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Marco Teórico.

La hipnosis es una forma de envolver una idea, de hacer que un recurso del paciente se le
presente como algo que desea hacer, sin darse cuenta, se aliviará de su síntoma. En
cualquier estado de conciencia, tanto en terapia como en la enseñanza, Milton H. trabaja
con el mismo objetivo final: hacer surgir potenciales y recursos ocultos en cada persona,
por sí mismo, creando experiencias de descubrimiento. Incluso, muchas veces no existía
conciencia para el paciente de si estaba utilizando la hipnosis o no. (Zeig, en Robles 1991).
La hipnosis, según Zeig principal seguidor de Erickson, es una forma de hacer que la gente
escuche los propios consejos, “envolver las ideas” y entregárselas como un regalo a los
pacientes. Hacer que se desarrollen las potencialidades que todos tenemos escondidas.
Erickson toma la hipnosis como una forma de acceder a una comunicación más
significativa y eficiente. (En Robles 1991),
Podemos definir a la hipnosis como un estado de consciencia en el cual ofrecemos
comunicaciones de comprensiones e ideas al paciente, y después permitirle usar esas ideas
y comprensiones de acuerdo a su propio repertorio singular de aprendizajes corporales y
sus aprendizajes fisiológicos. (Erickson, 1980).
Desde otro punto de vista (del terapeuta) la hipnosis puede ser entendida como un proceso
de comunicación de influencia, en la cual el terapeuta extrae y guía las asociaciones
internas de los clientes para establecer o fortalecer asociaciones terapéuticas en el contexto
de una relación de colaboración mutua orientada a metas (Yapko, 1992).
La hipnosis es el cese del percatamiento conciente; en la hipnosis uno empieza a usar su
percatamiento inconciente; porque inconcientemente saben tanto o más de lo que saben
concientemente.(Seminario didáctico con Milton Erickson, pág. 32)
Desde la perspectiva de Erickson, no hay límites claros entre hipnosis y psicoterapia, en
ambos se busca acceder a los recursos inconcientes del paciente. (Araneda y Valenzuela
1986).
El trance hipnótico puede ser muy diferente a lo que nos imaginamos, no es necesario que
estemos o parezcamos estar dormidos, sino simplemente cuando imaginamos o soñamos
despiertos, cuando trabajamos una respiración particular y estamos en contacto con nuestro
mundo interno. En este estado podemos utilizar o recuperar nuestros recursos y comunicar
cuerpo y mente, generando una mayor conexión con el inconciente. (Abia y Robles, 1993).
Para Desoille y Erickson la manera de promover un trance difiere de manera significativa,
mientras que para Erickson el trance puede presentarse en muy diversas situaciones,
incluyendo una conversación cotidiana, y le atribuye amplias posibilidades a los cambios
que se producen, como se refleja en la siguiente frase. “El estado de trance es aquel en que
más probabilidades hay de que se produzca el aprendizaje y la apertura al cambio; no se
refiere a un estado inducido de somnolencia. Los pacientes no son “sometidos ni dirigidos
por la voluntad del terapeuta, ni pierden el control de sus actos. En realidad el trance, es un
estado natural, que todos experimentamos”. (Rosen p.26).
Cuando Erickson inducía un trance, una de sus metas era confundir y distraer la vigilancia
consciente del sujeto y sus limitaciones autoimpuestas, de modo de flexibilizarlo y
posibilitar el surgimiento de nuevas experiencias. En este estado se facilita el aprendizaje y
la apertura al cambio. (Araneda y Valenzuela 1986).
Está claro entonces que la hipnosis debe usarse en el marco de un tratamiento
psicoterapéutico, y que el profesional que la use debe tener la competencia necesaria, tanto

en el plano clínico, terapéutico, como en el plano ético. La hipnosis es muy útil para
restaurar los daños en los niveles profundos de lo que llamamos mente, pero solo debe ser
usada por quien tenga la competencia para ello, pues clínicamente no es un juego de salón
ni un espectáculo para entretener a los curiosos. Bien decía el maestro Erickson que es
necesario un gran respeto al paciente y su idiosincrasia, aunque en esos momentos se
encuentre en estado de hipnosis profunda. (Julio Pomar Calderón)
Erickson define a esta última diciendo que: “la hipnosis profunda es ese nivel de la hipnosis
que permite al sujeto funcionar directa y adecuadamente en un nivel inconsciente de la
atención, sin interferencia del nivel conciente.” En un nivel inconsciente de la mente el
individuo se comporta de acuerdo a la situación que para el existe en la situación hipnótica,
la cual ha sido preparada por el hipnotizador. El mundo real no es el mundo que el
hipnotizado está viviendo en esos momentos, por lo que el hipnotizado no necesita
enfrentarlo (lo que si sucede en la hipnosis leve). Y aquí viene lo que decíamos en un
párrafo anterior sobre las diferencias en la percepción de la realidad entre diferentes
personas. A pesar de estar en hipnosis profunda la percepción que del mundo tiene el
paciente debe concordar con la realidad que le presenta el hipnotizador, es decir, para que
la hipnosis sea realmente terapéutica debe respetarse las necesidades y la estructura de la
personalidad del paciente.

REFERENCIAS.
Araneda, C., Valenzuela, P. (1986). Comunicación no verbal en psicoterapia (Tesis para
optar al título de Psicólogo, Pontificia Universidad Católica de Chile).
Hipnoterapia Ericksoniana, nivel intermedio, fenómenos hipnóticos, Ps.Mario Pacheco
León, Instituto Milton H. Erickson de Santiago. Santiago 1981.
Robles, T., Abia, J. (1993). Autohipnosis. México: Instituto Milton H. Erickson de la
Ciudad de México Editorial.
Robles, T. (1991). Terapia cortada a la medida: un seminario ericksoniano con Jeffrey K.
Zeig. México: Instituto Milton H. Erickson de la Ciudad de México Editorial
Rosen, S. (1991) Mi voz irá contigo. Argentina: Paidós.
Seminario didáctico con Milton Erickson, pág. 32. Jeffrey K. Zeig.
El estado de trance y la persona hipnotizada. Julio Pomar Calderón
(“http://www.hipnosisclinica-hipnoanalisis.com.pe/documentos/articulo_12.12.09.pdf).

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