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EL GRITO DE ANNA

EL VIAJE ¿De qué servía enjugarse los ojos irritados? Ni siquiera podía sentir su pequeñez,
Anna
Se se abanicó
detuvo y comenzó con aelrespirar
pañuelo cony un
se poco
enjugóde la transpiración de los brazos. A
dificultad. tal era el tamaño deacarició
Desmañadamente su dolor.laSentía,
mano de sí,launtíafrío
en que le endurecía
un gesto losSabía
de afecto. brazos.
el Y si
pesar estoy
Anna, de que la tarde comenzaba
cansándome mucho. Por y favor,
el solcomienza
tendía a adesaparecer,
bajar la cama, el calor ponía la mano sobre su pecho podía contar cada golpe
significado de su reticencia. ¡Pobre tía Anna que ignoraba la mitad de lo que él seco del corazón. Sin
continuaba
necesito reinando
más aire. dentro del automóvil. Todo el viaje había sido hecho bajo el saber cómo, Pero
descubriera! se fue aproximando
nunca la afligiría.a la ventana. Por sobre la sombra de los
dominio
Anna, del verano.
conectó el oxígeno.Las ventanillas bajas dejaban penetrar un viento tibio y grandes
La tarde árboles negros, el cielo
estaba refrescando y unofrecía
viento su mundo
fresco de estrellas.
penetraba en el El mundo de
automóvil. sus
Cerró
pesado.
Voy a llamar al enfermero. estrellas:
los ojos Antares,
para pensar. Sirio, ¿Cómo
Canopus, Arturus.
serían los ¡Qué mundo
caseros, el tan lejano, el
jardinero, el mundo
resto delde
Eduardo,
Pero Edu recostado
suplicó. en el asiento, miraba impasible el cuello de Nonato, el chofer, Dios!...
personal? Todo lo que sucedería sería nuevo para él. Con el tiempo ellos se
que no parecía
Por favor, Anna, sentir el calor,
no hace como
falta. Este si momento
formara parte o fuese
es sólo míolaycontinuación
tuyo. del La voz de él resonaba
acostumbrarían, estabaenseguro,
sus oídos.y tía Anna había prometido que en la casa habría
volante.
Te cansaste porque hablaste demasiado. Así no necesitaremos
el mínimo de gente trabajando. vivir huyendo
Y cuando o escondidos
tía Anna prometía, de todos.
no se podía dudar.
Anna miró
Todavía nolos ojos semicerrados
terminé. Anna. Acércate de Eduardo
más. Deboy sonrió pasándole
contártelo lasporque
todo manos por
en mila Las lágrimas corrieron de nuevo.
Una cálida somnolencia le pesaba. Debía de ser el mar cercano. Pero se negó a
frentesólo
vida húmeda.
tú me comprendiste y amaste. Anna, voy a hacer otro viaje en ese En
pedir este
queviaje no iráselconmigo,
detuviera auto. Sería Anna. Pero túpenoso.
un trabajo estarásSentía
en mi quemarle
corazón done
el rostro,
¿Cansado
velero. Ahora querido?
iremos a visitar todas las estrellas. quiera que
enrojecer yo vaya.en la molestia que podía causar. Un poco más de paciencia
pensando
Un poco
¿Quién vatía. Pero me gusta este viaje.
contigo? yLas estrellas relucían, indiferentes.
llegarían.
¿A pesar
Esta vez nodepodrás
todo este calor?
viajar conmigo, Anna. El primer viaje que hicimos juntos ¿Mamá
La noche volvió
reinabaa venir?
ahora y los faroles del automóvil rasgaban las sombras del
A mí siempre me gusta
fue lo más hermoso del mundo. más el verano.
Gabriel dijo que vendrá a buscarme cuando EntoncesLos
camino. su abatimiento se multiplicaba.
árboles circundantes Solos,
adquirían un ella y él. Solamente
aspecto sombrío y ellos dos enSi
asustador.
Ella sonrió,esté
el velero comprendiendo:
listo para desatracar. Qué hermoso viajar por el cielo, ¿no, el momento
miraba del la
el cielo, gran
noche tránsito.
estaba Siempre
brillantelosdedos solitos. Y ahora ella quedaría cada
estrellas.
Es verdad. A ti siempre te gustó el verano.
Anna? vez más sola.
Estamos llegando a la ciudad. Voy a acomodarte mejor el asiento,
Se calló,
Las lágrimaspensando
comenzaron en elasobrino. En el verano
caer lentamente de sussus
ojos.piernas
Su vozno le dolían. Sui
casi Dobló las piernas y se arrodilló apoyando la cabeza en la ventana, como una
¿quieres?
cabeza parecía tornarse más leve y sus ojos sonreían siempre con alegría. En el
desaparecía. criatura desprotegida.
No es necesario tía.YYa sus labios se
estamos entreabrieron
cerca. Lo peor ya en pasó
un ansia de deseos y de
invierno
Pero llegaba
tú vas en mi la tristeza.
corazón.No quería levantarse, se quedaba todo encogido en la rezos.
¿No quieres ver la ciudad?
cama como
Apoyó su rostrosi vegetase,
en la manita y afiebrada.
gemía mucho cuando corrieron
Las lágrimas era necesario
sobre colocarle
ella. los Sigue,
Puedohijito
verlamío, tu lindo
así como viaje. Sigue en tu Velero de Cristal, en tu velero de
estoy
aparatos
Sabes, Anna, en losestoy
pies sintiendo
y las piernas.
queAdemás,
el mar moja estaba
misese
manos.dolor de cabeza que le estrellas,
Sentía haciadeun
deseos mundo
llegar de silencio
pronto, de sentiryelde paz.del mar más cerca de su
viento
hinchaban
Un sollozo más los ojos.
fuerte Todo lo cuerpo.
agitó su que hablaba parecía ser la continuación de un ¡Ahora yyo
cuerpo desésuque estás viajando, hijo!
cansancio.
gemido.
Anna, Anna, ¿dónde estás? Acompañado
Respiro aliviado decuando
tu tigre, lasde tu sapo,
luces fuerondedesapareciendo
la lechuza y dey tantos bichitos
sintió que tomabana los
el
¿Necesita
Aquí querido, algo?
bien cerca de ti. Anna está aquí. que
camino tu de
corazón
una nuevaamó.carretera.
ElNo, tía.era
dolor Muchas
tan grandegracias.
que su voz ya no parecía la suya. ¡Qué
Ahoralejos
el autoestás!
iba más ¿Son más lindas
lentamente y ellas estrellas
asfalto habíacuando estás más
desaparecido, cediendo lugar
Pero siserá
Anna, que muy
teníahermoso.
necesidades. Así noSentía la vejiga tanvivir
necesitaremos llenahuyendo
que dolía. Pero en la
o escondido próximas?
a un camino pedregoso y áspero.
parada
de todos. del viaje, cuando todos descendieron al restaurante, él se negó a ir. ElEstamos
pecho casi estalló
casi en lo y nuevas
alto de lágrimas
la sierra,corrieron
¿no es verdadpor susNonato?
brazos llegando a la
Prefería dejar
Jadeaba comode si hacer
el airepipí antes que transformarse
se extinguiera en su pecho. en motivo de curiosidad y de ventana.
DentroFue entonces
de poco voy cuando
a parar repitió
y usted dolorosamente
podrá ver el paisajesu letanía.como la otra vez.
pena.
Anna, Anna, por favor, abre la ventana que quiero ver la noche. En la noche Miraestá
Eso por mí muy hijo.
bien.Mis Asíbrazos
Edu podrámurieron de abandono.
encantarse con la casa.Mi corazón
El autoestá vacío la
disminuyó
¿Todavía
está mi velerofaltade mucho,
cristaltía?
esperando para partir. Adiós, Anna. de amor. Mí querido, mí querido… En cada estrella en que estés, mira por
marcha.
Cuando bajemos
La cabeza cayó hacia la un
sierra tomaremos
costado y la mano el débil
camino. Calculo
comenzó que más o menos
a deslizarse mí.
Llegamos doña Anna
una hora. ¿Estás
blandamente sobre lacansado,
sábana no, hijo? Se
Frenóacostó, desamparada,
el vehículo y descendió, sin querer
yendomirar su cama.
en ayuda de laSin desear
señora y elver el para
niño cuerpo
que
No mucho. rígido y pálido.
pudiera descender. Sintió deseos de sonreír, sonreír por la humanidad vacía, por
Cuando lleguemos a la ciudad tomaremos un camino particular que va aquellos
Listo Edu.queDi más tardedeirían
orden quea dejaran
decirle…toda como la si eso iluminada.
casa consolase… ¡Y“fue mejor así”.
obedecieron!
subiendo; después, comienza el descenso y se avista la casa. ¡Mira, Edu, ¿Qué sabrían
Nonato va a ellos lo que sentía? ¿Para qué servían las palabras si ya nada más
ayudarte.
pocas veces vi una casa tan linda como esta! Tiene una piscina entre las encontraría
Nonato eco enentre
lo sostuvo su corazón,
sus brazosen elmientras
fondo delasu tíaalma?
Anna tomaba las dos muletas.
piedras. Con cuidado, hasta podrás bañarte en ella. Mejor un
Estoy erapoco
mirarmareado
de nuevoEduardo el cielo. suplicó:
¡Qué hermoso! ¡Cuántas estrellas! Y el velero
¿Crees que eso servirá para algo? de cristal,
Tía, el velero
necesito de estrellas,
quedarme se alejaba
un momento cada vez
a solas conmás en su ansia de infinito.
Nonato
Sin duda. Te pondrás fuerte, de buen color, bronceado y… Por última
Anna sonrió vezenjuntó las manos
la oscuridad y sey suplicó:
alejó hacia abajo, por el camino. Miraba el cielo,
¿Y qué, tía? Querido,
tan lindo cuandoy estrellado. alcances Esperóla belleza de las estrellas,
pacientemente cuando toques
en esa contemplación su
hasta
Nada. Serás muy feliz. Yo estoy aquí para cumplir todos tus deseos. ¿no es brillo, no lo olvides… ¡Manda una gota de ternura,
escuchar el pequeño ruido sobre la arena. El niño debería da haber sufrido un relámpago de amor,
eso? para
mucho. que mis todo
Ahora brazos no acaricien
estaba terminado.el abandono y mi corazón deje de caminar
para siempre
Sabía que podía enregresar.
la desesperanza!...
Lo hizo con calma.
Vamos despacito hasta aquella parte más alta.

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Ya sé, Anna.
Apoyado en las muletas, Eduardo caminaba con cuidado; aún así, sentíase ¿Cómo puedes saberlo?
amparado por las manos de Neonato en sus espaldas. Él rió feliz.
Ahora el viento del mar castigaba los rostros. Yo conozco bien esa casa. Desde lo alto, por la noche esa casa parece un
¿No es una belleza, Edu? navío iluminado.
Como si estuviese anclada en la oscuridad, la casa aparecía toda iluminada. Anna sintió un escalofrío horrible.
La primera vez yo no lo había notado, pero ahora, con más calma, veo que Pero para mí no es un navío, es un Velero de Cristal.
parece un barco anclado en el muelle. Qué extraño, la primera vez que la viera había sentido la misma sensación.
Una sonrisa abrió el rostro de Eduardo. Quería decirle algo, pero no podía articular palabra. Él proseguía la descripción.
No, tía, no es un barco. Es más hermoso que eso. Con todas las luces Bajando por un camino se sale a una playa de pescadores. Hay dos
encendidas, parece un Velero de Cristal. ranchos. La casa por fuera no dice nada; era un antiguo depósito de café.
Cuando se entra por al jardín, todo es más bonito. Las paredes son de
LA CONQUISTA DEL VELERO vidrio. Desde el comedor, cuando las cortinas están entreabiertas, se
Anna había cumplido su palabra. Después de pasar dos días en reposo por puede ver el mar desde todos los costados.
causa del viaje, ahora podía recorrer, aunque muy lentamente, cualquier rincón La casa asienta sobre dos piedras enormes, ¿no es cierto, Anna?
de la casa. Apenas podía balbucear una respuesta. Nunca le había hablado sobre esa casa.
Quien la veía por el lado de afuera no podía imaginar toda su belleza. Tal vez Y tampoco nunca nadie de la familia había estado allí. Sin embargo, él conocía
hasta se decepcionara frente aquel gran paredón descascarado que mostraba todo.
piedras desprolijas y guardaba un poco del antiguo revoque y una infinidad de Comenzó a morir también ella. ¿Qué significaba eso? ¿Una monstruosa
nombres tachados. Eran nombres de parejas, nombres de enamorados, coincidencia? ¿Quién podría develar todos los misterios y qué misterios había
corazones traspasados por una flecha… Nombres que también se desgastaban entre el cielo y la tierra?
con el paso del tiempo. ¿Quieres que te cuente el resto, Anna?
¿Por qué no derribaron también ese paredón, tía? Asintió con la cabeza. Quería hacer todo lo posible para que el rostro no
Por tradición. Aquí había un viejo depósito de café del tiempo de los traicionara su desesperación y su espanto.
esclavos. Si no hubiese sido por él, no habríamos tenido esta sorpresa. Pues bien; entre las piedras hay un jardín, y todas las piedras se
Y Anna tenía razón. Porque cuando se alcanzaba el lado interior de la morada escalonan desde la terraza hasta el mar. Hay una piscina y un gran tigre
todo se transformaba en un sueño. Existía una playa particular donde aparecían chino, de cobre. ¿No recuerdas, Anna?
dos ranchos de pescadores. La casa se apoyaba como sentándose sobre dos Su memoria iba visualizando todo. Su narrativa no fallaba.
grandes piedras y también algunas columnas sostenían la parte del frente. Había Subiendo una enrome y ancha escalera hay una gran terraza toda de
un jardín entre las piedras y un camino hecho por la mano del hombre que vidrio. Como si fuese la cubierta de un navío. A ella dan los dormitorios.
rodeaba la casa y seguía contorneando la sierra del fondo. Por donde se mirase, Ahora, al frente, lo más lindo de la casa es un gran salón también de
el mar golpeaba y salpicaba de espuma. enormes vidrios desde donde se puede ver el mar que golpea en las
Lo que me parece más bonito es el comedor, tía. Cuando las cortinas están piedras como si fuesen las olas batiendo contra la proa de un navío.
corridas, la gente ve al mar por todos lados. Entonces da la impresión de ¿Recuerdas bien lo que hay en la repisa?
que se está en un barco. Quería recordarlo pero la brutalidad de esa revelación la había dejado aturdida.
¿Eso quiere decir que apruebas la elección? Caramba, Anna. Una lechuza embalsamada.
Ciento por ciento. Anna le tomó las manos, temblorosa.
Anna investigaba con tacto. Eduardo, por amor de Dios, ¿cómo fue que estuviste allá?
¿No te estás cansando mucho? Te olvidaste. Estuvimos allá juntos. Hicimos el viaje con el velero. Un viaje
No tía. de sueños. Yo hice amistad con el tigre, que tenía un nombre japonés muy
Quizá fuera mejor hacer venir de San Pablo la silla de ruedas… difícil. Entonces lo bauticé Gabriel. También la lechuza tenía un nombre que
¡Por favor, no! Estoy bien. Descansé bastante. Dormí mucho estos días no le gustaba, un nombre de la constelación de Orión: Mintaka. Ella prefería
¿no viste? llamarse María Jurandir. Nombre un poco tonto para una lechuza de la
Claro, querido. La proximidad del mar da mucho sueño. selva, ¿no?

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Prométeme, Anna, que cuando mamá vuelva me llamarás… Entonces vamos a dar una vuelta a la piscina, aunque sea despacito.
Prometido. Ahora, duerme. Ella sostuvo su mano.
Despertó y vio que era de día. Había sol allá afuera y el cielo estaba muy azul. Prometiste que si yo venía me darías todos mis gustos. Quiero ver de
Anna se aproximó presurosa. Sabía la verdad. No había más esperanzas, la cerca el tigre chino.
operación había tenido éxito, pero los médicos movieron la cabeza cuando Está bien, pero acabada la vuelta vas a quedarte dos horas sentado.
después de tres días la fiebre lo asaltaba abrasadoramente. Lo prometo. Estaría sentado hasta más tiempo. Quiero ver el atardecer allí
Neumonía. Era lo menos que podía desearse. en la terraza del frente, donde el mar golpea más cerca.
Y la fiebre y los escalofríos se sucedían. El pecho, impedido de toser, generaba Apoyando con habilidad en la muleta, salieron del patio interior y se encaminaron
gemidos y frases incomprensibles. hacia el borde de la piscina.
No había nada que hacer. Lo necesario no se había negado. Ni siquiera un Es muy lindo, ¿no?
milagro… Anna, helada, escuchaba la frialdad de la condenación. Es una escultura china
¡Anna! Una piedra grande se destacaba en la piscina y, sobre otra enorme y chata, un
Su voz había adquirido una fuerza inesperada. tigre de bronce parecía estar vivo, queriendo arrojarse al agua.
Anna, estoy bien. Hasta tengo deseos de caminar. La marejada le prestaba manchas rojizo–verdosas en la espalda y en el cuello.
¡Qué bien hijo! ¡Qué bueno! La marejada o respetaba sin su gran belleza.
Pero en su alma aquello se asemejaba a una puñalada cruel. Era lo que llamaban ¡Mira sus ojos, tía!
“la visita de la salud” Impresionante, ¿no?
Levántame la almohada, Anna. Quiero verlo todo. Ayer por la noche yo estaba en la cubierta superior y la luz, al dar
Giró la manivela de la cama. La desesperación se apoderó de ella. Tenía deseos directamente en los ojos del tigre, daba la impresión de que lanzaran
de salir corriendo por el corredor como si estuviera loca. Y gritar alucinada chispas.
pidiendo socorro al mundo. Pero se contuvo. ¿Qué cubierta, Edu?
Anna, cuando salga de aquí ¿a dónde iremos? Se volvió señalando.
Espera un poco querido. Te voy a traer un poquito de agua fresca. Aquella, allí. Al lado de la escalera que da al piso de arriba. Se rió de la imagen
No tengo sed, Anna. De todas maneras, tú estás en un barco y no en una casa ¿no?
Pero bebe igual, que te hará bien. Así es mejor. Yo nunca viaje en barco. Sólo en tren y en automóvil.
Quería ganarle al tiempo, ver si llegaba alguien para ayudarla. Si tú lo quieres así está bien. Vamos a hacer un viaje al país de los sueños.
Anna, ¿mamá volvió? Costó mucho sacarlo de ahí
Quería rezar, alejar su desesperación. ¿Por qué ella no venía por lo menos una Vamos Edu, ya es tarde.
vez? Una sola vez, mi Dios… Solamente un poquito más, tía. Ya voy a tener en la en la vida mucho tiempo
Volvió a mentir. para dormir.
Telefoneó hace poco para decir que venía para acá Se había sentado en un sillón grande, mirando el mar. Esa era la sala de juego,
He hizo un gesto de tristeza. pero aún no sabía qué nombre él le había dado al local.
No importa. Pero no me comentaste a dónde me llevarías. Quedaba perdido en el mar. Las piedras debajo de la casa formaban un círculo
Forzó la memoria y recordó la casa de un amigo a la orilla del mar, donde que penetraba en el mar. Las olas rompían con estruendo, levantando torrentes
muchas veces pasara temporadas. de espuma. La marejada salpicaba y humedecía las grandes paredes de vidrio.
¿A dónde iremos? Imagina. Antes de que vinieras al hospital, ¿recuerdas? ¿No parece que estuviéramos en el mar?
Yo salí todo un día con Nonato. Pues bien, fuimos a una linda casa, donde Así es. Pero también parece que es hora de que alguien vaya a la cama.
podrás recuperarte. Y te garantizo que te gustará mucho. Ahora podemos ir.
No me contaste nada. Lo ayudó a colocarse las muletas y comenzaron a caminar. Al salir de la sala,
¿Cómo hacerlo si se trataba de una sorpresa? Edu la habló una repisa, en el fondo.
Y ¿cómo es la casa? ¡Buenas noches linda dama!
¡Ni te lo imaginas! Una belleza. Se viaja todo el día para llegar allá. Se sube ¿Con quién hablas?
a una sierra y desde lo alto con el coche detenido, se ve la casa iluminada.
Parece…

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Gabriel, ¿tú crees que mi operación saldrá bien?
Con aquella linda lechuza embalsamada ¿Y por qué no? No es cosa de tanto peligro, y el hecho de que puedas vivir
¡Pero si es horrible cansándote menos ya es una maravilla.
Porque no miraste sus ojos brillantes... No sé.
Entraron en el cuarto y Edu comenzó sus preparativos para dormir. Callaron un momento y Edu preguntó desanimado:
Ya debajo de las frazadas, porque la noche estaba fría, recordó los aparatos Gabriel, ¿nunca más estaré contigo?
mecánicos cuyo retiro era duro. Un día nos encontraremos. A lo mejor, tu tía te trae de vuelta más adelante.
Vamos a salir de debajo de las frazadas. Necesitamos sacarlos, querido. Es duro decirte adiós.
Con cuidado; no duele y no demorará mucho. Con dificultad pasó la mano sobre el lomo de Gabriel.
Él cedió, ante la voz de cariño. ¿Sabes una cosa, Edu? Te prometo que un día iré a buscarte para un lindo
Listo, ahora puede cubrirse a gusto. viaje, y el velero será diferente porque hasta podrá volar.
Él sonrío ¿Hablas seriamente?
¡Anna, eres formidable! ¿Por qué le mentiría a un amigo?
Ella conocía aquella forma de ternura ¿No es porque tienes lástima de mí?... ¿Pena porque voy a operarme?
Si. Y ahora soy Anna la formidable, ¿no? Nada de eso. Estoy hablándote porque soy tu amigo y aún desde lejos
Siempre fuiste formidable, Anna siempre estaré pidiéndole a la vida por ti…
Entonces, ¿puedo apagar la luz? Ella viene. Adiós, Gabriel.
Todavía no Adiós, hijo mío, que la ternura haga nido en tu corazón.
¿Vas a rezar? ¿Y el viaje?
Ya no rezo más Anna Queda prometido. Espera con todas las esperanzas y la fe en el alma.
¿Y por qué? Adiós, Gabriel.
No sé. Siento que no es necesario. Estoy viviendo una gran felicidad. Adiós.
Entonces, ¿eso no se agradece?
No, tía. Dios me está dando esto porque quiere. Me parece que lo hace VELERO DE CRISTAL, VELERO DE LAS ESTRELLAS
porque la vida ya me castigó mucho.
Anna tragó en seco, totalmente emocionada. Cambió de conversación. Entreabrió los ojos y observó asustado el ambiente totalmente blanco. Murmuró
¿No extrañas a Serginho y a Marcelo? débilmente.
¡Ni un poquito! Y creo que ellos tampoco piensan en mí. Es bueno eso Anna.
porque yo estaba molestándolos siempre, como si fuese un estorbo. Las manos de Anna aseguraban la suya.
¡Qué tontería, Edu! Estoy aquí, Edu.
¿Sabes Anna? Me parece linda la forma en que Serginho lo hace todo. Es Lentamente percibió dónde se encontraba. ¡Ah! El hospital, la operación. Un tubo
dos años mayor que yo y ya se está transformando en un muchachón. de oxígeno subía por su nariz.
Uno ve con qué orgullo papá lo mira. Adoro el modo que Marcelo toma ¿Duele, hijito?
la guitarra y toca todo lo que quiere. También ellos son formidables. La voz venía débil.
Su voz sonó ronca y emocionada No duele. Solamente siento cansancio y un peso en el pecho.
No es que yo tenga envidia, pero me gustaría ser tan lindo como ellos, Son las vendas, las ataduras, las gasas. Es natural que sientas cansancio.
poder hacer por lo menos la mitad de lo que ellos hacen... A lo mejor, Fue una operación muy seria. Ahora cierra los ojos e intenta dormir.
así papá y mamá me querrían más. En vez de obedecer, sus ojos adquirieron un brillo febril.
No digas eso. Ellos te quieren mucho. Anna, ¿mamá vino?
Sólo hay una persona que me quiere así como soy: tú, Anna. A ti no te Claro que vino. Y muchas veces. Estuvo cerca de tu cabecera tres noches.
molesta que yo sea un lisiado, que tenga esta cabeza tan grande. No te Pero tú dormías. El médico no dejó que te despertaran. Ahora ella fue a casa
incomoda ver cómo tiemblan mis manos y derramo la comida en el y luego volverá. Duerme.
suelo. Le pasó la mano por la frente que ardía de fiebre.
Anna apoyó la cabeza del niño en su pecho.
No hables así. Tienes un hermoso corazón, lo que pasa es que poca

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Observando sus ojos, si no fuera por la distancia, diríase que lloraba. gente lo ha descubierto. No hables más, querido. Mañana vamos a tener un
Seguramente estaría preocupada por lo que vendría después del viaje. Se día de viaje muy lindo. El sol lo promete, y el tiempo es agradable. Es el
preocupaba por la operación. “Anna querida, yo ni pienso en eso. No tengas verano que tanto te gusta. Duerme, querido, duerme.
miedo, que afrontaré todo con mucho coraje. Sé que descubrieron un desvío o No tenía ya deseos de hablar porque los ojos estaban anegados en lágrimas.
cosa parecida. Si me operan, por lo menos no me cansaré tanto, ¿verdad,
Anna?” GAKUSHA, EL TIGRE
Se apoyó bien en las muletas y soltó una mano como si quisiera enviarle un Abrió los ojos, asustado. No pudo contenerse y exclamó:
beso. Sonrió; esta vez Anna no lloraba, sonreía. ¡Tía, qué linda estás hoy!
¿Y ahora, Dios mío? La voluntad se debilitaba al acercarse a Gabriel. Quizá Anna siempre se vestía con colores tristes y oscuros. Ahora no. Lucía un
fuese mejor volver. Dejarle sin decirle su adiós. Quizá así doliese menos a vestido de verano, en un tono amarillo con pequeñas flores blancas. Por
ambos. Pero eso no pasaba de una gran cobardía. Finalmente, Gabriel lo había primera vez Edu la veía con los cabellos sueltos, volando al viento.
acogido como si fuese un hermano. Más hermano que Serginho y Marcelo. Lo Ella se aproximó, sonriendo.
que se tornaba más cruel era no poder verlo en la partida en un momento de Es el cabello suelto.
desencantamiento. Hablaría con el tigre de bronce, pero no con el maravilloso Pero tú te vestías así. Ese color te queda muy lindo.
Gakusha. Ni siquiera podría acariciar su pelaje brillante. Volvió los pensamientos Sí, salí de mis costumbres. Vamos a culpar al verano.
hacia Bolitrô. Con él sería diferente. Al atardecer podrían conversar, apretarle la Miró el rostro de Eduardo y quedó satisfecha. El aire de la playa y del sol
mano con amistad. Con Gabriel y Mintaka no podría hacerlo. Quizá cuando fuese habían traído color dorado a su piel, lejos de la palidez que el niño ostentaba
saliendo, el adiós del corazón alcanzaría a decirles algo. en la ciudad.
Creó coraje y caminó hacia la estatua. No tendría muchas palabras porque la ¿Sabes una cosa, querido? Voy a ir al pueblo con doña Magnolia.
emoción lo arruinaría todo. Compraremos un montón de cosas que vas a adorar.
Los ojos se quedaron nublados y su silencio permanecía firme. ¿Puedo ir?
No te pongas así, amigo mío. La sombra de una tristeza pasó por los ojos del niño. Adivinó: a él también le
¿Cómo puedo estar? Es difícil, Gabriel. Mañana temprano partiré. Hoy, por gustaría ir.
la noche, tú no podrás ir a mi cuarto porque Anna estará preparando todo Estás bien, ¿no?
para nuestro viaje. Afirmó con la cabeza, pero en silencio.
Ya lo sé. No voy a demorar nada. Primero tomarás una comida ligera, que yo
¿Y eso no es terrible? mandé preparar. Vamos… ahora y sonríe.
De acuerdo, pero forma parta de esto llamado vida. Los buenos y los malos Desde el comedor siguió con la mirada a las dos mujeres que subían el camino
momentos. Sólo quiero que no te emociones mucho. Porque tu corazón de la sierra. Sólo cuando ellas desaparecieron se animó a terminar su
está bastante fuerte. Como tú. Adquiriste un color sano muy diferente del merienda. De nada adelantaba estar triste, y con seso sólo conseguiría
que tenía aquel niño pálido que apareció aquí por primera vez. arruinar la belleza del viaje.
Voy a sentir mucho tu falta Gabriel. Tomó las muletas y las colocó en suposición. Ahora sentíase más fuerte y
Yo también. Cree que mis próximas noches estarán muy vacías. conseguía prepararse sin la ayuda de nadie.
En cambio, voy a llevarme el corazón lleno de muchos momentos de belleza Salió lentamente del comedor y fue al encuentro del viento de la piscina. La
y fantasía. Gabriel, tengo que decirte adiós. No puedo demorarme porque tía sombra de la tarde se arrastraba sobre las aguas quietas. Allí encontró lo
Anna vendrá en seguida a buscarme. Me quedaré aquí un momento, hasta que buscaba: la inmensa figura del tigre se reflejaba como una cosa
que ella aparezca. Y entonces ya n podremos hablar más. sublime en el agua. Y no era solamente el tigre; también el cielo con sus
Sólo te pido una cosa, que nunca nos olvides. Ahora, lo más importante es nubes blancas.
una promesa que me harás: no tener nunca miedo de nada, da nada que Se fue aproximando a la estatua. Era impresionante; las manchas rojizas de
aparezca ante ti. cobre desgastado, de cerca parecían aumentar.
¿Te refieres a mi operación? Sólo entonces pareció crecer en su pecho aquella sensación de estar solo, muy
Principalmente eso. solo. También el tigre parecía sentir lo mismo.
Edu volvió a emocionarse.

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AL CAER DE LAS VELAS
Sentándose en la piedra que le servía de base, se apoyó en el tigre. Con Es una lástima, doña María Jurandir. Mañana temprano, bien tempranito,
dificultad manejó la muleta, moviendo el agua para que el pobre animal se agitara nos iremos.
un poco y se libertara de su parálisis. Los ojos vidriosos de la lechuza dormían en otros mundos.
De repente todo su cuerpo se estremeció. ¿Estaría volviéndose loco o soñando? Y no es una pena sólo por eso. Lo es porque ya no podré hablar con usted.
Retiró apresuradamente el oído del cuerpo del tigre. Respiró más fuerte para Y quedaré sin saber qué fue lo que sucedió con la llegada del cazador.
alejar el susto. Sin embargo, la curiosidad lo obligaba a repetir el gesto. Y como el silencio era la respuesta a su tentativa de diálogo, continuó.
Ahora que el miedo se había ido, no se engañaba. Algo latía acompasadamente Le confieso que voy a sentir nostalgias de usted. Su conversación, aunque
en el pecho del tigre. Volvió a retirar el oído y tornó a colocarlo: el tic–tac a veces era triste, sonaba bastante agradable. Hoy es miércoles, ¿no? Yo sé
permanecía. Y antes de que pudiera alejarse, apoyarse en sus muletas, una voz que solamente los martes, jueves y sábados usted puede desencantarse.
surgió, muy mansa: Por eso vine a darle mi despedida de amigo. El velero atracó, mañana bajará
No tengas miedo. Es mi corazón que late. todas las velas. Todas las velas maestras: el trinquete, la vela mayor, la
Tartamudeando, sobró ánimos para preguntar. gavia y el velacho. Serán arrolladas y amarradas con cuerdas, y sólo
saldrán de esa posición cuando el velero reinicie el viaje. Pero ¿qué importa
Pero, ¿tú vives? otro viaje si yo no estaré a bordo? ¿O estaré?
Como tú. Se movió en las muletas y caminó hasta la mesa de juego. Con cierta facilidad se
¿Y hablas? sentó en una silla para observar desde allí la figura impasible del “yacurutú”. Se
¿Por qué no? rió. Así era como le gustaba ser llamada. O, como ella decía, así estaba
Miró asustado al tigre que parecía crecer en su parálisis. legalizada en los papeles. Pobre doña María Jurandir. De no ser por los ojos
Estoy soñando. No es posible. redondos, brillantes y muy abiertos, se diría que estaba durmiendo.
Eso es algo muy bueno. No todos pueden soñar. Desde que llegaste te Edu no ignoraba qué estaba haciendo. En su pequeño mundo de pocos
estoy observando. Sólo una cosa no me fue posible distinguir tu nombre. acontecimientos, le gustaba grabar las mejores cosas. Grabarlas en la nostalgia
Me llamo Eduardo. Pero Anna me llama Edu. Tú puedes llamarme así. para después recordar despacito y con ternura.
¿Anna es esa señora que está contigo? ¿Es tu madre? … porque un cazador…
Es casi lo mismo. Es mi tía. ¿Y el resto? Trataría de adivinarlo porque jamás en la vida tendría la certeza de
Hicieron silencio y Eduardo trató de romperlo en seguida. encontrar a María Jurandir.
¿Tú hablas siempre, o solamente ahora? ¿El resto? bien había dicho ella que no tuvo tiempo. Aquel tiempo debería
Cada vez que apoyes el oído en mí corazón yo hablaré. referirse al tiempo de vida. Entonces debió de haber sido un “yacurutú” que
¿Nunca habías hablado antes? muriera muy tempranamente. El cazador debió de ser un turista que la llevara a
Porque antes nunca nadie había apoyado su oído en mi corazón. la ciudad mandando que la embalsamaran de tal manera que pareciera viva. Era
¡Qué lindo! Cada vez que pueda vendré a verte. eso. Seguramente, después se la había regalado a un amigo. Si no fuese así por
Pero es necesario que guardes el secreto. Si lo haces, prometo mostrarte lo menos la historia estaba bien contada.
bellísimas cosas. Volvió a hacer esfuerzos para levantarse. Realmente estaba más fuerte y
Tú sabes mi nombre; supongo que también tú tienes uno. decidido. Anna tenía razón. Aquella casa le había hecho mucho bien. Apoyado en
A pesar de que mi amo era chino, Gakusha, que en japonés significa las muletas, se arrastró hacia la puerta del salón porque nada ganaba con
“sabio” quedarse conversando con el “yacurutú” sin tener eco.
¿Cómo? Entonces la tristeza caló bien en sus pensamientos.
Gakusha Ahora le toca a él.
Se sintió desorientado. El tigre comprendió su turbación. Se refería a Gakusha o Gabriel. Con él si la cosa dolería mucho. Porque allí
¡Es muy difícil para ti! dejaba la mitad de su alma, de sus anhelos y de sus confesiones. Nunca la
Yo no puedo decir todo con facilidad. escalinata le pareció tan larga. En cada muleta que buscaba el peldaño, en esa
Entonces puedes llamarme como quieras. lentitud cuidadosa, parecía estar caminando sobre la insignificancia de su propio
¿Qué tal Gabriel? Comienza con la misma letra y pertenece a la historia de cuerpo.
un ángel que tía Anna me contó. Volvió rápidamente la cabeza y vio a Anna. Pagada contra el vidrio.
Gakusha sonrió.

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debía ser como Anna, que nunca se había casado y no poseía el genio vivo de la
lechuza, aunque si igual dosis de soledad.
¿Dónde había quedado? Está bien. Gabriel es un lindo nombre.
En que no tuvo tiempo. ¿Sabes Gabriel? En casa la gente piensa que yo estoy mal de la cabeza
Ah, sí. Pero me embarullaste con tus preguntas. No tuve tienes paciencia porque hablo con las cosas.
para esperar los acontecimientos normales de la vida.
¿Por qué no tuvo tiempo, doña María Jurandir? Entonces ¿Por qué te asustaste cuando me escuchaste hablar?
Porque un día, un cazador… Porque esta vez fue diferente. Yo hablaba con las cosas y era yo quien
Sonaron pasos en el corredor. Anna habíase aburrido de la novela, o había respondía por ellas. Tú no, comenzaste a hablar.
escuchado algo. Hasta podía sentir nostalgias de él. Pues aquí, en este navío, puedes hablar con quien quieras.
Ahí viene ella. ¿Hablaste de un navío? ¿Tú piensas así?
María Jurandir levantó vuelo asustada y fue a buscar su lugar en la repisa. Antes, ¿Y tú?
habló apresuradamente: Caramba, yo pensaba más en un velero.
Más tarde te contaré el resto. Pues velero y navío quieren decir la misma cosa.
Está bien. Muchas gracias. ¿Quiere decir que yo puedo hablar con lo que quiera? Con las paredes, con
Anna entró. el mar, con los cubiertos…
¿Todo bien, hijito? Tampoco es así. Debes saber elegir. No todas las cosas tienen ese don
Todo mágico. A pesar de que el velero es una verdadera fantasía.
Qué extraño, tuve la impresión de que oía ruido de un pájaro que volaba. Ahora me dejas confundido. Si tú eres mi amigo, bien podrías indicármelas,
Edu cambió la conversación y así yo no perdería tiempo. ¿Quién más puede conversar conmigo?
¿Aquí? Está bien. Yo no soy egoísta. Allá arriba, en el salón de juegos hay una
Sí, por aquí. Algo así como el batir de grandes alas. repisa,
¿Qué es batir? ¿no?
En la repisa, María Jurandir debía de estar llamándolo cínico, astuto. Ya sé: la lechuza embalsamada.
Es el movimiento de las alas para volar. Sí, pero no la llames embalsamada porque a ella no le gusta.
Pero en la historia que me contaste se trataba de batir de tambor. ¿Qué otra cosa?
Anna sonrió y le pasó la mano por el rostro. Todos los días, a las seis y quince, cerca de la escalera sale un sapito
Tontito. Una cosa es batir de tambores y otra batir de alas. rubio que se llama Bolitrô
Recién entonces ella recordó por qué había subido antes que la novela acabara. ¡Ah, eso no sé! Solamente sé que adora ese nombre y como tú puedes
Necesitaba hablar al niño. Dolía, pero necesitaba decirle la verdad. Lástima que pronunciarlo no va a haber ninguna dificultad.
él se encontrara tan feliz en esos momentos. ¿Sale todas las tardes?
Edu, es doloroso pero necesito decirte algo. Casi todas. Pero por aquí no aparece desde hace mucho tiempo.
Por su silencio, Anna supo que él había adivinado algo. Voy a observar bien. Hablando de eso. Gabriel, mira el mar, ¡qué lindo está!
Sobre el viaje, ¿verdad? Verde, las olas visten la costa de blanco.
Exactamente. Nuestros días fueron maravillosos, ¿no es cierto? ¡Ah, el mar! ¡El mar! En china un poeta dijo una cosa muy linda sobre
Sí, lo fueron. el mar.
Pero las cosas buenas no duran mucho. ¿Quieres escucharla?
Edu completó la frase resueltamente porque si demoraba en asumir una actitud, Edu afirmó con la cabeza
le dolería más.
Nuestro viaje está llegando al final, Anna.
Sí, querido. Dentro de pocos días comenzaremos a arreglar la partida
porque el velero está llegando al punto final del viaje.

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blancas y brillantes. La selva, después de tanta lluvia, se esponjaba en una
Pues bien: ”El mar sólo tiene dos tamaños: el que la gente imagina y el belleza luminosa mostrando todo su verdor. Desde que las grandes,
que él quiere tener” espesas lluvias, desaparecieran y los grandes temporales se alejaran en
Eduardo se ruborizó y acabo por confesar: medio de sus rayos y de sus estruendos, la naturaleza revivió música y
No entendí muy bien… alegría. Mamá había hecho un nido confortable en lo alto de una frondosa
Es simple. Nadie puede conocer con seguridad el tamaño del mar. “mirindiba”.
¿Quieres repetirlo? Edu, extasiado, interrumpió:
Gabriel obedeció. ¿Cómo es el nombre?
Es realmente hermoso. En algún momento voy a tomar nota y mostrársela “Mirindiba” es un árbol portentoso de la selva.
a tía Anna. ¿De qué lugar?
Gabriel puso mala cara y no dijo nada. De la selva Goiás. En el brazo derecho del río Araguaia, que los blancos
¿Qué fue lo que hice? bautizaron Javaé
Silencio. Silencio. Sólo el mar golpeaba en las piedras… Sí, lo sé.
Caramba, Gabriel, somos amigos desde hace tan poco tiempo, que aún no De los tres huevos puestos sólo nacieron dos pichones, mi hermano y yo.
es tiempo de pelear. ¿Vamos a hacer las paces? Como sabes, mi madre tenía la manía de los astros, por eso me bautizó con
Prometiste que no le contarías nada a nadie. el horroroso nombre de Mintaka, y a mi hermano con el pavoroso, bárbaro y
Es verdad. Disculpa. No diré nunca lo que conversamos. estúpido nombre de Canopus.
El tigre lo miró amistosamente. Edu quedó perplejo. ¿Canopus, feo? Si Anna supiese eso nunca perdonaría la
Si mereces mi confianza, una de estas noches te llevaré a pasear. lengua de María Jurandir.
Eduardo abrió muy grandes los ojos. Ya estábamos bastante emplumaditos cuando comenzaron a llegar las
Pero, ¿Cómo? ¿Tú puedes salir de aquí? visitas. Todos querían saludar a mamá y desearle felicidades. Primero llegó
Todas las veces que quiera. Pero sólo lo hago durante la noche. Una noche un “jaburu” tonto y sin gracia que nos miró uno por uno sin esconder su
estrellada podremos ir a pasear. decepción:
Eduardo cayó en la realidad y se entristeció. No es por nada –dijo él con franqueza–, pero sus bichitos son feos hasta
Pero yo no puedo caminar con mis piernas así… causar dolor.
¡Tontito, no te preocupes! Conmigo puedes, yo solucionaré todo. Mamá nos miró con su mirada de lechuza y comentó:
Escucharon el ruido de un auto que llegaba. Al principio siempre es así. Después de emplumados serán dos lindos
Ahora, Edu, debes irte. Llego tu tía. En cualquier momento volveremos a “yacurutuces”
conversar. La semana entera fue así. Escuchamos el batir de las alas; los gajos de la
Hizo un gesto pidiendo silencio y discreción. Tomó sus muletas y dijo: “mirindiba” se balanceaban con el peso, y allá venían los comentarios.
Chau, Gabriel ¡Qué horrorosos!
Chau, Eduardo ¡Si la gente viera a esos brujitos de noche perdería el sueño!
Caminó lentamente por la terraza y se volvió a la piscina. Gakusha parecía ¡Caramba, se abrió la puerta de la fealdad!
nuevamente inanimado contemplando las aguas frescas y transparentes. Podrían alquilar a estos monstruitos para espantajos.
Cuando se aproximó a la escalera miró el lugar por donde, según Gabriel, Y fue allí, en ese clima, donde crecimos. Después comenzaron los vuelos de
aparecía el sapito, y secreteó: instrucción de mamá que tenía una paciencia increíble con nuestra torpeza.
Estoy loco de curiosidad por conocerte, Bolitrô. Nos era difícil, al comienzo, controlar las alas y las plumas en el espacio,
En ese momento apareció Anna, traspirada y con la piel invadida por un rojo nos dábamos cada topetazo que nos humillaba. A no ser por la gran
dorado. paciencia de mamá, yo hubiera desistido.
¿Qué es eso, Edu? Hablabas solito otra vez. Pensó algo e interrumpió la conversación.
Él rió y sintió las manos sobre sus cabellos. Doña María Jurandir, ¿nunca se casó?
Nunca hablo solo, tía. Ella se escandalizó.
¿Demoré mucho, hijito? Qué prisa niño. Yo aún no había aprendido a volar, pero ya voy adelantando.
Un poco. Pero no me sentí infeliz ni un solo minuto. El velero es espléndido. No me casé, no. No tuve tiempo.
Todo en él es maravilloso. Fue la primera vez que Edu vio a la lechuza emocionada. Qué raro. Mintaka

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Puede ser. Pero conmigo él se porta como un verdadero caballero LA DAMA DE LAS SOMBRAS
Mintaka quedó en silencio un momento. Y Edu pudo observar que sus momentos Durante dos días el sol se fue y la región se vio asolada por una tempestad
de mal humor comenzaban de nuevo. marina. El mar enfurecido se arrojaba locamente contra las piedras y la espuma,
Mintaka, ¿cómo puedes escuchar mi conversación con Bolitrô? La la marejada, llegaron a pasar por encima de la cosas. Los vidrios necesitaban
distancia es muy grande. ser limpiados para poder divisar algo afuera. La noche, con su tremenda
Por favor, Mintaka no. Mi nombre es María Jurandir. oscuridad, daba miedo. Los botes que venían de pescar camarones anclaban con
Edu rió encantado. Si él fuese la lechuza, preferiría tener el nombre de una más firmeza. Cuando volvieran el sol y la calma, sería hermoso esperar la llegada
estrella antes que el de una mujer asesinada con mil y tantas cuchilladas. de todos los pescadores. Las gaviotas y los “gaviotôes” seguían su ruta de
Está bien, doña María Jurandir. espuma y a cada momento se sumergían para cazar camarones pequeños o
Seguro que habló de su nobleza. ¿Te contó que nació en una cuna de roro y estropeados.
otras tantas tonterías, no? Edu sentábase en el salón, viendo a través de los vidrios la rebeldía del mar. Un
Nada de eso. Conversamos de cosas sin importancia, es verdad, pero usted viento húmedo lo forzaba a empujar más la manta sobre su cuerpo. Se quedaría
dice que escuchó todo. No debe ignorar nuestra conversación. allí todo el tiempo que pudiera, casi sin moverse, mirando la bravura de la
Tampoco tiene la mayor importancia. naturaleza.
Una pequeña irritación la acometió. Había comido arriba porque Anna no quería que bajara las escaleras mojadas y
Por casualidad, niño, ¿tú sabes cómo nace un sapo? resbaladizas. La piscina trasbordaba y, cuando podía a Gakusha, él aparecía
Más o menos. luminoso entre tanta agua.
No, quiero una respuesta exacta. ¿Todo está bien, Edu?
Edu se sintió turbado. Todo, tía. Me gusta quedarme mirando el mar, las olas, escuchar el ruido
Mira, cuando yo vivía en la selva vi nacer muchos sapos y de todas clases. que hacen.
Principalmente los grandotes, y de raza. No un sapito anémico cualquiera ¿Quieres alguna otra cosa?
como ése. No, tía. Puedes bajar y escuchar tu novela. Y permanecer ahí todo el
Edu se estremeció de placer. tiempo que quieras.
Ahora sí, doña María Jurandir. Usted tocó un asunto que me fascina: la Va a quedarte quieto ahí, soñando, soñando…
selva. Claro. El velero también precisa viajar en días de temporal. Sin eso, el viaje
¿Usted nació en la selva? sería monótono.
Hinchó las plumas del pecho con orgullo. Sonrió, se inclinó y besó al niño.
Naturalmente. ¿No lo sabías? Sueña, que eso hace bien.
Bien, hace muchos días que usted me promete contar su historia y después Eduardo se quedó solo y, sin saber por qué recordó a sus hermanos y a su casa.
parece arrepentirse. Ya hacía más de una semana que se encontraba allí y ni siquiera la madre había
Si yo fuera tú, no insistiría. Mi historia es tonta; demasiado tonta. telefoneado para saber de él. Pero no quería entristecerse y ya planeaba mudar
Mintaka se concentró y sus brillantes ojos parecieron recorrer un pasado distante. de pensamientos cuando una voz lo interrumpió:
Fue así. Primero es necesario que se corrija un tremendo error a mi Eh, niño, ¿estás en el mundo de la luna? Te hablé tres veces y ni una me
respecto. Yo no soy una lechuza, como todos esos ignorantes de aquí me respondiste.
llaman. Yo soy de la raza de los “yucurutús”, y por eso mi estatura Disculpe, doña María Jurandir. Estaba realmente lejos.
sobrepasa a la de cualquier lechuza común. Pero mira bien. Mi plumaje se La lechuza voló hasta la mesa próxima y se quedó mirando al niño.
divide principalmente en dos tonos; estoy dividida en pedazos negros y ¿Qué fue lo que usted me dijo?
blancos. Antiguamente existían unos frailes dominicanos que poseían un Como señora bien educada, te di las buenas noches.
hábito parecido a mi cuerpo. Pero eso fue antes porque con la evolución es Ya estaba comenzando a ponerme nerviosa.
difícil distinguir a un religioso de otra persona. Con el pico comenzó a alisar sus plumas desordenadas.
Carraspeó, todavía malhumorada. Edu pensaba qué difícil debía ser para una Primero, porque este tiempo está insoportable, ¡y mar con lluvia es el fin
criatura tan complicada convivir con los demás. de la vida! Segundo, por causa de tu tía.
Había acabado la época de las grandes lluvias. Los ríos enormes ¿Qué tiene que ver mi tía con eso?
comenzaba a bajar y todos los rincones se vieron invadidos por playas No mucho. Pero demoraba en bajar, y como ya
venía siendo mi hora…
¿Qué hora doña María Jurandir?

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sus tambores. Y los tigres, rodeados, hasta que llegaba el tiro de
¡Caramba niño! ¿No sabes que hoy es jueves? ¿Y que yo me desencanto misericordia. Después, los cazadores llevaban la caza como trofeo. Una
martes, jueves y sábados? cosa sin ninguna importancia.
Lo había olvidado totalmente Todo eso ya lo leí, Gabriel, pero quería saber algo diferente.
Ese es el asunto. Yo. Loca de la vida por moverme, y tu tía que no bajaba Los libros son mucho más sabios que cualquier tigre.
para sus malditas novelas. No, amigo, yo no quiero ofenderte. Sólo estoy interesándome por ti, que en
Doña María Jurandir, hoy está muy protestona. Vamos a conversar, que materia de tigres eres lo más formidable que conozco.
es mejor. Gabriel se rió por la lisonja.
¿Por qué no atrasa la hora de desencantas? ¿Por qué no lo hace ¿Pero qué voy a contarte de mi vida?
exactamente a las ocho? Se concentró en el pasado mientras la vista recorría el cielo luminoso.
No puedo. Tiene que ser a las ocho menos cuarto. Quince minutos para Pensándolo bien, no me gusta mentir. Nunca fui un tigre terrible y violento.
mí son mucha diferencia. No era de los que se encolerizaban. Nada de eso. Por lo tanto, sólo puedo
Entonces, no sé. Solamente que la estación adelante quince minutos. contarte la verdad. Fui retirado de la selva a los pocos días de nacer, y
La lechuza hizo muecas, disgustada, y continuó alisando sus plumas. criado en un palacio. Ni siquiera sabíamos cazar. Si hubiésemos estado
Caramba, doña María Jurandir, vamos a conversar, que es mejor. La obligados a eso, habríamos muerto de hambre. Nacimos para ser bellos y
noche es buena para una charla. decorar las fiestas, las danzas, para desparramar nuestra indolencia por los
Eso sí. Pero vamos a conversar a mi modo, ¿de acuerdo? grandes salones, para deslizar nuestras patas por las escalinatas de mármol
Seguro. y las alfombras orientales, éramos tratados como dioses. Y como nada nos
¿Estuviste con Gakusha? era negado, no teníamos por qué disgustarnos. Tal vez por eso cada tigre
Gabriel, doña María Jurandir real podía tener un buen corazón.
Pues bien, Gabriel. Se detuvo y miró amistosamente al niño.
Con este tiempo no puedo salir. Si se resbala una muleta estoy perdido. Evité contarte mi historia para no decepcionarte. No fue una vida de
Mira, niño, tú no le hagas mucho caso. Él tiene manías de nobleza y otras grandes aventuras, y si de grandes comodidades.
cosas más que fastidian mucho. Aún así, Gabriel, tu vida es sensacional.
Eso no me importa Puede ser. Pero yo prefiero el momento que vivo. En cuanto descubrí el
Yo te aviso. Sólo te aviso. Entonces vamos a conversar. Hoy me vas a desencantamiento, mi vida mejoró, aunque no puedo alejarme del otro tigre
contar toda tu vida, desde el comienzo al fin. Y no me vengas con de bronce. Pero con este lago y todo este cielo me siento satisfecho. En
historias alegres, que no me gustan. Mi naturaleza adora las cosas realidad esto es más poético que la vida en un palacio chino u oriental,
tristes. como tú quieras.
Bueno, le cuento. Sobre todo porque mi vida nunca dejó de ser triste. Se lamió las patas esmerándose en la limpieza. Quería quitarles todas las
Pero usted también, la próxima vez que se desencante me va a contar espinas que se habían entrometido en sus uñas durante la caminata.
toda su vida hasta llegar aquí, ¿prometido? Los ojos de Edu comenzaron a cerrarse. Quería luchar contra el sueño sin poder
Bueno. resistirlo. En lo alto, las estrellas danzaban. Intentaba bajar la vista hacia las
Entonces voy a comenzar por el principio. aguas del lago y ellas aún brillaban más. Estaba confundiendo las
Eduardo se sintió afligírsele el corazón. Siempre que pensaba en su vida la constelaciones. Sonrió, porque nunca la naturaleza había sido tan amiga y tan
tristeza se abrigaba en él como si se tratara de una gran muralla grisácea. bella con él. Fue cerrando los párpados lentamente, haciendo rodar la cabeza
Cuando nací, tía Anna dice que era un bebito lindo. Gordo y colorado. hacia un lado.
¿Te dijo si demoraste en nacer? ¿Sí fue un parto fácil o difícil? Gabriel, a su lado, observaba su lucha impotente contra el sueño.
¡Ah, eso nunca lo pregunté! Duerme, hijito. Felices los que tiene un adormecerse tan calmo. Que desde
Espero que haya sido difícil, porque un parto fácil no tiene ningún interés. este sueño hasta el momento del Gran Sueño la paz esté siempre en tu
Seguro. Pero ya desde que nací estaba condenado a sufrir. alma.
María Jurandir hizo temblar sus plumas, gozosa.
Mi belleza venía trunca. Nací con la columna separada. De tanto CONVERSACIONES, SIMPLES CONVERSACIONES
contármelo sé la historia de memoria. Tiene un nombre: columna bífida. No sé cómo puedes perder tanto tiempo conversando con un sapo tan
¡Qué lindo nombre! ¿Qué es eso? extravagante y aburrido.

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¡Viva! ¿Qué están ustedes haciendo por aquí? Nacer con la columna separada. A los dos meses me hicieron una
Contrariado por la intrusión de Mintaka, respondió con cierta sequedad. operación para ligarla. A los cinco, mi cabeza comenzó a crecer y los
Quise mostrarle el lago a Eduardo en una noche de luna médicos resolvieron hacer un canal de ligazón por dentro del cerebro.
Sin duda, doña María Jurandir era siempre muy sardónica: Ahora, no me pida que le explique eso porque no lo sé…
¿Qué lago, Gakusha? ¡Espléndido! ¡Espléndido!
Gabriel entendió el veneno de la frase, pero no se encontraba dispuesto a ¡Espléndido porque no le pasó a usted!
ninguna discusión. Discúlpeme, niño, no me estoy burlando de tu desgracia. Pero mi
Caramba, Mintaka… ¡Po lo menos tu mal humor no va a decir que la noche naturaleza mórbida se expande con ciertos contenidos.
no está hermosa! ¡Extraña doña María Jurandir! ¿Cómo puede gustar sólo las cosas tristes? Esa
Ella hizo un mohín y se desató certeza apretó el corazón de Eduardo.
Es una noche razonable. Nada maravilloso, pero sirve para encantar. ¿Por qué te detuviste? La historia es interesantísima.
Gabriel perdió la paciencia. Estoy pensando cómo continuarla. Bien, mi vida fue siempre una cosa sin
¿Sabes una cosa, Mintaka? No arruines nuestra alegría. Nosotros, los dos, importancia. Crecí rodeado de muchos cuidados. Cuando llegué a los
estamos fascinados por este momento. seis años, las cosas se modificaron en mí: los cambios de aparatos
Está bien, está bien. Voy a ocuparme de mi vida. No quiero perjudicar la mecánicos en las piernas, los remedios tomados sin parar. Entonces
felicidad de nadie. Hasta luego. comencé a notar la diferencia con mis hermanos y mi salud disminuida.
Se alejó en un lindo vuelo, en forma de círculo. Gabriel rezongó entre dientes: Ellos eran sanos, podían jugar, correr, iban al colegio. ¿Y yo? Quedé en
¡Dios del cielo! ¡Qué criatura desagradable! casa con tía Anna. Aprendiendo todo con ella, volviéndome una criatura
Edu sintió pena. que necesitaba e su apoyo y de su cariño. Me hice un niño arisco y
No tiene mal corazón. Es su manera de ser. callado. Sin querer, comencé a sentirme culpable de mis dolores y
Está bien. Pero nunca vi a una criatura con tal constante deseo de arruinar mi invalidez. Tía afirmaba que yo era más inteligente que los otros, que
los placeres de los otros. aprendía con más facilidad. Que la enfermedad aumentaba mi
Olvidemos que ella estuvo aquí. En realidad, la vida es sensibilidad y mi capacidad de aprender.
uncontinuo encantamiento. La vos de Eduardo se debilitaba. Hablaba más lentamente, como si las palabras
Volvieron al silencio anterior para escuchar mejor la música de la vida. Hasta el también doliesen.
viento parecía agitarse sin hacer ruido. María Jurandir parecía petrificada de expectativa.
Edu se acostó en el suelo y apoyó la cabeza en las manos. El césped, de tan ¿Entonces?
suave, ni lo molestaba. En esa posición quería apreciar mejor las estrellas del El tiempo pasaba y percibía a cada hora la diferencia entre mis hermanos y
cielo de Anna. Las continuas modificaciones mostraban que las estrellas viajaban yo. Me fui volviendo más triste. Durante la comida, no me gustaba mirar a
mucho. Subían, subían, y después iban bajando hasta desaparecer. El viaje en papá y a mamá. Si por acaso me encaraban, sentía una gran nerviosidad
una estrella debía de ser más hermoso que en cualquier barco. Lástima que y mis manos no acertaban a llevar la cuchara a la boca. La comida caía
estuvieran tan altas. Porque en aquella altura no podrían tocar la suavidad del por mi barbilla o se derramaba sobre el mantel. Papá se desesperaba.
mar, como él hizo mientras volaba con Gabriel. Con habilidad, Anna lo convenció de que yo debía comer en horarios
Súbitamente tuvo una idea. diferentes. Eso fue bueno. Porque yo encontraba hermoso a papá,
Gabriel, ¿qué eres tú? quería ser cariñoso con él, pero no había oportunidad para tanto. Mi
¡Qué pregunta! cabeza había crecido un poco más y mis piernas parecían cada vez más
Me gustaría que me contases tu historia. cortas. Comenzaron a esconderme de los otros, de las visitas. Solamente
Amigo mío, no es gran cosa. Mi vida no tuvo demasiada importancia. Un Anna sabía que yo me daba cuenta de todo y sufría horriblemente.
tigre real no pasa de ser una figura decorativa. Calló, pero no podía vencer la emoción de la historia. Aunque muchas veces se la
Sí, pero yo leí historias, vi fotografías de tigres como tú que causaban terror contara a su tristeza, su historia era aquella y sólo aquella.
en la selva. Anna siempre fue todo en mi vida. Ella lo sabe todo. Muchas veces, cuando
Conozco poco de la selva y eso por oír cosas, por participar de comentarios las noches eran estrelladas, me mostraba el cielo e intentaba hacerme ver
de otros tigres amigos. Lo que aprendí sobre cacerías de tigres fue las constelaciones, su dibujo. Aquella era Escorpio, la otra, más allá, Orión,
solamente por escuchar. Los cazadores montados en elefantes, los y aquella grandota, que no brilla, es Júpiter. Un plantea. Y los planetas
batidores que sitiaban a las fieras con nativos ensordecían todo con brillan. Era Anna que me leía relatos de viajes, de aventuras.

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Fue Anna quien me hizo leer las historias de Tarzán. Yo soñaba con ser altura de la sierra y que caminaban a la sombra de los grandes árboles. Allí,
Tarzán. raramente un rayo de luna podría trasponer la vegetación cerrada. Sólo
María Jurandir lo miró con pena. entreabrió los ojos cuando comenzó a sentir olor de los lirios del valle que en la
Claro que podía ser Tarzán mejor que los otros. Por ejemplo, mi hermano noche parecían multiplicarse.
Marcelo nadaba muy bien y hacía lo que quería. No tenía necesidad de ¿Estás sintiendo, Edu?
ser Tarzán, yo sí. ¿El perfume de los lirios?
¿Cuántos hermanos tienes? ¿Y alguna otra cosa?
Somos tres. Yo soy el del medio. Sergio tiene catorce años, yo voy a El olor del agua próxima.
cumplir trece y Marcelo tiene once. ¡Sólo querría que viese que hermosos Entonces Gabriel comprendió la realidad: el niño no era como él y no podría
son! Papá tiene verdadera adoración por ellos. A Serginho lo llama percibir ciertas cosas. En seguida disfrazó su equivocación.
pececito y a Marcelo hijito, o querido. Son las aguas del lago. No vayas a pensar que es un gran lago. En verdad,
Eduardo tartamudeó un poco, confundiéndolo todo. Pero tenía que seguir es una pequeña laguna donde existe la reserva de agua del velero. Es
contando… decir, no pasa de ser un gran pozo de agua cercado por piedras muy
bellas. Yo lo llamo mi lago, porque a pesar de ser pequeño sirve para
A mí nunca me llama con ningún nombre cariñoso. Cuando se ve obligado reflejar la blanca desnudez de la luna y el brillo de todas las estrellas.
a hablarme, solamente me dice “Eduardo”. Salieron de la mata, y el pequeño lago pareció. Edu batió palmas, encantado.
Tragó en seco, desanimado. Hasta la lechuza estaba emocionada. ¡Pero es mayor de lo que yo esperaba!
Si no acabas de contar en seguida, terminará la novela, tu tía regresará y Es gentileza tuya, muchacho. Vamos a la parte más alta; desde allí
tendré que volver a mi repisa. Porque no soy tonta para salir con este veremos toda la grandiosidad del mar, y cómo el paisaje se torna más
tiempo. bello, de cualquier ángulo que se lo mire.
A partir de ahí mi vida se fue tornando un juego de esconde–esconde y Sentáronse juntos mientras la luna, reflejándose en el mar, ofrecía un panorama
empeoró una tarde cuando mamá hizo una partida de juego en casa. Yo inexplicable. Ahora se podía ver el bulto encogido del velero durmiendo en la
estaba sentado en una salita viendo una revista cuando llegaron unas noche. Dentro de él, sin desconfiar de nada, dormía Anna. Era hermoso ver la
visitas. No sabían de mi presencia allí. Comentaron las cosas más luna reflejada en el lago. Y las estrellas mirándose en las aguas tranquilas.
dolorosas a mi respecto. ¿Sabes qué pensaba de las estrellas antiguamente, cuando había noches
¿Qué dijeron? de tempestad, Gabriel?
Sólo cosas feas. Que no les gustaba venir a mi casa por miedo a encontrar No.
al monstruito. Que mi fealdad inspiraba pavor. Que yo parecía Toulouse– Sentía un gran miedo de que el viento destruyera todo y mezclase las
Lautrec. constelaciones. Algo así como si una estrella saliera de su lugar y
¿Quién es? penetrara en otro dibujo del cielo. Anna me explicó que las estrellas no
Fue muy difícil descubrir con Anna quien era Toulouse–Lautrec. Al fin lo eran esos puntos pequeñitos que nosotros vemos, que eran mundos
supe: eres un pintor francés que tenía las piernas lisiadas y una gran mayores y más pesados que el nuestro. Por eso, aunque viniera el mayor
cabeza. Murió de tanto beber. De ahí en adelante me fui volviendo más viento del mundo, no conseguiría arrastrarlas y destruirlas.
callado y más triste. Comencé a dejar de querer rezar a Dios, como Anna ¡Qué inocencia!
me enseñara. Me fui volviendo triste, cada vez más triste… Se quedaron en silencio mucho tiempo, detenidos para absorber en silencio
Eduardo prorrumpió en un llanto conmovedor. toda aquella belleza. Sin embargo, el éxtasis fue turbado por el batir de grandes
María Jurandir intentaba consolarlo, pero era en vano. Edu había dejado caer la alas. La alegría se apoderó de Edu. Posada en una rama próxima, doña María
gran cabeza sobre el pecho y sollozaba perdidamente. Jurandir también había vendo a apreciar el esplendor salvaje de la noche.
La puerta se abrió con violencia y Anna acudió en auxilio del niño.
¿Qué es eso, hijo? ¿Por qué no me llamaste? ¿Tuviste miedo? ¿Por qué?
Caramba, Anna ya está aquí. No temas nada. ¿Qué sucedió?
Sollozó sobre el pecho de Anna por unos segundos.
Cuéntame, hijito. Ya pasó todo y estoy aquí.
Con los ojos mojados y hablando de aquella manera desequilibrada en que lo
hacía cuando estaba muy nervioso comentó entre sollozos:
Mamá, Anna. Estoy aquí hace más de una semana y ella no telefoneó

13 30
¡Qué cosa más linda, que agradable, Dios mío! ¡Gracias por haberme dado
esta oportunidad de ver las cosas que creaste, Señor! ni una vez…
Rodearon la casa de su cuarto. ¡Si ella pudiese estar conmigo ahora! Mañana no Recomenzaron los sollozos cada vez más débiles contra la ternura casi imposible
podría contar lo que había sucedido ya que había jurado a Gabriel guardar el de Anna.
secreto. Pero aunque pudiese contarlo, los ojos de Anna fingirían creer, y
acabaría por escuchar: “Sueña cuanto puedas, hijo mío”. CONVERSACIONES EN LAS TARDES SIN IMPORTANCIA
Volaron cerca de los barcos anclados de los pescadores. Se acercaron a sus Desde los vidrios de la cubierta, como él la llamaba, Anna seguía su caminar
cabañas y así pudieron ver las redes extendidas para secarse con la brisa de la desarticulado hacía la piscina. No había dudas de que el niño no se entregaba.
noche. Trataba de hacer todo solo, sin molestar a los otros. La piel de su rostro había
Gabriel, ¿Se puede ir un poco más adentro? perdido aquella palidez de la ciudad y oscurecía de a poco, tomando un tono
Mucho no. Aún quiero mostrarte algo más hermoso. sazonado.
Volvieron hacia el mar y él apenas podía respirar ante su grandiosidad. Había dado órdenes para que siempre dejaran una silla amplia en los lugares en
Bien cerca de él, Gabriel. donde Edu prefería quedarse. Y allí en la piscina, junto al tigre que él bautizara
Regresaron, sintiendo la frialdad del mar y su olor particular. Gabriel, permanecía hasta que la noche cubría el mar. Cuando iban a buscarlo
¿Puedo bajarme y tocar con el dedo, con las manos, las aguas? para cenar, parecía despertar de un largo sueño. Ahora conseguía subir por su
Sólo es cuestión de querer. propio esfuerzo las anchas escaleras que llevaban a su silla de sueños.
¿No hay peligro? Una sensación opresiva apretó el pecho de Anna. ¿Tendría él las fuerzas para
Ninguno. soportar la operación? Resolvió barrer los pensamientos tristes porque la tarde
Entonces Eduardo pudo hacer algo hermoso, una de las cosas más bellas del se arrastraba lindamente, y un viento agradable llegaba al lado de las playas.
mundo: Sería mejor regar el jardín del lado de la casa, ya que el día había sido de
Metía la mano en el agua y creaba rosas blanquísimas de espuma, arrojándolas mucho sol y calor. Más tarde volvería junto al niño para ayudarlo a levantarse.
hacia lo alto como si ofreciese flores a la luna. Hasta eso él conseguía ya, agarrándose fuertemente en la silla y levantando el
Ya habían regresado al punto inicial del vuelo. Edu no podía creer en tantas cuerpo con cuidado.
maravillas. Gabriel se apoyó a lo largo, mientras levantaba el hocico para arriba, Yo mismo, con el barullo de la lluvia, conseguí escucharte llorar. Y para mi
respirando fuertemente. Con seguridad el esfuerzo del vuelo había desgastado desesperación, nada podía hacer.
sus energías. Lo entiendo, Gabriel. Muchas gracias. Tú eres un amigo de verdad.
¿Todavía no acabó el paseo, no? ¿Por qué te hizo llorar tanto ella?
Estamos a la mitad. Aún tenemos muchas cosas lindas para ver. Sólo No fue por su culpa, yo resolví contar mi historia.
necesito recuperar un poco de aliento y continuaremos subiendo la sierra. Y con mucha calma, venciendo todos los momentos de angustia y depresión Edu
¿Volveremos a volar? le contó todo a Gabriel. Al terminar, el tigre se encontraba pensativo y murmuraba
Gabriel sonrió blandamente. casi incrédulamente.
Te gustó, ¿no es cierto? Pero a lo mejor tu madre intentó algunas veces telefonearte.
Nunca pensé que fuera tan fácil volar. Creía que para los pájaros y los No lo creo.
ángeles eso sería algo común, pero para la gente… Ya viste que con el temporal hasta la luz eléctrica suele fallar.
Ahora sólo podremos alcanzar lo alto de la sierra caminando. Volveremos a Puede ser. Pero si ella quisiera habría telefoneado. Tú no conoces a mamá.
sentir el perfume del maro y los perfumes de la noche. Ella consigue todo lo que quiere. Lo único que falló en su vida fui yo.
Volvió a respirar más fuertemente y pareció tomar una decisión. No repitas eso que es muy triste.
¿Ya estás cansado, Edu? Es verdad, no telefoneó porque no quiso.
¡Yo no me cansé, Gabriel! Eres tú quien hizo el esfuerzo; yo apenas sorbí la Ella sabe que tú estás muy bien y que todo corre a las mil maravillas.
belleza todo el tiempo. Sobre todo porque estás acompañado por esa criatura maravillosa que
Entonces, vamos. Vuelve a montar y préndete fuertemente de mi pescuezo. es tu tía Anna.
Era tan suave andar montado en un tigre que los ojos cerránbanse de placer. Eduardo movió la cabeza desanimado.
Sentía todo el viaje teniendo los ojos cerrados. Sabía que alcanzaban la mayor Tú no quieres entender. ¿Sabes una cosa? No hace mucho tiempo ella

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estuvo en la Argentina, en Buenos Aires ¿Sabes qué hacía todas las el esfuerzo. Parece que estuviéramos volando y la vida bailara a nuestro
mañanas? Telefoneaba para despertar a Marcelo y a Serginho. Todos los alrededor.
días. ¡Te estás revelando como un pequeño poeta en potencia! Ahora va a ser
¿Y tú? más difícil la caminata porque estamos llegando a lo alto de la sierra.
Ella pensaba que yo dormía.
Vamos a cambiar de tema porque no debes estar triste ni disgustado; eso Y mientras iniciaban la subida, un mundo diferente apareció. Al comienzo eran
hace mal al corazón. Tú lo sabes bien. túneles de bananeros salvajes que unían sus hojas alargadas. Después, el
Callaron, y al ver el tigre que Edu no tenía ánimo para recomenzar la charla, camino disminuía y se transformaba en una senda minúscula. Solamente los ojos
arriesgó una observación. y la práctica de Gabriel le permitían caminar sin peligro.
No debías hablar siempre de cosas trágicas con la lechuza. No rozaban nada, ni siquiera las hojas de los arbustos. Las grandes patas de
Es su modo de ser. terciopelo del tigre conocían palmo a palmo toda aquella pequeña selva.
Ya lo sé, y por eso evito su compañía. Después de algún tiempo de viaje en la oscuridad de los árboles y del follaje,
Menos mal que no le conté la cosa más triste de mi vida. todo se abrió como por milagro. Habían desembocado en la parte redondeada
Hiciste muy bien. de la sierra.
Pero quiero contártela a ti. Eduardo saltó del lomo de Gabriel y aplaudió de alegría. Sobre su cabeza, la
No lo hagas. Ya te dije que todo lo que duele hace mal al corazón. noche se mostraba tachonada de estrellas y aún la luna dominaba todo, redonda,
Pero tú eres mi amigo, ¿no? redonda.
Tú lo sabes.
Pues bien, necesito contártelo, y con calma. Porque cada vez que lo hago Es lindo el cielo, ¿verdad Edu? Pero mira hacia abajo, hacia la tierra de los
me voy acostumbrando a las cosas y disminuye la emoción. ¿Entiendes? hombres, hacia aquel mar adormecido cruzado por luz lunar.
Tanto hablar de mi vida, en algún momento dejaré de sufrir. Eduardo obedeció, cada vez extasiado. La dirección que le indicaba le trasmitía
Si piensas que te alivia, escucharé lo que quieras. escalofríos de belleza. El velero apagado parecía balancearse dentro del agua y
Eduardo se concentró en sus pensamientos y fue a buscar en su pequeño toda ella estaba iluminada de luna. Allí dormía Anna, dormía María Jurandir, y
pasado aquello que más lo torturaba. Bolitrô, y también todos sus misterios.
Entonces, cerró los ojos para no ver toda la belleza del mar ni todo el azul del Bien, ahora voy a hacer lo que te prometí. Ya recuperé todas mis fuerzas.
cielo. Lo que repetiría era sin sonido, músicas ni otros sinónimos de belleza. Debes volver a montar sobre mí y olvidar una cosa que se llama miedo.
Cuando en mi corazón creció la certeza de que no era como los otros, que ¿Prometido?
mi presencia causaba repugnancia o malestar, comencé a retirarme de la Cerca de ti no temo nada, y nada podrá hacerme mal.
gente y a esconderme más en mí mismo. Perdí el deseo de comer, de Así es mejor.
sonreír, y de vivir. Me gustaba alejarme encerrándome en la habitación, o Eduardo obedeció y montó sobre Gabriel.
buscando lugares sin luz, abrigándome en la sombra, huyendo de los Para que no te asustes, te aviso. Vamos a volar; ésa era la sorpresa que te
otros, de su irritación o su piedad… reservaba.
¿Y tú puedes hacerlo?
Y Eduardo fue bajando la voz, como si hablara para sí mismo. Gabriel escuchaba Tan bien como si caminase. Hasta me cansa menos. ¿Vamos?
entristecido. Contó cómo su nueva manera de actuar irritaba a los otros, cómo su Estoy listo
silencio desesperaba a todos. Ni siquiera Anna comprendía semejante Gabriel corrió hasta la orilla de la sierra y dio un salto. El cuerpo se puso rígido y
modificación. Por más que su paciencia y su resignación quisieran entender, no los músculos parecían de acero. Así quedó por un segundo hasta alcanzar el
podía entender mi desinterés por los estudios o por todo lo que me rodeaba. equilibrio perfecto en el espacio.
Bueno, ahora ya podemos hablar. Iremos
Hablaba, me exhortaba, y nada. Llegaron a la conclusión de que llegaría a la donde tú desees.
demencia. Papá no tenía ojos para reprobarme y mamá continuaba alejándome Primero daremos una vuelta alrededor
cada vez más de las visitas. del velero.
Como quieras.
Sabía porque lo escuché, que consultaban la opinión de varios médicos y La casa adormecida se aproximaba rápidamente.
algunos vinieron a hablarme. Mi desinterés crecía cada vez más en mis pequeños Y Gabriel se desviaba de los árboles y de las piedras.
ojos y la luz que debía haber en ellos tendía siempre a desaparecer.
Un día apareció Anna con los ojos rojos de tanto llorar.
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amonestó: Querido, debes hacer todo por mejorar.
¿Qué pasa ahora, Edu? Los sollozos entrecortaban los suspiros.
Sentí un extraño deseo de entrar en aquel baño y mirarme en el espejo. Intenta comprender. Querido. Si no haces un esfuerzo te llevarán a un
Eso nunca. Tendrás que encender la luz. Además, el espejo es el mayor internado de niños disminuidos. Y ése no es tu caso. Tú lo sabes.
enemigo de las ilusiones y de los sueños. Edu calló y Gabriel preguntó afligido:
Intentó olvidar aquel deseo en su corazón, aunque, ¡Bien que le hubiera gustado ¿Realmente quieres contarme eso, Edu?
verse perfecto! Reflejado en el espejo con su cabeza normal y sus piernas Lo necesito
perfectas. ¡Qué pena que Ann no lo pudiese ver así, transformado! Una mañana arreglaron todo lo que era suyo y tuvo que partir. A su lado, en el
Cuando llegaron a la terraza, Gabriel ordenó: coche, se encontraba Anna, encogida, interrumpiéndose cuando lograba vencer
Ahora monta sobre mi lomo y préndete de la pequeña joroba. su angustia para llevar el fino pañuelo a los ojos.
A la luz de la luna Gabriel parecía haber creciendo, agigantándose. Los grandes Al comienzo, me tomaba las manos y me miraba a los ojos; y si alguna cosa
músculos de las patas y del lomo estaban en continuo movimiento. Las manchas murmuraba, no pasaba de ser un “pobrecito” o algo parecido que su voz trémula
blancas y amarillas se confundían con otras negras sedosas y con el rojo confundía.
quemando su pelo. Ahora la emoción enredaba a Eduardo.
Habló blandamente: Por favor, Edu, es mejor detenerse. Estás trémulo, pálido y tu frente
¿Qué estás esperando, Edu? ¿No quieres ir? inundada de sudor.
No es eso. Estaba observándote. Tú, de carne y hueso, eres más imponente ¡Ah Gabriel! El lugar donde yo estuve era horrible y cruel. Todas las
que el tigre de bronce. criaturas eran locas o retardadas. Los gestos, los ojos, los rostros, el
Él se rió y señaló: desequilibrio en cada palabra. Era un mundo de retardados. Un mundo
Pues yo o él, alguno, está allá. Y la luz de la luna refleja el cuerpo de bronce que reía sin motivos. Como si hasta el dolor fuera gracioso. Cada
en las aguas de la piscina. Se puede decir que él es mi casa. movimiento llevaba a la locura o a la inexpresividad de un mundo
Entonces, estoy listo. repugnante y perdido. Había doscientos enfermos, sesenta de los cuales
Asegúrate bien. Porque vas a ver otra maravilla. Pero tienes que esperar por eran chicos cuyas madres tenían vergüenza de ellos y sólo los buscaban
lo menos media ahora hasta que yo recupere todas mis fuerzas; mientras por la noche, cuando nadie podía verificar sus infortunios. Los otros
tanto, es muy temprano para la sorpresa. ciento cuarenta eran de otras madres que no querían saber nada de la
Caminaron por las terrazas de piedra y buscaron el camino de la sierra. Fue allí monstruosidad de sus hijos. Qué tristeza. La manutención de la sociedad
donde el otro día quedé aprisionado. era garantizada por un dinero insuficiente. Al comienzo del mes teníamos
Te prohíbo pensar en cosas desagradables. Lo que voy amostrarte no fue carne, papa, porotos y arroz. Al cabo de los días se acababa la carne,
visto por ninguno otro ser humano. luego la papa. Después de una quincena sólo teníamos porotos con
Ahora las grandes piedras que rodeaban la casa se hacían mayores a la luz de la harina, hasta que llegara la nueva partida de dinero. La tristeza me fue
luna. El mar gemía allá abajo tan mansamente que no parecía el mar bravo de minando cada vez más.
cuando existía el sol. No es que nostrataran mal; pero era como si los enfermos fuesen
¿Por qué el mar está tan calmo, Gabriel? animalitos incapaces de sentir. No hacían nada especial por mí, aunque
Está durmiendo. De mañana y de tarde él se agita tanto, gasta tanta energía, Anna había llevado recomendaciones que ella misma implorara. Allí yo
que de noche duerme pesadamente olvidándose hasta de mirar las estrellas era otro animalito que no acertaba con los movimientos y dejaba caer la
y la luna. comida, o volcaba el vaso de agua. Peor eran las sonrisa, en esos rostros
Llegaron hasta las proximidades de unas piedras cercanas al mar, rodeadas por informes. Eran sonrisas enfermizas, feas, horribles. No servía de nada
una falda de blanca espuma. Se podían ver las cucarachas pequeñitas y otros decir que yo no era como ellos. Pasaban las manos por mis cabellos y
bichitos deslizándose entre las algas. comentaban cualquier cosa sin importancia. De noche dormíamos todos
Un olor a lirio del valle llenaba la noche de placer. en el mismo ambiente. Algunos ensuciaban la cama y el olor quedaba
Vamos a atravesar un valle lleno de esos lirios. Ahora, asegúrate bien que toda la noche pegado a las paredes. Unos lloraban, otros reían sin saber
saltaremos de piedra en piedra. por qué y de qué. Yo extrañaba mi cuarto, mi cama suave que olía
Los saltos de Gakusha hacían que las sombras se movieran sobre las piedras siempre a limpio. Entonces, lloraba y pensaba en Anna. ¿Dónde estaría
lisas. ahora? ¿También había sido obligada a olvidarme? Nunca me
¡Qué maravilla, Gabriel! Cuando saltas, siento todos los músculos moverse acostumbraría a cambiar los lindos rostros de mis hermanos por las
bajo mis piernas. Tu corazón parece latir con mayor fuerza por caras fuera del gobierno de las emociones de aquellos niños.

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casa está obligada a adormecerse. Entonces comienza la magia de nuestro
Gabriel no se contuvo e interrumpió la narración. desencantamiento. Pasa la mano por mi cabeza.
¡Pero ese es monstruoso! Edu obedeció.
Así es. Nadie pensaba que yo era un niño mentalmente más maduro que ¡Tienes un pelaje suave como el de los gatos!
los otros. Que mi parálisis desarrollaba con mayor intensidad mi Todo tigre en un gato grande.
raciocinio. Pero tía Anna vino en mi socorro. Cuando me llevaron a casa, ¿Cómo conseguiste perder la dureza del cobre?
yo estaba hecho un trapo. Tanta era la debilidad, que mi cuello casi no No la perdí. Esa dureza quedó en el otro. Yo soy una especie de alma de él.
sostenía la cabeza. Y ahí comenzó todo. Edu estaba asustado.
¿Qué cosa? ¿Y si Anna despierta?
El corazón. No hay peligro. Antes de llegar aquí pasé por la puerta de su habitación e
¡Qué tiene tu corazón! hice un pase mágico. No te asustes, porque en este velero toda la
Hasta aquel momento no tenía nada. Luego vino una debilidad, no sé, algo tripulación duerme. La noche es totalmente nuestra.
extraño. Nunca más pude tener un corazón fuerte. Y fue por eso que vine ¿Fue por eso que Bolitrô me deseó una linda noche de sueños?
aquí. Claro. Pero tú estás despierto.
No entiendo. Es verdad.
Es fácil. Vine por dos motivos: primero, para estar escondido de los Ahora vamos de prisa, amiguito. No tenemos tiempo que perder.
demás. Segundo, porque el aire de mar me fortificaría y entonces podría Pero yo no puedo.
operarme. Sí que puedes. Vas a montar sobre mi lomo y yo voy a mostrarte la belleza
Gabriel estuvo estupefacto y no decía nada. de la noche que tanto te prometí.
Edu meneó la cabeza y sonrió, un poco desanimado. Pero yo solo no puedo colocar mis aparatos. Es muy difícil.
No sirve de nada. Por eso acepté este viaje; lejos, no molestaría a nadie Ya hice un toque mágico. Levántate.
con mi presencia. Y porque deseaba una vez por lo menos ser feliz en la Asustado, Eduardo no conseguía obedecer.
vida, como decían los libros de aventuras. Los libros en los que se Cree en mí, amigo. Si dudas, pasa la mano sobre tu pierna.
hablaba de veleros y de viajes maravillosos. Obedeció y se sintió normal, con las piernas recuperadas. ¿Podría caminar con
¿Y qué piensas de todo esto? esas piernas? Gakusha adivinó su pensamiento.
Ella cree que quedaré bien. La ternura de su gran corazón la ha Prueba sin temor.
convencido de que lo soy todo en su vida. Para mí es mucho, pero para Bajó de la cama y caminó con el corazón a los saltos. Los ojos se le llenaron de
una criatura como Anna es pedir poco de la vida. ¿Sabes una cosa agua. Se arrodilló junto a Gabriel y apretó su cuello, sollozando.
Gabriel? ¿Sabes, Gabriel? ¡Tanto que le pedí a Dios que por lo menos una vez antes
Dime. de morir me permitiera caminar como un niño sano! Y ahora tú, Gabriel,
Anna luchó mucho por mí, para que me sacaran de allá, como nadie puede haces el milagro.
imaginar. Hasta amenazó con ir a los diarios, a la televisión. Por fin lo Vamos, vamos que eso no es todo. Hoy va a ser una noche maravillosa para
consiguió. Pero ¿qué consiguió? Traerme de vuelta a un hogar que cada ti.
vez es menos mío. Mi fealdad y los malos tratos herían la vista de todos. Salieron sin hacer ruido. Atravesaron el gran corredor de vidrios y la noche
Yo estaba tan feo que mi figura le causaba daño al espejo. Ella me llevó a apareció en toda su magnitud. La luna clareaba el mar y los árboles.
especialistas. Y todos estuvieron de acuerdo con la operación. Entonces Bajaron la escalera y Edu adormecido en su noche de lindos sueños.
Anna comenzó a salir conmigo, cumpliendo su promesa de que me Ahora usa este quepis de capitán. Saliste de la cama con el cuerpo caliente
dejaría estar poco en la casa. Este es el último día. y no quiero que tomes un resfrío o una neumonía.
No lo será si Dios quiere. Eduardo aseguró el quepis en la mano, desanimado. Era tan pequeño que no
Gabriel, ¿notaste una cosa? podía caberle. Comunicó sus dudas a Gabriel.
¿Qué cosa? Pasa la mano por tu cabeza y mira por qué te lo estoy ofreciendo.
Mi nerviosidad pasó, mi frente ya no transpira ni estoy pálido. Eso significa Obedeció y sus manos aseguraron blandamente su cabeza. ¡También había
que me estoy librando de mis pesadillas y de mí mismo. disminuido! Se puso el quepis con placer. Se detuvo un momento y Gabriel lo
Ciertamente. Pero yo pensaba en una cosa durante todo el tiempo en que
me contabas tu historia. La diferencia entre nosotros, las fieras y los
hombres.

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sacó una cajita de pastillas. Valda. La abrió y ofreció una. ¿Por qué?
Es buena. Nosotros somos más rígidos y más lógicos en ciertas cosas. Cuando nace
Para mi laringitis, sí. una cría defectuosa, la destruimos sin que ella sufra. Tempranamente
Conozco a un amigo de mi tía llamado doctor Marins que se vuelve loco por abreviamos el gran sufrimiento que debería soportar más tarde.
esas pastillas. Correcto. Pero no me gustaría haber perdido toda esta belleza de la vida
Conmigo pasa lo mismo. Ahora, si me permites, voy a pescar un poco. que mis ojos me trajeron hasta hoy. A pesar de todo, ¡la vida es una
Debajo de aquella luz encendida, cerca del nicho, hay unos mosquitos verdadera belleza!
divinos. Cuando mejore mi garganta vendré muchas veces a conversar. Que Ya verás lo que es bonito cuando te lleve a pasear. Cuando la luna esté
tengas una linda noche, llena de hermosos sueños. enorme y a la noche puedas dormir tu sueño de mansedumbre.
Salió a los saltos en dirección a su cacería. Y ¿Cuándo va a ser eso, Gabriel?
Edu se quedó mirando fascinado su gentil figurita. ¡Qué encantador y gentil era el Tan pronto como estés fuerte. Así tu viaje será como ni siquiera puedes
caballero Bolitrô! imaginar.
Cerró los ojos y la voz del sapito repercutió en sus oídos:
“Que tengas una linda noche, llena de hermosos sueños”. EL CABALLERO BOLITRÔ
GABRIEL, LA LUNA Y EL LAGO Anna irguió el cuerpo y respiró hondo. Con las manos colocó en su lugar una
Edu colocó la cabeza sobre los brazos. La cama, tan blanca y agradable, le hacía mecha de pelo que obstinaba en caer sobre los ojos. Se perdió un momento en el
olvidar su angustia que pasaba aquel día. Hasta el ardor de las piernas había paisaje. En el mar calmo y traslúcido, los hombres pescaban camarones, a lo
desaparecido. Los ojos comenzaban a pesarle anunciando el sueño que vendría lejos.
después. Volvió a mirar a la mujer del jardinero que la ayudaba a cuidar el jardín.
Bostezó y sonrió recordando la frase de Bolitrô: “Que tengas una noche, llena de Mire, María. Mire aquel árbol, con una cigarra muerta pegada al tronco.
hermosos sueños”. Es su cementerio, doña Anna. Van allí y cantan. Cantan hasta caer de
Era más o menos la frase. Pero faltaba un pedazo. Hizo un esfuerzo de memoria. espaldas. Y allí se están hasta quedarse sequitas, sequitas.
Ah, ahora recuerdo: “Que tengas una linda noche, llena de hermosos sueños”… ¡Qué mundo extraño el nuestro!
Pensó en Anna. Bolitrô no le había pedido que guardara el secreto. Vio los ojos Se detuvo nuevamente, preocupada por Eduardo. María pareció leerle el
de Anna, tan azules, sonriéndole con bondad. Sus manos finas acariciando su pensamiento.
cabeza deforme y pasándolas sobre sus cabellos. Usted quiere mucho al niño, ¿verdad, doña Anna?
Suspiró más fuerte y se adormeció. Pobrecito, tan enfermo, tan frágil, tan desamparado. Si fuese mi hijo no
No podía calcular si había dormido mucho. Pero ahora estaba atento y tenía la podría quererlo más.
seguridad de que había sonado un golpe leve en su puerta. Escuchó más, y se Sentóse en la cerca del jardín y se volvió de espaldas a las olas que lamían las
sintió feliz. Después del golpe, una voz susurraba del lado de afuera. piedras sin violencia, sin importarle las cucarachas que caminaban por las
¡Eduardo!... ¡Edu!... ¿Estás durmiendo? piedras del muro. Sin saber cómo, sintió deseos de hablar.
Conocía aquella voz inconfundible. Gabriel lo estaba llamando. Antes yo era una muchacha muy linda. Bonita, rica y caprichosa.
Entra. María la interrumpió sonriendo.
El picaporte de la puerta se abrió y escuchó el caminar de Gabriel junto a la Usted aún es muy hermosa. Doña Anna. Así rosada, sin pintura, con esos
cama. ojos azules que parecen salidos del cielo.
¿Cerraste la puerta? Tonterías, María. Antes, sí. Yo ni sabía lo que era la tristeza. Me gustaba
La entorné. No hay peligro; nadie nos va a escuchar. pintarme. Viví dos años en París. Allá, no me agrada recordarlo, tuve la
Pero Edu dudó. mayor desilusión de mi vida.
Entonces, ¿por qué me llamaste en voz tan baja? Calló y María no preguntó nada, aunque sería la seguridad de que se trataba de
Gabriel sonrió comprensivamente. una historia de amor.
Caramba, tontito, no quería asustarte. Volví a Brasil. Fui a vivir con mi familia en San Pablo. Pensé que nunca me
Si es así, está bien. Pero ¿cómo viniste hasta aquí? interesaría por ninguna otra cosa en la vida. Entonces apareció él, Edu, y
Ya es media noche. Después de la última campanada del reloj esta logró que me recuperara totalmente. Fue este niño enfermo quien

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¿Sabes que tienes razón?
me devolvió la oportunidad de encontrar aún el amor por el prójimo. Y no solamente yo. ¿Quieres saber un secreto? Pero no vayas a decir que
Justamente esta criatura tan frágil y tan triste. yo te lo conté: mucha gente aquí, en el velero, detesta el nombre con que
Anna volvió a colocar en su lugar la mecha rebelde. fue bautizado.
Lo que más de dolió, María, fue la seguridad de que este niño no es una Bajó la voz y dijo casi en un susurro.
criatura común. Poca gente lo sabe. Yo, que paso con él la mayor parte Doña María Jurandir no se llama así.
del tiempo, puedo garantizarlo. Es un hombrecito. Piensa como la ¿Es cierto eso?
gente grande. Quizá la Lo juro. Su nombre es Mintaka
enfermedad haya desarrollado en él el sentido de la comprensión. Muchas ¿Cómo?
veces me sorprende la madurez de sus juicios. Aprende, y aprender las Min – ta – ka
cosas más difíciles, pero necesita confiar mucho en las personas para ¿Eso es en el idioma de las lechuzas?
manifestar toda su inteligencia. De lo contrario, se cierra como un No, tonto, la madre de ella era loca por la astronomía y Mintaka es una de
caracolito y sufre en silencio, sin protestar contra nada. Ni siquiera las estrellas de la constelación de Orión. Una de las que la gente llama las
contra las grandes injusticias que hacen contra él. Tres Marías.
¿Usted cree que la operación servirá para algo? ¡Ah, ya sé! Tía Anna también tiene esa manía; conoce cuanta estrella hay.
Anna suspiró. ¡Qué lástima, porque Mintaka es un nombre lindísimo! En cuanto a María
Esperemos que sí. He intentado olvidarme de eso. Pero el tiempo pasa y la Jurandir, no sé… me parece un nombre raro para una lechuza.
realidad se aproxima a pasos cortos. Lo leyó en un diario. Era la historia de un crimen, donde una mujer con ese
Volvió a mirar el mar a lo lejos; los hombres continuaban en la pesca de nombre recibió mil setecientas cincuenta y dos cuchilladas. Le gustó y se
camarones. Se veían las redes suspendidas dentro del barco y las gaviotas apropió de él.
alucinadas gritando a su alrededor, sumergiéndose en lo alto, desapareciendo en ¿Cuántas cuchilladas dices?
el mar y en segunda reaparición con la presa. Mil setecientas cincuenta y dos.
Siento cada vez más el deseo de estar cerca de Edu. Me contento viendo ¡Pero no hay cuerpo que pueda soportar tantas!
que reacciona bien, recobrando la confianza perdida. Hasta intenta Todos sabemos eso, pero también conocemos lo trágica que es doña María
ayudar. Ya sube las escaleras con más seguridad y consigue pasear por Jurandir. Como máximo, la mujer debe de haber recibido unas siete
todos los rincones de la casa y del jardín. cuchilladas, pero de tanto contar la historia y aumentar, llegó a ese número.
Le sonrió a María. Edu estuvo de acuerdo con esa lógica. Miró nuevamente al sapo y analizó su
¿Sabe como llama a esta casa? aspecto. Era muy simpático Bolitrô; pero todavía, de todos los seres encantados,
María esperó la explicación. el que se llevaba la palma era Gabriel. Difícilmente encontraría un ser más
Barco. ¡Un velero! Para él, la casa volcada sobre el mar y las olas que fantástico que el tigre. Recordó algo.
baten a su alrededor forman parte de su viaje. Él no cree en vacaciones. Escucha, Bolitrô, ¿cómo puedo hacer para conocer a doña Janirana?
Mejor dicho, estas vacaciones suyas no pasan de un lindo viaje de Va a ser difícil. Tú no puedes entrar en el sótano.
sueños. Edu tembló al pensar que podría andar por ese mundo sombrío, húmedo y
Los pescadores están volviendo, doña Anna. asfixiante.
Dentro de un momento iré a buscarlo. Debe de estar soñando en alguna Ella tampoco va a salir de su encierro. Allá se pasa la vida entera. Creo que
parte. no va a haber manera, no...
Consiguió apoyarse en las muletas y respiró profundamente. Aquel gesto se Es una pena. ¿De dónde proviene su nombre?
tornaba cada vez más fácil. No lo sé.
Hoy voy a hacer esa caminata que deseo desde hace tanto tiempo. Yo saco mis conclusiones, más o menos. Es así de buena porque tiene el
Atravesaré aquel trozo de jardín, el ancho césped, y llegaré hasta los nombre de Anna en el final. Mi tía también tiene alma de monja. ¿Sabes,
dos grandes árboles que mezclaron sus raíces dentro del muro. Bolitrô, que nunca en la vida Anna peleó conmigo o perdió la paciencia?
Probó caminar y se sonrió más tranquilo. Eso es muy lindo. Pero muy difícil que suceda en la especie humana.
No va a ser necesario que la llame a Anna para que me ayude. Tosió y recordó una c osa. Metió la mano en el bolsillo de su vieja casaca y
El viento que venía del mar le acariciaba los cabellos y el sol, bastante caliente,
aún reinaba sobre su lenta caminata.
¡Eso, vientecillo amigo que viene del mar, muchas gracias!

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Pero ¿las cobras no se comen a los sapos? No se acercaba a Gakusha porque seguramente él le recriminaría con su suave
Leyendas. No todas las cobras comen sapos. manera de hablar.
Ya sé. ¿Y por qué “cobra–monja”? Cuidado, Edu. Es mejor llamar a tu tía.
Porque vive en claustrada. Abandonó las glorias del mundo y resolvió servir Lindo y fiel amigo. Pero esta vez no escucharía su consejo. Súbitamente, una
a la pobreza allá abajo. Es una santa. Casi nunca sale de su escondite. Y sonrisa le iluminó el rostro. Y habló en voz alta a sus sueños.
cuando a veces, algún atardecer, va a mirar el cielo es para rezar pidiendo el Menos mal que Gabriel habla como una persona, ¿qué pasaría si lo hace
bien para los otros. como en las películas? Me moriría de miedo. Si él hablase con lenguaje
¡Qué lindo es eso! Pocos hombres se ocupan de los demás, por lo que sé… de tigre, ¿cómo podría comprenderlo?
Pues doña Janirana es diferente. Vive allá en la bodega penetrando la Listo. Había dejado toda la zona de la piscina donde el terreno estaba empedrado
tristeza y la soledad de todos. de piedras minerales. La casa entera aparecía recubierta con esas piedras que
¿Dijiste bodega? llegaban hasta la cerca o hasta el gran muro que protegía la casa de las furiosas
¿Y no es así? olas del temporal.
¿Sí? Ahora necesitaba caminar con mayor cuidado, porque el césped suave hundía
Por lo que me contó doña María Jurandir, tú mismo bautizaste esto como los picos de sus muletas. Levantó la vista y vio los grandes árboles donde los
“velero”. Y si es un velero, aquí arriba está la cubierta y allá abajo la pájaros hacían gran alboroto.
bodega. ¡Qué hermoso muro! Realmente bello ¿Cómo haría la naturaleza para que las
Pero eso es fabuloso raíces vivieran bien en medio de las piedras?
Siempre que algo forma parte de un sueño es fabuloso.
Edu estaba encantado. Caminó un poco más y descubrió una cosa curiosa: un montón de cuerdas
Por suerte viniste. Aquí, en el velero, al llegar las cinco, cinco y media o estiradas en el suelo, amarradas en las extremidades por palos clavados en la
seis, basta que yo cierre los ojos para que suceda un montón de cosas tierra. Eran muchas y todas seguían la misma dirección. Parecía una escalera
maravillosas. acostada en la arena. Seguramente el jardinero estaría por hacer algún trabajo o
No con todo el mundo pasa eso. plantar plantas siguiendo una misma línea. Eso dificultaría su llegada al muro.
Menos mal que yo puedo tener algo diferente de lo que tiene los demás. Pero probaría con paciencia. Ya que habría resuelto ir, nada lo detendría. Se
El sapito buscó una posición mejor para acomodarse. acercó a la primera fila. Con dificultad pasó una muleta y una pierna. Después
¿Tu nombre, Bolitrô, es de nacimiento, o alguien te bautizó así? descubrió que era difícil empujar la otra muleta y la otra pierna. Sí era difícil ir
No es totalmente así… Mi madre me llamó Inocencio, pero a mí no me gustó para adelante, para atrás seguramente sería imposible. Iba a intentarlo. No podía.
ese nombre. Mi madre era loca por una novela que había leído y que se Claro que era la primera línea de cuerdas. Podría retroceder y desistir del paseo.
llamaba Inocencia. Yo quedé siendo Inocencio hasta que sucedió una cosa. Otra vez vendría con Anna. Era mejor.
¿Conoces al dueño de esta casa?
Nunca oí hablar de él. Además, el fresco viento del mar no llegaría hacia ese lugar y el sol calentaba
Tiempo atrás, el dueño de esta casa era intendente, y llegaba mucha gente demasiado su espalda y su cabeza. No. Mejor sería continuar porque el volver el
política. La mayoría para llenarse la barriga, puedes creerme. Un día pareció cuerpo no ayudaba y los brazos no tendrían fuerza para tanto. Increíble que se
un señor ministro que se llamaba Bolitreau, tal como se escribe en francés. pudiera quedar paralizado por culpa de una cuerda inútil y delgada. Se controló
Me enloquecí por el nombre y resolví adoptarlo ante escribano. Fue un porque no quería irritarse. Con violencia, las consecuencias serian peores.
mundo de dificultades y acabaron registrándome “Bolitrô”, en portugués. Calma, Edu. Con un poquito de paciencia la cosa iría bien. Respiró fuerte y trató
¿Quiere decir que tienes el nombre de un ministro? de llevar la muleta hacia adelante. Con el esfuerzo, la punta de la muleta había
Bolitrô hizo un gesto de desprecio. cavado un surco más profundo y dificultaba su deseo. “Si consiguiera caminar
Pienso que no. Es el ministro quien lleva nombre de sapo. Piensa bien. hacia el costado, quizá podría llegar hasta aquella estaca y derribarla empujando
Eduardo calculó mentalmente y se quedó con la opinión del sapo. De hecho, la muleta contra ella. Cayendo, la cuerda queda floja y por lo menos yo podré
aunque nunca había visto la cara del ministro, el sapo tenía más cara de Bolitrô. volver. Hacia la derecha,
aunque lo intentase, no serviría”. Todos sus movimientos hacia la derecha
siempre se tornaban difíciles.
¡Ay cuerda, cuerdita! ¿Por qué estás haciendo esto conmigo? Yo sólo
quería dar un paseo hasta el muro. No está prohibido hacerlo.
Ahora sus brazos estaban mojados de sudor y las manos resbalaban en el
apoyo. Consiguió llegar hasta donde se propusiera, pero con la maldita cuerda
entre sus piernas y sus muletas. Sin embargo, el esfuerzo de la caminata
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¿Qué fue lo que te prometí?
disminuía la fuerza de sus brazos. Quería empujar la muleta contra la estaca, Que me darías todos los gustos, y yo no estoy pidiendo mucho. Sólo
pero el cuerpo no atendía a su voluntad. ¡Dios mío! ¿Qué podría hacer? Aunque quiero quedarme sentado en esa silla de lona. Me quedaré allá, sin
gritara, el barullo del mar, y el viento no dejaría que su voz pudiera hacer algo. moverme. Es aquella silla, cerca de la escalera. Me gusta sentarme y ver
Desanimado, elevó los ojos al cielo. Y el cielo azul, casi sin nubes, no se interesó llegar la noche.
por su fracaso. Anna no parecía estar muy convencida.
Volveré al centro.- Allí la cuerda es más baja. Fue allí donde me enredé. A Caramba, Anna pensé…
lo mejor está allí el lugar por donde podré escapar. Anna sintió que los ojos se le humedecían
Más cansado aún, retornó casi de espaldas. Ahora sí. El pecho le dolía de No hables así que me haces sufrir.
cansancio. Y necesitaba mucha cala. Si llegaba a caer se golpearía mucho Pero no me crees. Quita las muletas, que no estén cerca de mí y entonces
porque las piernas débiles y la carne quedarían apretadas contra los aparatos no podré moverme.
ortopédicos. La conversación continuaba. Sabía que cedería.
Sintió una terrible desesperación y hasta quiso decir parábolas, palabras duras, Está bien, querido. Voy a llamar al jardinero para que te cargue. Subir con
feas. La lengua se empastaba en su boca y ninguna palabrota escapaba de su tu peso puedo, pero descender las escaleras es peligroso. No te
garganta. Mal pudo mirar al cielo y decir la única palabra que consiguió colocaré los aparatos,
pronunciar. ¿está bien?
Culo… cu… lo… Edu sonrió aliviado. Aún después de una noche de descanso los aparatos le
Tragó entrecortadamente, desesperado, e intentó calmarse. hacían doler mucho. Y ahora, con los miembros hinchados por la caminata fallida,
Si por lo menos pudiera bajarme como cualquier niño. Sería tan fácil… sería mucho peor.
Acercó desmañadamente el rostro de Anna y lo besó.
Una miserable cuerdita lo sujetaba como si se tratara de la mayor cadena del Te doy mucho trabajo, ¿no es cierto, Anna? Ella se soltó en sus brazos y
mundo. acarició calmosamente los cabellos.
Trató de controlarse para intentar un nuevo movimiento de suspensión de la No, mi querido, no es eso.
pierna. Iba yendo, iba yendo… Los bellos ojos azules de Anna se llenaron de agua.
En ese momento soltó un rugido de dolor. Con el esfuerzo, la cuerda había No es nada de eso. Sólo que la vida de uno no vale mucho.
penetrado el aparato ortopédico. Cada vez estaba más preso. Ya no podía hacer El sapito comenzó a salir del agujero que tenía la gran escalera. Los ojos de Edu
nada más. Sólo esperar. El sol calentaba su cuerpo débil y empapaba de extasiaron. Era un lindo sapito. No uno de esos cascarudos, llenos de montañas
transpiración su espalda. Los ojos le ardían por efectos de la claridad. Comenzó veteadas en el lomo, y sí un sapo rubio, erguido y de grandes ojos verdes. Los
a refunfuñar, como si esto le proporcionaba un efecto de calma. Necesitaba fingir ojos parecían aún más grandes porque usaba anteojos ovalados en la punta de
que no sentía las axilas ardientes por el apoyo de la muleta. Tanto esfuerzo. la nariz. En el cuello llevaba una bufanda de lana de colores muy agradables azul
Tanto deseo de dar apenas un pequeño paseo, terminaba ridículamente. claro, blanco y amarillo.
Comenzó a sollozar. Aunque quisiera gritar, no encontraría voz para hacerlo; Llegó saltando y se detuvo junto a la silla de Edu, analizándolo
necesitaba ahorrar esfuerzos; apretar un brazo contra el otro para soportar el ¿Seguramente eres Bolitrô?
dolor que le producía la muleta. Aunque se lastimara un poco evitaría que el Exactamente muchacho. María Jurandir ya me había hablado de ti, y yo
cuerpo perdiera el equilibrio. Hasta lloraba abajito para no fatigarse. Y las desde hace tiempo estaba por salir y venir a conocerte.
lágrimas descendían por su rostro alcanzado el cuello de la camisa. La voz tenía un sonido ronco.
Así fue como lo encontró Anna más tarde. Pero me atacó la gripe, y la maldita garganta me ardió todo lo que quiso,
aunque doña Janirana me llenase de remedios y cuidados.
No, hijito, me parece mejor que hoy no bajes. Quién es doña Janirana?
Anna había llevado arriba su cuerpo adolorido. Después de darle un baño lo Una cobra muy amiga mía. Una “cobra–monja”
había llenado de talco debajo del brazo. Un momento, Bolitrô, que me confundes
Había auscultado su corazón, llena de miedo. Pero él ya se había repuesto. ¿Cobra, dijiste?
Estoy bien, tía. Sólo quise llegar hasta aquellos árboles. Así es.
Ya lo sé querido. Lo sé. No hiciste nada malo. Un día de estos Anna te
llevará hasta allá. Pero hoy te quedarás quietito. No voy a ponerte los
aparatos, ¿está bien?
Eduardo hizo un gesto de tristeza perdida.
Pero me lo habías prometido
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De :
MAURO VASCONCELOS

INDICE

EL VIAJE................................................................................. 1
LA CONQUISTA DEL VELERO............................................... 2
GAKUSHA, EL TIGRE ------------------------------------------------- 3
LA DAMA DE LAS SOMBRAS ................................................. 5
EL CABALLERO BOLITRÔ ................................................ 9
GABRIEL, LA LUNA Y EL LAGO............................................... . 13
AL CAER DE LAS VELAS ................................................. 18
VELERO DE CRISTAL, VELERO DE LAS ESTRELLAS ........... 19
EL GRITO DE ANNA .............................................................. 21

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