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Alfredo Joignant2
Lucas Perelló3
Javier Torres4
1 Ponencia presentada en el XXII Congreso Mundial de Ciencia Política, Madrid, 8-12 de julio 2012,
la que se inscribe en el proyecto FONDECYT 1100877.
2 Profesor Titular, Escuela de ciencia política de la Universidad Diego Portales (Chile). E-mail:
alfredo.joignant@mail.udp.cl
3 Investigador del Instituto de Ciencias Sociales (ICSO) de la Universidad Diego Portales.
4 Investigador del Instituto de Ciencias Sociales (ICSO) de la Universidad Diego Portales.
1
profesionales, se caracteriza por innumerables formas de cierre y por tanto de
exclusión, incluso en aquellos momentos históricos tan particulares como los de
un cambio de régimen 5 : en efecto, “la renovación de las elites políticas es
inevitablemente seguida por un cierre de la clase política” (Best, 2003: 20).
Cuando ese cierre se ha producido, una de sus primeras expresiones es la
aparición de una competición política cada vez más autonomizada de otras
competiciones sociales, en la que participan agentes dotados de un sentido de
familiaridad con las luchas que tienen lugar en el campo político que
difícilmente podría ser emulado por los ciudadanos comunes, lo que a menudo
se traduce en ellos en un interés muy intermitente por lo que allí ocurre
(Bourdieu, 1981). Es en efecto tan grande la asimetría de posiciones y de
competencias (en el sentido de ser competente) entre agentes profesionalizados
y ciudadanos ordinarios, que uno puede entender la aparición de una brecha
entre lo que unos pocos hacen y dicen al competir por el dominio del campo
político, y lo que otros perciben de manera episódica y a menudo desinteresada.
Esta es una propiedad general de funcionamiento de los campos políticos
democráticos, cuya diferenciación de otros campos se traduce en lógicas de
funcionamiento cada vez más autonomizadas (Bourdieu, 1984 y Gaxie, 1993), al
punto de terminar obedeciendo únicamente a sus propias reglas y principios.
Ciertamente, las variaciones y diferencias entre campos políticos nacionales
existen a este respecto, y se explican por las distintas elecciones institucionales
que los agentes políticos hicieron, las que se reproducen día tras día por el sólo
hecho de competir a partir de ellas: en tal sentido, no será lo mismo un campo
político en donde se le prohíbe a los diputados reelegirse (como por ejemplo en
México) que en aquellos otros en donde no existen límites a los mandatos ni
prohibiciones sobre su acumulación en distintos niveles (como por ejemplo en
Francia con la figura del diputado-alcalde). Dependiendo de estas elecciones
institucionales, el campo político se mostrará más o menos competitivo y
abierto.
Pero existe una segunda fuente de variación del campo político que ya
no sólo tiene que ver con las instituciones. Este espacio autonomizado es
habitado, a menudo duraderamente, por agentes que se diferencian entre sí
desde la perspectiva de sus orígenes sociales y de sus credenciales educativas,
de su riqueza, de su edad o de sus trayectorias profesionales, de su género o
raza, lo que a su vez puede redundar en diferencias de un campo político
nacional a otro, en cambios históricos al interior de un mismo campo en
distintos momentos del tiempo, o en variaciones entre arenas (por ejemplo
entre la cámara de diputados y el senado allí donde existe bicameralismo, entre
concejales en el espacio municipal y consejeros en el nivel provincial o regional,
etc.). En tal sentido, no resulta banal el estudio de la composición social, racial o
de género de un gabinete ministerial o de una cámara legislativa en un mismo
país en distintos momentos del tiempo o entre países, ya que de ello dependerá
5 Ver al respecto el interesante trabajo de Bermeo (2003) sobre los fenómenos de circulación de
elites en los momentos de cambio desde formas autoritarias a formas democráticas de régimen en
los países de Europa del sur.
2
la naturaleza social del cierre del campo político, la que -como se puede
advertir- no es sólo institucional. Pero este estudio tampoco es banal si se le
entiende desde la perspectiva de los capitales y recursos, por definición
desiguales, con los que los agentes acceden al campo político y emprenden
carreras en dichos espacios. La literatura se ha interesado particularmente en
los agentes que han emprendido carreras políticas, todas ellas exitosas por el
sólo hecho de haberse traducido en el acceso a algún tipo de posición en el
campo, aunque menos exitosas si las carreras son interpretadas desde el punto
de vista interesado de agentes con motivación y ambición por posiciones
elevadas y no necesariamente satisfechas en la realidad. Pero convengamos que
acceder a una posición en el campo, por muy modesta que ésta sea, constituye
un evento que por sí solo es excepcional, en el sentido en que “el reclutamiento
real es un evento altamente improbable” (Best y Cotta, 2000: 11), si se acepta
considerar que sólo unos pocos elegidos pueden exhibir dicho logro ante los
ojos más o menos desinteresados y hoy en día cargados de desafección de miles
y millones de ciudadanos.
3
última acepción, por definición realista, la que debiese suscitar interés, a
condición de no olvidar que los agentes que participan de estos grupos son
“reclutados en determinadas estados y clases sociales, y que éstos por
consiguiente exhibirán características de clase (classed), generizadas,
racializadas y otras” (Scott, 2008: 35).
4
derechos de monopolio favorables a quienes detentan el poder en alguna arena
política (gobierno, congreso, etc.) en virtud del principio exclusivo de mayoría.
Si se puede hablar de “barrera” es porque la regla de mayoría permite a quienes
gozan de ella beneficiarse de un monopolio político, lo que configura una
barrera económica de entrada puesto que “sólo podemos tener un gabinete, un
gobernador, un alcalde, un presidente o una mayoría en una legislatura”
(Tullock, 1965: 464). Esta misma problemática es retomada por Wohlgemuth,
(1999), quien prolonga explícitamente la reflexión iniciada por Tullock varias
décadas antes. Lo peculiar de la competición política, según él, reside en sus
reglas del juego, las que son producidas y transformadas por los mismos
jugadores que ya se encuentran en situación de competencia, lo que transforma
al juego político en una contienda esencialmente auto-regulada, en el sentido en
que ésta no desemboca en un “oportunismo excesivo de los incumbentes” que
los lleva a manipular las reglas a su antojo y a incrementar sus chances de
victoria (Wohlgemuth, 1999: 181). ¿Por qué? Porque al final del camino todos
los jugadores se controlan recíprocamente y se someten al veredicto periódico
de las urnas, que es el que otorga una “licencia temporal para gobernar”
(Wohlgemuth, 1999: 181). Por consiguiente, las barreras de entrada al campo
político tienen poco que ver con estrategias deliberadas de cierre por parte de
los agentes que ya dominan este espacio. Si bien este tipo de barreras pueden
existir (Wohlgemuth las llama “barreras estratégicas”, como por ejemplo
aquellas que se originan en “cambios manipulados de las reglas del juego” o en
determinadas “formas de cooptación” de los adversarios), resultan ser mucho
más eficaces las “barreras inocentes”: esto es obstáculos para el ingreso al
campo que no se fundan en decisiones deliberadas y conscientes de quienes lo
dominan, sino más bien en las ventajas inerciales, de naturaleza casi factual,
que se desprenden del hecho de ser un incumbente o de haber invertido capital
(en alguna de sus especies) antes que otros aspirantes6 (Wohlgemuth, 1999: 184-
185). En cualquier caso, tanto Tullock como Wohlgemuth muestran de qué
modo, y bajo qué mecanismos económicos el campo político produce sus
condiciones de cierre y de exclusión.
6Esta misma idea de barreras prácticas, o derechamente fácticas es expresada, en ciencia política,
por Best y Edinger, cuando definen la profesionalización de la política como un conjunto de
“procesos mediante los cuales aquellos que son reclutados tienden a establecer estándares y
rutinas por áreas específicas, lo que incrementa el diferencial insider-outsider” (Best y Edinger,
2005: 501).
5
encuentra en el artículo de Norris e Inglehart (2001) sobre los obstáculos
culturales que inhiben o frenan el empoderamiento de las mujeres y su acceso al
parlamento. Es así como estos autores muestran, de manera sugerente, de qué
modo la cultura constituye una poderosa barrera de entrada en numerosos
países (cualesquiera sean los niveles de ingreso o de modernización), salvo en
aquellos que exhiben una “larga tradición gubernamental para promover la
igualdad social” (Norris e Inglehart, 2001: 131), como por ejemplo en la región
nórdica de Europa.
7Que es lo que explica por lo demás que estas pocas mujeres que superaron el momento inicial de
emergencia de candidaturas, no parezcan tan distintas a los hombres en las etapas ulteriores del
proceso (Fox y Lawless, 2004: 275), lo que a su vez permite entender que “la mayoría de las
mujeres deba luchar” por satisfacer “las expectativas masculinas de liderazgo ejecutivo que tan a
menudo prevalecen en los sistemas Anglo” (Lee Sykes, 2009: 54).
6
heredados, colectivos o de experticia, esto es recursos escasos y disponibles
para un puñado de agentes que fueron socialmente seleccionados bastante
antes de ingresar al campo político8.
8 En el trabajo de Achin y Levêque (2007), estas 9 mujeres habían sido seleccionadas tanto al
ingreso como a la salida de la ENA, y para tres de ellas escogidas y protegidas por un poderoso
mentor.
7
capital de “celebridad”, hasta acciones notables en situaciones críticas que
generan capital “carismático” 9 , pasando por la obtención de credenciales
académicas de prestigio que certifican una competencia y una experticia o por
la reconversión de recursos individuales originados en la esfera empresarial
(Lallemand, 2008), científica y eventualmente militar. Por consiguiente, si es
posible hablar de “especies” de capital es para subrayar la gran variedad de
recursos que pueden ser invertidos en el campo político por agentes que son,
también ellos, sumamente diversos. En tal sentido, si Gunther y Diamond
(2003) pudieron identificar 15 “especies” diferentes de partido a partir de un
criterio exclusivamente organizacional10, entonces parece razonable desagregar
el “gen” del político en distintos tipos de agentes, los que a su vez se originan
en las diversas “especies” de capital que ellos disponen11.
9 Ver por ejemplo el interesante estudio de Bernadou (2007) sobre Nestor Kirchner.
10 En la medida en que los autores consideran a los partidos únicamente desde una perspectiva
organizacional, esto equivale a hacer del tipo de organización partidaria “un gen, el que, a su vez,
engloba varias especies de partido político” (Gunther y Diamond, 2003: 172).
11 Tomando en serio la pista de investigación abierta por Gunther y Diamond, sería interesante
asociar a cada “especie de partido” especies finitas de capital de los agentes que controlan la
organización partidaria, lo que permitiría superar los enfoques netamente organizacionales e
institucionales de los partidos dando cabida en las tipologías a los recursos de los que disponen los
agentes.
12 Es a Offerlé (1987) a quien se le debe reconocer el mérito de haber sistematizado
tempranamente los modos de adquisición, y sobre todo de conservación del capital político, el que
será incorporado cuando el capital se encuentra depositado en el individuo al punto de volverse
inseparable de él, u objetivado cuando el capital es controlado por la institución y del que se pueden
beneficiar los agentes individuales, siempre y cuando aquellos que controlan el capital de
institución autoricen su delegación.
8
causas, etc.) hasta la relativamente rápida reconversión del capital que se
originó fuera del campo, especialmente cuando “las homologías que existen
entre campos” conducen a que agentes dominantes en uno de ellos “compartan
disposiciones similares” con los agentes hegemónicos en otros espacios (Harvey
y MacClean, 2008: 107). Sin perjuicio de lo anterior, también es pensable la
redefinición de la competencia política y el valor de sus agentes mediante la
importación de competencias desde otros campos (como por ejemplo desde el
campo económico y su colonización del campo político: Dulong, 1996).
9
actividades” (Navarro, 2010: 160) y emprender rumbos hacia nuevas posiciones
en el campo político.
Si, como es fácil advertir, el valor del capital invertido en política es más
variable que constante, ello se debe a sus propiedades, las que fueron
correctamente señaladas por Savage, Warde y Devine (2005: 40): “flexibilidad,
fungibilidad, dependencia contextual y alienabilidad”. Todas estas
propiedades, en efecto, participan de las fluctuaciones del capital, precisamente
porque su valor reside menos en su naturaleza intrínseca que en sus
condiciones políticas y sociales de uso. He allí la razón de por qué interesarse
en las estrategias de inversión y reconversión que son emprendidas por los
agentes, algunas de las cuales resultarán exitosas y otras fallidas. De las
primeras sabemos mucho, como bien lo muestra el caso del hoy diputado
socialista Julien Dray junto a sus compañeros de “Questions socialistes”, lo que
deja de ser cierto para todos aquellos otros agentes cuyas inversiones de capital
se tradujeron en derrotas electorales, en ocupaciones de posiciones dominadas
en el campo, en detenciones y retrocesos de sus carreras políticas, y hasta en
salidas (a menudo irreversibles) del campo, lo que es una forma más o menos
eufemística de describir lo que el lenguaje indígena de la política evoca a través
de la imagen de la desaparición, o de la muerte en política.
10
asemeja a la de los artistas. Talento, habilidad, inteligencia, eventualmente
genialidad, suelen ser atributos a partir de los cuales se intenta explicar el éxito
en política, olvidando que estos atributos no son más que descripciones de
superficie que ocultan lo esencial, esto es capitales que los agentes traen con
ellos cuya naturaleza puede ser muy heterogénea y que éstos invierten en el
campo político. Tomemos dos ejemplos para ilustrar el argumento finalmente
reduccionista del lenguaje de las habilidades. El primero de ellos se explicita en
una pregunta descriptiva que es formulada por Best y Cotta, dos autores que
suelen escapar de las trampas del enfoque de las capacidades: “¿qué rasgos de
los miembros del parlamento deberían ser considerados como relevantes?: ¿las
características personales, las experiencias pasadas, los vínculos con
organizaciones, u otra cosa?”(Best y Cotta, 2000: 8). Como se puede advertir, en
esta pregunta se confunde el interés por rasgos individuales (eventualmente de
personalidad) con la curiosidad por las fuentes del poder de los parlamentarios
(las que son elípticamente evocadas por Best y Cotta como “experiencias
pasadas” y eventuales “vínculos organizacionales”). ¿Explican ambas
perspectivas con igual profundidad el éxito de los parlamentarios? Ciertamente
no, puesto que el interés de superficie por las “características personales”
proporciona descripciones de conductas y actitudes que serán caracterizadas
como inteligentes o habilidosas, mientras que la curiosidad por las
“experiencias pasadas” puede desembocar en explicaciones, siempre y cuando
el pasado de los agentes sea entendido como momento generativo de recursos
de poder.
11
(1979) llama el volumen y la estructura de su capital: por ejemplo, si este agente
exhibe una larga trayectoria que le ha permitido ocupar varias posiciones (es la
idea de volumen de recursos), y además acumular diversas especies de capital
tras haberse desempeñado en tipos distintos de cargos, entonces es posible
inferir la estructura de los recursos disponibles para el agente 13 . Es esta
tipificación de los capitales en términos de especies que es necesario precisar a
partir de ahora, con el fin de establecer el volumen y la estructura de los
recursos disponibles para los políticos, tras lo cual será posible clasificar a estos
últimos en taxonomías de agentes.
12
de las federaciones de estudiantes secundarios chilenas), y más generalmente
en las universidades (liderando centros de alumnos o federaciones
estudiantiles), el que a menudo explica el acceso al militantismo partidario,
cuyo valor puede ser reconocido por el partido en un momento posterior del
tiempo. Como es fácil sospechar, el reconocimiento de este recurso no puede ser
muy tardío, ya que su valor radica precisamente en formas tempranas de
inversión y uso por parte del agente, lo que supone que éste sea percibido
tempranamente como pertinente por la organización partidaria desde la cual se
puede acceder al campo político14. El tipo de agente que es portador de este
capital será simplemente llamado dirigente estudiantil.
14Si bien resulta posible imaginar una situación en donde líderes estudiantiles descollantes
acceden al campo político (por ejemplo a una diputación) sin pasar por los partidos, la evidencia
comparada disponible muestra que el acceso al campo suele depender de partidos generalmente
pre-existentes que acogen e impulsan al individuo que es portador de este capital. Naturalmente,
también resulta posible imaginar a dirigentes estudiantiles que invierten sus recursos de liderazgo
en la fundación de algún partido para desde allí acceder al campo político, lo que constituye un caso
más teórico que empírico.
13
militantismo partidario. Mientras la primera sub-especie origina al tecnócrata
pragmático, la segunda da a luz al tecnócrata político.
14
Cuadro 1.- Especies teóricas de capital y tipos hipotéticos de agentes
políticos
ESPECIES DE CAPITAL TIPOS DE AGENTES
Familiar Heredero
Universitario Dirigente estudiantil
Político Sub-especie: Hombre de partido
militante
Político Sub-especie: Político profesional
oligárquica
Tecnocrático Sub-especie: Tecnócrata pragmático
pragmática
Tecnocrático Sub-especie: Tecnócrata político
política
Technopolítica Technopol
Notoriedad Celebridad
Carismático Líder carismático
- presidentes de la República
- ministros
- subsecretarios
- senadores
- diputados,
- intendentes
- jefes de gabinete de ministros
- jefes de división ministerial
- superintendentes
15Mientras el capital familiar sí puede ser analizado a través de preguntas de encuesta, eso deja de
ser cierto para los capitales de notoriedad y carismático, esto es recursos que sólo podrían ser
analizados a partir de estudios de caso, interesándose en las estrategias de reconversión por parte
de agentes empíricos con el fin de ingresar al campo político, así como en las coyunturas históricas
y en las lógicas políticas, sociales y económicas que se encuentran en el origen del valor de ambas
especies de capital.
15
- directores ejecutivos de las principales empresas públicas
- presidentes del Banco Central
- directores de presupuesto
- miembros de las mesas directivas de los partidos políticos.
16 Esto no quiere decir que los miembros de este grupo sean todos de centroizquierda. Muy por el
contrario: no sólo hay individuos que se declaran como independientes, sino que sobre todo se
observa un contingente considerable de senadores y diputados de centroderecha que aceptaron
responder las 41 preguntas de la cédula de entrevista, en las que se abordaban temas sumamente
diversos (religión, tipos y lugares de estudio, relaciones políticas de parentela, trayectoria
profesional antes de acceder al campo político mediante algún nombramiento o elección, etc.). El
trabajo de encuesta se inició en el mes de octubre del año 2010, y concluyó el 25 de abril del 2011
con 347 entrevistas. Con el fin de elevar el número de entrevistados, fueron contratados dos
periodistas profesionales especializados en cobertura de la actividad política, quienes lograron
alcanzar las 386 entrevistas. Las entrevistas fueron realizadas de 4 maneras: presencialmente,
telefónicamente, a partir de una plataforma electrónica especialmente habilitada para recibir las
respuestas o a partir de respuestas a mano sobre una cédula impresa.
17 Dicho de otro modo, con el fin de contabilizar una sola vez a los individuos que ocuparon 2 o más
de estas posiciones, los entrevistados fueron clasificados de acuerdo al cargo de rango más alto
según el protocolo chileno, el que evidentemente puede variar de un país a otro.
16
Estos 386 individuos representan al 68,31% de las personas vivas de la
población que se buscó censar18.
24 personas de este núcleo de la elite fallecieron (2 de las cuales alcanzaron a ser entrevistadas),
18
17
Cuadro 3.- Modo de tipificación de las especies y sub-especies de capital
según tipos de respuestas a las preguntas de la encuesta
ESPECIES DE CAPITAL PREGUNTAS
Familiar - Militancia del padre y de la madre
- Preferencias políticas del padre y de
la madre según el eje
derecha/izquierda
- “¿Su padre y madre ocuparon alguna
de las siguientes posiciones durante
su vida?”
- “¿Algunos de sus abuelos/as ocupó o
tuvo cargo público o privado de
relevancia?”
- “¿Algunos de sus suegros tuvo cargo
público o privado de relevancia?”19
Universitario - Militancia partidaria (vigente o no al
momento de la entrevista)
- Se desempeñó en uno o más cargos
directivos en organización estudiantil
Político Sub-especie: militante - Militantismo partidario (vigente o no
al momento de la entrevista)
- Se desempeñó en uno o más cargos
directivos partidarios de nivel local o
regional (solamente)
Político Sub-especie: - Militantismo partidario (vigente o no
oligárquica al momento de la entrevista)
- Se desempeñó en uno o más cargos
directivos partidarios de nivel
nacional
Tecnocrático Sub-especie: - Sin militancia partidaria
pragmática - Responde que su nombramiento y/o
elección se debe a su “trayectoria
profesional previa”
- Posee magister o doctorado
Tecnocrático Sub-especie: política - Militantismo partidario (vigente o no
al momento de la entrevista)
- Perteneció a un centro de estudio o
think tank antes de ser nombrado por
primera vez o de haber sido electo
- Posee magister o doctorado
Technopolítica - Militantismo partidario (vigente o no
al momento de la entrevista)
- Ejerció cargos unipersonales de nivel
nacional en el partido (presidente,
vice-presidente o secretario general) o
19La pregunta sobre posiciones políticas eventualmente ocupadas por los padres, los abuelos y los
suegros contemplaba 42 alternativas, pero para los fines de este trabajo sólo privilegiamos 5
cargos: presidente de la República, ministro, subsecretario, senador y diputado. En tal sentido, la
importancia del capital familiar que es heredado por el entrevistado podría ser mucho mayor de lo
que aquí se señala, si consideráramos a los parientes que fueron alcaldes, intendentes o
embajadores, o que fueron miembros de los máximos órganos dirigentes de sus partidos (lo que
podría derivar en familias políticas vinculadas a un solo partido). Es por todas estas razones que en
este trabajo argumentamos poco acerca del capital familiar, un recurso que debiese ser estudiado
en su propio mérito.
18
en el máximo órgano colectivo de la
organización
- Posee Magister o Doctorado en
economía, ciencia política o sociología
(o en su defecto con abundantes
publicaciones en una o varias de estas
disciplinas)
Cuadro 4.- Las fuentes del poder: distribución de los entrevistados según el
volumen de especies de capital detentadas (N= 386)
N Especies
N Encuestados %
de Capital
0 108 28,0
1 93 24,1
2 123 31,9
3 52 13,5
4 9 2,3
5 1 0,3
Total 386 100
Nota: excluye al capital de notoriedad y carismático
20 El 28% de encuestados que no exhibe ninguna especie de capital se explica por el hecho de que se
trata de agentes que se desempeñaron en posiciones subordinadas del aparato gubernamental
(jefaturas de gabinete ministerial y de división), o bien (en algunos pocos casos) en posiciones
superiores (como por ejemplo la de ministro) beneficiándose de un acceso directo y expedito al
presidente de la República por la vía de relaciones personales que son generalmente calificadas por
los entrevistados como de amistad. A su vez, esto explica que lo esencial de los individuos que no
exhiben ninguna especie de capital se concentre en la ocupación de posiciones gubernamentales y
en mucha menor medida en posiciones de congresales (diputados o senadores: ver cuadro 6).
19
aquella población de agentes que exhibe una sola especie de capital, lo que deja
de ser cierto cuando son 2 las especies involucradas (en este caso, la
importancia del capital familiar se multiplica por 12 veces, ver figura 2): este
dato podría estar indicando que el capital familiar no es en sí mismo eficiente, o
si se quiere no explica el acceso al campo político de aquellos agentes cuando es
el único recurso involucrado. Si bien el peso relativo del capital familiar vuelve
a decrecer de modo sostenido cuando son 3, 4 y 5 las especies de capital
efectivamente detentadas (ver las figuras 3, 4 y 5), es posible que en estos casos
el capital familiar permitiera el despegue de las carreras políticas y la
acumulación de otras especies.
20
Es importante consignar que el capital tecnocrático es relativamente
relevante en los individuos que poseen a lo menos dos especies, lo que podría
estar indicando que por sí sólo no es un recurso suficiente para acceder al
campo político y probablemente tampoco para permanecer duraderamente en
dicho espacio. Aún más: el capital tecnocrático pragmático es sólo relativamente
eficiente para beneficiarse de algún nombramiento cuando es la única especie
de capital disponible para el agente, puesto que esta sub-especie desaparece
completamente cuando son 2, 3, 4 y 5 las especies efectivamente poseídas. Este
dato estaría sugiriendo que el fenómeno tecnocrático, a lo menos en Chile,
presupone algún tipo de atributo político por parte de los tecnócratas, que es lo
que se traduce en el hecho que cuando el capital tecnocrático es observable en la
composición de la dotación de los recursos disponibles para los agentes, es su
variante política (y no la pragmática) la que contribuye a especificar el valor del
recurso (figuras 2, 3 y4).
21
Figura 5.- La estructura del capital según la composición en especies y sub-
especies: el caso de los agentes con 5 especies
Total
N Especies
N Encuestados nombramientos/elecciones
de Capital
Gobierno - Parlamento
0 108 34
1 93 233
2 123 320
3 52 131
4 9 20
5 1 4
Total 386 742
21Para los fines de este trabajo, sólo consideramos los nombramientos como Ministro y
Subsecretario, y las elecciones de presidente de la República, Senador y Diputado.
22
Más interesante es observar el patrón distributivo de los nombramientos
o de las elecciones en función de las distintas dotaciones de capital (cuadro 6).
No puede ser motivo de sorpresa que los 108 agentes que no exhiben ninguna
especie de capital se beneficien fundamentalmente con nombramientos en el
gobierno como ministros y subsecretarios22, y en menor medida con elecciones
a diputados (en una relación de 2 a 1 entre nombramientos y elecciones), puesto
que el único recurso del que pueden disponer y que no es objetivable es el
acceso directo al presidente de la República (quien procede en última instancia
a los nombramientos de confianza política, y quien puede influir en la
conformación de las listas de candidaturas al Congreso). La dotación con una
sola especie de capital suele traducirse en una relación de nombramientos en
cargos de gobierno respecto de elecciones al congreso en un rango de 1 a casi 2,
una razón que se mantiene con 2 y 3 especies. Nuevamente, lo esencial de la
distribución de los nombramientos o elecciones se concentra en la población de
agentes que acumulan 1 o 2 especies de capital, en donde para ser ministro
resulta conveniente disponer de a lo menos 2 especies (del mismo modo que
para ser senador), y en relativamente menor medida para ser designado como
subsecretario y elegido como diputado.
Conclusiones
23
estructura. Esto quiere entonces decir que la literatura que insiste tanto en las
habilidades de los agentes debiese prestar mayor atención a los recursos que
ellos tren al momento de formular sus decisiones de candidatura o de ser
beneficiados con algún nombramiento en un cargo de confianza política. Es
sobre este trasfondo de recursos sumamente desiguales que operan los
mecanismos institucionales de selección de candidatos o las redes más o menos
informales que conducen a que un presidente tome la decisión de nombrar a un
determinado individuo en un cargo de confianza política.
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