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UNIDAD II.

- DESARROLLO AFECTIVO Y COGNITIVO DE LA JUVENTUD


2.1 Desarrollo del concepto del sí mismo y del individualismo
Para Ginberg (1971), la identidad es la capacidad de individuo para reconocerse a sí mismo
a lo largo del tiempo, del espacio y en su contacto con la sociedad. Por lo tanto, la identidad
es el resultado de la integración de tres vínculos: espacial, temporal y social.
1.- Vinculo espacial.- Se refiere a la relación de las diferentes parte del yo (mente, cuerpo,
sentimiento) manteniendo una cohesion y permitiendo la comparación y el contraste con
los objetos. Esto permite al individuo tener una nocion de estar separado de los demas y
ser diferente de ellos (individuos).
2.- Vinculo temporal.- Se refiere al concepto que uno tiene de si mismo a lo largo del tiempo.
Un sentimiento de continuidad y mismidad. Este concepto es el resultado de lo aprendido
en el pasado y presente, así como su proyección al futuro. Esto le permite al individuo la
posibilidad de elegir y planear.
3.- Vinculo social.- Se refiere a la relación de uno mismo con la sociedad (¿Cómo me
perciben los demás según mis comportamientos y los papeles que desempeño?).
El sí mismo (self) como sujeto ontológico de la psicología tradicional- Individualismo.
La reflexión sobre la definición del Ser en el campo psicológico no parece haber sido un
tema central de la disciplina. Se asume que hay un sujeto de conocimiento y que éste es,
como lo fija la tradición occidental, la unidad individual. Lo que sí se puede decir es que ese
ser comienza a tener una expresión específica en el campo psicológico con la obra de
William James (1890), quien lo centra en el concepto de sí mismo (self), indicando ya su
carácter individual a la vez que social, que hace de él un miembro individual de la sociedad
y un participante en el proceso colectivo de construcción de esa sociedad. Las teorías
psicosociales de fines del XIX, y algunas de las producidas durante el transcurso del XX,
centran en el concepto del sí mismo sus explicaciones sobre la conducta, sobre los
procesos psicológicos que la dirigen y sobre la constitución de la identidad. Tales teorías
siguen la tradición ontológica que hace del individuo la esencia del ser. Estas teorías
presentan el proceso constructivo del sí mismo como una unidad individual, sujeto-objeto
de conocimiento, de tal modo que la persona constituida a partir de ese sí mismo, que la
diferencia e independiza, es centro del ser y del proceso de conocimiento. Y si bien
reconocen que la interacción entre individuos ocurre mediante la comunicación simbólica
socialmente establecida y es la base de los procesos sociales, a la vez que el producto de
un proceso de socialización al cual conforma, mantienen a la individualidad como residencia
última y fundamental de la naturaleza humana. Ese sí mismo o self, que constituye al Yo, o
Uno, como también se le denomina en la filosofía, se refiere a la naturaleza y desarrollo de
la persona como ente cognoscente, que tiene la capacidad para reflexionar sobre sí,
convirtiéndose de tal manera en un objeto de reflexión, mientras es al mismo tiempo sujeto
reflexivo. El sí mismo tiene entonces el doble carácter de sujeto que conoce y de objeto a
conocer. Y esas dos modalidades no pueden existir separadamente. Su doble carácter se
expresa en los pronombres Yo (sujeto), Mi y Me (objeto). Ese reconocimiento lingüístico lo
señaló en
1902 el psicólogo Cooley, cuando definió al Self (sí mismo) como la totalidad
de todas las frases que, expresa oimplícitamente, incluyen las palabras que designan a la
primera persona del singular. Paradójicamente, de esa duplicidad del sí mismo (self)
emerge su unidad dando lugar a estados que designan una variedad de vías para
autoconocerse (autoconcepto, autoestima, autoayuda, y así por el estilo). De esta manera
el sí mismo conforma la unidad cognoscente, a partir de la singularidad. Pero la
comprensión psicológica del sí mismo necesariamente incluye al otro, ya que necesita
internalizar los modos en que los otros lo ven, a fin de ser. Cooley (1902) llamó a esa
peculiaridad el sí mismo-espejo (looking-glass self); Mead (1934) lo expresó en la noción
del «Otro generalizado» y en el proceso de internalización del Otro. Desde James (1890)
hasta Goffman (1959), la preocupación por lo que los otros piensan del Uno (Yo, Mi misma),
ha sido una fuerza fundamental estructuradora del sí mismo. Una vez que una persona ha
integrado en si misma esos puntos de vista, se convierte en un individuo diferenciado, capaz
de comportarse de acuerdo a las normas socialmente establecidas, pero diferenciándose
simultáneamente de los otros, de tal manera que tiene tanto una identidad personal como
una identidad social. Y si bien esas teorías hablan del otro, al cual presentan como
absolutamente necesario para la comprensión y entendimiento del sí mismo, ese otro es a
su vez presentado como una entidad similar al uno, en cuanto a su aislada individualidad.
Pertenece a la misma esfera o mundo de vida, y aunque su contacto es importante, y para
algunas teorías incluso absolutamente necesario, la relación del uno y el otro, aunque
evidente, es asumida pero no discutida ni analizada per se. Como dice Mead: «el sí mismo
humano surge mediante su capacidad para tomar la actitud del grupo al cual pertenece —
porque puede hablarse a sí mismo en términos de la comunidad a la cual pertenece [... ]
como uno habla a los otros» (Mead, 1934. p. 33). Y añade que el sí mismo es un individuo
social que «puede existir solamente en un grupo de individuos sociales» (1934, p. 40), cuya
principal característica es ser reflexivo. Pero la mente, como la presenta Mead, es en cierto
sentido, una dote
Natural —un atributo biológico hereditario o congénito tanto en su naturaleza como en su
origen y es social «solamente en sus expresiones o manifestaciones características»
(Mead, 1934, p. 243). De esta manera, Mead nos recuerda la individualidad que reside no
solamente en la mente y que produce pensamientos particulares, sino también en un
cuerpo, propiedad de, y atribución de un individuo. A pesar de que las teorías del sí mismo
presentan su carácter social, reflexivo, dinámico y flexible, e introducen al otro señalándole
un rol básico en la constitución del ser individual, al mismo tiempo mantienen separado al
sí mismo del otro, como dos entidades moleculares. Ambas se influyen mutuamente y de
tal intercambio se derivan los innumerables procesos de interacción, pero al mismo tiempo
el Uno y el Otro permanecen blindados en su carácter de unidad. Y el Ser reside en esa
unidad. Guidano (1987) ilustra esto cuando dice que: La habilidad de reconocerse a sí
mismo parece ser el producto emergente de un interjuego dinámico entre procesos
opuestos. Por una parte, los otros proporcionan la retícula que permite la plataforma de una
percepción unitaria del sí mismo, pero por otra parte, es como si esta percepción unitaria
del sí mismo sólo pudiese ser experimentada y reconocida a través de una demarcación
activa del otro percibido (1987, p.30). Vemos entonces que la psicología social ha generado
una concepción del Sí Mismo, de sus funciones, desarrollo, estructura y naturaleza, para
explicar cómo se llega a ser una persona individual naturalizando su existencia hasta el
punto de no necesitar ser discutido, ya que se lo asume como evidente por ser parte de la
definición básica del Yo. ¿Y el otro? Está casi ausente o es citado para depositar en él, el
rechazo social. Todo lo que no se acepta en el uno. El otro es reconocido sólo si
complementa al uno. Es como el yo. El otro distinto ya es otra cosa. No se trata de que se
lo acepte o no, se lo discuta o no. Simplemente no parece existir, a menos que acepte.

2.2 Desarrollo de los intereses personales de acuerdo a sus sentimientos


El adulto joven comienza a superar el egocentrismo de la etapa anterior y logra colocarse
en el lugar del otro, compartir experiencias y comportarse de una manera altruista, que le
permite establecer una relación de pareja responsable y asumir una posible paternidad.
Al encontrar su identidad permite la fusión con otro, ya sea laboral o afectivamente ya posee
la capacidad de adaptarse y de afiliarse.
Walster plantea que pueden existir en las parejas dos tipos de amor:
Apasionado: Se caracteriza por una confusión de estados emocionales, hay ternura, pasión
y alegría, sin embargo, genera mucha ansiedad y dependiendo de la estructura de
personalidad se manifiestan sentimientos. Es característico de la juventud.
Compartido: Es un amor más profundo, donde hay compromiso, se comparte, se toman
decisiones en conjunto con el otro en cuanto a la relación afectiva y existe conciencia de la
relación afectiva que se tiene.
Se espera que en el adulto joven temprano desarrolle un amor compartido, donde se sabe
administrar la relación de pareja.
Alrededor de los 30 años hay un cuestionamiento de la vida pasada, de la elección de
pareja, de la carrera, se hacen nuevas elecciones y profundizan o se cambian
compromisos. El adulto siente la necesidad urgente de dar un carácter real y comprometido
a su vida con el objeto de lograr la estabilidad, por lo tanto, reconstruye y reorganiza. Luego
de esta transición se establece con la familia, el hogar y logra un sentido de pertenencia y
llega a ser un miembro valorado por la sociedad.
El teórico Erik Erikson (1902-1994) sostenía que los individuos se desarrollan en etapas
psicosociales, y que su adultez temprana marca el momento en que los individuos buscan
relaciones íntimas. Las relaciones adultas son exploradas durante esta etapa. La
importancia de varios grupos de compañeros es descifrada mientras que se forman
amistades más cercanas. Los adultos jóvenes se volverán más maduros socialmente y
pueden establecer una imagen corporal. Durante esta etapa también se desarrolla un nivel
recién descubierto de habilidades de intimidad.
Según E. Erickson el adulto joven enfrenta la intimidad versus el aislamiento en donde la
gran tarea es: ser capaz de comprometerse con otro.
Según Schwartz las personas solteras pueden tener 6 estilos de vida:
La profesional: que tienen planificada toda su vida y se dedican al trabajo y al estudio.
La social: que se dedican a las relaciones. interpersonales, individualista que se concentran
en si mismo.
La activista: los cuales se dedican a la política
Él pasivo: que tienen una visión negativa de la vida.
Los asistenciales: a los cuales les gusta servir a otros.
Kohlberg define moral como un sentido de justicia, el cual depende de un desarrollo
cognitivo que implica una superación del pensamiento egocéntrico y una capacidad
creciente de pensar de una manera abstracta.
El adulto joven posee, según este autor, una moral Post-convencional, que marca el logro
de la verdadera moralidad, la persona conoce las posibilidades de conflicto entre dos
estándares socialmente aceptados y tratan de decidir entre ellos.
Se debe de destacar que en periodo post-convencional se presenta: la "Moral de contrato
de los derechos individuales y la ley aceptada democráticamente", es decir, el adulto piensa
en términos racionales, valorando la voluntad de las mayorías y el bienestar social,
aceptando el obedecimiento a la ley impuesta por la sociedad y la "Moral de principios éticos
universales", en la cual el adulto hace lo que considera correcto a pesar de las restricciones
legales o de lo que los demás opinen, actuando de acuerdo a estándares internos; en la
adultez la persona puede encontrarse en una de estas dos etapas.
El desarrollo moral del adulto se basa en experiencias, el adulto vive y aprende, a través de
las emociones que le permite reevaluar lo correcto y lo justo. Estas experiencias hacen que
pueda ver mejor, moral y socialmente el punto de vista de los demás. Así también la
confrontación de valores en conflicto fuera del hogar (como en el trabajo, los estudios, etc.),
ayuda al desarrollo de la moral.
Muchos adultos jóvenes han desarrollado la habilidad de la razón lógica y resolver
problemas abstractos. Esta también es la edad en la que son capaces de resolver
problemas teóricos. Este grupo etario tiene los mejores resultados en la sección de
inteligencia fluida en un examen de coeficiente intelectual. La inteligencia fluida no es sólo
la habilidad de pensar en forma abstracta, sino manejar situaciones nuevas. Esta es la edad
en la que se desarrolla la conciencia de consecuencias.
2.3 Desarrollo de la inteligencia
El desarrollo cognitivo involucra pensar, resolver problemas, comprensión de conceptos,
procesamiento de información e inteligencia en general. Durante esta etapa, los jóvenes de
18 a 21 años están tomando oficialmente papeles de adultos. El desarrollo cognitivo puede
haberse incrementado y mejorado por las experiencias de vida o el crecimiento cerebral.
Los individuos aprenden responsabilidades importantes como buscar un trabajo o perseguir
un título en una escuela. Las habilidades de toma de decisiones son una parte principal del
crecimiento cognitivo. Una persona debe ser capaz de identificar las metas de vida y los
intereses adultos en esta etapa en particular.
Es importante saber que la vida para los adultos jóvenes, pierde su carácter provisional, lo
cual significa que sabe que lo que hace hoy tendrá consecuencias mañana y que debe
proyectarse a lo largo de la vida y no a 2 o 3 años.
El desarrollo del pensamiento alcanza un paso más, el adulto pasa del pensamiento formal
según Piaget, al pensamiento post formal que tiene la particularidad de que la persona es
más flexible frente a las diversas situaciones a las que enfrenta.
2.4 Desarrollo de la creatividad
Durante épocas, prevaleció el pensamiento de que solo son creativas las personas
extraordinariamente originales, y que la creatividad era un don celestial. A partir de Darwin,
la creatividad se empieza a considerar como una especie de fantástico don hereditario. En
la actualidad se considera que todos los individuos se hallan en posesión de los rasgos
característicos de la creatividad. Todos somos creativos, pero esta cualidad se ve reducida
en un medio social muy crítico.
Potencialmente todos los seres humanos estamos capacitados para crear. Si cualquiera
negara la fortaleza creativa del hombre, bastaría para refutarlo referirnos al fenómeno
universal de los niños jugando. Ellos trascienden la realidad y la transforman, de modo que
cualquier objeto puede ser utilizado de manera simbólica a la hora de simbolizar contextos
diferentes. Es lo que conocemos como Juego Simbólico.
Creatividad
A lo largo de la historia han sido muchas las definiciones de creatividad que se han dado,
a partir de las cuales, podemos generalizar diciendo que:
-La creatividad es un sentimiento de libertad que nos permite vivir en un estado de
transformación permanente.
-La creatividad en la ciencia, el arte y el vivir son las formas con las que se expresa la
necesidad de dar luz a algo nuevo.
-Es la capacidad para encontrar conexiones nuevas e inesperadas.
En Psicología se le atribuyen los siguientes atributos: Originalidad, Flexibilidad, Viabilidad,
Fluidez y Elaboración. (Menchen, Dadamia y Martínez, 1984)
Si queremos concretar lo inicialmente dicho en una sola definición, podríamos decir que la
creatividad es: la capacidad de concebir algo nuevo, de relacionar algo conocido de manera
innovadora o de apartarse de los esquemas de pensamiento y conductas habituales.
Características de la creatividad
Es cierto que algunas personas son muy creativas y otras muy rutinarias. Un análisis de las
características del pensamiento, puede esclarecer la dinámica de la creatividad, y el porque
de que consten diferentes grados de creatividad en distintas personas.
A continuación analizaremos los factores o características esenciales, las cuales son
descritas por Menchen; Dadamia y Martinez,1984:
-Fluidez: facilidad para generar un número elevado de ideas respecto a un tema
determinado. La manera de potenciarla en el campo escolar, sería, por ejemplo, pidiéndole
al alumno que relacione entre hechos, palabras, sucesos,…
-Flexibilidad: característica de la creatividad mediante la cual se transforma el proceso
para alcanzar la solución del problema. Nace de la capacidad de abordar los problemas
desde diferentes ángulos.
Dentro del ámbito escolar se desarrollaría exigiéndole al alumno no solo un gran número
de ideas, sino recogiendo categorías y tipos diferentes de respuestas o soluciones.
Un ejemplo para trabajarla sería el siguiente: damos al alumno diferentes escenas de
cuentos, alterándole el orden, deberá inventar distintas historias.
-Originalidad: característica que define a la idea, proceso o producto, como algo único o
diferente. Producción de respuestas ingeniosas o infrecuentes. Dentro del ámbito escolar
se potencia estimulando las nuevas ideas que el alumno propone.
-Elaboración: es el nivel de detalle, desarrollo o complejidad de las ideas creativ as. Para
fomentarlo dentro del aula, se le presentan al alumno ilustraciones de historias con dibujos
en los que tenga que percatarse de los detalles.
-Viabilidad: capacidad de producir ideas y soluciones que sean realizables en la práctica.
Los tres primeros factores – fluidez, flexibilidad y originalidad- son funciones del
Pensamiento Divergente o Lateral, que actúa como un explorador que va a la aventura. Es
el que no se detiene con una única respuesta ante un problema, es la libre asociación de
ideas e imágenes. Es la reestructuración de lo distinguido de un modo nuevo. En definitiva,
provoca la creatividad.
Por el contrario, el llamado Pensamiento Convergente es el que evoca ideas y trata de
encadenarlas para llegar a un punto ya existente y concreto, si bien este es, oscuro para el
sujeto.
Proceso creativo
La creatividad es un proceso que termina con la solución creativa de un problema. En el
transcurso del proceso de resolución del problema, se podrían utilizar técnicas para
desarrollar nuestro potencial creativo, que facilitarían encontrar la solución apropiada,
dichos problemas se podrían fragmentar en las siguientes etapas:
–Percepción del problema: Para encontrar una solución creativa es necesario descubrir o
percibir que hay un problema, actualm ente existen ejercicios para ejercitar y entrenar la
sensibilidad a los problemas, donde se intenta producir el máximo de preguntas sobre una
situación dada.
–Definición del problema: La enunciación distinta del problema estipula situaciones
distintas, aquí se trabaja con una preparación previa al abordaje del problema, de modo
que se ensaye en la capacidad de reformular los problemas.
–lluvia de ideas: Se entrenará con métodos y técnicas que proporcionen una mayor
producción de ideas o mayor elaboración de las mismas.
–Valoración de ideas: En el proceso creativo conviene demorar esta fase o separarla de
la fase de producción de ideas. Una vez encontrada la idea adecuada, se efectúa una
valoración del producto que ya no es individual.
REFERENCIAS ELECTRONICAS
1.- CHARLES, Michel, “Etapas de desarrollo de los 18 a los 21 años de edad”, Miche
Actualizado 19 julio, 2017: http://www.ehowenespanol.com/etapas-desarrollo-18-21-anos-
edad-info_473387/
2.- Pontifica Universidad Católica de Chile, consultado con fecha 05 de junio del 2018:
http://www7.uc.cl/sw_educ/enferm/ciclo/html/joven/desarrollo.htm
3.- Montero, M. De la ética del individualismo a la ética de la otredad. Obtenido 11/10/2015.
http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_post/article/view/5952/5742#.VhxICvl_Okp
4.- Hervs Ester Anguita. Sevilla. España, Obtenido 7 de junio 2018:
https://educrea.cl/desarrollo-creativo/

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