azares de la lotería universal.

Me
enoja saber que pasaré el resto
de mi vida aquí, me da rabia saber
que en unos cuantos minutos voy
a empezar a perder la razón y mis
palabras van a empezar a perder
lógica y sentido; por un tiempo
no podía soportarlo, pero creo
que ahora es cuestión de
resignarse, resignarse y nada
más. No puedo entender lo
que me pasa, tampoco
puedo actuar sobre el
problema, es sólo cuestión
de adaptarse, de darse
cuenta que uno está
loco, de sobrevivir
día a día a múltiples
pastillas, inyecciones
y drogas, es tortuoso;
es una situación
sobre la cual
no tengo
control. Sólo nos queda
mirar y esperar, en el
fondo sabemos que
cada día va a ser igual,
pero francamente, todo
es cuestión de
ignorar. De ignorar
aquello, de ignorarse
a uno mismo y
simplemente
intentar vivir,
así en muchas
ocasiones no se
parezca en nada a la
vida. t*
11
*
 Por Juan José Jaramillo, 12°
La verdad, son un montón de lo-
cos, pero que belleza de locura,
que distinto de la cordura tiene
una esencia que perdura en una
suciedad que madura la socie-
dad que hace tiempo llegó a su
punto de saturación y que, ya
podrida su alma, no ve la hora de
una ruptura con su existencia. El
Nadaísmo fue un movimiento que
intentó romper el esquema icono-
clasta que nos aplasta a todos los
colombianos al parabrisas de un
carro que vuela por las calles de la
corrupción e ignorancia, sin dejar
que levantemos la cabeza como
población, o bebamos de la po-
ción que deba hacernos renovar
nuestra posición como nación
ante la vida. Intentaron expresar
un concepto de la existencia con
su manera de actuar y después
de largos apareamientos con las
letras, en especial con las voca-
les y estímulos verbales, tuvieron
retoños poéticos y literarios que
declamaron en público donde
armaron revueltas, traicionaron la
tradición, salieron de la adicción,
crearon sin creer una afición y
fingieron o vivieron en la ficción,
pero sin duda alguna marcaron
una generación. Su disfunción no
llegó con la de las vanguardias
y guarda ese tiro de gracia, ese
último cartucho, en un empaque
ya viejo que no recibe respuesta
12
*
del bello espejo, donde las ca-
nas comienzan a ganar la batalla
y una barba no muy convincente
se hace presente para recordarle
a su portador el sabor de su ante-
rior tragazón, que se intenta afe-
rrar con unas tirantas que buscan
sostener el telón de abajo, que
bajó después que el del resto del
grupo, pero que una vez bajado,
hasta el final dará la batalla por
continuar con la bella y placentera
función que el creador (¿De qué?)
destinó al miembro estelar en esta
obra de amor.
Jotamario, junto a Elmo, fue la
cuota más importante caleña
en el grupo de Gonzalo Arango.
Cuando el fundador dormía en
Cali soñó con Zaratustra y que
éste le daba la iluminación para la
creación de un grupo bueno para
Nada, y así lo llamó; Nadaísmo.
En ese mismo viaje recluto a éste
joven hijo de sastre, virgen y poeta
y lo llamó El Profeta. Desde ahí, al
estudiante del Santa Librada, de
donde salió medio librado, influyó
en toda la poesía nadaísta, ense-
ñando y redactando, componien-
do y destrozando, hasta conver-
tirse en el poeta del movimiento y
hoy ser compensado con un Mer-
cedes por la poesía misma. De su
profesión confiesa el Profeta lo si-
guiente en su último libro, ‘Paños
Menores’:
La Pitonisa
Al yo nacer, la Pitonisa
prevalida de no se sabe qué dotes,
pidió a mi madre que escogiera entre
estos dos privilegios:
que al yo cumplir los 25 años reci-
biera un millón de dólares
o fuera el mejor poeta del mundo.
Y la bruta escogió que fuera el mejor
poeta del mundo.
Pero nunca ha servido para otra cosa,
pues en sus venas corren agujas e
hilos, herencias de su padre, que le
cosieron sus manos a una pluma y a
una hoja hasta que la parca le ponga
su marca, probablemente en la mitad
de la frente, como habría deseado en
su juventud.
tribuna: Gonzalo Arango, Elmo
Valencia y usted no son nadaís-
tas, son LOS nadaístas. ¿Sigue
éste movimiento vigente? Si no,
¿Quién es ese Jotamario post
Nadaísmo? Es más, ¿puéde el
Nadaísmo dejarse atrás o es una
cola que persigue por siempre?
JOTAMARIO ARBELÁEZ: El Na-
daísmo es un cometa que gira por el
universo literario con la cola por delan-
te. El nadaísmo es una cosa eterna
que apenas lleva 50 años. Se eclip-
sa por temporadas, como lo hacen la
luna y el mismo sol, sin que ello los
desprestigie. Ahora que la vanguardia
quedó atrás, el Nadaísmo sigue ade-
lante. La diferencia con el descreído
Jotamario de entonces radica en que,
sin creer aún en el Credo, ahora cree
en todo.
t*: Hoy Gonzalo escuchará unas
palabras suyas. ¿Qué le dice?
JA: Querido profeta: hoy se cumplen
80 años desde el día de tu nacimiento,
de los cuales pasaste 45 sobre y lle-
vas 35 bajo la tierra. Los compañeros
que te sobrevivimos y a quienes barni-
zaste como poetas, todos los días te
consagramos el primer pensamiento y
la primera sonrisa en el retrete donde
tu retrato nos limpia de todo mal y pe-
ligro. Alguien dijo “el Nadaísmo podrá
morir, pero sus gusanos son inmorta-
les”. No sabes el orgullo que sienten
tus doce poetas de haber compartido
tu mesa y de haber predicado a tu
lado ese evangelio de la nueva oscuri-
dad que nos inculcaste.
t*: “¿Por qué hay cosas y no más
bien, nada?” Sé que esta frase no
la escribió usted, pero por favor
ilumínenos para poder entenderla
mejor.
JA: Es una inquisición de Gonzalo en
el poema “Los nadaístas”. Reflexión
filosófica con ribetes orientalistas. Ho-
menaje a la nada por encima de la
materia. Se parece a lo que apuntó
Valery: No hay nada tan bello como lo
que no existe.
t*: Su época de romper con la so-
ciedad fue distinta y única, fueron
los inestables 60s, donde todo
se cuestionaba. Hoy las condi-
ciones no se dan y no existe un
movimiento así, pues la negativi-
dad, único sentimiento paralelo a
la sociedad, no cuenta como tal.
¿Qué falta para que en la actuali-
dad exista un movimiento con las
mismas intenciones e intensidad
que el Nadaísmo?
JA: Hacen falta nadaístas de nuevo
cuño, capaces de romper con todo lo
que los asfixie, incluso con el nadaís-
mo, que de tanto acabar con los íco-
nos y fetiches se volvió un mito.
t*: ¿Cuál es el personaje que ve
usted como candidato para ha-
cer renacer el movimiento al cual
usted perteneció? Mejor dicho,
¿quién sería el heredero del bas-
tón irreverente del Nadaísmo?
JA: El nadaísmo no tiene necesidad
de renacer porque es como el circo,
nunca muere, y como los poetas que
lo componen o compusieron, sólo
finge morir. Más bien, el que quiera
chuparle rueda a la fama del inventico,
que lo reencauché con inteligencia.
t*: ¿Cómo un Nadaísta termina
manejando un Mercedes, vestido
de camisa y tirantas y escri-
biendo columnas en El Tiempo?
JA: El Mercedes me lo dio la poesía,
con los premios que gané con una
obra por la que nadie daba un centa-
vo; en El Tiempo me permiten escri-
bir sin tapujos desde que empezó
el nadaísmo; la camisa –como la
canción- es la misma, y las tiran-
tas las uso para tirar.
t*: ¿Cómo sería su mujer per-
fecta? ¿Puede ella existir, o
por ser perfecta es intan-
gible?
JA: Todas las mujeres
son perfectas mien-
tras permanecen
entre tus brazos.
t*: Dénos un
consejo a la
juventud del
siglo XXI.
JA: La juventud
es mucha gen-
te, y el siglo XXI
es mucho tiem-
po. Te doy un
consejo a ti, que
termines esta en-
trevista y te olvides
del nadaísmo. t*
13
*
 Nada tiene comparación con la Se-
gunda Guerra Mundial. Los que no
la vivimos, jamás entenderemos lo
que realmente fue; ni un libro, ni las
palabras de alguien que estuvo ahí
podrán transmitirle a los otros lo que
fue esta tragedia. Rosi Liffman, naci-
da en Alemania durante los tiempos
de guerra, logra escapar en la mitad
de la noche de la aterradora realidad
alemana y llegar a Colombia única-
mente con la ropa que tenía puesta.
Tuvo que vivir todo tipo de vicisitu-
des para poder conseguir comida,
incluso de manos de los arrieros
cafeteros del norte del Valle. Sin
importar cuantos golpes le diera la
vida, Rosi, llena de fuerza y fe, logró
resurgir como un ave fénix y volar
como nunca lo había hecho. A los
catorce años hizo parte de la prime-
ra promoción de enfermeras de la
Universidad del Valle y sacó a relucir
su intelecto a través de columnas
de periódicos alemanes y el Diario
Occidente de Cali. Rosi, como la
verdadera luchadora que es, nos da
ejemplo de cómo se debe sobre-
pasar cada obstáculo que se nos
presenta en el diario vivir.
14
*
Por: Rosi Bloch-Liffman
Casi que da pena que en este Sí examinamos las montañas del
tiempo de pragmatismo y de planeta Tierra, ellas han jugado un
razonamiento intelectualoide, mi papel importantísimo en la historia
frase preferida no sea escrita por de la humanidad; solamente en el
ningún filósofo de campanillas. Es Monte Sinaí, cumbre aislada del
simplemente una frasecita de la desierto y del pueblo incrédulo,
opereta “La Novicia Rebelde” de pudo Moisés dialogar con su Dios
Rodgers & Hammerstein: “Climb y recibir los Diez Mandamientos,
every Mountain”. Sí, subir a cada el más precioso tesoro de la
nueva altura, abrir cada puerta humanidad; otra montaña de
desconocida, vibrar ante caminos Oriente, el Monte Ararat asentó
nuevos, es casi un mandato en la en su cima el Arca de Noé, para
vida. Es una manera de avanzar preservar de la destrucción al
siempre, pero de caminar hacia género humano y “a todo lo que
arriba; es un andar sin detenerse vuela, camina o se arrastra”. En
mucho, tratando de captar todos los Grecia se llega casi a la veneración
milagros que la vida depara al que de las cumbres, ya que en griego
sabe sentir. Sólo el que anda con
la frente en alto puede escapar un
poco de las bajezas que envuelven
a los que van demasiado pegados
al polvo, a la rutina…
No me refiero, por supuesto, sólo
a las cumbres físicas; muy dentro
de nosotros llevamos un cercano,
blanco y refulgente Monte Himalaya
que otear, que escalar; algunos
llegan, otros no; pero persiste la
imagen, el sueño, la meta, y eso
basta. El que eleva su alma y sus
propósitos existe, vive, vibra. Se
trata no siempre de llegar, pero sí
de intentar la elevación.
Acrópolis significa “el punto más
alto”. Si de Grecia seguimos hacia
otro país también de la cuenca del
Mediterráneo, encontramos en Roma
las siete colinas, tan importantes en
su historia como Rómulo y Remo y
hasta inmortalizadas por su número
cabalístico, el 7.

Dejando pues atrás las cimas del

mundo, es nuestra cumbre personal, la
que todos llevamos dentro, meta y fin.
Si nuestro escalar es a veces esfuerzo
o peligro, al llegar arriba se siente el
aire más diáfano, la visión más clara y,
comprendiendo mejor nuestro pasado
y presente, se abren a nuestros pies los
caminos del futuro. Por supuesto, en
las altas cumbres el ser humano está

No me refiero,
por supuesto,
sólo a las
cumbres físicas;
muy dentro
de nosotros
llevamos un
cercano, blanco
y refulgente
Monte Himalaya

un poco solo con sus pensamientos,

su destino; y desaparecen las cosas
sin importancia, las pequeñas y
grandes trampas, los pequeños o
grandes dolores.

Para todos los que en el momento

están en una situación difícil de su
vida, para los que desde muy abajo
se disponen a abrir las alas del espíritu
y a colocarse a la verdadera altura de
su alma, recojo la inmortal frase de la
Biblia: “Alzo los ojos hacia los Montes
de donde me ha de venir el consuelo!”
t*

15
*
 By: Rita McDermott, Stetson Johnson y Seth Biderman, English teachers High School
It is important to highlight how a
mix of cultural ideas can create
a masterpiece. tribuna* asked
three different teachers to work
on a story together. The first
teacher started the story, and
the other two followed. Some-
times ideas come along better
when worked through different
hands. Here is the final result.
Mil trescientos pesos. Enough for an
empanada or a soda, but not both.
Unable to resist the hot, crisp smell
that saturated the panadería and over-
flowed the street, he opted for the em-
panada. The juice from the ají would
be enough to wet his palette, he reas-
sured himself as he put the change in
his left pocket and looked at the clock.
Grease dripped down the man’s hand
as he took the first bite. A hopeful mutt
skipped over, tail wagging anxiously.
The man kicked the dog away, cold
metal coins slipping through the newly
16
*
torn hole in his left pocket, sliding of her raven hair, emerald eyes, and
down his leg, and rolling into the street. flawlessly smooth olive skin took his
Scrambling to collect his change, the already exhausted breath away.
man unknowingly dropped a chunk of He lamely attempted to speak, utte-
potato from his empanada. The mutt ring nonsensical noises in place of real
scampered over to lap it up while words. It was the miniature beauty
the man focused on his who broke his stuttering.
money. In an angelic voice,
like the harmonious
As he straighte- sound of singing
ned himself, eyes inside of a conch
closed, he took a shell, she said,
deep breath and
prepared himself
to find his only meal of
the day literally gone to the
dogs. “That would be typical,”
he sighed, “after the kind of
day I just had.”
Upon opening his weary
lids, he was astounded
by what appeared before
him. Perched atop the
napkin where his empa-
nada once sat was the
most stunning woman
he had ever seen.
Granted, she was
only twenty centi-
meters high, but
the combination
“Hungry, are you?”
The man raised the napkin. The wo-
man wore a purple blouse, across the
chest of which was stenciled a sil-
houette of a bearded head. Her legs,
no thicker than matchsticks, were wra-
pped in stretch jeans that terminated
in the world’s smallest pair of purple
stilettos. She nodded, and winked an
impossibly small eye.
“Amigo,” she said to the man. “I’d like
to know—are you hungry?”
The man looked around wildly. There
was the dog at his feet—it looked up
at the napkin, its head cocked—and
there was a hunched lady walking
towards him, stumbling under her
years, a blue handkerchief pulled tight
over her head. He looked back at the
woman on his napkin.
“Hungry?” she asked. “Or not hungry?”
Again, the man glanced
around. The mutt
looked up, lic-
king its lips.
The old lady
stepped clo-
ser.
The miniature woman opened her She clutched her purse closer, and
mouth again, and the man understo- moved past without a glance.
od he had no options. We can choo-
se between empanadas and sodas, But you can’t blame an old lady, the
between stilettos and sandals, but in man thought. You can’t blame anyo-
the end our lives are scripted, as pre- ne at all. He picked something from
dictable as cheap novels. his teeth--a tiny stiletto, still
intact--and tossed it
Sadly, he reached for the miniature to the mutt, who
woman, pinched her by the waist (she sniffed twice,
weighed nothing, he noticed, she was wagged his
light as the leaf of an almond tree) tail, and tur-
and brought her close to his face. ned away.
The emerald eyes flashed with great t*
beauty. The man popped her into his
mouth.
There was the tiniest of
screams, and there was a
crunch.
Chewing, the man looked
up. The old lady was
upon him now.
Mil trescientos pesos.
Enough for an empanada
or a soda, but not both.
Unable to resist the hot,
crisp smell that saturated
the panadería...
17
*
 Confession
Innocent Disturbed
of an

One
By: Felipe González, 11°
I hate to say it,
but I did it. I
am the only
one guilty
here, but
I don’t
feel guilty.
In the past,
I did feel guilty
because I didn’t
know how to tell
my master about
the faux pas. I thought I was
going to be killed horribly,
considering what kind of job
he has. However his reaction
was quite the opposite.
Occasionally, he brings
people home and he tortures
them slowly. Many times I’ve
seen how many people suffer
due to his torture. Usually they
scream for help, but sometimes
I hear how he uses his machete
against the metallic table and
their screams abruptly stop. It is
a horrible thing to watch. Almost
every time he does that, he
satirically stares at his victim
with a giant smile from ear to ear and finally exclaims, “Don’t
worry. This won’t hurt a bit...” He pauses and clank! A stream
of blood splashes across the basement, and the victim stops
moving after having his head guillotines. “And it didn’t hurt me
a bit,” he always finishes whit his famous phrase killing his
visitor, always. Every time he does that I can feel the blood
drops crash against my head. Disgusting! Sometimes, he
calls me to “calm down his visitors.” He whistles sharply and
screams my name loudly and I rush rapidly barking all over
the place. Then, I reach the guest and bite his leg as hard as
I can, while I try to pull away with the strength of my four legs.
That helps my master control the guy so that he can inject
some kind of liquid that makes him sleepy. Then my master
starts the torture, but that is another story. Besides, I prefer
to stay outside and take a nap, than stay in the basement. I
hate helping him. In some way I feel guilty for doing that kind
of horrible stuff to his “casualties” but, how can I refuse him
when he is the one that gives me a place to live? That takes
care of my health and my well being? That treats me like a
king? No, sir, following his orders, as immoral as they sound,
is the least I can do for him after all he has done for me.
The curious thing about my master is that, always the day
after he tortures someone to death, he serves a super special
meal instead of that abominable “pedigree” he calls dog food.
It´s always a grandiose beef that seems like it was made by
the gods only for canines like me. It makes me drool just to
think about it. “Good job, little fella...good job” he says while
he pets my back and I wave my tale from side to side. I don’t
know what he is saying but I am sure it is something nice.
Anyway, I am scared because I mistakenly chewed up his cell
phone. I tried to tell him in many ways it was an accident, but
for some reason, he doesn’t seem to understand my barks. I
feel I have been disloyal to him, after everything he has done.I
chewed up his cell phone for my own entertainment. He was
really pissed off because he couldn’t find it. I had hidden it in
the backyard so that he couldn’t punish me for my acts. But,
I think he did realize because one day he left the house and
didn’t return until two days later. I thought he had abandoned
me The last thing he said was something like: “That bastard
stole my cell phone,” and he slammed the door. After the
two days he came back with my super special meal. I think
he understood my mistake. Maybe he needed time to reflect
on what I had done to him and then he realized that I could
be forgiven for such a dumb mistake. That is my suspicion.
Either way, here I am swallowing my beef happily. t*

18
*
Por Ammiel Manevich, 12°
Cada cual tiene un con-
cepto sobre “la casa per- forma de vida de sus habitantes
fecta”, aquella casa de los y potencializa su manera de vivir.
La pregunta que yo siempre les
sueños que todos aspira-
hago a mis clientes es: “¿Cómo
mos algún día tener. Para al- les gusta vivir?” y basándome en
gunos esta casa es grande y blan- la respuesta, desarrollo y diseño
ca, para otros pequeña y gris. A la reconocida un espacio que proporcione lo
arquitecta Cecilia Fernández, egresada de que el cliente necesite y desee. Una
casa es el reflejo de las personas
la Universidad Javeriana, se le hizo
que la habitan. Las casas no hacen
una pregunta que ha sido plan- el habitante; las casas las hacen sus
teada a muchos arquitec- habitantes. El resultado final de una casa es
tos de diferentes for- la combinación del trabajo del arquitecto y los
mas: ¿Como es la aportes del propietario que las hacen especiales.
Hay casas que son maravillosas no sólo por
casa ideal? Con el diseño del arquitecto, sino también por el
una propuesta ambiente especial que imprimen sus dueños.
entre lo ecoló- Hay casas que pueden no ser estéticamente
gico y lo per- muy bellas, pero son muy agradables gracias
sonal, Cecilia a la gente que las habita. En conclusión,
no creo que haya una casa ideal, creo
responde a que cada cual tiene una imagen
esta pregunta de cómo es ésta, pero en
y nos compar- últimas, esta imagen no
te su punto de es universal, es más
vista. bien personal. t*
La casa ideal es un
tema que se puede
abordar de diferentes
formas. Por ejemplo, desde
una visión ecológica, sería una
casa auto sostenible que tuviera su
propia manera de generar energía y
abastecerse de agua que pudiera procesar
los desechos y regular temperaturas y luz.
Esta casa también debería de ser resistente
a desastres naturales como terremotos e
inundaciones.
Otra visión sería la personal
donde la casa ideal es la
que se adapta a la
19
*

A lo largo de su vida Francisco
José Lourido ha sido reconoci-
do por su trabajo en los campos
de agronomía y labor empresa-
rial. Ahora que incursa como go-
bernador del departamento del
Valle del Cauca, sustituyendo al
destituido Juan Carlos Abadía.
tribuna* lo entrevistó para cono-
cer sobre su desempeño en su
nueva labor.
tribuna*: ¿Cuando usted era jo-
ven se imaginó que iba a ser go-
bernador?
FRANCISCO JOSÉ LOURIDO:
Nunca, jamás en la vida. Soy agró-
nomo y siempre pensé que mi des-
empeño iba a ser en este sector. De
hecho, hasta hace 6 años mi trabajo
estuvo orientado al trabajo de campo.
Realmente nunca pensé ser goberna-
dor del Valle, aspiraba a otras cosas,
por ejemplo desde hace 5 años dejé
el trabajo operativo agrícola porque
me nombraron presidente de la SAG.
Hace ocho meses estoy aquí en la go-
bernación.
t*: ¿Cómo combina usted su pro-
fesión de agrónomo con la polí-
tica?
F.J.L: Yo nunca lo combiné, ha sido
otra etapa diferente en mi vida. Hace
20
*
Por: Nicole Castañeda, 12º
seis o siete años que conocí a An-
gelino Garzón, me invitó a que fuera
miembro de algunas juntas directivas
de Infivalle. Estuve en juntas directivas
gremiales de la Asociación de algodo-
neros y de Asocaña, lo cual indirec-
tamente hace parte de la formación
política que he ido haciendo; ha sido
una autoformación política.
t*: ¿Cuál es su objetivo a desa-
rrollar durante su gobernación en
un período tan corto?
F.J.L: Lo primero que yo quise al
entrar a la gobernación y estaba pre
planteado en un momento dado, era
organizar las finanzas del departamen-
to. En ese momento, como presidente
de la SAG y como vicepresidente del
comité intergremial del Valle, vivía con
mucha preocupación sobre un tema
de vigencias futuras. Nosotros nos
habíamos opuesto desde el primer día
a estas porque considerábamos que
endeudaban a tal punto el departa-
mento, que no lo dejaba operar hacia
el futuro, y por eso una de las primeras
tareas que me puse fue la de echarlas
para atrás. Uno de los motivos era que
el departamento estaba saliendo en
ese momento, de un endeudamien-
to muy grande que apenas este año
termina de pagar, equivalente a sete-
cientos mil millones de pesos, que nos
llevó pagarlo casi diez años. También
se iba a endeudar para realizar unas
obras, que ellos decían eran priorita-
rias, pero que yo no las consideraba
necesarias, ni tampoco las iban a re-
vertir en un momento dado, y de algu-
na forma a la gobernación. Además, el
costo de ese endeudamiento iba a ser
muy alto, ya que iba a ser más o me-
nos del 15% anual de intereses, y la
gobernación iba a quedar sin el poder
de tomar ningún crédito. Cuando en-
tré a la gobernación, mis planes cam-
biaron radicalmente, ya que se vino
una época invernal, las inundaciones
más grandes en los últimos cincuenta
años, entonces cambió todo el norte
en que debía trabajar; y por esto, en
ese momento no hubo unas vigencias
futuras. Por otra parte, me encuentro
con un departamento con un déficit in-
menso, ya que aquí se había gastado
más plata de la que podía gastarse.
En diciembre íbamos a terminar con
un déficit de sesenta y cinco mil millo-
nes de pesos, pero en este momento,
la deuda está alrededor de ciento cin-
cuenta mil millones que la vamos a pa-
gar este año. Al próximo gobernador la
va a tocar un departamento con una
capacidad de inversión mucho mayor
que la que me tocó a mí. Estamos ha-
ciendo una tarea seria de organizar las
finanzas del departamento. Hay que
producir más y gastar menos.
t*: ¿Qué lo motivó a aceptar el
cargo de gobernador?
F.J.L: Cuando Angelino me propuso
que fuera gobernador del Valle, en
ese momento no podía creer lo que
me estaba proponiendo. Luego reci-
bí una llamada del ministro del interior,
Valencia Cossio, diciéndome que el
presidente y él pensaban que yo era
la persona más indicada para ser go-
bernador del Valle. Al día siguiente me
desperté pensando en que debía ha-
cer, y pensé ¿si criticaba lo que esta-
ba haciendo el gobierno de turno, por
qué en el momento en el que a me
ofrecen cambiar las cosas me niego?
Tenía claro que debía hacerlo. Al prin-
cipio iba a pedirle al presidente Santos
que me nombrara embajador en Euro-
pa. Sin embargo, mi esposa se opu-
so, pero yo no era capaz de vivir así,
pensando en que pude haber cambia-
do y no cambié, que pude haber ayu-
dado a que este departamento fuera
diferente, y no lo hice. Esto definitiva-
mente es muy duro, es acabar con la
tranquilidad y empezar a trabajar a un
ritmo muy fuerte.
t*: ¿Cuáles son las principales
funciones que usted debe cum-
plir como gobernador?
F.J.L: Liderar una región, la vida social
es alta, todo el mundo quiere que uno
este en todos los eventos y hay que
estar porque definitivamente, uno es
la figura del departamento, y hay que
cumplirle a la gente. Hay que manejar
esta mole de mil y pico de trabajadores
en el sentido de que tienen que mar-
char hacia un mismo sitio. Así mismo,
he tratado de infundir en mis discursos
principios, valores, cero corrupciones,
porque uno tiene que dar el ejemplo,
ya que la gente hace lo que uno ex-
presa.
t*: Hay una percepción de inse-
guridad en la región, ya la gente
tiene temor de ir a sus fincas, y
salir a comer. ¿Por qué cree us-
ted que se ha deteriorado la se-
guridad nuevamente? ¿Es sólo
una percepción o una realidad?
F.J.L: Hay una percepción de insegu-
ridad, y eso lo hablamos con los altos
mandos de la policía y el ejército. Los
índices de secuestro y de homicidios
han decrecido muchísimo, lo que pasa
es que la táctica de la guerrilla es dar
muchos golpes en un momento dado.
A ellos los están persiguiendo mucho.
Hace diez años había cincuenta mil
personas en la guerrilla, hoy hay nue-
ve mil. Como la prensa se va comen-
zando a quedar sin cuento, entonces
ellos tratan de sacar noticias impac-
tantes.
t*: Usted se ha interesado mu-
cho por apoyar la cultura. ¿Qué
programas tiene destinados
para los jóvenes?
F.J.L: Muchísimos, pienso que el
tema de la cultura es fundamental.
Veo con preocupación el tema de la
drogadicción en los muchachos, y fo-
mento al máximo todas las presiones
culturales. Veo que ahí hay un gran
potencial. La industria cultural que hay
en el Valle es impresionante. Pienso
en el tema de la salsa envuelto en la
cultura, en la gastronomía, y en toda
la región pacífica. Ahí tenemos un
potencial increíble de riqueza y desa-
rrollo que apenas lo estamos descu-
briendo, y en cuanto a la gastronomía,
hay cualquier cantidad de opciones.
Desde la Secretaría de educación es-
tamos haciendo un proyecto que se
llama “Después de clases”, en el cual
básicamente queremos tener ocupa-
dos a los muchachos, en proyectos
positivos para que se alejen de la dro-
ga y eviten su consumo Las inversio-
nes en el deporte las volvimos a im-
pulsar; al deporte se le había quitado
mucho dinero, pudimos al menos dar Este hecho así como tiene muchos
algo, no todo porque las condiciones sinsabores, tiene también muchos
económicas del departamento están aspectos que sin duda gratifican.
muy complejas. Estamos impulsando Sentir que estás sirviendo a la gente,
todo lo que es recreación y deporte, y que alguien le diga a usted, “muchas
todas las actividades de tiempo libre y gracias por lo que está haciendo”, es
expresiones artísticas como Bellas Ar- muy gratificante. Si queremos tener un
tes. Con la biblioteca departamental, buen gobierno, tenemos que hacer
compramos once lotes que faltaban un buen gobierno. El gobierno no se
porque queremos terminar la manza- lo regalan a usted, el gobierno usted
na del saber. Además, el Ministerio de lo hace. El mensaje sería, qué bueno
Cultura nos va a ayudar con un audito- que tuviéramos una generación más
rio para mil personas. preocupada por lo público, una ge-
neración que pensara que el servicio
t*: ¿Cómo gobernador del Valle público no es malo; que lo malo es ha-
qué mensaje o consejo le daría cer mal el trabajo. Unos jóvenes que
usted a los adolescentes y futu- piensen que esto es un servicio, una
ros líderes del país? tarea que se tiene que hacer para que
F.J.L: Si hay algo que da gratitud, es las cosas marchen bien, que esto no
que nunca me había sentido sirviendo es un negocio, y que se puede cam-
tanto como estoy haciéndolo ahora. biar. t*
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