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Resumen
El artículo se focaliza en los procesos de apropiación, desplazamiento y conflicto en la trayectoria
del futbol desde su introducción como una práctica selecta y británica hasta su masificación e inte-
gración al imaginario nacional. A través de las repercusiones de partidos internacionales, se recons-
truyen las ligaduras que el futbol rosarino estableció con las narraciones del deporte nacional y
el estilo criollo. Asimismo, se exploran las condiciones para la profesionalización del futbol a comien-
zos de la década de 1930 y las sensibilidades activadas durante ese proceso. La última parte del
trabajo está dedicada a indagar en torno a las modalidades que adquirió el futbol como espectáculo
masivo, donde resulta central la formación de la figura del aficionado, las relaciones sociales man-
tenidas en los estadios y el vínculo del futbol con el mercado del entretenimiento y el tiempo
libre.
Palabras clave: futbol; Argentina; cultura; prácticas; difusión social; sociedad de masas
Key words: football; Argentina; culture; practices; social media; mass society.
[138] Secuencia, ISSN 0186-0348 █ núm. 93, septiembre-diciembre de 2015 █ pp. 137-161
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2003) estudió la construcción del deno- calles. El futbol formó parte de esa cone-
minado estilo criollo y las relaciones que xión transoceánica con Europa de la que
existen entre el futbol, los imaginarios so- participaron muchas ciudades portuarias
ciales, la nación, el tango y la masculini- de Latinoamérica (Rinke, 2007, p. 87).
dad. Desde una sociología que mantiene Fundado en 1867, “por caballeros bri-
estrechos vínculos con los estudios cultu- tánicos, mayormente dedicados a la cons-
rales y críticos, Futbol y Patria, de Pablo trucción del ferrocarril Rosario-Córdoba”
Alabarces (2002), se interna en una pro- (Centenario, 1967, p. 104), el Rosario
blemática que había permanecido extraña Cricket Club fue una de las más antiguas
a la agenda de las ciencias sociales argen- asociaciones deportivas de Argentina. En
tinas: cómo las narraciones deportivas y su campo de deportes ubicado en el cora-
futbolísticas inciden en la construcción de zón de la ciudad se jugaron los primeros
la identidad nacional y cómo las identida- matches de futbol. En 1899 esos terrenos
des nacionales se inscriben en las prácticas fueron adquiridos por la congregación
futbolísticas. Finalmente, la historiografía salesiana, que a mediados de la década de
de Julio Frydenberg (2011) explora con 1920 levantó en ellos un templo y un
minuciosidad la formación de este deporte colegio.1 El club se trasladó a unos terre-
y su derrotero del amateurismo a la pro- nos alejados del centro de la ciudad y
fesionalización alrededor de los barrios donados por dos socios caracterizados: los
porteños. Estos estudios han mantenido hermanos Carlos y Eduardo Jewell. El
la atención sobre la ciudad de Buenos solar fue conocido como Plaza Jewell.
Aires y ocasionalmente han ampliado su Décadas después, cuando el futbol se
escala espacial. Cabe destacar la excepción había difundido a través del espacio social
de Cuando éramos footballers, libro en el que y urbano de Rosario y a raíz del ajuste de
Franco Reyna (2011) reconstruye la intro- la tasa de pavimentos en 1927, el por en-
ducción y los primeros pasos del futbol tonces Club Atlético Rosario (antiguo Ro-
en la ciudad de Córdoba hasta 1920, en los sario Cricket Club) intentó atenuar sus
umbrales de la masificación del deporte. obligaciones vecinales amparándose en el
El presente artículo expresa un cambio mérito de haber sido el pionner del deporte
de foco y una combinación de las perspec- local. Sin especificar acerca de los depor-
tivas anteriormente reseñadas. El obser- tes que habría introducido, el Atlético se
vatorio escogido es la ciudad de Rosario. abstuvo de mencionar su papel cardinal
Se trata del segundo centro urbano por- en la implantación del futbol. ¿Cuál fue la
tuario de la República Argentina, que ex- motivación de esa modestia, de esa omi-
presó un temprano y eficaz desarrollo de sión o ese borramiento? A comienzos de
las prácticas futbolísticas en el país. For- los años 1930, los estadios atrajeron mul-
mada en la conjunción de varias líneas titudes que anualmente rozaban el medio
ferroviarias que conectaban las colonias
agrícolas de la provincia de Santa Fe con 1
Del Colegio San José al Municipio de Rosario.
el puerto más importante del río Paraná, 22 de octubre de 1919. Expedientes Terminados del
Rosario fue marcada por la inmigración Honorable Concejo Deliberante. Mayo 1920, t. 1, f.
y el comercio. Desde fines del siglo XIX 337. Archivo del Consejo Municipal de Rosario
un perfil cosmopolita se extendió por sus (ACMR), Argentina.
actividad: las primeras reuniones fue- El CARC fue creado por una empresa
ron protagonizadas por británicos. Hasta ferrocarrilera e incluyó una parte conside-
1903 no se aceptaban socios que no fue- rable del personal, tratando de vincular a
ran directivos, empleados y, en menor los trabajadores de los talleres. El CANOB
medida, trabajadores calificados del FCCA.4 derivó de un colegio inglés, formado bajo
Posteriormente, el club se concentró en la célebre máxima latina mens sana in cor-
la popularización y desarrollo del futbol, la pore sano. Sin alcanzar los extremos del
patronal ensayó integrar a directivos, per- CAR, el CANOB sostuvo ciertos niveles de
sonal y obreros en las canchas. Avanzar diferenciación social. Esa tendencia fue
sobre el tiempo libre de los asalariados era acreditada por la composición de las comi-
uno de los objetivos de la firma. Los repre- siones directivas y los primeros equipos.5
sentantes del FCCA supusieron que los En cambio, el CARC contó con el primer
triunfos del equipo promoverían la uni- player criollo de Rosario: Zenón Díaz. La
dad de la empresa. Esa búsqueda de la figura de este futbolista ha sido mistifi-
adhesión obrera fue la clave para popula- cada, sin embargo su trayectoria ilustra
rizar la asociación. El nombre del club fue una importante fracción del proceso de
castellanizado y los requisitos de asocia- popularización del futbol y la afición del
ción se flexibilizaron a partir de 1903. Por CARC. De orígenes humildes, Zenón tra-
entonces, el Central Argentine Railway bajó en los talleres del FCCA y desde muy
Club pasó a ser conocido como Club Atlé- joven jugó en la primera división del club.
tico Rosario Central (en adelante CARC). Las comisiones directivas del CARC, más
En noviembre de ese mismo año se creó lentamente que los equipos, abrieron paso
el Club Atlético Newell’s Old Boys (en a nacionales o extranjeros naturalizados
adelante CANOB). La iniciativa perteneció a (Dellacasa, 1939, pp. 33 y 155). Este
los ex alumnos del Anglo Argentine movimiento evidenció la flexibilidad ins-
Comercial Scholl dirigida por Isaac Newell. titucional de un club originalmente em-
El CANOB disputó el campeonato local presarial y la integración de nuevos afi-
desde 1905, convirtiéndose en el ganador cionados al futbol. Si bien los equipos del
sistemático de sus primeras ediciones y el CANOB se diversificaron socialmente, los
clásico rival del CARC. La peculiar desig- directivos sostuvieron un perfil caracteri-
nación del CANOB resistió al paso del zado. En las décadas de 1910 y 1920 los
tiempo (Alabarces, 2002, p. 49), casi tan jugadores argentinos de orígenes popula-
lenta como la nacionalización de su nom- res fueron sus mayores reservas de talento
bre fue la popularización del club. Por toda futbolístico.
la primera fase organizativa, las relaciones No todos los clubes contaron con el
fundacionales de la asociación permanecie- respaldo de empresas o adherentes pode-
ron prácticamente inalteradas, ligadas a la rosos. A veces la creación de estos círculos
tradición de las escuelas británicas. dependió del voluntarismo y las ansias de
competencia. La calle y los descampados
4
E. B. Salder, C. Chamberlain, Whitbet, Mu-
5
thon, H. Cooper, W Malhoil y T. Muton. Se trataba Apellidos ingleses en mayoría; españoles, italianos
de un club que en principio reunió a superiores y y suizos-italianos en franca minoría compusieron la for-
empleados (Dellacasa, 1939, p. 20). mación del CANOB en 1908 (Dellacasa, 1939, p. 39).
Newell, Manuel Pignetto y Luciano Mo- la partida de sus mejores players a la gue-
linas, todos políticos de proyección local, rra de 1914. Debido a esta mengua en los
provincial y hasta nacional, instituyeron planteles, la dirección afrontó la decisión
los premios de varios torneos rosarinos.9 de retirarse para no arriesgar su presti-
A poco de fundarse, la LRF se unió a la gio deportivo (Bossio, 1990). La segunda
Asociación Argentina de Football (en ade- hipótesis afirma que la primera oleada de
lante AAF). Según sus estatutos, la copa popularización futbolística (ca. 1905-
“Intendente Santiago Pinasco” se disputa- 1915) contaminó a ojos de los miembros
ría a perpetuidad, pero en los hechos sólo del CAR el deporte. Nuevos aficionados
se jugó por dos años. En numerosos desafiaron la distinción social y las pau-
encuentros y campeonatos se establecie- tas caballerescas que regían un juego de
ron antagonismos irreductibles que fue- orígenes británicos. El club se creyó obli-
ron conocidos como partidos clásicos. El gado a refugiarse en deportes más selectos
CANOB y el CARC, durante la primera dé- (Farias y Gauna, 1994).
cada de competencia, obtuvieron el mayor La recluta de los jugadores del Atlético
número de títulos, la rivalidad de estos fue contundente, algunos de esos futbo-
dos equipos se profundizó con cada cam- listas murieron en el frente.10 Para 1917
peonato. Ambos compusieron el clásico el CAR contabilizaba 326 socios, de los que
local y ganaron la atención de los aficiona- se enrolaron 104 voluntarios, diez de ellos
dos. Resuelto en espacios sujetos al pago murieron y uno cayó prisionero (Centena-
de una entrada poco costosa, ese duelo rio, 1967, pp. 49-50). Sin embargo, este
captó buena parte de la energía popular. fenómeno no fue privativo del club. J.
Con el crecimiento de la expectativa Johnson, “discretísimo elemento de la
social, aparecieron los reparos del CAR, que defensa de Rosario Central, murió en la
abandonó las competencias futbolísticas guerra europea en 1917” (Dellacasa, 1939,
en 1917 y no volvió a las canchas de nin- p. 157). El amateurismo hizo de los juga-
guna liga. Tan sólo mantuvo un mínimo dores hombres dedicados a otras activida-
torneo interno, eligiendo concentrarse en des y muchas veces a varios deportes en
el rugby o el tenis. Dos hipótesis han simultáneo,11 para ellos el futbol fue un
intentado explicar esta deserción. La pri- pasatiempo entre otros. Las ausencias pro-
mera sostuvo que el CAR fue afectado por vocadas por la guerra aumentaron la par-
ticipación de los elementos criollos en los
9
La copa Pinasco fue organizada por la LRF y se elencos futbolísticos. Una encrucijada se
disputó entre 1905 y 1907. Luego pasó a ser la copa abrió en la trayectoria del club británico:
de la segunda división jugada entre 1908 y 1930, o emprendían ese camino de integración
inaugurada a raíz de la gran cantidad de jugadores
que cada club había logrado reclutar. La copa Nicasio
10
Vila fue instituida entre 1908-1930. Entre los afilia- Este fue el caso de Duck, guardavalla del
dos de la LRF fue la copa de mayor perdurabilidad. Atlético (Dellacasa, 1939, p. 16).
11
La copa Miguel J. Culaciati se jugó entre combinados Debido a la menor diferenciación entre los depor-
rosarinos y porteños entre 1912 y 1939. Entre 1913 tes y un tono común a ellos, por ejemplo Ernesto Jewell
y 1924, la copa Lisandro de la Torre enfrentó a los integró desde muy joven los equipos de rugby (1899)
equipos de la segunda división para establecer la eli- pero también fue, entre 1902 y 1904, centre-half del pri-
minatoria que promovería el ascenso. mer equipo de futbol (Centenario, 1967, p. 28).
con la sociedad local o bien abdicaban de para controlar las incidencias del juego
la práctica futbolística. desató la violencia. Naranjas mordisquea-
El resto de los deportes también cedió das fueron arrojadas al terreno por los sim-
jugadores al enrolamiento, sin embargo patizantes del TF, escandalizando a las
el rugby recibió mayor impulso justo damas del CAR que presenciaban el cotejo.
cuando el futbol declinaba. Por lo visto, la Poco después, al no revertirse el trámite del
guerra y la desintegración de los planteles partido, los fanáticos invadieron la cancha,
no fue el determinante exclusivo del éxo- adoptando actitudes pugilísticas frente al
do. El futbol amplió la composición social árbitro y los adversarios. Los directivos del
de los aficionados durante la década de CAR fueron empujados por intentar “salvar
1910, aún sin alcanzar el rango de es- la integridad y el buen tono del encuen-
pectáculo masivo; ese proceso trastrocó la tro”. Cuando todo parecía ingobernable, la
inicial intimidad de los matches. Alre- policía desalojó la cancha, precipitando
dedor de 1915 el balompié dejó de ser la conclusión del partido.12
una práctica distintiva, transformándose Al año siguiente, el CAR enfrentaba a
en una más profana. Manteniéndose en Sportsman Alberdi, ese cotejo también fue
contacto con los campos de futbol, los suspendido por invasión de campo y gol-
miembros del CAR arriesgaban su capital pes al referee. Estos incidentes muestran
social. Al retirarse, preservaron el estilo conductas “indecorosas” o “incultas”, nega-
deportivo caballeresco a salvo de la irreve- tivamente percibidas por los miembros del
rencia popular. El rugby amateur, deporte CAR, quienes las achacaron a la “excesiva
de contacto y productor de masculinida- popularización” del deporte. A su criterio,
des, mantuvo a salvo la distinción de sus había muchos espectadores que
socios (Nauright y Chandler, 1996). Fren-
te a un futbol popularizado, los sportsmen por su desmedido apasionamiento cometían
hallaron al rugby más elegante y sublime, actos reñidos con el orden […] aficionados al
pese (o justamente debido) a sus regla- futbol, que pagan entrada, los seguidores
mentados rigores y rudezas. sin afiliarse a ningún club, aun cuando son
Observemos algunas de las incidencias fanáticos partidarios de los colores de alguna
del proceso de difusión social del futbol casaca, lo que se ha dado en llamar hinchas
en la ciudad. Un domingo de septiembre (“Centenario”, 1967, p. 98).
de 1914, el CAR enfrentaba a Tiro Federal
(en adelante TF). La pequeña tribuna de Este grupo convirtió a los distingui-
Plaza Jewell estaba repleta, los aficionados dos fields en escenarios semejantes a los
visitantes se apostaron rodeando el campo. tablados carnavalescos.
El match comenzó parejo, pero pronto las La comercialización del deporte se
acciones se desnivelaron. Cuando el juego hacía cada vez más evidente, no sólo en el
fue adverso al TF, el clima civilizado se corte de entradas sino también en los cam-
desvaneció. Primero, los jugadores de Tiro pos de juego. El CANOB denunció el pro-
cometieron faltas innecesarias y alevosas, fesionalismo encubierto; durante el cam-
jugadas que atentaban contra la conten-
ción, la caballerosidad y el ideal británi- 12
Excesos futbolísticos. La Capital, 21 de sep-
co del fair play. La incapacidad del árbitro tiembre de 1914, p. 4.
mala actuación del árbitro produjo juga- dos de los combinados rosarinos con equipos
das bruscas. Un futbolista fastidiado se extranjeros fascinaron a la afición. Esa rele-
quitó la camiseta, ruborizando al “público vancia produjo las condiciones que la pro-
de señoras y señoritas que presenciaban el fesionalización subordinó a su lógica. Luego
espectáculo.” El subsecretario del CANOB de una consagratoria gira europea en 1925,
“estuvo provocando durante el partido con el equipo de Boca Juniors visitó Rosario
expresiones gruesas, hasta llegar al insulto para medirse con el combinado de la LRF.
y el pugilato”.16 Un año después, la final El público que acudió al estadio del CANOB
de la Copa Vila enfrentó al CARC y al fue tan nutrido como variado. La prensa
CANOB en un campo neutral y acondicio- narró la masificación de un espectáculo capaz
nado: la cancha del GER. Al invadir los de atraer a un espectro social que abarcaba
hinchas el campo de juego la victoria del desde peatones hasta automovilistas.
CARC fue rubricada por numerosos destro-
zos. Los alambrados y la casilla de jugado- Si se tiene en cuenta el interés extraordina-
res visitantes fueron literalmente arrasa- rio que había tenido la virtud de provocar
dos a puntapiés. Ante la “pérdida” (léase en todos los círculos sin distinción, el anun-
robo) de pelotas e infladores, el GER soli- cio del match concertado para hoy entre el
citó un resarcimiento a la LRF. El CARC justamente célebre eleven porteño de Boca
cubrió los daños, pero el perdedor (CANOB) Juniors y un conjunto seleccionado entre los
objetó el monto. La LRF, dirigida por mejores jugadores pertenecientes a la Liga
miembros del CANOB, hizo lugar a ese Rosarina de Football, no es de extrañar que,
reclamo. El GER jamás pudo cobrar las no obstante la temperatura destemplada,
reparaciones y, en consecuencia, presentó, comenzara al promediar el día, a afluir en
en nombre de la “cultura deportiva hono- una columna interminable de peatones,
rable” y en contra del “inculto hinchismo automóviles y carruajes, la enorme concu-
resultadista, su renuncia a la LRF.”17 rrencia que más tarde habría de llenar total-
Estos episodios muestran las posiciones mente las amplias y cómodas instalaciones
acerca de la diseminación social y proto- del conocido estadio de Newell’s Old Boys.
mercantilización deportiva. Eliminados La distribución de las puertas de acceso en
clubes como el CAR y el GER, se activaron diversos costados del campo, el servicio de
las gramáticas de la popularización fut- vigilancia policial y la numeración de los
bolística. También, las actitudes de los asientos reservados alrededor del field, fueron
cultores y espectadores del deporte des- algunos de los detalles que evidenciaron una
brozaron un camino de transformación. organización esmerada y contribuyeron
indiscutiblemente al mayor realce de la
extraordinaria fiesta deportiva.18
DESPLAZAMIENTO Y APROPIACIÓN
El municipio donó la copa “Sol y Tie-
La expectativa depositada en el futbol creció rra” y el intendente Pignetto, caracterizado
a lo largo de la década de 1920. Los parti-
18
Partido amistoso entre el Club Atlético Boca
16
Documentación, p. 16. CGER, Argentina. Juniors y el combinado de la Liga Rosarina de Foot-
17
Documentación, p. 9. CGER, Argentina. ball. La Capital, 26 de agosto de 1925, p. 5.
teurismo. Entretanto, su cuerpo estaba finalmente enraizó y floreció entre los sec-
naturalmente dotado o tonificado por “la tores populares, pero su eje estuvo en los
voluntad” y “el corazón”. Así, la destreza deportes estandarizados y no en los ejer-
deportiva permaneció inexplicable y esen- cicios higiénicos o marciales. El juego
cializada, resguardada por los esquemas obtuvo gran influencia popular, su hechizo
culturales por narraciones mitológicas también se apoderó de agentes con posi-
(Archetti, 2003). Los efectos de esos rela- ciones sociales más aventajadas. Era una
tos contribuyeron a la formación de los práctica cuya circulación social describía
estereotipos deportivos, y de formas de un avance transversal. El futbol configuró
percepción que devotas de la idea de un el triunfo paradojal de la cultura física,
“talento sin trabajo” renunciaron a las capaz de arraigar entre los hábitos de la
“fatigas del entrenamiento”. juventud, aunque bajo formas quizá algo
El futbol también fue practicado en la menos rigurosas.
“libertad” de las calles, partidos improvi- El “mayor peligro” del futbol callejero
sados comprometieron el tráfico y la urba- fue la ausencia de organización. Si el
nidad. La reglamentación que prohibía el deporte federado solía producir conflic-
acceso a las zonas sembradas de las plazas tos en los estadios, en los partidos calleje-
originó juegos nómadas.21 En las imáge- ros esas disputas eran frecuentes. Las reglas
nes de la prensa de los años veinte, sus formaron el componente disciplinario del
jóvenes protagonistas sustituyeron a los deporte, un entramado que debía respe-
niños mendicantes. Pero las autoridades tarse para alcanzar la victoria legítima.
subrayaron la incultura propia de esas prác- Con la subversión de estos supuestos, los
ticas.22 El celo del municipio se movía en efectos benéficos de la emulación depor-
un terreno inestable. No era bueno que tiva quedaban anulados. El dispositivo
los niños jugaran al futbol en la calle, aun- normativo fue torcido por los usos popu-
que los partidos eran preferibles al vaga- lares del deporte, los agentes disciplina-
bundeo y la mendicidad. rios creyeron ver allí una ausencia de con-
Los jóvenes aficionados experimenta- trol y de sistema. Incapaz de producir
ron el deporte desde el cuerpo; inventaron disposiciones que mejoraran la utilidad
conexiones carnales con la pelota, los social de sus participantes, la práctica para-
adversarios, las reglas y las estrategias. La normativa del deporte se ganó la censura
cultura física, impulsada por el pedagogo de las autoridades.24
del ejercicio Romero Brest en el sentido de Sin embargo, el “apasionamiento des-
una disciplina razonada (Scharagrodsky, controlado” no se restringió al futbol calle-
2011) y por el profesor de esgrima Arros- jero, algunos partidos de la LRF también lo
pidegaray en el de una obediencia ciega,23 actualizaron.25 A esta presunta “falta de
cultura” se imputó la carencia de un “espí-
21
Niños y plazas. Guardianes de paseos públicos.
24
La Capital, 24 de abril de 1929, p. 5. La Vagancia de los menores. La Capital, 7 de
22
Football callejero. Plaga que urge reprimir. La noviembre de 1927, p. 5; Vagabundaje y analfabe-
Capital, 5 de octubre de 1927, p. 6. tismo. La Capital, 20 de octubre de 1928, p. 5.
23 25
Sobre las perspectivas de Arrospidegaray y La incultura deportiva. La Capital, 10 de no-
Pignetto véase Roldán (2013, pp. 46-62). viembre de 1928, p. 6.
ritu deportivo sólido”, los espectadores se Octavio Díaz, que jugaba para el CARC.
concentraban en el resultado y no deco- Esa destacada participación fortaleció el
dificaban adecuadamente la relación entre interés local por las competencias inter-
las reglas y las estrategias. Ese compo- nacionales. El golero rosarino manifestó
nente “irracional” fue achacado al proceso su impresión sobre la coordinación del
de difusión social del deporte. Habían juego europeo. De manera indirecta sus
aprendido a valorar al futbol en las calles, comentarios elogiaron al estilo rioplatense
los potreros, los huecos y baldíos, amaban (criollo).
un futbol con reglas maleables, libre de
ataduras, sin estilo colectivo y entregado el juego que tuvo ocasión de presenciar en
al triunfo. Ni los futbolistas ni los aficio- Europa no es mejor que el que despliegan
nados asignaron a su práctica dilecta el nuestros cuadros de primera división, y están
sentido de la cultura física o las justas muy por debajo del juego desplegado
caballerescas. Por obra de una mímesis o por los últimos campeonatos sudamericanos
proyección descontroladas, los estadios […] los belgas fueron lo mejor de Europa y
también se transformaban en territorios nos hicieron frente en un gran partido. Igual
de confrontación más o menos violenta, que sus demás compañeros, considera que
como lo veremos más adelante. la mala suerte le hizo perder el campeonato
que ya habían ganado […] Los argentinos
atacaron constantemente, sin dar tregua a
LOS OTROS sus adversarios, y han debido ganar por un
score abultado.26
El centenario difundió la devoción patrió-
tica; esa sensibilidad se ligó temprana- La copa mundial de 1930 se organizó
mente al futbol. Este fenómeno recono- de espaldas a la cuna británica del deporte
ció una escala latinoamericana (Reyes del y a los juegos olímpicos franceses. El
Villar, 2004, p. 306). En 1910, Argentina gobierno de Uruguay obtuvo la organi-
invitó a los combinados uruguayo y chi- zación de la copa a través del pago de pasa-
leno a Buenos Aires, el brasileño fue con- jes y alojamientos gratuitos a todos los
vidado a los festejos del centenario de la equipos participantes y construyó un nue-
declaración de la independencia en 1916. vo estadio con capacidad para 80 000
Un año después se instituyó el campeo- espectadores (Mason, 1995, pp. 31-42).
nato sudamericano de selecciones, el Con ese torneo, que volvió a enfrentar a
equipo argentino triunfó en sus ediciones Uruguay y a Argentina en la final, Suda-
de 1919, 1925 y 1929, siempre como mérica declaró la autonomía del torneo y
local. En las olimpiadas de París de 1924, mostró el carácter multicéntrico del fut-
el triunfo de la selección uruguaya cap- bol, un deporte que rápidamente se rami-
turó la atención de muchos aficionados. ficó en la periferia del globo. Europa tomó
El conjunto uruguayo, en los juegos olím- revancha organizando los certámenes sub-
picos de Ámsterdam de 1928, derrotó a siguientes; uno en la Italia fascista en 1934
Argentina por dos tantos contra uno.
Argentina obtuvo el segundo puesto; el 26
Octavio Díaz habla de la gira del seleccionado
arquero del seleccionado nacional fue nacional. La Capital, 17 de junio de 1928, p. 5.
y otro en Francia en 1938; entre ambos a los europeos, y en ese trayecto el futbol
se desarrollaron, bajo los auspicios del rosarino se integraba al mítico estilo crio-
nazismo, las olimpiadas de Berlín de llo. La competencia, las identidades y los
1936. Esos episodios dejaron soldadas, en rivales internacionales lo ubicaron en pari-
el plano internacional, las relaciones entre dad con el futbol rioplatense. El juego
el deporte y la política de masas (Tom- local se emparentó con el bonaerense y fue
linson y Young, 2006; Vigarello, 1990, reconocido como parte del futbol argen-
pp. 5-10). tino. En 1925, Julio Libonatti, del CANOB,
La internacionalización impulsó a los fue transferido al CA Milan. Octavio Díaz,
aficionados a interrogarse sobre el nivel pocos años después, en 1927, alcanzó la
del futbol local. Para forjar una identidad titularidad en el arco de la selección, y
no existe nada mejor que ponerla en Gabino Sosa encarnó el estilo criollo en la
juego. En los últimos años de la década ciudad. A partir de esta cadena de aconte-
de 1920, los combinados rosarinos enfren- cimientos lo local y lo nacional se interco-
taron a equipos extranjeros de la talla del nectaron.
Barcelona y el Chelsea. En ambos partidos, El combinado rosarino se midió con
Octavio Díaz fue suplantado en la valla el Chelsea Football Club en 1929. En los
por un joven del Club Atlético Belgrano, días previos se ponderó el estilo autóctono
Carlos Guida. El equipo no fomentaba a través de interpretaciones que enfatiza-
pronósticos optimistas. Uno de sus mejo- ron la estandarización británica. La efecti-
res hombres estaba fuera de la cancha y el vidad, velocidad y serenidad anglosajonas
Barcelona había derrotado al poderoso contrastaron con el virtuosismo y apasio-
equipo de Boca en Buenos Aires. Todo namiento argentinos.28 Posteriormente,
indicaba que los rosarinos perderían, pero la crónica adjudicó la victoria del equipo
contra las predicciones ganaron por cuatro local al “amor propio”, el “orgullo” y el
a cero. “tesón”. Todas formas de la “vergüenza
El arquero del Barcelona declaró: “no deportiva”.
hay disparidad entre el juego que se prac- La valoración del juego del combinado
tica aquí con el de Buenos Aires. A mi rosarino ante el Barcelona y el Chelsea
juicio la misma técnica, la misma moda- hizo gala de algunos estereotipos sobre el
lidad e igualdad de decisión.”27 Aseguró estilo criollo. Pero, como lo insinúa Julio
que el desempeño y la regularidad de Frydenberg (2011), esos valores no eran
juego lo sorprendieron, destacó especial- puros. Las descripciones que tematizan el
mente la concentración de los defensores estilo de juego en dos partidos dispu-
y el arquero. Por la noche hubo una cena tados casi por el mismo equipo, con menos
de camaradería, un jugador catalán pre- de un año de diferencia, uno frente a los
guntó a Indaco, el goleador del CARC, catalanes y otro ante los ingleses, poseen
sobre la cabriola con patada llamada chi- un carácter híbrido. En la primera se
lena. Forjado en los campeonatos suda- insiste en la idea de talento, refinamiento
mericanos, el estilo rioplatense intrigaba y estética del juego local que arrancó a un
27 28
El seleccionado rosarino. La Capital, 18 de Chelsea vs. el combinado rosarino. La Capital,
agosto de 1928, p. 6. 17 de junio de 1929, p. 5.
administrativas del Estado, se preocupan por Muñoz Diez, consideraban que produciría
fomentarlo. Es natural esto se hace porque militantes sanos, fuertes y convencidos
conviene a los intereses políticos de las cla- para combatir por la revolución y trabajar
ses dominantes. Sin duda alguna no se trata en la construcción del socialismo. El mejo-
de elevar la cultura física de masas. Hoy ramiento racial y el hombre nuevo surgi-
los principales jugadores de los clubs de rían de la cultura física higienista o del
foot-ball perciben sueldos [nótese que el pro- deporte socialista. En ambos casos estaba
fesionalismo aún no se hallaba formaliza- en juego una preparación para la guerra
do], obtienen favores que hacen de ellos y el trabajo, la divergencia radicaba en si
profesionales del deporte. Mal se puede ele- estos procesos se llevarían a cabo en el
var en esa forma la cultura física […] se campo nacional o en el socialista.
busca especular políticamente tratando de Una fracción significativa de los sec-
hacer ver que se ocupan de su salud física. tores populares era ajena a las aprecia-
Pero esta farsa se pone al descubierto ante ciones del ethos sacrificial, caballeresco o
la actitud de los señores concejales […] al contestatario del deporte. Ellos se deja-
oponerse a sanciones inmediatas de mejoras ron tentar por la profesionalización. La
para las masas […] Además, los que hablan existencia de deportistas talentosos fue su
de cultura física y pregonan la salud del pue- condición necesaria, la dedicación exclu-
blo, solamente; con un régimen de salarios siva al deporte apuntaba a preservar a esos
de hambre, con viviendas antihigiénicas, virtuosos de otras labores. El horizonte de
falta de luz y de aire y de elementales como- trabajo de muchos jóvenes fue plegado
didades, debiendo habitar en piezas de cua- por la crisis económica de 1929. Aunque
tro por cuatro ocho, nueve y más personas ¡y posiblemente las compensaciones econó-
después se llenan la boca hablando de cul- micas no fueran demasiado abultadas, el
tura física y salud del pueblo! Se trata de futbol profesional forjó la esperanza de un
beneficiar y sostener el deporte burgués, el puesto de trabajo socialmente reconocido
deporte mercantilista.32 y agradable. La vinculación del futbol con
el mercado promovió analogías entre el
A ojos de Muñoz, las justas por el club y la empresa, entre los jugadores y
honor elitista, el sacrificio burgués o la los asalariados. Esa compensación econó-
cultura física nacionalista-higienista eran mica organizó los intereses de los dirigen-
por completo irrelevantes. El deporte debía tes, los jugadores y los entrenadores alre-
ser ante todo un apresto para la lucha de dedor de la victoria. La profesionalización
clases. Los nacionalistas, como Juan Bau- formó las condiciones de absorción del
tista Arrospidegaray y Manuel Pignetto, juego en el trabajo. Un contrapunto entre
creyeron que el deporte era una prepara- fuerza y habilidad informó los debates
ción para la guerra de trincheras, el tra- alrededor del futbol. Los juegos de honor
bajo fabril y el mejoramiento racial y fueron subalternizados, exigiéndose el cul-
moral. En cambio, los comunistas, como tivo de nuevas aptitudes y la moderación
de otras. La emotividad desordenada fue ten-
32
Campeonato de futbol. Felicitación y medalla dencialmente reprimida y la illusio del juego
de oro. Diario de Sesiones del Honorable Concejo fue encausada hacia el resultado. El juga-
Deliberantes. 15 de octubre de 1929. ACMR, Argentina. dor se transformó en un empleado del club,
no jugaría por placer, antes estaba obligado la expectativa social, las tribunas se po-
a conquistar más puntos y prestigio. blaron de espectadores. En la década de
El adiestramiento supuso un ajuste en 1920, un conglomerado de agencias había
la coordinación, una idea que fue bastante construido trabajosamente, pero no necesa-
resistida inicialmente por los jugadores, riamente de modo consciente y/o coopera-
quienes preferían inspirarse en el toque, la tivo, las condiciones de posibilidad de lo
gambeta y la improvisación. Muy lenta- que una década después se consagró como
mente y con dificultades, los entrenamien- un espectáculo masivo. El transporte suele
tos se introdujeron en el futbol. La profe- ser un buen indicador de las derivas gene-
sionalización impulsó ensayos para el radas por los nuevos rituales populares.
acople de formaciones variables, procura- Prestado desde 1928 por Farot y Baboni, el
das por el mercado de pases. Esos simula- servicio de “Ómnibus de Excursión” con-
cros permitieron a los jugadores ejecutar taba con los atractivos de algunos rincones
velozmente movimientos preparados. Los pintorescos de Rosario: Saladillo, Fisherton,
entrenamientos supusieron un atajo para Alberdi, y el Parque de la Independencia.
la maduración y la eficacia del juego colec- Dos años después, los recorridos de esos
tivo. Aquí existe un tema que permitiría coches mostraban otros centros de inte-
observar desde un punto de vista acaso rés.33 Las denominaciones de esos itinera-
inverso los temores que los higienistas pro- rios eran “a Cancha de Rosario Central”,
yectaban en la futbolización de la cultura “a Cancha de Newell’s Old Boys”, “a
física. El entrenamiento constituye una Cancha de Central Córdoba” y “a Cancha
fisura de la cultura futbolística, el intersti- de Tiro Federal”, cuatro clubes que, en
cio por el que la cultura física, lentamente, 1931, formaron parte de la ARF, la asocia-
se infiltró hasta inocularse en el futbol pro- ción que impulsó la profesionalización del
fesionalizado. El entrenamiento significó futbol. Cuando el capitalismo avanza hacia
una subordinación del juego a sus apres- el consumo masivo, la red de transportes
tos, del estilo al sistema o a cierta condición urbanos comienza a reconfigurarse
física. Pero imponerlo como práctica regu- siguiendo las localizaciones de las nuevas
lar no fue sencillo, hubo resistencias inter- atracciones capaces de movilizar a multitu-
puestas por los jugadores al régimen ali- des e incrementar el corte de boletos y
mentario y la ejercitación periódica. satisfacer las demandas de los usuarios. A
En los años treinta, el futbolista fue partir de los años treinta, las excursiones
(re)conocido como el dominador de un dominicales no se dirigieron, como lo
arte, de una técnica que podía ser ingé- habían hecho pocos años atrás, hacia los
nita, casi natural, o conquistada con el barrios pintorescos, sino que se encamina-
esfuerzo del entrenamiento. ron a los campos de futbol de Rosario.34
33
Ómnibus de Excursión. Diario de Sesiones
LA CONFIGURACIÓN DEL ESPECTÁCULO Honorable Concejo Deliberante. 14 de septiembre
DEPORTIVO de 1928, pp. 596-598. ACMR, Argentina.
34
Circulación de ómnibus de excursión. Diario
La legalización del pago a jugadores y la de Sesiones Honorable Concejo Deliberante. 21 de
mercantilización del futbol potenciaron mayo de 1930, pp. 204-205. ACMR, Argentina.
nidad simbólica. Los simpatizantes espa- fractura, clasifica, reordena, lo masivo tam-
cio-temporalmente compartieron algo bién reconoce diferenciaciones internas,
intangible, aunque acotado, eran los las mismas con las que los aficionados
miembros de una comunidad imaginada deben reencontrarse al salir de la cancha.
sostenida por el club de futbol.
Esa “comunidad de la hinchada” se
formó en un sinfín de intercambios y en- CONCLUSIONES
cuentros replicados en el tiempo por los
campeonatos y los partidos, y en el espa- Este artículo se propuso reconstruir el pro-
cio por la infraestructura del club, por los ceso de difusión del futbol en Rosario a
sitios de reunión y la comunidad barrial. partir de cinco entradas. La primera se
La afición construyó una historia mitoló- ocupa de estudiar la introducción del fut-
gica, incierta y discutible, pero trasmisible bol por parte del Club Atlético Rosario, la
y operativa. Esas narrativas fecundaron posterior formación de clubes de orígenes
una identidad cerrada y purificada, desti- diversos (empresas, colegios, barrios, etc.),
nada a una glorificación tan amplia como el lanzamiento de una Liga Rosarina de
improbable. En esos relatos, las mitologías Futbol, la organización de las primeras
nacionales y futbolísticas no sólo se inter- competencias locales, la aparición de los
secan, sino que responden a una analogía conflictos, frecuentemente insalvables,
estructural. Esa comparación propone entre los ideales del fair play y un juego y
simetrías capaces de explicar parcialmente una atención tendencialmente focalizados
las proximidades prácticas entre los signi- sobre el resultado. El segundo apartado se
ficantes futbol y nación (Alabarces, 2002). propone mostrar los primeros pasos de la
Los hinchas no sólo construyeron mitos difusión social del deporte a través de dos
y confraternizaciones, las comunidades acontecimientos: un partido amistoso con
siempre fueron y son imaginadas, incluso Boca Juniors tras la exitosa gira europea
las futbolísticas. En el aglutinante del ri- del equipo porteño y la muerte y sepelio
tual, se diluyeron las diferencias, aunque de uno de los emblemas del futbol local:
algunos de sus fragmentos pervivieron: Ernesto Celli, quien falleció luego de un
“las tribunas oficial [de socios] y popular amistoso entre Newell’s Old Boys y Na-
[de aficionados no socios] están separadas cional de Montevideo (Uruguay). En esas
por alambres y tabiques que impiden su páginas se exploran las modalidades que
comunicación, evitando así que los de una adoptaron en una escala local la forja del
categoría pasen a otra”.40 Es posible for- estilo criollo, el nuevo arraigo de las figu-
mar parte de una comunidad, pero los ras deportivas y la paulatina populariza-
capitales amasados en otros campos rigen ción del futbol como práctica corporal,
la distribución espacial de los agentes aun tanto en los estadios como en espacios
dentro de ella. El alambrado de la tribuna públicos y calles de la ciudad. Posterior-
mente, se propone enlazar futbol e iden-
40
Proyecto del Concejal De Sanctis, mingitorios tidad a través de problemas vinculados a
en espectáculos al aire libre. 7 de abril de 1932. Expe- la nación y el estilo deportivo. En el plano
dientes Terminados del Honorable Concejo Delibe- nacional, esa producción de identidades
rante. Mayo 1932, t. II, f. 2897. ACMR, Argentina. se exhibe primariamente ligada a los par-
tidos celebrados con motivos de los dos rino obtuvo la ansiada carta de ciudadanía
centenarios argentinos (1910-1916) y a en el nivel nacional. A partir de entonces,
las destacadas campañas de la selección la práctica se argentinizó ostensiblemente.
argentina en las olimpiadas de Ámster- La Asociación del Futbol Argentino (AFA),
dam 1928, el campeonato sudamericano fundada en 1934, eliminó la designación
de 1927 y la copa del mundo de Uruguay anglosajona del deporte. La popularización
1930. En Rosario, aparece con mucha pre- y la nacionalización del futbol fueron un
sencia en una relación de contigüidad con hecho para 1940. Los sectores populares
dos partidos amistosos internacionales dis- se apropiaron del deporte, cargándolo con
putados por el combinado rosarino de sus códigos de masculinidad y dignidad.
futbol con el equipo catalán de Barcelona El resultado del proceso de difusión social
(1928) y el británico Chelsea (1929). Estos fue un efecto no deseado para los amantes
eventos junto a sus comentarios, produ- del sport pour le sport y de la cultura física.
jeron sentido acerca del entroncamiento Los intercambios entre las tribunas cons-
rioplatense del estilo futbolístico practi- truyeron multitudes, donde las identida-
cado en Rosario y la sintonía del futbol des sociales fueron debilitadas y circuns-
local con el nacional. El cuarto apartado se tancialmente sustituidas por las deportivas.
ocupa de reconstruir las posiciones y con- Los defensores de la cultura física, críticos
flictos alrededor de la profesionalización de la profesionalización y de la populari-
del futbol, acaecida a comienzos de la dé- zación del futbol, debieron afrontar la irre-
cada de 1930. Clivajes sociales, políticos vocabilidad de ese proceso. Sus valores
y culturales configuran las valoraciones fueron conmovidos por la maquinaria del
positivas o negativas de los agentes socia- mercado que organizó el deporte. En no-
les y grupos políticos respecto al futbol viembre de 1938, Ricardo Martínez Car-
como práctica vinculada al mercado y la bonell (1938) escribía en la revista socia-
explotación económica. Allí desempeña- lista Cultura Sexual y Física:
ron un papel relevante la posición ocupada
dentro del espacio social, las políticas e La palabra deporte parece que siempre lleva
ideologías de izquierdas y la adscripción algo de competencia […] es un inconve-
al ideario y las prácticas de la cultura física. niente para que los adopte como mediada de
Finalmente, se explora el proceso de masi- educación física, cuyo único objeto es el desa-
ficación del deporte a través de la recons- rrollo armónico del cuerpo (p. 198).
trucción de la red de transporte público
urbano, los flujos humanos que llegaban Quince años después, Martínez Carbo-
hasta y salían desde las canchas, la edilicia nell asumía la dirección técnica del CANOB.
de los estadios, la atención prestada pri- La cultura física había perdido la pulse-
mero por los diarios y luego por la radio a ada, el mercado, las masas y el deporte
las prácticas futbolísticas y la estabiliza- profesional la acorralaron hasta absorberla
ción de la figura del hincha. en el backstage del espectáculo futbolístico.
La incorporación del CARC y del CANOB
al campeonato nacional de futbol, en
1939, exacerbó el fanatismo y sumó nue-
vos seguidores. Finalmente, el futbol rosa-
Hemerografía
Monos y Monadas, 1910-1911.
La Capital, 1925; 1927; 1928; 1929; 1933 y
1934.