Está en la página 1de 2

7.

ECONOMÍA Y SOCIEDAD DE LA ESPAÑA ISABELINA


La economía española manifiesta un crecimiento lento en relación con las transformaciones
aceleradas que experimentan otros países europeos en el mismo período. Las causas del
retraso económico español son las siguientes:
● Condiciones geográficas (clima, orografía, etc.) que no favorecen las
comunicaciones interiores, lo que hacía difícil el desarrollo de un mercado nacional
articulado.
● Escasez de materias primas y de fuentes de energía: necesidad de importar hierro o
dificultad de la extracción minera. Fue un obstáculo para el desarrollo industrial.
● Lento crecimiento demográfico. Lo cual provocó la falta de mano de obra industrial y
dificultó la creación de un mercado interior capaz de absorber la producción. La
población sobrante emigra hacia América.
● Pérdida de las colonias americanas, que supuso la falta de mercados y de materias
primas que hubieran sido fundamentales para generar el despegue industrial.
● Falta de capitales. No se produjo una acumulación de capitales, ni existió una
mentalidad inversora comparable a la de otras burguesías europeas (salvo en
Cataluña). Por esta razón, hay una fuerte dependencia de capitales extranjeros,
esenciales para la construcción ferroviaria y para el despegue siderúrgico del norte.
● Papel del Estado. El Estado, además, acaparó los capitales existentes (altos
intereses de la deuda pública) que no se invirtieron en actividades productivas.

7.1. Las desamortizaciones


La desamortización es la incautación estatal de bienes raíces de propiedad colectiva
eclesiástica o civil, que tras ser nacionalizados y puestos en venta en subasta pública,
pasan a formar una propiedad nueva, privada, con libertad plena de disposición.
En el siglo XVIII, los ilustrados consideraban que la principal causa del estancamiento
agrario era la existencia de bienes amortizados (eclesiásticos, nobiliarios o comunales)
proponían su eliminación. En 1798, fueron desamortizados algunos bienes eclesiásticos
para obtener recursos con los que financiar la deuda pública.

La primera gran desamortización del siglo XIX fue la desamortización de Mendizábal. El


Decreto de 19 de febrero de 1836 declaraba en venta todos los bienes pertenecientes al
clero regular y se destinaban los fondos obtenidos a la amortización de la deuda pública.
En el Decreto se exponían una serie de objetivos: el saneamiento de la Hacienda Pública,
reduciendo la deuda pública; conseguir el acceso a la propiedad de la burguesía, que
mejorarían la producción y la revalorizarían; crear un sector social de nuevos propietarios
vinculados al régimen liberal; obtener fondos para el sostenimiento de la guerra carlista.
La venta de bienes desamortizados alcanzó su ritmo más alto en el período 1841-1843,
porque se incorporaron los bienes del clero secular. Los gobiernos moderados
suspendieron las ventas en 1844. Esta desamortización afectó al 62% de las propiedades
del clero.

Consecuencias:
● La Iglesia perdió gran parte de su poder económico. Además, en 1837, se suprimió
el diezmo.
● No resolvió los problemas de la deuda pública, pero este problema quedó atenuado.
Se consiguió amortizar unos 5000 millones de los 14000 millones de deuda pública.
● La desamortización no produjo un aumento significativo de la producción agraria.
Los nuevos propietarios no introdujeron, por regla general, mejoras, sino que
siguieron cobrando las rentas de la tierra.
● Reforzó la estructura de la propiedad de la tierra: acentuó el latifundismo en
Andalucía y en Extremadura, y el minifundismo en el Norte.
● Provocó la miseria de una gran parte de los campesinos.
● Las compras realizadas por los campesinos fueron muy escasas, ya que carecían de
capitales, de formación y de medios.
● Los grandes beneficiados fueron la nobleza, la burguesía y los funcionarios civiles y
militares.

También podría gustarte