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Entrenamiento en Autoinstrucciones
Introducción
1. Modelado cognitivo: un modelo adulto realiza una tarea dándose instrucciones concretas a
medida que la va llevando a cabo.
2. Modelado cognitivo participante: el niño realizaba la tarea mientras que el modelo iba
verbalizando las instrucciones en voz alta
3. Autoinstrucciones en voz alta: es el niño el que va diciendo en voz alta las
autoinstrucciones a medida que realiza la tarea
4. Desvanecimiento de las autoinstrucciones en voz alta: el niños sólo susurraba las
autoinstrucciones mientras lleva a cabo la tarea
5. Autoinstrucciones encubiertas: el niño realiza la tarea dándose a si mismo, internamente,
las autoinstrucciones oportunas.
Antes de comenzar el EA es necesario evaluar el tipo de diálogo que el individuo mantiene consigo
mismo durante el abordaje de tareas cotidianas mediante auto-registros. Es necesario enseñar al
individuo a analizar las secuencias de acción que llevan a obtener una meta determinada y que
tipo de auto-instrucciones pueden ser las más adecuadas.
Un aspecto fundamental es favorecer que sea el mismo individuo el que genere el mayor número
de autoverbalizaciones que le permitan guiar con éxito su propia conducta. Es importante tener en
cuenta el vocabulario de la persona para que se sienta cómoda con ellas y las pueda integrar y
hacerlas suyas con mayor facilidad.
En general, pero más con niños, el EA suele comenzar por el aprendizaje de instrucciones para
tareas específicas, para posteriormente pasar a un EA más general o abstracto. Es necesario que
las autoinstrucciones se practiquen en el mayor número posible de situaciones.
No hay estudios de eficacia comparativa del EA con respecto a otras técnicas de intervención.
Pero hay evidencia empírica sobre la eficacia del EA como tecnica independiente o combinada con
otros procedimientos. El EA ha resultado efectivo en: retraso mental, conductas esquizofrénicas,
respuestas de ansiedad, trastornos de personalidad, obesidad, bulimia, imagen corporal
desajustada, problemas de dolor, déficit de asertividad, entrenamiento en solución de problemas, o
ejecución cognitiva y motora en debido a lesiones cerebrales.
Introducción
Las influencias teóricas fundamentales que sustenta el EIE son el modelo transaccional del estrés
(Lazarus), el modelo de determinismo recíproco de Bandura, y los modelos teóricos del impacto del
estrés sobre los procesos cognitivo-afectivos. En los modelos se asume que el estrés ocurre
cuando el individuo percibe que las demandas de la situación superan sus recursos de
afrontamiento. El EIE considera que los factores cognitivo, afectivos, fisiológicos, conductuales y
ambientales están interrelacionados y que cualquiera de ellos, o su interrelación, pueden ser el
origen del desarrollo y mantenimiento de trastornos emocionales.
En el EIE se pueden distinguir tres fases que en ocasiones se solapan entre sí: 1) fase de
conceptualización, 2) fase de adquisición y entrenamiento en habilidades y 3) fase de aplicación de
las habilidades adquiridas.
Fase de conceptualización
Los objetivos de esta fase son identificar y definir el problema que presenta la persona, ayudarle a
entender su naturaleza, sus efectos, y definir los objetivos terapéuticos. También denominada fase
educativa. Algunas de las acciones que han de llevarse a cabo en esta primera fase son:
Evaluación y diagnostico de los problemas: es necesario determinar hasta qué punto las
dificultades de afrontamiento a las situaciones estresantes se debe aun déficit de
habilidades debido a conductas, emociones o cogniciones desadaptativas. El
entrenamiento en auto-observación es primordial en esta primera fase.
Conceptualizacion del problema: implica transmitir al cliente que el estrés tiene diferentes
componentes y diferentes fases. Es más importante que la conceptualización sea plausible
y creíble para el cliente a que esté científicamente validada. Es importante enseñar al
cliente a reconocer estresares que no pueden cambiarse, de lo que si pueden hacerlo con
el fin de poder ajustar sus recursos y esfuerzos. Es una parte esencial del proceso de
conceptualización desmontar creencias erróneas como: homogeneidad de respuestas
emocionales ante sucesos vitales (llorar ante la pérdida de una persona significativa), los
síntomas de estrés ante situaciones difíciles son un signo de anormalidad, psicopatología,
o que las personas no debería experimentar reacciones de estrés mucho después de
ocurrir los sucesos estresantes.
El cliente, con ayuda del terapeuta, revisa, aprende y entrena estrategias de afrontamiento que le
permitan abordar las situaciones específicas generadoras de estrés.
Se pretenden alcanzar los siguientes objetivos: poner en práctica las estrategias aprendidas,
comprobar la utilidad y eficacia de las habilidades de afrontamiento adquiridas, y corregir
problemas.
Las acciones que se llevan a cabo en esta fase son: las relacionadas con la aplicación de las
estrategias de coping, y b) las que van encaminadas a preparar el mantenimiento de los resultados
obtenidos ya fomentar la generalización a otras situaciones aversivas.
El EIE se encuentra presenta en todos los problemas relacionados con estrés o ansiedad. Se ha
aplicado con éxito en problemas de ira y falta de control, lesiones cerebrales, y retraso mental.
También a toda clase de problemas de ansiedad: exámenes, hablar en público, ataques de pánico,
ansiedad generalizada, estrés postraumático, y fobias específicas.
El EIE se ha consolidad como uno de las principales técnicas para tratamientos de traumas como
abusos sexuales, atracos, agresiones o ataques terroristas.
El objetivo es incrementar la habilidad del individuo para afrontar las experiencias estresantes
cotidianas y promover una mayor competencia cognitiva y conductual en el manejo de dichas
situaciones. Los objetivos específicos son: incrementar la orientación positiva hacia los problemas
y reducir la orientación negativa, desarrollo de estrategias específicas de carácter racional
dirigidas a la solución de problemas, y minimizar la tendencia a poner en marcha procesos de
solución de problemas disfuncionales y no adaptativos.
Es una etapa básica de cuyos resultados dependerán los resultados del resto de las fases. Se
fomentan las creencias de auto-eficacia, concepción de la vida como proceso de aprendizaje
(problemas como oportunidades), etc.. Es necesario la regulación emocional.
Se recopila información relevante sobre el problema a partir de los hechos. La información debe
provenir de hechos y no interpretaciones o procesos de razonamiento emocional. El role-playing en
imaginación es útil para obtener esta información. En esta fase también se clarifica la naturaleza
del problema. Uno de los errores más frecuentes es el anclaje del individuo en lo que la situación
debería de ser y no lo que es en realidad. Sólo cuando el individuo acepta la situación y es capaz
de definirla es posible avanzar hacia otras etapas.
Se deben de poner en marcha estrategias que lleven a generar numerosas soluciones para el
problema. Dos de los principios que deben guiar este proceso son el de cantidad y diversidad
(cuanto más mejor). Otro principio es el de aplazamiento del juicio para evitar mermar la creatividad
de generar soluciones.
Toma de decisiones
Se valoran las diferentes alternativas de solución. Se analizará cada alternativa anticipando las
consecuencias positivas y negativas. Además del análisis coste-beneficio, es importante considerar
aspectos subjetivos, perceptivos, religiosos, etc..
El marco conceptual utilizado por D’Zurilla es la teoría del control y la concepción cognitivo-
conductual del auto-control: a) ejecución, b) auto-observación (de la propia conducta y los
resultados), c) auto-evaluación (objetivo predichos y resultados), y d) auto-reforzamiento.
Los estudios sobre evidencia de eficacia de la TSP son numerosos. Es útil en: suicidio, fobia social,
problemas maritales, problemas padres-hijos, atención primaria, retraso mental en adultos con
problemas psiquiátricos, dolor de espalda, artritis, pacientes con heridas craneales, y en abuso de
drogas. También, más recientemente, en esquizofrenia, depresión unipolar, depresión geriátrica,
ansiedad generalizada, cuidadores, obesidad, cefaleas, cáncer, diabetes y agresores. En
depresión es muy efectiva. La TSP no resulta más efectiva que los tratamientos psicosociales, pero
si más que un placebo o ningún tratamiento.