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Darío Olmo*
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Darío Olmo Visiones del Mal Dossier
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Dossier Visiones del Mal Darío Olmo
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Darío Olmo Visiones del Mal Dossier
constante y el rasgo más distintivo de este Abuelas comenzaron a recorrer las capita-
sistema. les de los países centrales denunciando lo
que sucedía en Argentina, uno de sus recla-
Una de las respuestas de la sociedad, no
mos se volvió a la comunidad científica,
esperadas por los militares, fue el surgi-
pidiendo herramientas para demostrar el
miento de numerosos colectivos organiza-
vínculo de consanguinidad entre personas
dos de personas afectadas por las prácticas
de generaciones discontinuas. Esta realidad
terroristas del Estado. Generalmente se tra-
alentó ciertos proyectos de investigación
taba de familiares de las personas desapa-
en esa línea, como la utilidad de la discri-
recidas, personas arrancadas del ámbito de
minación de los antígenos de histocompati-
lo privado por la tragedia de la resolución
del conflicto político que atravesó a la bilidad (lo que se conoce como sistema
sociedad argentina en ese período. Cuando HLA) para demostrar el vínculo de consan-
estas personas se organizaron para con- guinidad entre personas de generaciones
frontar con el Estado terrorista y reclamar alternas (abuelos y nietos). Estos estudios
por el paradero de sus seres queridos, lo resultan imprescindibles para posibilitar la
hicieron desde esos vínculos de sangre y el viabilidad de trasplantes de órganos entre
nombre de sus organizaciones denota el personas, pero a partir del reclamo de las
carácter de estos vínculos: Madres de Plaza Abuelas de Plaza de Mayo, se utilizan con
de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, éxito para verificar parentesco biológico
Familiares de Detenidos y Desaparecidos entre abuelos y nietos. En el año 1984, ya
por Razones Políticas, etc. Su carácter sui instalado un gobierno constitucional surgi-
generis y la falta de experiencia política de do de elecciones sin proscripciones, era fre-
sus integrantes se transformó, a veces, en cuente observar, en las coberturas periodís-
una ventaja táctica en el terreno que se ticas, noticias de exhumaciones de restos
propusieron ocupar: no eran previsibles ni humanos ordenadas por la justicia, en
fácilmente controlables. Las Abuelas de diversos cementerios públicos. Ello porque
Plaza de Mayo es una reunión de mujeres cundían las denuncias que muchos de los
mayores, cuyo común denominador es el cadáveres inhumados como NN en los
de ser madres de personas desaparecidas cementerios correspondían, a su turno, a
junto a sus hijos o (en muchos casos) muje- ciudadanos cuya Desaparición Forzada
res y hombres que estaban esperando un había sido denunciada en los años 1976 y
hijo en el momento de producirse su 1977. Ese intervalo de tiempo, entre 1976 y
secuestro por los grupos de tareas del 1984, hacía que los restos exhumados se
Estado Terrorista. Un rasgo peculiar del presentaran esqueletizados, es decir, sin
caso argentino lo constituyen los frecuen- rastros de tejidos blandos. Por otra parte,
tes casos de apropiación de niños y sustrac- la ignorancia sobre la correcta forma de
ción de identidad: luego del secuestro y realizar las exhumaciones y su tratamiento,
asesinato clandestino de los padres, los de modo de conocer sobre las personas a
niños eran entregados a familias de milita- partir del estudio de estos restos, condujo a
res, policías o allegados a éstos, que los numerosas frustraciones, excavaciones
declaraban como propios y como tales los intempestivas, mezcla de restos de diferen-
criaron. Cuando a fines de los setenta, las tes personas y daños irreparables.
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sus prácticas funerarias y poder honrar a sus • Contribuir a un mayor conocimiento del
muertos. pasado reciente, que frecuentemente es ocul-
• Colaborar en la formación de nuevos tado o distorsionado por las partes o institu-
equipos de otros países donde son necesa- ciones gubernamentales implicadas en los epi-
rias investigaciones de éste tipo. sodios investigados.
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EAAF: la escritura de la muerte
Fabiana Rousseaux*
Cuando los hombres de Ulises llegaron a la El trabajo del EAAF es un desafío ante la
isla de Enea, y fueron convertidos en cerdos, nueva tierra ética, fundada en Argentina a
Ulises intervino pidiéndole a Circe, la hechi- partir de la práctica sistemática de la desa-
cera, que les devuelva a sus hombres la forma parición forzada de personas. Tierra de la
humana. Circe obedeció, los hombres se transposición de fronteras que significaron
irguieron, recuperaron su postura y comen- los crímenes que estamos analizando.
zaron a hablar, pero estaban perdidos, no
El dato que aporta el discurso y praxis
lograban reconocerse. Ulises tuvo que nom-
antropológica instaura un límite preciso entre
brarlos uno por uno. Sólo entonces volvieron
la vida y la muerte, vedado hasta ese momen-
a ser quienes eran. Luego de esto Ulises vio
to para los familiares de las víctimas. Frente a
muchos otros animales y le pidió a la hechi-
esos datos ocultos, la intervención forense, es
cera que devuelva también a ellos a la forma
un trabajo de desciframiento que rompe con
humana. –Imposible, respondió Circe; aquí
la dialéctica instaurada de modo forzado a
no hay nadie que pueda nombrarlos.
partir del dominio y la manipulación de los
Es Ulises quien nombrando uno por uno cuerpos. Ese dominio perpetuado desde el
a cada hombre, los rescata de la condición momento mismo de la desaparición produjo el
inhumana a la que quedaron sometidos, poder absoluto de la vida y de la muerte, bajo
estableciendo un límite entre lo humano y la utilización del modo privilegiado del terror
lo animal, demarcado por el acto de nom- que implica el ocultamiento de los cuerpos
brar, y que hace posible transformar el gru- vivos y de los cuerpos muertos. Ocultamiento
ñido en palabra, ya que la palabra cobra que halla su eficacia a condición de “dar a ver”
ese estatuto en la medida en que alguien ese poder. Se trata del particular modo de goce
crea en ella. genocida, de “ocultar a la vista de todos.”
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1 Aquí utilizamos el concepto de ficcional como aquello que debe oficiar de verdad.
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Fabiana Rousseaux Visiones del Mal Dossier
El trabajo del EAAF produce un obstácu- Esa legibilidad corpórea se monta sobre lo
lo, una protección, un borde a la incertidum- biológico real contrarrestando así el sentido
bre vuelta persecución de una muerte que unívoco de la desaparición sin rastro de un
no termina de escribirse. Lo que desaparece cuerpo, de un sujeto. A la textualidad ósea,
es también lo que puede aparecer, bajo la podrá anudarse una historia y una transmi-
mascarada fantasmática de lo siniestro. sión. La restitución de identidad es un
encuentro con la huella de lo escrito sobre un
El texto que escribe cada quien respecto cuerpo, marca donde la técnica interviene
de los duelos que atraviesa, es un texto ínti- para producir efectos en el duelo suspendido.
mo, solitario, pero que requiere de una
Como escribieron los hijos de Lidia
condición: un texto social en el cual anclar.
Massironi, desaparecida e identificada por el
Lo colectivo permite servirse de una E.A.A.F.: “Hilvanar muerte, huesos y un nom-
significación, un sentido y un aval, a la bre en una sepultura..., luego de haber sido
enloquecedora incertidumbre clandestina amputado el culto y el llanto, hace que la
en la que queda atrapado el sujeto que carne, ya ausente, se encarne en una historia
tramita este duelo sin muerte, que no deja silenciada tanto como profanada... Hoy hay
“restos”. quienes trabajando en la identificación de
sus cuerpos que se encuentran anónimos en
La técnica forense es una herramienta fosas comunes, los extraen de la tierra que
puesta al servicio de la reconstrucción de finalmente los hubiese fundido con la nada,
una historia suprimida por el terrorismo para devolverlos a la cultura. Quizás escri-
estatal, que rescata el soporte biológico biendo su nombre sea posible humanizarlos
para litoralizar el territorio del cuerpo. en las encrucijadas de la historia”.
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Contra la pureza
Diana Sperling*
Kalon kakon, bello mal, llama Hesíodo a quien acarrea, en su vasija sellada, esos
Pandora, la primera mujer y madre, por “dones” que incluyen el trabajo, la muerte y
tanto, de todas las mujeres. ¿Habrá parado- el sexo. Concretamente, la diferencia. La
ja más aguda que ésta? ¿Cómo puede un entrada en escena de Pandora tiene como
mal ser bello, de qué manera lo peor y lo consecuencia que el hombre ya no será anth-
mejor se conjuntan en una dupla casi indis- ropos, sino andres, ya no la totalidad del
cernible? ¿En qué consiste esta rara asocia- género humano sino una de sus partes, la
ción? Si seguimos el brillante análisis que masculina. Zeus envía a Pandora como casti-
Vernant hace del texto hesiódico1, se verá go por el robo del fuego, ese gesto de sober-
que la relación entre los términos es de bia prometeica que ha permitido a los huma-
mutua afectación, pero en sentidos muy pre- nos construir un mundo propio, una cultura,
cisos: en primer lugar, es justamente la belle- una existencia a su medida.
za de la fémina lo que permite su entrada en De modo que si Pandora representa y
el mundo. Seductora y engañosa, aparece consuma la división, será en varios niveles.
como lo bueno –recordemos la íntima liga- División en sincronía y diacronía: primero,
zón que en el mundo griego tienen el bien y entre hombres y dioses, luego entre los sexos
la belleza– pero tras esa encantadora másca- y, más tarde y como consecuencia, entre
ra esconde EL MAL. O mejor dicho, los males. generaciones. El hombre deviene sexuado y
Y veremos, andando el texto, que no es lo mortal, destinado al trabajo y al esfuerzo
mismo y que se impone por tanto la necesi- pero también a la cosecha de sus frutos, al
dad de distinguir entre el mal y los males. amor y la paternidad. El texto de Hesíodo
Tentadora como la Eva bíblica, es la mujer lleva por título Trabajos y días.
*Filósofa y ensayista.
1 Vernant, Jean-Pierre, “À la table des hommes” en La cuisine du sacrifice en pays grec, ed. Gallimard, 1979.
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2 Spinoza en su Ética lo dice de un modo insuperable: “La esencia del hombre no pertenece al ser de la sustancia”, es decir, un refra-
seo de la bíblica lección: “no seréis como dioses”.
3 Se sabe –a partir de la obra de G. Scholem– que la Cábala tiene sus fuentes en el gnosticismo y el neoplatonismo y hereda, por tanto,
sus concepciones dualistas en las que el mal tiene carácter sustancial.
4 De hecho, hay en circulación actualmente un libro cuyo título es elocuente: Historias del mal, de Bernard Sichère. Más allá del poco
o mucho interés que el texto despierte, me parece que lo más significativo es su título que da cuenta de la historicidad incluso de lo
que se pretende atemporal.
5 Yankélevitch V., “Le mal” en Philosophie morale, Flammarion, Paris 1998
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introduje el nombre de Pandora, nombre solo dos altas cumbres del asunto) significa
que significa –dicen los entendidos– “todos tener que elegir. No somos libres de ser
los dones”. Dones envenenados algunos, libres, diría Lévinas: la paradoja entre liber-
endulzados otros, dones que hay que tad y exigencia, entre elección y obligatorie-
ganarse, incluso para decidir renunciar a dad es la marca de la finitud.
ellos. De ahí que no se trate –vimos– de El
Caídos, expulsados, arrojados, incomple-
Mal, así con mayúscula, sino de los males,
tos, agujereados, circuncisos, cortados, ex-
esos ambiguos regalos en los que se mani-
istentes: diversos modos de nombrar eso
fiesta y se concreta, siempre fragmentaria-
que somos. Por fuera para siempre y desde
mente, parcialmente, ese supuesto mal-uno
siempre de lo Absoluto –llámese paraíso o
o mal-todo que alguna teoría o teología
edad de oro–, heterónomos y fallidos, no
pretende definir. Porque cada mal singular
dejamos nunca de ansiar o añorar esa ima-
contiene a su vez un reverso bueno, así
ginaria completud que los mitos cuentan.
como cada bien conlleva un cuidado, una
Los semidioses griegos o los babélicos cons-
preocupación, un esfuerzo, una angustia.
tructores encarnan esa nostalgia.
(El poeta Hesíodo lo sabe por experiencia
propia: él, hombre de extracción sencilla,
compone en sus obras un canto al trabajo.
Entre lo lleno y lo vacío
A diferencia de Homero y otros grandes
nombres de la literatura griega, señores de
Desde siempre, por tanto, los diversos
alta cuna, el campesino Hesíodo conoce los
discursos de los hombres se ocupan de la
sudores de la tierra tanto como sus frutos).
cuestión. En algunos relatos míticos el mal
De ahí que “bello mal” sea algo más que adopta el rostro de oscuras deidades, ejérci-
una paradoja: más bien, una anfibología, ya tos sombríos o monstruos de la profundi-
que no son dos términos que un azar o algún dad. Luego, cuando la filosofía toma el
raro forzamiento poético han puesto juntos, relevo, el mal parece desvanecerse: a
sino que esa juntura les es constitutiva. Como Sócrates y Platón no les interesa demasiado
hostis o sacer,6 se trata de “palabras sínto- el tema; sus preocupaciones se orientan a
ma”, lugares de la lengua donde se devela el definir, ubicar y eventualmente enseñar el
carácter dúplice, mixto, impuro de lo huma- Bien. ¿El mal? Apenas un vacío, la ausencia
no. Somos “esto”, pero también “lo otro”. del bien. Será al final de la Grecia clásica
Platón lo dice bellamente cuando habla de la –no por casualidad, época de crisis comuni-
belleza en sí y su diferencia con las cosas taria y derrumbe social– cuando el mal apa-
bellas, que pueden ser “bellas en un aspecto rezca claramente tematizado, solidificado
pero feas en otro” (Banquete). Relativo y par- como sustancia y reclamando la máxima
cial, el hombre se ve tironeado, solicitado por atención. Los movimientos helenísticos, el
deseos opuestos, atenaceado por valores en gnosticismo y el neoplatonismo hacen del
conflicto. Lo que en términos del existencia- mal su eje, le otorgan una consistencia y
lismo o de la ética kantiana (por mencionar una presencia que no ha tenido antes, lle-
6 Benveniste en su Vocabulario de las instituciones indoeuropeas y Freud en su artículo “Acerca del sentido antitético de algunas pala-
bras primitivas” indagan en este extraño aspecto del lenguaje. Hostis-hospes, huésped y enemigo a la vez, y sacer, sublime y horro-
roso. Ambigüedad que halla uno de sus lugares de expresión más clásicos en la tragedia, pero que subtiende la posibilidad misma
de la poesía.
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nan el hueco de la pura ausencia, le dan ca”, (pag. 358) dice: “ Lo que el sujeto con-
nombre propio y lo vuelven personaje cen- quista en el análisis no es solamente este
tral de la trama en lo que siglos después se acceso (viene de hablar del acto genital y de
llamará “el gran teatro del mundo”7. las consecuencias que eso tiene para el suje-
to del psicoanálisis), incluso, una vez repeti-
Remontando hacia atrás el hilo, esta
do, siempre abierto en la transferencia a
expresión sugiere que el mal estaría ligado,
algo de otro que da a todo lo que vive su
en principio y en algún aspecto, a la repre-
forma es su propia ley cuyo escrutinio verifi-
sentación, a la puesta en escena. La cues-
ca el sujeto, si me permiten la expresión. Esa
tión del mal ¿no hace entonces su aparición
ley es en primer término algo que comenzó
ya mucho antes, concretamente en la tra- a articularse antes que él, en las generacio-
gedia? Es decir, en la escena por excelencia nes precedentes (nuevamente destaco, D.S.)
que se gesta allí mismo, en el exacto paisa- y que es hablando estrictamente la Até. Esa
je habitado por los filósofos atenienses. Até, aunque no siempre alcance lo trágico
Escena íntimamente enlazada, por origen y de la Até de Antígona, no por ello deja de
estructura, al ritual, y no a cualquiera sino ser pariente de la infelicidad”.
al ritual sacrificial, allí donde la muerte
adquiere una presencia central y orgánica. Contemporáneos de la tragedia, los pen-
Pero ése es tema de otros escritos. sadores presocráticos transitan rumbos
parecidos. El ser y el devenir, lo uno y lo
Tragedia, lugar de aparición estelar del múltiple, lo que cambia y lo que permane-
mal. Ahí hallamos algunas de sus formas y ce, lo eterno y lo mudable, lo indiferencia-
figuras, ropajes con los que se viste y habla, do y lo diverso son sus temas recurrentes,
un mal que el coro denuncia o que el héroe vías por las que reformulan y resignifican
padece. ¿Pathos, tal vez uno de sus nombres? los materiales que el mito les ha legado.
También hamartía, Némesis, pero por También aquí hay una escena: algo se
sobre todos ellos, Até. No resulta fácil defi- mueve, se pone en marcha, se sale de la
nirla; acaso sólo podamos bordearla, evo- oscuridad y asoma la cabeza ante el asom-
car sus matices, perseguir sus significados a bro de la mirada humana. También aquí,
través de las resonancias que su aparición digo, una acción (drama), que ya no es sólo
despierta. la de los dioses. El tiempo –ese socio inelu-
dible del movimiento– se presenta y exige
En su comentario a Antígona Lacan8 atención. Pero el tiempo y la acción, lo pro-
apunta: “Uno se acerca o no a Até y cuando piamente dramático, constituyen el terreno
uno se acerca a ella esto se debe a algo que, de la finitud, el ámbito de los mortales, esos
en este caso, está vinculado con un comien- seres separados para siempre de la idílica
zo y con una cadena, (yo destaco, D.S.) la de convivencia con los divinos, expulsados del
la desgracia de la familia de los Labdácidas” paraíso, habitantes de la falta y la diferen-
(p. 316, clase del 1/6/1960). Y casi al final de cia. Seres, pues, ya no autoengendrados
su seminario, en la clase 22 del 22 de junio sino causados, venidos de, precedidos por
de ese año, en el capítulo titulado “La otros que ya no están, como no estarán los
demanda de felicidad y la promesa analíti- presentes cuando sus retoños crezcan.
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más bien un absurdo, una aberración, la hablar de “conciencia desgarrada” sea una
negación misma de la condición humana12. redundancia: la conciencia es por definición
En ese pensamiento el filósofo lituano está, <del> desgarramiento. Schopenhauer, ejem-
malgré lui, extrañamente cerca de Spinoza, plarmente, lo sabía). Se trata de una inter-
para quien tampoco hay en la historia fina- pretación mítica de la historia, una concep-
lidad alguna y, menos aún, bien o mal en ción religiosa de la política, una mística dis-
sentido sustancial.13 frazada de ética.
Idea difícil de aceptar. Es que, desprovis-
ta de finalidad última, la historia queda
Herencia
desfondada, librada a sus propios movi-
mientos, continuidades y discontinuidades
“¿Cómo un sujeto simple puede no ser
que la van conformando y que no respon-
simple?” es la pregunta que Jean-Michel
den a un modelo predeterminado. El senti-
Rey15 lee en De Maistre y que éste formula
do ya no vendría dado desde fuera, sino
en su texto sobre el sacrificio16. He ahí la
que se constituiría en el terreno mismo de
cuestión, no muy lejana de la de Hamlet
la acción, de las prácticas, de las produccio-
que, a la luz de estas reflexiones, podríamos
nes humanas. Como dice Karl Krauss –y
reformular: ¿cómo ser y no ser al mismo
Walter Benjamin cita14– “el origen es la
tiempo? ¿Cómo soportar, sobrellevar, asu-
meta”. Que no haya finalidad no significa
mir incluso con alegría este pliegue en que
que contingencia y caos sean lo mismo ni
consistimos, este ser agujereado, esta
que el azar sea la única lógica, sino que las
inconsistencia angustiosa, este tironeo de
eventuales lógicas son epocales, coyuntura-
valores, esta dualidad que nos condena y
les, propiamente históricas, y no metahistó-
nos salva a cada instante? ¿Cómo, diría,
ricas o dirigidas por y desde una trascen-
afrontar nuestra Até, la de cada uno, la
dencia ultramundana. La trascendencia
específica, contradictoria e intransferible
finalista usa al mal como motor porque en
singularidad?
algún punto historia y mal resultan
sinónimos: el mal es la salida de lo Uno, la Volvamos a Lacan para hallar ahí una
caída de lo Absoluto, la ruptura de la pista: en ambos pasajes citados, el factor
Totalidad, la división y la diferencia. Lo tem- común es la antecedencia, la cadena, la
poral y mundano deberían, por fin, retor- sucesión. Las generaciones precedentes cuya
nar al estado de perfección y quietud del maldición se hereda. En eso precisamente
que han salido, restituir la inocencia paradi- consiste lo trágico, en poner en escena
síaca y soldar las grietas que la conciencia la fatalidad de lo dado y a lo que no se
ha introducido en el mundo. (De ahí que puede escapar. Es eso lo que recibe el
12 Levinas, E.: “El sufrimiento inútil” en Entre nosotros, Pre-textos, Valencia 1993
13 Baruj Spinoza, gran lector de las fuentes bíblicas, interpreta el Génesis con absoluta fidelidad (cosa que su extraordinario conoci-
miento del hebreo le posibilita): el fruto prohibido a Adán no es del bien y el mal sino, literalmente, “del conocimiento de lo bueno y
de lo malo”. Recordemos que en hebreo bíblico, como en toda lengua antigua, no hay sustantivos abstractos; se trata por lo tanto de
formas adjetivas. Así, también Spinoza en su Ética habla de “lo bueno y lo malo, es decir, lo útil y lo perjudicial” con miras al aumen-
to de la potencia de obrar y la alegría del hombre.
14 Benjamin, Walter, “Tesis sobre filosofía de la historia” en Discursos interrumpidos I, Taurus, Madrid 1989
15 Rey, Jean-Michel, “Destino de la especie: la sangre, el sacrificio” en Redes de la letra Nº 10, Bs. As., mayo 2002
16 De Maistre, Joseph, Eclaircissement sur les sacrifices, Agora, Paris 1994
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nombre de Até. Pero “la maldición de los mayor del mal. O de los males, si queremos
Labdácidas” es el contenido, la anécdota. Lo ser fieles a la condición parcial y fragmen-
que importa aquí no es lo que se hereda, taria de lo humano, ésa que es preciso asu-
sino el hecho de que se hereda. Es decir, el mir sin nostalgia y sin resentimiento para
ser gestado, causado, sexuado, mortal. escapar a los innumerables peligros de la
Pandora otra vez, con su carga de trabajos y Totalidad. No, no hay mal absoluto –como
días, angustias y tesoros. no hay bien ni nada absoluto– sino que,
reformulando la expresión, podríamos afir-
La Até –esencia y carozo de lo trágico– es
mar que no constituye un oxímoron sino un
esa necesidad imperiosa de hacerse cargo y
responder por aquello que no tiene su prin- pleonasmo: el mal es (la aspiración a) lo
cipio en uno, sino que viene de atrás. absoluto.
Benjamin otra vez: “Hemos sido esperados Las teodiceas y teleologías que han dado
en la tierra. Cada generación tiene una forma a Occidente inducen a malentender
deuda con las generaciones que la prece- incluso la filosofía kantiana: su “razón
den”17. Y agregaría: con las que le sucede- pura” no lo es en un sentido religioso, sino
rán, en una cadena sin fin, único modo de exclusivamente lógico y formal. Porque –el
infinitud al que accede el ser hablante. pensador de Königsberg lo sabe– nada más
Si el Bien –en Platón, pero también antes complejo e intrincado que el hombre, ese
y después de él– reside en lo completo y per- ser a caballo entre lo sensible y lo racional,
fecto, eterno y autoconsistente, llámese Idea la naturaleza y la ley, la necesidad y la liber-
o Ser, el mal quedará ligado a la falta, a la tad. Es también Kant quien distingue entre
sucesión, al tiempo. El mal es la herencia, de trascendente y trascendental: en esta
ahí el sentimiento trágico, la culpa y el casti- noción aparece el otro, se muestra la insufi-
go que persiguen al héroe desde antes de su ciencia del sujeto, su ligadura ineludible
nacimiento y más allá de su muerte. con aquello que lo excede y sin embargo lo
habilita en su subjetividad.
De modo que el mal no podría jamás lla-
marse puro, ya que –para un pensamiento Kant, Nietzsche, Spinoza, Levinas, tanto
fundamentalista y totalitario– su naturale- como Lacan o Freud, algunos de los nom-
za misma es la mezcla. La imperfección, la bres que nos sirven de guía para pensarnos
impureza. Pero ese pensamiento nos con- como habitantes de y habitados por lo múl-
duce inevitablemente a su reverso y conse- tiple. Es desde allí donde vislumbramos que
cuencia: a lo largo de la historia, el deseo de el mal es la pureza. A nosotros, impuros y
imponer compulsivamente el bien es lo que fallidos, encadenados al tiempo y prometi-
ha desatado las peores catástrofes. dos a la muerte, nos corresponde transitar
Matanzas, inquisiciones, torturas y genoci- los trabajos y los días, sembrar para cose-
dios perpetrados en nombre de la pureza. char, asumir aquello que se nos impone y
De raza o de sangre, lo mismo da, el afán de sin embargo nos convoca. Ganarnos, en fin,
absoluto se ha mostrado como la causa nuestra herencia.
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Premio Bergwerk
Un jurado integrado por Yolanda Gampel (Sociedad Psicoanalítica de Israel),
Santiago Kovadloff (ensayista y filósofo argentino) y Marcelo Viñar (Asociación
Psicoanalítica del Uruguay), por decisión unánime, decidió en mayo de 2008 conceder
el Premio Dr. Maximiliano Bergwerk al trabajo que a continuación publicamos.
Psicoanalizar después de Auschwitz
Mariano Horenstein*
I
supuesta evolución de la razón y el progre-
so. No se trata aquí de un “retorno” a la
Auschwitz marca un punto de quiebre en
barbarie ni de un traspié ocasional en el
la civilización occidental, la misma que dio
domeñamiento al que la civilización confi-
lugar, apenas medio siglo antes y en el
na lo pulsional. Tampoco se trata de com-
mismo territorio, al Psicoanálisis. Enzo
petir por un lugar de privilegio en los cóm-
Traverso, en un lúcido trabajo que da cuen-
putos de la muerte: ha habido genocidios
ta del estado de la reflexión intelectual acer-
antes (aún cuando el término no hubiera
ca de Auschwiz lo califica como “una ruptu-
sido inventado todavía), los ha habido des-
ra de la humanidad y un desgarro de la his-
pués. Auschwitz no se refiere tan solo a una
toria” (Traverso, p. 11).
cuestión judía sino que atañe a la especie
Aquello a lo que se alude mediante la humana en su conjunto. Aquello que elegi-
nomenclatura alemana de la localidad pola- mos nombrar como Auschwitz de manera
ca de Oswiecim, Auschwitz, representa una quizás insuficiente es un unicum considera-
inflexión, una ruina en el corazón de la civi- do por muchos (Levi, Mate, Arendt, Wiesel,
lización y no apenas un episodio más, por Lanzmann y un largo etcétera) como epíto-
horroroso que pueda haber sido, en una me de cualquier genocidio1, se diferencia de
* Psicoanalista (APC).
1 Reyes Mate diferencia tres planos de singularidad: moral, histórico y epistémico. Desde el primero de ellos, aún habiéndose expresado
en Auschwitz el mal a una escala inimaginable, no hay graduación del sufrimiento de las víctimas, toda víctima –más allá del genocidio
que se trate– pide justicia. Hay consenso en cuanto a la singularidad histórica de Auschwitz pues se trata allí de una matanza que no es
medio de alguna razón política o económica, sino fin en sí misma; además de ser la primera vez que un Estado decide eliminar a la tota-
lidad de un grupo humano con todo medio técnico disponible, todo un pueblo detrás, una técnica acorde y una filosofía que lo justifica-
ba; alcanza además una desmesura no igualable históricamente, y además la pretensión, señalada por Vidal-Naquet, de negar el crimen
en el seno del crimen mismo. Desde el punto de vista epistémico, se trata con respecto a Auschwitz de un acontecimiento del que cono-
cemos casi todo, y sin embargo no podemos comprender, es el acontecimiento impensado que da que pensar (Mate, b, p. 61 y ss).
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Mariano Horenstein Premio Bergwerk
otros a la vez que quizás, desde el extremo, donde se había fundado apenas algunos
permite comprenderlos también. La especie años antes el primer instituto de Psicoanálisis
esclarece al género en Auschwitz, que o Viena, metrópolis por la que el joven Hitler
adquiere entonces el valor de un laborato- vagabundeaba mientras Freud construía sus
rio de experimentación acerca del sujeto teorías, donde se incubó la “Solución Final”.
humano. Un laboratorio extremo, por El mismo contexto cultural que vio surgir al
supuesto, pero en Psicoanálisis estamos Psicoanálisis gestó al nazismo. Pero la empre-
familiarizados con la investigación de los sa de aparear al Psicoanálisis con el topóni-
márgenes que iluminan el centro, con el mo Auschwitz no está sólo justificada por la
trabajo con los restos: es la psicopatología contemporaneidad de ambos. Se trata de
la que ilumina la “normalidad”. Lo que permitir que la ciencia del sujeto se vea
sucedió en Auschwitz ofrece así al pensa- interpelada por aquel lugar donde determi-
miento una tarea interminable que no ha nada concepción del sujeto, o al menos de la
cesado aún. civilización que lo ha posibilitado, se hace tri-
zas, se desvanece con el humo que expelen
Según cuenta Imre Kertész, algún día,
sus chimeneas.
no demasiado lejano, se tomará conciencia
de que Auschwitz es el acontecimiento En Psicoanálisis la palabra, lo simbólico,
traumático de la civilización occidental, el goza por lo general, más allá de las varian-
inicio de una nueva era (Kertész, p.26). tes teóricas nada desdeñables, de cierta vir-
Curiosamente o no –coinciden aquí las men- tud pacificadora: desde Anna O. y la bri-
tes más lúcidas del lado de las víctimas y las llante manera de definir lo que hacemos
más críticas voces del lado de los victima- como talking cure, los psicoanalistas nos las
rios– Günther Grass llega a la misma conclu- vemos con palabras, y contamos con pala-
sión: es un punto de ruptura, y resulta lógi- bras –la interpretación– para lo que no está
co fechar la historia de la humanidad y aún o no está ya puesto en palabras. ¿Qué
nuestro concepto de la existencia humana sucede cuando no hay palabras o cuando
con acontecimientos ocurridos antes y des- éstas no dicen ya nada, cuando algo del len-
pués de Auschwitz (Grass, p.13). guaje se ha pervertido radicalmente? Los
psicoanalistas, llegados a un punto imposi-
Auschwitz no fue una explosión de masas
ble de obviar en el trabajo clínico y luego
enardecidas, un pogromo más o menos
de ingentes esfuerzos por trabajar con lo
generalizado, sino una gigantesca operación
que sí tiene nombre, por descamar capas
de destrucción que surgió de una de las
superpuestas de sentido, nos las vemos
naciones más cultas del planeta y en el que
indefectiblemente con lo innombrable.
se aplicó la tecnología industrial de su tiem-
po. No fue obra de algunos cuantos psicópa- Ahora bien, la vacilación con la que alu-
tas sino que, por acción u omisión, millones dimos a esa cultura que menciona Kertész
de personas colaboraron para que ello suce- (p. 69 y ss), engendrada durante el nazismo
diera. Auschwitz fue un producto de la y sus consecuencias, sus regímenes pares o
modernidad, no un resabio inquisitorial, y herederos o aún sus precursores, no hace
aún cuando su enclave geográfico se hallara más que poner en evidencia, en su multipli-
en Polonia, fue en ciudades como Berlín, cidad, ese punto de indecibilidad: Shoah2,
152
Premio Bergwerk Mariano Horenstein
2 La manera más extendida de nombrar el genocidio con la palabra “Holocausto” ha sido cuestionada con razón por Giorgio Agamben
e incluso por quien la introdujera, Elie Wiesel. Su significado religioso de “sacrificio” exculpa a los victimarios y carga lo sucedido de
un sentido tal que nos resulta inutilizable, y por eso cuando lo hacemos es entre comillas. Shoah, palabra hebrea que significa catás-
trofe, tempestad, y difundida mayormente a partir de la película homónima de Claude Lanzmann encierra alguna opacidad mayor, lo
que consideramos una ventaja, pero queda también presa del circuito religioso (en la Biblia implica a menudo un castigo divino) y
judío (si bien los judíos fueron las víctimas por definición, no fueron las únicas). En contrapartida, de utilizar el eufemismo
“Endlösung” estaríamos asumiendo la lengua del verdugo, con las características que luego puntuaremos. “Destrucción de los judí-
os europeos”, título del libro capital de Hilberg, es además de extenso y descriptivo, limitativo. Por ello preferimos, aún permitién-
donos acudir a los otros términos, el más acotado y enigmático “Auschwitz”.
3 En el sentido borgiano de “Kafka y sus precursores”, o en el muy freudiano nachträglich, es decir cuando lo posterior funda o resig-
nifica lo ya acaecido.
153
Mariano Horenstein Premio Bergwerk
4 Alguien dijo, a propósito del juicio a Eichmann en Jerusalén y lo que éste desnudó, bajo la lente de Hanna Arendt, acerca de un oscu-
ro y banal funcionario obediente de sus deberes, que antes había que preocuparse por quienes violaban la ley, …pero a partir de ese
momento, por quienes la cumplían…
154
Premio Bergwerk Mariano Horenstein
5 El término fue propuesto por un jurista judío-polaco, Rafael Lemkin, a finales de 1942 o principios de 1943, es decir en el mismo
momento en que la “Solución Final” cobraba forma en la Conferencia de Wannsee de enero de 1942. Si bien da cuenta de masacres
previas (la de los armenios, por ejemplo), el momento en que se produce su conceptualización y difusión está directamente relacio-
nado con Auschwitz.
6 Reconocido por primera vez en el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nüremberg, en 1945, designa un crimen de una mag-
nitud tan especial que no encuentra cabida en los conceptos legales hasta entonces forjados (Mate a, 2003, p.212-3)
7 “El tránsito al acto hitleriano –dice Legendre con respecto al intento de exterminar a los judíos– constituye también un gesto de con-
dena a muerte en la dirección del sistema de la Ley en la cultura” (p. 22).
155
Mariano Horenstein Premio Bergwerk
les que posibilitaron la ejecución de la Shoah, tro de las víctimas, su voz inaudible, oyendo
podría pensarse incluso que una lectura al testigo recrear la existencia perdida de
más, brillante, meditada, en clave sociológi- quienes no volvieron de los campos, pensar
ca esta vez, del “Holocausto”. Sólo que la viabilidad de una pedagogia more
Bauman maniobra para extraer al genoci- Auschwitz demonstrata (Mèlich, p. 18).
dio del campo de la anomalía o del retroce- Mèlich aboga por una pedagogía y una
so, del fracaso de la racionalidad moderna y ética configurada a partir de los relatos del
del reflujo de la civilización, para conside- “Holocausto”, fundamentalmente relatos
rarlo como su efecto directo, como un pro- de una ausencia, de una ausencia del testi-
ducto típico de la racionalidad moderna, monio8 que es preciso transmitir. Se trata,
una experiencia de laboratorio que la des- dice en una inquietante aproximación a
nuda en sus notas esenciales. Luego de ana- nuestra práctica, de aprender a escuchar el
lizar con pericia los mecanismos de la silencio, pues es allí donde se muestra el
modernidad presentes y necesarios, en victi- grito de la víctima (p. 27). Resuena en estas
marios y víctimas, para que haya podido ideas el otro mandato de Adorno: educar
suceder lo que sucedió, luego de confrontar para que Auschwitz no se repita (Traverso,
la experiencia recogida por los historiado- p. 154). La pedagogía –en la enseñanza de
res y lo que ha podido saberse del hombre cualquier contenido– no puede seguir sien-
en experimentos clásicos de psicología social, do la misma a partir de tal calamidad.
desnuda los vínculos del “Holocausto” con la
6) Desde los gritos expresionistas de
burocracia moderna y su perfecto e inquie-
Munch o el destilado progresivo de las imá-
tante isomorfismo con la Modernidad.
genes de Rothko hasta la vanguardia más
Bauman incluye también la dimensión de la
radical como la evidenciada en Schibbolett,
responsabilidad en las conductas analizadas.
“apenas” una grieta convertida por Doris
No es casual que comience hablando de
Salcedo en instalación artística en la Tate
Sociología y termine escribiendo acerca de
Modern, o las provocativas muestras que,
Ética. Pero va un paso más allá en el des-
más cerca nuestro, ha organizado Nicola
montaje de un acontecimiento que piensa
Costantino utilizando su grasa corporal
tan singular como normal: apunta su análisis
para confeccionar jabones o el comic Maus,
a la Sociología misma y a sus presupuestos. El
de Art Spiegelman; del vacío mostrado por
objeto de estudio mira a la disciplina que lo
Malevitch a las imágenes imaginadas por
estudia, la cuestiona, y la Sociología no vol-
Pink Floyd en The Wall; del body art al arte
verá a ser la misma luego de la Shoah.
conceptual; desde Resnais hasta Spielberg
5) ¿Cómo transmitir lo implicado en la pasando por Lanzmann o Begnini; de Camus
Shoah? ¿Qué hacer con sus enseñanzas? a Jonathan Littell, de Celan a Gelman, de
Ésas parecen ser las preguntas que orientan Beckett a Perec, la Shoah ha impregnado
un lúcido ensayo de Joan-Carles Mèlich, como ningún otro acontecimiento al Arte
donde se permite repensar la Pedagogía a contemporáneo9. El psicoanalista Gérard
la luz de Auschwitz. Y allí, siguiendo el ras- Wajcman, en un lúcido texto, ha afirmado
8 Tal es en efecto el nombre de su libro, rico en resonancias, tanto acentuando el genitivo subjetivo como el objetivo: falta del testi-
monio, testimonio que hace patente una falta e, invirtiéndolo, testimonio de una ausencia.
9 Aún retroactivamente, pues obras como las de Munch o Malevitch, en las que se advierten las huellas del horror, no habían sido cre-
adas aún…
156
Premio Bergwerk Mariano Horenstein
refiriéndose al arte de la segunda mitad del no (íd., p. 45) “El animal racional, el homo
siglo pasado que “…todo cuerpo represen- faber, el homo ludens, el animal simbóli-
tado, toda figura, todo rostro, de hecho co… todos mueren en los hornos de
toda imagen y toda forma estarían atrave- Auschwitz” (íd.) ¿Y el sujeto construido tra-
sados hoy, de una manera o de otra, por los bajosamente por el Psicoanálisis desde hace
cuerpos liquidados de Auschwitz” (Wajcman, más de un siglo, podría haber salido indem-
a, p. 186) y, avanzando aún más en esa línea, ne? ¿Cómo no va a morir también en
reserva el nombre de Arte sólo a aquel que Auschwitz el homo analyticus, o al menos
toma la Catástrofe como referente último, el resultar tan severamente dañado, que nos
que no pasa por alto la cuestión de los cam- obligue a repensarlo? ¿Obliga Auschwitz a
pos. Una suerte de vibración fósil, las cáma- repensar al Psicoanálisis? Ésas son las pre-
ras de gas, resuena entonces detrás de cada guntas que, sin pretender responderlas,
obra contemporánea, más allá de toda cues- guían nuestra reflexión.
tión de género, tema o estilo (Íd., p. 186-7).
Al arte le es más sencillo cuestionarse.
III
Siempre por delante en cuanto a su capaci-
dad anticipatoria, el arte ha visto antes
El Psicoanálisis por supuesto se ha visto toca-
(Virilio, p. 52) y a la vez se ha hecho eco de
do. De hecho, la mayor parte de los pioneros
Auschwitz y lo que éste encierra de irrepre-
debieron huir debido al nazismo y puede
sentable, de impensable, de inasumible.
entenderse el mapa de las genealogías y
filiaciones analíticas y el de las corrientes
post-freudianas como sub-productos de la
En la línea que venimos puntuando,
diáspora a la que fueron forzados los psicoa-
Kertész ha dicho que habría que inventar
nalistas por el nazismo10. Pero a diferencia de
Auschwitz, prepararlo en el lenguaje como
las disciplinas mencionadas anteriormente,
acontecimiento fundacional. Auschwitz,
que desde algunos de sus cultores se permi-
dice, obliga a repensar todo, la antropolo-
tieron una reflexión acerca de las propias dis-
gía, la cultura, la ética, la educación, la reli-
ciplinas a la luz de Auschwitz, el Psicoanálisis
gión (cit. en Mèlich, p. 22). Está asumido
se ha limitado mayormente a la aplicación
que Auschwitz plantea problemas morales
de su formidable dispositivo terapéutico y de
inéditos, pero también, dice Reyes Mate
sus categorías teóricas para hacer inteligible
(2003, b, p. 93) en una línea similar, hace
Auschwitz, sus perpetradores, sus víctimas,
preguntas aún no contestadas a la antropo-
incluso el comportamiento de la mayoría
logía, a la política y a la ciencia. Así como
silenciosa que lo hizo posible. En ese sentido,
Auschwitz ha puesto en cuestión el concep-
como en una época solía hacer con el arte, el
to de Dios (Jonas, cit. en Mèlich o, 47), tam-
Psicoanálisis ha aplicado su saber a Auschwitz.
bién obliga a repensar lo humano. Auschwitz
implica una ruptura con el ideal ético ilus- Así, la mayoría de los trabajos, de por sí
trado y con la concepción del sujeto moder- numerosos11, que desde el Psicoanálisis
10 Un hecho tan aparentemente alejado de él, como la fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina, tenía entre sus motivacio-
nes construir un albergue científico a los refugiados de los totalitarismos europeos.
11 Entre los que baste citar, a modo de ejemplos tan sólo, los de Bettelheim, los de Ilany Kogan y Yolanda Gampel, los de Milmaniene,
Gerson, Kestenberg, Bergmann, Langer, Laub, D. y Auerhahn, N., Grubrich-Simitis, Benslama y Hounkpatin, M. Granek, Rachel
157
Mariano Horenstein Premio Bergwerk
Rosenblum…, amén de los dedicados al tema en el último Congreso de IPA. Es evidente que el tema es sensible en el mundo del
Psicoanálisis y hacer una revisión bibliográfica exhaustiva se torna por momentos una tarea imposible y nos amenaza con diluir en
un mar de citas nuestra propia enunciación.
12 El conocido y escandaloso episodio sucedido en el ambiente psicoanalítico brasileño años atrás puede entenderse como un eco tar-
dío del nazismo, si consideramos la llegada a Brasil del analista filonazi Werner Kemper, quien fuera el analista de Leao Cabernite,
analista a su vez de Amílcar Lobo –quien, recordémoslo, alternaba la asistencia a sus seminarios de Psicoanálisis con las sesiones
de tortura en las que participaba como médico. Como sabemos en Psicoanálisis, el retorno de lo reprimido es la otra cara de la repre-
sión, y el suceso escamoteado reaparece en la valiente denuncia efectuada por Helena Besserman Vianna y el no menor coraje mos-
trado por R. H. Etchegoyen, por entonces presidente de IPA, al hacerle lugar (Besserman Vianna).
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Premio Bergwerk Mariano Horenstein
13 En ese sentido, Primo Levi decía que el acto de escribir equivalía para él a recostarse en el diván de Freud (cit. en Traverso, p. 184
y p. 202).
14 A lo largo de este trabajo, lo mismo intentaremos hacer con los artistas, esos avanzados exploradores que han encontrado una
manera particular de acercarse a aquello que se desprende de Auschwitz y ante los cuales los psicoanalistas estamos siempre
retrasados.
159
Mariano Horenstein Premio Bergwerk
15 Seguramente habrá otras opiniones, pero recortamos aquí aquéllas correspondientes a algunos testigos que se han ocupado de
hacer pública su experiencia y sus reflexiones acerca de la misma.
16 Primo Levi, el optimista, se suicidó en 1987. Jean Améry, el escéptico, lo había hecho antes, en 1978. Entre ellos, son muchos quie-
nes redoblaron la verdad de sus testimonios sufrientes acabando con sus vidas: Paul Celan, Tadeusz Borowski, Sarah Kofman, Bruno
Bettelheim, Stefan Zweig, el mismo Walter Benjamin…
160
Premio Bergwerk Mariano Horenstein
han vivido, como cualquiera de nuestros –como en el pedido que le hiciera Emmy
pacientes, sino que también han atravesado von N. y que diera origen así a la asociación
una experiencia que roza con lo inimagina- libre, ¿cómo no imaginar que se hubiera
ble, lo cual carga a sus relatos con el peso detenido a escuchar la voz, el sufrimiento
de un testimonio único. Se han convertido, de las víctimas19, esa voz que, habiendo
muy a su pesar, en exploradores del límite, atravesado un dolor inenarrable aparece
de los confines de la experiencia humana. como “condición de toda verdad” (Adorno,
Con nuestras categorías teóricas e instru- cit. en Mate, b, p. 119).
mentos clínicos, estamos en una evidente
invalidez: no fueron concebidos para lidiar Si Freud pudo también hacer espacio en
con eso que Auschwitz develó acerca de la la teoría a lo que la Gran Guerra sacaba a la
especie humana, como decía Robert luz y postular así una extraña “pulsión de
Antelme, o más bien de la conditio inhuma- muerte”, cómo no pensar la atención que le
na a la que se refería Améry (p. 39). hubiera prestado a Auschwitz, el espacio
que le hubiera abierto en el seno de sus
La teoría en Psicoanálisis, sabemos, surge teorías… Sólo que desde la perspectiva his-
en una inextricable relación con la clínica tórica, se advierte incluso cierta ingenuidad
desde donde se la formula y en la que en el fundador del Psicoanálisis, incrédulo y
encuentra su validación última. Si evitamos conocedor como pocos del alma humana,
tomar estos testimonios de sobrevivientes cuando está pronto a emigrar a Londres
tan sólo como efectos de lo traumático vivi- luego de la llegada al poder de los nazis.
do o como resistencias debidas a su compro- Cuando éstos queman sus libros, dice con
miso subjetivo en los hechos –coartadas tristeza no exenta de ironía: es todo un pro-
siempre a mano para que los psicoanalistas greso, en otra época me hubieran quemado
no escuchemos17– y, –sin contradecir las a mí… sin poder imaginar que bastaban
implicancias subjetivas, incluso psicopatoló- apenas unos años, de haberse quedado en
gicas, que puedan discriminarse en ellos– los
Viena después de 1938, para que sí, efecti-
tomamos en cambio como cuestionamientos
vamente, lo hubieran quemado también a
dignos de ser escuchados, podríamos inten-
él, luego de gasearlo, en lo que se advierten
tar efectuar una maniobra inversa a la habi-
los beneficios de la revolución industrial a
tual: esto es, en vez de aplicar el Psico-
la que los nazis, a diferencia de los inquisi-
análisis a Auschwitz, aplicar Auschwitz
dores medievales, pudieron apelar20.
al Psicoanálisis 18. Freud, imaginamos, no
hubiera dejado de hacerlo. Si pudo escu- Entonces, como decíamos, podríamos
char a sus histéricas al punto de callarse invertir la maniobra habitual del Psicoanálisis
17 Marcelo y Maren Viñar hablan de que se trata de una “recuperación para un discurso médico-científico, recuperación tranquiliza-
dora en la medida que invierte la realidad que abordamos y la somete a códigos conocidos. La literatura médica y psicoanalítica sobre
los campos de concentración muestra que la misma realiza absolutamente esa reducción” (1993, p. 49).
18 Aplicar al Psicoanálisis un aparato conceptual extra-analítico debiera suscitar extrañeza, hacer extraños para nosotros mismos nues-
tros conceptos habituales y permitirnos por esa vía reinventarlos en cada ocasión.
19 Y bien podríamos extender esta observación a lo que otros sujetos, desde un lugar también sufriente pero a la vez resistente, tie-
nen para decir acerca del Psicoanálisis y que no siempre estamos dispuestos a oír: quienes militan teóricamente en los movimientos
homo, trans e intersexuales entre otros. En sus críticas, muchas veces fundadas, se desnuda cuánto anida aún de prejuicio en una
teoría innovadora y subversiva como el Psicoanálisis.
20 En ese sentido, Heinrich Heine, tan admirado por Freud, fue un paso más allá de la ingenuidad freudiana: cuando se empiezan a
quemar libros, decía, se sigue con las personas…
161
Mariano Horenstein Premio Bergwerk
21 En 1947, al conocerse los horrores perpetrados por los médicos nazis, se establece un “Código de Nüremberg”, que fija las condi-
ciones en las cuales pueden llevarse a cabo ensayos sobre el hombre, constituyéndose en texto fundamental de la ética médica
moderna (Virilio, p. 78-79), es decir, posterior a Auschwitz.
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Premio Bergwerk Mariano Horenstein
1) Junto con la idea de lo traumático, cidio del pueblo judío.22 Pero cada vez son
del efecto sobre el psiquismo de las vícti- mayores las evidencias de que una política
mas, la tríada freudiana recuerdo-repeti- del recuerdo activa en Europa al menos
ción-elaboración, enunciada por Freud en desde los años ´70 no ha impedido que se
uno de sus señeros trabajos sobre técnica, tolerara, cuando no que se propiciaran
ha sido y es uno de los puntos de referencia abiertamente23 nuevos genocidios, y no en
más habituales a la hora de pensar desde el el remoto tercer mundo latinoamericano o
Psicoanálisis fenómenos como el que nos africano, que también los hubo, sino en los
ocupa ahora. Surgida de la clínica, de un Balcanes, en el corazón mismo de la Europa
modo de ordenar y orientar el trabajo clíni- civilizada. La muy conocida frase de George
co analítico, ha sido extrapolada para hacer Santayana –freudiana avant la lettre– escri-
inteligibles catástrofes como Auschwitz. De ta en las paredes de Dachau: Aquellos pue-
hecho no es casual que el último Congreso blos que no recuerdan el pasado están con-
Internacional de Psicoanálisis, que tuvo denados a repetirlo parece al menos insufi-
lugar el año pasado por primera vez en ciente. Quizás no alcance recordar para no
Berlín desde el período nazi, haya elegido repetir, salvo que consideremos el recuerdo
por tema central al ternario antes enuncia- en el sentido que Walter Benjamin plantea
do. En líneas generales, y a riesgo de sim- la articulación histórica del pasado. No sig-
plificar en exceso, suele entenderse que el nifica, dice, conocerlo “como verdadera-
trabajo analítico pasa por el recuerdo y la mente ha sido”, sino “apoderarse de un
posterior elaboración, por el levantamiento recuerdo tal como éste relampaguea en un
de represiones que posibilitará la cura y instante de peligro” (p. 51). Es decir –elegi-
dominará la repetición demoníaca, que mos leerlo así– apelar a un recuerdo menos
medra allí donde el recuerdo se ausenta. contemplativo que militante, inconformista,
Así, recordar, y redoblar ese trabajo a través que haga el intento, en cada época, de
de la Durcharbeitung de lo recordado, apa- “ganarle de nuevo la tradición al conformis-
rece como la alternativa más saludable mo que está a punto de avasallarla” (ídem).
frente al callejón sin salida de la repetición
(Freud, 1914). Fuera de la clínica, donde La concepción de la historia de Benjamin
también podría ponerse en cuestión, en el –y la historia, en su capilaridad microfísica,
campo social o histórico se presentan pro- es también nuestro territorio– implica con-
blemas. Podría pensarse que el recuerdo templarla a la manera en que se muestra en
vivo de la la masacre de los armenios a el Angelus Novus, imagen de Paul Klee que
manos de los turcos otomanos podría haber Benjamin toma como figura alegórica: el
funcionado como un antídoto contra la ángel de la historia, arrastrado por una
repetición, aunque diferenciada, del geno- tempestad que representa el progreso, con-
22 Al parecer esa era, por la negativa, la idea de Hitler quien, soñando con alguna inimputabilidad engordada de olvido, habría dicho al
comenzar el genocidio que infligió a los judíos: ¿quién recuerda hoy a los armenios?
23 La defección de las tropas holandesas de la ONU en Srebrenica, que habiendo prometido un “safe heaven” a los civiles que esca-
paban de los serbios, y cuya retirada permitió una masacre en la que murieron más de 6000 personas, es sólo un ejemplo entre varios
posibles. A esta altura es claro que el recuerdo, aún el recuerdo militante, socializado y difundido globalmente, no ha sido antídoto
suficiente contra la repetición. Basta tomar nota de los genocidios que asolaron al siglo XX luego de Auschwitz (Ruanda, Bosnia,
Latinoamérica) o la la creciente judeofobia en el corazón de una Europa que aún no ha terminado de hacerse cargo de su responsa-
bilidad en la Shoah o el preocupante ascenso de partidos radicales y xenófobos en países con tradición democrática (Suiza, Bélgica)
para aceptar sin duda alguna que el recuerdo de Auschwitz no ha inmunizado contra nada.
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Mariano Horenstein Premio Bergwerk
24 Es una constatación clínica que, también en ese terreno, no siempre baste el recuerdo para impedir la repetición.
25 “Sin olvidar no hay manera de vivir”, decía (cit. en Mate, b, p. 66).
26 A Améry le llevó veinte años (Améry, p. 47).
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Premio Bergwerk Mariano Horenstein
que nunca se sabría lo que ocurrió en con Foucault (b, p. 169), que para la
Auschwitz (y en caso de sabérselo no sería Ilustración, la realidad es lo presente,
creído), encontramos también testigos entonces lo ausente –lo fracasado, lo perdi-
mudos que no necesariamente testifican do, lo vencido– es irrelevante para el pensa-
menos con su silencio que los que hablan miento. “Pero, continúa, la memoria no es
con sus palabras. Albergar ese silencio –que fundamentalmente un recuerdo del pasa-
tan bien muestra Lanzmann en su película– do, sino el reconocimiento de esa parte
la presencia del ausente, la ausencia en la olvidada de la historia como parte de la
materialidad presente del relato como realidad” (íd., negritas nuestras). Eso
modo del recuerdo eficaz, de la memoria al ausente, según Adorno, es la expresión del
menos como resistencia, sino barrera, fren- sufrimiento pasado, y “hacer hablar al sufri-
te a la repetición. miento es el principio de toda verdad” (íd.).
El Psicoanálisis surge como disciplina reco-
No pretendemos licuar el valor de la
giendo ese resto expulsado por la lógica
memoria ni de la pacificación que brinda el
ilustrada, haciendo hablar el sufrimiento
recuerdo de un trauma olvidado pero
encerrado en los síntomas, dejándose sub-
vigente en el psiquismo, sino tan sólo cues-
vertir por una verdad que aparecía contra
tionar cierta ligereza con que a veces en
todo pronóstico. Y en esa operatoria,
Psicoanálisis pretendemos mudar repeticio-
encontró una eficacia clínica arrasadora.
nes en recuerdos, sin lograr desarticular el
Cabe preguntarnos quizás si no nos halla-
componente gozoso que cimenta lo diabó-
mos en una época de reflujo en ese sentido,
lico de la repetición. La memoria y su encar-
donde nos hemos convertido en técnicos del
nadura personal, el recuerdo, no evitan
recuerdo, en profesionales más o menos exi-
necesariamente la repetición y la elabora-
tosos y postulantes siempre a punto de ser
ción se vuelve impotente. Aún así, no tene-
recibidos –sin serlo nunca del todo– en los
mos quizás otra posibilidad contra la repe-
salones de la Ciencia, y si ello no ha mellado
tición que esa exhumación del recuerdo; y si
el filo de nuestro instrumento. Nos ocupa-
éste no basta, sabemos que el olvido basta
mos de rescatar un pasado presente y sinto-
aún menos. Quizás se trate de encontrar
mático, pero hemos perdido la luz con que
procedimientos, dentro y fuera del análisis,
el recuerdo “relampaguea en un instante de
para que el recuerdo se torne memoria, y
peligro”. El Psicoanálisis ha dejado de ser
ésta devenga un mandato ético.
una disciplina peligrosa –antes lo era, tanto
¿Qué sería recordar entonces en para los analistas como para sus pacientes– y
Psicoanálisis? Probablemente no haya para de eso también se trata en la repetición.
tal pregunta una respuesta sencilla ni uní-
voca, pero entiendo que vale la pena dejar-
la abierta a partir de la lección de 2) Los psicoanalistas trabajamos con y
Auschwitz y la insidiosa identificación de sobre el lenguaje. Aún cuando pretende-
nuestra praxis con los valores de la Ciencia, mos abordar lo insondable de la angustia o
y por ende con los del Progreso. Reyes Mate interpretamos el abanico de afectos que se
analiza esa deriva progresiva desde los despliega en una cura, lo hacemos a través
aportes de Adorno y Benjamin y advierte, del lenguaje. Al amor que es efecto de la
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Premio Bergwerk Mariano Horenstein
27 En un interesante trabajo, Sneh y Cosaka hablan de un pasaje del “discurso del exterminio” al “exterminio del discurso”.
28 Recordemos con Benjamin: apropiarse de un recuerdo tal como éste relampaguea en un instante de peligro.
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Mariano Horenstein Premio Bergwerk
que testimonia Klemperer con su LTI, ni que una buena interpretación debería saber
frente al pequeño léxico del alemán nazi detenerse frente al abismo30. Respetar ese
aparecido en 1957 (Klemperer, p. 116) Pero punto de indecibilidad, lo que pone de
tampoco frente a los intentos de borronear manifiesto la película de Lanzmann, posibili-
el pasado liquidando la memoria que yace taría tal vez que el recuerdo, avizorado en
en los intersticios de las palabras, como se ese instante de peligro, sin sueño reparato-
desprende del “Diccionario para la supera- rio alguno, pueda si no impedir, al menos
ción del pasado” que acaba de editarse en acotar el demonio de la repetición.
Alemania.29
Hay un lugar, el del silencio, que parece
Quizás ver cómo se las arreglaron los necesario preservar. Así como el memento
escritores en general, y en particular los poe- es un mandato clave en la oración por los
tas con un lenguaje bastardeado para dar muertos y el ¡Zakhor! llevado a la dignidad
cuenta de la devastación nos ilumine algo. bíblica muestran el valor de la memoria del
trauma en la existencia de los supervivien-
Probablemente la distinción entre poesía
tes, también el silencio ocupa un lugar cen-
y narrativa en literatura pueda aplicarse
tral allí. No es casual que el silencio, unos
también al cine de algún modo. Si fuera así,
fragmentos de silencio, sea el vehículo ele-
atendiendo a nuestro tema, directores como
gido para homenajear a los muertos.
Steven Spielberg o Roberto Begnini, uno
Cuando las palabras se han prestado al
más en tono de drama épico, el otro más en
abuso, la tarea que les es encomendada la
tono de tragicomedia, ejemplificarían un
asume ahora, por vía negativa, el silencio31.
abordaje narrativo que pretendería ficciona-
lizar la Shoah. Hay todo un modelo interpre- Un silencio especial, no es el silencio
tativo, creo –y mucho más allá de Auschwitz– cómplice ni el silencio inarticulado ni el
que toma este sesgo. En el otro extremo, hay silencio de la conveniencia sino un silencio
otra manera de hacer cine, probablemente activo, militante, el silencio que hace cobrar
menos grata, más insoportable, más poética, relieve a cada letra que lo rasga. Sea con su
esto es, más cercana a lo indecible. El filme silencio o con su palabra, el analista debe
de Claude Lanzmann, Shoah, es uno de los poder dar lugar a ese vacío que el silencio
raros ejemplos de esta modalidad y quizás representa como ninguna otra cosa. Ese
debamos aprender de él, de su manera de silencio que los poetas saben poner de
preguntar, de mostrar el vacío, cómo cons- relieve mejor que nadie, es el que a veces se
truir interpretaciones verdaderas acerca de profana por una determinada manera de
lo imposible de cernir en palabras. Sabiendo interpretar en Psicoanálisis.
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Mariano Horenstein Premio Bergwerk
un eco inusitado al permitirle a toda una tragedia cuestionan por su misma existen-
generación de perpetradores o cómplices cia a las mayorías silenciosas que posibilita-
de crímenes inimaginables lavar sus culpas ron y perpetraron la masacre. Hay una dis-
–por acción u omisión, culpas siempre indi- tancia entre Eichmann, quien se defendió
viduales32– desde una razón de estado que en el juicio aduciendo que era un simple
se convirtió en una virtual exculpación33. engranaje de la maquinaria nazi que cum-
plía órdenes sin discutir35 y Claude Eatherly,
En los textos revisados para el siguiente
uno de los pilotos de Hiroshima, quien inten-
trabajo, aparecen con persistencia algunos
tó matarse al comprender las consecuencias
datos inquietantes: ni los alemanes odiaban
de su acto, aún sin haber sido cuestionado ni
a los judíos más que otros pueblos, ni los
acusado, sin ni siquiera haber sabido lo que
genocidas, al menos en su mayor parte, pre-
su avión estaba arrojando sobre Japón.
sentaban cuadros psicopatológicos extre-
Escamoteada o asumida, la responsabilidad
mos (v. gr.: Todorov, p. 129). Eichmann
subjetiva es lo que se juega aquí, y ése, más
mismo, en el clásico estudio de Hanna
allá de las implicancias morales o religiosas,
Arendt, ha sido presentado como un hom-
es el campo del Psicoanálisis, el campo en el
bre de una normalidad rayana en lo vulgar.
que cada quién es responsable de sus deseos,
La dimensión colectiva de lo sucedido tien-
de su goce, de sus actos.
de a borrar la responsabilidad individual,
aquélla a la que en Psicoanálisis atendemos De la devastación producida por la Shoah
antes que a ninguna. Pero a la vez resalta surgen figuras que afirman el valor de decir
en la bibliografía un dato no menor: en no, la primera discriminación freudiana, y
cada una de las situaciones grupales habi- recrean la apuesta ética de Bartleby (prefe-
tuales en los campos, emergiendo de los riría no hacerlo, dice con terquedad el
flujos de comportamiento habituales, sur- héroe de Melville a cada momento), contra
gía alguien que decía no: desde algunos toda conveniencia. Quizás lo que la Shoah
pocos miembros del tristemente célebre enseña al Psicoanálisis se una con lo que el
Batallón 10134 (Browning) que se negaron a Psicoanálisis pueda aportar, en su capilari-
asesinar hasta algunos dirigentes de los dad, en la microfísica a través de la cual las
controvertidos consejos judíos que eligie- catástrofes de un siglo de inusitada violen-
ron suicidarse antes que seleccionar a sus cia infiltran los espacios subjetivos particu-
compañeros para la muerte, o la escasísima lares, aquéllos en los que el Psicoanálisis
pero real presencia de “justos” –quienes reencuentra su potencial al posibilitar que
ayudaron a las víctimas del genocidio aún a un sujeto distinto surja producto de la res-
riesgo de sus propias vidas– en medio de la ponsabilidad asumida.
32 Hanna Arendt dice con claridad que no hay ni inocencia ni culpabilidad colectiva (cit. en Traverso, p. 87). Retomando sus ideas, Karl
Jaspers hablará de cuatro formas de culpabilidad: criminal, política, moral y metafísica. La primera debía ser perseguida y castigada
legalmente, la segunda recaía sobre todo el pueblo alemán; la culpabilidad metafísica se asimilaba a la noción arendtiana de respon-
sabilidad colectiva y ésta, junto a la moral, no podían ser sancionadas por la ley pues afectaban exclusivamente a las conciencias (íd.,
p. 88-9). Nuestro concepto de responsabilidad, además de ser estrictamente individual, incluye al Inconciente.
33 Desde ahí, no cabe asombrarse de que la obediencia debida haya sido una de las justificaciones más comunes en relación a los crí-
menes cometidos por las dictaduras latinoamericanas.
34 El mismo estaba constituido por civiles que, representando aleatoriamente a la sociedad alemana en su conjunto, replicaba de forma
amateur y fuera de toda coerción, en la retaguardia, la tarea asesina de los Einsatzgruppen.
35 Aún cuando el propio código militar alemán autorizaba la desobediencia en casos extremos (Agamben, p. 102).
170
Premio Bergwerk Mariano Horenstein
2) Así como los testimonios de los sobre- Bion (quien plantea que el analista debe
vivientes de la Shoah son fundamentalmen- estar “sin memoria y sin deseo”, pero tam-
te el registro de una ausencia, y la escucha bien “sin comprensión”) contra el llenado
de esos testimonios nos confronta a quienes de ese silencio con palabras que pueden
no estuvimos allí con esa pérdida, el quizás, aún persiguiendo la verdad del suje-
Psicoanálisis ha aportado quizás un disposi- to, inundar ese hueco cavado en lo que
tivo, una maquinaria apta como pocas para habla el testigo en el diván, violar ese silen-
poner de manifiesto ese vacío que tiende cio aparecido gracias al dispositivo con
siempre a escabullirse, a cegarse, a llenarse. interpretaciones que restituyan una consis-
Nos referimos al dispositivo más que a las tencia que, más allá de los esperables efec-
teorías psicoanalíticas, pues muchas de ellas, tos ansiolíticos, resultará a la postre iatro-
pese a hablar de la ausencia de una manera génica. A la luz de las tristes “enseñanzas”
clara, por su utilización quedan convertidas de la Shoah, el dispositivo, esa máquina
en vehículos de la operación contraria, del para hacer presente la ausencia, como el
cegado o desconocimiento de esa ausencia arte contemporáneo o la pedagogía tal
insoportable. Ese artificio que consiste en como la describíamos, pone a todo sujeto
unos pocos elementos de radical simpleza: que se recueste en un diván en el lugar de
un lugar para que un sujeto se tienda, una testigo, de superviviente que testifica acer-
escucha atenta y desprejuiciada, deseosa de ca de esa ausencia36. Y resistirse a compren-
alojar algo que habrá de producirse allí, la der allí equivale en un punto a resistirse a
proscripción o al menos el olvido de todo comprender aquello que la Shoah muestra
interés, de todo saber previo para que un acerca de los victimarios, de la civilización
sujeto sufriente pueda producir, vía asocia- alemana, de la cultura occidental. No se
ción libre, un testimonio, no tanto de lo que trata tan sólo de la imposibilidad de com-
sabe o de lo que ha vivido –a fin de cuentas, prender, de la roca con que lo simbólico se
la confesión fue inventada antes que el aná- topa ineludiblemente, sino de la negativa a
lisis– sino de la ausencia a la que aludíamos. comprender, no se trata tanto de un límite
Es a través de este sencillo dispositivo, más o como de un acto: no hay que comprender, y
menos común a todas las teorizaciones, que ello en las distintas posibilidades que brinda
el Psicoanálisis cura revelando a cada anali- el multívoco término: ni dar sentido ni paci-
zante portador de una falta, testigo de una ficar de ninguna manera. Tampoco, en un
ausencia, de un vacío, de un silencio último. tercer sentido, de cercar, de considerar la
Shoah como un episodio limitado –sea de la
Esta hendidura cavada en el torrente de
Historia, de la historia de los judíos o de la
sentidos que profiere un sujeto en análisis
historia del siglo XX– sino como una virtua-
es liberadora, más aún que cualquier saber,
lidad posible inherente a la especie humana
pero es también angustiante, sobrecogedo-
more Auschwitz demonstrata37.
ra y convoca, así como el sentido llama a la
interpretación, a su clausura. Aquí cobra La comprensión apura un duelo imposi-
más relieve que nunca la advertencia profe- ble. Ni congelado ni bloqueado (Granek),
rida por Lacan (¡No comprendan!) o por sino asumido como imposible pues efectuar
36 Y a cada uno de nosotros en el lugar de “testigo del testigo” (Ritvo, p. 126), lo cual no debería carecer de consecuencias…
37 Dice Primo Levi que no se puede, o no se debe comprender, porque hacerlo es casi justificar; comprender es contener, identificar-
se con ese comportamiento o con su autor (Levi, a, p. 208).
171
Mariano Horenstein Premio Bergwerk
ese duelo equivaldría a silenciar las voces de metodológica, de mantener intacta tanto la
los vencidos de la historia a la manera en que capacidad de asombro como de indignación
la entiende Benjamin. Sólo un duelo inacaba- ante aquel punto de vacío a menudo horro-
do por inacabable, tan lejos de la melancolía roso que cuestiona con su instante de silen-
como de la liquidación del pasado, quizás, cio kilómetros de parrafadas estériles.
inmunice contra el demonio de la repetición.
Así como es difícil encontrar en los
3) Aquello a que la Shoah nos confronta
sobrevivientes referencias al Psicoanálisis
no se discierne con facilidad y lejos está de
como un corpus que haya podido dar cuen-
estas líneas pretender agotarlo. Sí creemos,
ta de aquello por lo que pasaron, nos asom-
aunque más no sea esto una tarea prepara-
bramos al detenernos, en la ingente biblio-
toria para poner a prueba cada una de
grafía sobre la Shoah, con alguien que sí
nuestras categorías conceptuales inheren-
desea comprender, y apela entonces a Freud,
tes al sujeto a la luz de Auschwitz, que tran-
al perpetuo combate que describe entre
sitamos un terreno en el que se impone una
pulsiones de vida y de muerte para explicar
ética del silencio, de poner más que nunca
la psicología de Hitler38. Algo no está bien si
en barbecho nuestras explicaciones tran-
es el nazi Albert Speer, arquitecto y poste-
quilizadoras (frente a nuestra angustia y la
rior ministro de armamento de Hitler quien
de los otros), de aceptar encontrarnos en el
puede recurrir a Freud alegremente. Aún
corazón de algo que aún no sabemos ni
cuando Speer haya sido uno de los pocos
podemos ni queremos encerrar en nuestros
jerarcas nazis en asumir la culpabilidad que
dogmas, al menos hasta tanto no hayamos
le cabe, hay en él un ansia de comprensión,
sido suficientemente interpelados. No nos
de ser comprendido, de comprender, y
apartamos del terreno de la teoría psicoa-
entonces apela al aparato freudiano.
nalítica, si ponemos a un lado los intentos
Resuenan aquí las palabras anticipadas al
explicativos para situarlos en la misma
principio, de Celan espantado cuando escribe
situación de incertidumbre con que nos
a Nelly Sachs: “Sabe, algunos de ellos escri-
ubicamos frente al discurso de un analizan-
ben poemas. ¡Esos hombres ¡escriben poe-
te. Disponemos, claro, de algunos instru-
mas!” (Celan, p. 26). Parafraseándolo, bien
mentos de navegación para orientarnos en
podríamos decir: “Sabe, algunos de ellos for-
un mar en el que de otro modo nos hundi-
mulan interpretaciones. Esos hombres ¡hacen
ríamos (entre los cuales la atención flotan-
interpretaciones!”
te no es el de menor importancia) pero qui-
Entonces hay que resistirse a compren- zás se trate de dejarnos llevar por cierta
der39, quizás en un sentido aún más radical corriente subterránea que ha emergido,
que al que alude Lacan o Bion cuando pro- dejar de pretender el manejo del timón
ponen al analista sustraerse de la tentación para ver hacia dónde nos lleva, para poner
de comprender demasiado pronto. Se trata a prueba incluso las nociones elementales
de sostener quizás un punto de perplejidad del arte de la navegación. Mientras, el
38 En una entrevista concedida a Eric Norden, publicada en la revista Playboy en junio de 1971 (cit. en Sneh et al., p. 44). El persona-
je de Speer se presta bien para pensar los distintos niveles de la responsabilidad, desde el momento que, aún habiendo asumido su
culpa y purgado prisión por ella, “podía acusarse de crímenes espantosos en el mismo tono que utilizaba para ofrecer un trozo de
Apfel Torte” (íd.).
39 Si se comprendiera el testimonio, dice M.-A. Ouaknin, la víctima desaparecería (cit. en Mèlich, p. 64).
172
Premio Bergwerk Mariano Horenstein
40 Un silencio que si bien implica cierto fracaso del lenguaje, es también una forma intensa de expresión de la palabra (cf. Mèlich, p.
21-2, 30).
41 En un punto, en Occidente, como se ha dicho y sin pretender homologar nuestro intento de reflexión con el sufrimiento padecido
por las víctimas, todos somos descendientes de la Shoah.
173
Mariano Horenstein Premio Bergwerk
contar, dominar ese mundo del que fue víc- particular, una poesía que no desconoce
tima (cit. en Mesnard, p. 19). La negativa a Auschwitz, de la misma manera que no
comprender por la que abogamos ha de debería desconocerlo cualquier interpreta-
tener como antecedente la incoercible nece- ción psicoanalítica. Después de Shoah, qui-
sidad de comprender, de comprender todo zás habría que leer, escribir y practicar el
lo comprensible sabiendo que arribaremos Psicoanálisis como se lee y se escribe poesía,
tarde o temprano a un lugar en que cual- respetando los espacios en blanco, descon-
quier intento en ese sentido se revelará tando que no todo es significable.
impotente.
En cierto modo, volviendo a la dificul-
Y aquí advertimos la razón de cierta irri- tad inicial de nombrar aquello que suce-
tación que nos embarga frente a algunos dió, los nombres disponibles bien podrían
trabajos de colegas en torno a la Shoah, por funcionar, en su opacidad, en lo que sugie-
otra parte encomiables desde muchos pun- ren sin definir, en su capacidad alusiva,
tos de vista. Es la falta de respeto a este como una interpretación, pero hacia el
silencio necesario, que nos enfrenta con un Psicoanálisis mismo, como una interpreta-
límite de lo representable y por ende de lo ción que más que importar el contenido de
interpretable, lo que causa malestar, cuan- lo que dice, vale por lo que hace decir.
do se moviliza toda la teoría para rellenar Dejarnos interpelar por Auschwitz equiva-
ese vacío, cuando la profusión de repeticio- le a asumir que aquello (o mejor dicho eso,
nes no hace sino enmascarar el punto de pues está menos lejano de lo esperable)
imposibilidad, para interpretar lo no inter- nos cuestiona, que no es un objeto inter-
pretable, en un exceso de lo simbólico. Hay pretable más, que no nos habilita, con su
una paradoja aparente ahí, un exceso de lo catálogo de monstruosidades, para esgri-
simbólico para abordar lo real, cuando qui- mir nuestras destrezas omniexplicativas ni
zás haya que tolerar el déficit de lo simbóli- en el terreno de la psicopatología, ni en el
co, el punto estructural donde nada puede de la psicología de las masas ni en el de la
(ni debe) decirse. El silencio con que el ana- condición humana ni en ningún otro. Los
lista acoge a su paciente –un silencio, digá- psicoanalistas deberíamos quizás dejarnos
moslo, particular, un silencio que más allá interpelar y correr el riesgo de que nues-
de la paradoja puede convivir con palabras tros conceptos se revelen anacrónicos e
pues se trata de palabras que no ignoran el incapaces de echar luz sobre Auschwitz.
lugar estructural del silencio– ese silencio
Eso no invalidaría nuestro método, más
analítico, decíamos no tendría tan sólo la
bien lo enriquecería, posibilitaría mante-
función de posibilitar la palabra no dicha
ner en el campo de nuestra praxis el hueco
de quien nos consulta sino también de mos-
de lo que no se sabe.
trar en acto la imposibilidad de una palabra
última. Lejos de inhibir la palabra, este Luego de Auschwitz, habría que psicoa-
silencio la propicia, de la misma manera nalizar con la pérdida en mente, siempre
que la “prohibición” de escribir poesía des- presente como tiene el deudo en la tradi-
pués de Auschwitz ha generado quizás ción judaica una prenda rota para demos-
tanta o más poesía que ningún otro acon- trar que hay algo roto dentro suyo.
tecimiento histórico. Sólo que es una poesía Analizar con el lenguaje desgarrado como
174
Premio Bergwerk Mariano Horenstein
escribe Celan, como escribía Perec42, huérfa- incidido en el tiempo que hubo de pasar
no de la Shoah también, que compuso una hasta que pudieran prestarse oídos a los
novela donde aparecen todas las vocales testimonios de los sobrevivientes43 y que no
menos una, la E (la A en la traducción espa- garantiza que esa ventana abierta al testi-
ñola), la más común en el idioma, en lo que monio de los ausentes, que de eso se trata,
tras la apariencia de una frivolidad más o permanezca abierta por mucho tiempo
menos ingeniosa, ponía en juego una escri- más. Evidentemente hay aquí algo que des-
tura en torno a la pérdida. Una literatura vela en otro sentido también, que descorre
donde la ausencia es patente, como la tri- un velo sobre algo que quizás no deba, no
butaria de la Shoah, conduce a pensar un pueda, ser visto salvo fragmentariamente,
Psicoanálisis que se permita hacer presente la cabeza de la Gorgona de la que habla-
la ausencia sin rellenarla de sentidos tan ba Levi, aquello que sólo los musulmanes
pacificadores como invalidantes. En el que han visto.
podamos construir interpretaciones acera-
Luego de la Shoah, el Psicoanálisis debe-
das, carentes tanto de vanidad como de
ría renovar más que nunca su pacto con la
moralina, lejos de cualquier pretensión de
función del resto, de lo marginal –si surgió
saber absoluto, lograr que cada palabra
como disciplina, fue ocupándose de lo que
que proferimos lleve en su reverso esa pér-
la Ciencia descartaba– poniéndolo en el
dida, ese vacío que Auschwitz hace eviden-
centro de sus preocupaciones. Y operar así
te de una manera ineludible.
una inversión (en el doble sentido de dar
vuelta y de apostar por el futuro) funda-
mental: situar en la periferia de nuestra
Para terminar, una nota autobiográfica
escucha lo que puede ser dicho mantenien-
que quizás dé cuenta de lo que se juega
do el lugar del centro, de corazón de nues-
aquí: mientras redactaba este trabajo, en el
tra praxis, a lo indecible.
tiempo de las lecturas previas, comenzó a
acometerme un insomnio ocasional pero Los perpetradores de la Shoah preten-
pertinaz. Me desvelaba, y despierto irreme- dieron no dejar rastros ni responsables. El
diablemente en mitad de la noche, me asal- Psicoanálisis, como práctica capilar, es en
taban pensamientos ligados a los testimo- ese sentido su reverso: si tiene eficacia es
nios que leía, a las películas que veía, a por la recuperación de rastros, si guarda
datos no necesariamente explícitos. La sen- alguna razón de ser es en la asunción de
sación general era la de toparme con algo una responsabilidad siempre subjetiva e
insoportable, lo que imagino que debe haber ineludible.
42 Al aceptar dejarnos enseñar por algunos escritores, aparece un sesgo interesante pues cabe suponer que muchos sobrevivientes y
artistas han pasado por divanes psicoanalíticos, algunos muy conspicuos –v.gr., Perec fue analizante de F. Dolto, Beckett de W. Bion.
Podríamos preguntarnos cuánto de lo que los autores han postulado en la teoría debe a la experiencia de escucha de esos analizan-
tes. Así, permitiéndonos interrogar desde los artistas y los sobrevivientes, no haríamos sino oír a los pacientes. Ni más ni menos que
lo que posibilitó, cien años atrás, que Freud inventara el Psicoanálisis.
43 Sólo a finales de los años ‘70 Auschwitz cobró importancia en la conciencia occidental. Hasta ese momento, por muchas razones,
la actitud predominante fue el silencio (Traverso, p. 17) y no había oídos dispuestos a escuchar a los sobrevivientes. Cabría reflexio-
nar cuánto de algunos conceptos psicoanalíticos centrales, como el de terror sin nombre en Bion o el fundamental registro de lo Real
en Lacan (donde éste ubicaba a los campos de concentración) debe a la aparición creciente y audible de testimonios de sobrevivien-
tes de la Shoah en Europa. Quizás convertir a la Shoah en una palabra no demasiado extraña al vocabulario psicoanalítico permita
acentuar distinto los conceptos con que operamos, y a veces es sólo un acento lo que convierte a una palabra en otra.
175
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176
Palabras Cruzadas
“La guerra no es un efecto de la destructividad,
sino de la estupidez humana”
Entrevista a Antonino Ferro
La entrevista que publicamos fue realizada especialmente para Docta, en febrero de 2008,
durante el Encuentro Bion 2008, en Roma, por dos analistas de la Asociación Psicoanalítica
de Suiza, el Lic. Nino Rizzo y el Dr. Eduardo Puch, quienes son responsables también de la
traducción.
179
Antonino Ferro Palabras cruzadas
Docta: Dr. Ferro, el tema de la entrevis- años de análisis, de ser analista, de ser
ta, es el “Psicoanálisis y el Mal”, tema paciente y poder pasar a través de este
del próximo número de la revista terror, de este encuentro con la parte desco-
Docta y también del próximo Congreso nocida de uno mismo, al placer de poder dia-
Argentino de Psicoanálisis. logar con los aspectos más diabólicos de uno.
En nuestro encuentro en Lausana, Aquí estamos frente a un gran proble-
cuando hablamos ya de este tema, usted ma, el problema del Mal en el sentido que
evocó una película que vio en su niñez. nosotros los analistas tenemos tendencia a
considerarlo como una cosa en sí misma,
AF: Sí, la película es La invasión de los
como que nosotros somos portadores tam-
ultra cuerpos, película muy interesante, en
bién del mal o que somos portadores del
donde ocurría que cuando el personaje se
instinto de muerte o de la destructividad,
dormía inmediatamente aparecía una espe-
esto es algo que siempre me ha intrigado y
cie de enorme cosa que se transformaba en
he intentado comprender.
un doble y este doble era un doble extrate-
rrestre que sustituía a la persona. Ésta, per- En la conferencia de Lausana di el ejem-
día la conciencia de sí misma, perdía toda plo de los tomates y el pasa tomates o moli-
capacidad de gestión de su propia mente. nillo. Si nos imaginamos que tenemos un
conjunto de tomates que serían los elemen-
Esta película fue muy famosa en Italia, y
tos Beta, y después tenemos el pasa toma-
tenía varias lecturas. Una lectura sociológi-
tes, (molinillo o triturador que se usa en
ca, que decía que este doble era el comu-
Italia para hacer la salsa) que sería la función
nismo que venía a tomar el poder, a susti-
alfa, que sirve a transformar estos «toma-
tuir el orden establecido.
tes» elementos beta.
Después hay, por supuesto, una lectura
Yo creo, que de todos estos tomates, aun
psicológica, basada en este doble que está
cuando la función alfa, el molinillo, sea
de cierta forma oculto.
grande y funcione bien, solo logramos
Recuerdo que de niño esta película me hacer pasar una parte, hay otra parte que
aterrorizaba, de repente pensaba que era el no pasa por el molinillo, esta otra parte,
doble que se concretizaba y me daba un digamos la cuota no transformada de ele-
miedo terrible. Recuerdo otra vez que pasó mentos beta, se acumula y es esta parte la
algo parecido, viví prácticamente una expe- que el psicoanálisis llama destructividad,
riencia parecida, estaba en Atenas, solo en instinto de muerte, pulsión de muerte.
un hotel y tenía en mi cuarto una cama
Yo no creo que nosotros tengamos una
enorme, y de repente pensé: “¡Dios mío! y
parte destructiva o que tengamos una
si en mi espalda estuviera el diablo?”
parte mortífera, o que tengamos el instin-
Después de un momento me dije: “bueno,
to de muerte; creo más bien, que tenemos
sería bastante divertido tener alguien con
una parte no transformada y no transfor-
quien charlar un rato”.
mable en nuestra especie. Creo que nues-
Me pareció bellísimo este acontecimien- tra especie en su evolución es, por ahora,
to, este pasaje, habían pasado 40 años, 40 una especie incapaz de transformar toda la
180
Palabras cruzadas Antonino Ferro
sensorialidad existente, como decía antes, y Entonces empecé a pensar y a ver que a
esta parte de sensorialidad, de elementos medida que estos pacientes se analizaban,
beta, que no pueden ser transformados, se mejoraban en el desarrollo de la capacidad
acumulan y se acumulan, y en cierto de contener las cosas, digamos del estómago,
momento deben ser evacuados. Y cuando y mejoraban en la capacidad de metabolizar
evacuamos, mediante mecanismos evacua- las cosas, es decir en el desarrollo de la fun-
tivos, tenemos las alucinaciones, tenemos ción alfa. Entonces los pacientes cambiaban y
las enfermedades psicosomáticas, tenemos la cuota que en otro momento hubiéramos
comportamientos evacuativos como accio- llamado de destructividad o instinto de
nes delictivas, el homicidio, o la guerra, por muerte disminuía y no por que se integra al
ejemplo. resto sino por que hay una transformación en
En realidad a la guerra la considero el contenido, pero sobre todo la capacidad
como ejemplo de la estupidez humana más de contener y sobre todo en la capacidad de
que ejemplo de la destructividad humana, transformar cosas que antes estaban obliga-
como testimonio que nosotros tenemos dos a vomitar o evacuar violentamente, en
más elementos beta que de los que somos actuaciones delictivas, violencia, en abusos.
capaces de digerir. Esto me trae a la mente un libro que
Es como si fuéramos al restaurante y nos acabo de leer que se llama Pericles el negro
sirven muchos platos y nos dan de comer es un libro bellísimo, el autor es Fernandino,
más y más. En un momento dado, nuestro un libro extraordinario, es la historia de un
estómago, que digiere esto y esto, ya no camorrista, de uno de la camorra Napolita-
digiere más. Y ciertas cosas que entran en na. El protagonista dice apenas empieza el
nuestro estómago las vomitamos. Esta libro, yo, como trabajo “le hago el culo a la
parte que vomitamos, que evacuamos, es la gente” uno piensa: claro, en el sentido meta-
parte que en el psicoanálisis llamamos des- fórico, y no, él trabaja con la camorra y cuan-
tructividad, instinto de muerte, mal. do hay alguno que no quiere colaborar, por
ejemplo que el dueño de un restaurante que
la camorra quiere comprar y que él no quie-
Su visión difiere de la visión Freudiana re vender, viene Pericles el negro y lo con-
del instinto de muerte, que está pre- vence, sodomizándolo. Pericles le hace el
sente desde un comienzo. culo físicamente, no metafóricamente... lo
sodomiza. Por supuesto que después de este
Creo que nunca me lo pregunté en la clí-
tratamiento el dueño del restaurante
nica trabajando con pacientes graves, con
entiende de qué se trata la cosa y vende rápi-
pacientes muy perturbados y con pacientes
damente el negocio.
que podríamos decir malvados, destructi-
vos. He visto que siempre, esta destructivi- Pericles el negro es como si tuviese dos
dad era en el fondo siempre una tentativa neuronas, esta siempre listo cuando se trata
de evacuar, una tentativa de comunicar, de sodomizar a alguien, es su trabajo, él no
incluso en las identificaciones proyectivas se hace ninguna pregunta, lleva con él una
más violentas, siempre era una tentativa de pomada antibiótica que él cree que lo pro-
comunicar alguna cosa. tege y le hace bien.
181
Antonino Ferro Palabras cruzadas
El libro es muy lindo por que él hace las sobre lo que hacía, los campos de con-
cosas automáticamente. Es lindo por que un centración de la Segunda Guerra Mundial,
día encuentra una chica, que venía de un o en Ruanda a donde pasó algo similar o
país de Europa del Este, creo que polaca y en la Argentina de la dictadura del 1976,
de repente nace una historia con ella, él se se cometen crímenes atroces.
enamora de esta chica, pero ni sabe qué
Sí, esto me hace acordar algo, yo tuve
cosa es enamorarse.
mellizas y tener mellizas es algo terrible por
Una noche, uno de los niños de esta chica que es como tener diez niños en casa, una
empieza a llorar, ella tenía dos hijos y Pericles, llora la otra tiene que comer, uno no se
que quería dormir porque estaba cansado, acuesta antes de media noche si todo va
decide ir y matar a este niño que no lo deja- bien, recuerdo que los primeros tiempos era
ba dormir, y por la primera vez en su vida él un ciclo continuo de estar despierto casi toda
tiene la fantasía de matar a este niño, es un la noche, como si ellas no estuvieran sincroni-
pasaje muy intenso y conmovedor, en vez de zadas, una tomaba la leche y se dormía y ahí
destrozar al niño para dormir tranquilo, él se despertaba la otra, unos diez días después
piensa en matarlo, se figura, se imagina de del nacimiento de las nenas, hice un sueño,
matarlo y esto se convierte para él en el soné que las agarraba las ponía en el horno y
nacimiento de la posibilidad de pensar y por hacía dos arrollados de carne al horno.
la primera vez no mata. Entonces comienza
Pienso que si seguimos con el ejemplo de
todo un camino hacia el pensar, hacia la sim-
los tomates que tenemos que poder digerir,
bolización, se enamora de esta chica, busca
si a toda esa sensorialidad la podemos trans-
a tener una relación, una historia y su vida
formar en un sueño, en una fantasía en una
cambia radicalmente. Esta novela corta, es
imagen, en un cuadro, en cualquier cosa;
una manera de contar que cómo esta perso-
entonces uno puede soñar, como fue mi
na que era en el fondo un destructivo, un
caso e incluso divertirse con ello. Si al con-
violento, que no pensaba, gracias a un
trario, uno no tiene esa posibilidad, diga-
encuentro feliz, contenedor, diríamos en
mos que no a introyectado un pasa tomates,
nuestro lenguaje, gracias a alguien con
una función alfa, una función transforma-
capacidad de “reverie”, de afecto, se produ-
dora que permita este espacio de trasformar
ce un cambio y se pasa de una estructura
un impulso en pensamiento, en imagen, en
violenta, evacuativa destructiva a la capaci-
sueño; entonces, tú lo descargas, lo actúas y
dad de pensar.
entonces lo metes al horno realmente.
Este libro hace realmente vivir esta expe-
riencia como una cosa extremamente intensa.
En las situaciones extremas como las
vividas en Ruanda, la Argentina o la
Lo que usted cuenta me hace pensar en Alemania nazi, cuál es el rol del grupo
el concepto de Hanna Arendt, cuando social que permite, tolera o incita even-
habla de la banalidad del mal, refirién- tualmente a que este trabajo de trans-
dose al juicio a Eichmann, esa idea de formación funcione mejor, más rápida-
hacer su trabajo sin ningún juicio moral mente o que se dificulte.
182
Palabras cruzadas Antonino Ferro
Creo, como ya dije, que a la base hay gión como decía esta mañana en el congre-
una carencia en nuestra especie de la fun- so. Si un día vamos a comprar un auto y el
ción alfa, nuestra especie es la especie más vendedor nos dice no importa que este auto
expuesta a la sensorialidad, a estímulos que no funcione bien ahora, la verdadera vida
no logramos digerir o transformar. de este auto va a empezar cuando lo man-
den al corralón. Es decir, la Iglesia Católica te
Así como tenemos las diferentes enfer-
propone que la verdadera vida empieza des-
medades psicosomáticas al hígado, los riño-
pués de la muerte y es lo mismo en todas las
nes u otra afección sicosomática en alguna
otras religiones, no somos capaces de estar
otra parte del cuerpo, bueno también el
en contacto con nuestra finitud, con la
cuerpo social tenemos un Ruanda o el
angustia de muerte, somos un producto que
nazismo como evacuación de la cuota que
en nuestro interior tenemos una fecha de
nuestra especie no es capaz de metabolizar,
vencimiento, y esto es intolerable, y cuando
y que tienen que poder evacuarse de algu-
hay algo de lo que no logramos hacer el
na manera.
duelo o alguna cosa que no logramos meta-
Pienso que es un problema realmente bolizar se produce tal angustia que es lógi-
enorme de nuestra especie y que no hay co que nos pongamos a hacer la guerra, que
una verdadera solución racional o razona- nos pongamos a exterminarnos y entonces
ble, tenemos que esperarnos a desaparecer, todo esto en vez de ser un sufrimiento into-
que no lo excluyo, o que se logre un salto lerable, se vuelve una evacuación, se vuelve
evolutivo que permita mejorar nuestro no una forma de afrontar nuestra muerte
“pasa tomates”, que permita mejorar nues- sino más bien matando a alguien.
tra capacidad de transformar en arte, en
Los elefantes no saben que tienen que
pensamientos, en imágenes, en historias, en
morir, no se vio nunca una guerra de leones
narraciones, en pintura, en lo que uno quie-
contra tigres. Decimos que la mente huma-
ra; que se pueda evolucionar a un punto tal
na esta en evolución, pero ¿quién lo ha
de no tener necesidad de evacuar en el
dicho ? Como especie estamos haciendo
cuerpo, como enfermedades psicosomáticas
mucho más daño nosotros que los cocodri-
o evacuar en el cuerpo social a través de
los que no le han hecho mal a nadie, noso-
todos estos hechos trágicos de la experien-
tros estamos destruyendo el planeta en el
cia histórica que vivimos.
que vivimos, esto es un signo de nuestra
estupidez, no sé si a esto le podemos llamar
una evolución, tenemos una visión dema-
Bion ya mencionaba algo sobre esta
siado antropocentrista.
incapacidad de nuestra especie.
Bion decía que nuestro sistema de pen-
sar es por ahora rudimentario, y que él no Su comentario acerca de la religión me
sabía si nuestra especie es una especie que hace pensar también en las estructuras
puede dar un ulterior salto evolutivo. de nuestras sociedades de psicoanálisis.
Nosotros tenemos también otras locuras Es interesante esto, creo que en el psico-
que son formas evolutivas, pienso en la reli- análisis hay varios aspectos que conviven en
183
Antonino Ferro Palabras cruzadas
cada analista y en cada grupo analítico de bien modelos clínicos que nos ayuden a tra-
diferentes maneras. Hay un aspecto científi- bajar mejor a producir transformaciones con
co que se ve en muchos grupos; estos grupos nuestros pacientes.
son creativos, sus miembros son creativos,
Consideremos estos modelos como abso-
son grupos que funcionan bien, en cada uno
lutamente provisorios. Pero bien, este
de nosotros hay una parte, digamos científi-
modelo dice que tenemos también durante
ca, que ve al análisis como una ciencia que
la vigilia una función transformadora que
tiene su progreso y su transformación.
permite operar las transformaciones de la
Después tenemos un aspecto del psicoa- sensorialidad, de los elementos beta en
nálisis más artístico, artesanal, que es muy imágenes, en pensamientos, y esto corres-
sugestivo, un poco determinado por el ponde bastante con la experiencia clínica.
grupo de pertenencia y un poco debido a
Tenemos poquísimos instrumentos en lo
una cuota muy personal, incluso en la clínica.
que se refiere al autismo, pero del autismo
Finalmente tenemos, inevitablemente, un del bebé autista. Me refiero a las tierras
aspecto religioso, que está caracterizado en desoladas de nuestra mente, nosotros tene-
la frase clásica que sería “Freud ya lo había mos una gran cantidad de aspectos autísti-
dicho”. Es como decir, hoy que tenemos el cos. No tenemos por ahora una Land Rover
transistor, “el que inventó la válvula ya lo para explorar estos espacios.
había dicho”. Yo digo no, aquello era la vál-
Esto es lo fascinante del psicoanálisis, según
vula, esto es el transistor, son diferentes ¿no?
yo, probar nuevos instrumentos para conocer
nuevas tierras desconocidas y desoladas.
En sus trabajos usted, da una impor- En psicoanálisis, una ciencia experimen-
tancia central al concepto del pensa- tal y lo que ya sabemos, ya lo sabemos, es la
miento onírico de la vigilia. curiosidad la que debe ser el motor princi-
pal. Es como los peldaños de una escalera, si
Tomo el ejemplo de Bion en donde el
me quedo con el pie en el primer escalón no
sueño, no como sueño de la noche sino
voy a ningún lado.
como el pensamiento onírico de la vigilia es
como el discurso del Superyo o del Yo. Creo
que son siempre modelos de la mente, no es
¿Cómo interviene el traumatismo en
que si agarramos un cerebro hacemos un
este proceso de pasaje del “pasa toma-
agujero encontraremos el Superyo o encon-
tes” y de qué manera daña este proceso?
tramos el yo, son sólo modelos de funciona-
miento e, incluso, éste lo es, pero digamos Creo que ya lo dije en Lausana, yo dis-
que es un modelo que me permite concep- tinguiría un traumatismo en más, positivo,
tualizar el modo de funcionamiento de la activo podríamos decir, y un traumatismo
mente y entonces éste es un modelo incluso en menos. Si un niño que se ha desarrolla-
clínicamente útil. Dentro de 40 años tendre- do bien y que vive después una experiencia
mos modelos más útiles para pensar la de vida realmente traumática, que corres-
mente. No tienen que ser modelos religiosos, pondería a algo así como un camión de
como la virginidad de la Madona, sino más tomates que imprevistamente hace irrup-
184
Palabras cruzadas Antonino Ferro
ción en la vida psíquica del individuo y él se Si tenemos un niño que debe proyectar
encuentra con una cantidad enorme de sus elementos beta en la mente de su madre,
tomates que no tendrían que estar. si tiene una madre acogedora, que puede
transformar sus elementos beta, que sabe
En este punto el hará uso de su pasa-
introyectar, todo funciona bien; pero si des-
tomates y podrá ser ayudado de los otros
graciadamente este niño que necesita pro-
pasa-tomates del grupo de pertenencia, y yectar encuentra una madre, o el que se
es en ese momento que se juega lo que él ocupa de él, que tiene “la cabeza cerrada”,
podrá realmente desarrollar. por que vive un luto, por que tiene una
En un cierto momento es posible que depresión, una enfermedad, una dificultad,
este niño o logra metabolizar esto y todo entonces cuando el niño proyecta sus ele-
puede ser nuevamente funcional, o queda- mentos beta no recorren el circuito necesa-
rá una parte psicótica como excedente de rio para ser transformados y entonces él pro-
elementos beta que pudieron ser digeridos. yecta, proyecta y proyecta, nadie recibe y
estos elementos beta van aumentando y se
Entonces cuando tenemos esta visión, no van acumulando.
creo que sea tan importante ir a encontrar
el traumatismo, ir a encontrar que fue lo
que pasó, yo me encuentro con esta perso- ¿El psicoanálisis puede contribuir a cam-
na que tiene esta acumulación de elemen- biar el ser humano?
tos beta que podrá contarme de mil formas
Creo que el psicoanálisis puede ser una
diferentes. Mi trabajo con este paciente
buena cura para la mente humana y segu-
será cómo poder metabolizar esto y cómo
ramente lo mejor que hemos inventado
poder desarrollar su función alfa de mane-
hasta el día de hoy, no tenemos otra cosa
ra que él pueda estar menos perseguido y
que tome en cuenta la centralidad de la
menos abusado por este estado emotivo
mente humana, el sufrimiento humano y el
que abusa continuamente de él. sufrimiento síquico.
Entonces lo que cuenta puede ser, no sé, Creo que el psicoanálisis es un instrumen-
mi marido es violento, cuando era niña me to bastante adecuado, teniendo en cuenta
pasó esto y la narración se vuelve un hiper- lógicamente que el psicoanálisis no puede
contenido con respecto a un contenido ina- hacer milagros. Si sobrevivimos, como espe-
decuado, y esto podrá ser contado de mil cie, creo que el psicoanálisis podrá entonces
maneras diferentes. Creo que la función ana- mejorarse, desarrollarse, volverse mas útil.
lítica consiste en lograr a desarrollar el conte-
nedor y de desarrollar la capacidad de trans- Pero como ya dije creo que somos, no
formar esto que desgraciadamente sucedió. una especie ignorante, somos una especie
estúpida, morimos de hipercolesterolemia
Como trauma negativo tenemos una en el norte del mundo y de hambre en el sur,
situación digamos por adición de elementos sin ir más lejos, después de haber tenido a
beta, debido a un evento que irrumpe vio- Berlusconi durante 5 años, ahora que nos
lentamente, como un luto que no puede ser hemos liberado, pedimos el bis ¿cómo es
elaborado, por decir. posible esto?
185
Antonino Ferro Palabras cruzadas
¿El analista tiene que tener un cierto y el brujo, algo que vemos en todas las
compromiso político, social? estructuras primitivas. Existían muchas
figuras pero las que necesariamente esta-
No, yo creo que el psicoanálisis no es
ban eran éstas. Siempre hace falta alguno
conocimiento, yo creo que el psicoanálisis
que represente el aspecto mágico y tal vez
es transformación. Entonces, creo que un
nosotros somos algo así como magos
analista se debe comprometer con su pro-
modernos.
pia vida psíquica en contacto con la vida
psíquica del otro y que el factor transfor- Pero esto no es sugestión, no sugestio-
mador es justamente la capacidad del ana- namos, no engañamos a las personas, nues-
lista de acoger la angustia del otro. tra mente, creo, es realmente una máquina
de lavar. Nosotros realizamos realmente
Un psicoanalista funciona un poco cosas, operaciones transformadoras, noso-
como una letrina y un poco como una lava- tros cumplimos operaciones transformado-
dora. Como letrina en el sentido que debe- ras, aunque de esto no sepamos todo.
mos ser receptivos a la angustia, a lo sucio Tenemos algunas ideas, como la “reverie”,
del paciente; y como lavandería en el sen- la transformación en sueños, la interpreta-
tido que él viene con su angustia y sale ción, etc.
limpio y el ensuciado sos vos, el analista
debe poner su propia mente a disposición
del paciente. ¿Cómo llegó usted al psicoanálisis?
Creo que no sabemos exactamente lo Esta es una pregunta difícil: yo comienzo
que hacemos con el paciente, nosotros hace- a interesarme en el psicoanálisis por primera
mos cosas, realizamos operaciones mentales vez, conscientemente a los quince años por-
con el paciente, pero qué es lo que hacemos que un amigo me dio a leer un texto de
exactamente, creo que sabemos un 5 % de Freud, Sicopatología de la vida cotidiana, y
lo que hacemos, el otro 95 % afortunada- Lecciones introductorias al Psicoanálisis, era
mente lo tenemos que descubrir por que un amigo pediatra, que estaba haciendo un
sino sería muy aburrido ser analista, si ya análisis, que me regaló mi primer libro de psi-
supiéramos todo. Creo que sabemos real- coanálisis. Este es entonces el factor externo.
mente poco de la mente humana, de nues-
tra mente y los factores de cambio. Como factor interno, está el hecho que
yo era un niño solitario, un niño triste, un
Sabemos algo de lo que estamos hacien- niño, que podríamos decir que tenía ciertos
do, la investigación psicoanalítica engan- rasgos autísticos, no clínicamente, sino del
cha sobre lo que estamos haciendo sin área autística. Creo que el motor ha sido un
saber qué estamos haciendo. Cuando esta- sufrimiento que yo he percibido desde
mos sesión hacemos muchas más cosas de niño, como un niño meditabundo, un niño
las que logramos decir, entender y hacer; como obsesivo, como un niño muy serio, de
creo que esto es una función primordial de alguna manera. Yo no creo que fuese algo
la mente y esto me hace pensar en las pelí- para preocuparse, pero mi madre cuando
culas de indios que veíamos de niños; veía- yo tenía 14 o 15 años me llevó a consultar
mos siempre dos figuras principales: el jefe con un siquiatra que me prescribió neuro-
186
Palabras cruzadas Antonino Ferro
lépticos, yo estaba muy angustiado en la el Bion que ya conocemos, otro que sería
escuela…, lo tomé un tiempo corto. Estudié como poder desarrollar los instrumentos
medicina e hice neurología, buscando una conceptualizados por Bion.
repuesta por la vía química, pero, finalmen-
Dos, es el concepto de campo, no en su
te, después de una serie de tentativas de
manera un poco ingenua hecha en las pri-
ensayo y error, es el psicoanálisis lo que me
meras descripciones, pero cómo podemos
convenció.
imaginarlo.
Debo decir que hice un psicoanálisis por-
Finalmente mi mayor interés está dirigi-
que estaba mal, volverse psicoanalista es,
do a cómo poder acercarse a las zonas
muchas veces, una buena excusa
mudas, no visto solamente como algo trági-
co sino también como tierras a explorar, tie-
Usted en el libro El niño y el psicoana- rras nuevas a donde somos llamados a diri-
lista menciona una serie de autores girnos. No podemos quedarnos sólo en los
Argentinos que dice considerar impor- conceptos tradicionales, si decimos bueno
tantes para el psicoanálisis. se terminó o no se puede ir, es como la luna
o como Marte, otros sistemas que nos lla-
Considero el psicoanálisis de la Argentina man y que debemos ir.
un análisis libre en un modo extraordinario
a partir de Blejer, que era realmente un
intuitivo que dijo cosas que después, en un ¿Cuál es la diferencia entre destructivi-
lenguaje diferente, dijeron Bion, Ogden, dad y estupidez?
Racker, Aberasturi, y tantos otros.
No lo sé realmente. Creo que la estupi-
Y por supuesto, la primera conceptuali- dez podría ser un precursor de la destructi-
zacion de “Campo” es de los Beranger. vidad. A veces la estupidez es una defensa,
Considero que el psicoanálisis de la una defensa contra la angustia.
Argentina es un análisis vivaz y haciendo un Me salgo un poco de la pregunta, pero
paralelo con el tango, diría un análisis muy pensaba en una paciente que tuve, real-
apasionado. No los conozco todos actual- mente tonta, estúpida y que me ha enseña-
mente, porque el mundo es grande, pero do tantas cosas y con ella descubrí que cuán
son voces importantes, voces vivas y creati- inteligentes son los pacientes que nos pare-
vas, siempre original, gente que se juega y cen tontos, cuán increíble es la sensibilidad
que sabe cambiar, que sabe abrirse a nuevas
de estos pacientes y cómo la estupidez
perspectivas, como todo el psicoanálisis sur
puede ser un estado letárgico para apaci-
americano.
guar algo demasiado hipersensible. Esta
paciente, en un momento en que yo estaba
resfriado, cada vez que yo tosía ella se moría
¿Cuáles son sus principales centros de
de la risa, un día me dice que ella se reía así
interés y de investigación, actualmente?
por que esa tos le recordaba tanto la agonía
Principalmente tres: uno, que busca a de su abuela, poco tiempo después esta
desarrollar los conceptos de Bion, pero no paciente hizo un sueño extraordinario, soñó
187
Antonino Ferro Palabras cruzadas
que había un recipiente con una espesa asquerosos, gusanos. Todo esto debajo del
capa de arroz (arroz, riso en italiano que arroz, debajo de la risa, que la protegía de
también quiere decir risa) y debajo de este esta angustia indefinible, gusanos, cosas
arroz había una gran cantidad de bichos asquerosas.
188
Contextos
Violencia Socio-Política: Estrategias y
acciones psicosociales de reparación.
El caso chileno
1. Eran las cinco de la tarde del día jueves 18 nado los estudios de medicina, en pocos
de abril de 1974. Salíamos con Gabriela, mi días más debía recibir el título de médico en
mujer, y nuestra pequeña hija Francisca, de una ceremonia en un céntrico local de la
sólo año y medio, a visitar unos amigos. Ya ciudad). Le pido al comandante que me
en la calle, se acerca un muchacho y me pre- deje ir a cambiarme de ropa, a lo que acce-
gunta si mi auto está en venta; le digo que de, no sin antes advertirme que cualquier
no, que de donde sacó esa información. Dice intento de huida podría costarme la vida.
que leyó el aviso en el diario, que si yo soy Ese par de minutos fueron cruciales, nos
Juan Pablo Jiménez. Simultáneamente con pusimos de acuerdo con Gabriela para
responder afirmativamente sentí una poner en marcha el plan de contingencia
angustia inmediata, supe que me venían a que habíamos elaborado los días anterio-
buscar. Ese muchacho, vestido andrajosa- res, que debía empezar avisando a los
mente, no era un tipo que podía comprar demás compañeros requeridos (felizmente
un auto, por muy barato que fuera el viejo todos ellos alcanzaron a encontrar asilo en
SIMCA que había heredado de mi padre, y embajadas extranjeras). Así, sumido en una
yo tampoco tenía intención de venderlo. sensación de irrealidad, partí en un jeep
Bruscas, nos rodean las metralletas, y el que descapotado, custodiado por militares
hace de jefe, con voz temblorosa y con un armados con metralletas, al lugar donde
dejo de gentileza en su tono, me informa estaría detenido por 10 días, encerrado,
que estoy detenido, debo acompañarlo. Me incomunicado y vigilado en una pieza oscu-
pregunta por cuatro o cinco compañeros de ra, en el centro de la ciudad de Santiago, en
estudios, si he sabido últimamente de ellos un antiguo edificio universitario, lugar que
(recién en enero de ese año yo había termi- la autoridad había designado como prisión
191
Juan Pablo Jiménez Contextos
para funcionarios, profesionales y estudian- cualquier tipo, cuando tal dolor o sufri-
tes de la salud, acusados de montar una red miento es provocado por, o por instigación
de hospitales clandestinos que debía entrar de, o con el consentimiento o aceptación,
en operación cuando se pusiera en acción el de un oficial público o por otra persona
supuesto plan de toma del poder total por actuando en calidad de tal.1
parte de gobierno de izquierda de la
Unidad Popular encabezado por el presi-
dente Allende. En diciembre de 1974, ocho 3. El mandato de la Comisión Nacional
meses después, el general que actuaba en sobre Prisión Política y Tortura, convocada
calidad de juez militar, nos sobreseyó a por el presidente Ricardo Lagos, señala que
todos los implicados, unas 200 personas, su “objeto exclusivo es determinar, de
con las siguientes y ambiguas palabras: “Los acuerdo a los antecedentes que se presen-
hospitales clandestinos existieron... en la ten, quiénes son las personas que sufrieron
imaginación de algunos exaltados”. privación de libertad y torturas por razones
políticas, por actos de agentes del Estado o
de personas a su servicio, en el período
2. De acuerdo con los datos que maneja la comprendido entre el 1 de septiembre de
Comisión Nacional sobre Prisión Política y 1973 y el 10 de marzo de 1990”. También
Tortura, creada por Decreto Supremo en establece que deberá “proponer al Presi-
noviembre del 2003, entre los años 1973 y dente de la República las condiciones,
1974, no menos de 30.000 personas corrie- características, formas y modos de las medi-
ron la misma suerte: fueron detenidas, y más das de reparación, austeras y simbólicas,
del 90% de ellas refiere haber sido tortura- que podrán otorgarse a las personas que,
da. Es preciso señalar que esta cifra adquiere reconocidas como prisioneros políticos o
relevancia si pensamos que Chile en el año torturados, no hubieren recibido hasta la
1973 tenía una población cercana a los 9 fecha otro beneficio de carácter reparatorio
millones de habitantes y que la cifra estima- derivado de tal calidad” (Ministerio del
da de personas que fueron afectadas por la Interior 2005, pp.21s)
tortura es mayor (más de 50.000 personas).
A partir de su instauración, y entre agos-
De acuerdo con la definición de las to del 2004 y marzo del 2005, la comisión
Naciones Unidas, el término ‘tortura’ se abrió un plazo en el que convocó, en todo
refiere a cualquier acto por medio del cual el país, a los ciudadanos que se sentían
se ocasiona intencionalmente dolor o sufri- interpelados por el mandato, a entregar su
miento severo, físico o mental, a una perso- testimonio a las personas que el Estado
na, con el propósito de obtener de ella o de designó para tal propósito. No fue fácil
una tercera persona alguna información o aceptar la invitación. A pesar de haber esta-
confesión, castigándola por un acto que do 10 años en psicoanálisis personal y de
ella o un tercero haya cometido o se sospe- haber elaborado, una y mil veces, todo lo
cha haya cometido, o intimidándola o apre- que me pasó antes y después de esos 10
miándola, a ella o a un tercero, por cual- días, aún me aguijonea la angustia y el
quier razón basada en discriminación de pudor cuando intento revolver mis recuer-
192
Contextos Juan Pablo Jiménez
2 En especial me refiero al grupo de psicoanalistas que en los años ochenta, es decir, en pleno período de dictadura, fundaron el
Instituto de Salud Mental y Derechos Humanos, ILAS. Este grupo, además de desarrollar por décadas una enorme labor terapéutica,
nos ha legado importantes documentos donde se recoge y se reflexiona sobre las consecuencias traumáticas de la violencia socio
política extrema, y sobre modelos de abordaje terapéutico y de reparación psicosocial. Entre estos documentos destacan dos exce-
lentes disertaciones doctorales, de Elena Gómez (2005) y de María Isabel Castillo (2007).
193
Juan Pablo Jiménez Contextos
forma un contexto político-social particular. la tortura, señala los agentes del Estado
Así como desde la institucionalidad de la que la practicaron, establece los medios
dictadura durante 17 años se negó la viola- empleados por diversos organismos públi-
ción sistemática de los derechos humanos, cos, identifica las leyes que ampararon las
la “memoria oficial” post dictadura buscó prácticas represivas, describe la actitud
circunscribir las historias y experiencias de complaciente de los tribunales de justicia
represión y violencia al espacio íntimo y pri- frente a la dictadura. La larga lista de cuar-
vado, es decir, privatizar una problemática teles, comisarías, unidades, buques, oficinas
social. De este modo, superar el pudor, públicas, campos de prisioneros y recintos
luchar en contra del deseo personal de secretos cubre todo el territorio nacional.
dejar atrás lo sucedido y entregar un testi- La conclusión es clara e insoslayable: duran-
monio público de la propia condición de te los 17 años de dictadura militar, la prisión
víctima de la dictadura, se transformó, de política y la tortura fue una práctica institu-
ser un acto individual de toma de concien- cional del Estado.
cia y autoafirmación, en un acto político
con efectos psicosociales.
En sus casi doscientos años de vida inde- 5. El informe consigna (Ministerio del
pendiente, Chile ha tenido pocos quiebres Interior 2005, pp. 497 y ss.) que para la
tan profundos y dolorosos como el de 1973. mayoría de las víctimas que fueron objeto
El camino de recuperación de la memoria de la represión, el primer impacto fue des-
colectiva ha sido largo, paciente y complejo. cubrir que la agresión, la tortura y el riesgo
El primer paso dado fue la Comisión de de muerte provenían de los agentes del
Verdad y Reconciliación, creada por el Estado. Un segundo aspecto fue la indefen-
Presidente Aylwin (1990), el primer gober- sión y el desamparo frente al poder armado
nante democrático después de Pinochet. y coactivo del Estado, más aún cuando la
Gracias a su labor fue posible establecer en mayoría de los chilenos, por tradición histó-
gran medida la verdad sobre las chilenas y rica, tenía la noción de sus derechos y
chilenos que murieron como consecuencia garantías, y una cierta expectativa en las
de la violencia política, y certificar más allá funciones protectoras y de defensa de las
de toda duda el drama de los detenidos autoridades y de la policía. Esta experiencia
desaparecidos. violentó un aprendizaje social internalizado
acerca de la seguridad y confianza en las
Otro paso fundamental fue la Mesa de
instituciones y autoridades, y potenció la
Diálogo, instalada por el Presidente Frei
angustia de las víctimas ante la total inde-
(1999), que sucedió a Aylwin, en la cual par-
fensión en la que se encontraban. En esta
ticiparon las Fuerzas Armadas y otras insti-
situación desmedrada, los afectados recu-
tuciones, que extendió la conciencia sobre
rrieron a las iglesias y a los organismos de
la magnitud de la tragedia y favoreció el
derechos humanos, entidades que asumie-
proceso de reencuentro democrático.
ron la defensa de los perseguidos y exigie-
El informe de la Comisión Nacional sobre ron a las autoridades el respeto de los dere-
la Prisión Política y Tortura (2005) hace un chos humanos, lo que permitió modificar,
recuento de los recintos donde se practicó en parte, ese contexto de indefensión abso-
194
Contextos Juan Pablo Jiménez
luta. Las torturas se aplicaban, casi siempre, te, cuando no violadas por personas y ani-
en lugares donde el detenido se encontraba males, u obligadas a presenciar la violación
incomunicado o en recintos secretos de y la tortura de seres queridos.
detención, sin límites de tiempo ni restric-
Al socavar sus recursos morales, psicológi-
ciones en los procedimientos, y sin que las
cos y físicos, al agredir su cuerpo en un
autoridades reconocieran esas prácticas,
ambiente aislado y en la más total indefen-
pese a que ellas eran empleadas a escala
sión, se pretendía forzar al prisionero a
nacional por agentes del Estado o personas
hablar y delatar, configurando una confe-
a su servicio. En muchos casos se negaba la
sión. Intentando evitar la tortura, muchos se
detención del prisionero, sin que los aboga-
autoinculparon de variados delitos e involu-
dos o aquellos contados jueces que lo inten-
craron a otros. Considerado y tratado como
taron, pudieran intervenir en favor del
un enemigo, el objetivo principal era aniqui-
detenido. Era precisamente en ese período
larlo, llevando al sujeto al horror de una
de incomunicación, que podía durar sema-
experiencia límite y a la destrucción de sus
nas o meses, cuando el detenido sentía
lealtades. Por todo ello, la tortura afectó el
estar expuesto a la muerte. Por cierto, en
sentimiento de dignidad y de integridad per-
un número significativo de detenidos, la
sonal de las víctimas. La convicción de haber
inminencia de la muerte produjo el colapso
cambiado irremediablemente, de vivir como
de las estructuras defensivas y la angustia se
desgajados del pasado al anterior a la tortu-
instaló en ellos de manera persistente. De
ra emergió de múltiples testimonios.
ahí que, en sus testimonios, éstos reiteren el
hecho de haber quedado traumatizados.
La tortura operó como una herramienta 6. El verse expuesto a una situación límite
de control político mediante el sufrimiento. plantea preguntas existenciales profundas y
Independientemente de la participación pone en juego todas las habilidades para
directa o indirecta en hechos que pudieran sobrevivir. Una de las estrategias principales
ser constitutivos de delito, la tortura fue un de afrontamiento que constato apliqué
recurso del poder durante todo el período tenazmente durante mi detención, y des-
del régimen militar. Buscaba amedrentar, pués de ella, fue, precisamente, la reflexión
someter, obtener información, destruir la sistemática. Pero, hay situaciones que esca-
capacidad de resistencia moral, física, psico- pan a la capacidad de entendimiento.
lógica y política para oponerse al régimen Mientras daba vueltas en la penumbra de
gobernante. Las víctimas fueron humilla- los cuatro metros cuadrados de mi celda, lo
das, amenazadas y golpeadas; expuestas al que más me atormentaba era preguntarme
frío extremo, al calor y al sol hasta provocar cuánto podría soportar sin entregar a mis
la deshidratación; a la sed, al hambre, a la amigos. En ese contexto, entregar a mis
privación de luz, a posiciones forzadas, al amigos significaba simplemente decir a los
colgamiento por largas horas, al impedi- carceleros lo que yo suponía ellos querían
mento de conciliar el sueño; sumergidas en escuchar, esto es, que yo no sólo había tra-
aguas servidas hasta el límite de la asfixia, bajado en la planificación de un plan sani-
sometidas a descargas eléctricas en las par- tario para una guerra por el poder total
tes sensibles del cuerpo, vejadas sexualmen- sino que, además, estaba en condiciones de
195
Juan Pablo Jiménez Contextos
196
Contextos Juan Pablo Jiménez
raba de mí la ansiedad por exigencias que corporal y emocional. Si hablas, mueres por
ensombrecían el placer de estar vivo. Mucho traicionar tus ideales, si no lo haces, mueres
me ha costado lograr un compromiso altruis- igual.
ta con el que me sienta parte de la sociedad
Como si lo anterior no fuera suficiente,
y que esté a la altura de mis posibilidades.
las agresiones padecidas por las víctimas no
se circunscriben a su individualidad y a su
círculo más inmediato, pues conciernen y
7. Por cierto, para muchos el miedo y la
repercuten en toda la sociedad. Las conse-
angustia que emergió durante la experien-
cuencias de las violaciones de derechos
cia límite continuaron después de abando-
humanos alteraron profundamente los
nar la cárcel. Muchas víctimas concordaron
en la persistencia de esas emociones duran- modelos históricos de participación cívica y
te largo tiempo y señalaron que interferían ciudadana y de confianza entre las perso-
en sus relaciones personales: En la comisión, nas. La política como quehacer legítimo fue
varios declararon tener temor a la oscuri- asociada a la muerte y a las pérdidas. Para
dad, a los lugares cerrados, a los ruidos, a la sobrevivir, los horizontes individuales, fami-
electricidad, a lugares particulares, a salir a liares y comunitarios tendieron a limitarse a
la calle, a dormir, a los uniformados, a ser los intereses inmediatos. La persona que
detenidos nuevamente, a desaparecer, a la estuvo en prisión y fue torturada vivió no
soledad, a olvidar y, a la vez, a recordar. En sólo el silencio propio, sino también el
efecto, para algunas personas la incapaci- ajeno sobre su experiencia, transformada
dad de recordar provocaba casi tanta de este modo en un asunto privado. Hasta
angustia como la imposibilidad de olvidar. el día de hoy me sorprende la reacción de
Muchos dijeron sentirse atemorizados al personas cercanas que, cuando sale el tema
brindar su testimonio ante la comisión, de mi detención, dicen: “Qué sorpresa, yo
pues sus antecedentes quedarían registra- no tenía idea de esto”. Muchas veces he
dos en una lista que luego (en caso de un constatado que tales personas repiten lo
nuevo golpe de Estado) podría servir para mismo después de algún tiempo en que el
identificarlos y detenerlos nuevamente. tema vuelve a aflorar en nuestras conversa-
ciones. Es como si no se pudiera integrar la
La tortura se experimenta como amena- experiencia en el intercambio cotidiano y,
za de muerte. Pero el conjunto de la situa- una y otra vez, se olvidara.
ción de prisión y tortura expone a la perso-
na a diversas experiencias traumatizantes, Aún en aquellos que, como yo, tuvieron
debido a la incapacidad del afectado para la suerte y los recursos personales y familia-
asimilarlas en su marco conceptual y de sus res para salir menos dañados de esta expe-
convicciones. Implica verse enfrentado a la riencia, queda una sensación persistente de
crueldad vivida en completo desamparo, a exclusión del cuerpo social que hace difícil
lo impredecible e incontrolable, a la injusti- la integración ciudadana. Hasta la vuelta a
cia, al abuso, a la tergiversación de los la democracia, en 1990, estuve en una “lista
hechos, de las palabras y sus significados, a negra” de médicos que no podían acceder a
la mentira, al dolor y a la denigración, al cargos de jefatura en hospitales públicos ni
sometimiento y al límite de la resistencia pertenecer a directivas de sociedades cientí-
197
Juan Pablo Jiménez Contextos
ficas. La sensación de exclusión social fue dos que aún recuerdo con nitidez, que se
vivida dolorosamente. repetían y alternaban durante la noche. En
el primero, yo me encontraba encerrado
con llave en una pieza de la casona cam-
8. La reconstrucción del período en que se pestre de mis abuelos, castigado por mi
sufrió la represión con el fin de entregar el abuela materna, mientras mis primos juga-
testimonio a la comisión permitió a las víc- ban afuera. Mi sensación era de una pro-
timas obtener una visión retrospectiva de funda y dolorosa exclusión. Ese fue un epi-
cómo se habían reorganizado emocional y sodio real. Yo tendría unos doce años e hice
moralmente, a pesar de lo padecido. A la algo que exasperó a mi abuela quien me
comisión acudieron personas que relata- castigó a estar dos días encerrado en mi
ron haber sufrido terribles torturas, que pieza pudiendo sólo salir al baño. Por la
sobrellevaron largos períodos de reclusión ventana podía ver a mis primos jugando
y que, al recobrar la libertad, a menudo inmediatamente afuera y recuerdo haber
debieron sobreponerse a distintas formas tenido la convicción de que mi abuela les
de secuelas laborales, físicas, psicológicas y había dicho que jugaran, precisamente ahí,
psicosomáticas. Pese a este cuadro, muchas para hacerme sentir el castigo. La sensación
se mostraron resilientes y lograron recons- que tuve en esa ocasión en que fui castiga-
truir sus proyectos de vida y llevar una vida do por mi abuela era exactamente la misma
satisfactoria. Otras, en cambio, manifesta- que sentía ahora, me sentía excluido e
ron cómo las secuelas de las torturas se ins- injustamente castigado; junto a la humilla-
talaron en el centro de sus vidas, a modo ción y a la vergüenza, sentía rabia y miedo.
de un interminable presente traumático El otro sueño que se repetía tuvo caracterís-
que no había podido ser superado. Cada ticas opuestas: me visitaban mi padre, mi
cual enfrentó esas experiencias con los abuelo y mi bisabuelo. Los tres, con cariño,
recursos individuales. No es fácil establecer me daban ánimo y consejo de cómo debía
por qué una persona logró reponerse y por responder al interrogatorio del fiscal. En mi
qué la otra no. sueño, yo entendía que había sido elegido
A lo largo de los 10 años de psicoanálisis, por ellos para continuar las tareas de la
que comencé dos años después de mi familia; era uno más, un miembro del
detención, y que, entre otras cosas, me lle- grupo. Les preguntaba por qué estaba en
varon a ser psicoanalista, muchas veces volví prisión y ellos me contaban sus propias
a revivir aquellos 10 días de reclusión. Con experiencias de cómo habían caído y final-
ayuda de mi analista creo haber construido mente se habían librado de la prisión y de
una cierta narrativa que me permitió inte- la muerte. A mis abuelos no los conocí, pero
grar vivencias de otra forma innombrables. sí escuché numerosos relatos de mi padre
La actividad onírica de esos días de reclu- acerca ellos. Ambos habían sido militares.
sión fue intensa, tenía la sensación de Durante el siglo diecinueve, época turbu-
seguir pensando mientras dormía, tuve sue- lenta en toda Latinoamérica, en que las
ños de esos que se llaman lúcidos, en los jóvenes naciones, recién independizadas de
que discutía e intercambiaba argumentos la monarquía española, luchaban por
con mis personajes. De entre éstos, hubo encontrar su identidad nacional, el padre
198
Contextos Juan Pablo Jiménez
199
Juan Pablo Jiménez Contextos
200
Contextos Juan Pablo Jiménez
hacen casi imposible tal superación. Cuando daron plasmadas en lo que la neurociencia
el maltrato y las humillaciones vienen de llama actualmente memoria implícita. Sólo
personas que debieran protegerte, es impo- el presente, es decir, nuevos y actuales
sible elaborar la ambigüedad. Es el caso de registros relacionales puede poner en pala-
los hijos maltratados severa y crónicamente bras y modificar experiencias emocionales
por sus padres, humillados, golpeados, abu- anteriores (Nachträchlichkeit).
sados sexualmente por ellos. Los padres,
En relación con esto, Castillo (2007, p 73),
que están ahí para entregar un contexto de
señala que en el trabajo con pacientes trau-
seguridad en cuyo seno sea posible el desa-
matizados por la violencia política el espacio
rrollo y la maduración personal, son los mis-
terapéutico se constituyó por un largo perí-
mos que destruyen esa posibilidad. El niño odo en el único lugar de construcción de
pequeño no puede entender porqué es tra- memoria, “ya que, escribe, éramos nosotros,
tado con tanto odio por quien en otros los terapeutas, quienes dábamos validez y
momentos le demuestra tanto amor. La reconocimiento a lo ocurrido, constituyén-
única manera de sobrevivir es fragmentar la donos en los testigos de sus experiencias,
vida mental, escindirla entre buenos y mientras el entorno social y político se dedi-
malos irreconciliables o, simplemente, no caba a negarlo, a silenciarlo y desmentirlo.
pensar más en aquello. El terrorismo de Nuestra presencia permitía que esos aconte-
Estado tiene ese mismo efecto sobre las víc- cimientos traumáticos vividos fueran recor-
timas. La institución que está ahí para cui- dados y adquirieran la calidad de experien-
dar y proteger a los ciudadanos, se trans- cia”. Lo mismo constata en los grupos tera-
forma en agente de dolor y muerte. Se frac- péuticos con mujeres encarceladas, tortura-
tura así radicalmente la relación del sujeto das y violadas cuando eran adolescentes y
con la sociedad. que guardaron el secreto durante más de 30
años. La nueva experiencia de relacionarse
dentro del grupo con personas que tuvieron
11. Sin perjuicio de lo anterior, la experien- vivencias similares, el crear vínculos signifi-
cia de trabajar con víctimas de la represión, cativos y confiables en torno a esas memo-
muestra que la elaboración del trauma indi- rias, diferentes a la situación traumática,
vidual sólo es posible en la medida de que permitió que aquellas experiencias olvida-
haya un entorno psicosocial que la sosten- das puedan ser elaboradas.
ga. Esta afirmación se sustenta en una larga
tradición psicoanalítica, fundamento del
método, que afirma que el rescate de las 11. Entonces, la relación entre las situacio-
memorias reprimidas u olvidadas, el “hacer nes traumáticas y la memoria, implica una
consciente lo inconsciente”, sólo es viable doble dimensión; una de ellas es la propia
en la presencia de un otro confiable y signi- de la memoria emocional individual, inhe-
ficativo. En este sentido, la memoria no rentemente abierta a nuevas posibilidades
puede sino ser relacional. Nuevos registros de registro. La otra es aquella de la memo-
relacionales permiten la resignificación de ria social entendida como una construcción
huellas traumáticas, muchas de las cuales enmarcada dentro de las posiciones particu-
nunca alcanzaron a ser conscientes y que- lares de los sujetos que componen una
201
Juan Pablo Jiménez Contextos
202
Con memoria y con deseo
Lo que Silvia Bleichmar me enseñó
Es una tarea muy agradable para mí escribir comentarios sobre la revista en grupos de
esta nota en la revista Docta recordando a colegas en numerosas ocasiones.
Silvia Bleichmar, Doctora en Psicoanálisis,
El título de esta nota surge de mi reco-
Psicóloga, intelectual y librepensadora argen-
nocimiento y mi agradecimiento por todo
tina; mi maestra y mi amiga. En primer lugar,
lo que fui aprendiendo, repensando, entu-
porque me permite reencontrarla a través de
los recuerdos y compartir con los lectores siasmándome en el estudio, revisando mis
algunos aspectos de su obra decisiva y origi- conocimientos de diversas teorías y mi
nal, y segundo, a la manera de un homenaje tarea clínica a través de mi relación con
en esta publicación que ella apoyó desde sus ella, en las supervisiones, las clases, confe-
inicios, generosamente, con el empuje que la rencias, la lectura de sus libros y artículos,
caracterizaba cuando algo la entusiasmaba. sus comentarios informales… Su rigurosi-
Recuerdo cuando se le propuso responder a dad analítica y crítica en la revisión de la
un cuestionario1 para el primer número de la clínica a la luz de la metapsicología freu-
revista. Silvia aceptó rápidamente, y a partir diana me permitió reorganizar mi manera
de allí participó escribiendo artículos2, dando de pensar y trabajar, además de trasmitir-
una conferencia con motivo de la presenta- me su pasión por el psicoanálisis y su cuida-
ción de la revista Docta número dos3 y esti- do y delicada sensibilidad hacia el sufri-
mulando permanentemente la continuidad miento de los seres humanos en general y
de la publicación, a través de sus elogiosos en particular de los pacientes.
* Psicoanalista (APC).
1 Palabras cruzadas. Revista Docta Nº0. Año 1. Primavera 2003. Pág.205
2 Ampliar los límites de la interpretación en una clínica abierta a lo real. Revista Docta. Nº1. Año 2. Otoño/invierno. 2004. Pág. 65
3 La sexualidad a un siglo de los Tres ensayos. Revista Docta. Nº3. Año 3 Primavera 2005. Pág. 77.
205
María Cristina Hernando Con memoria y con deseo
Mi primer contacto con su teoría fue a tra- sonalmente ya que vino invitada a realizar
vés de sus escritos en la revista “Trabajo del una jornada de un día en la ciudad de
Psicoanálisis”, editada en México, donde me Córdoba. Allí nos fue explicando algunos
impactó su artículo “Aperturas para una técni- puntos de su teoría que había plasmado en
ca en Psicoanálisis de Niños”, la nueva visión l984 a través de la publicación de su primer
que aportaba a partir de la revisión de las teo- libro “En los orígenes del sujeto psíquico”4
rías que fundamentaban, hasta el presente, mi y otros escritos, ya que su productividad
trabajo en el análisis de niños: la teoría de siempre fue muy intensa. Nos habló de su
Melanie Klein, en primer lugar y la teoría laca- modelo de aparato psíquico en el cual el
niana, en este caso en la propuesta de concepto de la represión originaria adquiría
Mannoni, y Eric Laurent. Rescata los aportes una necesariedad para la fundación de lo
de ambas y propone su propia teoría plante- inconsciente y, por lo tanto, de la tópica psí-
ando respecto de la primera la necesidad de quica, la diferencia entre trastorno y sínto-
superar el endogenismo pulsional y fantasmá- ma, la tópica fallida que permitía las filtra-
tico “…los supuestos de una mitología bioló- ciones del proceso primario generando
gica que impedía la interpretación del incon- momentos de confusión entre la realidad y
ciente singular e histórico y los movimientos la fantasía, las condiciones de la caractero-
de su constitución al darlo por un existente patía…. A través de sus palabras e ideas se
originario” y a la segunda, la necesidad de iba produciendo en mí un nuevo ordena-
salir del intersubjetivismo que propone “que miento de conceptos que había aprendido y
no se realizará sin teorizar y explorar a fondo usado proveniente de distintos autores y
la constitución del inconsciente en su carácter teorías, generando nuevas incógnitas a
de existente histórico, singular y de hacer develar. Me transmitió su pasión por el
jugar en este movimiento las diferencias entre estudio, por rescatar a partir de su mirada
estructura de partida de la constitución psíqui- particular de la teoría de Freud, los aportes
ca infantil –es decir la estructura del Edipo en de valiosos psicoanalistas del campo del
tanto constelación deseante de los padres en análisis de niños a partir de un riguroso
su carácter de sujetos clivados– y la productivi- análisis metapsicológico y su posterior reor-
dad del inconsciente en sus relaciones particu- denamiento. Su mensaje transmitía un fuer-
lares con los otros sistemas psíquicos, en el inte- te contenido ético: insistía en la necesidad
rior de una tópica que define sus modos de de la construcción de conocimientos que
relación tanto interno como externo”.
permitiera un acertado diagnóstico y la
Termina el artículo diciendo:“Una teoría indicación terapéutica correcta ya que decía
de lo originario y una técnica para operar “en los tiempos de infancia una indicación
en los tiempo de constitución del psiquismo incorrecta puede provocar una pérdida de
es el objetivo de trabajo en cuya produc- tiempo y las pérdidas de tiempo en la infan-
ción me veo embarcada”, objetivos, que cia no se recuperan más”.
junto con otros, se propuso, investigó y tra-
Impulsada por el interés, la motivación
bajó durante toda su vida.
que en mí habían despertado sus ideas y el
A finales de los ochenta, un grupo de desconocimiento de ellas me dediqué al
colegas tuvimos el placer de conocerla per- estudio del libro al que nos había introduci-
4. En los orígenes del sujeto psíquico. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 1984
206
Con memoria y con deseo María Cristina Hernando
do en su exposición (“Los orígenes del suje- bilitando el armado de vías colaterales que
to psíquico”) donde continué profundizan- darán el fundamento donde se apoyará la
do el concepto de neurosis en la infancia a identificación primaria en la constitución
través de la instauración de la represión ori- del yo, en un segundo tiempo. La diferen-
ginaria que fundaba la posibilidad de con- ciación entre diferentes inscripciones: lo
flicto psíquico en el niño; el concepto de arcaico y lo originario y la diferente mane-
metábola y de historia significante, a través ra de abordarlas en el análisis. Una nueva
del caso de Andrés, un niño con una fobia a concepción de la neurosis infantil a partir
Drácula; su concepción acerca de la construc- de la revisión de las series complementarias
ción de la inteligencia producto de los ava- de Freud. Allí la herencia parental da lugar
tares en el pasaje por los distintos momentos a la estructura edípica de partida y la histo-
constitutivos; el cuidado en discriminar si un ria infantil a la historia significante donde
problema de aprendizaje devenía de una se tiene en cuenta especialmente la secuen-
falla en esta constitución o en una inhibi- cia traumática para la determinación sinto-
ción, sus ideas acerca de la constitución de la mal. Estos conceptos ejemplificados con el
curiosidad y el deseo de investigar dando material de una niña de tres años aquejada
una vuelta diferente a los escritos de M.Klein de un mutismo. El tratamiento de un niño
sobre el tema, entre otros. psicótico donde va conceptualizando teóri-
En el año 1991 comencé a supervisar con camente y mostrando sus modos de inter-
ella mi tarea clínica. Aprendí allí acerca de su vención. En el último capítulo su concep-
rigurosidad en la búsqueda de la estructura ción de la heterogeneidad del inconciente y
y la dinámica de la expresión sintomal, su los momentos constitutivos subrayando la
meticulosa investigación de la historia del operatoria y motivación de la represión ori-
paciente, formas de lectura del material, ginaria.
intervenciones a partir de su mirada aguda En el año 1996 comienza a dictar semina-
sobre los pacientes, su ética siempre presen- rios 6 en el Hospital de Niños de Bs. As. El ter-
te, su ternura y compasión frente al sufri- cero de ellos, en 1998 fue sobre el tema
miento de los pacientes, su generosidad para “Inteligencia y simbolización”, tema que la
conmigo en cuanto a todo lo que me brin- venía ocupando ya en su primer libro y en el
daba, especialmente su apoyo en los que trabaja durante toda su producción.
momentos difíciles que presentaban algunos Plantea de inicio que a pesar de que la pro-
tratamientos y su humor que hacía diverti-
blemática de la inteligencia no es básica-
das algunas situaciones que le presentaba.
mente propia, ya que no es una problemáti-
En 1993 se publica su segundo libro “La ca de lo inconsciente; el psicoanálisis puede
fundación de lo inconsciente”5 donde pro- hacer aportaciones sobre este tema. En este
duce nuevos desarrollos acerca de la consti- seminario revisa las teorías acerca de la
tución del psiquismo planteando los dos construcción de la realidad de Castoriadis,
aspectos de la función materna en el primer Piera Aulagnier y Winnicot comparándola
tiempo de la vida psíquica: implantación de con su propia postura acerca de este tema.
la pulsión y narcisización, esta última posi- Plantea los requisitos del sujeto cognoscen-
207
María Cristina Hernando Con memoria y con deseo
te entre los que se encuentran la implanta- na” 8 publicado en el 2006, donde expone
ción de la pulsión con la inauguración de la su teoría acerca de la constitución masculi-
imaginación radical y su ordenamiento a na expresada en germen en un artículo de
partir de la constitución del yo. Se continúan 1992. Teoría que cambia la manera de abor-
numerosas conferencias y escritos sobre el daje de estos pacientes por un lado y los
mismo tema. Esta conceptualización acerca fantasmas homosexuales de los varones.
de la inteligencia la desarrolla también en los Este seminario sobre sexualidad es retoma-
dos últimos capítulos de “Clínica Psicoanalítica do en parte en el seminario “Qué se sostie-
y Neogénesis”7 y constituyen la base de nume- ne de las teorías sexuales en nuestro tiem-
rosos trabajos acerca de los distintos aprendi- po” dictado en Córdoba.
zajes realizados en la Cátedra de Psicopeda-
gogía Clínica de la UBA. En abril del 2001 se organiza en la
Universidad Nacional de Córdoba su primer
Después de terminar el seminario sobre seminario de postgrado: Traumatismo y
inteligencia, continuó dictando seminarios Simbolización.
en la ciudad de Buenos Aires entre los que
se encuentra el seminario sobre sexualidad Allí tuvimos la posibilidad de escucharla,
llamado “La sexualidad infantil de Hans a aprender psicoanálisis, filosofía, cultura
John/Joan”en 1999. general (Lectura para las “noches cultas”)
política, y lecciones de ética; admirar su bri-
Allí expone su revisión de distintos llante inteligencia, compromiso social y
aspectos de la sexualidad: sexualidad divertirnos con su humor agudo y desenfa-
ampliada, sexualidad genital, Complejo de dado. En el primer seminario, anteriormen-
Edipo, teorías sexuales infantiles, perversi- te nombrado, desarrolló extensa y cuidado-
dad polimorfa, juegos sexuales infantiles, samente el concepto de traumatismo en
sexualidad masculina y femenina a partir de sentido estricto y en sentido amplio, dife-
los conceptos de producción de subjetivi- rentes tipos de registros psíquicos a partir
dad y constitución del aparato psíquico de esto y formas de abordarlos.
incluyendo los cambios que se produjeron
en los últimos tiempos. Allí relata varios En él también nos fue comentando su
casos de niños con dificultades de identifi- pensamiento acerca de la realidad social y
cación sexual y profundiza su conceptuali- cultural argentina con una lucidez admira-
zación acerca de los casos de travestismo y ble, comentarios que se plasman en una
transexualismo que lleva a hacer un cuida- serie de artículos periodísticos y finalmente
doso análisis acerca de lo que es modifica- en el libro “Dolor País”9 que se publica en el
ble o no en relación a la identidad de géne- 2002, que continúa con “La subjetividad en
ro. Su preocupación y estudio sistemático riesgo” 10 publicado en el 2005 y “No me
de estos pacientes se ve desarrollada en el hubiera gustado morir en los 90” 11 publica-
libro “Paradojas de la sexualidad masculi- do en el año 2006.
208
Con memoria y con deseo María Cristina Hernando
Continuó dictando en Córdoba el semi- marzo del 2007 pero a raíz de la agudiza-
nario “La clínica psicoanalítica de nues- ción de la enfermedad que la aquejaba
tro tiempo” donde hizo aportes en rela- desde hacía varios años, no pudo viajar,
ción a lo que se sostiene en estos tiempos falleciendo el 15 de agosto del 2007. La
de la Psicopatología freudiana y las diferen- forma como enfrentó su enfermedad tam-
tes manifestaciones de las mismas debido a bién fue un ejemplo de vida. Nos decía
los cambios en la cultura. Diversas formas cuando intentábamos cuidarla aconseján-
de abordaje dependientes de la estructura dole limitar su actividad que siempre fue
del psiquismo que presentan los pacientes. muy intensa “Déjenme morir viviendo” y así
La diferencia entre intervenciones psicoa- lo hizo, trabajando y produciendo hasta sus
nalíticas y el tratamiento analítico; entre el últimos momentos.
concepto de intromisión y violencia secun-
daria entre otras. No quiero terminar esta nota sin poner
de manifiesto la enorme esperanza y con-
Luego llegó el seminario “Qué se sos- fianza que tenía Silvia en relación a la
tiene hoy de nuestras teorías sexuales” potencialidad del psicoanálisis en el alivio
del que ya hablé anteriormente pero del del sufrimiento humano, esta situación se
que quiero rescatar la revisión a la que ejemplifica con su noción de neogénesis en
sometió las teorías sexuales infantiles en el que plantea que aspectos estructurales
relación a las que ella encontraba en esta fallidos pueden ser constituidos en el trata-
época, 100 años después de Tres Ensayos, en miento. Es importante al respecto subrayar
su práctica clínica y en las supervisiones de la diferencia que marcaba entre los trata-
otros colegas. También la diferencia entre mientos de las neurosis y los trastornos efec-
perversidad polimorfa y perversión en la tos de la constitución fallida de la tópica.
infancia.
Como un homenaje a Silvia, los psicoa-
Y el último finalizado a fines del 2006
nalistas que valoramos sus aportes, debe-
“La Psicopatología en su relación con la
mos seguir trabajando su teoría, por la
ética y la sexualidad”donde su interés e
fecundidad clínica de sus conceptos, con el
investigación se dirige a la formación del
rigor científico que la caracterizaba, siem-
sujeto ético.
pre abiertos a las reformulaciones y desa-
A fines del 2006 anunció su quinto semi- rrollos, en relación a la puesta a prueba de
nario, en Córdoba, que comenzaría en la clínica como ella proponía.
209
Symposium las dimensiones
del psicoanálisis
“La música es la más bella forma de tiempo”
Jorge Luis Borges
* Psicoanalistas (APC).
213
Nur Abdel Masih et al. Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
214
Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Nur Abdel Masih et al.
Al contar la detención decía: “Yo escu- canción con la que se acompañaba durante
chaba y me parecía ver lo que estaba pasan- su detención... Canción que finalmente ella
do, lo imaginaba…” canta en una sesión.
Narrando lo vivido en prisión, monta el
escenario a través de la escucha, sonidos del
Bibliografía
trauma, “… el ruido de botines en los pasi-
llos…”, “… el gatillar amenazante acompa- Aulagnier, Piera. La Violencia de la Interpretación.
ñados de gritos intimidatorios...” Freud, Sigmud: Proyecto de Psicología. Carta 52. Vol. I (Obras
Completas). Ed. Amorrortu
Tiempo después expresó: Freud, Sigmud: Recordar, Repetir y Elaborar. Vol. XI (Obras
Completas). Ed. Amorrortu.
“… Eso de revivir, estoy aprendiendo a Freud, Sigmud: Más allá del Principio del Placer. Vol. XVIII
recordar después que lo reviví acá, a eso de (Obras Completas). Ed. Amorrortu.
la cárcel, ahora lo recuerdo. Repetir es como García, Javier: Cuerpo e Inconsciente. Coreografía-Cuerpo-
sentirme en carne viva, sin piel”. Inscripción. Revista Docta Vol. II.
Granajo Galimay, Nora: Placer Musical. Revista A.P.A.
Inmersa en la muerte se repetía a sí misma Meltzer, Donald: Sinceridad y otros Trabajos. La Temperatura y la
“¡No me van a matar!”. Distancia. 1976.
Meltzer, Donald. Metapsicología Ampliada. Los Límites del
Transcurridos varios meses de análisis, este Lenguaje.
“¡No me van matar!” lo entrama con una Rosolato, Gui: La Voz entre Cuerpo y Lenguaje.
215
El Psicoanálisis
y el analista en sus dimensiones
Rodolfo Moguillansky*
*Psicoanalista (ApdeBA).
216
Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Rodolfo Moguillansky
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Rodolfo Moguillansky Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
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Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Rodolfo Moguillansky
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Rodolfo Moguillansky Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
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Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Rodolfo Moguillansky
6 Eros and Civilization, Beacon Press, Boston, 1955, en español Eros y Civilización, 1955, Seix Barral, Barcelona 1969,
7 Foucault, Michel, Historia de la sexualidad, Volumen I: Introducción (1976), El uso del placer (1984) y La preocupación de sí mismo
(1984), Siglo XXI, Buenos Aires, 1987.
221
Rodolfo Moguillansky Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
222
Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Rodolfo Moguillansky
Eco y Carlo María Martini (Obispo de Milán) convivimos además con vínculos estructura-
a través de un memorable intercambio epis- dos según otros paradigmas culturales y
tolar en un diario de Milán. Entre esas polé- también con familias con un alto grado de
micas, también ocupa un lugar significativo anomia. Este listado corto, con diferentes
–tratando de mantener unido algo que, modos de vínculo, marca nuevas y diversas
como dije antes, en la posmodernidad está formas de subjetivación. Pero esto no es
desagregando: el anudamiento entre todo, la transición no para. El mayor hiato
sexualidad y amor –La Carta Encíclica Deus que, a la luz de lo que nos anticipa Atlan, se
Caritas Est (Dios es amor) de Benedicto XVI dará entre sexualidad y reproducción y del
sobre el amor cristiano8. aflojamiento del nudo que se había conse-
El discurso de Ratzinger intenta instalar guido entre la sexualidad y el amor, traerá
una axiología basada en valores absolutos como inevitable consecuencia nuevos
respecto de la sexualidad, una axiología modos de relación. Seguramente la polari-
derivada de un presunto “orden natural”, dad masculino-femenino tienda a atenuar-
desconociendo las nuevas noticias que nos se y asistamos a la emergencia de nuevas
informan sobre la mayor amplitud y la ver- prácticas y modos de sentir en torno a la
satilidad que toma en cada individuo su sexualidad, bajo las formas de novedosos e
posicionamiento sexual. impensables, para nosotros, lazos sociales.
Dentro de estas “nuevas” que anticipan En esos nuevos lazos sociales Kojeve
la mayor desarticulación, a modo de ejem- anunciaba los peligros del “final de la his-
plo, citemos que Henry Atlan acaba de toria” en la que, a través de dominar de la
publicar en Francia L´utérus aritificiel (El naturaleza, desterrar la escasez y satisfacer
útero artificial)iv, anunciando que el siglo las necesidades de la humanidad, desapare-
XXI verá nacer un bebé por ectogénesis (el cía el conflicto humano.
desarrollo de un embrión fuera del organis- Podemos anticipar una gran discusión,
mo humano), es decir de un útero artificial. quizás sea uno de los grandes temas de este
Atlan nos anticipa, en su ensayo, que se siglo que recién empieza, y seguramente
concretará lo que narró A. Huxley en Un incidirá en nuestra clínica. Es probable que
mundo feliz. El mundo feliz de ficción de buena parte de nuestra teoría para explicar
Huxley se está asomando en la sociedad.
un hombre, que se culturalizaba con los
Otra “nueva”, es que hoy en Occidente enunciados de fundamento modernos,
asistimos a la coexistencia de configuracio- entre en crisis.
nes familiares de la modernidad con otras,
nacidas en la pos-modernidad; configura-
ciones que, por cierto, ya tienen un lugar y 5. Epílogo
una legalidad en la sociedad: familias
ensambladas, familias reconstituidas, fami- Quizás tengamos que admitir que este-
lias homoparentales, familias monoparen- mos ante un cierto vacío teórico –ante el
tales, parejas gay, parejas de lesbianas, etc. advenimiento de una sexualidad humana,
Junto a estas configuraciones familiares en una sociedad en la que se anticipan
8 Primera Encíclica del Pontificado de Benedicto XVI, dada Roma, el 25 de diciembre del año 2005. Extraído de www. corazones.org,
página de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
223
Rodolfo Moguillansky Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
224
Dimensiones: epistemología y psicoanálisis
Dimensiones: 1. f. cada una de las magnitu- los paradigmas, los programas de investiga-
des que se consideran en el espacio para ción científicos y las tradiciones.
determinar el tamaño de las cosas; tomadas
Las teorías, planteadas como un conjun-
sobre una línea para medir las cosas lineales,
to de hipótesis, han constituido una base
sobre las líneas perpendiculares entre sí para
clásica del desarrollo científico: Popper es
las superficies, y sobre tres, también perpen-
un representante de esta línea.
diculares entre sí, para los cuerpos. 2. en sen-
tido no material, aspecto o cualidad que Los paradigmas, en su carácter de cosmo-
puede ser considerada en algo: “La dimen- visiones que corresponden al desarrollo de la
sión humana del problema”. 3. (pl.) aspecto ciencia, contienen teorías, valores y creencias:
de las cosas por el que pueden ser más gran- Kuhn es su representante más caracterizado.
des o más pequeñas: “Apreciamos con la
Los programas de investigación científi-
vista las dimensiones de las cosas”=magni-
ca, representados por Lakatos pretenden
tud. (pl.) cuantía de ese aspecto en cada
conciliar a Popper y a Kuhn (un programa
caso: “Un toldo de grandes dimensiones”
de investigación está compuesto por un
(pl.) Se aplica también a cosas no espacia-
núcleo central, integrado por hipótesis que
les:”Las dimensiones de la catástrofe”.
son irrefutables (a la Kuhn) y un cinturón
Dimensional (adj.) De (la) dimensión o de protector de hipótesis auxiliares que son
(las) dimensiones. (María Moliner: Dicciona- refutables y que pueden cambiar para
rio de uso del español) defender mejor al núcleo central.
En el campo epistemológico podemos Las tradiciones de investigación son cos-
plantear cuatro unidades posibles: las teorías, movisiones que confrontan, uniendo o
*Epistemólogo (UBA).
225
Félix Gustavo Schuster Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
226
Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Félix Gustavo Schuster
otra cuanto mayor sea la cantidad de pro- proceder a su validación, es decir una visión
blemas empíricos que resuelva y menor la de la ciencia que se centra en el contexto de
cantidad de problemas conceptuales que justificación. En una línea más subjetivista,
tenga. el énfasis estaría en el ámbito de la produc-
ción del conocimiento, en un contexto de
Teorías, paradigmas, programas de
descubrimiento, contexto que incluye
investigación y tradiciones de investigación
aspectos ideológicos, psicológicos, socioló-
se constituyen así en diferentes dimensio-
gicos e históricos. La cuestión acerca de si es
nes de análisis. En ese marco, el concepto
posible establecer una conexión entre
de ‘tradiciones’ adquiere un sentido intere-
ambos contextos, entre la producción y la
sante, ya que nos permite comparar y vin-
validación del conocimiento, sería a su vez
cular tradiciones que, como ha ocurrido his-
relevante para el tratamiento de la conver-
tóricamente, se ignoraban mutuamente.
gencia, ya que se apuntaría de ese modo a
Nos referimos, por ejemplo, a la tradición
plantear diversos planos de comunicación
anglosajona y a la francesa que en muchos
no desvinculados entre sí.
sentidos se desconocían, aunque un análisis
puntual podría mostrar que había un desa- Todos estos puntos se vinculan, en térmi-
rrollo paralelo de conceptos. Tal es el caso nos generales, con el lenguaje de la ciencia:
con respecto al papel de la historia de la hay términos vinculados de una manera
ciencia enfatizado, antes de Kuhn, por más inmediata al universo observacional, a
Bachelard en la tradición francesa. la base empírica, pero hay otros cuya refe-
rencia a la realidad no es inmediata sino
¿Qué ocurriría en el caso del psicoanáli-
mediata (‘inconsciente’, ‘libido’, ‘yo’, ‘super-
sis, la hipótesis del inconsciente, las hipóte-
yo’, ‘ello’).
sis edípicas, la represión?, ¿formarían parte
de un núcleo central? Una vez establecidas En este marco será de interés analizar y
las hipótesis que constituyen el núcleo cen- discutir las diferentes tradiciones o dimen-
tral, el cambio de alguna de ellas, implicaría siones en el campo psicoanalítico a través de
otro programa de investigación. En las autores centrales como Freud, Klein, Lacan.
visiones más objetivistas se enfatiza acerca Este es un desafío que podemos encarar en
de la necesidad de disponer de hipótesis y conjunto.
227
De la osadía al devenir
*Psicoanalistas (APC).
228
Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Juan P. Baena-Cagnani et al.
229
Juan P. Baena-Cagnani et al. Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
posee sexualmente con las heces que le salen mente del analista nos dice en “Análisis
del ano”. Freud se refugia en su rigor cientí- Terminable e interminable” (1937) que
fico y comenta que es una soberbia fantasía “Todo analista debería hacerse de nuevo
anal. Creemos que tal vez en ese momento le objeto de análisis periódicamente, quizá
resultó difícil aceptar que el paciente estaba cada cinco años, sin avergonzarse por dar
ejerciendo una violenta identificación pro- ese paso. Ello significaría, entonces que el
yectiva de evacuación, a través de su hija, análisis propio también, y no sólo el análisis
hacia la parte más continente de Freud. terapéutico de enfermos, se convertiría de
¿Dónde fue a parar esta violencia? Creemos una tarea terminable en una interminable”.
que a la mente del analista que trató de
defenderse con este comentario que implica
un distanciamiento emocional. III. Deviniendo hoy
En cuanto a la transferencia, si bien estu-
vo presente clínicamente desde la utiliza- Compartiendo lo dicho por Betty Joseph:
ción del método catártico, fue en 1900 “Cuando miramos a los mayores desarro-
cuando Freud realizaba el tratamiento de llos en psicoanálisis en las últimas 4 ó 5
Dora que se impuso manifiestamente en la décadas –psicoanálisis en movimiento–
relación médico-paciente y cuya exclusión pienso que aquello que encontramos no
dio como resultado la deserción de la joven. son tanto descubrimientos “novedosos” y
Tal vez ocupado en el análisis de los sueños, teorías sino refinamientos nuevos en técni-
obra que publicó en la misma época, no se ca ayudando hacia una mayor sensibilidad
permitió advertir que la excitación sexual a lo que está pasando en nuestros pacien-
que Dora experimentaba con el Sr. K, opor- tes, y esto a su vez llevando a una profun-
tunamente la estaba experimentando con dización de la comprensión”. Numerosos
él en su consultorio. Sólo en una reflexión autores se han dedicado a profundizar,
posterior pudo darse cuenta de que el ampliando cuestiones teórica-técnicas vin-
sueño de Dora, entrada privilegiada al culadas a lo que sucede en la mente del
inconsciente, implicaba la inmediatez de la analista: Klein, Racker, Heiman, Winnicott,
situación inconsciente de la transferencia. H. Rosenfeld, D. Rosenfeld, J. Grotstein, A.
Ferro, entre otros.
En 1911 plantea el concepto de contra-
transferencia: “Nos hemos visto llevados a W. Bion con su capacidad y curiosidad
prestar atención a la contratransferencia que intelectual abrió caminos creando un mode-
se instala en el médico por el influjo que el lo de la mente diferente, clarificando con-
paciente ejerce sobre su sentir inconsciente, cepciones teóricas y enlazándolas con el tra-
y no estamos lejos de exigirle que la discier- bajo clínico. En este modelo, el aparato para
na dentro de sí y la domine...” La retoma en pensar se va construyendo a partir de un
1914 en “Puntualizaciones sobre el amor de vínculo: alguien que evacúa I.P realistas, que
Transferencia” y Strachey nos dice que es en esta teoría tienen la función de comuni-
difícil encontrar otro examen expreso de la car, y alguien que las reciba y pueda soste-
cuestión en sus obras publicadas. nerlas, tolerarlas y, de ser posible, devolver-
Preocupado, quizá tangencialmente, en la las metabolizadamente.
230
Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Juan P. Baena-Cagnani et al.
En la vida postnatal es la madre-continen- Pensamos que los conceptos son parte del
te quien recepta los contenidos caóticos emo- bagaje teórico del analista y contribuyen a
cionales y sensoriales del bebé, por medio de formar parcialmente su continente mental,
su capacidad de reverie, (ensoñación mental), pero si en el momento de estar con su pacien-
y le devuelve las ansiedades recibidas modu- te viran a ser contenidos, lo saturarán impo-
lándolas para que pueda re- introyectarlas y sibilitándolo para disponer de una mente flo-
darles sentido paulatinamente. tante que le permita el encuentro con los
contenidos del paciente, y de esta manera no
Esta experiencia emocional es el primer
podrá captar el hecho seleccionado que inte-
paso para la constitución de la capacidad
gre y dé sentido a la comunicación del anali-
para pensar, que siempre es dolorosa, e
zante. Partiríamos de una concepción de
implica un permanente replanteo y apertu- mente de carácter inefable e inescrutable.
ra a lo desconocido. Este vínculo humano,
incluye un aprendizaje en el que opera una Recordando el epigrama de Kant que
transformación que tiene que ser captada, dice: “La experiencia sin teoría es ciega, y la
en forma implícita o visible, entre los inte- teoría sin experiencia es vacía”, para que
grantes de dicha relación que funcionarán realmente haya conocimiento tiene que
como continente-contenido en crecimiento darse la combinación integrativa de ambas
recíproco, desafiando sus posibilidades. partes. Así el conocimiento consiste en una
actividad de construcción del objeto, éste
Tomando lo descripto como modelo que no se encuentra de modo pasivo fuera del
subyace en la relación analista-paciente, mundo del sujeto. Lo determinante en el
nos ubicamos en el funcionamiento mental acto de conocer no es tanto el objeto (en el
del analista y nos preguntamos ¿cómo tra- sentido clásico de la teoría del conocimien-
baja entonces con un paciente? to) sino el sujeto.
El analista desde el originario lugar ideal “Pensar que el analista puede trabajar
de tener una mente aséptica, a una que sobre las emociones del paciente, como el
será el blanco del impacto de identificacio- pintor trabaja sobre la tela, resultaría repug-
nes proyectivas, deberá realizar una disocia- nante a la teoría y práctica psicoanalíticas. El
ción no patológica, operativa, que le permi- pintor que trabaja sobre las emociones del
ta desarrollar su tarea. Ésta será llevada a público con un fin en vista, es un propagan-
cabo a través de complejas operaciones que dista con la mentalidad de un artista de afi-
incluye la ensoñación, lo que lo va habili- ches. No lo alienta el propósito de que su
tando para poder receptar los contenidos público sea libre en la elección del uso que va
emanados del paciente, como así también a dar a la comunicación que él hace. La posi-
para captar sus propios contenidos, sean ción del analista es semejante a la del pintor
éstos ideicos, sensoriales o emocionales y que, a través de su arte, enriquece la expe-
ser capaz de abstenerse, tenerlos en cuenta, riencia de su público. Como los analistas no se
para ser pensados a posteriori. Ambas men- proponen dirigir la vida del paciente, sino
tes se hallan en una interrelación perma- capacitarlo para que la viva según sus luces y,
nente y Bion lo expresa diciendo: “que el por tanto, que sepa con que luces cuenta.”
paciente era su mejor colega”. (Bion, W. Transformaciones, cap. IV p. 53).
231
Juan P. Baena-Cagnani et al. Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
232
De subjetivaciones y desamparos:
la dimensión social del analista
Hace ya muchas décadas que el Psicoanálisis racionalidad pura, en una relación con el
recurre a la Filosofía para ayudarse a formu- Otro que no fuera solamente cognoscitiva.
lar su quehacer.
Esto, que ocurría en Francia, había sido
Sabemos, o queremos creer, que el precedido por Heidegger en Alemania, quien
Inconsciente, la Transferencia y la Sexualidad en 1927 hablaba de un modo de relación con
infantil permanecen como los pilares de el mundo que incluía lo que llamaba “dispo-
nuestro pensamiento. siciones afectivas”.
Pero también vemos que la literatura Comenzaba lo que se llamó Crítica al Suje-
psicoanalítica, que es el índice de ese pen- to de la Razón pura.
samiento, abunda en términos nacidos de la
Filosofía. La Filosofía de la Razón pura había ins-
pirado los ideales de la Modernidad
Uno de ellos es el sustantivo Subjetivación, (Libertad, Igualdad y Fraternidad), que
que nos parece especialmente adecuado para fracasaron rotundamente en los hechos
pensar el título de este Congreso. históricos.
Su rastreo histórico aporta lo siguiente: Los filósofos a los que aludíamos pensa-
En 1933 el filósofo Kojeve dictaba en La ron un Sujeto diferente, situado, encarna-
Sorbona un Seminario sobre el pensamiento do, histórico, político, ético. El de la imagi-
de Hegel, al que asistían entre otros, Levinas, nación creadora.
Hipolite, Lacan...
No el Sujeto, sino este Sujeto, con sus
A partir de la introducción del deseo, se peculiaridades de género, de edad, de raza,
planteaba allí la posibilidad de salir de la de etnia, de biografía y cultura.
* Psicoanalistas (APC)
233
Nur Abdel Masih et al. Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
Este sujeto deviene tal a través de un pro- viduos van construyendo diferentes formas
ceso histórico de constitución con el Otro. de subjetividad.”(9)
(Levinas).
El tiempo vivido vertiginosamente pro-
Foucault insistirá en los elementos histó- mueve el borrado de la secuencia pasado-
ricos propios de la época, como los discursos presente-futuro, intentando anular así la
y saberes sobre el ser humano y las relacio- incertidumbre y taponar la angustia; el
nes de poder con las instituciones. carácter definitivo de la muerte y la angus-
tia del infortunio común, acompañante
A este proceso, como lo hemos descrip-
necesario del vivir.
to, la Filosofía lo llama, usando un neolo-
gismo: Subjetivación. (Acción y efecto de Recordando la frase de Leo Baek “Nada
crear un Sujeto). es tan triste como el silencio” (10), pensa-
mos que como psicoanalistas no podemos
La palabra deviene psicoanalítica por ni debemos dejar de reflexionar y decir
apropiación. Psicoanalistas lacanianos y no acerca de cómo los avatares de la postmo-
lacanianos la usaremos, con sustratos dife- dernidad afectan y dimensionan al sujeto
rentes, pero con una peculiaridad que cons- paciente y al sujeto psicoanalista.
tituye el sello del psicoanálisis: se trata de un
Sujeto dividido estructuralmente. El proceso de globalización, al destituir el
ideal como valor común, trastocó la brújula.
El acento está puesto ahora en la capaci-
dad traumatizante del accionar social, en el El ideal fue reemplazado por el objeto
que desintrincada la Pulsión de Muerte de consumo. La meta de los integrantes de
parece desatada de sus vínculos con la Vida. la sociedad no está relacionada ya con pro-
yectos vitales a largo plazo; muy por el con-
El Psicoanálisis quizás comparte con la trario, lo que afanosamente se busca es una
Filosofía el hecho de ser una disciplina que máxima satisfacción en el menor tiempo
va determinando su campo de competen- posible. Se recurre a objetos que por su pre-
cia a medida que se mueve en él. Como cariedad son rápidamente reemplazados
psicoanalistas tal vez estemos en una posi- por otros, permitiendo así el ilusorio senti-
ción más ventajosa para reorientarnos miento de libertad e infinitud ante oportu-
incluso cuando los ideales parecen haber nidades tan diversas.
sido pulverizados.
La incapacidad de los integrantes de la
“Cada época tiene un modo histórico de sociedad actual para interrogarse acerca de
subjetivación. Porque en cada noción de sus temores hace que se encuentren en una
subjetividad se articulan las distribuciones permanente (y siempre inacabada) lucha
de poder político que se corresponden al contra los mismos.
momento histórico en que se construyeron.
“Se trata de demorar la frustración, no
La subjetividad es el modo en que el sujeto
la gratificación”. (7)
hace la experiencia de sí mismo, pero esa
experiencia no es igual para todos, es la Consideramos que la imposibilidad de
experiencia del particular mundo en el que tolerar la frustración que caracteriza a
se vive. En cada momento histórico, los indi- nuestra época dificulta la posibilidad de
234
Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Nur Abdel Masih et al.
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Nur Abdel Masih et al. Symposium: las dimensiones del psicoanálisis
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Symposium: las dimensiones del psicoanálisis Nur Abdel Masih et al.
Se torna imprescindible el análisis del (4) “Construcciones en el análisis”. 1937 O.C. Ed. Amorrortu
analista y su autoanálisis. (5) “La escisión del yo en el proceso defensivo. 1938. O.C. Ed.
Amorrortu
“El analista de hoy tendrá que dejar el (6) Marucco, Norberto C:
lugar de la omnipotencia y desacralizarse “Cura analítica y transferencia. De la represión a la desmentida”.
denodadamente junto con su paciente para 1999.Ed. Amorrortu
ayudarlo a librarse de su padecer.”(6) “Introducción de (lo siniestro) en el yo”
“La transferencia: ¿qué, cómo y cuándo interpretar”
El psicoanálisis siempre ha sido subversi- “Posfacio. Las neurosis hoy: en las vías de acceso a las “zonas
vo y se enfrenta hoy a resistencias no menos psíquicas”
potentes que las que enfrentó Freud en sus “Actualización del concepto de Trauma en la Clínica
comienzos. En la época de su creación pro- Psicoanalítica” Revista de Psicoanálisis -APA- T.: LXIII Nº 1.
2006
movía el levantamiento de las represiones.
(7) Bauman, Zygmunt:
Hoy sigue siéndolo, porque la propuesta de
“Modernidad Líquida” Fondo de Cultura Económico. Argentina.
los analistas se enfrenta a aquello de la cul- 2003
tura que banaliza al sujeto, que promueve (8) “Miedo Líquido” Ed. Paidós. España- 2006-
la renegación y la escisión. (9) “Entrevista imaginaria a Michael Foucault;Los modos históri-
cos de subjetivación”. Zona Erógena. Ed. Sequitur, Madrid
El desafío de hoy, es el de dar nuevas res- 2006.
puestas en la teoría y en la clínica que per- (10) Baek, Leo: citado por Z. Barman en “Modernidad y
mitan la emergencia de ese Sujeto único Holocausto”.
que la cultura intenta masificar y borrar. (11) Giovanna, Borradori: “La Filosofía en una época de terror”.
(12) Solano Suárez, Estela: “Entrevista en La Voz del Interior.
12-08-07
(13) Birulés, Fina: Del Sujeto a la Subjetividad, en “Tiempos de
Subjetividad” Paidós- Bs. As. 1996.
Bibliografía (14) Moise, Cecilia y otros: “Subjetivación- Desobjetivación y
Trauma Social” Revista de Psicoanálisis -APA- T.: LXIII Nº 1.
Freud, Sigmund: 2006
(1) “Recordar, repetir y reelaborar” 1914- O.C. Ed. Amorrortu (15) Kelmansky, R. y otros: “Fin de Milenio y Subjetividad”
(2) “Lo siniestro” 1919. O.C. Ed. Amorrortu Revista de Psicoanálisis -APA- T.: LX; Nº 4- 1998
(3) “Más allá del principio de placer”. 1920. O.C. Ed. Amorrortu (16) Lipovetsky, G.: “La Era del Vacío”. Ed. Anagrama. 1986
237
Lecturas
Sperling, Diana. Genealogía del odio. Sobre el judaísmo en occidente. Altamira. Buenos AIres 2007
La Palabra acallada
241
Lecturas
estructura originaria tal gullece de uno de sus ances- aún en las no pocas citas
modalidad. Este pensar –lo tros y reniega del otro. antisemitas del filósofo. Todo
judío– discurre en forma de lo contrario, toma toda la
En El Zahir Borges dice
multiplicidad y diferencia obra –con sus énfasis, con-
que “en la figura que se
–en un sentido amplio–, de tradicciones y cambios– para
llama oxímoron, se aplica a
diseminación, y nunca de “acompañar el pensamiento
una palabra un epíteto que
oposiciones y antítesis”. nietzscheano en su desplie-
parece contradecirla”. Oxi-
gue multidireccional para
Desde el comienzo del morónico resuena el térmi-
comprender las ideas fuerza
texto la autora despliega no compuesto judeocristia-
que lo agitan”.
en un recorrido minucioso nismo. Sperling analiza la
cómo la civilización occi- “intencionalidad” del mismo El judaísmo en occiden-
dental, siendo heredera que tiende a eliminar una te, el punto ciego. Nietzsche
del logos griego y del davar tensión y que aspira a tachar como un síntoma. La lectu-
hebreo, sólo elige a uno de diferencias. Propone pensar ra del pensador alemán
ellos. El judaísmo pasa en- que ésta es una entidad sin- puede generar una hipnóti-
tonces a ser relegado, ocul- crética que, más que dar ca fascinación. Tan podero-
tado, perseguido. En su cuenta de los términos que sa que impida ver el impe-
constitución misma occi- la componen, dice acerca rio de sombras en su decir.
dente convierte al judaís- de quién la dice. ¿Fascinación, ingenuidad,
mo en algo ajeno a él. Se ceguera?, quizás sí, en el
El término judeocristiano
niega a reconocer que se lector común. Pero ¿en los
aparece muchas veces en los
encuentra indisolublemen- otros?, en los Derrida, Blan-
textos de Nietzsche, pero
te ligado y en esta nega- chot, Foucault, Deleuze...
queda definitivamente fija-
ción hace que el odio sea
do en su “Genealogía de la ¿Es posible leer a Nietzsche
parte de su identidad.
Moral”. Ahora bien, apare- como si el Holocausto no
Refiere Diana Sperling: “lo ce la ineludible pregunta: hubiese ocurrido?
judío y su negación, lo judío y ¿qué sabe Nietzsche de
A lo largo del libro,
su rechazo, recorren en para- judaísmo sino lo que le ha
Sperling seguirá analizando
lelo, como una doble costura, llegado, ya mediado y dis-
lúcidamente a occidente en
la historia occidental. Pero, a torsionado, a través del cris-
contraposición al carácter
veces, el hilo salta. Es que esta tianismo? Cristianismo que
no ontológico del judaísmo
negación y este ocultamiento para “hacerse un lugar” se
y las innumerables conse-
producen efectos concretos, erige en legítimo dueño del
cuencias que de ello se des-
ya no en el plano de lo teóri- texto sagrado y su verdad,
prenden. La estrategia que
co, sino en el de la vida atribuyéndole a su antece-
utiliza recuerda –a decir de
misma, en los cuerpos, en el sor el delito de traición.
la autora– a los procedi-
devenir del mundo”.
Con un soporte concep- mientos de Freud, el
Es mérito de la filósofa tual amplio y sólido, la lectu- Talmud, o de Benjamín:
lograr en cada página que el ra que la autora hace de “trata de comprender la
lector pueda preguntarse Nietzsche no se detiene en cuestión en su funciona-
por qué occidente se enor- un texto en particular. Menos miento y abordar, aquí y
242
Lecturas
243
Chemouni, Jaquy. Sobre Trotsky y el psicoanálisis. Nueva visión. Buenos Aires 2007
244
Lecturas
245
Lecturas
246
Reglamento de Publicaciones
En caso de incluirse trabajos con viñetas clínicas, el autor tomará medidas para pre-
servar absolutamente la identidad de los pacientes, siendo exclusiva responsabilidad
del autor el cumplimiento de los procedimientos para lograr tal finalidad o bien ob-
tener su consentimiento.
Las opiniones de los autores de los trabajos o de las personas entrevistadas son de su
exclusiva responsabilidad. Su publicación no implica de modo alguno que el Comité
Editor o el Comité de Lectura compartan los conceptos vertidos.
En la primera página se incluirá el título del mismo y los nombres del autor o los au-
tores. En página aparte, junto al título del trabajo, se adjuntará una breve descripción
curricular de los autores y datos de contacto (teléfono, fax, dirección electrónica). Se
adjuntará también un resumen en castellano de las principales ideas, redactado en
tercera persona y de aproximadamente 150 palabras.
Se incluirán todos los datos de referencia de las publicaciones citadas, poniéndose es-
pecial cuidado en aclarar cuando se trata de citas de otros autores, y en que las mis-
mas sean fieles al texto original. La bibliografía deberá consignarse al final utilizando
el sistema internacional conocido como autor (fecha), según el siguiente modelo:
Barthes, Roland (1993) Fragmentos de un discurso amoroso. México: Siglo XXI.
————————(1995) El placer del texto y lección inaugural. México: Siglo XXI.
247
Paz, Octavio (1991) “La palabra edificante”. En: Los signos en rotación y otros ensayos. Madrid: Alian-
za, págs. 34-58.
Si se trata de un artículo de revista o de publicaciones periódicas:
Gottdiener, M. y Joe R. Feagin (1988), “El cambio de paradigmas en la sociología urbana”. Sociológica,
año 5, núm. 12, enero-abril, 1990, págs. 209-236.
Si se trata de un artículo tomado de un sitio web:
Cousillas, Ana María (1996): Medios de comunicación y folklore.
www.naya.org.ar/articulos/identi03.htm
Cuando se incluya una referencia bibliográfica en el texto, se consignará solamente el
autor, la fecha y el número de página, según el siguiente modelo:
(Barthes, 1993:45)
Con respecto a las notas, deberán colocarse a pie de página, como Referencia con Nú-
mero corrido en superíndice, utilizando la función “insertar nota al pie” de Word.
Cuando se cita por segunda vez la misma obra, pero previamente se ha citado otra
obra (de otro autor), se consigna: Juan Martínez, Op. Cit. p,. 21.
En el caso en que Juan Martínez haya sido citado inmediatamente antes, se cita: íbidem.
Las citas textuales deberán consignarse entre comillas en el cuerpo del texto, sola-
mente en el caso de que su extensión no exceda los 4 renglones. En el caso de que
sean más largas deberán agregarse aparte, sin comillas, con espaciado interlineal sen-
cillo, con fuente de cuerpo 10, y con mayor margen de ambos lados.
Los trabajos presentados serán objeto de una evaluación independiente, con caracte-
rísticas de “doble ciego”, por al menos dos integrantes del Comité de Lectura de Doc-
ta, quienes podrán hacer recomendaciones tendientes a su eventual publicación. La
evaluación se hará con criterios parametrizados y su aceptación, rechazo o solicitud
de cambios o ampliaciones constituyen la tarea del Comité de Lectura de Docta, quien
remitirá sus sugerencias al Comité Editor.
248
Este número 4 de
la revista Docta
(otoño 2008)
se terminó de imprimir
en Córdoba
en mayo de 2008.