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Reseña acerca del arte del Clown

Carlos Gutierrez nos ofrece una visión personal acerca de su concepción del arte del
clown.

Su interés por el tema radica en el enfoque profundo sobre los payasos realizado por
María Zambrano en algunos ensayos sobre este tema. Tanto en el ensayo sobre la
experiencia de la filósofa en un espectáculo del payaso Grock como en otro ensayo
acerca de Chapplin, Carlos se da cuenta de que hay algunas confusiones en la
terminología para designar a los payasos, ya que se utilizaban indistintamente los
términos “payaso” y “clown”. Esta confusión terminológica está fundada en la poca
investigación acerca del tema y su poca profundización.

Así, tras investigar y obtener que la imagen del payaso siempre ha estado, desde los
tiempos más remotos, presente en las distintas civilizaciones y durante toda nuestra
historia, llega a la conclusión de que, aunque dependiendo de la época y de la zona, este
personaje podía tener funciones distintas como entretener a la corte o al pueblo, todos
tienen en común que se trata de alguien que se encuentra dentro de una sociedad, pero
se siente fuera de ella. Encontramos a alguien que se encuentra fuera de los patrones de
dicha sociedad y que con su papel representa la visión humana, pero desde un enfoque
que nos muestra una parte de nosotros que no nos gusta y, en ciertas ocasiones, por ellos
mostramos rechazo. En definitiva, nos encontramos ante una figura que se opone al
sistema.

Sin embargo, aunque podemos englobar todos ellos bajo la visión anterior, es cierto que
no todos tienen el mismo objetivo, y es que en lo que algunos solo buscan la risa de su
público, otros intentan sacar nuestro lado más reflexivo y profundo. Por esto último,
nuestro doctor Carlos Gutierrez intenta establecer una diferenciación dentro de este arte
como es el Clown.

Primeramente, podemos encontrar aquellos personajes a los que comúnmente llamamos


payasos. Estos tienen una habilidad y capacidad de observación para escoger a las
personas que, entre su público, van a ayudarle a hacer su espectáculo (aunque en
realidad la totalidad del espectáculo es realizada por los mismos espectadores) y cuyo
mero objetivo es provocar la risa.

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Por otra parte, encontramos bajo la denominación de “clown” a aquellos que podríamos
designarlos como el grupo “tecné”, ya que, como bien habla Bergson en su ensayo
acerca de la risa, en estos tipos de espectáculos, la risa se provoca por causa-efecto. Esto
se traduce en que el clown lleva a nivel de maestría una técnica concreta cuya
exposición ante el público provoca la risa, como bien podemos ver en la actuación de
Jordi Beltan.

Por último, entrando en una dimensión más profunda del clown, encontramos aquellos
artistas cuyo objetivo no es la mera risa, sino que busca una experiencia trascendental
en el espectador basado en el contacto uno a uno con la mirada. Así, el mismo artista se
convierte en una obra de arte, un personaje cuya marginalidad espiritual conectan al
intérprete y al espectador en una conexión que va más allá en este arte de encuentro uno
a uno sin intermediarios.

Comentario

Comparación visión clown con el género teatral del esperpento.

Como hemos podido ir comprobando a lo largo de la charla acerca del clown, le imagen
del payaso siempre se ha identificado con una persona fuera de los cánones y moldes de
la sociedad cuya visión de la misma causa un choque incómodo en algunas ocasiones
puesto que representa ese lado que no queremos ver de ella y, en definitiva, de nosotros
mismos como componentes de la sociedad.

Esto podemos relacionarlo con el género teatral fundado por Valle-Inclán en la


generación del 98, el cual se basa en representar la sociedad, pero “mirada desde un
espejo cóncavo”.

Esto implica alejarse de los cánones de la sociedad, ya que como su fundador afirmaba
“la belleza expuesta en este espejo parece absurda”, mostrando así el lado más grotesco
de la sociedad.

Podemos encontrar, pues, similitud en que ambos buscan causar un impacto en el


público, conciencia social, pero a diferencia del objetivo de criticar la sociedad y su
incomodidad con ella, el arte del clown solo busca mostrarla y compartirla en esa
experiencia uno a uno de la que hablábamos anteriormente, aunque el efecto que cause,
al fin y al cabo, es el mismo que el que causaba Valle Inclán con su esperpento,
incomodidad y rechazo en el espectador por no querer ver la cara cruda e incluso a
veces grotesca, de la sociedad y de uno mismo.

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Una sonrisa no puede ser permanente

Por otro lado, pese a que la figura del payaso pueda ser vista como la de un personaje
alejado y excluido de nuestra sociedad, es cierto que es visto como un icono del miedo.
Multitud de películas de terror tienen a payasos como protagonistas y es que esto es un
acierto seguro si tenemos la intención de provocar sensaciones desde incomodidad hasta
fobia en los espectadores.

Así, podemos ver que la figura del payaso está así inserta en nuestra comunidad casi de
forma innata. Esto fue defendido por el psicoanalista Sigmund Freud con aquello de la
“disonancia cognitiva”, basada en que el hecho de algo conocido pero con un
comportamiento inusual causa terror. Llevado al campo del clown, podemos entender
este miedo si pensamos que, por ejemplo, el hecho de sonreír es algo natural e incluso
amigable pero el hecho de tener una sonrisa permanente hace que se convierta en algo
artificial y por tanto lo asimilemos como falso, lo que inconscientemente nos provoca
una sensación de incomodidad por no saber qué puede “ocultar” la persona que está
disfrazada de payaso.

Conclusión personal

De una forma u otra, la figura del clown, ya sea como mero bufón o con alguna
intención más allá de provocar la risa o la sonrisa en el espectador, ha estado presente
en multitud de culturas y sociedades a lo largo de toda la historia.

Coincidiendo con la visión de personaje marginal y “fuera de molde”de la sociedad


como así considera el Doctor Carlos Gutierrez a nuestro protagonista, me he planteado
por qué la sociedad insiste, de forma consciente o inconsciente, en , excluyendo al
payaso de la misma, lo está incluyendo dentro de ella.

Explicándolo de otro modo, he llegado a la conclusión de que aunque la sociedad insiste


en apartarlo de la sociedad, el hecho de que durante tantos años, miles incluso, se haya
mantenido dentro de esta (en una situación de exclusión-inclusión) es por algún interés
de la misma.

Este interés, según mi punto de vista, viene de las clases altas, del poder (representado
de diferente modo en cada sociedad). Puesto que se puede entender el arte del clown

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como una crítica a la sociedad mediante el reflejo del lado crudo de la misma podemos
entender que esta es una forma de que aquellos que no están totalmente de acuerdo con
el sistema se sientan identificados o apoyados con esta figura pero puesto que también
es una forma artística y no deja de ser “una representación” , esta crítica es silenciosa.

Por tanto, creo que para la sociedad, viendo lo desde la cara del poder y del alto mando,
la figura del payaso o clown es necesaria porque sosiega la disconformidad de aquellos
que no se ajustan totalmente al molde del sistema sin que intenten romper este molde.

Realizado por Gloria Campos Sánchez

Universidad Autónoma de Madrid, 2017

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