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El Pájaro Cultural

N° 116 Abril del 2018


Publicación del Noroeste $ 50

Jaime Dávalos: Fotografía de José Juan Botelli


Vuela
Sabes?
Si alguien te espera
Sebastián Diez Olvídalo.
(Desde Tarija) Vuela:
Siempre habrá una rama
que repose tu vuelo.
Receta Las aves beben
en las arenas del Sahara.
La alquimia es un engaño
Cuánto he disfrutado hoy. no hay recetas
los brujos improvisan
He logrado una excelsa receta igual que el universo.
He rozado lo sublime No hay dos soles iguales.
Pero sí es cierto
Un sabor inexistente. que hay manantiales
A la papaya en Tarija.
Las faldas de tus ojos
Poesía y Pensamiento
le quité su frescura, amargué no dan sombra en el vino.
Tus labios enrojecidos
el dulzor de la caña de molienda
transgredí la esencia del jalapeño. de restregar tus blancos dientes
sobre el trapiche de la inocencia.
Volví tenue al Singani Bebe
y al cerdo el agua de luna
que baja de los cerros
lo embriagué de vino. junta tus manos bajo la tierra.
Los ajos se pusieron verdes Cómela.
No esperes que sea otra cosa.
en la sartén con la oliva. Nadie te espera:
Vuela
Todo se mezcló: olvida lo que no te alimenta.
Hice que la muerte La aves beben en las arenas.
deje un sinsabor de boca
como recordando la vida.
Editorial
¡Miren cómo se ha puesto el cielo!
Por Juan Ahuerma Salazar
El que dio la alarma era un niño de no más de seis o siete años. Todos los
que estábamos cerca, en el colectivo rumbo a La Caldera, miramos a tra-

Fotografía de Anna Lindenmayer


vés de las ventanillas. De pronto, como por arte de magia negra, el cielo se
había puesto oscuro, como presagiando una tragedia. Enseguida se puso
a llover, como desde hacía casi veinte días.
Cuando el poeta santiagueño Jorge Rosemberg vio en las noticias a los
hermanos aborígenes de Santa Victoria con el agua hasta los kinotos, me
escribió diciendo: “¡Por favor hagan algo, paren a las topadoras. No dejen pasar
a los sojeros por la calle!”
Se trataba solamente de una expresión poética, pues sabemos que antes
de eso tendríamos que atender a muchos de sus socios que anidan como
cuervos en los palos más altos del gallinero, una metáfora inconclusa del
Estado.
Y esos, aunque fantasean que son los buenos, no son malos. Son los peo-
res: Padecen de una inutilidad tan de salón, tan demodée, tan impostada Gárgola en el Ayuntamiento de Múnich
que aparece a todas luces sospechosa.
La psicología y la antropología contemporáneas proponen que las comunidades ancestrales (y contemporá-
neas, como lo describe el sociólogo Jack Siegel respecto a sus intervenciones en Burkina Faso), en la expresión
de un Inconsciente colectivo tienen la capacidad, o al menos la posibilidad, de influir en los fenómenos climáti-
cos de su entorno. Nos enseñan también que eso funciona a través del brujo o Chamán, por delegación incons-
ciente de la tribu. En el Amazonas Venezolano los adolescentes tienen el poder de destituir a los falsos brujos:
los descubren “porque no pueden hacer llover”.
El lingüista Mac Luhan afirma que el drama de la sociedad contemporánea es que los chamanes han sido sustitui-
dos por los políticos y los comentaristas de la televisión.
El Premio Nobel de Literatura del año 51, el escritor sueco Pär Fabien Lagerkvist, nos relata dramáticamente
en su Novela “El Enano” cómo, a consecuencia de los crímenes y la corrupción de la Corte, la peste se adueña
de las ciudades y aldeas de un reino, hasta que los cuervos se enseñorean en las fuentes de las plazas.
Todos los desastres bíblicos tienen su razón y causa necesaria en el hecho de que los hombres (y las mujeres
también) enjamelgados en el Poder, tan ilusorio como abyecto, han violado la armonía de las energías y las
leyes que regulan a la naturaleza. Recomiendo leer esa hermosa novela del Antiguo testamento (cuando las
escrituras no eran todavía canónicas y expresaban la primer literatura sobre los humanos, los dioses y la tierra),
que es la historia de Jonás y la Ballena.
Algo muy malo está pasando cuando el Norte está bajo el agua y la Pampa húmeda se ha transformado en un
secadal.
¿Qué diría de todo esto Parravicini, que como buen vidente anunciaba, allá por los años veinte, que el Imperio
del Norte tendría un presidente negro? Y que después lo sucedería el presidente “Trompeta” (se refería segu-
ramente a Donald Trump). Y que finalmente volvería a gobernar el negro. Y ese sería el signo inequívoco del
fin de los tiempos, del fin del mundo.
Seguramente se refería al fin de una civilización, de un tipo de cultura o de incultura que no supo respetar al
individuo, ni a los animales, ni a la naturaleza.
Todo lo que he mencionado anteriormente expresa en su conjunto un criterio unánime y extendido a lo largo
de toda la historia de la humanidad. Desde el Pleistoceno tardío hasta pasado mañana, si es que lo hubiera:
Y es que la naturaleza se enloquece cuando están usurpados los roles y los liderazgos naturales a toda sociedad
humana. Es decir, cuando los viles y los brutos, encumbrados en la pirámide del poder absoluto, dictan man-
damientos desde las nubes. Y todos sabemos por donde lleva esa empinada escalera.
Y así estamos, las señales a la vista.
Personalmente, yo creo que todo esto de malo que está pasando, que nos está pasando, es porque el mundo
está lleno de carneros. Que en definitiva no son más que los sicarios y los edecanes de un cornudo más grande
que ellos: el mismísimo diablo. El infierno -ya lo dijo Shakespeare- está vacío, y todos los demonios andan sueltos.

Si ocurriera lo peor, debo aclarar que no he votado a nadie, que no he votado por ninguno. Y por ende, que de
tal semejante desmadre me declaro absolutamente irresponsable.
Otoño del 2018
El Mago
de la calesita
Por Ricardo Mamaní
la odalisca seguía llorando y la calesita seguía gi-
rando con la odalisca llorando y el bebé contento
arriba del pato gigante.
Se detiene la calesita y empiezan las chacareras a
puro violín y bombo.
Baila la odalisca con todos sus pañuelos, su vesti-
do corto y su torso desnudo: extasiada y fuera de
sí no se baja de la calesita.
El público gritaba con algarabía y frenesí ¡bravo,
bravo! Continuaban los aplausos y el bebé conten-
to a todos saludaba. Y se cae el telón y tapa la ca-
lesita.
El bebé otra vez se largó a llorar.
El payaso del circo con el micrófono en la mano
decía ¡que paren a la calesita!
“Cada casa es un circo”. Maqueta de Nicolás Picatto El bebé otra vez vuelve a llorar y se detiene la ca-
lesita.
Había algo insólito en medio del circo: una calesi- El público estallaba en aplausos y las chacareras
ta tapada con una carpa de color verde con dibujo empezaban a sonar con su magia en el crillón de la
de odalisca, conejos marrones y blancos, y un bebé noche y los aplausos no paraban y las chacareras
sentado con un chupete en la boca. no dejaban de encantar.
Giraba en medio de la función del espectáculo del Entonces ocurrió algo inesperado: se cortó la luz
circo, era el carrousel de mandinga. eléctrica en todo el circo. Por unos minutos volvió
Las personas no aguantaban tanta algarabía por- el silencio y los silbidos invadieron el circo mien-
que se escuchaban chacareras y más chacareras. tras la calesita no dejaba de girar tapada con la
No se detenía el carrousel y el mago del circo sa- lona.
caba un conejo que saltaba de la calesita, después Y el payaso del circo empezaba a gritar ¡Hagan gi-
saltaba un payaso con un caballo de plástico deba- rar la calesita! Y las chacareras ya estaban tontas
jo del brazo, luego saltaba un burro de verdad. To- y a punto de sublevarse de tanto girar adentro de
dos saltaban con la calesita girando y el público no la calesita a bombo y a violín; la odalisca cantaba
paraba de aplaudir. El dueño del circo, extasiado, chacareras con la calesita tapada.
saltaba con todo el público arriba del escenario. Como por arte de magia vuelve la luz eléctrica y el
El burro y el payaso eran de verdad y estaba el mago de la calesita hace desaparecer al bebé que
burro tranquilo arriba del escenario hipnotizado lloraba.
por el payaso. En medio del escenario y por debajo del carrousel
Y las personas que estaban abajo gritaban ¡otra, cae el disfraz de un bebé de goma del tamaño de
otra! Y aplaudían. Y de golpe tapan con una carpa un niño. Y cae también un plumero con un mon-
la calesita y se detiene el carrousel y empieza a tón de pañuelos en forma de odalisca.
llorar un bebé y también llora una odalisca. Des- Y el payaso gritaba “¡Paren a la calesita porque el
pués de nuevo sacan de un solo golpe la carpa y mago no está y la calesita ya no me obedece! Man-
dejaban de llorar el bebé y la odalisca. dinga me está ganando la calesita”.
Entonces empieza de nuevo a girar la calesita pero “¡Y se está quedando con la odalisca y mi bebé ya
aparece en el medio del carrousel un pato de plás- no está llorando!”
tico gigante y se calla el bebé y empieza a sonreir. El mandinga del carnaval se está quedando con la
Su mamá lo había sentado en el pato gigante pero carpa de mi circo, la odalisca, mi bebé de verdad y
mi calesita”
Odio el carnaval que me quitó todo y me dejó sen-
tado en el catre de mi cama.
El mandinga del carnaval en febrero me hizo llo-
rar, dejándome solo sin nada. Hasta se robó mi
sueño el mandinga del carnaval. Todo de una sola
vez se adueñó el carnaval.
Sábado 20 de enero del 2018

4 El PájaroCultural
Mauro Martina Tributo a la tristeza de Abril
Nació en la Ciudad de Salta, y su infancia se desenvolvió a la alta luz de San
Antonio de los Cobres. Publicó en Antología con los poetas de Rosario de Ler-
ma, y estos poemas son los adobes de una próxima obra a publicarse en libro.
Más allá del Olvido
Frente al mar medito:
Lavanderas Wichi Peón de cuatro sombras quiero reencontrarme
Ráfagas de galopes, remolino de la A Gustavo Rubens Agüero y de mis pesadillas escapar.
orilla, Vivo prisionero
trastos de ropa que lava el río. Migaja de estrella. del exilio incomprendido
En reincidente espera: Espejismo estremecido en la puna de en islotes tan queridos.
Encajes de carmín encendido de me- Cauchari,
jillas. niño perdido, que no sabe el código, la
oculta geometría. Mil cartas perdidas
Ágoras ajadas sus manos, Hierve una pizca de humanidad, en el y otras no respondidas
vierten y en la espuma naufraga el sol que se quema en mi mente confundida.
mediodía. en su piel. Ilusionado sentía
Una nativa blancura penando
Golpe tras golpe, en las patas de los guanacos, que a mi patria volvería,
desgarban el cansancio, y en tus ojos… atrapada al barrio de mi pueblo.
pobre, de rodillas. parda tu mirada en la lente, combatiente
Saborean sus siluetas cobres los olvi- en la nada. Altano que viene y va
Prisioneras del sudor, palas y manos de
dos sal. trae suspiros y saludos perdidos
y en reflejos huelgan las penas, Wichi, Corazón de pico y miseria. de mis hermanos caídos.
sobre el río. Y Coquena en la alborada. De voces y rostros que rondan
en la densa neblina
Más allá…del Pilcomayo El amor no tiene día, viento de la caricia. de mis sufridas Malvinas.
resolana enjuagando pedregal Cuatro sombras y la noche, capa estrella-
y arriba el ojo azul de la jauría. da.
Cobija minera sin sueños de abrigo.
En litorales desertados nidos, y el in-
En la soledad de Soledad
vierno. Luna de botines fríos, rasgada sal de talo- con su vestido de novia,
nes y rostros. de su modista,
La roca desarropó la claridad, Hambre de fin de mes la tenaz ventisca
y cansancio.
socavando el gris sueño de las sába- El salario, lastimadura del bolsillo que que con copos de nieve
nas. derrama alcohol. a los pibes cobija.
Mece el sauce el ojo y su rabillo, La boca, ruinas, donde mascullas la vida.
resquicios de oscuros silencios. Coca, soledad en hojas, verde el diente… Quiero regresar.
Acaso, el horizonte, Y la mueca
y la muerte. Esa nieve, ese rugido,
un trazo al azar y umbrío. no me dejan precisar.
Tu tiempo, ceniza de estrellas,
Y la llovizna que todo lo regresa, temprana y salada raíz. Y dudo si en desembarcar
derrama en mis seres queridos
blasfemias a sus denuedos. Y en las trizas de los huesos del peón cor- o en mis compañeros dormidos.
tador,
y otro… naufragando, desolado el universo,
anónimo y lastimado atardecer. un salar de gritos mudos. Soldado no te duermas
que el frío enferma,
y de su pesado sueño
la muerte será tu dueña.
Tu demostrada convicción
yace en esperanza y redención.

Pronto iré a consolarte


de la mano levantarte
para luego continuar.
Todavía median
estaciones intermedias
hasta la meta final.

Ing. J.C. Quiroga


Abril de 1996

De barro somos: Fotografía de Alejandro Ahuerma

5 El PájaroCultural
Desde Santiago del Estero el poeta Jorge Rosemberg ha desarrollado un género por demás particular, se podría
decir inédito, como cuando los hermanos Núñez desarrollaron la Chacarera Trunca, que ya era, que ya existía,
pero no tanto, no tan en demasía. La traducción de Zoco es la de mercado, y viene del árabe, como los números,
como la almohada, como la teja, como las odaliscas, como tantas otras cosas. Por lo que recuerdo “Buri buri” era
una acepción atribuible a la mollera, a la mente, a la imaginación, tal vez y en este caso, a la memoria. Estos textos
pertenecen a su libro El Zoco de la buri buri VI, intitulado Quetuví. Lo que indica que antes de éste hay cinco ra-
malazos de memoria para recordarnos que Santiago, entre el dulzor y el amargo, todavía existe, todavía perfuma,
como un pasado paraíso que, empecinadamente, se niega a desaparecer.
Cielo despejado Walker de etiqueta azul para tal pro-
pósito. Y bueno, contesta, ojalá que mi
Son los fines de agosto y agosto se des- marido esté de acuerdo. Yo, de puro
vanece ya, al igual que los otros, según atrevido, de puro metido nomás le res-
pasan los años. Según la sabiduría po- pondo que lo que le viene bien a un
pular hay que pasarlo, ésa es la consig- pavo le viene bien a un hombre, que
na, y encima tiene treinta y un días el no tendría inconveniente, esto provocó
desgraciado. El comienzo con la ruda una risa conjunta de los dos.
en el té Alberto Alba lo preparaba con Tras el estrepitar de la última carcajada,
aguardiente catamarqueño, entre sus la mujer agarra el carrito y se va. Claro,
libros y silencios, en la calle Perú. El cómo se va a reir una mujer casada con
poeta preparaba comiditas ricas. Su im- un desconocido en un supermercado, es
pecable copa de tinto, pero no, en agos- pecado. Pienso que la misma situación
to no es conveniente recordar, es malo sucedida en un almacén de esquina de
recordar. la vieja ciudad, hubiera durado un rato
Hoy 29 de agosto, siendo aproxima- más. Los almacenes aquellos estaban
damente las catorce, está llegando la excentos de pecado, eran como nidos
tormenta de Santa Rosa, Santa Rosa de donde reposar la vida de las tardes san-
Lima, la patrona de América Latina. Al pasar la tormenta de Santa Rosa, he pa- tiagueñas, una vida social hoy triste-
Yo estaba recostado, aleargado (con sado por la calle Mitre, qué intensidad habrá mente inexistente. En el supermercado
todo el esfuerzo que me ha costado re- tenido la tormenta que la calle lucía anaran- de hoy el carrito tiene cuatro ruedas
cordar ese adjetivo) cuando comenzó el jada, todas las naranjas agrias ya maduras para circular, no puede estar mucho
viento a zumbar, en la calle no se veía en el suelo, todas. tiempo quieto, el pudor tiene además
nada, todo era una nube de tierra. El 1 Qué linda oportunidad para organizar una que cicular. El pudor en las tardes san-
de septiembre fue peor, la violencia del Pymes, pensé, me refiero a un microempren- tiagueñas de mediados del siglo pasado
viento ha sido tal que hasta una sanda- dimiento productivo para elaborar dulce de era candoroso y duradero, espirituali-
lia de alguien ha caído en mi patio. Un naranjas de la calle Mitre, ciudad de Santia- dad de la vida coloquial desaparecida.
Tsunami de tierra, según la Mora. go del Estero. Y mirá si yo mismo hago la El almacenero ya había enterrado su
Agosto necesita otro sistema nervioso, fundamentación del proyecto, de seguro ha- cuchara grande de plata en la harina, en
una salida al mar, a todo lo presente bría sido rechazado por organismo respon- la yerba, en el fideo, en el azúcar. La ba-
perdido, a la vida que entra por la boca sable y competente, se habría determinado lanza de pesas de bronce ya había dado
entera. que la calle Mitre quede a merced de los su veredicto y la mercadería ya estaba
Mientras tanto un canal de televisión de poetas. Unas naranjas aplastadas no pueden envuelta en el papel de astrasa con los
Buenos Aires anunciaba un pronóstico fundamentar ningún proyecto, constituyen moñitos realizados perfectos sobre el
extendido: “para la región del noroeste la materia prima para la decoración. Es algo mesón, y seguramente un hombre y una
argentino, despejado, cielo despejado”, que precede a lo real y lo encadena. Mejor mujer parecidos a estos de la Plaza Vea
no sé para qué inventan, si no saben, no dejemos a la ciudad así como está. prosiguen una conversación, con una
digan. Esa calle de color naranja, acaso sea el aviso bolsa o un canasto en sus manos.
de un ángel de buen gusto y con el perfume He dicho canasto y mi nostalgia pa-
necesario para atemperar un largo adiós. gana, empedernida, y mis ojos ven a
Un nuevo septiembre de la vida va llegan- las reina de las marchantas, doña Ra-
do. Una nueva primavera con los brotes del mona, con un canasto repleto en cada
amor y es un frenético honor aceptar sus brazo, no en cada mano, encima con el
desafíos. pashkil encima, con otro canasto más.
Trajinada vencedora de los calores y
Extraño momento en un super- las veredas ofreciendo a domicilio ga-
mercado llinas, pollos, huevos, frutas, verduras
y para esta época pavos y pavitas para
Góndola de las bebidas fuertes en Plaza la dulce Navidad. Mi madre en el patio
Vea, en el Disco viejo, como tecía la Tere abriéndole el pico al pavo para meterle
Palumbo. Vea vos. Disculpe señor, me dice cognac Tres Plumas. Decían, la expli-
una mujer, si yo podía aconsejarle qué cog- cación que yo he recibido de primera
nac podía comprar para darle al pavo que mano, era que haciéndole eso al pavo
seguramente iba a matar. se le impregnaba la carne de un espe-
De la navidad se trata, mejor dicho se tra- cial sabor. La versión menos culposa es
taba, empecé a pensar para mí. Este…, le la gente que dice que así se lo macha-
digo, no va a comprar usted un Johnny ba al animal para que no sufra cuando

6 El PájaroCultural
living con la misma postura de Winston
Jorge Rosemberg Churchill.
XII. Recuerdo la bosta de los caballos
percherones de la reina Gubaira sobre el

“El Zoco de la Buri empedrado de mi calle.


XIII. Recuerdo a Marcos Aguirre con su
cigarrillo permanente en la boca en la ve-
reda de Siroco imitando a Bogart, mien-
tras Ingrith Bergman estaba conmigo en
le retuerzan el cogote. De todos modos patio. un balcón.
después venía la hervida y el desplume, ¿Qué habrá durado, una hora?, así me XIV. Recuerdo a Tony Curtis desayunan-
un despliegue inusitado y maloliente en parece ahora. También me parece que do en la confitería Ideal, de paso a Salta,
la cocina. aquel malogrado mediodía divisé por para filmar Taras Bulba con Yul Brynner.
A mediados del siglo pasado no había primera vez el rostro triste de ella, de- XV. Recuerdo cuando se inauguró la he-
mesa de Navidad sin pavo, se producía trás de los vidrios de la cocina, yo la ladería Gamba frente a la plaza, atendi-
un verdadero genocidio de pavos. Hoy miraba desde abajo. da por mujeres hermosas con chaqueta y
ya no pasa eso para bien de los mismos. gorritos verdes y con pecho escotado, y
Pero resulta que esta mujer, de arriba, al yo miraba esos escotes mientras mi hela-
parecer va a poner en práctica una cos- Memorial de mí mismo do se derretía.
tumbre desparecida prácticamente. XVI. Recuerdo el carro del lechero y el
Espero que el marido no le haya repro- I. Recuerdo cuando Juan Gálvez paró carro del panadero, más que nada los es-
chado el gasto (era su preocupación) y para cargar nafta en el Automóvil Club tribos de los carros y la resignación de
entre los suyos tenga una feliz Navidad Argentino, cuando el turismo carretera los caballos.
con su pavo en la mesa, con sabor a re- pasaba por las provincias del norte, y XVII. Recuerdo el primer día que me
cuerdo, porque siempre es necesario re- por la emoción quedé inapetente por el llevaron arrastrando al jardín de infantes
cordar, aunque no le arriendo ganancia resto del día. Federico Froebel, y mi primera maestra,
con el desorden antiguo y oloriento de las II. Recuerdo las letras de algodón en el la Maguita Liendo me amansó con su
plumas. cielo del avión que hacía propaganda ternura y pan de manteca con azúcar.
Tengo la cabeza llena de clavos como la de yerba Safac. XVIII. Recuerdo al doctor Bonfiglio Ma-
propaganda de Geniol. III. Recuerdo que jugaba a la redonda teucci, sentado en el borde de mi cama
con etiquetas de cigarrillos y la etiqueta cuando estaba enfermo.
La invasión de langostas más difícil era la de cigarrillos Monte- XIX. Recuerdo al doctor Eduardo Mi-
rrey. guel, gobernador, sentado atrás de un
Yo te vua hacer saber sin distingo algu- IV. Recuerdo la tarjetita que escribí a Mercury Monterrey negro y brillante y
no, ignorado lector, lo que ha sido la in- mi madre prometiéndole ser un buen su pelo blanco peinado para atrás a la go-
vasión de langostas en Santiago cuando chico y lo mucho que la quería. mina, igualito a Charles De Gaulle.
era chico. V. Recuerdo a Godilla, el monstruo de XX. Recuerdo las primeras bolitas hi-
El lugar exacto de la invasión ha sido la laguna verde en la pantalla del cine droavión y también a las de barro.
el patio de mi casa, aproximadamente Splendid. XXI. Recuerdo que los albañiles se po-
cerca del mediodía. Era verano, en mis VI. Recuerdo cuando la calle Tucumán nían en la cabeza un pañuelo con cuatro
ojos inocentes era verano… el 55 o el 54. se llamaba Tucumán. nudos.
Nunca he visto a mi madre tan desespe- VII. Recuerdo a Troy Donawe en la pe- XXII. Recuerdo la palabra argamasa.
rada como aquella vez de la invasión de lícula “Los amantes deben aprender”, XXIII. Recuerdo a la disquería Tati en la
las langostas. Millones, miles de millo- cuando pasaban cine en el Teatro 25 y calle Tucumán, elegíamos un long play y
nes de langostas verdes del tamaño de las chicas exclamaban qué chueco divi- podíamos escucharlo en una cabina con
la palma de mi mano. En pocos minutos no. No apareció más en ninguna pelícu- audífonos en un Winco color té con leche
se devoraron todo lo verde y lo florido la, seguro que está muerto. antes de comprarlo.
que había en el patio, en un santiamén VIII. Recuerdo a mi padre empapado XXIV. Recuerdo a Dido Silvetti pelean-
se devoraron dos adultos jazmines y las por la lluvia, con sus galochas emba- do con Kid Zungo en una preliminar en
sagradas Santarritas que ella cuidaba con rradas, regresando de trabajar por los la cancha de Estudiantes Unidos y el pú-
amor. caminos de tierra y a mi madre recibir- blico arrojando monedas al ring para la
Era inútil tratar de impedir aquel ataque. lo en la puerta de la casa con un beso risa.
Pero no existe ni existió cifra alguna que amorociento. XXV. Recuerdo el incendio de mi casa
haya podido abarcar a todas. Aquella ré- IX. Recuerdo a Moby Dick, la ballena en la 25 de Mayo y al profesor Pedro
plica fiel de una peste bíblica. embalsamada que se exhibía en un ter- Orieta sacando los colchones de lana a
La invasión fue a toda la ciudad, y según rreno de la Belgrano. Mi hermano que- la calle en forma anónima, al otro día fui
decían no se veía la luz del cielo porque rido y mayor me llevó en unculito, y al con mi padre a su casa para agradecerle
el mismo se había nublado por tan tupida verla me puse a temblar. semejante acto de arrojo. Era un peronis-
manga de estos insectos. Debe haber sido X. Recuerdo las procesiones de la San- ta honorable. Mi padre era radical.
así, yo en esos precisos instantes estaba to Domingo, al pasar el Amo Jesús por XXVI. Recuerdo a Tedy Bur haciendo de
abocado a preocuparme por las plantas frente mi casa giraba la cabeza para mi- manequen vivant en la vidriera de Ñaró,
de mi madre hasta que ella abrazándo- rarme a la luz de las velas. nunca algo así volvió a suceder.
me me hizo entrar y me puso a mirar la XI. recuerdo el kiosco de Lunita, en la XXVII. Recuerdo haber sido feliz, re-
devastación tras los vidrios de la cocina, Avellaneda y Buenos Aires donde iba a cuerdo muy bien la felicidad.
parado sobre una silla, hasta que queda- retirar la Goles y la revista Life para mi XXIII. Recuerdo que recuerdo.
ron solo ramas peladas de las plantas del padre que me esperaba en su sillón del XXIX. Recuerdo Santiago en el recuer-

7 El PájaroCultural
Apuntes del Valle Norte

“Las Piedras del Rayo”


Por Lobito Cabral

Las piedras se constituyen comu- luego, en la mañana, ingerir el lí- raspándolas con un cuchillo u
nes y preciadas en la cotidiani- quido que resulta. Esto ayuda a otra piedra más dura como las
dad de estos paisajes. Existe una curar algunas enfermedades del blanquitas desgastándola hasta
comunicación profunda con esos corazón (el soplo que le dicen). que saca el color.
minerales, fundada en la mane- También se usan para curar en se- Alguna vez, una señora del
ra en que el vallisto construye su pueblo me curó de la mala
territorio. Una manera que supe- suerte, que según decían mis
ra y destruye cualquier empeño compañeros de trabajo me an-
modernista de catalogar aquella daba rondando. En aquella
forma de vida. Una manera que oportunidad el tratamiento fue
indica preexistencia, una forma corto, en una habitación en la
que discute e interpela cualquier que había una cama, la señora
ontología cultural. me pidió que me sacara la ca-
“Cuando cae un rayo aparece la misa y que me acostara de es-
piedra como al año recién” Así paldas, usó ventosa con vapor
se explica en los valles el nacer de y luego frotó unas piedras ne-
las piedras que sirven para curar. gras (bien pulidas por el uso)
“Hay que cavar para encontrarla, en mi espalda. Según ella se
no es fácil”. Hace poco surgieron sentía la mala energía porque
estos relatos cuando nos entera- las piedras vibraban cuando se
mos de la noticia que un rayo acercaban al cuello. Cuando le
cayó en la cancha de unos de los pregunté qué eran esas piedras
parajes mientras jugaban unos jó- me contestó que eran piedras
venes. “ve… para qué se arma el del rayo.
carnaval ahí ?... ya pasó el miér- En los antigales es posible de
coles de ceniza por eso es…” encontrar estos objetos, por
En el Valle Norte, las piedras del lo general son rocas esféricas
rayo corresponden a esas rocas Dibujo de Gerardo Romano muy pulidas de color ocre u os-
que fueron tocadas por una cen- curas. Algunas veces se hallan
tella o un rayo. Estas no son rocas creto y que son usadas por las asociadas a otras rocas, tam-
cualquiera y a diferencia de mu- “personas que saben...” bién pequeñas de color blanco
chas otras tienen propiedades cu- (cuarzo) grises o verdes. Es in-
rativas. Según cuentan, muchos “Son conocidas” las piedras teresante lo que surge cuando
médicos de campo recomiendan del rayo, por ser de color mo- los vallistos ven esas piedras
dejar estas piedras en un vaso rado y siempre se vuelven re- arqueológicas. Inmediatamen-
de agua durante una noche para dondas. Se usan por lo general te reconocen cual es la piedra
del rayo la distinguen entre las
otras que también son pulidas
y esféricas. A veces esconden
el para qué sirven diciendo que
desconocen su uso, sin embar-
go rápidamente piden de re-
galo la misma piedra de color
morada.

8 El PájaroCultural
Opinión: Política y sociedad

LA GUERRA DE LOS MUNDOS


Por Miguel Rosales
La inseguridad como es- ropa lista. Es más, acabábamos de
trategia del miedo y el dis- comprar unos zapatos que no le
ciplinamiento social es la gustaban para nada, pero los ne-
hoja que tapa el bosque en cesitaba para arrancar el colegio.
el esquema de inequidad del Vivía conmigo y con sus tíos, en
neoliberalismo macrista. mi casa, en el barrio Juan XXIII,
conocido como Villa Bombilla, en
Casi como una metáfora del Tucumán” (…) Lo pienso y toda-
oprobio: si la dictadura militar vía no entiendo. ¿Cómo que no
(de la que se cumplieron cua- volveré a ver a mi nieto? ¿Cómo
renta y dos años), fue concebida que no volverá a correr hasta mis
para eliminar toda resistencia brazos, gritándome "Pachona, Pa-
popular; la “Doctrina Choco- chona"? ¿Cómo que lo mataron,
bar” impulsada por la adminis- si nunca nadie dijo nada malo de
tración Macri, es la verificación mí negrito? No puedo explicar lo
ominosa de aquello que Ador- que siento aquí, en el pecho. ¡No
no y Horkheimer definían como saben cuántos amigos tenía! No
“Toda reificación es olvido”. El saben cuántos niños había en su
“mate y después pregunte” no entierro”.
es más que un revival de aque- En la guerra de los mun-
llo que creíamos haber supe- dos los crímenes del estado son
rado como sociedad, pero que de clase, de lo que no nos damos
ahora se constituye como un Fotografía de Alejandro Ahuerma cuenta aún es ¿quiénes son los
ethos de la política frente a la verdaderos extraterrestres? ¿La
“ministra Rambo” que no le bigüedad en su pensamiento fácil y la doctrina Chocobar. En sociedad, o aquellas pocas personas
tiembla el pulso a la hora de re- o su expresión”, como afirma tres de los casos mencionados que parecen de otra tierra?
primir la protesta social con lo Francine Masiello en Ficción y los crímenes fueron por la espal-
que –ahora sabemos– son los Política. da y sin ningún peligro para el Lo que vendrá
verdaderos brotes verdes del La doctrina Chocobar es la paté- personal policial o de gendar-
gatillo fácil y el garrote disci- tica reafirmación de estos prin- mería. Está claro que lo que se Mirar las gentes pasar
plinador. Como en la novela cipios autoritarios de represión persigue con esta vía libre para
de ciencia ficción de H.G. We- del delito de clase, que se dilu- el accionar policial y de las fuer- Con sus miradas perplejas
lles (1897) “La guerra de los ye en el inconsciente colectivo zas de seguridad, es el amedren- Mirando como pelean
mundos”, el peligroso enemigo frente al temor por la insegu- tamiento social. Por un mísero plan
exterior pareciera estar inocu- ridad. Por ahí la verdadera es- Reproducimos a continuación Cristos del hambre y sabuesos.
lándose desde las usinas de la trategia sea “regalarte el miedo fragmento de la carta de Mer- Clima de inquieto saqueo
información y enardeciendo a para venderte la seguridad”, cedes del Valle Ferreira, abuela Yo tengo que mirar
los electores del gobierno del pero de lo que realmente debe- de Facundo, emitida por la Re-
cotillón. Es esta nueva idea tan mos alertar como sociedad, es vista Garganta Poderosa: “MA- No lo puedo evitar
propalada durante la campaña que no hay nada más peligroso TARON A MI NEGRITO”. Ya Fricción fisura...
presidencial de “pobreza cero” que un burgués asustado o lo no me quedan lágrimas. Nos La dictadura
con la que se apabulló al elector que es peor aún: el esclavo con destrozaron la vida. El Negro pseudo libertad.
en sus spot de campaña. Pero, el látigo en la mano. era un niño maravilloso, lleno ¿Si querés pertenecer?
lo que no llegamos a advertir de Según fuentes especializadas de amistades, que no tenía pro- ¿Si querés hacerlo bien?
tan grandilocuente promesa; es consultadas por el diario PER- blemas con nadie. Y anteayer a
que la misma no estaba destina- FIL en su edición del 08 de mar- la madrugada, a pocas horas de Abrirte bien de nalgas
da a la redistribución de la renta zo, justifican que “ningún abo- su primer día en la secundaria, No sientas cuando avanzan.
nacional entre los sectores más gado, jurista, doctrinario o juez lo mataron, me lo mataron. Te- Aunque muy pocos adviertan,
vulnerables de la sociedad, sino con orientación conservadora o nía 12 años: 12 años, tenía, ¿en- Con total sutileza:
que –por el contrario– la estra- progresista puede sostener que tienden? Un niño, hermanito "Estamos condenados
tegia velada de la maquinaria el accionar que todos vimos en de otras dos niñitas, de repente Asentamientos urbanos"
represiva está ahora orientada el video cumple con los requi- pasó a estar en el hospital Ángel
no a la implementación de po- sitos de la legítima defensa”, de Padilla, tirado en un rincón, con ¡Ficción Fisura!
líticas públicas, sino al combate lo que se trata, en todo caso, es la cabeza destrozada… Era una ¡La dictadura!
de la pobreza vía aniquilación de un homicidio agravado. La criaturita, mi criaturita. ¡Pseudo Libertad!
del pobre. pena por tal delito, incurre de 8 ¿Cómo se hace? ¿Cómo hace- Oprimidos y opresor
Siempre se dice que la historia a 25 años; mientras que el exce- mos? ¿Quién se lleva este dolor? Bailan la danza
se repite primero como tragedia so de legítima defensa va de un Para colmo, debemos soportar De la ejecución.
y luego, como comedia. Durante mes a 3 años de prisión. En los infinidad de historias falsas,
el terrorismo de estado, la nor- casos del delincuente abatido circulando por internet o televi- En éste "Estado de excepción"
ma autoritaria expulsaba a los en el barrio de la Boca no estaría sión, porque no, nada hubiera Cualquiera es víctima
individuos de las esferas públi- encuadrado en los consideran- justificado lo que hicieron, pero ¿Podes ser vos?
cas y se les negaba a permitirles dos del artículo 34 inciso 6° del mi nieto no robaba, ni maneja- Disparos en la oscuridad
cualquier dialogo con el poder Código Penal ba un revólver, como inventa la Ruleta rusa para 2
o crítica hacia el Estado. Esta Casos como los de Santiago Mal- Policía. Había terminado la pri- Juego macabro
práctica posibilitó “una especie donado, o Rafael Nahuel en la maria en la escuela Miguel Lillo
de monumento al pensamiento Patagonia; y el cobarde asesina- con muy buenas notas y estaba De la perversión
hobbesiano, una población de to de Facundo Burgos (12 años) por arrancar su nuevo ciclo en Fricción Fisura
sujetos pasivos despojados de en Tucumán, se suma a la infa- la ENET Nº5. Ya tenía todos los La dictadura
lenguaje y privados de la am- me lista de muertos por el gatillo útiles, la mochila preparada y su No hay libertad!

9 El PájaroCultural
Jaime Dávalos
“Yo soy un ser de una gran fecundia verbal. Capaz de hablar horas,
días, años. Porque es como pircar; un viejo oficio de hombre que llevo
puesto en la sangre, que lo he heredado de los mayores boliches, de la
gente que no sabe que sabe, pero cuando empieza a averiguar le sale ese
saber que ellos no saben: el saber popular.”
Jaime Dávalos
(1921-1981)
Elegía
De mínimas heridas lastimado se devora su sombra arrodillada
Me voy muriendo a ratos tan ligero con el impulso de la correntada
Que me siento lejano y extranjero río abajo se va dejando el cuero
Del que ayer fuera alegre y confiado. en el bermejo viborón naviero del
agua
Tengo un niño en el alma rezagado por la luna alucinada
No quiero endurecerme, ay!, no lo arriero de la sombra de la vida
quiero por el camino que anda caminan-
Ni ser mi padre, ni tener sombrero do
Sino ser un cantor enamorado. lleva la carne de la primavera
trafica con la selva sometida Jaime Dávalos
Quiero permanecer en la tristeza que como él va en silencio
Y en la angustia de andar como los navegando al destino final Dibujo de Luis Argenti
bichos de la madera...”
Perdido por el mundo de la leña

Llevar como una novia mi pobreza Introducción a la Tonada Consejo Editorial


Y morirme del gusto y del capricho
De ser un animal que canta y sueña.
del viejo amor
Juan Ahuerma Salazar
“El mar, Embajador Itinerante
Introducción de Canción del era en tus ojos la infinita inocen- Aníbal Aguirre
cia del agua
Jangadero que hasta el cielo busca la in- Gráfica
mensidad. Alejandro Ahuerma
“Como otro palo más de la jangada En su verdor salobre arde la cla- Nicolás Picatto
a la deriva pasa el jangadero ridad Notas
porque no sabe que el aserradero a mi asombro exclusiva en ínti- Justo Salim
ma dehiscencia Luis Albeza
Entornados, tus ojos Miguel Rosales
miran desde la bruma Hugo Gaspar López
el tierno advenimiento floral de
la mañana José Sajama
o bajo el mediodía de viento y Facundo Vallejos
resolana Emilio Fernando Martínez
sobre el azul y el oro Diego Ramos Cayón
el triunfo de la espuma. Sebastian Diez
Desde una adolescente madu- Corresponsal en Europa
rez sonreías Silvia Reina
mas allá del deseo que en mi
carne encendías Correo: Elpajaroeditorial@
el limpio animal puro que ven- gmail.com
ces de estupor
los fuegos del retiro desolado te Tel: 3876089510
ofrece
aún viendo que inasible y cons- El Pájaro en la Web
telado
crece en tus ojos marinos el inefa- Sttp://www.elpajarocultural.
Con su hermano en el arte Eduardo Falú ble amor.” com

10 El PájaroCultural
Casamiento

Fotografía deArchivo
Por Luis Oliver

¡Hay casamiento en los Dávalos!, decían los


vecinos de la 20 de Febrero al 600, y era cier-
to, se la veía enamorada a Luz María, una
de las hijas del poeta Jaime Dávalos. Era el
comentario de los vecinos como los San Mi-
llán, Burgos, Montaldi, la vecina y ex diputa-
da Teresa Mesquida.
Britto, Coco y Jaime con guardia astral en Plaza 9 de Julio

Jaime tuvo cuatro hijos con su señora Doña Rosita Berman: Julia Elena, Luz María,
Jaime Arturo y Constanza. Luz María fue flechada por la mirada atrapadora y ele-
gante de Eduardo el Flaco Casabella Espelta, hijo de Don Antonio Casabella y de
Doña Sarita Espelta.
La visita del “candidato” o pretendiente era muy bien recibida ´por todos los Dáva-
los, incluso por Doña Chela, la viuda de Don Juan Carlos Dávalos.
Se fija fecha del casamiento y la ceremonia se realiza en la Catedral Basílica. La cola
de la novia la llevaban sus primos Javier y Beatriz, hijos de Ramiro Dávalos.
La fiesta se hace en la casa de la novia en la 20 de Febrero al 600, en la vieja casona
con balcones de hierro, de puertas anchas con zaguán, que desemboca a un primer
patio; y a su derecha una enorme planta de Costilla de Adán, pegada a la pared que da
a Teresa Mesquida.
El segundo patio con un piso de ladrillo y un juego de mimbre, las macetas con bego-
nias y los helechos sombríos.
Los invitados fueron Eduardo Falú, Ariel Ramírez, el charanguista Jaime Torres, el
Negro Aráoz y Sra., Coco Botelli y Sra., su primo Koqui Aráoz Dávalos, las hermanas
Ortiz, el Coya Britto, compañero de secundario del Nacional. Ahora con Local en el
El Coya Britto era bien humilde, al decir del Pachula Botelli, tenía un rancho en La Hiper Libertad
Plata, todo el mundo iba al rancho del Coya Britto, a las orillas, tomaban mate, les
daba la llave, y se ha recibido de Ingeniero Agrónomo ahí. La madre lavaba la ropa y
creo que vendía tamales, empanadas ahí cerca de unos arroyos en Tres Cerritos ¿sa-
bés dónde? Cerca de donde está la pollería, donde está la pescadería, ahí arriba, en la
Lavalle. Por ahí es, donde Lastra Gonzales vivía ahí cerca, donde está el monumento
a Mariano, ahí unas tres cuadras arriba, por ahí vivía. Era bien humilde y ahí tenía
una casita donde ha vivido toda la vida. Y el se recibe, después ha trabajado en el
Inta. Jugaban al fútbol en el fondo. Bien bonita la historia del Coya Britto.
Volviendo al casamiento de Luz María, el Jefe de ceremonia era su hermano Martín
Miguel, los cantineros eran el Hernán y Ramiro Dávalos, y el mozo Marote Oliver,
quien les habla.
A las tres de la mañana, en lo mejor de la fiesta, a Jaime se le ocurre cortar la luz. Y en
medio de la oscuridad de ese hermoso e inolvidable casamiento, dijo:
¡Que brille mi hija Luz!

11 El PájaroCultural
Walter Adet
Responso a Rubén Fortuny
Pasa Rubén Fortuny asesinado
dibujándole flores
a los carros de asalto.
Pasa a la eternidad
y abren la puerta
de su jaula de plumas
los pájaros.
Fotografía de Archivo familiar
Pasa la envidia
y el mar se sonríe Orden Social
como cuando los peces
murmuran de su canto.
Enseñan a escribir en las escuelas y a leer
Pasa después entre líneas en las cárceles,
el asesino
persuaden a los gatos
y huye.
regándolos, rociándolos.
Pasa una mano
y lava la otra
mano. Contradecirlos
Pasa el pueblo es hacer un nido
de huelga en el sombrero
como un árbol del espantapájaros.
negándose a dar flor
en sus parásitos.
En la otra vida
Pasa el cortejo
y despedimos a un ausente. allanarán la imprenta
donde publica hojas
Pasa Rubén Fortuny
asesinado. inéditas el árbol.

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