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Los diferentes tipos de avalancha

definición de una avalancha es simple. Se


trata del rápido desplazamiento de una
masa de nieve por una pendiente,
provocado por una ruptura del manto de
nieve.

En una vertiente, la nieve acumulada


forma una capa heterogénea cuyo
equilibrio es más o menos precario y este
equilibrio depende de múltiples factores
entre los cuales se encuentra la calidad de
la nieve, la pendiente, la naturaleza del
terreno y la vegetación. Este equilibrio
puede romperse por la evolución de la
nieve o como consecuencia de una
perturbación externa como el paso de un
esquiador. Cuando el equilibro del manto
de nieve se rompe, un volumen variable
de nieve, desde algunas decenas de m3 a
varias centenas, se pone en movimiento y
se propaga por el efecto de la gravedad:
es una avalancha.

La formación de una avalancha

Las sucesivas precipitaciones de nieve se


acumulan durante toda la temporada para
constituir lo que se llama el manto de
nieve. Su composición no es fija. En
efecto, desde que la nieve se deposita en
el terreno, comienza a transformarse
según fenómenos físicos relacionados con
las condiciones meteorológicas. Estas
modificaciones de forma y tamaño, a
veces espectaculares, pueden tener
múltiples causas: nuevas precipitaciones,
viento, enfriamiento o calentamiento del
aire, repartición vertical de la temperatura
en la nieve o lluvia. El resultado es un
manto estratificado, una especie de
milhojas compuesta por capas que
corresponden a cada una de las
precipitaciones del invierno. Según las
características de estas capas y la forma
en que se van superponiendo, el manto de
nieve puede volverse inestable, lo que puede producir avalanchas espontáneas o facilitar su
desencadenamiento.
En la práctica existen tres grandes tipos de avalanchas: la avalancha de nieve reciente, la
avalancha de placa y la avalancha de nieve húmeda. Pero la realidad es a veces más compleja,
ya que durante su trayecto, una misma avalancha puede cambiar sus características.

Avalancha de nieve reciente

Se inicia generalmente en un punto y acarrea cada vez más nieve. Se desencadena cuando el
peso de la nieve sucumbe a la fuerza de gravedad. Esto sucede sobre todo después de
importantes precipitaciones de nieve, a partir de 25 cm., particularmente cuando la
acumulación sobre un manto liso, a menudo debido a la lluvia, a las heladas o a la fusión. Esta
nieve muy ligera, se mezcla con el aire formando un aerosol que desciende las pendientes con
una velocidad de 100 a 300 Km./h Su densidad es a menudo inferior a 200 Kg./m3. Este aerosol
empuja el aire frente a él creando una onda de choque que arrasa todo a su paso. Luego llega
la nieve y cuando encuentra un obstáculo se compacta como cemento. Estas avalanchas son
muy devastadoras, pueden provocar importantes daños a las construcciones, a los caminos: a
todo lo que encuentran a su paso.

Avalancha de placa

Las avalanchas de placa son las más frecuentes. Una placa es una superficie de nieve compacta
que se desprende del resto del manto de nieve y que se desliza sobre el terreno o sobre la
nieve anterior. Estas placas pueden ser inmensas y dejan un límite de fractura bien visible. La
ruptura inicial corresponde a nieve de buena cohesión, su densidad es de 200 a 400 Kg./m3.
Los riesgos son particularmente importantes cuando la nieve compacta se deposita sobre la
nieve blanda o menos densa. Los factores desencadenantes son el sol, el viento o la sobrecarga
de personas Una variedad de placas, llamadas placas de viento, se forma por la acción del
viento o después de precipitación de nieve. Cuando el viento rompe los cristales de nieve,
éstos se reducen a finas partículas que se depositan en el suelo y se cohesionan rápidamente.
Lo que explica también la formación de cornisas en las inmediaciones de las crestas.

La avalancha de nieve húmeda o fusión

Este tipo de avalancha está directamente relacionada con la presencia de agua líquida (fusión
superficial, lluvia, etc.). La nieve “mojada” tiene una densidad alta (350 a 500 Kg./m3 en
promedio). Estas avalanchas se producen durante calentamientos importantes, acompañados
o no de lluvia. Las avalanchas de nieve húmeda más típicas son las avalanchas de primavera
que se producen en las pendientes bien asoleadas. Pueden involucrar vertientes enteras o
canalizarse en estrechos corredores. Su curso de asemeja al de la lava: las velocidades son
relativamente bajas, del orden de 20 a 60 Km./h, pero estas avalanchas tienen un gran poder
de erosión y en el caso de las más importantes un gran poder devastador. Los depósitos, a
veces de varios metros de espesor, están constituidos por bloques informes de nieve muy
densa. No es raro encontrar restos debajo de un corredor cuando la primavera está bien
avanzada.
Ya más informados acerca de lo que es una avalancha, queda por identificarlas, saber como
reconocerlas, estar más atentos a los indicios que anuncian su formación, su
desencadenamiento.

Para identificar el fenómeno


Con el fin de identificar las avalanchas y las zonas de riesgo, se deben considerar diferentes
factores (nivológicos, meteorológicos y topográficos). Indicios, señales que no engañan y que
el ojo del experto no deja escapar, pero que suponen un conocimiento profundo del terreno y
del medio.

El primer trabajo es observar la estructura vertical del manto de nieve y su estabilidad día a
día. Este trabajo es realizado gracias a los sondeos por golpeo del manto de nieve. El
razonamiento difiere evidentemente según el tipo de avalancha.

Carteles de prevención en Cerro Catedral.

Avalancha de nieve polvo

Se conoce la cantidad aproximada de nieve fresca necesaria para iniciar en forma espontánea
este tipo de avalancha. Mientras más espesa es la capa, mayor es la probabilidad de que
crezca. Evidentemente, nada es tan simple y los otros factores (meteorológicos y topográficos)
deben ser tomados en cuenta.

Avalancha de nieve reciente húmeda


La cantidad de precipitación prevista y de nieve reciente existente determina la importancia de
las avalanchas. Si la humidificación se debe a la fusión, el diagnóstico es entonces más
delicado.

Avalancha de superficie en nieve antigua húmeda

La nieve debe estar bien húmeda en superficie sobre un espesor suficiente.

Avalancha de placa

Las placas están constituidas por una capa más o menos rígida que reposa sobre una capa de
nieve frágil. La probabilidad de avalancha depende de las características de la placa, así como
del estado de la primera capa frágil. En caso que la capa frágil esté constituida por nieve
reciente poco densa, los parámetros importantes son la evolución temporal del viento y de la
temperatura.

Factor meteorológico o el tríptico precipitación de nieve, viento y alza de las temperaturas

Una constante, la nieve fresca toma cierto tiempo en estabilizarse. El riesgo de avalancha será
mucho mayor si antes de la precipitación de nieve había buen tiempo y hacía frío. Sin embargo
atención, la capa frágil del manto puede situarse en profundidad y conservar durante mucho
tiempo su fragilidad. Transportando la nieve de una zona expuesta al viento hacia una zona
protegida del viento, esto provoca una acumulación de nieve, nieve cuya calidad favorece la
formación de avalanchas; es lo que se llaman las placas de viento. Es imposible reconocer una
placa de viento a partir de la nieve de superficie. Ultimo elemento, las alzas de temperaturas.
Ellas tendrán por efecto que la nieve se funda y se vuelva húmeda o incluso mojada. Si la
cantidad de agua que contiene es suficiente, la nieve pierde su consistencia lo que
inevitablemente provoca un deslizamiento.

Factor topográfico o el terreno propicio.

Según la altitud, la exposición con respecto al sol o al viento, la inclinación de la pendiente o la


presencia de relieve entorno a la pendiente, la nieve no va a evolucionar de la misma forma. La
estabilidad del manto no será entonces idéntica en todas partes. La altitud interviene en el
límite lluvia nieve. Bajo una cierta altitud, el riesgo de avalancha puede estar relacionado con
la humidificación del manto.
Además, la altitud influye en la temperatura del aire. La exposición al sol también jugará un
papel importante, el riesgo de avalancha es evidentemente diferente en la vertiente Norte o
en la vertiente Sur de una misma montaña. La exposición al viento también es fundamental. La
inclinación de la pendiente va a tener una doble acción, mientras más fuerte es la pendiente,
más inestable es la nieve. Finalmente, el relieve entorno a la pendiente involucrada influye
indirectamente en el riesgo de avalancha, ya que puede modificar la exposición al sol y al
viento. Una vez que se identifican los riesgos, que se ponen de relieve los factores
involucrados, el personal encargado de la seguridad podrá efectuar disparos preventivos. Cada
intervención, cada tiro efectuado para desencadenar una avalancha debe obligatoriamente
realizarse en el marco de un Plan de Intervención para el Desencadenamiento de Avalanchas,
el PIDA.

El PIDA como marco regulatorio.

En 1975 la ANENA, encargada de perfeccionar estos documentos, propone a las comunas que
apoyan a las estaciones dos ejemplos de PIDA y de instructivo de tiro (uno para las grandes
estaciones y otro para aquellas de tamaño más modesto), con el fin de permitir que ellas
mismas elaboren sus documentos. En la misma época, una circular del ministerio del interior
autoriza a los prefectos a poner en vigencia por decreto, “a título transitorio y experimental” el
reglamento de seguridad elaborado por la comisión. Las personas que establecen el PIDA
deben conocer perfectamente el sitio a tratar. Ningún edificio ni ninguna zona expuesta
deben poder ser alcanzados por una colada. Las personas encargadas del desencadenamiento
de avalancha mediante explosivos deben haber obtenido el "Certificat de Préposé au Tir” (CPT
– Certificado de Encargado de Tiro), opción tiro en montaña y haber recibido la habilitación
prefectoral para la manipulación de explosivos así como una autorización del empleador. El
operador del dominio esquiable debe obtener del prefecto la autorización para operar un
depósito de explosivos así como un certificado de adquisición.

¿Qué es el PIDA?

Un PIDA incluye un estudio localizado de las avalanchas, una mapa de los sitios de
desencadenamiento, un plano de intervención compuesto por un organigrama de las personas
encargadas de su aplicación, un inventario detallado de las zonas de desencadenamiento,
reglamentos de seguridad, instructivos de tiro por sector y tipos de desencadenamiento.
Está anexado a un decreto municipal con el cual forman un solo documento. El PIDA debe
exponer de forma clara y concisa las disposiciones tomadas para que el desencadenamiento
sea lo más eficaz posible y permita garantizar la seguridad, tanto de los usuarios como de los
encargados de tiro. Mediante un mapa proporciona la localización precisa de las avalanchas
que se van a desencadenar y sus correspondientes puntos de tiro. Es la pieza esencial del PIDA.
En efecto, permite señalar con números las avalanchas o cornisas que se van a desencadenar
en su extensión máxima previsible así como los puntos de tiro previstos, la zona prohibida
durante la operación de desencadenamiento, el itinerario ida y vuelta de los equipos de
desencadenamiento, los remontes mecánicos, eventualmente utilizados o cerrados, las
ubicaciones de las instalaciones fijas (Catex, Gazex), la ubicación de los vigías, de los depósitos
de explosivos, de las descargas de helicópteros. El PIDA debe prever la lista de las personas
implicadas en las operaciones de desencadenamiento con sus responsabilidades y sus
calificaciones, nombra al director de operaciones y su suplente encargados de la decisión de
desencadenar y de la coordinación de los trabajos, proporciona la lista de equipos de
artificieros con sus calificaciones.

El PIDA, ¿cómo? Instructivos de tiro, personal y técnicos.

En realidad, el objetivo del PIDA es únicamente entregar el plano de las operaciones previstas
y no su detalle que se encuentra en el reglamento de tiro. El reglamento de tiro, establecido
por el director de operaciones, define el rol de cada una de las personas que participan en las
operaciones de desencadenamiento.
Precisa los límites de la zona prohibida al público y los medios mediante los cuales se vigilará y
prohibirá su acceso al público. Además, define las medidas de prevención y las condiciones de
intervención de los artificieros encargados del desencadenamiento, las cargas de explosivos,
accesorios de tiro y materiales del artificiero utilizados para el desencadenamiento, organiza la
contabilidad y el control de uso de los productos explosivos, determina en cada caso la técnica
de tiro, la cantidad de explosivos, la forma de cargar, los pasos a seguir en caso de fallar u otro
incidente.
Finalmente, prohíbe a todos los ejecutores conservar explosivos o detonantes después de la
operación y como regla el retorno y entrada al depósito. El reglamento de tiro se deposita en
la alcaldía y en la prefectura y se entrega un ejemplar al personal del equipo de
desencadenamiento. El director de operaciones designado en el PIDA es responsable de la
conservación, del transporte y de la manipulación de los explosivos y de los diferentes
materiales utilizados durante el desencadenamiento.
Debe estar habilitado para el empleo de explosivos, establece reglamento de tiro e informa al
alcalde. Supervisa el trabajo de los encargados de tiro y entrega las instrucciones necesarias
para el buen desarrollo del desencadenamiento. En caso de incidente, toma las medidas
necesarias para garantizar la seguridad de todas las personas que participan y del público.
Los encargados de tiro (botafuegos) están a cargo de la manipulación efectiva de los
explosivos. La reglamentación actual impone a todo botafuego, es decir a todo trabajador que
efectúe o supervise operaciones de manipulación de productos explosivos, tener un CPT,
haber adquirido práctica suficiente para la manipulación de explosivos y haber obtenido la
habilitación del prefecto.
La habilitación sólo es válida durante el período en el cual el botafuego ejerce sus funciones al
servicio del mismo empleador o aporta su ayuda a una misma persona natural o jurídica.
También debe contar con un permiso de tiro entregado por el jefe del establecimiento que
precisa entre otros las opciones del CPT que tiene el encargado de tiro, los tiros autorizados y
la duración del permiso.
Una vez establecido el marco reglamentario, veamos las diferentes técnicas de
desencadenamiento y los diferentes medios disponibles para que los profesionales puedan
“desbaratar” las avalanchas.
Métodos de protección contra avalanchas

Las avalanchas son riesgos naturales importantes en las regiones montañosas. Con el fuerte
crecimiento económico, el desarrollo de las explotaciones mineras y de los centros de esquí,
las regiones de montaña se han vuelto muy atractivas y los riesgos naturales ya no involucran
sólo a los pocos habitantes que ahí vivían.

Las avalanchas pueden volverse muy destructivas e interrumpir la circulación desde algunas
horas hasta varios días. Estos riesgos se vuelven cada vez menos aceptables, por una parte por
la pérdida de vidas humanas y por otra parte por los daños económicos. Andes Líderes les
ofrece un resumen de las diferentes soluciones que existen para prevenir avalanchas y limitar
su impacto.

Preparación antes de la temporada, para obras de protección

Una vez que se identifican y cartografían las zonas de riesgo y antes de las primeras nevazones,
es posible realizar trabajos preventivos que pueden limitar incluso eliminar los efectos de las
avalanchas. Existen varias soluciones, esencialmente protecciones activas y obras que
dependen de la ingeniería civil.
El objetivo de las protecciones activas es fijar y estabilizar el manto de nieve en la zona de
inicio. Este tipo de protección se utiliza a menudo en pendientes fuertes, entre 30º y 45º. Las
superficies tratadas pueden ser muy amplias, ya que las zonas de inicio a veces son muy
extensas. Se pueden nombrar varias técnicas. Estas pueden modificar la superficie del suelo,
pueden actuar sobre la repartición de la nieve gracias a la acción del viento, en fin, pueden fijar
el manto de nieve mediante obras.
En el primer caso, para reducir el riesgo de desencadenamiento de una avalancha, es posible
aumentar la rugosidad del suelo. El método más habitual es la reforestación de las zonas, la
remodelación del suelo, la modificación del perfil del terreno o incluso la purga de rocas
inestables.
En el segundo caso, se trata de realizar obras que actúen sobre la repartición de la nieve. La
acción del viento es un elemento importante en la constitución del manto de nieve. Puede
provocar un aumento en el espesor de la nieve y esta carga puede llevar a un
desencadenamiento de avalancha. Por otro lado, la fuerza del viento puede usarse para
desplazar el depósito de nieve de las zonas en pendiente y peligrosas, hacia zonas que lo sean
menos, con el fin de evitar el riesgo de avalancha. La valla para nieve es la estructura más
utilizada. Se trata a menudo de una valla de metal o madera vertical, con largueros
horizontales de 4 a 5 metros. El sistema situado frente al viento aporta una fuerte
perturbación en el paso del aire, lo que permite modificar las formas de depósito.
En el último caso, las obras para fijar la nieve en el lugar son las obras más clásicas. Existen dos
categorías de estructuras: las estructuras rígidas compuestas por rastrillos y las estructuras
flexibles compuestas por redes.
El rastrillo es un tablero de madera o metal, con largueros, dispuesto perpendicular al terreno.
Es la estructura más utilizada en Francia. Los rastrillos se instalan a menudo en línea continua
en una gran distancia. En caso de un terreno compacto, se recurre a las pantallas de redes de
protección. Compuestas por una estructura flexible, se instalan en zonas de inicio impidiendo
así la ruptura del manto de nieve formando obstáculos de retención. Este tipo de estructuras
se recomienda para pendientes fuertes, entre 70 y 120%. Constituidas por redes de cables
metálicos, las pantallas de redes de protección contra las avalanchas están sostenidas por
postes y la base de las redes a menudo está fija al terreno. Según el deseo del cliente, también
es posible reforzar la estructura mediante una reja metálica. Se integran bien al paisaje y por
su estructura flexible, también pueden absorber las caídas de piedras de baja energía.

Obras de ingeniería civil.

Para luchar eficazmente contra las avalanchas, esencialmente para proteger las rutas
principales y viviendas permanentes, también es posible construir obras de ingeniería civil. Se
trata aquí de obras de protección permanente que no pueden desplazarse, a diferencia de los
rastrillos, redes o vallas para nieve. Existen principalmente dos tipos de obras: obras de desvío
y obras de frenado o detención. El primer tipo, se trata a menudo de cobertizos antiavalanchas
que forman un trampolín sobre la vía de acceso. El techo del cobertizo que forma un ángulo
importante con la vertiente de la avalancha, permite así dejar pasar y frenar la avalancha a la
vez. Se pueden también construir diques para orientar o reducir la fuerza y la velocidad de las
avalanchas. Para frenar y detener una avalancha, se recurre también a montículos, a menudo
en redes así como a muros o diques en piedra o tierra que detienen el fin de la avalancha. La
zona de depósito es la última etapa de protección, es un gran terreno poco abrupto para
frenar y almacenar la avalancha.
En Chamonix, la municipalidad decidió construir un inmensa obra antiavalancha que integra
todas las obras citadas anteriormente, permitiendo hacer frente a una avalancha de cerca de 2
millones de m3. Construida en tierra y hormigón, permite detener y contener la avalancha
plurianual de Taconnaz.
El desencadenamiento preventivo: seguridad garantizada

El desencadenamiento preventivo de las avalanchas consiste en provocar voluntariamente una


avalancha mediante un medio artificial con el fin de suprimir el peligro que representa. Así, en
presencia de una pendiente cuyo manto de nieve se juzga inestable, el desencadenamiento
artificial permite suprimir el peligro latente provocando su inicio, escogiendo al mismo tiempo
el instante. Entonces, es posible tomar las medidas de seguridad necesarias para que ella
descienda sin provocar ni daños, ni accidentes: así ya no constituye ningún riesgo.
Generalmente, los desencadenamientos artificiales son provocados por una explosión sobre el
manto de nieve. La onda de choque debida a la explosión puede romper la placa de nieve y
desencadenar una avalancha.
Para purgar sistemáticamente las zonas de inicio, existen diferentes técnicas, diferentes
equipos ya sea a gas, ya sea mediante explosivos.
En el caso de los primeros, la empresa TAS, filial del grupo francés MND, se ha especializado en
el desarrollo de soluciones a gas para el desencadenamiento preventivo de las avalanchas.
Lanzados en 1988 los Gazex luego los Gazflex son sistemas de desencadenamiento preventivo
de avalanchas a distancia, cualquiera sean las condiciones climáticas, liberándose de los
problemas relacionados con el almacenamiento y manipulación de explosivos. Se trata de una
obra fija. Es la explosión de una mezcla gaseosa oxígeno/propano al interior de un explosor
específicamente estudiado y posicionado al inicio de una zona de riesgo que provoca la
avalancha.
Los explosores están conectados a una central de gas en la cual están almacenadas las reservas
para toda la temporada. La energía de la explosión provoca así una onda de choque que
desencadena la avalancha.
Con un radio de acción de 90 m, estos sistemas son particularmente eficaces. Siempre en
búsqueda de la innovación en este sector, la empresa TAS también creó el sistema
DaisyBell, una solución aérea y móvil de desencadenamiento preventivo de las avalanchas.
Transportado por un helicóptero, permite proteger diferentes sitios con una misma solución.
El principio es simple. En vuelo estacionario entre 3 y 10 metros sobre el corredor, Daisybell
genera una explosión de una mezcla de hidrógeno/oxígeno contenido en un balón metálico de
forma cónica. Debido a su autonomía y a su movilidad, este sistema permite una sucesión de
tiros en varias zonas geográficas. Además de la movilidad del transporte en helicóptero, TAS
ofrece también el producto O’Bellx. Este sistema está constituido por un pié vertical y un
módulo técnico completamente autónomo en gas y en energía, ya que es recargable por
paneles solares. En verano se almacena y prepara en el valle, en invierno se transporta en
helicóptero y es comandado a distancia desde la misma base que los Gazex y los Gazflex.
Así puede asegurar una temporada entera de desencadenamientos con sólo un balón de cada
gas. Aquí el principio de funcionamiento también es simple: una explosión, una onda de
choque, el desencadenamiento de una avalancha. Particularidad de esta solución: el módulo
es libre de sus movimientos verticales durante la explosión, lo que limita los esfuerzos
generados y entonces la amplitud de las fundaciones: trabajos a menor costo.

El desencadenamiento preventivo mediante explosivos

Históricamente, el desencadenamiento preventivo de las avalanchas se realiza mediante


explosivos. Clásicamente, los pisteros socorristas que trabajan en el desencadenamiento de
avalanchas utilizan esta técnica. Simple y poco costosa, basta entonces utilizar cargas
explosivas que se pueden ya sea lanzar ya sea dejar deslizar sobre la nieve. Ellas son entonces
activadas por un detonador eléctrico o pirotécnico conectado a una mecha lenta cuando el
pistero socorrista está situado cerca de la zona de inicio de una avalancha.
También es posible utilizar material de uso militar y desviarlo de su uso principal. Así, se han
utilizado cañones, lanzaproyectiles o incluso morteros para desencadenar avalanchas a
distancia y de manera preventiva.
Para prevenir riesgos de avalancha, la sociedad Lacroix creó el “Avalancheur”. Sistema
neumático, permite un desencadenamiento en diferentes corredores a partir del mismo
punto. Con gran alcance, puede enviar una flecha de nieve a 2.000 metros de distancia según
la presión al momento del disparo. Concebidos para explosionar sobre el manto de nieve, las
flechas de nieve transportan 2,2 kg. de explosivo líquido constituido por dos componentes no
peligrosos para el transporte, el almacenamiento y las manipulaciones. Además, este explosivo
se vuelve inactivo después de 48 horas, reforzando así la seguridad en caso de fallar el tiro.
Siempre utilizando explosivos, la sociedad Montaz Equipement creó el Catex, cable
transportador de explosivos. El principio del Catex es simple: los explosivos son transportados
a través de un cable de varios kilómetros que circula por torres sobre corredores de avalancha
hasta el punto de tiro. El artificiero puede entonces iniciar los tiros, hasta cinco disparos
simultáneos. Gracias al sistema TDR, tiro radiocomandado, los artificieros manejan los
disparos. Pueden disparar cuando lo desean. Después de enganchar la carga a un cilindro
blindado, ésta se sigue en la pantalla de un telecomando que tiene un alcance de cinco
kilómetros. El disparo también se hace a distancia, lo que permite mejorar la seguridad de
todos: artificieros, esquiadores, trabajadores que podrían encontrarse en la zona de
desencadenamiento de avalancha justo antes del disparo.
Ya sea mediante desencadenamiento preventivo o mediante implantación de obras, existen
diferentes medios para proteger los dominios esquiables Una vez que se identifican las zonas
de riesgo, hay que recurrir al savoir-faire de empresas cuya especialidad es la lucha contra las
avalanchas.

Evaluación de la prevención

Las minas

Confrontadas a la problemática de las avalanchas, las minas tratan de mantenerse en


operación los 365 días del año, cualquiera sean las condiciones de nivología, protegiendo al
mismo tiempo a hombres y equipos de los riesgos inherentes a las avalanchas.
El desencadenante preventivo (Gazex, Avalancheur y Catex) se ha desarrollado mucho. La
ingeniería civil anti-avalanchas está implicada, pero todavía padece de falta de toma de
consciencia y de competencias locales. Con respecto a sistema de rescate, el Recco se está
implantando progresivamente como herramienta obligatoria (pero no suficiente) para los
mineros, ya que no requiere ni mantenimiento, ni baterías, ni puesta en marcha. Los grupos de
rescate en general están equipados con ARVAS, pero a veces muy antiguos. Existe verdadera
falta de formación del personal de rescate en cuanto a la búsqueda de víctimas de avalanchas.

Las rutas

Considerando la dimensión de las montañas y la longitud de los itinerarios expuestos, el


desencadenamiento preventivo es impensable financieramente, salvo en lugares muy
puntuales. Por lo tanto, desde hace décadas, se ha insistido en los túneles anti-avalanchas, los
deflectores y los diques de contención.
Se observará que no siempre se ha aprendido la lección de los eventos dramáticos ocurridos
en el pasado y que las infraestructuras a veces se reconstruyen en el mismo lugar, sin mayor
precaución.
Los equipos de rescate no están actualmente equipados para la búsqueda en avalancha.
Las estaciones de esquí

Lado chileno

las estaciones de esquí cercanas a Santiago tienen pocos antecedentes dramáticos


relacionados con avalanchas (el sector de Santa Teresa en El Colorado es sin embargo
escenario habitual de grandes avalanchas).
En estas estaciones se realizan desencadenamientos preventivos con tiro manual.
En Portillo, más expuesto, se cuenta con tiros manuales y un sistema de detección Recco.
Las estaciones al sur de Santiago a veces están equipadas con ARVA, pero no todas.

En Argentina

Las Leñas (Mendoza) da la impresión de ser pionero. Muy expuesto a las avalanchas, este
centro de esquí tuvo que aprender a manejar este problema. Allí encontramos un
Avalancheur, CATEX, Gazex y se efectúan tiros manuales. La estación dispone de dos
detectores Recco y todos los pisteros-socorristas están equipados con ARVAS.

Penitentes

(Mendoza) con sus propios medios esta estación enfrenta un relieve propicio para las coladas.
Dos personas están exclusivamente a cargo de analizar y de manejar el riesgo de avalancha
con tiros manuales. El centro de esquí dispone desde 2011 de un sistema de detección Recco y
de ARVAS de última generación.

En Chapelco y Cerro Bayo

(Neuquén), los pisteros-socorristas están equipados con ARVAS desde hace algunos años, pero
estas estaciones no disponen ni de la posibilidad de tiros preventivos ni de sistema de
detección Recco.

En Cerro Catedral (Río Negro)

los pisteros-socorristas disponen de ARVAS y desde hace 3 años de un detector Recco. Un


Avalancheur americano fue comprado hace dos años, pero las dificultades de importación de
las flechas explosivas hasta ahora no han permitido usarlo.
En Cerro La Hoya en Esquel (Chubut), todos los pisteros-socorristas están equipados y
formados en la búsqueda ARVA y en el sistema Recco del cual disponen desde el año 2010.
No se efectúa ningún desencadenamiento preventivo si no es cortando las pendientes o
provocando la ruptura de cornisas.

Desgraciadamente no existe obligación legal de estudio de riesgo de avalancha en lo que


respecta a implantación de infraestructuras en montaña (Remontes mecánicos, refugio,
restaurante en altitud, centro de producción industrial...).
Sin embargo, la historia cuenta con muchos ejemplos, a veces dramáticos, de obras destruidas
por las avalanchas (ver historial). En consecuencia hay que manejar el problema con los
medios disponibles.

Cuando ocurre una tragedia


Pala, Sonda, Detector de Víctima en Avalancha: tres indispensables.

Estadísticamente la posibilidad de salir vivo de una avalancha se reduce a 15 minutos. El


brusco descenso en la probabilidad de supervivencia, observado en el plazo comprendido
entre 15 y 45 minutos de sepultada la víctima, demuestra que todo se juega en 30 minutos, de
donde la importancia del rescate inmediato. Durante mucho tiempo, los medios para
encontrar a una persona totalmente sepultada se limitaron a los perros de avalancha y a las
sondas. Estas dos técnicas permiten localizar a una víctima que no lleva ningún dispositivo
particular de ayuda para su localización. Estas dos técnicas sólo pueden ser implementadas por
socorristas externos, y habitualmente, sólo permiten encontrar víctimas fallecidas. Las técnicas
basadas en el uso de aparatos emisores-receptores (DVA) han tenido un importante desarrollo
durante las últimas tres décadas. El conjunto DVA-sonda-pala es actualmente el equipo más
competitivo para responder tanto a la exigencia de autonomía como a la de rápida
intervención.

DVA: ¿Cómo funciona?

Para poder encontrar a una víctima bajo una avalancha con ayuda de un DVA, es necesario
que la víctima esté equipada, y que el aparato esté en posición de emisión. En presencia de
una colada de nieve o una avalancha, principalmente si se encuentran rastros (esquís,
raquetas...), se debe pasar al menos uno de los DVA del grupo en modo "recepción" para
asegurarse que no hay personas (equipadas con DVA) enterradas allí. Los DVA se distinguen
esencialmente por su modo de búsqueda y las funciones asociadas: los más básicos emiten
una señal sonora cuya intensidad evoluciona en relación con la potencia de la señal recibida,
que depende de la proximidad al aparato emisor y de la orientación del aparato receptor. La
visualización de estos datos en la pantalla del aparato permiten acelerar la búsqueda de las
víctimas y por lo tanto su liberación. La búsqueda de víctimas de avalancha con ayuda de un
DVA, implica un entrenamiento preciso y requiere de práctica regular.

Los métodos de búsqueda

La búsqueda se divide en varias etapas diferentes.

Acercamiento preliminar

Se trata de recorrer la zona de depósito de la avalancha en tramos sucesivos en todo su ancho


para captar una primera señal de emisión. Búsqueda: A partir del momento en que se detecta
una primera señal, indicando la presencia de una víctima a algunas decenas de metros, existen
dos métodos de búsqueda.

La búsqueda en cruz

Efectuada imperativamente con el aparato en posición vertical. Recorrer una línea recta para
encontrar el lugar donde la señal es más potente. Dejar atrás ese punto para sentir que la
señal disminuye y volver hacia atrás en caso de duda. En el punto donde la señal es más
potente, seguir una nueva línea recta, perpendicular a la anterior, en una dirección aleatoria.
Buscar de nuevo en esta línea el punto donde la señal es más potente, y así sucesivamente,
hasta converger hacia la zona de máxima emisión. Cada vez que nos acercamos, la señal se
vuelve más potente.
La búsqueda direccional: Efectuada imperativamente con el aparato en posición horizontal.
Con los brazos extendidos y el aparato frente a sí, girar hacia cada lado ubicando el lugar
donde la señal desaparece, a la derecha y a la izquierda. Avanzar en el eje ubicado
exactamente en medio de estos dos ángulos. Después de algunos metros, cuando la señal
varía, recomenzar la maniobra, pensando en bajar regularmente el nivel sonoro del aparato
para trabajar siempre “con el nivel audible más bajo”.

Búsqueda final

Cuando la señal de emisión está casi en el máximo, la búsqueda final permite localizar el lugar
preciso donde insertar la sonda para un primer contacto con la víctima.
En un contexto en el cual cada segundo puede ser vital, la sonda de nieve y la pala son
complementos indispensables del DVA, para situar en forma precisa un cuerpo sepultado, y
para desenterrarlo rápidamente. La liberación de la nieve con otros medios, tales como las
manos, las espátulas de esquí o las raquetas, es muy ineficaz. Es necesario considerar
alrededor de 40 minutos para liberar a una persona cubierta por 1,5 metros de nieve. Además
de contar con el conjunto DVA/Pala/Sonda (DPS) y dominar su uso, hay que dominar las
acciones de primeros auxilios para enfrentar las consecuencias más habituales de las
avalanchas: politraumatismos, hipotermias, urgencia cardio-respiratoria, etc.

Recco

El sistema Recco es un complemento para el sistema DVA para la localización de las víctimas
de avalancha mediante los equipos de rescate organizados. Está compuesto de 2 partes:

 el Detector Recco utilizado por los equipos de rescate para la localización de


esquiadores sepultados y equipados con reflectores Recco.

 los Reflectores Recco que se integran en serie en los equipos de los esquiadores,
vestimentas, calzados, cascos y protecciones, y permiten una rápida localización.

El sistema Recco no permite que los compañeros socorran a una víctima, pero entrega a los
socorristas un medio adicional de localización eficaz. Permite el equipamiento sistemático de
los esquiadores y funciona permanentemente, sin necesidad ni de batería ni de puesta en
marcha.
Una avalancha de formaciones
Del lado argentino, una formación ANENA a inicios de los años 80 en Bariloche, estableció las
bases del conocimiento moderno en términos de avalanchas.

Retomando estos conceptos, desde hace varios años los Clubes Andinos de Bariloche o de
Mendoza, o las escuelas de guías (AAGM, AAGPM) o de esquí (ADIDES) organizan formaciones
locales para sus miembros. Algunas formaciones norte americanas (AAA) fueron ofrecidas por
un americano que vive en Argentina (Erik Sweet).
En Chile, tenemos más o menos el mismo panorama también con formaciones puntuales
basadas en el modelo canadiense (CAA). Se han realizado dos formaciones ANENA en Chile.
Una en 2008, bajo la dirección de Didier Legall, entonces Director de la ANENA, y otra en 2011,
en colaboración con la ENAM (Escuela Nacional de Andinismo y de Montaña), bajo la dirección
de François-Xavier Ciercos.

Desde 2008, PreVentura ofrece en Argentina y en Chile formaciones abiertas tanto para
profesionales, como para aficionados basándose en formaciones francesas. Por cierto, estas
formaciones son reconocidas por la FFME (Federación Francesa de la Montaña y de la
Escalada) y la ANENA (Asociación Nacional de Estudio de la Nieve y de las Avalanchas).

Nivel I Nieve y Avalanchas

El objetivo de esta formación es formar en la prevención (método 3x3 de Werner Munter) y en


el rescate de una sola víctima.

Nivel II Nieve y Avalanchas

Esta formación tiene por objeto formar líderes con capacidad para decidir un itinerario y
socorrer eventualmente a varias víctimas.
Estas formaciones sirven de prerrequisito para formaciones profesionales desarrolladas en
acuerdo con la ANENA:

Observador Nivo Meteo

Esta formación tiene por objeto permitir a un observador comprender la evolución del manto
nivoso y deducir su nivel de riesgo. En septiembre último se realizó una formación en
Penitentes (Argentina) y otras deberían iniciarse este año, tanto en Argentina como en Chile.

Artificiero para avalancha


Esta formación está dirigida a pisteros socorristas o a responsables de la prevención de riesgos
para infraestructuras expuestas (minas, caminos...) y tiene por objeto aprender el manejo de
los explosivos en el marco de tiros manuales preventivos.
En septiembre pasado, se realizó una primera formación en Penitentes (Argentina), otra se
realizará en Chile en junio próximo y luego cada año tendrán lugar en forma alternada en
Argentina y en Chile.

Operador “Avalancheur”

Teniendo como prerrequisito, la formación de artificiero, esta formación tiene por objeto
formar operadores de cañones “Avalancheur”.
Una primera formación debería realizarse en junio próximo en Chile.

Operador Recco

Esta formación está dirigida a profesionales de los servicios de rescate (pisteros-socorristas,


brigadas de rescate...) que deben utilizar el sistema de detección Recco.
Ya se realizaron muchas formaciones, tanto para minas o prestadores de servicios mineros
(Pelambres, Pucará...), como para estaciones de esquí (Las Leñas, Bariloche, Penitentes La
Hoya...)

Guía de Perro de avalanchas

Prevista para la temporada 2012, la formación de guía de perros, está destinada a formar
binomios Perro/Guía aptos para intervenir de manera eficaz dentro de un dispositivo de
socorro en caso de avalancha. Formaciones Niveles 1 y 2 se realizan durante toda la
temporada, tanto en Argentina como en Chile.

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