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El carnaval o fiesta de carnestolendas es un rito pagano cuya antigüedad se remonta al pasado

greco-romano y fue traído, como ya se mencionó, por los conquistadores españoles a América.
En las diferentes regiones de nuestro país los nativos encontraron en los carnavales un especial
motivo para reverdecer sus antiguas celebraciones en favor de sus dioses tutelares, ahora
mezclado con la algarabía propia del carnaval del colonizador.

En las tantas reuniones con motivo del carnaval los peruanos de aquel entonces encontraron
oportunidades para dar muestras de arrojo, hombría, habilidad, picardía y capacidad satírica.
Cariturizando a los españoles y en el fondo, de una manera muy sutil, se mofaron de sus amos.

El carnaval llegó a tener un tipo de música alegre de modo mayor y de un ritmo muy contagioso,
acorde con las interioridades anímicas de los grupos y clases sociales que a menudo se
confundían con los nativos en el desarrollo de la festividad, llegando a tener un tipo de tonalidad
sui generis en los departamentos de Huancavelica, Ayacucho y Apurimac, donde el carnaval se
ha enraizado con típicas características y es en la ciudad de HUANCAPI, Provincia de Cangallo -
Ayacucho, donde este ritmo alcanza una dimensión de singular consolidación y arraigo popular.

En Huancapí en época de la primera floración del campo salen los jóvenes a recoger los
pequeños claveles y lo hacen en la meseta de WASWANTO lugar preferido por jóvenes en edad
casadera quienes agrupados por barrios se reunen para interpretar esta dímanica y alegra danza.

SIGNIFICADO

Expresa motivos y emociones de alegría vinculados con la agricultura y la primera floración de los
campos, y con la presencia de los carnavales. También es motivo oportuno de romance, reclamo
y ridiculización por medio de los cantos.
Esta doble motivación caracteriza a los carnavales de los pueblos de Cajamarca.

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