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NEUROLOGÍA

ASÍ FUNCIONA EL CEREBRO DE MESSI


Cómo toma las decisiones de juego
El talento de Lionel Messi es objeto de estudio para las grandes universidades europeas. Cuatro de ellas se
juntaron para determinar que hace al rosarino diferente y llegaron que la conclusión radica en el
funcionamiento de su cerebro.

Las universidades de Brunel, Barcelona, Porto y el INEC de Lleida analizaron 100 jugadas que terminaron en
gol de Messi donde determinaron que la diferencia la marca gracias a su amague. Comprobaron que
controla la pelota con la parte interiror de su pie y la desplaza con la exterior, dando toques cortos y
avanzando a gran velocidad.

Más allá de la técnica empleada, la clave de su juego radica en su cerebro, que es más activo que el del
resto de los jugadores. Esto le permite tomar decisiones rápidas que sorprenden a su oponente.

Cuando Messi salta al terreno de juego, además de su cerebelo como centro motor, entran en juego otras
funciones. Su lóbulo parietal hace el cálculo correcto de la distancia, la velocidad y la dirección a la que
va a recibir un pase que convertirá en gol. Mientras recibe el balón, su lóbulo frontal se activa para tomar
una decisión creativa. ¿Retraso el balón o hago un amago y ataco regateando a ese defensa? Mientras, el
núcleo accumbens y la amígdala, colaboran en esta toma de decisiones poniendo en juego sus emociones y
su corteza prefrontal le recuerdan qué ocurrió en situaciones parecidas en otros partidos, para que esa
experiencia le ayude a tomar la decisión acertada.

Así funciona el cerebro de un futbolista, en líneas generales, cuando se encuentra en la misma situación
que el astro argentino. Sin embargo, el de Messi está siendo expresamente estudiado por la Organización
de Investigación Científica de Países Bajos como ejemplo de excelencia en la toma de decisiones. El
médico holandés Pieter Medendorp, autor de este estudio, describe así el objetivo de esta
investigación: “Descubrir cómo se toman decisiones en una fracción de segundo y qué lleva a elegir una
por encima de otras posibles". "El cerebro -continúa Mendendorp- no es un ordenador, pero sí una
máquina de probabilidades. Messi decide correr, saltar en un instante, y queremos averiguar qué pasa en
su cabeza”.

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