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Desde el principio de los tiempos el Diablo intentado de destruir la raza humana, en un par de ocasiones lo intento
directamente modificar nuestra genética, Dios lo detuvo y destruyo sus planes, sin embargo, Satanás no se ha cansado de
seguir intentado destruir nuestra raza, a pesar que ya está derrotado, los celos que tiene contra los humanos, lo hace que
quiera llevarse la mayor cantidad de personas que le sea posible al fuego eterno.
Nosotros como cristianos tenemos una Identidad. La palabra cristiano se deriva del latín “christiānus” y este del griego
“χριστιανος” (cristianos), donde viene del sufijo anus: que significa “pertenencia” sobre el nombre christi (Christos): que
significa “Ungido”. Por lo tanto, los cristianos somos “Pertenencia del Ungido”.
Cuando Jehová destruyo los planes del Diablo de destruir directamente la genética de los humanos, el Diablo cambio la
táctica, ya no sigue atacando nuestros genes (aunque si tiene que ver mucho la clonación con los intentos de Satanás para
destruir la raza humana, ese es un tema de estudio que desarrollaremos en otro momento), ahora ataca nuestra mente,
intentando cambiar sobre todo nuestra conducta moral.
Para sentar bases veamos cómo Satanás trata de desviarnos de nuestra identidad, para ello estudiemos la vida de Daniel:
Daniel 1:3-7. 3 Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes,
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muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen
entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. 5 Y les
señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años,
para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. 6 Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos
de Judá. 7 A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a
Azarías, Abed-nego.