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Nabilia López Rivero

Agosto 11 del 2011

Mayo del 68

Las personas estamos acostumbradas a ver el pasado como simples referencias, fechas y
nombres que debemos recordar, es así como muchos pueden pensar que Mayo del 68 fue un
simple movimiento hippie francés o un acto de rebeldía como los que conocemos hoy en día, pero
al ponernos a analizar los hechos, de los cuales todos tenemos ya conocimiento se ve un patrón
interesante que es sin lugar a dudas es la posición contraria de estos estudiantes, que iba más allá
de su universidad, o la misma Francia, fue en contra el sistema completo, contra la sociedad tal
como se conocía. No en contra del Capitalismo, pero tampoco a favor del Comunismo de Stalin: lo
que se criticaba era la sociedad occidental en sus fundamentos, en sus estructuras básicas. Estos
movimientos se encontraban cerca del anarquismo, tangible en muchos de los grafitis que se
veían en las calles.

Se buscaba "transformar la sociedad", y al mismo tiempo "cambiar la vida", la transformación


profunda de la vida cotidiana. “Mis deseos son la realidad": la libertad por sobre todo. Rehacer la
sociedad, para crear un mundo definitivamente mejor, eliminando toda forma de autoritarismo y
posesión, desde los exámenes universitarios hasta las elecciones presidenciales. Aquí surge más
de una pregunta interesante sobre los hechos de aquel Mayo, una primera, es si ¿Estos hechos
fueron una sorpresa para todos, incluyendo sus promotores, dejando de lado antecedentes, de
movidas similares y a la vez diferentes? (Vietnam, la muerte de Luther King, Kennedy u otros) y
¿Fueron sus ideales una Utopía que hoy, cuatro décadas después sólo nos deja un desencanto?

La respuesta a la primera pregunta desde mi punto de vista, es: SI, pero debemos preguntarnos el
por qué, pues porque es absurdo pensar en que el levantamiento de estos estudiantes fuera una
simple molestia en contra de la administración universitaria que no era mucho peor que la de tres
años antes o dos años después, ni en un brutal descontento de los obreros que se subieron a
unieron a un tren en marcha, y jamás habrían iniciado un movimiento así en un período de calma.
Lo novedoso fueron las motivaciones de los protagonistas: el deseo de cambiar la forma de vivir en
este mundo. El deseo profundo de crear una sociedad de personas libres y plenamente
desarrolladas, una utopía que por primera vez alcanzó eco como movimiento social. Si bien los
discursos y las demandas hablaban del antiimperialismo, no a la guerra, etc. Basta echar mano
de los grafitis o declaraciones de los dirigentes de este movimiento como el Rojo, para ver que se
apuntaba a un sueño utópico, a una mutación del modo de vivir en sociedad.

Los ideales de aquel tiempo sólo podían provenir de una generación que jamás había pasado
hambre o frío, que no había vivido la guerra, que podía escribir en las paredes que prefería
"Morirse de hambre antes que de aburrimiento". Esta generación que había satisfecho todas sus
necesidades biológicas, vitales y se empieza a preocupar por necesidades que posiblemente para
los adultos eran secundarias pero ellos las veían en ese entonces cómo vitales, las necesidades
¡ESPIRITUALES! Una sociedad que si bien no llevaba décadas de bienestar, supuestamente la
estaba empezando a pasar mejor, fue sorpresivo que se empezara a cuestionar los fundamentos
del sistema, de autoridad, y la falta de plenitud en la vida a la que ya casi todos “SE HABÍAN
ACOSTUMBRADO”, y me animo a decir que estos jóvenes comienzan a sentir un rechazo, a ese
vacío de la modernidad con el que los jóvenes de hoy en día “HIJOS DE LA DEMOCRACIA”
hemos crecido.

Respondiendo la segunda pregunta, se debe recalcar que no es justo desacreditar las


consecuencias de este movimiento, que por primera vez puso al joven como un actor político, y el
como la izquierda radical, dio paso a otros grupos, el comunismo de Stalin, ya no era la “VERDAD
ABSOLUTA” Además que fue como un precedente para las posteriores movilizaciones
universitarias, hasta nuestros días. Factores históricos repetitivos, pero con una característica que
probablemente no se vuelva a repetir, el deseo de “CAMBIAR LA VIDA” un movimiento que busque
reclamar para el hombre todo aquello de lo que el sistema lo ha ido despojando. Hoy décadas
después es probable que las circunstancias no se vuelvan a repetir, y si así fuera, el desencanto
que nos dejó su fracaso, ha hecho que pocos estemos dispuestos a asociar una reforma social con
un deseo de cambio profundo. Probablemente ningún joven se alienaría a las filas porque estarían
sordos gracias a los headphones de su iPod o actualizando sus estatus en Facebook.

Sin embargo, escuchar, investigar, acerca de estos movimientos, en lo personal alimenta mis
esperanzas de cambio, además de que desempolva estrategias tales como el arte como medio de
protesta, y liberación, porque creo que para estar vivo, y ser libre, se necesita soñar, desear algo, y
mientras más lejana e imposible se ve tu meta, más divertido es el camino.

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