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Antropología del
cuerpo, Antropología
de la salud y
Antropología de la
enfermedad
María Magdalena Mata Cortés *
Antropología
del
cuidado
"El
cuerpo
es
una
construcción
simbólica,
no
una
realidad
en
sí
mismo.
No
es
un
dato
indiscutible,
sino
el
efecto
de
una
construcción
social
y
cultural."
A
partir
de
la
medicina
y
la
biología,
se
formula
la
concepción
del
cuerpo
admitida
por
la
sociedad
occidental.
Concepción
de
la
persona
que
le
permite
al
sujeto
decir
"mi
cuerpo",
como
una
posesión.
Estudios
antropológicos
del
cuerpo
El
cuerpo
en
antropología
y
sociología
La
mayoría
de
los
estudios
antropológicos
sobre
el
cuerpo
apuntan
a
mostrar
las
formas
en
que
cada
grupo
sociocultural
construye
y
utiliza
de
manera
peculiar
los
gestos,
las
expresiones
de
la
emoción,
las
técnicas
corporales
de
la
vida
cotidiana,
de
los
trabajos,
de
las
manifestaciones
rituales
y/o
artísticas;
asimismo,
muestra
cómo
cada
grupo
crea
sus
propias
representaciones
de
lo
corporal,
de
sus
vínculos
con
el
mundo,
le
atribuye
significados
y
valores
de
una
forma
particular
y
específica.
De
esta
forma,
se
confronta
con
aquella
tradición
del
cuerpo
como
mero
objeto
natural
o
como
actor
social,
propia
de
la
sociología.
En
1875,
el
socólogo
Michel
Foucault
en
“Vigilar
y
castigar”
circunscribe
al
cuerpo
en
la
microfísica
del
poder,
que
supone
un
control
invisible
y
diseminado
en
todos
los
ámbitos
sociales
mediados
por
lo
corporal;
para
Pierre
Bourdieu
(1968),
en
tanto,
surge
de
un
habitus
de
clase,
es
decir,
de
actitudes
y
modos
que
toma
el
hombre
a
partir
de
su
experiencia
en
una
clase
social
o
ámbito
determinado.
Desde
la
antropología
y
la
sociología
actuales,
la
construcción
del
cuerpo
como
objeto
de
investigación
es
amplia
y
heterogénea.
Sin
embargo,
en
la
base
de
esta
heterogeneidad
puede
encontrarse
un
punto
en
el
que
las
diferentes
perspectivas
confluyen:
la
oposición
a
la
idea
del
cuerpo
como
objeto
natural,
cuyo
abordaje
correspondería
exclusivamente
al
dominio
de
la
biología.
Los
estudios
socioantropológicos
sobre
el
cuerpo
deconstruyen
esta
idea
del
cuerpo
como
un
mero
objeto
natural
al
mostrarlo
como
una
construcción
sociocultural,
reconociendo
en
la
corporalidad
un
elemento
constitutivo
de
los
sujetos.
-‐
En
primer
lugar
nos
encontramos
con
un
cuerpo
social,
que
emerge
en
relación
con
los
usos
representacionales
del
cuerpo
como
símbolo
natural
a
partir
del
cual
se
piensa
la
naturaleza,
la
sociedad,
la
cultura
y,
a
la
inversa,
la
sociedad,
la
naturaleza
y
la
cultura
como
modelos
a
partir
de
los
cuales
pensar
el
cuerpo.
El
cuerpo
es
visto
desde
esta
perspectiva
como
producto
de
un
conjunto
de
sistemas
simbólicos
socialmente
compartidos
y
atravesado
por
significaciones
que
constituyen
la
base
de
su
existencia
individual
y
colectiva.
Dentro
de
esta
línea,
afín
al
estructuralismo
y
al
simbolismo,
podemos
ubicar
los
trabajos
de
Claude
Lévi
Strauss,
Mary
Douglas,
Françoise
Héritier,
Clifford
Geertz,
y
David
Le
Bretón
entre
otros.
-‐
En
segundo
lugar
encontramos
el
cuerpo
político,
referido
a
la
regulación,
vigilancia
y
control
de
los
cuerpos
ya
sean
individuales
o
colectivos.
De
este
modo,
el
cuerpo
es
visto
como
lugar
de
inscripción
de
los
discursos
sociales,
atravesado
por
dispositivos
de
disciplinamiento,
normalización,
vigilancia
y
control.
Esta
tendencia
se
correspondería
con
los
aportes
del
post-‐estructuralismo,
dentro
de
los
cuales
encontramos
las
obras
de
Michael
Foucault,
Giorgio
Agamben,
Margaret
Lock
y
Judith
Butler.
-‐
En
tercer
lugar,
hallamos
el
cuerpo
individual,
en
el
sentido
fenomenológico
de
la
experiencia
vivida
del
body-‐self.
Esta
línea
de
análisis
retoma
la
noción
de
ser-‐en-‐el-‐
mundo
de
Merleau-‐Ponty
y
se
expresa
en
la
perspectiva
del
embodiment
proponiendo
“una
aproximación
fenomenológica
en
la
que
el
cuerpo
vivido
es
un
punto
de
partida
metodológico
antes
que
un
objeto
de
estudio”(Csordas,
1993:
136).
El
punto
de
partida
de
esta
tendencia
es
la
crítica
a
los
enfoques
netamente
representacionales
que
perciben
al
cuerpo
sólo
como
signo
o
símbolo
pasivo
e
inerte
que
plantea
la
necesidad
de
destacar
su
carácter
activo
y
transformador.
El
cuerpo
es
una
construcción
social
que
se
realiza
fundamentalmente
a
través
del
lenguaje,
pero
es,
más
que
un
objeto
de
discusión.
Al
plantearse
la
idea
de
que
el
cuerpo
es,
sin
dudas,
una
representación,
pero
no
se
reduce
a
eso,
y
que
hay
una
materialidad
del
cuerpo,
que
no
puede
terminar
de
definirse
en
términos
del
lenguaje,
notamos
que
hay
una
persistencia
de
la
idea
de
que
si
hay
un
cuerpo
más
allá
del
lenguaje
y
de
la
representación
no
puede
ser
otra
cosa
que
un
cuerpo
biológico.
El
cuerpo
ha
sido
objeto
de
estudio
por
diversas
disciplinas
y
pensadores
aquí
se
resumen
los
más
importantes:
David
Le
Breton
El
primero
en
dar
una
postura
antropológica
del
término
fue
David
Le
Breton,
para
quien
el
cuerpo
“es
un
fenómenos
social
y
cultural,
una
construcción
simbólica
y
no
una
realidad
en
sí
misma
o
un
dato
indiscutible".
Para
el
autor
francés,
en
las
sociedades
tradicionales
el
cuerpo
no
se
distingue
de
la
persona
y
está
ligada
a
la
posesión
y
no
a
la
identidad,
en
ese
sentido,
la
frase
"mi
cuerpo"
surge
de
la
emergencia
y
el
desarrollo
del
individualismo
en
las
sociedades
occidentales
durante
el
Renacimiento
y
se
extendió
en
el
modernismo
y
el
post-‐modernismo
(Le
Breton,
1995).
Mary
Douglas
Por
su
parte,
en
1988
Mary
Douglas
analiza
la
forma
en
que
cada
sociedad
modela
las
técnicas
corporales
a
partir
de
la
concordancia
entre
esquemas
simbólicos
de
percepción
del
cuerpo
y
de
la
sociedad.
La
inglesa
estudió
los
ritos
de
contaminación
y
los
tabúes
de
las
sociedades
llamadas
primitivas.
"El
cuerpo
es
un
símbolo
de
la
sociedad
y
reproduce
en
pequeña
escala
las
potencias
y
los
peligros
que
se
atribuyen
a
la
estructura
social",
sostenía.
Thomas
Csordas
Según
Thomas
Cscordas
(1993),
hasta
finales
de
los
´80
los
estudios
antropológicos
enfatizaron
en
el
abordaje
del
cuerpo
como
representación,
con
un
predominio
de
enfoques
semióticos.
El
autor
remarca
la
necesidad
de
recuperar
el
embodiment,
es
decir,
“una
aproximación
fenomenológica
en
la
que
el
cuerpo
vivido
es
un
punto
de
partida
metodológico,
antes
que
un
objeto
de
estudio”.
Así,
propone
combinar
la
perspectiva
del
embodiment
con
los
enfoques
de
la
textualidad,
o
sea,
la
constitución
inmediata
de
la
experiencia
con
la
posibilidad
de
revelar
o
dar
a
conocer
esa
experiencia
a
través
del
lenguaje
(Csordas,
1999).
Michel
Foucault
En
1875,
el
socólogo
Michel
Foucault
en
“Vigilar
y
castigar”
circunscribe
al
cuerpo
en
la
microfísica
del
poder,
que
supone
un
control
invisible
y
diseminado
en
todos
los
ámbitos
sociales
mediados
por
lo
corporal;
para
Pierre
Bourdieu
(1968),
en
tanto,
surge
de
un
habitus
de
clase,
es
decir,
de
actitudes
y
modos
que
toma
el
hombre
a
partir
de
su
experiencia
en
una
clase
social
o
ámbito
determinado.
El
cuerpo
se
revela
de
modo
destacado
en
cada
sociedad
como
el
territorio
íntimo/público
central
de
configuración
de
la
identidad,
el
escenario
cultural
privilegiado
para
la
expresión
de
las
nociones
de
persona,
individuo
y
sociedad,
y
el
campo
donde
se
libran
batallas
decisivas
respecto
al
bienestar,
diferenciación
y
normalización
de
los
actores
sociales
en
sus
distintos
y
lejanos
contextos.
El
cuerpo
es
ante
todo
un
operador
fundamental
de
prácticas
y
usos
complejos,
y
contenedor
de
experiencia
y
memoria
cultural.
El
cuerpo
1.
Toda
automoción,
todo
ser
que
se
mueve
por
sí
mismo,
lo
hace
porque
posee
un
principio
de
vida
que
se
lo
permite,
que
para
el
ser
humano
llamamos
desde
Aristóteles
(S.
IV
A.C)
alma
humana.
2.
A
través
del
cuerpo
es
como
el
ser
humano
conoce,
es
el
cuerpo
el
que
hace
de
mediador
para
recibir
los
estímulos
del
mundo
y
son
ordenados
luego
por
la
inteligencia
en
la
percepción.
Ya
lo
dijo
Aristóteles
y
lo
reafirma
Santo
Tomás
de
Aquino
"
Nada
hay
en
la
mente
que
no
haya
estado
en
los
sentidos".
3.
El
cuerpo
es
el
mediador
entre
la
intimidad,
este
microcosmos
que
es
el
hombre
y
el
mundo.
Todo
movimiento,
todo
gesto
voluntario,
es
manifestación
de
un
alma,
de
una
intimidad,
de
un
principio
organizador
de
materia.
4.
El
cuerpo
se
mueve,
gesticula,
se
expresa
porque
hay
un
alma
que
quiere
expresarse,
una
intimidad
que
le
está
manifestando
algo
intencionalmente
al
mundo.
5.
El
cuerpo,
no
es
una
materia
que
se
mueve
por
reacciones
químicas,
sino
que
es
automoción
por
motivación,
por
libertad,
por
autodeterminación.
Cada
movimiento
voluntario
es
un
gesto,
un
símbolo
(carácter
simbólico
del
gesto),
que
no
debe
ser
visto
como
un
accidente,
sino
que
por
el
contrario
como
algo
esencial
del
hombre.
6.
Todo
movimiento
voluntario
es
libertad
y
expresión
integral
de
una
unidad
substancial
corporal-‐
espiritual,
es
un
signo
de
un
sentimiento,
no
es
un
hecho
que
deba
ser
analizado
como
aislado,
sino
que
es
un
efecto
de
una
causa
espiritual.
7.
A
través
del
cuerpo,
la
persona
se
manifiesta
como
una
en
presencia
en
el
mundo,
en
la
realidad,
manifiesta
amistad,
cariño,
acompañamiento,
alegría,
sonrisas,
semblantes
que
muchas
veces
pueden
incluso
desmentir
las
palabras;
el
cuerpo
se
transforma
así
en
un
objeto
especial
entre
los
objetos:
en
un
objeto
con
dignidad,
en
una
realidad
digna,
pues
está
dotado
de
un
principio
espiritual
que
le
organiza,
que
le
mueve.
Esta
intimidad
se
manifiesta
en
el
mundo
nos
lleva
a
decir
con
seguridad,
que
todos
los
movimientos
voluntarios
son
movimiento
espiritualmente
libres
y
manifestación
expresiva
de
un
alma.
8.
En
la
cotidianeidad
vemos
la
importancia
del
cuerpo
material,
no
podríamos
reconocernos
unos
a
otros
si
no
fuera
por
el
cuerpo,
mi
primera
manera
de
conocer
en
el
mundo
es
a
través
del
cuerpo
de
estar
entre
las
cosas,
una
relación
afectiva
exige
la
participación
del
cuerpo.
9.
El
cuerpo
del
hombre
es
siempre
manifestación
material
del
alma
inmaterial,
y
más
específicamente
aún,
las
acciones
voluntarias
son
signos
evidentes
y
libres
ejecutados
por
el
cuerpo
material
de
su
alma
inmaterial.
10.
Libremente
el
hombre
puede
expresarse,
hacer
el
bien
e
incluso
tener
acciones
habituales
excelentes
las
que
se
denominan
virtudes
o
cualidades
humanas;
la
lealtad,
la
sinceridad,
la
bondad,
la
justicia,
además
de
los
sentimientos
más
nobles
y
sublimes,
las
virtudes
más
excelentes,
exigen
actos,
ejercicios,
movimientos,
acciones,
se
exige
una
participación
total
del
cuerpo,
además
de
la
teoría.
(Necesito
que
esté
conmigo,
quisiera
que
estuvieras
aquí,
necesito
su
abrazo,
mírame
a
los
ojos,
acompáñame,
etc.)
11.
Incluso
la
autoridad
depende
de
la
presencia
de
la
persona,
la
confianza
depende
de
la
presencia,
del
estar
allí.
Lo
esencial
es
reconocer
la
integralidad,
la
inseparabilidad
del
cuerpo
del
alma,
del
ser
humano,
por
lo
tanto
no
se
trabaja
con
alguno
de
esos
elementos
sino
que
con
toda
la
persona.
Antropologia
de
la
salud
La
antropología
de
la
salud
permite
conocer
los
modelos
básicos,
etiológicos
y
terapéuticos,
que
utilizan
los
pacientes
para
entender
la
enfermedad.
Según
Laplantine
,
los
modelos
etiológicos
básicos
son
ocho
y
se
pueden
resumir
en
cuatro
pares:
aditivo-‐sustractivo,
endógno-‐exógeno,
maléfico-‐benéfico,
ontológico-‐relacional.
Los
modelos
terapéuticos
básicos
también
son
ocho,
y
también
se
pueden
resumir
en
cuatro
pares:
aditivosustractivo,
alopático-‐homeopático,
sedante-‐excitante,
exorcistaadorcista
(Laplantine,
1999).
La
Antropología
médica
es
el
conocimiento
científico
del
hombre
en
cuanto
sujeto
enfermable
y
sanable
se
incluye
en
la
Antropología
aplicada,
en
la
cultural
o
en
la
filosófica,
y
dentro
de
ella
se
destacan
3
corrientes
principales:
1)
Antropología
médica
clínica
2)
Antropología
médica
crítica
3)
Antropología
médica
simbólica
La
Antropología
de
la
Salud
se
encuentra
muy
emparentada
con
la
Antropología
médica.
Se
encarga
de
analizar,
describir
e
interpretar
los
procesos
de
salud,
enfermedad
y
cuidados
desde
la
óptica
cultural
de
cada
pueblo,
su
campo
de
aplicación
central
es
la
salud
(R.
Oyarzún,
2001).
En
la
Antropología
de
la
salud
existen
3
áreas
principales
de
investigación:
1)
Las
diferencias
socioculturales
en
los
patrones
de
morbi-‐mortalidad,
su
distribución,
su
definición
por
los
interesados
2)
Las
teorías,
saberes
y
prácticas
culturales
relacionadas
con
la
enfermedad
y
la
curación
3)
El
análisis
del
sistema
biomédico
imperante
Nuestro
campo
de
estudio
se
sitúa
en
el
área
de
la
Antropología
médica
clínica
y
en
el
de
la
Antropología
de
la
salud.
Intentamos
pasar,
en
los
programas
de
educación,
de
la
"verdad
de
la
enfermedad
a
la
verdad
del
enfermo".
En
la
Antropología
de
la
Salud
se
puede
trabajar
con
representaciones
sociales,
esto
permite
analizar
las
creencias
(Abric,
2001).
Las
representaciones
sociales
son
estructuras
que
los
grupos
sociales
construyen
y
que
les
sirven
para
entender
y
explicar
la
realidad.
Cada
grupo
social
construye
sus
propias
representaciones
sociales,
aquéllas
con
las
cuales
explicará
y
comprenderá
la
realidad
de
un
modo
determinado
(Mora,
2002).
Existen
problemas
con
las
representaciones
sociales
que
derivan
de
que
pueden
ser
diferentes
en
distintas
sociedades,
pueden
ser
diferentes
dentro
de
la
misma
sociedad
y
pueden
ser
diferentes
en
el
paciente
y
el
profesional
de
la
salud.
En
la
tradición
occidental,
la
mentalidad
naturista
concebía
la
salud
como
algo
implícito
en
la
naturaleza
humana,
como
normalidad,
equilibrio
y
armonía
del
cuerpo
y
buen
orden
del
alma.
Esta
normalidad
llamada
por
Alcmeón
de
Crotona
isonomía,
esto
es,
igualdad
de
las
leyes
de
la
formación
del
ser,
se
expresa
mejor
en
la
palabra
eucrasia,
presente
en
los
escritos
hipocráticos,
según
la
cual
el
equilibrio
de
los
humores
del
organismo
debía
tener
una
recta
y
armónica
complexión
("buena
mezcla
de
humores").
Platón
agregó
la
expresión
emmetria,
esto
es,
la
exacta
proporción,
la
justa
medida
entre
los
componentes
del
alma;
sin
ella,
no
hay
rigidez,
no
hay
salud
posible.
Equilibrio
y
armonía,
he
ahí
los
principios
básicos
de
la
concepción
clásica
de
salud
(Mariátegui,
1998).
Cómo
la
Antropología
dedica
una
área
a
la
medicina?
Es
un
sub-‐
campo
de
la
antropología
social
o
cultural.
También
se
expresa
como
un
campo
de
la
Antropología
aplicada.
Es
la
traducción
al
castellano
del
término
medical
anthropology
que
sirve,
desde
1963,
de
etiqueta
que
identifica
a
la
investigación
empírica
y
la
producción
de
teoría
por
parte
de
los
antropólogos
sobre
los
procesos
sociales
y
las
representaciones
culturales
de
la
salud,
la
enfermedad
y
las
prácticas
de
atención
o
asistencia
relacionados
con
ella.
Se
han
utilizado
además
"Antropología
de
la
medicina",
"Antropología
de
la
salud"
o
"Antropología
de
la
enfermedad".
1.
Estudia
los
males,
enfermedades
y
lesiones
sufridas
por
el
Hombre
desde
que
existe
como
tal
sobre
la
superficie
de
la
tierra,
incluye:
estudio
de
técnicas
ideadas
para
enfrentarse
al
problema
del
dolor,
la
enfermedad,
el
sufrimiento.
2.
En
el
s.
XX,
médicos
y
antropólogos
han
compartido
la
noción
de
medicina
popular,
tradicional
o
folk
-‐
en
inglés
folkmedicine
3.
Quienes
se
han
dedicado
o
han
adquirido
el
poder,
arte
y
técnica
de
curar,
qué
medios
han
empleado
para
mitigar
el
sufrimiento
y
la
ansiedad,
qué
tipo
de
enfermedades
ha
padecido
la
Humanidad
desde
su
comienzo
hasta
nuestros
días
y
cómo
ha
evolucionado,
desde
el
Hombre
fósil
al
Hombre
urbano,
desde
las
sociedades
primitivas
a
las
industriales.
Antropología
Médica
(Laín
Entralgo,
1968)
1.
Es
el
conocimiento
científico
del
Hombre
en
cuanto
sujeto
enfermable
y
sanable.
Más
explícitamente:
el
conocimiento
científico
del
sujeto
en
cuanto
capaz
de
enfermar,
en
cuanto
enfermo
y
en
cuanto
susceptible
de
ser
ayudado
en
la
curación
cuando
ha
llegado
a
enfermar.
Conceptos
1.
Estudia
al
Hombre
desde
el
punto
de
vista
médico-‐físico-‐cultural,
pero
no
sólo
en
la
actualidad
sino
desde
que
aparece
sobre
la
tierra.
2.
(Paleopatología
y
Paleomedicina).
3.
Al
Hombre
individualmente
o
en
grupos,
etnias,
sociedades
(Etnoantropología,
Antropología
Social
y
Cultural).
4.
La
existencia
de
técnicas
de
curar
(Etnoterapéutica).
5.
Al
Hombre
como
terapeuta
(Chamanismo,
Curanderismo,
Magia,
Ordalía,
Adivinación).
6.
La
Terapéutica
utilizada
por
el
Hombre,
Botánica
utilitaria
(Etnobotánica).
•
Y
un
japonés
tomara
como
estimulante-‐
excitante
sexual
“cuerno
de
rinoceronte”
tan
carísimo
como
inútil.
El
sistema
de
biomedicina
que
se
ha
instituido
en
los
países
occidentales,
ha
sido
examinado
en
buen
numero
de
contextos
y
variantes
sobre
la
base
de
diversidad
de
perspectivas,
que
incluye
la
articulación
de
servicios
sanitarios,
la
red
de
usuarios,
la
actitud
de
los
profesionales,
las
relaciones
simbólicas
con
sus
sistemas
sociales,
y
sus
normas.
El
antropólogo
debe
estudiar
la
medicina
recogiendo
datos
con
los
métodos
utilizados
en
la
investigación
evitando
la
crítica
y
el
etnocentrismo
que
presupone
la
medicina
occidental
y
su
lógica
institucional
enfrentada
con
otros
sistemas
médicos
que
incluye
en
sus
bases
la
experiencia.
Concepto
de
enfermedad.
Visión
sociológica.
La
enfermedad
a
pesar
de
ser
un
fenómeno
universal,
no
tiene
una
definición
absoluta
porque
lo
que
para
una
persona
es
salud
para
otra
es
una
enfermedad
e
incluso
para
la
misma
persona.
Por
lo
que
podemos
decir
que
"se
considera
una
expresión
de
un
desequilibrio
básico
en
la
adaptación
del
hombre
a
las
múltiples
tensiones
físicas
y
emocionales
dentro
de
su
ambiente”.
Esta
definición
ha
evolucionado
al
ir
cambiando
las
sociedades
y
tecnologías
y
defieren
de
un
grupo
social
a
otro
y
depende
del
significado
y
la
interrupción
aprendida
en
su
vida
social,
por
lo
tanto
podemos
decir;
que
la
conducta
que
adopta
un
individuo
cuando
se
siente
enfermo
está
en
gran
parte
determinada
socialmente.
La
conceptualización
social
de
la
enfermedad,
así
como
de
la
salud,
tiene
implicaciones
directas
en
la
práctica
sanitaria
ya
que
la
problemática
se
visualiza
de
distinta
manera
si
el
análisis
se
realiza
desde
el
modelo
biologicista
individual
o
desde
las
concepciones
colectivas
de
la
salud,
ya
sea
comparando
distintas
sociedades
o
una
misma
colectividad
en
distintos
períodos.
Por
ello,
nos
sustentamos
en
la
hipótesis
de
que
abordar
el
estudio
de
la
enfermedad
sólo
en
la
esfera
de
la
salud,
independientemente
de
la
esfera
social,
sería
asumir
un
modelo
abstracto
y
unilateral
que
nos
daría
una
visión
distorsionada
de
la
realidad
puesto
que
el
hombre
al
que
se
quiere
brindar
salud
para
sanar
su
enfermedad
es
un
ser
vivo
que
piensa,
siente,
actúa
y
se
desarrolla
en
sociedad.
Karl
Marx
y
Federico
Engels,
al
plantear
el
materialismo
histórico
como
el
instrumento
metodológico
idóneo
para
el
análisis
de
la
sociedad,
permitieron
socializar
las
causas
de
la
enfermedad
y
señaló
la
necesidad
de
actuar
sobre
las
causas
primeras:
distribución
de
la
riqueza,
acceso
a
los
bienes
y
servicios
básicos
como
la
educación,
el
empleo,
la
vivienda,
la
ropa,
la
alimentación,
el
abrigo,
la
paz
y
la
seguridad
ciudadana.
Así
la
salud
rebasa
lo
personal,
individual
y
aislado,
se
vincula
a
lo
económico
y
corrobora
la
máxima
de
Virchow
"la
medicina
es
una
ciencia
social
y
la
política
es
medicina
en
gran
escala".
Para
Talcott
Parsons,
figura
cimera
de
la
sociología
norteamericana,
"la
enfermedad
es
la
incapacidad
del
individuo
de
funcionar
en
la
sociedad".
Concibiendo
a
la
medicina
como
dirigida
a
controlar
las
desviaciones
de
la
salud,
con
lo
cual
reduce
su
acción
al
plano
individual
y
psicológico.
Tal
análisis
no
permite
justificar
la
existencia
del
acceso
diferente
a
los
servicios
de
salud
ni
los
distintos
tipos
de
práctica
médicas
existente.
La
corriente
que
de
él
se
deriva
-‐neopositivismo-‐,
fuente
teórica
del
pensamiento
funcionalista,
considera
la
causalidad
como
una
construcción
mental
y
no
como
una
forma
de
la
determinación
de
los
fenómenos
mismos.
Es
precisamente
el
desarrollo
del
pensamiento
sociológico
sobre
el
tema
de
la
enfermedad
y
la
salud
lo
que
permitió
que
en
1920,
el
sanitarista
norteamericano
Winslow
elabore
el
concepto
clásico
de
salud
pública:
"..el
arte
y
la
ciencia
de
prevenir
las
dolencias
y
discapacidades,
prolongar
la
vida
y
fomentar
la
salud
y
la
eficiencia
física
y
mental,
por
medio
del
esfuerzo
organizado
de
la
comunidad
para
el
saneamiento
del
ambiente,
el
control
de
las
enfermedades,
la
educación
de
los
individuos,
la
organización
de
los
servicios
médicos
para
el
diagnóstico
temprano
y
el
tratamiento
preventivo
de
las
enfermedades,
y
del
desarrollo
de
un
mecanismo
social
que
asegure
a
cada
uno
un
nivel
de
vida
adecuado
para
la
conservación
de
la
salud,
organizando
estos
beneficios
de
tal
modo
que
cada
ciudadano
se
encuentre
en
condiciones
de
gozar
de
su
derecho
natural
a
la
salud
y
a
la
longevidad".
Vista
desde
esta
perspectiva,
la
enfermedad,
y
por
ende
la
salud,
deviene
como
un
fenómeno
estrechamente
ligado
a
las
condiciones
de
vida
de
la
población,
que
sólo
puede
ser
explicado
por
medio
de
un
enfoque
integral
y
sistémico.
Sin
embargo,
consideraciones
de
diversa
índole
entre
las
que
se
hallan
la
efectividad
de
la
tecnología
médica,
los
intereses
de
los
grupos
de
poder,
en
particular,
los
de
las
transnacionales
farmacéuticas,
y
de
orden
teórico
como
la
discusión
misma
sobre
el
objeto
y
los
métodos
de
trabajo
en
la
salud
pública
entre
los
partidarios
del
funcionalismo,
el
pragmatismo
y
el
materialismo
histórico,
principales
corrientes
de
pensamiento
social
presentes
en
el
terreno
teórico
en
nuestra
región,
han
posibilitado
que
aún
persista
en
algunos
sectores
de
la
práctica
sanitaria
una
óptica
individual
y
biologicista.
En
el
abordaje
sociológico
resulta
muy
útil
en
la
práctica
de
las
acciones
de
salud
determinar
el
problema
de
la
enfermedad
en
su
carácter
multifactorial.
Junto
a
la
epidemiología,
ayuda
a
medir
su
impacto;
pero,
además,
facilita
el
establecimiento
de
las
relaciones
existentes
entre
las
condiciones
de
vida,
determinadas
conductas
y
factores
de
riesgo
que
pueden
desarrollar
enfermedades.
Al
afrontar
esta
relación
entre
las
clases
sociales,
la
enfermedad
y
la
salud,
se
demuestra
que
el
profesional
de
salud
se
adentra
en
relaciones
de
mayor
complejidad,
tales
como
la
influencia
de
la
enfermedad
o
la
salud
sobre
las
conductas
y
viceversa;
dependencia
recíproca,
que
a
su
vez
es
influida
por
la
relación
del
hombre
con
su
entorno
social,
por
la
posición
socioeconómica
que
ocupa
en
este
entorno
y
por
su
conducta
social
propiamente
dicha.
De
todo
lo
anterior
se
desprende
que
el
desarrollo
de
la
salud,
como
una
acción
de
prevención
o
cura
de
enfermedades,
no
es
un
problema
individual,
sino
una
condición
y
consecuencia
de
la
acción
social,
pero
que,
a
su
vez,
tiene
una
respuesta
individual
que
depende
del
tipo
de
afección,
la
personalidad
y
el
funcionamiento
de
las
mediaciones
sociales
ante
la
enfermedad.
Y
aquí
se
introduce
otro
factor
que
interactúa
en
la
interpretación
de
la
enfermedad
como
problema
social
y
que
por
su
trascendencia
fue
incluido
en
la
definición
aceptada
por
la
Organización
Mundial
de
la
Salud,
mediante
el
vocablo
bienestar:
el
aspecto
subjetivo
de
la
salud,
que
no
solo
es
consecuencia
de
los
factores
antes
mencionados
sino
que
también
influye
en
ellos:
"Estado
de
bienestar
consecuente
al
desequilibrio
dinámico
e
integrado
de
lo
Biológico,
Psicosocial
y
Ecológico
Curso
social
de
la
enfermedad.
Freidson:
Identificó
el
curso
social
de
la
enfermedad
para
el
hombre
común
como
el
comienzo
de
la
experiencia
de
la
molestia
y
luego
el
sujeto
busca
el
significado
de
tal
molestia
y
después
trata
de
encontrar
las
formas
de
enfrentarse
a
ellas
hasta
culminar
cuando
la
persona
busca
la
consulta
médica.
El
conocimiento
de
las
enfermedades,
depende
del
reconocimiento
de
los
síntomas
y
de
la
importancia
que
se
les
dé,
y
que
éste
parece
variar
según
el
éxito
económico
y
educativo
del
individuo.
Por
lo
tanto,
la
conducta
del
individuo
durante
la
enfermedad,
se
caracteriza
por
su
experiencia
social
de
la
enfermedad,
es
decir,
que
cuando
un
individuo
experimenta
síntomas
o
cambios
desagradables
emocionales
o
corporales
que
interfieren
en
su
funcionamiento
normal,
generalmente
sufre
una
tensión
que
se
manifiesta
como
angustia,
la
cual
puede
enfrentar
inicialmente
dedicándose
a
realizar
actividades
sanas
para
tratar
de
negar
los
síntomas
o
a
buscar
orientación
entre
sus
pares
sociales
(grupo
de
referencia)
para
tratar
de
convencerse
de
que
sus
síntomas
no
son
graves;
sin
embargo
al
persistir
la
molestia
y
aumentar
los
síntomas,
se
ve
presionado
a
buscar
ayuda.
Pero
la
búsqueda
de
esta
ayuda
se
ve
condicionada,
con
regular
frecuencia,
por
la
clase
social
a
la
que
pertenezca
el
individuo,
de
acuerdo
a
lo
siguiente:
1.
Los
individuos
de
situación
económica
y
educativa
elevada
tienden
a
tener
nociones
más
científicas
de
la
salud
y
la
enfermedad,
llevan
tipos
de
vida
y
valores
similares
a
los
profesionales
de
la
salud,
lo
que
tiende
a
facilitar
la
disminución
o
tolerancia
de
los
síntomas,
pues
posen
generalmente
hábitos
preventivos,
además
de
tener
mayores
facilidades
de
acceso
a
los
prestadores
de
salud
públicos
o
privados.
2.
Los
individuos
de
las
clases
en
situación
de
inferioridad
económica
y
educativa,
tienden
a
poseer
conocimientos
más
limitados
sobre
las
causas
y
tratamiento
de
las
enfermedades,
teniendo
por
tanto
más
posibilidad
de
adherirse
a
teorías
no
científicas,
debido
a
que
sus
definiciones
sobre
la
posible
enfermedad
tienden
a
surgir
directamente
de
observaciones
en
su
grupo
de
referencia
o
experiencias
concretas,
como
el
dolor
y
la
incapacidad
funcional,
les
falta
información
de
la
magnitud
y
naturaleza
de
los
servicios
médicos
disponibles,
sienten
timidez
para
consultar
al
médico
y
por
lo
general
acuden
en
busca
de
atención
médica
cuando
experimentan
una
exacerbación
los
síntomas
de
la
enfermedad,
habiendo
agotado
en
la
mayoría
de
los
casos
las
alternativas
no
científicas
y
no
antes.
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