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La Cultura Olmeca

Una de las grandes civilizaciones sobre las que se asienta la Historia de México es la Cultura Olmeca, los primeros en establecerse en
México, más concretamente, en la región que comprende la parte sur del estado de Veracruz y al oeste del estado de Tabasco, sobre
el Golfo de México, entre el río Grijalva y el Papaloapan, ocupando un área de 18.000 kilómetros cuadrados.

Limitada por las montañas de los Tuxtlas, y por la Sierra Madre del Sur se encuentra la región denomina área metropolitana, área
clímax o zona nuclear debido a que en ella se encuentran las que tal vez fueron sus capitales: La Venta, San Lorenzo de Tenochtitlán,
Laguna de los Cerros y Tres Zapotes. La ubicación de estos lugares muestra que los olmecas preferían los cursos de los ríos, donde la
agricultura podía beneficiarse de las lluvias periódicas y de la proximidad de los bosques.

Es posible situar esta civilización entre los años 1300 y 600 a.C., basándonos principalmente en su
producción escultórica en piedra. Sin embargo es mucho lo que se desconoce sobre este pueblo. Existen
numerosas interpretaciones acerca del origen de esta cultura y cómo se desarrolló. Para algunos, y esta es
la interpretación más aceptada y extendida, es la cultura madre de la civilización en Mesoamérica. Pero es
tanto lo que se desconoce que llega hasta el punto de no saber si las ciudades en realidad tenían una
unidad política, o por el contrario, como sostiene Beatriz de la Fuente, fueron una especie de ciudades-
estado que tan sólo les unía una serie de vínculos religiosos, económicos y culturales.

La Historia Olmeca puede dividirse en dos periodos: Olmeca I y Olmeca II. En el primero de los periodos
parece que fue San Lorenzo de Tenochtitlan quien tuvo un mayor peso cultural, por encima de La Venta. De este primer periodo
habría que destacar a su vez varias fases: Ojochi (1500-1350 a.C.); Bajío (135-1250 a.C.) y Chichasrras (1250-1150 a.C.) Del segundo
periodo mencionaremos las fases de: San Lorenzo, Nascate y Palangana. También hay que destacar las fases tardías de Templas (300
a.C.) y Villa Alta (110-1200 d.C.).

Aunque ignoramos el número concreto de yacimientos, todo indica que los principales centros olmecas fueron La Venta, San Lorenzo
y Tres Zapotes, en ellos se han encontrado grandes edificaciones e impresionantes esculturas.

San Lorenzo

Es el yacimiento olmeca más estudiado, y el único del que se ha trazado un mapa detallado. Se puede fechar antes de 1300 a.C.

El centro ceremonial de San Lorenzo, localizado cerca del Río Coatzacoalcos en la costa de las tierras bajas de la ciudad de Veracruz,
mide más de un kilómetro en una línea que corre de norte a sur. La mayoría de sus construcciones fueron erigidas sobre una gran
plataforma de 45 m de altura y 50 hectáreas de superficie. Este asentamiento contó con plazas rectangulares y estructuras
habitacionales, se han hallado numerosos basamentos de casas, se cree que la población pudo haber llegado a mil personas, pero es
obvio pensar que esta ciudad servía como centro ceremonial a un número mucho mayor de personas. Lo más destacado de este
asentamiento es la construcción de un sistema de control hidráulico.

La Venta

En 1100 a.C., y según las fechas de radiocarbono, comienza su construcción. Es una zona arqueológica ubicada en el extremo noroeste
del estado mexicano de Tabasco, a unos escasos quince kilómetros de la costa del golfo de México.

Se levanta sobre una isla en medio de la región pantanosa que forma el río Tonalá, que forma el límite entre Tabasco y Veracruz.
Posee una orientación norte-sur y se compone de diez complejos ocupados por 111 estructuras.

Las características principales del sitio son la zona A, que se compone de diez montículos distribuidos en dos patios cerrados, al norte,
por el montículo A-2. La zona B muy deteriorada, y el complejo C, al norte que consta de una extensa plataforma con una gran
pirámide, construida en arcilla y revestida de piedra. Es una de las pirámides más tempranas conocidas en Mesoamérica que contiene
100.000 m³. de terraplen de tierra, mide 32 metros de altura y posee un diámetro de 128 metros.

Los edificios fueron construidos con barro seco, las estructuras de piedra son casi inexistentes. Los monumentos están agrupados en
torno a una plaza rodeada de columnas de basalto. El concepto de centro ceremonial, así como el orden y la simetría, son muy
palpables.

Desde el año 1000 hasta el 600 a.C. este asentamiento presenta una mayor monumentalidad escultórica y un trazo de la ciudad aún
más organizado. Aproximadamente en el año 800 a.C. tuvo su apogeo, su destrucción se sitúa aproximadamente entre el 500 y el 400
a.C.

Tres Zapotes

Situado en las tierras bajas del golfo de México en el llano del río Papaloapan, al sur de Veracruz. Puede fecharse entorno al 1000 a.C.,
aunque es a partir del 500 al 100 a.C. cuando se da su apogeo. Es el menos conocido de los yacimientos olmecas, aunque fue
contemporánea de los anteriores, e incluso les sobrevivió.
El centro ceremonial tiene más de 50 montículos agrupados en patrones regulares. Uno de los hallazgos más importantes fue la Estela
C que tiene una fecha de tipo maya (31 a.C.) la cual proporcionó los primeros indicios de la antigüedad de los olmecas, el sistema de
barras y puntos fue adoptado más tarde por los mayas y los zapotecos.

Su decadencia y fin se fecha aproximadamente entre el 100 a.C. y el 100 d.C..

Manifestaciones artísticas

De las realizaciones artísticas olmecas, lo más destacable es, sin duda, la escultura y el relieve. A pesar de no existir
una cantera de piedra cercana, se cree que las transportaban de la provincia de Tuxtlas y de las laderas de la sierra de
Chiapas, realizaron enormes monumentos de piedra y esculpieron colosales figuras.

Trabajaron con piedras volcánicas, así como con piedras duras y semipreciosas, principalmente con jadeítas
traslúcidas de color verde esmeralda, azul verdoso o grisáceo y, en menor escala, la serpentina, la hematita y hasta se
han encontrado en La Venta cuentas de amatista y de cristal roca.

Su esmerada factura, así como su perfección no fue alcanzada por ningún pueblo civilizado del Nuevo Mundo en el
tratamiento de las piedras duras como lo hicieron los olmecas. Fueron ellos los primeros en posicionar las jadeitas por encima de
metales tan preciados como el oro o la plata. Esto se perpetuó en toda la América Media, desde los mayas hasta los aztecas.

La búsqueda de esas piedras a las cuales atribuían valor supremo, llevó a los Olmecas a emprender
expediciones y tal vez, a crear colonias a grandes distancias de su centro principal, en dos direcciones:
hacia el oeste y el norte, a través del Altiplano Central, hacia las serpentinas de Puebla y los jades de
Guerrero; hacia el sur y el este, a través de Oaxaca y el Istmo de Tehuantepec, a lo largo de las costas de
Chiapas y de Guatemala, hasta El Salvador y Costa Rica. Esto se debe a que los yacimientos de jade que los
Olmecas pudieron explotar se encuentran situados muy lejos de su territorio: sin duda a una centena de
kilómetros al oeste de Taxco, en las montañas de rocas metamórficas de Guerrero, en la cuenca del
Balsas. En cuanto a la serpentina, fue en el actual Estado de Puebla donde casi con toda seguridad
pudieron hallarla. La magnetita de que se sirvieron para producir sus extraordinarios espejos provenía, sin duda, de yacimientos
situados al sur de la zona Olmeca ‘metropolitana’, en Oaxaca y en la extremidad meridional del Istmo de Tehuantepec.

Todo ello hace pensar que la expansión de la cultura olmeca podría deberse a la búsqueda de este tipo de piedras.

En cuanto a la producción de obras escultóricas que se han hallado en los principales focos olmecas, se pueden dividir en cuatro
apartados:

- Cabezas monumentales: han sido descubiertas en los yacimientos de La Venta, San Lorenzo, Tres Zapotes, Nestepe y Cerro Vigía.

La primera de ellas fue descubierta en 1862 en Tres Zapotes. Sin embargo, San Lorenzo fue un centro de poder territorial importante
y por ello es este lugar donde se han encontrado el mayor número de cabezas colosales.
Son monolíticas, suelen medir entre 1’60 y 3 metros de altura; su peso oscila entre 6 y 25 toneladas, (aunque hay excepciones como
la cabeza de Cobata, hallada en Tres Zapotes que posee 65 toneladas). Posee unas características físicas que recuerdan a la raza
negroide: nariz ancha, labios gruesos y ojos abotagados, que se cubren con un casquete ajustado que cae por los lados. Cada una de
ellas muestra rasgos faciales distintos, como si fueran retratos. Pudieron haber sido reyes o sacerdotes. También se ha especulado
con la posibilidad de que fueran jugadores de pelota porque el tocado que llevan, ya que podría tratarse del casco de protección para
este juego ritual. Otros sostienen que podrían ser ‘cabezas de linaje’, es decir que serían un monumento de culto a los muertos. Su
significado, al igual que casi todo lo que rodea a esta cultura tampoco está claro, lo que sí se sabe es que las cabezas estaban
totalmente pintadas porque la mayoría presentan restos de pintura.

- Altares pétreos: encontrados en los yacimientos de La Venta, San Lorenzo y La Laguna de los Cerros. Estos altares se caracterizan
por ser piedras monolíticas de forma prismática y con un tamaño aproximado de 2’50 x 1’60 cm. Poseen una decoración, tanto en
bajo como en alto relieve, de escenas que sorprenden por sus volumetrías, aunque no se desmarcan del marco arquitectónico del que
emergen. En numerosos altares se representa una figura sedente, emergente de una cueva u hornacina que se interpreta como la
boca de un dragón, que podría representar al dios o diosa del Inframundo.

- Hachas ceremoniales: otra de las representaciones típicas de los Olmecas. Su tamaño es bastante reducido, a pena superan los 30
centímetros de alto. Se decoran en la parte frontal con la figura de un extraño personaje, una mezcla entre real y fantástico. Para
realizarlas utilizaron materiales de gran dureza como el jade o similares. Consiguieron un alto nivel de expresividad y una técnica de
pulimentado muy perfeccionado.

Se cree que tuvieron un simbolismo religioso-ceremonial, ya que según aparecen en las ilustraciones del Códice Trocortesiano del
Museo de América de Madrid, los dioses se valían de ellas para golpear las nubes para hacer que lloviera. Esta teoría cobra mayor
fuerza teniendo en cuenta el lugar donde han sido halladas, cerca que construcciones ceremoniales.
-Figuras humanas de bulto redondo: son muy abundantes y poseen unas características muy avanzadas para la época, el escultor
olmeca no se conformó con copiar meramente la realidad, sino que optó por la simetría y la monumentalidad de las formas.

También existe una pequeña muestra de pintura mural, aunque fuera del área central. En las cuevas de Oxtotitlán y Juxtlahuaca
(Guerrero) existen escenas que representan posibles ceremonias elitistas con simbología olmeca.

En cuanto a sus edificaciones, estaban construidas con materiales perecederos, como son el adobe, el barro y la paja. Sus calles
estaban dispuestas de norte a sur, sus edificios más importantes se situaban en torno a grandes espacios abiertos, y el resto de
edificios se disponían en torno al centro ceremonial.

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