el saldo de la balanza comercial
tenía un signo crecientemente positivo y compensado por demás el desnivel
financiero. El incremento de las exportaciones se debió al volumen exportado debido
a la mayor demanda internacional. El mejoramiento del comercio exterior mejoro un
proceso de apreciación del peso que solo seria frenado por la ley de conversión de
1899. La apreciación del peso papel originaba una transferencia de ingresos a favor
de los que recibían ingresos fijo en papel moneda y en contra de los productores y
comerciantes ligado a la exportación, quienes hicieron campaña para detener la
valorización del precio. Haciendo valer su influencia política y económica. En 1899
el poder ejecutivo envió un proyecto de la conversión de la moneda, que se
transformo en ley. Por esta ley se creaba la caja de conversión, cuya función era
convertir el papel moneda en oro. Para servir de garantía a la conversión del papel
moneda se formaría una reserva metálica llamada "fondo de conversión", integrada
por recursos públicos de diferente origen. 1.12.4. El endeudamiento externo, los
ciclos y las crisis: un análisis historiográfico. Williams: dice que la balanza de
pago tenia fuerte saldos negativos debido a que la desconfianza externa o alguna
crisis mundial interrumpía el flujo de inversiones de capitales hacia la Argentina,
entonces los servicios de la deuda sumados a la salida de oro que traía los déficit
comerciales, producían alteraciones adversas originando la depreciación de la
moneda y las recurrente crisis externas. Afirma también que el exceso de emisiones
constituía una respuesta hacia la depreciación. Desde 1884 se venían produciendo en
el país sucesivas crisis. Prebish dice que los periodos previos a la crisis se
caracterizan por una excesiva confianza y prosperidad: Por una gran expansión del
crédito, del consumo, de las transacciones y de la especulación inmobiliaria y
financiera, relacionada con la llegada de la corriente de capital externo. Se
tomaron así considerables empréstitos por parte de estado nacional, produciendo una
euforia económica, que Prebish considera ficticia, ya que no estaba en relación con
la economía real. La gran afluencia de capital externo, en calidad de empréstitos
públicos y de colocaciones privadas, acrecentaban las reservas bancarias. Esto
favorecía el endeudamiento privado y la renovación de los plazos de las
colocaciones financieras, incrementándose el volumen de las importaciones gracias
al mayor consumo incentivado por la liberalidad del crédito. Dicha prosperidad
tenía un límite debido a la ampliación del déficit comerciales argentinos y la
elevación de las tasas de interés de la plaza europeas. Ante la inevitable
exportación de oro descendían las reservas bancarias y sobrevenía, el colapso, como
resultado de una expansión no necesariamente vinculada al crecimiento real de la
economía. Las perturbaciones eran de origen externo y se reflejaban en el balance
de pagos que experimentaban continuos desequilibrios. En la Argentina la
convertibilidad dependía de las condiciones políticas, económicas y sociales.

19
Ford dice que los desequilibrios del sector externo argentino del periodo se
debieron fundamentalmente a factores externos y no a causas monetarias, y centra su
atención en el hecho de que el tipo de cambio resultaba determinado por el estado
de la balanza de pagos. Los desequilibrios de la balanza de pago hacían fracasar la
convertibilidad, por que el crecimiento de préstamos externos le sucedía el aumento
de las exportaciones y la depreciación de la moneda, mientras que, cuando en la
fase siguiente se restringía los movimientos de capital externo, los servicios de
la deuda debían pagarse en oro. Dice que la interrupción en los préstamos externos
se producía en momentos en que todavía no se habían recogido los frutos de las
inversiones producidas y el valor de las exportaciones no había crecido lo
suficiente como para compensar las importaciones y los servicios de la deuda. Ese
nivel de endeudamiento atemorizaba a los acreedores externos y frenaba las
corrientes de capital. La política macroeconómica de los 80 facilito una expansión
desmedida del crédito ante de que maduraran las inversiones del sector agro-
exportador. La convertibilidad se pudo mantener a partir del momento en que las
importaciones dejaron un excedente tal, que permitiera cubrir las importaciones y
los servicios de la deuda. Ford sostiene que en el periodo de mayor crecimiento de
las exportaciones, las presiones de los exportadores y terratenientes influyeron
sobre la actividad económica para mantener o abandonar la convertibilidad y evitar
una valorización de la moneda que perjudicara a sus intereses. Williams, Prebish y
Ford concluyen que la crisis de 1890 fue una crisis de desarrollo. En cambio
Roberto C. Conde sostiene que las recurrentes crisis del periodo agroexportador
fueron originadas por problemas monetarios y no como resultados de los
desequilibrios de la balanza de pagos. Este dice que por el aumento del crédito y
la oferta monetaria, el público compraba oro ante las expectativas de la
devaluación de la moneda, lo cual conducía al agotamiento de las reservas y a la
depreciación del peso. Esto es lo que provoco el fracaso del patrón-oro para
mantener la convertibilidad en 1876, 1885, 1890. Con el exceso de emisión monetaria
se perdieron reservas. El problema era que la oferta monetaria creció más que el
producto. Así el gobierno para evitar el deterioro de sus ingresos intervenía
vendiendo oro en el mercado de cambios para que no depreciara a la moneda. Esto, en
vez de fortalecer el peso, impulso al público en comprar activos externos mediante
la utilización del crédito bancario. La verdadera causa de estos profundos
desequilibrios que se produjeron fue esa fuga de depósitos, al agotar las reservas
y depreciar la moneda. El estado jugo un rol activo en esta etapa del modelo agro-
exportador. Entre 1900-1914 hubo en todos los años un déficit fiscal de magnitud
variable. Los recursos fiscales provenían en su mayor parte de los derechos
aduaneros, importaciones, y estas dependían de las exportaciones y del
endeudamiento externo. Este crecimiento estaba sustentado en diversas formas de
endeudamiento sobre toda externa. A partir de 1870 las corrientes de capital
externo comenzaron a fluir en cantidades importantes y el sistema bancario junto al
financiero adquirió mayor envergadura. La Argentina que caracterizaba al modelo
agro-exportador era una economía abierta hacia al exterior, en donde el Estado
tenia un papel importante, pero basada en mecanismo de endeudamiento externo que
estimulaban procesos de expansión y traían grandes consecuencias en los periodos
depresivos. Las cuentas de capital dependieron de la continuidad de las corrientes
de capital externo y de que la moneda, cuyo respaldo crecía con la entrada de oro y
se diluía con la fuga de él, sufría en esas continuas fluctuaciones, que poco
tenían que ver con el crecimiento o no de la economía, sentando las bases de una
estabilidad económica y financiera que se hizo crónica. 1.12.5. La caja de
conversión y la crisis de 1915. Los primeros años del nuevo siglo se vieron marcado
por una fuerte recensión económica. A partir de 1903 con la combinación de grandes
cosechas y precios internacionales favorables y la reanudación de la corriente de
préstamos, el balance de pagos comenzó a arrojar fuertes superávit. Las
importaciones netas de oro, resultados de los balances de pagos superávit-arios,
determinaron una expansión monetaria que acompaño el ingreso de la economía. Entre
1900-1903 en la caja de conversión no hubo reservas, ya que se habían interrumpido
los flujos de capital extranjero mientras que lo que entraba por lo superávit
20
comerciales no alcanzaba para pagar los servicios de la deuda externa por lo que el
gobierno recurrió a las pocas existencias de oro que quedaban. A partir de 1903 las
circunstancias externas cambiaron, y el oro comenzó de nuevo a entrar a torrente al
país. A partir de 1904-1905 aumenta el circundante, debido a la entrada de oro por
superávit comerciales y por las corrientes de capita externo que condujeron a una
emisión mayor, contribuyendo a la expansión de los negocios, pero también al
incremento de actividades especulativas. Este fue el periodo de prosperidad
económica del modelo agro-exportador hasta 1913. Desde 1910 el aumento del oro fue
producto de las corrientes de capital externo, pero no del monto de los excedentes
del comercio, pues además de verificarse malas cosechas, que redujeron la
producción de cereales, descendieron también los precios internacionales. Esto
produjo, en 1911, un déficit significativo de la balanza comercial. Por otra parte,
había gran especulación en bienes raíces que se había acentuado con motivo del
crecimiento de los centros urbanos. Así algunos terrenos alcanzaron precios
irreales y comenzaron a bajar abruptamente. Entre 1911-1912 hubo un pequeño
superávit en el comercio (insuficiente para los pagos de la deuda), siendo el
capital externo el que permitió controlar la situación dando un signo positivo a la
balanza de pagos. Hacia 1913 se redujeron las entradas de capital mientras subían
las exigencias por los servicios de la deuda. Las exportaciones resultaron
insuficientes frente a las importaciones y los renglones invisibles, invirtiéndose
así el signo del sector externo. A fines de 1912 cuando los flujos de capital se
cortaron la crisis estallo produciendo quiebras en cadenas y, en 1914, el gobierno
decidió suspender la convertibilidad, aunque todavía las reservas no se habían
agotado. Las causas de la crisis fueron: 1.- La caída del sector rural. 2.- El
despilfarro, especulación y gastos desmedidos. 3.- La guerra mundial termino de
redondear la crisis. La primera guerra mundial acelero los tiempos al provocar en
un principio la huida rápida de capital, pero la crisis estaba ya instalada. El
sistema monetario y financiero (1880-1914) presento la falta de un orden deliberado
y de un control central, el éxito circunstancial, se debió a la sucesión de saldos
favorables en el comercio exterior y a la entrada de capitales. Cuando el sector
externo ingreso en una etapa de dificultades, el oro salió de la caja de conversión
y se decreto la inconvertibilidad, como ocurrió en 1876, 1885 y 1914. Esta
situación dependía de la fase expansiva de los ciclos económicos y financieros y
del resultado positivo de cuentas externas. 1.13. El crecimiento económico y la
estructura del P.B.I. El P.B.I. creció a una tasa anual media de por lo menos el 5%
en los 50 años anteriores a la primera guerra mundial, mientras que la población
aumento a una tasa anual del 3,4%. La década del ´80 significo un punto de
inflexión y el crecimiento se acelero en esos años en comparación con los 20 años
anteriores. Entre 1800-1900 la tasa de crecimiento del producto disponible para los
argentinos duplico la de Australia y Brasil, y supero en mas de un 50% la de EE.UU.
y en un 16% la de Canadá. Estas ventajas irían disminuyendo hasta eclipsarse en
años posteriores. El incremento de la población, en especial el de la población
activa que dependía mas que nada de la inmigración, tampoco se produjo en forma
homogénea, sino al vaivén de las oleada migratorias, que tuvieron dos picos en
1885/1890 y 1905/1913. A partir de 1880 el crecimiento ha sido más intenso pero
también más discontinuo. Esta discontinuidad estuvo basada en la forma de inserción
en la economía mundial. El capital básico y la población provinieron sobre todo del
exterior, y la evolución de la producción agropecuaria y de las exportaciones
dependió también del comportamiento de los mercados externos. La crisis de 1890 y
la expansión que se produjo a principios de siglo hasta los años previos a la
guerra revelaron los límites del modelo agro-exportador. Ese crecimiento tenía como
base el endeudamiento externo y un continuo balance favorable del comercio
exterior. Luego de 1908 la Argentina era un país estático desde el punto de vista
de su organización económica. La zona pampeana había llegado a un 21
límite en cuanto a sus posibilidades de expandir la producción incrementando el
área bajo explotación y Gran Bretaña entraba en un cono de sombras como proveedora
de capitales y manufacturas. El ritmo fue irregular, con tasas muy altas en algunos
años y muy bajas en otros, del crecimiento operado entre 19001914. Las variaciones
de la inversión bruta fija son mucho más bruscas que la del P.B.I., aunque ambas se
hallan estrechamente relacionadas. El progreso económico del país se debe a la suma
de su comercio exterior para los distintos periodos presidenciales entre 1862-1916.
Además del sector agropecuario, los pilares básicos fueron las industrias de la
construcción y los FF.CC. Puede percibirse el predominio del sector rural, la débil
participación de la industria manufacturera y la ya notoria hipertrofia del sector
terciario, la Argentina era hacia 1914, un país basado en el desarrollo de sus
riquezas naturales y en la continuidad del endeudamiento externo. Que aprovechaba
su mejor recurso económico que era la tierra fértil de la pampa húmeda, pero que
estaba limitado socialmente por la estructura de propiedad de ese mismo recurso. A
su vez la Argentina se había transformado de un importante proveedor de alimentos
en los mercados mundiales, pero que necesitaba comprar bienes manufacturados. Era
un país dependiente de las grandes potencias industrializadas, sobre todo las
europeas, y con una base productiva precaria. La declinación del viejo esquema de
división internacional del trabajo y de la constelación de fuerzas económicas que
lo sostenían contribuyo a reconocer muy pronto los límites de una experiencia que
no permitió afianzar luego un proceso de desarrollo económico sostenido.  

Capitulo II Economía y sociedad en los años 20 (1914-1930)


2, 1.- El contexto internacional. La primera guerra mundial produjo la destrucción
del aparato productivo, los transportes europeos, la perdida de vidas humanas
además de un proceso de acumulación a escala mundial. Generó un enorme drenaje de
recursos, y comenzó a desplazar el poder económico a favor de los países que tenían
una industrialización relativamente nueva, con mayor capacidad de producción
agrícola y de materias primas. Hasta 1914 Gran Bretaña era el centro hegemónico
financiero mundial; que compensaba una balanza comercial fuertemente deficitaria
mediante la repatriación de los intereses y de otras partidas intangibles (pagos de
fletes marítimos y primas de seguros). Antes de la guerra, Estados Unidos era el
principal productor mundial por sus riquezas naturales, la amplitud de su
territorio agrícola y la disponibilidad de mano de obra. La primera guerra mundial
potenció la participación norteamericana en el comercio mundial al tiempo que
declinaba la inglesa. Ello se debe a que Estados Unidos exportaba maquinarias o
bienes manufacturados de alta tecnología en cambio Gran Bretaña se vio afectados
por el cierre de mercados tradicionales y muchos de sus productos se vieron
afectados por la utilización de bienes sustitutivos (textiles, carbón, hierro,
acero, etc.). Después de la guerra la producción mundial creció un 20%, en la cual
se produjo un crecimiento de Estados Unidos en un 40% y la economía inglesa
disminuyo un 14%. Finalizada la guerra, EE.UU. se transformo de un país deudor a un
país acreedor. Una consecuencia fundamental de la guerra fue el estallido de la
Revolución Rusa en 1917, bajo la dirección del partido bolchevique conducido por
Lenin. Con una sociedad socialista se formo la Unión Soviética. La participación
del Estado a través de la propiedad estatal de los medios de producción y de
distintos medios de planificación, se transformo en el eje central del desarrollo
económico y social del país. Más tarde, Stalin desarrollo la colectivización
forzada y progresista en la economía soviética, que junto a sus sucesores que
transformarían a la Unión Soviética en una superpotencia en el orden político y

22
militar, con grandes falencias en lo económico. La guerra produjo modificaciones
sustanciales en el panorama europeo. El tratado de Versalles (1918), afectó
severamente a varias economías europeas, en especial la de Alemania, produciendo
hiperinflaciones, fluctuaciones económicas, problemas sociales, que derivaron a la
aparición de movimientos autoritarios como el fascismo y el nazismo, a lo que
contribuyo a la desintegración del Imperio Austrohúngaro. En la posguerra, después
de la crisis de 1920-1921, el capitalismo entro en una fase expansiva, en la cual
Estados Unidos fue que más se beneficio. Las industrias surgidas de la segunda
revolución industrial (química, petróleo, electricidad, metalurgia y construcción)
experimentaron un gran auge, utilizando nuevas técnicas, estrategias empresariales
y de producción (taylorismo y fordismo). Así la sociedad norteamericana se
modernizo y prospero gracias al consumo interno incentivado por los créditos,
consolidado un mercado interno, a la vez que crecían las exportaciones y la renta
nacional; Estados Unidos a principio de los años ´20 poseía la mitad de las
reservas mundiales de oro. A nivel internacional, el sistema monetario y financiero
era frágil y existían problemas en numerosos mercados, en el cual, hasta 1914,
había prevalecido el sistema patrón-oro. Durante la guerra los países involucrados
en el conflicto habían gastado gran parte de sus reservas en oro, y financiaron en
gran medida a través de una excesiva emisión de moneda la compra de material
bélico. Lo cual produjo el abandono del sistema patrón-oro, generando un fuerte
proceso inflacionario. Después de la guerra, en la conferencia internacional de
Ginebra (1922), se introdujo el Gold Exchange Standard, en que a partir de
entonces, había dos monedas convertibles en oro, la libra esterlina y el dólar, lo
que posibilito y amplio la base de los intercambios internacionales, y la
acumulación de reservas en oro. Este sistema bipolar, que era en sí era vulnerable,
debilito a Gran Bretaña y favoreció a Estados Unidos. La situación de los grandes
mercados internacionales de materias primas y productos industriales era precaria
en los años ´20. La posguerra se caracterizo por las reorientaciones comerciales y
el reforzamiento del proteccionismo, que junto a la falta de liquidez ocasionada
por este sistema bipolar condujo a serias dificultades en los mercados. Sin
embargo, la economía norteamericana seguía en auge, en el cual el sistema bancario
experimento un notable crecimiento, a excepción de los ámbitos rurales debido a la
superproducción impulsada por la extensión de las tierras de cultivo y la
mecanización, lo que genero una baja en los precios agrícolas. La mayor parte de
los depósitos internacionales estaba concentrado en pequeños bancos independientes
y de un reducido número de instituciones financieras, que otorgaban créditos a
empresarios y pequeños inversores para invertir en la especulación bursátil. Esta
especulación posibilitó el acceso a grandes fortunas en poco tiempo. Durante los
años ´20, se produjo una gran expansión económica generalizada, en la cual, se
evidenciaban fragilidades en el sistema. En los cuales se destaca las tendencias
proteccionistas, las deudas y las reparaciones de guerra, los bajos precios de los
productos agrícolas, que generaron una profunda crisis agraria a nivel mundial,
pero el principal factor de la inestabilidad del capitalismo fue la debilidad de
las distintas monedas. La especulación produjo capitales errantes que se invertían
a corto plazo, que en ciertos momentos eran considerados más rentables, esto
producía la inestabilidad de los sistemas de cambio y las balanzas de pagos. Este
sistema económico basado en los beneficios inmediatos produjo contradicciones entre
la producción y el consumo, en el cual, el circuito bursátil estaba alimentado por
los créditos y no por los sectores asalariados, lo que produjo una desigualdad en
la distribución del ingreso no dejando absorber el conjunto de la producción,
afectando a los sectores rurales. La especulación bursátil se disparo sobre todo a
partir de 1927, en el que el valor de las acciones comenzó a duplicarse hasta 1929.
De esta forma, los circuitos financieros actuaban de manera independiente de la
economía general, en la cual participaban banqueros, empresarios y pequeños
inversores. Hacia fines de la década del ´20 los empréstitos e inversiones directas
de los Estados Unidos en el exterior habían crecido enormemente, pero a su vez
crecían desequilibrios estructurales del sistema financiero internacional que
impedían la continuidad de dicho proceso, como la intención de diferentes gobiernos
23
para restablecer un nuevo sistema patrón-oro para que sus monedas se rijan por un
criterio de convertibilidad. El sistema internacional de pagos, ligado nuevamente
al oro y estructurado para regular los cambios entre economías con tasas más o
menos homogéneas y balanzas de pagos relativamente integradas, no logro un objetivo
esperado, produciendo más descompensaciones, debidas a las medidas defensivas de
las distintas naciones. La libra esterlina se mantuvo constantemente sobrevaluada,
y el franco subvaluado. Los Estados Unidos y Francia tuvieron, durante la década
del ´20, un superávit en la balanza comercial y una situación favorable en la
balanza de pagos, además, de acaparar oro sustrayéndolo de los países más débiles.
Hubo una inestabilidad monetaria y política debido a las fugas de capitales y
préstamos a corto plaza con movimientos incontrolables de un país a otro, que eran
capaces de hacer caer la paridad de las monedas y el nivel de las reservas en oro.
Debido a las inversiones de capitales que se movilizaban entre los distintos países
con un carácter especulativo y en busca de beneficios a corto plazo para una mayor
rentabilidad, ejercieron una peligrosa presión sobre las reservas de oro y las
divisas de los países. Es así, que cualquier fluctuación brusca y repentina que
afectara a los mercados estadounidenses generaría una suspensión de los empréstitos
externas junto al desmoronamiento de la compleja estructura en que se basaba el
restablecimiento del comercio mundial. Jugó un papel preponderante en las
transformaciones económicas la suba de los aranceles estadounidenses junto con la
creciente disociación entre las exportaciones de capital respectos a las
exportaciones de mercaderías. Durante la década del ´20 los capitales que fluyeron
hacia otras áreas industriales, tales como Alemania y otros países periféricos
tendían a financiar la producción de bienes para poder satisfacer la demanda de sus
mercados internos. La industria alemana logro incrementar la productividad como
consecuencia de los préstamos norteamericanos, pero su principal problema lo
constituía la devolución de esos fondos, además, de los cambios que se estaban
produciendo en la división internacional del trabajo. Otro problema para Alemania
fue que los mercados mundiales estaban muy restringidos como por ejemplo la
política proteccionista de Estados Unidos. Para que los Estados Unidos pudieran
hacer efectivos sus créditos, debían incrementar sus importaciones o reducir sus
exportaciones. La exportación de capitales se convirtió en un verdadero bumerán lo
cual fue unos de los principales desencadenantes de la crisis de 1929. El sistema
internacional de pagos de posguerra fue creando una serie de descompensaciones, ya
que estados Unidos era el principal exportador de mercancías y de capitales, además
de haber poderosos intereses sectoriales que no permitían la importación de
productos europeos y de otros países. Hacia 1929 se produce la caída de los valores
de la bolsa neoyorquina. Para algunos economistas la crisis del ´29 ha sido
calificada de una crisis de estructura, ya que coincidió con cambios tecnológicos
como la aparición de nuevas industrias, mecanización acelerada, racionalización del
trabajo, estandarización de la producción, un fuerte proceso de concentración
industrial, en la cual las fuerzas del mercado por si solas no pudieron remontar la
situación. Sólo la intervención de los distintos gobiernos, primero, y el estallido
de la segunda guerra mundial, después, posibilitaron el nuevo despegue. La
exportación de capitales a Europa permitió absorber las carencias de capitales, la
insuficiencia de exportaciones europeas e hizo posible la rápida reconstrucción de
Europa. Pero el retiro de estos capitales de Europa, sobre todo Alemania, genero
una deflación generalizada, que se agravo posteriormente con la agudización de las
barreras proteccionistas, es así, que la economía norteamericana junto al resto del
mundo, en lugar de compensarse, se reprimieron sobre sí mismos. La crisis se
relacionaba con las transformaciones de los procesos productivos en el marco de
normas de consumo y de distribución del ingreso, hubo un incremento del stock no
planeado de productos de bienes que no podían venderse. Los empresarios ante este
problema redujeron su producción, despidiendo una parte de su plante de obreros y
reduciendo los salarios para ajustar el costo de producción a los precios
declinantes por causas de la sobreoferta. La desocupación y la reducción de
salarios contraían aun más la demanda agravando el problema.

24
Las medidas defensivas impulsaban la deflación de la mayoría de los países a través
de tarifas proteccionistas, o de devaluaciones y controles de cambios. Los efectos,
durísimos para la ocupación y el ingreso no fueron solo consecuencia de las
políticas restrictivas, sino también la ausencia de organismos capaces de mediar
entre las distintas políticas nacionalistas. La crisis financiera provocó el cierre
de empresas industriales y comerciales, caída del sistema bancario, se contrajo el
comercio internacional, la demanda disminuyo y creció en forma acelerada la
desocupación, lo que llevo a una depresión mundial. 2, 2.- La situación política y
la ley Sáenz Peña. 2, 2, 1.- La ley Sáenz Peña. Entre lo factores que precipitaron
la apertura del sistema político deben señalarse los conflictos intraoligárquicos,
las revoluciones impulsadas por el radicalismo y los movimientos obreros, que
generaron un período de fuerte conflictividad social. Una ruptura de la alianza, de
Pellegrini en oposición a Roca, llevo a una resistencia interna en el
desmantelamiento de las posiciones roquistas y reformas del sistema político. Pese
a la derrota de los radicales en 1905, en su intento revolucionario, no perdieron
sus iniciativas ya que reivindicaron el sufragio libre en contra de la actividad
conspirativa. La sucesión de huelgas y hechos de violencia de principios del siglo
XX contribuyo a que se planteara la necesidad de ampliar la base social de
sustentación del Estado. Con la elección de Roque S. Peña como presidente, en 1910,
se crearon expectativas reformistas. Durante su campaña electoral R. S. Peña se
entrevistó con Yrigoyen, quienes coincidieron en la necesidad de una reforma
electoral. Dicha reforma promovida por Roque S. Peña planteaba la elaboración del
padrón electoral sobre la base del Registro de Enrolamiento. En consecuencia el
control se exteriorizaba, quedando fuera las influencias de los grupos
intraoligárquicos sobre el sistema electoral. También se establecía la
obligatoriedad y el secreto del voto, e implementaba el procedimiento de la lista
incompleta. La ley de reforma electoral fue sancionada en 1912. La instauración del
voto secreto y obligatorio en el sufragio se hallaba limitada a varones nativos y
naturalizados mayores de 18 años quedando fuera la mujer y los extranjeros no
nacionalizados, por lo que los ciudadanos habilitados para votar representaba un
bajo porcentaje sobre la población total. Tanto el oficialismo como la oposición
estaban convencidos de que con el sistema de lista incompleta la mayoría
correspondía a las fuerzas conservadoras y la minoría al radicalismo. Las nuevas
oposiciones no podrían, hasta 1916, hacer valer su peso electoral y desplazar el
control tradicional de los gobiernos oligárquicos de las provincias, ya que el
Senado Nacional quedaba al margen de la reforma. 2, 2, 2.- Las elecciones y el
triunfo del radicalismo. Las primeras elecciones legislativas, que se realizaron en
1912, participaron, además de los partidos tradicionales, la UCR., el Partido
Socialista y la Liga del Sur. El triunfo de los radicales en Capital Federal y
Santa Fe junto al triunfo de los socialistas en las elecciones para legisladores
que tuvieron lugar en la Capital Federal, en 1913, acentuó las preocupaciones de
los conservadores. La compra de sufragios había perdido su razón de ser y el voto
secreto significaba un resguardo para la autonomía electoral del ciudadano. Estas
circunstancias, junto a la enfermedad de R. S. Peña, que fue reemplazado por
Victorino de la Plaza, generaron un cambio de enfoque en las filas oficialistas.
Los conservadores replantearon la necesidad de adecuarse al nuevo cuadro electoral,
por lo que constituyeron un partido orgánico, impersonal y disciplinado. Hacia
fines de 1914 se fundo el Partido Demócrata Progresista liderado por Lisandro de la
Torre. Aunque los conservadores bonaerenses estaban en desacuerdo con el nuevo
partido por poseer un perfil reformista demasiado evidente.

25
En 1916, la UCR provocaba la fragmentación de las agrupaciones provinciales, por lo
que algunos se incorporaban al radicalismo, logrando que el mismo ensanchase sus
bases. El mismo incorporó aportes de todas las clases sociales; tanto de peones y
estancieros, obreros y comerciantes, modestos empleados y profesionales. El
radicalismo se incorporó a la lucha electoral proponiendo un programa que expresaba
la necesidad de una renovación institucional basada en el cumplimiento de la
Constitución Nacional. El objetivo declarado de restaurar la vida moral y política
de la Nación sólo se alcanzaría mediante el voto libre y garantido y el ejercicio
de la democracia representativa. Hacia 1916, la Convención Nacional Radical definió
los términos de su formula presidencial. A pesar de la influencia preponderante de
Yrigoyen dentro del radicalismo existían disidencias internas. El sector denominado
"azul", que tenían tendencias aristocráticas, sostenían la candidatura de Vicente
C. Gallo. Pero la Convención terminó eligiendo por mayoría a Pelagio B. Luna. Los
desencuentros políticos internos no cicatrizarían y provocarían en el futuro serios
inconvenientes a la conducción de Yrigoyen. Para las elecciones de 1916 la UCR y
dos partidos oficialistas (el Demócrata progresista, y el Conservador) demostraron
poseer apoyos en todos los distritos del país. Los radicales triunfaron en las
regiones más prósperas tales como Capital Federal, Santa Fe, Córdoba y Entre Río.
Los votos radicales se concentraron en las ciudades y en los distritos rurales
dedicados principalmente al cultivo de cereales. En las zonas ganaderas, aunque no
lograron la mayoría, obtuvieron un significativo aporte de sufragios. En las
ciudades, sus votos provinieron de los barrios de clase media, aunque también de
distritos obreros. En el interior lograron la mayoría en Mendoza y Tucumán, y
fueron derrotados en aquellas zonas de menor crecimiento. Las debilidades políticas
de los conservadores se hicieron más evidentes en aquellas zonas más beneficiadas
por el desarrollo económico iniciado hacia los años ´80. Los partidos oficialistas
sólo lograron apoyos electorales en las provincias del interior y en las zonas
ganaderas del litoral pampeano. El socialismo obtuvo el tercer lugar, el cual tuvo
el apoyo de las clases obreras concentradas en Buenos Aires. El candidato radical
no logró los electores necesarios para su consagración, la definición quedo
reservada a negociaciones en el Colegio Electoral. Gracias al apoyo de radicales
santafecinos y la división de las fuerzas oficialistas, facilitaron la obtención
del elector que necesitaba Yrigoyen para ser elegido presidente. La clase dirigente
tradicional afrontó, una derrota electoral inesperada. Los desacuerdos entre las
fuerzas que enfrentaban al radicalismo y los cambios socioeconómicos que afectaban
al país abortaron la posibilidad de una perpetuación del conservadorismo
oligárquico en el poder. 2, 3. Las presidencias radicales: Evolución política y
relaciones internacionales. 2, 3, 1 La primera presidencia de Yrigoyen. Al
principio parecía existir una cierta continuidad entre la nueva administración
radical y el gobierno conservador. Su gabinete ministerial estaba integrado por
miembros de la elite tradicional, la mayoría afiliados a la Sociedad Rural
Argentina y vinculados a la actividad ganadera. En materia de política exterior, la
continuidad se expresó en la reafirmación de la neutralidad. La decisión alemana de
emprender una guerra submarina afectaba al comercio exterior argentino y las
estrechas relaciones con Gran Bretaña. El gobierno norteamericano al romper
relaciones con Alemania buscaba a la Argentina para que se aliara a su decisión.
Yrigoyen reconoció el valor normal de la actitud del presidente norteamericano,
pero no adhirió a su propuesta rupturistas. Inclusive intento organizar una
Conferencia de Países Americanos Neutrales, excluyendo a EE.UU. El nuevo gobierno
no ratificó el tratado del ABC firmado en 1915 por De La Plaza, con el fin de
mediar en el conflicto entre México y los Estados Unidos, ya que este tratado
estaba en línea con la política panamericanistas auspiciada por Estados Unidos. Una
de las primeras medidas del ministro de Relaciones 26
Exteriores fue instruir al embajador de los EE.UU. a desligarse de la Unión
Panamericana en el entendimiento de que dicha organización estaba dominada por el
país del norte. Yrigoyen, por su parte, evitó la ratificación legislativa del
tratado, porque, consideraba que el acuerdo excluía a otras naciones. Una vez
terminada la Primera Guerra Mundial, la Argentina fue invitada, a efecto de
examinar los términos constitutivos de la Liga de las Naciones. Hacia 1919, el
gobierno aceptó "en principio" la formación de la liga, pero la Argentina se
adhirió cuatro meses más tarde de su constitución, sin asumir los derechos y
obligaciones que el mismo comportaba. La primera sesión de la Liga se celebró en
ginebra, en 1920, en la cual participo el ministro de Relaciones Exteriores
(Pueyrredón), quien propuso que la asamblea se pronunciar a favor de la
universalidad Liga y la igualdad absoluta de las naciones integrantes, pero los
intereses de las grandes potencias, hicieron que la delegación argentina se
retirara de la asamblea. Argentina no estuvo representada en la Liga hasta 1930,
luego del derrocamiento del segundo gobierno de Yrigoyen. En cuanto a la política
interna, la oligarquía tradicional siguió controlando gran parte del poder
económico y social. El radicalismo accedió a la presidencia, pero quedo con minoría
en el senado, en varias provincias y en niveles gubernamentales inferiores. El
gobierno radical decidió consolidar su posición modificando las situaciones
provinciales a fin de asegurar la libre elección de sus autoridades. Para ello,
Yrigoyen, recurrió a las intervenciones federales, en la cual, la más importante
fue la de Buenos Aires (1917), cuyo peso electoral era decisivo en los procesos
políticos del país. De esta manera el enfrentamiento entre radicales y
conservadores se hizo más agudo en 1918. Las intervenciones federales produjeron
una mejora en la situación radical en el Congreso. También se produjeron
reorganizaciones institucionales que llevaron al triunfo de gobiernos radicales en
ocho provincias. Hacia 1918, el oficialismo logro la mayoría en la Cámara de
Diputados, mientras que el Senado siguió bajo el control de la oposición. La
relación conflictiva entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo dio lugar a una
disociación entre la administración económica y el poder político. Es así como los
partidos conservadores mantuvieron su influencia en la legislatura (Senado) y el
Poder Judicial. El resultado fue que numerosos proyectos del presidente no tuvieron
sanción en el Congreso nacional. Existiendo episodios de agitación obrera, en 1919,
en un intento de recuperar el apoyo popular, se apeló a una política de incremento
del gasto público, es así, como Yrigoyen recuperó rápidamente su popularidad
personal. La concesión y disposición de fondos públicos fue una de las causas
principales del enfrentamiento entre el gobierno y los conservadores. Como el
Congreso, durante varios años, no aprobó los presupuestos gubernamentales, Yrigoyen
dispuso el uso de esos fondos mediante simples decretos del Poder Ejecutivo. 2, 3,
2. Alvear y el antipersonalismo. Hacia 1922, año de renovación presidencial, el
radicalismo estaba fortalecido y la amenaza electoral de los conservadores había
disminuido. En consecuencia, el oficialismo, volvió a imponerse en los comicios
presidenciales, con la fórmula de Marcelo T. de Alvear (al cuál, Yrigoyen lo había
elegido como sucesor por su buen vinculo social y en el exterior) y Elpidio
González. Alvear, a diferencia de Yrigoyen, inauguró las sesiones del Congreso, sus
ministros respondieron a las interpelaciones de los parlamentarios, se acudió a las
legislaturas para disponer la primera intervención federal y se atendió a las
demandas militares. Alvear interrumpió la obra de Yrigoyen. La conformación de su
gabinete provocó malestar en la UCR. En materia de educación, el Poder Ejecutivo,
saboteó la reforma universitaria disponiendo intervenciones antirreformistas a las
universidades de La Plata y el Litoral, y sancionando estatutos que la dividían en
la de Buenos Aires. Algunas obras públicas quedaron paralizadas como FFCC, etc.
Tampoco insistió en la restitución al Estado de las tierras fiscales ocupadas por
intrusos. Alvear trató de evitar el recurso de la intervención a las provincias.
Hacia 1923, presentó un proyecto de reforma constitucional, el cual planteaba: que
los diputados tuvieran una duración de tres años, renovación total de la Cámara y
la elección directa de los senadores. Este proyecto no fue tratado en la comisión

27
correspondiente. Hacia 1924, se realizo un proyecto de un sistema jubilatorio, el
cual abarcaba a trabajadores industriales, empleados de comercio, bancarios y otros
gremios. Pero el gobierno tuvo que ceder por las huelgas generadas por agrupaciones
de sindicatos y las organizaciones patronales los cuales rechazaban el proyecto. En
1923, se aprobó la ley del pago de salarios en moneda nacional. En 1925, se
reglamento la ley de trabajo de mujeres y menores en la Capital Federal y en
territorios nacionales y, un año después, la ley de descanso dominical en la
Capital Federal. Por otra parte, el gobierno intervino en un conflicto entre la
producción de azúcar, por lo que se estableció un precio promedio de venta e
instituyo un organismo provincial para resolver futuros conflictos. Dentro del
radicalismo hubo discrepancias entre Yrigoyen y Alvear. Los cuales compartían las
ideas de democracia pero no así, en el orden social y económico. Yrigoyen que
pertenecía a la elite tradicional y tenía tendencias liberales planteaba el retorno
a políticas similares de comienzos del siglo. El radicalismo sufrió una profunda
división: los "personalistas (con la conducción de Yrigoyen) y los
antipersonalistas. El proceso de división consistió en tres etapas. - La primera
etapa se desarrolló desde la asunción de Alvear hasta fines de 1923. Los
enfrentamientos entre ambos sectores tuvieron como escenario al senado, cuya
presidencia era ocupada por Epidio González vinculado a Yrigoyen. La presencia
mayoritaria de diputados personalistas obstaculizaban las iniciativas del poder
ejecutivo. Por lo que llevó al presidente, por decreto, a clausurar las sesiones
extraordinarias en 1925, 1926, 1927, dada que la falta de actividad era absoluta. -
La segunda etapa comienza con el nombramiento de Vicente Gallo como Ministro del
Interior, su apoyo hacia los antipersonalistas acentuó los problemas internos. Por
otra parte, los antipersonalistas recibieron el apoyo de los socialistas,
demócratas progresistas y los conservadores. Alvear con su campaña en contra de la
corrupción administrativa y los despidos de funcionarios que realizo el anterior
presidente, lo llevo a alinearse con los antipersonalistas. En 1924 los
antipersonalistas se separaron de la UCR. En tanto que los diputados Yrigoyenistas
con mayoría en el congreso obstaculizaban el programa legislativo del gobierno, los
antipersonalistas a través del Ministro del interior presionaron a Alvear para que
interviniera en Buenos Aires, sin embargo, el presidente se resistió y provocó en
1925 la renuncia de Gallo. 3.- La tercera etapa comienza con el nombramiento de
José Tamborini en reemplazo de Gallo. Por su parte, Alvear brinda un apoyo más
cauto a los personalistas y deja de lado a los propósitos intervencionistas al
distrito bonaerense.Los antipersonalistas se prepararon para las elecciones de
1928, con la formula de Melo-Gallo, contando con el respaldo de los conservadores y
la mayoría de los gobernadores provinciales. El socialismo también sufrió una
división partidaria, por al expulsión de un grupo de afiliados (entre ello Pinedo y
Tomaso) que terminaron formando el Partido socialista Independiente. Los cuales
acompañaron a la fórmula antipersonalista. Hacia las elecciones de 1928, era
previsible que Yrigoyen asumiera como presidente. Esto provocó un descontento de
los militares que se manifestaba a través de crecientes rumores de golpe de Estado.
Este recelo se debió a que en el mandato anterior de Yrigoyen, nombro a civiles al
frente del Ministerio de Guerra, la cual era considerada como una falta de
consideración. Otro de los problemas era la falta de atención en cuestión de mayor
presupuesto para el ejército y la intención de reintegrar y restituir sus derechos
a una pensión a los oficiales que acompañaron los intentos revolucionarios
radicales en 1980, 1893 y 1905. El gobierno de Alvear había recompuesto las
relaciones con las fuerzas armadas, ya que se nombro al Cnel. Agustín Justo al
frente del Ministerio de Guerra, y la satisfacción de sus demandas profesionales y
presupuestarias aumento el poder del ejército dentro del Estado. Durante del
gobierno de Alvear, en 1928, se realizo la VI Conferencia Panamericana en la
Habana, en la cual se discutió las políticas proteccionistas implementadas por los
Estados Unidos, que afectaba las exportaciones de Argentina y de otros países, y la
intervención del mismo en América Central, en especial Nicaragua. El representante
argentino,

28
Pueyrredón, se opuso abiertamente a esas prácticas políticas y económicas.
Pueyrredón seguía las instrucciones de su gobierno, pero la decisión de este en
aislar a la Argentina en el continente, provoco el descontente del canciller
argentino, el cual renuncio. 2, 3, 3.- El retorno de Yrigoyen. En 1928, Yrigoyen
llegó nuevamente a la Presidencia de la Nación. Este hecho no significaba una
continuidad política, ya que las circunstancias no eran las mismas, como la
separación de un sector del radicalismo y que ahora se sustentaba en los sectores
populares, con un intento de estructurar una democracia social de carácter
nacionalista. Uno de los objetivos de Yrigoyen era poner en control del Estado las
reservas petrolíferas y su explotación, ya que consideraba que los ingresos de esta
actividad permitirían cancelar la deuda externa y el incrementar los ingresos
públicos, si bien contaba con un fuerte respaldo de en la Cámara de Diputados no
así en la de Senadores, por lo cual, se encontró con problemas en esos objetivos.
Para concretar sus objetivos, el gobierno nacional, buscaba una mayoría de los
senadores, en especial en las provincias de Mendoza, San Juan y Salta, las cuales
eran opositoras al gobierno. Por otra parte, los problemas con los Estados Unidos
no se limitaban sobre los temas del petróleo sino también se relacionaban con los
intereses ganaderos debido a la prohibición de compras de carnes argentinas.
Distinta fue la misión comercial británica, ya que Argentina tuvo el compromiso de
otorgar concesiones a empresas y mercancías británicas en el mercado argentino.
Hacía 1929 hubo crecientes tensiones políticas por: 1.-La ineficiencia
administrativa, ya que los dirigentes que lo acompañaban carecían de capacidad para
afrontar la crisis que se avecinaba, los efectos políticos y militares. 2.-La
inacción parlamentaria comenzó a ser capitalizada por la oposición. 3.-Varios
episodios políticos, de violencia y de crisis económica precipitaron el deterioro
del gobierno. Como intervención a las provincias de Mendoza y San Juan, a los
poderes Legislativo y Judicial de Santa Fe y el asesinato de Lencinas y un atentado
fallido contra Yrigoyen. 4.-Además se produjo la crisis de Wall Street que
afectaron la situación económica Argentina. La presencia de las Fuerzas Armadas
constituye un nuevo factor a esta situación. Desde 1900, en las Fuerzas Armadas se
produce un proceso de modernización y profesionalismo con la creación del servicio
militar obligatorio, la creación de la Escuela Superior de Guerra y la Escuela de
suboficiales. Las Fuerzas Armadas tienen dos nuevas características como la
influencia prusiana y la existencia de logias militares. Ambos hechos favorecieron
la carrera d dos oficiales del ejército: José Uriburu (que tenía gran admiración
por el ejército alemán y tuvo como asesor por varios años al general germánico
Faupel) y Agustín Justo (que nombrado como ministro de guerra, durante la
presidencia de Alvear, por lo que consolido su carrera militar como política). Los
radicales antipersonalistas, los conservadores y los socialistas independientes,
apoyados por medios de difusión de gran influencia, como el diario la Crítica,
desarrollarían una campaña política de desprestigio de la administración radical,
que culminaría en hacia 1930. 2, 4.- Sociedad, población e inmigración. Hacia 1914
se perfiló una nueva estructura social, claramente diferente, en lo que los
sectores medios adquirieron gran significación. En los cuales se diferencian los
asalariados urbanos dependientes y los sectores ligados al comercio y a la
industria junto a los obreros urbanos que aumentó en comparación a los trabajadores
rurales, artesanos y trabajadores sin ocupación definida. Entre el período de 1880-
1925 se produce una intensa movilidad social. Entre los miembros de la clase media
autónoma lo constituía el inmigrante o hijo de inmigrante que a través de la
industria o del comercio, transitaba hacia un nivel social

29
más alto. Y la clase media dependiente, nacido en el país, cuyos estudios eran
costeados con esfuerzo por la familia, ella misma de origen obrero y probablemente
extranjera. La presencia de los inmigrantes en los años ´20 era predominante en esa
clase media en expansión y en el nuevo sector obrero urbano-industrial. En
consecuencia, en la Argentina, la burguesía empresarial urbana, pequeños y medianos
comerciantes, sectores medios rurales y la clase obrera más calificada, esta
integrada por inmigrantes o hijos de inmigrantes. Los argentinos de origen criollo
se concentraban en sectores pudientes (estancieros, militares y funcionarios
públicos), las clases medias tradicionales, sobre todo del interior, y sectores
bajos de las clases trabajadoras, urbanas y rurales. Entre 1895-1947 la
participación de las clases medias aumentaron y las clases populares se redujeron.
Estas diferencias se deben al incremento en la participación de empleados y
profesionales. Otra característica del aumento de la clase media fue la mayor
escolaridad de la enseñanza secundaria y universitaria. En el censo de 1914 se
mostró un punto de inflexión sobre el aumento de la población, a este descenso
contribuyó la finalización en 1930 del período de inmigración creciente, en que la
inmigración comenzaba a disminuir su contribución al crecimiento demográfico del
país. El proceso inmigratorio sufrió anti-bajos: durante la primera década del
siglo se experimento un aumento de la misma, pero en 1914-1919 se redujo esta
corriente debido a la primera guerra mundial. Finalizada la guerra, el flujo
inmigratorio recibió un nuevo impulso hasta el periodo de 1921-1930, en el cual, la
inmigración tuvo resultados inferiores al de la primera década del siglo. Casi la
mitad de la inmigración que se introdujo en la Argentina eran de origen italianos,
aunque también hubo inmigración proveniente de España como de Polonia. El aporte
inmigratorio siguió siendo importante para el crecimiento urbano. A partir de 1914
comienza las aglomeraciones en el Gran Buenos Aires, Córdoba y Rosario, lo que
indica que la población urbana superaba por primera vez a la población rural. Si
bien la presencia de los inmigrantes extranjeros era decisiva en el proceso de
urbanización también lo eran las migraciones internas, ya que comenzaron a adquirir
una progresiva importancia.   2, 5.- Los conflictos sociales. Los cambios
políticos resultantes de la ley electoral de 1912 permitieron la integración de una
importante masa de población en la participación política. Esta incorporación al
sistema político fue acompañada de una integración más profunda en el campo social
de las clases populares. La gestión del Yrigoyen intento transformar el Estado
gendarme en un agente activo de democratización, impulsando medidas tendientes a
una mayor participación de los sectores discriminados en la actividad política, así
se favorecieron los procesos d movilidad ocupacional y de ascenso social. Para
afirmarse en el poder, el radicalismo debió asegurarse el voto de los sectores
medios, por lo que facilito su acceso a cargos públicos y creo un sistema
clientelístico destinado a manejar la distribución de favores. El gobierno radical
manifestó su apoyo a los estudiantes e impulso cambios reformistas en las
universidades públicas, lo que contribuyo a eliminar los criterios elitistas y
anacrónicos que imperaban en estos establecimientos, también creo las universidades
de Santa Fe y Tucumán. En el terreno laboral, debió afrontar tres frotes de
malestar obrero con distintas reacciones: 1.- En 1916, se declaro un paro de los
trabajadores del puerto de Buenos Aires, en el cual los sindicalistas impulsaban
reivindicaciones salariales concretas. Con motivo a las huelgas ferroviarias, en
1917-1918, el Estado arbitro el conflicto satisfaciendo la mayoría de las demandas
de los huelguistas. 2.- En 1919, hubo una nueva agitación obrera, en que los
trabajadores metalúrgicos realizaron una huelga, por mejoras salariales y reducción
de horas de trabajo. El gobierno recurrió a la represión policial, lo que generó
varias muertes (semana trágica), lo que derivo en una huelga general. Para poner
fin al conflicto intervino el ejército y la armada para disuadirlos y el Estado
como mediador reconoció y reivindico los pedidos de los trabajadores. 30
3.- En 1921, surgió la tercera ola de agitación obrera en la Patagonia, impulsada
por una sociedad obrera anarquistas, en reclamos de mejoras salariales, ocho horas
de trabajo y condiciones higiénicas. La huelga origino enfrentamiento entre los
huelguistas y las fuerzas en servicio de los estancieros, quienes solicitaron ayuda
al gobierno nacional, por lo que Yrigoyen envió tropas militares, y en 1922, se
llego a un acuerdo entre las partes. Pero este acuerdo no se cumplió, por parte de
los estancieros, lo que genero una nueva huelga. El ejército reprimió a los
huelguistas y se impuso la Ley Marcial, como resultado arrojando un saldo de
muertos de más de mil personas, este episodio se llamo "Patagonia trágica". 2, 6.-
Movimiento obrero e ideologías políticas. La etapa de agitación obrera, entre 1917-
1921, consagro la hegemonía del sindicalismo revolucionario en el movimiento
obrero. Durante este período el movimiento obrero sufrió profundas
transformaciones, que se iniciaron con la agitación a través de huelgas que
parecían prácticas revolucionarias y de acción directa características de la
primera década del siglo y culminó con un movimiento obrero que asistió al golpe de
Estado en 1930. Los cambios políticos e institucionales favorecieron dichas
transformaciones. La Ley Sáenz Peña permitió que las clases medias y los sectores
populares pudieran expresar su adhesión política a la UCR y al socialismo,
integrando a la población a la participación política. En el terreno ideológico
también se produjeron cambios, sobre todo a partir de los años ´20, donde el
sindicato se expandió. A medida que se fueron abandonando sus posturas
revolucionarias, su influencia anarquista, se fue desvaneciendo en el ámbito
sindical. En lo referente al socialismo, su presencia se manifestó en sectores
laborales con mayor calificación. Estos cambios contribuyeron a que en reemplazo
del sindicalismo de acción apareciera el sindicalismo de presión (buscaban la
negociación pacífica). Los gobiernos radicales emergentes desarrollaron una
estrategia tendiente a disminuir el tono contestatario de la protesta obrera y a
arbitrar los conflictos sin desdeñar la apelación a los recursos represivos. La
política laboral de Yrigoyen propició la expansión "sindicalista" del movimiento
obrero. En la medida en que favoreció la negociación entre los obreros y el
gobierno, encontró en el sindicalismo un interlocutor más dispuesto a aceptar ese
camino para acceder a sus reivindicaciones. El sindicalismo pasó a constituirse en
una alternativa más atrayente para los trabajadores que el anarquismo en permanente
confrontación con el Estado. El gobierno radical promovió el diálogo con los
sindicalistas para restarle fuerza al Partido Socialista dentro del movimiento
obrero. Procuró aislar y eliminar la acción de los sectores anarquistas y desplazar
a los socialistas de su ascendiente sobre los sectores obreros, este objeto era
aspecto de rivalidad entre radicales y socialistas. También, el gobierno dio curso
favorable a las demandas de las organizaciones representativas de ciertos sectores
de la clase obrera. Finalmente, bajo la presión conservadora, apeló a la
utilización del aparato represivo para terminar con la protesta de los
trabajadores. Otros cambios en el movimiento obrero tuvieron que ver con las
transformaciones en la estructura de la clase trabajadora. Durante la década del
’20 se hizo evidente la creciente estratificación de los sectores obreros. En el
estatuto superior se encontraban los trabajadores de los principales servicios
públicos: ferroviarios y municipales, más tarde tranviarios y telefónicos. Tenían
buenos lazos con el Estado y con empresas monopólicas, lo que los ayudó a
establecer leyes sociales, convenios colectivos, sistema de cobertura mutual obrera
y patronal, etc. El acceso al crédito, a la casa propia y al consumismo operaron
como mecanismos económicos de integración social. Por debajo de este sector se
encontraban los obreros calificados, en su mayoría de las ramas industriales, en un
mercado de trabajo que seguía caracterizado por la inestabilidad y las fuertes
variaciones estacionales. Sus condiciones de trabajo habían experimentado ciertas
mejoras, como la reducción de la jornada laboral y el incremento de los salarios.
Los sindicalistas impulsaron la modernización orgánica de los sindicatos, lo que
significó la transformación de la cultura institucional de los mismos: las
organizaciones fueron ocupadas por representantes gremiales rentados, cuyo número
fue creciendo de manera significativa. Los planteos del 31
comunismo y de otros sectores en torno a los problemas de las clases trabajadoras y
el propósito de adjuntarle al movimiento obrero objetivos que iban más allá de los
meramente reivindicativos provocaron enfrentamientos entre tendencias ideológicas
en el seno del sindicalismo. De este modo, la división del movimiento obrero se
profundizó. Como consecuencia, hacia 1929 coexistían 4 centrales obreras: la FORJA
(anarquista), la COA (socialista), la USA (sindicalista) y el CUSC (comunista). 2,
7. Las políticas económicas de los gobiernos radicales. 2, 7, 1. El crecimiento
económico en el período. Los avatares del crecimiento económico durante los
gobiernos radicales reflejaron la estrecha vinculación de la economía argentina con
la coyuntura internacional, pero, a pesar del cambio político que esos gobiernos
representaban, las líneas esenciales del modelo agroexportador no se alteraron
( apertura de la economía: endeudamiento externo, comercio exterior basado en el
intercambio de materias primas y alimentos por productos manufacturados,
estabilidad de la moneda y retorno del patrón oro). La crisis mundial, en 1929,
coincidió con el fin de los gobiernos radicales, que no tuvieron oportunidad de
producir cambios drásticos en políticas económicas. Durante la 1er. GM, entre 1914
y 1917, se produjo una brusca caída del PBI. El comercio exterior resultó
superavitario debido a un descenso de las importaciones y no por un incremento de
las exportaciones (aunque el nivel de éstas se mantuvo por la apertura del mercado
de EE.UU.). Dicha circunstancia favoreció un incipiente proceso de sustitución de
importaciones en el proceso manufacturero, pero la disminución de importaciones
esenciales –bienes manufacturados y de capital – repercutió de manera negativa
sobre el PBI. La interrupción de la corriente de capitales, producto de la crisis
de 1913-1914 y luego el de la propia guerra, obró en el mismo sentido. A partir de
1918, la normalización de la economía internacional permitió que se incrementaran
las exportaciones agrícolas para abastecer a países europeos, en tanto se mantenía
un amplio volumen de exportaciones con EE.UU., lo que produjo un repunte en el
crecimiento económico. La crisis agrícolaganadera, que se inició en 1920 por la
caída de los precios internacionales de los productos agrarios, y de las carnes,
debido a la recuperación del sector agropecuario en países europeos, produjo una
nueva disminución en la tasa de crecimiento del PBI. Pero éste volvió a subir en
1922, por circunstancias externas que ayudaron: breve aumento de los precios
agropecuarios internacionales e ingreso de capitales extranjeros. Las exportaciones
de algunos productos, como el trigo, cayeron en la cosecha de 1925-1926, como
también los precios de otros cereales. Debido a la entrada masiva de capitales y al
aumento del volumen de los bienes exportados, que compensó otra caída de los
precios internacionales, se fortaleció el peso, lo que permitió al gobierno volver
al sistema de la Caja de Conversión, en 1927. La subida de las tasas de interés en
EE.UU. a partir de 1928 y, luego de la crisis de 1929 revirtieron de nuevo la
tendencia y causaron serias dificultades en la balanza de pagos. Aunque la
Argentina experimentó un crecimiento indudable, fue muy vulnerable a las
fluctuaciones de la economía mundial. Dependía de nuevas entradas de capitales para
evitar problemas en la balanza de pagos y de conservar los mercados para sus
exportaciones. Le resultaba, por el contrario, muy difícil reducir sus
importaciones y la carga del servicio de la deuda externa. Otros elementos de más
vulnerabilidad en los años ’20 fueron la triangulación comercial y financiera que
desarrolló con EE.UU. y GB, y el problema causado por el retorno a la
convertibilidad, en 1926. La política económica, adherida a principios liberales
del modelo agroexportador, contaba con una limitada autonomía para atacar al ciclo
económico y una alta dependencia de las circunstancias externas. 2, 7, 2. Límites
de las políticas económicas.

32
El radicalismo tuvo algunas iniciativas parciales de política económica para hacer
frente a coyunturas adversas de la economía mundial, por la necesidad de reforzar
actividades del Estado o para proteger ciertos intereses sectoriales. Pero esas
medidas no alteraron la composición del PBI, que solo muestra cambios de los
distintos sectores entre 1919 y 1929, aunque se advierte una leve caída de la
agricultura y la ganadería y, un incremento del comercio y del sector
manufacturero. El rubro que más se incrementó fue el de la construcción. Los
lineamientos del modelo agroexportador siguen vigentes. Yrigoyen propuso diversas
medidas económicas que implicaban una intervención más acentuada del Estado en
distintos sectores o procuraban realizar moderadas reformas en los sistemas
productivos vigentes. Se destacaban el estímulo a la colonización agrícola, al
establecimiento de bancos oficiales, la comisión de la marina mercante, la apertura
de nuevas líneas ferroviarias estatales en zonas atrasadas y la intensificación de
la explotación de los recursos petrolíferos fiscales. Además, se intentó recurrir a
la expansión del crédito bancario. Pero la mayoría de las iniciativas económico-
financieras elaboradas por Yrigoyen no pudieron concretarse porque fueron
rechazadas por el Congreso. El partido gobernante estuvo en minoría con la Cámara
de Senadores y debió soportar el bloqueo de muchas de sus respuestas por parte de
la oposición, entre otras, por su importancia, el intento de creación de un Banco
de la República, cuya misión habría sido la de regular las emisiones monetarias, el
crédito y las tasas de interés, fiscalizar los cambios internacionales y asegurar
el clearing bancario. El sistema de Caja de Conversión se consideraba insuficiente
ya que la circulación dependía de las existencias de oro, y éstas de los saldos
internacionales y, en definitiva, de la cosechas. También procuró implementar
medidas para atemperar las fluctuaciones de la coyuntura y las desigualdades entre
los distintos sectores económicos. Ante las dificultades de los agricultores,
debido a las sequías de años anteriores, el gobierno envió al Congreso en 1916 un
proyecto de ley que establecía un gravamen provisional del 5% de las exportaciones.
Los fondos recaudados se asignarían a financiar la compra de semillas y útiles de
labranza. Este proyecto fue rechazado, pero en 1918 este impuesto comenzó a
aplicarse y pasó a ser un componente importante del sistema fiscal. La escasez de
importaciones durante el conflicto bélico dio lugar a un intenso aunque breve
proceso de industrialización. El gobierno no tomó medidas concretas en defensa de
ola industria y el fin de la guerra produjo la desaparición de diversos sectores
industriales ahogados por el restablecimiento de productos manufacturados. El
criterio librecambista predominante en el Congreso impidió la protección de la
actividad fabril. Una de las preocupaciones más importantes para Alvear eran los
problemas vinculados a la escasez del circulante y a las variaciones en la
cotización de la moneda nacional. Otro motivo de alarma fue la disminución de la
recaudación fiscal en el sector externo, lo que llevó, en 1923, a una importante
modificación de los aforos aduaneros (precios estimados de los productos importados
sobre los que se aplicaban aranceles), que estaban desactualizados. Si bien el
propósito de estas medidas fue de aumentar las recaudaciones tributarias, benefició
por un tiempo al sector industrial. En el orden agropecuario se produjo un impulso
hacia la tecnificación del campo, lo que se tradujo a un incremento de las áreas
sembradas. Mientras en el sector ganadero, se sancionó una serie de leyes para
controlar las transacciones comerciales y establecer precios máximos y mínimos.
También se debatió la posibilidad de que intervenga el Estado en el pool de los
frigoríficos. Se siguió extendiendo la red ferroviaria, se dio un impulso a las
obras de construcción de puertos y caminos, esto último vinculado a la difusión del
automotor, se establecieron las primeras líneas aéreas, el servicio postal y un
sistema orgánico de transmisiones radioeléctricas. Con la vuelta de Yrigoyen al
poder, el gobierno reunió a los principales representantes de los frigoríficos y de
los exportadores de cereales para anunciarles una nueva intervención del Estado en
el control de los precios y calidad del comercio exterior de carnes y granos. Se
destinaron fondos para el desarrollo del sector agropecuario mediante concesiones
de créditos a baja tasa de interés y con garantías de las cosechas, y se realizaron
convenios con empresas ferroviarias para el mejoramiento de los servicios a fin de
facilitar el transporte de cereales y 33
ganado. En 1927, por una iniciativa de legisladores discutió en la Cámara de
Diputados un proyecto de ley sobre la nacionalización de todas las explotaciones
petroleras, lo que manifestó contraste entre Yrigoyen y Alvear. 2, 7, 3. La
política petrolera. La creciente importancia del petróleo motivada por la expansión
del parque automotor y su utilización como combustible para el sector industrial lo
convirtió en una fuente de debates sobre los principios de la soberanía nacional, a
medida que se descubrían nuevos yacimientos en el país y se intensificaba su
extracción. El progreso de la industria petrolera fue lento. En 1922, durante el
gobierno de Yrigoyen, se creó por medio de un decreto de la empresa estatal de
Yacimientos petrolíferos Fiscales (YPF), cuya dirección era ejercida por Mosconi,
nombrado durante el gobierno de Alvear. Sus ideas tendrían gran influencia en la
formación de un nacionalismo económico entre los militares. Bajo el impulso del
mismo se emprendió una serie de iniciativas que colocaron a la empresa en un nivel
competitivo, desarrollando, en especial, una extensa red de distribución por todo
el país. Pero en 1925, cuando se inauguró la gran destilería de La Plata, la
distribución del petróleo nacional, era todavía precaria. Debido a la oposición del
Congreso para aprobar su financiación, Alvear autorizó con este fin la utilización
de créditos y de letras de tesorería, mientras se firmaba un contrato con una
compañía norteamericana (Bethlehem Steel Corporation) para su construcción. Al
inaugurarse la destilería, se encontraba en una de las 10 más grandes del mundo en
términos de capacidad. Mientras estuvo al mando de YPF, la producción nacional
creció considerablemente y al mismo tiempo se logró la regulación de los precios en
el mercado local. En los años ’20 la industria petrolífera nacional aumentó entre
un 20 y un 30% anual, pero la importación de hidrocarburos extranjeros continuó
siendo el componente de mayor peso de la oferta, comprobándose que la demanda del
país crecía más aceleradamente que la producción de combustibles, lo que originaba
una importante dependencia de las importaciones. Mientras se ampliaba la capacidad
de refinamiento de YPF y se expandía su producción, el gobierno otorgó varias
concesiones a empresas privadas de origen extranjero, las que mantuvieron un ritmo
de crecimiento similar al de la petrolera estatal. Durante la administración de
Alvear se reservaron considerables extensiones de tierras públicas para el futuro
uso de YPF. Con todo, los resultados financieros de YPF eran muy positivos, lo que
alentaba su desarrollo. En 1928, Yrigoyen vuelve al gobierno e intenta avanzar en
la necesidad de imponer una legislación que atribuyera al Estado la propiedad de
los recursos petrolíferos que se descubrieran, tratando de nacionalizar la
industria del petróleo y colocarla bajo el monopolio de YPF. Mosconi, que admitía
la necesidad de avanzar hacia un monopolio fiscal, disentía por cuestiones
económicas en la propuesta de expropiar a las compañías privadas que se encontraban
en actividad, lo que se contempló en la ley, en lugar de ello, se proponía que las
compañías pagasen una regalía del 10%, pero a pesar de la insistencia de Yrigoyen
en la ley de nacionalización del petróleo no pudo concretarse. Procurando que YPF
incrementara su participación en el mercado petrolero argentino, Mosconi redujo el
precio del combustible obligando a las distribuidoras extranjeras a disminuir los
suyos. Para anticiparse a la reducción de las importaciones de petróleo, el
gobierno argentino negoció un acuerdo comercial con Rusia para importar combustible
a través de una empresa de ese origen, que venía expandiendo sus actividades en el
país desde 1926. Aunque las empresas petroleras extranjeras denunciaron como
Dumping las importaciones de combustible soviético, no tuvieron otra alternativa
que desplegarse a la reducción de precios dispuesta por YPF o perder el mercado
argentino. Tanto Alvear como Tanto Alvear como Yrigoyen se enfrentaron en varias
ocasiones a administraciones provinciales que favorecían el desarrollo de las
empresas petroleras extranjeras en su propio beneficio. El Golpe de Estado de 1930
se debió a intereses vinculados a empresas petroleras multinacionales, disgustadas
con la política del gobierno radical.

34
2, 7, 4. La cuestión del gasto público. Existe una correspondencia entre el
sustrato social del partido radical y uno de los rasgos más característicos del
proceso político que se inicia con el radicalismo en 1916. Éste consistió en la
extensión del sistema de patronazgo como mecanismo para consolidar la clientela
política partidaria a través de la distribución de empleos en la burocracia
estatal, lo que benefició, sobre todo, a los sectores medios. El análisis de los
recursos y gastos del gobierno nacional nos permite afirmar que las respuestas
elaboradas por las administraciones radicales fueron: 1.-Un incremento relativo del
gasto público. 2.-La redistribución interna del gasto fiscal a favor de rubros
tales como salarios, pensiones y administración. 3.-La reorientación de la política
impositiva hacia aquellos gravámenes que, en forma directa o indirecta, afectaban a
las rentas de los grupos propietarios y de los sectores económicamente dominantes.
Se puso en evidencia la precariedad del sistema rentístico nacional cuando a
consecuencia de la guerra mundial se produjo, entre 1914 y 1919, un drástico
descenso de las importaciones, y con ello una brusca caída de las recaudaciones
aduaneras, que eran la principal fuente de recursos del fisco. Los administradores
radicales, entre 1916 y 1930, persiguieron como objeto compensar la disminución de
los recursos tradicionales mediante la creación de nuevos gravámenes (en un marco
en el que antes de reducir el gasto público se tendió a expandirlo). También se
procuró encarar el creciente déficit fiscal a través del incremento de la deuda
pública, aunque la financiación de los gastos del Estado por medio de endeudamiento
ya venía ensayándose desde muchos años atrás. En 1918, se elevó al Congreso un
proyecto de ley de impuesto a los réditos, con lo que se perseguía aumentar en
forma inmediata los recursos ordinarios del Estado y realizar una auténtica reforma
impositiva. El proyecto se fundamentaba en la necesidad de paliar el desequilibrio
de las cuentas fiscales y en los principios de equidad que aconsejaban solucionar
el problema mediante la imposición directa. Como el Estado no permitía la reducción
del gasto público, de denegó el proyecto de ley. Se implementó un impuesto a las
exportaciones agropecuarias y disminuyeron en forma proporcional los gravámenes al
consumo interno. Las intenciones de los gobiernos radicales, sobre todo los de
Yrigoyen, en el sentido de disminuir las cargas impositivas sobre los sectores
medios, tratando de aumentar los impuestos directos – a la tierra, patentes,
herencia y otros – y los destinados al comercio exterior. Estos cambios impositivos
procuraban cubrir en gran medida el gasto público, que desde 1914 sobrepasaron
permanentemente a los recursos públicos. Esa diferencia entre ambos se compensó con
un aumento del endeudamiento público. Este crecimiento contribuyó al financiamiento
de los gastos administrativos ordinarios, ya que los gastos en obras públicas
habían disminuido. Durante el segundo gobierno de Yrigoyen, se observó un
importante incremento del gasto público, que no fue acompañado por una recaudación
suficiente como para financiarlo. El creciente déficit que se generaba ocasionó
fuertes críticas por parte de la oposición. El déficit coincidía con el comienzo de
una fuga de capitales que prenunciaba la crisis y deprimía el ingreso nacional. En
este contexto, el déficit fiscal contribuía a contrapesar la caída del ingreso. 2,
7, 5. El retorno al patrón oro: la Caja de Conversión y la evolución de la balanza
de pagos. Un episodio importante en la política económica argentina del período fue
el retorno a la conversión del peso, o bien, al sistema de la Caja de Conversión.
Para explicar el hecho es necesario tener en cuenta la evolución de la balanza de
pagos (que refleja la posición económica internacional del país) y las variaciones
de las reservas de oro y divisas (que sirven de base para garantizar su solidez
monetaria en un sistema de patrón oro. Los principales argumentos por los cuales se
consideraba volver a la Caja de

35
Conversión, y por consiguiente a la utilización de un patrón cambio oro, eran
resguardar la economía interna de las fluctuaciones y contingencias exteriores, y
asegurar la estabilidad monetaria, manteniendo por ley una relación entre la
cantidad de circulante y el metálico que se encontraba en el país. El superávit de
la balanza comercial o la entrada de nuevas inversiones producían un incremento de
los medios de pago que repercutía luego sobre el monto de las importaciones. Un
saldo positivo se podía transformar en un aumento en la capacidad de compra, pero
un saldo negativo no implicaba la retirada de capitales adquiridos en la cuantía
adecuada., ya que la inexistencia de un banco central permitía a las instituciones
bancarias continuar la expansión de los créditos hasta situaciones intolerables. La
capacidad de compra argentina se transfería casi íntegramente a los mercados
extranjeros. Argentina presentaba una gran propensión a importar y reajustaba su
balanza de pagos aumentando o reduciendo las importaciones, con el problema de que
estas últimas no disminuían en forma suficiente en la fase depresiva de los ciclos.
Debido a la entrada de capitales y al crecimiento de la economía, el peso se
revalorizaba, lo que perjudicaba a los exportadores y a productores agropecuarios
que dependían de las ventas en el exterior y se veían afectados por la caída de los
precios de sus productos valorizados en pesos, aunque beneficiaba a las
importaciones. Un elemento decisivo fue que, en caso de reabrirse la Caja de
Conversión, se beneficiaría a aquellos que necesitaban pagar con oro sus deudas a
los EE.UU., país con el que mantenían un balance negativo. La reserva de oro
bajaría al mismo tiempo que baja el peso, lo que favorecería a los exportadores,
productores agropecuarios e incluso a sectores industriales, beneficiados estos
últimos por productos importados. Durante 1927 las existencias de oro aumentaron,
lo que les permitió emitir moneda nacional y que las divisas aumentaran las
exportaciones y entrada de capitales extranjeros., precipitando la decisión del
gobierno de volver a la conversión. La convertibilidad fue apoyada mientras las
cuentas externas siguieron evolucionando en forma favorable y el superávit llegó a
igualar las obligaciones netas de la cuenta corriente exterior. El régimen de
conversión sólo funcionaba en períodos de prosperidad: al entrar el metálico
permitía el aumento del circulante a través de la emisión monetaria y la extensión
del crédito; pero cuando el oro volvía a salir provocaba una disminución del
numerario, lo que obligaba a suspender la conversión. En 1928, los precios de los
productos exportables empezaron a descender, mientras que los importados no
variaban en la misma medida. La consecuencia fue que los intercambios (relación
entre precios de exportación e importación) se hicieron muy desfavorables para el
país. También, los capitales externos, en especial los de corto plazo, comenzaron a
emigrar rápidamente por el alza de la tasa de interés de EE.UU. En 1929, la balanza
de pagos iba reflejando el deterioro de la situación económica. La Caja de
Conversión no pudo frenar el drenaje de divisas provocado por la huida de
capitales, acentuada por el desencadenamiento de la crisis mundial ocurrida en ese
año, lo que llevó a la suspensión de la conversión. La excesiva rigidez del patrón
oro exponía al mecanismo a una fácil rotura de sus engranajes. El sistema estaba
basado en un nexo demasiado automático entre la entrada o salida del oro, por una
parte, y la circulación monetaria por otra; por lo que los movimientos en la
balanza de pagos originaban un proceso cíclico. La fase ascendente se caracterizaba
por el incremento de las exportaciones y la entrada de capitales extranjeros.
Aumentaban las tenencias de oro, crecían los efectivos de los bancos y se
acrecentaba el poder de compra de la población; por lo que estimulaba la demanda.
Cuando se agotaba esta fase, iniciaba la fase descendente, porque disminuía la
demanda mundial o se debilitaba la corriente de inversiones, disminuyendo el poder
de compra de la población y la demanda de artículos y servicios nacionales e
importados, por lo que las actividades internas se contraían, caían las
importaciones y mientras se llegaba a un equilibrio en la balanza de pagos, seguían
saliendo el oro y las divisas de las reservas monetarias. 2, 8. Comercio e
inversiones extranjeras: el triángulo anglo-argentino-norteamericano.

36
El exceso de importaciones (o déficit comercial) que padecía la balanza comercial
británica fue casi invariable entre 1913 y 1929, pero este déficit era compensado
hasta 1922 por los excedentes de los intereses y dividendos provenientes de las
inversiones de GB en el extranjero. Las principales áreas deudoras del Imperio y
Sudamérica eran los países predominantes de producción agrícola, que mantuvieron
durante esos años un amplio excedente de exportaciones (o superávit en su balanza
comercial) con las naciones industriales de Europa continental y con EE. UU. Los
excedentes de las importaciones británicas provenían de su comercio con países
industriales. Países como China, India, Australia, Brasil y Japón tenían déficit en
su balanza comercial con GB. El interés y los beneficios de las inversiones de GB
de ultramar eran pagados con productos enviados por las naciones deudoras agrícolas
a Europa continental y a EE. UU. Y pasaban de éstos, mediante la forma de
exportaciones de bienes manufacturados, a GB. El comercio triangular predominó
durante toda la década del ’20 en los mercados mundiales. La Argentina tenía un
excedente de exportaciones con GB y de importaciones con EE. UU. Esta circunstancia
originaba la existencia de un triángulo de responsabilidades y de un triángulo en
los movimientos de capital. El naviero se producía porque como el grueso de las
exportaciones argentinas (carnes y cereales) se dirigía a GB y Europa, los
exportadores de GB disponían de una amplia capacidad de bodegas de retorno para
colocar productos voluminosos, como el carbón. En cambio, dado el poco monto de las
exportaciones argentinas a los EE. UU., los productos de EE. UU. No disponían de la
misma capacidad de embarque de retorno y debían pagar fletes más altos o lograr
intercambios con Brasil como intermediario con Bs. As. Esto facilitó la dependencia
de Argentina del mercado británico. GB cubría, con los ingresos provenientes de la
Argentina por inversiones y prestación de servicios financieros y comerciales, la
mayor parte de su balance comercial desfavorable. También, una corriente neta de
capitales de EE. UU. Financiaba las exportaciones argentinas con préstamos e
inversiones directas. Esto se debe porque: 1.-El saldo de servicios con GB resultó
negativo, como consecuencia del envío de utilidades e intereses de las empresas de
GB en nuestro país, compensando el superávit comercial con la Argentina. 2.-El
comercio triangular significaba para la Argentina supeditar su estructura
productiva y en particular a su estructura industrial a las manufacturas y bienes
de capital norteamericanos. Ese comercio aceleraba el flujo de capitales de EE. UU.
En la economía argentina mediante la colocación de títulos públicos en el área del
dólar o de inversiones directas de empresas de EE. UU., permitiendo financiar el
comercio de importación y desplazando de este modo la influencia económica inglesa.
Entre GB y Argentina, además de la relación comercial que existía entre las dos
naciones había un vínculo que se originaba en las inversiones de capital británico.
Éstas, que poseían una alta rentabilidad, mientras complementaban y estimulaban el
comercio entre ambos países, se radicaron en el transporte, FF. CC., empréstitos al
gobierno, frigoríficos, servicios públicos y el sistema bancario y financiero. Así
GB participaba en la producción de bienes exportables y podía controlar el comercio
exterior. Los FF. CC. Eran el punto clave de este sistema, ya que se llevaban a los
puertos de bienes exportables y se introducían las manufacturas británicas en
territorio nacional, contribuyendo una demanda para los productos de GB. Los
hacendados eran el grupo social y político más importante de la Argentina, y su
influencia sobre la política económica del país les permitió defender estas
relaciones con GB. Antes de la 1era. GM, la economía de EE. UU. Había implantado
capitales norteamericanos en la industria frigorífica de la Argentina. Luego de
ésta, se produjo una verdadera irrupción de capitales de EE. UU. En nuestro país,
como artículos industriales, maquinarias, vehículos, artefactos eléctricos,
textiles, refinación de petróleo, alimentos y bebidas y productos farmacéuticos.
También se radicaron compañías de seguros, bancos y varias firmas importadoras y
comercializadoras, muchas de las cuales comenzaron a realizar tareas de armado y
manufactura. Además, EE. UU compró firmas ya existentes de origen europeo. Entre
1914 y 1929, Argentina recibió varios préstamos a corto y largo plazo, que le
ayudaron a financiar sus importaciones, mediante la colocación de títulos públicos
en el mercado norteamericano. La diferencia del tipo de inversión de EE. UU. con
respecto a la de GB fue: 37
GB: era importadora de materias primas y alimentos y exportadora de manufacturas,
había impuesto una determinada división del trabajo, dentro de la cual la Argentina
debía dedicarse a producir alimentos para la metrópoli e importar de ésta productos
industriales, excluyendo toda industrialización propia salvo aquella ligada a la
transformación de materias primas destinadas a la exportación. EE. UU.: se
autoabastecía en varios productos primarios y contaba con una tecnología más
avanzada que la de GB, lo que le daba la posibilidad de exportar productos
manufacturados y bienes de capital y de alta tecnología (con bajos costos de
producción y materias primas más baratas). Se expanden las inversiones del hierro,
acero, automotores, maquinarias y otros, productos de las exportaciones de EE. UU.
hacia la Argentina, desplazando así a las inversiones de GB. La razón de porque
nuestra balanza comercial era desfavorable con EE. UU. fue que, tanto la economía
de ellos como la nuestra en vez de complementarse, competían entre sí. Es así, como
en 1927, EE. UU. dejó de comprar nuestra carne. 2, 10. El sector agropecuario. 2,
10, 1. Evolución de la agricultura y política agraria. Luego de la 1era. GM, las
exportaciones argentinas continuaron su crecimiento en el sector agropecuario
(especialmente maíz, avena y lino), los que fueron desplazando a los ganaderos,
dada por la sostenida demanda internacional y la crisis mundial de comercialización
de carnes de 1920. Si bien el crecimiento era sostenido, sufrió fluctuaciones de la
demanda externa y un aumento de la competencia en el mercado mundial. La tasa de
población europea se incrementó escasamente y la creciente desocupación hizo
disminuir el consumo de los países industrializados de Europa. Una serie de
factores fue alterando el crecimiento del agro: 1.-Fluctuación de los precios de
los cereales y su creciente descenso desde 1926. 2.-Aumento de los costos de
producción de transportes, maquinarias, implementos agrícolas y almacenaje. 3.-La
insuficiencia del crédito agrícola. 4.-El encarecimiento de los arrendamientos. 5.-
Los límites existentes a la expansión territorial extensiva de la agricultura
argentina. 6.-La influencia de los rendimientos decrecientes del sector cerealero.
7.-Los costos de los fletes ferroviarios argentinos eran más caros que los de EE.
UU. y GB. Un factor que contribuyó al aumento de la producción fue la creciente
mecanización de las tareas rurales que mejoró la productividad agrícola. En 1921,
se había establecido la 1era. fábrica de cosechadoras, pero el grueso de los
equipos y maquinarias agrícolas se originó en las importaciones provenientes de los
EE. UU. esto permitió que continuara creciendo la cría de ganado caballar. Como
durante años la mecanización agrícola había estado limitada a la posesión de
máquinas complejas, el proceso tecnológico de los años ’20 tuvo un impacto
renovador. Como consecuencia redujeron las ventajas del avance y se hizo más
dificultoso el proceso de modernización rural. Fuera del área cerealera comenzaron
a producirse cambios menos susceptibles, debido a la creciente participación de
cultivos industriales que se beneficiaron con la ampliación del mercado interno,
tales como la caña de azúcar (protegida con aranceles), los cultivos de algodón
(los que sustentaron el crecimiento de la industria textil), la extensión de
cultivos de frutales en el Alto Valle del Río Negro y Valle de Ucro mendocino, y
crecieron las producciones de maní, arroz y yerba mate en Misiones (por incentivos
fiscales del gobierno nacional). Los intereses rurales se sustentaban en el
predominio de la gran propiedad y el sistema de arrendamientos, lo que reflejaba el
ideal social del ámbito cerealero.

38
2, 10, 2. Bases sociales y económicas Entre los grandes productores (dedicados a la
ganadería de alta mestización) se destacaban los grandes propietarios (dedicados a
una agricultura extensiva). Otros terratenientes reinvertían parte de sus rentas en
mecanización y mejoras técnicas y agronómicas, al igual que los arrendatarios de
grandes extensiones. Entre los sectores rurales subalternos tenían gran
representación los chacareros (pequeños o medianos arrendatarios obligados a pagar
una renta elevada para trabajar la tierra del propietario o arrendatario, durante
períodos breves, sin posibilidades de planificar su producción ni
comercialización). Existían también ocupantes precarios de reducidas parcelas,
dependientes del trabajo doméstico y acosados por el endeudamiento que podía
transformarlos en simples asalariados. Por último el almacenero de ramos generales,
generador del crédito agrario informal, era el nexo entre el agricultor y las
grandes empresas exportadoras de granos. Con la sanción de la ley de
arrendamientos, en 1921, el gobierno nacional pretendió atender reclamos de
pequeños y medianos productores rurales agremiados en la Federación Agraria
Argentina. Este mecanismo estaba dirigido a quienes arrendaban parcelas y
contemplaba la indemnización por mejoras. El arrendatario podía prolongar el
alquiler cuando el contrato no extendiera los 3 años, tenía la posibilidad de
negociar la venta de la producción libremente y se le garantizaba una vivienda
confortable. El Estado procuró también dar otras respuestas ante las demandas de
los agricultores. Hasta fines de los años ’20 se mantenían en el sector los
mecanismos de funcionamiento del modelo agroexportador, aunque se procuró
introducir modificaciones a través de medidas que intentaban responder a las
tensiones generadas por el agotamiento de dicho modelo. 2, 10, 2. La industria de
las carnes. Esta industria estaba vinculada con los mercados externos y estaba
financiaba en gran medida por el capital extranjero. Los capitales ingleses fueron
los 1eros. en desarrollar la industria frigorífica en el país, acompañados en menor
medida por capitales nacionales. En la 1ra. década del siglo XX se radicaron
plantas pertenecientes a frigoríficos de EE.UU., cuya finalidad era abaratar las
exportaciones destinadas al mercado británico de carnes, aprovechando la mejor
calidad de nuestra materia prima y los menores costos de producción locales. Por el
aporte de estos frigoríficos, el volumen de exportaciones de carnes de EE. UU.
hacia GB disminuyó de la misma manera en que aumentaron las exportaciones
argentinas. Pronto, los frigoríficos norteamericanos, que tenían una tecnología
superior a la nuestra y a la de GB, comenzaron a hacer fuertes demandas a los
ganaderos, con el propósito de poder embarcar al mercado europeo, principalmente
carne enfriada (chilled). Esto generó procesos económicos y políticos que
repercutieron en nuestra sociedad: La 1era. cuestión es técnica, ligada a la
materia prima que necesitaban los frigoríficos para elaborar nuevos productos y se
debe a que la aparición de la industria de enfriado provocó una modificación en el
tipo de razas ganaderas y una nueva delimitación de la Pampa Húmeda, la que implicó
incorporar el sur y el sudeste de Cba. , el noroeste de La Pampa y el extremo
sudeste de San Luis. Otra cuestión vinculada también al problema de la materia
prima fue que la carne enfriada no permite una larga conservación y para satisfacer
una demanda constante era necesario contar con buenos cortes todos los años. Esto
determinó la aparición de un nuevo tipo ganadero, el invernador, que disponiendo de
las mejores pasturas estaba en condiciones de asegurar una entrega periódica, lo
que resultaba esencial para la industria del enfriado. Los invernadotes que poseían
los campos más cercanos a los frigoríficos tenían un tratamiento especial. Los
criadores no disponían de campos para la misma cantidad y tenían 3 opciones: o
comercializaban sus productos directamente en los mercados consumidores locales;
los destinaban a la exportación del congelado; o se dedicaban sólo a la cría de
ganado al que alimentaban hasta los 8 o 10 meses para luego venderlo a invernadotes
La situación se agravaba por la escasa disponibilidad de bodegas para envío a GB,
que había que reservar con anticipación. La competencia generada entre los
distintos frigoríficos, provocó que se llegara a una

39
serie de acuerdos para la distribución de las facilidades de transporte,
denominadas 2conferencias de fletes". Su propósito era regular los suministros al
mercados británico, para ajustar la cantidad a la posibilidad de absorción del
mercado. Se produce una "guerra de carnes" o "guerra de precios" entre EE. UU. y
Argentina, la que consta de vs. Etapas. La 1era. se extendió hasta poco antes de la
1era. GM y durante la misma los envíos de carne refrigerada por los frigoríficos
norteamericanos inundaron GB. Con ello comenzaron a regular el precio del ganado en
su propio beneficio, por el cual se distribuyeron los envíos en un 41,35% para EE.
UU. , un 40, 15% para GB y un 18, 5% para nosotros. Durante esta la demanda de
carne fue muy elevada, especialmente la envasada y congelada. Al final de la
guerra, comenzó a decrecer la demanda de ultramar, iniciándose un proceso decisivo
en este sector. La disminución del poder adquisitivo, las acumulaciones de grandes
cantidades de carne envasada y congelada por parte de los mismos aliados y la
existencia de otros mercados vendedores junto con la paulatina recuperación del
sector agropecuario europeo, originaron una serie crisis en la ganadería argentina.
La crisis de los años 1921-1922 reflejó el conflicto de los invernadores y
criadores. Los 1eros. retenían su ganado hasta que mejoraran los precios de
frigoríficos. Los 2dos. debían malvender sus novillos de inferior calidad a la de
los frigoríficos o entregarlos para el engorde a los invernadores, sufriendo todo
el impacto de la recesión. A fines de 1922, las elecciones llevaron a Pages a la
dirección de la Sociedad Rural Argentina, por lo que modificó la política de la
Sociedad, culpando a los frigoríficos de lograr beneficios monstruosos a expensas
de los ganaderos. Sus ideas eran opuestas a las de Anchorena (anterior director),
quien proponía la intervención del Estado como única solución. Los frigoríficos
argumentaban que los desequilibrios se debían a un exceso de oferta. Una
intervención estatal no sería beneficiosa ya que desalentaría el crédito
extranjero, favorecía la huída de capitales y perjudicaría la iniciativa privada.
En consecuencia, sus propuestas para solucionar el conflicto eran la reducción de
impuestos, la disminución de los costos de producción y la mejora de los rebaños.
El rol del estado debía centrarse en la búsqueda de nuevos mercados. Luego de meses
el Congreso decidió la aprobación de 4 leyes: 1.-La construcción de un frigorífico
administrado por el Estado en Bs. As. 2.-La inspección y suspensión gubernamental
del comercio de carnes. 3.-La venta del ganado sobre la base del peso en vivo. 4.-
Un precio mínimo para la venta de ganado de exportación y uno máximo para la venta
local de carne. Cuando Alvear estableció por decreto precios mínimos, los
frigoríficos criticaron estas leyes y, como respuesta, dejaron de comprar novillos
e interrumpieron el comercio de exportación de carnes. Ante estas medidas el
gobierno debió ceder, suspendiendo el decreto. En 1925, la "guerra de carnes" entre
los frigoríficos se reanudó. Un establecimiento de GB anunció la modernización y
ampliación de su planta y pidió el incremento de su cuota. En 1927, los empresarios
de los frigoríficos llegaron a un acuerdo: los norteamericanos nuevamente fueron
los mayores beneficiarios, ya que tomaron ahora una cuota mayor. El comercio de la
carne quedó totalmente dominado por los intereses extranjeros y, en particular, por
EE. UU. La Sociedad Rural Argentina, todavía bajo la dirección de Pages,
argumentaba que la competencia entre frigoríficos alteraba la estabilidad del
mercado y ejercía una presión bajísima sobre los precios. Otro acontecimiento tuvo
una repercusión mayor sobre el sector ganadero y la industria de las carnes en
1926. el departamento de Agricultura de carnes frescas o refrigeradas, vacunas,
ovinas o porcinas, desde cualquier región donde existiera aftosa, la Argentina
sufría de este mal en todo su territorio (exc. en la región patagónica). La medida
tomada se agregaba a otras de carácter proteccionista adoptadas, que ya había
afectado a las exportaciones argentinas de carnes, de cereales y frutas. Durante la
conducción de Duhau en la Sociedad Rural Argentina, lanzó una vigorosa campaña con
el eslogan "comprar a quien nos compra". Significaba que la Argentina debía
reforzar sus lazos con los países que compraban sus productos y dado que GB era su
principal importador de ellos y, particularmente 40
de carnes, debían privilegiarse las compras a ese país, ya que los productos
manufacturados no se podían producir debían "elegirse entre los países que son
consumidores de nuestra producción". Como consecuencia, en 1929, Yrigoyen inició
negociaciones informales con GB para fomentar el comercio recíproco, y ese mismo
año llegaron a un acuerdo entre ambos países mediante el Convenio D’Abernon. 2, 11.
El desarrollo industrial. 2, 11, 1. Los efectos de la guerra. Hacia mediados de la
década de 1910 la industria argentina presentaba un panorama con mercados
contrastes. El sector más pujante seguía siendo el relacionado a las actividades
extractivas y manufactureras mas indispensables, vinculadas a la producción
agropecuaria o a elementos básicos para la población. También se destacaban las
industrias alimenticias, sobre todo los frigoríficos, las fábricas de extracto de
quebracho, empresas textiles y metalúrgicas y el sector de la construcción. Se
producían contrastes a nivel macroeconómico, ya que las industrias dedicadas a la
exportación, en general de capitales extranjeros, tenían un tamaños
corporativamente grande y actuaban en mercados oligopólicos. En cuanto al mercado
interno, las industrias en su mayoría eran de capitales nacionales y muchas de
ellas se dedicaban a la elaboración de bienes de consumo no duraderos y a la
fabricación de materiales para la construcción y de implementos para la agricultura
y para la reparación del material ferroviario. Salvo en el sector de alimentos y
bebidas, la industria se encontraba muy lejos de satisfacer la demanda interna y en
muchas ramas la importación superaba a la producción local. Se produce la crisis de
1930, por lo que la evolución industrial transitó 2 etapas: 1.-Se originó en
situaciones especiales que originó la primera Guerra Mundial. GM. 2.-Se enmarcó en
el regreso a una aparente normalidad de posguerra. La 1era. GM supuso un desafío
para la industria local, ya que las importaciones de productos manufacturados
disminuyeron drásticamente. El tráfico transoceánico se interrumpió. La búsqueda de
mercados de abastecimiento sustitutivos, como la de EE. UU. , no alcanzó para
completar los trastornos producidos con los proveedores europeos tradicionales. Las
dificultades en el ingreso de manufacturas importadas contribuyeron a crear una
protección para la producción local, al obligar al país a vivir de sus propios
recursos. Algunas industrias, como la textil, encontraron un fuerte dinamismo que
les permitió crecer a lo largo del conflicto bélico. A pesar de las restricciones
en el comercio importador, la guerra no generaba una situación propicia para el
despegue industrial. El descenso en términos absolutos de la producción estaba
determinado por la contracción de la demanda europea de manufacturas de origen
agropecuario, como la carne enfriada. Las razones de este comportamiento respondían
a 2 factores: 1.-El peso de la transformación industrial de productos agropecuarios
destinados a la exportación. 2.-Debe buscarse en las dificultades que la guerra
creaba para importar los bienes de capital y las materias primas necesarias para el
desarrollo de productos que hasta ese momento se importaban. Por eso, a pesar de la
falta de competencia de las importaciones, la inversión se contrajo a menos de la
5ta. parte entre 1913 y 1918. 2, 11, 2. Proteccionismo y librecambio. Una vez
finalizada la guerra se reanudó el comercio con los países europeos sin
establecerse ninguna política de protección de las industrias instaladas o en
proceso de desarrollo. Las críticas condiciones que debió enfrentar la Argentina
motivaron a una polémica proteccionista y librecambista, de los sectores
tradicionales en defensa del libre comercio. Desarrollaba una lógica a corto plazo.
Se pasaba por alto el análisis de Bunge, que señalaba el agotamiento de las
principales fuentes del crecimiento de la producción

41
agropecuaria. Simultáneamente, la creciente urbanización absorbía una fracción cada
vez mayor de la producción, reduciendo los saldos exportables. Dado que la
elasticidad-ingreso de la demanda de bienes industriales superaba a los
agropecuarios, era de esperar también un crecimiento más rápido de las
importaciones de bienes industriales que de las exportaciones de productos
agropecuarios, lo que a la larga, desembocaría en un déficit crónico de la balanza
comercial. La guerra había mostrado, además, las dificultades internas que
provocaron acontecimientos súbitos e inesperados en el extranjero. Una política
proteccionista era una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo
industrial y debía ser complementada con incentivos que estimularan el despegue
integral de las fuerzas productivas, la calificación de mano de obra, un entorno
más receptivo de las transformaciones económicas, la consolidación de un fuerte
mercado interno como previo paso a la inserción exportadora y la creación de una
infraestructura de transportes y comunicaciones adecuadas para movilizar la
producción. El planteo de protección arancelaria también le parecía excesivo a las
elites dirigentes y el poder de los industriales era demasiado reducido como para
forzar un cambio de política. Por lo que, en los hechos de debate, no condujo a
ningún cambio de fondo en materia arancelaria. 2, 11, 3. La política industrial. La
década del ’20 es un período en el que la producción industrial tuvo un crecimiento
relativamente intenso, sustentado en un incremento progresivo de la tasa de
inversión. No hubo modificaciones arancelaria estructurales, pero los impuestos
aduaneros no se cobraban sobre el precio real de las importaciones, sino sobre una
lista de precios que fijaba el Estado. También perjudicaba al fisco, porque una
valuación deficiente de las importaciones diminuía la recaudación tributaria. Las
tarifas aduaneras tenían el fin de contribuir a solventar el gasto público, y no de
proteger a la industria. Por eso, la recuperación de los niveles impositivos no
significó avanzar en la protección sectorial, ya que las tasas seguían siendo
modestas. El Estado intentaba implementar una política librecambista pero basada su
recaudación en la aduana, con lo que la expansión de los ingresos públicos chocaban
contra la política económica y viceversa. En el desempeño de la industria se puede
señalar que la competitividad de un producto de origen nacional frente a otro
importado, con respecto a sus precios depende de las tasas arancelarias (del precio
que se toma como base para aplicarlas y del tipo de cambio). Con la normalización
de la economía mundial luego de la guerra, los precios descendieron, contribuyendo
a reducir el desfase. En muchos casos, los aranceles impuestos a las materias
primas superaban a los productos terminados. Ante esta situación de producciones
similares a las del exterior, la industria local se veía perjudicada por el
"recargo" en el costo de los insumos. Hasta 1923 el peso estaba desvalorizado, pero
luego de este año volvió a valorizarse, lo que significaba un abaratamiento de
importaciones frente a la producción local. Las iniciativas del gobierno y la
evolución de los precios relativos aumentaron de manera neutral sobre el sector
industrial. Desde el punto de vista sectorial, la evolución de la producción
correspondió con las tendencias apuntadas. Se observó la aparición de un conjunto
de actividades que hasta ese momento no tenían mucha importancia, como la
producción de vehículos, especialmente las nuevas inversiones de EE. UU. otras
industrias colaterales ganaron importancia, como la metalurgia, el caucho, los
derivados del petróleo, las industrias del vidrio, madera, como las imprentas.
Otras más tradicionales mostraban síntomas de estancamiento o se veían afectadas
por la normalización del comercio de importación, como el sector alimenticio,
textiles y confecciones o las curtiembres. 2, 11, 4. Las inversiones extranjeras en
el sector industrial. El período de entre guerra se caracterizó por un cambio de
estrategia de los capitales de las principales potencias, como EE. UU. Diversas
empresas comenzaron a "sustituir importaciones” por producción en el 42
extranjero para poder combinar los procesos de producción más eficientes con
reducciones en el costo de transportes, una mejor penetración en los mercados
externos, la búsqueda de materias primas más baratas y un fortalecimiento en la
competencia frente a otras empresas. Durante los años ’20 se produjo una
interrupción de capitales extranjeros, sobre todo de origen de EE. UU. , uno de
cuyos principales destinos fue el sector industrial, que implicó una serie de
transformaciones para el conjunto de la economía argentina, a partir de una mayor
diversificación de la producción, de la demanda de importación de nuevos productos
y de vínculos económicos cada vez más importantes. Entre las más importantes
empresas de origen de EE. UU. que llegaron al país desde el siglo XIX son: Ford
Motors Co., General Electric, Kodak, Colgate-Palmolive, Refinerías de maíz, etc. La
transformación de las estructuras productivas, como consecuencia de este proceso,
alteraba el equilibrio del modelo agroexportador y confluía con los 1eros. signos
de agotamiento para reanunciar un nuevo perfil interno y una nueva forma de
inserción internacional que escapaba lentamente de los lineamientos de la división
internacional del trabajo clásica. Cabe destacar que las nuevas firmas apuntaban
generalmente a la satisfacción directa de las necesidades internas, disolviendo
paulatinamente el "método indirecto". Hasta ese momento la industria se había
orientado hacia la producción complementaria de las actividades agropecuarias,
siendo la exc. algunos emprendimientos en la estructura económica. El crecimiento
industrial se aparta de esa dinámica, de modo que el sector comienza a abandonar su
complementariedad con las actividades agropecuarias. El crecimiento del empleo
industrial implicaba un avance en el proceso de urbanización y contribuía a
disminuir el peso relativo del sector agropecuario. Dado que la población urbana
crecía a una tasa mayor que la producción agropecuaria, se incrementaba el número
de consumidores de productos alimenticios que, a largo plazo, llegaría a incidir en
la reducción de los saldos exportables de dichos bienes. Se observó una
transformación importante de los métodos de producción, con una profunda revolución
técnica y organizativa que modificó las costumbres, reformó los conceptos y separó
a los diversos factores de la producción, permitiendo el paso de la manufactura a
la fábrica. 2, 12. Comercio y capitales externos en la Argentina y Canadá: un
análisis comparado. La puesta en producción de extensas hectáreas de baja densidad
poblacional posibilitó, a través de la incorporación de capitales y mano de obra
europeos y la modernización de los aparatos productivos, un rápido crecimiento de
ambas economías, favoreciendo su vinculación, a través del comercio exterior, a los
mercados internacionales. Sobre todo teniendo en cuenta que las relaciones externas
argentinas y canadienses tuvieron 2 referentes principales y comunes, y una
problemática similar en parte de su historia. Nos referimos a la importancia que
para las 2 naciones llegaron a poseer los vínculos económicos y políticos con GB y
EE. UU. Hacia 1870, la hegemonía política y financiera de GB a nivel mundial
comenzó a ser cuestionada como consecuencia de la falta de competitividad de un
sector industrial y la pérdida de mercados. Esto obligó a GB a incrementar los
vínculos con su propio mundo colonial y con otros países periféricos. En este
sentido Argentina y Canadá pasaron a pasar un papel decisivo en el mantenimiento
del poder económico británico. Este cambio político fue acompañado por parte del
gobierno canadiense por una implementación de medidas que contribuyeron a estimular
el crecimiento económico. También contribuyó a ello la política económica del 1er.
Ministro John MacDonald en 1880, en el marco de la llamada "política nacional", que
estableció medidas proteccionistas para las nacientes industrias canadienses;
favoreciendo la construcción de un FFCC. entre el Pacífico y el Atlántico que
sirvió para firmar la identidad del país respecto de su vecino sur, fomentó el
incremento de la población; y procuró ampliar las actividades productivas en las
regiones del Centro y del Oeste, transformándolas así en centros exportadores y en
mercados para los productos industriales del Este. El proceso de modernización de
la Argentina tuvo 2 grandes diferencias respecto de la de Canadá:

43
1.-En la Argentina la mayor parte de la tierra apta para la agricultura ya era
propiedad de un grupo de grandes estancieros, los cuales tenían un peso decisivo en
las esferas del poder. 2.-La política económica externa del país adhería con
firmeza a los principios del librecambio. En consecuencia, los inmigrantes debieron
conformarse con un acceso restringido a la tierra, como simples arrendatarios al
mismo tiempo que se sacrificó la posibilidad de un desarrollo industrial frente a
la importación de productos extranjeros. La Argentina y Canadá, tenían en común su
vinculación con GB. Ambas eran productoras de materias primas y alimentos
requeridos por el centro imperial y, a la vez, constituían atractivos mercados para
los productos de GB y de otros países europeos. En la conformación de estas
peculiares relaciones triangulares un aspecto importante fueron las inversiones
británicas. Tanto Canadá como la Argentina, estos capitales no sólo que apuntaban a
poner en producción las enormes riquezas de la pradera y de las pampas, sino
también, como el caso canadiense, a explotar los recursos forestales y mineros
existentes. Junto a esto es necesario establecer un sistema de transporte y
distribución para los mercados locales y del exterior de estos productos, además de
crear la infraestructura y las industrias necesarias y facilitar el financiamiento
de las distintas actividades. La composición de esas inversiones también se
diferenciaba: Mientras en la Argentina los FFCC constituían el mayor porcentaje de
las mismas, llegando al 33%, en Canadá, en cambio, representaba un 30%. Canadá se
dedicó fundamentalmente a producir cereales, la Argentina se diversificó entre la
agricultura y ganadería. En el grupo del Plata la ganadería era la actividad
esencial del grupo económico y político más poderoso: los grandes terratenientes de
la región pampeana. Y aunque en la suma del total de las exportaciones, las carnes
fueron superadas por los cereales, el principal vínculo anglo argentino se dio en
torno a los frigoríficos y a las ventas externas de carnes enfriadas. Esto explica
el predominio del trigo canadiense sobre los granos argentinos en el mercado
británico y la mayor participación que adquirieron los cereales para Canadá en su
relación con la metrópoli. En el caso del argentino el comercio de exportación
hacia GB tuvo en las últimas décadas del siglo XIX menor incidencia que Canadá,
dado que tenía más relevancia las ventas a otros países europeos, mientras que el
intercambio con EE. UU. era poco significativo. Pero hacia la 1era. década del
siglo GB constituía ya el principal cliente de la Argentina. Hacia principios del
siglo XX, la participación de los productos ingleses dominaba en las importaciones
argentinas, representando más de un 30% de las mismas, situación que hacía cambiar,
durante el desarrollo de la 1era. GM al incrementarse el vínculo con el mercado
norteamericano. Hacia la década de 1920 Canadá concentraba sus exportaciones en
bienes primarios y contaban con economías abiertas en las cuales el comercio
exterior jugaba un papel esencial en el PBI. Ambos tenían como socios comerciales
principales a EE. UU. y a GB. Tanto en la Argentina como en Canadá esas relaciones
triangulares se fueron modificando a lo largo del período de entreguerras. Hacia
esa época, EE. UU. se había convertido en un socio privilegiado de ambos mercados
(era el principal proveedor de ambos, pero su peso en el comercio de importación
canadiense más que duplicaba su participación con respecto al de la Argentina).
Esto tiene que ver con el tipo de exportaciones canadienses, el peso de las
inversiones directas de EE. UU. y la cercanía reducía costos de transporte. Las
exportaciones canadienses, concentrados en los cereales, tenían otros componentes
como los relacionados con la industria maderera y papelera, minerales no ferrosos,
hierro, cobre, níquel y oro, estos últimos destinados al mercado de EE.UU. La
radicación de empresas del país vecino activaba el intercambio de las importaciones
de bienes de capital, al mismo tiempo que los canales de comunicación directa, como
los Grandes Lagos, el FFCC y los automotores obraban poderosamente a favor de esta
conexión. Los grupos de poder económico canadiense eran más diversificados que en
la Argentina, dado que el desarrollo industrial de Canadá lo hizo menos dependiente
de sus productos agropecuarios. En el caso argentino, por el contrario, las
restricciones del mercado de EE. UU. para sus productos impidieron que

44
éste cobrara mayor importancia, mientras que las exportaciones hacia GB,
especialmente las ganaderas, continuaron determinando su política comercial hasta
la década de 1950. La posición de conjunto de la balanza de pagos de Canadá fue más
favorable. Ello se debió al dinamismo por parte del comercio de EE. UU. y al hecho
de que la mayoría de las inversiones provienen de este país. El flujo comercial
norteamericano-canadiense fue así un poco más equilibrado y llegó a duplicar el
volumen del comercio norteamericano-canadiense. La situación en el intercambio con
GB para Argentina y Canadá era muy diferente. Esto se debía a que el comercio de
importación canadiense desde las islas británicas tenía mucho menor peso que el
argentino; nuestro país dependía en mayor parte del mercado de GB, mientras que
Canadá estaba más vinculado con EE. UU. La economía de este país estaba basada en
un desequilibrio bilateral dentro de un balanceado triángulo del Atlántico del
Norte. La mayor parte de sus exportaciones iban para EE. UU. y el flujo de
inversiones de EE. UU. fue cuantitativamente importante para Argentina. Luego de la
1era. GM los intereses de GB dejaron de crecer por falta de renovación de los
equipos y bienes de capital, lo que en el caso argentino afecto especialmente a los
FFCC. Otro factor a señalar es la gran diferencia en el valor de las inversiones de
EE. UU. en ambas naciones, mucho más relevante en Canadá que en Argentina. La
preeminencia de capitales de EE. UU. en el país del Plata se debió, a un hecho
político: el proceso de las nacionalizaciones de empresas de servicios públicos
británicas y europeas emprendido por el gobierno de Perón en la 2da. mitad de los
’40.    

Capítulo III La Crisis Mundial, la industrialización y la intervención del Estado


(1930-1945)
3.1 De la crisis mundial a la Segunda Guerra: la coyuntura internacional La crisis
mundial que se inicia en 1929 marca el comienzo de la "Gran Depresión", que se
extiende hasta la década de 1940. Este proceso recesivo se caracterizó por una
severa deflación, donde se manifestaron fenómenos a través de reacciones en cadena,
puesto que la "caída de la producción industrial" indujo a una contracción de los
mercados internacionales y a una disminución de de la demanda de materias primas,
cuyos precios bajaron acentuadamente. Los países productores de bienes primarios
redujeron las compras de maquinarias y manufacturas, al tiempo que entraron en
bancarrota o devaluaron sus monedas, ya que las deudas asumidas con anterioridad no
podían ser canceladas. Además, los países industriales debieron soportar la caída
de los precios de sus productos, aunque protegieron sus mercados con barreras
arancelarias. Esto llevó a la quiebra del sistema multilateral de comercio y pagos,
incluyendo el patrón de cambio oro, retornando a sistemas de preferencia imperial y
a los convenios bilaterales. En este contexto surge también la modalidad del
clearing, que consiste en la apertura de cuentas en cada país, mediante las cuales
se realizaban todos los pagos de intercambio comercial. En Estados Unidos, luego
del comienzo de esta crisis, comenzaron a plantearse iniciativas intervencionistas
para hacer frente a la situación. Fue amplia la variedad de medidas que se
implementaron, desde aquellas destinadas a estimular el poder adquisitivo popular a
través de reducciones de impuestos, hasta la formulación de programas de reformas
que comprendían un control público sobre el crédito. En 1930, debido a la gravedad
de la situación, el presidente Hoover debió recurrir a un fuerte incremento de las
tarifas aduaneras, a través del arancel Smoot-Hawley, que elevó la protección,
tratando a

45
la vez de reservar el mercado norteamericano a las firmas locales y de reforzar el
superávit del comercio exterior. Estas políticas proteccionistas se generalizaron
en el mundo conduciendo a una desorganización completa de la red de intercambios
mundiales. En 1932, a través de la Conferencia de Ottawa, GB abandonó sus
tradicionales principios librecambistas e implementó el sistema de preferencia
imperial, que perjudicaba directamente a la Argentina. Dicho sistema se denominó
Commonwealth, cuya finalidad era restringir importaciones procedentes de países no
pertenecientes a este sistema. Otro aspecto de la crisis mundial fue una severa
recesión agrícola. Cuando estalló la crisis el sistema monetario mundial recibió un
duro golpe al generarse una rápida huida del oro de Londres, forzando a GB a
abandonar el patrón oro, ejemplo que sería imitado por varios países. Ante esta
situación, en 1933, el mundo capitalista se dividió en 3 grupos de zonas
monetarias: 1.-El "dólar" agrupó a los EE. UU. Y a los países con tendencia a la
inflación. 2.-El bloque de "oro" estaba encabezado por Francia y tendía a la
deflación. 3.-El bloque de la Libra Esterlina era encabezado por GB. En 1936, con
el fin del Patrón Oro, se firmó un acuerdo tripartito entre Francia, EEUU y GB para
regular en común sus circulaciones monetarias. En 1939, frente a la continuidad de
la crisis, en varios países se optó por la devaluación para facilitar la expansión
del comercio mundial. En este período el capitalismo liberal daba paso a un
capitalismo marcadamente nacionalista e intervencionista y consecuentemente el
comercio internacional se redujo. Esta tendencia se fundamentó en el pensamiento
económico Keynesiano. Keynes fue el economista más influyente a partir de su
crítica a los fundamentos de la economía neoclásica, basándose en un nuevo
pensamiento. En el cual le otorgaba gran importancia al papel del Estado, a través
de políticas activas, mediante un incremento de la demanda, para volver a
restablecer los equilibrios perdidos en épocas de crisis y, especialmente, el pleno
empleo, y retomar la senda del crecimiento. En 1936 publica la "Teoría General de
la ocupación, el interés y el dinero", en donde luego de sostener que el empleo no
estaba asegurado espontáneamente por las fuerzas autónomas del mercado y afirmar
que podía existir un desempleo no sólo transitorio, sino permanente, encontró las
causas de éste en la insuficiencia de la demanda, en la progresiva disminución de
la propensión al consumo y en el aumento de la preferencia por la liquidez. Según
su razonamiento, para lograr el pleno empleo era necesaria una intervención en los
mecanismos económicos, dado que si los mercados se regulaban por si solos, el
equilibrio podría establecerse a niveles más bajos de los que existían
anteriormente. La política económica estatal debía corregir esas deficiencias y
ajustar las "propensiones" de productores y consumidores, "multiplicando" el
empleo. Keynes sostenía que la prosperidad se basaba en la propensión a la
inversión, antes que en el ahorro, en donde la inversión no dependía de las tasas
de interés, ni del nivel de salarios, sino que dependía de la demanda efectiva. Las
ideas keynesianas tuvieron una fuerte influencia en la política económica y
servirían de fundamento al "Estado de Bienestar". En aquellos países que coexistían
las estructuras del capitalismo con un poder autoritario, como en Alemania, Italia
y Japón, la acción estatal consistió en una reglamentación estricta de todas las
actividades económicas. En ellos, el Estado, tuvo un fuerte protagonismo en la
caída de los índices de desocupación, llevando a la práctica una intensa política
de obras públicas, pero también favoreciendo sustancialmente el reequipamiento de
las fuerzas armadas. Es así, como aparecen en Europa ideologías nacionalistas,
expansionistas y racistas. El país más afectado por la crisis fue EEUU, en el cuál
alcanzó a todas las clases sociales, sobre todo a los trabajadores, sin ningún
amparo estatal ni protección social para los desocupados hasta 1933. En este año,
asume Roosevelt y aplica la teoría de Keynes. Según Roosevelt, las causas del
colapso de 1929 obedecían a la sobreespeculación y a la sobreproducción. Para
contrarrestar la crisis, Roosevelt aplicó el programa económico "New Deal", el cuál
se sustentaba en un fuerte respaldo a la inversión mediante la intervención
estatal, facilitando el crédito y realizando obras públicas para estimular la
demanda, al mismo tiempo, se procuraba colaborar con las empresas privadas para
crear nuevos puestos de trabajo. Con este fin se crearon numerosos organismos
públicos. A través de 46
otras medidas intervencionistas, se procuró también, salvar el sistema bancario,
relanzar el crecimiento industrial e impedir la baja de los ingresos de los
agricultores. En el ámbito social se estableció el derecho a la negociación
colectiva por parte de los sindicatos, se instauró un salario mínimo para los
asalariados y se creó un sistema de seguridad social. En el sector externo se
devaluó el dólar y retomaron las políticas liberales en el comercio internacional.
Entre 1933 y 1939, existió una notable reactivación, duplicándose el ingreso
nacional y el índice de la producción, debido a la mejora de la infraestructura
productiva. Aunque la economía norteamericana no alcanzó el auge de la década del
’20. En Europa, la repatriación de capitales por parte de bancos norteamericanos
para afrontar la crisis de liquidez agravó la situación del sector industrial y del
comercio europeo. Por otra parte, los países abastecedores de productos agrícolas,
como Argentina, resultaron afectados por el descenso de la demanda. Ello se debió a
que la mayoría de las economías nacionales procuraron defender sus mercados de la
competencia extranjera y elevaron sus barreras arancelarias. Los años de la "Gran
Depresión" habían dejado un sistema de relaciones internacionales muy debilitado,
puesto que las grandes naciones apenas pudieron superar los efectos de la crisis
mientras se fortalecían los regímenes autoritarios y corporativos. La depresión se
superó finalmente por el inmenso proceso de destrucción de recursos y de vidas que
significó la guerra, que liquidó las excrecencias del fascismo y del nazismo. En el
conflicto bélico se enfrentaron 2 grupos de naciones: los aliados conformados por
EEUU, GB y URSS contra el Eje nazi-fascista conformado por Alemania, Japón e
Italia. Durante el transcurso del conflicto la producción mundial creció, como
consecuencia del esfuerzo bélico. Las ramas vinculadas a alimentar el aparato
militar fueron las que más se destacaron, en cambio, las de bienes de consumo
decrecieron. La intervención estatal en la economía se profundizó mediante el
racionamiento de productos esenciales, la distribución de materias primas y la
reorientación de la mano de obra hacia actividades relacionadas con la guerra. El
comercio internacional en los años de la guerra revirtió las corrientes del
intercambio, siendo ahora los países de Europa occidental importadores de todo tipo
de productos. Asimismo, el conflicto mundial dio un nuevo impulso al desarrollo
industrial en algunos países latinoamericanos. Pero si bien la guerra permitió la
actividad industrial sustitutiva de importaciones, estos países debieron soportar
la escasez de materias primas y maquinarias esenciales para producir manufacturas,
generando así, el crecimiento de aquellos sectores que requerían una base
tecnológica más sencilla. En 1944 se realizó la conferencia económica internacional
de Bretton Woods, en los EE.UU., donde se presentaron 2 planes de reorganización de
la economía mundial, los cuales fueron el plan White y el plan Keynes. De ambos
planes surgió un acuerdo para crear el FMI y el BIRF (Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento), este último luego se llamó Banco Mundial. Esta base
institucional permitió formular la creación de un sistema monetario internacional
que procuraba lograr un cierto equilibrio entre los tipos de cambio. Mediante este
esquema, cada país se veía obligado a establecer una paridad fija de su moneda en
términos de oro o de dólares. Al mismo tiempo, para afrontar problemas de pagos y
de financiamiento se creaba un fondo de crédito internacional compuesto por las
contribuciones de los países miembros. Esto permitió la existencia de un sistema
multilateral de pagos basado en la libre convertibilidad de las monedas y en la
eliminación de los controles de cambio en las transacciones comerciales,
convirtiéndose el dólar en la única divisa de referencia. 3, 2. El golpe de Estado
de 1930 y los gobiernos de Uriburu y Justo: En los comicios de 1930 el oficialismo
radical tuvo sus primeras derrotas en la renovación de diputados. Este hecho marca
una gran oposición al gobierno de turno, de parte de diversos partidos políticos y
los medios de difusión. En realidad, la causa determinante de la caída de Yrigoyen
radicó en la coalición de fuerzas políticas, económicas y militares, que desde el
comienzo de la segunda presidencia del caudillo radical volcaron todos sus
esfuerzos a desestabilizar al gobierno.

47
La conspiración militar se desarrollaba entre las filas del ejército, en donde
había 2 tendencias. Por un lado, Uriburu tenía tendencias nacionalistas,
proponiendo una reforma sustancial del régimen constitucional, la eliminación del
sufragio popular y su reemplazo por una suerte de corporativismo. La otra tendencia
de corte liberal y pro británica, estaba inspirada por el ex ministro de guerra,
Gral. Justo y respaldada por sectores mayoritarios de la clase política de
orientación conservadora. Estos coincidían con los nacionalistas en la necesidad de
derrocar a Yrigoyen, pero planteaban el mantenimiento del orden institucional,
logrando imponer a los nacionalistas la participación de políticos opositores y la
introducción de algunas modificaciones en la proclama revolucionaria. Finalmente,
el golpe militar logró derribar al gobierno constitucional el 06/09/1930. Por
primera vez, la suprema Corte de Justicia legitimaba el quebrantamiento de la
legalidad constitucional. 3, 2, 1. El gobierno de Uriburu El equipo de asesores de
Uriburu impulsó el proyecto corporativista del presidente de facto. El régimen no
ocultó su desprecio por el sistema liberal y los partidos políticos. Un día
anterior al golpe se implanto el Estado de Sitio y el 08/09/1930 se instauró la Ley
marcial (someter los individuos a las normas y jurisdicción militar). El presidente
adoptó el título de "presidente provisional", intervino los gobiernos de 14
provincias y dispuso la disolución del Congreso por decreto. Además, se inició la
persecución política, gremial e ideológica de los opositores. También, tenían la
intención de reformar la Constitución para darle un contenido corporativo, derogar
la Ley Sáenz Peña y reemplazarla por un sistema de voto calificado, como vemos
estas medidas son de tendencias nacionalistas. La clase política reaccionó
desfavorablemente frente a las intenciones de la dictadura. Los conservadores,
conforme con el golpe, querían poner fin al intento corporativo y desembocar en un
llamado a elecciones que restaurara la república conservadora. El general Justo se
transformó en el intérprete de las aspiraciones de la mayoría de los conservadores.
En 1931 se realizaron elecciones en la provincia de Buenos Aires, triunfando el
radicalismo, y evidenciando la baja popularidad de los golpistas. La derrota
precipitó la renuncia del Ministro del Interior Sánchez Sorondo y la crisis de los
proyectos corporativos de Uriburu, por lo que era inminente un llamado a elecciones
generales. Justo emergía como candidato ideal para la restauración de las
instituciones. Neutralizado el proyecto autoritario de Uriburu se convocó a
elecciones generales para Noviembre de 1931. La concordancia conformada por
conservadores (reunidos en el partido demócrata nacional), radicales
antipersonalistas y socialistas independientes respaldaron a Justo. Las elecciones
consagraron a Justo como nuevo presidente por fraude generalizado, lo que permitió
el triunfo frente a la fórmula opositora encabezada por De La Torre y el socialista
Nicolás Repetto. 3, 2, 2.- El gobierno de Agustín P. Justo. Las elecciones de 1931
consagraron el triunfo de la fórmula presidencial de la Concordancia. La fórmula
estaba compuesta por Agustín Justo y Julio A. Roca (hijo). Justo estaba en contra
de algunas medidas tomadas por el gobierno de Uriburu y pretendía emerger como un
defensor de las instituciones democráticas, a pesar de que su triunfo estuvo basado
en el fraude y la proscripción del radicalismo El gabinete estaba integrado por
figuras tradicionales representativas de las clases dominantes y expresaban la
restauración política conservadora. Pese a la notoria presencia de los
conservadores, Justo tendría que gobernar tratando de balancear a los distintos
grupos partidarios integrantes de la coalición oficialista. El nuevo gobierno para
poder mantenerse en el poder, se basó en tres instrumentos políticos: el fraude,
intervención federal y la violencia política, recurriendo así a medidas
autoritarias y represivas, aunque mantuvo formalmente las instituciones
democráticas. El fraude inhibió las posibilidades electorales del radicalismo,
quedando al margen la Capital Federal y Córdoba, permitiendo el triunfo radical y
socialista. Las intervenciones federales fueron un mecanismo 48
utilizado para asegurar el control político nacional sobre las provincias
opositoras, entre ellas San Juan, Tucumán, Buenos Aires, Catamarca y Santa Fe. La
violencia política fue otro de los factores que utilizó el gobierno para su
predominio político. Es así como hubo asesinatos (de diputados y senadores),
torturas para los presos políticos y persecuciones a opositores con el pretexto de
anticomunismo. Hubo una preocupación por parte de Justo, temiendo un posible golpe
militar en contra de él. Mantuvo una relación diplomática con los jefes militares,
teniendo como objetivo, lograr la prescindencia política de los militares, afianzar
una actitud legalista y un mayor profesionalismo entre los uniformados. Los
resultados de la política militar de Justo no fueron los esperados, ya que hubo dos
intentos de golpes militares apoyados por la oposición radical en 1932 y 1933,
aunque no tuvieron éxito. Por este motivo, el gobierno de Justo, intentó
disciplinar y despolitizar a los oficiales, pero con la muerte del Ministro de
Guerra Rodríguez (máximo colaborador de Justo en la tarea de imponer disciplina
dentro de la oficialidad), la tendencia golpista no pudo ser revertida. En este
marco, el General Ramón Molina, repudió el golpe de Estado de 1930 y planteó la
necesidad de elecciones libres y honestas, además de reformas socio-económicas, por
lo que obtuvo consenso social y apoyo de sectores de izquierda. Según Justo, Molina
representaba una amenaza, por lo que dispuso su arresto y lo obligó a su retiro
activo del servicio. Justo buscó fundamentos para legitimar su gobierno, para ello
recurrió al "tribunal de la opinión" (la prensa), procuró el apoyo de las entidades
intermedias y persiguió el respaldo de lo opinión técnica y calificada. Además
buscó otras fuentes como la iglesia y el ejército. Para los comicios presidenciales
de 1937, Justo temía un triunfo de la oposición, debido a los siguientes sucesos:
1.-Fin de la abstención electoral de Alvear en 1935. 2.-El crecimiento de los
sectores intransigentes del ala izquierda. 3.-El triunfo del radical Amadeo
Sabattini como gobernador de Córdoba. Estos sucesos perjudicarían su futura
reelección en 1943. Para los comicios presidenciales de 1937, Justo, eligió como
candidato de la Concordancia a Ortiz, quien pertenecía a la UCR antipersonalista, y
como vicepresidente al conservador Castillo, además de contar con el apoyo de los
mandos del ejército, lo que propiciaría un marco adecuado para el triunfo electoral
de 1943. 3, 2, 3.- Los nacionalistas. Los orígenes del nacionalismo se extienden
entre 1912 y 1922. Con el triunfo yrigoyenista, sectores sociales, hasta entonces
marginados, ocuparon espacios en las instituciones estatales. Así, miembros de la
clase media multiplicaron su presencia en los cuadros administrativos del Estado y
en el Congreso, desplazando a miembros de las clases altas. La indignación de los
conservadores llevó a difamar al presidente y a su partido, así la "gente bien" se
sintió excluida por la "ola de demagogia", incorporando elementos de carácter
elitista, prejuicios racistas y reservas sobre el ejercicio de la democracia.
Durante la década del ’20 se multiplicó la actividad orientada a configurar el
ideario del nacionalismo reaccionario, difundido a través de diversos periódicos y
obras de esta doctrina. En el período prerrevolucionario, las organizaciones
civiles de los nacionalistas desplegaron una intensa actividad callejera. La Liga
Republicana, a mediados de 1929 y con la aprobación del Gral. Uriburu, se manifestó
contra el gobierno y su política demagógica, a través de enfrentamientos con
radicales y fuerzas policiales. Días antes del golpe, se constituyó la Legión de
Mayo, donde se unificaron el grupo Uriburista y Antiyrigoyenista para derrocar a
Yrigoyen. Esta ideología nacionalista uriburista se basaba en 2 modelos europeos
(Action Francaise y el Fascismo), que defendían la jerarquía y el orden social,
luchaban contra el liberalismo, la democracia, el socialismo, el comunismo y el
anarquismo, creían en una conspiración de extranjeros, protestantes, judíos y
grandes

49
financistas, y aspiraban a un Estado corporativo. La evolución del nacionalismo
restaurador durante el ’30 reconoce 2 etapas: 1.-Esta etapa comienza en 1931/32 con
la creación de 2 grandes organizaciones de ideología Uriburista que no lograron
conquistar el poder y la gimnasia revolucionaria contra el gobierno de Justo. 2.-
Esta etapa comienza en 1936, basándose en un tradicionalismo católico estricto. El
Imperio español y el período colonial aparecieron como modelo social y político de
los nacionalistas restauradores. En la segunda mitad de los años ’30, y sobretodo
durante la Segunda guerra mundial, el nacionalismo se enriqueció con 2 elementos
que resultaron decisivos: 1.-Maduró un nacionalismo político y económico orientado
contra las grandes potencias capitalistas (GB y EE.UU.) patrias del liberalismo y
del protestantismo. 2.-El nacionalismo desarrolló la contraposición entre el
liberalismo como ideología de las elites y el catolicismo como fundamento de
identidad y de cultura populares. Desde mediados del ’30, la denominación
"nacionalismo" no se podía considerar sólo como sinónimo de "Uriburismo" o
"nacionalismo oligárquico", ya que jóvenes de origen radical comenzaron a
reivindicar dicha denominación sin renunciar a sus raíces políticas. Así surgió un
"nacionalismo de izquierda" o "populista", que tuvo su origen en un pequeño grupo
de la juventud radical. En desacuerdo con la conducción alvearista de la UCR se
fundó la FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina). En su primer
manifiesto atacaron a las "oligarquías" y a los "imperialismos", exigieron la
restauración de la soberanía popular y se declararon representantes del verdadero
radicalismo y, a la vez, del auténtico nacionalismo argentino. FORJA tenía vocación
latinoamericanista. Consideraba que la realización del destino de la región estaba
en la cooperación para liberarse de toda dependencia política y económica del
imperialismo británico y norteamericano. Por esa razón, durante la Segunda Guerra
Mundial, defendió el neutralismo bajo el lema "Patria, Democracia y Neutralidad".
Para los forjistas, el sujeto de la historia argentina era el "pueblo" y además no
negaba el régimen democrático. La Argentina tenía 2 posturas: 1.-La Conservadora,
resistente a los cambios, con "una apariencia poderosa" porque manejaba las
estructuras de los partidos políticos, los medios de comunicación y los gobiernos.
2.-La prédica de FORJA, que anticipará la ideología del primer peronismo.   3,
2,4. La corrupción. En diciembre de 1936, en el Concejo Deliberante de la Capital
Federal se trató la prórroga de la concesión otorgada por la CHADE (Compañía
Hispano Americana de Electricidad). Durante la prestación del servicio, la empresa
había violado en numerosas oportunidades las ordenanzas de concesión hechas en
1907. Entre el público usuario se reiteraban las quejas del costo del servicio y de
los abusos de la compañía. Se esperaba que la reciente mayoría radical en el
Concejo Deliberante impusiera la transformación de la prestación del servicio y
sancionara un severo sistema fiscalizador del mismo, pero esto no sucedió ya que la
empresa había pagado coimas a los concejales y efectuado aportes a la campaña
electoral del radicalismo de 1937, según una comisión investigadora, designada por
el gobierno militar en 1943. Otro hecho de corrupción, fue en Abril de 1939, cuando
el gobierno adquiría 222 hectáreas de tierras en El Palomar destinadas al Colegio
Militar. La operación se formalizó mediante 3 escrituras: en una se canceló la
hipoteca que gravaba las tierras; por la segunda, los propietarios la vendieron a
uno de los testaferros y por la tercera, el testaferro se la vendió al Estado. En
esta operación, el detalle agravante fue que la sucesión de escrituras se realizó
al revés. El Estado abonó al testaferro, "que carecía de los títulos de

50
propiedad", y éste, abonó con parte de esos fondos a los propietarios, embolsándose
la diferencia (de $1.000.000). Para concretar esta operación, los testaferros
lograron que varios legisladores, entre ellos el presidente de la Comisión de
Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados y el propio titular de Cámara,
incluyeran en el presupuesto para 1938 una partida destinada a la compra. Esta
operación fue denunciada por el senador conservador Villafañe, adverso al
presidente Ortiz. La Comisión investigadora nombrada reveló que varios Diputados,
conservadores y radicales, habían recibido distintas sumas, producto de su
participación en el hecho. Como consecuencia, uno de ellos se suicidó y los
restantes, junto a los testaferros, fueron condenados definitivamente en Abril de
1945. Por estos sucesos de corrupción, a esta época se la llamó la "década infame".
3, 3. La política internacional en los años ’30. Durante el ’30, ante las
restricciones del comercio internacional, el gobierno argentino tuvo que abandonar
las antiguas tradiciones librecambistas a favor de acuerdos bilaterales, y el
ejemplo más importante en esta política exterior fue el tratado de Roca – Runciman
firmado en 1933. Además, en 1934 se acordaron convenios bilaterales con Bélgica,
Los Países Bajos, Alemania, Suiza, España, Brasil y Chile. Luego, se firmaron
tratados similares con otros 14 países europeos, sudamericanos y con EE.UU., lo que
demostraba una gran actividad de la diplomacia argentina en el campo económico. El
rasgo más destacable de la política exterior argentina fueron las negociaciones y
acuerdos comerciales realizados con Chile y Brasil, apuntando a una mayor
integración de la región. La actividad de la diplomacia argentina alcanzó en los
años ’30 un alto perfil, bajo la conducción del canciller Saavedra Lamas. Ello se
debió a una serie de hechos, como el reingreso de la Argentina a la sociedad de las
naciones y la presidencia de la Asamblea de este organismo ejercida en 1936, y la
activa intervención en las gestiones para concluir la Guerra del Chaco entre
Bolivia y Paraguay, que incluyó la firma del protocolo que puso fin en 1935 al
conflicto en Bs. As. Las primeras diferencias entre Bs. As. y Washington se
produjeron en torno a las tentativas de paz en la Guerra del Chaco. Entre 1928 y
1929 se había reunido en Washington la conferencia especial de arbitraje, de la
cual había surgido una comisión de neutrales cuyo objetivo era solucionar el
conflicto y estaba formada por 5 países: EE.UU., Colombia, Cuba, México y Uruguay.
Como la argentina quedó excluida al no haber concurrido a la conferencia de
Washington, el gobierno argentino organizó una Comisión paralela a la de los
neutrales integrada por los países limítrofes: Argentina, Brasil, Chile y Perú,
conocida como "ABCP". En esta lucha de influencias y protagonismo que pretendían
solucionar el conflicto, Argentina utilizaba a Europa (Sociedad de las Naciones)
para contraponerla a EE.UU. (Comisión de Neutrales) y terminó logrando un
importante éxito diplomático dado que la Comisión de Neutrales se disolvió ante su
fracaso. Como Bolivia recurrió a la Sociedad de las Naciones como entidad
negociadora, la solución quedó en manos del ABCP y, en última instancia, de la
Argentina, en cuya capital habrían de realizarse las primeras reuniones del tratado
de paz en 1935, cuya concreción se alcanzaría recién en 1938. Además, Argentina
delineó junto a Brasil, Chile, México, Paraguay y Uruguay el "Pacto Antibélico
Sudamericano, proyectado a espaldas de EE.UU. En la VII Conferencia Interamericana,
reunida en Montevideo a fines de 1933, hubo un acercamiento entre las cancillerías
de Argentina y EE.UU., ya que el representante norteamericano, Cordell Hull, le
comunicó al canciller argentino que su país estaba dispuesto a firmar el Pacto
Antibélico, mientras que la Argentina se comprometió a apoyar la resolución
económica presentada por la delegación norteamericana y que proponía la reducción
de las barreras aduaneras mediante la negociación de tratados recíprocos
bilaterales, la aplicación del principio de igualdad de tratamiento y la inserción
en esos tratados de la cláusula de "la nación mas favorecida". Esta mejor
predisposición de EEUU respecto de la Argentina se debía a la asunción de
Roosevelt, que inauguró una nueva etapa en la política exterior de Washington en

51
sus relaciones con América Latina conocida como "del buen vecino". Esta perseguía 3
objetivos esenciales: 1.-Reemplazar la tradicional política intervencionista
(Política del Gran Garrote) en la región, por otra que obtuviese los mismos
resultados sin tener que apelar a medios tan drásticos. 2.-Replantear los
principios que regían la política económica de EE.UU., pues las altas tarifas
aduaneras volvían casi imposible la exportación de bienes hacia ese país (único
método por el cual podían obtenerse los dólares necesarios para comprar productos a
EEUU). 3.-Adaptar la conducta internacional de EEUU a las nuevas formas de
expansión adoptadas por el capital norteamericano en el continente, que suponían la
existencia de nuevos mercados y formas de consumo. Los 3 principios fundamentales
para Cordell Hull eran: 1.-El político (la idea del panamericanismo) 2.-El
económico (la cooperación económica interamericana) 3.-El militar (la defensa
hemisférica). Los propósitos de Washington se debieron también, al peligroso curso
adquiriendo los acontecimientos en Europa, especialmente luego de la llegada de
Hitler a Alemania. Esta situación llevó a Roosevelt a proponer al gobierno
argentino una conferencia interamericana para el mantenimiento de la paz. Roosevelt
insistía en la unidad continental contra agresiones provenientes fuera del
hemisferio (doctrina Monroe), pero Justo y Saavedra Lamas fueron reacios a apoyar
estas propuestas, manifestando su desacuerdo con respecto a la creación de bloques
o agrupaciones continentales. Finalmente no se llegó a acuerdos concretos sobre una
cooperación defensiva en la región. En 1938, en la VIII Conferencia Internacional
de Estados Americanos, EEUU intentó nuevamente conseguir las medidas más eficaces
para defender al continente contra la posible agresión de las potencias del eje.
Sin embargo, la Delegación Argentina volvió a oponerse. Finalmente, se firmó un
documento conocido como "Declaración de Lima" que proclamaba solidaridad
continental en el caso de verse amenazadas la paz y la seguridad del continente.
Paralelamente, en los años 30´ se revalorizaron las ideas y proyectos de una mayor
integración económica entre los países del cono sur. En 1933 la Argentina firmó con
Chile un acuerdo, en Santiago, en el cual se estipulaba la iniciación de gestiones
para la realización de una unión aduanera entre todos los países del continente.
También fue importante el sostenido intercambio de la Argentina con el Brasil, que
obligó a ambas naciones a formalizar e incrementar ese comercio recíproco mediante
un "Tratado de Comercio y Navegación" firmado en 1933. Así, el progresivo
acercamiento hacia los países vecinos pasó a ocupar un lugar importante para la
cancillería argentina, y esto estuvo respaldado en el aumento de los flujos
comerciales. Entre 1933 y 1938, las cuestiones interamericanas giraron entorno a
las diferentes posiciones que sustentaron la Argentina y EEUU a través de sus
representantes, el canciller Saavedra Lamas y su colega de EEUU, Cordell Hull.
Mientras que la política argentina quería reactivar sus vínculos con Europa, a
través de la Sociedad de las Naciones y la firma de tratados bilaterales, y
recuperar posiciones en América Latina; EEUU, protegiendo sus intereses económicos
y estratégicos, y reconociendo la amenazante situación mundial, encararon un tipo
de proyecto panamericano mediante su política del buen vecino. La diplomacia
argentina perseguía maniobras de Washington como un pretexto para consolidar su
hegemonía continental mediante una versión renovada de la doctrina Monroe, pero
también quería un cambio en las reglas económicas vigentes, especialmente una
remoción de los obstáculos proteccionistas que aún existía en el país del norte. 3,
4. Los efectos de la crisis en la Argentina.

52
3, 4, 1. Los problemas del sector externo. Dada la dependencia de la economía
argentina de los flujos comerciales y de capitales, el primer impacto de la crisis
se produjo en el sector externo. La balanza de pagos de 1930 y 1931 fueron
netamente deficitarias, con un gran descenso de las exportaciones y en menor medida
de las importaciones. A esto se le sumó la desfavorable evolución de los precios
relativos. El valor de los productos agropecuarios, en especial del trigo, bajó
drásticamente, lo que agravó la situación. A fines de 1931, el valor de los
cereales y del lino había descendido casi a hasta la mitad. Las carnes no sufrieron
tanto, al igual que los productos forestales, pero las lanas experimentaron un gran
descenso en sus cotizaciones, a lo que se sumaba el fuerte proteccionismo agrario
en Europa que fue agudizándose con la depresión y resultó muy perjudicial para la
Argentina. Se produjo también una caída en los términos de intercambio, por la
mayor declinación de los precios agropecuarios con respecto a los industriales. La
crisis de pagos recayó principalmente sobre los tenedores de valores argentinos
(acciones argentinas en el extranjero) en el extranjero, sobre los exportadores y
sobre los consumidores, al disminuir las importaciones. A este problema, los bancos
tomaron la medida del "redescuento2 de los papeles en la Caja de Conversión. Para
hacer frente a la crisis, se redujeron los salarios de los empleados públicos y se
practicaron múltiples restricciones presupuestarias. A su vez, comenzaron a tomarse
medidas económicas en las que el estado tenía un papel cada vez más importante. Las
viejas elites liberales fueron las que condujeron este proceso, procurando salvar
un sistema económico en peligro, en el que se hallaban involucrados sus propios
intereses. La participación de Estado en la vida económica del país comenzó un gran
ascenso. La primera medida importante, se tomó en 1931, a fin de disminuir el
desequilibrio del comercio exterior y la fuga de divisas mediante la implantación
del "control de cambios". Este mecanismo consistió en la creación de una Comisión
de Control de Cambios con el fin de fijar periódicamente el valor de las divisas y
asegurar el pago de las obligaciones financieras externas. Esto se garantizaba
mediante un sistema de "permisos de cambio" que distribuía las divisas disponibles
en función de una lista de prioridades donde figuraba, en primer término, el pago
de la deuda externa y luego el de las importaciones imprescindibles (materias
primas para industrias nacionales, combustibles, bienes de consumo indispensables).
Como consecuencia de estas medidas, la balanza comercial pasó de una situación de
déficit en 1930 a un superávit comercial en 1936. Estas mejoras de la economía
argentina, entre 1933 y 1937, se debían, además de las medidas implementadas, a una
mejoría de la coyuntura mundial. El incremento que se fijó en los aranceles
aduaneros contribuyó a acentuar el efecto proteccionista que de hecho tenían las
disposiciones cambiarias. Pero los efectos de ambas medidas resultaron amortiguados
por la firma del Pacto Roca – Runciman, que establecía una política discriminatoria
a favor de las empresas y exportadores ingleses. Debido a esta política
proteccionista adoptada en todo el mundo, se inició un fuerte proceso de
industrialización por sustitución de importaciones. 3, 4, 2. El Pacto Roca –
Runciman y el problema de las carnes. En 1929 se realizó el primer intento de
convenio bilateral con GB (convenio previo al Pacto RocaRunciman), establecido para
mejorar las relaciones comerciales con GB. Este convenio, acordado entre D
´Abernon, en representación de GB, e Yrigoyen, establecía la compra de material
ferroviario por parte de nuestro país, a cambio de carnes y cereales. La misión D
´Abernon, en Argentina, tenía como principal objetivo la recuperación de ciertas
industrias británicas que se encontraban en declinación y no podían resistir ya una
competencia libre frente a las firmas de otras potencias y a la aparición de bienes
sustitutivos, como el transporte automotor y el petróleo. Según EEUU, el tratado
los perjudicaba y además carecía de ventajas aparentes para la Argentina, ya que no
significaba un aumento de las exportaciones argentinas, sino un comercio "atado" a
la compra de productos ingleses. Finalmente este Convenio no se aprobó en el
Congreso. 53
En tanto, el sector ganadero estaba muy afectado por la depresión mundial, motivo
por el cual disminuyó en gran medida su volumen de exportaciones entre 1929 y 1932.
Además contribuía a esta crítica situación, la caída de los precios de las carnes.
Además, en 1932, los países del Commonwealth se reunieron en la Conferencia de
Ottawa solicitando un retorno al sistema proteccionista de "preferencias
imperiales" para defenderse de la crisis. Esto significaba para GB, abandonar los
principios del "librecambio". Se desarrolló así una serie de convenios destinados a
consolidar la unidad económica del imperio, así los ganaderos argentinos perderían
a sus clientes más valiosos. Por otro lado, como consecuencia del Control de
Cambios argentino, las ganancias de las compañías británicas, sin posibilidad de
ser remitidas, comenzaron a acumularse en Buenos Aires, mientras que el aumento de
los impuestos aduaneros preocupaban a muchos exportadores británicos cuyos
productos habían gozado de franquicias. La Sociedad Rural Argentina comenzó,
entonces, a presionar al gobierno de Justo para que se emprendiera una acción
diplomática a fin de ayudar a los ganaderos locales a mantener su participación en
el mercado de GB. Entonces Justo, en 1933, envió una misión encabezada por Roca (h)
para negociar el mantenimiento de la cuota argentina de "carne enfriada" en el
mercado británico. La principal preocupación de Argentina era la amenaza de
reducción de la cuota de importación de carnes para los países ajenos al
Commonwealth, como la Argentina. También perjudicaba la implementación de licencias
de importación, que imponía el control de comercio de carnes por parte de GB. A su
vez, algunas medidas del gobierno argentino afectaban los intereses de GB, como el
Control de Cambios, el incremento de aranceles y la situación de diversas compañías
británicas en Argentina. GB pretendía una asignación preferencial de las Divisas,
un desbloqueo de fondos congelados y una reducción de los aranceles. A cambio,
estaba dispuesta a aceptar la suspensión temporaria del pago del servicio de la
deuda externa. Además, por su parte, Argentina pedía que no se redujera la cuota de
chilled o carne enfriada, y que el gobierno local mantuviera el control de esa
cuota. Finalmente se firmó el 01/05/1933 el Pacto Roca-Runciman. Este Convenio no
ofreció demasiadas ventajas para la Argentina, mientras satisfacía la mayor parte
de los pedidos del lado británico. El Pacto aseguraba una cuota de carne enfriada
en el mercado inglés (en un monto un 10% menor que la cantidad importada hasta
06/1932, la más baja de los últimos años), y GB concedía una participación a los
frigoríficos nacionales para la exportación de carne argentina mediante una cuota
del 15% que tardó varios años en poder hacerse efectiva. A cambio, GB lograba un
trato en forma preferencial de sus inversiones en Argentina y el no incremento de
los aranceles a sus productos, como el carbón, etc., como la reducción de aranceles
para otros productos de ese origen. Además se lograron acuerdos financieros,
llamados "empréstitos de desbloqueo", que establecieron un plan de emisión de bonos
de largo plazo y a un interés razonable para poder reestructurar las deudas
anteriores, con el fin de desbloquear el dinero bloqueado anteriormente, por no
haberse logrado la cantidad de cambio suficiente para hacer los correspondientes
envíos. Los títulos eran transferidos a los tenedores de ese dinero bloqueado, los
cuales lo traspasaban al Tesoro argentino para ser destinado a la amortización de
la deuda flotante. El gobierno mantuvo así el servicio íntegro de su deuda externa,
pero a pesar de respetar sus compromisos internacionales, no obtuvo mayores
beneficios en sus negociaciones internacionales posteriores. El Pacto Roca-Runciman
evitaba una brusca contracción de las exportaciones de carnes, pero no aseguraba la
posición de los ganaderos, ya que el carácter oligopólico de los frigoríficos y la
falta de control estatal en el negocio les permitía a aquellos plenamente ejercer
su poder de compra, clasificando la calidad de las carnes y manejando los precios
de manera arbitraria. Los ganaderos volvieron a reclamar entonces la intervención
del Estado en su defensa, aunque la división entre "criadores" e "invernadores" se
hizo manifiesta en las discusiones sobre el alcance de la intervención. Los
primeros pretendían la participación directa en la industrialización y
comercialización de las carnes y los segundos solo exigían un "marco regulatorio".
En 09/1933 se aprobó la ley que creaba la Junta Nacional de Carnes, dicha ley se
inclinaba a satisfacer los reclamos de los "invernadores". Aún así, se creó el
Frigorífico Nacional de la Capital y de la CAP (Corporación Argentina de
Productores de Carne), organismo dirigido por un gran dirigente criador. Sin 54
embargo, los frigoríficos, continuaban ejerciendo su dominio, mientras los precios
en el mercado inglés habían comenzado a subir, ellos pagaban a los ganaderos un
precio cada vez menor. Por eso, en 1934, Lisandro de la Torre, senador por Santa
Fe, declaró que los ganaderos aún estaban siendo explotados por los frigoríficos,
designando una Comisión Investigadora del Comercio de Carnes, la cual descubrió que
el pool de frigoríficos estaba evadiendo una parte importante del tributo, lo que
permitía sospechar de la conveniencia de algunos funcionarios en una Estafa al
Estado. También se descubrió que esos frigoríficos recibían un tratamiento
"preferencial" en la Comisión de Control de Cambios a la hora de negociar las
divisas obtenidas. Se acusaba a los empresarios de los frigoríficos de dominar por
completo el mercado de la carne, manejando el precio del ganado, favoreciendo a un
pequeño número de invernadores y despojando a la inmensa mayoría de los
productores. Lo frigoríficos imponían, además, condiciones inhumanas de trabajo a
los obreros, a quienes pagaban salarios miserables. Su poder, con el apoyo del
aparato burocrático del Estado, era utilizado también para forzar una
descapitalización de los pequeños frigoríficos competidores y para desplazarlos por
completo del mercado de exportación o absorberlos. Se señalaba, además, que las
leyes que creaban la Junta Nacional de Carnes y la CAP eran utilizadas en provecho
del grupo oligopólico de frigoríficos extranjeros y del grupo ganadero más
vinculado a ellos. Entonces, Lisandro de la Torre denunció no sólo la acción
distorsiva del monopolio de los frigoríficos, sino además la complicidad del
gobierno en la maniobra de dichos empresarios. La discusión terminó con el
asesinato en el recinto del Congreso de Enzo Bordabehere, quien era Senador de
Santa Fe, recibiendo los disparos que iban dirigidos para su amigo de la Torre.
Así, este suceso de los "frigoríficos monopolistas" generó un gran rechazo por
parte de la opinión pública. El Acuerdo Roca-Runciman tenía una duración de 3 años,
finalizado este se celebró un nuevo tratado llamado Malbrán-Eden. El gobierno
británico se encontraba bajo una fuerte presión de los propios ganaderos ingleses,
que demandaban simultáneamente protección frente a la competencia extranjera y
apoyo financiero oficial. Por eso en el nuevo Tratado las carnes argentinas fueron
gravadas con un arancel del 20% sobre el precio de venta, que se utilizaría para
subvencionar a los ganaderos británicos. A cambio de ello, el gobierno argentino
adquiría el derecho de distribuir los permisos de exportación entre los
frigoríficos, ante manejado por el gobierno inglés. Este Tratado manifestaba la
debilidad del gobierno argentino en las negociaciones y la creciente dificultad
para sostener los pilares de la estructura productiva de la Argentina. Par
compensar las pérdidas que el nuevo tributo británico podía transportar a los
ganaderos y a los frigoríficos, el gobierno implementó un subsidio y un tipo de
cambio diferencial para las divisas liquidadas por los frigoríficos. De esta
manera, el precio final de venta del chilled beef argentino en el mercado
londinense no sufriría alteraciones a pesar del impuesto y así, las exportaciones
no se verían alteradas. Así, el tesoro público, nutrido por los contribuyentes
argentinos se hacía cargo de los subsidio a los ganaderos británicos. 3, 4,3. Las
relaciones comerciales y otros tratados internacionales de la época La Depresión
golpeó las relaciones con GB y con otras potencias, pero con la firma del Pacto
RocaRunciman, la política exterior recuperó dinamismo, aunque introduciendo
características novedosas con respecto al pasado. En primer lugar, según la
influencia del contexto mundial se avanzó firmemente hacia el bilateralismo con
países como Alemania, Suiza, Brasil, Bélgica y Holanda. En segundo lugar, pudo
observarse un mayor interés en la diversificación de los mercados de exportación e
importación., esto significaba no limitarse a comerciar únicamente con GB, sino
expandirse. Por otra parte, la desestructuración del orden económico mundial
provocó una agudización de la competencia entre las potencias. En el caso de
Argentina en particular, la disputa por incrementar su influencia llevó a GB, EEUU
y Alemania a importantes conflictos hasta la consolidación de un nuevo orden
internacional en la inmediata posguerra. Estas disputas les permitían a los países
latinoamericanos negociar con mayor elasticidad. Antes de la primera Guerra
Mundial, dicho país había sido un proveedor 55
importante del mercado argentino. A su vez la Argentina, era la nación sudamericana
con mejores relaciones económicas con Alemania, aunque en los ’20 las relaciones
venían muy lejos del nivel anterior y en un nivel secundario en comparación con GB
y EEUU, pero la crisis del ’30 afectó fuertemente esas relaciones que se
deterioraron hasta 1934, afectando especialmente este comercio bilateral
derrumbándolo. En 1934 vino a la Argentina una delegación alemana encabezada por
Otto Kiep, quién planteó la imposibilidad de los alemanes de comprar carnes.
Además, la Argentina se resistía a convalidar un intercambio sin divisas. Luego de
esta conversación se firmó un Convenio Comercial y de Pagos, donde ambos países se
comprometían que sus importadores tuvieran un tipo de cambio tan favorable como el
de cualquier otra nación. También se creó un organismo mixto para contemplar las
diferencias que pudieran generarse en la puesta en práctica del acuerdo, con sede
en Buenos Aires. El convenio con Alemania fortalecía la clásica división
internacional del trabajo, de intercambio de materias primas por productos
manufacturados, similar a nuestra relación con GB. Así Alemania se convirtió a
partir de 1937 en el principal comprador de carne congelada argentina, absorbiendo
alrededor del 50% de dichas exportaciones, y su importancia como comprador de
cereales y lino también se incrementó. Dado el fuerte superávit comercial que la
Argentina tenía en el intercambio bilateral, el gobierno argentino triplicó las
compras oficiales provenientes de dicho país, entre ella importaciones de material
ferroviario. Aún así el comercio no logró retornar a los volúmenes de la década del
’20 y finalmente con el inicio de la Segunda Guerra Mundial el comercio bilateral
se interrumpió casi en forma total. El estallido de la guerra significó un duro
traspié para las empresas alemanas en la Argentina, que con la declaración de la
guerra fueron expropiadas y nacionalizadas. Argentina con la declaración de la
guerra quedó aislada del continente y no le quedó otra que dedicarse a la
sustitución de importaciones y apuntar al mercado interno. En 1941 se firmó un
tratado comercial con EEUU pero las negociaciones padecieron las múltiples
dificultades que atravesaron las relaciones argentino-norteamericanas en los años
’30. El primer motivo de conflicto fue el Pacto Roca-Runciman, que por sus
cláusulas con respecto al tratamiento diferenciado del Control de Cambios, los
aranceles y las inversiones, beneficiaba a GB y discriminaba a terceros países,
entre ellos a EEUU, que era el segundo partenaire más importante en la Argentina.
Por esta razón, en 1934 se aprobó en el Congreso norteamericano la "Reciprocal
Trade Agreement Act", que estimulaba la firma de tratados comerciales con otros
países sobre la base de la cláusula de la "Nación más favorecida" procurando
eliminar todo tipo de discriminaciones mutuas y barreras comerciales, pero las
negociaciones con Argentina fueron demorándose. Argentina tenía dificultades para
colocar sus productos agropecuarios en el mercado de EEUU, ya que afectaba los
intereses del llamado "farm block"(ganaderos y agricultores del medio oeste y oeste
estadounidense), que veían en la Argentina un competidor para sus propios
productos, por lo que el gobierno de EEUU tendía a responder a sus intereses
gravando los productos argentinos. En 1939, el Departamento de Estado
norteamericano decidió iniciar formalmente las negociaciones para un acuerdo
bilateral, el cual se demoró 2 años. En la Argentina eran los sectores industriales
los más interesados en llegar a un arreglo, pues la situación del abastecimiento de
bienes de capital y materias primas se había transformado crítica en un país que se
industrializaba rápidamente. En 1941 se firmó el tratado comercial en donde ambos
se concedían el tratamiento de "La Nación Más Favorecida"(gozar recíprocamente de
las mismas ventajas concedidas a terceros por cualquiera de ellos) en todas las
cuestiones relativas a derechos aduaneros. En este tratado no se incluyó la venta
de carnes y no se eliminaron aranceles e impuestos a los productos agropecuarios
argentinos por parte de EEUU. El convenio no resolvía así el tema principal de
controversias en cuanto a la colocación de las exportaciones argentinas aunque
facilitaba el abastecimiento de productos en el mercado norteamericano. Además,
aunque la guerra entorpecería las relaciones políticas y económicas, favorecería
por un tiempo la venta de productos agropecuarios al país del Norte.

56
Relaciones comerciales con Brasil: El comercio argentino-brasileño representaba en
los ’30 entre un 5% y 6%, pero había ánimo de incrementarlo. Es así que en 1935 se
firmó un convenio de "cooperación y coordinación". También se firmó un tratado de
comercio y navegación, el cual contemplaba para ambas partes la entera libertad de
comercio y navegación, y la protección e igualdad recíproca de sus ciudadanos en
territorio vecino. A partir de 1939 se aceleró la preparación de la unión aduanera
con el Brasil. En este año se firmó un protocolo, donde el gobierno argentino se
comprometía a asegurar permisos previos al tipo de cambio oficial para las
mercaderías provenientes del país vecino, tratando de no perjudicar a la industria
nacional. Había, asimismo, un compromiso de de facilitar el desenvolvimiento del
intercambio comercial y ambas naciones se concedían recíprocamente el tratamiento
de la "Nación más Favorecida" en los derechos de aduana y en su forma de
percibirlos. En 1940 fueron firmados entre los ministros de Hacienda, Pinedo y
Souza Costa una serie de Recomendaciones donde se establecía un régimen de
intercambio en forma progresiva, mediante la garantía de que ese intercambio no
sería gravado con derechos aduaneros por un plazo de 10 años. Finalmente en 1941,
los cancilleres de Brasil y Argentina firmaron un tratado argentino-brasileño sobre
librecambio progresivo cuyo propósito era establecer en el futuro una unión
aduanera abierta a la adhesión de los países limítrofes, lo que se reconoce como
antecedente histórico del MERCOSUR. Una de las cláusulas era promover la
instalación en ambos países de actividades industriales o agropecuarias no
existentes, indicando así la voluntad de establecer políticas comunes activas.
Gracias a estos acuerdos las exportaciones argentinas al Brasil aumentaron
sustancialmente. Pero en los’40 el signo de la balanza comercial se mantuvo
desfavorable para la Argentina, revirtiendo la ocurrido en la década anterior y el
incremento de las ventas argentinas al Brasil se centró en bienes primarios, como
exportaciones de cereales, frutas seca y semillas de lino. Además de estos tratados
se hicieron también acuerdos bilaterales varios con países europeos, como Bélgica,
Holanda y Suiza.     3,5. El intervencionismo de Estado 3, 5,1. Crisis e
intervencionismo Mientra el gobierno argentino enfrentaba a los efectos de la
Depresión tratando de preservar las exportaciones de carne a GB e introduciendo
algunas herramientas que permitieran un mejor manejo de la coyuntura económica, la
crisis mundial seguía afectando a la economía local. Pero en 1933, se produciría un
cambio de rumbo en la política económica debido al estado crítico de la coyuntura y
por el principio de solución de los problemas más anhelados de la elite ganadera
que representaba la firma del Pacto Roca-Runciman. Así, con diversas medidas, el
gobierno de Uriburu había intentado proteger a la economía del país (especialmente,
a los sectores económicos más poderosos) de los efectos más inmediatos de la
crisis, que con la llegada de Pinedo y Tomaso al comando del Ministerio de
Hacienda, se aplicó un enfoque más global y de largo plazo, para lo cual se
recurrió a una activa participación del Estado en la regulación y orientación de la
economía. Las medidas económicas implementadas por el gobierno de Justo a partir de
la llegada de Pinedo al Ministerio de Hacienda y a través de su plan de Acción
Económica de 1933, abarcó simultáneamente 4 frentes. 3, 5, 2. El Mercado cambiario
Dentro del nuevo esquema jugó un rol fundamental el control de cambios, el cuál fue
clave para la regulación de varios mercados. Para adaptarlo a los nuevos
requerimientos, Pinedo procedió a realizar una importante reforma del Control de
Cambios, que consistió en la división del mercado cambiario en un 57
mercado oficial y en otro libre. En el primero, cuyo tipo de cambio era fijado por
el gobierno a través de la Comisión de Control de Cambios primero, y por el BCRA a
partir de 1936, debían liquidarse las divisas provenientes de las exportaciones
regulares. En el mercado libre, debían liquidarse las divisas provenientes de las
exportaciones no regulares, de las inversiones extranjeras directas, de fondos
flotantes externos, de fletes marítimos y de diversas transacciones comerciales y
financieras privadas. Los exportadores estaban obligados a vender sus divisas a la
Comisión a un tipo de cambio oficial de compra, mientras que los importadores y
aquellos que necesitaban efectuar pagos en el exterior debían para adquirirlas
obtener permisos previos de la Comisión, fijándose diariamente el tipo de vendedor
por licitación entre los poseedores de permisos. Sólo quienes realizaban
exportaciones no regulares podían volcar sus divisas al mercado libre, al cual
debían recurrir aquellos importadores que no hubiesen podido obtenerlas en el
mercado oficial, con lo cual intentaba bloquearse reaparición de fondos bloqueados.
Este mecanismo le permitió al gobierno, obtener una importante fuente de ingresos
fiscales, como resultado de de la diferencia entre los tipos de cambio comprador y
vendedor, que permitían financiar la Junta Reguladora de Granos. Una sustancial
devaluación del Peso permitió mejorar los ingresos de los exportadores
complementando las medidas cambiarias y posibilitando una paulatina recuperación
del sector externo. En el mercado oficial la devaluación fue del 20% y en el Libre
del 65%. Esta situación favorecía a los sectores de las actividades tradicionales,
que eran los que más perfil exportador tenían. Además, representó un aliciente para
el ingreso de capitales extranjeros, no tanto para inversiones productivas que se
veían parcialmente neutralizadas por la importación de bienes de capital o insumos
que debían liquidarse en el mercado libre, pero el marco sí era favorable para
inversiones financieras o especulativas. 3, 5, 3. Regulaciones en los mercados de
bienes A fin de evitar una mayor caída de la actividad interna, desde 1931
comenzaron a crearse comisiones asesoras y juntas reguladoras, cuya finalidad era
proteger los intereses de los distintos sectores productivos: cerealero, cárnico,
azucarero, vitivinícola, textil, etc. En total en el ’30 se crearon 21 organismos
autónomos y 25 sin autonomía. Por ejemplo la Junta Reguladora de Granos compraba
los cereales a los productores a precios básicos "mínimamente rentables", y los
vendía luego a los exportadores a los precios de mercado, deprimidos por la crisis.
La idea era proteger a los primeros de la caída de los precios internacionales,
absorbiendo las posibles pérdidas que puedan tener. Sin embargo, las Juntas
Reguladoras no generaban habitualmente condiciones para estimular la producción,
favorecer nuevas experiencias tecnológicas o mejorar las condiciones de trabajo:
habían sido creadas, sobre todo, para defender mejor a los distintos sectores
económicos en crisis. Se limitaron así a organizar el sistema de manera de no
perjudicar a los grandes productores y mantener el interés de los pequeños y
medianos en seguir produciendo. En síntesis, se dedicaban a fijar precios mínimos y
a regular las exportaciones e importaciones. 3, 5,4. La política monetaria y la
creación del BCRA. En 1935 se creó el BCRA, con el objetivo de regular la moneda y
el crédito adaptando el circulante a las necesidades de la actividad económica. La
idea de la creación del BCRA venía madurando desde hacia años, aunque se enfrentaba
con los partidarios de mantener el sistema existente (Control de Cambios o Caja de
Conversión), que se había revelado insuficiente para evitar la fuga de oro o
devaluación durante las crisis y cuya innegable rigidez en épocas de
convertibilidad impedía el manejo de la política monetaria, mientras en momentos de
inconvertibilidad fomentaba el emisionismo incontrolado. Las funciones del BCRA
eran las siguientes: 1.-Poseer el privilegio exclusivo de la emisión de billetes en
el territorio nacional. 58
2.-Mantener una reserva suficiente para asegurar el valor del Peso, ya sea en oro,
divisas o cambio extranjero, equivalente al 25% como mínimo de sus billetes en
circulación y obligaciones a la vista. 3.-Regular la cantidad de crédito y de los
medios de pago adaptándolos al volumen real de los negocios a través de operaciones
de redescuento en el sistema bancario y otro tipo de actividades. El proyecto de
Prebisch, aprobado para la creación del BCRA, consideraba: 1.-Creación del
Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias para el saneamiento de la situación
bancaria para que el BCRA comenzara a funcionar sin tropiezos ni limitaciones. 2.-
Creación de la Inspección de Bancos, como dependencia del BCRA, con facultades para
examinar la situación de las entidades bancarias. 3.-Dotación al BCRA de un
instrumento de absorción de fondos sobrantes en el mercado, para actuar en el
proceso cíclico. Cuando los efectivos de los bancos crecían sostenidamente, el BCRA
debía absorberlos e inhibir los fondos excedentes, para que no diera lugar a una
expansión excesiva del crédito. Cuando la situación se invertía, se devolverían
esos efectivos para evitar la contracción. Con respecto a la variación de la tasa
de redescuento, Prebisch otorgaba al BCRA gran flexibilidad para el manejo del
ciclo según su fase. Este proyecto incorporaba al BCRA el manejo del control de
cambios para permitirle un mejor manejo de la economía frente a fluctuaciones
externas indeseables. La nueva institución, bajo la inspiración de Prebisch, debía
transformarse así en un instrumento que fuera lo suficientemente flexible como para
aplicar políticas monetarias expansivas durante los momentos de depresión y,
políticas contractivas durante los de expansión, esto es, una política anticíclica.
El BCRA quedó constituido como una entidad de capital mixto, la mayoría de cuyo
directorio se elegía por los bancos accionistas. En cambio, el presidente y el
vicepresidente eran designados por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado y
duraban 7 años en su cargo, pudiendo ser reelectos. Finalmente, el BCRA comenzó sus
actividades en 1935. Otra de las instituciones creadas en esos años fue el
Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias. Para su funcionamiento se
destinaron 700 millones de pesos resultantes de la revaluación del oro transferido
de la Caja de Conversión al BCRA. El mismo se fundó para hacerse cargo de los
créditos que algunos bancos no podían cobrar debido a la crisis y que los podían
arrastrar a la quiebra. Esos créditos no cobrables en forma inmediata y los bienes
no realizables rápidamente, caían bajo la denominación de activos congelados de los
bancos, por oposición de los activos liquidables. El instituto procuraba, auxiliar
al banco de la nación y a otros bancos comerciales que se hallaban en dificultades
por considerar que ello afectaba el interés público. Bajo la gerencia de Prebisch,
el BCRA siguió hasta el estallido de la guerra una política anticíclica. Hasta
1938, la mejoría de las condiciones económicas con respecto al pico de la crisis
dio lugar a un ciclo ascendente, aplicando una política monetaria contractiva. En
estos años, se superó en parte la falta de divisas característica del período 1930-
1934, y el BCRA debió comprar una importante cantidad de moneda extranjera, lo que
suponía inyectar dinero local en el mercado. Por eso, para evitar posibles
tensiones inflacionarias, el BCRA lanzó títulos públicos que le permitían volver a
sacar del mercado parte de ese dinero. Con una porción de las divisas, a su vez, se
cancelaron deudas con el exterior para reducir la carga de intereses en el futuro.
Así, cuando las condiciones económicas se volvieron a deteriorar en 1938, el BCRA
adoptó una posición más elástica, para intentar reducir el impacto de la nueva
crisis sobre las actividades productivas. 3, 5, 5. La política fiscal. La política
fiscal sufrió a partir de 1933 una serie de transformaciones. El más novedoso fue
un significativo aumento del gasto, que se relacionó con un importante crecimiento
de la inversión pública y la creación de los organismos reguladores (Juntas
Reguladoras). En 1930, el déficit fiscal fue muy alto,

59
bajando en los años siguientes, hasta alcanzar un superávit en período 1935-1936,
pero se desbarrancó nuevamente en 1938, se recuperó en 1939 y volvió a caer en
1940. Las inversiones se destinaron al programa de construcción de caminos, que
además de incrementar el nivel de empleo, estimuló la demanda de automotores y
camiones, agudizando la declinación de los FF.CC. El aumento del gasto implicaba un
serio problema para el gobierno, debido a que la recaudación fiscal se estructuraba
en función de los ingresos aduaneros, afectados por el descenso del comercio
exterior a causa de la crisis. Por eso, la política apuntó a captar mayores
recursos de las actividades internas. Se estableció el impuesto a los réditos
(ganancias), que consistía en gravar las ganancias de los ciudadanos y de las
empresas. A su vez, hubo un gran incremento de diversos impuestos internos,
obteniendo como resultado de la reforma tributaria un gran incremento de la
recaudación, lo que mejoró la situación fiscal. 3, 5, 6. La evolución de la
coyuntura. El conjunto de medidas descriptas apuntaba a contener los efectos de la
crisis sobre las actividades internas y estimular la reactivación económica. Pero
el contexto general también comenzaba a mejorar lentamente, y hacia 1934 esa ligera
recuperación se tradujo en una mejoría de los precios internacionales de las
exportaciones para la Argentina. Se fue gestando una progresiva reactivación debido
a la nueva política económica y a las mejores condiciones generales. A partir de
1933, comenzó una tendencia ascendente del producto que se mantuvo hasta el final
de la década. Desde el punto de vista sectorial, lo más destacable fue el
incremento sostenido en la participación de la industria manufacturera. Otro sector
que mostró un comportamiento más dinámico que el promedio fue el de los servicios,
como consecuencia, sobre todo, de la expansión de la actividad del estado en el
período. 3, 5, 7. La influencia del grupo Pinedo – Prebisch y el plan de
Reactivación Económica de 1940. El llamado "Grupo Pinedo- Prebisch" adquirió
protagonismo como el equipo técnico- profesional que diseñó la política económica
del país en los años ’30. Pinedo era Ministro de Hacienda y tenía la colaboración
de un grupo de economistas y profesionales que ocupaban puestos clave en la
administración pública, entre ellos Prebisch. Este grupo impulsó el
intervencionismo estatal adoptando las instituciones y organismos públicos ya
mencionados y reforzando el aparato administrativo del Estado. Por otro lado,
apoyaron los intereses de los grandes productores agropecuarios e industriales ante
los efectos depresivos de la crisis de 1930. De esta manera, se inclinaron por
mantener los vínculos tradicionales con GB, mientras se orientaban hacia EEUU en la
búsqueda de un modelo para sus innovaciones en materia de política económica. El
grupo Pinedo-Prebisch elaboró un programa para reactivar la economía argentina, que
contenía instrumentos keynesianos orientados a fortalecer la balanza de pagos e
inducir, al mismo tiempo, una expansión del ingreso y la producción nacional. Había
que dirigir la atención hacia el mercado interno y fortalecer la economía en forma
compatible con las limitaciones que imponía el delicado estado del sector externo.
Las diferencia de la política económica de los gobiernos conservadores y este
grupo, con respecto al problema de las carnes en el sector ganadero y a una serie
de transformaciones internas, provocaron la renuncia de Pinedo, quien en 1940
vuelve a su cargo en el Ministerio de Hacienda durante el gobierno de Castillo. Era
un momento significativo, ya que existía un fuerte déficit comercial, especialmente
con EEUU. En este contexto pinedo puso a consideración del Parlamento, en 1940, un
Plan de reactivación económica, el cual se llamó "El Plan Pinedo de 1940". Ese plan
expresaba la necesidad de proteger y desarrollar, con ciertas limitaciones, la
industria nacional y sostenía la idea de un incremento de la demanda interna para
reactivar el aparato productivo. Para ello, planteaba una reforma financiera que
permitiera implementar un régimen crediticio especial para el sector industrial y
para la construcción de viviendas populares. Trataba así de revitalizar una
economía afectada por la guerra por medio de un sector

60
con un gran efecto multiplicador, como el de la construcción, mientras apoyaba la
demanda interna para absorber los stocks de cereales que no encontraban destino
externo por causa de la guerra. Por otra parte, para hacer frente al déficit
comercial de 1939-1940, se proponía un control selectivo de las importaciones,
hecho que, debía ayudar a fortalecer al sector industrial. A fin de estimular las
exportaciones se implementaba también un conjunto de medidas, entre ellas,
incentivos cambiarios, facilidades financieras y modificaciones arancelarias. Dado
que los mercados tradicionales estaban afectados por la guerra, el plan ponía
especial énfasis en la reorientación del comercio exterior, en donde Brasil y EEUU
serían los nuevos protagonistas. En el caso de Brasil, se recomendaba negociar un
tratado comercial que contemplara la rebaja (y, eventualmente, la eliminación) de
los aranceles de importación recíprocos. Para desarrollar el intercambio con EEUU,
que en ese momento era de nuevo principal acreedor en la Argentina, se estimulaban
de diversas formas las exportaciones hacia aquel país. En forma recíproca se creaba
un "fondo de cambio" para favorecer la introducción de productos norteamericanos,
al mismo tiempo que se trataba de financiar una parte de esas importaciones
mediante la ayuda crediticia de EEUU (incluso serviría para comprar los FF.CC. de
GB en Argentina). La diplomacia de GB no vio con buenos ojos el plan Pinedo,
acusando al ministro más amigo de EEUU que de GB. En el ámbito político, Pinedo
tuvo conversaciones secretas con los radicales (Alvear) a fin de obtener su apoyo
al proyecto y acabar con el fraude electoral. El Plan económico fue aprobado en el
Senado, pero no se aprobó en la Cámara de Diputados por oposición de los radicales,
lo que le costó el puesto. El plan fue rechazado debido a que no tuvo gran
adhesión. Por un lado, tenía apoyo de los empresarios industriales representados
por la UIA, pero no de las organizaciones rurales del interior, ya que EEUU
representaba un gran competidor para sus productos agropecuarios. Por otro lado no
tuvo apoyo político. Las medidas de industrialización, el acercamiento con EEUU y
la apertura política hacia los radicales parecían ser aspectos dominantes en el
proyecto del ministro, pero demandaban un acuerdo político con pocas posibilidades
de concretarse con éxito en la Argentina de 1940. Significaban también el comienzo
de un cambio interior en las clases dirigentes, proceso que será profundamente
afectado por la del peronismo. Este último solucionará la problemática de la
industrialización apoyado en otras bases económicas, políticas y sociales. La
renuncia de Pinedo y el fallecimiento de Justo en 01/1943, agravado por el golpe
militar 6 meses después significaron la caída del grupo conformado por Prebisch y
otros. 3, 5, 8. La política económica y la competencia anglo-norteamericana El
primer efecto del Pacto Roca-Runciman fue favorecer, a través del Control de
Cambios las importaciones de GB, perjudicando a los otros países, principalmente
las importaciones de EEUU., las cuales descendieron en gran medida. El trato
preferencial que se le daba a GB se debía a necesidades coyunturales. La política
económica global trazada por Pinedo abrió un espacio para mejorar las relaciones
con otras naciones, entre las que EE UU consiguieron importantes beneficios. En
este sentido, aunque el Control de Cambios restringía las importaciones
provenientes de EEUU, contradictoriamente estimulaba la radicación de nuevas
inversiones de ese origen, que se veían atraídas por la rápida expansión del
mercado interno y por un tipo de cambio muy favorable, ya que las divisas
provenientes de inversiones del exterior podían ser liquidadas en el mercado libre
a precios convenientes. El flujo de inversiones de EEUU en la Argentina, iniciado
en lo años ’20, continuó entonces sin muchas alteraciones en los ’30, radicándose
establecimientos textiles como Sudamtex (1934), Anderson Clayton (1936) y Ducilo
(1937); y empresas dedicadas a la producción de electrodomésticos, artefactos
eléctricos y de diversos tipos de bienes de consumo duradero. También, se radicaron
en Argentina las principales firmas farmacéuticas y químicas de EEUU Rivalidad
anglo-norteamericana en el sistema de transportes: En el país había una gran
rivalidad anglonorteamericana en el sistema de transportes. El desarrollo del
transporte automotor, la construcción de caminos y la depresión de los años ’30
deterioraron las finanzas de las compañías ferroviarias inglesas. A 61
esto se le sumó la depreciación del Peso argentino, que disminuyó sus ganancias en
libras esterlinas y, la implantación del Control de Cambios, que obstaculizó el
giro normal de los ya escasos envíos de dinero a GB. En los años ’30 y ’40 las
acciones ordinarias de las principales compañías ferroviarias no pudieron adquirir
ganancias, mientras su cotización descendía. Los empresarios británicos no querían
perder el monopolio del sistema de transportes, centrando sus reclamos en la
competencia de los automotores. El "transporte por camiones" de los productos
agrícolas se había desarrollado gracias a la crisis de ese sector, ofreciendo
servicios más ágiles y accesibles. Mientras tanto, el "transporte urbano" estaba
siendo dominado por ómnibus y colectivos. Además, el transporte automotor operaba
sin estar sujeto a obligaciones financieras, ni bajo un control gubernamental
similar al de las compañías ferroviarias, por lo que tenía costos operativos
menores. Ante tales circunstancias los intereses británicos comenzaron a sostener
la conveniencia de contar con una política de coordinación de transportes por parte
del gobierno nacional. La negociación del Pacto Roca-Runciman facilitó a las
empresas ferroviarias la gestión en defensa de sus intereses y, finalmente, el
30/09/1936 se aprobó la "Ley de Coordinación de Transportes". Esta ley estableció
la creación de una Comisión Nacional que implantaba varias disposiciones al
transporte automotor. Además, esta Comisión tenía facultades para prohibir la
expansión comercial futura del transporte automotor y proteger a los FF.CC. CC.
contra una competencia desleal. Finalmente, la ley creaba la Corporación de
Transportes, monopolio controlado por las empresas de transporte británicas, a la
cual debían incorporarse compulsivamente todas las empresas del rubro, subordinando
al transporte automotor urbano de pasajeros. A pesar de la sanción de esta Ley, la
competencia del transporte automotor continuaba privando a los FF.CC. del tráfico
de las cargas más redituables y, además, el transporte urbano continuó bajo el
predominio de automóviles y colectivos. Este plan de política económica mostraba
ciertas contradicciones, pues mientras se atendían algunas demandas de las
compañías ferroviarias, se impulsó un importante plan vial con características poco
favorables a dichas empresas. Si bien una parte de los nuevos caminos eran de
acceso a las estaciones, la fracción mayoritaria consistía en caminos con un
trazado paralelo a las vías férreas. De esta manera, el desarrollo del transporte
automotor no complementaba al FF.CC. CC., sino que representaba una competencia
directa, en la cual el FF.CC. CC. corría en desventaja al tener que mantener su
propia red, mientras los caminos eran construidos por el Estado y no por las
empresas de transportes. A pesar de la discordancia de intereses entre diversos
grupos económicos ingleses y norteamericanos, en algunos terrenos hubo espacio para
el trabajo en conjunto, por ejemplo CADE (Compañía Argentina de Electricidad),
controlada por el grupo SOFINA, en el que convergían capitales alemanes,
británicos, norteamericanos y canadienses. La disputa entre las competencias
influía también en las posiciones adoptadas por la dirigencia política. A partir de
1940 las importaciones desde EEUU se incrementaron y el déficit del balance de
pagos argentino con ese país reapareció, pero, para ese entonces, resultaba
imposible un nuevo estrechamiento de las relaciones comerciales con GB, ya que ésta
no estaba en condiciones de sostener el flujo de inversiones ni el comercio
bilateral. La relación triangular en la que había participado la Argentina en el
primer tercio del siglo no era estática; la importancia de EEUU tendía a crecer,
mientras que la británica, a disminuir, conforme a la evolución de las propias
condiciones económicas internas. Por lo tanto, en los años ’30 aparecieron
importantes desequilibrios, los cuales imponían políticas apropiadas para
solucionarlos. El problema era que no había unanimidad con respecto a las
características de dichas políticas. Para la fracción más conservadora, la
estrategia más adecuada consistía en recomponer las relaciones con GB. En cambio,
para otro grupo, las nuevas condiciones eran irreversibles y el mejor camino pasaba
por vincularse más estrechamente a EEUU, apostando a fortalecer el mercado interno
para sustituir el destino de las exportaciones declinantes y compensar con
producción local la simultánea reducción de las importaciones.

62
El Plan Pinedo era el proyecto más acabado de la segunda posición, el cual fue muy
elogiado en EEUU. Dicho Plan fue resistido por u sector de las elites tradicionales
y el Congreso no lo aprobó. La ausencia de un verdadero sistema democrático (el
gobierno conservador se había mantenido gracias al fraude electoral) impedía un
debate de fondo sobre las políticas económicas, a través del cual hubieran podido
manifestarse otros sectores económicos y sociales. Según Rockefeller
(norteamericano, representante de intereses petroleros e industriales), la única
capacidad de incrementar las exportaciones hacia América Latina residía en la
capacidad de industrialización de esos países, la cual suponía un acoplamiento con
EEUU. El drama de la Argentina para sus sectores dirigentes consistió, justamente,
en que ese acoplamiento no podía lograrse, pues la producción argentina no era
complementaria de la norteamericana, lo que conduciría a un desequilibrio comercial
crónico. La ruptura del sistema multilateral de comercios y pagos eliminó toda
posibilidad de una solución intermedia. Cuando ese sistema multilateral se
restableció, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la posibilidad de la Argentina
de replantear las relaciones internacionales sobre las nuevas bases ya no era
posible, pues no constituía más un centro de interés de los países
industrializados. Las disputas diplomáticas de los años ’30 con los gobiernos de
EEUU, el Pacto Roca-Runciman, y el largo y estrecho vínculo que todavía existía
entre Argentina y GB dificultaron aún más la posibilidad de que las argentino-
norteamericanas retomaran el camino emprendido en los años ’20. La Argentina, hacia
1930, representaba el cuarto país en importancia dentro de las inversiones de EEUU
en el mundo, resultaba ahora la última, en la óptica de EEUU, dentro de América
Latina. 3, 6. Población y migraciones internas La proporción de la población
extranjera en el total de la población del país comenzó a descender abruptamente
después de 1930. La inmigración masiva tuvo su última expresión en el período 1921-
1930, en el período siguiente 1931-1940 descendió en gran medida, cayendo aún más
entre 1941-1946. La creciente desocupación, secuela de la crisis de1930, determinó
que el gobierno provisional de Gral. Uriburu dictara un decreto que iniciaba una
política selectiva en materia de inmigración. Dicha medida obligaba a pagar un
"arancel consular" para que los cónsules visaran sus certificados de buena conducta
y buena salud. En 1932, como consecuencia de los desocupados, el gobierno del Gral.
Justo promulgó un decreto, conocido como de "Defensa de los Trabajadores
Argentinos". El mismo ordenaba a los cónsules argentinos en el extranjero la
suspensión de los de los permisos de desembarco y de los visados documentos a los
inmigrantes que no tuviesen ocupación garantizada. La inmigración quedaba permitida
sólo a parientes directos, a extranjeros radicados en el país, siempre que
acreditara solvencia y buena conducta, y se comprometieran a costear su
subsistencia en caso necesario. En 1938, siendo presidente Ortiz, 2 decretos
consecutivos establecieron restricciones aún más severas a la inmigración. Por el
primero de ellos se procuraba "reprimir el ingreso de clandestinos refugiados,
entre ellos, judíos centroeuropeos, republicanos españoles, con ideas izquierdistas
o comunistas, que huían al finalizar la guerra civil de su país, etc. Desde
entonces se establecieron restricciones legales y un sistema de control policial y
administrativo a la inmigración. El otro decreto, se fundamentaba en la necesidad
de restringir la inmigración en función de la desocupación y la caída de la
producción agrícola del país. Así propiciaba sólo aquella inmigración que viniera
con propósitos definidos de colonización. Tras la crisis de 1930 disminuyó
fuertemente el flujo de inmigración europea, pero una enorme masa gente empezó a
migrar desde las áreas rurales y las pequeñas ciudades del interior hacia las
grandes ciudades del Litoral. Esto significó no sólo la transición de la vida rural
a la urbana, y de actividades artesanales a fabriles, sino también una nueva
emergencia de la "Argentina criolla", que predominaba en el interior., y que ahora
comenzaba a instalarse en los conglomerados urbanos, especialmente en Buenos Aires.
Surgía así un nuevo "proletariado industrial".

63
3, 7. La situación social, el Movimiento Obrero y los partidos políticos (1930-
1943) 3, 7, 1. La situación social y el movimiento obrero El impacto de la crisis
fue una ola de despidos, reducción de salarios y el desconocimiento de las leyes
sociales que cayeron sobre los trabajadores. La desocupación afectó al sector
público y al privado, perteneciendo la mayoría a las actividades primarias. Una
temprana manifestación de la crisis fue perceptible en la Capital Federal, en donde
muchas personas vivían a la intemperie y otras en chozas construidas con materiales
precarios. En el campo los chacareros y comerciantes terminaron arruinados y, por
otro lado, los peones de campo desocupados acentuaron el fenómeno de "Linyerismo".
En este contexto, entidades privadas y sectores políticos aportaron medidas para
solucionar los problemas originados por la desocupación. Se efectuaron repartos de
víveres, ollas populares y se proyectaron obras para permitir que los desocupados
ganaran un sustento. El gobierno conservador también prestó atención al problema.
En 1934, creó la "Junta Nacional para combatir la Desocupación", integrada por
miembros en representación de varias instituciones, entre las que se encontraban la
Sociedad Rural Argentina y la Confederación General del Trabajo. Esta Junta se
dedicaba a asistir a los desocupados. Aunque, la solución definitiva a problemas
generados por la crisis provino de la lenta recuperación económica iniciada a
mediados de la década. La reactivación económica, apoyada en la industrialización
sustitutiva de importaciones, permitió el mejoramiento de las condiciones impuestas
por la represión social y política y por la crisis económica a las clases
trabajadoras. Así, desde 1934 hasta 1939, en la Capital Federal (principal distrito
industrial), se verificó un incremento del nivel de ocupación. La clase media
tampoco escapó a los efectos de la crisis. En los primeros años de la década, los
despidos en el sector público y privado dejaron sin empleo a numerosos
funcionarios, profesionales y empleados. La reducción de los sueldos estatales,
resultado de los recortes presupuestarios, afectó a empleados y jubilados. La
presión impositiva castigó a los pequeños comerciantes e industriales y, en
general, a los pequeños propietarios. En el sector rural la caída de los precios
afectó a los productores. En lo referido al movimiento obrero, el golpe de Estado
de 1930 lo encontró dividido ideológicamente. Los principales rasgos en la
evolución del movimiento obrero durante la década de 1930 y principios de la década
de 1940 pueden sintetizarse brevemente: 1.-Los anarquistas, que se resistieron a
cualquier compromiso con el Estado, fueron desplazados en forma definitiva. Por el
contrario, se afianzaron las tendencias reformistas y burocráticas en la conducción
del movimiento obrero. Las organizaciones sindicales adquirieron un mayor perfil
institucional, lo que les permitió una relación más fluida con el gobierno y los
empresarios. 2.-A lo pocos días del golpe del ’30 se fundó la CGT que unificó
temporariamente al partido obrero. La conducción de la CGT quedó a cargo de los
sindicalistas, fundamentalmente, y de los socialistas. 3.-En 1935 los socialistas
desplazaron a los sindicalistas de la conducción de la CGT, hecho que puso fin al
enfrentamiento entre ambas tendencias. 4.-En 1936 ingresaron a la CGT los
sindicatos comunistas y ese año a instancias de los dirigentes socialistas y
comunistas, el Congreso Constituyente de la CGT estableció la forma moderna de los
Sindicatos por ramas industriales en reemplazo del antiguo sindicalismo por oficio.
5.-Así, hasta 1943, la dirección del movimiento obrero fue dominada por los
socialistas. Por primera vez, sectores de origen marxista llegaban a la conducción
del movimiento obrero.

64
6.-Los sindicatos tradicionales, vinculados a la economía agroexportadora y al
sector de transporte y servicios eran los predominantes, pero, a su vez, comenzaban
a organizarse los obreros de las nuevas ramas industriales. Entre 1935 y 1937 se
produjo el mayor número de huelgas con la mayor cantidad de huelguistas
involucrados. La actividad huelguística descendió entre 1938 y 1941 con el
deterioro de la situación económica. Los salarios reales experimentaron un leve
crecimiento, pero la desocupación experimentó un leve crecimiento como consecuencia
de la iniciación del conflicto bélico mundial. La paralización de importaciones de
insumos, provocaron la disminución de las actividades de ciertos sectores
industriales. Por ejemplo en Capital Federal, las dificultades para importar
materiales de construcción afectaron al empleo en el sector. Sin embargo, en el
sector agrícola, a raíz de la caída de los precios agrícolas en 1938 y el cierre de
de los mercados europeos por la guerra, se produjo el mayor número de desocupados.
En 1942, la cantidad de huelgas y de huelguistas creció bruscamente, pero el fuerte
aumento del costo de vida castigó a las familias obreras. En cuanto a la conducción
de la CGT, el comienzo de la Segunda Guerra Mundial dio lugar a agudos
enfrentamientos entre socialistas y comunistas, ambos al mando de la central
obrera. En 1943 se produjo la ruptura de la CGT. Pr un lado, los socialistas
conformaron la CGT N° 1(Unión ferroviaria, Unión Tranviarios y otros sindicatos
menores). Por otra parte, los comunistas dieron origen a la CGT N° 2 (sindicatos de
la industria, trabajadores municipales y empleados de comercio). Junto a estas 2
centrales se encontraba la USA (Unión Sindical Argentina) liderada por los
sindicalistas desplazada de la CGT en 1935 y, apoyada por gremios autónomos y por
la marginal FORA anarquista. 3, 7, 2. Los partidos políticos El gobierno de facto,
emergente del golpe militar de 1930, llevó adelante una política de represión de
todos aquellos sectores a los que consideraba opositores peligrosos, que tuvo como
principales víctimas a funcionarios de origen radical yrigoyenista. También decretó
el Estado de Sitio, censuró la prensa, reinstauró la pena de muerte abolida rn
1921. Otras víctimas de la persecución fueron los dirigentes de la Federación
Universitaria Argentina, los comunistas y los Anarquistas. Los sectores gremiales
fueron reprimidos mediante la "Ley de Residencia" y el encarcelamiento de los más
rebeldes. Los sectores moderados del movimiento obrero, la CGT y el Partido
Socialista no sufrieron una abierta persecución. La década del ’30 fue un período
crucial para la evolución del radicalismo. En 1935, se levantó la política de
abstención electoral. Así, Alvear (candidato a presidente de la UCR), mediante el
libre ejercicio del sufragio aspiraba a ganar, ya que la UCR contaba con el apoyo
popular, pero el fraude oficial impidió el retorno de los radicales al gobierno. El
liderazgo alvearista debió enfrentar oposiciones internas. Una de ellas encabezadas
por FORJA que intentó recuperar los aspectos nacionalistas y populares del
Yrigoyenismo, denunciando la presencia del imperialismo británico en la economía
argentina. Ambos sectores contribuyeron ideológicamente al posterior desarrollo del
"peronismo". Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial estos debates en el
interior del radicalismo se eclipsaron, convirtiéndose Alvear, con sus ideas, en la
cabeza de los grupos políticos "aliadófilos" (partidario de las naciones aliadas en
la 2da Guerra). En 1940, la asunción de Castillo cerró las posibilidades de un
saneamiento de las prácticas electorales y frustró las posibilidades de la UCR de
alcanzar el poder por vía del sufragio. En 1942, los radicales comenzaron a
experimentar derrotas en las prácticas electorales "correctas", significando las
elecciones legislativas un serio retroceso, inclusive en distritos tradicionalmente
favorables. A su vez, se hizo evidente el desinterés de sus partidos frente a la
descomposición interna del partido, producto de hechos de corrupción que
involucraron a sus dirigentes y a la complicidad de su conducción con el gobierno
conservador. 3,8. La agonía del régimen conservador, el golpe de estado de 1943 y
el gobierno militar 65
Ortíz fue elegido presidente a fines de 1937, con ayuda del fraude electoral.
Candidato de la Concordancia, en representación del radicalismo antipersonalista,
Ortiz llevaba como vicepresidente a Castillo que era "conservador". Ortíz advirtió
que había una crisis legitimidad del poder y que las bases económicas del sistema
podían estar en peligro si no se modifican "desde arriba" sus estructuras
políticas. Para ello se comprometió a: 1.-Abandonar las prácticas electorales
fraudulentas. 2.-Permitir que la oposición radical tuviera la posibilidad de
acceder al gobierno. 3.-Democratizar en forma general la vida política. El mandato
de Ortíz duró 2 años y medio. Su breve período despertó ilusiones en las fuerzas
políticas de la oposición por el carácter más "democrático" de su actuación,
comparada con la de anteriores administraciones conservadoras. En 1940, presionado
por su enfermedad y por enemigos políticos dentro del gobierno en contra de sus
intenciones democráticas, Ortíz delegó sus funciones provisoriamente en Castillo,
quién quería mantener las costumbres políticas que pretendía sanear Ortíz. En
política exterior, Castillo era partidario de mantener la neutralidad y tenía
desconfianza a EEUU. Pero la oposición política de Castillo era débil y debió hacer
concesiones (favores políticos). Así, en 1940, nombró un gabinete integrado por
figuras del ala liberal, como el ministro de Relaciones Exteriores, Roca (hijo) y
el ministro de Hacienda, Pinedo. Este último, presentó un plan económico
(acompañado por una apertura política hacia los radicales), que no tuvo consenso en
el interior de la coalición conservadora. Esta situación llevó a la renuncia de
Roca y Pinedo en 1941 y al nombramiento de otro gabinete, esta vez más cercano a
las ideas del presidente, con tendencias que nada tenían que ver con el retorno a
las prácticas democráticas. En este contexto, ya comenzaban a manifestarse los
primeros síntomas de una seria crisis política. El factor principal de la misma se
encontraba en la situación interna del país, aunque desde 1942, con la entrada en
la guerra de EEUU, se agregarían también las presiones internacionales. La falta de
apoyo popular a la Concordancia conservadora explicaba la recurrencia al fraude
electoral. El clima represivo, la corrupción política, los frecuentes escándalos
económicos y la actitud de ceder frente a los países centrales por casi una década
habían contribuido a descreer de los gobiernos surgidos del golpe de Estado de 1930
y, además, no lograron las transformaciones económicas que esos mismos gobiernos
habían debido impulsar para hacer frente a la crisis mundial. El creciente
aislamiento político del régimen conservador generaba de ese modo un peligroso
"vacío de poder". En el interior de las elites en el poder se acentuaban las
diferencias. La política del gobierno terminó siendo, la que puso en evidencia el
conflicto interno de las clases dirigentes. Su fracción más tradicional se
expresaba a través del presidente Castillo y sus intereses se confundían
principalmente con los grandes hacendados de la Pampa Húmeda, aliados con algunas
elites provincianas. Integraban la tendencia más pro inglesa o pro europea de la
época y sostenían una posición neutralista frente al conflicto mundial. El triunfo
de los aliados no sólo significaba la derrota de Alemania, sino también, el fin del
Imperio británico (y de su predominio en Argentina) y la consolidación del dominio
de EEUU en el mundo, enfrentado con Castillo y su gente. Otros sectores de las
clases dirigentes retomaban las ideas del liberalismo y mantenían una posición de
acercamiento a EEUU. Pretendían una alianza con Washington que reemplazara la
tradicional relación con GB o Europa. Sus intereses económicos estaban basados en
los sectores industriales y en el gran capital financiero. El desprestigio e
ilegitimidad del régimen, el fraude, la corrupción, la falta de apoyo popular y los
interrogantes sobre la capacidad de Patrón Costas (candidato a presidente propuesto
por Castillo) para conducir los destinos de la Nación, llevaron a los militares a
planear un golpe de Estado, que se aceleró por el pedido de renuncia de Castillo al
Ministro de Guerra, Gral. Ramírez, al enterarse de los movimientos conspirativos y
de contactos del ministro con dirigentes radicales. El 04/06/1943 se produjo 66
el golpe militar, desplazando a Castillo de su cargo. Así, la década infame había
llegado a su fin ante la sorpresa e incertidumbre de la sociedad argentina. El
Gral. Rawson ocupó la presidencia provisional como representante de los jefes
superiores de Campo de Mayo. Sin embargo, al integrar su gabinete con algunos
funcionarios del anterior régimen, se enfrentó con sectores de la interna militar,
por lo que debió renunciar a las 48 horas de su designación. En su reemplazo,
asumió el Gral. Ramírez, quién era el verdadero jefe del movimiento militar. Detrás
de este desplazamiento y de la proyección de Ramírez a la presidencia se reveló la
existencia de una logia militar denominada el GOU (Grupo de Oficiales Unidos). El
objetivo de esta logia, integrada por jóvenes oficiales superiores, era restablecer
la moral y la disciplina dentro del Ejército y recuperar al país de una corrupción
que, a juicio de sus miembros, lo conducía al comunismo. En la logia predominaban
las ideas nacionalistas y neutralistas. A partir de la asunción de Ramírez, varios
integrantes del GOU ocuparon posiciones estratégicas. Uno de sus miembros más
destacados fue el Gral. Perón, que pasó a desempeñarse como jefe de la secretaría
del ministro de Guerra, Gral. Farrell. En el terreno político y social, los
objetivos militares resultaban vagos. El nuevo régimen se proponía eliminar la
corrupción moral, buscar la unión del pueblo y restituirle sus derechos. El GOU se
proclamó como representante del conjunto de las aspiraciones de la población. En
esto se diferenciaba de los militares de los años ’30, que representaban a ciertos
sectores sociales. Conforme a estos lineamientos, la primera etapa del gobierno
militar estuvo influida por una orientación nacionalista, industrialista y
autoritaria, con signos derechistas. Por un lado, creó el Banco de Crédito
Industrial, dispuso el allanamiento de las oficinas monopólicas de electricidad,
intervino la Corporación de Transportes, expropió la Compañía Primitiva de Gas,
inició el estudio de las tarifas aduaneras e impulsó las industrias militares. Por
otro, intensificó la represión policial de comunistas e izquierdistas, introdujo la
enseñanza religiosa en las escuelas, legalizó la censura de la prensa escrita y
radial, persiguió a profesores y estudiantes liberales, disolvió los partidos
políticos y clausuró el local donde funcionaba una de las centrales sindicales,
prohibiendo sus actividades y la de los gremios adheridos. Por su parte, Perón
logró ser designado (fines de 1943) al frente del Departamento de Trabajo, que
luego lo transformó en Secretaría de Trabajo y Previsión. Su acción política se
desplegó alrededor de 3 ejes: la justicia social, el control de la clase obrera y
la despolitización de las organizaciones sindicales. Los militares de la corriente
nacionalista que influían sobre el presidente Ramírez comenzaron a desconfiar de la
política laboral de Perón, que se había convertido en un rival. En 1944, el
presidente Ramírez se vio obligado a renunciar. Dos episodios precipitaron esta
decisión: 1.-Acusación de EEUU de complicidad del gobierno argentino en el golpe de
Estado promovido en Bolivia por el Movimiento Nacionalista Revolucionario,
denominando dicha complicidad como operación pro Eje. 2.-La detención por los
ingleses del cónsul argentino en misión oficial a Europa para negociar la compra de
armas en Alemania, acusando al gobierno argentino de pertenecer al espionaje
alemán. Para hacer frente a la presión externa, el presidente decidió la ruptura de
relaciones diplomática con Alemania y Japón en 1944. De inmediato se produjo una
deliberación entre los miembros del GOU y sectores neutralistas, que consideraban
que Ramírez había cedido a las presiones norteamericanas y traicionado los
objetivos del régimen. El presidente al perder sus apoyos militares, decidió
renunciar y delegar el gobierno en manos del Gral. Farrell (vicepresidente) en
medio de presiones internas y externas. Con el nuevo mandatario se consolidó el
ascenso político de Perón. Farrell lo designó ministro de Guerra, conservando su
cargo al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión. En 07/1944 Perón fue
designado vicepresidente sin renunciar a sus cargos en el Ministerio de Guerra y en
la Secretaría de Trabajo y Previsión. Así, Perón pareció alcanzar la cumbre del
poder contando con una gran influencia en el

67
gobierno y con el apoyo de algunos de sus compañeros ubicados estratégicamente en
diversos cargos gubernamentales. Perón se proyectaba políticamente en la búsqueda
de un apoyo popular, los partidos políticos, las entidades empresariales, las
organizaciones estudiantiles y la prensa unificaban sus voces y estrechaban filas
intentando alejar a los militares del gobierno. Las medidas adoptadas por Perón a
favor de los trabajadores provocaban cada vez mayor resistencia en los sectores que
dominaban la vida económica del país. La Sociedad Rural Argentina, bastión de las
Elites tradicionales, reaccionó violentamente contra el "Estatuto del Peón Rural",
los industriales comenzaban a mostrarse inquietos y tanto la prensa como los
partidos políticos criticaban la política gubernamental. En 1945b, el régimen
militar se puso a la defensiva. La caída nazi sirvió de excusa para que los
simpatizantes de los partidos opositores y los grupos económicos dominantes
organizaran grandes manifestaciones callejeras, como si se tratara de una victoria
interna sobre el poder "nazi fascista", reclamando la convocatoria inmediata a
elecciones y rechazando toda candidatura oficial. Las FF. AA. Debían afrontar un
grave dilema. Por un lado, no estaban dispuestas a facilitar el retorno de los
partidos políticos sin el previo cumplimiento de los objetivos revolucionarios de
06/1943. Por el otro, no todos sus integrantes tenían la intención de respaldar las
ambiciones políticas de Perón, que desde el gobierno gestaba las condiciones para
hacer viable su candidatura constitucional. En 07/1945 el gobierno convocó al
pueblo a elegir sus autoridades a fin de año. La convocatoria fue acompañada del
compromiso de no adoptar candidaturas y de asegurar elecciones libres. Luego, Perón
ofreció cargos importantes en el gobierno a dirigentes del radicalismo, intentando
dividir al partido de Alem, capitalizar sus diferencias internas y atraer al ala de
la intransigencia Yrigoyenista. Si bien no obtuvo los resultados esperados varios
radicales aceptaron el ofrecimiento, y desde el Ministerio del Interior se levantó
el Estado de Sitio, impuesto por Castillo y mantenido por los militares,
facilitando la actividad de los partidos políticos. A principios de octubre la
presión de la oposición de Perón y de la oficialidad de Campo de Mayo determinaron
que, el 09/10/1945, Perón renunciara y que fuera detenido en la Isla García. La CGT
recogió la inquietud de los trabajadores que interpretaron que con el
desplazamiento de Perón corrían peligro las conquistas sociales obtenidas gracias a
su gestión. Entonces, la CGT anunció una huelga general en apoyo de la liberación
de Perón, por lo que una muchedumbre en Plaza de Mayo exigió y logró la libertad de
su líder y su retorno al poder. Perón volvió a ocupar el centro del escenario
político. El ejército debió aceptar su regreso a disgusto y recibir el inesperado
apoyo popular y de los sindicatos. El coronel aparecía como el único candidato
posible del Ejército para las elecciones. Ahora, los nuevos integrantes del
gabinete nacional respondían a Perón. En el curso de 2 semanas todo foco opositor
dentro de las FFAA fue eliminado. El régimen militar cumplía su promesa de asegurar
el ejercicio de la soberanía popular justificando su intervención y logrando
conservar el poder para devolverlo a alguien surgido de las filas del Ejército
(Perón), y no a los partidos tradicionales. 3, 9. La política internacional y la
segunda guerra mundial Iniciada la 2da Guerra Mundial, Ortíz declaró la neutralidad
en 09/1939. Por otra parte, en 12/1939, en Panamá, se celebró la 1era Conferencia
de Cancilleres de países americanos, donde las naciones del continente americano
decidieron declarar colectivamente su neutralidad frente a los países en guerra. En
06/1940 Roosvelt practicó una política más comprometida con los aliados.
Consecuentemente buscó apoyo en América Latina y requirió al gobierno de Buenos
Aires apoyo acerca de planes de defensa continental. La cancillería local, tras
consultar a las autoridades militares, rechazó dichos planes, dando lugar al 1er
roce serio sobre el tema.

68
La Segunda Conferencia de Cancilleres, en 1940, en la cual, EEUU proponía la
concreción de una organización económica, política y militar panamericana, pero la
Argentina difería con este plan, ya que constituiría la consolidación del liderazgo
de EEUU. Finalmente, Hull (canciller de EEUU) se comunica con Ortíz y logra que la
Argentina se adhiera al panamericano. Al poco tiempo, asume Castillo, que, a
diferencia de Ortíz mantenía la tradicional actitud antinorteamericana,
inclinándose más a GB y Europa. Cuando EEUU entró directamente en la guerra, luego
del bombardeo japonés a la base de Pearl Harbour, Hull tildó a la Argentina de "mal
vecino" ante la vigencia de su actitud neutralista frente a la guerra. Además, la
catalogó como un factor de discordia entre GB y EEUU. En 1942, se realizó la 3era
Reunión Consultiva, dicha reunión se concretó con el objetivo de asegurar la
solidaridad ante la agresión recibida en Pearl Harbour y concretar definitivamente
un sistema económico, militar y político panamericano bajo su conducción. La idea
de EEUU era obtener una ruptura colectiva de las relaciones de todos los países del
continente con los países del Eje, pero la delegación Argentina logró que la
resolución final sólo "recomendara" dicha ruptura. De esta manera el gobierno
argentino pudo mantener su neutralidad. Dicho acuerdo, no satisfizo a Washington, y
su primera respuesta consistió en dejar a la Argentina al margen de cualquier ayuda
económica o militar. El Departamento de Estado de EEUU consideró que la política
exterior argentina, entonces conducida por el gobierno conservador de Castillo, era
pro nazi, y denunció a la Argentina ante las demás naciones latinoamericanas como
un país que ponía en peligro la paz hemisférica. Por su parte, el Departamento del
Tesoro propuso congelar los fondos argentinos en dólares existentes en EEUU y
prohibió la venta de ciertos productos hacia Argentina. La posición de GB fue, por
el contrario, más moderada. Aunque en 12/1942 se vio obligada, por la presión de
EEUU, a hacer público un documento en el que criticaba la política de neutralidad
Argentina, no aplicó sanción alguna y trató de mantener buenas relaciones con el
gobierno conservador, procurando proteger las inversiones inglesas y activar las
exportaciones hacia GB, en momentos en que estas se necesitaban más que nunca para
el esfuerzo bélico. La diplomacia de Londres tenía una percepción diferente de
Argentina. Nunca compartió los puntos de vista del Departamento de Estado de EEUU
con respecto a los motivos ideológicos que podían estar detrás de la neutralidad
argentina, no pensaban que los gobiernos argentinos fueran pro nazis u hostiles a
los aliados. La política de Washington calificó de pro nazis o pro fascistas a los
gobierno argentinos de entonces, a lo que sumaron medidas de presión y sanciones
económicas y políticas. Esta calificación es contradictoria, ya que Argentina
prácticamente interrumpió, con el estallido de la Guerra, sus relaciones
comerciales con el Eje, mientras tanto mantenía fuertes vínculos comerciales con
las naciones aliadas. En Argentina la ideología nazi o fascista tuvieron, por su
parte, influencia sobre ciertos sectores nacionalistas de derecha. El régimen
militar de 06/1943 heredó, en su política exterior los problemas de sus
antecesores. Había en su seno, una mayoría de oficiales neutralistas, pero también
otros que empezaban a plantear un acercamiento con los aliados. Estos sectores
estaban interesados en mejorar las relaciones con EEUU, concientes del curso de la
guerra y de la alianza de Brasil con EEUU, que produciría un desequilibrio
estratégico del cono sur. El objetivo de los militares para adoptar una estrategia
de acercamiento a EEUU, se hallaba en obtener un equipamiento similar al otorgado
al Brasil. Dicho intento de acercamiento, recibió la respuesta negativa de Hull,
provocando la renuncia del canciller de turno, Storni. Esta negativa, deterioraba
aún más las relaciones entre ambos países. Como resultado de ello el Departamento
de Estado volvió a acusar al régimen militar de "dictadura pro nazi" y de que
procuraba promover la conformación de un bloque antinorteamericano en el
continente. Finalmente, en 1944, Ramírez se vio obligado a romper sus relaciones
con los países del Eje. A Ramírez lo sucede Farrell y Perón (como vice), gobierno,
al que Hull consideró más pro nazi que el anterior, diciendo que había que
reemplazarlo por un gobierno más amistoso. También se aplicaron sanciones con el
propósito de aislar económicamente a Argentina. Entre estas medidas, el
Departamento de Estado de EEUU prohibió la exportación de equipos petroleros,
vehículos automotores, locomotoras, material rodante, armamentos y maquinaria para
producir papel para diario y 69
limitó las exportaciones de combustible. Además, EEUU decidió no aprobar ningún
proyecto de desarrollo para Argentina, exceptuando aquellos que contribuyeran al
esfuerzo de guerra. También, fueron congeladas las tenencias de oro argentino en
EEUU. En realidad dichas restricciones intentaban reemplazar a ese gobierno por
otro más favorable a sus intereses. Con la asunción de Stettinius como nuevo
canciller de EEUU (anterior Hull) y la asunción se Rockefeller como nuevo
secretario de Asuntos Latinoamericanos la conducta de Washington se modificó
radicalmente. Rockefeller representaba intereses industriales y financieros que
veían a la Argentina como un gran mercado en la posguerra, e intereses políticos y
estratégicos que consideraban que con el fin de la guerra el enemigo principal
sería la URSS y que necesitarían de la cooperación política de Latinoamérica
(incluído nuestro país). Por eso, el Departamento de Estado de EEUU convocó a la
Conferencia Interamericana de Chapultec (México), en donde se establecieron los
principios de un sistema panamericano y como consecuencia del encuentro, 6 países
latinoamericanos le declararon la guerra al Eje. Aunque la Argentina no participó
en aquella Conferencia, porque todavía estaba abierto el conflicto con EEUU, tras
un acuerdo secreto entre funcionarios argentinos y norteamericanos, el régimen
militar aceptó la invitación formulada para firmar el Acta de Chapultepec, se
reintegró al sistema panamericano y restableció sus relaciones diplomáticas con
EEUU, GB y las otras naciones del hemisferio, al tiempo que se le quitaban las
sanciones económicas impuestas por EEUU. A su vez, cumplió con el último requisito
de declararles la guerra a los países del Eje para participar de la Conferencia de
San Francisco, donde se crearía la Organización de las Naciones Unidas. En 05/1945,
tras la muerte de Roosvelt y la llegada al poder de Truman, fue designado embajador
en Buenos Aires Braden, quién revirtió la política anterior y volvió a las
actitudes "duras" del ex secretario Hull, cuyas ideas compartía. El nuevo embajador
se transformó en el líder de los sectores políticos que, organizados en la Unión
Democrática, se oponían al régimen militar y, en particular, a Perón acusándolos se
nazis. Por la gran oposición que tenía Perón se produjo en 10/1945 un golpe de
Estado que logró destituir a Perón de todos sus cargos. Sin embargo, los sucesos
del 17/10/1945 produjeron la vuelta de aquél al escenario político argentino.
Braden fue nombrado como sucesor de Rockefeller en la secretaría de Asuntos
Latinoamericanos y, desde su nuevo cargo, dispuso de nuevas sanciones económicas y
publicó un documento donde trataba de probar la vinculación de los gobiernos
argentinos, desde Castillo hasta Farrell y Perón, con los alemanes. El documento no
demostraba suficientemente las relaciones, pero contribuyó a levantar una ola de
críticas, tanto internas como externas. Pero esta publicación causó un efecto no
deseado para la oposición en vísperas de las elecciones de 1946, ya que el lema
"Braden o Perón" dio un tono antiimperialista a la campaña electoral de Perón, lo
cual lo favoreció. 3, 10. Los cambios en la sociedad Argentina 3, 10, 1. Movimiento
obrero y peronismo En los años inmediatos a 1943, el Estado quería apropiarse de la
función de regularizador de las relaciones obrero-patronales. Así, la negociación
colectiva entre las partes, que se desarrollaba autónoma y voluntariamente en el
terreno privado, pasó a ser un ámbito de mediación y regulación a cargo del Estado.
Esta necesidad de intervencionismo social, surgen en correspondencia del
intervencionismo económica hacia mediados de los años ’30. La movilización de los
trabajadores y los cambios en la organización sindical, expresados en el incremento
de la actividad huelguística, demandaron una progresiva atención por parte del
Estado. En consecuencia, el Departamento Nacional del Trabajo pasó a constituirse
en un mediador importante en la resolución de los conflictos laborales y en la
introducción de procedimientos para otorgar un marco orgánico a las relaciones
laborales. La intervención del Estado, debido a la expansión y diversificación de
70
la estructura industrial y a la creciente actividad sindical, llevó a la
multiplicación de las cámaras patronales que pasaron a asociarse a la UIA (Unión
Industrial Argentina). En 1943 Castillo resolvió la creación de una Comisión
Asesora de Salarios, frente al deterioro de los salarios, debido al aumento del
costo de vida. Debido a la primera crisis del gobierno militar de 1943, se designó
a Perón al frente del Departamento Nacional del Trabajo. Comenzó a implementar una
política mucho más hábil y flexible en el terreno laboral que sus pares militares.
Así, levantó las banderas de la justicia social con el fin de ganar espacios en el
movimiento sindical y de acercarse a sus dirigentes, sin importarle a que sector o
partido pertenecían. La Unión Ferroviaria fue el escenario elegido por Perón para
poner en práctica la nueva política, el cual era el gremio más grande y menos
ideologizado. Con el propósito de conseguir su apoyo y la adherencia del resto del
movimiento obrero, Perón satisfizo numerosos reclamos de los ferroviarios y logró
la adhesión de algunos viejos dirigentes socialistas y sindicalistas. Como
consecuencia de estas prácticas comenzó a gestarse una nueva relación entre el
movimiento obrero y el Estado. Entonces, desde la CGT surgió un grupo de dirigentes
dispuestos a participar políticamente y a adherir al gobierno. De esta manera, se
facilitó la vinculación política de la central obrera con el gobierno militar o,
más directamente, con Perón. Los cambios sustanciales en materia laboral se
produjeron a partir de 1943. Las iniciativas de la STP (Secretaría de Trabajo y
Previsión) consolidaron en forma definitiva la presencia del Estado en el terreno
de las relaciones colectivas de trabajo. Por otra parte, las organizaciones
sindicales recurrieron al Estado, buscando asegurar tanto su legitimidad
institucional como sus reivindicaciones sectoriales. Muchas de las medidas tomadas
por el gobierno militar por iniciativa de Perón a través de la STP fueron:    
     Los aumentos salariales mediante decretos. Fijación salarios mínimos.
Indemnizaciones por accidentes de trabajo y por despido sin causa. Creación de los
Tribunales de Trabajo para resolución de los conflictos laborales. Establecimiento
del pago del sueldo anual complementario. Sanción de leyes de jubilaciones.
Fijación de la duración de la jornada de trabajo. Indemnización por despido sin
causa. Vacaciones pagas.

 Establecimiento del Estatuto del Peón Rural para regular las relaciones entre
patrones y trabajadores rurales.  En general, estos beneficios se extendieron al
conjunto de los trabajadores organizados. En materia de organizaciones laborales,
la intervención del Estado se orientó hacia 2 objetivos: 1.-Procuraba la inclusión
en el orden legal de las organizaciones sindicales. 2.-Trataba de garantizar la
estabilidad de las relaciones laborales y de reforzar la cooperación entre obreros
y empresarios, canalizando institucionalmente los conflictos. En 1945 se sancionó
un decreto que establecía la organización de los sindicatos por rama de industria.
Este decreto le otorgaba personería jurídica al sindicato de cada rubro y prohibía
al gobierno intervenir en estas organizaciones sindicales. La creación de
sindicatos paralelos fue otra estrategia empleada por Perón, con el fin de
desplazar a los gremios dirigidos por opositores al gobierno, sobre todo, a los
comunistas. Su desplazamiento contribuyó al pasaje de dichos gremios al control por
parte de dirigentes

71
peronistas y a la pérdida de apoyo a los partidos obreros de izquierda. La adhesión
de los obreros al proyecto político de Perón se debió a:  La clase obrera era
mayoritariamente reformista y las ideas de Perón contenían un mensaje reformista. 
La armonía de clases que estableció Perón, la cual incluía a fuerzas políticas e
instituciones que representaban a los principales sectores patronales, argentinos y
extranjeros.  La acusación por parte de los partidos socialistas y comunistas del
carácter demagógico de las medidas de Perón, llevó a los trabajadores afiliados a
estos partidos a identificarse con Perón, quién los había beneficiado con dichas
medidas.  La incorporación nacionalista, adquirida durante el enfrentamiento, ya
mencionado, con Braden. Mientras que mediante su política laboral Perón ganó
creciente apoyo entre los obreros, paulatinamente se incrementó la oposición
patronal a su política. Desde 1945, la actitud de los patrones se hizo cada vez más
intolerante acusando a la acción de la STP como causante de agitación social.
Entonces, la CGT creó una Comisión Administrativa provisoria, incorporando a los
representantes de los gremios mayoritarios con el propósito de enfrentar a la
ofensiva patronal. En 1944 abandonó el concepto de alianza de clases y se mostró a
favor de la participación política. Ello se manifestó en un masivo acto público de
apoyo a la política de Perón. 3, 10, 2. Los partidos políticos y el ascenso de
Perón Socialismo: La inserción socialista en la clase obrera, al igual que en el
terreno electoral fue de muy corta duración. Ello se debió a las características de
la dirección del partido, conformada por intelectuales de clase media, cuya actitud
ante el movimiento obrero era distante y paternalista (doctrina social según la
cual el "patrono" posee sólo autoridad en materia de creación y administración de
las obras sociales de la empresa). Por otro lado, no llegaron a comprender los
alcances del proceso de industrialización, careciendo de una política específica
hacia los nuevos sectores obreros que se incorporaban al mismo, limitándose a
controlar únicamente los sindicatos ligados a las vieja estructura agroexportadora,
los cuales luego fueron absorbidos por el peronismo. El socialismo adoptó desde el
comienzo de la guerra una actitud pro aliada y en 1940 con el fin de reunir a los
sectores pro aliados de la sociedad Argentina fundó e impulsó la agrupación Acción
Argentina. En cambio, el comunismo, hasta 1935 adoptó el perfil de carácter
reaccionario y represivo, lo que dificultó su inserción en la clase obrera y otros
sectores populares. Recién en 1935, cuando cambió la estrategia de la Internacional
comunista, orientándose hacia los frentes populares, los comunistas se fueron
consolidando y adquiriendo cierta influencia en los medios obreros y populares.
Tras la invasión alemana a la URSS, los comunistas lanzaron la consigna de "Unión
Nacional" contra el fascismo, impulsando el Frente Popular Antifascista en la
Argentina. Los socialistas, comunistas y el Partido Demócrata Progresista
participaron activamente en la formación de un frente democrático antifascista.
Luego, con la integración del radicalismo se formó la Unión Democrática con el fin
de oponerse al oficialismo en las elecciones presidenciales de 09/1943, pero las
diferencias internas y el golpe de Estado frustró dicha aspiración. El nuevo
gobierno militar no estaba dispuesto a una pronta normalización institucional. No
sólo suspendió las elecciones presidenciales previstas para setiembre, sino que
mantuvo el estado de sitio decretado por el anterior gobierno, restringió las
libertades públicas, prohibió las actividades comunistas en todo el país y decretó
la disolución de todas las agrupaciones políticas. A partir de entonces, los
partidos se convirtieron en frontales opositores al gobierno. A principios de 1945,
el gobierno militar se dispuso a normalizar institucionalmente al país debido al
aislamiento económico en que se encontraba Argentina. Así, se volvió a reintegrar
la Unión Democrática y 72
con el apoyo del embajador norteamericano Braden, presionó a favor de un pronto
llamado a elecciones. El speach de la oposición fue nazi fascismo vs. Democracia. A
mediados de 1945, los partidos opositores emprendieron una abierta ofensiva contra
el gobierno militar. Ante la presión opositora, en 08/1945, el gobierno concretó la
convocatoria electoral. Desde el gobierno, Perón decidió reforzar su propio
proyecto. Con este fin inició un acercamiento hacia el radicalismo, logrando la
adhesión de algunos de sus hombres, abandonando el radicalismo. También se
acercaron a Perón los integrantes de FORJA, la mayoría de cuyos miembros provenían
del radicalismo. Así, se creó el Partido Laborista, que fue un sector político
proveniente de las fuerzas gremiales. Debido a la oposición que Perón tenía en la
interna militar y al gran frente opositor de las fuerzas políticas, Perón fue
desplazado de su cargo a través de un movimiento militar, lo que creó un gran vacío
de poder. La oposición reclamó la entrega del gobierno a la SCJN mediante una
marcha que se llamó "Marcha de la Constitución y la libertad", pero los militares
se negaron a los requerimientos de la fuerzas políticas. Tras el 17/101945, Perón
retomó la iniciativa en dirección a alcanzar la presidencia. Consolidó su
popularidad y adquirió mayor peso político y autoridad. Sus mejores agentes
electorales fueron los equipos alcanzados por él a través de la STP que se
encargaron de difundir sus ideas a lo largo del país. Su apoyo electoral se basó en
2 sectores: El Partido Laborista, integrado por diferentes dirigentes sindicales.
1.-La UCR Junta Renovadora, integrada por miembros provenientes del radicalismo, a
este sector se unieron elementos salidos del nacionalismo católico, del forjismo y
del conservadurismo. 2.-Este nucleamiento enfrentó a la Unión Democrática en las
elecciones de 1946. 3, 10, 3. Las organizaciones empresariales La SRA (Sociedad
Rural Argentina) apoyó el golpe militar de 06/1930. Esta organización tenía gran
peso en las decisiones políticas. Durante el gobierno de Justo, la SRA presionó al
gobierno para que emprendiera una acción diplomática en Londres, cuyo resultado fue
el Pacto Roca-Runciman. El pacto satisfizo a la SRA que vio en sus términos el
triunfo de su consigna "comprar a quién nos compra" y la rebaja de las tarifas
aduaneras. En 06/1933, los ruralistas junto a la UIA se opusieron a los acuerdos
internacionales que proponían la reducción de la jornada laboral, ya que tal
reducción significaba un aumento de los costos de producción, una disminución de
los costos de producción, una disminución del consumo de manufacturas y una mayor
desocupación. El presidente de la SRA Bruzone reconocía la necesidad de apoyar a la
industria, acordando la necesidad de ayudar a la industria para que pudiera
prosperar, transformando las materias primas que proveía el suelo del país. En
1940, la SRA planteaba que la prosperidad del país dependía de la marcha de la
actividad agropecuaria y rescataba como aspecto principal la compra de las cosechas
por parte del Estado. En 1943 se tomaron medidas sobre los arrendamientos que
agitaron la relación entre el régimen militar y la SRA. Se decretaron la rebaja de
los arrendamientos, la prórroga de los contratos que vencieran en 1944-45 y la
suspensión de los juicios de desalojo pendientes, medidas destinadas a favorecer a
los arrendatarios agricultores., perjudicando a los propietarios. Otro conflicto
ocurrió a partir de la política laboral de la STP. En 10/1944, Perón como titular
de la STP instauró por decreto el "Estatuto del Peón de Campo". La medida
establecía beneficios sociales para los asalariados rurales. Además, la SRA estaba
en desacuerdo con la intromisión del Estado en la regulación de las relaciones
sociales entendiendo que tal intervencionismo constituía una violación de la
propiedad privada. En consecuencia, el Decreto provocó el odio tenaz de los grandes
propietarios contra Perón, provocando la posterior adhesión de la SRA a la "Marcha
de la Constitución y la Libertad" y, el apoyo a la Unión Democrática en las
elecciones de 1946.

73
La UIA apoyó el golpe militar de 1930. Uriburu, durante su gobierno, creó la
Comisión Nacional de Fomento Industrial y designó a Colombo presidente de la misma,
lo cual fortaleció su relación. Luego, durante el gobierno de Justo, las relaciones
fueron estrechas. El envío de la misión Roca para negociar el pacto de las carnes
con GB abrió un conflicto entre la UIA y el gobierno. Los industriales temían que
se sacrificara a la industria manufacturera como medio para mejorar el comercio de
ganados y cereales argentinos, por lo que recurrieron a una movilización
proteccionista. Colombo sostenía que las concesiones a la importación desde GB
debían reducirse "a materias primas que no producimos o artículos que no se
elaboren en el país". Colombo no se oponía al Pacto Roca-Runciman, ni a la
agricultura y la ganadería. Simplemente, trataba de defender la industria frente a
las consecuencias que podían derivarse de las concesiones a GB. A fines de 1933, la
UIA apoyó las medidas del equipo económico de Pinedo (modificación del Control de
Cambios, creación de las juntas reguladoras de la producción, el desarrollo de un
plan de obras públicas, etc.) que eran estimulantes para la producción nacional. En
1940, nuevamente la UIA respaldó a Pinedo, aprobando con entusiasmo el Plan de
Reactivación Económica, que concedía la expansión de la manufactura. Luego de la
renuncia de Pinedo ante el rechazo legislativo de su plan, la UIA aumentó sus
reclamos a favor de las normas de protección. Entre 1942-43, la UIA desplegó un
discurso nacionalista. Sostuvo la necesidad de independizar la economía del país de
los condicionantes externos, enfatizando su orientación hacia el mercado interno.
La UIA estaba en contra de las medidas de legislación social que establecía la
jornada laboral de 8 horas, ya que consideraba que constituía un ataque a los
derechos de propiedad y a la libertad de contratación. El intervencionismo social a
fines de los años ’30 no contó con el apoyo de la UIA, la entidad defendía la
contratación libre, resistía la legislación que disponía de las vacaciones pagas,
las indemnizaciones por despido y las jubilaciones industriales. También repudiaba
el otorgamiento por parte del Estado de aumentos salariales masivos. Recién después
de 1940, algunos sectores del empresariado industrial reconocieron la necesidad de
una política social. Ante la parálisis del comercio exterior volcaron su atención
al mercado interno. En consecuencia, la UIA propició el seguro social para cubrir
la invalidez, la vejez y muerte de los trabajadores. Las relaciones de la UIA con
el gobierno militar fueron, al principio, auspiciosas. Varios dirigentes de la
entidad participaron en diversos organismos creados por el gobierno para la
protección de la industria. En 1944 mediante un decreto se creó el Banco
Industrial, en el cual dirigentes de la UIA integraron su directorio. Poco tiempo
después, un nuevo decreto establecía la protección de las industrias de interés
nacional. Sin embargo, a fines de 1944, la UIA comenzó el cuestionamiento de la
política social desarrollada por Perón. Los industriales manifestaron su desacuerdo
con las leyes sociales promovidas por la STP. No obstante, a fines de 1944, la UIA
comenzó a enfrentar la política social de Perón y se acercó a las entidades
opositoras al gobierno. Otro factor que contribuyó a dicha ruptura fue, de que
Perón planeaba convertir a la UIA en la contrapartida de una CGT "como defensora de
los intereses de los patrones" bajo la tutela de la STP. El proyecto pretendía que
la corporación de los industriales cambiara su estructura e hiciera cierta
modificación de su dirigencia. La entidad no aceptó las intenciones de Perón,
acentuando su oposición al gobierno. A su vez, Colombo criticó la inflación
provocada por los aumentos salariales, el crecimiento del gasto público y la
emisión. Al igual que la SRA se adhirió a la "Marcha de la Constitución la
Libertad" y apoyó a la Unión Democrática en las elecciones de 1946. CARBAP
(Confederación de Asociaciones Rurales de la Provincia de Bs. As. y La Pampa):
reunía a los criadores de ganado. El Pacto Roca-Runciman había desplazado a los
criadores a favor de los invernadores que (ligados a los frigoríficos y
dependientes de la venta de carne enfriada a GB) se habían asegurado una cuota de
exportación estable. Frente a esta situación de privilegio que aseguraba su
tradicional fuente de recursos a los invernadores, los criadores adoptaron una
actitud de enfrentamiento con los invernadores y la SRA. Pedían que la Junta de
Carnes tuviera autonomía con respecto al gobierno,
74
a fin de sustraerla de la influencia política ejercida por la SRA. A su vez,
reclamaban gozar de las mismas condiciones que tenían los invernadores frente a los
frigoríficos. Encontraron en Lisandro de la Torre al defensor más tenaz de sus
intereses. Reclamaron el librecambio, el esquema de crecimiento hacia fuera y la
eliminación de toda traba al comercio de exportación. A diferencia de la SRA y los
invernadores, la CARBAP se manifestó decididamente adversa a toda expansión
industrial. Frente al Plan de reactivación Económica de Pinedo, señaló que toda
protección a la industria llevaba al cierre de los mercados naturales para las
exportaciones agropecuarias. 3, 11. Las dificultades del Agro en los años ’30 La
crisis de 1929 no sólo afectó el sistema multilateral de pagos y de comercio,
acentuando tendencias proteccionistas de los países y reforzando los acuerdos
bilaterales, sino también alteraron los modelos económicos sustentados en las
exportaciones de productos primarios. En este contexto internacional que prevaleció
durante la década del ’30, en donde el derrumbe de la demanda externa y la
importante recesión agrícola desempeñaron un papel fundamental No obstante estas
restricciones (proteccionismo), la Argentina se caracterizó por ser el único país
de América Latina que no suspendió los servicios de la deuda externa. Eso se debió,
en parte, a que los productos argentinos, a pesar de la crisis continuó manteniendo
aceptables saldos exportables. La crisis del ’30 produjo una disminución de
beneficios, relaciones de costos y precios desfavorables, las formas de propiedad o
tenencia de la tierra y el atraso tecnológico. Esta situación llevó a que, en 1933,
ante la generalizada crisis agraria, intervenga el gobierno impulsando la
construcción de elevadores de granos públicos. Luego de la crisis del ’29 y la
tendencia hacia una mayor actividad industrial en la Argentina, la agricultura,
junto a la ganadería, continuaron siendo sectores sumamente importantes en la
economía nacional. Los cereales constituyeron los cultivos preferidos, y el trigo,
a pesar de las crecientes dificultades para su colocación en el mercado mundial,
ocupaba el primer lugar entre ellos. En el conjunto de países productores de todo
el mundo Argentina ocupaba un lugar destacado en lo referente a la producción de
cereales, trigo y maíz. Trigo: Luego de la crisis del ’29 el volumen embarcado
hacia el mercado mundial se redujo a 1/3. Los países destinatarios del grano eran
GB, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda, Suiza, Austria y Checoslovaquia.
Además, existía un comercio de harina de trigo, en el que el principal comprador
era Brasil, seguido por GB, Paraguay, Bolivia y Chile. En 1933 y 1938 se produjeron
fenómenos de superproducción, por lo que cayó el precio del trigo. Maíz: La
política de preferencia imperial iniciada por GB con el Tratado de Ottawa fue
seguida por Francia con similar actitud para el maíz argentino, por lo que hubo una
gran caída de las ventas, debido a la pérdida de estos mercados. Sus clientes eran
GB, EEUU, Bélgica, Países Bajos y Alemania. Lino: La Argentina fue el mayor
exportador mundial de lino entre 1930-38, debido a su demanda para usos
industriales. Sus principales clientes eran EEUU, Países Bajos, Francia y GB. En
11/1933 se creó la JRG (Junta Reguladora de Granos). Nacida en medio de la crisis
triguera, el objetivo del organismo fiscal era establecer precios mínimos para
granos, en momentos en que se produjera una baja peligrosa de las cotizaciones para
el sector productivo. Se trataba de de una herramienta estatal destinada a
amortiguar las consecuencias del desequilibrio en la demanda mundial, evitando el
colapso del sector agrícola. Los fondo necesarios para la compra de las cosechas
eran provistos por el BNA, quién a su vez los obtenía de la diferencia entre los
precios de compra y de venta de las divisas negociadas en la Comisión del Control
de Cambios. Por otra parte, en cuanto a la estructura de la tenencia de la tierra
en los años ’30, aumentó la precarización de los sistemas de tenencia, disminuyendo
el porcentaje de propietarios y aumentando el de arrendatarios.

75
3, 12. El proceso de industrialización 3, 12, 1. Los estímulos: política y mercados
Como consecuencia de la crisis del ‘29, la producción se contrajo bruscamente con
respecto a la década del ’20. Sólo hacia 1933, el sector manufacturero volvió a
cobrar impulso. Se solucionó el problema de la balanza comercial afectada por la
crisis mediante la aplicación de aranceles y aforos, la devaluación cambiaria y la
operatoria en la oficina de control de cambios, que generaban una mayor protección
frente a la competencia externa y estimulaban el ingreso de capitales desde el
exterior. La evolución de los precios relativos del sector industrial también
contribuía a conformar una tasa de rentabilidad atractiva, que se complementaba con
una gran estabilidad del salario real una creciente disponibilidad de mano de obra
por la migración de trabajadores del campo a la ciudad, este contexto atrajo a
industrias extranjeras a instalarse en Argentina. El crecimiento del sector de la
construcción y de las industrias conexas proveedoras de insumos intermedios, se
debió a un intenso plan oficial de construcción de caminos desarrollado por el
Estado. El mercado interno se fue ampliando con el avance del proceso de la
urbanización. 3, 12, 2. El crecimiento industrial La caída del ingreso interno y
las dificultades para la importación de insumos provocaron una caída que arrastró
consigo a la tasa de inversión luego de la crisis del ’29. Hasta la década del ’30
la industria había cedido al compás del resto de la economía, pero no tuvo un papel
de liderazgo. A partir de 1933, se convertirá en uno de los sectores impulsores del
crecimiento económico del país. En 2do lugar, se produjo una importante
transformación en la estructura de la producción, que aceleró el proceso de
sustitución de importaciones. Actividades relacionadas con insumos locales como los
textiles y la metalurgia liviana adquirieron gran peso en la industria local,
provocando una fuerte contracción de las importaciones. Este núcleo de actividades
se llamaron actividades de "sustitución fácil de importaciones", compuestas por
bienes de consumo, que reducían el peso del déficit comercial con el exterior. La
expansión de la industria textil satisfacía la creciente demanda del mercado
interno, permitiendo, al mismo tiempo, el empleo como materia prima de lana y
algodón producidos localmente y cuyos mercados internacionales se encontraban
afectados por la crisis. Hacia mediados de la década se inició también la
producción de hilados sintéticos, como el rayón, y de anilinas para tinturas. El
conjunto de ramas vinculadas al sector de automotores se convirtió también en un
factor de crecimiento, ya que estimulaba el desarrollo de la producción de caucho
para neumáticos, de la industria de la construcción relacionada con las carreteras
y de pequeñas firmas de producción de repuestos. Otro sector de gran aparición fue
el de maquinarias y artefactos eléctricos, entre ellos se destacan la producción de
electrodomésticos y de materiales eléctricos como cables y lámparas. Las
maquinarias y los insumos intermedios utilizados eran importados, por lo que se
acentuaría a partir de esta etapa, el crecimiento de la producción a través de un
incremento de las importaciones. 3, 12, 3. La evolución de la inversión industrial
Entre 1933-35 y 1936-37 hay 2 importante saltos ascendentes de inversión. Estos
saltos se deben tanto a la acción del Estado (más como inductor que como inversor
directo) como a una importante corriente de inversiones extranjeras. A lo largo de
la década, numerosas empresas del exterior, tanto norteamericanas como europeas, se
radicaron en Argentina. La mayor parte de la industria argentina era, hacia 1935,
de propiedad extranjera. También diversos grupos nacionales contribuyeron a
sustentar la expansión industrial. Entre ellos, un segmento de pequeños y medianos
industriales surgidos de clases medias y bajas 76
de origen inmigrante radicados en el país. La participación de estas pequeñas y
medianas empresas en los indicadores económicos era escasa, pero eran importantes,
ya que satisfacían demandas específicas. Luego crearon una organización corporativa
que representaría sus intereses llamada la CGE (Confederación General Económica), y
los convertiría en un punto de apoyo importante del régimen peronista. Por otra
parte, la inversión en el sector agropecuario descendió notablemente, ya que gran
parte del sector terrateniente volcó sus intereses a las industrias ligadas a los
productos agropecuarios. 3, 12, 4. La industria y los problemas regionales El
proceso de industrialización va acompañado históricamente al de la urbanización y
la concentración de la mano de obra. El GBA se convirtió en el centro de
localización industrial por varios motivos, entre los que se destacaban la
presencia de un mercado numeroso, concentrado y con buen poder adquisitivo,
abundancia de mano de obra, fácil acceso desde el interior por el FFCC., hacia el
exterior por el puerto y la presencia de una gran infraestructura. La atracción
demográfica de las grandes ciudades del litoral, tentó al Estado a dirigir sus
inversiones y a establecer políticas económicas mirando hacia la región de ultramar
y dando la espalda al interior. Sin embargo, ciertas industrias del interior fueron
favorecidas de un modo especial, obteniendo el favor político de protección de
algunas burguesías provinciales. Entre ellas, la industria del azúcar que contó con
la ayuda de barreras arancelarias que hicieron que su precio local fuera más alto
que el de su posible importación, constituyendo una excepción a la política
liberal. Además, se regulaba su producción para evitar la caída de los precios.
Otras industrias favorecidas fueron la vinícola, la yerbatera, la tabacalera y la
de productos oleaginosos, todas ellas basadas en materias primas nacionales y
localizadas en regiones determinadas. El grueso de la industria nacional se
localizó en GBA y en algunos otros centros urbanos para aprovechar un mercado de
consumo, una infraestructura de transportes, comunicaciones y edilicia, y una
disponibilidad de mano de obra y de recursos financieros concentrados en una
porción pequeña del territorio y al depender de un amplio conjunto de
importaciones, se hacía necesaria la localización cercana al puerto. 3, 12, 5. Los
límites de la industrialización Un análisis cualitativo pone de manifiesto la
fuerza limitada de la industrialización de la época. En 1er lugar, los productos
con que se iniciaba la sustitución de importaciones eran frecuentemente copias de
un diseño extranjero rezagado con respecto al desarrollo tecnológico internacional
vigente. En 2do término, el equipamiento físico de muchas plantas fabriles estaba
compuesto por máquinas usadas, con un alto grado de obsolescencia física y
tecnológica. Muchos establecimientos se construyeron sobre la base de los que
habían sido talleres de reparación y mantenimiento de equipos importados y que
sostuvieron el funcionamiento de la maquinaria existente, lo que indica su nivel de
precariedad. Por otro lado, el rápido crecimiento de algunas industrias nuevas como
la automotriz, la metalúrgica o la química no podían ocultar su escasa
participación en la producción industrial total. En aquel momento, únicamente las
ramas tradicionales, como los alimentos y textiles, conformaban más del 50% de la
producción total. La política económica implementada desde 1933 mejoraba
sustancialmente la rentabilidad de la industria, pero las industrias que utilizaban
materias primas importadas se encontraban en desventaja a la hora de competir con
las importaciones de productos similares, ya que la estructura arancelaria gravaba
con impuestos mayores a los insumos que a los productos terminados. A este fenómeno
se lo llamó "proteccionismo al revés". Esta medida se aplicó con el fin de
restringir el surgimiento de las "industrias artificiales", considerando como tales
a aquellas que utilizaban como insumos materias primas inexistentes o escasas en el
país. En este sentido, los aranceles sobre los insumos se correspondían con la 77
idea de tratar de disuadir la instalación de "industrias artificiales". Por otro
lado, un grupo de terratenientes volcaron sus ideas hacia el desarrollo de una
industria nacional, en realidad, se trataba de un grupo que había empezado a
comprender que el potencial del modelo agroexportador estaba agotándose, es decir
el campo ya no ofrecía los atractivos del pasado. Así, la continuación del
crecimiento industrial y su complejidad profundizarían su independencia con el
exterior e impactarían en forma negativa sobre la balanza comercial debido a la
importación de bienes de capital, inevitablemente, de cantidades crecientes de
insumos intermedios. A su vez, por esta vía se cerraba también el desarrollo local
de tecnología, fomentando una dependencia tecnológica del exterior. Por eso, los
límites políticos-sociales derivaban en límites técnicos, financieros y comerciales
que contribuían a trabar el crecimiento industrial y a disminuir su impacto en la
transformación estructural del aparato productivo. 3, 13. La Segunda Guerra Mundial
y sus repercusiones económicas 3, 13, 1. Los problemas del comercio exterior y el
sector agropecuario El desarrollo industrial por sustituciones de importaciones de
los años ’30 se caracterizó por un impulso de las industrias livianas, de mano de
obra intensiva, especialmente metalúrgica y textiles. Durante la 2da Guerra, no
existían todavía industrias básicas y la dependencia externa en materias primas
industriales y combustibles alcanzó proporciones inquietantes. El país vivió en
dicha época un período de prosperidad sin igual, con plena ocupación de mano de
obra y saldos comerciales favorables (que permitieron acumular una gran masa de
divisas), pero durante el transcurso de la guerra hubo escasez de insumos que
limitó la continuidad del proceso. El grueso del comercio exterior argentino
durante la guerra se dirigió a los países aliados, principalmente, a GB y a EEUU.
En 1943, cerca del 60% de las exportaciones y del 40% de las importaciones se
hicieron con aquellos 2 países, pero hubo una interrupción casi total del
intercambio entre 1943 y 1945. En aquellos años, GB acordó con la Argentina la
continuidad del aprovisionamiento de las materias primas y alimentos a cambio de
acreditar los pagos en Londres, es decir, sin abonar las compras en efectivo. Los
pagos se efectuaban en el Banco de Inglaterra con garantía en oro, pero durante el
transcurso de la guerra se encontraban bloqueados por parte de GB debido a la
escasez de recursos. La Argentina, a pesar de recibir acusaciones nazi-fascistas,
realizó una contribución importante al esfuerzo de guerra de los aliados, otorgando
largos plazos a los pagos de sus exportaciones. Por el contrario, la recuperación
de los pagos dio lugar a arduas negociaciones en la posguerra que culminaron con la
nacionalización de bienes y servicios públicos de propiedad británica. Además, en
la etapa durante la cual los aliados no tenían el control completo de los mares era
preciso que esos materiales fuesen transportados en buques de bandera neutral para
evitar que los cargamentos fuesen echados a pique por submarinos alemanes. Un
problema adicional estuvo constituido, sin embargo, por el hecho de que mientras la
Argentina obtenía fuertes superávit comerciales con GB, no podía cubrir sus compras
en EEUU a causa de la carencia de divisas. En el período 1941-43 hubo un gran
incremento de la venta de productos argentinos a EEUU, lo que facilitó la obtención
de dólares. Pero esto no solucionó el problema, ya que las importaciones no
pudieron recuperarse por dificultades materiales propias de la guerra y por motivos
políticos, debido a las sanciones aplicadas por Washington a los gobiernos
argentinos para castigar su política de neutralidad o su presunta orientación nazi.
Tales circunstancias y las crecientes dificultades del comercio internacional
afectaron el proceso de industrialización. A pesar de que las ventas al exterior
cayeron durante la guerra, la expansión de la industria y las carencias existentes
en los mercados internacionales posibilitaron la exportación de productos
manufacturados. Por eso, la balanza comercial fue positiva y el país pudo acumular
importantes reservas; fundamentalmente, debido a la contracción de las
importaciones. 78
En lo referente al sector agrario, las altas tarifas de los fletes, la escasa
disponibilidad de bodegas y el encarecimiento de los seguros marítimos perjudicaron
a las tradicionales exportaciones argentinas. La disminución del transporte
marítimo y la pérdida de mercados consumidores afectaron las exportaciones del
sector agrícola constituidas, en su gran mayoría por cereales y lino. No sólo
descendieron las cantidades exportadas sino que también cayeron los precios. La
respuesta del sector agrícola fue una caída sensible del área sembrada. Dentro de
un marco general de limitaciones operativas, se expandieron las exportaciones al
Brasil, quién pasó a ser el principal comprador de trigo por un breve lapso,
especialmente luego del convenio de 1941, por el cual la Argentina importaba
manufacturas para compensar su balance comercial con ese país. Sin embargo, la
tendencia descendente de las exportaciones persistió y obligó al gobierno argentino
a la adquisición de granos para sostener la actividad agrícola mediante el régimen
de precios mínimos. Desde 1941, el gobierno mantuvo todas las transacciones de
trigo bajo su control a través de Junta Reguladora de Granos. Las restricciones a
las importaciones y la creciente demanda de la industria local estimularon otro
tipo de cultivos. Así, se desarrolló el cultivo del girasol y se sembraron cultivos
industriales. Debido a la carencia de combustibles durante la guerra, a partir de
1940, el Estado a través de la JRG compró la cosecha de granos y colocó buena parte
de las mismas en el mercado de combustibles. De esta manera, gracias a la política
de subsidios al sector agrario mediante la compra de su producción (política grano-
combustible) y, en menor medida, a las restricciones que sufría el comercio de
importación, se pudo expandir la actividad industrial. 3, 13, 2. Los efectos de la
guerra sobre el sector industrial La política desarrollada por los gobiernos
argentinos entre 1939-45 favoreció más a la industria que a la agricultura y al
comercio. En este período se sumaron facilidades crediticias como redescuentos
orientados al sector industrial otorgados por el BCRA. También se dictaron leyes de
promoción industrial a nivel municipal y provincial, y se crearon la Flota Mercante
del Estado. Además, las fabricaciones militares dieron un impulso a la industria
militar. Culminando este proceso, se creó, en 1944, el Banco de Crédito Industrial,
que jugaría un rol importante en el financiamiento de las actividades fabriles. No
obstante, la industria sufrió los efectos de la guerra. La escasez de combustibles
tuvo serias repercusiones. La caída en la importación de estos fue importante. Para
cubrir el déficit energético se quemaron cereales y residuos vegetales y se obtuvo
leña y carbón de leña mediante la destrucción de parte de la reservas forestales.
La industrialización en el período bélico se realizó mediante la utilización al
máximo de equipos ya obsoletos., lo que suponía bajos niveles de productividad. Si
a esta dificultad, le agregamos las sanciones económicas (aislamiento económico)
aplicadas por EEUU para castigar la política de neutralidad seguida por Argentina,
podemos apreciar los perjuicios ocasionados por la guerra. No obstante, y debido a
la sustitución de importaciones, la producción industrial creció en mayor medida
que el PBI durante el período bélico. Por otra parte, debido a la escasez de
productos manufacturados en otros países, la Argentina se transformó en exportador
de esos bienes., especialmente a vecinos latinoamericanos con dificultades de
abastecimiento, alcanzando su máximo volumen de exportación entre 1939 y 1945. Pero
como era previsible, las exportaciones industriales iban a caer después de la
guerra: por un lado, porque también se produjo un importante proceso de sustitución
de importaciones en otros países latinoamericanos y, por otra, porque la calidad de
los productos argentinos no podía competir en la posguerra con la de las potencias
industrializadas, sobre todo con EEUU. Fue importante el impulso dado por las
industrias militares con la creación de la fábrica Militar de Aviones en Córdoba y
la creación de ciertas industrias básicas, como la siderurgia. Como consecuencia de
la Guerra, comienza su actividad en 1941 la Dirección General de Fabricaciones
Militares, bajo la dirección de Savio. Sus objetivos eran obtener una mayor
independencia del abastecimiento extranjero, la producción de materiales de guerra,
la regulación de la exportación y la importación de productos 79
estratégicos y el fomento industrial, ligando la seguridad nacional al desarrollo
de la industria. Por otro lado, se apuntaba a un desarrollo efectivo de las
actividades industriales, con la utilización cada vez más intensa de las materias
primas del país. El nacionalismo de muchos militares de la época, incluso Perón se
basará en estos conceptos. A partir de estos sucesos se logró un balance comercial
favorable que se tradujo en aumentos considerables de las tenencias de oro y
divisas, incrementando los medios de pago en el mercado local; las restricciones a
la importación y las iniciativas militares, que estimularon el desarrollo
industrial, y la expansión de la demanda interna. Esta combinación de situaciones
hizo que el poder de compra de los argentinos creciera en velocidad. 3, 14. El
Consejo Nacional de Posguerra y los Debates sobre la Industrialización En 08/1944,
se creó el Consejo Nacional de Posguerra, dependiente de la vicepresidencia de la
Nación y presidido por el propio Perón. Perón formuló planes económicos y sociales
de mediano plazo, que se traducirían luego, a partir de 1946, en los 2 planes
quinquenales de los gobiernos peronistas. El debate en el CNP, tenía como centro el
sentido que debía darse al proceso de sustitución de importaciones:  Modelo
Agroexportador agotado.  Expansión de cierto tipo de producciones, que una vez
terminadas las circunstancias de la guerra volverían a ser ineficientes y podrían
desaparecer (industrias artificiales).  La existencia de sectores de interés que
basaban sus ingresos en las nuevas actividades industriales y estaban dispuestos a
defenderlas, reflejados en la posición de la UIA.  El reconocimiento de que la
mayoría de las industrias que habían crecido con la depresión mundial y la guerra
estaban especializadas en la producción de bienes de consumo final. El dilema entre
las industrias eficientes y las ineficientes (artificiales: provistas de insumos
importados).  La creciente conciencia en algunos sectores del ejército, de que era
necesario promover algunas industrias de bienes de capital, como la siderurgia. La
circunstancia de que el proceso de industrialización se basó en la utilización al
máximo de equipos y maquinarias obsoletos y de que después de la guerra era
necesario reparar esa falencia modernizando el equipamiento industrial. El hecho de
que la estructura industrial se apoyaba en industrias de trabajo intensivas y de
que el desmantelamiento de una parte del sector podía implicar la existencia de
altos índices de desocupación. En el Plan de Reactivación Económica de 1940, Pinedo
señalaba que la vida económica del país giraba alrededor de una "rueda maestra" que
era el comercio exportador. No pretendía llegar a una industrialización total del
país, pero no había porque abandonar algunas producciones industriales totalmente
"sanas" (aquellas basadas en la elaboración de materias nacionales o en la
utilización de ellas como insumos). Además agregaba la construcción de viviendas
populares, que podían elevar el nivel de vida y el poder de compra de las clases
populares, incrementando la demanda de productos industriales y un financiamiento a
largo plazo del desarrollo industrial. Una 2da postura sobre el destino del sector
industrial resultaba la del BCRA. Su gerente Prebisch señalaba que en el desarrollo
industrial de la época había mucho de "artificial". Decía que el desarrollo
industrial depende de 2 factores: 1.-La posibilidad de importar materias primas y
bienes de capital indispensables 2.-La posibilidad de elaborar en el país a costos
bajos parte de esas importaciones y seguir trayendo del exterior lo indispensable.
Para Prebisch, entonces, había que mantener parte del aparato industrial existente
sin sobrepasar la capacidad de producción del país y la realidad de su mercado
interno. Las ideas de Bunge, el otro prominente economista de la época, con un
contenido industrialista y proteccionista, influyeron también 80
en la discusión, considerando que el modelo agroexportador estaba agotado ya desde
los años ’20. También decía que una vez finalizada la guerra podría hacerse
insostenible mantener industrias obsoletas o poco competitivas (industrias de
proceso artificial) y, como consecuencia, el cierre de dichas industrias daría
lugar al desempleo de una parte de la población trabajadora. Otro informe del CNP
manifestaba la necesidad desestimular la producción utilizando toda la mano de obra
disponible. En esta medida se basarían luego las políticas económicas del primer
peronismo. El informe señalaba con respecto al sector manufacturero, que debían
fomentarse las industrias de interés nacional, "especialmente las que utilizan
materia prima del país", eliminando la protección de industrias artificiales que
durante la guerra habían cubierto necesidades insatisfechas, con el fin de lograr
un "ordenamiento económico-social", que se definía como el conjunto de
orientaciones encaminadas a procurar un equilibrio recto y estable entre los
recursos y fuerzas económicas de la nación. El objetivo era garantizar la ocupación
de la totalidad de la mano de obra disponible a través de la creación de un sistema
de seguridad social completo y el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de
la vida de los trabajadores. Por su parte, Perón, en sus discursos, involucraba la
plena ocupación de la mano de obra y la ampliación del mercado interno. Su política
era de protección y estímulo del conjunto de las actividades industriales y de
orientación al mercado interno.

Capitulo IV Los gobiernos peronistas (1946-1955).


4,1. El contexto internacional de la segunda guerra. Los Estados Unidos después de
la segunda guerra mundial surgían como la potencia dominante en el ámbito
internacional. Proyectaron un marco institucional a fin de reestablecer un nuevo
orden mundial caracterizado con tendencias liberales. Es así, como se establece las
nuevas normas del sistema monetario internacional impuestas en Bretton Woods
(comercio multilateral, tipos de cambios fijos y la convertibilidad de las monedas
nacionales). Al mismo tiempo, las naciones europeas se enfrentaban a la
reconstrucción de sus economías y a la perspectiva de restaurar un sistema
multilateral de pagos. En el transcurso de la guerra, el Reino Unido había perdido
la mayor parte de sus activos en el exterior, además de ser deudora de Estados
Unidos, de la mayoría de sus colonias y de otros países, obligo a renegociar su
deuda para hacer frente a la balanza de pagos. Fue así, que una de las medidas que
tuvo que tomar fue el restablecimiento de la convertibilidad de la libra y se le
obligo a cancelar los reembolsos en libras que aún estaban pendientes, estas
medidas no tuvieron éxito y ante las dificultades que aparecían en su economía, el
Reino Unidos tuvo que devaluar en 1949, lo que afirmó la hegemonía del dólar.
Debido a los problemas en las balanzas de pagos, los Estados Unidos como los países
europeos coincidieron en el desarrollo de una serie de medidas económicas básicas,
como la defensa de un sistema de tipo de cambio fijo, la cual evitaría la
utilización del ajuste por deflación a través de un organismo internacional (FMI) o
de autorizar una devaluación de la moneda si la misma estaba sobrevaluada. El FMI,
no pudo cumplir la función para la cual fue creada, debido a los déficit
comerciales de los países europeos, por lo cual, tuvo que restringirse a cuestiones
de la restauración y reacomodamiento del comercio internacional, mientras que el
financiamiento internacional quedo a cargo del “Banco Mundial”. En cuanto a los
intentos por restablecer el comercio internacional, los Estados Unidos insistía en
la organización del libre comercio, es así que en 1946, se crea el GATT, con el fin
de reducción de barreras arancelarias para ciertos productos. Estas rebajas de
aranceles constituyeron la primera etapa de internacionalización de los flujos de
bienes y capitales, además tendía a reducir el poder de intervención de los
Estados. En el plano político, las naciones en el transcurso de la guerra, fueron
diseñando la estructura de un ámbito internacional, por la cual se creo la ONU, la
cual debía ser integrada por la mayoría de los países. 81
Sin embargo, para que la Unión Soviética fuera parte del organismo, Roosvelt tuvo
que negociar con Stalin importantes acuerdos sobre áreas de influencia en Europa y
Asia. El vacío de poder en Europa central y Japón, produjo la amenaza de expansión
de la URSS, lo que empujó al sucesor de Roosvelt, Truman, a oponerse a la expansión
de los intereses soviéticos, sentando las bases de la llamada “política de
contención del comunismo”. Para detener, entonces, el temido expansionismo
soviético, Europa debía recuperarse con rapidez. De esta manera, los objetivos
económicos vinculados a la reconstrucción europea podían ensamblarse en la
estrategia política mundial de EEUU y esto dio origen, en 1947, al llamado Plan
Marshall (Plan de reconstrucción económica europea). Este plan de reconstrucción,
apuntaba a la renovación europea. Este proyecto era de ayuda económica y financiera
cuyo fin era lograr un rápido reestablecimiento de la economía europea. En 1948
nace el OECE, que cumplía el rol de tendencia a unificación europea, eliminando
fronteras aduaneras. El Plan Marshall consistió en apoyar la transferencia de
mercancías y dicha ayuda se hizo para beneficiar a todos los integrantes de la
OECE. A su vez, el Plan Marshall fue decisivo en la división del mundo en 2
bloques: El bloque occidental y el oriental. Al enfrentamiento entre estos 2
bloques, se asocia el comienzo de la Guerra Fría, cuya expresión política y
estratégica fue el surgimiento de la OTAN (bloque occidental) en 1949 y cuya
contrapartida militar fue el Pacto de Varsovia, firmado por los países del mundo
socialista. Anteriormente, para contrarrestar el Plan Marshall, la URSS junto a los
países del Este europeo había formado el COMECOM. (Organismo para la cooperación
económica socialista). La Guerra Fría significó la división del mundo en 2 bloques
contrapuestos, el capitalista (liderado por EEUU) y el socialista (liderado por la
URSS). Las características principales de la Guerra Fría fueron: la carrera
armamentista, la lucha ideológica y los enfrentamientos armados en diversas partes
del mundo, ya sea a través de la participación directa de alguna de esas
superpotencias (como en Vietnam) o por medio de 3eros países (como en Corea). Por
otro lado, en los años de posguerra encontraron a los países de América Latina en
pleno proceso de industrialización por sustitución de importaciones. A pesar de su
demanda, los países latinoamericanos fueron excluidos del Plan Marshall y vieron
decrecer su participación en la economía mundial, tanto por la caída de los
términos de intercambio de sus productos como por su relativa marginación de las
corrientes mundiales de comercio. En Europa, por el contrario, se produjo una
progresiva recuperación económica que generó algunas iniciativas favorables para
conformar uniones aduaneras y de cooperación económica entre los países del viejo
continente. Otro rasgo fundamental en la economía europea de la posguerra, fue el
de la intervención del Estado en las cuestiones económicas y sociales, bajo el
influjo de las ideas Keynesianas, de manera que los gobiernos asumieron la función
de garantizar las condiciones de reproducción del sistema capitalista asegurando
niveles de empleo, demanda e inversión. La intervención se produjo a través de 3
vías de principales: las nacionalizaciones, la planificación y la creación de
instituciones que establecerán el llamado “Estado de Bienestar”. Dentro de estas
medidas, la inversión pública aparecía como el elemento más importante de la
modernización productiva, a través, sobre todo, de las “empresas nacionalizadas”.
Estas políticas, que llevarían a una duplicación del gasto público entre los 1eros
tiempos de posguerra y los años ’70, completarán el proceso de reconstrucción e
impulso de las economías de Europa Occidental, dando por resultado una notoria
elevación del nivel de vida de la población de esos países. De esta manera, los
años transcurridos entre la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la crisis
del petróleo en 1973 han sido considerados como los “30 gloriosos años” del sistema
capitalista internacional. 4,2.- La evolución política: El primer gobierno (1946-
1952). El nuevo presidente decidió asegurar su éxito electoral apoyándose en el
respaldo mayoritario que le habían dado los sectores populares y, en particular,
los trabajadores. Consideraba que su conducción debía desempeñar un rol central que
impidiera la desarticulación y la polarización de las distintas fuerzas sociales.
Por otra parte, el bloque político que lo acompañaba que aun era frágil y por la
constante presión de la oposición, lleva a Perón, en 1946, a la disolución de los
partidos que lo acompañaban para la
82
creación de un partido provisorio denominado Partido Único de la Revolución
Nacional, y más tarde, en 1947, creó el Partido Peronista. El control de la
justicia se constituyó en otro objetivo del gobierno peronista Ya que el Poder
Judicial estaba vinculado a miembros del antiguo régimen conservador, el presidente
de la Nación consideró que la justicia debía acompañar el desenvolvimiento social
por lo que promovió el juicio político con la intención de remover a los jueces de
la Corte. Fue así que se despertó la protesta de la oposición en las áreas de
asociaciones profesionales y colegios de abogados. Pero en 1947, luego que el
proyecto pasó por el Congreso, culmino con la destitución de cuatro jueces y del
procurador general de la Nación. Luego de este proceso se destituyeron a muchos
otros jueces. El gobierno se aseguró, de esta manera, la lealtad política de la
justicia. El propósito de acentuar la centralización institucional del aparato
gubernamental afecto a las frágiles autonomías provinciales (Durante 1946-1955 se
realizaron quince intervenciones federales). Corrientes había sido la única
provincia en el cual el peronismo perdió las elecciones, fue la primera en ser
intervenida, las otras intervenciones federales fueron realizadas con la necesidad
de neutralizar los enfrentamientos con otros partidos políticos. Con triunfo
electoral de 1946, además de poseer una mayoría de representantes en las Cámaras
del Congreso, permitió que a partir de 1948, en particular en 1951, se produzca una
burocratización del parlamento, donde el Poder Ejecutivo acentuó su control sobre
el Congreso, fue así que proyectos de ley eran elaborados y revisados en diversos
ministerios para ser presentados luego en el Congreso. La intensa actividad estatal
en los primeros años de contribuyó a superar la crisis de legitimidad política
heredada por el régimen conservador. El gobierno consideró que para legitimar el
intervensionismo económico y social era necesaria la reforma de la Constitución
Liberal de 1853. Es así que, la culminación de esta fase intervensionista comenzó a
la convocatoria de una Convención Nacional Reformadora. Esta convención se reunió
en 1949, con la participación de peronistas en su mayoría y de radicales, la cual
dura unos dos meses. Una de las propuestas fue la de reelección presidencial, lo
que produjo el retiro de los radicales de la convención. Entre los puntos de las
reformas se encuentran: En lo político: consagraron a un Estado de características
autoritarias que expandió sus potestades deteriorando así los derechos individuales
y de la autonomía de los movimientos sociales. Por otro lado, se
constitucionalizaron principios de la jurisprudencia penal, como el de la
aplicación de la ley más favorable al imputado, y recursos procésales, como el
hábeas corpus. En lo social: se perfiló un Estado de corte igualitarista. Se
impulsaba la redistribución de la riqueza a favor de los sectores asalariados. A su
vez, se incorporaron cláusulas que establecían los derechos especiales del
trabajador, de la familia, de la ancianidad, de la educación y cultura. Se
institucionalizo un conjunto de organismos y de dispositivos sociales, sindicales,
saláriales, previsionales, etc., que regulaban el mercado de trabajo. Pero, entre
los derechos sociales se excluyó el de la huelga. Con la reforma constitucional se
plasmo un Estado económicamente nacionalista e intervensionista en temas de
distribución, comercialización y servicios. Fue así que, hubo monopolios estatales
del comercio de importación y exportación, y la explotación de los servicios
públicos. En un ámbito que coincidió con los límites del crecimiento económico y la
crisis del sector externo, el gobierno intento regular la expansión de las fuerzas
sociales, por lo que experimento dificultades, fue así que se acentuó sus rasgos
autoritarios. El control político buscó reducir la influencia de las fuerzas
políticas y sociales opositoras. Con ello se incentivo la división entre peronistas
y antiperonistas. El gobierno concentro los medios de comunicación e información a
favor de la imagen de Perón. Estas medidas de control político y la imposibilidad
de derrotar a Perón en elecciones, llevo a orientar las expectativas de la
oposición a favor de un golpe militar. En la relación entre los militares y el
gobierno peronista se distinguen dos fases. La primera en la que el gobierno trató
de neutralizarlas políticamente intentando reavivar el sentido de profesionalismo y
restaurando la disciplina. Pero la vinculación entre las autoridades y el ejército
comenzó a agrietarse durante la crisis económica de 1949. La fuerza política que
había obtenido Eva Perón, llevó a presiones militares en contra de Eva Perón, en
relación con su pasado dudoso, que postulaban los militares. Perón 83
se comprometió a limitar las actividades de su esposa en el ámbito social. Por otra
parte, se comenzó a replantear la relación del gobierno con las fuerzas armadas.
Hacia 1950, se produjo una gran sensación de malestar en las fuerzas armadas debido
a que Evita estaba postulada como acompañante de formula de Perón para las
elecciones de 1951. Dos grupos de oficiales rivalizaban para conducir un golpe
militar. Ellos eran los generales Eduardo Lombardi y Benjamín Menéndez. Ambos jefes
no pudieron coordinar sus acciones debido a diferencias personales, tácticas y
políticas. Lombardi, a diferencia de Menéndez, consideraba que era necesario
preservar muchas de las medidas sociales peronistas, por lo tanto, declinó en la
conducción del golpe, contando con la colaboración de importantes figuras de los
partidos políticos de la oposición. El golpe se realizo en antes de las elecciones
presidenciales de 1951, pero fracaso por distintas razones: la renuncia de Evita a
su candidatura, el descontento de algunos militares, la planificación inadecuada y
ejecución deficiente del golpe. El Poder Ejecutivo aprovechó del golpe frustrado
para extremar su política represiva a la oposición. Se dispuso el estado de guerra
interno, se juzgaron a los conspiradores por el Consejo Superior de las FF.AA. Por
otra parte, mediante leyes modificatorias de las disposiciones vigentes para le
personal militar se buscó depurar los cuadros superiores de jefes antiperonistas.
Hacia fines de 1951, Perón tenía un firme control de la institución militar. Para
las elecciones presidenciales de 1951, la formula de Perón-Quijano derroto a la
formula opositora del radicalismo de Balbín-Frondizi. Un hecho novedoso, fue la
participación de la mujer en el voto, a través de la ley de 1947 que les permitía
participar en elecciones. Fue así, que Evita organiza el Partido Peronista
Femenino, que ayudo a reforzar el apoyo a Perón para las elecciones de 1951.4,3. El
movimiento obrero y los partidos políticos. 4, 3,1. El movimiento obrero. El
crecimiento del sindicalismo vivió su momento más dinámico durante el gobierno
peronista. Desde la Secretaria de Trabajo y Previsión, Perón tuvo éxito en el
estímulo de la creación de nuevos sindicatos. Una vez en el gobierno, el peronismo
estimuló el papel económico y político del movimiento obrero, las organizaciones
sindicales y el alto grado de movilización de los trabajadores debido al incremento
de las tasas de sindicalización a partir de 1945. Hacia 1947-1948, fueron los años
de mayor adhesión a los sindicatos, especialmente de los trabajadores urbanos, que
junto a las organizaciones sindicales, auspiciadas por el Estado, permitió un
movimiento obrero organizado. La masiva sindicalización de la clase obrera después
de 1946, respondió a varios factores: al aporte del estado en crear un marco
institucional para las relaciones laborales, el dinamismo de los sindicatos y a la
capacidad organizativa de los líderes sindicales al alto grado de movilización
obrera. A partir de 1946, el Estado le aseguraba un respaldo político y legal, es
así que, intervino en la implementación de un sindicato único por actividad para
evitar la formación de agrupaciones rivales. Una de las características innovadoras
del modelo organizativo fue el desarrollo de las comisiones internas. Las cuales
aseguraron importantes beneficios tanto al obrero como a los sindicatos.
Garantizaban la aplicación efectiva de la legislación laboral y de los convenios
colectivos y negociaban con los patrones las demandas de los trabajadores. La
estructura de poder del movimiento sindical era muy centralizada. La relativa
autonomía que poseían las secciones locales fueron con el tiempo absorbido por los
sindicatos nacionales y a su vez estos por la CGT, con lo que se extremo la
centralización del poder a nivel nacional. También se modifico el rol de la CGT, la
cual asumió la función de mediadora entre los sindicatos y el Estado. La cúpula de
la CGT experimento varios cambios en los primeros años del gobierno peronista. En
la cual algunos de los altos dirigentes de la CGT pasaron a formar parte del
gobierno, como fue el caso del secretario general que renuncio para ocupar una
banca en la Cámara de Diputados, y en 1947 Perón puso a la dirección de la CGT a
Hernández, el cual estaba dispuesto a vincular estrechamente al gremialismo con el
gobierno, etc. La participación política y social del movimiento sindical dentro
del Estado justicialista 84
no sólo puso límites a las políticas del régimen, sino que constituyó un mecanismo
correctivo de dichas políticas. 4, 3,2. Los partidos políticos. El Partido
Peronista se constituyó cuando Perón se encontraba en el ejercicio de su primer
mandamiento presidencial. Su creación, en 1947, respondió a las necesidades de
superar las disputas internas, entre los cuales había apoyado a Perón en las
elecciones presidenciales. Para la concepción de Perón, el peronismo fue más que un
partido, era un movimiento revolucionario. En la que reproducía la concepción
movimientista del nacionalismo popular yrigoyenista. Pero entre su concepción y su
práctica política surgió una tensión. El movimiento peronista presento una
complejidad y diversidad interna, a su vez, capto ideologías tanto de izquierda
como de derecha. A su vez, los sindicatos asumieron muchas de las funciones
políticas del peronismo. Por otra parte, las masas apoyaban electoralmente a él, y
no al Partido Peronista. Perón no sólo organizó en forma política a al partido,
sino que desarrolló los aspectos doctrinarios. Lo fundamentó en el cristianismo y
el humanismo propios de la tradición de la civilización occidental. Por otro lado,
integro aspectos de diferentes ideologías políticas (fascismo, comunismo,
socialismo, anarquismo), y por otro, procuró aplicarlas en un movimiento
policlasista. Legitimó las reformas sociales y planteó la justicia social como
núcleo de la doctrina. El objetivo era lograr la armonía de interese entre el
individuo y la sociedad. Por otra parte, los partidos que formaron la Unión
Democrática, debieron enfrentar las consecuencias de haber perdido las elecciones
presidenciales de 1946. Entre los sectores de discusión estaban los intransigentes
y unionistas. Los intransigentes que consideraban en una reforma del radicalismo.
Así planteaban la nacionalización de los servicios públicos, la reforma agraria, la
participación de los extranjeros en la participación política, de esta manera,
pretendían la recuperación del radicalismo como movimiento popular, a su vez, le
reclamaban al peronismo que las medidas que tomaban eran insuficientes. Durante el
peronismo, el radicalismo estaba dividido en tres sectores: el MIR (Balbín,
Frondizi), el unionismo que proponía el enfrentamiento con el gobierno, y un sector
con la dirección del cordobés Sabattini, que terminó adhiriendo a los unionitas. El
Partido Socialista se vio muy fuertemente perjudicado durante la etapa del
peronismo, ya que no pudieron obtener bancas en el parlamento, al igual que
perdieron su control en el gremialismo a la vez que se alejaban cada vez más de las
masas obreras. Fueron defensores tenaces de las instituciones demoliberales y, en
defensa de la constitución de 1853, por lo que se abstuvieron a concurrir a los
comicios para la elección de convencionales constituyentes. En cuanto a los
conservadores se sintieron agraviados por los desbordes populares que estimulaba el
peronismo. Las modificaciones políticas y sociales hacían soñar en un nuevo golpe
de estado. Muchos de sus dirigentes conspiraron junto a líderes radicales y
socialistas en contra del gobierno. El Partido Comunista, tras el fracaso de la
Unión Democrática, modifico su táctica frente al gobierno, apoyando lo positivo y
criticando lo negativo del nuevo gobierno. Al igual que los socialistas dejaron de
tener influencia en el gremialismo y entre los trabajadores. Su participación
electoral durante la época fue estable.4,4. Las organizaciones empresariales, el
Estado y la sociedad civil. 4, 4,1. Las organizaciones empresariales. Durante la
campaña electoral de 1946, la U.I.A., apoyó un Manifiesto del Comercio y la
industria en contra del gobierno, además de estar a favor de la Unión Democrática,
por lo que, el gobierno de Farrell dispuso su intervención a la entidad, más tarde
hacia 1953, el Poder Ejecutivo decretó la liquidación de la U.I.A. y transfirió su
patrimonio a la Escuela Industrial de la Nación. Para 1946, durante el gobierno de
Farrell, algunos industriales entre ellos Miranda (ministro de economía) estaban a
favor de la campaña de Perón. Miranda y Lagomarsino fundaron la Asociación
Argentina para la Industria y el Comercio 85
(A.A.P.I.C.) para cooperar con el nuevo gobierno. Las relaciones entre la Sociedad
Rural Argentina y el gobierno peronista fueron también difíciles, ya que por
primera vez, desde su creación, que sus dirigentes no participaban directamente en
el gobierno. Aunque nunca fue intervenida, en 1947, el predio donde se
desarrollaban sus tradicionales exposiciones fue confiscado con fines militares.
Entre las quejas que formulo la S.R.A. entre ellas la fijación de precios no
remunerativos a sus productos por parte del I.A.P.I., la expropiación de tierras y
el congelamiento de los arrendamientos. Sólo después de la crisis económica que
afectó particularmente al agro, entre 1949-1952, la política peronista hacia el
sector iba a cambiar y, con ella, por lo menos en los formal, la actitud de los
sectores rurales. 4, 4,2. El Estado y la sociedad civil. El Estado justicialista
surgió para solucionar la crisis de la hegemonía oligárquica. Debió solventar el
vació de poder generado por la incapacidad de los grupos tradicionales. El nuevo
Estado asentó su estrategia en la movilización política y social de los
trabajadores incorporándolos al sistema político, ampliando su participación e
integrándolos a nuevas formas de consumo. El estado amplió su autonomía relativa
respecto de las clases y grupos sociales. No sólo medió en las relaciones entre los
trabajadores y las organizaciones patronales, sino que también, asumió una función
reguladora de las necesidades de los sectores empresariales. Tanto el sector
industrial emergente como el tradicional se beneficiaron en parte con la política
económica implementada, aunque ambos resistieron o rechazaron la actividad sindical
y los costos de las políticas saláriales y el de bienestar social. En consecuencia,
el Estado y sus organismos arbitraron los conflictos y condujeron el proceso de
industrialización en lugar de los mismos empresarios y del mercado. La
industrialización promovida por el Estado justicialista, se basa en parte por la
ampliación del mercado interno mediante una fuerte redistribución del ingreso a
favor de los asalariados. Este proceso de debió a tres factores: La creciente
división entre la expansión del mercado interno y el nivel de consumo de masa, la
ausencia de leyes laborales que garantizasen mejores condiciones de vida y de
trabajo, el importante grado de intervención estatal del Estado en la economía con
la consiguiente ampliación del aparato burocrático. Esta política respondió
favorablemente durante los primeros años del gobierno peronista, pero la crisis de
1949 pondrá en tela de juicio la viabilidad de este modelo, lo que determino
cambios de rumbos en diversos aspectos de la política social y económica. El
fortalecimiento del Estado, basado en una acumulación de capitales orientada hacia
el mercado interno y sin recurrir, hasta los últimos años, al capital extranjero,
le permitió también al gobierno sostener una política internacional con mayores
márgenes de autonomía frente a las grandes potencias. La relativa autonomía del
Estado tuvo que ver con las características que asumió el sistema político. Sin
necesidad de legitimación, el gobierno tuvo actitudes autoritarias frente a la
oposición política. 4,5. Población, política social y condiciones de vida. 4, 5,1.
Población y migración. Los resultados del censo de 1947 y el de 1960, registraron
un descenso del crecimiento poblacional. Ello de debió a la baja de las tasas de
crecimiento vegetativo y migratorio. Aunque durante esta época la Argentina recibió
inmigración europea (italianos-españoles), el impacto de esta nueva inmigración no
fue significativo, dado el caudal de la población nativa. Pero se dio un nuevo
fenómeno, la inmigración de países limítrofes. Durante este período se acentuó la
concentración urbana y la disminución de la población rural. El Gran Buenos Aires
pasó a reunir casi la mitad de la población urbana total de país. El flujo
migratorio interno constituyó un factor fundamental en la concentración urbana. El
crecimiento urbano del Gran Buenos Aires estuvo asociado a la expansión de la
actividad económica urbana, en particular la industria. Una de sus consecuencias
fue la acentuación del proceso de radicación en las zonas suburbanas. Este proceso
estovo caracterizado por las migraciones internas bajo dos formas: el desarrollo de
barrios de loteo (que permitió la difusión de la pequeña propiedad suburbana) y las
villas 86
de emergencia. El cambio de gestión del transporte urbano también favoreció ese
proceso. La nacionalización de los FF.CC. implico un drástico cambio en la política
de tarifas, que se mantuvieron bajas en relación con el aumento del costo de vida.
También se dio la difusión masiva del colectivo. La disminución de la Población
Económicamente Activa (P.E.A.) fue uno de los rasgos singulares que dio como
resultado los censos de 1947-1960, lo cual se debe a la jubilación. Los datos más
significativos, resultados de los censos, fueron que la industria genero el 40% del
crecimiento intercensal, los servicios aportaron el 24% y la construcción el 20%.
El agro fue el único sector que experimento un descenso de su actividad debido a la
profunda recomposición de su perfil productivo y ocupacional. 4, 5,2. Política
social y condiciones de vida. La política social del peronismo contribuyo
especialmente al sector popular, en especial a la clase obrera. La justicia social
significaba la redistribución del ingreso a favor de los sectores más desposeídos.
Esta forma de redistribución se dio en algunos casos a través del gasto social,
como la creación de un conjunto de instituciones benéficas, como la Fundación Eva
Perón, la ampliación del acceso a la vivienda propia, y la elevación general de la
dotación sanitaria y educativa. También opero una política estatal de subsidios a
los alimentos, de tarifas de servicios públicos, de congelamiento de los alquileres
urbanos, etc. Los salarios reales experimentaron un crecimiento, particularmente,
se vieron favorecidos los asalariados urbanos. La participación de los asalariados
en el ingreso nacional creció hasta 1949-1950, y luego de una caída en 1951, tendió
a ascender y luego estabilizarse hasta 1955. Una contribución al mejoramiento de la
calidad de vida, fue la generalización del sistema de jubilación, y en 1948, con la
ley 13478, se estableció un fondo para pensionar a personas de escasos recursos,
mayores de 70 años con no tuvieran jubilación. La atención social a los
desprotegidos estuvo a cargo de la Fundación Eva Perón, financiada por el Estado,
aunque no siempre voluntarias de trabajadores y empresarios. La asistencia social
abarco diversos aspectos, como la atención a las necesidades individuales
(indumentaria, textos escolares, elementos de hogar, etc.). También se crearon
distintas instituciones, como hogares para la atención y orientación de mujeres y
niños abandonados. Con el fin de atender a la asistencia a la niñez y a la juventud
en general, se crearon comedores escolares y hogares-escuelas. A su vez se creo la
Escuela de Enfermeras (1950), orientada a la especialización en la atención médica
y social. La Fundación Eva Perón constituyo una propaganda política, aunque a su
vez, contribuyó al mejoramiento de la calidad de vida de los sectores más
desprotegidos de la sociedad. Dado el resultado del Censo Escolar, del
Analfabetismo y de la Vivienda en 1943, mostró que le hacinamiento era unos de los
más graves problemas de índole social y moral, por lo que se transformo en unos de
los objetivos sociales prioritarios para la gestión de las autoridades que
asumieron en 1946. Un instrumento importante para la política de vivienda del
peronismo fue la nacionalización del Banco Central, el cual facilitó gran parte de
recursos al Banco Hipotecario Nacional, para el otorgamiento de créditos con bajos
intereses. También intervinieron distintos organismos institucionales, como el
Instituto Nacional de Previsión Social, numerosos sindicatos y distintas
asociaciones en la construcción de conjuntos residenciales. El resultado fue un
incremento de la demanda crediticia y de la construcción de viviendas. La política
de viviendas fue una de las realizaciones más significativas del gobierno
peronista. Durante la gestión de Perón también se desarrollo la política de salud.
La atención sanitaria tuvo su principal inspirador en el primer ministro de Salud
Pública de perón, R. Carrillo. En pocos años la infraestructura hospitalaria creció
logrando duplicar las camas. También se destacan la creación de los policlínicos de
Avellaneda y Lanús. Otro objetivo de lucha fue el de las enfermedades endémicas, en
la que se logró erradicar el paludismo. Los recursos destinados a la educación
también crecieron, especialmente a través de la construcción de escuelas primarias
y secundarias. Hubo un énfasis especial en la enseñanza técnica, para lo que se
crearon las escuelas-fabricas, escuelas de capacitación obrera para adultos, etc.
También la educación 87
universitaria tuvo la atención del gobierno, como la construcción de edificios en
las facultades de Medicina, Odontología y Derecho, a su vez se creo la U.T.N. Perón
aspiraba a integrar todos los niveles de educación en un sistema único bajo el
control directo del Estado. Esta tendencia se profundizo a partir de 1950, donde
las escuelas se transformaron en herramientas difusoras y laudatorias de la obra
del gobierno mediante la lectura obligatoria de textos que apuntaban al
adoctrinamiento político de los niños y jóvenes.4,6. La política económica
peronista. 4, 6,1. Los debates historiográficos. 4, 6,2. La evolución política. La
coyuntura macroeconómica tuvo períodos de crecimiento desde los primeros años de
Perón hasta 1949, donde surgió un período de turbulencias, producto de una gran
recesión. Pero a partir de 1953, se observó una inflexión de la coyuntura, con tres
años consecutivos de crecimiento. Con respecto a la oferta y la demanda, la
política económica instrumentada por el gobierno y la particular coyuntura de la
inmediata posguerra se combinaron para provocar una breve pero intensa etapa de
auge entre 1945-1948. Además se observa un crecimiento de la demanda sobre la
oferta lo cual influjo notablemente sobre las importaciones. Entre los factores que
produjeron el aumento de la demanda están el importante papel de la política
salarial, ya que el aumente de los salarios reales incentivaron el consumo de
bienes, además, de las facilidades crediticias, los subsidios. Otro factor
expansivo fue la creciente participación del Estado, tanto en el consumo como en la
inversión, como fue el caso del proceso de nacionalización de los servicios
públicos. En la inmediata posguerra, los precios agropecuarios estaban a un alto
precio, lo que posibilito a la Argentina, poder acumular reservas. Las
exportaciones permitieron financiar el incremento de las importaciones, ya que el
país no contaba con bienes de capital, evitando trastornos en la balanza de pago.
La evolución del sector externo que se había experimento gracias a la coyuntura
internacional favorable, en los primeros años de Perón, hicieron posible la
financiación de las importaciones hasta 1949, pero el derrumbe de los precios
agropecuarios provoco un deterioro de los términos de intercambio, agravado por las
sequías de 1951-1952, lo que significo la reducción sensible de las reservas, al
igual que problemas en la balanza de pagos y un descenso de la demanda junto a un
cambio de la política cambiaria. La crisis puso de manifiesto las débiles bases del
proceso de expansión. Como es el caso de la industria que dependía de la
importación de bienes de capital y de una gran cantidad de insumos, en le caso de
la producción agropecuaria, las condiciones no habían cambiado, por el contrario,
la política del Estado promovía la industria deteriorando al sector rural. Pero
dada la ausencia de exportaciones industriales, dicho sector era el único capaz de
proveer las divisas necesarias para equilibrar las cuentas externas. Todo esto,
llevo a un plan de ajuste en 1952, en el cual se proponía una relación de precios
internos no tan desfavorables para el agro, el estímulo de exportaciones
tradicionales y un mayor equilibrio en las cuentas públicas. Aunque este plan no
respondió por completo a las expectativas, logró superarse la depresión y la
economía retomo la senda de crecimiento, aunque con tasas inferiores. 4, 6,3. El
primer Plan Quinquenal de Gobierno (1947-1951). Al llegar a la presidencia, Perón y
sus colaboradores no tenían un plan orgánico de gobierno, pero años antes, habían
comenzado a formular el Plan Quinquenal de Gobierno, el cual debía establecer la
orientación económica del país en el período 1947-1951, teniendo en cuenta ciertas
pautas:

88
1.-Determinar las necesidades previsibles de materias primas de origen nacional,
combustibles, energía, maquinarias, transporte, etc. 2.-Establecer un programa
mínimo de cinco años de las obras de inversiones y necesarias para asegurar un
suministro adecuado de materias primas, combustibles, equipos mecánicos y
desarrollar racionalmente la industria y la agricultura. 3.-Descentralizar la
industria, formando nuevas zonas, diversificar la producción y emplazar dichas
zonas adecuadamente en función de las fuentes naturales de energía, vías
comunicación, transporte, etc. El Primer Plan Quinquenal estableció objetivos
ambiciosos y simultáneamente vagos, que cumplió de manera parcial: 1.-La
transformación de la estructura económica-social por la expansión industrial. 2.-La
reducción de los factores de vulnerabilidad externa a través del rescate de la
deuda externa pública y privada y la nacionalización de los servicios públicos. 3.-
La elevación del nivel de vida de la población mediante una redistribución de la
riqueza y una plan general de obras y servicios públicos referidos a sanidad,
educación, y vivienda. 4.-El empleo de parte de las ganancias generadas por
términos de intercambio muy favorables de que gozaba el país, junto con las
reservas de oro y divisas acumuladas durante la guerra, para la financiación del
programa. 5.-El mantenimiento de una política nacionalista frente a los organismos
internacionales de la posguerra, aprovechando la coyuntura favorable. 6.-Una amplia
movilización de los recursos nacionales, la aceleración de la capitalización
industrial, el fomento de la creación de un importante mercado interno y máxima
utilización de la fluidez brindada al sistema bancario, para independizarse de las
fluctuaciones de la balanza de pagos. Por primera vez, un proyecto gubernamental se
pronunciaba enfáticamente a favor de la industrialización del país. Pero el
proyecto carecía por completo de prioridades y su dinamismo recaía sobre el sector
de la industria liviana y sobre el mercado interno, en esta estrategia se
encontraba la clave de la expansión económica de los primeros años, pero a su vez
jugaría un papel importante en la crisis de 1949. 4, 6,4.- La expansión del Estado
como proveedor de servicios públicos. La nacionalización de múltiples empresas tuvo
un papel muy importante sobre la evolución del sector público y del conjunto de la
economía. Este proceso genero el agotamiento de algunos fondos, a la vez que
produciría su impacto a largo plazo por distintas razones: la ampliación y mejora
de los servicios públicos pasaba a depender por completo de las decisiones del
gobierno, por el poderosos efecto inductor o disuasivo de la inversión pública
sobre la inversión privada y por la influencia directa que cobraba el Estado en la
evolución de los agregados macroeconómicos, en la distribución del ingreso y en la
generación de empleo. Uno de los ejemplos más tempranos de nacionalización fue el
de las empresas de gas, proceso comenzó en 1945. También fue nacionalizado el
sector telefónico, en 1946. La adquisición fue acompañada con un convenio que
proveería asistencia técnica y materiales de renovación telefónica por el término
de 10 años. Entre otras empresas estaban la de los Ferrocarriles franceses y las de
origen ingles. La compra de empresas por parte del Estado no fue considerado un
proceso compulsivo, sino, que las propias empresas extranjeras estaban interesadas
en desprenderse de sus activos en la Argentina. 4, 6,5.- El problema de las libras
bloqueadas y la nacionalización de los ferrocarriles.

89
Las llamadas “libras bloqueadas” fueron los créditos que había tomado Inglaterra a
partir 1939. Estos créditos tenían garantía en oro en el Banco de Inglaterra, no
disponibles en lo inmediato e inconvertibles en otras divisas. En el caso de
Argentina entre 1940-1945 logro tener de esta manera un balance comercial bilateral
favorable ante Gran Bretaña, por hacerse cargo de los Frigoríficos y las
exportaciones. El fin de la guerra encontró a Gran Bretaña en un estado de extrema
debilidad, debido a problemas con los créditos que le otorgaba los Estados Unidos,
lo que genero una depreciación de la libra, que a vez hizo quebrar su
convertibilidad. En este contexto de escasez de dólares y una aguda crisis en la
balanza de pagos, el Reino Unido no estaba dispuesto a desbloquear las libras
adeudadas y procuró buscar distintas soluciones. Entre las alternativas que estaban
a la mano del problema estaban la de acrecentar las exportaciones y reconquistar
los mercados perdidos, vender sus activos en el exterior, etc. Perón tuvo que
afrontar el problema de las “libras bloqueadas”, por lo que fue uno de sus primeros
pasos comenzar las negociaciones de dicha deuda junto a otras cuestiones, entre
ellos el tema de los FFCC. En 1946, se reunieron representantes de ambos países,
para solucionar distintas cuestiones que había entre Argentina e Inglaterra. Entre
ellos estaban el comercio de carne, en el cual Gran Bretaña se comprometió a la
compra durante 4 años; rescatar inversiones de capitales británicos en el país; y
la creación de una empresa mixta integrada por capitales argentinos como ingleses
en los referente al ferrocarril. La compra del ferrocarril fue realizada en 1948.
El precio de adquisición de los ferrocarriles fue motivo de fuertes controversias
entre el oficialismo y la oposición. La nacionalización tenía sus razones,
defendidas por el gobierno. Una de ellas se sustentaba en el control del sistema
tarifario. Otra razón que se daba era que, mediante el proceso de nacionalización,
el Estado había incorporado enormes cantidades de tierras, al igual que incorporo
una serie de empresas de transportes, eléctricas y de agua corriente, hoteles,
frigoríficos, etc. que formaban parte de las compañías ferroviarias. Otras de las
nacionalizaciones más importantes fue la de los puertos, esenciales para controlar
el sistema de transporte y comunicación del Estado, significo también la
incorporación al patrimonio estatal de muelles, embarcaderos, depósitos, etc. Entre
los puertos estaban los de Dock Sud, San Nicolás, Zárate, etc. 4, 6,6.- Otros
procesos de nacionalización e intervención del Estado. En el rubro de los
transportes, el gobierno procedió además a nacionalizar los servicios urbanos de
pasajeros, ya que el gobierno era el mayor accionista debido al proceso deficitario
que producían las empresas. Fue así que las nacionalizaciones se produjeron hacia
1952, con la creación de la empresas de “Transportes de Buenos Aires”, de propiedad
estatal. La política de nacionalización de los servicios públicos excluyó, a la
empresa productora de energía Compañía Argentina de Electricidad (CADE), la cual
era próspera durante la época, aunque hubo intentos de nacionalizarla durante la
dictadura militar. El papel del Estado como empresario no sólo surgió de las
nacionalizaciones, sino que también, de la creación de nuevas empresas y a la
expansión de otras ya existentes. El transporte comercial aéreo y naval fue uno de
los sectores que concentraron la atención estatal. La Flota Mercante del Estado
había sido creada en 1941, con la adquisición de varios barcos italianos. Hacia
1949, se concreto la compra de Compañía Argentina de Navegación Dodero S.A., la
cual se desdoblo en la Flota Argentina de Navegación de Ultramar y la Flota
Argentina de Navegación Fluvial. En la navegación aérea, la única en el país era la
Aeropostal Argentina creada en 1921. Debido a una crisis financiera que afrontaba,
el gobierno creó una sociedad mixta que fue dividida en tres: Flota Aérea Mercante
Argentina (FAMA), la Sociedad Mixta de Aviación del Litoral Fluvial Argentino y la
Sociedad Mixta Zonas Oeste y Norte de Aerolíneas (ZONDA). Debido a los déficit
crecientes de estas compañías, el gobierno decidió unificarlas e incorporarlas
directamente a la administración estatal, así fue como en 1950 se crea Aerolíneas
Argentina, esto ayudo a la creación de distintos aeropuertos en el país como el de
Ezeiza, Ushuaia, etc. La principal realización de obras públicas proyectadas por el
Plan Quinquenal fue la

90
construcción de Aeropuerto Internacional de Ezeiza, ya que se establecieron a su
alrededor esparcimientos compuestos por hoteles, colonias de vacaciones, etc. La
movilización de las fuentes naturales de energía desaprovechadas fue, también uno
de los objetivos fundamentales del nuevo gobierno. Entre ellas la creación de
varios diques en Tucumán, Mendoza, etc., también centrales eléctricas e
instalaciones de usinas térmicas en distintos lugares del país. Hacia 1946
comenzaron las exploraciones geológicas en Río Turbio, al descubrirse carbón
suficiente para sustituir las importaciones de Gran Bretaña. Fue así como se
construyo un ferrocarril paralelo al río Turbio con terminal en Río Gallegos. En
cuanto al petróleo, YPF renovó la flota de buques tanques mediante la incorporación
de nuevos barcos petroleros. Se emprendieron nuevas exploraciones en Mendoza,
Comodoro Rivadavia, Neuquén y Tierra del Fuego, hallándose nuevos yacimientos. Pero
debido a la incompetencia del desarrollo de la producción de hidrocarburos, la
Argentina siguió siendo dependiente de las importaciones. 4, 6,7.- El gasto público
y la política fiscal. En su primera etapa, el sector público acompañó y estimuló la
expansión económica general a partir de un crecimiento significativo del gasto
público, el cual no influyo en el déficit fiscal sino hasta 1948, donde las
inversiones aumentaron mientras que los ingresos permanecían estables. Durante el
período de 1945-1949, tuvo una especial importancia el gasto en inversiones, ya que
era lo que estaba planeado con el Primer Plan Quinquenal, que le otorgaba prioridad
a las inversiones en los sectores de producción, transportes, sanidad, etc. El gran
crecimiento del empleo en el sector público se debió a la nacionalización y
creación de empresas públicas, entre 1940-1947. A su vez este proceso, produjo el
aumento del gasto corriente, ya que entre 1945-1955, las remuneraciones
representaban entre el 40 y un 50% de los gastos corrientes. La expansión del gasto
indujo a la reformulación simultáneamente la estructura de los ingresos fiscales.
Existieron tres frentes principales: 1.- La reforma del esquema de impuesto que
respondía al principio de “justicia SOCAL”, donde se buscó lograr un sistema
tributario más progresivo. De esta manera, intentaba atenderse conjuntamente las
nuevas necesidades del tesoro público y el fortalecimiento de la demanda interna.
2.- El nuevo sistema previsional también colaboraba con las necesidades fiscales.
Con la llegada de Perón el sistema de jubilación y pensión comenzó a ser utilizado
por todos los trabajadores, ya que con anterioridad estaba restringido a un pequeño
conjunto de actividades. 3.- Gracias al superávit generado por el Instituto
Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI), el cual fue muy recurrido por
el gobierno peronista, era un organismo encargado de regular el comercio exterior.
La política fiscal generó en los primeros años del peronismo un creciente déficit,
que trató luego de poner bajo control, en especial cuando empezaron a aparecer los
síntomas de una crisis entre 1949-1950. El déficit no fue una variable
descontrolada y estuvo lejos de ser un factor de descontrol para la evolución
macroeconómica. 4, 6,8.- La nacionalización del Banco Central y la política
monetaria. Otro aspecto importante de la política económica del peronismo fue la
nacionalización del Banco Central. Se adoptaron de inmediato una serie de
disposiciones orientadas a canalizar el crédito a través de bancos especializados,
como el Banco de Crédito Industrial, Banco Nación Argentina (orientado a
actividades agrarias y comerciales) y el Banco Hipotecario Nacional. La Caja
Nacional de Ahorro Postal procuraría captar el pequeño ahorro en todas sus formas,
otorgando, sobre todo, préstamos de consumo. Además por decreto se nacionalizaron
también todos los depósitos realizados en los bancos privados, buscando poner bajo
control del Estado todas las fuentes de la creación de dinero del sistema.

91
Se estableció la garantía del Estado de todos lo depósitos efectuados tanto en
bancos oficiales como privados. Fue así que, orientaron la política crediticia
hacia las actividades que el Estado consideraba prioritarias y reducir el costo del
dinero mediante la disminución de las tasas de interés. Los resultados en su
comienzo fueron buenos, obteniéndose un control eficaz. La política monetaria
flexible y selectiva a favor de la nacionalización de la economía favoreció el
financiamiento bancario a rubros como los transportes, la construcción y la
producción de caucho y metales. El Estado paso a ser parte del destino final de los
créditos, junto a que poseía una gran influencia sobre la fijación de las tasas de
interés, las cuales variaban según el destino. En este punto, la industria paso a
ser el sector con mayor apoyo del Estado, beneficiándose con tasas de interés
inferiores a las tasas de inflación. De esta forma se favorecía a la actividad
productiva desde dos puntos de vistas. Se estimulaba la toma de créditos y, por el
otro, se reducía el costo de oportunidad de dichas actividades frente a la
alternativa de las colocaciones financieras. Un tema de controversia de estas
políticas fue la de los medios de pagos, ya que el descontrol del gasto público fue
financiado por la excesiva emisión de moneda lo cual alimentaba al proceso
inflacionario. El incremento de la circulación monetaria de debió al peso de las
demandas del sector público, el financiamiento industrial y el rescate de la deuda
externa sumada la inflación de posguerra que vivía la economía mundial. El IAPI
realizo la tarea de absorber el 30% del total de los créditos, la nacionalización
de las empresas, la financiación de las economías provinciales y solventar el
déficit público. Durante 1949-1950, se reduce notoriamente la emisión de moneda, a
la vez que el sector privado incremento su demanda sobre los créditos, a un nivel
que los depósitos no alcanzaban para solventar esos créditos. Hacia 1952, la
política económica del Estado se vuelve mas ortodoxa, hay restricciones en materia
monetaria, relacionada con el descenso de las tasas de inflación y un fuerte
proceso recesivo sobre el sector productivo. La política monetaria tuvo más control
que años anteriores, a pesar que aumento el gasto público. El proceso inflacionario
logró moderarse hacia 1954-1955. 4, 6,9.- La política de ingresos. La política de
ingresos fue tal vez la que se caracterizo con mayor claridad, fomentada por un
vasto conjunto de leyes y medidas implementadas desde el inicio de la revolución
que derrocó a Castillo. Se apuntaba a un agresivo programa de industrialización,
sin recurrir a la concepción del obrerista (comunismo), sino que era vista como un
medio para el crecimiento sostenido de la producción dentro del sistema
capitalista. El Estado jugo un rol importante en el establecimiento de un conjunto
de medidas para regular las luchas entre empresarios y asalariados en los recursos
a distribuir. El interés en la industrialización y en el sostenimiento de la
demanda efectiva apuntaba en dos direcciones complementarias: una redistribución
del ingreso desde el capital hacia el trabajo y desde el sector agropecuario hacia
las actividades urbanas. En ambos casos, las transferencias se instrumentaban tanto
de manera directa como por medio de una modificación de los precios relativos. La
redistribución de ingresos de capital muestra dos facetas marcadas. La primera con
un fuerte incremento de los salarios, el establecimiento de salarios mínimos, la
introducción del sueldo anual complementario y la implementación de vacaciones
pagas. Y la segunda, con el desarrollo del sistema de jubilación y pensión y las
políticas de educación, salud, vivienda, turismo y recreación. La fijación de los
precios máximos y el retraso progresivo del tipo de cambio contribuyeron de manera
insignificativa en el proceso de redistribución a favor de los trabajadores. Hubo
una gran influencia en el control de los precios de los productos agropecuarios por
medio del IAPI, para el control de los precios de los alimentos. Las nuevas
condiciones sociales y los mecanismo de regulación estatales permitieron un
progresivo incremento de los salarios que superó marcadamente la tasa de inflación.
En el período de 1949-1952, el modelo de distribución del ingreso entro en crisis,
los salarios cayeron un 25%. Los avances en materia de legislación social se
detuvieron. Los controles de precios perdieron su eficacia, contribuyendo al
aumento de la inflación. Su así que, los sectores asalariados vieron deteriorado su
nivel de vida. La recuperación económica se inició en 1953 permitiendo el alza de
los salarios reales, generando el mejoramiento de las condiciones de vida, lo que
permitió el fortalecimiento del peronismo y 92
los sindicatos en particular. El mejoramiento de las condiciones de vida de los
trabajadores fue mayor al de las clases medias, la cual fue la menos beneficiada.
La redistribución del ingreso, permitió una elevación de la calidad de vida y dando
a la política económica un contenido social relativamente avanzado en relación con
los demás países subdesarrollados. El proceso de redistribución genero
controversias, ya que el incremento de los salarios superaba la productividad,
disminuyendo así las tasas de rentabilidad, lo que generaba un riesgo para los
procesos de inversión y reducir los incentivos de los empresarios. 4,7.- La
evolución del agro y la creación del IAPI. 4, 7,1.- La evolución del agro. El
deterioro de la actividad agrícola experimentado en los años del conflicto bélico
mundial se proyectó hacia la posguerra, donde tendió a estancarse. Se registro un
descenso del cultivo de oleaginosas junto al lino, este último, debido al caer la
demanda mundial por el crecimiento de la producción de otros países (Estados Unidos
y Canadá), además de ser desplazado por el trigo, el maíz y la ganadería. A todos
estos factores se le suman la falta de inversión para herramientas, semillas y mano
de obra, ya que los propietarios preferían arrendar las tierras, junto a esto, el
número de agricultores dueños de las tierras que cultivaban era relativamente
pequeño. Prácticamente nada daría resultado ya que los grandes terrateniente se
oponían al cambio. Por otra parte, las producciones cerealeras y de lino
continuaron estancadas, no obstante la actividad agropecuaria continuó siendo un
importante factor en la determinación de la renta nacional ya que también la
ganadería experimento un importante crecimiento. Se observa un aumento del 25% de
cultivos destinadas a la industria gracias al desarrollo del Plan Quinquenal.
Además la producción del interior aumento considerablemente, gracias a la intención
del gobierno de lograr un mayor equilibrio económico regional. 4, 7,2. La política
agraria y la creación del IAPI. La política económica puesta en marcha a partir de
1946 introdujo importantes innovaciones en la organización tradicional de la
producción y el comercio agropecuario. La Argentina creó su propio monopolio
estatal de ventas, en relación a lo que sucedía en Europa. El organismo de
efectivizar esa política fue el IAPI, el cual absorbió las funciones de la Junta
Reguladora de Granos y encaró los problemas específicos que creaba la
comercialización externa de las cosechas argentinas. Fue así que el gobierno
controlo la producción total del país y el ahorro nacional. La institución fue
creada para afrontar las coyunturas internacionales, a la vez que tenía que ser
ágil en la compra, venta, distribución y comercialización de los productos
protegiendo los intereses nacionales. A través de este organismo el Estado fijaba
los precios de adquisición de la producción, y luego separar para el consumo
interno y aumentar los saldos exportables. El IAPI fue uno de los principales
instrumentos de la política económica del gobierno, ya que el comercio exterior
dependía de las exportaciones agropecuarias. Sus recursos sostuvieron el proceso de
nacionalización y adquisición de productos importados. El IAPI se encargaba
directamente de las ventas al exterior con los gobiernos extranjeros procurando
obtener los mayores beneficios para la Nación. También las exportaciones de carnes,
cueros, grasas y sebos eran realizadas parcialmente por le instituto. Al
transformarse en el único comprador de los bienes esenciales para la economía
argentina, combino su operatoria comercial con los convenios y tratados
internacionales, especialmente con países latinoamericanos. El IAPI fue un
verdadero instrumento de contención inflacionaria, que ayudo a subvencionar los
precios del azúcar, la harina, el aceite de combustible, etc. con la intención de
mantener el poder adquisitivo de los asalariados. Mediante el control del comercio
exterior, el IAPI intentaba

93
mantener los términos de intercambio de la Argentina con el resto del mundo. De
esta manera, el Estado obtenía las ganancias generadas por las exportaciones
agropecuarias que con anterioridad las obtenían los grandes oligopolios
internacionales. A través del IAPI, la Argentina produjo una relación
excepcionalmente favorable de los términos de intercambio, que fue aprovechada por
el gobierno peronista para consolidar otras actividades económicas. El IAPI
centralizó también las importaciones de materias primas esenciales y de bienes de
capital. Lo que llevo a realizar convenios comerciales entre 1947-1949 con países
como Suiza, Italia, Brasil, Holanda, etc., con la finalidad de colocar la
producción a precios más ventajosos. A su vez estos proveyeron a la Argentina de
maquinarias y bienes indispensables para el sector industrial. El IAPI fue
adquiriendo otras funciones distintas tanto internamente como externas. En el
ámbito interno, empezó a funcionar como un organismo financiero otorgando fondos
para las diversas reparticiones y ente públicos destinados a la compra de bienes de
capital. En el ámbito externo, otorgó financiamiento a otros países para que
pudieran comprar en el mercado argentino especialmente productos alimenticios.
4,8.- El sector externo: del auge a la crisis. 4, 8,1.- Los primeros años: La
evolución de las balanzas de comercial y de pagos. En los primeros tres años del
peronismo, gracias a los favorables términos de intercambio y la disponibilidad de
mercados de posguerra, el comercio exterior siguió una tendencia positiva, a la vez
que se experimentaron diversas alternativas. En 1946, la balanza comercial tuvo un
saldo relativamente alto, pero entre 1947-1948 esos saldos disminuyeron
considerablemente por el incremento de las importaciones, las cuales se
quintuplicaron. Esto se debió a la compra de maquinaria, bienes de capital y
materia primas de origen industrial, motivadas por el intenso proceso de
industrialización. Es destacable el incremento en la proporción de productos
intermedios metálicos, de combustible y lubricantes, de maquinarias industriales y
de elementos para el transporte y las comunicaciones. Con la crisis de 1949, se
afectara especialmente a los dos últimos. En el tema de los intercambios externos
se puede destacar, en primer lugar el triángulo comercial con Gran Bretaña y
Estados Unidos, ya que era los principales abastecedores de productos industriales
en la posguerra. Las distintas áreas monetarias formo un gran problema para estos
intercambios. Ya que en los acuerdo bilaterales, la libra esterlina no podía
convertirse, ya que no podían usarse las divisas libremente para la compra con
otros países. Uno de los aspectos mas importantes tiene que ver con las
importaciones provenientes de Estados Unidos, ya que se había convertido en nuestro
principal proveedor, lo que significo un fuerte déficit de la balanza bilateral y
de las reservas en oro y divisas. Pero a su vez los saldos con países con monedas
inconvertibles habían aumentado. El balance de pagos estuvo vinculado al rescate de
la deuda externa y de las nacionalizaciones de los servicios públicos, la balanza
de pagos estuvo subsidiada por las exportaciones. Durante esta época se realizaron
dos importantes operaciones: el rescate de empréstitos externos y la adquisición de
la Unión Telefónica, que se realizaron gracias a los saldos favorables del la
balanza comercial. Esto a su vez generó el retroceso de reservas, originadas
principalmente por el déficit con Estados Unidos. Este hecho volvió a repetirse en
1948, por le aumento del déficit con Estados Unidos, la nacionalización de los
ferrocarriles, otras empresas de servicios públicos y el pago de la deuda externa.
La nacionalización de los ferrocarriles fue un hecho prácticamente inevitable, por
el consentimiento de las clases políticas y de las empresas inglesas, por los
problemas de las libras bloqueadas y la inconvertibilidad inglesa. 4, 8,2.- La
crisis económica y el sector externo.

94
Hacia 1949, la crisis genero desequilibrios en el sector externo, que obedecía
también a causas internas. Esto se debió a la recuperación económica de Europa, la
caída de reservas y los problemas de estructuración en el agro junto al agotamiento
de la política económica, referente a la industria y de redistribución. Si bien en
1950, los intercambios volvieron a ser positivos, habían caído el volumen de
exportaciones, y en 1951-1952, existieron un fuerte déficit comercial, por el
aumento de las importaciones y un brusco descenso de las exportaciones, a lo que se
le agrega la caída de precios internacionales sobre productos primarios. En el
orden externo uno de los principales motivos de la crisis fue el Plan Marshall, que
discrimino las exportaciones argentinas. El Plan proveía el envío de créditos
baratos, equipamiento de capital, combustibles, materias primas y alimentos,
favoreciendo los excedentes exportables agrícolas e industriales estadounidenses.
Se suponía que a través de la Administración de Cooperación Económica (ECA),
produciría en la Argentina una salida para sus exportaciones proveyendo devisas
para el equipamiento industrial. Pero la ECA argumentó que los altos precios que
los argentinos fijaban para su producción exportable dificultaban las compras. A
esto se le suma el problema de que la producción agrícola era más tecnificada,
fuertemente subvencionada y apoyada por las políticas del Estado para proveer
fondos a Europa, lo que desplazo así a la Argentina de algunos mercados
tradicionales. A la vez que se reducía la demanda también sucedió con la oferta, lo
cual fue el resultado del proceso de estancamiento de la producción rural, que se
manifestaba con la disminución de las áreas cultivadas y un descenso de la
producción de granos. Entre tanto, el crecimiento de población y aumento del poder
adquisitivo, generando el aumento de la demanda, producía la disminución de los
saldos exportables, por otra parte, la política del gobierno de dirigir los
recursos del agro a la industria, el congelar los arrendamiento y tratar de mejorar
las condiciones de vida, genero un desaliento hacia el desarrollo de los productos
tradicionales. La situación se complico con la graves sequías, entre 1949-1951, que
se llegó a cosechar menos de la mitad de la superficie sembrada. La situación fue
mas grave para la ganadería, que afectó la capacidad de recepción y engorde del
ganado. Para compensar, el gobierno concedió sobre precios a las cosechas y
subsidios en las compras de semillas. En la ganadería se subsidio comprando los
productos a precios mayores que en Inglaterra. Este problema se traslado a la
balanza de pagos, ya que las reservas en oto y divisas y la caída de los precios de
las exportaciones, produjeron un deterioro de los términos de intercambio. Hacia
1952, el déficit comercial creció, agotando las reservas de Oro y divisas generando
importantes trastornos en la economía.4,9.- La política industrial y el proceso de
industrialización. 4, 9,1.- La política industrial. La industria ocupaba un lugar
central en la concepción económica del peronismo. Su crecimiento era tomado como la
base sobre la que se podría avanzar en la redistribución del ingreso, en el logro
del pleno empleo y en la independencia del abastecimiento interno. Fue así que, por
primera vez se observa en un gobierno argentino una posición firmemente industrial.
En la formulación del Primer Plan Quinquenal se hacía hincapié en el desarrollo de
las industrias livianas, en especial a aquellas vinculadas a la utilización de
insumos agropecuarios. A este tipo de industrias se le reconocían diversas
ventajas: La industria liviana no necesitaba gran ayuda tecnológica desde el
exterior y no necesitaba grandes aportes de capital. Si bien en algunos planes del
gobierno se mencionaba la necesidad de desarrollar las industrias bases, la
característica principal del proceso de industrialización, fue el desarrollo de la
sustitución de bienes de consumo no durables, conocida como “sustitución de
importaciones fácil”. Los instrumentos de política industrial utilizados apuntaban
en especial hacia la restricción de las importaciones, la concesión de subsidios y
desgravaciones impositivas. Un aspecto destacable en materia arancelaria fue la
eliminación de las listas de aforos a partir de 1947, como medida proteccionista.
La

95
protección frente a la competencia externa no sólo emanaba de los aranceles
aduanero, sino también del régimen de control de cambio, que exigía permisos
previos de importación y establecía preferencias para la compra de materias primas
y bienes de capital, etc. Mediante una ley, se encargaba al Banco Central todas las
operaciones relacionadas con el control de cambios, que se implantó para hacer
frente a los fastos de divisas que el país estaba enfrentando debido a la expansión
de las importaciones. Hacia 1950, se devaluó oficialmente la moneda debido a la
creciente sobrevaluación del peso en relación con su paridad teórica, la cual no
puso resistir a la crisis de 1949. La fuerte devaluación encareció el precio de los
productos importados, con lo que la protección a la industria local cobró todavía
más fuerza. Los subsidios también tuvieron incidencia en el crecimiento del sector
industrial. Se otorgaron subsidios directos para beneficiar especialmente a las
grandes empresas. Sin embargo, el elemento más novedoso del peronismo fue la
ejecución de una política crediticia específica para el sector industrial. 4, 9,2.-
El Banco de Crédito Industrial. Uno de los aspectos destacados de la política
industrial fue el otorgamiento de una importante corriente de créditos al sector
industrial. Estos préstamos fueron adjudicados en su mayor parte por le Banco de
Crédito Industrial (BCIA). En este contexto, y de acuerdo con los propósitos
iniciales de la institución, las pequeñas y medianas empresas fueron favorecidas
con créditos baratos para distintos fines. Las sociedades anónimas y diversas
compañías estatales absorbieron durante todo el período una alta proporción de los
préstamos del Banco. Entre las principales empresas beneficiadas se encontraban el
IAPI, Siam, Di Tella Ltda., además de las grandes empresas de construcción. Hacia
1952-1953, el Banco se esforzó en asegurar la consolidación de las industrias
financiadas a la par que incrementó su ayuda a algunos grandes proyectos de
inversión con el fin de sustituir importaciones en las ramas más dinámicas. Otro de
los rasgos característicos del Banco fue el alto interés de los créditos a
instituciones o empresas con actividades no industriales, principalmente el IAPI, y
también a las empresas de transporte, comunicación, etc. Entre 1946-1949, el Banco
se transformó en el canal de recursos del Banco Central destinados a operaciones
que constituían objetivos específicos de la política económica peronista. Los
sectores industriales que recibieron mayor apoyo fueron los de alimentos, bebidas,
tabaco, textiles, confección, etc. El crédito del Banco se canalizó principalmente
a estas actividades, aunque no existió una especialmente favorecida, no hubo una
especialización crediticia clara orientada hacia ciertas actividades. El Banco
Industrial financió más que a sectores a determinadas empresas, independientemente
de su actividad económica, que demandaban créditos baratos según sus necesidades.4,
9,3.- La evolución del sector industrial. Las políticas económicas instrumentadas
tuvieron un gran impacto en la evolución del sector industrial. La coyuntura
favorable de los primeros años produjo un vertiginoso crecimiento, apuntado por un
fuerte proceso de inversión. Las inversiones en maquinarias y equipos, clave para
cualquier cambio tecnológico y productivo, fue muy importante entre 1946-1948, como
resultado de las importaciones, sobre todo de origen norteamericano, para caer
luego en 1949 abruptamente. Los cambios en la política económica hicieron posible
un repunte en 1954-1955. Para obtener los bienes intermedios y de capital
requeridos a fin de iniciar una etapa más compleja de industrialización, que
incluyera sectores productivos dinámicos, se abría en la época una disyuntiva: 1.-
Alentar las exportaciones agrarias con el propósito de conseguir las divisas
necesarias para importar esos bienes. 2.- Dar un gran impulso a la producción
local, creando mercados externos para bienes industriales con el mismo objetivo.

96
Pero los problemas del sector agrario, la baja competitividad y el desinterés por
promover la colocación de otros productos en el exterior, conspiraban contra ambas
alternativas, y recurrir al capital extranjero contrariaba, por otra parte, la
orientación adoptada inicialmente por el gobierno. Para complicar el panorama, la
favorable coyuntura internacional de posguerra se disipaba, dando lugar a la
aparición de crecientes desequilibrios externos. Pero recién para 1952, la
industria encontraría un momento favorable a través de los rublos tales como
combustibles, productos químicos derivados del petróleo y maquinarias y vehículos.
A mediados de 1947, se creaba la Dirección Nacional de Industrias del Estado
(DINIE), dependiente de la Secretaria de Industria y Comercio. Su objetivo era
hacerse cargo de empresas industriales de propiedad enemiga durante la guerra,
pertenecientes a los países del Eje, que habían pasado en bloque a ser propiedad
del Estado. Entre ellas se hallaban compañías alemanas de gran importancia, como
Thyssen Lametal S.A., Siemens Bauunion S.A., etc. También fue creado un grupo de
empresas mixtas, asociadas al capital privado, una de las más importantes fue la
Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA) en 1947. Otra rama que alcanzó un
gran dinamismo fue la mecánica, en gran parte debido a la existencia de
fabricaciones militares. Pese a que no pudo lograr una producción masiva, consiguió
un alto desarrollo técnico, favoreció incluso la instalación de fábricas de
automotores, tractores y equipos ferroviarios. Entre las industrias más dinámicas
se encontraban las de metales y las de vehículos y maquinarias, que adquirieron
gran impulso durante los últimos tiempos del gobierno y se afianzaron en años
posteriores. 4,10.- La evolución política: El segundo gobierno (1952-1955). Para
poder superar la crisis el gobierno apeló a movilizar su respaldo popular y a
acentuar los controles represivos. La política de agitación del peronismo adquirió
un tono marcado de nacionalismo y antioligárquismo. A partir de 1953, la situación
política se tornó muy instable. Las denuncias sindicales con respecto al aumento
del costo de vida, la oleada de rumores y denuncias de corrupción en el gobierno,
etc. condujeron al gobierno a intentar la recuperación de la iniciativa política.
Las medidas de represión encaradas por el gobierno llevaron al encarcelamiento de
importantes líderes opositores y del establishment tradicional. La reorientación de
la políticas económicas, la necesidad de inversiones extranjeras, el propósito de
mejorar las relaciones con Estados Unidos y la necesidad de asegurar la estabilidad
política interna, llevaron al gobierno a promover una conciliación política. El
gobierno decidió atender las demandas de la oposición, además de ser liberados
algunos de los dirigentes políticos conservadores, radicales y socialistas. No
obstante, siguió en vigencia el estado de guerra interno. El gobierno convocó a
elecciones para reemplazar al fallecido vicepresidente y para elegir representantes
al Congreso. En estas elecciones participaron los radicales, aunque, el gobierno
logro un nuevo triunfo, contando con un considerable apoyo popular. Pero pese al
éxito electoral, el vertiginoso deterioro de la estabilidad y del consenso político
del gobierno argentino no se detuvo. Las relaciones del peronismo con la iglesia se
habían desarrollado en un marco de cordialidad, especialmente entre 1944-1946. Pero
en 1954, se inicio un severo enfrentamiento. El conflicto tuvo connotaciones
ideológicas y políticas. El oficialismo impidió la expansión de la iglesia en la
sociedad y en el Estado de sectores que cuestionaban su hegemonía política. En
1954, se funda el Partido Demócrata Cristiano integrado por fuerzas heterogéneas
como nacionalistas, liberales, clericales, derechistas, izquierdistas, etc. El
conflicto adquirió niveles institucionales. En busca de una mayor cohesión de sus
fuerzas y de obtener consenso para los nuevos rumbos de la política económica, el
gobierno respondió al cerco político opositor con una serie de medidas repudiadas
por la iglesia, como el divorcio absoluto, la equiparación de hijos legítimos y
extramatrimoniales, etc.

97
4,11.- Movimiento obrero, organizaciones empresariales y partidos políticos en el
segundo gobierno peronista. 4, 11,1.- El movimiento obrero. A partir de 1950 el
proceso de sindicalización llegó a su punto máximo. Hacia 1954, las organizaciones
obreras habían cuadruplicado su tamaño abarcando a la mayoría de los gremios
localizados fuera del sector agrícola. Junto a la creación de gran número de
sindicatos de masa, la institucionalización de las relaciones obrero-patronales,
promovida por el peronismo, estimulo una considerable burocratización de las
organizaciones sindicales. Después de 1950, su papel comenzó a cambiar, la magnitud
de los logros anteriores, la neutralidad por parte del gobierno de los líderes más
combativos, la burocratización y la pragmatismo de los dirigentes limitaron el
desafío sindical del gobierno. La movilización obrero volvió a incrementarse con
motivo de la recesión iniciada con la crisis del ´49, la cual el gobierno logro
evitar desbordes recurriendo a la represión, fue así que comenzó a insinuar una
ruptura de las relaciones de las clases populares y el Estado. Desde 1952, se
incremento la participación de los trabajadores hacia el sindicato. Los
trabajadores no consideraron la nuevo actividad huelguista como un ataque a Perón,
sino que se trataba de un enfrentamiento con los patrones y se estaba muy lejos de
una ruptura entre el régimen y el movimiento obrero. 4, 11,2.- Las organizaciones
empresariales. A partir de 1949, se fue creando un espacio más propicio para que el
Estado procesara las demandas de los sectores económicos predominantes. La mejora
de precios, el apoyo crediticio y el estímulo a las exportaciones agropecuarias
merecieron el reconocimiento y la disposición a colaborar con el gobierno por parte
de la SRA. También la Bolsa de Comercio manifestó su acuerdo con el nuevo rumbo de
la política económica. Aunque consideraba necesario un mauro apoyo a la libre
empresa y un recorte más profundo de la intervención estatal, además de un
desarrollo económico en el restablecimiento de la vinculación con los capitales y
bienes de los centros económicos internacionales. El gobierno favoreció la
organización de las medianas y pequeñas empresas industriales, en busca de un
respaldo a la reorientación política económica. Hacia 1955, la Confederación
General Económica, expreso sus pretensiones las cuales no eran muy diferentes al de
la Bolsa de Comercio. Reclamaban la derogación de los precios máximos, el aumento
de las importaciones de insumos, combustibles, solicitaban la liberalización de la
política crediticia y la reducción de los impuestos, y se quejaba de las excesivas
cargas sociales y del sistema de cajas de jubilaciones, etc. 4, 11,3.- La oposición
política. Después del fallido intento militar de 1951, el marco político se volvió
más adverso para los opositores al gobierno. Por lo que el peronismo asocio a los
opositores con los golpistas, con los que los candidatos de esos partidos vieron
impedido su acceso a los medios de comunicación y sólo pudieron expresarse por
medio de reuniones públicas que requerían de un premiso previo. Con motivo de las
elecciones presidenciales de 1951, la división interna del radicalismo de agudizó.
Entre intransigentes, unionistas y sabattinistas. El Partido Socialista volvió a
abstenerse en los comicios de 1951. El Partido Demócrata Nacional (conservadores)
se mostró mejor predispuesto ante la propuesta conciliadora del gobierno. Sin
embargo más tarde los conservadores se aliaron con los conspiradores, asesoraron a
los militares golpistas y se dispusieron a otra restauración de su influencia. El
enfrentamiento del gobierno con la iglesia llevó a los partidos opositores,
especialmente radicales, socialistas y

98
conservadores, a intensificar sus esfuerzos para un golpe militar, lo cual se
amplio con el intento de firmar los contratos petroleros con empresas extranjeras
lo que agudizó el problema. 4,12.- La tercera posición y la política internacional
del peronismo. 4, 12,1.- Hacia una política exterior autónoma. El gobierno
peronista debió diseñar su política exterior en un contexto poco propicio. Así fue
diseñada la “tercera posición”, por la cual significaría un alineamiento automático
con los dos bloques (rechazaba toda subordinación a los intereses con los Estados
Unidos), se afirmaba la no intervención en los asuntos internos de otros países, la
integración con los países vecinos y la necesidad de la unidad latinoamericana y la
no participación en conflictos bélicos y/o económicos que comprometieran la
seguridad argentina. Con esta doctrina, la política económica aspiraba a la
diversificación de los mercados compradores y vendedores. Así se propiciaban
convenios bilaterales con todos los países en abierta contradicción con el
multilateralismo que los Estados Unidos pretendían imponer. El objetivo del
gobierno a mediano plazo era el fortalecimiento del comercio con los países del
Cono Sur. Se desarrollaron nuevos ejes en el posicionamiento internacional del
país, tales como el impulso a las relaciones económicas con la URSS, otras naciones
del este europeo y las iniciativas de unidad regional en América Latina. 4, 12,2.-
Las relaciones con Europa Occidental y la apertura hacia el Este. Con los problemas
generados en la crisis del ´49, la Argentina encaró nuevos negociaciones con Gran
Bretaña. Las negociación se realizó en el mismo años, en el cual se intercambiarían
carne, cereales, y otros productos agrícolas por petróleo, carbón y diversos bienes
industriales. Lo cual produjo una gran conmoción en los Estados Unidos ya que con
este convenio se efectivizaba el monopolio del comercio del petróleo en el país y
por estar en contradicción con las políticas del comercio multilateral de los EUA.
Más tarde se devaluó la libra esterlina, lo que llevo al gobierno a la devaluación
del peso con respecto al dólar. En este marco Gran Bretaña, decidió rebajar el
precio de las carnes y aumentar a su vez el del petróleo, lo que llevo a la
suspensión de los embarque al Reino Unido. En tanto mejoraron las relaciones con
Washington, y a partir de entonces se inicio un proceso de declive de las
relaciones con Inglaterra. En relación al convenio con Gran Bretaña, entre 1950-
1952, la Argentina logro un incremento de los precios, pero otorgó un tipo de
cambio preferencial para la remisión de dividendos e intereses de empresas
británicas. La continuidad de las relaciones argentino-británicas se encuadraba
dentro de una tendencia más general a la ampliación de las relaciones económicas
con los países de Europa Occidental a través de tratados bilaterales. La región ya
constituía, tomada como conjunto, el principal mercado comprador de la producción
Argentina. También su proliferaron convenios bilaterales firmados por la Argentina
con numerosos países europeos, latinoamericanos y asiáticos. Las relaciones
argentinas con los países europeos en los años de la inmediata posguerra estuvieron
condicionadas por la reconversión de sus economías y por la reconstrucción de los
países afectados directamente por la acción bélica. La excepcional posición de la
Argentina ante la fuerte demanda de alimentos le permitió negociar varios convenios
bilaterales con diferentes naciones del continente europeo. Durante el primer
gobierno peronista se originaron y comenzaron a afianzarse las relaciones
comerciales y financieras con los países del Este europeo. Por lo cual los
norteamericanos buscaron desalentar estas negociaciones con salidas diplomáticas.
Una vez elegido Perón como presidente, se establecieron relaciones diplomáticas,
consulares y comerciales entre la URSS y la Argentina. Pero las relaciones
argentino-soviético, hasta 1952, fueron escasamente fructíferas.

99
Las dificultades en la balanza de pagos obligaron al gobierno peronista a cambiar
su política económica y reorientar sus relaciones exteriores. El acercamiento con
los Estados Unidos, procurando atraer capitales, fue acompañado por firmas de
convenios bilaterales con países europeos-orientales y de América Latina, y por el
incremento de los lazos comerciales-económicos con la URSS. Frente al líder del
mundo occidental y su socio principal, la Argentina trataba de ganar espacios de
maniobra y contrabalancear el acercamiento con el país del norte, mediante el
convenio con la URSS. Otro hecho destacado en las relaciones argentino-soviético
fue la inauguración de la primera exposición industrial soviética en Latinoamérica,
que permitió el conocimiento más detallado de los productos soviéticos, casi todas
las máquinas exhibidas fueron adquiridas por empresas estatales argentinas. 4,
12,3.- Las relaciones con América Latina. Desde 1946, el gobierno peronista
desplegó una serie de propuestas hacia los países iberoamericanos. Entre ellas la
conformación de una unión aduanera Sudamericana, se abrieron embajadas, se
intensifico el intercambio de misiones militares, etc. Todas estas acciones se
realizaron con el fin del oponerse a la posición de los Estados Unidos. Pero en
1953, las propuestas comenzaron a suavizarse por el mejoramiento con las relaciones
con los Estados Unidos. Los convenios argentinos con América Latina abarcaron dos
períodos 1946-1948 y 19533-1955. El primer período se desarrollo durante el primer
gobierno peronista, que se negocio convenios con casi todos los países de América
del Sur, especialmente para obtener de ellos los insumos básicos requeridos por la
industrialización propuesta por el Plan Quinquenal. Pero la crisis de 1949, puso
fin a las aspiraciones argentinas de convertirse en eje del espacio económico
sudamericano. El segundo período comenzó con un tratado con Chile en el cual se
asentaron las bases para una política de complementación económica entre los dos
países. A partir de entonces se reanudaron las relaciones con otros países de la
región para el desarrollo de la expansión de los intercambios comerciales, el
fomento del transporte, comunicación y la propuesta de establecer uniones
aduaneras. El escenario político latinoamericano se tornó más propicio a la
política exterior del gobierno peronista en la región, mediante una activa campaña
propagandista y diplomática para la formación de un bloque para mantener los
precios de las materias primas frente a la ofensiva comercial de las potencias
industrializadas. A partir de esta situación, el gobierno norteamericano, realizó
una salida diplomática para contrarrestar el accionar del gobierno peronista, para
concienciar o convencer a los gobiernos latinoamericanos sobre el peligro o la
escasa conveniencia de permitir la penetración argentina. Las relaciones del
gobierno peronista con el Brasil, no eran las más propicias ya que su presidente
era de orientación pro norteamericana por lo hubo ciertas tensiones. Pero la fuerte
interdependencia económica y comercial entre ambos países logro imponer líneas de
entendimiento. A partir de 1951-1952, las relaciones con Brasil se fueron
convirtiendo más en comercial que político, el intercambio comercial entre los dos
países continuó con una tendencia creciente. El abrupto final del proyecto
latinoamericano del peronismo no se debió a sus debilidades y condicionamientos,
sino a la caída del gobierno peronista en 1955. 4, 12,4.- Las relaciones con los
Estados Unidos. Para la concreción de sus objetivos, las relaciones del gobierno
peronista con los Estados Unidos resultaban decisivas. A través de la Tercera
Posición, la política peronista trató de equilibrar el peso del país del norte en
lo económico y diplomático. En lo económico, intento el viejo esquema triangular en
función de la industrialización Argentina. Exportar hacia Gran Bretaña y Europa a
fin de obtener las divisas necesarias para la compra de bienes y equipos que, por
entonces, sólo podían ser provistos por los Estados Unidos.

100
En el terreno diplomático, el gobierno peronista debió enfrentar el hostigamiento
de ciertos sectores del gobierno de los EE.UU. Para contrarrestar la situación se
intensifico el comercio bilateral, normalizar los vínculos diplomáticos con
Washington. No obstante, las divergencias siguieron existiendo, y hacia fines de
los años ´40 las relaciones con los EE.UU. no se habían recompuesto totalmente.
Entre los sucesos más importantes entre las relaciones de los dos países se
encontraban el retiro de las sanciones económicas impuestas durante la guerra, a la
Argentina, las cuales fueron levantados durante el gobierno peronista. Diversos
acontecimientos complicaron la posibilidad de una mejora de las relaciones entre
ambos países. Ante la escasez de divisas, la Argentina debió reducir
sustancialmente el comercio con los Estados Unidos y suspender el cambio para la
remisión de dividendos de empresas extranjeras. Mediante la estrategia de afirmar
su hegemonía a través del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, la
delegación norteamericana debió enfrentar la resistencia argentina. Ante la
propuesta de conformar una organización continental, los argentinos se opusieron a
que tuviera atribuciones supranacionales e igualmente que la Carta Orgánica
contuviera normas políticas y militares. En la Conferencia Hemisférica, realizada
en Bogotá para 1948, se encontraba un convenio económico que parecía indicar la
intención de los Estados Unidos de atender las demandas latinoamericanas. Fue así
que se propuso la creación de un banco interamericano para la asistencia crediticia
a la región. Pero los magros resultados demostraron el desinterés estadounidense en
el tema. Con el desarrollo de la Guerra Fría, la situación internacional favoreció
el acercamiento de las relaciones entre Buenos Aires y Washington, en la cual se
impulso el fortalecimiento del sistema interamericano e incorporar a la Argentina
al mismo dado su ubicación estratégica. Por el lado argentino jugaban diversos
hechos y tendencias a favor del acercamiento. Esto sucedió con el quiebre del
triángulo argentino-norteamericano-británico. Lo que llevo a un momento favorable
para concluir un nuevo tratado de amistad, navegación y comercio para asegurar
condiciones de seguridad a los inversores privados norteamericanos. Esto se llevo a
cabo, en especial, ya que los primeros síntomas de la crisis del ´49 se
manifestaron sobre la balanza de pagos, donde jugaba un rol importante el creciente
endeudamiento con los Estados Unidos. Los alcances del intercambio eran por demás
significativos dado que los Estados Unidos pasaron a ser proveedores de alrededor
del 40% de las importaciones argentinas, especialmente de maquinarias y vehículos.
La crisis del sector externo llevo a la búsqueda de una salida con las
exportaciones e intentar restringir las compras en el exterior mediante una
política de mayor rigidez en la concesión de los permisos de cambios. El objetivo
principal era solucionar la escasez de dólares y reactivar la importación de bienes
esenciales como combustibles. La guerra de Corea puso de nuevo al gobierno en una
difícil posición con respecto a sus vínculos con los Estados Unidos. Ya que por
manifestación interna, Perón tuvo que abstenerse al pedido de la ONU, en la
participación del conflicto. Las respuestas económicas del gobierno peronista a la
crisis en 1951-1952 abrieron una nueva etapa en las relaciones con los Estados
Unidos. El intento de resolver el trasfondo estructural de la crisis y alcanzar un
desarrollo sostenido se fundamentaba en un diagnóstico que señalaba la
insuficiencia de inversiones y la descapitalización como factores limitantes a
superar. Lo que llevo al gobierno al planteo de una necesidad de estimular la
inversión de capitales extranjero como complemento del capital privado nacional y
del estado. Con la asunción de un nuevo presidente en los Estados Unidos
(Eisenhower), se abrieron las posibilidades para un cambio en las relaciones entre
ambos países. Las nuevas relaciones bilaterales no estaban exentas de ambigüedades.
Aun persistían las contradicciones entre los objetivos que ambos gobiernos buscaban
alcanzar. Las restricciones estadounidenses a la importación de avena y la
colocación por parte de Washington de grandes excedentes trigueros subsidiados en
el mercado mundial motivaron protestas de la Argentina. En la X Conferencia
Interamericana de Cancilleres se puso de manifiesto los límites del acercamiento.
Realizada en 1954, constituyo un escenario para los Estados Unidos para impulsar
sus objetivos estratégicos en la campaña de desestabilizar al gobierno de Guatemala
el cual era considerado comunista.
101
En este contexto, la delegación Argentina intentó instalar como tema central el del
colonialismo en América, vinculando la expansión de las ideologías de izquierda y
con el atraso y la pobreza del continente. Sin embargo, los países latinoamericanos
aceptaron el eje anticomunista del debate, impuesta por los estadounidenses. Se
abstuvieron México y la Argentina que, de esta manera, volvían a poner distancia
respecto de las posiciones de Washington. Luego de la Conferencia, la hegemonía
estadounidense en el continente pareció consolidarse. El derrocamiento del
presidente de Guatemala, la reducción del campo de acción del nacionalismo
brasileño tras el suicidio de su presidente y el alineamiento de Bolivia con los
Estados Unidos fueron instancias que modificaron el escenario regional al compás de
la renovada ofensiva política norteamericana Mediante la política de correcta
amistad se transformó en una persistente presión amistosa destinada a eliminar las
ambigüedades del gobierno argentino. A principios de 1955, las relaciones
económicas argentino-norteamericanas habían mejorado notoriamente a través de las
negociaciones petroleras, el anuncio de nuevas condiciones financieras para las
empresas norteamericanas y la visitas a la Argentina de jefes militares de los
Estados Unidos. La política de presión de la diplomacia estadounidense de
desarrollo con el debilitamiento político del gobierno peronista y por los
conflictos internos en 1955. 4,13.- El cambio de rumbo en la política económica. 4,
13,1.- Los límites del proyecto económico peronista y su reformulación. Hacia 1948
la expansión económica comenzó a frenarse. Miranda auspiciaba una política de
desarrollo industrial para obtener una cierta dependencia económica. Fue así que se
instrumento altas tasas arancelarias, un régimen de subvención para algunos
sectores, además de una política crediticia más favorable para la toma de
préstamos. Si bien el papel del mercado interno y del proceso de industrialización
se había incrementado, las importaciones seguían teniendo un gran peso para la
autonomía económica buscada. Y los vínculos externos seguían siendo factores
determinantes de la economía: 1.- El proceso de industrialización había permitido
sustituir importaciones, desarrollándose la industria local, se había iniciado un
veloz crecimiento de las importaciones de insumos directos e indirectos, en
especial combustibles y maquinarias. De esta forma el proceso industrial quedaba
ligado a los ciclos económicos, y su crecimiento dependía a largo plazo de las
exportaciones agropecuarias para generar divisas. 2.- El desarrollo de la industria
se basaba en la producción de bienes de consumo, que sustituían a las importaciones
de las ramas livianas de la industria. Fue así que se hizo necesario el desarrollo
de las industrias base, de materias primas y de combustibles. 3.- La redistribución
del ingreso reposaba sobre los altos precios de los productos agropecuarios en el
mercado internacional. El sistema funcionaba de manera relativamente armónica en
tanto las condiciones del mercado mundial generaran precios elevados. La caída de
los precios internacionales desarticulo el proceso de redistribución del ingreso,
mientras que los salarios altos afectaban directamente las ganancias de los
empresarios. La nueva fase no se podía basar sobre la redistribución, ya que dio
como resultado un proceso inflacionario. Junto a estos sucesos los precios de los
productos industriales comenzaron a crecer. Esto genero una distorsión de los
precios relativos, el tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos y a los
precios agropecuarios. Todos estos factores alimentaron el espiral inflacionario,
además, se le sumaba el déficit presupuestario motivado por el gasto público
originado por el programa de obras públicas y nacionalización y la creación de
empresas, etc.

102
Con la crisis del 1949, el Estado había absorbido buena parte de la fuerza de
trabajo que la actividad privada dejaba de atraer. El Estado llevo la práctica del
pleno empleo hasta las últimas consecuencias. Todo este proceso se sustentaba sobre
la redistribución del ingreso, la cual no podía sostenerse durante mucho tiempo más
debido al contexto estructural de la Argentina, agravado por serios problemas
externos. Para superar la crisis, Perón procedió a renovar su equipo económico con
funcionarios más técnicos que procurarían algunas de las orientaciones oficiales
sobre otras bases, lo cual no fue muy sencillo. Fue así que se llevo a abandonar
ciertos aspectos nacionalistas y antiimperialistas que planteaba el Plan
Quinquenal. A su vez, se generaron problemas de índole ideológico y jurídica al
mismo tiempo. Que se desarrollaban por la motivación de la necesidad del gobierno
de demostrar las ventajes de las importaciones y radicación de capitales
extranjeros. A estos problemas se le suma, en 1947, la posición adoptada por la
conducción intransigentes con ideologías nacionalistas, antiimperialistas y
autarquizante en materia económica. Cuando el gobierno de Perón tuvo que recurrir a
préstamo a un banco norteamericano, las relaciones con la oposición tendieron a
agravarse. 4, 13,2.- Los cambios en la política agraria. Como consecuencia del
estancamiento del agro, el gobierno vio necesario replantear y redefinir una
política mas laxa frente a la situación. Por lo que se implementaron medidas para
el incremento de la productividad y un menor costo, para poder estimular al
productor. Fue así que la política agraria se baso sobre los costos de producción,
los precios internacionales y la estabilidad del mercado interno. También se
subsidiaron las exportaciones debido a la caída de los precios internacionales, lo
que genero un importante déficit al IAPI. El gobierno debido a la situación,
organizo un plan de inversiones estatales destinado a fomentar el aumento de la
productividad en el quinquenio 1953-1957, para el desarrollo de la investigación,
fomento, enseñanza, distribución de semillas difusión de abonos, fueron entre otros
los temas abordados por dicho plan. Junto a estas inversiones se dispuso un plan
general de distribución y almacenamiento de las cosechas, lo que llevo a la
construcción de silos mediante el financiamiento bancario y bonificaciones
especiales a través del IAPI. No obstante la situación del agro no pudo ser
revertida, ya que en algunos casos se experimento un descenso de la superficie
cultivada (cereales), pero a su vez esa superficie permitió albergar grandes
cantidades de ganado vacuno, lo que permitió un mayor posicionamiento del sector
ganadero. En su conjunto la actividad agrícola disminuyo no sólo por cuestiones
climáticas, también por la reducción de la superficie cultivada, la escasa
inversión y el deterioro de las condiciones productivas. Otro factor de erosión fue
la limitación oficial de los precios de ventas de la producción que desalentó su
crecimiento. Aunque tuvo períodos de repunto como después de la posguerra y la
guerra de Corea, comenzó a perder dinamismo. 4, 13,3.- El Plan de Estabilización de
1952. Entre 1949-1952 el sector industrial había experimentado un desarrollo
inferior a la etapa anterior. Entre los sectores más dinámicos fueron los de
maquinarias, productos textiles, derivados del petróleo, caucho, vehículos, etc. Si
bien la Argentina no dependía de bienes de consumo para su mercado interno, si lo
era para la de combustibles, bienes de capital, insumos y materias primas para el
proceso de industrialización. La crítica situación económica hacia 1952 se debía a
la escasas reservas e insuficientes saldos exportables, se combinaban con la
necesidad de incrementar las importaciones de bienes y productos industriales, en
un momento que los precios agropecuarios estaban en baja. Otro problema de la época
fue el proceso inflacionario vivido durante 1949-1952, en el cual se produjo una
importante devaluación real de la moneda y un reajuste sobre las tarifas de
servicios públicos. El objetivo de controlar más estrictamente el déficit y
contener la inflación impulsó un cambio de política en 103
materia de tarifas públicas. El peso del cambio de la estructura de precios
relativos se descargó sobre el costo de los insumos importados y sobre los
salarios. El Plan de Estabilización de 1952 modifico la orientación económica
mediante la aplicación de fórmulas más ortodoxas. Estas medidas estaban destinadas
al control de la inflación, y la recuperación del sector externo, y centradas en la
restricción del consumo, el fomento del ahorro y el aumento de la productividad.
Las principales medidas consistieron en la creación de la Comisión Nacional de
Precios y Salarios, en el control de precios y en la extensión de la duración de
los convenios colectivos de trabajo. Se practicaba además una política de
contención del gasto público y se estimulaban la producción y la exportación
agropecuaria. 4, 13,4.- El Segundo Plan Quinquenal. El Estado trató de proyectar
otras medidas de carácter más permanente que le permitieran resolver el trasfondo
estructural del país. El Segundo Plan Quinquenal planteaba: 1.- Mantener el
equilibrio de precios y salarios, y estimular el desarrollo económico general. 2.-
Un programa de inversiones estatales y privadas destinado a resolver las
necesidades básicas del país en lo referente a materias primas, energía y
transporte, y bienes de capital. 3.- Proseguir la política de sustitución de
importaciones. 4.- Fomentar el incremento de la productividad agrícola-ganadera.
5.- Conceder un papel complementario al capital y al crédito extranjero como
factores de cooperación y estímulo al desarrollo económico. 6.- Aumentar la
capacidad de importación del país a partir de una decidida política de
exportaciones que generara las divisas necesarias. 7.- Coordinar la participación
de empresarios y trabajadores en la planificación y ejecución de la política
económica del país, determinar el papel de la empresa privada frente al
intervensionismo estatal, consolidar el cooperativismo y frenar la intermediación
artificial en las actividades primarias. En el agro se trató de estimular el
aumento de la producción a través de la modificación de la aplicación del impuesto
a los réditos, que se determinaba en función de la productividad y no de la renta
real, con el fin de castigar fiscalmente a quienes explotaban mal sus propiedades y
beneficiar a los más eficientes. La ganadería resultaba especialmente estimulada a
fin de incrementar as áreas destinadas a esta actividad compensando así la
reducción del área sembrada con cereales. El cumplimiento de las metas previstas
exigía un gran esfuerzo de financiación por parte del Estados y los recursos
provendrían fundamentalmente de títulos de la deuda pública, de organismos públicos
(IAPI) y del capital privado, por lo que se sancionó en 1953 la Ley de Inversiones
Extranjeras. 4, 13,5.- La Ley de Inversiones Extranjeras. Con la sanción de la ley
se implementó el primer régimen integral de inversiones extranjeras. La ley
determinaba el tipo de radicación y los sectores beneficiados con mucho detalle. La
materialización del aporte podía abarcar dos formas: fondos de divisas a ingresar
mediante transferencia bancaria, o bienes físicos (máquinas-herramientas) o
inmateriales (patentes, marcas, etc.). Los beneficios más importantes consistían en
la posibilidad de remitir las utilidades a partir del segundo año de la radicación,
voluntaria y sin previa autorización. Hacia 1955, se permitió la radicalización de
catorce empresas extranjeras que invirtieron en el sector industrial. La mayor
inversión correspondió a la instalación de una fábrica de automotores de la
empresas Kaiser, también se instalo Fiat, Ferryra (para la fabricación de
tractores). En el marco de esta ley se produjo también el reingreso al mercado
argentino de 104
empresas alemanas que durante la guerra habían sido expropiadas de sus posiciones
en el país, como Mercedes Benz, Siemens o Bayer. 4, 13,7.- Los contratos
Petroleros. Si bien no se carecía de divisas, tenía dificultades para
aprovisionarse de equipos de perforación, instrumentos de refinación y repuestos.
Hacia 1946, los Estados Unidos, era el principal proveedor y fabricante de esos
elementos, por lo que restringió la venta de esos productos al exterior. Cuando lo
equipos de explotación petrolífera estuvieron disponibles, el país no dispuso de
las divisas necesarias para su importación, en consecuencia, la producción
petrolera estatal experimento altibajos. El gobierno encaró emprendimientos
orientados al ahorro de divisas en el terreno energético. El gasoducto de Comodoro
Rivadavia y Bueno Aires ahorró el consumo de miles de toneladas carbón y diesel
oil. No obstante, la producción de combustibles no se expandió conforme a las
necesidades del país. Las dificultades se tradujeron en un incremento de las
importaciones de combustibles. El convenio angloargentino de 1949 y el protocolo de
1951 acordaron ciertas ventajas a los intereses británicos. Algunas misiones
técnicas norteamericanas arribaron al país con el propósito de establecer convenios
para la explotación de los yacimientos petrolíferos nacionales. En 1954, se
iniciaron las negociaciones con Floyd Odlum, dispuesta a asociarse con capitales
argentinos. A través de la Petroargentina S.A. integrada por capitales argentino-
norteamericano, proyectaba la explotación de petróleo y uranio en Neuquén y Río
Negro. Hacia 1955, se efectivizó un precontrato con la California Argentina de
Petróleo S.A. para, por cuatro años, la exploración y explotación en la provincia
de Santa Cruz. La empresa entregaría al Estado el 50% de sus utilidades y vendería
a YPF la producción a un precio en dólares similar al de Texas. Gozaría de
exenciones impositivas y del derecho de importar libremente los bienes necesarios
para sus actividades. Podía rescindir el contrato sin costo alguno en tanto que el
Estado argentino, en caso de incumplimiento de alguna cláusula contractual, debía
abonar una fuerte indemnización. 4,14.- La caída de Perón. Entre los factores que
se desarrollaron para el marco conspirativo cívico-militar estaban los conflictos
con la iglesia, las negociaciones con empresas petroleras, el deterioro de la
situación política interna. La Marina, fuerza que albergaba fuerte tendencias
antiperonistas fue una de las principales conspiradoras. Consciente de la
persistencia del clima conspirativo, Perón, bajo la presión del Ejército, intento
una política de conciliación. Autorizó las actividades políticas opositoras,
anuncio el fin de su liderazgo revolucionario y manifestó el propósito de
convertirse en presidente de todos los argentinos. La llamada pacificación fue
rechazada por la oposición, mientras que comandos civiles integrados por jóvenes
del ambiente político y universitario efectuaron atentados terroristas y se
aprestaban a colaborar con una inminente sublevación militar. Perón decidió
recuperar la iniciativa. El peronismo fue convocado a ganar la calle y retomar la
lucha. El presidente ofreció su “retiro” al Partido Peronista y a la CGT con el
propósito de movilizar a los trabajadores en su apoyo y ampliar su espacio político
a expensas de los opositores. Fue así que la CGT declaro un paro general y convocó
a los trabajadores a la Plaza de Mayo para pedir al presidente la continuidad en el
cargo. La amenaza pública, destinada a atemorizar a sus adversarios y a la
conspiración en marcha, pareció conducir a una guerra civil. La respuesta de los
conspiradores fue acelerar los preparativos del nuevo golpe militar. El gobierno no
adoptó ninguna medida efectiva para reprimirlos. Una oferta cegetista al ministro
de guerra para que conformara una reserva armada de trabajadores fue rechazada. El
16 de septiembre de 1955 un golpe de Estado, autodenominado “Revolución
Libertadores”, derroco a un gobierno legitimado por cuanta compulsa electoral tuvo
lugar desde 1946. Varios factores contribuyeron al éxito golpista:

105
1.- Los conspiradores se persuadieron de que Perón no apelaría a la movilización de
sus partidos para enfrentar una sublevación militar. 2.- Perón confió en las
Fuerzas Armadas para defender su gobierno. Si bien la mayoría de la oficialidad
mantuvo su lealtad al presidente, una minoría decidida impulsó el golpe y otra
parte considerable se mantuvo neutral, favoreciendo los planes golpista. 3.- La
cambiante política del gobierno peronista, orientada a buscar un compromiso con la
oposición política y las clases dominantes, resulto un fracaso. Golpistas y
opositores interpretaron acertadamente, que esa política denotaba signos de
debilidad, perdida de iniciativa política y expresaba una desorientación
susceptible de ser aprovechada para derrocar al presidente. El golpe reflejaba la
necesidad de los círculos económicos dominantes de acentuar la reorientación del
rumbo económico adoptado por el gobierno a partir de 1952. Debía favorecer la
apertura del comercio exterior y entrada irrestricta de capitales, buscar una
acercamiento con los Estados Unidos. Debían eliminarse las regulaciones estatales y
subordinar la base social del peronismo a los objetivos de nuevas formas de
acumulación.

Capitulo V Una Década de Inestabilidad (1955-1966)


5.1. El contexto internacional Durante el período tanto el comercio internacional
como el producto bruto interno de la mayoría de los países se incrementaron
prácticamente sin interrupciones hasta principios de los años 70’, prosiguiendo un
sendero de crecimiento que se había iniciado en la inmediata posguerra. El tratado
de Roma firmado en 1957 fijaba una secuencia temporal de tres fases: 1.-debía
crearse una unión aduanera; 2.-conformarse una comunidad económica en el marco de
la OECE; 3.-debía crearse una zona europea de librecambio industrial. La oposición
del gobierno francés a la realización de tal tratado hizo que las negociaciones se
interrumpieran a fines de 1958. El proyecto de la Comunidad Económica Europea (CEE)
se impuso para los seis países; Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda y
Luxemburgo, que acordaron una progresiva rebaja de aranceles para los flujos
comerciales entre ellos y la fijación de un arancel externo común para las
importaciones desde otras naciones, mientras se establecían controles para tratar
de estimular la competencia entre empresas y restricciones que evitaran el abuso de
posiciones dominantes en el mercado por parte de las más poderosas. El desarrollo
de economías a escala, base del crecimiento económico de esa época, requería
mercados más amplios que desbordaban los límites geográficos nacionales. Este fue
uno de los motivos por los que el proyecto fue apoyado por los principales grupos
empresarios. Por otro lado, el Reino Unido continuó las conversaciones con Noruega,
Suecia, Dinamarca, Austria, Suiza y Portugal, que culminaron con la constitución de
la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) Esta Asociación sólo comprendía a
los productos industriales dejando de lado a los agrícolas. El viejo imperio
colonial comenzaba a fragmentarse, la participación británica en el comercio
internacional se reducía, la libra esterlina perdía importancia como moneda de
reserva y la cohesión del Commonwealth se debilitaba. Por el contrario, la Europa
de los Seis era el escenario de un impetuoso crecimiento económico. Así fue como 31
de julio de 1961 Gran Bretaña pide formalmente su incorporación a la CEE. Esta
integración no se dio hasta 1963 dadas las asperezas que existían entre Gran
Bretaña (GB) y los miembros de la CEE, más exclusivamente Francia quien veía que
los intereses de GB 106
no estaban dirigidos a Europa sino hacia el Atlántico, y gracias a las exigencias
que ponía Gran Bretaña con relación al intento de realizar ciertas modificaciones
en los postulados del Tratado de Roma. Un importante componente de la estructura y
estrategia global de la CEE estaba constituido por la Política Agrícola Común. Se
impuso la idea de una política agrícola Integrada debía ser el instrumento para
lograr precios que serían más altos y estarían establecidos por la Comunidad. De
esa manera, se pretendía garantizar a los agricultores europeos una renta
suficiente, comparable a la obtenida por los sectores urbanos. Era necesario un
control sobre las importaciones de productos agrarios provenientes de otras
regiones por medio de aranceles especiales y cuotas de importación, así como la
intervención en el interior del mercado agrícola comunitario absorbiendo excedentes
a precios mínimos garantizados. La política agrícola proteccionista de Europa y sus
preferencias por los mercados del Cercano Oriente y África, antiguas colonias de
algunos de los miembros de la CEE, generaron dudas en el gobierno de EEUU sobre sus
propias políticas liberales. De esta forma los EEUU comenzaron a ver a la CEE como
una potencial amenaza para su superioridad industrial. Puesto de la competencia que
existía y de la amenaza que veía con relación a Europa, en 1961 procuraron sostener
un acuerdo en el que ambos bloques debería cooperar en igualdad de condiciones
tanto en el terreno económico como en el militar, mientras que la dirección
política recaería en el país norteamericano. El objetivo de los EEUU era conformar
un bloque de naciones ricas, a fin de construir en Occidente una economía
internacional abierta bajo el liderazgo de Washington, garantizado en el orden
militar por la existencia de la OTAN. De esta forma comenzó una política de ayuda
para evitar el avance Soviético, colocando bases militares en distintos sectores
Europeos en vísperas de detener un posible avance. Procuró reintegral al Japón
luego de finalizada la segunda guerra mundial, a través de la ocupación militar en
un principio, y luego a través de ayuda económica, a fin de servir de contención
con respecto a los países comunistas del Norte y del Oeste. Japón a partir de allí
manifestaba que un orden económico mundial de signo plenamente liberal no era el
adecuado para las características de su desarrollo capitalista. Por su parte, las
economías de las países socialistas, poseían una perspectiva en la que el comercio
exterior era secundario dado que apenas constituía un mecanismo para obtener bienes
esenciales. Así fue, que tras la muerte de Stalin el comercio exterior pasó a
considerarse prioritario para la cooperación entre los países socialistas,
permitiendo, además, la profundización de las relaciones políticas. Este espíritu
cooperativo se limitó en gran medida a proyectos en el campo de la energía, y la
mayor parte de los mismos fue llevada a cabo en la Unión Soviética. En 1958
comenzaron a utilizarse los precios del mercado mundial como instrumentos
auxiliares de orientación, con la finalidad de simplificar las transacciones
interiores del Comecom. Esto implicaba que el sistema de precios propio no era el
más conveniente para un intercambio equilibrado de bienes. Es por ello que en 1963,
los países del bloque oriental firmaron un acuerdo para compensar de manera
multilateral los intercambios comerciales, debiendo realizar sus pagos en rubios de
compensación, pero en la práctica las relaciones comerciales continuaron
efectuándose en el plano bilateral. Entre 1950 y 1970 como exportadores de
alimentos, varios países en desarrollo dependían de la colocación de productos cuya
demanda crecía a escala mundial mucho menos rápido que la de productos industriales
elaborados en Occidente. Otros exportaban, materias primas que iban siendo
sustituidas por fibras sintéticas o materiales plásticos. Los precios de las
materias primas exportadas por los países en desarrollo descendieron
tendencialmente hasta mediados de los años 50’, mientras que los de los productos
industriales exportados experimentaron una tendencia alcista. Muchos países
subdesarrollados, entre los que se contaba la Argentina, se vieron afectados
también por políticas restrictivas como la Política Agrícola Común, que reducía de
manera notoria su capacidad exportadora en mercados de gran importancia en el
pasado. Presionada por las circunstancias, en 1962 la ONU organizó la Conferencia
para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), institucionalizándola como órgano de la
Asamblea General de las Naciones Unidas. El primer encuentro de la UNCTAD se
realizó en marzo y junio de 1964 en Ginebra y los debates 107
tomaron como base un documento del economista argentino RAUL PREBISCH referido a
una nueva política comercial internacional al servicio del desarrollo económico. El
punto de partida era muy distinto del europeo. Las economías latinoamericanas no
tenían una importante interrelación económica previa y sus relaciones en ese campo
se concentraban principalmente en torno a un conjunto de países desarrollados, en
los cuales se proveían de los bienes de capital y de consumo y de una parte de los
capitales necesarios para la expansión productiva, a cambio de productos
tradicionales. El comercio exterior era un reflejo de estructuras económicas
internas que estaban lejos de constituir sistemas productivos nacionalmente
integrados. La falta de interrelación, sumada al poco interés mostrado por los
agentes económicos locales, conspiraba contra un proceso ambicioso de integración;
los precios de los bienes industriales eran sustancialmente más elevados que los
vigentes fuera de la región; el intercambio recíproco no solucionaba la dependencia
extrarregional. A esto debemos atribuirle los resultados pobres: el comercio
intrarregional no se incrementó en términos globales y tendió a concentrarse en los
sectores tradicionales, tampoco sirvió para estimular un desarme arancelario
recíproco o conformar una estrategia comercial regional de peso. La retirada de
Francia de la OTAN como parte de la política gaullistica de una mayor independencia
frente a Washington; el comienzo del involucramiento de los gobiernos
norteamericanos en Vietnam que se profundizó en 1963 con la llegada de Lindón
Jonson a la Casa Blanca luego del asesinato del presidente J. F. Kennedy y la
invasión de la República Dominicana en 1965 por los Estados Unidos son otros de los
principales acontecimientos que marcaron esa etapa de los dramáticos años 60’. 5.2
La evolución política 5.2.1. La “Revolución Libertadora”. El golpe de Estado
organizado por la oposición a Perón contó con la decisiva participación de
oficiales del Ejército y la Armada. Fue encabezado por el Gral. Lonardi el 16 de
Setiembre de 1955 y tuvo su epicentro en Córdoba. Las bases navales de Río Santiago
y Puerto Belgrano se plegaron a la insurrección, mientras que la flota naval en
rebeldía avanzó hacia Buenos Aires. Cuando la situación militar distaba de ser
desfavorable para el gobierno, el presidente Perón ofreció la posibilidad de su
renuncia al Ministro de Ejército. Este formó una junta de generales para negociar
con los sublevados, lo que provocó el desmoronamiento del dispositivo militar
“leal” al gobierno y precipitó la capitulación frente a los golpistas. Triunfante
el golpe, su cabecilla, el Gral. Lonardi, se declaró presidente provisional el 21
de setiembre de 1955. Ignorando las relaciones de fuerza del momento, se dispuso a
desarrollar una política de concordia con los vencidos en el terreno militar y
civil. Sin llegar a cumplir dos meses en el ejercicio de la presidencia, bajo la
presión de un grupo de oficiales, Lonardi fue obligado a renunciar. De esta manera,
comenzó un período de represión política del peronismo que encubría muchas veces un
odio social, un enfrentamiento de clases que el Gral. Lonardi ignoraba por
completo. El Gral. Pedro E. Aramburu, elegido nuevo presidente mediante un acuerdo
entre oficiales del Ejército y la Marina, se mostró decidido a eliminar todo
vestigio del régimen peronista. El nuevo gobierno de la “Revolución Libertadora”,
argumentando la defensa de la democracia, intervino la CGT, disolvió al Partido
Peronista y la CGE, proscribió las actividades políticas de los peronistas,
prohibió el uso de sus símbolos y arrestó a muchos de sus dirigentes. Más allá de
todos los intentos por desperonizar al país, en la elección presidencial convocada
para febrero de 1958, la que quedó reducida en la práctica a una confrontación
entre dos sectores en que se había divido el radicalismo, salió triunfante la UCR
Intransigente, encabezada por Frondizi, quien derroto a la UCR del Pueblo,
encabezada por Balbín. Para sorpresa del gobierno, que apostaba al triunfo de este
último, Frondizi se impuso con el 45% de los votos. El aporte del voto peronista,
resultado de un acuerdo 108
con Perón, fue decisivo para la victoria intransigente. Los militares debían
abandonar el gobierno resentidos contra el candidato triunfante que había utilizado
la proscripción de los peronistas en contra de la Revolución Libertadora. 5.2.2 El
gobierno e Arturo Frondizi Frondizi se proyectó hacia la presidencia del país desde
su condición de presidente del Comité Nacional de la UCER. Bajo su conducción el
radicalismo desplegó una intensa campaña para atraer al electorado peronista a la
vez que condenó el espíritu revanchista de quienes habían sido sus aliados en la
lucha contra Perón. A mediados de 1956 la candidatura presidencial de Frondizi
comenzó a consolidarse. Anticipándose a los militares gobernantes y a sus aliados,
muchos sectores del radicalismo catapultaron el nombre de Frondizi, cuya
popularidad había crecido desde los últimos tiempos del peronismo. Los tiempos de
Frondizi se basaron en particular, de enfatizar el desarrollo de la industria
pesada como indispensable para el país y la explotación de los recursos naturales,
en especial el petróleo. Por otra parte, la revista era particularmente agresiva
con el imperialismo británico y con la oligarquía que le servía de cabecera de
puente. Al respecto, sostenía que debían suprimirse las bases materiales de la
hegemonía oligárquica, adversa a la industria, para transferir el poder económico a
las manos de la clase nacional de los industriales. En el primer semestre de 1957,
Perón se tornó a favor de Frondizi, ya que creía que de esta forma ayudaría a la
recuperación del peronismo. A su vez Frondizi se comprometió a amnistiar a los
dirigentes peronistas, a restablecer el orden sindical previo al gobierno militar y
a permitir que los peronistas participaran de futuras elecciones. De esta manera
quedaba consagrado el pacto que llevó a Frondizi a la Casa Rosada. Así fue como
sucedió, y haciendo honor a su promesa, el Congreso sancionó una ley de amnistía y
la Ley de Asociaciones Profesionales. En el ámbito educativo logró la aprobación de
la ley sobre enseñanza libre anulando el monopolio estatal sobre la enseñanza
superior. Finalmente, a fines de 1958, se promulgó una ley de promoción de las
inversiones extranjeras. La búsqueda de un acuerdo entre los distintos sectores
sociales que contribuyera a respaldar la política desarrollista pronto encontró sus
límites. Las negociaciones petroleras provocaron la reacción de los trabajadores
del sector. Esto provocó la reacción del estado, declarando el Estado de Sitio que
se mantuvo durante todo el mandato. La política de austeridad implementada, en
acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, provocó una depresión económica en
1959. Los salarios reales de los trabajadores sufrieron una fuerte erosión y las
huelgas se multiplicaron. Los dirigentes peronistas pusieron fin a la tregua
acordada al gobierno para que cumpliera con sus compromisos. En 1959, las presiones
de los partidarios del derrocamiento del gobierno se acrecentaron. Los militares
lograron que Frondizi desplazara del gabinete a funcionarios frigeristas. El propio
Frigerio, sospechado de vinculaciones izquierdistas, renunció a su condición de
asesor presidencial. Tras una derrota a nivel electoral en Mendoza, Frondizi optó
por una nueva reorganización de su gabinete incorporando como Ministro de Economía
y Trabajo a un economista liberal, Ing. Álvaro Alzogaray. Con esto se intentaba
garantizar la aplicación de la política de estabilización y a lograr apoyo militar
para el gobierno. Frondizi trató de recuperar posiciones en la política interna.
Con motivo de las elecciones para gobernadores provinciales en marzo de 1962,
confiado en poder canalizar los votos de los antiperonistas levantó la proscripción
a la participación del peronismo. Las elecciones dieron el triunfo al Frente
Justicialista. Ganó en varias de las provincias en las que se eligió gobernador. La
primera reacción gubernamental fue la intervención federal a cinco de las
provincias donde había triunfado el justicialismo, entre las que estaba Buenos
Aires. Esta medida, acordada con los militares tres días antes de los comicios, no
impidió que los jefes castrenses dispusieran el derrocamiento del presidente
argumentando la necesidad de asegurar los ideales de la Revolución Libertadora.

109
5.2.3 El gobierno de José María Guido. Los jefes de las tres armas no concertaron
una solución institucional de recambio. Mientras los sectores más antiperonistas
pretendían implantar un gobierno de ipso que profundizara la obra de la Revolución
Libertadora, aquellos que propugnaban mantener mayores márgenes de legalidad no
deseaban comprometer a las instituciones militares en el manejo del gobierno
nacional. Con el apoyo de estos, José María Guido asumió la primera magistratura en
una suerte de continuidad institucional. El empeoramiento de la situación económica
y las medidas políticas del gobierno configuraron el marco dentro del cual la
Argentina se deslizaba hacia una guerra civil. Una nueva crisis de la balanza de
pagos, y las medidas económicas sin éxito, contribuyeron a un profundo deterioro de
las condiciones de vida de los trabajadores. En este estado de cosas, el Ejército
se dividió en dos fracciones: los azules y los colorados. Los azules legalistas,
cuestionaban la indisciplina fomentada por los altos mandos ultraliberales y la
injerencia de la Marina de Guerra en los problemas internos del Ejército. Opinaban
que pese a los excesos del pasado, el peronismo era una fuerza nacional y cristiana
que constituía un bastión contra la subversión. Por el contrario para los colorados
el peronismo era un movimiento de clase sectario y violento que desataba el
resentimiento obrero y socavaba los fundamentos de la jerarquía social como
antesala del comunismo. El 2 de abril de 1963 la Marina se rebeló para modificar la
estrategia electoral del gobierno, siendo uno de los jefes del movimiento Isaac
Rojas. La rebelión fue controlada por el Ejército con el apoyo de la Fuerza Aérea.
Pero, como corolario de la crisis, los militares azules renunciaron a la táctica
integracionista; no estaban dispuestos a prolongar los enfrentamientos
intercastrenses ni aceptaban negociar con Perón una integración más sólida del
peronismo. La revancha colorada se consumó a través de las decisiones de sus
vencedores. 5.2.4 El gobierno de Arturo Illia En las elecciones de Julio de 1963 se
volvieron a recrear las condiciones para una democracia restringida. Los militares
azules proscribieron a los peronistas, el Frente se desmoronó y Perón dispuso que
sus partidarios votaran en blanco. Con el apoyo de los conservadores el Colegio
Electoral consagró la candidatura presidencial del radicalismo del pueblo
encabezada por Arturo U. Illia. El gobierno radical surgió debilitado. Si bien
tenía mayoría en el Senado, se encontraba en situación de inferioridad en la Cámara
de Diputados. Había triunfado gracias a la proscripción del peronismo y pese a su
compromiso de no avalar dicha proscripción, con lo que quedó abierto el camino para
un enfrentamiento con los proscriptos. La nueva administración señaló la necesidad
del restablecimiento del estado de derecho y del libre juego de los poderes
constitucionales, comprometiéndose a legalizar a todas las fuerzas políticas sin
proscripciones. Pero estos objetivos eran contradictorios con el propósito de
rehabilitar a los oficiales colorados partidarios de la dictadura democrática,
destituidos a partir del triunfo de los azules. Los problemas en el frente sindical
contribuyeron a erosionar la frágil legitimidad del gobierno. Capitalizando el
descontento popular, los sindicalistas peronistas iniciaron, en mayo de 1964 un
vasto plan de lucha, que incluía la ocupación de los lugares de trabajo. Si bien el
plan fue una prueba de fuerza del poder sindical hacia fines del año la lucha
decreció. El gobierno permitió la ofensiva sindical esperando su agotamiento, lo
que efectivamente sucedió. Esto no impidió que la autoridad de Illia quedara
menoscabada. Por otro lado la estrategia sindical encubría, tras objetivos
sociales, una ofensiva política contra el gobierno. En setiembre de 1964 se conoció
la decisión de Perón de regresar a la Argentina. A principios de diciembre Perón
emprendió el operativo de retorno, acompañado de una comisión integrada por
sindicalistas y políticos partidarios. En su viaje, fue retenido en Río de Janeiro
y obligado a regresar a España, según comentaron autoridades de Brasil, por un
pedido del gobierno Argentino. La cuestión peronista siguió constituyendo un
problema político para el gobierno radical. El presidente Illia pretendía 110
derrotar electoralmente a los peronistas sin apelar a las proscripciones. Para
ello, intentó aprovechar las contradicciones del peronismo y las dificultades de
Perón para mantener unida a su fuerza política frente a las ambiciones del
sindicalismo. En dos elecciones realizadas en 1965 se mostró el predominio
peronista. Y en vista a las elecciones de gobernadores previstas para 1967, volvió
a presentarse el mismo dilema que había tenido que afrontar Frondizi. De no mediar
una proscripción el triunfo de los peronistas era seguro. 5.3. Organizaciones
sindicales y movimiento obrero. Tras el derrocamiento de Perón en 1955, el
empresariado argentino no cejó en sus propósitos de revertir los avances políticos
y sociales de la clase obrera. Las franjas más poderosas del empresariado
consideraban que tanto el peronismo como los sindicatos más que adversarios
políticos y sectoriales eran enemigos que debían ser eliminados. Esta perspectiva
fue asumida por los sectores más duros del gobierno de la Revolución Libertadora.
Con la asunción de Aramburu comenzó una fuerte represión contra el gremialismo
peronista. Fue el inicio de una serie de represalias, persecuciones e
investigaciones contra los movimientos sindicalistas. Fue sancionada la Ley de
Asociaciones Profesionales que prohibía la participación política de las entidades
gremiales, preveía la formación de varias centrales obreras y el establecimiento de
distintos sindicatos por rama de actividad en vez de un sindicato único. En un
principio el movimiento sindical experimentó un severo retroceso. Replegado en el
aislamiento político, acentuó sus demandas a favor de la rehabilitación del
peronismo y de su retorno al poder. Estas consignas constituyeron un empuje para
que el sindicalismo iniciara su movilización contra el régimen militar. Así fue
como se dio origen a lo que haría llamar “la etapa de la resistencia”, durante la
cual las bases obreras, y los dirigentes sindicales aparecieron unidos para
resistir la ofensiva antilaboral de los años 1956-1958 mediante huelgas, a menudo
prolongadas, el sabotaje industrial y el terrorismo. Uno de los primeros logros del
movimiento obrero fue la reconstitución del sindicalismo peronista. Gracias a la
derrota el movimiento sindical quedó dividido en tres corrientes:  Los gremios que
se retiraron del congreso se aglutinaron en un nucleamiento denominado “32 Gremios
Democráticos”.  Los peronistas, algunos sectores de izquierda e independientes
conformaron las “62 Organizaciones”  En una posición intermedia y tratando de
conciliar a ambas corrientes estaban “los 19”, integrado por una minoría comunista.
Al poco tiempo la política económica del gobierno deterioró sensiblemente la
posición de los trabajadores en la distribución del ingreso. Esto conllevo a una
ofensiva sindical entre 1959 y 1960, traducida en el incremento de la actividad
huelguística. Estos movimientos fueron respondidos por el gobierno quien realizó
activas contraofensivas con apoyo de grandes empresarios y las jerarquías
militares. El activismo del sindicalismo peronista fue seguido por la parálisis, y
esa circunstancia abrió el camino al diseño de una nueva estrategia. Frondizi en su
gestión intento integrar a los líderes sindicales en su empresa política. Para
ello, levantó las restricciones que pesaban sobre la actividad sindical, comenzó
las negociaciones para la normalización de la CGT y permitió la semilegalización
del peronismo. De esta manera, buscaba recuperar la línea negociadora de los meses
iniciales de su mandato. Todos los intentos por llegar a una arreglo fueron en
vano. Tres paros generales lograron quebrar la rígida política salarial del
Ejecutivo, contribuyeron a la renuncia de tres ministros de Economía, anularon de
modo parcial el impacto negativo del programa estabilizador y permitieron al
sindicalismo recuperar su fortaleza.

111
Sin embargo la apertura de Frondizi tuvo efectos a largo plazo. Se abrió la
posibilidad de la incorporación de los sindicalistas al cambiante juego de las
transacciones políticas propias del período. Las gestiones culminaron con la
formación de la Comisión de los 20, en la que estaban representados, por mitades,
los gremios independientes y las 62 Organizaciones. La Comisión logró entrevistarse
con el presidente Frondizi y como consecuencia el gobierno decidió entregar la
central obrera el 1 de Marzo de 1961. En 1962 los sucesores de Frondizi pusieron
nuevamente a prueba al movimiento obrero. Bajo la tutela de la fracción “colorada”
de los militares, el gobierno de Guido recreó la política represiva de la
Revolución Libertadora procurando cierra los caminos a la institucionalización de
la clase trabajadora. Por otra parte, las medidas económicas estabilizadoras
provocaron nuevas caídas del poder adquisitivo de los salarios y la pérdida de
puestos de trabajo. La respuesta cegetista no se hizo esperar con un plan
denominado “Contra el Hambre y la Desocupación”. Los reclamos detallados por el
plan fueron ignorados por el gobierno, lo que obligó a la CGT a la realización de
una huelga general en mayo y otra en agosto, que paralizó al país. La línea más
radicalizada del sindicalismo peronista convocó, en 1962, a un plenario gremial en
Huerta Grande. De allí surgió un documento que proponía, entre otros, el control
estatal del comercio exterior, el control obrero de la producción, la estatización
del sistema financiero, la nacionalización de sectores estratégicos de la economía
y la expropiación de los latifundios. Ante tanto panorama labora, el gobierno
reaccionó a través de varias medidas represivas. Luego del triunfo de los militares
azules y de su compromiso de democratizar el país, la escalada gremial comenzó a
ceder. La distensión abrió un espacio propicio para la realización del Congreso
Nacional Normalizador de la CGT. El Congreso Normalizador aprobó un programa
reivindicativo que exigía el cambio total de las estructuras económicas. En el
plano social demandaba la libertad de los presos sociales y políticos, el
esclarecimiento de los secuestros y de los casos de tortura; la eliminación del
decreto sobre seguridad del Estado y la derogación de los instrumentos represivos
contra las organizaciones gremiales. También demandaba el control de los costos y
la fijación de precios máximos con la participación de la CGT y los organismos
representativos de los empresarios. Poco después el Comité Central cegetista
impulsó un plan de lucha que comenzó con una semana de protesta. La semana culminó
con un paro general de actividades que tuvo un alto acatamiento, Tempranamente, las
62 Organizaciones sentaron su distanciamiento con el electo gobierno radical del
pueblo. Mediante un documento crítico del proceso que derivó en los comicios, los
gremialistas peronistas declararon “fraudulentas” las elecciones. Señalaron dos
falencias en dicho proceso: por un lado, la proscripción del peronismo, que,
decretada por el gobierno tutelado por los militares, terminó facilitando el
triunfo radical; segundo, la complicidad de los dirigentes de la UCR del Pueblo con
dicha medida pese al compromiso previo de no participar en elecciones en las que el
peronismo estuviera proscripto. En este marco semidemocrático, las posibilidad de
una comunicación duradera y estable entre los gremialistas peronistas y las nuevas
autoridades parecían remotas. A mediados de 1964 la central obrera hacía un balance
negativo de las respuestas del Poder Ejecutivo a las demandas efectuadas, no
habiendo respuesta respecto de otros reclamos como la eliminación de las leyes
represivas. La CGT lanzó un plan de lucha en 1964, el cual fue respondido por la
administración radical sin apelar a la represión abierta ni la implantación del
estado de sitio. Denunció el carácter subversivo del Plan de Lucha, procesó a los
integrantes del Comité Central Confederal de la CGT y promovió la creación de otra
central obrera. En enero de 1966, el gobierno radical instrumentó otra medida
orientada al control de la actividad de los sindicatos. Esta estaba orientada a la
prohibición a las asociaciones gremiales la realización de las actividades
políticas partidarias, lo que apuntaba a erradicar esa función asumida por los
sindicatos a raíz de la proscripción política del peronismo.

112
5.5 Las relaciones exteriores. 5.5.1. La política internacional, las relaciones con
los EEUU y la Guerra Fría. A partir del golpe militar de 1955 la Argentina comenzó
a acercarse a los lineamientos que en materia de política exterior los Estados
Unidos había diseñado para América Latina en marco de la Guerra Fría. Bajo el
gobierno militar de la autodenominada “Revolución Libertadora” nuestro país
ratificó la Carta de la OEA y el Tratado de Bretton Woods, adhiriéndose también al
Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Internacional de Reconstrucción y
Desarrollo (BIRD). En el ámbito de la seguridad hemisférica se privilegiaron las
relaciones con Washington y el presidente Aramburu firmó una serie de acuerdos de
cooperación mediante los cuales su gobierno aceptó el funcionamiento permanente de
una misión militar norteamericana con el objetivo de coordinar y uniformar los
armamentos que serían utilizados en la defensa del continente. Con el surgir del
tiempo se comenzaron a darse otro tipos de acercamientos con los EEUU, ahora se
privilegiaba una aproximación política y militar que parecía más de acuerdo con las
aspiraciones globales de Washington. De todas formas estas no fueron tan fluidas
como podía esperarse. Por un lado, la cancelación del contrato con la Standard Oil
de California y la suspensión de negociaciones con otras compañías representaban
una herencia a la que los militares no podían renunciar. Por otro lado también las
autoridades tuvieron dificultades para obtener de organismos financieros el monto
de créditos que solicitaban. Washington creía que el gobierno argentino debía
aceptar las exigencias de su país porque no tenía otra alternativa. Con respecto a
Europa, en 1956, se firmaron los acuerdos financieros con el llamado “Club de
París, a fin de consolidar a diez años las deudas oficiales y comerciales
argentinas de corto y mediano plazo. La creación de la CEE no fue bien recibida en
la Argentina dado que se estaba comenzando a sufrir los efectos del creciente
proteccionismo agrícola. Teniendo en cuenta la importancia de los mercados europeos
había tenido en el pasado para la Argentina, esta circunstancia iba a afectar los
futuros vínculos con los países comunitarios. Rompiendo con una orientación pro
occidente, en enero de 1958 el gobierno de Aramburu envió a Moscú una misión
encabezada por el ministro de Industria y Comercio, para comprar equipos para la
industria del petróleo y la construcción vial y para aprovechar los créditos
pendientes con la URSS. El advenimiento a la presidencia de Arturo Frondizi implicó
un viraje en la política exterior con respecto a anteriores experiencias que dio
lugar a apreciaciones disímiles por parte de observadores y especialistas. Lo
cierto es que Frondizi procuró por un lado, adaptar la conducta internacional del
país a los principios, que consideraba prioritarios, del desarrollo económico. Esto
explica su interés por atraer capitales extranjeros de cualquier origen y sus
intentos por consolidar los lazos económicos con los EEUU. Según Frondizi, el
problema del comunismo, y por ende el de la seguridad hemisférica, tenía su origen
principalmente en el subdesarrollo económico y social de los pueblos del continente
y no se resolvía en términos militares ni mediante una simple ayuda financiera
Frondizi mostró, por otra parte, una mejor disposición hacia los instrumentos de
cooperación política en el hemisferio, incluyendo el fortalecimiento de los
organismos interamericanos. Aunque dio un carácter prioritario a la integración
regional, especialmente como un medio de contrarrestar los efectos negativos de la
división internacional del trabajo a favor de los países ricos. Un aspecto
característico del período fue la intensa actividad desplegada por Frondizi, y su
diplomacia, que asumió frecuentemente un carácter personal, en el ámbito
internacional, a pesar de los problemas internos que padeció su gobierno. La
política exterior frondizista, aunque centrada en los presupuestos básicos, mostró
facetas contradictorias que, por otra parte, tuvieron que ver con la situación
interna del país y las cambiantes circunstancias del escenario internacional. De
esta forma el país colaboró militarmente con los Estados

113
Unidos en la crisis provocada por la instalación de misiles soviéticos en
territorio cubano participando del bloque a ala isla caribeña con el envío de naves
de guerra y aviones de patrullaje. A partir de 1963, bajo la presidencia de Arturo
Illia, la Argentina delineó una política exterior más consustanciada con la línea
de pensamiento del yrigoyenismo. Es decir que su gestión se orientó hacia
posiciones de mayor autonomía nacional y de estímulo a los procesos de integración
regional, dentro del orden internacional establecido. Una cuestión que va a tensar
desde el principio de la gestión radical las relaciones con el país del Norte sería
la anulación de los contratos petroleros, firmados con empresas norteamericanas en
la época de Frondizi. Otro tema que puso a prueba las relaciones con Washington fue
la crisis política que se desató en la República Dominicana en los primeros meses
de 1965. La respuesta Argentina ante estos acontecimientos fue cauta desde el vista
diplomático, pero decidida a sostener los postulados de autodeterminación y de no
intervención. Resistiendo a las intensas presiones de Washington y de las Fuerzas
Armadas locales. La actitud del presidente Illia contribuyó a generar un ambiente
de frustración en las Fuerzas Armadas, que, además de esgrimir conceptos
ideológicos, consideraban su participación en el conflicto dominicano como una
buena oportunidad para adquirir experiencia práctica y acceder a los modernos
equipos militares norteamericanos. 5.5.2 Las relaciones con América Latina: el
Brasil y la cuestión cubana. El gobierno de la Revolución Libertadora, tuvo,
inicialmente, algunos recelos con respecto a las perspectivas que en el Brasil
representaba la presidencia de Juscelino Kubitschek. Con la intención de integrarse
afectivamente al sistema de seguridad hemisférica, el gobierno militar argentino
propuso al Brasil, y éste aceptó, la realización de una conferencia con los demás
países de la Cuenca del Plata. La finalidad de este conclave apuntaba a coordinar y
ajustar medidas de defensa en la región, dentro de los marcos establecidos por el
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y de las recomendaciones de la Junta
Interamericana de Defensa. Pocos meses después, Arturo Frondizi fue electo
presidente de la Argentina. Su programa de gobierno le otorgó prioridad al esfuerzo
de industrialización, considerado fundamental para el desarrollo económico de la
Argentina. Brasil tenía objetivos similares, lo que permitió que ambos tuviesen un
mayor nivel de entendimiento. A partir de 1956 la CEPAL (Comisión Económica Para
America Latina) inició una serie de estudios acerca de la factibilidad de un
mercado regional y llegó a la conclusión de que debía ser precedido por una zona de
libre cambio que necesitaría diez años para concretarse. Siguiendo las propuestas
se firmó el Tratado de Montevideo, al cual adhirieron inicialmente la Argentina, el
Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay. Un inicio de política de
acercamiento cristalizó en la conferencia que los presidentes de ambos países,
Frondizi y Quadros, realizaron entre el 20 y el 22 de abril de 1961 en la ciudad de
Uruguayana. El propósito de este encuentro consistió no sólo en consolidar y
desarrollar los vínculos bilaterales entre ambas naciones sino, coordinar una
acción internacional común. El triunfo de la revolución cubana encabezada por Fidel
Castro tuvo significativas repercusiones en la Argentina cuando el presidente
Frondizi accedió a tener una entrevista con el Che Guevara y sostuvo su rechazo de
toda solución violenta y se comprometió a defender la permanencia de Cuba en ese
sistema. Esto suscitó una gran preocupación en las Fuerzas Armadas argentinas, por
cuanto, según su concepción toda actitud que no fuese de manifiesta oposición a la
Cuba castrista era considerada como de adhesión al comunismo. En ese marco, el
primera mandatario realizó una vista a Nueva York para hablar de ante las Naciones
Unidas y reunirse con el presidente Kennedy y poco tiempo después, inició una gira
que lo llevo a Canadá, Grecia, el Lejano Oriente y una vez más a los EEUU.

114
5.5.3 Las relaciones con Gran Bretaña y la cuestión de las Islas Malvinas. Desde
los años 60 la Argentina y GB iniciaron numerosas negociaciones, conversaciones y
gestiones, formales y menos formales, públicas o secretas, en las cuales se
exploraron, propusieron y rechazaron múltiples fórmulas o medios que intentaron
desbrozar el camino a la solución de un conflicto que se inició en 1833 cuando
fuerzas británicas ocuparon las Islas Malvinas. Después de arduas negociaciones y
debates, la diplomacia argentina obtuvo un importante logro en la Asamblea General
de las Naciones Unidas. El 16 de diciembre de 1965 se aprobó la res. 2.065, que
obligaba al Reino Unido a negociar con la Argentina sobre la cuestión de las Islas
Malvinas. 5.6. Ideologías y políticas económicas en la primera década posperonista.
5.6.1 Las corrientes económicas. El derrocamiento de Perón reabrió los debates en
torno a la dirección en la que debería orientarse el proceso económico. La
volatilidad y el carácter meramente coyuntural de las alianzas que se formaron a
partir de 1955 hicieron prevalecer la segunda tendencia, hecho que observó con
claridad en los dos lustros posteriores al golpe de 1955, no sólo en la presencia
de cuatro gobiernos con una concepción económica marcadamente diferente, sino
también en las permanentes marchas y contramarchas dentro de cada uno de ellos. El
proceso de industrialización de las últimas décadas había complejizado
extraordinariamente las estructuras económico-sociales del país. No existía ya un
grupo dominante y había florecido múltiples “contradicciones secundarias”. La vieja
oligarquía terrateniente había perdido peso frente al surgimiento de una pujante
clase industrial, sin embargo, ésta no había logrado plasmar un proyecto común, y
muchas veces los intereses de los pequeños y medianos empresarios colisionaban con
los de los grandes grupos industriales. Al mismo tiempo, la teoría económica
presentaba un panorama particularmente fértil en la elaboración y discusión de
ideas. Para el caso de los países en vías de desarrollo comenzaban a ganar
respetabilidad las ideas de Prebisch y Singer, encarnadas en un organismo
dependiente de Naciones Unidas denominado Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), bajo la dirección del mismo Prebisch. Debido a la desigual difusión del
progreso técnico, la penetración progreso técnico en la periferia era más lenta que
lo requerido para la absorción de toda la fuerza de trabajo y el logro de un ritmo
de avance tecnológico similar al de los países centrales. Pero, además, señalaba
que la evolución de los precios no respondía a los parámetros de la teoría
neoclásica, que suponía que con el avance tecnológico de la industria el precio
relativo de sus bienes debería descender frente a las materias primas. Dado que la
relación centro-periferia debilitaba la acumulación de Capital en ésta, tal proceso
no podía dejarse al libre juego del mercado, y el Estado debía implementar una
política explícita de desarrollo basada en los siguientes puntos centrales: 
tecnificación del agro, para aumentar el volumen y la cantidad de exportaciones; 
sustitución de importaciones, por medio de un moderado proteccionismo, que no
afectara excesivamente la competitividad;  recurrencia al capital extranjero, para
compensar la falta de capital en la etapa inicial del desarrollo;  integración
económica entre los países de la región, para buscar una complementación que
elevara la productividad de las industrias por medio de economías de escala. 
fomento a la exportaciones de productos terminados, para mejorar el perfil del
sector externo y elevar la productividad. 115
 presiones conjuntas con los demás países periféricos para corregir las trabas
proteccionistas de las naciones industrializadas, una de las principales fuentes
del deterioro de los términos del intercambio. Otra corriente neoliberal, procuraba
vincular la economía nacional a las empresas transnacionales, favoreciendo su
ingreso al mercado argentino, en donde por su capacidad financiera y tecnológica
tendría claras ventajas sobre el capital nacional. Se creaba así una compleja trama
de intereses locales conocida con el nombre de “capitalismo asociado”. Esta segunda
corriente no pretendía el desmantelamiento de la protección industrial, que también
favorecía a esas empresas, y prestaba mayor atención al mercado interno. La
vertiente más ortodoxa, como Álvaro Alzogaray, seguía considerando como causas
directas e inmediatas únicamente a la emisión espuria de moneda, al uso indebido
del crédito y a la utilización en esas mismas condiciones del crédito externo a
corto plazo. Mientras tanto, la posición de Ferrer denominada “neoliberal”, sin
apartarse por completo de la hipótesis que vincula la inflación a la emisión
monetaria, interpretaba que ese modelo monocausal no bastaba para entender el
comportamiento de los precios. Las diferencias de interpretación del fenómeno
inflacionario derivaban en algunas divergencias con respecto al grado de
intervención del Estado y en el papel de los salarios, mientras los neoliberales
trataban de buscar un equilibrio entre las necesidades de demanda efectiva, la
eficiencia con aumento de la escala de producción y la reducción de costos. Esas
divergencias repercutían también sobre la orientación general de la producción y el
comercio, que para los primeros se encontraba fundamentalmente en las exportaciones
tradicionales, mientras que en la segunda interpretación jugaban un papel más
significativo la demanda interna y las exportaciones no tradicionales. Por eso, si
bien ambos compartían un herramental analítico básico y ciertos puntos de partida
comunes, sus diferencias influían en proyectos de política económica distintos. Por
último, comenzaba a afirmarse una corriente desarrollista que tenía como referentes
a Frondizi y Frigerio y sostenía en principio una amplia transformación de la
estructura productiva como base para lograr el desarrollo económico del país, a
partir de un herramental analítico que tenía una fuerte impronta marxista en su
lenguaje. 5...6.2. La política económica de la Revolución Libertadora. En el primer
informe se trazaba un descarnado cuadro de situación de la economía Argentina, que
ponía de manifiesto la profunda antipatía de Prebisch por el régimen peronista.
Prebisch sostenía que “la Argentina atraviesa por la crisis más aguda de su
desarrollo económico: más que aquella que el presidente Avellaneda hubo de conjurar
ahorrando sobre el hambre y la sed, y más que la del 90 y que la de hace un cuarto
de siglo, en plena depresión mundial. El autor se alarmaba por la abultada deuda
externa existente. En ese marco, apuntaba también a problemas reales, como la
precaria situación de divisas, las dificultades del comercio exterior, la necesidad
de inversión en sectores clave como el del petróleo, las frágiles bases del sector
industrial o el bajo crecimiento de la productividad. Especial atención recibía el
fenómeno inflacionario, evaluado como una de las herencias más pesadas que dejaba
el peronismo. La inflación era atribuida a dos factores: la creación excesiva de
medios de pago, es decir, la emisión monetaria, y los aumentos masivos de precios y
salarios, y en segundo lugar, el impacto de la expansión monetaria y de los
aumentos de salarios se encontraba notoriamente sobreestimado. Prescindiendo de los
movimientos de la demanda de dinero, podría considerarse que la emisión debería
acompañar al crecimiento de la producción. Por último, Resultaba cuestionable
atribuir las causas principales de la inflación argentina únicamente a esos
factores. Cierto es que la emisión sin sustento productivo general inflación a esos
factores. Cierto es el que la emisión sin sustento productivo genera inflación o
que la puja distributiva entre capitalistas y

116
trabajadores actúa sobre la evolución de los precios. Las causas de la inflación
debían buscarse también en la estructura productiva. La baja tasa relativa de
renovación de los bienes de capital y su progresiva obsolescencia, el agotamiento
de los recursos naturales, el deterioro de los términos del intercambio, las
acciones de los monopolios y la existencia de un vasto sector estatal improductivo
daban origen a una inflación estructural que se manifestaba ora como inflación de
demanda, ora como inflación de costos, pero que ponía en evidencia el carácter
subdesarrollado de la economía local. Si bien en el largo plazo se ponía como norte
profundizar el proceso de sustitución de importaciones, extendiéndolo hacia nuevo
sectores aun no desarrollados, se condicionaba esta dirección al logro de la
estabilidad de precios y la superación de los desequilibrios del sector externo en
el corto plazo, tarea específica del gobierno de la Revolución Libertadora. La
eliminación de los desequilibrios en las cuentas externas requería una agresiva
política exportadora. Por eso, se proponía una fuerte devaluación que recompusiera
la rentabilidad del sector agropecuario, y se daba prelación a las importaciones de
bienes de capital que requería la producción agropecuaria. Implícitamente, el plan
apuntaba a una redistribución del ingreso inversa a la del peronismo, privilegiando
las transferencias de la ciudad al campo y del trabajo al capital. La política
económica de la Revolución si bien tenía un lejano horizonte industrialista, las
medidas apuntaron en concreto a estimular la producción agropecuaria, con el objeto
de equilibrar las cuentas externas, tratando de apartarse lo menos posible de la
ortodoxia. Para poner en práctica el plan se procedió a practicar una fuerte
devaluación. Se volvió a instaurar un mercado libre, y se introducía también un
arancel compensatorio para algunos productos, así como retenciones para
determinadas exportaciones. La devaluación se acompaño de una liberalización del
sector externo con la liquidación del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción
del Intercambio), la eliminación de los controles de cambios y de las limitaciones
existentes a la entrada de capitales extranjeros. Complementariamente, el 2 de
Julio de 1956, la Argentina acordó con once países europeos reemplazar los
convenios bilaterales, por un sistema multilateral de pagos, que constituyeron el
llamado “Club de París”. Con esto, nuestro país podía pagar sus déficit comerciales
con alguna de esas naciones en moneda de otra de ellas, con la cual tuviese
superávit. De esta época es también la creación del “Régimen del paralelo 42” que,
con la supuesta intención de promover la actividad de la región patagónica,
suprimía el pago de derechos aduaneros a las importaciones que ingresaran por
puertos situados al sur de dicho paralelo. En realidad, este régimen constituía una
manera encubierta de quitar protección al sector industrial, y, de hecho, entraron
por esa vía numerosos productos que desplazaban del mercado a la producción local.
Los lineamentos monetarios del gobierno apuntaban a detener la expansión monetaria,
a partir de una reducción del gasto público. De esa manera se lograría la
estabilización. De todas formas, a poco andar, comenzaron a encenderse luces rojas
en los sectores considerados prioritarios, es decir, en la balanza de pagos y en el
control de la inflación. La política cambiaria había sido encarada en la creencia
de que la oferta y la demanda de divisas alcanzarían en breve plazo su punto de
equilibrio con un creciente nivel de actividad económica. Por el lado de la oferta,
las autoridades económicas pensaron que la producción agrícola aumentaría
incentivada ante precios más ventajosos. Otros agravantes fueron el escaso monto de
entradas de capital extranjero, después de la ayuda especial recibida en 1956,
debido a la cautelosa política adoptada con respecto a la inversión privada. A ello
contribuyeron la cancelación de las negociaciones con la California Argentina de
Petróleo y el largo tiempo requerido para negociar nuevos préstamos extranjeros. Al
eliminarse el control de importaciones se incrementó notoriamente la demanda de
divisas, reprimida durante varios años. De este modo, la importación de automotores
registró un alto crecimiento, dado que se permitió pagarlos al tipo de cambio
libre, aunque con recargos variables según la clase de vehículo. En el ámbito
interno, el gobierno intentó promover la expansión económica con estabilidad, pero
debió ceder

117
frente a la lucha por la distribución del ingreso. El error de cálculo con respecto
al impacto de la devaluación sobre precios, la reapertura de la puja en la
distribución del ingreso y la imposibilidad de controlar eficazmente el gasto
público y la expansión monetaria empujaron de manera progresiva a la tasa de
inflación hacia arriba. Por eso, en setiembre de 1957, bajo la conducción económica
de Krieger Vasena, se impulsó una política mucho más ortodoxa, decretándose el
congelamiento de los salarios hasta marzo del año siguiente, al tiempo que la
política monetaria se hizo restrictiva, disminuyendo sensiblemente la expansión del
circulante y reduciendo la cantidad de moneda en relación con la evolución de los
precios. La política económica aplicada durante este período produjo una retracción
relativa del consumo, con tasas anuales que, aunque mayores que en la etapa de
crisis de mediados de los 50, fueron más reducidas que las de los primeros años de
los gobiernos peronistas y que las que caracterizarían la década del 60’ a
excepción de la recesión de 1962-1963. Las exportaciones crecieron entre 1955 y
1957. De allí que, si las metas eran reducir la inflación y el problema de balance
de pagos heredados del “caótico” peronismo, los resultados mostraban que el “orden”
liberal conducía a un agravamiento notable de la situación económica. Esto no podía
sorprender desde el momento en que los cañones apuntaban a morigerar las
manifestaciones de la crisis y no a remover las deficiencias estructurales que
bloqueaban el avance del desarrollo económico. 5.6.3 El desarrollismo. El grupo
comenzó a avanzar en un diagnóstico que caracterizaba a la Argentina como un país
subdesarrollado y desintegrado al que, por ende, había que desarrollar e integrar.
De allí recibió la denominación de “desarrollista”. Las estructuras económicas del
país no permitían una alta tasa de acumulación de capital, que se agravaba por el
constante deterioro de los términos del intercambio (DTI), originado en el bajo
valor agregado de las exportaciones frente a las importaciones con un valor
agregado creciente y por el manejo discrecional de los precios por parte de los
monopolios. La creciente transferencia de valor por medio del DTI era signada como
la causa de la inflación y del persistente déficit comercial que afectaban a la
Argentina, y no podían ser derrotados, entonces, sino por medio de una política de
desarrollo. Para el desarrollismo, el crecimiento industrial de las últimas décadas
había contribuido a agravar el problema. Dado que su epicentro se encontraba en las
industrias livianas, remarcaba la necesidad de importar bienes de capital, insumos
intermedios y combustibles. Si bien la industrialización era vista como la solución
del problema del subdesarrollo, e, incluso, del estancamiento agrícola, originado
en la baja disponibilidad de bienes de capital y de agroquímicos que el país no
producía. Este planteo llevaba a tres conceptos fundamentales del programa de
política económica. El primero se nutría de una crítica frontal del liberalismo
económica como camino para el desarrollo. Por eso, el Estado debía intervenir de
manera firma, basado en el principio de la eficacia, fijando las prioridades en
relación con los sectores a desarrollar y estableciendo un conjunto de estímulos,
tales como una fuerte protección arancelaria, un régimen de promoción industrial
que combinara una política tributaria favorable con el aporte crediticio necesario
y el estímulo a la generación de tecnologías aplicadas e involucrarse de manera
personal en aquellos campos en los que el sector privado no pudiese ofrecer una
respuesta totalmente satisfactoria. El segundo concepto era la necesidad de
imprimirle al programa de desarrollo un ritmo acelerado. Dado que, la brecha con
los países desarrollados tendía a crecer y agravar las dificultades estructurales.
En tercer lugar, la aplicación de una política de desarrollo a “marcha forzada”
podía realizarse de dos maneras. La primera consistía en potenciar la acumulación
de las empresas locales con una drástica redistribución regresiva del ingreso. La
segunda, recurrir masivamente al capital extranjero. La primera entrañaba tres
problemas graves. El primer término, puesto que el subdesarrollo devenía de la baja
acumulación y de las dificultades en la generación local de tecnología, tal
política podría resultar insuficiente. Segundo, la contracción del consumo podía
desencadenar una crisis de sobreproducción. 118
Tercero, la disminución sustancial del nivel de vida causada por una redistribución
del ingreso generaría tensiones sociales gravísimas. La oposición no era “capitales
extranjeros versus capitales nacionales”, sino “capitales transformadores de la
estructura productiva versus capitales que conservaran la condición de
subdesarrollo”. El triunfo electoral de febrero de 1958 y la asunción de Frondizi
como presidente de la República fueron la oportunidad de poner en marcha el plan
trazado. Al iniciar el gobierno, Frondizi no sólo encontraba una economía con
graves problemas estructuralistas, sino también con una coyuntura complicada. El
comercio exterior había arrojado un cuantioso déficit; las reservas del BCRA se
había reducido. Ese panorama presagiaba una virtual cesación de pagos a corto plazo
y serías dificultades para importar. Frondizi reconocía estos condicionamientos en
su mensaje inaugural, pero remarcaba que era “aumentando la producción como
habremos de lograr el equilibrio y obtener una moneda de valor relativamente
estable”. El mensaje presidencial proponía revisar el sistema impositivo y encauzar
el ahorro nacional hacia la inversión productiva. Los primeros movimientos del
gobierno apuntaron a resolver algunos problemas sociales, mientras se buscaba
cerrar una serie de acuerdos para avanzar sobre cuestiones más acuciantes
referentes al aparato productivo. Así se dictó la Ley de Asociaciones
Profesionales, que reconocía solo al mayor gremio de cada rama de actividad, se le
devolvió la personería jurídica a la CGE, se sancionó el Estatuto del Docente, y se
decretó un aumento de emergencia de los salarios. Es que los aumentos salariales
concedidos por la Revolución Libertadora había favorecido fundamentalmente a las
categorías más altas de los trabajadores, provocando una redistribución regresiva
del ingreso de los mismos. De acuerdo con la concepción teórica del desarrollismo,
la industria clave por excelencia era la siderurgia. Otra de las actividades
importantísimas era la explotación de petróleo. Sin embargo, avanzar en la
extracción local no parecía una tarea fácil. El país no disponía de los recursos y
los equipos suficientes como para incrementar sustancialmente la producción en el
corto plazo. La falta de recursos podía superarse recurriendo al capital
extranjero. Pero allí también se enfrentaba Frondizi a una situación conflictiva.
Siendo líder de la oposición al peronismo, en 1954 había atacado durante el
contrato que Perón pretendía firmar con Standard Oil, explayando sus ideas en el
extenso libro Petróleo y Política, en el que impugnaba recurrir al capital
extranjero para la explotación de hidrocarburos. Sin embargo, ya durante la campaña
electoral comenzó a modificar su punto de vista, hasta proclamar que sin la ayuda
de inversiones foráneas sería imposible resolver el problema petrolero, posición
que le granjeó la antipatía de amplios sectores de la izquierda y la derecha
nacionalista, así como el alejamiento de numerosos adeptos. La llamada “batalla del
petróleo” comenzó con la nacionalización de las reservas de hidrocarburos y la
renegociación de los contratos de importación firmados por la Revolución
Libertadora, logrando una rebaja de 5 dólares por metro cúbico. En ese momento,
Frigerio emprendió una gira por el exterior con el objetivo de atraer capitales que
invirtieran en la extracción de petróleo en la Argentina, con la limitación de que
el producto sería entregado en su totalidad a YPF y que las empresas cobrarían su
trabajo en dinero y no en petróleo. La concreción de estos contratos produjo una
áspera discusión, en la que se tildaba al gobierno de “entreguista” y
“vendepatria”, cuestionando los aspectos de forma, como de fondo. También se
criticaron diversos aspectos técnico-económicos, tales como un supuesto sobreprecio
del petróleo, tanto frente al costo de YPF como con respecto a los valores
internacionales del crudo, la eximición del pago de impuestos a las empresas
contratistas o la asignación de las mejores áreas a dichas empresas. Se sostuvo
además que las condiciones de los contratos acabarían por llevar a YPF a un ahogo
comercial y financiero. El gremio de petroleros por su parte, también se incorporó
a la cerrada oposición a los contratos, manifestada en una huelga y en una postura
intransigente. Desde el punto de vista político, la “batalla del petróleo” tuvo
serias consecuencias para el gobierno, pues comenzó a socavar las bases del acuerdo
con el peronismo. Las huelgas, la declaración del estado de sitio y la posterior
aplicación del plan Conintes, diseñado durante el gobierno de Perón para reprimir
estados de 119
conmoción interna, llevaron a un progresivo enfrentamiento entre ambas fuerzas
políticas, cuya alianza había permitido a Frondizi llegar a la presidencia. En
estas condiciones, la posición del peronismo y de los sindicatos también se
debilitaba, como lo entendía numerosos dirigentes gremiales, agudizando los
conflictos internos en las agrupaciones sindicales. La ruptura de la alianza
amenazaba seriamente la política del gobierno frenando el ritmo que se le quería
imprimir al programa de desarrollo. Sin embargo, Frondizi no dio marcha atrás en la
política petrolera y pronto comenzaron allegar las inversiones. El énfasis del
gobierno en este sentido se debió a que la época en que le tocó actuar al
desarrollismo se caracterizó por la posición casi excluyente del petróleo como
fuente generadora de energía. Por eso, se comprende que la superación de la crisis
energética y el autoabastecimiento petrolero constituyeran dos objetivos asociados.
Con algo menos de impulso, en junio de 1958 se lanzó también la “batalla del
acero”. La postergación de la decisión se debía a que la principal prioridad había
sido fijada en el petróleo y a que el sector siderúrgico no había sido tan
desatendido en el pasado como el petróleo. La Ley Savio, proyectaba una importante
planta en San Nicolás, que, a pesar de las dilaciones, estaba ya a punto de ser
puesta en pleno funcionamiento. Sin embargo, en 1960, el mismo Frondizi hacía una
autocrítica en la cual destacaba que la producción de acero continuaba siendo
escasa en relación con el consumo, resaltando que la importación de hierro y sus
artefactos, maquinarias y vehículos insumía el 50% de las importaciones. La falta
de acero nacional restaba divisas para la importación de bienes esenciales,
retardando el reequipamiento industrial, la tecnificación del campo y la reposición
del sistema de transporte. Los proyectos, reactivados a partir de 1960, incluían la
ampliación de las plantas instaladas y la creación de nuevas, con el objetivo de
alcanzar en breve una producción de 4 millones de toneladas de acero. Recién en
1961 se encontró Frondizi con la coyuntura política adecuada como para aceptar una
renuncia que el ministro no había presentado, motivada precisamente por esa
cuestión, y reimpulsar sus proyectos sobre el acero. El lanzamiento de la política
de desarrollo llevó en los primeros meses de gobierno a una expansión del gasto
público y de la moneda circulante. Los aumentos de salarios, mientras tanto,
reavivaron la puja por la distribución del ingreso, que se exacerbaba con la
creciente conflictividad en el plano social. Dada la situación en diciembre de
1958, Frondizi anunció un severo Plan de Estabilización y Desarrollo, que abarcaba
distintas medidas y que estaba condicionado a un acuerdo con el FMI. La primera era
la unificación y liberación del tipo de cambio, que se fijaría por el juego de la
oferta y la demanda. En los hechos esto suponía una fuerte devaluación. Además, se
restringía el crédito, encauzándolo enérgicamente hacia las actividades
productivas. Los precios se liberaban también, estableciéndose sólo precios máximos
para un conjunto de bienes de primera necesidad. Otro capítulo importante estaba
constituido por la intención de realizar una profunda reestructuración y
racionalización del aparato burocrático del Estado, mediante la reducción tanto del
déficit de la administración como del de las empresas públicas. Se congelaban las
vacantes y los salarios, se promovía el retiro voluntario de empleados, se reducía
el plan de obras públicas y se incrementaban los impuestos internos. En materia de
precios, el plan provocó en lo inmediato un súbito incremento de la tasa de
inflación, que en 1959 llegó por primera vez a los tres dígitos. Durante los años
60 y 61, con el restablecimiento de políticas expansivas se reactivó la economía,
mientras descendía la tasa de inflación a dos dígitos. La disminución de la
inflación permitió mejorar la recaudación fiscal, pero, además la cobertura de los
gastos públicos era apoyada por un mayor acceso al crédito y por el diferimiento de
determinados pagos. Mientras tanto, el ritmo de inversión crecía, al sumarse un
conjunto importante de estímulos. En primer lugar, la devaluación y la elevación de
los aranceles constituían una fuerte protección frente a la competencia externa. En
segundo término, la reducción de la participación de los trabajadores en la
distribución del ingreso fortalecía la acumulación de capital, incrementando las
tasas de ganancia y mejorando las expectativas futuras de la inversión productiva.
En tercer lugar, independientemente de las condiciones de mercado, las
negociaciones en el exterior había servido para comprometer a diversas 120
empresas a realizar inversiones en el país. Las nuevas inversiones empezaron a
materializarse en progresivos aumentos de la producción y de la productividad que,
a su vez, permitieron descomprimir la situación social con incrementos salariales.
Sin embargo, a medida que el programa avanzaba, se desnudaban diversos problemas
que, dado el tipo de crecimiento promovido, no podía resolverse en el corto plazo.
El primero era el de la desocupación y el de las condiciones de vida de la
población por la caída de los salarios reales. El segundo problema se relacionaba
con el sector externo. Aun cuando “la batalla del petróleo” se había convertido en
prioritaria, no se la quería encuadrar en un modelo típico de sustitución de
importaciones. Por el contrario se asumía que un plan de desarrollo tendría que
soportar durante un tiempo más o menos prolongado un relevante déficit comercial.
Solo paulatinamente comenzaría a crecer los saldos exportables del sector
industrial, a medida que las fuerzas productivas se expandieran. Las importaciones
siguieron mostrando en estos años un comportamiento cuantitativo similar del
pasado. En los momentos de crecimiento económico, la demanda de bienes de capital e
insumos provocaba que las compras de bienes acompañaran a la producción. De todas
maneras, el cuadro precedente muestra que, en líneas generales, los déficit
comerciales casi permanentes del gobierno desarrollista eran cubiertos por ingresos
de capitales de corto y largo plazo, provenientes en lo fundamental de movimientos
privados, pero también de créditos de instituciones bancarias y organismos
internacionales. La alta conflictividad política afectó el ingreso de capitales de
largo plazo. Tanto las inversiones directas como los préstamos del exterior se
contrajeron marcadamente, obligando al gobierno a reducir empréstitos de corto
plazo que permitían mantener el rito de crecimiento, pero a costa de enfrentar poco
después una posible turbulencia en el mercado cambiario. Por último, las
dificultades económicas impulsaron el relanzamiento del proceso de racionalización
administrativa, que condujo a un nuevo enfrentamiento con el sector sindical. La
reforma administrativa había sido postergada durante el período en que Alzogaray
encabezó el Ministerio de Economía, pero fue finalmente encarada con la llegada de
Roberto Aleman a dicha cartera. La racionalización consistía en una remodelación de
la red ferroviaria, con supresión de varios ramales, la privatización de diversas
empresas y la reducción del personal estatal, proyecto que encontró una enconada
resistencia por parte de la central obrera y los gremios afectados, quienes
lanzaron un plan de lucha con huelgas periódicas que se prolongaron, con
intervalos, desde mediados de mayo hasta fin de año, en el que tampoco faltaron
actos de violencia, como apedreo e incendio de trenes y detonaciones de explosivos.
En conclusión, a mediados de diciembre, se logró un acercamiento de las partes,
resolviéndose el conflicto. 5.6.4. El retorno a la ortodoxia. El derrocamiento de
Frondizi significó también el abandono de los lineamientos que el desarrollismo
había impuesto en materia de política económica y el retorno a la función pública
del grupo liberal, de cuyas vertientes surgieron los cinco ministros que se
sucedieron en el lapso de pocos meses. Desde los últimos meses del gobierno de
Frondizi, el país se encontraba con crecientes tensiones en el frente externo. La
reaparición del déficit comercial y la disminución del ingreso de capitales
provocaban una fuerte presión sobre el mercado de divisas, lo que llevó al Banco
Central a perder reservas de moneda extranjera en pos de mantener la paridad
cambiaria. En este marco, la vuelta de Federico Pinedo, 6 de Abril de 1962, al
frente de la gestión provocó un brusco golpe de timo en la conducción de la
economía argentina. La principal medida que adoptó fue la liberación del mercado
cambiario y el retiro del Banco Central de la operatoria, tratando de proteger las
divisas. Las consecuencias no hicieron esperar. La devaluación provocó un aumento
del precio de los bienes comercializables con el exterior en relación con los no
comercializables. Esto supuso un encarecimiento de los insumos importados y de los
productos exportables que, para el caso argentino, son los de origen agropecuario.
Por eso, representó un aumento del costo de producción para las firmas que
utilizaban

121
dichos insumos y una disminución del poder adquisitivo de los salarios, lo cual
debilitó la capacidad de consumo y redujo la demanda efectiva. Ni la devaluación ni
las medidas que la acompañaron tuvieron éxito, y, por el contrario produjeron
efectos opuestos a los esperados. En los años previos, el sector privado y el
público había contraído importantes deudas con el exterior. La devaluación
aumentaba el peso del endeudamiento en relación con los ingresos. De allí que
muchas empresas no pudieran hacer frente a sus compromisos, y marcharon
indefectiblemente hacia la quiebra. Las teorías ortodoxas que inspiran a las
corriente liberales son partidarias de un estricto control de las cuentas del
Estado, sobre todo en tiempos de crisis. La financiación del gasto por medio de
emisión monetaria es condenada por el supuesto impacto inflacionario de la
expansión del circulante. Así, la política monetaria y fiscal tuvo serias
consecuencias sobre el aparto productivo. La contracción de la demanda agravaba la
recesión. La política monetaria restrictiva, por su parte, provocaba un aumento de
las tasas de interés que incrementaba los costos y disuadía el emprendimiento de
nuevas inversiones productivas, sin que ello pudiese detener la inflación,
originada en la devaluación y no en un exceso de oferta de dinero. En noviembre de
1962, el ministro Alzogaray, convocó a las entidades empresarias con el objetivo de
crear un Consejo Económico y Social, buscando un respaldo a su política económica.
Sin embargo, sólo logró un rechazo unánime que precipitó su renuncia. La crisis
alcanzaba por igual a casi todos los actores económicos, entre ellos, a los
sectores empresarios. Por eso, la renuncia de Alzogaray representó sólo el inicio
de un transición hasta la asunción de un nuevo gobierno electo encabezado por
Arturo Illia. 5.6.5 La economía radical. La nueva administración mostró desde el
comienzo una perspectiva económica que la alejaba del desarrollismo y se
caracterizaba por un marcado gradualismo. El radicalismo del pueblo apuntaba más a
la expansión global de la actividad económica que a focalizar la dinámica del
crecimiento en determinadas actividades consideradas prioritarias. Por ende, se
pretendía alentar un crecimiento más equilibrado que el desarrollo de ciertos
sectores específicos. Sobre esta base doctrinaria, el primer ministro de Economía
de Illia, Eugenio Blanco planteaba la existencia de dos horizontes temporales
diferenciados. En el corto plazo debía apuntarse a una reactivación de la
coyuntura, para buscar en el largo plazo un sendero de crecimiento sostenido a
partir de una utilización más eficiente de los recursos y una mayor estabilidad.
Las características de la recesión permitían una rápida reactivación por medio del
aumento de la demanda a partir de políticas de corte keynesiano. La expansión
monetaria posibilitaba un descenso de las tasas de interés, fortaleciendo la
demanda de inversión. En este marco, la reforma de la Carta Orgánica del BCRA
permitió al gobierno incrementar los recursos monetarios disponibles para la
concesión de créditos al sector privado, lo que se complementaba con líneas de
crédito especiales para la reactivación industrial, la capitalización del agro y la
construcción de viviendas por medio intermedio del Banco Nación, financiadas tanto
con recursos propios como con una línea de crédito del Banco Interamericano de
Desarrollo. En primer lugar, se estableció un salario mínimo, vital y móvil, que
fijaba un piso para los sueldos más bajos de la escala. Simultáneamente, se operó
sobre un conjunto de precios que afectaban la canasta familiar. Así, se mantuvieron
congeladas las tarifas públicas y se fijaron precios máximos para un conjunto de
bienes de consumo esenciales. De esta forma, se produjo una redistribución
progresiva del ingreso. Los múltiples estímulos al crecimiento de la demanda, en un
contexto de alto desempleo tanto del trabajo como de las maquinarias instaladas
posibilitaron una rápida inversión de las tendencias coyunturales, que pronto
mostraron una incipiente reactivación. A pesar de la política monetaria
restrictiva, el gobierno de Guido no había podido lograr la ansiada estabilidad,
mientras que la política expansiva de Illia no provocó

122
un estallido inflacionario, sino por el contrario, una ligera disminución en 1964,
aunque el índice volvió a incrementarse en los años siguientes. Mientras tanto, el
déficit fiscal, que parecía incontenible durante el gobierno de Guido, se redujo
significativamente durante el mandato de su sucesor. Una economía en expansión trae
aparejada la posibilidad de recaudar más impuestos sin subir sus tasas y cubrir
mejor el gasto público, incluso si éste también creciera. La UCRP se había opuesto
en forma frontal a la firma de los contratos petroleros y se había comprometido a
anularlos en un eventual acceso al poder, cosa que en efecto llevó a cabo. Las
consecuencias de este hecho fueron tan controvertidas como la misma firma de los
contratos, ya que obligó al Estado a compensar a las empresas con fuertes
indemnizaciones y provocó un estancamiento de la producción en un volver a cubrir
la brecha con importaciones de hidrocarburos. Luego de la anulación de los
contratos petroleros, se promovió una investigación parlamentaria para analizar la
posible comisión de ilícitos en el momento de la firma de aquellos acuerdos. Otro
tema urticante fue el establecimiento de regulaciones en el mercado farmacéutico.
En el marco de una áspera disputa con los laboratorios trasnacionales, quienes no
vacilaron en recurrir al lobby de los gobiernos de sus países de origen, Illia
promovió la sanción de una ley (conocida como “Ley Oñativia”) en la que se
congelaban los precios, se limitaban los fondos que cada laboratorio podía utilizar
para campañas publicitarias y se reducía la cantidad de muestras gratuitas a
entregar. En materia comercial, el radicalismo trató de mantener el superávit
operando simultáneamente sobre las exportaciones y las importaciones. Una
herramienta crucial para alcanzar este objetivo fue el nuevo esquema cambiario, que
procuraba evitar la habitual revaluación del peso en la etapa de expansión y la
necesidad de macrodevaluaciones en el punto de inflexión de la coyuntura. Además,
para impedir la especulación, se ordenaba que las divisas ingresadas por
exportaciones debía liquidarse en el plazo de diez días. Mientras tanto, se
procedía a efectuar un control estricto de las importaciones, suspendiendo el
financiamiento para algunas de ellas, restringiendo otras y estimulando a las
industrias que utilizaran una mayor proporción de insumos locales con un acceso más
favorable al crédito. De esa forma, las importaciones lograron mantenerse bajo
control y su crecimiento no fue explosivo a pesar de la intensa reactivación. Sin
embargo, lo que contribuyó de manera determinante a conseguir sostener la balanza
comercial superávit aria fue el gran incremento de las exportaciones. Esos cambios
en el aparato productivo sumados a un manejo más ordenado del sector externo le
posibilitaron entonces al radicalismo lograr un superávit comercial enmarcado en un
proceso de crecimiento, objetivo que poco tiempo antes parecía utópico. La
estrategia no apuntaba a lograr un acuerdo con aquel organismo para obtener un
crédito Stand By, dado que imponía condiciones demasiado duras para lo que Illia
estaba dispuesto a aceptar: una liberalización de la entrada y salida de capitales,
una fuerte devaluación del peso y un brusca disminución de la emisión monetaria. Se
buscó más bien una aprobación pública del programa económico por parte del Fondo,
que permitió negociar luego directamente con las instituciones crediticias privadas
la refinanciación de las deudas pendientes. El Plan Nacional de Desarrollo
pretendía abordar los problemas del largo plazo una vez que se hubiesen superado
los acuciantes desequilibrios coyunturales. Su elaboración había sido confiada al
Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE) que contó con la colaboración de la CEPAL y
de numerosos y prestigiosos economistas del exterior. Al fallecer en 1964 el
ministro Blanco, y sucederle Juan Carlos Pugliese, se presionó para que se
acelerara la concepción del Plan. Este consistía en un proyecto de crecimiento
equilibrado, en el que el sector privado jugaba el rol principal. El Estado tendría
una función principalmente orientadora y contribuiría con la ejecución de un
conjunto de obras de infraestructura necesario para el desenvolvimiento de las
actividades privadas, que sería como por líneas de crédito externo, a las que se
recurriría de manera moderada para financiar las importaciones previstas. 5.7
Población y condiciones de vida.

123
5.7.1 Población y movimientos migratorios En lo que se refiere al crecimiento de la
población debido a los movimientos migratorios externos, se observó una acentuación
de su tendencia declinante a partir de 1950. En el período intercensal 1960-1970,
la presencia de inmigrantes dentro de la población total experimentó una
disminución notable. Por el contrario, las corrientes migratorias internas durante
este período se intensificaron. Los principales flujos migratorios provinieron de
la región pampeana, aunque se volvieron más significativos los desplazamientos
desde el Noroeste y el Nordeste. Los flujos migratorio desde los países limítrofes
estuvieron condicionados por factores de expulsión y de atracción. Los excedentes
de mano de obrar rural, la instabilidad sociopolítica y la falta de oportunidades
constituyeron algunos de los motivos de expulsión que operaron en esos países. En
este caso, los años de recesión económica en la Argentina estuvieron acompañados
por una caída sustantiva de los saldos inmigratorios. Históricamente, la migración
limítrofe contribuyó en forma positiva a paliar los déficit de mano de obra no
calificada del mercado laboral argentino. Así, proveyó mano de obra para el trabajo
agrícola. Diversos factores impactaron sobre estos migrantes. Las crisis de la
economías agrícolas en la década del 60’, la reestructuración de los mercados de
trabajo regionales relacionada con el creciente avance de la agroindustria: la
incorporación de tecnologías ahorradoras de mano de obra, la sustitución de
cultivos y las frecuentes crisis de sobreproducción incentivaron la migración hacia
áreas urbanas hasta mediados de la década del 70’. Siguiendo los mismos patrones
migratorios de la población nativa. 5.7.2 Condiciones de Vida. Durante la dictadura
militar que sucedió al derrocado gobierno peronista, la distribución del ingreso
fue desfavorable para los asalariados, aunque aumentaron la producción, el empleo y
la productividad. Las adversas condiciones en que debió desempeñarse el movimiento
sindical determinaron que las presiones por el mejoramiento de los salarios sólo
encontraran una respuesta parcial por parte del gobierno Aun así, a pesar de que
los asalariados comenzaron a reducir su participación en el ingreso, el aumento del
producto, por un lado, y la presión sindical, por otro, permitieron un momentáneo
incremento del salario real en 1956 con respecto a 1955. Durante la década del 60’
se afirmó asimismo una tendencia, perceptible desde 1943 que marcaba una
disminución del gasto básico en los consumos de los obreros industriales del Gran
Buenos Aires. Esta evolución fue acompañada de un incremento del consumo
“excedente”. También, en cuanto a la situación habitacional urbana, otro indicador
del nivel de vida, se constató un progresivo deterioro en la misma década. A
despecho de la reorientación de los recursos públicos hacia ese sector, ese
deterioro perjudicó, comparativamente, a la población de menores ingresos en un
momento en que las migraciones internas a las grandes ciudades había originado una
mayor demanda de vivencias populares. Ante esta situación, una de las soluciones
adoptadas por los migrantes fue la construcción de alojamientos en terrenos
generalmente pertenecientes al Estado. La precariedad de las condiciones de
habitabilidad de estos agrupamientos determinó que se las denominara “villa
miseria”. Los datos enunciados ponían en evidencia la incapacidad del sistema para
dar respuesta a las necesidades básicas de los villeros. Gradualmente las
expectativas de los habitantes de estos asentamientos comenzaron a modificarse: lo
que en el período anterior consideraban una situación de precariedad transitoria
ahora pasaba a evaluarse como una situación definitiva. Aun viviendo en la
proximidad de la ciudad, la vida urbana como tal se alejaba de sus posibilidades.
Sólo podían acceder a algunos signos de ella, como artefactos de hogar, medios de
comunicación como la televisión y participar a través de una inserción irregular en
el mercado laboral, dado que la desocupación absoluta o encubierta constituía uno
de los problemas más graves con que se enfrentaban los villeros.

124
5.8 Los problemas del sector industrial. Tal vez como ningún otro sector, la
industria reflejó en su evolución a lo largo de la década los avatares del contexto
en el que se desenvolvió. La inestabilidad en materia de política económica, que
reflejaba, a su vez, discrepancias profundas en la concepción de la dirección que
debía tomar el proceso económico, sometió al sector industrial a un continuo cambio
de reglas, que condicionó su dirección y su capacidad de desarrollo. Los profundos
desequilibrios externos que provocaba la demanda de importaciones de insumos para
la industria y el estancamiento que empezaba a manifestarse llevaron a una revisión
de las pautas sobre las que se había basado el crecimiento en el pasado. La
Revolución Libertadora contribuyó de manera indirecta a generar una nueva dinámica.
La redistribución regresiva del ingreso permitió un descenso de los costos, pero el
centro de atención se encontraba en la superación del déficit comercial por medio
de la expansión de las exportaciones agropecuarias, con lo cual los problemas
industriales pasaban a un segundo plano y se veían agravados por la evolución
desfavorable de los precios relativos y por medidas específicas, como los cortes
programados en el suministro de energía eléctrica, que afectaban especialmente a
aquellas industrias que tenían un proceso de producción continuo. Según los
desarrollistas, no podía producirse un desarrollo industrial espontáneo, ya que los
costos iniciales de nuevos emprendimientos, la necesidad de una etapa de
aprendizaje y los intereses vinculados a la importación de esos bienes frustraban
dicho proceso, conclusión que podía extraerse también de un análisis de la historia
de la industria argentina. Por eso, se instrumentó un conjunto de herramientas
entre las que sobresalieron el establecimiento de altos aranceles aduaneros y la
sanción de una ley de promoción industrial que apuntaban a la protección de la
producción industrial local frente a la competencia de las importaciones y al
estímulo de las exportaciones de origen industrial. A partir de 1964, en
concordancia con la política más reticente frente al capital extranjero practicada
por Illia, el ingreso de inversiones disminuyó de manera notable, mientras las
salidas en concepto de remisión de utilidades e intereses crecieron hasta superar
cuantitativamente el flujo de inversiones. Sin embargo, el cambio más relevante se
produjo en la composición morfológica de la producción. A partir de 1958, los
sectores que había liderado el crecimiento en el pasado sufrieron un estancamiento
relativo, mientras que la producción de insumos intermedios y bienes de consumo
durables adquirió un gran dinamismo, destacándose los complejos petroquímico y
metalúrgico y especialmente el sector automotor. La expansión automotriz de finales
de la década del 50 y principios de los 60 revelaría entonces un fuerte componente
de desequilibrio y búsqueda de rentas oligopólicas por parte de distintos grupos
empresarios y la incapacidad del Estado nacional de arbitrar entre ellos en función
de algún modelo de conveniencia social Si bien la política económica tuvo una
notable incidencia en la recuperación, no sólo a ella se debía el renovado impuso
industrial. Durante la etapa desarrollista se había concretado un fuerte proceso de
inversiones que comenzaban a madurar desde dos puntos de vista. En primer lugar,
recién ahora muchas de las empresas instaladas estaban en condiciones de utilizar
toda su capacidad productiva. En este sentido las políticas contractivas de Guido
había retrasado la expansión y las nuevas condiciones generaban una demanda acorde
con esa nueva capacidad de producción. En segundo lugar, se observó también una
maduración de tipo cualitativo que apuntaba a una mayor eficiencia tanto de las
nuevas empresas como del sector industrial en su conjunto. La mayor eficiencia
consolidaba la competitividad del sector industrial, lo que permitió una mejor
posición para enfrentar la competencia externa aun en el marco de las sucesivas
disminuciones de la protección arancelaria que se realizarían sobre todo a partir
de la segunda mitad de la década del 60’. Una corriente sostenía que la necesidad
de estimular este tipo de exportaciones se relacionaba con el requerimiento de
generar divisas para evitar los explosivos déficit cíclicos de balanza comercial
que se

125
producían en los momentos de crecimiento y que culminaban provocando un período de
estancamiento. Otra vertiente, en cambio, situaba la necesidad de promover las
exportaciones industriales en el tamaño reducido del mercado argentina, que impedía
el aprovechamiento pleno de economías de escala y conducía a una marcada
ineficiencia y a costos adicionales para adaptar procesos tecnoproductivos a una
escala menor que aquella para la que habían sido concebidos. A pesar de las
adversas condiciones estructurales para un incipiente proceso exportador, se ha
afirmado que la maduración que muestra la industria argentina a partir del inicio
de la administración de Illia se refleja en diferentes indicadores, como el
incremento de la exportación de manufacturas de origen industrial, destacándose la
exportación de automóviles y un fuerte avance en las ventas externas de máquina
herramientas, de equipamiento agrícola y de biene3s de capital para la industria
alimenticia. 5.9 Los ciclos económicos 5.9.1 Explicación de los ciclos económicos
durante el proceso de industrialización: En la posguerra se estaba en pleno proceso
de industrialización por sustitución de importaciones y adquiere diferencias con el
modelo agroexportador, que se traducen en crisis crónicas de la balanza de pagos a
través de los ciclos conocidos como stop and go. En la fase ascendente del ciclo,
subieron las importaciones, ante el aumento de la producción industrial por las
necesidades de compras de bienes de capital e insumos y disminuyeron las
exportaciones por la mayor demanda de bienes de consumo originada por las subas en
salario real y el nivel de ingresos. La llegada de la crisis es producida por el
déficit del balance comercial y el agotamiento de divisas en el BCRA, lo que llevó
a devaluar el peso y a tomar políticas monetarias y restrictivas. La devaluación
provocó una suba en los precios del agro (exportables) gracias al nuevo tipo de
cambio y a los precios de los insumos importados para la industria. Los cambios
generan transferencia de recursos lo que provoca una caída de la demanda global,
afectando al sector industrial. La disminución de la demanda global reduce la
actividad industrial y el monto de las inversiones perjudicado por las altas tasas
de interés y restricciones crediticias lo que origina una caída en las
importaciones para equilibrar la balanza de pagos. La reducción en la demanda
interna de productos del agro, como consecuencia de la caída de los ingresos genera
una suba de los saldos exportables. Dejando las condiciones para una nueva etapa de
crecimiento. Un factor clave fue la inserción del capital extranjero en la economía
argentina y en la deuda externa. Las entidades transnacionales tenían ganancias
extraordinarias en las épocas ascendentes y no sufrían mucho en las épocas
descendentes. Pero sus objetivos no estaban dados al desarrollo de tecnologías o en
la reinversión. 5.9.2 Políticas de ajuste y procesos inflacionarios: Las crisis
impulsaban la introducción de un plan de ajuste con medidas que intentaban
modificar el comportamiento de las cuentas macroeconómicas, una devaluación para
equilibrar el sector externo y reducir los salarios reales. Las medidas aceleraban
la inflación y alteraba los precios relativos. Cuando los precios llegaban a lo
pretendido por las autoridades económicas se realizaban un congelamiento de precios
que cristalizaba la redistribución de ingresos. Esto iniciaba un sendero de
expansión fomentado por el incremento de la inversión pública y privada y el apoyo
del exterior. Una vez que la etapa de crecimiento se ponía en marcha comenzaban las
presiones para frenar el incremento de los salarios y la recuperación de los
niveles de empleo dando origen a la primera recomposición de precios no pautada y
al inicio de un nuevo ciclo inflacionario. Se profundizaba el atraso del tipo de
cambio provocando que los mercados financieros tendiesen a reposicionarse en
activos líquidos externos que terminaban forzando a una nueva devaluación. La
inflación creciente deterioraba las cuentas públicas y eran financiadas por la
emisión monetaria dando así a un retorno de la recesión. La principal razón de la
declinación argentina luego de la guerra no se da por el abandono al modelo
agroexportador sino que se debe a la metodología de la política económica
condensada en los planes de ajuste. 126
5.10 El fin del gobierno Radical: Un factor importante en el golpe de Estado que
derroco a ILLIA tuvo que ver la actitud del sector empresarial industrial
transnacionalizado. Debido a las malas intervenciones del Estado en la anulación de
los contratos petroleros, el proyecto de ley de medicamentos y la regulación de la
industria automotriz.

Capitulo VI Del tiempo económico a la crisis política (1966-1976)


6,1. El contexto internacional. Entre 1960 y 1970, comenzó a percibirse en la
economía del mundo una serie de transformaciones que preanunciaban el inicio de una
etapa de crisis. El orden de posguerra y sus instituciones, basadas en el Estado de
bienestar y en las políticas keynesianas, transitaron un período de crecientes
cuestionamientos ante el fuerte descenso de las tasas de crecimiento del producto y
de la rentabilidad de las empresas. Empezaron a manifestarse problemas en la
producción, causantes de la ruptura de la “edad de oro del capitalismo”. Nuevos
aumentos en la producción exigían crecientes volúmenes de capital per cápita, no
compensados por las subas de la productividad. Dicho comportamiento fue distinto al
de la crisis de los años ’30, en la cual la caída de los salarios y la desocupación
creciente habían precipitado un derrumbe de la producción y de los precios. Ahora,
los aumentos de salarios y del gasto público permitían sostener la demanda, auque
no incrementarla. Las empresas elevaron sus precios para mantener las ganancias,
pero este proceso producía a su vez inflación. La nueva forma de manifestarse de la
crisis fue entonces la “estanflación”, es decir, el estancamiento con inflación, a
diferencia de la recesión con delación de los años ’30. Las causas de la crisis no
se encontraban sólo del lado de la demanda, sino también en las características
propias de proceso de producción. Los problemas productivos afectaron de modo
distinto a los diversos países, los cuales sufrieron la aparición de la crisis
dependiendo de la combinación de ésta con sus problemas internos e internacionales
de orden político y estratégico. Los países europeos y el Japón, luego de una etapa
de reconstrucción de posguerra, se habían convertido en competidores económicos de
la potencia norteamericana. Sin embargo, el proceso de crisis no produjo (a
diferencia de la década del ’30), una ruptura brusca y violenta dado que
prácticamente no se interrumpieron los flujos internacionales de mercancías y
capitales. La crisis impulsó los primeros intentos de reestructuración, apuntando
dos cambios importantes:  El quiebre del sistema fordista dio paso a nuevas formas
de producción, como el toyotismo en el Japón y la realización de la producción en
tiempo “just in time”, para evitar la acumulación de stocks.  El cambio en la
estrategia del gran capital (etapa de expansión multinacional) en los países
periféricos entre los que se destacaron los del sudeste asiático, como Corea del
Sur, Hong Kong y otros, que contenía un proceso de industrialización en oposición a
la “sustitución de importaciones” y consistía en exportar productos manufacturados,
basándose en las ventajas iniciales que ofrecían los bajos costos laborales. Varias
cuestiones influyeron en estos desempeños, entre ellos la ayuda económica y militar
y la intervención de los Estados en la economía. La producción tendió a
mundializarse por la expansión de las actividades, con la instalación de filiales,
que proporcionaban salarios más baratos y el aprovechamiento de innovaciones
tecnológicas, junto con los privilegios en la esfera política. En los países 127
subdesarrollados, el crecimiento de comercio exterior constituyó un factor de
impulso, aunque se redujo. Entre 1958 y 1971 la participación de las naciones
industriales occidentales en los intercambios internacionales subió, mientras que
la de los países del tercer mundo disminuyó en mayor proporción. Uno de los rasgos
se encontraba en el orden monetario creado en Bretton Woods, el cual se sustentaba
en el establecimiento de paridades fijas y en la contención de flujos de capitales
especulativos a través de mecanismos compensatorios para aquellos países que
tuvieran desequilibrio en las cuentas corrientes de sus balanzas de pagos. En casos
necesarios, el FMI o el Banco Mundial proveían préstamos a naciones con
dificultades en el acceso a la moneda mundial (dólar). En 1960 comenzaron a
presentarse las primeras señales de alarma respecto de la continuidad de este
sistema. El signo monetario de EE.UU. comenzó a debilitarse, al tiempo que se
registraban variaciones en las reservas, generando desconfianza en los mercados
internacionales y estableciendo las paridades reales entre los precios internos de
EE.UU. y los precios vigentes en el comercio internacional: comenzaba a producirse
un desequilibrio. Se generó, desde los EE.UU. una fuerte corriente de inversiones
de compras y radicaciones en el exterior, a través de la emisión de moneda
norteamericana. En 1971, existía ya una acumulación de U$S 60.000 (eurodólares)
circulando dentro del mercado común europeo sin poder volver a los EE.UU., donde se
había perdido gran parte de las reservas. Los países europeos buscaron desligarse
del dólar intentando imponer sus respectivas monedas y dando lugar a una expansión
monetaria. El predominio del dólar se dio terreno a favor de algunas monedas
europeas. El desarrollo de un mercado libre de eurodólares y eurodinero, en el
curso de los años ´ 60, dio un fuerte impulso al movimiento internacional de
capitales. Las empresas norteamericanas podían volcar sus excedentes financieros en
el mercado de eurodólares facilitando su expansión a escala mundial. Estos
capitales especulativos pusieron en cuestión al orden de Bretton Woods. Hubo
ataques especulativos contra la cotización de la libra esterlina, por lo que
Londres se vio obligado a devaluar su moneda un 14 %. Esta devaluación generó
grandes dudas acerca de la viabilidad de dicho sistema, por lo que el ataque a gran
escala contra el dólar fue inevitable. Mientras tanto, los bancos centrales
europeos depositaban sus reservas de dólares en el Banco de Pagos Internacionales.
Todos estos dólares hicieron crecer la liquidez internacional y alimentaron la
especulación contra el dólar en beneficio de otras monedas europeas. Eran
necesarias drásticas modificaciones en los tipos de cambio. En el final de la
crisis monetaria (1971), aumentó la cotización del marco y el precio del oro.
Nixon, presidente de EE.UU., anunció en 1971 la suspensión de la convertibilidad en
oro, gravando además temporalmente a las importaciones (10%). Dicha supresión del
patrón oro – dólar, se debió a que el viejo sistema de Bretton Woods ya no se
ajustaba a la economía internacional actual; un solo país no podía ejercer de
manera duradera el liderazgo económico. En Diciembre de 1971 se alcanzó el “Acuerdo
Monetario de Washington”, el cual eliminó el incremento del 10% de las
importaciones, elaborando también un proyecto de reforma global y multilateral de
las paridades monetarias, incluyendo una devaluación del dólar del 7.9% con
respecto al oro. Dicho acuerdo sancionó la implementación de un “patrón dólar”,
transformando a la moneda norteamericana en la única moneda central de reserva en
el mundo. 6.1.2. Crisis del ’73 (petróleo) En octubre de 1973 se inicio una crisis,
originada cuando un grupo de países productores agrupados en la Organización de
Países exportadores de petróleo (OPEP) incrementó el precio del combustible. Su
consumo era vital, por lo que su encarecimiento generó una importante recesión en
la mayoría de los países industrializados. Dicha suba permitió a los países
productores transferir capitales a las bancas norteamericanas y europea. El
considerable incremento de la deuda externa latinoamericana generaba la crisis
financiera de los `80.

128
El shock petrolero de 1973 produjo un importante impacto en la estructura mundial
de pagos y originó un aumento en la demanda internacional de dólares, tendiendo a
desaparecer la presión en su contra. A partir de allí, los EE.UU. continuaron
imponiendo las “reglas del juego” con más facilidad, en el campo financiero
internacional. La crisis fue la responsable de un período de gran intranquilidad
para las relaciones internacionales, lo que llevaría al cambio de paradigma
tecnológico e industrial del capitalismo. De manera anticipada a ese cambio, en
1972, se había constituido la ”Comisión Trilateral”, promovida por el banquero D.
Rockefeller e integrada por mas de 400 empresas norteamericanas, europeas y
japonesas. La C. Trilateral. realizó una evaluación proyectada en lo que sería la
economía mundial de los sig. 20 años, en el cual los países se dividirían el
trabajo en productores de materias primas, de manufacturas con bajo valor agregado,
y manufacturas sofisticadas. En este esquema, Argentina Sólo podía llegar al 2
nivel, lejos de las economías industrializadas. Las perturbaciones en el mapa
geopolítico fueron:  EE.UU. debió soportar una erosión del poder político y
militar por su conflicto con Vietnam; cuando se retiraron de la región, Vietnam
quedó unificada en un solo país, bajo la dirección de los comunistas, siendo ésta
la más importante derrota militar y política norteamericana del S XX.  La URSS
soportó cuestionamientos dentro del bloque comunista; comenzó un proceso de
fragmentación y disolución de su poder político mundial (Checoslovaquia, 1968,
“primavera de Praga”, que aspiraba a garantizar garantías individuales y
colectivas, justicia social y una democracia más amplia.).  Francia: los
estudiantes expresaron sus protestas en el llamado “mayo francés”, con planteos de
rechazo a la autoridad y a la jerarquía.  Al impulso de la Rev. Cubana avanzaron
los movimientos contestatarios y reformistas en A. Latina, cuya principal
manifestación fue el gob. del socialista Allende, en Chile, elegido
democráticamente en 1970 y derribado en 1973 por las FF.AA. encabezadas por A.
Pinochet, con el apoyo de los EE.UU.

6,2. Los militares y la “Revolución Argentina”: Onganía, Levingston, Lanusse. El


régimen emergente del golpe militar de Junio de 1966 se denominó “Revolución
Argentina”. Los militares consideraron que para solucionar la crisis de autoridad
(1955-1966), debían abandonar el modelo de intervención tutelar y participar
directamente en los asuntos de gobierno. El documento más importante de la Junta de
Comandantes de las FFAA, “Estatuto de la Revolución Argentina” eliminaba la
división de poderes tal como estaba prescripta en la Constitución: los Poderes
Ejecutivo y Legislativos se concentraban en el presidente, quien nombraba
gobernadores provinciales. Además, el documento no fijaba límites temporales para
los períodos presidenciales. La Junta designó presidente al Gral. Juan Carlos
Onganía. En un principio, el nuevo gobierno tuvo un consenso mayoritario que
involucraba a todas las clases sociales y a casi todas las corrientes políticas.
Luego de un breve período indefinido de respeto a las libertades constitucionales y
escasa represión, se dio paso a una política abiertamente dictatorial. Los
objetivos de la revolución, transitarían por tres tiempos: 1-El tiempo económico:
En él se buscaba destrabar el desarrollo industrial, facilitando la acumulación en
los sectores más modernos. Al disminuir los costos operativos, constituirían un
aparato productivo más eficiente. 2- El tiempo social: destinado a distribuir la
riqueza acumulada en la etapa anterior, superando el inevitable carácter regresivo
de la misma, y eliminando los conflictos sociales.

129
3- El tiempo político: permitiría la apertura a la participación de la sociedad en
el marco de un sistema institucional distinto al vigente desde 1966. El ámbito
universitario fue el primer frente de tormenta que puso al desnudo las intenciones
gubernamentales. Interpretando que la “politización” de las universidades
constituía un terreno propicio para la “infiltración marxista, el gobierno, eliminó
la autonomía de esas casas de estudio. Como respuesta, numerosos profesores de la
UBA presentaron sus renuncias y se exiliaron. Los centros estudiantiles fueron
desalojados mediante la violencia, y la reacción de los jóvenes derivó en
enfrentamientos con la policía: Fac. Cs. Exactas, “noche de los bastones largos”,
en la que fueron golpeados y arrestados alumnos y profesores. El perfil ideológico
era bifronte: antiliberal en lo político y liberal en lo económico. Para el
cumplimiento de dichos objetivos de política económica se acentuó el autoritarismo:
*se promulgaron distintas leyes de corte represivo que reglamentaban las
atribuciones de los organismos encargados de la seguridad nacional, *se ampliaban
las prerrogativas del Consejo Nacional del Estado (SIDE), *se reprimían las
actividades comunistas, *se intervinieron los medios de comunicación, *se
restringió la libertad de prensa y otros...con el fin de prevenir las reacciones de
los sectores que serían víctimas del ajuste requerido por la “racionalización
económica”. Dichas reacciones, como huelgas por pérdidas de personal gremial de sus
sindicatos, fueron severamente reprimidas con el arresto de los delegados
sindicales y el despido o sanción de trabajadores. Los comerciantes y PyMEs, los
funcionarios y empleados del sector público, los agricultores y grandes productores
rurales, padecieron las consecuencias de una política económica tendiente a
favorecer la gran industria y a las empresas extranjeras. En 1969, el deterioro del
gobierno de Onganía alcanzó su punto máximo; las calles pasaron a constituirse en
el escenario de movimientos populares de protesta. Hubo varias revoluciones, pero
el gran estallido social tuvo lugar en Córdoba y se lo conoció como “el Cordobazo”,
con numerosos enfrentamientos callejeros. Recién el 3 de Junio la situación quedó
bajo control militar. Con dicha protesta, comenzó la cuenta regresiva para el
régimen de Onganía, quien desde el comienzo de su mandato, había tratado de apartar
a las FF.AA. de toda participación en las decisiones gubernamentales. Varios
factores convencieron a los jefes militares para deponer a Onganía: la
extranjerización de la economía argentina como resultado del programa económico y
el rechazo que éste había recibido desde el Cordobazo, las vagas perspectivas
políticas de un gobierno que había pretendido soslayar a los partidos
tradicionales, la incorporación a las filas de la oposición de sectores rurales
desplazados por los intereses industriales y de las corporaciones transnacionales y
la aparición en primera plana de la guerrilla (mayo 1973) a través del secuestro y
posterior asesinato del ex presidente provisional Aramburu, por los
“Montoneros”(Firmenich), cuyo objetivo final era construir una sociedad socialista.
Dicho suceso tuvo una considerable repercusión pública, de organizaciones
guerrilleras, como por ej. El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), (Santucho),
el cual al contrario e los Montoneros, rechazaba concebir al peronismo como un
movimiento de “liberación nacional”. Las acciones guerrilleras contribuyeron a la
desestabilización política. Pero la acción del terrorismo de Estado o de
organizaciones paramilitares, como la Triple A, y el desencadenamiento del Golpe de
Estado de 1976 terminaron por aniquilarlas. Las FF.AA. no coincidieron con Onganía
en acentuar la política represiva sin realizar cambios políticos profundos, motivo
que lo llevó a ser destituido de su mandato. El Gral. Roberto M. Levingston fue
designado presidente por la Junta de Comandantes. Su mandato profundizó la
revolución y replanteó la política económica. Levingston no logró superar el
escepticismo de la opinión pública frente a los cambios de dirigentes en el
interior del régimen. Tampoco consiguió el respaldo de los trabajadores ni de los
sindicalistas. Un nuevo alzamiento popular en la ciudad de 130
Córdoba-denominado el “viborazo”, decidió la suerte de Levingston, quien en 1971,
debió renunciar. La Junta de Comandantes resolvió conservar el poder y el Gral.
Alejandro A. Lanusse asumió la primera magistratura. Se había podido comprobar que
no era posible gobernar sin legitimidad y sin el consenso de las masas populares,
por lo que Lanusse decidió reestablecer la actividad de los partidos políticos y
anunció la celebración de elecciones generales. Intentó subordinar el llamado a
elecciones a la concreción previa de un Gran Acuerdo Nacional (GAN) de todos los
partidos políticos avalado por las FF.AA, para garantizar una estabilidad que
impulsara la candidatura del propio Lanusse. Mientras tanto, las manifestaciones de
protesta de los sectores medios y de los obreros se multiplicaron y las acciones
guerrilleras adquirieron mayor espectacularidad. En agosto de 1972, los
guerrilleros protagonizaron una espectacular fuga de la cárcel de Trelew (entre
ellos Santucho). Amplios sectores sociales veían en la retirada de los militares
del poder la única garantía para restablecer el orden institucional. Frente a este
escenario, Perón apareció como el único político capaz de encauzar la rebelión
popular y pacificar los ánimos. El regreso del viejo líder pasó a constituirse en
la alternativa para salvar al país de la conmoción social. Perón no quiso negociar
con los militares y a sumarse al GAN, por lo que Lanusse lo desafió a regresar al
país para no ser proscripto en las elecciones del ’73. 6,3 Movimiento obrero,
partidos políticos y organizaciones empresariales en la Argentina” 6,3.1 El
movimiento obrero Las modificaciones de los regímenes de trabajo generaron la
resistencia de los trabajadores. El gobierno promulgó la Ley de Arbitraje
Obligatorio, que facilitaba la concreción de despidos sin indemnizaciones. En 1967,
el ministro Krieger Vasena, suspendió por 2 años las convenciones colectivas de
trabajo. La estrategia de presión del sindicalismo se encontró con la escasa
disposición del gobierno a la negociación. Se precipitó una crisis en el
sindicalismo. En 1968 en la CGT se produjo una ruptura: los sectores combativos –
peronistas duros, independientes y marxistas- conformaron la CGT de los Argentinos
(CGTA) a cargo e R. Ongaro, la cual duró muy poco. Por su parte, los vandoristas y
los participacionistas confluyeron en la denominada ”CGT Azopardo”. El gobierno no
reconoció ninguna de las dos centrales, y luego del asesinato de Vandor
(metalúrgico), en 1969, acentuó la represión: declaró Estado de sitio, impuso la
ley marcial, puso fuera de la ley la CGTA y encarceló a Ongaro. En 1969, el PE
designó un interventor en la CGT para lograr su definitiva normalización, anunció
que las convenciones colectivas no podrían tratar cuestiones salariales y
estableció aumentos por decreto. En 1970 se estableció un descuento del 2% a cargo
del empleador y del 1% sobre los salarios de los trabajadores, destinados a las
obras sociales sindicales. Durante la presidencia de Levingston, un acuerdo
normalizó la CGT, la cual se inclinaría a una política de acercamiento al gobierno.
Los paros realizados por este sindicato, no fueron sancionados por el PE; por el
contrario, el gobierno garantizó el salario real frente a la inflación. 6,3.2 Los
partidos políticos: Durante la presidencia de Onganía, la política era sinónimo de
intereses sectoriales, de promesas demagógicas y fuente del desorden y subversión.
Por lo tanto, debía eliminarse la complicada, ineficiente y, eventualmente,
peligrosa actividad política y parlamentaria para permitir el despliegue del
potencial económico del país. Los políticos tradicionales serían desplazados por
administradores. Emergería un Estado donde los partidos políticos participarían de
consejos compuestos por trabajadores, empresarios, profesionales, con una visión
integradora del bien común. El régimen logró manipular a los sindicalistas
peronistas alternando medidas represivas con la cooptación y las prebendas. 131
“Revolución
Los masivos alzamientos que culminaron en el Cordobazo abrieron espacio para la
resurrección de la actividad política. A partir de entonces, Perón recuperó su
protagonismo desde al exilio estimulando el enfrentamiento al gobierno, alentando
las manifestaciones masivas contra el mismo, y la lucha armada. Durante el período
de Levingston, el peronismo, los radicales y algunos partidos menores formalizaron
una coalición denominada “La Hora del pueblo”, reclamando un proceso electoral “sin
vetos ni proscripciones”. Así, se ponía fin a un ciclo iniciado desde el primer
gobierno de Perón, en el que ningún partido dejó de colaborar en la promoción de
algún golpe militar que lo favoreciera. Lanusse reivindicó los partidos políticos,
abriendo la posibilidad de que la guerrilla, las huelgas sin control sindical, las
ocupaciones de las fábricas y la toma de rehenes pudieran ser reabsorbidas por la
política institucionalizada. Dicha reactivación, junto con la posibilidad de una
salida democrática, constituyeron un desafío. Perón debió reconocer como
interlocutores, a las agrupaciones juveniles del peronismo( Juventud peronista) y a
las organizaciones guerrilleras, los cuales, junto al MID, los conservadores
populares, los populares cristianos y otros, conformaron el frente
multipartidario(FREJULI) que, bajo l conducción de Perón, contribuyó a la caída del
gobierno militar y triunfó en las elecciones de marzo del ´73. Desafiando el
liderazgo de Balbín, que controlaba la estructura partidaria, surgió un grupo
disidente bonaerense, conducido por Raúl Alfonsín, que exigió una línea de mayor
enfrentamiento con la dictadura militar e intentó movilizar a los sectores
populares incluyendo a aquellos de tradición peronista. En 1971, este sector inició
sus primeros contactos con los dirigentes más radicalizados de la Línea Córdoba
representados por C.Storani, conformando una nueva línea interna del radicalismo:
el Movimiento Renovador. En 1973, el Partido Intransigente integró un frente de
izquierda, la Alianza Popular Revolucionaria ( APR), junto con el PC y la fracción
de izquierda de los democratacristianos. Se formó la Alianza Federalista Popular
liderada por Francisco Manrique. Lanusse impuso al brigadier E.Martinez como
candidato oficialista. El más ortodoxo de los liberales, Álvaro Alzogaray, creó el
partido Nueva Fuerza, pero no integró la fórmula presidencial. 6,3.3 Las
organizaciones empresariales: Durante la etapa “nacionalista” encabezada por
Levingston, LA UIA, en sintonía con ACIEL y la CAC, cuestionó las medidas
económicas y la política laboral del gobierno. A fines de 1970, las disposiciones a
favor de las empresas nacionales y las orientadas hacia la expansión del aparato
estatal fueron duramente juzgadas como estatizantes y conducentes al ahogo de la
iniciativa privada. Por otra parte, a principios de 1971, las huelgas en las
fábricas automotrices cordobesas motivaron nuevos reclamos de dichas entidades para
que el gobierno controlara la agitación popular. Con la asunción de Lanusse, La UIA
comenzó a manifestar su preocupación por la incertidumbre política. Las
declaraciones de la entidad denotaban la marginación que las grandes empresas
empezaban a experimentar desde el desplazamiento de Krieger Vasena y con el avance
de las corrientes nacionalistas y populistas. El rápido deterioro de la situación
económica condujo, a partir de 1971, a la necesidad de un acuerdo entre el
gobierno, empresarios y trabajadores para contener la inflación y el desarrollo de
una política de ingresos consensuada. El cambio ministerial que catapultó a Krieger
Vasena al ministerio de Economía y Trabajo precipitó la ruptura de la CGE con el
gobierno. La política a favor de las empresas industriales extranjeras, la
desnacionalización de las industrias y bancos y el desmantelamiento del sistema de
cooperativas de crédito que financiaba a las PYMEs nacionales, obligó a la CGE a
oponerse frontalmente al régimen. 6,4. Las relaciones exteriores. 6,4.1 La doctrina
de la Seguridad Nacional y las relaciones con los EEUU y Europa

132
La dictadura de Onganía orientó su política exterior hacia un alineamiento con los
EE.UU. El ejército argentino se adscribió a las ideas de la llamada "Doctrina de la
Seguridad Nacional", estableciendo una estrecha relación entre seguridad y
desarrollo. Las relaciones con los EE.UU. tuvieron mayores logros en el terreno
económico financiero- La gestión económica del ministro Krieger Vasena, vinculado a
las empresas transnacionales, recibió las felicitaciones del FMI por su desempeño y
permitió reestablecer la confianza de los inversores extranjeros. La nueva política
petrolera reimplantó las condiciones favorables para las compañías extranjeras. Sin
embargo, la negativa del gobierno argentino a firmar los tratados de no-
proliferación de Armas Nucleares y de Tlatelolco, determinó que, bajo la presión de
la Cámara de Representantes estadounidense, Washington trabara la provisión de
equipos militares a las FF.AA argentinas. Buscando disminuir la dependencia de los
EE.UU., la dictadura militar eligió a un proveedor europeo para la construcción de
la estación terrena de comunicaciones por satélite de Balcarce y adjudicó a una
empresa alemana la obra de la central atómica de Atucha. El estado mayor argentino
diseñó el "Plan Europa", destinado a equipar modernamente a sus tropas. El "plan"
era un programa de desarrollo de una industria de armamento nacional sobre la base
de patentes suministradas por los europeos. Por otra parte, ante la reticencia
estadounidense para proveerlo de nuevos armamentos el ejército argentino concertó
un contrato con Francia para la compra de vehículos blindados e intento buscar
nuevos proveedores de estos. 6,4.2 Las relaciones con el Brasil y otros países
latinoamericanos: En 1965 el gobierno de Illia había iniciado una ronda de
consultas entre las naciones de la Cuenca del Plata a fin de organizar y
compatibilizar el aprovechamiento de los recursos hídricos de la región. El golpe
militar que lo derrocó, interrumpió estos proyectos que pretendían recrear el
espíritu de Uruguayana de 1961. El gobierno de Onganía consideró al proyecto como
un instrumento más de la política de rivalidad entre la Argentina y el Brasil. La
Argentina carecía de un plan de obras energéticas en la región y sólo había
decidido la edificación de la represa El Chocón-Cerros colorados como un claro ej.
De una proyectada integración "hacia adentro" Lanusse, sosteniendo el "pluralismo
ideológico, inició una gira por varias naciones latinoamericanas que comenzó en
Chile, donde Salvador Allende encabezaba un gobierno Socialista.. su objetivo era
no sólo abrir mercados para la Argentina, sino también conseguir una mayor
capacidad de negociación frente a Brasil. Sin embargo, no obtuvo ninguna concesión
favorable. Las decisiones negativas del Brasil configuraron una amplia maniobra
estratégica para aislar políticamente a la Argentina de las naciones del Cono Sur.
6,4.3 Las cuestiones del Canal de Beagle y de las Malvinas: El problema central
radicaba en establecer en forma definitiva la línea divisoria del canal por donde
pasaría el límite internacional entre ambas naciones y la jurisdicción de las islas
Picton, Nueva y Lennox. Las gestiones alrededor de esta cuestión nunca habían
logrado éxito y, desde 1955, se habían producido incidentes en la zona. El gobierno
de Illia se volvió a plantear la cuestión. En consecuencia, la Argentina y Chile
concordaron en dejar el caso en manos de la Corte Internacional de Justicia de La
Haya. En relación con el tema Malvinas, en enero de 1966, se inició una nueva etapa
en las negociaciones con Gran Bretaña. Dichas negociaciones culminaron en agosto de
1968, cuando se llegó a un acuerdo entre las partes reflejado en un "Memorándum de
Entendimiento"; la soberanía debía hacerse "teniendo en cuenta los intereses de la
población de las islas". Pero el gobierno argentino demoró la firma del documento;
cuando transmitieron la aceptación, el funcionario inglés justificándose en la
demora argentina, desistió de la firma del documento, lo que constituiría un
fracaso diplomático argentino. Más tarde (1971), con encuentros secretos, se llegó
a un acuerdo en el que ambos gobiernos tomarían medidas para promover las
comunicaciones de los habitantes de las islas con el continente. 6,5 La política
económica.

133
6,5.1 Del golpe de Estado a Krieger Vasena El golpe de Estado de 1966 tuvo
elementos que lo diferenciaron de alzamientos anteriores. Era la primera vez que un
gobierno de ipso anunciaba su intención de permanecer en el poder sin plazos
preestablecidos, con la finalidad de cumplir con una serie de objetivos. En lo
político, establecer un orden que pusiera fin a la inestabilidad institucional, la
anarquía, el desgobierno y el peligro de la "infiltración marxista", causados por
el débil e ineficaz gobierno anterior. En lo económico, los militares gobernantes
veían la necesidad de poner el orden necesario para acotar la puja distributiva
sobre la base de una demostración de fuerza que recaería sobre los asalariados y el
sindicalismo. Así, los primeros meses de la Revolución Argentina representaron un
período orientado a actuar con fuerza en lo político, para una vez finalizada esta
etapa, allanar el camino que asegurara el éxito en la implementación del programa
económico. No se trataba de instrumentar un plan político y económico "de
transición", sino de la articulación de una serie de objetivos de largo plazo. Para
ello, era necesario adoptar una serie de medidas orientadas a "disciplinar" al
espectro político y social, para consolidar la alianza política y social que
comandaría la ejecución del plan económico. Era preciso instalar un gobierno
"fuerte". De allí que los primeros seis meses del gobierno de Onganía se
caracterizaron por la adopción de un plan represivo que hizo foco en los partidos
políticos y en el sindicalismo. El ministro de Economía fue Jorge Salimei, un
empresario católico de la industria alimenticia con un equipo heterogéneo y lleno
de indefiniciones. Álvaro Alzogaray, embajador argentino en Washington, sostuvo en
público que la Argentina debía firmar un acuerdo sobre garantías de inversiones con
el gob. de EE.UU. con el objeto de atraer capitales, posición que no concordaba con
Salimei. El año 1966 finalizaba con un marcado estancamiento del producto bruto. La
leve devaluación implementada no había logrado mejorar la balanza de pagos,
habiéndose reducido las reservas del Banco Central. Salimei tampoco consiguió
solucionar los problemas de inflación heredados de anteriores administraciones,
habiendo alcanzado el promedio mensual de alza del costo de vida en el Gran Bs. As.
El 3.5%. Así, en un marco de incertidumbre y críticas a Salimei, en 1967, Onganía
lo desplazó y el 30/12 designó al Krieger Vasena, vinculado al liberalismo.
Comenzaba una segunda etapa. El programa económico del nuevo ministro tendría
algunas originalidades, aunque no se alejó de los parámetros liberales. 6,5.2 El
plan de Krieger Vasena: El nuevo ministro era asesor y miembro del directorio de
grandes empresas, por lo que recibió el apoyo de las principales organizaciones
empresariales y rurales. Respaldado por u gobierno dictatorial y represivo, y con
el aval de los círculos económicos dominantes, Vasena se dispuso a implementar su
programa económico sustentado sobre una fuerte base de poder. Para Vasena, los
problemas económicos argentinos se debían a los elevados índices de ineficiencia
existentes tanto en el sector público como en el privado. Par acabar con tales
problemas era necesario realizar una redistribución de recursos entre las
actividades de cada sector. El plan implementado a partir de enero de 1967 contenía
un conjunto de medidas entre las que se destacaba una "sobre devaluación
compensada" del peso, del orden del 40%. De este modo se intentaba acabar con la
dinámica especulativa reinante, ya que esa sería la última devaluación y a partir
de ese momento se mantendría el tipo de cambio nominal fijo. Esta devaluación tenía
también por objeto la atracción del capital extranjero, en tanto generaba un
"efecto riqueza" para los tenedores de divisas que tuvieran la intención de
invertir en el país. La devaluación provocaba una profunda alteración de los
precios, por lo que se trató de compensar sus efectos: se destacó la implementación
de un impuesto a las exportaciones que oscilaba entre el 16 y el 25% y afectaba, en
particular, a las exportaciones tradicionales. Al descontar el tributo, los
exportadores no recibían gran parte del incremento del ingreso provocado por la
devaluación, y el Estado se apropiaba de ese excedente. La devaluación encarecía
los productos importados y colocaba en una mejor posición competitiva a la
industria nacional. EN LA PRÁCTICA, LA DEVALUACIÓN, LAS RETENCIONES Y LAS
MODOFICACIONES ARANCELARIAS, TOMADAS EN CONJUNTO, TENÍAN UN EFECTO 134
SIMILAR AL DE LA INTODUCCION DE UN DOBLE TIPO DE CAMBIO. En primer lugar un tipo de
cambio más bajo para la exportación de productos primarios y la importación de
materias primas; y en segundo lugar, un tipo de cambio más alto para la exportación
de productos industriales, la importación de bienes de consumo final y las
transacciones financieras. El programa también contemplaba la institución de
incentivos fiscales para promover la inversión en la industria y alentar la
expansión de las exportaciones no tradicionales: la desgravación impositiva para la
compra de maquinaria agrícola e industrial y el 50% para el caso de las inversiones
en viviendas. Aumentaron los servicios públicos, los impuestos sobre ventas y
propiedades y se distribuyeron los empleos públicos, con el fin de disminuir el
déficit fiscal para tratar de lograr la estabilización de los precios. Mediante un
decreto firmado en marzo de 1967, se congelaban los salarios. Con este conjunto de
medidas, los beneficiarios de la devaluación eran el Estado y los capitales
extranjeros. La superación de las metas pautadas no fue contradictoria con la
orientación liberal ni objetada por el FMI, ya que buena parte del impulso
expansivo provino del sector externo, debido a los saldos favorables del comercio
exterior y al ingreso de capitales. Los instrumentos utilizados por el gobierno
apuntaban más a restringir la circulación monetaria que a fomentar su expansión. En
cuanto a la política de precios, hubo un "acuerdo voluntario de precios". De este
modo el gobierno arreglaba con las principales empresas industriales el
congelamiento de precios por un lapso de seis meses ofreciéndoles una serie de
incentivos para el acceso al crédito bancario. Además se les otorgaba a las
compañías que se adhirieran al plan la exclusividad del mercado del sector público.
Para beneplácito de los terratenientes, se daba por concluido el régimen de
prórroga automática y congelamiento de los arrendamientos rurales. En cuanto al
comercio exterior, se pretendió incrementar las exportaciones de productos
industriales para aliviar la balanza de pagos. El plan de Vasena anticipaba algunos
lineamientos que se constituirían en el núcleo central de los programas económicos
del liberalismo a partir de mediados del ´70 tales como el establecimiento de un
tipo de cambio fijo, la apertura al flujo de capitales externos, una política
monetaria pasiva, donde el principal factor influyente en la cantidad de dinero en
circulación era el saldo de los movimientos de divisas con el exterior, y la
disminución de aranceles para estimular la eficiencia de las empresas locales. Dado
que el programa demandaba un ingreso continuo de capitales externos, la tasa de
interés debía situarse por encima de los niveles internacionales, lo que resultaba
atractivo para préstamos al gobierno, inversiones de corto plazo o compra de
empresas con un probado potencial de ganancias, pero desestimulaba el ingreso de
capitales de riesgo a largo plazo. Sin embargo, la política de Vasena no apuntaba a
una transformación estructural de la economía argentina como lo harían experiencias
posteriores. La estrategia era mantener la demanda interna sin afectar las tasas de
ganancia de las empresas, lo que explica el relativo celo en impedir bruscas
transferencias de ingresos. 6,5.3 La aplicación del plan y sus resultados En 1967
se anunció un acuerdo Stand By con el FMI por u monto total de U$S125 millones. El
acuerdo tenía semejanzas con aquel de 1958, ya que se orientaba al combate de la
inflación como marco para la llegada de capitales extranjeros, imprescindibles para
impulsar avances tecnológicos y un mayor crecimiento de la producción. En materia
de control de la inflación, había grandes diferencias, ya que ahora se afirmaba que
la argentina padecía una inflación de costos, y que la economía se encontraba en un
buen nivel de actividad, por lo que no urgía un plan de estabilización tan radical
como el de 1959. Puesto en marcha el acuerdo con el FMI, un grupo de bancos
europeos y norteamericanos aportarían grandes capitales. En este "clima de
confianza", con el apoyo de las principales entidades empresariales y rurales y la
débil oposición política y social, la actividad económica comenzó a exhibir signos
de recuperación y crecimiento. Las nuevas cargas impositivas permitieron elevar los
ingresos y reducir mucho el déficit fiscal. En cuanto al proceso inflacionario,
dado que el principal problema se hallaba en los costos de las empresas, se
procuraba mantener un nivel de precios que solo se pudiera modificar por cambios en
los precios internacionales. La inflación comenzó a descender con lentitud, pero
teniendo una fuerte influencia e el aumento de precios.
135
La producción interna volvió a cobrar dinamismo. A partir de 1967 se registraron
tasas de crecimiento del PBI positivas, que fueron incrementándose en los años
posteriores. A la cabeza de este crecimiento se destacaba el sector de la
construcción (obras públicas). Otros sectores que crecieron fueron los de minas,
electricidad, gas, agua, comercio, hoteles, restaurantes, transporte,
comunicaciones, finanzas, seguros y bienes inmuebles. En cuanto a la política de
inversiones públicas cabe señalar el desarrollo de un importante programa de obras
de infraestructura (caminos, comunicaciones). Se construyó la empresa
Hidroeléctrica Norpatagónica (HIDRONOR) y en 1968 la Comisión Nacional de Energía
Atómica comenzó a construir la central Atucha1. A partir de abril de 1967, las
reservas del Banco Central comenzaron a crecer, lo que originó un saldo + de la
balanza comercial y el ingreso de capitales extranjeros. Como contraste, los
capitales privados fueron escasos, reflejando un cierto margen de desconfianza por
parte de las empresas transnacionales con relación a las perspectivas a largo
plazo, y prefiriendo éstas, hacerlas a corto plazo. Entonces, en lugar del objetivo
buscado de conseguir nuevas radicaciones, se operó una transferencia de paquetes
accionarios a favor de firmas extranjeras: "desnacionalización de empresas", por
cuanto alrededor de 60 establecimientos de primera línea en el orden nacional
pasaron a manos de capitales extranjeros (tabaco y cigarrillos). Los resultados de
la política global fueron el incremento del endeudamiento externo y el
desmejoramiento progresivo de la balanza de pagos. El gobierno había prometido
después de la devaluación de marzo de 1967, que el país se transformaría en una
plaza atractiva para el capital financiero, aún no logrado. Con relación al
comercio exterior, entre 1966/69 aumentaron las exportaciones un 1.2% (+ productos
industriales, - productos primarios), con compradores Brasil, Chile Y EE.UU. y
aumentaron las importaciones un 40.2%.(+Bs. De capital, - Bs. intermedios
/combustibles y lubricantes/). Si el sector agropecuario no se vio afectado por la
evolución de los precios relativos, debido a las retenciones, no ocurrió lo mismo
con el sector industrial, ya que la estructura arancelaria no fue modificada para
compensar la revaluación del peso. En el sector de la carne, el pool frigorífico
fue eliminado a causa de la prohibición de gran Bretaña de importar carnes
argentinas. Las exportaciones de lanas y cueros se mantuvieron elevadas. 6,5.4 La
redistribución del ingreso y la dinámica del conflicto social Existe una
contradicción entre un sector terrateniente que realizaba su renta en el mercado
mundial y una burguesía industrial protegida que dependía del mercado interno para
no desequilibrar la balanza de pagos. Frente a esta contradicción, la política se
orientó a favor de la industria, manteniendo cierto margen de negociación con el
agro, con medidas contradictorias: se devaluó pero el gobierno se quedó con el
excedente agrario; se puso fin al régimen de arrendatarios pero se sanciono un
impuesto a la tierra. El plan benefició a las grandes empresas,
desnacionalizándolas, pero perjudicó a las medianas. Por eso no resulta llamativo
que los sectores del agro al reorganizarse, generaran las condiciones que obligaron
a Vasena a dejar su puesto, presionando éstos para lograr un cambio en la política
económica. Un análisis detallado indica que la dispersión de la variación de los
ingresos fue muy alta. La evidencia, dentro de un clima de euforia económica, se
produjo en una de las mayores rebeliones populares y obreras de la historia
argentina: el Cordobazo. Dicho movimiento forzó la salida de Vasena. Su sucesor fue
M. Dagnino Pastore. La administración de Onganía sobrevivió un año después del
Cordobazo. La explicación de su demora se explica en las dificultades del
establishment liberal para ponerse de acuerdo sobre una táctica que prometiera
salvar lo logrado entre 1967/69. Con Pastore se iniciaba un período económico
recesivo en donde se percibía el deterioro que generaba en el poder adquisitivo
interno el incremento del precio de la carne, factor muy importante. Entre 1967/69
los precios de ésta habían estado deprimidos; al aumentar para el mercado externo,
aumentaron también los precios internos, lo que llevó a la suba de la demanda de
los productos sustitutos. Para esto, Pastore buscó sin éxito, enfrentar el problema
a través de una política de restricción monetaria, reduciendo el volumen de crédito
y la expansión de los medios de pago. Ante la nueva escalada inflacionaria, el
gobierno fijó precios máximo para ciertos alimentos y la prohibición de la venta de
carne vacuna en el mercado interno.

136
Esta medidas "intervensionistas" generaron reacciones contrarias en el empresariado
y aun mayores entre los sectores rurales. 6,5.5. El giro nacionalista y la caída de
la Revolución Argentina La caída de Onganía y su reemplazo por Levingston traerían
un cambio en la política económica. Sucedió a Pastore, Carlos Moyano Llerena, quien
autorizó un incremento salarial del 7%, produjo una nueva devaluación (U$S1=de $350
a $400), aplicó nuevas retenciones a las exportaciones apropiándose de las
diferencias de cambio, redujo los aranceles a la importación y anunció nuevos
precios. Ante nuevas huelgas de rechazo, Levingston lo desplazó y procedió a su
reemplazo Aldo Ferrer. Su plan consistía en permitir la mejora de los ingresos de
los asalariados e implementar medidas que fortalecieran a la industria nacional:
elevó los aranceles a la importación, dio crédito a las PyMEs, sancionó el régimen
"compre nacional", mediante el cual las instituciones estatales debían priorizar a
las empresas locales para sus compras. Se esperaría la maduración de las
inversiones industriales que profundizaran la sustitución de importaciones y
generaran una "sustitución relativa" de exportaciones. Ferrer sancionó una veda al
consumo de carne, porque los precios de ésta en los mercados internacionales
continuaban subiendo. Ni Levingston ni Ferrer tenían la autoridad necesaria para
aplicar el programa frente a al firme oposición estructurada en torno a distintos
núcleos de poder económico. Al asumir Lanusse, la evolución del proceso económico
se subordinaba a lo político. La inflación continuaba siendo un serio problema; se
indicaba un alto índice de desempleo. Lanusse encaró un nuevo programa de corto
plazo para evitar la recesión y el aumento del desempleo. Este programa constaba de
cuatro aspectos centrales:  En materia de política monetaria se aplicaron medidas
contractivas, se establecieron topes sobre las tasas de interés.  En terreno de la
política fiscal, se intentaba incrementar la recaudación en las áreas de seguridad
social.  En cuanto a la política para el sector externo, el objetivo era reducir
la brecha entre el tipo de cambio en el mercado comercial y la del mercado
financiero, procurando impedir la sobre valuación de la moneda.  En lo relativo a
al realización de acuerdos de precios con sectores empresarios y la política de
ingresos, se impusieron topes a las negociaciones salariales. La intención era
controlar la situación sin generar grandes cambios estructurales: "estrategia de
tipo defensiva" que trataba de defender lo ya obtenido. Durante 1972, los aumentos
de salarios promediaron el 35%, mientras que los precios subieron un 60%. El hecho
más destacable de la evolución económica de los últimos años estaba dado por la
expansión de la inversión pública pero se contrastaba con al fuerte caída de la
inversión privada. Las expectativas negativas generadas por la espiral
inflacionaria y el déficit externo conducían a maximizar ganancias de corto plazo y
esterilizar cualquier recuperación del salario real. Hacia 1973, aunque se
agudizaba el desequilibrio de las cuentas del sector público y la tasa mensual de
inflación llegaba al 6%, el panorama internacional se presentaba más favorable,
porque los términos de intercambios nos eran positivos, como consecuencia del
incremento de los precios de los productos primarios (cereales y carne). Es decir,
que en el año de la crisis de petróleo y del aumento de precios también subían los
precios de las exportaciones argentinas. 6,6 La vuelta del peronismo: Campora,
Perón, Isabel. El regreso de Perón después de 17 años de exilio el 17 de noviembre
del 72 concreto 3 hechos primero reunió a los representante de todas la
agrupaciones políticas asentando las bases de una convivencia partidaria logrando
la unánime adhesión a una democratización sin restricciones y garantizando el apoyo
a 137
políticas nacionales y populares, luego formalizo el FREJULI constituido por el
peronismo, el desarrollismo de Frondizi, la democracia cristiana, el
conservadorismo popular, desprendimientos del socialismo y del radicalismo y
algunos partidos provinciales. La candidatura presidencial de la frente impuesta
por Perón, correspondió a Campora y a Vicente Solano Lima. Elecciones en marzo del
73 el FREJULI el 49,5 % de los votos y la fórmula de la UCR Baldin / Gammond reunió
el 21,2 %, dada la diferencia los radicales reconocieron al victoria rehusaron a la
segunda vuelta. Hasta el 25 de mayo lo atentados terroristas se multiplicaron,
hubieron enfrentamientos entre le líder justicialista y la radicalizada juventud
peronista del PJ. Perón relevó el dirigente responsable de la misma, quien había
propuesto la formación de milicias para garantizar la entrega del gobierno. Con la
ascensión de Campora se agudizaron los conflictos internos en el Peronismo, los
sectores revolucionarios intentaron dirimir su controversia con la burocratizada
sindicalización mediante violentos enfrentamientos, por otra parte logro que
Campora decretara la amnistía para todos los presos políticos incluidos los
miembros de las fuerzas armadas. El retorno definitivo de Perón en el 20 de Junio
del 73, paso previo a su vuelta al manejo de los asuntos públicos. La fiesta se
volvió en la “Masacre de Ezeiza” hubo un enfrentamiento entre los sectores
Revolucionarios del peronismo y los de extrema derecha (nucleada por López Rega) ,
al día siguiente Perón reclamo volver al orden legal y constitucional, encontró eco
el todos los sectores políticos del centro y de la derecha. Cámpora y Solano Lima
en Julio presentaron sus renuncias y Lastiri (Titular de la cámara de Diputados)
quedo como presidente provisorio, esto dio espacio para que Perón llevara las
nuevas elecciones el 23 de Septiembre, donde por el 62% de los votos los gano
Perón, esta fue su tercera presidencia en la cual tuvo como VP a su esposa Isabel
Martínez de Perón, supero a la radical encabezada por Balbín y Fernando de la Rua
con un 24%. Perón asumió el gobierno. El 12 de octubre de 73 y se propuso la
reorganización del poder estatal, para ello proponía un democracia integrada que
encauzara los conflictos sociales, controlara las relaciones entre trabajadores y
capitalistas y garantizara la estabilidad política del régimen, los conflictos
gremiales no disminuyeron y las reformas salariales desbordaron el pacto social,
empresarios cuestionaron el pacto i pugnaron por la flexibilización de precios,
para ello a fines del 73 ejercieron practicas especulativas, eludieron los
controles de precios, etc. En enero de 74 ERG (ejercito revolucionario del pueblo)
ataco en Azul una guarnición del ejercito asesinando al jefe de la unidad y s
esposa. Perón destituyo al gobernador bonaerense Oscar Bidegain e impulso un
reforma en el código penal para enfrentar a la subversión, provoco la renuncia de
varios diputados representantes de la juventud peronista. El enfrentamiento entre
el presidente y la izquierda de su movimiento tuvo eclosión el 1 de mayo del 74, de
donde los balcones de la rosada descalifico y expulsó estos sectores, y estos
abandonaron masivamente la plaza. El 12 de Junio Perón amenazó con su renuncia. La
muerte de Perón el 9 de julio se produjo en un momento crítico para su proyecto
político, la continuidad institucional la llevo a cabo Isabel Martínez, a partir de
su muerte, la movilización de los conflictos y la violencia política entre los
meses de julio del 74 y 75, se registraron casi 500 asesinatos políticos. Isabel
Perón y su entorno definieron reaccionar basados en el sectorismo y el aislamiento,
mientras el enfrentamiento entre los propios peronistas se convertía en el
conflicto central de la escena política, a mediados del 75 la izquierda peronista
como los sectores empresariales y políticos vinculados a Gelbar, fueron excluidos
de la lucha por el poder. En Junio del 75 la designación de Celestino Rodrigo al
frente del Ministerio de Economía, se tomo una serie de economías que intentaban
colocar a los dirigentes sindicales un una situación insostenible. El fuerte
impacto inflacionario de las medidas económicas instrumentadas y el tope a los
aumentos salariales dato un movilización masiva contra el ministro, los jefes
sindicales presionaron y lograron que el gobierno. liberara las negociaciones entre
empresarios y sindicatos para fijar nuevos aumentos salariales. Posteriormente, el
ejecutivo volvió a fijar más inferiores a las pretendidas por los sindicatos, el
ministro de trabajo presentó su renuncia y la CGT decidió un paro gral de 48hs. del
7 y 8 de Julio, todo esto terminó con la victoria de los sindicalistas y con la
renuncia de López Rega y Celestino Rodrigo. Esto provoco el aislamiento de Isabel
Perón, lo que trajo consecuencias dramáticas, se intensificaron las pugnas internas
en el movimiento peronista y además se recrudecieron los

138
ataques guerrilleros y de multiplico la violencia de los ataques de derecha, AAA
(Alianza anticomunista Argentina, comandada por López Rega). Entre los asesinatos
mas impactantes de los Montoneros estuvo el jefe de la Policía Federal Argentina
Alberto Villar, esto trajo como resultado político el estado de sitio del 74. Para
asegurar su permanencia en él poder intento recostarse en la FF. AA. tuvo como
desenlace un dura crisis en le Ejercito, en agosto del 75 nombro al coronel Vicente
Damasco como Ministro del Interior, esto un fue bien recibido por las jerarquías
militares e impulsaron el retiro de Damasco. Agobiado pos los acontecimientos
Isabel pidió licencia por enfermedad. Se hizo cargo del gobierno Italo Luder
(presidente provisional del Senado). En este lapso las nuevas luchas internas
estaban dadas por las posibles sesiones en caso de la renuncia de la Mandataria en
licencia. La irritación de los militares por el asalto al regimiento 29 de
infantería de Formosa, obligo a presidente a llevar a cabo un proyecto de creación
de defensa nacional y de seguridad interna. Desde febrero del 75 la milicia estuvo
luchando con la guerrilla en la provincia de Tucumán. En Monte Chingolo el ERP
decide copar el arsenal y sufren 100 bajas, lo que lo lleva al cese de la
actividad. Isabel retorno en Noviembre a sus funciones, contaban con el apoyo de la
FF. AA. de la iglesia del movimiento obrero organizado, las centrales empresarias y
los partidos políticos. Se trataba de encontrar una crisis de identidad de
autoridad del estado. Isabel Perón concedió el adelanto de las fechas de elecciones
6,7 La influencia del movimiento obrero. El movimiento obrero organizado y el
movimiento sindical constituían la “columna vertebral” del peronismo. El triunfo
electoral despertó entre los sindicalistas la expectativa de sustanciales aumentos
de salarios. Sin embargo la política de ingresos del ministro Gelbard que incluía
un aumento de salarios situado por debajo de las demandas de los trabajadores y las
suspensión de las negociaciones colectivas por 2 años. La aceptación del pacto por
la CGT formó parte de una jugada estrategia, en la cual apostaban a capitalizar la
presumible ruptura de Perón con los sectores juveniles y a obtener el
reconocimiento de su influencia en el poder: Esta decisión tuvo un costo político,
varias fabricas fueron tomadas por los obreros y se multiplicaron los reclamos con
la reincorporación de delgados y activistas despedidos durante la anterior
dictadura. El regreso definitivo de Perón do lugar a un nuevo diseño político. Para
el festejo de su vuelta ala poder, un imponente manifestación política asistió a
Ezeiza, a lo que se transformo e una tragedia por el enfrentamiento armado entre
los sectores internos del peronismo. Perón paso a convertirse en el eje de un
ajuste de cuentas con los sectores juveniles y guerrilleros tras el objetivos de
desmoronar la movilización popular que jaqueaba al gobierno de Campora, el contó
con el activo proselitismo de los sindicatos. Dos días después de las elecciones
fue asesinado el secretario general de la CGT José I. Rucci. La aspiración sindical
apuntaba a lograr la apertura de las negociaciones colectivas. A fines de
noviembre, Perón por medio de la ley 20.615 quería asegurarse la lealtad de los
jefes sindicales, la reforma incrementaba el grado de centralización de las
estructuras y reforzaba la protección jurídica de los jefes sindicales. Pero los
conflictos obreros no se detuvieron y además los conflictos laborales sucedían en
los lugares de trabajo, los obreros enfrentaron a los empresarios y aparatos
sindicales demandando aumentos salariales y el mejoramiento de las condiciones de
trabajo. En marzo del 74 la CGT y la CGE renegociaron el Pacto SOCAL acordando
incrementos salariales (los obreros obtenían aumentos sustancialmente superiores a
los seguidos por aquella negociación) A principios de junio del 74 surge la Ley de
Contrato de Trabajo que incluía la prohibición de despedir trabajadores próximos,
indemnización por despido sin causa, derecho a la pensión a las mujeres unidas de
hecho con trabajadores, asegurar las condiciones de salubridad en las empresas,
etc., las nuevas disposiciones logro la disminución de los conflictos laborales y
la desaparición de las ocupaciones de fabricas. Por otra parte, se intensifico la
ofensiva contra las direcciones sindicales de oposición clasista o combativa. A
fines del 74 hubo elecciones de los jefes sindicales nacionales, quienes luego de
la muerte de Perón, se asocian con Isabel Martínez para provocar la renuncia de
Gelbard, artífice del Pacto Social.
139
El drástico reajuste dispuesto por el nuevo Ministro Rodrigo sorprendió a aquellos
en el curso de las negociaciones. Esta decisión provoca la paralización del trabajo
en todo el país y pus a los líderes sindicales en la disyuntiva de tener que
confrontar el gobierno en un paro de 48 hs. (triunfo de los sindicales) Luego la
presidenta se alejo temporariamente de sus funciones y emergió el nuevo esquema al
poder. Consecuencias del Rodrigazo: Incipiente reseción, abrupto aumento del
desempleo y caída de la producción industrial. Luego el gobierno decretó una tregua
de 180 días en los cuales se prohibían los despidos y las huelgas. El nuevo
ministro Antonio Cafiero trató de rehabilitar la política de concentración ente el
estado, la CGT y la CGE, se produce una quiebra institucional, tanto sindicalistas
como políticos oficialistas desoyeron los pedidos de la oposición civil para evitar
el golpe militar y confrontar un gobierno sin Isabel Perón. 6,8 Partidos políticos
y organizaciones empresariales. El movimiento obrero organizado trato de conquistar
un espacio dentro de la gestión estatal, los sectores juveniles de la clase media
peronizados pugnaba por un proyecto alternativo levantando la bandera de socialismo
nacional, ambos sectores libraron combates tendientes a dirimir posiciones dentro
del poder. Perón al frente del gobierno pasó a constituirse en un imperativo, luego
de abandonar la violencia como recurso político, el líder excluyó a los sectores
radicalizados. Avalo la destitución de gobernadores ala izquierda peronista y
culmino a los diputados de la juventud peronista. El enfrentamiento con los
sectores de la izquierda de su partido culmina en mayo de 1974 cundo Perón
increpado públicamente por los sectores los expulsó de la plaza de mayo. Días
después la rama juvenil fue excluida. Los montoneros no fueron conscriptos. Perón
eligió la dirigencia gremial. La pura de elementos izquierdistas se acentuó al
asumir Isabel Perón la UBA se convirtió en un objeto de los sectores mas
reaccionarios del peronismo. La JP y montoneros anunciaron la ruptura total con el
gobierno y el retorno de la guerrilla. Los montoneros se dispusieron a utilizar la
violencia para imponer el rumbo de un proceso que marchaba a la deriva. El partido
peronista autentico (PPA), en noviembre de 1975 quedo prohibido por el gobierno.
Los verticalistas consideraban a Isabel como la heredera indiscutible de Peron. En
cambio, los antiverticalistas, que planteaban la necesidad de recuperar el terreno
perdido retoman a las fuentes del justicialista. Hacia fines de 1975 las bases
partidarias se encontraban desorientadas y a la dirigencia se designo a la espera
del golpe militar. Las elecciones presidenciales de marzo de 1973, la derrota de la
UCR a manos del FREJULI, el movimiento de renovación y cambio emitió un documento
en mayo de 1973 el cual formulaba severas criticas a la conducción Balbinista. El
documento del MRC (Movimiento de renovación y cambio), propicio la instauración de
l instauración de una autentica democracia social. Al fallecer el presidente Perón
Balbín apoyado por casi todo el movimiento. radical condeno la posibilidad de un
golpe radical. Hacia fines de 1974, la división interna del UCR, se profundizo. A
pesar de que Balbín gano la selecciones internas en 7 distritos nacionales, las
disidencias de acrecentaron a medida que le Gob. justicialista se debilitaba. Por
otro lado Illia presionaba a la intransigencia nacional, para que le radicalismo se
adhiriera a las posturas del MRC. Balbín colaboro tratando de conservar el orden
democrático. Cuando se produjo el golpe militar se acepto con resignación y
considero que se trataba de una intervención temporaria y excepcional con el
objetivo de regularizar el funcionamiento de la democracia. El PI, integrante de la
alianza popular revolucionario. Sostiene la necesidad e una revolución nacional
como único camino para la liberación del pueblo de toda dependencia y represión,
etc. La fuerza de la derecha liberal-conservadora, constituyeron la oposición mas
contundente al gobierno justicialista. Entre 1973 y 79 se nuclearon en tres
alianzas la Alianza popular Federalista, la Republicana y Federal y finalmente la
Nueva Fuerza. Tendían a representar a caudillos provinciales y a sectores
económicos dominantes del interior y la capital, fundamentalmente altos y medios
altos. Estas fuerzas pusieron un articular énfasis en el señalamiento del caos y el
Desgobierno. Cuando era inminente el golpe militar las fuerzas políticas varios de
sus dirigentes se habían reunido y establecido coincidencias con los 140
generales Videla y Viola. El pronunciamiento militar es increíble, ya que e vació
de poder alguien lo tenia que llenar, la urgencia no permitía aguardar la
elecciones grales. de octubre de 1976. EL retorno del peronismo al Gob. Planteo a
las organizaciones empresariales un escenario caracterizado por el intento de
reestructurar los sectores del poder, la designación de José Gerbard (Ministro de
Economía), el nuevo ministro estaba vinculado biológico y orgánicamente al partido
comunista. Había estado asociado a Fate y luego los propietarios de Aluar, empresa
productora de aluminio cuya prosperidad se debió a la vinculación privilegiada con
el anterior gobierno Militar. Gelbard establecería fuertes vínculos económicos que
conservarían poderosas amistades en los estados unidos, el era el ejemplo de una
burguesía nacional. Gelbard uso en práctica el Pacto Social. La UIA, SRA y la CAC,
avalaron el pacto como algo inevitable y en septiembre de 1974 CINA emitió una
declaración crítica de esa política. La renuncia de Gelbard puso en juicio el rol
político de la CGE. Esta última empezó a pagar los costos políticos de su apoyo al
gobierno. En los primeros meses de 1975 se inicio el resquebrajamiento de la CGE.
En agosto de 1975 se formo la cámara Argentina del Comercio, la Cámara Argentina de
Construcción, la SRA, Confederaciones Rurales Argentinas, la FATAP y FEDEEAC. Se
integraron en la asamblea permanente de entidades gremiales empresariales. Este se
convirtió en crítico severo de la CGE y en un polo opositor al gobierno. En el seno
de La CINA surgieron distintos movimientos: El Movimiento empresario del interno el
(MEI) con tendencias desarrollistas. El Movimiento de unidad industrial (MUI)
agrupaba a 2 organizaciones empresariales Bs. As. y Córdoba enfrentadas con
Gelbard. En diciembre del 75 el APGE jugo que el país continua su camino hacia le
marxismo y propuso el estado de movilización, el paro del 16 de febrero, este paro
contribuyo a crear el clima social para el inminente golpe de estado. La imagen de
caos y desgobierno fue fomentada por las FFAA. El Gob. Acusado por su incapacidad
para imponer orden a mediados del 74 la SRA censura la comisión de política
concertada. En 1974 la SRA deja de participar en dicha comisión. El anteproyecto de
la ley agraria, en 1975, la mayoría de las organizaciones representantes de los
intereses terratenientes se opusieron al anteproyecto juzgándolo de
inconstitucional de esencia marxista–colectivizarte. Desde octubre de 1974 las
relaciones entre el Gob. La gran burguesía agraria experimentaron un notorio
agravamiento, a pesar de que la renuncia de Gelbard abriría a un deseable encuentro
entre el Gob. y el agro, l política de ingresos de sus sucesores continuo
perjudicando a dicho sector. En consecuencia, la SRA se opuso a la gestión de todos
los demás equipos que ocuparon el ministerio de economía hasta marzo de 1976. A
juicio de la entidad, la política populista conducía la hiperinflación. A
principios del 75 se preparo la formación de una entidad coordinadora de los
sectores propietarios agropecuarios integrada por la SRA, CRA y CONONAGRO. En marzo
de 1975 dispusieron una suspensión de la venta de carne vacuna en disconformidad
por la política vigente (paro ganadero de 10 días de duración). A Fines de octubre
las mismas entidades patrocinaron otra movilización del agro que duro 18 días. FAA,
organización que nucleaba a gran numero de PYMES rurales. En julio del 75 se
iniciaba el periodo de crisis económica y rápido desgaste político que llevara al
golpe de estado. 6,9 Las relaciones exteriores 6, 9, 1. Las relaciones con los
Estados Unidos y Europa En el marco de la OEA, en Junio de 1973, la Argentina
planteó la reestructuración de la Organización, cuya marcha fue calificada de
“fracaso”. Cuba criticó la política estadounidense con respecto a Latino América y
lamo a la unión de las naciones des sub-continente para luchar contra la dominación
externa. Esta postura provoco irritación con los estados y desosiego en el
establishment local. En la presidencia de Lastiri se trataron de dominar algunas
aristas conflictivas de la diplomacia camporista, pero esto no impidió que
volvieran a complicar las relaciones con los Estados Unidos (la oposición al
bloqueo Cubano y a la doctrina de la seguridad hemisférica). Gelbard, en Agosto de
1973, suscribió un acuerdo de cooperación económica con Cuba, por el cual la
Argentina le otorgaba un crédito de doscientos millones 141
de dólares ampliable a mil doscientos, destinado a la financiación de la compra de
camiones y automotores fabricados en Argentina (en abril de 1974 se rompe el
bloqueo económico a Cuba). A comienzos del 70´ Europa Occidental era el destino
principal de las exportaciones argentinas, es por eso que en su ultima presidencia
el Gral. Perón formulo una estrategia que procuraba aprovechar la “guerra de las
proteínas” para así aumentar la venta de alimentos y reactivar la antigua “relación
especial”, pero el creciente proteccionismo dificultó la colocación de productos en
el mercado de la UE, o que genero la urgencia de obtener inversiones en los EE.UU.
y abrir mercados en otras partes. En Febrero de 1974 tuvo lugar una reunión
convocada por el secretario de estado de los EE.UU. Kissinger con le fin de crear
un “nuevo dialogo” entre los Estados unidos y los países latinoamericanos, en donde
la argentina en donde planteo sus inquietudes con respecto a los intercambios
comerciales. Solicito también que los productos fueran incluidos en el Sistema
General de Preferencias estadounidense (estas peticiones no fueron tomadas en
cuenta). Dos meses después la reunión se realizo por segunda vez, con el mismo fin,
pero una vez mas los resultados fueron los menos esperados. La política exterior
durante el período de Isabel Perón estuvo influenciada por la crisis política y
económica del país. Se trató de acceder a una posición privilegiada en las
relaciones con el país del norte y las relaciones políticas con Europa se
complicaron, ya que sus restricciones a las importaciones de carne se vieron
frustradas. 6, 9, 2. Las relaciones con el Brasil y otros países latinoamericanos.
En su tercera presidencia, Perón promovió las relaciones argentino-brasileña, para
componer el prestigio y romper con el aislamiento de la Argentina (Tratado del Río
de la Plata en 1973). A los pocos días viajo al Paraguay donde firmo el Tratado d
Yaciretá, al mismo tiempo que impulsaba los proyectos de Hábeas y Salto Grande. El
gob. De Isabel renunció a la actitud de cooperación con el Brasil. Pero firmó un
acuerdo nuclear con Alemania en 1975, lo que causo una agudización en las actuales
controversias con los estados unidos, este escenario presentaba para la argentina
la oportunidad de acceder a la posición de líder Sudamericano, no obstante este
integro de reorientación fracasó, ya que el canciller Alberto Vignes procuro
convencer al secretario Kissinger que estimulara las inversiones norteamericanas en
el país, propuesta que no solo ignoro, sino que además viajo a Brasil, donde firmo
en 1976 un memorando de entendimiento. A partir es ese suceso la chancillería
brasileña endureció su posición frente al gobierno Argentino y no lo permitió
participar en las decisiones de Itaipú. 6, 9, 3. Las negociaciones sobre las
Malvinas. En mayo de 1973, el presidente Campora se refirió a que unos de los
objetivos de su gob. Seria la recuperación de las Malvinas. En diciembre de 1973 se
realiza una denuncia a las naciones unidas con el fin de acelerar las
negociaciones. A mediados de 1974 el Reino Unido propuso a la Argentina una suerte
de condominio sobre las Islas. El interés de varias empresas de la zona motivó, en
marzo de 1975, una enérgica protesta de la chancillería Argentina, no reconociendo
los derechos de explotación de los recursos minerales de las Malvinas, Pese a esto,
en octubre del mismo año, el gob. Ingles, enviaría a las islas una misión económica
encabezada, profundizando el deterioro de las relaciones argentino-británicas.
Hacia fines d 1975, el secretario de relaciones Exteriores, propuesto integrar a la
misión a un grupo de técnicos argentinos, fue allí donde el gob argentino declaró
que el embajador argentino no regresaría a ocupar su puesto en Londres y aconsejo
al gobierno del Reino Unido retirar al suyo de Buenos Aires. Desde ese momento las
relaciones entre los dos países se mantuvieron congeladas, hasta que en febrero de
1976, un buque ingles de la misión recibió un disparo de advertencia desde un navío
de la Armada Argentina. Nuestro país acuso a los británicos de una violación de la
jurisdicción marítima, Gran bretaña no estaba de acuerdo con la acusación. Luego de
este episodio, el canciller argentino y el ministro de estado de la Foreign Office
acordaron en Nueva York la reanudación del dialogo. No obstante, el funcionario
británico comunicó la decisión británica de defender las islas si los argentinos
intentaban utilizar la fuerza. 6,9,4 Las relaciones con la Unión Soviética y los
países del Este Europeo.

142
La vuelta al gob. del peronismo impulsó una política tendiente a fortalecer los
vínculos con países del bloque socialista (Vietnam, Corea del Norte y la Rep.
Democrática Alemana). Las relaciones con la URSS. Adquirieron una intensidad
inusitada. El Ministro de Economía Gelbard (empresario y ex presidente de la CGE),
frecuentaba al embajador de Moscú y gozaba de la confianza de los soviéticos. Fue
gracias a su iniciativa que se concretaron convenios económicos con varios países
de Europa Oriental. Peor el mayor hecho fue la delegación económica hacha por el
mismo Gelbard, el cual viajó a Moscú en mayo de 1974, recibida por la plana mayor
de la dirigencia soviética, un honor poco común, reservad a los primeros
mandatarios, fue allí donde firmo los tratados económicos más importantes
concretados hasta entonces en la historia de las relaciones entre ambos países (uno
de ellos fue el de cooperación comercial, en el cual se comprometían a suministrar
maquinarias y equipos). El panorama cambio con la muerte de Perón, Isabel trató de
desligarse de los elementos izquierdistas en el peronismo, obligo a renunciar a
Gelbard, negó la ratificación de los convenios firmados con la URSS, salvo los
referidos a los proyectos hidroeléctricos en el tramo argentino del rió Paraná. En
lo sucesivo, las dificultades económicas y políticas impidieron una política
exterior coherente. 6,10 Las políticas económicas durante el gobierno peronista
(1973-76) A pesar de los múltiples y conflictivos sucesos políticos del año 1973,
la asunción de Héctor Campora en mayo, su salida forzada dos meses después y la
llegada al poder de Perón en octubre, el rumbo económico y su condición parecieron
estables. El estado debía volver a jugar un rol decisivo a través del
financiamiento de la producción nacional y de estímulos que fortalecerían a los
sectores locales sobre el capital extranjero. La política económica de Gelbard no
solo consistía en la aplicación de una serie de instrumentos y medidas económicas,
sino que estaba cimentada en el ya mencionado Pacto Social, que permitía establecer
las condiciones necesarias para el crecimiento económico, la redistribución del
ingreso a favor de los asalariados, el fortalecimiento del mercado interno, las
restricciones a la operatoria del capital extranjero (el cual había asumido una
gran importancia en diversas ramas industriales) y la industrialización. Por otra
parte la paralización d Agro , según los especialistas es atribuible al excesivo
intervensionismo estatal, mientas otros lo atribuyen a la baja productividad y a
escasa renovación tecnológica. 6,10,1 La política económica de José Ver Gelbard
Tuvo como actores principales a la CGE y la CGT, aspiraba a alcanzar un aumento de
la participación de los asalariados en el ingreso nacional, del 40 al 50% en un
lapso de cuatro años. Para ello, se implementaría una política salarial tendiente a
incrementar los ingresos reales de los trabajadores. También se buscaba estabilizar
el nivel de precios hasta reducir sustancialmente los elevados índices
inflacionarios heredados. De allí surgía la importancia del Pacto Social, firmado
al 8 de junio de 1973, para concretar los objetivos económicos, en el cual se
rubrico un acuerdo foral entre el gob., los sindicatos y la industria, mediante el
cual se establecía un compromiso que incluía el congelamiento de precios y un alza
de los sueldos en doscientos pesos mensuales y se suspendían las negociaciones
colectivas salariales por un lapso de dos años. Para luego, las partes
involucradas, comprometerse en la estabilización de la economía fortificando la
producción y el consumo interno. El gob. Impuso controles en los tipos de cambio de
divisas y trato de incentivar las exportaciones. También intento centralizar el
comercio para lograr cierto poder en los mercados internacionales y se firmaron
acuerdos comerciales con países socialistas con el fin de ampliar un mercad
potencialmente importante. Los vínculos de Gelbard facilitaban las relaciones. Con
respecto al sector agropecuario, en 1973, el CARBAP, se comprometió a aumentar los
precios mínimos, otorgar incentivos fiscales y formular una política crediticia
favorable al sector. Simultáneamente, las entidades se comprometían a duplicar su
producción en un lapso de poco más de seis años. En conclusión, el éxito de la
gestión (Pacto Social) dependería en gran medida de la capacidad de los dirigentes
sindicales para contener mayores demandas

143
salariales de los trabajadores, de la confianza de los industriales en el equipo
económico gobernante y del apoyo de los sectores rurales. 6,10,2 La marcha del Plan
Paso por dos etapas, la primera tuvo como punto de partida la firma del Pacto
Social y se extendió hasta julio de 1974 con la muerte de Perón y la segunda, que
sufrió permanentes marchas y contramarchas, concluyo en marzo de 1976, con la
llegada de una nueva dictadura militar. En la primera predomino la estabilidad de
precios, mejoraron las cuentas externas y se produjo un significativo crecimiento
económico, en la segunda, hicieron eclosión todas las contradicciones del Pacto
Social, y se caracterizo por la inestabilidad y una acelerada inflación. El inicio
como dijimos poseía aspectos muy favorables. Durante 1973, las exportaciones del
agro crecieron un 86%, incentivadas por un alza en los precios de la carne y los
cereales en el mercado mundial, y una cosecha record de granos. Los éxitos del plan
fueron evidenciados también en la contención del proceso inflacionario. La demanda
se había elevado, el gasto publico aumento de manera acelerada, la suba de salarios
también alcanzaban a los trabajadores de estado y esto retraía el desempleo. Si
bien se reforzó la presión tributaria y se instrumentaron nuevos impuestos como el
IVA, el financiamiento de los nuevos gastos resultaba insuficiente. A partir de
1973 el gasto público corriente llego a contraerse. Un primer llamado de atención
provino del exterior con el alza internacional de los precios del petróleo. Uno de
los aspectos que jaqueaba al Pacto Social era el alto grado de conflictividad
obrera existente. Los cimientos de la acuerdo comenzaron a socavarse, mientras
crecía el desabastecimiento de productos esenciales, en realidad, no era que no
estaban en el mercado, sino que el progresivo incremento de los costos alentaba a
comerciarlos en un mercado negro. El fallecimiento de Perón en julio de 1974, esto
llevo a la presidencia a Isabel Perón, quien pocos meses después de asumir decidió
el desplazamiento de Gelbard. En este periodo aparecían como principales problemas
las dificultades en la balanza de pagos, agravadas por el alza de los precios del
petróleo, y las disputas con el movimiento obrero. En octubre de 1974, la
presidencia anuncia la argentinización de las bocas de expendio de combustibles
pertenecientes a Shell y a Esso; La anulación de los contratos para la provisión de
equipos telefónicos a ENTEL por parte de Siemens e ITT y la nacionalización de
cinco bancos adquiridos por el capital extranjero durante el anterior gobierno
militar. El panorama internacional comenzaba a traer problemas y los premios en las
importaciones crecían en forma sostenida. La recesión que experimentaban las
economías de los principales socios comerciales de la Argentina, hizo que redujeran
su demanda de importaciones y comenzaran a poner trabas a las compras externas (se
destaco en este período la prohibición de carnes que impulso el CEE). Las
consecuencias fueron la aparición de un pronunciado déficit en la balanza comercial
y una drástica disminución de las reservas internacionales. 6,10,3 El Rodrigazo Los
conflictos recrudecieron entre mayo y junio de 1975, cuando se debía abrir una
nueva instancia de negociación salarial. El 2 de junio Gómez Morales fue desplazado
del Ministerio de Economía, ocupando su lugar Celestino Rodrigo. Tomando en cuenta
la distorsión en la estructura de precios relativos, el nuevo ministro trato de
sincerar las variables macroeconómicas comenzando por una devaluación del 160% para
el tipo de cambio comercial y del 100% para el financiero. El objetivo del programa
era tratar de combatir la aceleración inflacionaria. Los resultados del Rodrigazo
no podían ser exitosos. La inflación se disparo con violencia, mientras los
salarios reales se contraían y provocaban un recrudecimiento de la puja
distributiva (los argentinos empezaban a desprenderse de un dinero que comenzaba a
perder el valor día a día y una aceleración inflacionaria reducía los ingresos
públicos). Uno de los desequilibrios mayores se encontraba en el alto déficit
fiscal. De esa forma, la inflación incrementaba el déficit, esta impulsaba a la
oferta monetaria y con ella crecía la tasa de inflación. El circulo vicioso se
completo cuando el 29 de junio la presidenta resolvió anular los convenios
laborales, al tiempo que reducía los aumentos saláriales del 100 al 50%. En
respuesta a estas decisiones los sindicatos provocaron el alejamiento de López Rega
y la renuncia de Rodrigo reemplazado luego por

144
Antonio Cafiero. Durante el 1975 la inflación supera el 180% mientras los ingresos
de los trabajadores se incrementaron solo un 100%. Cafiero intento frenar el
proceso inflacionario aplicando un mecanismo de indexación de precios y salarios
que no tuvo efectividad. Finalmente el Gob. de Isabel intento sobrevivir a las
presiones militares, hasta marzo de 1976, donde la dictadura militar tomo el poder.
6,11 Población, migraciones y condiciones de vida (1966-76) En 1970 la población
del país (23.400.000 hab. , 73% de ella población urbana). Fue entre 1930 y 1960
donde el ritmo de migración desde las áreas rurales hacia las urbanas tuvo su
último impulso. Al mismo tiempo, prosiguió el flujo de inmigrantes provenientes de
países limítrofes. El 9% de la poblaciones estaba constituida por inmigrantes, de
la cual el 22% provenía de países vecinos, pese al Gob. De Ongania, quien impedía
la “inmigración clandestina”. En la década del 70, la argentina ingreso en la
categoría de países con “envejecimiento de la población”. Durante la primera etapa
del Gob. militar, la cuestión salarial se transformo en un tema crucial (una de las
causas de la inflación se halaba en los costos). En marzo de 1967, Kriger Vasena,
estableció la suspensión de las convenciones colectivas de trabajo y,. Tras la
concesión de un aumento de sueldos, dispuso el congelamiento de los ingresos de los
asalariados durante dos años. Estas medidas tuvieron un efecto desigual sobre los
ingresos de los trabajadores. Los salarios de algunas industrias (calzados, muebles
y accesorios) experimentaron una perdida acentuada a lo largo de todo el periodo de
gobierno militar. El Cordobazo constituyo el punto de inflexión en la situación de
los trabajadores. Los ingresos de los mismos se incrementaron hasta alcanzar su
pico en 1971. Hasta 1969 los trabajadores no fueron afectados por el desempleo. Los
cambios de la política económica a partir de 1970 generaron incertidumbre entre los
empresarios y produjeron una desaceleración de las actividades económicas que se
tradujeron en un aumento del desempleo. Los pequeños empresarios fueron los más
afectados por la política económica, sus ingresos se experimentaron una acentuada
caída. Los comerciantes por otra parte se vieron particularmente perjudicados por
la liberación de los alquileres urbanos, avances de los sistemas de
comercialización a mayor escala y por la discriminación gubernamental contra las
cooperativas de crédito. Entre 1966 y 1968, los principales beneficiados fueron los
propietarios de empresas altamente concentradas y el estado. Así, en sectores donde
el patrimonio se concentraba en un número reducido de propietarios y en el Estado,
las ganancias s fueron significativas. Las nuevas condiciones institucionales
permitieron el mejoramiento de los ingresos de los sectores populares. En 1975 la
crisis laboral de julio, las demandas saláriales del sector obrero se multiplicaron
buscando compensar el deterioro que provocaba la inflación sobre el poder
adquisitivo y a estas se le sumaron, luego, las de los sectores medios. El
desempleo comenzó a descender en 1973 hasta alcanzar el 5,3% en abril de 1976. En
las políticas de la tercera experiencia peronista y los Gob. Precedentes de
verifica una tendencia hacia el estancamiento de los gastos públicos sociales. A
partir de 1960, los servicios públicos sociales iniciaron un progresivo deterioro
que puso en evidencia la insuficiencia del gasto social frente a las demandas de
los sectores de menores ingresos, proceso que revirtió brevemente recién hacia
1973. 6,12 La evolución de los sectores económicos a lo largo de la década (1966-
1976) 6,12,1 El sector industrial La fuerte dinámica que había mostrado el
crecimiento en la primera mitad de la década del 60 pareció agotarse en 1966. No
obstante, luego del lanzamiento del programa económico piloteado por Krieger
Vasena, la industria retorno el sendero de expansión sostenida, por un espacio de
siete años. En este lapso la devaluación aumento la competitividad y con esto se
genero un aumentó de la productividad. En corto plazo, el establecimiento de un
tipo de cambio fijo y la persistencia de tasas de inflación positivas fueron
revaluando la moneda Argentina. A esto se le sumaba la eliminación de la Comisión
de Valores. Pro eso en materia industrial el objetivo se concentraba en la búsqueda
de una mayor eficiencia y de una modernización del aparato productivo. Para ello,
el capital extranjero estaba llamado a cumplir en papel de

145
importancia. También se estableció un régimen que otorgaba mayores facilidades para
la importación de bienes de capital, que tenía en general más incidencia en las
decisiones de inversión de las empresas transaccionales que en las locales. De ese
modo, los flujos de capitales externos comenzaron a reanudarse. Entre 1967 y 70 se
registro un ingreso de capitales privados por un valor muy próximo a los 740
millones de dólares, de los cuales el 72% estaba constituido por capitales a corto
plazo, la mayoría orientados hacia el sector financiero, alentando las operaciones
especulativas, y por ello, dada la liquidez de los fondos, cualquier acontecimiento
inesperado podría provocar una súbita salida de los mismos, perjudicando a los
consumidores. Las inversiones fueron canalizadas en dos focos (en empresas
multinacionales y en la adquisición de numerosas empresas nacionales, este
movimiento fue ayudado en gran forma por la multiplicación de quiebras y cierres de
empresas en este ciclo). Como contrapartida, el centro de las decisiones sobre
inversiones, compras, empleo, etc. Se encuentra fuera de las fronteras, con lo cual
su control y orientación por medio de las políticas económicas resultan más
dificultosos y complejos. Por otra parte, la dimensión de esas empresas tiende a
generar mercados oligopólicos, impactando negativamente sobre el volumen de empleo,
generando un drenaje de recursos. Dentro de los sectores que lograron mejorar su
posición se destaco el automotor, acompañado por las industrias químicas y
metalúrgicas. En los aparatos industriales el punto más débil se ubicaba en el
sector de maquinarias. En 1967 se implementa una política restrictiva, tendiente a
contener la inflación. Asimismo, el crédito a la inversión otorgado por el Banco
Mundial, adquirió mayor grado de significación que el destinado a solventar gastos
de explotación. Hacia finales de la década de 1960 se empezó a observar un
progresivo incremento de las exportaciones de productos industriales. En ello
incidían varios factores, la mayor competitividad lograda luego de la devaluación,
el establecimiento de un régimen de devolución de impuestos para las exportaciones
de productos no tradicionales, la mayor madurez de algunas empresas, la necesidad
de encontrar mercados complementarios y los acuerdos comerciales con los países
vecinos cristalizados en la ALAC. Hacia mediados de los 70, las exportaciones
industriales alcanzaron un 20% de las exportaciones totales. Indicadores globales
del sector industrial, mantuvieron su nivel positivo hasta 1974, alcanzando dos
picos en 1969 y 1971. A fines de 1970 Aldo Ferrer sanciono la ley de “Compre
Nacional”, la cual obligaba al estado a privilegiar en sus compras a las empresas
nativas. Por otra parte, se sancionaron nuevos regímenes legales para las
inversiones extranjeras, como limitaciones para el acceso al crédito bancario
interno, exigencia de la normatividad de las acciones, obligación de utilizar un
porcentaje mínimo del 85% del personal local en las áreas de dirección técnica y
profesional y de dar a publicidad, previamente a la autorización, los futuros
contratos de promoción a suscribir con el Estado, así como la creación de un
registro de inversiones. El regreso del peronismo al poder en 1973 permitió mejorar
aun mas las posibilidades de inserción del empresariado nacional, en ningún caso
podrían otorgarse un tratamiento más favorable a inversores extranjeros que a los
nacionales, relacionados con la seguridad nacional. La explotación de servicios
públicos , bancos y seguros y ,medios masivos de comunicación y publicidades. Se
profundizo la estrategia de exportación de productos industriales. A pesar de que
no se utilizó como herramienta la devaluación (el valor real de las divisas
descendió con el programa económico de Gelbard), se implementaron nuevos incentivos
par la exportación del sector, además de ofrecer un amplio apoyo crediticio y
técnico para las PyMES. Sin embargo, algunos indicadores también mostraban una
faceta oscura, a partir de las transformaciones de las estructuras de los precios
relativos, un incremento de las tasas de inflación exteriores, una mayor
volatilidad de los flujos económicos y financieros y por ultimo las dificultades
macroeconómicas de las empresas, que habían llegado al cenit de su potencial. En
este marco las tasas de crecimiento comenzaron a contraerse hasta caer un una
profunda receción, luego apareció el Rodrigazo. 6,12,2 El sector agropecuario

146
A partir de 1962-63 un comenzó un ciclo ascendente en el desarrollo del agro
pampeano. Los años siguientes se caracterizaron por fuertes oscilaciones, los
principales cultivos registraron altibajos. La evidente disminución de las tasas de
crecimiento tuvo diversas interpretaciones, entre ellas se destaco la influencia
perturbadora de la política económica, especialmente durante el Gob. De Ongania,
según Ferrucci, porque el énfasis de la misma estaba sobre el sector secundario. En
1964-6 tiene lugar la más alta incorporación de tractores y cosechadoras al parque
de maquinarias agrícolas. Luego en 1967, sé implantaron unas retenciones con el
objeto de evitar que el sector agrícola se beneficiara con la devaluación, gracias
a esta medida a partir de 1970, el precio de los productos agropecuarios sufrió un
fuerte suba relacionada con el aumento del valor de la carne analizado
oportunamente. Según SRA, la ley de arrendamientos agrícolas sancionada por Ongania
abriría el camino para incrementar la productividad, ya que eliminaba las injustas
ventajas legales. La ley restablecía el derecho de los terratenientes a la
expulsión de aquellos y al control sobre los contratos, esta política fue elogiada
por SRA y CABAP, pero protestada por FAA. En 1969 se establece el impuesto de
emergencia a las tierras aptas para la explotación agropecuaria (ITAEA), el mismo
establecía un impuesto del 5% ad valorem sobre la propiedad de la tierra, con el
propósito de forzar la intensificación de las exportaciones. Los sectores
manifestaron su oposición y manifestaron su oposición. En 1971-72 el desarrollo de
los cultivos de soja tuvo un avance acelerado y en pocos años se transformo en una
de las principales fuentes de ingreso de divisas para la Argentina, su crecimiento
en valor se debía a un aumento de los precios internacionales de las materias
primas, en 1974-75 tanto la producción como los precios tuvieron un comportamiento
desfavorable. La evolución del periodo 1969-72 varían las proporciones faenamiento,
se debió a la aplicación de medidas destinadas a favorecer la exportación y
restricción del consumo interno. El Gob. Peronista consideraba vital acelerar la
tasa de expansión del sector agropecuario. El agro continuaba siendo el principal
proveedor de divisas que luego demandaba la industria para la importación de
insumos y maquinarias, por lo tanto la expansión debía sustentarse en un sector
agropecuario más dinámico. Para ello Horacio Giberd, creo la ley agraria, que no
fue sancionada en el parlamento, contemplaba la expropiación de aquellas tierras
que no hubieran estado en producción en los últimos diez años, o que hubieran
estado en producción en los últimos diez años, o que hubieran producido menos del
30% de su rendimiento normal estimado, serian multadas y las que lograran
incrementar su rendimiento y eficiencia serian premiadas. Buena parte de los
beneficios del incremento de los precios internacionales de los productores
internacionales de los productos agropecuarios contribuyo a solventar las cuentas
públicas, hasta que los precios nacionales volvieron a caer. En este marco el
ahorro del sector comenzó a disminuir hacia 1974, lo que dio por resultado una
reducción del excedente financiero agropecuario. En 1975 se genero un deterioro
manifiesto en las condiciones de las exportaciones agrícolas, como el deterioro de
los precios relativos, la presencia de factores climáticos adversos y finalmente el
Rodrigazo y el descontrol económico. 6,13 Los últimos momentos del gobierno
peronista A partir de noviembre de 1975, las operaciones anti-subversivas
alcanzaban una escala hasta entonces desconocida, los militares pasaron a ocupar el
centro de la escena política. El 9 de diciembre, Álvaro Alzogaray, influyente entre
las FFAA, pidió paciencia a los militares por un tiempo. En Nochebuena, Videla,
exhorto a los civiles a buscar una salida política negociada para solucionar los
problemas del país. Comenzaban los últimos noventa días del gobierno de Isabel. Un
nuevo equipo económico, encabezado por Cafiero, intento recrear la política de
concertación, pero naufrago ante la imposibilidad de contener la lucha por la
distribución del ingreso, las demandas salariales que los jefes sindicales no
podían frenar y el desinterés de los empresarios, trataban de desestabilizar la
economía y crear un clima de caos. Los gremios desarrollaron huelgas y sus
negociaciones entorpecidas por la acción de los guerrilleros que secuestraban o
asesinaban a los directivos de las empresas que negociaban con sus obreros.

147
Los productores rurales dispusieron paros ganaderos. El equipo económico no podida
controlar la inflación, la especulación y el déficit fiscal. Al comenzar el nuevo
año, Isabel, emprendió una drástica reorganización de su gabinete, en la cual
desplazo a los ministros ligados al sindicalismo y a los peronismo dispuestos al
dialogo y la concertación (figuras mas conservadoras retomaron sus posiciones en el
gabinete). Puestos clave pasaron a ser ocupados por personas de confianza de la
cúpula militar, por ej. El puesto de Jefe de Policía Militar, ocupado por el Gral.
Albano E. Haruineguy. Si bien los sindicalistas reaccionaron negativamente frente a
medidas económicas que apuntaban al deterioro del salario real, no se lanzaron a
confrontar con el gobierno, comprendiendo la inminencia del golpe militar. Los
sectores económicos más poderosos no respondieron positivamente a las medidas del
gabinete, y a mediados de febrero, la sociedad argentina asistió a un paro general
de veinticuatro horas llevado a cabo por los empresarios. Desde fines de febrero,
varios partidos ensayaron caminos alternativos par evitar el golpe militar, con la
intención de desplazar a la presidenta por caminos institucionales. Los partidos
provinciales plantearon la necesidad de iniciar un juicio político a Isabel Perón.
La segunda alternativa presentada por la UCR promovía la reunión de la Asamblea
Legislativa para declarar la inhabilidad de la presidenta. La tercera opción fue
impulsada por varios partidos ( PJ, UCR, PC y PD entre otros) y trataba de un
acuerdo pluripartidario para concretar un programa económico-social de emergencia.
La embajada de los EEUU sabía que el golpe militar sería sangriento (al menos con
un mes de anticipación) la misma compartía la idea de reemplazar a la titular del
poder ejecutivo. Cuando el golpe fue inminente HILL (embajador de los EEUU)
manifestó que los EEUU reconocerían cualquier gobierno que reuniera los requisitos
necesarios. Ni el derrocamiento de un gobierno elegido democráticamente ni la
inminencia de un baño de sangre parecieron constituir obstáculos para que
Washington anticipara su respaldo a los golpistas. La rama política del peronismo
aguardó el golpe con resignación y cuando la madrugada del 24 de marzo, los
militares derrocaron al gobierno Justicialista la Casa Rosada estaba vacía.

148

También podría gustarte