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1.

De un sistema rígido a uno flexible

El sistema educativo tradicional era totalmente rígido. Trataba a todos los alumnos como si fueran
iguales y pretendía que todos completaran sus estudios con los mismos conocimientos.
Expresamente buscaba homogeneizar. Esto es muy problemático en una sociedad que busca
potenciar las individualidades y le exige a cada uno decidir qué hacer con su vida.

Otro rasgo de esa rigidez tenía que ver con enseñar materias a veces muy complejas como un
paquete cerrado que no se puede discutir, casi como verdades reveladas. Eso entra en flagrante
contradicción con el inevitable relativismo que impone la sociedad de la información, donde de
cada fenómeno se pueden hallar innumerables interpretaciones diferentes.

Ya hay instituciones que funcionan con esta lógica desestructurada, que se adapta a los
requerimientos de los niños. La Escuela Laboratorio Khan, fundada por el educador Sal Khan en
California, es un buen ejemplo. No hay cursos separados por años, ni un profesor que se para
frente a una clase de alumnos sentados. Son éstos los que deciden —con ciertos límites, claro—
qué y cómo quieren aprender, y los docentes están para guiarlos en su proceso de formación.

2. El aprendizaje de competencias humanas, no sólo de saberes

“La educación debería estar más balanceada para hacer foco en la totalidad del desarrollo del
niño, no sólo en las habilidades instrumentales básicas que son usualmente utilizadas como
criterio para medir el éxito educativo. Las escuelas tendrían que sumar tiempo y recursos para
incluir artes, música y actividad física como elementos equivalentes de su trabajo con los niños”,
sostuvo Sahlberg.

3. Hacia la formación continua de los docentes

Indudablemente, modelos educativos más complejos, flexibles y personalizados demandan mucho


más de los docentes que un esquema burocratizado en el que hay un programa predeterminado y
el profesor se limita a seguirlo. Por eso resulta imperioso que quien esté al frente de una clase sea
una persona extremadamente preparada y cuente con una multiplicidad de recursos.

“Todos tienen en común una concepción muy novedosa de lo que significa formación docente —
dijo—. No son los tradicionales cursos para formar individuos, descontextualizados de sus
escuelas, sino que consisten en formar continuamente a todo el personal en el colegio, y en
ocasiones en el distrito escolar. Incluyen múltiples modalidades de aprendizaje, como la
observación, la experimentación y tomar temporalmente otros roles en la institución Creo que la
razón por la que están siendo exitosos es porque han redefinido la formación profesional, para
pasar de ser algo individual a transformar la cultura escolar”.

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