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UNIVERSIDAD CATOLICA DE LA SANTISIMA CONCEPCION

Facultad de Comunicación, Historia y Cs. Sociales


Licenciatura en Historia
América Precolombina y Conquista
Profesor Dr. Marcelo Jara Román

Índice
Págs.
Introducción…………………………………………………………………………….. 3 - 4

Capítulo I – Orígenes Remotos y Divinos………………………………………………5 - 7

Capítulo II – Los Centros Ceremoniales……………………………………………… 8 - 11

Capítulo III – El Arte Religioso………………………………………………………..12 - 14

Capítulo IV – Aspectos Enigmáticos y Sobrenaturales………………………………15 - 19

Capítulo V – El Panteón Olmeca………………………………………………………20 - 22

Capítulo VI – Los Rituales Ancestrales……………………………………………….23 - 25

Capítulo VII – Expansión e Influencia en Mesoamérica…………………………….26 - 29

Capítulo VIII – El Legado de la Cultura Madre……………………………………..30 - 31

Conclusión………………………………………………………………………………32 - 33

Anexos: Galería Fotográfica………………………………………………………….. 34 - 35

Bibliografía Consultada y Linkografía…………………………………………………….36

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Introducción
La religión es el componente existencial, moral y espiritual del ser humano que lo provee
de creencias y costumbres arraigadas en lo sagrado o en lo divino. En esta investigación
abordaremos el ámbito de la religiosidad y el culto de la mitología desde el punto de vista de
los Olmecas1. El primer ente civilizador de Mesoamérica, un pueblo que hasta nuestros días
no habría sido conocido de no haber sido descubiertas sus fabulosas cabezas colosales.
En primer lugar, conviene ubicarnos en el ámbito geográfico espacial de esta cultura
precolombina. La cultura Olmeca se desarrolló en los estados mexicanos de Veracruz y
Tabasco, limitados por el Golfo de México y las serranías del sur de dicho país. Su etapa de
formación y crecimiento se calcula entre el 1200 al 200 A.C, aproximadamente2. La zona de

1
La cultura Olmeca fue descubierta en la segunda mitad del siglo XIX. En 1862, el viajero mexicano José María
Melgar y Serrano descubrió, fortuitamente, en Hueyapan de Mimendi (Santiago Tuxtla, Veracruz), el primer
monumento Olmeca: una cabeza colosal. En los años 1920, FransBlom de la universidad de Tulane descubre el
sitio arqueológico de La Venta,en el estado de Tabasco, pero erróneamente asigna las ruinas a los mayas. Al
final de los años treinta, el arqueólogo norteamericano Matthew Stirling, del instituto Smithsoniano de
Washington, lleva las primeras excavaciones detalladas de algunos sitios Olmecas de la costa del Golfo como
San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes. Durante los años cuarenta, Miguel Covarrubias y Alfonso Caso afirman
que la cultura Olmeca es antigua y constituye la "cultura madre" de Mesoamérica. A partir de los años 1950, la
antigüedad de los Olmecas es confirmada por métodos de Carbono 14. La cultura Olmeca aparece como un
conjunto multiétnico y plurilingüístico que se extiende sobre la mayor parte de Mesoamérica desde 1200 hasta
500 a. C.

2
Aunque los primeros elementos de inicio cultural fue hacia el 2300 A.C. Iniciándose con la introducción de la
cerámica en Mesoamérica, se sabe que el inicio de la cultura fue cerca del 1500 a.C. siendo separado en tres
etapas, el imperio Olmeca I (1500-1200 A.C) que fue cuando se iniciaron su andadura. Con pequeñas aldeas
costeras que practicaban una agricultura incipiente y mantenían el importante aporte de la caza y recolección.
El periodo Olmeca II(1200-400 A.C), que comprende a San Lorenzo como su centro más antiguo, la que fue
destruida en torno al año 900 A.C y sustituida por la Venta. Esta fue una ciudad muy importante. Ya que influyó
en el desarrollo urbanístico de América central durante siglos.
El periodo Olmeca III (400-100A.C) se caracteriza por su marcada decadencia, ubicado en los centros de tres
zapotes y cerro de las mesas y que reflejan ya las influencias de otras dos culturas: la Teotihuacán y Maya, los
que comenzaron su expansión en la era Cristiana.

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carácter húmedo, ríos, lagunas y enormes pantanos es a lo que cualquier Olmeca estaba
acostumbrado a vivir a diario. Era un terreno muy favorable para la agricultura, ya que las
lluvias abundantes permitían la crecida de los ríos, los cuales fertilizaban las tierras, esto
permitía a su vez que se pudiera cultivar el maíz, el frijol y la calabaza, principal sustento de
los grupos mesoamericanos. Por lo tanto podemos deducir que los Olmecas fueron una
civilización que sobrevivía gracias a la agricultura, aunque hoy también se sabe que fueron
cazadores y que se dedicaban a la pesca como también a la captura de mariscos.
Los Olmecas, ocuparon un territorio de unos 18.000 kilómetros y abarca desde las montañas
de los Tuxtla, por el occidente, hasta la depresión de la Chontalpa, al oriente y es una región
de notables depresiones geológicas y ecológicas. Por lo tanto podemos deducir que los
Olmecas fueron una civilización que sobrevivía gracias a la agricultura, aunque hoy también
se sabe que fueron cazadores y que se dedicaban a la pesca como también a la captura de
mariscos.
Cabe mencionar la metodología de investigación ocupada en la realización de este
informe. Para una mejor comprensión e interpretación del presente texto, se ha dividido en
ocho capítulos. Cada uno corresponde a tocar las diferentes temáticas que se desglosan a
continuación: Origen misterioso de los Olmecas, los Centros Ceremoniales de San Lorenzo,
La Venta y Tres Zapotes, el Arte religioso, Aspectos Enigmáticos y Sobrenaturales orientados
a su cosmovisión, el Panteón Olmeca, los Rituales Ancestrales, su Influencia al resto de
Mesoamérica y finalmente, el Legado de la llamada Cultura Madre.
Además como una forma de apreciar y entender el contexto histórico y religioso, se
anexan imágenes del arte representativo al cual se hace mención, acompañado de citas
bibliográficas y linkografía de sitios informativos de interés para que el lector se interiorice
aún más sobre los Olmecas.

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Capítulo I
Orígenes Remotos y Divinos

Tan sólo al inspeccionar y fijarse en los detalles del arte Olmeca en sus representaciones
nos da cuenta de una diversa mezcla de elementos antropológicos. Cascos de piel, labios
gruesos y narices anchas, símbolos inequívocos del tipo negroide. Es entonces cuando surge
la interrogante: ¿Vinieron africanos a América antes que Colón? Si bien los eruditos en el
tema lo descartan, es incuestionable la forma en que los Olmecas se retrataban, incluso hay
rasgos orientales de ojos almendrados y de fisonomía europea en sus quijadas.
Los Olmecas fueron difusores de civilización en Mesoamérica y obviamente no surgieron
por generación espontánea hace 3000 años.
José León Cano comenta en su libro El vuelo de la Serpiente, que las mismísimas cabezas
colosales podrían indicar que dentro de los Olmecas existieran dirigentes negros, asociados a
un conocimiento escultórico de primer orden. ¿En qué se sustenta? El antropólogo de la
Universidad Rutgers, Ivan Van Sertima publicó un texto donde afirma la influencia africana
en el lenguaje de algunos pueblos precolombinos tanto de Mesoamérica como Sudamérica. Al
profundizar en el hecho, Sertima llegó a la conclusión de que viajeros procedentes de África
descubrieron América con el objeto de impulsar lazos comerciales de plata y bronce con los
nativos amerindios3.
Este autor traza paralelos entre las estatuas Olmecas y las del Antiguo Egipto, India, China
y las Islas del Pacífico; vínculos que según afirma Sertima, no son mera coincidencia. Esto
debido al quizuo como costumbre mundial.

3
José León Cano afirma con toda certeza que los africanos poseían conocimientos náuticos. Incluso asegura la
presencia de marinos y capitanes negros dentro de la marina egipcia a partir de la XIX dinastía. No tan sólo eso,
sino que además incursiones de piratas africanos en la Irlanda precristiana y a lo largo de la costa occidental
africana en tiempos medievales cuando el europea siquiera se atrevía a navegar apegado a las costas del
Mediterráneo.

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La postura quizuo es la que se aprecia en estatuas o figurillas que están arrodilladas con
las manos a los costados o sobre las rodillas4. El rostro puede estar mirando hacia adelante,
hacia abajo o apenas inclinado hacia arriba. Representa algún tipo de sometimiento a un rey,
sacerdote o cualquier otra clase de autoridad. Incluso significa una extrema servidumbre pues
este personaje no posee nada con qué defenderse. La persona en la postura quizuo esta
entregando su destino en favor del castigo o la recompensa, evocando a un tipo que puede ser
decapitado o premiado como caballero en tiempos medievales5. Estas representaciones se
encuentran desde Isla de Pascua, China, Pakistán, Egipto y números emplazamientos
mexicanos.
En la región mexicana de Guerrero, restos de alfarería antigua demuestran a seres humanos de
aspectos negroides con una data de mil años antes de la era cristiana. Eso hace suponer una
posible ruta de exploración desde las costas de Guinea hasta las islas de las Antillas y de ahí a
la Península del Yucatán.
Por circunstancias que se desconocen, los africanos acabaron perdiendo su prestigio, y de
ser retratados en enormes bloques de piedra de cuarenta toneladas como máximo pasaron a la
marginalidad. Probablemente, una revuelta social conllevó a su descrédito y de la razón por la
cual cronistas señalen que ya había esclavos de color en posesión de algunos caciques locales
que no supieron decirles de dónde los habían apresado6.

4
Ver Figura 1.
5
Adecuándose al contexto Olmeca, al parecer era una postura reservada para chamanes, altos dignatarios,
embajadores u otros servidores del reino. Aquellos estarían prestando juramento a sus cargos, por lo cual sería
un símbolo de sometimiento, pero a la vez de poder. Cf, CHILDRESS, H. David, El enigma de los Olmecas y las
calaveras de cristal, Editorial Nowtilus, Madrid, 2009., p.100.
6
Esto se extrae del relato Tribus Etiopíacas de Pedro Mártir de Anglería, quien describe en 1513 el encuentro de
Núñez de Balboa con los aborígenes de Darién: “Encontraron esclavos negros a sólo dos días de distancia de
Caruaca, donde habitan negros feroces y extraordinariamente crueles. Los exploradores creyeron que durante los
tiempos antiguos los negros, quienes emigraron para robar, navegando desde Etiopía y habiendo naufragado, se
establecieron por sí mismos en aquellas montañas. Los habitantes de Caruaca sostenían peleas internas con estos

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El arqueólogo inglés Nigel Davies admite que los Olmecas pudieron ser de raza negra,
pero no afirma que hayan llegado directamente desde África, sino desde Siberia por el puente
de Beringia, provenientes de la India, la península Malaca y Filipinas con características
negroides:
“Dado que en el arte precolombino se representan características negroides, seguramente
exista una explicación más lógica de ello que no dependa de fantasías que incluyan marinos
africanos. Pueden encontrarse diversos pueblos negroides en Asia y África, y no existe una
razón para que a los menos algunos de ellos no se hayan unido a los grupos migratorios que
cruzaron el puente de Beringia que unió el noreste de Asia y el noroeste de América por
tantos milenios”
DAVIES, Nigel, Los Antiguos Reinos de México, pp. 26 – 27 de la edición en inglés, contenido en Íbid, p.112.

Cabe agregar que Davies hace alusión a que actualmente en Tabasco se puede encontrar
individuos parecidos a los de las cabezas colosales que se pueden remontar a la cultura Cham
de Camboya, país con población aborigen del tipo negroide.
A ciencia cierta, nadie sabe con seguridad de dónde provienen, pero si existen dos hipótesis
que predominan:

1. Se trataría de aborígenes americanos provenientes de Siberia como la mayoría de los


indígenas amerindios, y en ellos se habría acentuado el carácter negroide en sus genes.
2. Eran extranjeros que emigraron a la región de Olmán en embarcaciones como canoas en
un viaje transoceánico.

negros. Se esclavizaban unos a otros”. Texto contenido en la obra de CANO, José León, El Vuelo de la
Serpiente, Miraguano Ediciones, Madrid, 2002, p. 61.

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Capítulo II
Los Centros Ceremoniales

El culto religioso, que se evidencia en los centros ceremoniales, manifiesta la existencia de


un sacerdocio jerarquizado. Entre los principales dioses encontramos la tantas veces
representada deidad del Jaguar (posteriormente se convirtió en TIáloc dios de la lluvia de los
teotihuacanos). Asimismo, se han encontrado numerosos testimonios de un temprano culto a
la serpiente (anticipo de la veneración a Quetzalcóatl). Rendían culto a sus muertos. Al
parecer hubo sacrificios de niños; y existía, con carácter ritual, el juego de pelota.
Con respecto al área del pensamiento, los Olmecas asociaron con determina dos colores los
distintos rumbos de universo; dominaron disciplinas como la astronomía y las matemáticas.
A los Olmecas se les atribuye un hondo sentido de planificación. Sus centros ceremoniales
pueden ser considerados como uno de los vestigios más antiguos de una concepción de
incipiente urbanismo en Mesoamérica.
Los sitios arqueológicos más sobresalientes son: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes.

San Lorenzo, Veracruz

En la zona de San Lorenzo las edificaciones son menos abundantes. De estaúltima


provienen las más extraordinarias esculturas Olmecas (altares, estelas,cabezas colosales,
piezas de jade, etc.).En este centro Olmeca más importante entre 1150 y 850 a.C., se
encuentran varios ejemplos del culto a las montañas7. El sitio está situado en la cima de una

7
Toda montaña, y hasta los cerros pequeños, tiene cualidades sagradas. Sin embargo, en cualquier paisaje
regional ciertas montañas son consideradas más importantes por los habitantes, ya sea por sus características
físicas o por su papel en las mitologías de la comunidad. Hubo peregrinaciones para venerar algunas montañas
en particular, y a veces se les distinguió con altares o erigiendo monumentos labrados en piedra o alguna ofrenda
especial. La categoría simbólica no se limita a las montañas reales, visibles en el paisaje natural, sino que fue

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gran meseta que se eleva cincuenta metros sobre las riberas de la cuenca del río
Coatzacoalcos. Aunque la mayoría de las montañas visibles desde la meseta de San Lorenzo
son lejanas, existe evidencia arqueológica de que los Olmecas realizaban peregrinaciones
religiosas a dos de ellas. Los Tuxtlas, 50 km al norte de San Lorenzo, es visible desde el sitio.
En 1897, el topógrafo Ismael Loya descubrió una gran estatua en el volcán San Martín
Pajapan, una de las cimas más prominentes de los Tuxtlas. Esa estatua, el Monumento 1 de
San Martín Pajapan, es considerada hoy en día una de las obras maestras del arte Olmeca y su
presencia en esa montaña es una evidencia clara de que el volcán fue muy reverenciado por
los Olmecas, quienes se tomaron el trabajo de transportar la escultura de 1 200 kg hasta la
cima.
El arqueólogo veracruzano Alfonso Medellín Zenil analizó la escultura en 1968 y descubrió
que esta gran figura antropomorfa de piedra estuvo asentada en una pequeña plataforma
rectangular. En las excavaciones en el interior de la plataforma se descubrieron tepalcates
pertenecientes al Preclásico, el Clásico, el Posclásico y de la era moderna, así como cuentas
de jadeíta y parafina y cera utilizados en rituales más recientes. En su artículo “El dios jaguar
de San Martín” (1968), Medellín Zenil afirma:
“Los indígenas popolucas y nahuas, pobladores del sistema montañoso de Los Tuxtlas, y
sobre todo, los más próximos al cerro de San Martín [...] siempre supieron de la existencia de

práctica común, en la Mesoamérica prehispánica, integrarlas a los asentamientos por medio de la construcción de
pirámides o “montañas artificiales”. En los registros arqueológicos hay ejemplos de representaciones de
montañas a escala; uno de ellos son las efigies de volcanes en los patios de casas excavadas en Tetimpa, Puebla,
del Preclásico Tardío, excavados porGabriela Uruñuela y Patricia Plunket.En Mesoamérica, las creencias
respecto de las montañas y sus espíritus podrían remontarse, tal vez, a los periodos Paleoindio y Arcaico. La
evidencia arqueológica irrefutable más temprana de veneración a las montañas proviene del Preclásico. En este
artículo nos ocuparemos de tres tipos y escalas de montañas sagradas en el mundo Olmeca: a) montañas
naturales con restos arqueológicos que indican su importancia sagrada para los Olmecas, b) “montañas
artificiales” dentro de los asentamientos Olmecas y c) esculturas labradas en piedra que podrían representar
montañas sagradas. Nuestros ejemplos provienen de San Lorenzo, Veracruz; La Venta, Tabasco, y Chalcatzingo,
Morelos, sitios del Preclásico, o de sitios cercanos a ellos.

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una escultura prehispánica a la que nombraban Chane, ‘el chaneque’ o nuestro ‘padre San
Martín’[...] es algo que se respeta, se teme, se propicia y se venera”. Los restos arqueológicos
de la plataforma en la cima de San Martín Pajapan demuestran que tanto la estatua como la
montaña fueron reverenciadas desde hace miles de años. Medellín Zenil, preocupado por la
conservación de la escultura, la trasladó hasta el Museo de Xalapa al terminar sus
investigaciones.

La Venta, Tabasco
Es el más grande de los centros Olmecas. Se encontraba situado en una isla,en una región
pantanosa formada por el río Tonalá, como a 15 km. de sudesembocadura en el Golfo.
Entre los vestigios encontrados, según los arqueólogos, se observan nuevasformas de
producción de la cerámica. Prueba de ello son las vasijas y lasfiguras, con la frecuente
representación del jaguar o de distintos rasgos delmismo: garras, belfos, manchas. A través de
las figuras de cerámica conrepresentaciones humanas podemos conocer sus tipos étnicos,
además desaber cómo se vestían y ataviaban. Fisonómicamente parecen haber sido depequeña
estatura, de cara redonda, ojos oblicuos y nariz chata.
Probablemente existió una jerarquía social y diversas formas de distribucióndel trabajo.En las
aldeas más antiguas tenían lugar distintas formas de ceremonia. Aellas aluden algunas figuras
con máscaras, otras de jugadores de pelota, bailarines, y músicos con distintos instrumentos.
Los centros ceremoniales de mayor antigüedad son Río Chiquito y San Lorenzo.
Perfeccionaron el instrumental que empleaban: utilizaban ya las hachas deserpentina para
desmontar las tierras de cultivo; así como otros utensilios quehicieron posible el tallado de
jade y de la piedra en general (arte característicode los Olmecas).
En la región donde el centro ceremonial de La Venta apareció, existió unconjunto de
construcciones acertadamente planificadas. La agrupación demayor importancia está

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compuesta por una gran pirámide y otras edificaciones(hechas de barro), así como por
montículos que dan lugar a dos plazas.

Tres Zapotes, Veracruz


El centro Olmeca de Tres Zapotes se encuentra situado en las colinas aledañas del río
Hueyapan, en el estado de Veracruz. Al parecer, dicho centro tuvo dos florecimientos: el
primero, contemporáneo alde La Venta; y el segundo, posterior al abandono y destrucción de
esta última.Se han logrado, asimismo, importantes hallazgos de cerámica, trabajos de jade,
dos cabezas colosales de rasgos negroides y esculpidas en basalto. En este centro se encuentra
la que se conoce como “Estela C”. En ella ha podido leerse la inscripción calendárica
considerada como la más antigua en Mesoamérica. Se trata de una inscripción, expresada al
modo de la “cuenta larga”, cuyo uso se generalizó después entre los mayas del periodo
clásico. Dicha estela ha permitido importantes deducciones, como la afirmación deque las
primeras formas de calendario y de escritura en Mesoamérica se debieron a los Olmecas
desde varios siglos antes de la era cristiana.
Walter Krickeberg manifiesta que en ninguno de estos tres lugares hay edificios de marca
mayor. Consisten en lo general en montículos de tierra que rara vez presentan un
recubrimiento de piedras y estuco en base a conchas calcinadas y arena. Los únicos edificios
de piedra de importancia son los de la Venta, donde precisamente menos se esperaría por estar
alejada de toda cantera. Una ciudad que según el diseño del olmequista Covarrubias, apenas
es visible bajo los árboles y la espesa maleza en la que se apoya una ancha terraza. No
obstante, a Tres Zapotes, se le debe la primera aparición de una cabeza colosal con la altura de

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80 metros y un perímetro de 5,5 metros, descrita en 1871. Desde aquel entonces hubo un
“redescubrimiento” aún más gigantesco que ese monumento8.

Capítulo III
El Arte Religioso

Tradicionalmente y desde los primeros momentos del estudio de la civilización Olmeca ha


sido puesta de relieve la importancia del jaguar9 como tema central de su iconografía y, por lo
tanto, como elemento primordial dentro del mundo de las creencias. Es indudable que existen
toda una serie de rasgos determinantes del estilo que han sido puestos en relación con el gran
felino: boca trapezoidal de comisuras caídas, grueso labio superior frecuentemente con
poderosos caninos, cejas flamígeras, cráneo hendido. Incluso la mayoría de las repre-
sentaciones antropomorfas presentan esa característica boca «Olmeca» que les da un aspecto
feroz o un tanto gruñidor.
Además de los monumentos que parecen representar la unión del jaguar con una mujer, la
importancia de un «dios jaguar» parece también evidente a la luz de una serie de hallazgos
realizados en La Venta y en San Lorenzo.
En la Venta, y enterradas en la zona del Juego de Pelota, se han encontrado tres gigantescas
máscaras hechas de mosaico de placas de serpentina y diorita. Las máscaras aparecían
enterradas ritualmente, debajo de dos metros de adobes y de una ofrenda formada por hachas
pulidas de serpentina verde colocadas en forma de cruz. El mosaico, enterrado en tierras
coloreadas, descansaba sobre una serie de pavimentos de piedras irregulares. Estas máscaras
de carácter geométrico y de forma general rectangular, muestran una especie de gran boca

8
Cf, KRICKEBERG, Walter, Las Antiguas Culturas Mexicanas, Fondo de Cultura Económica, México D.F,
1961, duodécima reimpresión 2003.pp. 382 -384
9
Revise el Capítulo IV de Aspectos Enigmáticos y Sobrenaturales en cuanto a la cosmología en este informe, p.

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alargada, una arista nasal que separa cuatro elementos identificados como ojos y están
rematadas por cuatro elementos romboidales coronados con formas de plumas. Estas
imágenes se han identificado con estilizaciones de la faz de un jaguar.
Por otro lado, uno de los más importantes centros, San Lorenzo o, mejor dicho, su trazado,
rigurosamente reglamentado y ordenado con la peculiar disposición de las principales lagunas
y montículos, ha sido interpretado como la imagen de una inmensa máscara de jaguar
estilizado, semejante en su parte central a las de los mosaicos del Juego de Pelota de La
Venta, aunque de dimensiones enormes.
El «dios jaguar» ha sido identificado como el dios de la lluvia que se conoce en tiempos
postclásicos o al menos como un antecesor del mismo. Miguel Covarrubias construyó un
esquema de la evolución de la iconografía de la máscara del jaguar hasta diversos dioses de la
lluvia, como el Chac maya, el Tajín veracruzano, el Tláloc del altiplano central mexicano, o el
Cocijo de Oaxaca. Se han relacionado además conesta supuesta primitiva deidad de la lluvia
las figuras de hombres-jaguar, servidores del dios principal a la manera de los tlaloques
tardíos o servidores del dios de la lluvia. Las ofrendas de pequeños niños-jaguar, a cargo de
adultos, tal como vemos en el altar 5 de La Venta, representarían sacrificios de niños a la
divinidad, costumbre fundamentada posteriormente en época azteca.
El elemento felino ha sido identificado también con el dios postclásico mexicano
Tezcatlipoca, como expresión simbólica del dominio del linaje real Olmeca, concepto que se
remonta probablemente hasta un temprano lazo entre jaguares y chamanes, asociación común
en el ámbito indígena americano. Hacia el 1200 A.C, tras una etapa de importancia y
predominio del chamán-jaguar, la sociedad se estratifica, una dinastía real toma el poder y los
dioses se institucionalizan, asociándose en este caso con el conservador del poder, no ya el
chamán, sino el rey.

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Wolfgang Haberland asegura que la escultura en piedra estaba al servicio de la religión,


reflejando un memorial único de las concepciones religiosas de esa época. Haberland
interpreta el vestigio de los baby faces del fruto de la unión del jaguar con una mujer, de la
que surgió una especie de seres mixtos que se designan con el nombre de hombres-jaguar.
Representados como niños gordos, obesos incluso, de caras redondas, boca colgante que
recuerda el hocico del jaguar y colmillos. Tanto los hombres con caras de niños y los hombre
jaguar, no se limitaron simplemente a las grandes esculturas y relieves, sino que también en
esculturas menores de uso ceremonial10.
Otros autores como Peter T. Furst consideran que la representación del «jaguar» se refiere
más bien a la de un sapo antropomórficamente concebido con rasgos de felino. Características
del anfibio serían la boca desdentada, los «colmillos» bifurcados, interpretados en este caso
como lenguas bífidas y, sobre todo, la famosa hendidura craneal que ha sido objeto de
numerosas hipótesis.
La imagen de este sapo-jaguar se identifica entonces con el más temprano ancestro
reconocible de Tlaltecuhtli, el monstruo de la tierra, en el sentido de la diosa mesoamericana
fundamental, la Madre Tierra. La hendidura craneal en forma de V sería, junto con el general
elemento en forma de U, un símbolo femenino, una especie de pasaje cósmico, a través del
cual emergen del inframundo las plantas o los ancestros. Para confirmar esta idea existen
muchas representaciones en códices tardíos.
Los estudios iconográficos recientes señalan que el sapo simboliza un monstruo terrenal
que significa el ciclo de la muerte y el renacimiento. Esto porque la vieja piel del animal se
cae y regenera una nueva.

10
Véase HABERLAND, Wolfgang, Culturas de la América Indígena, Fondo de Cultura Económica, México
D.F, 1974, tercera reimpresión 1995, p.37.

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En los mitos mesoamericanos, la creación se vincula con el sangramiento del miembro viril,
la lengua y otras partes del cuerpo con ofrendas a la tierra. ¿Acaso la Tierra era considerada
un elemento muerto que la sangre a modo de aliento de vida debía revivificar? Sea cual sea el
caso, presenta el concepto de dualidad, adoptado por los Olmecas.
Jaguar o sapo-jaguar, antecesor de Tláloc, de Tezcatlipoca o de Tlaltecuhtli, lo cierto es que
en todas las interpretaciones se mantiene la idea del origen sobrenatural del linaje real y de las
divinidades como legitimadoras del poder de los jefes.
Parece indudable que la aparición súbita de la civilización Olmeca, sea cuales sean las
bases económicas de la misma, fue posible gracias a la elaboración de una doctrina persuasiva
que fue aceptada plenamente y que tenía por misión explicar con claridad y legitimar esa
nueva estructura social, establecer los vínculos del linaje dominante con las fuerzas
sobrenaturales y asignar los papeles que cada uno debía cumplir en la sociedad.
Esta ideología es la que además se plasma y hace visible a través de las manifestaciones
artísticas que venimos analizando, a las que además se agregan dos elementos de primordial
importancia: el calendario y la escritura jeroglífica. El calendario, de vital significación en
épocas posteriores, es probable que tenga su origen entre los Olmecas. Como anotaciones
calendáricas podrían interpretarse las de la estela C de Tres Zapotes11 o las del monumento E
del mismo sitio Signos de escritura pueden ser, por ejemplo, los del monumento 13 de La
Venta12, y los símbolos identificadores de jefes de los que hemos hablado se podrían también
considerar en este sentido. Otras interpretaciones de la iconografía van más allá en la
consideración tradicional de los Olmecas como el «pueblo del jaguar» y tienden a considerar
a los rasgos de este animal como un elemento más dentro de una compleja iconografía que
incluye rasgos de diferentes animales y que posee una significación compleja.

11
Ver Figura 2.
12
Ver Figura 3.

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Capítulo IV
Aspectos Enigmáticos y Sobrenaturales

El tema de las creencias siempre ha ido de la mano de los aspectos artísticos, escultóricos y
arquitectónicos, ya que estos representaban, la mayoría de las veces, dioses o fragmentos de
su mitología.
Se puede observar una cosmología muy relacionada con el medio en el que habitó este
grupo. Por ejemplo, en la fauna de la zona, el jaguar domina a las demás bestias, y causa
temor y respeto; se realiza entonces el sincretismo entre él y el jefe o chamán poniéndole, a su
vez, en las primeras posiciones en la escala de los dioses de la zona del Golfo de México.
Otras deidades están relacionadas con la lluvia, el agua, con forma de serpiente acuática,
enanos y de niños. Por lo que tenemos como representaciones sobresalientes, por un lado el
jaguar, y por el otro la serpiente. De la fusión entre ambos animales nació un ser sobrenatural
en forma de serpiente-jaguar, que se volvió expresión del agua fertilizante que fecundaba la
tierra, de la cual nacía la vegetación y el alimento del hombre, es decir, el maíz que era la
propia vida. Y de este modo, el animal totémico y la serpiente adquirieron una forma divina
que explicaba los misterios de la fecundidad y del nacimiento de los seres humanos.
Se puede ver la persistencia, si se quiere, de estas figuras en la imaginería mesoamericana:
En Teotihuacan, Tláloc englobaba en sí a la serpiente, el ave y al jaguar, con una función
similar de la que tenía para los Olmecas, simbolizando posiblemente a la fertilidad, la lluvia y
el trueno que precede a la tormenta.
El jaguar, denominado “Chac” en la cultura Maya, quien era símbolo de poder, el cual
viajaba durante la noche por el inframundo (sus motas simbolizaban las estrellas) para luchar
y vencer al dios Xibalban, resurgiendo al día siguiente.
En la cultura Azteca, se denominaba al jaguar con el nombre de "Ocelotl", a quien
consideraban como el rey de los animales. En Tenochtitlán los líderes militares de mayor

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rango, los guerreros más importantes y feroces vestían capas, tocados y máscaras hechas de
plumas y piel de jaguar y eran llamados los caballeros jaguar, cuyo título seria
"Tlacochcalcatl", jefe de casa de armas.
Uno de los rasgos más importantes de la cosmovisión Olmeca fue considerar como entes
vivos los elementos del paisaje: Cuevas, barrancas, manantiales, árboles y montañas, por estar
habitados por importantes espíritus. En este caso, las montañas son las más grandes e
imponentes ya que son el vínculo físico entre el cielo y la tierra. Dentro del sistema de
creencias mesoamericano, las montañas son lugares míticos donde habitan los ancestros y
residen los espíritus asociados a la tierra, la fertilidad o la lluvia.
Con respecto al uso de la jadeíta, estrechamente relacionada con el simbolismo del maíz y
la fertilidad agrícola, tenemos que los Olmecas se distinguieron como expertos talladores del
jade. Lo utilizaban para fabricar figurillas y hachas con fines rituales, al igual que los
primitivos europeos durante el Neolítico. El objetivo era que se usaran para arrancar la maleza
y preparar los terrenos para el cultivo.
El rasgo distintivo de los Olmecas en comparación con otras culturas, es que trabajaron el
jade con notable destreza y perfección, era labrado y pulido hasta adquirir el brillo de un
espejo. Este material a la postre, sería el preferido por el resto de pueblos mesoamericanos,
siendo el más cotizado el del tipo verde esmeralda traslúcido, piedra que los aztecas llamaron
Quetzalitzli, término referente al color de las plumas del Quetzal como a la transparencia en
relación con la obsidiana, llamada Itzli. Cabe señalar que el origen del jade se encuentra en la
parte central del valle de Motagua, en el oriente de Guatemala. Esto hace suponer que en esa
zona se establecieron intercambios comerciales con los Olmecas de Veracruz y Tabasco.
Las excavaciones dirigidas por los arqueólogos Ponciano Ortiz y María del Carmen
Rodríguez en el manantial de El Manatí, Veracruz, han mostrado que el jade se encuentra en
la región Olmeca en fechas tan tempranas como 1500 A.C. Ahí se localizaron, en el contexto

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de la fase Olmeca Ojochi, hachas bellamente labradas y un collar con cuentas de jade
translúcido azul verdoso. Aunque objetos presuntamente hechos de jade se representaron
como joyería en monumentos Olmecas tempranos de San Lorenzo (1150-900 a.C.), el jade es
escaso en este sitio. El jade finamente trabajado no aparece en abundancia sino hasta el
Preclásico Medio, en el sitio Olmeca de La Venta (900-500 a.C.). Una de las formas más
comunes del trabajo en jade son las hachas con forma de pétalos; es decir, elegantes hachas
que parecen pétalos de flores por su diseño, con el filo en el lado más ancho. Es creíble que
estas hachas de jade pulido fueran la forma usual para comerciar e intercambiar el jade; así
podían verse el color, las fisuras y otras marcas en la superficie pulida y también podía
apreciarse de inmediato su transparencia en los delgados bordes de las navajas. A partir de
estas hachas se podían labrar estatuas y joyas, incluidos pendientes ahuecados con forma de
concha o las curiosas “cucharas” Olmecas, que se hacían cortando sobre el eje longitudinal de
las hachas. Este trabajo de lapidaria fue extremadamente laborioso y es evidente que el valor
de las piezas derivaba en gran medida de la habilidad y esfuerzo invertidos en su elaboración.
Mientras que en la antigua Europa se cultivaba trigo y cebada, el principal cultivo de los l
Olmecas del Preclásico Medio fue el maíz, planta cuya mazorca se asemeja a la forma y el
color de las hachas de jade. Un grupo de hachas de jade con incisiones, atribuidas al sitio
Olmeca de Arroyo Pesquero, muestra imágenes del dios Olmeca del maíz13; si bien esta
deidad tiene muchas formas, el dios Olmeca como maíz maduro normalmente muestra una
hendidura en la cabeza de la que surge una mazorca. Toda la cabeza del dios del maíz
simboliza un grano de maíz con la mazorca surgiendo del centro de la planta verde. En un
gran número de hachas incisas, el dios Olmeca del maíz aparece rodeado por cuatro mazorcas
en forma de hacha en las orillas. Según el arqueólogo Frank Kent Reilly, esta composición

13
Conocido también como el dios II que interpretó Joralemon en el monumento de las Limas, remítase a la
sección Panteón Olmeca de este texto, p. 21.

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recrea el cosmograma Olmeca formado por una barra y cuatro puntos; el dios del maíz
constituye la barra central vertical, como eje del axis mundi. El dios Olmeca del maíz al
centro de un cosmograma de cuatro esquinas se relaciona tal vez con la muy difundida
metáfora del mundo creado y ordenado a la manera de una milpa14 con cuatro lados.

Otro aspecto enigmático es cómo los Olmecas recibieron el conocimiento de hacer uso del
petróleo. Se sabe que utilizaban el chapopote para sellar acueductos y embarcaciones, como
para decorar figurillas, en mangos de cuchillos y material de construcción.
Los Olmecas fueron los primeros mesoamericanos en recoger y procesar el petróleo que
brotaba de los yacimientos naturales (comúnmente llamado chapopote, asfalto o betún), así
como en utilizarlo para la ornamentación y sellado, como pegamento y en otros usos aún
desconocidos. Entre los Olmecas, el chapopote era usado para sellar acueductos de basalto y
las embarcaciones; como decoración de figurillas y en mangos de cuchillos; y como material
de construcción, pues se utilizaba como recubrimiento de pisos, y tal vez de muros y techos.
Según los estudios de los investigadores Ortiz Pérez y Cyphers, gran parte del comercio
regional, la comunicación, el transporte y la subsistencia de los Olmecas se hacía por vías
acuáticas y por ello era crucial que sus embarcaciones fueran eficientes; es por esto que el uso
más importante del chapopote estaba relacionado con el sellado de las embarcaciones.
De hecho para quienes deseen ilustrarse en el tema, hay un documental del The History
Channel titulado Los Olmecas, Reyes de la Edad de Piedra.

14
Sistema de roza controlada para preparar terrenos para el cultivo.

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Capítulo V
El Panteón Olmeca

Los Olmecas eran politeístas y representaban a sus divinidades mediante animales que
simbolizaban el poder de la naturaleza en diferentes ámbitos relacionados con la agricultura.
Se reconocen seis deidades centrales en el Panteón Olmeca en base al monumento de Las
Limas15, donde un ser humano con un niño con rasgos de jaguar en los brazos, lleva
esculpidas representaciones en barbilla, hombros y rodillas, según Michael Coe16.
El orden religioso, propuesto por el antropólogo Peter Joralemon en 1971, las deidades
por rasgos afines se agrupan en tres pares: dioses I y III, dioses II y IV y dioses VI y VIII.
El dios I, conocido como el dragón Olmeca, es el miembro por excelencia del Olimpo
Amerindio. Su imagen es retratada más que ningún otro en figuras de piedra, pinturas,
cerámicas, pendientes17 y hachas de jade18, entre otras obras monumentales. Su aspecto es la
combinación de un cocodrilo con fisonomía de águila, jaguar, humano y serpiente19.
Simboliza la tierra, el fuego, el agua y la fertilidad de los suelos. Se relaciona con los
gobernantes Olmecas al ser un protector y legitimador de su poder. Evidencia de esto se
encuentra en los altares, como en la estela 2 de la Venta y en el hacha celta de Arroyo

15
Ver Figura 4.
16
Arqueólogo, antropólogo y epigrafista estadounidense. Principalmente conocido por sus investigaciones en el
campo de los estudios precolombinos.
17
Ver Figura 5.
18
Ver Figura 6.
19
Emma Sánchez Montañés describe a la bestia mitológica: “Su boca abierta, simbolizada como una caverna, es
la entrada al inframundo, a la tierra. Se representa en el «altar» de donde emergen los linajes reales, y es
interesante señalar que una imagen policromada de este dios, pintada en la cueva de Oxtotitlán, preside la
corriente de agua que fluye algunas veces de la caverna y riega más abajo los campos de los agricultores. Las
cejas flamígeras relacionan también al dragón con el fuego, considerando a este tipo de ceja como el prototipo
del tardío símbolo de llama mesoamericano, y entendido como la representación del águila arpía, símbolo solar”.

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Pesquero. Se concluye por cierto, de que la autoridad reside en los príncipes sacerdotes20 que
se amparan bajo esta deidad, dando forma a una teocracia21.
La relación se establece en motivos mágico-religiosos. Piña Chan señala que un animal tan
poderoso como el jaguar, rey de las selvas de los Olmecas, bien pudo despertar un temor
reverencial que dio por resultado la divinización de dicho animal.
El dios III o Monstruo-Ave es ligado con los cielos, el sol, el fuego celestial y las sustancias
psicotrópicas. Alrededor de su figura, aparece la forma de las plantas llamadas datura de un
fuerte carácter alucinógeno, decorando sus plumas. Las imágenes de esta deidad se tallan en
objetos de jade con forma de cucharas, las cuales cumplen el rol de ser portadoras del rapé
alucinógeno22. Además se relaciona como protector de los chamanes en su éxtasis celestial.
El dios II23 viene a significar la deidad del maíz, de la comida y la fertilidad de la tierra
como del agua, existiendo una estrecha conexión con el dios IV. Sería prácticamente a quien
los Olmecas agradecerían por la producción de sus alimentos.
El dios IV corresponde al llamado espíritu de la lluvia, La imagen Olmeca del espíritu de la
lluvia aparece frecuentemente en la mitología de otras culturas mesoamericanas.
Invariablemente el espíritu de la lluvia es masculino, aunque pueda tener una esposa que

20
El sacerdote era esotérico, tenía el esplendor y el terror de la divinidad a su haber, mediante un culto
sistematizado. Ante su poder teocrático, se le atribuye el concentrar y redistribuir tareas y bienes, basando su
autoridad entre lo sobrenatural y secular.Los sacerdotes eran los encargados de las ceremonias y de potenciar la
producción de los objetos de arte. Por tal razón, estos artefactos eran recargados con el concepto del jaguar como
un recordatorio de su origen divino. Eran responsables por sus conocimientos de construcción, en planificar y
dirigir las construcciones como de su conservación. Además eran quienes coordinaban y revisaban a las personas
capacitadas para transportar las enormes rocas utilizadas por los escultores.
21
Modelo político en donde los líderes del gobierno son los mismos que la religión dominante.
22
Cf, GUSSYNGER, Jordi y otros, Historia de Iberoamérica, Tomo I: Prehistoria e Historia Antigua,Ediciones
Cátedra, Madrid, 1987, p.133.
23
Mencionado y tratado en mayor profundidad en este texto en p. 18.

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comparta autoridad sobre las aguas. Frecuentemente se percibe como un niño o un joven,
algunas veces como un enano.
En las tradiciones azteca y maya, el señor de la lluvia es un espíritu maestro atendido por
diversos ayudantes. Su nombre en el lenguaje azteca es Tláloc, y sus ayudantes son llamados
"tlaloque." La versión maya del Yucatán le denomina como Chac. En el área de Guatemala,
estos espíritus son frecuentemente asociados con el rayo y el trueno así como con la lluvia.
Los espíritus de la lluvia son conocidos como mam y los "mams" entre los mopan de Belice.
En algunas tradiciones, como es con los Pipil de El Salvador, la figura del maestro se pierde,
y los mitos se enfocan en los "niños de la lluvia". Los náhuatl de la actualidad consideran
estos numerosos espíritus como duendes o "gente pequeña". En el Estado de Chiapas, la
comunidad zoque reporta que los espíritus de la lluvia son muy viejos pero lucen como niños.
Muy poco en realidad se conoce de las otras divinidades restantes. Tan sólo que el dios VI
era la deidad de la primavera, significante de la renovación de la vegetación, semejante al
XipeTótec de los aztecas24.
Por último, el dios VIII simboliza el inframundo o la muerte y es representado con una
mandíbula humana descarnada.

24
Como símbolo de la nueva vegetación XipeTotec usaba la piel de una víctima humana. Esta representaba la
"nueva piel" que cubría la tierra en la primavera.Sus estatuas y máscaras de piedra siempre lo muestran usando
piel recién desollada (su nombre significa Nuestro Señor el Desollado).Los aztecas adoptaron a Xipe como su
dios durante el mandato del emperador Axayácatl (1469-1481).
Durante el segundo mes ritual del año azteca, Tlacaxipehualiztli ("Desolladero de Hombres"), los sacerdotes
sacrificaban víctimas humanas extirpando sus corazones. Desollaban los cuerpos y se ponían las pieles, las
cuales eran pintadas de amarillo y llamadas teocuitlaquemitl ("vestiduras doradas"), posteriormente eran
arrojadas hacia una cámara interior, posiblemente donde se encotraba la Piedra del Sol. Otras víctimas eran
atadas a un marco y se les daba muerte con flechas; se creía que la sangre que brotaba de sus cuerpos
simbolizaba las fértiles lluvias de la primavera.
Un himno se cantaba en honor de Xipe Tótec llamándolo YoalliTlauana ("Bebedor Nocturno") porque las
buenas lluvias caían durante la noche. Le agradecían por traer a la Serpiente Emplumada, símbolo de
abundancia, y por prevenir la sequía.

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Capítulo VI
Los Rituales Ancestrales
Los Olmecas fueron los primeros en constituirse en una civilización cuyas características
culturales principales radican, en edificar ciudades con arquitectura templaría destinada a
ceremonias y rituales que articula conocimientos astrológicos, climatológicos y agrícolas , en
generar un arte de simbología compleja y de refinamiento estético en el que se plasma y
combina su cosmovisión, mitos y sucesos históricos, ejemplos de ello son las cabezas
colosales, los altares o tronos y las estelas; enterramiento de ofrendas; prácticas de cultivo,
casería, pesca y aprovechamiento de plantas y frutos, junto con el dominio de la navegación.
Respecto al manejo del agua y de acuerdo con investigaciones arqueológicas recientes en
la meseta de San Lorenzo, dirigidas por Ann Ciphers, se identificó un acueducto subterráneo
con una longitud de 171 metros de longitud, el cual cuenta con seis desagües.
La función de estos ductos y acueductos, es todavía controversial, no obstante es muy
posible que tuvieran diversos usos, como de drenaje ligado al sistema de lagunas, distribución
de agua para consumo humano, agrícola y para rituales.
Los Olmecas sentían devoción por sus difuntos. El culto a los muertos consistía en
ofrendas con alimentos, artefactos y ornamentos que se esperaba que fueran utilizados en la
otra vida. A la vez se practicaban las ofrendas de sangre, autosacrificios y de sacrificios
humanos, sobretodo de niños y perros que eran sus acompañantes en el Mas Allá. Es notable
la presencia de figuras femeninas bicéfalas y máscaras divididas por la mitad en la vida y la
muerte. Aquello simboliza el principio de la dualidad, hecho peculiar dentro de la filosofía
religiosa mesoamericana.
La religión Olmeca adoraba a los ancestros, a ciertos elementos naturales, como el sol o la
lluvia y a diversos animales. Entre estos últimos destacan especialmente la serpiente
emplumada y el jaguar. El culto al jaguar se aprecia fuertemente en las representaciones de

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figuras humanas con rasgos felinos. El sacrificio humano era una práctica común en los
rituales. Aparentemente se basaban en una visión cíclica de los procesos de la vida en que era
necesario destruir algo para crear otra cosa nueva. Se han encontrado pocas tumbas Olmecas
que son esencialmente de personajes muy importantes. Se caracterizan por poseer fastuosas
ofrendas de jade finamente tallado y máscaras de serpentina.
Como referencia de las prácticas mortuorias Olmecas, encontramos que en el área nuclear
Olmeca se registran evidencias fúnebres en cuatro sitios: La Venta, en Tabasco; El Manatí,
San Lorenzo y Loma del Zapote, en Veracruz.
El caso de La Venta es de 1942, cuando Matthew Stirling y Philip Drucker, pioneros de la
arqueología Olmeca, realizaban excavaciones en el montículo A-2 del centro ceremonial,
durante su primera temporada de campo en el sitio. Ahí descubrieron una tumba cuyas
paredes y techo constaban de columnas de basalto. En el piso de la tumba hallaron los restos
óseos de dos sujetos en muy mal estado de conservación, recubiertos de pigmento rojo; en
cada caso, los pocos fragmentos de hueso largo y un diente fueron atribuidos a un individuo
juvenil. Casi cuatro metros al sur de la tumba, Stirling y Drucker descubrieron lo que
denominaron un sarcófago: una caja rectangular de piedra (282 cm de largo, 96 cm de ancho y
89 cm de altura) y su respectiva tapa. En la parte exterior, en uno de sus extremos, la caja
tiene grabado el rostro de un jaguar o saurio. En el interior había objetos de jade (dos orejeras,
una figurilla antropomorfa y dos pendientes), pero sin vestigio alguno de restos óseos; no
obstante, los objetos mostraban un acomodo similar al que ocuparían en el cuerpo de un
individuo.
El Manatí, al sur del estado de Veracruz y a veinte kilómetros al sureste de San Lorenzo,
es célebre por la singularidad de los hallazgos realizados por los arqueólogos Ponciano Ortiz
y María del Carmen Rodríguez. En lo que fue el lecho de un antiguo arroyo abastecido por un
manantial al pie del cerro El Manatí, los investigadores localizaron ofrendas depositadas

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durante varios momentos a lo largo de 400 años. Para 1200 a.C., las ofrendas constaron de
pelotas de hule, bustos de figuras humanas elaboradas en madera –cuyos rostros muestran el
inconfundible estilo artístico Olmeca (piezas únicas en el corpus escultórico de dicha
cultura)– y también restos humanos de infantes posiblemente neonatos. Los cuerpos de los
infantes mostraban distinto acomodo. En dos de ellos, los restos óseos se hallaron en correcta
posición anatómica, propia de un individuo completo, mientras que en otros estaban
disgregados, esto último posiblemente como resultado de la desarticulación intencional
llevada a cabo por los Olmecas.
La presencia de restos humanos como parte de las ofrendas ha sido interpretada por quienes
estudiaron el contexto como una posible evidencia de sacrificio ritual. San Lorenzo es el
centro regional Olmeca más antiguo (1200-850 a.C.). En 1994, gracias al Proyecto
Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlán, dirigido por la arqueóloga Ann Cyphers, se localizó
evidencia de un osario (depósito de varios individuos, no necesariamente completos, en el que
predomina la desarticulación y dispersión de los segmentos corporales) cubierto por
abundante cerámica y con al menos seis individuos. Las características biológicas de la
muestra ósea sugieren una selección de individuos según su edad, pues sólo hay sujetos
adultos, y quizás también por sexo, aunque esto último no pueda afirmarse, pues sólo en dos
casos fue posible determinar que eran masculinos. Tras su muerte, los cuerpos fueron
desarticulados, tarea que se realizó en otro lugar, donde también se habrían seleccionado las
partes anatómicas que se colocaron en el osario. La ceremonia fue cuidadosamente preparada
y ejecutada, sometiéndose a estudio las implicaciones simbólicas y sociales de semejante rito.

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Capítulo VII
Expansión e Influencia en Mesoamérica

Al interior de la estructura política de los Olmecas, existió un grupo dominante que requería
de objetos santuarios y de prestigio, que sólo podrían ser obtenidos en territorios a larga
distancia. Gracias a la arqueología, se han podido determinar contactos comerciales Olmecas
en la cuenca de México (Tlapacoya y Tlatilco), en Morelos (Las Bocas), en Guerrero
(Oxtotitlán y Juxtlahuaca) o en Oaxaca. También se han detectado elementos Olmecas
entorno a los ríos San Isidro y Grijalva y de la costa chiapaneca, en sitios como Pijijiapan,
Batehon, Xoc, Tzutzuculli y Tonalá25.
Mediante un complejo proceso de transporte, la adquisición de estos productos remotos,
lograba una mayor diferenciación social. Al mismo tiempo, se establecieron redes de distri-
bución e intercambio que pusieron en un fluido contacto a los Olmecas, cubriendo un
territorio de 2.500 kilómetros durante el mayor apogeo.
Los rasgos más destacables de la cultura Olmeca encontrados en estas áreas suelen consistir
en pequeñas estatuillas, cerámica o arte mobiliar, aunque en algunos casos se han descubierto
esculturas monumentales o arte mural. Agregado a eso, se produjo el traslado de la corriente
cultural e ideológica hacia estas poblaciones nativas. Cabe mencionar además la posibilidad
de que grupos de artesanos Olmecas convirtieran las materias primas en manufacturas,
difundiendo el material artístico a través de Mesoamérica, probablemente desde el siglo VIII
A.C.
La religión, creencias y representación plástica fueron exportadas fuera del área
metropolitana, como un intento «evangelizador», tomado en el sentido de legitimar el

25
Se ha sugerido además su presencia cultural en la llanura costera de Guatemala y El Salvador, en sitios como
AbajTakalik, Monte Alto, El Bául y Chalchuapa. (Veáse América Precolombina, 77 p.)

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dominio Olmeca en amplio modo, no tanto con la idea de inculcar creencias, sino más bien
con la idea de hacer familiares unos símbolos que eran la base del poder y del dominio de una
cultura como la Olmeca.
Para una mejor comprensión de la presencia e influencia Olmeca, se divide en cinco
grupos: El Occidente de México, el Valle de Oaxaca, el Altiplano Central Mexicano,
1-. El Occidente de México: El descubrimiento y estudio del sitio de Teopantecuanitlán,
entre los ríos Amacuzac y Mezcala-Balsas, de clara filiación Olmeca26, ha ayudado a entender
las formas de integración de un gran centro de arquitectura monumental en el estado de
Guerrero27. Se han hallado motivos decorativos como el hombre-jaguar, el contacto poli
cultural con los nativos de Guerrero queda demostrado con las pinturas halladas en las cuevas
de Oxtotitlán yJuxtlahuaca, donde se repite la iconografía Olmeca en el uso de santuarios
locales.
2-. El Valle de Oaxaca: Es en este período cuando se establecen lazos con los Olmecas, los
cuales se proveen de pirita e ilmenita de San José Mogote. Evidencia de ello está en la
producción alfarera de idéntico simbolismo. Otro vestigio es el llamado Monumento 3, una
estela que presenta a un personaje en bajorrelieve, precursor de los danzantes de Monte Albán
de los zapotecas28. Posee una inscripción interpretada como uno de los antiguos ejemplos de
escritura mesoamericana y una referencia al calendario ceremonial de 260 días.
3-.El Altiplano Central Mexicano: Las poblaciones del Valle de México cumplieron el rol
de ser centros de producción, distribución y llegada de iconografía. Se han encontrado

26
El nivel sociopolítico principal del occidente parece haber sido el de poblados independientes o relacionados
con lazos de parentesco como la mayor fuerza de integración. Esta área estuvo aparentemente aislada y
relativamente libre de la interacción con otras culturas del exterior, particularmente con la Olmeca.
27
Guerrero debió formar parte de una amplia red comercial por la que circularon productos como la obsidiana y
el jade, pero de cualquier modo hacia el 1300 a.C. en el Occidente se establece una tradición cultural propia y
distintiva que sólo es alterada cuando las altas culturas mesoamericanas penetran en el área hacia el 350 d.C.
28

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ejemplos de mensajes de contenido religioso y cosmológico, especialmente en vasos


ceremoniales de Tlapacoya, Tlatilco y Coapexco, con la imagen típicamente Olmeca del
hombre jaguar, la serpiente con plumas, etc. En el estado de Morelos, se halla el yacimiento
de Chalcatzingo, donde reside un gran número de esculturas y grabados de estilo Olmeca que
fueron realizados en sus montañas. También puede apreciarse escenas rituales y el
Monumento 22 que corresponde a un altar o trono de piedra de más de 4 metros de alto.
En tanto en el estado de Puebla, cuenta con registros arqueológicos como hachas y
figurillas de jadeíta pulida junto con estatuillas en forma de bebés y figuras zoomorfas de gran
realismo.
4-. Las Tierras Bajas Mayas: Al interior de lo que es la Península de Yucatán y parte de
Guatemala, se encuentra la cultura Xe, quienes eran primitivos agricultores del 1000 A.C, que
aparte de tener algunos nexos comerciales con los Olmecas, disponían de una cerámica
destinada a la vida espiritual en ceremonias de curación o de fertilidad. Para estos fines se han
encontrado pequeñas figurillas macizas, modeladas a mano. Además en similitud con las
ofrendas Olmecas, se descubrieron en la localidad de Ceibal hachas de jade en un depósito.
Continúa en este período la aparición de cacharros en forma de hongos que podrían hacer
alusión a los alucinógenos que todavía utilizan los chamanes para la comunicación con el
mundo sobrenatural, en ritos de curación y toda clase de ceremonias.
5-. Istmo de Tehuantepec, Altos de Guatemala y el Pacífico: La influencia Olmeca se deja
sentir en el estado de Chiapas. Tras la fase Barra29 y Ocós30 del Formativo Temprano, se ha

29
Fase Barra (1400-1300) A.C: Se caracteriza por una cerámica muy sofisticada y distinta de cualquiera otra de
Mesoamérica en las mismas fechas. Sus técnicas decorativas presentan fuertes afinidades con la cerámica de la
costa del Ecuador. Se encuentran también una serie de fragmentos de figurillas que se consideran como la más
temprana aparición de este rasgo en el sur de Mesoamérica, figurillas que inician una tradición manifestada en
San Lorenzo y en Ocós y que son antecedentes de las de Oaxaca
30
Fase Ocós (1500-1150) A.C: Elaboración de la fase anterior, pero con una creciente variedad de atributos
decorativos en su cerámica que en su mayoría proceden del norte del Ecuador. La variedad y la sofisticación de

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establecido la existencia de dos fases más de claro estilo Olmeca: Cuadros (1100-900 A.C) y
Jocotal (900-800 A.C). Una última fase, Conchas (800-400 A.C) muestra mayor autonomía en
su desarrollo.
El estado de Chiapas ofrece un gran número de materiales y sitios arqueológicos
correspondientes a este período: Grabados rupestres, esculturas megalíticas, estatuillas
pectorales, hachas pulidas, etc. Todos ellos presentan una clara influencia Olmeca con
respecto a la técnica, el estilo y la iconografía.
Las ocupaciones más tempranas de esta región se producen en Grijalva, la depresión
central y en las riberas del Océano Pacífico. Estos sitios es donde florecen las fases Cuadros y
Jocotal. Durante esta última fase, se ha detectado un aumento en número y complejidad de la
construcción de edificaciones de carácter público. Recintos para el juego de pelota,
plataformas y pirámides de tierra, proceso que continúa durante la fase Conchas.
El horizonte Olmeca está representado en Guatemala tanto en la costa del Pacífico como
en el interior, Abaj Takalik muestra esculturas monumentales de corte Olmeca, como cabezas
colosales, altares y estelas. La iconografía sigue el difundido estilo Olmeca, incluyendo a los
hombres jaguar o personajes emergiendo de cavernas, siendo una posible relación con mitos
de origen genealógicos. Manifestaciones propias del mundo Olmeca están presentes también
en Los Naranjos o Copán en Honduras. En este sitio aparecen los motivos de mano-garra o
cejas flamígeras. Incluso en El Salvador se han hallado rastros de influencia Olmeca, en
específico en Chalchuapa.

las cerámicas Ocós no tienen paralelo en otras regiones de Mesoamérica. La importancia de las figurillas, que
representan probablemente un culto peculiar, se acrecienta también en esta fase.

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Profesor Dr. Marcelo Jara Román

Capítulo VIII
El Legado de la Cultura Madre
Los Olmecas sentaron las bases de los logros culturales que posteriormente, serían
considerados como característicos de las grandes culturas mesoamericanas. Los principales
avances fueron: La construcción de amplios centros ceremoniales, el arte de la escultura y
monumentos conmemorativos con fines religiosos, el culto rendido a ciertos dioses que luego
formarían parte del panteón mexicano hasta la llegada de los españoles, el cultivo del maíz, el
empleo del jade y de las piedras preciosas como joyas ceremoniales o sagradas, el sacrificio
humano y el uso del hule o caucho en la liturgia.
De hecho prácticamente los Olmecas inventaron el proceso de vulcanización hace más de
3.500 años, utilizándolo para fabricar sus pelotas de hule destinadas al juego ritual del juego
de pelota. En el año 1989 durante el rescate de las ofrendas rituales halladas en el cerro “El
Manatí”, situado en el sur del estado de Veracruz, los arqueólogos del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) de México, descubrieron 12 pelotas de hule asociadas a
ofrendas con hachas. En el cerro de “El Manatí” se realizaban importantes ceremonias
rituales. Una o varias aldeas practicaron de manera reiterativa ceremonias que culminaban con
ofrendas masivas de esculturas labradas en madera, acompañadas de diversos objetos entre los
que se encontraban las pelotas de hule. Se han identificado tres periodos de ofrendas. El
primer periodo se ha datado alrededor del año 1.600 a.C. donde se rescataron dos pelotas
asociadas con hachas. El segundo periodo se ha datado alrededor del año 1.500 a.C. y se
localizaron tres pelotas de hule. El tercer y último periodo se ha datado alrededor del año
1.200 a.C y se localizaron dos pelotas de hule asociadas a bastones de mando.
Todos estos hallazgos demuestran la importancia del juego de pelota entre los Olmecas y que

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posteriormente se convirtió en una práctica ritual común a todos los pueblos y a lo largo de
todo el periodo prehispánico hasta el momento de la conquista.
Además existen nociones de que poseían conocimientos astronómicos que derivaron en la
formación del calendario. Este último acontecimiento se les atribuye por el hecho de que este
calendario posee, en las regiones centrales del territorio mexicano, nombres de días de
animales de la zona tropical, lo cual encuentra explicación en que jaguar, mono o lagarto por
citar ejemplos, corresponden a la nomenclatura ocupada por los calendarios del área
mesoamericana31.
Cabe mencionar que en los Olmecas encontramos rasgos que caracterizaron durante siglos
la herencia cultural precolombina: Conjuntos urbanos, la pirámide, los bloques monolíticos
esculpidos y sistemas iniciales de escritura pictográfica.
En comparación con grandes civilizaciones, poco se sabe de su religión, pues los Olmecas
no desarrollaron una escritura suficientemente elaborada para dejar evidencia de sus creencias
sin lugar a dudas. No obstante, su arte escultórico logró traspasar las fronteras naturales y
esparcir su culto de adoración al jaguar, entre otras deidades de la naturaleza, permaneciendo
en el tiempo.

31
Véase HAGG, Guillermo, Un bosquejo de la historia de México, Editorial Pearson Educación, México D.F,
2005.

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Conclusión

Sobre el origen de los Olmecas hay dos teorías: La primera de que se trataría de aborígenes
americanos provenientes de Siberia como la mayoría de los indígenas amerindios, y en ellos
se habría acentuado el carácter negroide en sus genes. La segunda que serían extranjeros que
emigraron a la región de Olmán32 en embarcaciones en un viaje ultramarino.
Se estima que los indicios más antiguos de la cultura Olmeca son de alrededor del 1200 A.C y
se constituyó principalmente alrededor de tres centros ceremoniales: San Lorenzo, La
Venta y Tres Zapotes.
El tema central de su iconografía es el jaguar y, por lo tanto, un elemento primordial dentro
del mundo de las creencias y de su panteón. Se cree que pudo ser una religión dinástica, sus
dioses estarían relacionados directamente con los gobernantes, con los señores de los centros
ceremoniales, gobernantes con poderes sobrenaturales, descendientes directos de las
divinidades.
Estos sacerdotes tenían el esplendor y el terror de la divinidad a su haber, mediante un
culto sistematizado. Ante su poder teocrático, se le atribuye el concentrar y redistribuir tareas
y bienes, basando su autoridad entre lo sobrenatural y secular.
Fueron un pueblo de marcados rituales donde la sangre era el elemento vital para la
nutrición de la tierra y de su productividad, acompañada de las deidades de la lluvia y la
fertilidad agrícola.
Dentro de la cosmovisión Olmeca apreciamos la riqueza de la mitología. La alusión directa
de las montañas como lugares sagrados de peregrinación para establecer un contacto con el
cielo y sus deidades.

32
Conocida como área nuclear Olmeca. Ver Figura 7.

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La religión Olmeca adoraba a los ancestros, a ciertos elementos naturales, como el sol o la
lluvia y a diversos animales. La dualidad es parte inherente de sus creencias y se ve patente en
la escultura del sñor de La Limas y en máscaras.
Entre las contribuciones que han llevado a considerar a los Olmecas como la “Cultura
Madre” de Mesoamérica se encuentran: los primeros edificios ceremoniales, construidos de
acuerdo con un plan bien determinado; la estructura social, capaz de organizar grandes obras;
el primer y bien definido estilo artístico, plasmado lo mismo en pequeños objetos que en
colosales esculturas; el dominio de la talla de piedras de gran dureza; un ritual fundamental: el
juego de pelota; así como el desarrollo de sistemas calendáricos y de escritura.
Todos los años se hacen nuevos descubrimientos acerca de los Olmecas, los que los
convierten cada vez en un pueblo más antiguo y fascinante. Cuanto más sepamos de ellos,
más admiraremos su ingenio, alfarería, su sorprendente arte religioso y lo sofisticado de su
urbanismo por mencionar algunos logros.
Al concluir, esperamos que algún día a los Olmecas se les retribuya colocándolos en el
lugar que corresponde en la historia, tan importante como civilizaciones que se nutrieron de
ellos como fueron mayas y aztecas.

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Anexos: Galería Fotográfica

.
Fig 1: A la izquierda escultura china y Fig 2: Dibujo Estela C
a la derecha Olmeca en la postura Quizuo Tres Zapotes

Fig 3: Monumento 13 La Venta Fig 4: El señor de Las Limas

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Fig 5: Pendientes de jade con forma de Fig 6: El dios Olmeca del maíz
normalmente
colmillos de jaguar. Fueron parte muestra una hendidura en la cabeza de la
de la ofrenda funeraria depositada que surge una mazorca. Hacha de Jade.
en un sarcófago en el montículo A -2
de La Venta.

Fig 7: Mapa del área nuclear Olmeca.


Los puntos amarillos representan los sitios
de poblamiento, mientras que los puntos rojos
representan los artefactos encontrados aislados
no asociados con ninguna antigua ciudad o pueblo.

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Bibliografía Consultada

1. BATALLA, Juan José, CRUZ, Álvaro y PÉREZ, Beatriz, América Precolombina,


Editorial Edimat Libros, Madrid, 2008.

2. CANO, José León, El Vuelo de la Serpiente, Miraguano Ediciones, Madrid, 2002.

3. CHILDRESS, H. David, El enigma de los Olmecas y las calaveras de cristal,


Editorial Nowtilus, Madrid, 2009.

4. GUSSYNGER, Jordi y otros, Historia de Iberoamérica, Tomo I: Prehistoria e


Historia Antigua, Ediciones Cátedra, Madrid, 1987.

5. HABERLAND, Wolfgang, Culturas de la América Indígena, Fondo de Cultura


Económica, México D.F, 1974, tercera reimpresión 1995.

6. HAGG, Guillermo, Un bosquejo de la historia de México, Editorial Pearson


Educación, México D.F, 2005.

7. KRICKEBERG, Walter, Las Antiguas Culturas Mexicanas, Fondo de Cultura


Económica, México D.F, 1961, duodécima reimpresión 2003.

Linkografía:

Cerros Sagrados Olmecas, montañas en la Cosmovisión Mesoamericana. Disponible en:


•http://www.arqueomex.com/S2N3nCerros87.html

Arqueología sobre materiales y sistemas constructivos empleados por las culturas del
Golfo de México. Disponible en:
• http://www.naya.org.ar/articulos/arqueo02.htm

Artículo los Olmecas inventaron el sistema de vulcanización. Disponible en:


• http://www.aztlanvirtual.com/aztlan/nueva_aztlan/noticias/2008/08/los-Olmecas
inventaron-el-proceso-de.html

Articulo los Olmecas, habitantes del País del Hule. Disponible en:

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• http://www.magazinemx.com/bj/bjfiles_archivo/Olmecas/Olmeca.html

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