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CUENTOS

Y POESIAS..
MAS QÜB PICANT.'!?«
Russell B’vlmlh, III
Cuentos y poesías
más que picantes

(SAMANIEGO, YRIARTE, ANÓNIMOS)

Publícalos
por vez primera
un rebuscador
de papeles
viejos
Cuentos y poesías
más que picantes

(SAMANIEGO, YRIARTE, ANÓNIMOS)

Publícalos
por vez primera
un rebuscador
de papeles
viejos
LA RECETA

De histérico una monja padecía


y ningún mes contaba
las calendas purpúreas que aguardada
Al convento asistia
un médico arriscado
que por su ciencia conoció el estado
de la joven paciente
y cual era el remedio conveniente,
que con oculta treta,
en papel reservado,
pudo dar á la enferma por receta,
la que á solas leyó su contenido
y de este modo estaba concebido :

AAA'-.'
— 6 —

«Contra ese flato histérico receto de sus celdas al coro se marcharon,


» un fregado completo quedando con la enferma una novicia
» en aquellos canales de bastante malicia,
»que los censos espelen mensuales. y el médico, que en tanto hacia su cuenta
»Yo, para esta faena, de como engañaría á la asistenta.
»una tienta de carne tengo buena Esta, que, sospechosa del empeño,
»con que ofrezco curarla fingió ceder al sueño
»y la matriz también deshollinarla». y vió que el esculapio prontamente
Esto leyó la monja, y deseosa montaba á la paciente,
de cobrar su salud, pensó una cosa y que ella culeaba
con que deshollinada mientras él la estrujaba
quedase con la tienta recetada. tanto, que la pobreta
Para esto, de repente tragaba suspirando la receta.
con más fuerza el histérico accidente La novicia, por no llevar el gorro,
fingió de tal manera, gritó : « ¡ Hermanas, socorro !
que mandó la abadesa se tragera »acudan, que este médico maldito
el médico al momento, »á nuestra hermana pincha el conejito».
y sin desconfianza en el convento Por pronto que á esta voz saltó del lecho
le dijo se quedase el agresor sin consumar el hecho,
en tanto que la monja peligrase. las monjas que volaron
Llegó la media noche y las campanas á la celda, llegando á tiempo, vieron
á maytines tocaron : lo que nunca tuvieron
las piadosas hermanas y siempre desearon :
— 8 —
— 9 “

hallaron á la enferma destapada, vió que la delincuente se disculpa


vieron ¡ai! enristrada mostrando la receta
la tienta valerosa que el médico operaba
del médico en el aire, y que furiosa, con la tienta que en ella insinuaba.
porque su operación se la impedia, La abadesa, discreta,
con todas juntas embestir quería. de la verdad queriendo cerciorarse,
A tal vista una grita: «¡Es un impío!» en su nariz montó los anteojos
Otra dice : «¡ Qué' escándalo, Dios mió !» que eran auxiliadores de sus ojos;
Otra con mayor celo repetía mandó luego acercarse
que sobre sí el delito tomaría al Galeno, que estaba bien armado
para evitar que luego por no haber la receta consumado.
llegue sobre el convento á llover fuego. y alzándole con prisa
En tanto que gritaban, la abadesa el cumplido faldón de la camisa,
llegó dándose priesa esclamó meneando la cabeza:
en brazos de dos monjas apoyada, «¡ Bendígaselo Dios! ¡ Soberbia pieza !
con el peso encorbada »No, no se le aventaja
de ochenta y cinco años, »la de mi confesor, aunque es alhaja».
que le habían causado, entre otros daños,
almorranas, ceguera,
algo de perlesía y de sordera,
y una pronunciación intercadente
por hallarse su boca sin un diente.
Esta, pues, enterada de la culpa.
ii -

con esta ceremonia perdonaba.


De clases diferentes
el número creció de penitentes
sabiendo la escelencia
de la nueva indulgencia
que este varón profundo
LA RELIQUIA
igualmente aplicaba á todo el mundo.
Una moza morena
llegó á sus plantas de pecados llena,
con ojos tentadores, talle listo,
Un confesor gilito y unas tetas que hicieran caer á Cristo;
en opinión de santidad estaba, pues, conforme á la moda,
por lo que despachaba ya en taparlas ninguna se incomoda.
de penitentes número infinito. Empezó á confesarse,
Ademas, este padre reverendo y. qual todas, al sesto mandamiento
llevaba en un remiendo de varias poluciones á acusarse
de su negra pretina con tanta contrición, que el movimiento

cosida una reliquia peregrina de su blanca pechera


simpatizó del frayle el instrumento,
con muchas indulgencias
que evitaban penosas penitencias como era natural, de tal manera

siempre que con dos dedos la tocaba que le causó cuydado


sentirlo de repente tan hinchado.
al tiempo de absolver al confesado,
La iglesia estaba oscura,
y asi todo pecado
]2 — i? —

la gente lio era mucha, y temeroso y en vez de bendición echa rijoso


de más descompostura, á la moza un asperges muy copioso.
el bendito varón acudió ansioso « ¡ Virgen ! — ella esclamó. — ¿Para qué es esto
a, usado remedio »que me lian echado en la cara?
de empuñar con recato por en medio »Sintiera que pegado se quedara,
el miembro rebelado, »pues parece de gomas un compuesto».
y esto fue tan á tiempo executado, A que respondió el padre : «Eso sin duda
que hizo un memento homo »es ¡ai'! que ha cometido un gran pecado,
pasándole la mano por el lomo. »hermana, y perdonárselo ha costado
La moza acabó en tanto »tanto, que á mares la reliquia suda.»
su confesión, y dijo al varón santo :
«Écheme, padre mió,
»la sacra absolución en que confio,
»y aplíqueme, le ruego, la indulgencia
» que su reliquia tiene,
»pues la virtud que en ella se contiene
»puede escusar más grave penitencia».
Oyendo estas razones,
de su.meditación medio aturdido,
el frayle volvió en si dando un ronquido :
saca de sus calzones
para absolver la mano humedecida,
tócala en la reliquia consabida,
— 15 “

donde estaba la cama


y le dijo : «Desnúdate, bien mió.
»y acostémonos pronto que hace frió».
El guardia la obedece
metiéndose en el lecho que le ofrece,
cuyo calor benéfico al momento
LOS GOZOS DE LOS ESCOGIDOS
le templó el instrumento,
y mucho más sintiendo los abrazos
con que en amantes lazos
la dama que lo entona,
espresiva y traviesa lo aprisiona.
Iba un guardia de corps, lector amado,
Entonces, atrevido,
á más de media noche apresurado
intentó la camisa remangarla,
á su cuartel, y al revolver la esquina
y sans facón montarla ;
de la calle vecina,
mas quedó sorprendido
oyó que de una casa ceceaban
al ver que ella obstinada resistia
v que, abriendo la puerta, le llamaban.
la amorosa porfia,
Determinó acercarse
y que si la dejaba,
porque era voz de femenil persona
también de su abandono se quejaba,
la que el lance ocasiona,
hasta que al fin salió de confusiones
y sin chistar, á tiento,
oyendo de la dama estas razones:
de uno en otro aposento
«¿Cómo te has olvidado
por la misma también dejó guiarse,
»del modo con que habernos disfrutado
hasta que al parecer llegó la dama

i
— i6 — — “

»los dos de los placeres celestiales ? logró meter el guardia el suyo todo,
» ¡ Yo deleytes carnales gozando á la muger más cosquillosa
» gozara torpemente, y á la más santamente luxuriosa.
»cuando mi confesor honestamente Mientras los empujones,
»sabes que me ha instruido ella usaba de raras cspresiones
»de cómo engendrar puede el escogido diciendo : «¡ Ai gloria pura !
»sin que sea pecado 1 » ¡ O celestial ventura !
»Pues muy bien te has holgado » ¡ Deleytes de mi amor apetecidos !
»conmigo en ocasiones »¡Ai gozos de los fieles escogidos!...»
»sin faltar á tan puras instrucciones». El guardia, que la oia
El guardia, deseando le instruyera y á su pesar la risa contenia,
en lo que eran deleytes celestiales, dijo: «Por fin, señora,
dejó que dispusiera »no he perdido mi tiempo, pues aora
la dama de sus partes naturales, »ya me son conocidos
y halló que su pureza consistía »los gozos de los fieles escogidos».
en que el varonil miembro introducía Al escuchar la dama estas razones
dentro de su natura desconoció la voz que las decía;-
por cierta industriosísima abertura mas como en los postreros apretones
que sin que la camisa se levante entorpecer la acción no convenia,
daba paso bastante esclamó: «¡Ai que vergüenza! ¡Un hombre cstraño!.
á qualquier miembro de provecho, »No te pares... ¿Se ha visto tal engaño?
como que para un frayle estaba hecho. »Angel del paraíso... ¡ Q_ué placeres!...
Con tan púdico modo » ¡ Ai, métemelo bien, seas quien fueres !»
— 19 —

Con este escandaloso contenido,


de rabia el reverendo poseído,
ordenó que d capitulo tocasen,
LAS GOLLERIAS y que en el refectorio se juntasen
sin tardar un momento
todos los gordos frayles del convento.
Ellos obedecieron cabizbajos,
Oye. Apolo, mi acento, diciendo: «¿Qué apostólicos trabajos
ven á inspirarme un cuento, »nuestro padre guardián hoy nos previene,
pues hace muchos dias »pues tanta priesa en convocarnos tiene?»
que, temeroso de las penas mias, La comunidad, pues, estando junta,
quieres que yo te aguarde, en medio se presenta y les pregunta:
y tu fuego me infundes mal ó tarde. «¿Quién es el fraile impio
Parece que se apiada »que ha escrito este billete?
con esta invocación, pues exaltada »Miren su luxurioso desvario,
por su influencia mi memoria siento »y pues que castigarlo me compete
y empiezo á contar. En un convento »digan (lo mando asi bajo obediencia),
de padres capuchinos halló un dia »quién es para imponerle penitencia».
el guardián un billete que decía: En seguida leyó encolerizado
«Hermana Mariquita: en voz alta el billete mencionado,
»espérame esta tarde peinadita, y oyendo su impiedad los frayles todos
»lavadita y compuesta, mostraron su rubor de varios modos.
»que iré y tendremos en la cama fiesta». Qual, con gestos horrendos,
20

la cita detestaba;
qual, con gritos tremendos,
«¿es joven la ltermanita?» preguntaba;
pero ninguno, en tanto, del delito
confesó ser autor, ni del escrito;
bien que al fin á las plantas se arrojaron LA POSTEMA
del grave superior y le rogaron
que no se publicara
tan infame papel, y deshonrara
á la comunidad, con desatinos
indecentes en frayles capuchinos. El modo de curar una postema
«¡ Ah ! No es el crimen. — esclamó furioso de este cuento es el tema,
»el padre guardián, — lo que me irrita, donde el lector prudente
»sino las circunstancias de la cita; verá que es conveniente
»pues en un religioso para que no le canse al afligido
»es la mayor de las bellaquerías concederle la cosa que ha pedido ;
»pedir de esa manera gollerías. asi yo en mi favor probar intento
» Hermana Mariquita: esta verdad en el siguiente cuento.
»espéramepeinada y compuestita, Erase, pues (y empiezo), en una ald
»lavadita y... ¡Jesús! yo me sofoco; un médico ramplón, y á mas casado
»todo á los frayles les parece poco, con una muger joven, no muy fea,
» pues yo soy el guardián y la tomara la que había, estudiado
»sin que se compusiera ni lavara». entré los aforismos de su esposo
22 — 23 -

uno ú otro remedio prodigioso »es por no hallar remedio suficiente


que cuando ausente estaba »para el mal que padezco impertinente.
á los enfermos pobres recetaba. »Sepa Vd., pues, que asi que me empezaron
Su caridad egercitando un dia »las barbas á salir y me afeytaron,
la señora Quiteria (este es su nombre). »también me salió vello
vió que á su puerta había »al rededor de aquello,
un zagalón ya hombre »y cátate que á poco tan hinchado
que á su esposo buscaba »se me puso que... vaya,
porque alguna dolencia le aquejaba. »110 podía jamas tenerlo á raya.
Parecía pastor en el vestido, »Yo hallándome apurado,
y á Febo en la belleza y la blancura, »y de ver su tiesura temeroso,
uniendo en su estatura »tomé y vine á enseñárselo á su esposo,
la proporción de un Hércules fornido »el cual me lo bañó con agua fria,
tanto que la Esculapia alborotada »con que se me afloxó por aquel dia;
cayó en la tentación... ¡no somos nada! » pero después á cada instante ha vuelto
Hizo entrar al pobrete, »el humor á estar suelto,
ya con mal pensamiento, en su retrete, »y es la hinchazón tremenda».
á donde le rogó que la esplicase Dijo y sacó un... San Cosme nos defienda,
la grave enfermedad que padecía tan feroz, que la médica al mirarlo
porque sin su marido ella podía tuvo su cierto modo de afloxarlo;
un remedio aplicar que le curase. pero venció el deseo
« ¡ Ay, señora Quiteria !» el zagal dijo : de gozar el rarísimo recreo
«yo por lo que me aflijo que un virgo masculino la promete
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cuando la vez primera empuja y mete. »pues entra presto,


A este fin cariñosa »te daré el baño de aguas minerales
dijo al simple zagal: «¡ai pobrecito! »que suaviza las partes naturales».
»una postema tienes: ven, hijito, A que el pastor responde : «¡ Guarda, Pablo !
»ven conmigo á la cama; liaré una cosa »Para postemas que reciba el diablo
»con que a fé de Quiteria »ese baño que aplasta y que no estruja.
»se te reviente y salga la materia». » ¡ Toma ! Cuando arrempuja
El pastor inocente »la señora Quiteria,
á la cura se apresta, »me la revienta y saca la materia».
y ella, regozijada de la fiesta,
le dió un baño caliente ’
metiendo aquello hinchado
en el... (ya Vd. me entiende) acostumbrado
con una habilidad tan consumada
y tales contorsiones
que dejó la postema reventada
con dos ó tres ó mas supuraciones.
Fuese, y á poco tiempo volvió un dia
á la casa del médico, que estaba
sentado en su portal; cuando llegaba,
y viéndole venir, con ironía
le dijo : «¡ Ola ! parece por tu gesto
»que se te ha vuelto á hinchar ;
- 27

que irritadas las partes sensuales


el demonio carnal mas las apura,
dando á mas penitencia mas tiesura.
Supo el caso el Abad, el que, aturdido
del feroz priapismo referido,
á capítulo un dia
EL VOTO DE LOS BENITOS llamó á la bien armada mongeria,
y despues de entonado
el himno acostumbrado,
á cada cual con humildad profunda
pidió su parecer, porque se hallase
Un convento exemplar benedictino un medio que cortase
á grave aflicción vino, en la comunidad tal barahunda.
porque en él se soltó con nueva furia, Los monges del convento
el demonio tenaz de la luxuria; poltronamente estaban en su asiento
de modo que en tres pies continuamente discurriendo en los modos diferentes
estaba aquel rebaño penitente. de alejar con remedios convenientes
Al principio, callando con prudencia, el bullidor tumulto
hacia cada monge la experiencia que á cada monge le abultaba el bulto.
de sugetar con mortificaciones Viendo lo executado vanamente
las fuertes tentaciones. hasta el caso presente,
No se omitió silicio, diversos pareceres y opiniones
w ayuno, penitencia ni exercicio, como al fin tan teólogos varones
mas fueron vanas medicinas tales,
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— 28 —

»ropa con que me mude,


con santidad y ciencia propusieron,
»tanto cuidado tiene
pero en ninguno dieron
»de limpiarme de manchas esteriores
que á propósito fuese
»como de las materias interiores,
para que luego la erección cediese.
»y á este fin de tal modo me sacude
En esta confusión, con reverencia
»que en toda la semana
pidió el portero para hablar licencia.
»se me alborota mas mi trasmontana».
El portero, no importa aquí su nombre,
Luego que oyó el Abad y el consistorio
era un legazo de tan gran renombre
un medio tan fácil como notorio
que después de rascarse aquello á solas
de obviar tentaciones,
hubo vez de jugar diez carambolas.
decretaron los ínclitos varones
«Hable»., dijo el Abad; y él, humillado,
que un voto de común consentimiento
prosiguió: «Dios sea loado,
»que á mi, vil gusanillo, ha concedido se añadiese en las actas del convento
por el cual no pudiera
»lo que á sus reverencias no ha querido.
monge alguno vivir sin lavandera.
»Yo un tiempo tentaciones padecia,
El Abad con presteza
»mas por fortuna mia
hizo quedase el voto establecido,
» hallé un remedio fácil y gustoso
y á los monges, baxando la cabeza,
»con que á mi cuerpo y alma doy reposo
dijo: «El Señor, hermanos, nos ha oido
«¿Y cuál es?» preguntaron admirados
»cuando remedia asi nuestras desgracias;
á una voz los Benitos congregados.
»cantemos, pues: aginias tibí gratias.»..
«Padres», dijo el portero,
«tengo una lavandera, cuyo esmero,
»cuando á traerme viene
— 31

la menor circunstancia
para que por olvido ó ignorancia
la verdad 110 se dude de esta historia.
Yendo asi caminando
vieron un cuervo grande que volando
EL CUERVO en el ayre tal vez se suspendía,
aunque el vuelo hacia el carro dirigia.
«¡Jesús, que paxarraco tan feote !»
dixo la moza: «¿y ese animalote
»que nombre es el que tiene?»
l£n un carro manchego «Ese es un cuervo», respondió el arriero,
caminaba una moza inocentona «embiste á las mugeres y es tan fiero
de gallarda persona »que las pica los ojos, se los saca,
propia para inspirar lascivo fuego. »y después de su carne bien se atraca».
El mayoral del carro era Farruco. Oyendo esto la moza y reparando
de Galicia fornido mameluco, que el cuervo se acercaba
que en qualquiera pantano daba asombro al carro donde estaba,
verle sacar muías y carro al hombro. tendióse en el colchón, y remangando
Un colclion á la moza daba asiento las faldas presurosa,
porque el mal movimiento cara y cabeza se tapó medrosa,
del carro algún chichón no la levante. descubriendo con este desatino
Lector, es importante el bosque y el arroyo femenino.
referir y tener en la memoria Al mirarlos Farruco, alborotóse;
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subió sobre el colchón, desatacóse,


sacó... ¡poder de Dios, que grande que eia!...
y á la moza á empujones
enfiló de manera
que del carro los fuertes enviones
en vez de impedimento, LA CAMPANILLA
daban a su timón mas movimiento.
En tanto que ¿1 saciaba su apetito,
ella decia: «si, cuervo maldito;
»pica, pica á tu antojo,
Preguntó en el Paular un forastero
»que por alti no me sacas ningún ojo».
el uso de una grande campanilla
que veia en el claustro; y el portero
le respondió: «el oirla es maravilla,
» porque solo se toca cuando fiero
»el tentador carnal los frayles pilla»í
á que el curioso replicó guiñando :
«pues, padre, estará siempre repicando».
- 35 -

á los nuevos llegados lo siguiente :


Compagni sventurati al par che cari
i vostri affani amari
io voglio consolar : nostro padrone
è un turco di bollissima intensione,
pietoso cogli schiavi che la guerra
EL PINON
riduce al suo servisio ;
solamente li destina per l’uffsio
che si costuma- là, nella mia terra
strapagando l’occhio del riposo
col suo membro, che è troppo lungo e grosso.
Compró un turco robusto
«Compayre», el andaluz dixo esclamando,
dos jóvenes esclavos, que un adusto
«¿qué me està uzté fablando?
Argelino vendía.
Los llevó á la mazmorra en que tenia » ¿ Conque ha dado eze perro en cza maña
»que en Italia ze eztila? ¡ay pobrecito
otros muchos cautivos,
»de mi, dezfondacao en tierraéztraña !
y cerrando la puerta,
detras de ella á escuchar se quedó alerta ' »¡Yo que tengo un ojito
»lo mezmo que un piñón! ¿Zerá baztante
los modos espresivos
con que los mas antiguos consolaban » para guardarle yo ezte calzón de ante ? »
Iba á darle respuesta el italiano,
á los recien venidos que alli entraban.
pero el turco inhumano
Eran un andaluz y un castellano,
gritó entonces : «no haber ante que valga ;
y el que hablaba con ellos italiano,
»el ojo de piñón que pronto salga».
que dijo en voz de tiple muy doliente
- 36 -

Al punto cuatro moros,


fuese á gozar del turco bien armado.
sin atenderlas quejas ni los lloros,
E'ste al momento en cuatro pies le pone,
afuera le sacaron,
los calzones le baxa y se dispone
y á su señor por fuerza le llevaron.
á profanarle: le unta con aceite
En tanto que él la operación sufría,
aquel globo cerdoso
el italiano al otro le decía :
fondo en color de cardenillo oscuro.
Giovinetto garbato,
El turco vigoroso
anche tu sia al momento prepatato
no quiso dilatar el choque impuro.
a soffrir del padrón membruto e fiero
Considere el lector, aunque yo callo,
il colpo assalito)’ dell'occhio nero,
que magnitud tendría
perchè di bianca faccia o color bruno
lo que sacó, criado en un serrallo
il turco bufarrón non lascia alcuno.
sin sugecion de bragas ni alcancía,
El fuerte castellano con arrojo
y después se figure allá en su mente.
la argolla de un cerrojo
que esta mole indecente
arrancò de una puerta al oir esto,
enfilando la argolla en la trasera,
y habiéndosela puesto
quedó como ratón en ratonera.
de su gran nalgatorio en la angostura,
Por sacarlo se agita,
pudo con tal diablura
empuja, hace desguinces, y al fin grita
guardar el centro y pliegues del contorno,
para que en su trabajo
y el ataque esperó con este adorno.
no le guillotinasen por abajo.
Pasada media hora alli volvieron
El castellano astuto se endereza
el andaluz lloroso y derrengado^
tirando de la argolla con presteza
y al castellano hicieron
porque no se la viesen
• >
>S -

los que en favor del turco allí viniesen,


pero esto fué de un modo tan violento
que le quitó el turbante al instrumento.
Quedó por el dolor amortecido
el turco en la estacada,
V el castellano, habiendo conseguido LA MEDICINA DE SAN AGUSTIN
ver la naturaleza asi vengada,
mientras al desgorrado socorrían
los moros que acudían,
á la prisión volvióse,
en donde á poco tiempo divulgóse En la ciudad que riega Gualmedina
su valerosa hazaña; empezó á padecer de mal de orina
v el italiano preguntóle ansioso: una recien casada
nía ilica, ¿che ciicagna de edad de veynte años,
Va salvn lo ilal caso periglioso? a quien vinieron semejantes daños
Y el andaluz decia: de que su viejo esposo,
«¡que piñón tendrá uzté tan duro, hermano, setentón luxurioso,
»cuando pudo fazer tal fechuría!» por mas esfuerzos que á su lado hacia
A lo que le responde el castellano: y con sus refregones la impelía
«tengo para ese perro al conyugal recreo,
»no un piñón natural, sino de hierro». jamas satisfacía su deseo,
quedando á media rienda el pobrecit
con un moco de pabo tan maldito
_________ '

— 41 —
— 4o —

mas por mi no lo dudo,


que la iiioza volada
porque la edad en tales ocasiones
enfermó de calor: ¡ay que no es nada !
afloxa del violin los diapasones.
lira harto'escrupulosa
Yol vamos sin tardanza
la requemada esposa;
al agustino, que entendió la danza,
y por calmar su lid la penitencia
y la dijo : «esta tarde
frecuentaba los santos sacramentos,
ȇ solas quiero, hermana, que me aguarde,
pensando aliviarían su conciencia
»en su cuarto, y haré que el mal de orina
ciertos caritativos documentos
»se la cure con una medicina
con que. un frayle agustino
que el gran padre Agustín, santo glorioso,
daba lecciones del amor divino.
»á nuestra religión dejó piadoso.»
Refirióle afligida
En esto concertados
las fatigas que el viejo impertinente
el bravo confesor y la paciente
su esposo, aunque impotente.
á la tarde siguiente
la obligaba á sufrir, y que encendida
en una alcoba entraron ; y encerrados,
después que la atentaba
allí su reverencia
y de asquerosas babas la llenaba,
;i la joven curó de su dolencia
en el crítico instante
con un modo suave
la dexaba ardorosa y titilante.
y al mismo tiempo vigoroso y grave.
Yo aquí. lector, no cuento
Entre tanto su esposo
lo que ella refirió de un sordo viento
con un médico había cuidadoso
fétido y asqueroso
consultado los males
ue espelia en la acción su anciano esposo
que su muger sufría tan fatales
caliente v á menudo;

' «-¿a
y á su casa consigo le traía,
cuando de ella salía
el padre confesor gargajeando
y de la fuerte operación sudando.
Sin detenerse el viejo en otra cosa EL RAYGON
subió y dijo á su esposa :
«mira, hijita, qué médico he buscado
»que dejará curado
»este tu mal de orina
»aplicándote alguna medicina.» Mientras ausente estaba
Ella al Galeno entonces, muy serena, un pobre labrador de su alquería,
dijo: «no es menester, que ya estoy buena su muger padecía
»mi enfermedad penosa dolor de muelas: esto lo causaba
»lia cedido á la fuerza milagrosa un raygon que metido
»que san Agustín puso en los pepinos en la encía, tenia carcomido.
»de los robustos fraylcs agustinos». En el lugar hacia de barbero
un mancebo maulero
á quien ella quería,
por lo cual mandó á un chico que tenia
le buscase y dixese
que á sacarla un raygon luego viniese.
El rapabarbas, como no era payo,
— 44 — - 4S

vino’con el recado como un rayo, »porque á poco que vino


y para hacer la cura »el barbero á curarla.
se encerró con la moza. ¡ Que diablura! »quiso el ra-vgon sacarla
Á veces son los niños de importancia »y se encerraron para... ya usté sabe;
para que en la ignorancia ».bien que yo por el ojo de la llave
no se queden mil cosas »pude con disimulo
picantes y graciosas. - » ver que no sacó muela.
Yo lo fundo en que nunca se sabria »sino que estuvo... amuela que te amuela,
lo que el barbero con la moza hacia »dale... y la sacó al fin de junto al culo
á no ser por el chico retrechero »un raygon... de una tercia, goteando.
que curioso atisbo en el agujero »con sus bolas colgando;
de la llave la diestra sacadura »y al mirarle en voz alta
del ravgon. Repitamos: ¡que diablura! »dijo ni! madre: ¡ay como me hace falta!»
La operación eléctrica acabóse l:n todas ocasiones
v el barbero marchóse al buen entendedor pocas razones:
dejando á la paciente mejorada, dígolo porque luego
mas del tirón bastante estropeada, que estas oyó el buen hombre, echando fuego
mientras el chico alerta por los ojos, á su hijo;
á su padre esperó puesto á la puerta. « ve corriendo, le dixo,
Este, á comer viniendo presuroso, »di al barbero que en nada se detenga.
le preguntó al muchacho cuidadoso : »y á sacarme un raygon al punto venga.
«¿está mejor tu madre?» »que yo entre tanto prevendré una estaca:
Y el chico dijo: «ya está buena, padre,- »veremos si se lleva lo que saca
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— 46 — - 47

»ese bribón malvado, le dijo sonriendo:


»cuando hace falta lo que se lia llevado». «bien puede usté, maestro, ahora aflojarse,
Partió á carrera abierta »que pronto ha de ensuciarse.
el chico, y con la tranca de la puerta »pues mi padre, enfadado
el padre prevenido, »del raygon que á mi madre la ha sacado
á quien le liabia asi favorecido »porque falta le hacia,
con intención dañosa, »la tranca de la puerta prevenia;
esperó, sin decir nada á su esposa. »y es que sin duda intenta
Erramos los mortales »de lo que usté sacó tomarle cuenta».
en nuestros juyeios intelectuales, Cuando esto oyó el barbero,
nuestro proverbio aqui lo manifiesta. soltó capa y sombrero
«quien con niños se acuesta...» y le dijo: «para esa paparrucha
Pues, como iba diciendo de mi cuento, »110 es menester que vaya yo; hijo, escucha:
■ el chico en un momento »corre y dile á tu padre
llegó á la barbería, »que la meta á tu madre,
llamó al autor de la bellaquería »si le hace falta, en el lugar vacio,
y le dió su recado. otro raygon que tiene igual al mió».
El hombre, descuidado,
tomó capa y gatillo
y ya se iba á marchar con el chiquillo,
cuando por su fortuna
de sus ventosidades soltó una,
la que el muchacho oyendo
_

49 -

esto les sucedió A las pobres monjas,


porque, perdiendo el uso sus esponjas,
se fueron opilando
y de humor masculino el vientre hinchando.
Hizo reparo en ello por delante
EL RECONOCIMIENTO su confesor, Gilito penetrante,
por su-grande esperiencia en el asunto;
y conociendo al punto
que estaban fecundadas
las esposas A Cristo consagradas,
Una abadesa en Córdova ignoraba mandó que A toda priesa
que en su convento introducido estaba bajase al locutorio la abadesa.
bajo el velo sagrado Lsta acudió al mandato
un mancebo, de monja disfrazado, por otra vieja monja conducida,
que el tunante dormía, pues la vista perdida
para estar mas caliente, tenia la abadesa ya del flato;
cada noche con monja diferente ; y al verla el reverendo
y que ellas lo callaban con un tono tremendo
porque A todas sus fiestas agradaban; la dijo: «¿como asi tan descuidada
de modo que era el gallo »Sor Telesfora tiene abandonada
de aquel santo y purísimo serrallo. » su tropa virginal ?; pero mal dije,
Las cosas mas ocultas »pues ya ninguna tiene intacto el dige.
mil veces las descubren las resultas: »¿No sabe que en su daño
- 50 - - >1 -

»hay obra de varón en su rebaño? »que cubre mi caudal cuando está floxo:
»Las novicias, las monjas, las criadas... » veréis que me le cojo
»¿lo diré? si: todas están preñadas. — »detras; junto las piernas, y esa vieja
»Miserere mei, Domine», responde »cegata, estando atado á la cintura,
Sor Telesfora, «¿á donde »no puede tropezar con mi armadura.»
»estar podremos de parir seguras. Se adoptó el espediente,
»si no bastan clausuras? se practicó, y las monjas le llevaron
»Váyase, padre, luego, al coro, donde hallaron
»que yo hallaré al autor de tan vil juego la abadesa impaciente
»entre las monjas: voy á convocarlas, culpando la tardanza.
»v con mi dedo pienso registrarlas». En fin, para esta danza
El confesor marchóse; en dos lilas las puso,
subió Sor Telesfora. y publicóse las gafas pone en uso,
al punto en el convento y una vela tomando
de las monjas el reconocimiento. encendida, las iba remangando.
Ellas en tanto buscan presurosas Una por una el dedo las metía
al joven y llorosas y después, no hay engendro, repetía.
el decreto le cuentan El mancebo miraba
y el temor que por él experimentan.— lo que Sor Telesfora destapaba,
«Y bien : no hay que encogerse». y se le iba estirando
él dice, «todo puede componerse el bulto, y el torzal casi estallando;
»porque todas estáis de poco tiempo. de modo que tocándole la suerte
»Yo me ataré un cordel en la pelleja de ser reconocido
~ 53
dió un estirón tan fuerte «mentira: en otra cosa
que el torzal consabido »podran papilla darme,
se rompió y soltó al preso »pero no en el olfato han de engañarme,
al tiempo que lo espeso
»que yo le oli muy bien cuando hizo el daño,
del bosque la abadesa le alumbraba; »y fia un dánosle boy de buen tamaño».
y asi cuando para esto se bajaba
en la nariz llevó tal latigazo
que al terrible porrazo
la vela, la abadesa, los anteojos
en el suelo quedaron por despojos.
« ¡ San Abundio me valga ! »
ella esclamó: «ninguna de aqui salga,
»pues ya bien á mi costa
»reconozco que hay moros en la costa!)
Mientras la levantaron,
al mancebo ocultaron ;
y en su lugar pusieron
otra monja, la falda remangada,
que siendo preguntada
de con qué á la abadesa el golpe dieron,
la respondió: «habrá sido
con mi abanico que se me ha caído»:
á que la vieja replicó furiosa:
— n —

volverse á la montaña deseaba


sin catar de su tio la riqueza,
basta que este le dijo ya aburrido:
«muchacho, ¿porqué estás tan abatido?»
«Por nada.» «Algo será: ¿dime. qué tienes?»
DIÁLOGO «Pues, señor: yo á la tierra volver quiero.»
«¿Porqué con esa tontería vienes?»
ENTRE UN TIO Y UN SOBRINO
«Porque yo antes que yo soy el primero.»
«¿i eso. qué significa? ¿Que en mis bienes
»no te doy parte? ¡dilo, majadero!»
«No es eso. lo primero solamente...»
Mandó ;i Madrid venir de la Montaña «Bruto, esplícate pronto claramente.»
un mercader ricacho a su sobrino «Pues yo, tio. estoy malo á lo que entiendo.»
para que se instruyese en la maña «¿Cómo, bribón? ¡tan gordo y colorado!»
con que era en el comercio ladrón lino. «¡Ay. señor! que la fuerza voy perdiendo.»
Cuando llegó buscando la cucaña «Picaro, habrás tu enfermedad buscado.»
el tal montaiiesillo á su destino, «Xo es eso. ni el porqué yo comprendo;
tendría de catorce á quince años, »pero antes de que hubiese aquí llegado
edad en que el amor hace mil daños. »con una mano el bicho me tenia,
A poco tiempo que en la corte estaba »y ahora le echo las dos y no hay tu tia».
el tio le notó mucha tristeza,
y aunque el joven por libras engordaba
era de nial humor; y con presteza

niir-
- 57 ~

agonizantes, cristos,
y de la sepultura
la eterna llave con la sacra untura.
Después que bien la untaron
y á su placer los frayles la gritaron,
LAS ENTRADAS DE TORTUGAS á media noche túvola por muerta
el médico, y dispuso
dejar del todo abierta
la alcoba de la enferma según uso.
y que ya sin cuidados
b'staba una señora desaunada se acostaran amigos y criados.
de esta fiebre malvada, Fuéronse todos á dormir muy pronto;
que sin ser, según dicen, pestilente, y luego que esto vió el marido tonto,
se lleva al otro lado mucha gente. quedito entró en el cuarto de.su esposa,
Sus criados y amigos la asistían que nunca mas hermosa
con celo cuidadoso, le pareció que entonces, porque hacia
pues por tonto tenían un mes que por su mal no la veia.
de la dama el esposo, Mirándola los pechos,
y asi de su dolencia q*ue á torno parecía estaban hechos,
nunca le conliaron la asistencia. y el ojal del encanto
Llegóse, al parecer, la última hora en que pecara tm santo,
á la pobre señora: dijo: «¿se ha de comer esto Ja tierra
la trageron muy listos »sin mas ni mas? ¡Ah, calentura perra!
* - 59 -
5» -

»No lleve entre responsos y rosarios van á llamar al médico corriendo.


»toda la retención de mis monarios». Este, luego que vino,
Dicho y hecho: de un brinco la tomó el pulso y dijo: «yo no atino
montó, enristró, y al golpe con ahinco 1 » qué es lo que le habran dado,
quedó sin que mas quepa, »que asi se ha mejorado»;
clavada en su terreno aquella cepa. y el marido, que en tanto se reia.
Producen maravillas dijo: «señor doctor, será obra mia,
del masculino impulso las cosquillas, »porque asi que dejaron á mi esposa
como se advierte en el presente caso; »los presentes, entré yo con mi cosa
porque, lector, al paso »tiesa, como la tiene el que madruga,
que el marido empujaba, »y la di cinco entradas de tortuga».
su muger se animaba «¡Bravo!» el médico esclama,
y cuando sintió el luego «ya comprendo la cura: ¿y porqué llama
del prolílico riego. »con tan estraño nombre
abrió sus ojos medio suspirando, »la genital operación del hombre?»
y abrazó á quien la estaba culeando. « ¡ ’Poma ! » el tonto replica.
Entonces las culadas prosiguieron «es un modo de hablar que significa...
hasta el dia; y los dos las suspendieron »zas... soplarlo de golpe hasta lo hondo,
porque entraron las gentes, '•cual las tortugas... zas... se van al fondo.
de la enferma asistentes. »Pero si está mal hecho...»
en el cuarto, y hallándola sentada, v. No», el médico le dice, «has acertado,

en brazos de su esposo reclinada »pues tus entradas son de tal provecho

se admiran, y ¡milagro! repitiendo, »que á tu pobre muger vida la han dado.»


_______ _______ —___

— 6o —

Asi que esto oyó el tonto,


echó á llorar de pronto,
y el doctor, que el motivo no alcanzaba,
le preguntó qué pena le apuraba.
« ¡ Ay!» respondió afligido,
«que el dolor me lo arruga.
» ¡ Si yo hubiera sabido LOS RELOXES DEL SOLDADO
»que las tales entradas de tortuga »
»’daban vida de cierto,
»nunca mis padres se me hubieran muerto!»

Dieron aloxamiento
á un tunante sargento
en la casa de cierta labradora,
viuda, joven, con humos de señora,
cuyo genio intratable
en breve con su huésped se hizo amable,
habiendo reparado
que era rollizo, sano y bien formado;
tanto que dijo para su capote :
«¡vaya! tiene un bellísimo... bigote».
En tanto que cenaron
mil pullas á los dos se les soltaron,
y después el sargento
8
- 63 _
— Ó2 —
»mas yo, solo y cansado,
dijo: «patrona mia, lo que siento »no le puedo poner en tal estado».
» es que mi compañía «Lo hará el señor sargento con mi ayuda»,
»marcha al romper el dia, le dijo la viuda :
» por lo qual tendré que irme tempranito, «tanto mejor», esclama
»y quizá no habrá en este lugarcito el'tunanton; «pero será en la cama».
» un relox de campana, Y no lo dijo en vano,
»que se oygan dar las tres por la mañana». que tomándola luego de la mano,
«Aunque no haya ninguno», al lecho la conduce,
la viuda respondió, «yo tengo uno y halagándola pronto la reduce
» en mi corral guardado á que en forma se ponga;
»que es mas fixo que el sol por lo arreglado el minutero mete,
» mi gallo, que no atrasa ni adelanta, las péndolas le cuelga y arremete
»porque á la aurora sin falencia canta». tan firme á la patrona á troche y moche,
«Yo también», respondióla prontamente que dió todas las horas de la noche.
el sargento, «un relox conmigo tengo, Gustosa, aunque cansada,
» que quando está corriente vino á dormirse Inicia la madrugada,
»todas las horas da, que le prevengo; y también el sargento, sin cuydado,
» pero para arreglarle en el gallo fiado,
»es preciso las péndolas colgarle, cogió el sueño, contento
» dándolas movimiento de la repetición del movimiento.
»mientras que el minutero toma asiento, Ya bien entrado el dia
»que en teniéndole á gusto le dispertó la priesa que tenia
»apunta bien y da las horas justo;
— Ó4 — - 65 -

de marcharse temprano, «si su relox, patrona. le hace falta,


porque no cantó el gallo, ó cantó en vano; » no se la dé cuydado,
y viendo que ya había falta hecho, »porque andaba también algo atrasado,
al corral fue derecho, »y yo, para ponerlo como nuevo,
pilló el pobre relox de carne y pluma »en mi morral á componer lo llevo.»
y con presteza suma
el pescuezo torcióle
y en el morral colérico metióle.
Queriendo antes de irse
de su amable patrona despedirse,
volvió á entrar en la alcoba,
y encontró á la muy boba
destapada y despierta,
con que cerró la puerta
y montándola presto,
la dijo: «mi relox se ha descompuesto
»otra vez, y antes de irme en tal estado
»quiero que me lo pongas arreglado».
La dócil labradora
le arregló, y le hizo dar la última hora ;
y él, de la compostura agradecido,
tomó la puerta habiendo concluido:
mas ya en la calle, díjola en voz alta:
— (>7 —

donde sus ojos con placer leyeron


en varios idiomas esculpido
un rótulo que hacia este sentido:
esta es la capital de siempre-meta,
país de aft'oxa y aprieta,
donde de valdc go^a y se mantiene-
todo el que á sus costumbres se conviene.
«Hé aqui mi tierra», dijo el viajante
luego que esto leyó, y en el instante
busca y halla la puerta
de par en par abierta.
Por ella cuélase precipitado
y hállase rodeado
no de salvajes ñeros,
sino de muchos jóvenes en cueros
con los aquellos tiesos y fornidos,
armados de unos chuzos bien lucidos,
los cuales le agarraron
y á su gobernador le presentaron.
Estaba el tal con un semblante adusto
como ellos en pelota: era robusto,
y en la erección continua que mostraba
á todos lo.s demas sobrepujaba.
- 69 —

Luego que en su presencia el joven respondió, «si me permite


estuvo el viagero, »que en alguna belleza me egercite.
mandó le desnudasen lo primero, »Ya veys que está exaltada
y que con gran prudencia ’ »mi potencia, y yo quiero
le mirasen las partes genitales, »al instante jo...» «Basta: lo primero»,
que hallaron de tamaño garrafales; dijo el gobernador á sus ministros,
la verga estaba tiesa y consistente, «se apuntará su nombre en los registros
pues como había visto tanta gente, » de nuestra población; después llevadle
con el vigor que da naturaleza »donde se bañe, luego perfumadle,
también el pobre enarboló su pieza. »después que cene quanto se le antoxe,
Como el gobernador en tal estado »y después enviarle quien le afloxe».
le halló, le dijo: «joven estrangero, Dijo, y obedecieron
»te encuentro bien.armado y al joven como nuevo le pusieron,
»y muy en breve espero lavado y perfumado,
»que aumentarás la población inquieta bien bebido y cenado,
»de nuestra capital de Siempre-meta. de modo que en la cama al acostarse
»Mas antes sabe que es el heroísmo panza arriba, no mas podía echarse.
»de sus hijos valientes Asi se hallaba, quando á darle ayuda
» vivir en un perpetuo priapismo, una beldad desnuda
»gozando mil mugeres diferentes; llegó, y subió á su lecho,
»y si cumplir no puedes su costumbre, la qual, para dexarle satisfecho
»vete, ó te espolies á una pesadumbre». sin que necesitase estimularlo,
«¡Oh! Yo la dexaré desempeñada», con diez desagües consiguió afloxarlo.
■ 9
“ ~
- yo —
«¡hola! que aprieten á ese perezoso».
Ella, habiendo cumplido Al punto tres negrazos de Guinea
las órdenes, se fue y dexó dormido vinieron, de estatura gigantesca,
al joven, que á muy poco dispertaron : al joven sugetaron
el almuerzo á la cama le llevaron, y uno en pos de otro á fuerza le apretaron
presentándole luego otra hermosura por el ojo fruncido,
que le hiciese segunda afloxadura. cuyo virgo dexaron destruido.
Esta, que halló ya lánguida la parte, Asi, pues, desfondado. .
apuró los recursos de su arte creyéndole bastante castigado
con rápidos meneos de su presunción vana,
para que contentase sus deseos; en la misma mañana
y él, ya de media anqueta, ya debaxo, sacándole al camino,
tres veces afloxó ¡ con que trabajo! le dexaron llorar su desatino.
No hallándole mas jugo Sin poderse mover alli tirado
ella se fue quexosa, le encontró su criado,
y otra entró de refresco mas hermosa, el que le preguntó si hallado había
que aunque al joven le plugo el pueblo en que de valde se comía.
por su perfección rara, «¡Ah! si: y hallarle fué mi desventura»,
no tuvo nada ya que le afloxára. el amo respondió. «Pues ¿que aventura»,
Sentida del desayre, el mozo replicó, «le ha sucedido
esta empezó á dar gritos, y no al ayre, »que está tan afligido?
porque el gobernador entró al momento » En esa buena tierra
y al ver del joven el afloxamento »no puede ser que asi le maltratáran».
dijo en tono furioso :
72 »

«Mil deleytes», el amo dijo, «encierra,


»y aunque estoy desplegado, yo lo fundo
»en que si como afloxan no apretaran,
»mejor pais no liabria en todo el mundo».

AL MAESTRO CUCHILLADA

Allá en tiempos pasados


salieron desterrados
de la Grecia los dioses inmortales.
Un asilo buscaban,
quando en nuestro hemisferio se fundaban
diversas religiones monacales,
y entre ellas por gozar la vita bona
se refugió el dios Priapo en persona.
De esta deydad potente el atributo
con que hace cunda el genitario fruto,
es que todo varón que esté á su vista
siempre tiene la porra tiesa y lista.
Conque de esta escelencia
- 74
“ 75 -
sintiendo la influencia
en todos los conventos donde estaba crecieron sus deseos
el vigor de los frayles se aumentaba, á par de los continuos regodeos,
de modo que las tapias eran pocas tanto que al huésped molestando andaban
para tener á raya sus bicocas. y á puto el postre daban y tomaban.
Furibundos salieron y atacaron Entre ellas el potente fornicario
á roso y á velloso ; todavía estuviera,
pero, aunque mas metieron y sacaron, si un caso estraordinario
el afecto rijoso por su influencia no le sucediera;
no por eso cedía, y fué, que como siempre en los conventos
que cada miembro un roble parecía. hay algunos jumentos,
El dios en el momento en este dos las monjas mantenían
vió que este monacal levantamiento que los trabajos de la huerta hacían.
su fuerza desayraba, Ytem mas un berraco había en ella
pues mas que él qualquier frayle trabajaba, de gordura hecho pella,
y por temer los rudos empujones y un choto ya mancebo
de tales campeones, que para procrear tenia cebo.
abandonarlos luego Como muchos, los pobres animales
pensó, tomando las de Villadiego. sintieron los influxos naturales
Fuese, por no pasar el tiempo en vano, del dios que los cuydaba,
á un convento de monjas de hortelano; y al tiempo que en la huerta paseaba
pero quando las madres recogidas la femenil comunidad en tropa,
sintieron del tal dios las embestidas, oliendo que eran hembras en la ropa,
el cerdo con gruñidos,
— 76 — - 77 -

el choto con validos, Priap®, despachado,


los jumentos á dúo rebuznando se marchó á la mansión de un purpurado
y su« virotes á lucir sacando, de geniazo severo,
tras de las monjas daban, donde entrar pretendió de limosnero.
y aunque corriesen bien las alcanzaban; Este buen cardenal, con mil dolencias
pero como enfilarlas no podían, se hallaba, de sus obras consecuencias,
en el suelo caían con tres partes de un siglo envejecido
donde de polvo, esperma y otras cosas y en la cama impedido,
las dexaban molidas y asquerosas. quando-sus pages en la alcoba entraron
Entonces por socorro al hortelano y al pretendiente dios le presentaron.
clamaban, pero en vano, Ya había en ellos hecho
porque á los animales su presencia la vista principal un buen provecho
aumentaba la gana y la potencia. enervando sus floxas zanahorias
Asi que esto las madres conocieron, de suerte que volviendo á la antesala
por el Maligno á Priapo tuvieron, empuñaron con gala
que después de gozarlas y se hicieron sus cien dedicatorias.
enviaba el Señor á castigarlas; En tanto el cardenal, que estaba á solas
conque dando al olvido con Priapo, sintió se le estiraba
los méritos del dios antecedente, el cutis arrugado de sus bolas
habiéndole primero despedido y que se le inflamaba
quisieron penitentes, tanto su débil pieza
de su buen confesor aconsejadas, que enderezó la prepucial cabeza.
solo con él volver á las andadas. Hallóse, finalmente, como nuevo,
io
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_ -8 -
»las cópulas protejo naturales,
y, echándole al mancebo
»pero no los ataques sensuales
una ardiente ojeada,'
»de puerca sodomía;
saltó del lecho la camisa alzada,
»y pues gozar ojete es tu inania,
cerró la puerta y atacó furioso
»quédese el suyo viejo,
á Priapo á traición, que valeroso
»que en sempiterna languidez lo dexo».
vió que era en tal apuro
«No; ¡por la diosa Venus!» humillado
descubrirse el remedio mas seguro.
esclamó el cardenal: «á ti, postrado
Con efecto, impaciente
»dios de fornicación, perdón te pido,
se desataca y muestra de repente
»mis puercas mañas echaré en olvido:
al cardenal impío
»pues mas que en floxedad tan indecente,
por miembro un mastelero de navio.
»quiero tenerlo tieso eternamente».
Quedóse estupefacto el purpurado,
porque á su vista el suyo viejo y feo
era lo mismo que poner al lado
del Coloso de Rodas un pigmeo;
y mucho mas oyendo le decía
el dios: «¡ habrá mayor bellaquería!
»Sacrilega Eminencia,
»Eminencia endiablada
»¿quiere dar al maestro cuchillada?
» Sepa que es mi presencia
»la que su vicio entona,
»porque soy el dios Priapo en persona:
- 81

»no habrá dificultad; pero primero.


» haga la diligencia
»menor en su orinal á mi presencia,
»que yo viendo su líquido corriente
»conozco si el rincón está doliente».
EL AJUSTE DOBLE «En eso no hay reparo»,
la moza replicó: luego la hizo;
y el estudiante avaro
con esto su deseo satisfizo,
porque una tercia y algo mas sacando
A casa de una moza un estudiante y el orinal alzando,
llegó pobre y tunante, empuñó á la qualquiera,
y por poco dinero diciendo en su función pasamanera:
la pidió algún carnal desaguadero. «con caldo se contenten mis culadas
«No puedo socorrerle en ese apuro», »porque valen muy caro las tajadas».
ella le dijo, «sin que pague un duro: La moza, de la treta arrepentida,
»no lo hago mas barato, le dijo: «no prosiga por su vida,
»porque anda malo el tiempo y malo el trato». »que yo no tengo el corazón tan duro
Llevaba el estudiante únicamente »y se lo empuñaré por medio duro».
el duro que la moza le pedia, El estudiante luego alborozado
mas no le conven ia el partido aceptó, y en el estrado
gastarle en un desagüe solamente; junto á ella se coloca,
y asi la respondió: «por el dinero á su arbitrio dejándola su cosa.
— 82 —

La moza cotí despejo


ya le afloxa ó le aprieta, de buena le: prestóse al regodeo
ya le pliega el pellejo, de su carnal deseo,
y en sus pasavolantes y en tanto que retoza
también dió en trastear con los colgantes. y en undulantes giros se alboroza,
En tanto que él se holgaba, el estudiante, que acabó primero,
ella atenta observaba fué á recoger astuto su dinero;
el crítico momento mas cuando iba á marcharse
de la espulsion; y á cierto movimiento le echó menos la moza al levantarse,
que hizo el pobre estudiante indicativo, y le dijo: «detente,
tapando el agujero espeditivo »porque se me ha perdido
le dijo: «señor guapo, »el duro que me diste:
»si no me dais un duro no destapo». »ayúdame á buscarle»:
El, viéndose burlado en tal aprieto, á que el responde, «en ti podrás hallarle,
la dijo: «te lo doy si te lo meto, »pues como con tal furia te moviste,
»pues el ajuste doble que propones »si baxo de las nalgas le has metido
»no es justo, si debaxo no te pones». »le encontrarás en ellas derretido.»
La moza, que lo mismo deseaba
para probar la pieza que empuñaba,
se convino al instante
á la proposición del estudiante,
y, recogiendo el duro deseado,
tendióse y le dexó puesto á su lado,
- 85 -

los mozos practicantes


del hospital cortaron con destreza
€11 la disecación la enorme pieza
de un soldado difunto,
y para mantenerla en todo el punto
EL CABO DE VELA de su hermoso tamaño,
con un cañón de estaño
la llenaron de viento :
en seguida el pellejo al instrumento
con un torzal ataron
al corte, y como nuevo le dexaron.
Salió muy de mañana
Jugaron luego al mingo
a oír misa en la iglesia mas cercana
con él, y cada cual daba un respingo
una vieja ochentona
cuando se lo tiraban
de vista intercadente y voz temblona.
los unos á los otros, que allí estaban,
A la del hospital se dirigía
siendo de tal diablura
porque junto vivía,
objeto su grandísima tiesura.
llevando por no haber amanecido
Después que se cansaron
de una vela encendida
á la calle arrojaron
el cabo en su linterna,
de su fiesta el prolífico instrumento;
cosa bien útil, aunque no moderna.
y aquí vuelve mi cuento
Dexémosla que siga su camino,
á buscar á la vieja que con prisa
y vamos á contar lo que el destino
por la calle pasó para ir á misa.
la tenia guardado. El dia antes
11
— 86 -
- 87 -
No averigua el autor de aquella historia
si tropezó en la tiesa caniloria llegó quando la puerta iban abriendo.
ó en otra cosa; pero, si, nos dice Oyó misa y entró en la sacristía
que la vieja infelice, para encender su cabo :
por ir apresurada, acercóle á la luz que en ella ardía.
dió en la calle tan fuerte costalada pero el tremendo nabo
que se desolló el cutis de una pierna; dió con la llama tal chisporretazo
y por el golpe rota la linterna, que apagó aquella vela.
perdió el cabo de vela, y se vió á oscuras: La vieja, al ver frustrado su deseo,
¡ causa un porrazo muchas desventuras 1 al sacristán apela
La pobre al fin se levantó diciendo: para que le encendiese.
«¡ah, patillas maldito! ya te entiendo; El le tomó ignorando lo que fuese
» mas no te bastarán tus tentaciones y le arrimó á la luz de otra bujía;
»para que pierda yo mis devociones». mas como chispeaba y nunca ardia,
Entre tanto tentaba de la vela á la llama
el empedrado, por si el cabo hallaba; lo examina y esclama:
y tal fortuna tuvo «¡ cuerpo de cristo! que feroz pepino !
que al poco tiempo que buscando anduvo, »Tómele, hermana, que ella tendrá tino
dió con la erguida pieza del soldado, »para saber lo que con él se hace,
y al cogerla esclamó: « ¡ Dios sea loado ! » »que yo no enciendo velas de esta clase».
Como no habia alli donde encenderla, Atónita la vieja entonces mira
tuvo en la faltriquera que meterla, con atención el cabo y mas se admira
y á la iglesia sus pasos dirigiendo que el sacristán, diciendo:
- 88

«en cincuenta y tres años que siguiendo


»estuve la carrera
»de moza de portal y de tercera,
»no vi un cirio tan largo y tan soplado.
»¡ Quien en sus tiempos se le hubiera hallado! DIOGENES EN EL AVERNO

El cínico Diógenes de Atenas


con su filosofía
hizo, mientras vivió, mil cosas buenas,
siendo su gran manía
ponerse á procrear públicamente
á sol radiante y faldón valiente.
Decía no es razón que á ver un hombre
morir se junten tantos
y el ver fabricar otro les asombre
para que hagan espantos.
¡Ah! ya murió este sabio, y su tinaja
le sirvió de sepulcro y de mortaja.
Libre después del natural pellejo,
descendió á la morada
de las errantes sombras; y el buen viejo
- 91 -
— 9o —
»de polución, pues hoy está ocupado
la halló tan embrollada »el gran Pluton eterno
que mandó de su cóncavo profundo »en procrear tres furias inhumanas
la relación siguiente á nuestro mundo. »porque son las Euménides ancianas.
Dice, pues, que llegando del Leteo »A este fin en su lecho á lo divino
á la terrible orilla, » embiste á Proserpina,
vió al anciano Carón pálido y feo »y en tanto sus vasallos del destino
sentado en su barquilla, »seguimos la bolina.
procurando con mano intermitente »Bien puedes tu, pues hoy no han de juzgarte
dar á su seco miembro un emoliente. »en los Campos Elíseos, embocarte».
Las sombras de los muertos rodeaban Dijo, y le desembarca al otro lado.
las máscaras en tropas ; Diógenes, siguiendo
en composturas lúbricas alzaban su camino gozoso y admirado,
sus aparentes ropas, las obras iba viendo
trabajando las hembras y varones del luxurioso influxo entre los diablos
en dar el ser á mil generaciones. de aquellos obscurísimos establos.
Atónito Diógenes severo El Cancerbero y la Quimera holgaban
esperó á que acabára en lúbrico recreo;
su operación prolífica el barquero las hijas de Danao se lo daban
para que le pasára ; á Ixion, á Prometeo,
el cual, luego que tuvo á bordo al sabio, á Tántalo, á Sisifo, y á otros muchos
le dijo asi con balbuciente labio: condenados espectros y avechuchos.
«¡ Oh cínico filósofo ! Has llegado Alinos también, y Caco, y Radamanto,
»en un dia al Averno
— 92 —

alcaldes infernales,
á las tres viejas furias entretanto
atacaban iguales;
y Diógenes á todos, satisfecho,
al pasar les decía «buen provecho».
Por último, á Pluton y Proserpina
LA POCA RELIGION
llegó á ver en la cama,
metiendo al engendrar tanta fagina
entre sulfúrea llama
que sus varias y bellas contorsiones
imitaban culebras y dragones.
En la Puerta del Sol, según costumbre,
En vez de sémen alquitrán vertían,
haciendo el corro andaba
moscardas los picaban,
por la noche una moza
los fétidos alientos que expelían
que, aunque ya poca lumbre
al Averno infestaban,
este oficio la daba,
lanzando por suspiros alaridos,
siempre la que le egerce en él se goza.
de su placer furioso poseidos.
Al dar una virada
«Aqui», esclamó Diógenes (y acaba
se halló de cierto quídam abordada,
su relación con esto):
que pidiendo matute,
«i Que bien hacia yo cuando engendraba
acompañarla quiso complaciente ;
» públicamente puesto!
y ella, sin que en la paga le dispute,
»No ocultéis más, mortales, un trabajo
á su casa condujo al pretendiente.
»que hacen diablos y dioses á.destajo.»
Los muebles que tenia por adorno
12
- 94 -
- 95 -
eran un lecho grande y elevado,
ella le dice; «y esto no le pica,
sillas en su contorno,
» que ya en él es costumbre
y una mesa; la cual el convidado,
»vivir de su profunda mansedumbre.
porque cenar quería,
!> Apaga la luz pronto,
hizo cubrir de bodrios de hostería.
»y acostémonos ya: no seas tonto».
Los dos solos cenaron,
El hombre obedeció y subió á la cama;
y á pasar se dispuso
pero apenas la luz hubo apagado
toda la noche allí, según el uso,
cuando el marido esclama:
el pagano; mas luego que llegaron
«¡ hay tal bellaquería !
al momento festivo de acostarse,
>, ¡ Echarse con tal sorna!
vieron un hombre por la alcoba entrarse,
»¡ Vaya, que semejante picardía
que, sacando un colchón del alto lecho,
»no pienso que se hiciese ni en Liorna !»
se echó en él en la cama satisfecho.
«¿Lo ves?» dijo á la moza el convidado,
Al verle el convidado,
«¡Si esto era demasiado
i la moza le dijo algo aturdido:
» para que lo sufriera!»
«¿ quién es este señor recien venido ?»
«¡Toma! Pues... si lo sufre de cualquiera
Y ella le respondió: «deja el cuidado,
»porque ese es mi marido «Yo no sé», repetía la señora,
«porque el infame se alborota aora.»
» que viene á recogerse
Mas el pagano resolvió, no obstante,
»y en nuestra diversión no ha de meterse».
marcharse; y al paciente -
»Con todo, yo me voy», él la replica,
pidió le perdonase humildemente.
«que no quiero perturbe mi descanso».
A lo cual respondióle el buen marido :
«No hagas tal, que es muy manso».
«hombre no se levante;
- 96 ~

» que á mi no me lia ofendido


»porque con mi muger dormir pretende:
» solo la poca religión me ofende,
» conque habiendo apagado
»la luz en un momento,
»no dice : sea bendito y alabado EL LORO Y LA COTORRA
» del altar el santísimo sacramento».

Tenia una doncella muy bonita,


llamada Mariquita,
un viejo consegero,
la cual muy por entero,
cuando se alborotaba,
su cansada persona desaguaba .
con tal circunspección y tal paciencia
como si á un pleyto diese la sentencia.
Era de este señor el escribiente
un mozuelo entre frayles educado,
como ellos suelen ser, rabicaliente,
rollizo y bien armado,
que cuando el consegero fuera estaba
- 99 -
- 98 -
y á la que su materia desahoga
á doña Mariquita consolaba. manifestó su lánguido deseo.
Sucedió, pues, que un dia Ella, puesta debajo
la consoló en su cuarto, donde había de un modo conveniente,
en jaulas diferentes se acordó en su trabajo
un loro camastrón, cuyo despejo del natural vigor del escribiente,
todo lo comprendía por ser viejo, y empezó á respingar con tal salero
y una joven cotorra muy parlera, que por poco desmonta al consegero.
que la conversación de los sirvientes Este, viendo el peligro que corría,
oyeron,la cual fue de esta manera: dijo: «basta... ¿Que hacéis, doña María?
«¿Te gusta, Mariquita?» »guarde mas ceremonia con mi taco,
«Si. mucho... mucho: estoy muy contentita». »ó por vida del rey, que se lo saco».
«¿Entra bien de este modo?...» «De veros el contento»,
«Si, mi escribiente..: Métemelo todo.» replicó la taymada,
«Pues menéate más...; que estoy perdido.» » me hace tener tan fuerte movimiento.
«Y... yo... que viene... ¡ ay Dios!... que ya ha venido.» »Perdón.» «Si», dijo el viejo: «perdonada
Con efecto, llegaba el consegero estás, si esto te basta.»
en aquel mismo instante, La cotorra, que aquello estaba oyendo,
y apenas su escribiente retrechero dijo entonces, sus alas sacudiendo:
dejó regado el campo de su amante, «torito, contentita
cuando con la ganilla que traia, está la Mariquita».
al mismo cuarto entró su señoría. A que respondió el loro prontamente :
Quitóse en él la toga, «¡ si se lo metió todo el escribiente !»
dióse en la parte floxa un manoteo,
roí

tuvo con su oficial lindo recreo,


dándole al dengue, tanto,
que á media voz en dulce regodeo
suspiraba y decia:
«i ai! ¡ ai! ¡ como me aprieta esta agonia!»
LAS LAVATIVAS La vieja, cuidadosa,
que no estaba durmiendo,
. los suspiros oyendo,
á su sobrina dijo cariñosa:
«si tienes convulsiones aflictivas,
Cierta joven soltera
niña, yo te echaré unas lavativas.»
de quien un oficial era el amante.
«No tia», ella responde, «que me asustan.»
pensaba á cada instante
«Pues... si son un remedio soberano...»
como con su galan dormir pudiera,
»¡Y que! si no me gustan.»
porque una vieja tia
«Con todo, te he de echar dos por mi mano.»
gozar de sus amores le impedia.
Dijo, y en un momento levantada
Discurrió en fin meter al penitente
fue á cargar y traer la arma vedada.
en su casa, y, fingiendo que la daba
La mozuela, que estaba embebecida,
un cólico bilioso de repente,
cuando llegó este apuro
hizo á la vieja, que cegata estaba,
gozando una fortísima embestida,
que un colchón separase
pensó un medio seguro
y en diferente cama se acostase.
para que la función no se dejase,
Ella en la suya en tanto
ni su galan la tia allí encontrase.
i?
102

Montó en él ensartada,
tapándole su cuerpo, y puesta en popa
mientras la tia de geringa armada
llegó á la cama, levantó la ropa
por un ladito, y como mejor pudo
enfiló el ojo del rollizo escudo.
En tanto que empujaba EL CAÑAMON
el caldo con cuidado,
la sobrina gozosa respingaba
sobre el cañón de su galan armado,
y la vieja, notando el movimiento,
la dijo: «¿ves como te dan contento Cierta viuda bella y melindrosa
» las lavativas, y que no te asustan ? confesarse dispuso
» Apuesto á que te gustan ? » y dijo: «Al empezar, Padre, me acuso
A lo cual la sobrina respondió: » de que ayer, cariñosa,
«¡ ai! por un lado sí, por otro no». »sin acordarme que viernes era,
»quité del pico á un tordo qüe mantengo
»que un cañamón comiera,
»y yo me lo comí: recelo tengo
»de si habré promiscuado,
»y sintiera morir en tal pecado».
Díjola el Padre: «Hija,
»no con melindres venga
»ni por vanos escrúpulos se aflixa
— 10-1

»cuando es posible más pecados tenga».


Ella dice: «Me alegro
»de que este no lo sea,
»mas me acuso también de que fray Pedro
»que algunos ratos en casa se recrea,
»el jueves, retozando, LA PENITENCIA
»los hábitos alzados,
»los instrumentos todos enseñando
» que aumentavan por grados
»su valeroso impulso,
»me remangó y dió sin más recurso, Fue á consultar á un padre jubilado
»que no pude cerrar el calandrajo un joven joven cito
»al ver nabo tan gordo». y recien aprovado
Dijo entonces el frayle: «¡ Carajo ! de confesor. Llegóse muy cortito
»Este sí es cañamón y no el del tordo.» diciendo: «Yo quisiera
» que su paternidad norma me diera
» de aplicar penitencias competentes
» á toda calidad de penitentes,
»que en llegando á este caso
»yo no aciertoá salir, Padre, del paso».
«No se aflixa por eso : tome y lea,
»que ahi va en este papel cuanto desea.»
Toma, se humilla y sale presuroso
— 107 —
— io6 —
» y que el hecho la cuadre ó 110 la cuadre,
á ver lo que el cuaderno contenía.. » la cuarta carambola hágale al punto,
¡ Que alegre ! ¡ que gozoso ! »y por esta y las otras de por junto
al mirar que su título decía : »con mugha devoción y gran sosiego
Lista de penitencias calculadas. »dos partes de rosario rece luego».
A su confesionario marchó ufano
sin dexar el cuaderno de la mano,
y según la tarifa exactamente
va despachando todo penitente.
Un tuerto llega en esto y dice: «Padre,
»yo tengo una comadre
»alegre y juguetona de costumbre,
»y hallándola ayer sola,
»el diablo, que no huelga, aplicó lumbre
»la hice tres carambolas» .
Busca las carambolas en la lista
y encuentra: carambolas de ordinario:
por cada dos, su parte de rosario.
El frayle se contrista,
pues siendo tres, dos partes no les cabe:
una es poco, y asi que hacer no sabe.
Pénese á discurrir y determina
una idea fácil y peregrina:
«Vaya», le dice, «y busque su comadre,
— 109 —

De este juego resultó


que echaba muchos borrones,
y por último esclamó :
LA PROCURADORA «No dé Vd. más empujones»,
y ella en risa prorumpió.
Y EL ESCRIBIENTE
Conociendo el escribiente
á donde se dirigía
su intento nada prudente,
13c cierto procurador la pluma con picardía
se encontraba el escribiente <oje, y la dice impaciente :
trasladando el borrador «Si Vd. de esta raya pasa,
de un pedimento algo urgente, »que yo señalo en el suelo
por orden de su señor. »y sus límites traspasa,
Iba con mucha atención, » aunque luego clame al cielo,
pero tiene el ama al lado, »ya verá lo que la pasa».
y estaba en esta ocasión Ella al punto la pasó,
tan templada que al citado y el escribiente malvado
lo llenó de confusión. lo que ofrecía cumplió,
Ya le daba con el codo, y tomándola en sus brazos
ya soltaba una risita, en la cama la tendió.
mas con tanta gracia y modo, Lo que allí los dos harían
que, aunque el pobrete se irrita, ya se deja conocer,
tiene que sufrirlo todo. pues quietos no se estarían
14
lio

ni dexarian perder
la ocasión que conseguían.
El procurador tenia
un chico de corta edad
que estuvo con picardía
mirando con seriedad
cuanto el escribiente hacia.
EL SUENO
Vino su padre á comer
y fue incubertidamente
en la raya el pie á poner,
y el muchacho, cuerdamente,
Vivían una vez, y va de cuento,
sus pasos fue A detener.
en un chico, aposento
«No pase Vd. adelante»,
un pobre matrimonio con un niño,
le dice, «porque á mi mamá
fruto de su cariño,
» por un paso semejante
y una niña graciosa,
»el escribiente á la cama
que más que su hermanito era curiosa
»se la llevó muy galante.»
los cuales con sus padres en un lecho,
El procurador estuvo
por no haber otra cama de provecho,
suspenso por algún rato,
juntitos se acostaban
y, aunque algo remiso anduvo
y á los pies abrigados reposaban.
por evitar un mal trato,
Una noche el marido,
de pasarla se contuvo.
jugando al mete y saca, embebecido
con su rnuger, de tal ardor se inflam
112

»Es la mano del niño», respondióle


que entre los dos echaron de la cama,
el padre, y la muchacha replicóle : •
sin saber lo que liacian,
« no señor, que los dedos no le encuenti
al niño 5’ á la niña que dormían.
«Suelta: los tiene vueltos hacia dentro
Despertaron del golpe dando gritos
»porque el puño ha cerrado.»
los tristes angelitos,
«¿ Y á donde, padre, se habrá mojado ?
v el muchacho, llorando sin consuelo,
«Niña, en la escupidera...
esclama«¡ ai padre mió 1 ¿ porque al suelo,
» Duérmate y no seas bachillera. »
»nos echa usted y madre á puntillones,
Calló, atemorizada,
»cuando cabemos bien en los colchones ? »
lá chica; pero como escarmentada
«Hombre», dijo el padre, «no he podido
estaba del dolor de la caída,
»libraros del porrazo, porque ha sido
no se quedó dormida;
»sin saber lo que hacia:
y sus padres, rijosos y encendidos,
»con tu madre soñaba que reñia
creyendo que ya estaban bien dormidos
» y tuve grande empeño
los chicos, la faena que dejaron
»en amansarla un poco con el sueño. »
por su golpe, de nuevo comenzaron.
Dijo: y luego, enfadado
Sintiólo la muchacha, y al chiquillo
por no haber el negocio consumado,
despertándole dice: «oye, Juanillo,
fue á recoger sus hijos; y al meterlos
»agárrate bien fuerte, que con madre
en la cama, queriendo componerlos,
»otra vez á soñar se ha puesto padre».
la muchacha, abrazándole llorosa,
le tocó cierta cosa,
y preguntó con mucho desenfado :
«padre, ¿que es esto tieso que he tocado?»
- n> -

escondió bajo el hábito las manos


y siguió su sermón, diciendo: «hermanos,
»¿hasta que estremo habrá dc’llegar esto?»
Un lego, que, calada la capilla,
del púlpito en la angosta escalerilla
EL CIEGO EN EL SERMON sentado, al reverendo acompañaba
y el sermón escuchaba,
díjole en tono bajo:
«no se tenga las manos ahi debajo,
» padre: sáquelas prontamente,
Predicaba un gilito en su convento, »porque quizás sospechará la gente,
y para comenzar buscó, al intento, »al ver su acción y oyendo como empieza,
de la Escritura Santa en los lugares, »que hasta el extremo ha de llegar la pieza».
el texto que aqui va de los Cantares Oyólo el frayle y luego
en latín anotado (*), las manos saca y sigue predicando;
y repitió en romance acalorado: pero entre tanto el lego,
«¡ Que hermosas son tus tetas, o mi hermana, ó porque el verde texto recordando
»o mi esposa; mejor huelen que el vino!» sintió el vicio en sus partes exaltarse,
Asi hablaba á su amante soberana ó porque no quería ocioso estarse ,
Salomón lleno del amor divino». mientras se predicaba
Luego que espuso el amoroso texto, quiso lo mismo hacer que sospechaba
al principio del frayle reverendo,
(*) Quam pulcrx sunt mammx tux, soror mea sponsa, con su negocio el tiempo entreteniendo.
— ii6 —

A este fin, colocado en la escalera,


puso el hábito en hueco bien afuera,
las mano^ ocultando
y su cumplido miembro empuñando
empezó su recreo;
mas porque no pudiese algún meneo EL CONJURO
de un modo involuntario
el fuego descubrir estraordinario,
siempre que se encogía ó empujaba
ó algún suspiro el gusto le arrancaba,
ponía su semblante compungido De un lego acompañado
diciendo: «¡ ai, dios, y como te he ofendido! fue á exorcizar un padre jubilado
Al tiempo que la empresa concluía, á una joven hermosa y desgraciada
el glutinoso humor que despedia que del maligno estaba atormentada.
ardiente como fuego Empezó su conjuro,
en los ojos cayó de un pobre ciego y el espíritu impuro,
que escuchaba el sermón allí debajo, haciendo resistencia,
y esclamó : «¡ Jesucristo! ¡ y que gargajo agitaba á la joven con violencia,
» me han echado, que pega cual jalea ! obligándola á tales contorsiones
»¿No ven que estoy aqui? Maldito sea, que la infeliz mostraba en ocasiones
»y ciego como yo quede del todo las partes de su cuerpo más secretas:
»quien sin mirar escupe de este modo». ya descubría las redondas tetas
de brillante blancura,
15
— n8 —

ya, alzando la delgada vestidura,


manifestaba un bosque bien poblado la tendió y por tres veces la introdujo
de crespo vello en hebras mil rizado, de sus riñones el ardiente flujo.
á cuyo centro daba colorido Mientras que asi se holgaba el lego diestro
un breve ojal de rosas guarnecido. á la casa volviendo su maestro,
El lego, que miraba tal belleza, vió que en la barandilla
sentía novedad grande en su pieza, de la escalera, puesto en la perilla,
y el frayle, que lo mismo recelaba, estaba encaramado
con los ojos cerrados conjuraba, el diablo, confundido y asustado,.
hasta que al fin, cansado y díjole riendo :
de haber á la doncella exorcizado «¡ lióla! parece que saliste huyendo
dos horas vanamente, »del cuerpo en que te hallabas mal seguro
para que sosegase la paciente »por no sufrir dos veces mi conjuro.
y él volviese con fuerzas á su empleo, »Yo me alegro infinito ;
al campo salió un rato de paseo, »mas, ¿que esperas aqui? dilo, maldito».
diciendo al lego hiciera compañía «Espero», dijo el diablo sofocado,
á la doncella en tanto que volvía. «que sepas que tu no me has lanzado
Fuese, pues, y el donado, »de esa infeliz muger por conjurarme,
de luxuria inflamado, » sino tu lego, que intentó amolarme
apenas quedó solo con la hermosa »si me descuydo un poco. ¡ Que diablura!
cuando, esgrimiendo su terrible cosa, » ¡ Amolarme ! A mi no, á la criatura. »
sin temor de que estaba
el diablo en aquel cuerpo que atacaba,
121

para excitar su compasión devota.


La parte de Maria Magdalena
se le encargó á una moza ojimorena,
de cumplida estatura
y rolliza blancura,
LA FUERZA DEL VIENTO á quien naturaleza en la pechera
puso una bien provista cartuchera.
Llegó el predicador á los momentos
en que hacia mención de los tormentos
que Cristo padeció cuando espiraba
En una corta aldea el jueves santo y su muerte los orbes trastornaba.
la pasión predicaban, y entretanto Refirió entusiasmado
los payos del lugar que la escuchaban que con morir aniquiló el pecado
á lo vivo la acción representaban, original, haciendo á la serpiente
imitando los varios personajes tragase á su despecho, aunque reviente,
en la figura, el gesto y los ropajes. la maldita manzana,
Para el papel sagrado que hizo á todos purgar sin tener gana.
de nuestro redentor crucificado Esto dijo de aquello que se cuenta,
eligieron un mozo bien fornido y después su fervor de nuevo aumenta
que en la cruz estendido contando los dolores
con una tuniquita en la cintura de la madre feliz de pecadores
mostraba en lo restante su figura, del discípulo amado,
y, en fin, del sentimiento despechado
á los tiernos oyentes, en pelota,
-
122 » y la fuerza del viento
» era tal, que al señor descomponía
de la fiel Magdalena;
»lo que sus partes púdicas cubría».
la que, entretanto, por la iglesia, llena
Apenas oyó Cristo este espediente
de inmenso pueblo, con mortal congoja
cuando, resucitando de repente,
los brazos tiende y á la cruz se arroja.
dijo al predicador muy enfadado:
Alli empezó sus galas á quitarse,
«El juyeio sin duda le ha faltado.
yen cogollo no más vino á quedarse
» ¿Qué viento corre aquí ? ¿ qué berengena ?
con túnica morada
»¡ Qué! ¿ las tetas no ve á la Magdalena ?
por el pecho escotada,
» Hágala que se tape
tanto, que claramente descubría
»si no quiere que el Cristo se destape
la preciosa y nevada teteria.
»y eche al aire el gobierno
Mientras esto pasaba,
»con que la enriqueció su Padre Eterno».
el buen predicador siempre miraba
al Cristo, y observó que por delante
se le iba levantando á cada instante
la tuniquilla en pabellón viviente,
haciendo un burujón muy indecente.
Queriendo remediarlo,
por si el pueblo llegaba á repararlo,
alzó la voz con brío,
y dijo : «hermanos, el vigor impio
»de los fieros hebreos se aumentaba
»al paso que la tierra.vacilaba
»haciendo sentimiento,
— 125 —

quiso que el húsar fuese allí al instante.


Presentóse, en efecto, el demandado,
■y siendo preguntado,
por su jefe, de donde provenia
la deuda que tenia
LA SENTENCIA JUSTA con aquella señora,
el húsar respondió : «diga ella aora,
»si lo tuviese á bien, de que dimana
»una deuda que puede ser liviana».
«No tengo impedimento»,
A cierta moza un húsar (y no es cuento), la moza dijo entonces: «sabrá Usia
porque lo socorriese en sus apuros »que yo alquilé al señor un aposento
del carnal movimiento, »que vacio tenia
la prometió ocho duros »para que en él metiese ciertos trastos
y después la dió cuatro solo en paga. »que dijo le causaban muchos gastos:
La moza, descontenta »me ofreció media onza por la renta,
con esta trabacuenta, »y aora con la mitad pagarme intenta».
para que por justicia se le haga Calló, y el húsar luego
aflojar lo restante empezó su defensa con sosiego
fue á querellarse de él al comandante. diciendo : «aunque es verdad que ese fue el trato
Este era un hombre adusto; »me salía más caro que barato;
pero, en sus procederes siempre justo, » porque yo solamente
y antes de oir la moza querellante »pude un trasto meter estrechamente
16
— I2Ó —

»en el zaquizamí que me alquilaron ;


»con que si di por esto
»la mitad de la renta, fue bastante,
»y no creo que el resto
» me obligue á pagar mi comandante».
ONCE Y TRECE
A que la querellante, sofocada,
replicó : «esa escepcion no vale nada,
»pues si tuvo el señor por oportuno
» de sus trastos dexar alguno fuera,
PRIMERA PARTE
» no se quedó ninguno
»por no tener en donde le metiera,
Con U1I robusto frayle Carmelita
» que yo desocupada
se confesaba un dia una mocita
»otra pieza inmediata le tenia,
»que aunque es un poco oscura y jaspeada diciendo: «yo me acuso, padre mió,
»de que con luxurioso desvario
»para los que sobraban bien servia».
»he profanado el sexto mandamiento,
No dijo mas, ni el húsar dió respuesta
»estando con un frayle amancebada;
que su defensa hiciese manifiesta;
»pero ya de mi culpa me arrepiento
por lo que el comandante
»y espero verme de ella perdonada».
esta sentencia pronunció al instante:
«¡ Válgame Dios!» el confesor responde,
«Vaya usted, señor húsar, y en la pieza
encendido de cólera : «¿hasta donde
»que la señora dice, con presteza
»ha de llegar el vicio en las mujeres,
»meta todos sus trastos por entero
»pues sacrilegos son ya sus placeres?
»y pagúela completo su dinero».
— 128 — — 129 —

»Si con algún seglar trato tuviera, Entre las propiedades que elogiaba
» no tanta culpa fuera; con mas grande fervor su reverencia
» ¡mas con un religioso!... diga hermana, era la de las fuerzas genitales,
»¿qué encuentra en él su condición liviana? en que son los Gerónimos brutales.
La moza respondióle compungida: «Ya sé», dijo la moza, «que infinitas
«padre, yo no hallaré en toda mi vida » son las fuerzas de tropa tan valiente,
»hombre alguno que tenga tal potencia: » pues de los monacales las visitas
» sepa su reverencia »sacian á la devota más ardiente;
»que mi frayle, después que me ha montado »si hacen once los padres Carmelitas,
»trece veces al dia, aun queda armado». »los Gerónimos trece comunmente ;
«¡ Sopla!» dijo admirado el Carmelita; »pero trece, por mas que se pondera,
«buen provecho, liermanita; »es docena de un frayle cualesquiera».
» de tal poder es propio tal desorden : «Ese refrán no prueba lo bastante»,
»de once... si... ya los tiene nuestra orden el Gerónimo dijo algo picado;
» cuando alguno se esfuerza... «mas un convenio hagamos al instante
»pero trece !... Gerónimo es por fuerza». »que mi instituto dexe acreditado,
»y es : que después que juguetón y amante
SEGUNDA PARTE
»la docena del frayle te haya echado,
» por cada vez de mas que te lo haga
La casa de una moza visitaba » una onza de oro me darás en paga».
un Gerónimo grave, con frecuencia, »Está muy bien, acepto ese partido»,
y en ella muchas veces exaltaba la moza replicó; «mas convendremos
de su orden poderosa la excelencia. »en que si de las trece que ha ofrecido
- IJO - — 131

»falta alguna, la falta ajustaremos porque el frayle la habia derrengado;


»á onza de oro, cual yo lo lie prometido». mas que por 110 quedar avergonzada,
«Sea en buena hora, y juntos dormiremos», el recurso que habia imaginado
respondió el reverendo complacido, era, que sin chistar corriendo fuera
«pues si esta noche en mi convento falto y en la cama con él se metiera.
»es para conseguirle honor más alto». Una yesca encendía el frayle en tanto,
Hecho el trato, á las doce se acostaron : y el pedernal con lumbre brilladora
matan la luz, empiezan las quimeras; á la criada al entrar dió tal espanto
mas luego que la nona comenzaron que volviéndose dijo á su señora:
paró la moza sus asentaderas; «¡ay! que es su aquel como un brazo de santo :
porque la pobre ya mas no podia. »lo he visto y no me atrevo á entrar aora,
¡Tan tieso y grande el fraile lo tenia! »pues á lo tieso al frayle se le junta
En fin, al ser de dia el religioso »que está echando fuego por la punta».
completó trece veces por entero,
y de la moza el chisme quisquilloso
puso como de patos bebedero.
Ella, viendo el estado vigoroso
del frayle, y en peligro su.dinero,
pretestando un apuro no decente
salióse de la alcoba prontamente.
Buscó y llamó en silencio á su criada,
contóle del ajuste el mal estado,
y que ella no se hallaba para nada
- U3 -

»almas del purgatorio


»esta noche esperando
»los sufragios que allí vayan llegando
»de unas y otras gentes
» para subir al cielo,
LA ORACION DE SAN GREGORIO »y aunque lie rezado yo por mis parientes,
» no sé si este consuelo
»lograrán por mis cortas oraciones,
» porque esto también anda en opiniones.»
«Cierto», la dijo el cura suspirando,
Un cura y su criada en una aldea desnudo, ya subiéndose á la cama
la noche de difuntos y sus formas inmensas enseñando.
se calentaban juntos «cierto es que no hay sufragios suficientes
al fuego de una grande chimenea. »para sacar las ánimas benditas
La doncella era joven y graciosa »de la llama cruel del purgatorio.
tanto conio inocente, » sino cierta oración de san Gregorio
el cura un hombre ardiente »que contiene indulgencias infinitas.
de barriga y gordura prodigiosa, »Cada vez que se reza por un alma.
porque siempre estos bienaventurados »sube al instante al cielo con su palma,
son de salud por el señor colmados. » mas no puede rezarse
Al ir al dormitorio, »sino entre dos al tiempo de acostarse».
dijo al cura la mujer compungida : «¡ Olí! si en esto consiste»,
«1 Ay señor! estarán en la otra vida respondió la doncella,
*7
- 134 -
- 135 ~
«señor cura, por Dios, que la recemos
de que se fue acordando la mozuela;
» entre los dos, y luego dormiremos ;
y en fin solo un abuelo
» se irá por mis padres aplicando
faltaba de tan larga parentela
»al tiempo que las vayamos rezando».
que conducir al cielo.
«Bien, aunque tengo sueño», dijo el cura,
El cura, ya cansado
»lo haré porque te estimo...
porque había sacado
» acuéstate á mi lado
diez ánimas del santo purgatorio,
»y no tengas cuydado por más que se afanaba
»si en medio del fervor á ti me arrimo, se encendía y sudaba
» porque estas oraciones
y mil esfuerzos con vigor hacia,
»tienen sus agonías y aspiraciones».
arrancar aquel muerto no podía.
En efecto, en estas circunstancias La muchacha, notando
rezaron juntos la oración primera :
esta falta, le dijo: «¿Que mi abuelo
se aplicó por la madre
»no ha de subir al ciclo?»
de la pobre soltera,
A que respondió el cura desmontando:
y ella esclamó : «Prontito por mi padre
«No. porque él no rezaba á San Gregorio,
»recemos, señor cura, que no dudo
»y asi bien se está en el purgatorio».
» por el placer que el rezo me ocasiona
»que mi madre en el cielo se corona».
Como mejor se pudo
d'cspucs fueron rezando
por los tios, hermanos,
y parientes lexanos
- 157 -
*•
»que tiene la desgracia de ser pobre».
«Cristo amó la pobreza», el frayle dijo,
«y esa 110 es culpa». «Ay, padre», el payo dice,
«sepa que como estoy tan infelice,
»mi mujer y mi madre,
»mis tres cuñadas mozas y mi padre
A ROMA POR TODO
»para vivir tenemos un cuartito
» no más, porque yo estoy muy pobrecito».
«Vamos», le dice el frayle, «hijo, prosiga,
»que todavía en vano se fatiga».
Un payo á confesarse á Madrid vino «Allá voy», siguió el payo suspirando:
por ver si un reverendo capuchino « pues, como iba contando,
que de gran santidad fama tenia, » una cama hay no más en esta pieza
de sus grandes pecados le absolvía. »para tantas personas; mi pobreza
Dirigióse al convento » no permite tampoco que tengamos

de este varón sagrado »ninguna luz cuando nos acostamos,


y le halló en el asiento » y asi yo equivocado
de su confesionario, rellanado, » muchas veces, á obscuras, Jie topado
absolviendo á sugetos diferentes »en vez de mi muger, ¡ay! con mi madre,
que traían las caras penitentes. »y otras veces... ¡ah padre!
Llegó al payo su vez, y arrodillado: » será fuerza ir á Roma
«Padre», le dice, «mi mayor pecado »si de absolverme el cargo no se toma».
» consiste en ser un hombre Aqui, mientras el payo suspiraba,
- i,8 -

el frayle se encogía y encerraba


en el confesionario, y luego dijo :
«Acaba pronto, hijo,
»mientras que yo en seguro me acomodo,
»porque como aora estás tan agitado,
EL ONANISMO
»y aqui no hay luz, con ese pobre modo
»puedes topar conmigo equivocado».
«No haré», replica el payo.
«que huele á capuchino vuestro sayo;
»pero á mi me han perdido
Un zagalón del campo
»las equivocaciones:
de estos de acá me zampo,
»sin luz, medio dormido,
con un frayle panzon se confesaba
» he compuesto en diversas ocasiones
que anteojos gastaba,
»lo mismo que á mi madre, á mis cuñadas,
porque, según decia,
»y todas cuatro están embarazadas.
de cortedad de vista padecía.
» Si el cargo no se toma
Llegó el zagal al sexto mandamiento
»Su Reverencia, padre, dé absolverme,
donde tropieza todo entendimiento,
»me costarán mis culpas ir á Roma.
y dijo : «Padre, yo á mujer ninguna
»y no sé en mi pobreza como hacerme».
»jamas puse á parir, pues mi fortuna
A que el frayle le dijo : «¡ Pobrecito !
» hace que me divierta solamente,
»todavía no es tiempo : corre, hijito,
»cuando es un caso urgente,
»vé, compon á tu padre, y de este modo
»con lo que me colgó Naturaleza,
»irás á Roma de una vez por todo».
— 140 — — 141 —

»y lo sé manejar con gran destreza». »el barbero mi primo se aclaraba


«Conque contigo mismo», »la vista el que retreta se tocaba».
dice el frayle enojado. Aqui con mayor ira
«en un lance apretado el frayle le replica: «Eso es mentira,
»te diviertes usando el onanismo?» »pues si fueran verdad juicios tan varios,
«No, padre», el zagal clama, »las pulgas viera yo en los campanarios».
«no creo que es asi como se llama
»mi diversión, sino la...» «Calla, hombre»,
dice el frayle, «yo sé muy bien el nombre
» que dan á esa vil treta.
»infame consonante de retreta.
»Tú no sabes que fue vicio tan feo,
»invención detestable de un hebreo,
»y que tú por tenerla estás maldito,
»del espíritu santo estás proscrito,
»estás predestinado
» para ser condenado.
»estás ardiendo ya en la fiera llama
»del infierno, y...» «No más», el mozo esclama,
queriendo disculparse:
« esta maña no debe graduarse
»en mi de culpa. Padre, yo lo hacia
»porque veo muy poco, y me decía
18
- i43 -

La alcaldesa también quexosa estaba


del alcalde en el punto de que hablaba,
pues aunque ella solia acariciarle
siempre que la golilla le ponia,
EL ¿PUES Y QUÉ? no lograba ablandarle,
y aun golilla en la cama mantenía.
Por lo mismo curiosa determina
escuchar de esta quexa la sentencia,
y al otro dia se escondió en la audiencia
A un alcalde de corte á presentarse
muy temprano detras de una cortina.
fue una muger, diciendo iba á quexarse
Entró el alcalde, luego el matrimonio,
de que el débito santo la faltaba
y para dar de todo testimonio,
su marido y jamas la contentaba.
después el escribano
El alcalde mandó que al otro dia
con semblante infernal y pluma en mano.
ante su señoría
Cuando su acusación oyó el marido,
los dos se presentasen en la audiencia,
de cólera encendido,
donde recibirían su sentencia;
se volvió á su muger, y de esta suerte
y, después de cenar, de sobremesa
la dice sofocado : «Es cosa fuerte
refirió á la alcaldesa
» que pongas mi potencia en opiniones,
la quexa que pendiente
» sabiendo bien que en todas ocasiones,
ante su tribunal al dia siguiente
»apenas en la cama estás metida,
debía sentenciarse,
»cuando enristro, y te pego mi embestida
con que pensaba lindamente holgarse.
A que ella respondió muy desdeñosa:
— 144 —

«Pues y qué?» Y él siguió: «Pues á otra cosa.


» Negarás que también cuando amanece.
» hora en que todo humano miembro crece,
»contra tus partes gravemente juego
»y el peregil con profusión te riego?»
«Pues y qué?» Y el marido proseguía, LA PAGA ADELANTADA
viendo que á su muger no convencía:
«¿Y acaso negarás que por las siestas,
ȇ pesar del calor, te hago mil fiestas
»y que el ataque entonces, aunque largo,
»no abandono jamas si no descargo ?» Una'soltera muy escrupulosa
A que la muger dice, haciendo un gesto: casarse rehusaba
«Pues y qué?» Pero apenas dijo esto y decia á su. madre que pensaba
cuando de pronto se mostró en la sala que hacer la mala cosa
la alcaldesa, diciendo: «En hora mala aun después de casada era pecado.
»váyase la insolente de la audiencia Un tunante del caso fue informado,
» antes que se me apure la paciencia y habiéndose en la casa introducido
» y mande que la azoten como á Cristo. y hallándose querido
» ¡ Hay mayor desvergüenzaquien ha visto pidió á la niña luego en casamiento.
»con tal superchería Ella el consentimiento
»muger de poluciones más avara? dió, con la condición de que tres veces
» Yo soy una alcaldesa, y cada dia en la primera noche se lo liaría
»con solo un ¿pues y qué? me contentára». por ponerla corriente, y seguiría
— 146 —

luego una sola vez todos los meses.


Hizóse al fin la boda
y de la noche ya llegó el plazo:
tres veces brazo á brazo
sufrió sin menearse la acción toda. MODO DE HACER PONTÍFICES
Concluyó el pobre mozo su trabajo
y durmióse cansado: ella, impaciente,
andava impertinente
volviéndose de arriba para abajo.
Dispertó el hombre y dijo: «Hay tal cosquilleria Un joven arriscado
» que por tres veces ya me has dispertado?» de una soltera estaba enamorado,
Y ella dijo, acabando de arrimarse: y el tiempo que en su casa se podía.
«¿ Quiere Vd. darme un mes adelantado?» el dedo la metia
para saciar de amor su ardiente llama
sin que pierda su fama,
y ella, en tanto, la mano deslizando
por bajo de la capa
(que es quien urgencias semejantes tapa)
manejándole aquello cariñosa
le sacaba la blanca quisicosa.
A este entretenimiento
puso fin de la iglesia el cumplimiento.
149 —
— 148 —
al tiempo que al salir se precipita,
Fue á confesar el joven cabizbajo,
»mi amada, diligente,
y contándole al frayle su trabajo,
la ha recogido en esta redomita,
en vano se disculpa,
que traigo para que baga lo que quiera
pues su paternidad dice que es culpa
echándola á su gusto en cuerpo humano;
su diversión muy grave,
pero si á mi elección forma le diera,
y en tono de sermón dice que sabe
solo liaría un pontífice romano».
que el espíritu santo
maldice al hombre que con vicio tanto
por su astuta malicia
en la tierra su jugo desperdicia,
cuando bien empleado en cuerpo humano
quizá produciría
un obispo ó pontífice romano;
y que si le absolvia
era con condición de que volviese
pasado una semana
enmendado de culpa tan liviana
y que lo mismo hiciese
la cómplice infeliz de su delito.
Pasó el tiempo prescrito,
y el penitente presentóse ufano.
«Padre», le dice, «ya porque no en vano
» en la tierra se vierta la simiente,
- 151

En efecto, salióse despachado


este infeliz el cuerpo contristado,
y á muy poco que anduvo,
el buen encuentro tuvo
LAS BENDICIONES DE AUMENTO de un mágico que al sol leyendo estaba
y en su libro las furias invocaba.
Luego que vió al marido
el mágico, le dice: «Tú has venido,
»amigo, á este paraje á lamentarte.
PRIMERA PARTE
»mas yo te espero para consolarte.
Reñía una casada á su marido »Por mi ciencia sé bien lo que te pasa,
porque no estaba bien favorecido » pero en breve á tu casa
de la naturaleza, »te volverás contento.
y á gritos le decía: »Toma: ponte al momento
«Fue grande picardía » en la derecha mano
»que con tan chica pieza »este anillo que tiene virtud rara,
»pensaras casarte y engañarme »pues todo miembro humano
»puesto que no puedes contentarme. -»que bendigas con él crece una vara
»Marcha, marcha de casa, »á cada bendición rápidamente,
»pues tu fortuna escasa »pero puesto en la izquierda prontamente
»te dio para marido solo el nombre, » mengua lo que ha crecido
»y creo en lo demas un pobre hombre». » por la mano derecha bendecido».
Al punto el hombre, lleno de impaciencia,
— 152 — ~ -

quiso hacer del anillo la esperiencia : la madre, y viendo un cuadro tan terrible,
le pone en su derecha, lo bendice, da un alarido horrible,
su caudal infelice « diciendo : «¡ Santa Bárbara bendita,
se le va aumentando de tal manera »que visión tan maldita !
que si el mágico á un lado no se hiciera, »Venga un hacha que esté bien afilada
da con él en el suelo, »para cortar un nabo de este porte».
tan rápido estirón dió aquel ciruelo. A que la muger dijo atragantada:
Alegre, á su muger volvió el marido .«¡Ay, no, madre, desteche, mas no corte!
y la dice: «Ya vengo prevenido
»para satisfacer tu ardiente llama.; SEGUNDA PARTE

»ven conmigo á la cama,


»pero encima de mi has de colocarte, Ya se acuerda el lector de aquel marido
»para poder mejor regodearte». que por el mago anillo socorrido,
Sobre él luego se pone clavó en su miembro á su muger al techo:
la muger, y al ataque se dispone; sepa también que al cabo, satisfecho
y viéndola el marido bien montada, de su esposa y vengado,
echó la bendición premeditada en un medio dejó proporcionado
y otras y otras, corriendo de tal suerte el clavo monstruoso,
que alzándola en el ay re el miembro fuerte, viviendo en adelante muy gustoso,
la moza en él elevada parecía dándole aumento ó merma en ocasiones
un esclavo que empalan en Turquía. con derechas ó zurdas bendiciones.
Viéndose contra el techo asi ensartada, Paseándose un dia alegremente,
pide al ciclo favor. Entra asustada llegó junto á una fuente
- !)) -
- 1)4 -
más veia aumentarse
donde por diversión quiso lavarse por varas á la vista
las manos y en el agua refrescarse. su avión, sin saber en que consista.
La sortija encantada Los pages al obispo rodearon
á este fin se quitó y alli olvidada y á sostener el peso le ayudaron
entonces se dexó, sin que cayera de aquella inmensa cosa,
en ello, ni su falta conociera. encubriendo la mole prodigiosa
Fuese, finalizado su recreo, con todos sus manteos y sotanas;
y á muy poco el obispo de paseo pero estas diligencias eran vanas,
vino á la misma fuente deliciosa, porque apenas un nuevo pasagero
y viendo una sortija tan preciosa, se quitaba el sombrero
de tal hallazgo ufano, viendo el obispo y él le bendecía,
se la coloca en la derecha mano. cuando otra vara el avión crecía.
Al tiempo que á su coche se volvía, Por fin, cerca de noche,
un pasagero le hizo cortesía, como mejor pudieron, á su coche
á que el obispo corresponde atento llevan al ilustrísimo afligido;
con una bendición; y en el momento, pero para que fuese en él metido
saltando el alzapon de sus calzones, el cristal delantero le quitaron
ve salir de sus lóbregos rincones y asi la mitad fuera.colocaron
un matamoscas largo de una vara de aquel feroz pepino
que igual entre mil monges no se hallara. semejante á una viga de molino.
Su ilustrísima, al verlo, con el susto A obscuras, muy despacio,
se empezó á santiguar como era justo, al obispo llevaron á palacio,
pero mientras más daba en santiguarse,
- 156
i$7 -
con mil mañas le ponen en su lecho
pero viendo que á echar más bendiciones
y de la alcoba abrieron en el techo
se disponía el médico oficioso,
un agujero por que penetrara
le ataja temeroso,
según su altura aquella cosa rara.
diciéndole: «Por Dios, que se detenga
La fama en breve lleva
»y no otra nueva bendición prevenga
de unos en otros la terrible-nueva
»que me pierde con ella si porfia:
del caudal que al obispo le ha crecido,
»déjeme al menos lo que yo tenia».
hasta que, sabedor de ella el marido
de la sortija dueño,
trató de recobrarla con empeño.
Para esto en el palacio se presenta,
diciendo que es un médico que intenta
menguar al ilustrísimo el recado,
si un anillo le da que se ha encontrado.
Admitióle el partido
el obispo gustoso, y al marido
entrega la sortija, el que, contento,
en su siniestra mano en el momento
la pone, y bendiciendo al buen prelado
vió por varas su miembro anonadado.
No quedaba al paciente
ya más que aquel tamaño suficiente
con que desempeñaba sus funciones;

20
- 159 ~

Asi que la purgó de sus pecados,


desando sus calzones olvidados
se marchó á su convento,
donde le aguó esta falta su contento.
LOS CALZONES DE SAN FRANCISCO Contó el lance al portero claramente
y le dexó instruido
de una industria prudente
que estorbase las quexas del marido.
Entró luego en el cuarto de su esposa
A media noche muchos gritos daba aquel buen hombre, y la primera cosa
una casada, y confesión pedia .que halló en el suelo fueron los calzones
diciendo se moría del frayle, con muy puercos lamparones.
de un cólico cruel que la mataba. Tomólos, conoció la picardía,
Llamóse á un reverendo franciscano y rabioso se fue á la portería,
que era su confesor, y de antemano donde el bribón portero y el paciente
estaba prevenido tuvieron el diálogo siguiente :
para coquifear á su marido «Hermano, dígame, ¿que solicita?»
y lograr sin peligro sus placeres. «Que hablar se me permita
¡ Que no discurren frayles y mugeres! »al padre guardián. » «Ahora no puede.»
Luego que con la moza se halló á solas, «¿Porqué?» «Pues ¿no sabéis lo que sucede-
se quitó el reverendo los calzones, »á la comunidad?» «Todo lo ignoro.»
y libre de prisiones, « ¡ Ay, hermano ! han perdido su tesoro.»
la hizo sin respirar tres carambolas. «¿Cual era?» «Una reliquia peregrina
— 160 —

»por la que hay en el coro disciplina.»


«¿Como ha sido?» «Esta noche la han llevado
»para una enferma y la han estraviado
»jio sé de que manera.»
«¿Y que reliquia era
»la que causa tan grandes aflicciones?» LA PEREGRINACION
«Eran de San Francisco los calzones.»
«No es el remiendo de la misma tela,
»muy bien pegado está, pero no cuela:
»yo traigo aqui guardados
» unos calzones puercos y sudados Iba á Jerusalen acompañada
»de uirfrayle picaron, que con vileza de su esposo una joven remilgada
»me ha compuesto esta noche la cabeza. de carácter tan serio
»Mírelos bien atento que, aparentando un santo beaterío,
»dibujados con manchas de excremento. siempre que su marido la embestia
»¿Le parece que un santo asi tendría inmóvil en la acción se mantenía;
»los calzones con tanta porquería?» y él, creyendo que en ella
«Esos son», el portero dice ufano, duraba la vergüenza de doncella,
quitándoselos luego. «Cese hermano. su virtud respetando, trabajaba
»¿ Como en su mente cabe por entero la vez que la atacaba.
»tan injuriosa idea? Su peregrinación y tiernos votos
»Pues acaso no sabe iban ya á ver cumplidos los devotos,
»que murió San Francisco de diarrea.'» cuando antes de llegar al feliz puerto
— IÓ2 — — 163 —

diez árabes salieron del desierto de su vigor hicieron


y en el ancho camino y con más prontitud vencidos fueron.
cogen al matrimonio peregrino: Quedaba un musulmán de bigotazos
sin detención los dexan en pelota, que quitaba los virgos á porrazos,
y viendo la beldad de la devota engendrador á' roso' y á velloso
resuelven, sin oir sus peticiones, * y eterno atacador del sexo hermoso.
en su esponja limpiarse los morriones. Este, pues, embistió con la beata,
Atan luego al marido, ella en sus movimientos se desata:
de vergüenza y de rabia poseído: él se procura asir con fuerte mano
á la mujer en actitud acuestan, y su giro burlar, pero fue en vano,
y alegres manifiestan . que al choque impetuoso
diez erguidos y gordos instrumentos, el árabe rijoso
capaces de engendrar hombres á cientos; se sintió vacilante, y reculando
instrumentos que España no vió iguales perdió su dirección allí luchando.
sino en las observancias monacales. Empeyne con empeyne compitieron,
Miró nuestra heroína sin turbarse el choque repitieron,
el diezmo musulmán que iba á tirarse; y al golpe la erección del moro bravo
y al saciar del primero los deseos vino á quedar en un moco de pavo.
con volubles y rápidos meneos Concluida de los árabes la empresa
agitó su cadera de tal suerte marchan á toda priesa.
que afloxó en dos por tres al varón fuerte. La beata se levanta, se sacude,
Según su antigüedad y sus hazañas, y á desatar á su marido acude
sobre ella los demas pruebas estrañas que, testigo infeliz de su trabajo.
estaba pensativo y cabizbajo.
Viéndole asi su esposa
le animó cariñosa,
diciéndole se aliente
pues es de Dios milagro muy patente
el haber con las vidas escapado; EL RESFRIADO
á que él la respondió : «pues yo he pensado
»que el milagro le hicieron tus meneos,
» porque siempre me has dicho : si lo quieres,
»ahi está, gómalo como pudieres».
A que ella respondió enfurecida: Montada en la trasera de su mulo,
«¡está buena la quexa, por mi vida! á una corta aldehuela
»¡Pues qué! ¿me he de mover con un cristiano llevaba cierto arriero á una mozucla,
»como merece un perro maometano? la cual con disimulo,
»No te hacia tan tonto: ó por flato ó por malos alimentos,
»la mala gente despacharla pronto». soltar solia pestíferos alientos.
Iba en esto el arriero sofocado
del mal olor, y díjola enfadado:
«mira que cuando des en afloxarte
» de esa suerte, no tienes que quexarte
»si me aburro y te apeo
»y encima de ti un rato me recreo,
»porque el flato se cura en ocasiones
21
— i66 —

»con ciertas lavativas á empujones».


La mozuela calló atemorizada;
pero como la pobre iba cansada,
por más que se encogía
el ayre á su pesar se la salía,
y asi al primer rumor estraordinario
que escuchó el arriero temerario,
la bajó diligente,
la tendió prontamente,
y para dar remedio á su fatiga
la estrujó cuerpo á cuerpo la barriga,
quedando él más ligero
y ella mucho mejor del flato fiero.
Concluyóse, siguieron caminando,
y la moza también de cuando en cuando
siguió echando gerundios garrafales,
los que nuestro arriero con mil sales
apenas escuchaba
cuando otra vez de nuevo la estrujaba.
Tanto usó del remedio
que al hombre al fin le vino á causar tedio ;
y aunque con más estruendo ella expelía
el viento, el arriero ya no la oia;
— 169 —

»es tratar de ablandarla,


» metiendo aquella parte dolorida
»en parage caliente:
»yo creo que en su cuerpo halle cabida
»para que el panadizo se reviente
EL PANADIZO »introduciendo el dedo en el bugero
»que bajo del empeyne está primero».
La devota, en el frayle confiada,
puso su dedo en cura, y agitada
por las varias cosquillas que la hacia
Un gordo capuchino confesaba al punto que alli dentro le metía,
á una sierva de Dios que se quexaba tanto incesantemente meneóse,
de un panadizo fiero que tenia que al cabo el panadizo reventóse.
en un dedo ya mucho tiempo hacia, Para mostrar su agradecido afecto
el cual, sin mejorarse con ungüentos, le contó al capuchino el buen efecto
cada vez le causaba más tormentos. que su remedio había producido :
El frayle, de su mal compadecido, á que él la dijo entonces afligido:
la dijo: «hermana, tenga por perdido « ¡ ai hermana ! que sea enorabuena,
»el tiempo que se aplica »pero sepa que yo sufro igual pena,
»asquerosos emplastos de botica, »pues tengo un panadizo pernicioso
» pues sé por esperiencia »en el miembro precioso
»que cuando se endurece una dolencia »que las mugeres aman,
»el remedio mejor para curarla »en el dedo sin uña: asi le llaman ;
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- I7o - — I7I —

»y no tengo ¡ai de mi! para ablandarle la sierva del señor quedó suspensa
»sitio donde meterle y menearle». viendo que su virtud madurativa
«Por eso, padre mió, no se apure», era una grave ofensa
ella le dijo ; «pues porque se cure del precepto de Dios; pero no obstante
»á pesar del rubor, yo mi agujero le replicó al instante:
»prestarle agradecida al punto quiero». «¡aunque es culpa, su gusto satisfizo!
En efecto: á la cura que promete »Padre, ¿cuando tendrá otro panadizo?»
la devota se pone, y luego mete
su dedo colosal el frayle dentro,
y empujando y moviéndole en el centro,
logró por fin de operación tan seria
soltara el panadizo la materia.
Sacó su dedo sano y deshinchado
el frayle; y viéndole más sosegado
la devota le dice: «padre mió,
»perdone á mi malicia un desvario,
»pero yo le confieso francamente
»que al tiempo de la cura antecedente,
»sospeché de su ardor y movimiento
»que atropellaba el sexto mandamiento».
A que el frayle responde: «¿eso dudabas?
»toma, si no es, no, ¿pues que pensabas?».
Oyendo la respuesta decisiva
» de la naturaleza:
»sé que en esta mansión de santa calma
»nos domina la carne en cuerpo y alma,
»y á perdonar sus culpas me acomodo;
»pero quiero me diga ¿de qué modo
LA LINTERNA MÁGICA »puede hacerse ilusión consigo mismo?
»pues aunque usaba yo del onanismo
» cuando era mozalbete sin dinero,
»luego que descubrí cierto agujero
» que tienen las mugeres,
Un novicio tenia en su convento »solo con ellas pude hallar placeres».
el entretenimiento, El novicio, admirando la clemencia
cuando á solas estaba, de su maestro, asi á su reverencia
de tocarse el guión que le colgaba, le descubre el secreto
porque como del claustro no salía, diciéndole: «maestro, en un aprieto
gozar de otros placeres no podía. »es mi imaginación ardiente y viva
Sorprendióle en sus dulces ejercicios »quien me ayuda la parte sensativa,
una vez el maestro de novicios, » porque en las ilusiones que me ofrece
y el converso, turbado, » una linterna mágica parece.
queriendo se ocultase su pecado, » Verbi gratia: figúrome que veo
imploró la piedad del reverendo, »pasar con luxurioso cantoneo
el cual asi le dijo sonriendo : »á la Ojazos, y esclamo : ¡ ai Dios, que hermosa I
«hermano yo conozco la flaqueza »empuño, como veis, luego mi cosa
22
- 174 -

»dándole uno... dos... tres... golpes de mano


»que á la Ojazos dedico muy ufano.
»Después digo : aora pasan las Trapitos
»con melindres y adornos esquisitos;
» ¡ que morenas que son !... ¡ qué provocantes 1
»y á su salud van dos pasavolantes. LOS NUDOS
» Luego digo : allá va la Zapatera
»que un mar de tetas lleva en la pechera:
» ¡ ai qué gorda! ¡ qué blanca ! ¡ qué aseada !
» ¡ que pierna se la vé tan torneada!
»Bien merece su garbo soberano - Casarse una soltera recelaba,
» la dedique seis golpes de mi mano: temiendo el grave daño que causaba
» uno... dos...» Aqui el frayle, que veia el fuerte ataque varonil primero
que el novicio á lo vivo proseguía hasta dexar corriente el agujero.
su cosa golpeando La madre, que su miedo conocia,
y que ya de la cuenta iba pasando, si á su hija algún joven la pedia
le dijo: «espere, y ya que asi se aplica, con el honesto fin del casamiento,
» dígame á quien dedica procedía con tiento,
»de su linterna mágica el pecado»; sin quitarle del todo la esperanza,
á que el novicio respondió siguiendo basta que en confianza
su negocio, y la obra concluyendo: al pretendiente preguntaba ayrosa
«¡ Ay, padre ! pues pasó la Zapatera, si muy grande ó muy chica era su cosa
»esta va á la... ¡que gusto!... á la... cualquiera» Luego que esta cuestión cualquiera oía
- i/6 - - *77

alarde al punto hacia Oyendo esta noticia,


de que naturaleza la madre le acaricia;
le liabia dado suficiente pieza. y como tal pobreza la acomoda,
Quien decía, «yo más de cuarta tengo» ; muy pronto con su'hija hizo la boda.
quien «yo una tercia larga la prevengo» ; Concluida conforme su deseo,
y un oficial mostró por cosa rara en la primera noche de himeneo,
un soberbio espigón de inedia vara. se acostó con su novio muy gustosa
Tan grandes dimensiones iba viendo sin temor la doncella melindrosa;
la madre y á los novios despidiendo, mas apenas su amor en ella ensaya,
diciéndoles: «mi chica quiere un hombre cuando enseñó el cadete un trastivaya
»que con tamaños tales no la asombre, tan largo, tan rechoncho y desgorrado
»un marido de medios muy escaso, que mil monjas le hubieran codiciado.
»y asi ustedes no sirven para el caso». La moza, al verlo, á todo trapo llora,
Corrió en breve la fama llama á su madre y su favor implora,
del estraño capricho de esta dama la que, en el cuarto entrando
hasta llegar á un pobreton cadete, y de su yerno el avión mirando,
que luego que lo supo se promete empezó de su engaño á lamentarse
vivir en adelante más dichoso diciendo que le baria descasarse;
llegando con cautela á ser su esposo. y el cadete, el ataque suspendiendo,
Presentóse en la casa, así la habló, su astucia defendiendo :
y lamentando su fortuna escasa, «Señora suegra, en esto no hay engaño
dijo que hasta en las partes naturales »yo no haré á mi novia ningún daño,
■eran sus medios en pobreza iguales. »porque tengo un remedio
— 179 -

Mas ella, no saciando su apetito,


» con que el tamaño quede en un buen medio.
decia: «madre, quite otro nudito»;
»Derne un pañuelo, me echaré en la cosa
á que la vieja dijo sofocada:
»unos nudos que escurran, y mi esposa,
«¡ que nudo ni que nada I
»según con la punta yo la incite,
»Ya no queda ni más nudo ni pañuelo;
»pedirá la porción que necesite.
»que estás con tu marido pelo á pelo».
»Usté, que por las puntas el pañuelo
«¡ Como !» la hija respondió furiosa,
»tendrá por evitar todo recelo,
«¿pues que hizo usté de tan cumplida cosa ?
»los nudos, según pida, irá soltando,
»¡ Ay! Dios se lo perdone:
»y aquello que la guste irá colando».
» siempre mi madre mi desdicha fragua ;
No pudiendo hallar mejor partido,
»todo lo que en las manos se la pone
abrazaron las dos el prevenido.
»al instante lo vuelve sal y agua».
Al escabullo encajan el casquete,
y la alta empresa comenzó el cadete.
Asi que la mocita
sintió la tintilante cosquillita,
á su madre pidió que desatára
un nudo, para que algo más cntrára.
Siguieron la función según se pudo,
á cada golpe desatando un nudo,
hasta que al fin, quedando sin pañuelo
el guión que causó tanto recelo,
dentro ya del ojal á rempujones
apenas ver dexaba los botones.
- 181 -

suelen regodearse en ocasiones;


y ya muy bien provisto por su mano,
le dijo al irse: «¿quiere más, hermano?»
«Quiero lo que me den», respondió el lego;
«mas lo que haya de ser démelo luego,
» porque quien pronto da y sin intereses
LA LIMOSNA »hace una buena acción y da dos veces.»
«Pues voy á darle», replicó la hermana,
« un velloncito negro de mi lana,
»que le puede servir de cabecera,
» cuando se quede del convento fuera.»
A pedir la limosna acostumbrada Con efecto, le trajo un velloncito
á una granja del pueblo separada muy negro, muy rizado y peinadito,
llegó un fornido lego franciscano, que el lego recogió con gran sosiego,
donde halló de carácter muy humano queriendo marchar luego,
una viuda y joven labradora diciendo : «sea por Dios»., según costumbre,
que era de aquella granja la señora. sin que el nuevo regalo diese lumbre.
Esta, luego que vió tan colorado Mas la viuda, cogiéndole la punta
al lego, tan robusto y bien tratado, del cordon, le detiene y le pregunta,
sintió cierta pasión picante y viva afable y cariñosa,
que animó su virtud caritativa. si no necesitaba de otra cosa.
Echóle en las alforjas varias cosas A que él dijo: «no habrá nada que sobre
al paladar gustosas ȇ mi comunidad, porque es muy pobre,
con que los reverendos regalones
23
— 182 —

»y de todo, liermanita,
»la orden de san Francisco necesita».
Mientras esto pasaba,
una gallina dentro cacareaba,
y la viuda al lego dijo : «espere,
»hermano, y llevará si lo quisiere,
»pues por mayor regalo se le ofrezco,
CUALQUIERA COSA
»de mi pollita blanca un huevo fresco».
«Hermana, uno no basta»,
dijo el lego : «que cada frayle gasta,
»las veces que los come todo el año,
Una noche de Enero
» un par de huevos y de buen tamaño».
estaba calentándose al brasero
La labradora entonces hacia el lego
una joven casada,
se arrima con más fuego,
su ropa á las rodillas remangada
y sin andarse en otros perendengues
porque asi no temiá
le dice cariñosa, haciendo dengues :
quemarse en tanto que labor hacia.
«pues, hermano, que tome le aconsejo
De este modo esperaba á su marido,
»para regalo suyo este conejo».
que era un pobre artesano,
«No lo gasto tampoco; mas no obstante»,
mientras entretenido
el lego la responde, «aquí delante,
un chico que tenia, por su mano
»pues es limosna, póngale al momento,
castañas en la lumbre iba metiendo
»le llevaré al guardián de mi convento,
y el rescoldo con ellas revolviendo.
»que lo suele comer muy á-menudo
Asi, agachado, de su madre enfrente,
»aunque tenga sus pelos y esté crudo».

=x z-
— 184 — • - 185 -

asaba diligente dijo: «¿de qué se asusta, madre mia,


una 5’ otra castaña, » si era yo quien el dedo la metía ?
cuando, la vista alzando descuidado, »Dígame usted: ¿qué es eso
vió con admiración cierta montaña »que tiene entre las piernas tan espeso?»
de pelo engrafillado, «¿Qué te importa?» le dijo muy rabiosa
con que se coronaba y guarnecía la madre: «eso será cualquiera cosa.
un ojal que su madre alli tenia. » ¡ Miren que travesura !
Con tal visión se puso » ¡No es mala tentación de criatura
el muchacho confuso; »buscarle las cosquillas á su madre
mas queriendo, curiosq, »para que sin cenar dexe á su padre!
saber si en aquel sitio tenebroso »Ya verás cuando venga y se lo cuente
alguna trampantoja se escondía, »que linda zurra te dará en caliente.»
y que hondura tenia, El chico, temeroso,
poquirritito á poco, aunque con miedo, la pidió que callase,
se fue acercando, y... zas, la metió el dedo. pues jamas volvería á ser curioso
Respingóse la madre, y dió un chillido como á su padre nada le contase;
por no estar su agujero prevenido y la madre, por fin desenojada,
para esta tentadura inesperada, cuando vino el marido
y al dexar, agitada, le dijo que el gato había vertido
su silla, tropezó con el puchero la cena preparada,
del guisado, y vertióle en el brasero. derribando el puchero
El muchacho, que vió con sobresalto que estaba calentándose al brasero.
arruinada la cena por el salto, El hombre, que la amaba,

A
I
— 186 —

aunque no le gustaba
quedarse sin cenar, como á su hijo,
«¿qué hemos de hacer?» la dijo.
«Por esta noche, esposa,
»cenaremos los tres cualquiera cosa.»
Apenas el muchacho hubo escuchado
esta resolución, cuando agitado
de tal suerte gemía,
que le preguntó el padre qué tenia.
Y el chico, con mayores desconsuelos,
respondió en voz llorosa:
«Ao no quiero cenar cualquiera cosa,
»padre, que está mojada y tiene pelos».
Sí-.:
EL CURA Y EL MUCHACHO

En la crítica ocasión
de estar ayudando á misa,
le dió un terrible apretón
á un muchacho con tal prisa
que le puso en confusión.
Volvió el pobrete la cara,
y á otro rogó tiernamente
que su lugar ocupara
y que en lance tan urgente
aquella misa ayudara.
«Es el diantre que no sé»,
dijo el otro. «No hay cuydado,
» de eso nada te se dé :
24
— IQO —

»quédate aquí arrodillado,


»que yo al punto volveré.»
Marchó, pues, y en tanto el cura
dominas vobiscam dijo;
y la pobre criatura
le miró con rostro lijo,
quedando inmóvil figura. LA MERCADERA Y EL TUNO
El cura llegó á pensar
que el chico no le había oido:
repitió y volvió á mirar,
y él le respondió afligido:
«ya viene, que ha ido á cagar». En un dia muy festivo
estaba una mercadera
sentada en silla poltrona
á la puerta de su tienda.
Su postura era chocante
porque tenia ambas piernas
demasiado separadas,
y asi con razón se lleva
la atención de los que pasan.
Entre todos uno llega
que le dice: «Señorita,
»cierre usté luego la puerta,
»que hoy no se puede vender
I92 -

»porque es de precepto fiesta».


Conociendo la tal dama
donde el dicho se endereza
porque era bien advertida,
respondió: «señor babieca,
»usted no sea ignorante,
»y para adelante sepa
»que estos postigos se abren
»tan solo para las fiestas».
Y el tunante la replica
«si eso es lo que usté desea,
»avise y se las haré
»de la suerte que las quiera».
— i9) —

» para que no se roce ó desmorone.


»Llamar al albañil en el momento,
ȇ ver de que dispone
»se haga el brocal al pozo del convento.»
El albañil llamado
al punto fue enterado,
y dijo: «aqui lo que conviene
EL BROCAL
»es hacer un brocal como el que
»tiene mi muger.
»que ha veinte años cabalmente
»que echo por él la soga de frecuente
El pozo de los padres trinitarios »con dos cubos que al par le han golpeado,
tuvo brocales varios, »y ni una pizca se ha desmoronado.»
ya de mam postcria,
ya de piedra de buena sillería,
en fin de berroqueño le pusieron,
el último que eterno ellos creyeron;
pero tal faena de sacar agua
en el convento había,
que al año ya tenia
el brocal una brecha grande y buena.
«Virgen !» el superior
dijo al saberlo,
«que no sé ya de que materia hacerlo
EL SOMBRERERO
EL SUEÑO

A los pies de un devoto franciscano


se postró un penitente. «Oiga, hermano,
»¿qué oficio tiene?» «Padre, sombrerero.» Estaba casado Antón,
«¿ Y qué estado ?» «Soltero.» pero pobre, y no tenia
«¿Y cuál es su pecado dominante?» sino un pequeño jergón
«Visitar á una moza.» «¿Con frecuencia?» que al matrimonio servia ;
«Padre mió, bastante, dos hijos, hembra y varón,
»sin poderme curar de esta dolencia.» también en la cama entraban,
«¿Cada mes?» «Mucho más.» «¿Cada semana?» pero á un lado los echaban
«Aun todavía más.» «Ya... ¿cotidiana?» para hacer la operación.
«Hago dos mil propósitos sinceros, Los chiquillos sin cuydado
»pero...» «Expliqúese, hermano, claramente. á pierna suelta dormían,
»¿Dos veces cada dia?» «Justamente.» mientras los padres hacían
«Pues ¿cuando diablos haces los sombreros?» otros para el otro lado.
Una noche tan sin duelo
2$
— 198 —

fue la hazaña que empezaron


que á los dos chicos echaron,
sin poderlo hacer, al suelo.
Despertaron dando gritos
con el golpe y el porrazo:
«¿porqué nos das tal trompazo?»
EL FRAYLE Y LA MONJA
dijo á su padre Perico;
«yo soñaba que reñía
»con tu madre,
»y tan furioso me hallaba
»que un bofetón os daría». Hallándose cortejando
Bajó y los volvió á subir, cierto frayle á una mongita,
y cuando creyó dormían, mientras que le requebraba
otra vez la cosa hacían le enseñaba su pi...
que faltaba concluir. su pipa con que fumaba.
Sintió Perico empezar
y dijo quedo á su hermana: La monja, como era lega
«agárrate firme, Juana, y profesaba al otoño,
»que padre vuelve á soñar». rabiaba por darle entrada
y le enseñaba su co...
su copo con que ella hilaba.

El frayle, como enojado,


la dijo con disimulo :
200

«no fuera malito, hermana,


»soplárselo junto al cu...
»al cubo que saca el agua.»

La monja, como agraviada, SIN TÍTULO


le dijo sin agasajo:
«váyase el frayle á la mierda
»que le cortase el cara...
»el caracolito que rabia.»
De las entrañas de un robl
salió una dama modorra :
quiso estirarme la po-bre
una pluma de mi gorra
para vestirse de hombre.

En mi enfermedad interna
no sé que remedio elija :
tengo tan larga la pi-erna
que me maltrata prolixa
si el tiempo no lo remedia.

Fui á verla el otro dia;


se estaba peynando el moño:
205 -
202 —
mandan les corten las pi-ernas
me convidó con su co-che
porque no sean prolixas
para pasar á Logroño,
y las echen á un rincón.
á dormir aquella noche.

Yo tengo una dama hermosa


Con tu cintura delgada
de condición absoluta :
tu pasas fuertes trabajos,
ella me parece pu-so
pues te hartas de cara-coles
por ba-xo precio la fruta
y si los guisas con ajos
acomodándose al uso.
te han de salir los colores.
Con vuestros ojos ponéis
Ahi os entrego á millares
en prisión los corazones,
mis camisas y calzones,
y agarrando los co-geis
también mi par de co-llares
con los dulces eslabones
para que en admiraciones
de las redes que tendéis.
adornen vuestros altares.
Tu nariz copos deshechos,
Pasé á verla de mañana
tus mexillas dos macetas.
y estaba matando un sapo:
¡ Quien se viera entre tus te-chos
me puse á mirar su pa-dre,
con dos luces por planetas
que limpiaba con un trapo
y dos pomas á los pechos!
su carita de vinagre.

Es tu boca de azahar,
Los amantes de violon
tus labios bello madroño ;
que violaron vuestras hijas
— 204 — - 205 —

y es tan blanco tu co-ral porque me muero por co-ta


que lo matizó el otoño y no hay soldado en Logroño
á imitación del rosal. que empine mejor la bota.

Al pintar tu rostro bello Batallas, no, amor, revoques


tosco es el pincel más chulo, sal al encuentro y me abrocho,
porque es tan blanco tu cu-ello mas si no me das el cho-que,
que los cristales anulo á soldado sin bizcocho
y las nubes atropello. ¿de qué le sirve el estoque ?

Tu pie de nieve destapa Cansado me llegué á hallar


ágil el pincel más guapo, de un pie que pensé perder,
y es tan singular tu pa-ta y de continuo lio-llar
que en un punto la destapo ya no me puedo tener,
y en un jazmín se dilata. mas siempre te he de adorar.

¡Ay, mi niña, si ál pintarte Aunque en pie la duda esté,


miráras hacia acá abajo prevente al instante, hija,
y me vieras el cara-cter que voy á meter mi pi-e
que hizo en mi tu perfección en la primera vasija
cuando comencé á pintarte! que tu belleza me dé.

No me juzgue amor pelota Si ardo en timbres infinitas


al contemplarme bisoño, del amor llamas internas,
26
— 206 —

allá voy, abre las pi-tas


haremos cuerdas eternas
por ahorcarme necesitas.

Vida y muerte vibra impia


tu mano, cura mi anhelo,
porque no hay mejor ciru-jia
que el contacto de tu cielo
y de tus luces el dia.

No imagines que despierte


otro ardor ya para amarte,
porque tengo de empren-derte,
ó la vida ha de costarte
ó yo tengo de perderte.
210 211

que aunque muger hubiese lo que es muy cierto


más no comeré. y tengo buena prueba
en mi congreso.
Quedando al fin ya todos
de dicha función, El que atendiendo á lo dicho,
como quien fode á estaxo yo bien espero
sin más afición, me suplirá las faltas
pues el antalla que harto me esmero ;
muele y deleyta tanto y á proporción
como una vayna. todos bien las cometen
en su comisión.
No digo que desecho
en este esceso
la afable compañía
del bello sexo;
mas también hallo
que donde mugeres entran
suelen cagallo.

Sacando consecuencia
de mi argumento,
que deleytc se encuentra
sin fodimiento;
— 215 —

En ellas me decia
con grandísimo ardor
que si le acariciaba
COPLAS DEL PÁJARO me mostraría amor.

Acogí le en mi falda,
mil besos le di yo,

El Pajarito, madre, pero el picaro luego


después que me picó, á mi frente saltó.
me lia dexado burlada.
¡ Ay de mi, que dolor! De alli se fue á los ojos,
El Pájaro ya voló. á la nariz paró,
besando las mesillas
El Pájaro era blanco, en mi pecho posó.
travieso y juguetón,
de pluma crespa y negra, ¡ Cuantas blandas caricias
con pico de arrebol. en él me prodigó,
volando y revolando
Estando yo sólita
por todo al rededor!
en mi cuarto se entró
y mil dulces tonadas
Cada vez más travieso,
al punto me cantó.
los labios me besó,
27
— 214 —

y la punta del pico


en ellos me metió.

¡ Ay, quanto forcejeaba


el picaro bribón
por encajarle todo,
DÉCIMAS
mas le dije eso no!

El era porfiado,
blando mi corazón, Una fe con testimonio
y tantos sus halagos del pecado original
que por fin le metió. tend rás ,* al m a vi rgi n a 1,
la noche del matrimonio.
Pero no solo el pico, No divise á Marco Antonio
también el cuerpo entró Tácito, que vas perdida ;
menos las alas, y eso llora mucho por tu vida,
porque muy gordas son. cena poco por tu alma,
y para ganar la palma
Luego que estuvo dentro no haya lámpara encendida
tres picotazos dió,
uno tras otro hirióme Ten tu lecho conyugal
y al punto se marchó. con su mancha de artificio,
— 2IÓ —

penitente sacrificio
sobre el ara original;
haya suspiro mortal,
y si Adan cogiera á Eva
(que toda fruta se prueba
en el jardín de la vida)
dile con ansia afligida :
«ay, señor, ¿donde me lleva?».

Si la piadosa madrina
al tálamo te llevare
y al esposo llamare,
dile: «señor, no soy digna»;
mas si el pobre determina
no parecer impotente,-
dile con mucho dolor :
«misericordia, señor,
»que soy cordera inocente».

Que con esto y con callar,


suspirar y presumir,
llorar, dudar y gemir,
el pobre la ha de tragar;
SONETO A NICE SONETO DE MANUEL

No te quexes, o Nice, de tu estado Ardiente una muchacha el otro dia,


porque te llamen puta á boca llena, en tanto que su inadre en misa estaba,
pues puta ha sido mucha gente buena llena de miedo y turbación dudaba
y millones de putas han reynado. si á su amante Manuel se lo daría.
Dido fue puta de un audaz soldado, Temiendo si preñada quedaría,
á ser puta Cleopatra se condena, entre darlo y no darlo vacilaba,
y el nombre lucrecial, que tanto suena, y el valiente mozuelo la animaba
no es tan honesto como se ha pensado. diciendo que al venir lo sacaría.
Esa de Rusia emperatriz famosa Fueron tan poderosos los ataques,
que fue de los carajos centinela, que consiguió, por fin, verla en el suelo,
entre más de dos mil murió orgullosa;. y dijo al derramar de los zulaques
y pues ya lo dan todas sin cautela, que suave es la sustancia del ciruelo:
haz tú lo mismo, Nice vergonzosa, «por tu vida, Manuel, no me lo saques,
que esto de.honra y virgo es bagatela. »y más que llegue la barriga al cielo».
LAS HIJAS DEL POBRE ANTONIO Y PEPA

1 raía cierto pobre vergonzante


una alforja detrás, otra delante, Sí yo he de quererte bien,

y colocaba con cuydado en ellas vamos d hacer por aquí


á dos hijas muy bellas, - aquello que te pedí,
que muchos para mover los corazones sino se acaba el Belén.
suelen valerse de tales aprensiones,
ó por mejor guardallas ó escondellas. Antonio con Pepa hablaba
Le preguntó un curioso: «¿son doncellas?» en su jardín cierto dia,
•A lo que respondió como hombre ya maduro: y una cosa la pedia
«por la que va delante lo aseguro, que Cupido la mandaba;
»porque siempre á la vista yo la llevo; pero ella se la negaba
»por la que va detras, yo no me atrevo». con rubor, susto y desden,
y, usando de amor el tren,
28
222
- 22; —
le dijo con loco esceso :
«Antonio, no me bables de eso »otro mejor para hacer
»si yo he de quererte lien». »aquello que le pedí?»

Instó Antonio en la gustosa En el enredo amoroso


petición que Amor dictaba, por fin la Pepa cayó,
y ella un si y un no le daba y aunque infinito lloró,
entre risueña y llorosa ; Antonio se hizo dichoso ;
mas, asustada y medrosa, depuesto ya el ceño honroso,
le dice : «gente sentí, halagüeña y sin desden,
»huyamos pronto de aqui»; le dice: «Antonio, mi bien
y él, aliviando su fe, » desde hoy serás mi embeleso;
le dice : «nadie se ve, » vamos otra vez á eso,
»vamos a hacer por aqui». »sino se acaba el Belen».

Mas viéndola titubear,


de la mano la tomó,
y entre si consiente ó no
se fué dexando llevar.
«Que acomodado lugar»,
dice él, «tenemos allí;
»vente, pues, detrás de mi;
» dirne Pepa ¿ puede haber
TOMÁS DE TRIARTE

POESIAS VARIAS
PERICO Y JUANA

Un dia con Perico riñó Juana


por no sé que disgusto ó fantasía;
pero antes que pasase una semana
ya de tanta altivez se arrepentia;
con el zagal querido más humana,
volver quiso á entablar buena armonía,
y para hacer las paces mano á mano,
dióle una cita, que él aceptó ufano.
Una fresca mañana del otoño
madrugó Juana, y desde el pie pulido
hasta el dorado pelo de su mono,
de un trage más hermoso que lucido
adornada salió: junto á un madroño,

-
— 228 — 229 -

que en el sombrío valle está escondido, dos hemisferios de gentil hechura,


risueño el rostro, y el oido atento, en que un rollizo globo se partía,
esperando á su amante tomó asiento. formaban tiernos y elevados bultos
Viendo después lo mucho que tardaba, que no pudo el brial tener ocultos.
y que era solitario aquel parage, Arrebatado del impulso ardiente
segura de que nadie la miraba, de la imaginación y los sentidos,
alzó de las enaguas el encaxe. salió el joven gallardo, y de,repente
Descubrió, pues, la maravilla octava con brazos amorosos y atrevidos
que ocultaban las sombras del ropage, ciñó la Ninfa; señaló en su frente
y ató en la pierna una encarnada liga; la estampa de los labios encendidos,
pero ¡qué pierna! Dios se la bendiga. y el dulce fuego que alteró sus venas
Perico entre unas ramas á Juanilla esto le permitió decirle apenas :
curioso observa tan hermosa planta, «Dexa que bese el blanco y liso pecho
y admira la robusta pantorrilla, »que á la nieve ha robado la blancura;
y del pie la estrechísima garganta. »que alto y bien dividido! que derecho
Que redonda y nevada es la rodilla! »sin sufrir de cotilla la clausura!
como los ojos, y aún el alma encanta » De que tierno marfil estará hecho
del corto zagalejo aquel calzado, »el cordon de esta enana dentadura?
la blanca media y el azul cuadrado ! »Que dicha ¡» repetía el fino mozo,
Llevaba tan delgada vestidura, «en un abrazo mil deleytes gozo.»
que casi estar desnuda parecía : Lila, que enojadiza y desdeñosa
la ágil cadera, el muslo, la cintura, mostrarse acostumbró tal vez por gala,
todo el lienzo sutil lo descubría; nególe aquella boca, que de rosa
— 2J0 —
_ 231 -
el color tiene y el olor exala,
y huyendo de sus brazos presurosa, con una cebolleta de carmín
poco menos le envió que en hora mala; en un tallo más blanco que algodón,
él que la entiende, al verla descontenta, menudos como césped de jardín
finge serenidad, calla y se ausenta. negros rizos asoman al calzón,
Sola queda la niña, y ya reniega y ocultos dos rénunculos se ven,
de sus caprichos y melindre raro: que no dexó el faldón descubrir bien.
«no», dice, «no es verdad que el amor ciega, Apenas el zagal regado liabia
» cuando en tales escrúpulos reparo; el grueso tronco, cuando descuydado
»la que al dueño que adora no se entrega, sintió que él cuerpo por detras le asia
»la que su corazón le vende caro, un bello brazo de su Dueño amado ;
» no merece los gustos de Cupido, y forcejando entonces á porfía,
»sino que su beldad muera en olvido». cayeron ambos en el verde prado,
Parte tras su galan, y le divisa él sin boton alguno en la braguera
vuelta la cara á un roble, y despachando y con las faldas ella en la mollera.
diligencia no limpia, aunque precisa : No de otra suerte la sutil caterva
estaba él... si lo diré... meando; de floridos poetas imagina,
escondióse la moza á toda prisa que en la edad de oro la mojada yerva
sirvió de lecho al hombre, y que la encina
á observar de Perico el contrabando,
y haciéndole cosquillas el deseo, que de vientos y soles le preserva
se chupaba los labios de recreo. de tálamo nupcial era cortina:
Salen á la luz pública por fin si este era el siglo de oro, á fe que Juana
las crecidas insignias del varón, lo logró con Perico esta mañana.
El-dulce peso del mancebo siente,
- 2J2 -

y en el desnudo muslo y la rodilla Y mientras con caricias regaladas


recibe su calor, mueve impaciente palpa el joven los pechos de la moza,
del empeyne la suave almohadilla, con las dos. que le cuelgan, arracadas
piovoca al valeroso combatiente el tacto de la picara retoza;
con saltos de lasciva rabadilla, dale tiernos pellizcos y palmadas,
juntando el labio á las mesillas tiernas, se empina, se columpia y se alboroza,
enlazando ambos brazos y ambas piernas. y al cabo ya no sé que la sucede,
Con que desenvoltura, cuan risueña que en éxtasis suspensa hablar no puede.
al nervio altivo echó la blanca mano! La dulce boca inmóvil medio abierta,
¿1 era corpulento, ella pequeña, con la lengua cogida entre los dientes,
empinarlo intentó, pero fue en vano: á lanzar mil suspiros solo acierta
ya con el dedo práctico le enseña en lugar de dar ósculos ardientes;
el paso del estrecho gaditano, la vista con los párpados cubierta
y ofreciendo al bajel la senda clara, indica repentinos accidentes,
las dos columnas de Hércules separa. y si lio espira Juana, por lo menos
Aquel angosto y delicioso ojal, le lia dado un paroxismo de los buenos.
con los bordes teñidos de clavel, Pero ali! gracias á Dios, que resucita...
entre dos blancas rocas de cristal, pronto se ha serenado... no, no es cosa...
mas rubio el crespo pelo que oropel, como abre ya los ojos!... pobrecita !...
aquello en que unos dicen que hallan sai que tal? estás mejor?... duerme, reposa,
y otros son de dictamen que hallan miel, antes que el accidente te repita.
con mil cosquillas y respingos mil Ay, ay! que enfermedad tan contagiosa 1
hospedó el instrumento varonil. pegósele á Perico!... vaya, vaya...
- 255 -
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enredados los muslos dél y de ella,
también el angélico se desmaya...
Ella, que ya por esperiencia sabe y sin pañuelo su garganta bella.
la causa de aquel mal, si, especie y cura, Riendo, dijo el pastor: «por vida mia!

viendo que cada vez era más grave »¿son estos los que quieren que se crea
del zagal la amorosa calentura, »que hay entre ellos mortal antipatía?»
Convoca allí las mozas de la aldea,
con un meneo de caderas suave
le ayudaba á sudar con tal blandura y señalando á Juana les decía :
«mirad como esta su beldad emplea;
que la inundó al instante dentro y fuera
de copioso sudor la delantera. »aprended á hacer paces; niñas, ninas,
Aquí de los amantes abrazados »asi habéis de dar fin á vuestras riñas.»
alegremente suspendió el oido
el coro, que formaban acordados
los gilgueros del valle, y el ruido
de un manso arroyo, á que ellos ocupados
no habían hasta entonces atendido,
y susurrando el Záfiro halagüeño,
embargó sus espíritus el sueño.
A este tiempo un pastor que la espesura
penetraba, guiando su vacada,
en divertida y cómoda postura
encontró á nuestra gente embelesada;
de la dormida y lánguida hermosura ’
el pecho de Perico era almohada
- 237 -

EL MISMO
LA RESISTENCIA
Señor D. Juan, quedito. que me enfado :
SONETO besar la mano es mucho atrevimiento;
Señor D. Juan, quietito (i), que me enfado. abrazarme... no, D. Juan, no lo consiento.

Besar la mano? que entretenimiento! Cosquillas... ay Juanito... y el pecado?


D. Juan, la boca no, que atrevimiento! (2) Que malos son los hombres... mas, cuydado
Cosquillas? 110 las hai por ese lado. que me parece, Juan, que pasos siento...
Remangarme 1(3) ai Juanito, y el pecado? no es nadie... pues despachemos en un momento.
Que malos sois (4) los hombres! Pasos siento... Ay, que placer... tan dulce y regalado!
Juanito mió, no entre algún criado. Jesús, que loca soy, quien lo creyera
No, no es nadie... pues vaya en un momento. que con un hombre yo... siendo cristiana...
Jesús, que loca soy!... Quien lo diria? mas... que... de puro gusto... ay... alma mia!
Date prisa... no más(5)... como cristiana, Ay, que vergüenza, vete... y aun tienes gana ?
Que ya de puro gusto... ai!... alma mia! Pues cuando tu lo pruebes otra vez...
Traidor... déxame... vete... aun (6) tienes gana? pero, Juanito, volverás mañana?
Pues cuando tu lo logres otro dia...
Y que! no lia de volver Vm. mañana? (7)

(1) Var.: quedito.— (2) Var.: no, no lo consiento.-


(>) Var.: Arremangarme.— {4) Var.: son. — (3) Var.
que con un. hombre yo!... —(6) Var.: Vete ¿qué aun.-
(7) Var.: ¿ Y que, no volverás acá mañana?

30

-
LA SEMANA ADELANTADA

SONETO SONETO MORAL Y ALEGÓRICO


Un tio enfermo y en edad anciana
casó con su. sobrina (muy mal hecho !),
doncella alegre, joven y lozana,
pronta á cobrar el marital derecho (i). Yo he visto al rededor de una gran mesa
Díjola el novio: «te prevengo, Juana, catorce entretenidos tagarotes,
»pues vamos á estrenar el nupcial lecho, más apiñados que en botica botes,
»que yo solo una vez cada semana emporcando papel á toda priesa.
»podré servirte en algo de provecho (2)». Un tinteron que siete libras pesa
Conformóse la ninfa; y recibiendo en medio estaba lleno de pegotes,
en singular aquel tributo frió (3), y unas plumas más gruesas que garrotes
repetia entre si: «peor es nada ». mojaban todos en la tinta espesa.
Mas llamando al anciano reverendo Con esto, Fabio, aconsejarte quiero
le instaba humilde (4): «Vaya, tio mió, que de gozar á Laura no presumas,
»siquiera una semana adelantada». ni tu salud, finezas y dinero,
engañado galan, desde hoy consumas,
porque de Laura en el capaz tintero
(1) Var.: con su dispensación según derecho.
muchos entretenidos mojan plumas.
(2) Var.: me obligo d ser marido de provecho.— (3) I ai
aquel tributo solitario y frió.—(4) Var.: le dijo luego.
— 241

con los encargos,


aunque eran cinco,
ambos al sueño
quedan rendidos...

(Hablado )
(¿Qué queria Vm. que hicieran los pobrecitos?)
Mas despertando,
la novia dijo:
«¿No tiene más criados
» el Arzobispo ?»

El novio es guapo,
pero encontró la horma
de su zapato.
Díjole el Secretario, etc.
..... ■ ' ______ _______ ..-•y

LETRILLAS
OCTAVA

Quien goza de tu ardiente delantera Ay, que fiesta ! etc.,


es un alfiletero. ¡ Qué diablura !
Por tiesa te deleyta la madera, En viendo la recatada
y por escurridiza la pintura. que la bragueta te abulta,
Poca es la leña de una selva entera aunque diga: Vm. me insulta.
si descubres al palo tal dulzura : Quieto, vaya, fuera, nada;
y si desde hoy tu sexo asi se huelga, hace un dengue, una protesta
¿qué liaré yo de la carne que me cuelga ? y al fin amigo se apiada.
Ay, que fiesta!
La que no lo da, lo presta.

La desenvuelta y liviana
• para amar no es de gran dura
más si logras coyuntura
s-,- ' i---- _ ■ ■•.•/y ..f»:«' •••■;

- 244 — — 245 -

cuando la entra la terciana, La que desaliño gasta,


ya verás como la cuesta por no vestida provoca,
gran trabajo ser tirana. y á nada que se la toca
Ay. que fiesta! la da gana de hacer casta,
La que no lo da, lo presta. para encontrarla dispuesta
alzar poca ropa basta.
Como la ¡nocente ó tonta Ay, que fiesta!
á las resultas no atiende, La que no lo da, lo presta;
poco ó muy mal se defiende
si el calor se la remonta Menos palpable ha de estal­
conversación que molesta ? la presumida ataviada,
pero voluntad, que pronta ! mas la hallarás aseada
Ay, que fiesta 1 allá en su particular,
La que no lo da, lo presta. y pues anda peripuesta,
su fin lleva de agradar.
La discreta lo disputa, Ay, que fiesta !
lo escasea, lo dilata, La que 110 lo da, lo presta.
y con argumentos trata
si lia de ser ó no ser puta.
Pero armada es tu ballesta, La gruesa y robusta moza
razón que ella no refuta. en carne y jugo abundante,
Ay, que fiesta! suave al tacto del amante,
La que no lo da, lo presta. lánguidamente se goza,
— 246 —

como en colchón se recuesta 247 “


sobre ella quien la retoza.
Aunque en edad ya madura
Ay, que fiesta!
suele ajarse una muger,
La que no lo da, lo presta.
conoce y gusta el placer
mejor que una criatura,
La alfeñicada beldad ya es disoluta, ya honesta,
cede en blandura a la gorda; según la ocasión apura.
pero vaya que lo borda Ay, que fiesta!
si da por agilidad : La que no lo da, lo presta.
de mil modos manifiesta
su docta sensualidad. En fin. por curiosidad,
Ay, que fiesta! por despique ó compasión,
La que no lo da, lo presta. interés, ostentación,
costumbre, marcialidad,
afición, cierta ó supuesta,
A la niña tiernecita
que la nació el peregil. descuydo ú debilidad.
la curiosidad pueril Ay, que fiesta'.
al suave deleyte incita, La que no lo da, lo presta.

en su edad la más modesta


muy breve se precipita.
Ay, que fiesta!
La que no lo da. lo presta.
AUX FRANÇOIS EPIGRAMA

Je ne viendrai jamais à bout


Preguntaba un carpintero
de sçavoir par quelle licence
recién casado, á su esposa:
ee n’est rien que baiser en France,
«¿hacemos aquella cosa
mais en françois baiser dit tout.
»ó liemos de cenar primero?»
Respondióle la tonta:
Franceses hablais de un modo
«lo que tu quieras, pariente,
y de otro soleis obrar:
»para mí es indiferente,
HO es nada en Francia el
»mas la cena no está pronta.»
y besar lo dice todo.
_ 2>i —

corre al gordo chorro, Roque,


y echa al ancho caño el corcho.
Si se cayó el corcho al charco,
corre, Roque, y corta un troncho
de chopo, chaparro ó roble,
ancho y gordo como el caño,
A ROQUE
gordo y ancho como el chorro.

¡Ay, Roque, que gordo corre


por el ancho caño el chorro 1
corre, Roque, y corta un troncho
de chopo, chaparro ó roble
que está roto el otro corcho.

La doncella bella
que la calle llana huella,
á la fuente llega:
si llalla que la llave llueve,
llega, llena y lleva.

¡Ay. Roque, que gordo corre


por este ancho cano el chorro 1
OCHO VERSOS

Eres negra como un grajo


y más fea que la hambre,
pero tienes junto al cuío
un gusto de azúcar cande.

Me tendistes en el suelo
como si fuera una perra,
y con esos cojonazos
me lo llenaste de tierra.
A UNA DAMA QUE FINGIA
DESDENES

SONETO

No disimule más la relamida:


conozco de sus tramas el estambre;
tiene ella de calzones, si, más hambre
que de faldas la tuve yo en mi vida.
Miren de aquellos ojos la caida,
la tez morena, el talle como alambre;
digola que de amantes un enxambre
no bastará á llenarla la medida.
Poner solo (i) la vista yo en su escote
dice ella que es agravio, que es esceso:
ya me da un bofetón, ya un capirote,
y anoche mismo me ha negado un beso.
Pues, mire: tengo un palmo de virote
y no lo ha de provar solo por eso.

(i) Var. : Solo fixar.


A UÑA DAMA QUE PREGUNTÓ AL
AUTOR QUE ERA LO QUE MAS LA PROTESTA
LE GUSTABA EN SU PERSONA.

SONETO

Con licencia, señora, de ese pelo Reniego de las zorras callejeras


que en rubias ondas baxa á la cintura, que con mortal veneno á un hombre hieren;
y de esos ojos cuya travesura maldigo las mozuelas ventaneras
ardor infunde al pecho más de hielo; que sin ser requeridas ya requieren.
con licencia del talle, que es modelo Abrenuncio de coxas más caseras
propuesto por Cupido á la hermosura, que chupan bolsas (sean las que fueren),
y de esa grata voz cuya dulzura y damas cortesanas altaneras
de una alma enamorada es el consuelo, que, siendo lo que son, fingen que quieren.
juro que nada en tu persona he visto Detesto la caterva semi-pia
como un culo que tienes soberano, de pobretas gazmoñas rezadoras
grande, redondo, b'anco, grueso, listo; y aborrezco con toda el alma mia
culo fresco, suavísimo, lozano ; como á ruines y necias pecadoras
culo, en fin. que nació (fuego de Christo) á las putas, señoras con usía
para el mismo Pontífice Romano. que no saben ser putas y señoras.
i I



- 25S -

EL MISMO

A FILIS
Reniego de las Zorras callejeras
que con mortal veneno á un hombre hieren
renuncio á las Pelotas más caseras
SONETO
que chupan bolsas (sean las que fueren).
Abomino Pobretas ventaneras Cuando estoy del Amor, Filis, picado,
que sin ser requeridas ya requieren ; y ya con amoroso atrevimiento
maldigo Cortesanas altaneras tus blancas y redondas tetas tiento
que, siendo lo que son, fingen que quieren. y tus muslos y el coño regalado,
Detesto la caterva semi-pia el blanco faldellín arremangado,
de las Coxas devotas rezadoras, te echo en la cama, monto, y con gran tiento
y aborrezco con toda el alma mia el carajo te meto hasta que siento
más que á las mismas Patas profesoras, que en los pelos del coño ha tropezado,
á las aficionadas con Usia y entrando por la estrecha vía justo,
que no saben ser Putas y Señoras. empujas tu hacia arriba, yo hacia abaxo,
sin que tal empujar nos dé disgusto;
antes bien quanto más y más lo encaxo,
siento, Filis, en esto tanto gusto
que quisiera yo todo ser carajo.


'i............. ' ............ • .......... ■'
EL SUEÑO CON UNA DAMA EL MIEMBRO INCANSABLE

SONETO
SONETO

Esta noche, Dorila, yo soñaba Eres un largo y colosal carajo


(si sueño fue no más á mi despecho) de ensortijadas clines revestido;
que acostarte venias á mi lecho carajo entre carajos escogido,
y el amor por la mano te guiaba. de empuje horrendo y formidable tajo.
Sacando el dios un dardo de su aljaba, En su continuo y singular trabajo
rompe de tu pañuelo el lazo estrecho, de cono en cono errando embravecido,
quedando al ayre el blanco y liso pecho, jamas se vió su frenesí rendido
que yo con dulces besos adoraba. ni agotado su ardiente espumarajo.
El último deleyte te pedia: Cuarenta conos de doncella intacta,
tu me lo rehusabas con empeño; quince culos de fraylc bien cevados
el amor nos miraba y se reia. piensan rendirle. ¡Miserables tretas!
ú hecho, por fin, de tu hermosura dueño, La furibunda máquina compacta,
á un mismo tiempo á entrambos nos venia dejándolos á todos estropeados, .
el pesar de que solo fuese sueño. aun pudiera aguantar doce puñetas.

33
CÁLCULOS DE UN PADRE LECTOR
EL CORNUDO

SONETO

SONETO
En el común de un rústico convento
cierto padre lector sentado estaba, Que entre en mi casa gente que á mi esposa
y al paso que el humor desperdiciaba se la lléve y se la trayga de paseo,
los huevos se tentaba muy contento. que ella adquiera más gracia, más meneo,
Quiso hacer de su peso esperimento y yo adquiera también más otra cosa,
incluso el palillero que colgaba, como ella me reciba cariñosa
y al bultumtum las cuentas asi echaba y me dé gusto en lo que yo deseo,
antes que este tomase-barlovento.' el dinero que valga el galanteo
¿ Si tendrán libra y media? No: es muvpoco. y en todo goce lo que el otro goza,
Si: dos corridas no hay quien se las quite. ¿que me pone ni me quita lo que lie dicho,
Bendito Dios! que tal favor conmigo. si lo tal qual que presta es invisible
Un mozo medio loco del convento y entre las piernas se la queda el bicho ?
lo vió y le dijo con la voz muy alta : Si no queda dañado, que es posible,
«Para tres ni un quilate os falta, amigo. » la honra se pierde mediana algún chulo.
¡Valiente honra de mierda junto al culo!
EFECTOS DE LA EMBRIAGUEZ
EL ESPAÑOL CASTIZO

Hermano Juan,
lo que hace el vino
Estando fornicando el otro día repara-á lo que obliga,
á una bella italiana advierte como salta
un español castizo que no hablaba y mira como brinca
más lengua que la propia castellana, la bella Joaquinilla,
ella mudar de posición quería; la hija del vecino,
previénese discreta la que siempre anda triste,
y dice al español: «mío caro, espeta, espeta». llorosa y afligida.
Mi buen español, algo turbado, Mira, mira que besos
respondió amostazado: se deja dar la linda,
«Gran demonio, ¿que tienes que quejarte? cual la hostiga el mozuelo,
» si no que por estraño y vario modo como chusco la obliga,
»quieres que los cojones meta y todo : mas ¡ ay! que ya la tiende 1
»yo no tengo otra cosa que espetarte, ¡ adiós 1 que ya está tendida 1
»gran puta: ¿con este carajo no tienes bastante?» ¡carajo! que la jode!...
¡ahur! ya está jodida!
DE UN CURA LA VIEJA

Un cura á sus feligreses Tenia cierta vieja de costumbre,


predicara junto á Soria antes de irse á la cama,
de modo que enternecía arrimarse en cuclillas á la lumbre
con sus voces fervorosas. en camisa, y las manos á la llama.
Un payo que alli se hallaba En este breve rato
lo miraba con gran sorna, dos mil cosquillas tiernas
V al verlo otro mal cristiano la hacia un manso gato
le dijo: «No os acongojan pasando y repasando entre sus piernas
»como á los demas, del cura y como en tales casos la marbola
»las querellas lastimosas?» tocaba en cierta parte con la cola,
«No, señor,»le respondió, y la vieja asustada
«que yo no soy de su parroquia.» muy contenta decía: «Peor es nada».
EL INQUISIDOR
EL ABAD Y EL MONJE

A un viejo inquisidor es presentada


una hermosa mujer que de hechicera, Rcprendia el abad á un perezoso
sin más motivos que la envidia fiera, monje, que á los maytines no asistía,
ante su tribunal fue delatada. y con ásperas voces le decía:
Al tenor de los cargos preguntada, «Que efecto, hermano, tan escandaloso
los niega todos; mas con voz severa »producirá en cualquier religioso
el juez la comprimia de manera »su negligencia! Copie lo que hacia
que la infeliz mujer ya sofocada; »todo un rey, un David, con que alegria
«Ilustrísimo», dice, «esto es lógico: »á media noche el lecho abandonaba
»yo de hechizos, señor, no entiendo nada; »para orar al Señor...» «Si, bueno, bravo,
»este es solo el hechizo que colijo». »no hay diferencia», el monge replicaba.
Dice, y alza las faldas irritada. «¿Y cual es?» «Ninguna, la pregunta alabo;
Monta él las gafas y al mirarlo dijo: »¿cual ? que David á la vuelta se encontraba
«Ola, ola, pues no me desagrada». »con Michol y yo encuentro con un nabo».

54
LOS AMANTES
UN OFICIAL

s
«Hágote señas yo desde el balcon:
■7 »tu subes, yo te quito el espadín,
»te llamo cielo, gloria, serafín, Un oficial, en lágrimas deshecho,
»y en tus muslos me siento sans façon: al practicante cruel dice esta cuenta:
»desabrochóte yo todo el calzón, «Que solo por usar de mi derecho
»tu me remangas todo el faldellín; »soldado raso me hagas con afrenta?
»caliéntame y la llama nos enciende, »¿Con que cara,» decía con despecho,
»tu sobre mi, los dos en un colchón; «tengo de presentarme á mi paricnta?»
»el gusto va creciendo, siento ruido... Y responde el practicante: «¡Que vengajo!
»ay de mi ! que ahora llaman á la puerta! »¿Con que cara? decid ¿con que carajo?»
»despáchate! que rabia; ¿es mi marido?
»ay de mí! que viene, yo estoy muerta!»
«No, mi bien, no vendrá, que ya ha venido».
LA EMBARAZADA BLAS Y LORENZA

Baxando una embarazada


una cuesta cierto día, Eli casa Je un labrador
oyó á uno que decía: vivían Blas y Lorenza;
«Diga A'., prenda adorada, ' se profesaban amor,
» que tijera tan malvada pero él tenia vergüenza
»esa basquiña cortó?» y ella tenia rubor.
Y ella al punto respondió, A la aurora en el corral
conociendo la cautela: se encontraron en camisa:
«¿Es corta? pues no faltó tela, el encuentro fue casual;
»que toda una pieza entró». cúbrese ella á toda priesa
la cara con el pañal.
Turbado Blas desde luego,
se remangó el camisón,
y de vergüenza hecho un fuego,
— 2/4 -

tapóse con el faldón


y como ella quedó ciego.
Al huir tropieza Blas
con la citada Lorenza,
y... válgate Barrabas,
EPITAFIO AL SEPULCRO
yo también tengo vergüenza
y no quiero decir más. DE UNA ALCAHUETA

Aqui dormida en eterna modorra


yace, de su vida cumplido el plazo,
la astuta cazadora, cuyos lazos
jamas pudo evitar humana zorra.
Murió de un recio golpe que en la morra
la dió con fuerza un atrevido brazo,
que era justo muriese de un porrazo
quien vivió de dar gusto á la porra.
Tu que esta losa pisas, si un interno
lascivo amor el corazón te aprieta,
echa al punto limosna en ese cuerno;
que aun puede ser te trayga esta alcahueta
un diablo con faldas del infierno
por ganarse una peseta.
ella me ofreció su co...chc
para partir a Logroño.

Taymada al fin le miraba


al frayle que le hizo el coco,
y mojándole el hisopo
enseñábale su co...po
de lana que lavaba.

Volvila yo á visitar
como que la iba á ver,
y queriéndola lio...llar
se vino á ensoberbecer.

Para esta mi enfermedad


no se que remedio elija,
puesto que tengo la pi...erua
que me maltrata prolixa.

Enojada, echando berros,


sin reparar atenciones,
se me asió de los co...cheros
y les dió mil empujones.
3)

upu ■
- 2/9

virgen, tu triste pareja.


Si alguna noche maneja
la tripilla floja un rato,
cansada de tan mal trato
y admirándote tan quedo,
cansada se mete el dedo
y ofrece tu picha al gato.
Tu cuerpo helado no siente
el contacto de la esposa
y tu cuchillo reposa
sin hacer miedo á la gente.
Plácido é indiferente
olvidaste el relinchar,
y resuelto á no alterar
su quietud al triste bolo,
una paltraja es que solo
te sirve para mear.
Parecido á Rocinante,
siempre la cabeza baja,
cualquier motivo te ataja
para seguir adelante.
Ayer no hubo luz bastante
ni los colores te cncorban,
-- 28o --

no hay receta que no absorban


tu deseo y tu doctor:
para el que es mal jodedor,
hasta los pelos le estorban.
Secos están tus cojones, A UNA MONJA QUE ME PREGUNTÓ
y, en vez de ponerlo tieso,
QUE MANIA TENIA YO CON SU
te gravan de inútil peso
arrugados y temblones; TOCA
las sustancias, los pichones,
la canela apetecida,
el marisco que convida
á trabajar á Priapo, Porque te toca la toca
nada sirve, y como un trapo la quisiera yo quitar,
no das un signo de vida. y en cuanto intenta tapar
Más que la sobes sus tetas quisiera poner mi boca;
y palpes su grueso culo, no fuera mi dicha poca
y más que sin disimulo si en la toca me tocara,
te toques dos mil puñetas, pues aunque la reja avara
más que ella sobre ti se eche, se niega al más entendido,
jamas tu miembro escabeche cstaria yo estendido
levantará la cabeza sobre tus pechos y cara;
y no dará en su pobreza tocaria blandamente
ni media gota de leche. tus mejillas sonrojadas,
— 282 —

DEFINICION DE LOS FRAYLES

SONETO

Comen y beben como brutos,


nos ponen muy caros los pescados,
el tocino, los jamones regalados,
el rico vino, los mejores frutos.
Son en un juycio tan solo astutos
para no estar jamas incomodados,
son muy fatuos, mal criados,
y, con capa de santos, disolutos.
Se huelgan con las hembras que les plaze,
predican malamente y á destajo.
Esto es lo regular que un frayle hace.
¡ Para que diablo es tanto espantajo !
En que letargo nuestra España yace
que no los echa á todos al carajo!
EL PARÉNTESIS

PERFECCIONES QUE DEBE TENER


SONETO
UNA MUGER
Lo menos bello y más apetecido,
lo nada hermoso y de todos deseado,
aquello que al deseo aspira osado
é invisible es gozándolo el sentido;
La dama que se tenga por hermosa
aquel rubí, aquel coral partido,
aquel no sé qué hermoso imaginado, y quiera se lo llamen, no una cosa,
aquello que á la fuerza contrariado dos, tres, ni cuatro buenas tener debe,
porque treinta lian de ser para que pruebe
a sangre rompe el gusto más rendido,
que como Elena fue; y si es como Elena,
por lo que muere el hombre y nace el hombre
lo que muda las penas en placeres, llámese hermosa muy enhorabuena.
Ha de tener con perfección tres cosas
por quien pierde la fama su renombre,
que blancas sean, negras tres preciosas
é imitando á la luna si lo infieres,
(ya sé que las verdades son amargas),
tiene meses y dias sin que asombre,
el paréntesis es de las mugeres. tres que sean cortas, tres que sean largas,
tres gordas, tres flacas ó tres delgadas,
tres estrechas, tres anchas, y que añadas
36
- 287 -

tres que pequeñas sean te prevengo; y palpadito sea también aquello


ahora vamos á ver si razón tengo. que es la boca de aquella que, aunque casta,
Blancos ha de tener cutis y dientes, más que madre de Vms. es madrastra.
y su cabello albino, qual las gentes Los labios, dedos y cabellos, noto
de la Noruega, que si bien se miran que lian de ser tan sutiles como escoto;
más hacia á blancas que hacia rubias tiran. pequeña la nariz y la cabeza,
Negras cejas, las niñas de los ojos, •y pequeñitas, pero con dureza,
y negra aquella parte que sonrojos las manzanitas dos que si tapadas
causará á la modestia si hablo fino, nos tientan tanto, ¿ qué serán tentadas ?
pero empieza con co, como comino. Véase, pues, si siendo tan ajeno
Rubicundos los labios, las mejillas, de posibilidad, que alguna el lleno
y las uñas también serán rojillas, pueda tener de tanta y tanta cosa,
Largos el talle, manos y cabello; aquella puede, sí, llamarse hermosa.
chicos dientes, orejas, y pie bello. Y cuando la haya habido, es cosa clara
El pecho (en singular) ancho bastante, que como el fénix, se ha de llamar rara.
una ceja de la otra ancha y distante,
y anchura tengan las dos partes bellas
que nadie se podrá sentar sin ellas.
Estrecha la boquita y la cintura,
estrecho el canalón de la dulzura,
lo más oculto y lo menos ignorado,
mas no quiero nombrarlo que es pecado,
Los muslos carnositos, gordo el cuello,
■H

ÍNDICE

FÉLIX MARIA SAMANIEGO


CUENTOS FESTIVOS

La receta................................................... 5
La reliquia............................................. 10
Los gozos de los escogidos.................... 14
Las gollerías. . 18
La postema.............................................. 21
El voto de los benitos.............................. 26
El cuervo................................................... 30
La campanilla......................................... 33
9- El piñón................................................... 34
10. La medicina de.San Agustín.................... 39
11. El raygon.................................................. 43
El reconocimiento................................... 49
Diálogo entre un tio y un sobrino ... 54
14. Las entradas de tortuga.................... • . 56
— 291 —
— 290
PAG.
PAG.
42. El resfriado............................................. I(*5
15. Los reloxes del soldado......................... 61 43. El panadizo............................................. *68
16. El pais de afloxa y aprieta.................... 66 44. La linterna mágica................................... *72
17. Al maestro cuchillada.............................. 73 45. Los nudos............................................. *7^
18. El ajuste doble........................................ 80
46. La limosna............................................. ’8o
19. El cabo de vela........................................ 84
47. Cualquiera cosa........................................ 183
20. Diógenes en el Averno......................... 89
21. La poca religión................................... 93
22. El loro y la cotorra................................... 97 FÉLIX MARIA SAMANIEGO
23. Las lavativas............................................. i00
POESIAS VARIAS
24. El cañamón............................................. I03
25. La penitencia........................................ iq5
48. El cura y el muchacho......................... 189
26. La procuradora y elescribiente . ... 108 49. La mercadera y el tuno......................... 191
27. El sueño.................................................. j],
50. La confesión............................................. 193
28. El ciego en el sermón.............................. * * 4- 51. El brocal.................................................. 194
29. El conjuro............................................. * *7 52. El sombrerero......................................... *96
30. La fuerza del viento.............................. 120 53. El sueño.................................................. ¡97
31. La sentencia justa................................... 124 54. El frayle y la monja......................... , • *99
32. Once y trece............................................. 127 55. Sin titulo.................................................. 20*
33. La oración de San Gregorio.................... 132 56. Dora y Dido............................................. 207
34. A Roma por todo................................... 136 57. Seguidillas............................................. 209
35. El Onanismo........................................ *39 58. Coplas del pájaro.................... ■ ■ ■ 212
36. El ¿pues y qué?.................................... ^2 59. Décimas.................................................. 2i5
37. La paga adelantada............... ..... 145 60. Soneto á Nice........................................ 218
38. Modo de hacer pontífices......................... 147 61. Soneto de Manuel................................... 219
39. Las bendiciones de aumento.................... i5o 62. Las hijas del pobre................................... 220
40. Los calzones de San Francisco .... 158 63. Antonio y Pepa........................................ 221
41. La peregrinación................................... 161
Mi

— 293 —

TOMAS DE YRIARTE PAG.


82.El cornudo, soneto................................... 263
POESIAS VARIAS 1
83. El español castizo................................... 264
PAG. 84. Efectos de la embriaguez......................... 265
64. Perico y Juana............................ 22- 85* De un cura.............................................. 266
65. La resistencia, soneto.................................. 236 86. La vieja................................................... 267
66. La semana adelantada, soneto .... 238 87. El inquisidor......................................... 268
67. Soneto moral y alegórico......................... 239 88. El abad y el monje................................... 269
68. Seguidillas.............................................. 2^Q 89* Los amantes.............................. ; . . 270
69* Octava............................................ . 2<2 90. Un oficial.............................................. 27 I
70. Letrillas.................................................. 2^ 91. La embarazada........................................ 272
71. Aux Francois......................................... 2^g 92. Blas y Lorenza........................................ 273
72. Epigrama................................................... 249 93* Epitafio al sepulcro de una alcahueta . . 275
73* A Roque..................................................... 25o 94* Mi dama.................................................. 276
74. Ocho versos................................................. 2$2 A un impotente que á los tres meses de ■ I
95-
casado no había podido desvirgar la
POESIAS ANONIMAS muger.................................................. 278
96. A una monja que me preguntó que manía
75. A una dama que fingía desdenes, soneto. 255 tenia yo con su toca.............................. 281
76. A una dama que preguntó al autor que 97* Definición de los frayles, soneto . . . 283.
era lo que más le gustaba en su persona, 98. El paréntesis, soneto.............................. 284
soneto............................................ 256 99* Perfecciones que debe tener una muger . 285
77. La protesta, soneto....................................... 257
78. A Filis, soneto .............................................. 25g
79* El sueno con una dama, soneto. . . . 260
80. El miembro incansable, soneto. . . . 261
81. Cálculo de un padre lector, soneto. . . 262

37
ÌNDICE ALFABÉTICO
DEL PRIMER VERSO

A cierta moza un húsar (y no es cuento).


A casa de una moza un estudiante .
A los pies de un devoto franciscano
A media noche muchos gritos daba.
A pedir la limosna acostumbrada
A un alcalde de corte á presentarse. 142
A un viejo inquisidor es presentada 268
Allá en tiempos pasados .
Aquí dormida en eterna modorra
Ardiente una muchacha el otro dia
Aunque dicen no hay gusto .
Ay, que fiesta ....
Ay, Roque, que gordo corre
Baxando una embarazada .
Casarse una soltera recelaba
&
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'— 296 — - 297 -


PAG. PAG.
Casóse Dora la bella......................................... 207 En un dia muy festivo. . . .......................... igi
Casóse el mayordomo.............................. ..... . 240 E11 una corta aldea el jueves santo ..... 120
Cierta joven soltera.............................................. 100 Eres negra como un grajo................................... 252
Cierta viuda bella y melindrosa.......................... 103 Eres un largo y colosal carajo......................... 261
Comen y beben como brutos.............................. 2 83 Esta noche, Dorila, yo soñaba......................... 260
Compró un turco robusto.................................... 34 Estaba casado Antón......................................... 1 97
Con licencia, señora, de ese pelo..................... 2 56 Estaba una señora desauciada.......................... 56
Con un robusto frayle Carmelita..................... 127 Estando fornicando el otro dia.................... ..... 264
Confesándose un soldado.................................... 193 Franceses habíais de un modo ...... 248
Cuando estoy del amor, Filis, picado .... 259 Fue á consultar á un padre jubilado .... io5
De cierto procurador . . ............................... 108 Hágote señas yo desde el balcón.......................... 270
De histérico una monja padecía......................... 5 Hallándose cortejando......................................... 199
De las entrañas de un roble.............................. 201 Hermano Juan................................................... 2 65
De qué te sirve el carajo.................................... 278 Iba á Jerusalen acompañada.............................. 161
De un lego acompañado.................................... 1 17 Iba un guardia de corps, lector amado. ... 14
Dieron aloxamiento......................................... 61 Je lie viendrai jamais á bout............................... 248
El cínico Diógenes de Atenas............................. 89 La dama que se tenga por hermosa. . . . . 2 85
El modo de curar una postema......................... 21 Lo menos bello y más apetecido......................... 284
El Pajarito, madre.............................................. 212 Mandó á Madrid venir de la montaña .... 54
El pozo de los padres trinitarios......................... 194 Mientras ausente estaba.................................... 43
En casa de un labrador.................................... 273 Montada en la trasera de su mulo.................... 165
En el común de un rústico convento .... 262 No disimule más la relamida. ...... 255
En la ciudad que riega Gualmedina .... 39 No te quexes, o Nice, de tu estado.................... 218
En la crítica ocasión......................................... 189 Oye, Apolo, mi acento........................................ 18
En la Puerta del Sol, según costumbre. ... 93 Porque te toca la toca......................................... 281
En lo interior del África buscaba..................... 66 Predicaba un gilito en su convento.................... 1 14
En un carro manchego.................................... 30
— 298 —
- 299 ~
l’ÁG.

Preguntaba un carpintero. ....... 249


Una fe con testimonio.............................. ..... .
Preguntó en el Paular un forastero.................... 33
Una noche de Enero.........................................
Que entre en mi casa gente que á mi esposa. . 263
Una soltera muy escrupulosa..............................
Quien goza de tu ardiente delantera .... 242
Vivían una vez, y va de cuento.........................
Reniego de las zorras callejeras......................... 257
Yo he visto al rededor de una gran mesa .
Reñía una casada á su marido......................... ]5o
Yo tengo una dama al uso...............................
Reprendía el abad á un perezoso......................... 269
Salió muy de mañana......................................... 84
Señor D. Juan, quietito, que me enfado . . . 236
Si yo he de quererte bien................................... 221
Tenia cierta vieja de costumbre......................... 267
Tenia una doncella muy bonita......................... 97
Traía cierto pobre vergonzante.......................... 220
Un confesor gilito.............................................. 10
U11 convento exemplar benedictino. . . . . 26
U11 cura á sus feligreses......................... 266
Un cura y su criada en una aldea.................... 132
U11 dia con Perico riñó Juana......................... 227
Un gordo capuchino confesaba......................... 168
U11 joven arriscado.............................................. 147
U11 novicio tenia en su convento............................172
Un oficial, en lágrimas deshecho..................... 271
Un payo á confesarse á Madrid vino .... 136
U11 tio enfermo y en edad anciana.................... 238
U11 zagalón del campo......................................... 139
Una abadesa en Córdova ignoraba.................... 48
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Tirada-
de
cien ejemplares

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