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U niversidad A utónoma del

E stado de H idalgo

Amor, orden y progreso

Equipo: Esmeralda Hernández mota / Jesús Alan Reyes flores

Grupo: 2 semestre: 2

Siclo escolar: enero-junio

ACTIVIDAD INTEGRADORA
Informática ll
Historia de la tabla periódica

A
finales del siglo XVIII, la química moderna quedó
definitivamente consolidada gracias a la labor de Antoine
Lavoisier, que estableció los principios y conceptos
fundamentales de esta ciencia a partir de la
sistematización e interpretación de los dispersos conocimientos
existentes. Entre tales conceptos cabe destacar los de elemento
(sustancia que no puede descomponerse mediante procesos
químicos) y compuesto (sustancia formada por elementos). El
propio Lavoisier, apoyándose en un experimento de Henry
Cavendish, había demostrado en 1783 que el agua, considerada uno
de los cuatro «elementos» desde la Antigüedad, era en realidad un
compuesto de hidrógeno y oxígeno, y en uno de sus textos
fundamentales, el Método de nomenclatura química (1787), incluyo
ya un total de treinta elementos.

A partir de ese momento, la correcta clasificación de las sustancias en elementos y compuestos y la


búsqueda de nuevos elementos fue una de las líneas principales de la investigación química; a mediados del
siglo XIX, los elementos conocidos sobrepasaban ya la cincuentena. Al mismo tiempo, muchos estudiosos
observaron ciertas afinidades entre las propiedades de los elemento y, más allá de las meras listas
alfabéticas, intentaron extraer de su análisis criterios de ordenación y clasificación que permitiesen dar
cuenta de las semejanzas, diferencias y relaciones entre ellos, en busca de claves que dieran sentido a aquella
desordenada variedad.

Ciertas correlaciones en el peso atómico y las propiedades de algunos grupos de tres y de ocho
elementos llevaron a algunas tentativas fallidas: las Tríadas de Johann Döbereiner (1829) y las Octavas de
John Newlands (1864) eran observaciones certeras, pero no podían aplicarse a todos los elementos. Pero
alrededor de 1869, dos químicos realizaron casi el mismo descubrimiento y prácticamente al mismo tiempo.
El ruso Dmitri Mendeléyev y el alemán Julius Lothar Meyer sugirieron la idea de ordenar en una tabla todos
los elementos de acuerdo con sus respectivos pesos atómicos; de esa manera, las propiedades de los elementos
parecían repetirse según una pauta regular.

Sin negar la meritoria aportación de Meyer, en la actualidad


tiende a atribuirse a Mendeléyev la creación de la tabla periódica,
fundamentalmente porque su versión era más simple y completa. Al
disponer todos los elementos en una tabla se producían algunas
incongruencias y quedaban sitios vacíos, pero Mendeléyev, en lugar de
dudar de la validez del criterio, supuso que se debían a errores de
medición del peso atómico, y que los vacíos correspondían a elementos
aún no conocidos. De hecho, yendo todavía más lejos, Mendeléyev
predijo las propiedades de aquellos elementos desconocidos partiendo
del lugar que habían de ocupar en la tabla periódica. Y ciertamente, en
menos de una década desde el enunciado de la ley periódica, se
descubrieron tres de los elementos cuya existencia había anticipado.
Aunque los sucesivos descubrimientos de nuevos elementos confirmaban su validez y llevaron a su
aceptación universal, durante muchos años subsistieron en la tabla periódica de Mendeléyev unas pocas
irregularidades relativas a la posición de ciertos pares de elementos (argón-potasio, cobalto-níquel, telurio-
yodo). Correspondió al físico inglés Henry Moseley culminar la genial aportación de Mendeléyev al descubrir
(1913), tras complejas investigaciones, que la posición que los elementos ocupaban en la tabla estaba
íntimamente relacionada con la carga eléctrica del núcleo, y que tales anomalías se resolvían ordenando los
elementos no por el peso atómico, sino por el número atómico.

Como es sabido, un átomo se compone de un núcleo a cuyo alrededor giran una serie de electrones
con carga negativa; el núcleo se compone de neutrones (sin carga) y protones (con carga positiva). El número
atómico es el número de protones que contiene el núcleo, el cual es igual al número de electrones; de ahí que
el átomo sea eléctricamente neutro. Naturalmente, existe una proporcionalidad entre el número de protones
de un átomo y su masa, pero no es exacta (el peso atómico incluye los neutrones del núcleo), y de tal
inexactitud procedían las anomalías detectadas.

En la tabla periódica actual, recogiendo el descubrimiento de Moseley, los elementos se


ordenan por su número atómico. Si leemos la tabla como un libro, es decir, de izquierda a derecha
y por líneas, encontramos en la primera fila el hidrógeno (número atómico 1), y al otro extremo,
tras un amplio espacio en blanco, el helio (número atómico 2). Pasando a la segunda fila
encontramos el litio y el berilio (3 y 4), y, después de otro espacio en blanco, desde el boro hasta el
neón (del 5 al 10). Lo mismo ocurre en la tercera fila, y a partir de la cuarta observamos ya sin
espacios una sucesión de elementos ordenados por su número atómico.

En casi todas las ediciones, la tabla periódica de los elementos parece tener la forma de un
rectángulo de proporciones semejantes a las de una hoja de papel apaisada. En realidad, es casi el doble de
ancha en su representación estricta, que no se emplea porque para su impresión se necesitaría un papel muy
alargado, de proporciones que desbordarían todos los formatos habituales. Las dos filas de elementos de la
parte inferior, que parecen quedar al margen, se sitúan en realidad en el interior de las filas sexta y séptima
de la tabla.

Así, en la sexta fila, a continuación del lantano (número atómico 57), deberían situarse los
elementos de la primera fila al margen, llamados lantánidos: desde el cerio (58) hasta el lutecio (71). Ello
explica el salto observable en la sexta fila, que pasa de pronto del lantano (57) al hafnio (72). Del mismo
modo, en la séptima fila, y a continuación del actinio (89), deberían encontrarse los actínidos (del 90 al 103),
representados en la segunda fila al margen. Lantánidos y actínidos constituyen los elementos llamados de
doble transición o tierras raras.

Cada casilla de la tabla corresponde a un elemento; la información relativa al elemento contenida


en cada casilla varía según las ediciones y el público al que van destinadas (desde niños hasta estudiantes
universitarios y profesionales), pero normalmente se incluyen al menos cuatro datos básicos. En primer
lugar, destacado, el símbolo del elemento, formado a partir de la abreviatura de su nombre en lenguas que
pueden divergir de la nuestra. Los elementos ya conocidos en la Antigüedad, por ejemplo, se designan en
latín, y de ahí que el símbolo del hierro sea Fe (del latín ferrum). Debajo del símbolo suele figurar el

Configuración Nombre del elemento en la lengua del receptor. Numero


electrónica En la parte superior izquierda se indica el número atómico, es decir, el Atómico
número de protones que contiene el núcleo del átomo del elemento. En
ocasiones, la parte superior derecha contiene una columna

De números: es la configuración electrónica o distribución de los


electrones en los distintos niveles energéticos, que examinaremos luego con
más detalle. La suma de los números de esta columna es igual al número
atómico, puesto que, como ya se ha explicado, el número de electrones es igual
al número de protones.

En la parte inferior, por último, suele indicarse el peso atómico; si va


entre paréntesis, corresponde al del isótopo más estable. Los colores de fondo
de cada casilla se emplean con finalidades diversas; pueden, por ejemplo, significar el estado (sólido, líquido,
gaseoso) o la pertenencia a diversos grupos: alcalinos, alcalinotérreos, metales de transición, etc.

«Leer» la tabla como un libro, de izquierda a derecha y por líneas, equivale a leer sus filas o
periodos. Los periodos son siete (y no nueve, pues, como se ha visto, las dos filas al margen de la parte
inferior pertenecen en realidad a los períodos sexto y séptimo). Siguiendo este modo de lectura, encontramos
los elementos ordenados por su número atómico, lo que significa que, conforme avanzamos, aumenta el
número de protones y de electrones, y con ello la complejidad de su configuración electrónica.

También aumenta la inestabilidad de los núcleos; elementos de elevado número atómico como el
uranio sufren una transformación lenta y continua por vía de emisión de radiaciones (radiactividad),
convirtiéndose con el tiempo en otros elementos de número atómico inferior. Todos los elementos con
número atómico superior al del uranio (92), llamados transuránicos, son radiactivos y han sido obtenidos
artificialmente en los laboratorios.

La tabla periódica se muestra en la siguiente imagen. (Figura 4.6)

Naturalmente, y éste es el sentido de una tabla, también podemos «leer» de arriba abajo las
columnas de elementos. Las columnas (en total dieciocho) son grupos o familias de elementos. La
numeración de estos dieciocho grupos puede variar. El sistema que emplea números romanos y letras (IA)
se ha usado tradicionalmente en Estados Unidos; el otro sistema (1, 2, 3, 4, etc.) se ha usado
tradicionalmente en Europa y hace unos años se recomendó su uso también en Estados Unidos.
Tabla periódica de los elementos
Figura 4.6
1A 18A
1 2
H 2A 13A 14A 15A 16A
He
Hidrogeno 17A Helio

3 4 5 6 7 8 9 10
Li Be B C N O F Ne
Litio Berilio Boro Carbono Nitrógeno Oxigeno Flúor Neón

11 12 13 14 15 16 17 18
Na Mg 3A 4A 5A 6A 7A 8A 9A 10A 11A 12A
Al Si P S Cl Ar
Sodio Magnesio Aluminio Silicio Fosforo Azufre Cloro Argón

19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36
K Ca Sc Ti V Cr Mn Fe Co Ni Cu Zn Ga Ge As Se Br Kr
Potasio Calcio Escandio Titanio Vanadio Cromo Manganeso Hierro Cobalto Níquel Cobre Zinc Galio Germanio Arsénico Selenio Bromo Kriptón

37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54
Rb Sr Y Zr Nb Mo Tc Ru Rh Pd Ag Cd In Sn Sb Te I Xe
Rubidio Estroncio Itrio Zirconio Niobio Molibdeno Tecnecio Rutenio Rodio Paladio Plata Cadmio Indio Estaño Antimonio Telurio Yodo Xenón

55 56 57-71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86
Cs Ba Lantánido
Hf Ta W Re Os Ir Pt Au Hg Tl Pb Bi Po At Rn
Cesio Bario Hafnio Tantalio Wolfranio Renio Osmio Iridio Platino Oro Mercurio Talio Plomo Bismuto Polonio Ástato Radón

87 88 89-103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118
Fr Ra Actínido
Rf Db Sg Bh Hs Mt Ds Rg Cn Uut Fl Uup Lv Uus Uuo
Francio Radio Rutherfodio Dubrio Seaborgio Borhio Hassio Meitnerio Darmstadtio Roentgenio Copemicio Ununtrio Flerovio Ununpentio Livermorio Ununseptio Ununoctio

Lantánidos
57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71
La Ce Pr Nd Pm Sm Eu Gd Tb Dy Ho Er Tm Yb Lu
Lantano Cerio Praseodimio Neodimio Prometio Samario Europio Gadolinio Terbio Disprosio Holmio Erbio Tulio Iterbio Lutecio

89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103


Ac Th Pa U Np Pu Am Cm Bk Cf Es Fm Md No Lr
Actinio Torio Protactinio Uranio Neptunio Plutonio Americio Curio Berkelio Californio Einstenio Fermio Mendelevio Nobelio Laurencio

Actínidos

Alcalino Alcalinotérreo Metales del bloque p Halógeno Gas noble

No metal Metal de transición Metaloides Lantánidos Actínidos


Elemento químico símbolo Numero atómico

Actinio Ac 89
Aluminio Al 13
Americio Am 95
Antimonio Sb 51
Argón Ar 18
Arsénico As 33
Ástato At 85
Azufre S 16
Bario Ba 56
Berilio Be 4
Berkelio Bk 97
Bismuto Bi 83
Bohrio Bh 107
Boro B 5
Bromo Br 35
Cadmio Cd 48
Calcio Ca 20
Californio Cf 98
Carbono C 6
Cerio Ce 58
Cesio Cs 55
Cloro Cl 17
Cobalto Co 27
Cobre Cu 29
Cromo Cr 24
Curio Cm 96
Darmstadio Ds 110
Disprosio Dy 66
Dubnio Db 105
Einstenio Es 99
Erbio Er 68
Escandio Sc 21
Estaño Sn 50
Estroncio Sr 38
Europio Eu 63
Fermio Fm 100
Flúor F 9
Fósforo P 15
Francio Fr 87
Gadolinio Gd 64
Galio Ga 31
Germanio Ge 32
Hafnio Hf 72
Hassio Hs 108
Helio He 2
Hidrógeno H 1
Hierro Fe 26
Holmio Ho 67
Indio In 49
Iodo I 53
Iridio Ir 77
Iterbio Yb 70
Itrio Y 39
Kryptón Kr 36
Lantano La 57
Lawrencio Lr 103
Litio Li 3
Lutecio Lu 71
Magnesio Mg 12
Manganeso Mn 25
Meitnerio Mt 109
Mendelevio Md 101
Mercurio Hg 80
Molibdeno Mo 42
Neodimio Nd 60
Neón Ne 10
Neptunio Np 93
Niobio Nb 41
Níquel Ni 28
Nitrógeno N 7
Nobelio No 102
Oro Au 79
Osmio Os 76
Oxígeno O 8
Paladio Pd 46
Plata Ag 47
Platino Pt 78
Plomo Pb 82
Plutonio Pu 94
Polonio Po 84
Potasio K 19
Praseodimio Pr 59
Promecio Pm 61
Protactinio Pa 91
Radio Ra 88
Radón Rn 86
Renio Re 75
Rodio Rh 45
Rubidio Rb 37
Rutenio Ru 44
Rutherfordio Rf 104
Samario Sm 62
Seaborgio Sg 106
Selenio Se 34
Sílice Si 14
Sodio Na 11
Talio Tl 81
Tantalio Ta 73
Tecnecio Tc 43
Teluro Te 52
Terbio Tb 65
Titanio Ti 22
Torio Th 90
Tulio Tm 69
Ununbio Uub 112
Ununhexio Uuh 116
Ununio Uuu 111
Ununoctio Uuo 118
Ununpentio Uup 115
Ununquadio Uuq 114
Ununseptio Uus 117
Ununtrio Uut 113
Uranio U 92
Vanadio V 23
Wolframio W 74
Xenón Xe 54
Zinc Zn 30
Zirconio Zr 40

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