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CAPITULO VI

DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA, HISTORIA DE VIDA. Commented [J1]: Borramos la introducción, no


corresponde aquí.
Mis ancestros: Inicio de mi historia de abandono Commented [J2]: La descripción fenomenológica es la
historia de vida
1 mí experiencia de abandono se da mucho antes de mi nacimiento y considero que
se gesta incluso desde mis ancestros, dado que mi abuelo paterno y mi abuela
materna, vivieron experiencias de abandono que marcaron sus vidas de manera
singular para cada uno.

ABUELO PATERNO:
2 Mi abuelo, de nombre León López González, nació en el año de 1898 en San
Miguel de Allende, Gto. Producto de los primeros movimientos de la guerra de
Revolución cuando inició, él ya tenía 12 años de edad, vivieron los primeros
embates del movimiento armado.
3 Mi abuelo, en algunos momentos nos contaba la historia de manera tan atrapante
ya que eran sucesos que él mismo había vivido y contaba que en varios momentos,
los grupos armados que surgían pasaban a los pueblitos y quitaban sus granos.
Nos contó que quitaban a la gente comida, granos, animales y la ocasión en que los
villistas se llevaron su caballo.
4 Mi abuelo tenía XXX, cuando su madre murió. Mi bisabuelo, su padre, de nombre Commented [J3]: Agrega una edad tentativa
Modesto López, volvió a casarse. Aunque el bisabuelo volvió a formar una familia,
mi abuelo y sus dos hermanos más, se quedaran solos en la casa donde vivieron
con su madre.
5 Los cuatro hermanos que quedaron solos, crecieron y cuando ya eran grandes, el Commented [J4]: Para evitar que no puedas poner
hermano mayor de mi abuelo, Tío Benito, emigró a la ciudad de México donde murió mayúsculas al inicio señala la numeración de cada párrafo
en superíndice.
siendo joven, no se casó ni formó pareja con nadie. El tío xxxxxx si se casó y formó
una familia. La tía Prisciliana, la tercera de los hermanos de mi abuelo, emigró a la Commented [J5]: ¿No recuerdas el nombre de este tío, lo
puedes conseguir? No es apropiado poner xxxx en historia
Ciudad de Monterrey a trabajar. Aunque era una mujer hermosa, agradable y de vida.
amable, nunca formó una familia; se dedicó a trabajar como asistente de familias
muy adineradas en Monterrey, pero ella vivió siempre sola, con poco contacto con
la familia.
Mi abuelo conoció a mi abuela que era nativa de Apaseo el Grande, Gto. Se casó y Commented [J6]: Estos párrafos son muy importantes,
se mudaron a vivir a Querétaro, en la casa que los dos hermanos mayores de mi falta numerarlos.

abuelo habían comprado.


Mi abuelo nunca habló sobre su padre, ni de su vida infantil, ni siquiera sus hijos
saben muchas cosas de lo que su padre vivió en su infancia con sus padres cuando
vivieron juntos. Su silencio era su manera de no dejar ver lo que él sentía.
El trato que tuvo con sus hijos era frío, nunca se le oyó decirles hijos, su trato para
dirigirse a ellos era por su nombre, su tono con ellos era siempre imperativo.
Murió a la edad de 94 años siendo muy parco en su expresión con los demás.

10 El dolor de la pérdida de su madre y el hecho de que su padre volviera a casarse,


hizo que él junto con sus dos hermanos Commented [J7]: Falta completar

ABUELA MATERNA: Una vida de abandono repetido.


En la historia de mi abuela materna, Dolores Arias Mosqueira, con quien coincido Commented [J8]: Sigue numerando los párrafos, a partir
en el nombre, se ubica una singular experiencia de abandono. Su madre se fue de de aquí falta.

casa cuando mi abuela tenía seis años, siendo la menor de sus dos hermanas. Las
tres hermanas quedaron con su padre de oficio zapatero. El bisabuelo al verse solo
con tres niñas de 6, 8 y 10 años, queriendo salir adelante con sus menores hijas, Commented [J9]: ¿queriendo salir adelante con sus
acudió con una pareja, que siendo ya de cierta edad, no tenían hijos y arreglaron menores y las dejo al cuidado de una pareja? No se
entiende bien esta parte, Chío, se más descriptiva con
que se quedarían con la pareja. respecto a las probables intenciones del bisabuelo para
abandonar a sus hijas.
Las niñas iniciaron su nueva vida junto a la pareja viviendo muy austeramente y
realizando todas las tareas de la casa. La tía Maura, como la llamaban, tuvo un trato
frío y duro con las niñas, mi abuela contaba que, a la edad de seis años, la subía en
un banco para que alcanzara el lavadero donde tenía que lavar los trastes que en
ese tiempo eran de barro, si rompían alguno, como consecuencia les hacía un collar
con los tepalcates y se los colgaba para que aprendieran a tener más cuidado. Si
al peinarlas se le detenía el peine en el cabello enredado, de inmediato les cortaba
el trozo de cabello, debido a que les hacía varios cortes de cabello y quedaban muy
tusadas, terminaba rapándolas. La gente vecina las identificaba como la casa de las
tres pelonas.
No se sabe mucho de la presencia del bisabuelo en el transcurso de la estancia de
sus hijas en la casa de la tía Maura, se supone que el abuelo iba a visitarlas sin que
pudiera hacer mucho para salvarlas de las experiencias dolorosas que ellas vivían,
por lo que no sólo sufrieron la pérdida de su madre, sino la del padre, que más tarde
murió.
Al pasar del tiempo, la segunda de las hermanas mayores de mi abuela de nombre
Pueblito, escapó de la casa; la hermana mayor de nombre Julia, junto con mi abuela
se quedaron en la casa de la tía Maura; posteriormente su hermana Julia a la edad
de XXXXXXX dejó la casa para casarse. Commented [J10]: Pon una fecha tentativa, elimina estas
xxx
Mi abuela tenía solamente dieciséis años cuando la tía Maura arregló su matrimonio
con un señor que tenía 60 años de edad de nombre Tereso y él sería mi abuelo. De
un momento a otro mi abuela aún a una edad muy temprana, pasa de una situación
de abandono y maltrato, a una situación de matrimonio con alguien que le triplicaba
la edad.
Mi abuelo de nombre Tereso, era viudo de un primer matrimonio de muchos hijos,
era dueño de algunas propiedades, situación que explica la elección de la tía Maura
para dar en matrimonio a mi abuela a don Tereso.
Mi abuela, al ser la nueva esposa del abuelo, aun teniendo la edad de la hija menor
del primer matrimonio de su esposo, tuvo que atender los quehaceres de la casa y
de los hijos del primer matrimonio.
Al año de casada, nació mi tío Carlos, el primer hijo de mi abuela, le siguieron un
total de 16 hijos más, de los cuales sólo vivieron ocho; entre las situaciones que
contribuyeron a que murieran varios de sus hijos de desnutrición de mi abuela; otras Commented [J11]: Este párrafo hace falta
situaciones afectaron su ignorancia, ya que cuenta que, al nacer su primer hijo, en contextualizarlo, no se entiende, ¿cómo es que al casarse
con alguien con algunas propiedades vivía en tal estado de
su casa, sola y rodeada de pobreza; al dar a luz ella tenía mucho miedo ya que pobreza? Falta ser más descriptivo para que se entiendan
desconocía y se espantaba de todo lo que le sucedía y se extrañaba de lo que veía estos datos.
y sentía, además de la pobreza en la que se encontraba.
Teniendo ya varios hijos y mi abuelo muy mayor de edad, mi abuela tuvo que
trabajar para tener ingresos que la ayudaran a seguir manteniendo a sus hijos. Su
hermana mayor de nombre le pidió que le ayudara en el trabajo que ella hacía. De
ella aprendió el oficio de elaboración de dulces de ate y cristalización y mi abuela
fue a trabajar con ella y se unió a su hermana Julia. Se dedicaban a la elaboración
de dulces de ate y de cristalización de frutas. Contaba que estando un día muy
acalorada en la elaboración del dulce que hacían, inmersa en el extremo calor de
los cazos de cobre en el que hervía la fruta con el azúcar, tenía mucha sed, era tal
su necesidad de sentir algo fresco en su garganta, que dice que cerca de ella había
un pocillo con jalea fría, por lo que la alcanzó y la bebió con gran deseo de aliviar
su sed. Al día siguiente, no pudo levantarse, estaba delirando de fiebre y sin poder
hablar; varios días estuvo sin poder levantarse ni volver a trabajar; el diagnóstico
que le dieron es de cuadro agudo de asma. Mi abuelo Tereso murió a la edad de 97
años, dejando a su familia en el desamparo total. Commented [J12]: Contextualiza esta ultima parte, se
relaciona con la anterior que te señale, ¿cómo murió la
abuela?.

INFANCIA DE MI MADRE: Otra historia de abandono…


Mi mamá quedó huérfana de padre a la edad de 10 años, ella comenta que recuerda
que su papá era un ancianito con bastón al que veía desde lejos.
Desde muy niña colaboraba en los quehaceres de la casa ya que sus hermanos
mayores eran hombres. Mi tía Carmen era la única hermana mujer, pero nunca
quería ayudar en casa porque no le gustaba ayudar en su casa porque le parecía
fea y trabajaba en casas ajenas de los vecinos de casas bonitas que tenían una
condición económica mejor. Allá comía, de lo que ganaba vestía y nunca aportaba
ni dinero ni trabajo en su casa; era rebelde y nadie contaba con ella para nada en
casa.
Mi mamá no pudo ir a la escuela, ella cuenta que no aprendía nada, que lo poco
que aprendía se le olvidaba al día siguiente, la regañaban y ella prefería quedarse
en su casa para ayudar a mi abuela. Un recuerdo que menciona mi mamá es que
mi abuela la ponía a vender jericallas, eran de color amarillo huevo y las ponían en
vasitos, para darles una decoración le ponían una pasita en medio y cuando la gente
pasaba o se acercaba, le decían: “Niña, ¿vendes veladoras?”. Ese recuerdo me
hace Commented [J13]: Acomoda la redacción, este párrafo
parece “cortado”.
Mi madre antes de casarse, se embarazó de mí; en ese período, surge un conflicto
familiar con la familia de mi padre, ya que una mujer del mismo barrio donde ellos
vivían, reclamaba a mi papá que se hiciera responsable del hijo pequeño que ya
tenía. Mi padre no quiso hacerse cargo, rechazando que ese hijo fuera suyo. La
familia de mi padre se sintió molesta con mi papá por esa situación, estaba próximo
a casarse, además ya iba a tener otro hijo y la molestia de que alguien más le
reclamaba hacerse cargo de un hijo.
Dado que la mujer que reclamaba y su familia, supieron que mi papá pronto se
casaría con mi mamá, comenzaron una serie de agresiones hacia mi mamá. Ya que
la mujer que agredía y su familia, vivían en la esquina y en medio de la calle donde
vivía mi papá con su familia y con la calle donde vivía mi mamá y su familia; debido
a esta situación inevitablemente mi mamá cruzaba permanentemente frente a la
casa de la familia que la agredía. Durante su embarazo mi mamá fue blanco de
agresiones verbales y del miedo a sufrir agresiones físicas.
Mis padres se casaron, rentaron el vestido de novia de mi mamá y al mes y diez
días de haberse casado mis padres, nací yo. Fueron a vivir a la casa paterna y
siempre vivimos ahí.

MI PRIMERA INFANCIA
 0 - 5 AÑOS DE EDAD
Las personas que cuentan mi nacimiento señalan que nací muy pequeñita, tanto
que decían que podía caber en una caja de zapatos, además de pequeña, estaba
muy delgadita y que era muy chillona. Comentan que mi abuela paterna decía: “No
creo que esta niña dure una semana”.
Mi mamá tenía veintiún años cuando yo nací. Me cuenta mi mamá que no pudo
amamantarme porque no tenía leche suficiente, ella dice que no tuvo la precaución
de alimentarse bien, de tomar agua y que, a lo mejor, eso hizo que no tuviere leche
para darme. En pocas ocasiones intentó acercarme a su pecho y que como no tenía Commented [J14]: Hace falta contextualizar este
pezón, yo no succionaba lo suficiente y al no saber succionar no salía leche y yo fragmento, ¿cómo es que no tenía pezón?.
lloraba. Mi mamá dice que su leche no me caía bien, me daba diarrea y también
probó a darme fórmula de la que dan a los bebés, pero tampoco me caía bien,
entonces yo lloraba mucho, por eso decían que era muy chillona. Preocupada mi
mamá porque yo tomara leche, terminó haciéndome atolitos con leche de vaca
rebajada y esos sí me caía bien. Me cuenta que en una ocasión una señora que
tenía a su niño de la misma edad que yo, un día estando platicando mi mamá le
contó que yo no quería su leche, y le dijo que dejara probar si yo aceptaba la de
ella, por lo que me amamantó y de ella sí acepté su leche. Me duele mucho saber
que yo rechazaba el pecho de mi mamá y que la razón era porque yo no sabía
succionar si es un reflejo natural en los bebés. Otro gran dolor es saber que pude Commented [J15]: Agrega sobre este dolor, incluye más
aceptar la leche de otra señora, aunque fuera por una sola ocasión y que esa leche sensaciones, sentimientos e imágenes en la descripción del
recuerdo.
no me cayera mal y que la leche de mi mamá sí, porque era rechazar el seno y el
alimento que mi mamá me brindaba.
Muchas veces he pensado que mi mamá pudo sentir rechazo por mí desde que yo
estaba en su vientre. Al quedar embarazada antes de casarse y sufrir las agresiones
verbales de la familia y la señora que reclamaba a mi papá su paternidad, las dudas
y enojos de mis abuelos paternos sobre que mi papá había embarazado a otra mujer
y a mi mamá; el que mi abuela materna y los tíos hermanos de mi mamá que le
señalaban que no se metiera con un hombre con esos problemas, todas esas
situaciones debieron provocar que mi mamá se arrepintiera de estar embarazada
de mí, sintiendo que eso era un problema. Commented [J16]: ¿Que yo era un problema?, abunda en
sensaciones, sentimientos, completa los párrafos.
No tengo recuerdos muy claros de mis primeros años de vida, pero me cuentan que
mi abuelo paterno me hizo un tipo de cuna que colgaba de las vigas del cuarto de Commented [J17]: Abunda en sensaciones, sentimientos.
mis papás y que me caí estando en la cuna, a cierta altura, por lo que lloré mucho
y hasta entonces mi mamá se dio cuenta.
Yo tenía un año de edad cuando nació mi hermano Enrique; hay un hecho que me
cuentan que me hace creer que yo era una niña mala, porque él estaba en su cuna
y lloraba, pero que no saben si lloraba por alguna razón y yo lo rasguñaba, pues
entonces más lloraba; cuando mi mamá se dio cuenta, me regaño porque dice que
lo rasguñé mucho y me dio un manazo para que no lo volviera a hacer; no sé por
qué rasguñé a mi hermanito.
La casa donde vivíamos era la casa de mis abuelos. Yo fui la nieta consentida de
mi abuela paterna, que ya estaba enferma, pero me compraba dulces y yo estaba
con ella mientras mi mamá estaba ocupada con los quehaceres de la casa.
Vivían en la casa los hermanos menores de mi papá, los tíos Benito y Cecilio, que
tenían entre 26 y 24 años de edad. Yo tenía unos cinco años y en mi recuerdo tengo
presente una imagen en la que yo estaba sola en la casa con uno de esos tíos.
Recuerdo el miedo de sentir su mirada hacia mí y no había nadie que estuviera
conmigo, me sentía indefensa y llena de miedo, cuando por suerte, alguien tocó a
la puerta y él fue a abrir, no recuerdo nada más que esa imagen que siempre he
tenido en mi mente y las sensaciones de profundo miedo por sentirme en peligro e
indefensa. Al poco tiempo ese tío desapareció de la casa y por muchos años nadie
supo de dónde se encontraba él, nunca supe la razón de por qué se fue, pero para Commented [J18]: Ahonda en sentimientos, ese miedo,
mí fue en gran alivio. ve hasta donde puedas en el recuerdo.

Los recuerdos que tengo de mis primeros años son pocos, pero hay una fotografía
típica metida en un cascarón que nos tomaron a mi hermano Enrique y a mí cuando Commented [J19]: Cuida singulares, plurales, redacción.
teníamos XXXXC y XXXXX años y en la que me llama la atención verme seria y con Commented [J20]: Agrega fechas tentativas, no puedes
expresión de enojada; el enojo es una de mis expresiones más comunes en casi dejar xxx
todas las fotografías de mi infancia.
Yo tenía cuatro años de edad cuando nació Laura, mi tercera hermana. Como tuvo
problemas al nacer en sus pies, la dejaron en incubadora y mi mamá estuvo al
pendiente de ella por todo el tiempo que estuvo en el hospital. Mi hermano y yo
quedamos al cuidado de mi abuela, porque mi papá trabajaba y mi mamá tenía que
estar en el hospital cuidando a mi hermana y no podía cuidarnos a nosotros. Yo
sentía mucho temor de que mi mamá no regresara, mi temor era que mi mamá no Commented [J21]: Narra más detalladamente ese miedo.
regresara, no me gustaba estar sola, me daba miedo que ella no estuviera.
Mi hermana Laura tenía un año cuando nació mi cuarta hermana, María Elena, era
una bebé blanquita y regordeta. No pudo regresar pronto a casa porque después
de nacer, aún sin haber salido del hospital donde nació, a mi mamá le detectaron
fiebre tifoidea. Ambas estuvieron en el hospital hasta que pudieron darlas de alta.
Fue otro periodo de tiempo en el que mis hermanitos y yo estuvimos solos y al
cuidado de mis abuelos en la casa paterna porque vivíamos en la casa de ellos.
Mi mamá siempre estaba ocupada con los quehaceres de la casa porque todos
éramos pequeños y no había tiempo de nada. No recuerdo ni siquiera algún Commented [J22]:
momento en que mi mamá estuviera con nosotros. Es como si no hubiera estado
nunca cerca.
En la casa de mis abuelos paternos donde vivíamos, vivían también mis tíos
jóvenes, hermanos menores de mi papá. Me causaba mucho miedo que ellos
vivieran ahí, porque siendo muy jóvenes eran alcohólicos en un nivel avanzado y
tenían periodos en los que tenían alucinaciones ya cuando estuvieron en un estado
de enfermedad aguda. Cuando eso sucedía, mi mamá no nos dejaba salir del
cuarto donde dormíamos. Esa situación me generaba mucho miedo, sentía
desconcierto y angustia, porque sentía que era una situación de peligro que en
algún momento pudiera ser lastimada.
Tenía yo cinco años cuando me llevaron a una casa cerca de donde vivíamos
porque ahí una maestra enseñaba a los niños. Ese año fue mi preescolar, pero no
me gustaba ir porque la maestra gritaba mucho y si alguno se portaba mal, le jalaba
los cabellos o las orejas y me daba miedo que a mí me fuera a pegar por alguna Commented [J23]: Completa las frases, cuida redacción.
cosa. Fue solo un año y yo lloraba porque no quería ir. Mi mamá me decía que
tenía que aprender y tenía que ir, pero era un espacio muy chiquito y ni siquiera
podíamos jugar. El único recuerdo que yo tengo grabado es el miedo que me daba
que me fuera a pegar la maestra.

 6 - 10
Yo tenía unos seis años de edad cuando en una ocasión en un desfile del veinte de
noviembre que hacían en el centro de la ciudad, mis papás me llevaron a verlo.
Había mucha gente y yo no alcanzaba a ver casi nada. Recuerdo que me pasaron
hacia delante de varias personas en primera fila para que pudiera ver mejor, pero
no supe por qué razón, después de un rato de yo estar viendo muy atenta el desfile
al acabarse, la gente comenzó a dispersarse y al momento no vi a mis papás detrás
de mí, donde se suponía que debían estar, porque ellos me habían puesto hasta
adelante para que pudiera ver mejor. La gente comenzó a caminar para un lado y
otro y yo no vi a mis papás; estaba desconcertada y aterrada de no verlos. Comencé
a llorar desesperada porque no sabía que iba a hacer si no los encontraba. Este ha
sido de los momentos más angustiosos que he vivido, nunca antes había sentido
tal terror de verme sola y desprotegida. Commented [J24]: Amplía este punto.

Una señora que me vio llorando se acercó a mí y me preguntó qué pasaba. Le dije
que me había perdido, que mis papás no estaban detrás de mí y no sabía dónde
estaban. Me tranquilizó y me dijo que no me preocupara, me llevó donde estaban
unos policías que vigilaban el orden y ahí me dejó. Los policías me tranquilizaron y
me dijeron que si sabía dónde vivía, les señalé hacia donde podíamos llegar. Me
pidieron que me esperara y que ellos me llevarían a mi casa. Me compraron una
paleta de hielo para que me tranquilizara, y después de un rato de esperar a que
ellos se desocuparan, me subieron a la patrulla que ellos tenían a un lado y les fui
diciendo por dónde vivía hasta que llegamos a mi casa. Me recibió mi abuelo
paterno. Ya estando en la casa me sentí segura, al poco rato llegaron mis papás
que habían estado buscándome pero que no supe nunca por qué me les perdí, si
estaban casi detrás de mí. El miedo, angustia y terror de ese momento al verme
sola fue tan intenso que ese recuerdo es como una fotografía grabada en mi mente
que se grabó incluso en mi cuerpo, a partir de ese momento, sentía mucho miedo Commented [J25]: Explicita ¿cómo sientes que se grabó
de quedarme sola. en tu cuerpo?.

Después de ese hecho, yo sentía mucho miedo de ser abandonada otra vez más,
ese sentimiento de miedo de no volver a ver a mis papás se agudizó, en algunos
momentos lloraba en silencio cuando nadie me veía, porque no sabía por qué mis
papás no me buscaron, yo llegué a la casa antes que ellos, dudaba si ellos me Commented [J26]: Este párrafo es excelente en la
querían, si yo había hecho algo malo que hiciera que no me quisieran. descripción. Así deben estar los otros.

Mi abuela paterna de nombre Luz, cuando aún podía salir, me llevaba con ella al
templo del Carmen, me gustaba mucho porque al regresar, junto a la iglesia había
una tienda con grandes botes llenos de dulces, yo veía fascinada todos esos dulces
porque había mucha variedad y me compraba dulces distintos, se me llenaban las
manos y yo regresaba feliz con mi abuelita. Tengo algunos recuerdos de salir con
mi abuelita a algunos lugares. Mi papá y mi mamá no estaban presentes, mi papá
siempre estaba trabajando, porque era muy cumplido en su trabajo, mi mamá
siempre con diversos quehaceres porque mi hermana Laura era chiquita y mi
hermano y yo jugábamos.
Al nacer tuve déficit de calcio, mis dientes eran muy débiles y se me hacían caries
fácilmente, siempre me llevaba mi mamá al dentista, no me gustaba ir, porque
tenían que sacar mis dientes y eso me daba miedo; me daban calcio para que
masticara y como era dulce si me gustaba, mi hermano Enrique también comía de
mi calcio, porque parecían dulces; las visitas frecuentes al dentista fueron hasta que
me salieron los dientes definitivos, por fin descansé.
Cuando tuve que ir a la escuela primaria por primera vez, lloré mucho porque me
asustaba estar sola en un lugar desconocido y porque sentía miedo de que no
estuvieran mis hermanos o mi mamá cerca. Por ser la hija mayor, siempre me tocó
iniciar sola en cualquier lugar que iba. Mis hermanas llegaban a la escuela y yo
cuidaba de ellas, pero, aunque yo sentía temor de ir sola por primera vez a cualquier
lugar, eso hizo que pronto aprendiera a defenderme yo misma.
En primer grado, aunque no me costaba aprender porque siempre aprendía muy
rápido lo que me enseñaban, no estaba aprendiendo a leer, en una junta que hubo, Commented [J27]: Cuida uso correcto de puntos, comas,
la maestra le dijo a mi mamá que no pasaría a segundo grado si no sabía leer. A acentos, etcétera.

partir de ese momento, mi mamá se puso a repasar las sílabas conmigo y ese
momento de estar cerca de mi mamá me gustaba mucho y aprendí muy rápido a
leer porque mi mamá me enseñaba; en muy poco tiempo aprendí todo y leía muy
bien.
Algunas anécdotas que cuentan de mí, es que yo era una niña muy sociable, cuando
iban a casa algunas visitas yo salía sin que me dijera nadie y les decía mi nombre
y era muy platicadora. Esto contrasta al mismo tiempo con que yo era una niña
enojona también, me llama la atención ver en muchas fotografías de mi infancia que
yo tenía siempre una cara de enojada y apartada de los demás.
No tengo ningún recuerdo de ser abrazada por mi mamá o mi papá durante mi
primera infancia. Mi mamá estaba siempre ocupada con los quehaceres de la casa; Commented [J28]: Uso de puntos, comas. Corrige
mi papá siempre estaba trabajando y no lo veíamos casi. Los fines de semana era meticulosamente al final.

para salir a visitar a algunos familiares, pero no me gustaba porque mi papá tomaba
y eso era muy desagradable, porque después de un rato porque se portaba
imprudente diciendo impertinencias y ofendiendo a las personas; teníamos que
irnos porque mi mamá se sentía muy incómoda siempre que eso sucedía.
Mi papá siempre fue muy responsable, nunca faltaba al trabajo, y aunque nunca nos
faltaba nada en casa, nunca jugaba con nosotros, ni nos apoyaba en la tarea, ni
había mayor comunicación de casi nada; al llegar mi papá del trabajo, mi mamá le
servía la comida, se iba a su cuarto, se recostaba viendo la tele o leyendo algún
libro o periódico y así pasaba el resto del día. No se acercaba con nosotros a
apoyarnos en tareas o ninguna cosa, sólo cuando mi mamá no entendía algo de la
tarea, le pedía que nos ayudara; En algunos momentos, en que jugaba con nosotros
o estábamos juntos o acercarnos a él, era cuando mi mamá, de forma juguetona,
nos decía que fuéramos con papá, se acercaba a la cama donde estaba acostado
mi papá y hacía la mueca de hacerle cosquillas, entonces mis hermanitos y yo nos
poníamos encima de él para hacerle cosquillas; él se levantaba desesperado porque
siempre ha tenido muchas cosquillas y le desespera mucho que le hagan la finta de
hacerle cosquillas; nos tiraba a un lado y otro en forma de juego; esos momentos
me gustaban mucho porque estábamos juntos y eran las únicas ocasiones en que
estábamos y reíamos juntos. Eran muy ocasionales esos momentos de juego;
aunque en lo general no era muy expresivo con nosotros, sentía que era un buen
papá porque todo su esfuerzo era trabajar para que tuviéramos lo necesario en casa
y en la escuela, pero me hubiera gustado mucho más sentir que mi papá me
abrazara, que pudiera platicar con él o que jugara con nosotros más tiempo.
Siempre me sentí desconcertada de mi papá cuando durante la semana era un
hombre intachable, era de pocas palabras y nunca decía ni una mala palabra,
alguien muy responsable y correcto, pero cuando llegaba el fin de semana, esa
imagen cambiaba por completo, ya que cuando tomaba o llegaba tomado después
del viernes para el fin de semana, era un hombre que hablaba demasiado, decía
cosas sin sentido, podía incluso ser ofensivo diciendo cosas que podían hacer sentir Commented [J29]: Estos recuerdos también son
mal a mi mamá o a cualquier otra persona; me impactaba ver la diferencia de un importantes

papá muy diferente en sobriedad o con algunas copas encima, era como si fueran
dos personas distintas; me impresionaba ver esas diferencias, me sentía muy triste
y desconcertada ver que él fuera así. Poco a poco me acostumbré a ver dos
imágenes de papá completamente diferentes; la sensación de confusión y
desconcierto eran muy fuertes, la tristeza se clavaba en mí, la sensación de vacío
se hacía muy grande, como un hueco que se ponía en mi pecho y estómago por no
poder comprender el tener un papá que podía ser de dos formas tan diferentes. La
imagen de un papá unos días íntegro y luego completamente perdido en otros
momentos, me generaba desconcierto, angustia y mucho dolor. Los tíos alcohólicos
a los que unos días veía con cordura y muchos otros los veía trastornados, me Commented [J30]: Excelente descripción Rocío, así hay
generaban también desolación. que hacer el resto.

Al ser la hermana mayor de mis cuatro hermanos, me tocaba iniciar siempre las
nuevas experiencias, como ir por primera vez a la escuela; sentirme sola en lugares
y gente que no conocía, estar en un lugar sin que ellos estuvieran me causaba
miedo, pero no podía evitar que sucediera.
Fui una niña juguetona y sociable, pero la presencia de algunos primos mayores
que yo en mi infancia, me hicieron cambiar mucho. En una ocasión, un primo que
era sólo dos años mayor que yo, venía a casa y decía que jugáramos al papá y a la
mamá; aunque mi mamá estuviera en la casa, no vigilaba nuestros juegos.
Recuerdo que ese primo dijo que teníamos que acostarnos como los papás lo
hacían; yo no quería hacerlo, pero el primo insistía en que debía acostarme, por lo
que en un espacio que acomodamos con telas, me acosté y mi primo a un lado. Mi
hermano que estaba jugando con nosotros, fue corriendo a avisarle a mi mamá que
estábamos jugando a hacer groserías. Mi mamá vino al momento y muy molesta
contra mí, dijo que me levantara, me dio dos chanclazos bien fuertes; me dijo:
“muchacha cochina”, no vas a seguir jugando y ya verás que le voy a decir a tu papá
cuando llegue. Me sentí verdaderamente asustada, no solamente porque le iba a
decir a mi papá, sino porque era sucia, hacía cosas sucias, la vergüenza desde ese Commented [J31]: Excelente relato, es así como
momento se clavó en mi mente haciéndome creer que yo era indeseable por hacer identificamos las emociones y sentimientos reiterados.

actos vergonzosos, que yo era sucia y mi temor a ser rechazada se intensificó a


partir de ese momento. Mi mamá no me escuchó para nada y la única sensación
que tuve fue la de sentirme sucia, muy sucia y sentirme así fue parte de mi estado
normal por toda mi infancia.
El miedo en mi vida se hizo crónico y me acompañó en distintas formas, sobre todo
se agudizó debido a las experiencias vividas por algunos años de mi primera
infancia por tocamientos por parte de primos mayores que yo y que me hicieron,
aunque de manera esporádica, por varios años.
Nunca entendí por qué me hacía pipí en la cama, lo peor es que era casi todos los
días. Mi mamá me regañaba porque ella me decía que le avisara para que me
acompañara al baño que estaba afuera del cuarto donde dormíamos, pero yo no
me daba cuenta de que me orinaba hasta al día siguiente en que me despertaban
y me volvía a ver mojada mi ropa y el colchón de la cama. Nunca supe por qué me
pasaba eso, sólo me hacía sentir que hacía algo indebido y que yo era sucia, eso
molestaba a los demás; mis hermanos no querían dormir conmigo, me sentía
rechazada porque aunque dormíamos en el mismo cuarto, se separaban para que
no los fuera a manchar, porque me decían que no lo hiciera y yo seguía orinándome;
el que me dijeran que me orinaba, que no se querían dormir conmigo y el que yo no
pudiera dejar de orinarme, me desconcertaba mucho, me hacía sentir miedo y
angustia porque yo no quería que eso sucediera pero no podía solucionarlo. Me
daba miedo el pensar que me iba a quedar sola porque de tantas veces que me
orinaba, olía mal mi cama y me asustaba mucho que yo fuera a quedarme sola. El
que me hiciera pipí por la noche duró hasta que yo tuve seis años más o menos,
esa situación era frustrante y me hacía sentir mucha vergüenza y que yo era sucia,
me angustiaba mucho sentirme de esa forma, lloraba muchas veces en silencio
porque no podía remediar esa situación; era mucha la angustia que eso me
provocaba.

A dos casas de la casa donde vivíamos, vivieron unos familiares, uno de mis tíos
paternos mayores, con su numerosa familia, mis primos quienes tenían una
diferencia conmigo de hasta 10 años, por mucho tiempo, tocaron mi cuerpo, sin que
mi mamá se diera cuenta.
Los recuerdos de algunos momentos han quedado en mi memoria como una cosa
imborrable por el sentimiento de miedo y angustia que me provocaban. Un día uno
de los primos mayores, cuando yo tendría seis años y él doce, estábamos en casa
mis hermanos y yo; después me di cuenta que mi mamá se encontraba en la casa
de esos primos, platicando con mi tía. Recuerdo que yo estaba sola en mi cuarto y
él entró y bajó sus pantalones, se tiró encima de la cama y puso una moneda de
diez pesos en sus genitales, me pedía que me acercara, que no pasaría nada, que
tomara el dinero…el miedo me invadía, yo me quedaba paralizada sin moverme.
En distintas ocasiones y con los primos de esa misma familia, al ser más grandes
que yo y mis hermanas, me pasaron cosas similares: uno metía su mano en mis
pantaletas y me tocaba., me sentía indefensa y me llenaban de gran angustia. Yo
bloqueaba mis ideas para no decirle a mi mamá lo que sucedía, me sentía sucia y
llena de vergüenza. Sabía que era algo malo lo que me sucedía, pero no sabía si al
decirlo causaría un problema grande, que no me creyeran o que fueran a pasarme
cosas peores. Nunca me atreví a decir nada y guardé ese secreto como algo que
nadie podía saber. Ese secreto tan severamente guardado me hacía sentir mucha
tristeza y ansiedad, el miedo a ser rechazada por aquellos que me importaban, me
hacía guardar celosamente ese secreto.
Nunca pensé que a mis hermanas pudiera estarles pasando lo mismo, mi miedo y
vergüenza me paralizaban; no me defendía de esas situaciones, eran demasiado
intimidantes para yo reaccionar, eran un secreto de algo muy malo y sucio que me
sucedía. Me sentía sola, atemorizada e indefensa: mi mamá nunca se dio cuenta. Commented [J32]: Buena redacción, así deben estar los
Ese fue un secreto que guardé herméticamente hasta la edad adulta. primeros.

La imagen interna que surgió de mi primera conciencia de mí misma, fue Commented [J33]: Cuida plural y singular.
devastadora: me sentía sola, si no me sentía valiosa y digna de ser amada, es
porque yo era alguien sucia y mala. Esta idea fue siempre el hilo conductor de Commented [J34]: Esta parte es muy importante
muchos años; no que yo lo dijera, sino que así lo creía. La desolación, tristeza
estaban siempre presentes en mí. De ser una niña dulce y simpática, me hice una
niña enojona por todo; no me interesaba nadie ni nada de mi familia. Me sentía
celosa de ver que mis papás tuvieran algunas atenciones con mis hermanas o con
mi hermano, siempre diciéndole a mi mamá que a ellos no los regañaba, que ellos
eran consentidos y yo no. Mi mamá me respondía que yo ya era grande. La tristeza
y dolor de no sentir un cariño, un abrazo, me hacía ser gruñona y hostil con mis
hermanas y hermano. Me acusaban con frecuencia de que les pegaba y yo recibía
el regaño correspondiente; los molestaba de todos modos. El sentimiento de
sentirme rechazada me hacía sentir que yo era mala, por eso algunas veces no
obedecía o les hacía travesuras. Mi carácter fue cambiando a ser gruñona y hostil.
Mi cara en muchas fotografías era de enojada.
Si en algún regaño mi mamá expresaba algún calificativo de que yo fuera
desobediente o pegalona con los demás, me decía que ya nadie me iba a querer,
que, si yo era gruñona, me iba a quedar sola. Esas palabras aumentaban aún más
mi frustración por no sentir que yo fuera valiosa y más crecía mi enojo con ellos.
De diferentes formas, se fue agudizando la duda del cariño de los demás hacia mí;
fui creyendo que yo era mala.

11-15
De ser una niña sociable y simpática, me convertí en alguien callada y sólo quería
ser buena alumna; estudiaba mucho y mis calificaciones eran buenas. Me
propusieron para estar en la escolta de la escuela y eso me hacía sentir que yo no
era tan mala y tan sucia. Formar parte de la escolta me hacía sentir que yo era
alguien valioso y que ser buena estudiante, me libraba de ser rechazada por alguna
otra cosa mala que yo hubiera hecho.
Algunos compañeros de mi grupo, me buscaban porque les simpatizaba, pero eso
me generaba mucho temor. Me daba pánico que algún hombre, aunque fuera de mi
edad, se me acercara. Había un niño que me seguía, yo me sentía angustiada de
que me siguiera. Un día, ante esa angustia que sentía, durante el recreo, ese niño
comenzó a perseguirme y, a donde yo caminaba, él me seguía. Sentí tanta
desesperación y miedo que tomé una vara de árbol de membrillo que había en el
piso y me giré hacia él pegándole fuertemente. Le dije llorando y asustada que me
dejara en paz, que no me persiguiera y no dejaba de pegarle llorando con gran
angustia. La maestra lo castigó porque yo lo acusé con ella, le dije que me
molestaba y él nunca dijo que yo le pegué.
A partir de este momento, me empeñé por ser excelente estudiante, no me fue difícil
porque aprendía con facilidad y eso me hizo convertirme en la preferida de la
maestra, quien me pedía la apoyara en diferentes cosas.
Como me esforzaba por ser aceptada por mis maestros, yo hacía todo para ser la Commented [J35]: Uso de comas
mejor y no tuviera que pensar que por alguna razón, fuera a sufrir rechazo.
Muy en el fondo de mi corazón yo me sentía sola, mi mamá no tenía el tiempo para
estar conmigo y mi papá seguía siendo el papá perfecto durante la semana y el
papá completamente diferente y devaluado en el fin de semana.
Recuerdo sentirme muchas veces triste, casi como si ese era mi estado normal,
sentía una gran insatisfacción y vacío interior, en el fondo me aislaba de los demás,
con la idea callada de que yo no era buena y no era realmente valiosa.
Tener éxito en los estudios, ser buena alumna, lograr destacar en algo para ser
aceptada por otros, me resultaba fácil y además tenía el reconocimiento
Una de las maestras por las que yo sentía admiración, me hizo la jefa de disciplina
de mi grupo y yo cumplía con mantener a mis compañeros en sus lugares y callados.
De ser apacible y simpática, me hice muy enérgica, a toda costa quería que la
maestra viera que cumplía a la perfección con lo que me encomendaba; si yo podía
ser rechazada por algunos secretos que pasaros a ser inconscientes, ahora debía
darle razones a los demás para ser querida y aceptada: era buena alumna,
obediente, de buenas calificaciones, disciplinada, a veces casi tirana con tal de que
la maestra no tuviera quejas de lo que me había encomendado.
Mi mamá sumida en los trabajos de casa, un papá ausente, dedicado por entero a
su trabajo y cuando estaba en casa, sólo estaba recostado, no hablaba con él de
nada de lo que me pasaba en la escuela, ni de mis logros, ni de mis esfuerzos por
ser de las mejores alumnas, no me sentía valorada por las personas que yo más
quería que me vieran y me aceptaran. Si de ellos no podía obtener atención y
aprobación, me importaba mucho que los demás vieran en mí a alguien digno de
ser aceptada y querida.
Con mi padre ausente, mi madre siempre ocupada en el sinfín de tareas de la casa,
en lo general no recibí muestras de afecto por parte de mis padres y yo tampoco
sabía darlas. Me sentí desconcertada un día en que mi mamá me acompañó a la
secundaria, y aunque de niña yo no recuerdo ninguna caricia de mi mamá hacia mí,
ese día íbamos caminando, me rodeó con su brazo y nos seguíamos acercando a
la secundaria. Me preocupó que mis compañeros vieran que me llevaba abrazada,
como en una creencia de que, por ser ya más grande, no era una niña chiquita para Commented [J36]: Esta parte es importante
que me hiciera esa muestra de cariño. Me sentí muy incómoda, porque temía que
mis compañeros de secundaria vieran que me llevaba abrazada y le dije, que me
soltara; fue tal la sorpresa de ella por mis palabras, que lejos de soltarme, me abrazó
más fuerte y siguió caminando conmigo y me dijo: “pues no te voy a soltar”, fue un
solo momento de ese gesto de cercanía de mi mamá y aunque yo me resistí a
aceptar ese gesto de ella, en el fondo de mi corazón, me sentí querida por mi mamá
aunque fuera por un breve momento; ese recuerdo fue muy bonito para mí.
Durante el periodo de secundaria, entre mis amigas comenzaban a surgir los
comentarios de niños que les gustaban, sin embargo, yo seguía sintiéndome
temerosa de que alguien se acercara a mí, negando toda posibilidad de establecer
alguna relación que significara cierta intimidad. Mis amigas comenzaban a tener
novio y aunque siempre llamaba la atención de alguno de mis compañeros, yo me
mantenía hermética sin permitir que alguien se acercara. No permitía ningún
acercamiento de mis compañeros o que expresaran algún interés por mí.
En mi etapa de desarrollo, mi cuerpo rápidamente comenzó a cambiar, mis senos
crecieron y el cambio se notaba muy rápido. Recuerdo que un día mi mamá me
compró un vestido color amarillo que me pareció muy bonito. La tela de ese vestido
era de las que se ajustan al cuerpo. En la escuela se iba a tener un evento de festejo
del estudiante y me puse ese vestido para ir. No olvido que mis compañeros de
salón, se sorprendieron mucho de verme con ese vestido, aunque no era escotado,
ni entallado, se ajustaba a mi cuerpo. Al descubrir que me miraban fijándose en mí,
me sentí muy atemorizada. Lo peor fue descubrir que algunos de mis profesores
también me miraban con la mirada de alguien que llama la atención. Me sentía
desnudada, me afectó saber que pudiera llamar la atención de alguien. Lo guardé
para no volverlo a usar. En otra ocasión por insistencia de mi mamá, de que me lo
pusiera, lo usé para una fiesta familiar, yo estaba junto a mi mamá, cuando un primo
un poco mayor que yo, se acercó a platicar con nosotras y en un momento dijo: “qué
bonita se está poniendo mi prima”. Esas palabras me aterraron, sentí angustia, no
podía soportar la idea de que alguien se fijara en mi cuerpo. Nunca más volví a usar
ese vestido. Cuidaba muy bien que no vieran mi cuerpo, que éste no llamara la
atención. Se reían en mi casa y me hacían burla porque nunca quería quitarme el
suéter, aunque hiciera mucho calor, siempre tenía mi suéter puesto y la ropa
holgada.
El miedo a que alguien se fijara en mí, siempre estuvo presente. El primo que
comentó sobre mi cuerpo, me buscaba, me esperaba afuera de la escuela cuando
yo salía; me cortejaba y nuevamente yo experimentaba la angustia vivida cuando
aquellos primos me tocaban. El sentimiento Un compañero de clase me buscaba Commented [J37]: Completa esta parte, en la frase el
mucho, me hacía regalos y yo sentía terror de pensar que él tenía interés en mí. Al sentimiento se corta…

poco tiempo unas vecinas de mi edad, me comentaron que uno de sus primos que
vivía en la ciudad de México vendría a visitarlas. Cuando el primo estuvo en su
casa me invitaron a una pequeña fiesta que iban a tener. Él fue muy simpático
conmigo y al poco tiempo me enteré que su familia se estaba mudando para vivir
en Querétaro e íbamos a ser vecinos.
Era amable conmigo y pronto comenzó a buscarme, mostraba interés por mí e
incluso comenzó a vigilar el momento en que yo pasaba por su casa, que era el
paso obligado para yo llegar a la mía; pensar que él me perseguía se hizo un martirio
para mí, el solo hecho de que él se me acercara, me causaba mucho temor: siempre
lo rechacé y hasta era grosera con él. Esa era siempre la actitud que yo tenía con
cualquier chico que se acercara a mí.
16-20
Siendo adolescente, muy dentro de mí tenía la idea de que yo era valiosa para los
de fuera pero no para los de mi familia: mis padres y hermanos. Ello generó
inconscientemente un callado resentimiento hacia ellos. No era reconocida en casa
por las cosas buenas que yo hacía, no valía la pena esforzarme porque en casa,
sólo me señalaban algo malo que yo hiciera, nunca mencionaban que yo fuera
A la edad de dieciocho años, casi para terminar la preparatoria, yo me sentía
incapaz de formar una familia, no sentía que esa era la opción de vida que yo quería
tener. No tenía mayor vida social, pese a que soy naturalmente muy sociable. Me
convertí en una chica solitaria, sin mayor necesidad de interactuar con nadie.
Conocí a unas religiosas que pronto me invitaron a formar parte de un grupo de
reflexión y ahí comencé a escuchar sobre el sentido de vida. Yo me planteaba la
pregunta interiormente sobre lo que yo quería dedicar mi vida.
Participaba con las religiosas en actividades de ayuda a otros y sentí que mi vida
era para algo más que un esposo y unos hijos. En mi interior no me sentía ser una
persona buena para ser mamá, tenía la idea de que iba a ser una mamá fría, estricta
y que eso sería doloroso para mis hijos.
Comencé a preguntarme por el sentido de mi vida y me di cuenta que, de todas
formas, en casa no iba a importarles nada de lo que yo quisiera hacer. Commented [J38]: Cuida singular y plural.

Pronto descubrí que el matrimonio no era algo que me llamara la atención, de todas
formas, me daba miedo pensar que alguien iba a tener intimidad conmigo si yo me
casaba y era algo que de ninguna manera yo quería soportar, esos eran mis
argumentos razonables para decir que no me gustaba el matrimonio.
Me gustaba estar fuera de casa en actividades de ayuda a otros. Me hacía sentir Commented [J39]: Incrementa este apartado
bien hacer algo por los demás. Conforme fui creciendo, prescindí de la necesidad
de yo sentirme querida para ayudar a otros. Eso rompía con mi imagen de hermana
mala y gruñona que siempre tuve en casa.
21-25
A los veintiún años, ingresé a la vida religiosa; en el fondo de mí sentía que, si en
mi casa no había sido valorada, en otro lugar si podría ser y hacer algo bueno para
los demás. Me sentía muy bien pudiendo hacer algo por los demás y yo sería buena
para alguien.
Después de un tiempo de conocer a unas religiosas, yo pedí ingresar como
postulante. Comuniqué a mis padres la decisión y mi papá fue el hombre más feliz
porque su hija quería ser religiosa. Mi mamá en cambio, no mostró ninguna alegría
y más bien se le vio triste porque sabía que yo me iría a la ciudad de México a vivir.
En los días próximos a que yo abandonara la casa para incorporarme a la
comunidad religiosa, nos encontramos a una amiga de mi mamá que nos apreciaba
mucho. En un momento que nos quedamos solas, se dirigió expresamente a mí y
me dijo, tu mamá está muy triste porque te vas. Ella no va a decirte nada porque
respeta tu decisión, pero debes saber que ella está muy afectada de que los dejes. Commented [J40]: Excepciones, esta parte es importante
Nunca hubiera imaginado que mi mamá tuviera ese sentimiento de dolor por mi
salida de la casa. A pesar de esa confesión, yo no di vuelta atrás, mi decisión estaba
tomada y yo seguiría adelante. Recuerdo haber pensado que ahora ya no era
tiempo para decirme que yo le importaba y me iría. En el fondo sentía que era una
forma de desquitarme.
Como siempre me había tocado emprender nuevas experiencias sola, pensé que
no me costaría enfrentar la nueva experiencia de vida, sin embargo, me costó
mucho. Sentí angustia, tristeza y enojo en la separación de mi familia. Al poco
tiempo de estar en la casa religiosa en la etapa de postulante que sería de un año
de duración, comencé a sufrir de una angustia inexplicable, era tan fuerte mi
sensación de incertidumbre, de verme sola, que comencé a bajar de peso muy
rápida y notoriamente; me quedé literalmente en los huesos, porque bajé unos diez
kilos de manera rapidísima.
Las hermanas superioras se preocupaban de ver mi pérdida de peso tan notoria y
yo no tenía la menor idea del porqué de mi angustia inexplicable. Estuve así por un
tiempo largo, me llevaron al médico quien dijo que todo estaba bien, luego me
llevaron a atención psicológica en la que me hicieron pruebas y los resultados se
los informaron a la que era la superiora en ese momento.
No tuve mayor explicación del porqué de mi cuadro ansioso-depresivo y pasé casi
un año en ese estado de delgadez extrema, sobreponiéndome a cualquier situación,
y me mantenía en mi idea de tener que superar las pruebas.
Agregada a las crisis de ansiedad que tenía o tal vez la angustia se generaba por
hechos de los que yo no era consciente antes; comencé a detectar que sentía
enorme enojo con la superiora que era mi encargada porque veía que tenía
favoritismos con algunas compañeras. Volví a sentir con mucha fuerza el temor a
perder el cariño de la que en ese momento era mi superiora, como una especie de
figura central a la que yo debía simpatizarle. En mi interior creía que no podía fallar
en la tarea de asegurar el ser reconocida y valorada. Todo ello se hacía imperioso
y me generaba sufrimiento y angustia.
Recuerdo que, en una ocasión, hablando con la formadora, como así se le
denomina y quien era la encargada de la formación de las religiosas, por primera
vez hablé a alguien de las experiencias de tocamientos vividas en la infancia. Ella
me explicó que yo no había sido culpable, que no podía culparme por esas
situaciones, lo más clarificador es que me dijo que no era justo juzgar con mirada
de adulto a una niña que no pudo o supo defenderse de esas experiencias de dolor.
Lo sorprendente fue que, en lugar de juzgarme, me comprendía; la liberación que
experimenté equivalía a poder respirar libremente en un campo abierto después de
haber respirado el único aire que se encuentra dentro de un globo cerrado. Fue una
de las experiencias más liberadoras que tuve. A partir de ese hecho, empecé a
ganar peso nuevamente.

26-35
Mis creencias eran que mi vida tenía sentido siendo útil a los demás y se fue
consolidando con los años. En ese mundo de relaciones marcadas por los ideales
de fraternidad, no pusieron a prueba mis necesidades de mostrar afecto o de sentir
la necesidad de recibirlo. Pese a que yo tenía la convicción de estar en el lugar
correcto, sintiéndome plena y feliz, no lograba desprenderme del vacío existencial
en mi interior.
Las relaciones de funcionamiento eran útiles para mí, pero nuevamente me hacían
sentir vacía y sin sentido. Como es de esperarse en una institución religiosa, mis
necesidades afectivas estaban herméticamente guardadas, no debía asomarse
ningún vestigio de la necesidad de sentirme aceptada y reconocida, aunque esa
fuera mi herida existencial.

36 - 40
Aparece el cuestionamiento del sentido de mi vida nuevamente. Me siento sin
rumbo y desencantada de una vida comunitaria en la que vivía soledad, aislamiento
y en algunas situaciones, incluso hostilidad. Por situaciones de la misión que
desempeñábamos, me vi sola nuevamente, me sentía rechazada por mi comunidad
religiosa.
Caí en depresión y después de un tiempo de lucha por clarificar la opción de vida,
solicité a la congregación religiosa autorización para iniciar un proceso de
discernimiento.
La necesidad más apremiante para mí, era estar con mi familia nuevamente. Al
regresar me sentí acogida y apoyada. Después de mucho tiempo, fui reconociendo
a cada uno de los miembros de mi familia en una especie de voluntad de sanar las
heridas de infancia.
Mis necesidades afectivas y sexuales han tenido un despliegue, de tal suerte que
hoy en día me siento más yo y más plena.
41-49
En la toma de conciencia de mis heridas existenciales, he podido reconocerme y
valorarme y a ser responsable de mi proceso de sanación que continuará siempre.

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