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La casa de los espíritus (1982) de Isabel Allende (1942)

INTRODUCCIÓN

En pocas palabras
Isabel Allende tuvo que lidiar con todo tipo de acusaciones, desde plagio literario hasta
aprovechamiento indebido de sucesos políticos, a raíz de la obra La casa de los espíritus,
publicada en España en 1982 y traducida al inglés en 1985. El libro narra la vida de cuatro
generaciones de una familia chilena y su implicación en los turbulentos acontecimientos
políticos de la década de 1970. A pesar de ser su primera novela, La casa de los espíritus
se convirtió de inmediato en un superventas, y ganó varios premios en Chile, el país natal de
la escritora.

Considerada una de las novelas más representativas del realismo mágico latinoamericano,
muchos críticos describen La casa de los espíritus como una especie de versión femenina
de Cien años de soledad, obra de Gabriel García Márquez1. Ambos libros presentan tantas
similitudes de estilo que algunos expertos acusan a Allende de ser poco original e incluso de
copiar al escritor colombiano. No obstante, también son muchos los que aseguran que
Allende domina un género característico de Latinoamérica, al que dota de un enfoque
original y marcadamente femenino.

A pesar de tratarse de una obra de ficción, las historias de La casa de los espíritus guardan
un gran parecido con varios hechos de la vida de la autora; de hecho, el primer manuscrito
de la novela era una carta dirigida al moribundo abuelo de Allende. El padre de Isabel era
primo de Salvador Allende, el primer presidente socialista de Chile. Además, el violento
levantamiento político que tiene lugar en el país sin nombre de la novela, se considera una
interpretación del golpe militar liderado por Augusto Pinochet contra el gobierno socialista de
Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. (Ahí es donde entran las acusaciones de
aprovechamiento indebido de sucesos políticos. Algunos críticos acusan a Allende de usar
el apellido y la historia política de su familia para vender más libros. Increíble. Cuánta
envidia.)

Aunque es probable que no sea totalmente acertado considerar esta novela un tributo, no
hay duda de que La casa de los espíritus es una novela personal. Se sabe que la autora
utiliza a personas reales como modelos para sus personajes; de hecho, en el texto se
vislumbran rasgos de su clarividente abuela, de su hijo Nicolás, de su exmarido Miguel e
incluso de la propia autora.

¿Y a mí qué?
Familia. Probablemente tengas una, y si te pareces a nosotros, es posible que tus familiares
te saquen de quicio, al menos a veces. Sí, sí, lo sabemos… Tienes que aguantar que tus
hermanos chicos revuelvan tus cosas, que tus hermanos mayores te digan lo que tienes que
hacer, que tus padres no te dejen salir de casa con la ropa que te gusta y que tus abuelos
insistan en que saben lo que te conviene.

Sin embargo, la próxima vez que pienses que tienes la peor suerte del mundo porque tu
padre no ve con buenos ojos a tu última conquista, o tu madre comienza a hablar de algo
que te avergüenza frente de todos los que te conocen, echa un vistazo a La casa de los
espíritus. Puede que te ayude a reflexionar sobre tu situación (especialmente en lo
concerniente a relaciones amorosas. La desaprobación por parte de los progenitores
1
alcanza cotas insospechadas en esta novela. Para que te hagas una idea, está al nivel de
los Montesco y los Capuleto). Ahora bien, ya sea que si tu madre crea en extraterrestres y
organice sesiones de espiritismo en tu casa todas las semanas, tu padre sea un político
famoso por su mal genio y con tendencia a perder la cabeza, o tu alocado tío haya creado
su propia religión, es posible que te sientas identificado con las historias de este libro.

Frase Clave
"Una vez por semana, los sábados, se reunían a cenar alrededor de la gran mesa de encina
que había estado siempre en la familia y que antes perteneció a los Del Valle […]. La niña
observaba a los adultos con fascinación, su abuela radiante, con los dientes puestos para la
ocasión, dirigiendo mensajes cruzados a su marido a través de sus hijos o los sirvientes,
Jaime haciendo alarde de mala educación, eructando después de cada plato y
escarbándose los dientes con el dedo meñique para molestar a su padre, Nicolás con los
ojos entrecerrados masticando cincuenta veces cada bocado y Blanca parloteando de
cualquier cosa para crear la ficción de una cena normal."

RESUMEN

Cómo se desenvuelve la historia


La casa de los espíritus es una saga familiar que abarca cuatro generaciones, pero se
centra principalmente en la vida de dos mujeres del clan, Clara del Valle y Alba de Satigny y
en la conexión existente entre ambas. Los acontecimientos no aparecen narrados de forma
cronológica, lo que puede llegar a dificultar la comprensión de la trama, pero vale la pena
darle una oportunidad.

La novela empieza narrando el momento en el que Clara, todavía una niña, relata en su
primer cuaderno la llegada de una nueva mascota, un enorme perro al que llama Barrabás.
Clara seguirá plasmando su vida en cuadernos durante el resto de su vida, y es gracias a
ella que el narrador consigue reconstruir la historia familiar 50 años más tarde.

Conocemos a la familia del Valle cuando Severo y Nívea están sentados en una iglesia
sofocante con sus once hijos, escuchando el sermón apocalíptico de un sacerdote
demasiado extremista. Cuando la pequeña Clara maldice en público mientras todos guardan
silencio, todos creen a partir de entonces que está poseída por el demonio. Esto preocupa a
sus padres, por más motivos de los que se cree. Resulta que Clara tiene dones un tanto
especiales: puede predecir el futuro, interpretar sueños y mover muebles mediante
telequinesis.

Es alrededor de esta época cuando el tío de Clara muere. El tío Marcos tiene un lugar
especial en el corazón de Clara. Es un aventurero que le cuenta historias sobre sus viajes
alrededor del mundo, y que llega a la familia un baúl lleno de libros mágicos. De modo que
cuando llega a la casa de los del Valle en un ataúd, Clara estaría muy disgustada si no fuera
por el sarnoso y famélico cachorro que aparece en el equipaje del tío. Esa es la entrada
triunfal de Barrabás, el monstruo adorable.

Esteban Trueba es un empresario joven y ambicioso que está prometido con la hija mayor
de los del Valle, Rosa la Bella. Trabaja a destajo en una mina del norte, en espera de hacer
fortuna para poder regresar a la capital y casarse con Rosa. Desafortunadamente, antes de
hacerse rico, Rosa muere envenenada al tomar un trago de brandy que debía matar a su
padre, un político liberal. Todos están deshechos de dolor, sobre todo Esteban. Clara no
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vuelve a hablar durante los siguientes nueve años, ya que tras predecir el destino de Rosa,
teme ser la causante de su muerte.

Los únicos familiares de Esteban Trueba son su pesimista hermana Férula y su decrépita
madre doña Ester. Esteban y Férula vivieron una infancia sumida en la pobreza y no se
llevan extremadamente bien. Tras la muerte de Rosa, Esteban anuncia que no regresará a
la mina y que va a encargarse de la propiedad que la familia tiene en el campo. La hacienda,
llamada Las Tres Marías, está en muy mal estado. Esteban obliga a sus arrendatarios a que
lo ayuden a poner todo en orden. Poco después, la prosperidad llega a Las Tres Marías,
pero los inquilinos tienen miedo del puño de hierro de Esteban, su mal carácter y su voraz
apetito sexual, lo que lo lleva a violar a muchas de las campesinas de la propiedad. Muchas
de ellas se quedan embarazadas, incluida una mujer llamada Pancha García, pero él no
reconoce a ninguno de estos niños como hijos suyos.

Esteban se reúne con terratenientes locales para planear la victoria del partido conservador
en las próximas elecciones, y comienza así su turbia carrera política (en la que entran en
juego la compra de votos, sobornos a campesinos y todo tipo de amenazas). Cuando no
está agrediendo a muchachas adolescentes, dando órdenes a la gente, cazando animales o
socavando las bases del proceso democrático, Esteban pasa el tiempo en un prostíbulo
local en el que conoce a una ambiciosa y joven prostituta llamada Tránsito Soto. Él le presta
50 pesos para ayudarla a buscar fortuna en la gran ciudad y ella le promete devolverle el
dinero algún día.

A Clara, su mutismo y poderes psíquicos le impiden entablar relaciones con otras personas,
y acaba convirtiéndose en una encantadora, pero extraña joven. A la edad de 19 años,
Esteban Trueba regresa a la capital porque su madre está muy enferma. Él le promete que
se casará y tendrá hijos antes de que muera. Esteban vuelve a la casa de los del Valle una
vez más para ver si tienen alguna hija con la que poder unirse en matrimonio. Es entonces
cuando conoce a Clara y deciden casarse. Parecen llevarse bien, pero ocurre algo que no
presagia nada bueno, Barrabás, el perro, se desploma en el suelo con un cuchillo en el lomo
durante la fiesta de compromiso. El animal muere en el regazo de Clara y la sangre tiñe el
vestido de rojo.

Clara entabla una buena amistad con la hermana de Esteban, Férula, y la invita a mudarse
con ellos a su nuevo hogar, una mansión de estilo colonial que Esteban diseña para que
parezca lo más europea posible. Clara se queda embarazada y da a luz a una niña llamada
Blanca. La familia al completo se traslada a Las Tres Marías un verano, y Clara trata de
arengar a las campesinas con sus principios feministas, hasta que vuelve a quedar
embarazada y tiene que regresar a la ciudad. Una vez allá, anuncia que espera gemelos y
que les pondrá de nombre Jaime y Nicolás. Al enterarse, Esteban monta en cólera porque
Clara no quiere que ninguno de los niños lleve su nombre. Tras el incidente, Esteban visita
un prostíbulo de la ciudad llamado Cristóbal Colón, y para su sorpresa, se encuentra con
Tránsito Soto.

Los padres de Clara mueren en un accidente automovilístico, en el cual la madre queda


decapitada. Todavía embarazada, Clara pide a Férula que la acompañe a buscar la cabeza,
y regresan justo a tiempo para que Clara dé a luz a los gemelos. Tras el nacimiento, Nana,
la niñera de la familia del Valle, se muda a la casa de Clara.

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Esta empieza a organizar sesiones de espiritismo semanales, a las que acuden todo tipo de
excéntricos espiritualistas, como las tres hermanas Mora, que se convierten en grandes
amigas de Clara.

Tanto Esteban como Férula están obsesionados con Clara y empiezan a pelear por su
cariño. Con el tiempo, Esteban descubre a Férula durmiendo con Clara y la echa de la casa.
Férula le lanza una maldición y desaparece.

Blanca, la primogénita de Esteban y Clara, establece una estrecha relación con un


trabajador de la hacienda de su padre llamado Pedro Tercero García. De carácter explosivo,
compone canciones de tinte revolucionario con su guitarra, y no tiene miedo de enfrentarse
al patrón (Esteban). Él y Blanca se enamoran, pero deciden mantener su amorío en secreto.

La familia se entera de la muerte de Férula porque su espíritu se les aparece una noche
durante la cena. Clara y Esteban encuentran su cuerpo en el ruinoso departamento en el
que vivía.

De regreso en el campo, Blanca y Pedro Tercero pierden la virginidad de forma apasionada


junto al río. Blanca empieza a salir por su ventana todas las noches para poder continuar
con sus románticas escapadas. Casi los descubren en una ocasión, cuando se produce un
enorme terremoto y Clara se da cuenta de que Blanca no está en su cuarto, pero la casa se
derrumba sobre Esteban Trueba y le rompe todos los huesos del cuerpo, de modo que
Blanca tiene suerte y consigue librarse. El viejo Pedro García, abuelo de Pedro Tercero,
recoloca los huesos de Esteban y este sobrevive. Desafortunadamente, el terremoto se
cobra la vida de Nana, quien muere de miedo.

Esteban da orden de que la casa de la plantación se reconstruya en base al diseño anterior.


Blanca finge estar enferma durante su estancia en el internado para así poder regresar a
Las Tres Marías y estar con su amado. Sin embargo, Esteban Trueba corre a Pedro Tercero
a causa de sus sermones socialistas, y le exige que desaparezca de su vista si no quiere
acabar muerto. Este hecho convierte al joven en un héroe entre los trabajadores. Pedro
Tercero entra en la propiedad a hurtadillas periódicamente para ver a Blanca, siempre
disfrazado.

Esteban y Clara comienzan a tener problemas maritales. Él la trata como un auténtico


energúmeno y ella se niega a seguir manteniendo relaciones sexuales con él. Esteban
empieza a pensar que su cuerpo está encogiendo por culpa de la maldición de Férula.

Entretanto, Las Tres Marías acoge a un nuevo huésped, un conde llamado Jean de Satigny,
quien encandila a todos con su actitud cosmopolita y busca casarse con una rica heredera
sudamericana. Como es de esperar, Blanca lo rechaza, ya que su corazón pertenece a otro.
A partir de ese momento, el conde empieza a espiar a Blanca y la sigue durante una de sus
salidas nocturnas al río. Cuando la encuentra durmiendo desnuda con Pedro Tercero,
decide informar de inmediato a Esteban Trueba, que localiza a Blanca y la castiga con un
fuete. Esteban y Clara discuten acaloradamente sobre lo ocurrido, y ella acaba perdiendo
varios dientes a causa de un golpe propinado por Esteban. A pesar de deshacerse en
disculpas, Clara no vuelve a dirigirle la palabra a su esposo nunca más.

Esteban se siente triste y solo, y culpa a Pedro Tercero de su desdicha. Ofrece una
recompensa por información sobre el paradero del joven, y Esteban García, el maquiavélico
nieto ilegítimo de Estaban Trueba, aparece un día para delatar a Pedro. Cuando Esteban da
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con él, intenta matarlo, pero solo consigue cortarle tres dedos antes de escapar. A
continuación se describe una escena un tanto repugnante, en la que Esteban García recoge
los dedos cercenados y se los entrega al patrón. Este se niega a darle una recompensa al
niño, lo cual no parece gustarle nada, y algo nos dice que es preferible tenerlo de amigo que
de enemigo.

Clara, Blanca y los gemelos regresan a la gran casa de la ciudad, y Jaime, doctor de
profesión, comunica a la familia que Blanca está embarazada. Como es de esperar, Esteban
Trueba no está nada contento con la idea y obliga a Blanca a desposarse con el conde
(aunque está claro que él no es el padre). Los recién casados se mudan al norte para que
Blanca pueda tener al bebé sin causar un escándalo.

La novia de Nicolás, Amanda, se queda encinta y él convence a su hermano Jaime para que
le practique un aborto. Esta situación resulta extraña para Jaime porque él también está
enamorado de Amanda.

Blanca acaba descubriendo las pervertidas conductas sexuales de su esposo, se asusta,


abandona al conde y regresa al hogar familiar, donde da a luz a una hija, Alba. El hermano
menor de Amanda, Miguel, observa el nacimiento desde el interior de un armario.

Alba crece feliz, en medio de la mezcolanza de extraños familiares, y se lleva bien con todos
ellos, incluso con su malhumorado abuelo, que la quiere más que a sus propios hijos.
Blanca y Pedro Tercero vuelven a encontrarse y retoman su relación desde donde la
dejaron. Alba conoce a Pedro, pero Blanca nunca le revela que él es su verdadero padre.

Esteban García se presenta un día en la ciudad para pedirle al patrón una carta de
recomendación para la academia de policía. El maquiavélico niño es ahora un maquiavélico
adulto que casi viola y estrangula a Alba cuando esta tiene seis años, en la biblioteca de su
abuelo. Esteban Trueba no está al tanto de que Esteban García es su nieto, ni de que el
joven ha estado acumulando resentimiento todo este tiempo hacia él por no reconocerlo.

Clara fallece y la gran casa de la esquina pierde su chispa. Los huéspedes dejan de venir y
los fantasmas no rondan la casa como solían hacerlo.

Tanto Jaime como Nicolás sacan de quicio a su rígido padre, que en este momento ya es
senador. El senador Trueba acaba enviando a Nicolás a Norteamérica y le pide que no
vuelva nunca más.

Esteban Trueba se construye un enorme mausoleo en el que poder descansar eternamente


entre su primera prometida, Rosa, y su querida esposa, Clara. Cuando la familia del Valle se
niega a entregarle el cuerpo de Rosa, él y Jaime entran en el cementerio y lo roban. Esteban
echa de menos a Clara, y para aliviar sus penas va un día al Cristóbal Colón y vuelve a
encontrarse con Tránsito Soto, quien organizó una cooperativa y se hizo con el control del
negocio. Esteban se siente atraído por ella, pero esta no lo ayuda a superar el dolor que
siente tras perder a Clara.

Alba se enamora perdidamente de un muchacho revolucionario que conoce en la


universidad. Ella no le dice que su abuelo es un senador del partido conservador, y no
tardan en pasear agarrados de la mano y dedicarse miradas de amor. En una ocasión
acompaña a este muchacho, llamado Miguel (hmm… ¿de dónde viene ese nombre?), a una
sentada estudiantil en la que se acaban enfrentando a la policía, de la que forma parte
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Esteban García. Alba cae enferma y este la lleva a casa. Mientras se recupera, Alba
recuerda la vez en la que tenía 14 años y Esteban le dio un beso a la fuerza. Desde ese
momento no deja de tener pesadillas en las que Esteban García en un viscoso monstruo
verde que intenta estrangularla.

Alba y Miguel construyen su nido de amor en la gran casa de la esquina, y Miguel tiene un
déjà vu, ya había estado en ese lugar. Exacto, es el niño que vio nacer a Alba. Qué
casualidad. ¿Será el destino?

Todo el mundo habla de las próximas elecciones presidenciales y de la oportunidad que


tienen los socialistas de salir victoriosos. Jaime es amigo del candidato socialista, y
sospecha que esta vez ganarán. Esteban Trueba trabaja sin descanso para evitar que eso
ocurra.

La hermana de Miguel enferma y le pide ayuda a Jaime. Este se lleva una gran sorpresa
cuando descubre de quién se trata, Amanda, la muchacha con la que estaba obsesionado
cuando esta salía con Nicolás. Jaime la ayuda durante su tratamiento contra la adicción a
las drogas.

Los socialistas ganan las elecciones y la mayor parte de la familia celebra la victoria, a
excepción del senador Trueba. Este se empieza a reunir con otros políticos de la derecha y
con expertos extranjeros para tramar un complot y desestabilizar el nuevo gobierno.
Sembraron el caos en la economía en un intento de poner a la opinión pública en contra de
los socialistas, pero finalmente acaba pidiendo un golpe militar.

Pedro Tercero comienza a trabajar para el nuevo gobierno. Él y Blanca se pelean porque
ella se niega a casarse con él, y se separan temporalmente.

En esa época es difícil hacerse con alimentos, por lo que Blanca empieza a almacenarlos en
la casa. Alba los roba para dárselos a Miguel y repartirlos entre los pobres.

Por su parte, Esteban Trueba compra una gran cantidad de armas y las guarda en cajas en
un cuarto cerrado. Alba y su tío Jaime roban las armas y las entierran en un lugar secreto
para que no puedan ser usadas contra los socialistas.

Jaime empieza a salir con Amanda, a pesar de no sentir por ella lo mismo que antes; de
hecho, ahora parece estar enamorado de su sobrina. Ejem. ¿Por qué solo se fija en las
mujeres que no puede tener?

El gobierno se apodera de Las Tres Marías y se la entrega a los inquilinos, quienes la


convierten en una cooperativa. Esteban Trueba monta en cólera y sale de la hacienda
ametralladora en mano. Sin embargo, en lugar de empezar a disparar, recibe un golpe en la
cabeza y los campesinos lo toman de rehén. Blanca sabe que estos consideran a Pedro
Tercero un héroe, y recurre a él para que la ayude a rescatar a su padre. Hacen las paces y
retoman su relación.

Luisa Mora, una de las hermanas videntes, visita la gran casa de la esquina y advierte a
Esteban de que está a punto de ocurrir una catástrofe. También le comunica a Alba que la
muerte la acecha y que debe huir del país. Ninguno le hace caso.

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Jaime recibe una llamada de la secretaria del Presidente. Esta le pide que acuda a Palacio.
Resulta que los militares se están sublevando y el Presidente necesita a sus doctores con
él. Tras un enfrentamiento que dura unas cuantas horas, el ejército bombardea el palacio y
hace prisioneros a los supervivientes. Llevan a Jaime preso, lo torturan y finalmente lo
matan. El Presidente tampoco sobrevive al golpe militar.

Por un lado, el padre de Jaime celebra la caída del gobierno socialista, mientras que por el
otro, a Alba le preocupan sus familiares y amigos, sobre todo Miguel, quien la llama y le pide
que destruya todas las pruebas que puedan vincularlos.

Unos días después, Esteban Trueba, un tanto molesto, decide ir hasta el Ministerio de
Defensa para averiguar por qué todavía no lo llamaron para formar parte del nuevo
gobierno. La cosa no va muy bien, un oficial le falta al respeto y se queda con su auto.

Un soldado de la prisión en la que encerraron a Jaime visita la gran casa de la esquina, y


comunica a Blanca y Esteban Trueba que Jaime está muerto. Esteban se niega a creerlo
durante unos cuantos meses, hasta que la aparición del fantasma de Jaime lo obliga a
admitir la verdad.

Alba usa el viejo auto de Jaime para llevar a las víctimas de la persecución militar a las
embajadas extranjeras, para que desde ahí puedan solicitar asilo político. Esteban recupera
su propiedad y castiga a los campesinos que se la arrebataron. Reduce sus casas a cenizas
y los echa de sus tierras.

El Poeta muere, y unos cuantos admiradores de su obra están dispuestos a arriesgar sus
vidas para asistir a su funeral.

Esteban Trueba finalmente admite ante Blanca y Alba que cometió un error. El gobierno al
que ayudó a hacerse con el poder es mucho peor que el que intentó derrocar.

Blanca confiesa a su padre que Pedro Tercero lleva un tiempo escondido en la casa, y le
pide ayuda para que le concedan asilo político. Esteban lo lleva a hurtadillas a la residencia
del nuncio apostólico, y tanto él como Blanca logran huir del país.

Alba muestra a Miguel el lugar en el que ella y Jaime enterraron el alijo secreto de armas de
Esteban, para poder usarlas en sus actividades revolucionarias. Miguel advierte a Alba del
riesgo que entraña ser la novia de un guerrillero, pero ella está demasiado enamorada como
para alejarse de él.

Finalmente, la policía entra en la gran casa de la esquina y arrestan a Alba en mitad de la


noche. Ponen la casa patas arriba y hacen una fogata con los libros de la biblioteca familiar.
Después envían a Alba a una prisión secreta. Su abuelo promete encontrarla y traerla a la
casa.

Cuando llega a la cárcel tiene los ojos vendados, pero reconoce la voz del hombre al
mando, no es otro que Esteban García, ahora convertido en coronel. En sus garras, Alba es
violada y torturada en repetidas ocasiones. Es entonces cuando comprende que su objetivo
es hacerla pagar por ser la legítima heredera de la fortuna de Esteban Trueba. La
compañera de celda de Alba es Ana Díaz, una mujer con la que había ido a la escuela.

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Conforme pasa el tiempo, el coronel García se da cuenta de que le está tomando cariño a
Alba y la mete en una celda estrecha y sin ventanas llamada "la perrera", donde la mantiene
aislada durante varios días. En ese momento Alba decide terminar con su suplicio y deja de
comer, pero el espíritu de su abuela Clara la convence de que intente sobrevivir escribiendo
un testimonio con el pensamiento. Esa nueva actividad la protege contra su sufrimiento y le
proporciona una razón para vivir.

Por su parte, Esteban Trueba va al Cristóbal Colón en busca de Tránsito Soto. Él sabe que
ella tiene conexiones con el régimen militar, y pretende cobrarle el favor que le hizo años
atrás al darle los 50 pesos. Se derrumba delante de ella y le ruega que rescate a su nieta.
Tránsito accede a prestarle ayuda, y dos días más tarde lo llama para hacerle saber que ya
cumplió con lo prometido.

Alba llega a la casa y la alegría los invade a ambos. Ella tiene la mano mutilada, y es
probable que el coronel García le cortara los dedos para mandarle un mensaje a su abuelo.
Alba relata la historia de su liberación: después de que se le infectara la mano, fue
transferida a una clínica secreta en la que conoció a una amable enfermera llamada Rojas,
que le dijo que Amanda había muerto. Después la trasladaron a un campo de concentración
para mujeres, donde volvió a coincidir con Ana Díaz. Unos días más tarde, la llevaron a un
vertedero ubicado en una zona peligrosa de la ciudad, y le ordenaron que esperara ahí
hasta la mañana siguiente. Una bondadosa mujer la recogió por la noche y la dejó en la
parte buena de la ciudad en la que vivía su abuelo.

Alba y Esteban arreglan la casa y él le propone escribir esta historia. Cada uno narra
pasajes protagonizados por la saga familiar. Cuando él termina de redactar su parte, fallece.

Alba supera su deseo de vengarse de Esteban García, y llega a la conclusión de que todo lo
ocurrido en el pasado forma parte de un ciclo de violencia activado antes de su nacimiento.
Decide terminar con la sed de venganza. Afirma que su misión es la vida y que ese es el
motivo por el que escribe. Escribir la ayuda a sentirse conectada con el pasado y a superar
los temores del presente. La novela termina con una escena en la que Alba está
escribiendo, a la espera de Miguel, y con una niña en su vientre.

ANÁLISIS

LA PARÁBOLA DEL ZORRO Y LAS GALLINAS (4.105)


Un día Pedro Tercero y Blanca visitan al abuelo Pedro García y este les relata un cuento
que va más o menos así: todas las noches, un zorro viejo y astuto entra en un gallinero para
robar los huevos y devorar los pollitos. Las gallinas, hartas de seguir aguantando, deciden
tomar medidas. Se organizaron, y la próxima vez que el zorro se metió en el gallinero, lo
picotearon hasta dejarlo medio muerto y lograron que escapara con la cola entre las patas.
Fin.

Ahora bien, ¿son el zorro y las gallinas el único tema del cuento? Eh…, no. Es muy probable
que el zorro y las gallinas representen algo más, y que el objetivo de la historia sea trasmitir
una moraleja sobre gente débil (como los trabajadores de Las Tres Marías) que se agrupa
para defenderse de los poderosos que se aprovechan de ellos (como Esteban Trueba).

Para nosotros, la parte más significativa de la parábola del viejo Pedro García es la función
que desempeña en la caracterización de Pedro Tercero como un joven y advenedizo
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revolucionario. Más tarde escribe una canción sobre la fábula de su abuelo y la canta
delante del patrón, y para que a este le quede bien claro, dice: "Si las gallinas pueden
hacerle frente al zorro, ¿qué puede esperarse de los seres humanos?" (5.50).

La canción del zorro y las gallinas sigue apareciendo a lo largo de toda la novela, y cada vez
que leemos algo sobre ella, pensamos en Pedro Tercero. Se podría decir que es su himno.
La breve composición se extiende entre los campesinos, que tararean la melodía a pesar de
ponerse un poco nerviosos con las ideas revolucionarias de Pedro. Esto enorgullece a su
padre y a él lo hace famoso.

LAS CASAS
Si tuviéramos que asignar un género a las casas de la novela, diríamos que la gran casa de
la esquina es femenina y que la casa de campo Las Tres Marías es masculina.

Está bien, es posible que lo estemos simplificando demasiado; sin embargo, sí que da la
sensación de que a lo largo de la mayor parte de la novela, el espacio se divide en zonas
femeninas y masculinas. En su mayor parte, Esteban Trueba domina la casa de campo y la
sección frontal de la gran casa de la esquina, mientras que su esposa lleva la batuta en las
estancias posteriores. Echemos un vistazo a las descripciones que se hacen de dichas
áreas, y veamos cómo se relacionan con los aspectos masculino y femenino de la novela.

Ciertas características, como la fuerza, la actividad física, la iniciativa y una valorización de


la cultura europea y norteamericana sobre la latinoamericana, están asociadas con las áreas
dominadas por Esteban Trueba, la fuente de masculinidad del libro. Esteban arregla la casa
de Las Tres Marías con sus propias manos y unos cuantos manuales de instrucciones,
empleando a sus inquilinos como peones y comandándolos con puño de hierro. Amuebla la
residencia con "piezas grandes, pesadas, ostentosas, hechas para resistir muchas
generaciones y adecuadas para la vida de campo", y las acomoda "contra las paredes,
pensando en la comodidad y no en la estética" (2.54). Aquí no tienen cabida la creatividad ni
la inspiración. Cuando el terremoto destruye la casa, Esteban la reconstruye exactamente
igual. La naturaleza sobrenatural de Clara tampoco parece influir en Las Tres Marías, ya que
siempre está demasiado ocupada intentando mejorar la calidad de vida de los inquilinos, y
no tiene tiempo para organizar ninguna actividad espiritual.

En el momento de su construcción, la gran casa de la esquina también tiene el sello de


Esteban. Es "solemne, cúbica, compacta y oronda", fue construida para durar durante
generaciones y puede albergar a muchos pequeños Trueba. Esteban la dota de un estilo
europeo porque "deseaba que fuera lo más alejada posible de la arquitectura aborigen".
Quiere que la casa refleje su riqueza y prestigio, además de un aspecto de orden y
civilización, que, en su opinión, es "propio de los pueblos extranjeros" (3.63). La casa es
toda robustez y líneas rectas, y la decoran refinados muebles importados.

Sin embargo, cuando Clara se muda a la mansión, su presencia impulsa el cambio. Aunque
la gran casa conserva la fachada de estilo colonial, poco a poco Clara va dejando su
impronta en el interior, hasta que este comienza a reflejar la espiritualidad, inspiración,
creatividad y complejidad que la caracterizan. Al poco tiempo, la parte posterior de la casa
se llena de "protuberancias y adherencias, de múltiples escaleras torcidas que conducían a
lugares vagos, de torreones, de ventanucos que no se abrían, de puertas suspendidas en el
vacío, de corredores torcidos y ojos de buey que comunicaban los cuartos para hablarse a la
hora de la siesta". Estos cambios se llevan a cabo en base a la inspiración de Clara y a las
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instrucciones que recibe del mundo espiritual, y aunque puedan sonar caóticos, crean un
mundo de paz y libertad para los personajes femeninos de la novela (9.45). También es
importante añadir que la mansión "desafiaba numerosas leyes urbanísticas y municipales",
porque recuerda a la forma en la que la magia femenina de Clara se enfrenta a la autoridad
patriarcal (3.64).

Clara era el "motor que ponía en marcha aquel universo mágico" que era la gran casa, y tras
su muerte, la energía espiritual y el flujo constante de su diseño arquitectónico llega a su fin
(9.45). Al no contar con la presencia femenina de Clara para contrarrestar la energía violenta
y masculina de Estaban Trueba, nadie se molesta en reparar las grietas de las paredes o los
muebles rotos. La casa se convierte en una ruina.

Pero no te preocupes, el hecho de que Clara esté muerta no significa que la historia tenga
que acabar como un desastroso baile de fin de curso, en el que los muchachos están a un
lado y las muchachas al otro. Clara permanece en la casa espiritualmente, y ella y su
esposo hacen las paces. Su reconciliación se refleja en la apariencia de la casa: la barrera
invisible que separaba el territorio de Esteban en la parte delantera y las estancias
posteriores de Clara desaparece, y la mansión recupera su antiguo esplendor. Esteban y su
nieta Alba recorren toda la casa rindiendo tributo a los espíritus, y vuelven a colocar la
alfombra hecha con la piel de Barrabás (el "maravilloso" regalo de boda de Esteban) en el
cuarto de Clara

IMAGENERÍA ANIMAL
Esta novela está plagada de animales. Desde la llegada de Barrabás al hogar de los del
Valle hasta las aves que Clara mantiene en la zona encantada de la casa, los animales
aparecen por todas partes. Curiosamente, muchos de ellos están enjaulados, en libertad,
son liberados de sus jaulas o metidos en ellas. Como ejemplos podemos citar a Barrabás, el
cachorro enjaulado; los animales del zoológico que producen a Alba un miedo al
encarcelamiento que le durará toda la vida, la imagen de Clara liberando a sus pájaros, o los
feroces mastines que viven atados a unas cadenas para que desempeñen su papel de
terroríficos perros guardianes en Las Tres Marías. Por lo que parece, los animales están
relacionados con los temas de libertad y confinamiento.

Además, resulta interesante que las tres generaciones de mujeres del Valle y Trueba
bordan, modelan y pintan criaturas exóticas e imaginarias. De esta forma, los animales
sirven de nexo entre las distintas generaciones, y revelan una conexión femenina con lo
imaginario y lo sobrenatural

ESCENARIO DE LA NOVELA

Dónde se desenvuelve la historia


Una casa en la gran ciudad y una plantación campestre, Chile, siglo XX
Para comprender el escenario de La casa de los espíritus, resulta útil pensar en la novela en
términos de doble escala: una escala menor y una escala mayor. En cuanto a la escala
menor, se trata de la historia de una familia acaudalada que pasa la mayor parte del tiempo
dividida entre una gran mansión de estilo colonial en la capital y una hacienda en el campo.
Ambos emplazamientos ayudan a describir los temas relacionados con la mujer y la
feminidad, y los hombres y la masculinidad, que tienen bastante relevancia en este libro. La
casa de la ciudad pasa a ser territorio de Clara, y poco a poco va transformando las
sencillas estancias coloniales en un caótico, pero encantador laberinto de corredores
torcidos y escaleras que no llevan a ninguna parte. Por el contrario, la casa de campo es
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territorio del patriarca, Esteban Trueba, que llena la propiedad de lujosos muebles y rige su
hacienda con puño de hierro. (Para más información sobre las casas de la novela, echa un
vistazo a la sección "Simbolismo, imaginería y alegoría".).

En mayor escala, el escenario es bastante extenso. Hablamos de una saga familiar de


proporciones épicas, que se adentra en cuestiones de identidad nacional y abarca más de
50 años. Aunque no contamos con la confirmación expresa de Allende, hay varias pistas
que nos revelan que escribe sobre Chile. Dada la magnitud del terremoto descrito en el
capítulo 5, suponemos que se refiere al que asoló Chile en 1939 y mató a casi 30.000
personas; y el capítulo 13 nos relata la historia del golpe militar que lidera el general Augusto
Pinochet contra el presidente socialista Salvador Allende, y el posterior establecimiento de
un régimen totalitario que duraría 15 años. (El hecho de que el presidente depuesto y la
autora compartan el mismo apellido no es casualidad, ya que Isabel es hija del primo de
Salvador.). Las referencias a acontecimientos globales, como la Primera Guerra Mundial y el
aterrizaje en la luna, sitúan la historia entre la década de 1910 y 1973, año del levantamiento
militar.

Dado que el contexto histórico es tan importante para la acción de la novela, resulta curioso
que Isabel Allende nunca llegue a mencionar el nombre del lugar en donde se desarrolla la
trama. En lugar de nombrar figuras históricas que llevan escrito Chile en la frente, como
Salvador Allende, Augusto Pinochet y Pablo Neruda, la autora prefiere referirse a ellos
mediante títulos: el Candidato (posteriormente el Presidente), el dictador y el Poeta. (A modo
de comparación, es como si contáramos una historia sobre EE.UU. nos refiriéramos a
George Washington y Elvis como "el Padre fundador" y "el Rey". Sabrías que estamos
hablando de iconos americanos, pero no sería necesario que reveláramos su procedencia).
De modo que, ¿a qué se debe la imprecisión intencionada en cuanto al escenario? Puede
que tenga algo que ver con la idea repetida por varios personajes de que la violencia de
estado no tiene cabida ahí. Es posible que Allende se refiera a que, si no tenemos cuidado,
la violencia y la injusticia pueden aflorar en cualquier parte.

PERSONAJES

Alba de Satigny
Alba es una de las figuras más importantes de la novela. De hecho, nos atreveríamos a
decir que es una de las aspirantes a protagonista, incluso a pesar de nacer en el capítulo 9,
pasada la mitad del libro. Sin embargo, desde el momento en el que viene a este mundo, se
convierte en un elemento central de la vida de la familia Trueba, la trama y la estructura de
la novela. Y de la mayor parte de los temas. ¿Ves? No cabe duda de que es importante.

Cuando descubrimos en el epílogo que Alba es la autora ficticia de la mayor parte del libro,
la estructura del mismo empieza a cobrar sentido. Nos damos cuenta de cómo su
perspectiva, basada en los cuadernos en los que Clara dejó constancia de su vida, influye
en las observaciones del narrador. Es Alba la que nos aclara el propósito de la historia: es
su capacidad de perdonar a los que la torturaron lo que dota a la novela de un final
esperanzador. Pretende interrumpir el ciclo de violencia que persiguió a su familia durante
generaciones.

Alba y Clara
Alba y su abuela Clara están asombrosamente unidas, tanto que, de hecho, Alba se
comunica con el espíritu de su abuela cuando esta muere. Podemos considerar a Alba como
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una extensión del personaje de su abuela. Esta teoría explicaría la sensación de déjà vu de
la joven al escribir la historia de su abuela. Siente como si ya lo hubiera vivido, dado que
Clara lo vivió (Epílogo. 45).

Las semejanzas entre Clara y Alba van desde lo superficial, como su piel, a lo simbólico.
Alba es un reflejo de las acciones de Clara cuando era joven: agarra la mano de Esteban
durante el funeral de Clara, tal y como esta hace durante el de Rosa. También "[…] anotaba
[…] las cosas que le parecían importantes, tal como lo hacía su abuela Clara" (10.30),
adoptando así su papel de escriba familiar. Por si eso fuera poco, ambas tienen la habilidad
de poner en contacto el mundo de los vivos con el de los muertos, lo que les permite actuar
como mediadoras y guías espirituales, prestando ayuda durante la transición entre este
mundo y el más allá. Alba, por ejemplo, ayuda a Clara a morir, mientras que Clara regresa
de entre los muertos para convencer a Alba de que debe luchar por su vida.

Tanto Alba como Clara desempeñan un papel cohesivo en la vida de la familia Trueba; de
hecho, son los únicos dos personajes que se relacionan con todos los demás miembros del
clan. Esto llama especialmente la atención en el caso de Esteban Trueba, cuyo mal genio e
ideas reaccionarias lo aíslan de prácticamente todos los que lo rodean. Clara es, durante
mucho tiempo, la única capaz de desviar sus ataques de ira, e incluso después de su
simbólico divorcio, ella sigue teniendo un misterioso y tranquilizador efecto sobre él. Alba,
por su parte, es la destinataria de todos los "mejores sentimientos" (9.27) del senador
Trueba. Aparte de Clara, Alba es la única persona que trata a Esteban con dulzura, y la
única razón por la que él permanece en la casa tras la muerte de Clara. Esta y Alba son el
adhesivo que mantiene unida a la familia.

Alba y Esteban
El arresto de Alba es la causa de la mayor crisis nerviosa sufrida por Esteban Trueba. Tras
la desaparición de su nieta, lo da todo por perdido y toca fondo. Eso significa que Alba actúa
de catalizador en lo que a la redención de Esteban se refiere. Debido al cariño que siente
por ella, Esteban es capaz de ver que hay algo más importante que él mismo. Alba, junto
con el espíritu de Clara, permite a Esteban morir feliz y estar en paz por primera vez en su
vida.

Esteban de Trueba
Esteban Trueba es el único personaje de la novela que sobrevive de principio a fin, así que,
como podrás imaginar, es una figura bastante importante. Debido a su larga vida, es el
personaje que experimenta más cambios a lo largo del libro. Esto lleva a algunos a
considerarlo el héroe de la historia.

Empieza siendo un muchacho trabajador con el orgullo herido, y acaba convirtiéndose en


dueño y señor de una hacienda que le proporciona una riqueza inimaginable, y es un
hombre completamente seguro de la corrección de sus convicciones. Año tras año, sigue
consiguiendo lo que cree que quiere, pero nunca logra alcanzar la verdadera felicidad. Este
hecho probablemente se deba a su tendencia a alejar de su lado a todos los miembros de
su familia, y a un carácter hostil que hace que la mayor parte de la gente lo odie.
Finalmente, y prácticamente de milagro, Esteban se da cuenta de sus errores, hace las
paces con su familia y muere con una sonrisa en los labios.

Enfoque alternativo de Esteban


Este personaje representa la fuerza opuesta y complementaria a todas las mujeres fuertes
de la novela. Su masculinidad y creencias conservadoras son el yang, y Clara y Alba el yin.
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A pesar de tomar muchas malas decisiones, el hecho de que muchos de los pasajes estén
escritos desde su perspectiva, nos permite adentrarnos en sus pensamientos y entender los
motivos de sus acciones. De modo que, si bien nos horroriza su violenta actitud contra los
miembros de su familia y los inquilinos de su propiedad, llegamos a comprender la rabia que
acumula como resultado de la humillación sufrida durante su desdichada infancia. Aunque
no podemos decir que sintamos simpatía por el pobre infeliz, sí que nos da un poco de
lástima. Y cuando pierde a su esposa y su hijo muere debido a sus equivocadas decisiones
políticas, entendemos por qué Alba desea, a partes iguales, culpar a su abuelo y correr a
abrazarlo.

Clara del Valle


La figura maternal por excelencia de esta saga familiar es Clara del Valle. Se podría decir
que Clara da a luz a la novela con estas palabras inaugurales: "Barrabás llegó a la familia
por vía marítima" (1.1). La novela comienza con las anotaciones infantiles de Clara y termina
de la misma forma. Clara es el principio y el fin de La casa de los espíritus, el adhesivo que
mantiene a la familia Trueba unida, y la fuerza vital de la gran casa de la esquina y de la
novela en su conjunto. Pájaros y gatos, flores y fantasmas acuden en tropel a su lado, y los
espiritualistas y artistas abarrotan la entrada de su casa. Simplemente imagina al resto de
personajes, humanos y animales, vivos y muertos, flotando alrededor de Clara como bebés
en estado de felicidad embrionaria.

La inocencia de Clara y la pureza ingenua que mantiene incluso durante sus más salvajes
encuentros sexuales con Esteban Trueba, puede que recuerden a la figura de la Virgen
María; sin embargo, las tendencias espirituales de Clara van más allá de los estrictos límites
del catolicismo que permea su sociedad. Su espiritualidad es poco común, muy poco
común. Incluye experimentos psíquicos, profecías, interpretaciones de sueños y
experiencias extraterrestres. Siempre acaba agotada después de las sesiones de espiritismo
que organiza con los chiflados que se reúnen a su alrededor.

Pero Clara tiene mucho más que ofrecer aparte de los extravagantes ejercicios espirituales
que proporcionan un tono cómico a una novela bastante aciaga. Clara es poseedora de un
gran corazón, y se aferra con tenacidad a sus ideas sobre la justicia social. Esas cualidades
a menudo la motivan a bajar a la tierra temporalmente para dar de comer a los hambrientos
y reconfortar a los pobres y a los enfermos.

Clara sigue desempeñando un papel significativo en la historia de la familia Trueba incluso


tras su fallecimiento. De hecho, dos de sus intervenciones más importantes tienen lugar
cuando regresa de entre los muertos: el momento en que anima a Alba a sobrevivir cuando
la encierran en prisión, y cuando permite a Esteban Trueba redimirse y morir en paz.

Blanca, Jaime y Nicolás Trueba


Los vástagos del matrimonio Trueba (Blanca, Jaime y Nicolás) tienen sus propios papeles
secundarios en esta saga familiar, aunque ninguno de los miembros de esta generación
alcanza la importancia de Clara, Esteban o Alba. Blanca, la hermosa hipocondríaca, es una
romántica empedernida. Su mayor logro en la vida es el amor que siente por Pedro Tercero
García, con quien acaba viviendo felizmente casada en Canadá. Su importancia radica en
ser la madre de Alba, pero no es el personaje femenino más fuerte de la novela. De hecho,
probablemente sea la mujer Trueba más alejada de los ideales espirituales y políticos que
tanto estiman las féminas de su familia.

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Los gemelos Jaime y Nicolás no tienen muchas cosas en común. Nicolás hereda la
tendencia errante y empresarial de su tío Marcos, mientras que el tierno Jaime hace gala de
su propio y feroz idealismo intelectual. Puede que lo único en lo que se parezcan sea en su
deseo de desafiar la autoridad de su padre y labrarse su propio camino en la vida, Nicolás
como gurú espiritual y Jaime como doctor, ayudando a los pobres que considera víctimas
del oportunismo de la clase a la que pertenece su padre. Nicolás acaba siendo desheredado
y Jaime cambia de apellido con el fin de renegar del legado paterno. Ambos se muestran
algo más que interesados por los rasgos que heredan de su madre: Nicolás intenta
desesperadamente emular los poderes telequinéticos de Clara, y Jaime sigue sus pasos con
las obras de beneficencia.

Férula y Doña Ester Trueba


La madre y la hermana de Esteban son tremendamente desdichadas. Ambas se rigen por
estrictos valores morales asociados con la Iglesia católica. Doña Ester Trueba se dedica a
leer libros píos sobre las vidas y milagros de los santos mientras se debilita en su cama y
muere lentamente. A Férula le gusta rezar en las calles de los barrios pobres de la ciudad
mientras sus habitantes le arrojan basura a la cabeza. ¿Tendrá complejo de mártir? Estas
dos mujeres sirven para ilustrar la pobreza y la infelicidad de la infancia de Esteban, y
explican su agrio carácter. Férula sirve de contraste con el personaje de Esteban.

También deberíamos tener en cuenta que Férula se vuelve mucho más agradable cuando
conoce a Clara y se muda a la gran casa de la esquina con los recién casados. Si lo que
siente Férula por Clara merece la acusación de lesbianismo por parte de Esteban es tema
de debate.

El viejo Pedro García, Pedro segundo García y Pedro tercero García


La repetición del nombre de Pedro a lo largo de las tres generaciones de los García deja
patente la importancia de la tradición patriarcal entre la gente del campo, y su reticencia a
aceptar los cambios. No obstante, esto no quiere decir que estos tres personajes tengan
personalidades similares o que su función en la novela sea la misma. De hecho, podemos
describir a los tres Pedros García como la encarnación del lento, pero inexorable avance del
progreso generacional. El viejo Pedro García lleva toda su vida impregnándose de la
sabiduría de las generaciones pasadas. Su conocimiento es poderoso y eterno, y a pesar de
su ceguera, supera en perspicacia a muchos otros personajes. Pedro Segundo, un hombre
formal y tradicional quien, a través de sus obstinadas labores tan solo consigue llenar los
bolsillos del patrón, se enorgullece en secreto de las actividades revolucionarias de su hijo.
Por último, Pedro Tercero es el joven rebelde dispuesto a plantarle cara al poder, incluso a
riesgo de perder su propia vida.

Gran parte de la trama gira en torno al romance prohibido entre Pedro Tercero y Blanca, la
hija del patrón, motivo por el que aparece en muchas más páginas que su padre o su
abuelo. Además, la pérdida de tres dedos de su mano derecha proporciona una conexión
visual entre su hija Alba y él, ya que esta sufre la misma mutilación durante su tiempo en
prisión. Ambos personajes superan su incapacidad con el fin de luchar por sus intereses.

Pancha García y Esteban García


Pancha, la primera mujer violada por Esteban Trueba en Las Tres Marías, no permite que su
nieto olvide la vejación a la que los sometió el dueño y señor de la hacienda. Pone a su hijo
el nombre de su agresor, y de esta forma transmite su odio de generación en generación.

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Esteban García es fruto de las humillaciones que sufren los trabajadores de la plantación a
manos de Esteban Trueba, y de la sed de venganza de su abuela. La mezcla de estas dos
fuerzas da como resultado un peligroso y endemoniado joven que sigue de cerca a Esteban
Trueba y a sus descendientes a lo largo de la novela. Intenta abusar dos veces de Alba
cuando esta todavía es una niña, y por eso su miedo se convierte en una premonición. Al
final de la novela, es Esteban García quien personifica la crueldad del régimen militar al
violar y torturar a Alba.

El hecho de que Alba perdone a Esteban García la diferencia de Pancha García. La primera,
a pesar de poder estar esperando una hija de Esteban, no cae en la tentación de transmitir
un deseo de venganza a las generaciones futuras.

Tránsito Soto
Además de ser el personaje totalmente opuesto a Férula Trueba, Tránsito desempeña una
función relevante dentro de la trama. Destinataria de uno de los pocos actos de generosidad
de Esteban Trueba, usa los 50 pesos que este le presta para financiar sus ambiciones
empresariales, y con el tiempo acaba convirtiéndose en la madama mejor relacionada del
país. Si bien este favor puede parecer insignificante al principio, sabemos que en esta
novela no existen las casualidades. Esteban se encuentra con Tránsito en tres ocasiones
distintas mientras esta se halla en la capital, y aunque ella le ofrece pagarle lo que le debe,
él prefiere que le siga debiendo un favor. Esteban se lo cobra al final de la novela, cuando le
ruega a Tránsito que lo ayude a encontrar a su nieta, que se encuentra en manos del
régimen militar. Como muestra del poder de la industria del sexo, Tránsito consigue en dos
días lo que para el senador Trueba resultaba imposible.

Conde Jean de Satigny


A este personaje lo rodea un halo de misterio. ¿Se trata de un aristócrata refinado, tal y
como él afirma, o de un cazafortunas bueno para nada? Clara y sus cartas del tarot son
incapaces de descubrir los secretos que guarda, y dado que Blanca destruye todas sus
fotos, Alba, la narradora, no puede corroborar ninguno de los relatos contradictorios que
llegaron a sus oídos, borrar las pesadillas en las que él muere en el desierto ni identificar su
cuerpo en la morgue. De hecho, comienza a dudar de su existencia. Puede que esta
situación exaspere a Alba, pero a nosotros nos encanta, porque convierte al conde en un
perfecto ejemplo del funcionamiento de la memoria en esta novela

Nivea, Severo, Rosa, Nana, Barrabás


Los miembros de la familia del Valle viven la vida con alegría. A pesar de la tristeza que
sienten al perder a Rosa de forma accidental, Clara pasa muchos años felices en compañía
de sus padres, hermanos, Nana y, por supuesto, su fiel sombra, un perro llamado Barrabás.

Los del Valle no son personajes muy profundos, y su importancia en la trama radica en lo
que sugieren en cuanto a los mecanismos hereditarios entre generaciones. Nívea, la madre
de Clara, confiere a su hija un nombre luminoso, principios feministas y una tradición de
estrechas relaciones entre madre e hija basadas en la narración de historias y obras de
caridad. En Rosa observamos el origen de la fascinación que sienten las mujeres de las
familias Trueba y del Valle por los animales imaginarios, la capacidad de abstracción que
también poseen Clara y Blanca, y el hermoso cabello de color verde que hereda Alba.

Algunos expertos consideran que la muerte de Rosa es el primer ejemplo en la novela de


una mujer que cae víctima de la violencia debido a su relación con los hombres. Se podría

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añadir que tanto su muerte como la de Nívea, aunque accidentales, son atribuibles a
Severo.

El ejemplo de Nana nos recuerda dos de los temas de la novela: mujeres y clase. Nana, una
mujer de clase baja sin hijos propios, trabaja para los del Valle y es, en cierto modo, parte de
la familia. Sin embargo, el aspecto más trágico de su muerte es que ninguno de los del Valle
o de los Trueba asiste a su funeral. Clara es el único personaje que llora por ella.

El dulce Barrabás, que está tan unido a Clara, también sirve de heraldo de malas noticias.
Su cautiverio hace pensar en el tiempo que Alba pasó en la "perrera" al final de la novela, y
su sangrienta muerte durante la fiesta de compromiso de Clara se interpreta como un
presagio de violencia en el futuro.

Miguel, Ana Díaz, Profesor Sebastián


Miguel, el galán de Alba, es un joven y comprometido insurrecto de ideas radicales. Aboga
por una revolución violenta con el fin de hacer frente a lo que llama la violencia del sistema.
Aunque sus políticas son extremas, es un líder tranquilo cuya valoración de la situación
suele ser la correcta. Miguel es más realista que sus idealistas compañeros de armas, y
comprende que el motivo principal por el que Alba apoya la causa revolucionaria es su amor
por él y no sus convicciones políticas.

Cuando Alba asiste a la universidad y se enamora de Miguel, este la introduce en un círculo


radical. Conocemos a dos de estos jóvenes revolucionarios. El primero es el profesor
Sebastián Gómez, un ideólogo lisiado que, se rumorea, perdió la movilidad en las piernas
mientras luchaba con los guerrilleros en Bolivia. El segundo, Ana Díaz, es una feroz joven
que no cree que la burguesía deba inmiscuirse en los asuntos de la población. Con el
tiempo, ambos son perseguidos por el régimen: a Sebastián Gómez lo traicionan sus
propios alumnos y es asesinado en la primera ronda de purgas universitarias, y Ana Díaz
acaba siendo compañera de celda de Alba.

Ana anima e inspira a Alba, y la amistad que forjan durante su tiempo en prisión y más tarde
en el campo de concentración para mujeres, sirve como modelo de la resistencia femenina
frente a la adversidad. Ana y el resto de las prisioneras son audaces, bondadosas y
afectuosas, capaces de plantar cara a la humillación con una sonrisa y de borrar el recuerdo
de la violación o la tortura apoyándose las unas en las otras

El poeta y el candidato/presidente
Tal y como mencionamos anteriormente, la figura del Poeta está basada en el ganador del
premio Nobel Pablo Neruda, un defensor del marxismo a quien se considera, a día de hoy,
el poeta más importante de Chile. En la novela, su muerte coincide con el derrumbe de la
democracia, y su funeral se convierte en el "acto simbólico de enterrar la libertad" (13.81).

Del mismo modo, el Candidato sin nombre y finalmente Presidente de la novela, es, sin
lugar a dudas, una referencia al primo de Isabel Allende, Salvador Allende, que en 1970 se
convirtió en el primer presidente socialista de Chile. Su derrocamiento, al igual que la muerte
del Poeta, marca el final del proceso democrático en la novela.

Las hermanas Mora


Cuando en una obra de literatura se habla de tres mujeres que van juntas de un lado para
otro, es una buena idea preguntarse si es posible que representen a las Moiras, las tres
diosas de la mitología griega que hilan, miden y cortan el hilo que representa la vida
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humana. Son las responsables de determinar el destino de la vida de un niño. ¿No te
recuerda todo esto a las tres hermanas Mora? Ellas también se pasan el día preocupándose
por el destino de los demás, por el futuro y todas esas cosas

Padre Restrepo, padre Antonio y Padre José Dulce María


Esta novela contiene tres píos personajes que ofrecen distintas representaciones de la
Iglesia católica. El padre Restrepo, el fervoroso jesuita del primer capítulo, exalta a sus
discípulos a través de sermones apocalípticos. El padre Antonio es el sacerdote que
escucha la confesión de Férula y que oculta su paradero a la familia Trueba. Parece un
clérigo tradicionalmente conservador, cuyo interés en los juegos sexuales entre Estaban y
Clara relatados por Férula, indica que probablemente esté reprimido. Por último, el padre
José Dulce María es el revolucionario religioso que transforma parábolas bíblicas en
propaganda socialista. Según él, "la Santa Madre Iglesia está a la derecha, pero Jesucristo
siempre estuvo a la izquierda" (5.44).

Noot:
1. García Márquez is een bekende schrijver uit Colombia. Zijn boek Cien Años de soledad
(1966) wordt gezien als een van de belangrijkste Latijns Amerikaanse werken van de 20e
eeuw.

BRON: https://www.shmoop.com/la-casa-de-los-espiritus

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