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Poemas de Marosa di Giorgio

A partir de la escucha de los siguientes poemas, reponer la puntuación

https://www.youtube.com/watch?v=ryWUSHS9nKg&list=PLkOgaA-98FjzOJW6jrYGsftmh5da59end

Deja tu comarca entre las fieras y los lirios (1:15)

Deja tu comarca entre las fieras y los lirios, y ven a mí esta noche oh mi amado, monstruo de
almíbar, novio de tulipán, asesino de hojas dulces. Así, aquella noche lo clamaba yo, de portal en
portal, junto a la pared pálida como un hueso, todo llena de un miedo irisa do y de un oscuro
amor. Ya era la edad en que las abuelas habían retrocedido a moradas de subtierra, y sólo sus
almas perduraban encadenadas a las lámparas, estremeciendo mariposas verdes y amarillas, a la
hora de los fuegos y los rezos. ¡Oh mi amor! -lo clamaba yo de puerta en puerta, de muro en
muro-. P,perdí mis trenzas, estoy desnuda, se cayó el sándalo de los medallones, la luna paró
sobre las chimeneas su trineo de coral. Y no vienes hombre, rosa, crimen, corazón. Voy a quebrar
las almendras, a comer alabastro amargo, voy a matar los panales, me has hecho imaginar
inútilmente tus médulas de sándalo, tu corazón de fuego. Ahora se reirán de mí las muertas que se
acuerdan de tu amor. Así mentía yo, abrazada a su melena de oro, a su terrible miel. Él hablaba
una lengua casi inteligible; pero un rocío voraz, una lepra de flores le terminaba el rostro, y dentro
estaban el azúcar y las cruces y los espejos con olor a jacintos. Nos acercamos a la mesa, las
abuelas renacieron en las lámparas. Le dije que iba a guardarlo, que iba a besarlo, que iba a
guardar su corazón entre las piñas y los licores y las medallas. Otra vez, jardín y sombras y
columnas rotas y los cisnes serios como hombres. Empecé a matarlo, -porque no digas mi amor a
nadie-, a entreabrirle los pétalos del pecho, a sacarle el corazón. Él él se apoyó en mi brazo, le latía
con locura el almíbar de los dedos. Empezó a morir. Cerca del bosque empezó a morir. Rompí a
llorar. empezó a morir, cerca del bosque empezó a morir, rompí a llorar voy a matar los panales,
voy a quebrar las almendras, a comer alabastro amargo.S, su muerte siguió a lo largo del bosque,
quise recogerla en mi saya, reunirla en mis brazos, abrazarla.V, voy a tener hijos de almíbar y de
pétalos y no podrán besarte, oh, mi novio de miel, mi tulipán. Lloraba desesperadamente, quería
juntar los pétalos, reconstruir la miel, sacarlo de la muerte, ganarlo para siempre, que no tuviera
fin este poema.

Los hongos nacen en silencio (6:47)

Los hongos nacen en silencio. Algunos nacen en silencio, otros con un breve alarido, un leve
trueno. Unos son blancos, otros rosados. Ése es gris y parece una paloma, la estatua a una paloma.
Otros son dorados o morados. Cada uno trae, -y eso es lo terrible-, la inicial del muerto de donde
procede. Yo no me atrevo a devorarlos, esa carne levísima es pariente nuestra. Pero aparece en la
tarde el comprador de hongos y empieza la siega. M, mi madre da permiso:, él elige como un
águila ese blanco como el azúcar, uno rosado, uno gris. Mamá no se da cuenta, de que vende a su
raza..

Las margaritas abarcaron todo el jardín 8:09

Las margaritas abarcaron todo el jardín, primero fueron como un arroz dorado, luego se abrían de
verdad, eran como pájaros deformes circulares, de muchas alas en torno de una sola cabeza de
oro o de plata. Las margaritas doradas y plateadas quemaron todo el jardín. Su penetrante
perfume a uvas nos inundó,. El penetrante perfume a uvas, a higo, a miel, de las margaritas,
quemó toda la casa.

Por ellas nos volvíamos audaces, como locos, como ebrios, e íbamos a través de la noche, del alba,
de la mañana, por el día c. Cometiendo el más hermoso de los pecados, sin cesar.

La hija del diablo se casa... (9:11)

-¡La hija del diablo se casa! No sabíamos si ir o no ir, en casa resolvieron no ir. Ella paseaba con la
trenza brillando como un vidrio al sol, vestido celeste y las pezuñas delicadísimas, cinceladas y de
platino. Con los ojos un poco redondos, insondables, se paraba frente a cada uno como
publicitando, invitando, o consciente e inconscientemente amenazando -¡la hija del diablo se casa!
Cerraron las puertas de mi casa. Pasado el mediodía, resolví huir. Crucé por arriba de los jardines
de fresias y junquillos, tratando de no trozar ni uno de los ramos amarillos, de los que vivíamos;.
pPor ocultas veredas; creo que hice tres veces la misma senda, me perdía y tuve miedo que desde
la casa estuviesen espiando mi inútil vuelo.

¡Al fin, toqué las puertas de los hornos.! Pasaban platos con todas las escenas del amor erótico “ -
Invitan con la carne-, dijo una voz que me pareció de una vecina;, miré y, si era, estaba embozada.
También, servían niños no natos, cubiertos con azúcar -¡Son riquísimos! El tam tam celebratorio,
apareció adentro de la tierra y en un perpetuo crescendo, anuló las conversaciones y llegó al
colmo. La hija del diablo de pie, junto a la pared. El pelo igual que el sol entreabrió el vestido, las
piernas, las pezuñas. Su himen cayó roto,( se oyó un leve bramido) y corrió como una margarita
entre nosotros. Alguien gritó: -¿Y el novio? -Se va por aquí, es chiquitito.

Cerré los ojos, creo que cayó un aguacero. Hui arriba de los jardines de los ramos amarillos;.
eEntraba en cada cueva y salía aterrada. Entré en mi casa. Mamá, estaba fija en el mismo lugar,
haciendo el mismo encaje. Sin levantar los ojos, comentó –Pero,, ¿qué haces?, ¿andas por el jardín
con estos aguaceros?

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