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La importancia del montaje

Por:

Fernanda Téllez Gross

Cine y TV
Primer año
2016
Un buen montaje puede darle vida a una película. Hacer que el espectador se sienta
participante y como tal, lograr que se envuelva completamente de las sensaciones y
emociones que el film puede entregarle a lo largo de su duración. Pero para entender y
comprender de lo que se habla, es necesario tener conocimiento de lo que es el montaje y
de la importancia que tiene dentro de una película.

Dicho en palabras simples, el montaje es el procedimiento que se emplea para ordenar


planos y secuencias dentro de una película para conformar la unidad narrativa, que un film
logre continuidad y que también, cada secuencia tenga una estructura narrativa, logrando que
a partir de un plano A, que tiene un significado y un plano B, que tiene otro significado, al
unirlos en un proceso de edición obtengamos un significado C. También es la fase de creación
de una película en la que se ensamblan y ajustan los sonidos de un film. Aunque, a decir
verdad, el montaje o edición es mucho más que yuxtaponer planos y secuencias o ajustar
sonidos, tal como dice Walter Murch -reconocido editor cinematográfico y diseñador de
sonido norteamericano- en su libro “En un abrir y cerrar de ojos”, la edición es el
descubrimiento de un camino a seguir, una forma y estilo de montar todo el material que se
tiene disponible luego de días, semanas o meses de rodaje.

Es importante tener en cuenta esto, ya que la mayoría del tiempo de trabajo de un


montajista no está empleado en cortar y pegar planos.

Los diferentes planos son solo pequeñas piezas que se encuentran perdidas hasta que
el editor las ensambla hábilmente para contar una historia que sea coherente y tenga cohesión.

Al cortar, no solo se quitan las “partes malas” o “flojas” de un film, sino que se busca
provocar algo en el espectador a partir de la forma de montar, ya que la manera en que se
colocan los diversos planos puede cambiar significativamente el sentido y el mensaje de la
película. Por esto mismo es que fácilmente un buen montador puede mejorar la película
original concebida y pensada anteriormente por el director.

Siguiendo en esta línea, el editor se sumerge en una búsqueda para identificar cuáles
serían los “planos malos” para recortarlos o, por otro lado, sacar algo bueno que el plano
posea, ya que es recurrente que una toma de un plano comience bien y termine mal. De todas
formas, al decidir recortar un plano, se debe tener en cuenta que al hacerlo no se debe romper
la estructura de los “planos buenos” que queden definitivamente en la película. Es muy
importante no olvidar que en la edición se puede cambiar completamente el sentido inicial
de la película, sea para bien, o sea para mal.

El montaje es uno de los procesos más importantes dentro de una producción


audiovisual, que, a decir verdad, no es muy bien valorado o notado por los espectadores, pero
es cierto que poco a poco se le ha empezado a dar mayor importancia y espacio, siendo cada
vez más reconocido el arduo trabajo que requiere montar.
A la hora de montar es importante tener varias cosas en cuenta, y es que, sugerir
siempre es más eficaz que exponer, ya que el espectador a la hora de ver la película sentirá
esa libertad de suponer, de crear mundos ficticios según su experiencia y sentir. Cambiar los
planos frecuentemente no le dará al espectador esa libertad de ver lo que quiere ver o en lo
que quiera enfocarse en el encuadre, cosa que terminará hostigando, ya que se sentirá
presionado inconscientemente a ver obligadamente lo que el editor o director quiere que vea,
procedimiento que puede funcionar si es de forma rápida y no repetitiva, de lo contrario
tendrá un mal efecto.

Lo que debe prevalecer a la hora de cortar, pegar y modificar planos es la emoción


que se le debe entregar al espectador, o participante del film, debido a que la importancia de
que éste se sienta participe de lo que ve es sumamente importante, la gente por lo general
cuando ve una película, tiempo después puede no recordar fácilmente la trama base, o los
actores, o quien dirigió, o como estaba hecha técnicamente la película, sino que lo que
recuerdan con mayor claridad es como se sintieron viendo la película, lo que pensaron cuando
la vieron, a que cosas o situaciones les recordó lo que se les mostraba, es por esto que por
sobre la continuidad, o la estética, la emoción que transmiten ciertos planos unidos a otros es
lo que prevalece.

Podemos decir finalmente que la emoción, unida a una buena historia y contada a un
ritmo fluido puede ser la clave para montar una película y que sea cómoda de ver, los ejes y
continuidad son partes técnicas que pueden ser transgredidas para que estos términos sean
fructíferos. Y es aquí donde quiero ser enfática, ya que, ¿cuál es la verdadera función del
montaje? ¿Sacrificar momentos llenos de emociones a transmitir porque la continuidad no
está del todo bien? El cine y el resultado final de una película a través del montaje debe ser
algo para el público, para el espectador, para ese participante que se envuelve con todo lo
que se desea transmitir desde un principio, o simplemente lo que el participante quiera
imaginar y sentir a través de sus experiencias pasadas.

Y es esto lo bello del cine y de lo que puede llegar a transmitir, todos los participantes
son tan distintos y diferentes entre sí, que, a partir de una serie de imágenes mostradas en
cierto orden, pueden ser infinitas las interpretaciones, al igual que a partir de solo imágenes
perdidas después de rodar una película, es el editor quien la ordena como mejor siente que
puede llegar a hacer sentir esas emociones al público.

El montaje es parte esencial de la película, ese esqueleto que construye el editor, y


que cuenta una historia narrativa a partir de conexiones entre planos e imágenes distintas.

A decir verdad, el editor es quien posee la palabra final, y como tal, debe dar su mayor
esfuerzo, sentir la película, ser paciente, y dar lo mejor de sí, para que el resultado final sea
la mejor forma de contar la historia tratada.

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